COMISIÓN DIOCESANA PARA LA PASTORAL LITÚRGICA

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4 de junio
VIGILIA DE PENTECOSTÉS

MONICIÓN DE ENTRADA

Muy buenas noches, queridos hermanos. Bienvenidos a esta a esta Solemne Vigilia de
Pentecostés que nos introduce en la Fiesta que concluye y culmina la Pascua. Como los
discípulos reunidos en el cenáculo en oración en común, con María, la madre de Jesús, así
también nosotros aguardamos el don del Espíritu Santo. Las lecturas bíblicas de la Vigilia
nos presentan una visión muy rica de la misión del Espíritu Santo, que sigue actuando hoy,
y es el que nos ha movido a estar aquí, vigilantes, esperando su venida.

El Espíritu de Pentecostés nos empuja a dar testimonio de nuestra fe con la coherencia y la

valentía de nuestras palabras y de nuestras obras. Abrámonos a la acción del Espíritu y
comencemos con gozo esta celebración, entonando juntos el canto de entrada…

MONICIONES A LAS LECTURAS

PRIMERA LECTURA (Génesis 11, 1-9)

Mientras en Pentecostés, a partir de muchas lenguas, el Espíritu obra la unidad entre los
hombres, el libro del Génesis nos relata un acontecimiento que contrasta en lo absoluto:
Babel y la dispersión de las lenguas.

O bien:

Éxodo 19, 3-8a. 16-20b

Dios se manifiesta a Moisés en el Monte Sinaí, en medio de truenos, sonido de trompetas y

fuego: lenguaje que Lucas emplea para describir la irrupción del Espíritu en la primera
comunidad el día de Pentecostés.

O bien:

Ezequiel 37, 1-14

El Espíritu Santo es Señor y dador de vida. Ezequiel nos presenta esa visión en la cual Dios
infunde su Espíritu sobre huesos y éstos reviven, porque ahí donde todo parece muerte, el
poder del Espíritu Santo hace que exista vida.

O bien:

Joel 3, 1-5
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Joel anuncia que el Espíritu será derramado y profetizarán mayores y jóvenes: esta es la
explicación que da Pedro, en la mañana de Pentecostés, ante la evidencia de los carismas
del Espíritu.

SALMO RESPONSORIAL (Salmo 103)

Nos unimos al salmista para clamar esta noche a Dios que envíe sobre nosotros su Espíritu
Santo y renueve la faz de la tierra.

SEGUNDA LECTURA (Romanos 8, 22-27)

San Pablo en su carta a los romanos nos explica algunas de las funciones del Espíritu Santo,
además de las que ya escuchamos en las lecturas del Antiguo Testamento. Este Espíritu
clamará por nosotros también esta noche.

EVANGELIO (Juan 7, 37-39)

Jesús promete a los suyos que les enviará su Espíritu con la expresiva comparación de los
«torrentes de agua viva» que brotarán dentro del creyente.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Pidamos con fe a Jesucristo resucitado, que envíe su Espíritu, el fuego que calienta los
corazones, el viento recio que todo lo renueva, el padre de los pobres, el consuelo de los
tristes, la fuente de la más profunda alegría. Oremos diciendo: Jesús resucitado, envía tu
Espíritu Santo.

1. Para que el Señor siga derramando su Espíritu sobre el mundo; asista y fortalezca al
Papa Francisco, a nuestro Obispo Gustavo y a todos los pastores de la Iglesia.
Oremos.

2. Para que el Señor ilumine las mentes de los gobernantes y mueva sus corazones con
la luz y la fuerza del Espíritu de verdad. Oremos.

3. Para que el Espíritu Santo mueva los corazones de todos los cristianos a obrar en
favor de los más necesitados en nuestra sociedad. Oremos.

4. Para que todos los que estamos aquí reunidos, lleguemos a formar, según el deseo
de Jesús, un único redil, del que él sea guía y pastor. Oremos.

