C. Gil, Los Orígenes de Jesús
C. Gil, Los Orígenes de Jesús
C. Gil, Los Orígenes de Jesús
Carlos GIL*
Jesús nació el año 748 de la fundación de Roma, lógica. La afirmación de la virginidad de María (idea
lo que equivale aproximadamente al 5 antes de iniciada por Justino e Ireneo de Lyon en el siglo II, y
nuestra era. Sin embargo, Dionisio el Exiguo, monje desarrollada por Clemente de Alejandría y Orígenes
que vivió entre los siglos V y VI, calculó errónea- en el siglo III) dificulta o imposibilita a algunos in-
mente que fue el 753 de la fundación de Roma; a vestigadores aceptar el sentido inmediato del tér-
partir de entonces, la datación histórica de acuerdo mino «hermano/a» (adelphos, adelphé) y prefieren
al nacimiento de Jesús arrastra un desfase de unos traducir por «hermanastro/a» (como aparece en Epi-
cinco años. fanio) o «primo/a» (como defiende Jerónimo), senti-
dos posibles, por otra parte, de acuerdo al uso en la
Jesús nació probablemente en Nazaret, aunque
tradición bíblica. Sin embargo, lo que es indiscuti-
este es también un dato de difícil verificación. Si
ble es que para los primeros seguidores de Jesús,
bien los evangelistas Mateo y Lucas sitúan el naci-
hablar de los «hermanos» y «hermanas» carnales de
miento en Belén, podría tratarse de una construc-
Jesús no causó ningún problema (cf. Mc 3,31-35 y
ción teológica para enlazar a Jesús con la dinastía
par.; 6,3 y par.; Gal 1,19; 1Cor 9,5), puesto que no
davídica (cf. Miq 5,1-3; 1Sm 16,1-13), ya que ellos
sustituyeron este término por otro que no significa-
mismos presentan a Jesús como «nazareno» (Mt 2,
ra «hermano carnal» (como «primo», anepsios; cf. Col
23; Lc 1,26; Hch 24,5) y Belén no aparece mencio-
4,10). Incluso después de la composición de los tex-
nado en el primer evangelio (donde «su casa» se si-
tos evangélicos y las cartas de Pablo, el obispo de
túa en Galilea: Mc 1,9; 3,20; 6,1-6).
Jerusalén Hegesipo (s. II) subraya el carácter carnal
de los «hermanos» de Jesús (Eusebio de Cesárea,
Historia Eclesiástica II, 23,4; III, 19 y 20,1), distin-
1. LA FAMILIA DE JESÚS guiendo los «hermanos de Jesús» de los «primos de
Respecto de su familia, tampoco las fuentes Jesús» (Eusebio de Cesárea, Historia Eclesiástica IV,
ofrecen datos muy claros, más allá de ciertas gene- 22,4), Más adelante todavía, Tertuliano, a finales
ralidades. La madre de Jesús, sus hermanas y del siglo II e inicios del II, en su polémica contra
hermanos, son mencionados en diferentes momen- Marción, defendió con claridad el carácter carnal y
tos en las fuentes canónicas y extracanónicas. Su real de los «hermanos de Jesús» (vere mater et fra-
padre, sin embargo, apenas es mencionado (más tres eius: Tertuliano, Adversus Marcionem IV, 19).
allá de los relatos de la infancia; Mt 1,25); ni siquie- Desde un punto de vista puramente histórico, esta
ra el dato de su profesión (tektôn, carpintero o alba- opinión no podría ser descalificada.
ñil [ver más abajo]) resulta seguro, puesto que es un Respecto a un posible matrimonio de Jesús, na-
cambio que introduce el evangelista Mateo (Mt 13, da dicen las fuentes. Algunos autores, con más sen-
55: «este es el hijo del carpintero») a Mc 6,3 («este es sacionalismo que datos históricos, han querido ver
el carpintero») para evitar identificar a Jesús como en algunas referencias gnósticas (Evangelio de Feli-
carpintero. pe, 55; Evangelio de María, 10) datos para afirmar
Un dato importante es la polémica que reflejan un matrimonio entre Jesús y María Magdalena. Sin
algunos textos (Mc 3,20-21.31-35 y par.) entre Je- embargo, además de fuentes tardías, su tenor sim-
sús y su familia (madre, hermanos y hermanas). bólico y figurativo impide sacar tales conclusiones.
Aunque podría reflejar una controversia cristiana Otros autores (W. Phipps) han interpretado este si-
entre diferentes grupos de seguidores, es impensa- lencio como una afirmación tácita del matrimonio
ble que un texto tan duro fuese creación posterior de Jesús, partiendo de la extrañeza del celibato pa-
(máxime cuando la tendencia fue suavizar su dure- ra un judío piadoso como Jesús y de los testimonios
za; ver la versión de Mt 12,46ss que omite la dura de los matrimonios de Pedro y otros apóstoles (1Cor
afirmación de Mc 3,21). Es plausible suponer que, 9,5). Sin embargo, este silencio de las fuentes es in-
aunque posteriormente su familia se unió al grupo terpretado por otros autores (J. P. Meier) como una
de seguidores (cf. Hch 1,14), al inicio tuvo dificulta- negación tácita del matrimonio de Jesús, basándose
des para aceptar su vida desarraigada y vagabunda. en las abundantes alusiones a la familia de Jesús
sin esposa, a los modelos de celibato en el judaísmo
Un aspecto discutido en la investigación sobre la (esenios o terapeutas), a los modelos proféticos (Jr
familia de Jesús ha sido la existencia de hermanos 16,1-4), a los testimonios de algunos rabinos que
y hermanas, ejemplo de la dificultad de poner en renunciaron al matrimonio (