Escucha, Jesús resucitado, nuestra oración, y envía al Espíritu Santo que prometiste, para
que llene con su gracia nuestros corazones y renueve a la humanidad entera. Te lo
pedimos a ti, nuestro Señor, que has vencido al pecado y a la muerte, y vives y reinas por
los siglos de los siglos.
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5 de junio
SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

MONICIONES

ENTRADA

Sean bienvenidos, queridos hermanos, a la gran fiesta de Pentecostés, que, en griego,

significa «día quincuagésimo» o «cincuenta días después». Los cristianos celebramos hoy,
después de la Pascua-Resurrección de Jesús, su donación del Espíritu Santo, para que,
como los apóstoles, seamos testigos y constructores de una vida más plena en nuestras
comunidades. Iniciemos con gozo esta solemne celebración, cantando juntos…

PRIMERA LECTURA

La página que hoy leeremos en el libro de los Hechos de los Apóstoles es continuación de
la que leíamos el domingo pasado, con el episodio de la Ascensión, y nos narra el gran
acontecimiento que supuso para la primera comunidad la venida del Espíritu Santo.

SEGUNDA LECTURA

Escribiendo a los cristianos de Roma, Pablo subraya cuáles son las consecuencias de que un
cristiano esté lleno del Espíritu Santo, escuchemos atentos.

EVANGELIO

El Señor, en la última Cena, promete el don del Espíritu, que envió desde el Padre, después
de su resurrección. El Espíritu Santo, nuestro defensor, está siempre con nosotros.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Hermanos, dejémonos conducir por el Espíritu de Dios y pidamos con confianza por
nuestras necesidades. A cada intención respondemos: Escúchanos, Señor.

1. Por la Iglesia, comunidad de creyentes reunidos por el Espíritu Santo, para que
fortalecida y conducida por el mismo Espíritu sea un signo para el mundo del Dios
bueno y providente. Oremos.

2. Por nuestro Obispo Gustavo, para que en su ministerio pastoral resplandezca el

amor de Dios que busca que caminemos juntos a plenitud de la vida. Oremos.

3. Por nuestros gobernantes, para que, dejándose guiar por el Espíritu Santo,
encuentren soluciones justas y equitativas a las dificultadas por las que atraviesa
nuestra sociedad. Oremos.
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4. Por quienes se unen a la Cruz de Jesús, por medio del sufrimiento o el dolor, para
que el Espíritu de Dios que mantuvo de pie junto a la Cruz a María Santísima,
colme sus corazones y haga descubrir el sentido de su dolor. Oremos.

5. Por nosotros, para que renovados por el Espíritu Santo nos abramos a la obra nueva
que Él quiera realizar en nosotros mismos y así podamos ser auténticos testigos de
Cristo. Oremos.

Dios Padre, escucha las súplicas de tu pueblo, que lleno de alegría, ha recibido como don
tuyo, al Espíritu prometido. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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9 de junio
(Jueves después de Pentecostés)
FIESTA DE JESUCRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE

MONICIÓN DE ENTRADA

Celebramos la fiesta de nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote. Él, como
Sacerdote, es el mediador entre Dios y los hombres esta mediación, por su condición de
Dios y hombre, la ha ejercido de una manera plena y perfecta, sobre todo en su muerte y
resurrección. La Iglesia actualiza, a través de los tiempos, este único e irrepetible
sacerdocio de Cristo en la celebración de los divinos misterios de la eucaristía.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Levantemos ahora los ojos a Jesucristo, que es el camino que nos conduce hacia la vida, y
oremos: Señor Jesús, ten piedad de nosotros.

1. Por la Iglesia, por todos los que creemos en Jesucristo en el mundo entero. Oremos.

2. Por los que el Señor ha escogido de un modo especial para el servicio de la Iglesia;
el papa, los obispos, los presbíteros y los diáconos. Oremos.

3. Por los jóvenes que se preparan para el presbiterado, y por los que el Señor llama a
este camino y aun no se han decidido a responderle. Oremos.

4. Por los que no han recibido la luz del Evangelio, por todos los que no conocen a
Jesucristo. Oremos.

5. Por los que hoy nos hemos reunido aquí, en torno a la mesa de la Eucaristía.
Oremos.

Señor Jesús resucitado, escucha nuestra oración. Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos.
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12 de junio
SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

MONICIONES

ENTRADA

Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos; les damos una cordial bienvenida a
esta Eucaristía en la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Hoy glorificamos a Dios, que es
Padre, Hijo y Espíritu Santo; Dios trino y uno, que le da sentido a nuestra existencia. Con
un corazón abierto a la acción de la Santísima Trinidad, comenzamos esta Misa, entonando
juntos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

En el libro de los Proverbios, el sabio reflexiona sobre la creación cósmica y afirma que la
Sabiduría, personificada, ya existía antes que comenzara la creación de este mundo.

SEGUNDA LECTURA

Si la obra de la creación es admirable, más lo es la obra de la salvación. Pablo entona un

canto de alabanza a Dios en sus tres divinas personas. Escuchemos este canto.

EVANGELIO

En la Última Cena, Jesús promete a sus discípulos que les enviará al Espíritu Santo. Lo
hace con unas afirmaciones que destacan expresivamente la unión y el protagonismo de las
tres divinas Personas. Cantando el aleluya, preparémonos para escuchar este mensaje.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos a Dios Padre, que por Jesucristo nos ha revelado su amor y que escucha
complacido las súplicas con que el Espíritu intercede por nosotros. Después de cada
petición, decimos: Padre, escúchanos.

1. Para que en torno al Papa todos los cristianos dispersos por el mundo logremos
establecer esa unidad que Cristo quiere para su Iglesia. Oremos.

2. Para que Dios Padre ilumine con su Espíritu Santo a los que gobiernan nuestro país,
y puedan luchar por el bienestar de los menos favorecidos de nuestros
pueblos. Oremos.

3. Para que el amor del Padre, manifestado en su Hijo Jesús nos mueva a practicar la
caridad con todos aquellos más necesitados de nuestra sociedad. Oremos.
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4. Para que el amor que une al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo nos permita también,
a los que este día compartimos su banquete, ser uno para que el mundo crea en
Dios. Oremos.

Dios nuestro, tú que, por medio de Jesucristo, nos has justificado y en tu Espíritu Santo
nos has santificado, escucha la oración de tu pueblo y concédenos alcanzar el
conocimiento de la verdad plena. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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16 de junio
EL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

MONICIONES

ENTRADA

Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Les damos una cordial bienvenida a
esta celebración especial, la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es una
celebración que nos hace centrar nuestra atención agradecida en la Eucaristía como
sacramento en el que Cristo Jesús se nos da como alimento para el camino, para que
vivamos unidos a Él y aprendamos a amar como Él nos ha amado.

Pero, también debemos fijarnos en su prolongación, en la presencia permanente en medio

de nosotros del Señor Eucarístico, como alimento disponible para los enfermos y como
signo sacramental continuado de su presencia en nuestras vidas.

Invitados por Jesús a comer de su cuerpo, comenzamos con alegría esta celebración,
entonando juntos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

La lectura del libro del Génesis nos presenta a Melquisedec, quien, siendo sacerdote y rey
de Jerusalén, ofrece pan y vino y bendice a Abraham. Esta es una figura del sacerdocio de
Cristo, que nos ofrece su Cuerpo y su Sangre en la solemnidad que hoy celebramos.

SEGUNDA LECTURA

Pablo nos acerca más explícitamente al motivo de la fiesta de hoy: la Eucaristía. Él lo

recibió de la tradición y nos lo deja plasmado en la lectura que escucharemos a
continuación, para que la sigamos celebrando en memoria de Jesús.

EVANGELIO

Como quiera que el relato de la institución de la Eucaristía, en la Última Cena, ya lo hemos

escuchado de labios de Pablo, en el evangelio de Lucas se ha preferido recordar la escena
de la multiplicación de los panes, que era como una promesa y figura de lo que iba a ser la
Eucaristía para la comunidad cristiana. Escuchemos atentos.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Antes de disponer la mesa donde el Señor hará nuevamente presente su misterio pascual
que salva a todos, elevemos nuestras súplicas a Dios Padre con la plena confianza se ser
escuchados. Unámonos a cada petición diciendo: Escúchanos, Señor y acrecienta nuestro
amor.
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1. Por el Papa, obispos, sacerdotes y ministros del altar, para que sigan
transmitiéndonos la riqueza invaluable de ese gran tesoro de la Eucaristía, y
podamos seguir saboreando las delicias divinas del Cuerpo y la Sangre de
Cristo. Oremos.

2. Por los gobiernos del mundo, para que trabajen por dar a los puebles el sustento
necesario y digno. Oremos.

3. Por los que sufren hambre en el mundo, para que encuentren consuelo y fuerza en
Cristo, que se hace alimento para todos y se deja comer en la Eucaristía. Oremos.

4. Por los que este día participamos de esta solemnidad, para que el Cuerpo y Sangre
de Cristo que hoy comeremos nos una en familia y nos llene de amor hacia los
demás. Oremos.

Escucha, Padre santo, las súplicas de tu familia, reunida para celebrar el sacramento
pascual del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, y derrama sobre ella la abundancia del
Espíritu Santo para que, por la participación en tus dones, nuestra vida se convierta en
una continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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19 de junio
XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

MONICIONES

ENTRADA

Bienvenidos todos a la eucaristía, a la acción de gracias, de la comunidad. Hoy como

pueblo de Dios y como cristianos somos invitados a responder a una pregunta de Jesús:
¿Quién dicen ustedes que soy yo? Hoy, con nuestra presencia, nuestra oración y canto
vamos a proclamar nuestra fe y nuestro amor a Jesús. Entonemos juntos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

Dios derrama sobre sus hijos un espíritu de gracia y de perdón. Este Espíritu cambia los
corazones y ayuda a reconocer al traspasado, a Jesús, nuestro salvador, el servidor que sufre
y da una nueva identidad a sus seguidores. Escuchemos atentos.

SEGUNDA LECTURA

Por el bautismo somos hijos de Dios y herederos de sus promesas. Por el bautismo somos
incorporados al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia e incorporados al misterio de la muerte y
resurrección de Cristo. Bautizados en Cristo somos vestidos de Cristo: vestidos con su
amor, su paz y su gracia. Escuchemos.

EVANGELIO

Hoy somos llamados al seguimiento de Jesús. Y seguirle es tarea de cada día. Es mucho
más que un entusiasmo pasajero, es aceptar su destino en la cruz y cargar con nuestra cruz.
¿Quién es Jesús? ¿Quién soy yo? Pongámonos de pie para recibir la Buena Noticia del
Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Padre, hoy tu Hijo nos llama a seguirle, pero nuestra debilidad nos hace aplazar la cita:
Hoy te pedimos que nos ayudes a levantarnos y retomar el camino tras Él. Digamos:
Ayúdanos a seguirte, Señor.

1. Por la Iglesia: el Papa, obispos, sacerdotes y laicos, para que, al reconocer a Jesús
como el Mesías, revestidos de él por el bautismo, sigamos luchando para que el
mundo entero le reconozca como su redentor y salvador. Oremos.
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2. Por quienes han sido elegidos de entre los pueblos para encargarse de su dirección y
gobierno, para que, con acierto y decisión, promuevan el progreso y el desarrollo, la
justicia y la paz. Oremos.

3. Por los que van por este mundo cargando una cruz sin Cristo: enfermos,
encarcelados, inmigrantes, indigentes y tantos hermanos nuestros que sienten
pesada su cruz y sin sentido por llevarla sin Jesús, para que, acercándose al Mesías,
redentor, encuentren también el sentido de la cruz. Oremos.

4. Por todos los que hoy participamos de esta celebración eucarística, para que
reconozcamos a Jesús como nuestro Maestro, Guía, Salvador y Redentor, y estemos
siempre dispuestos a seguirlo, asumiendo el reto de cargar con nuestra propia
cruz. Oremos.

Padre, concede a tu pueblo todo aquello que confiado te solicita. Por Jesucristo nuestro
Señor.
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24 de junio
(Viernes posterior al segundo domingo de Pentecostés)
EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

ORACIÓN DE LOS FIELES

Oremos a Dios, nuestro Padre. Él nos llena de amor y misericordia por medio de Jesús, su
Hijo. Con fe y confianza, presentémosle nuestras necesidades y las de toda la humanidad,
diciendo: Escúchanos, Padre.

1. Por la Iglesia entera, nacida del corazón de Cristo y fecundada por la sangre de su
cruz. Oremos.

2. Por todos los hombres y mujeres del mundo, llamados por Dios a vivir en la
fraternidad y la concordia. Oremos.

3. Por todos los que sufren los dolores y las angustias de la vida; por los que no
encuentran quien les acompañe en la dureza de su camino. Oremos.

4. Por los que han muerto; especialmente, por nuestros familiares y amigos difuntos.
Oremos.

5. Por nuestra parroquia (comunidad) N., convocada por Jesús para ser signo vivo de
su amor. Oremos.

Padre, que en Jesús nos has mostrado tu misericordia: escucha ahora nuestras peticiones
y llena el mundo entero con tu bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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26 de junio
XIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

MONICIONES

ENTRADA

Terminado el tiempo pascual y después de haber celebrado las fiestas de la Santísima

Trinidad y el Corpus, iniciamos el tiempo Ordinario, en los que, semana tras semana,
vamos a seguir la predicación y la actuación de Jesús, según nos relata el evangelio de san
Lucas. En este domingo, se nos invita a confesar quién es Jesús para nosotros y qué implica
seguirlo. Dispongámonos a celebrar estos sagrados misterios entonando todos, el canto de
entrada. De pie.

PRIMERA LECTURA

En la primera lectura, escucharemos al profeta Elías que llama a Eliseo para que sea su
sucesor.

SEGUNDA LECTURA

San Pablo nos invita a vivir según el mismo Espíritu Santo por el que hemos sido llamados
a una vocación determinada, para actuar con libertad amando a nuestros hermanos.

EVANGELIO

Hoy leemos un pasaje importante en el Evangelio de san Lucas. Jesús decide ir a Jerusalén,
y durante el camino, les habla a sus discípulos de las condiciones para seguirle.

ORACIÓN DE LOS FIELES

Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones, para que podamos
alegrarnos al recibir su ayuda. Contestaremos a cada petición: Escucha, Señor, nuestra
oración.

1. Con toda la Iglesia, supliquemos por los ministros ordenados, por los religiosos y
los fieles laicos. Que con ánimo alegre puedan vivir su propia vocación y
correspondan así al llamado de Dios. Oremos.

2. Con todos los habitantes del mundo, pidamos por nuestros gobernantes. Que fieles
también a su vocación y misión respondan a las necesidades que hay en cada nación
y en cada pueblo. Oremos.
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3. Con todos los que prestan sus servicios en clínicas y hospitales, en cárceles y
ancianatos, roguemos por los enfermos, los reclusos y los ancianos. Que sientan
cercano el consuelo que viene de Dios. Oremos.

4. Con todos los que nos formamos en la escuela del Maestro Jesús, encomendemos a
nuestras familias y a quienes no han podido venir a esta celebración. Que estemos
dispuestos a dejarlo todo para poderlo seguir. Oremos.

Dios nuestro, que nos has llamado para celebrar tus sacramentos, escucha nuestras
oraciones y mantén nuestra libertad con la fuerza y la suavidad de tu amor, para que
nunca disminuya nuestra fidelidad a Cristo en el generoso servicio a nuestros hermanos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.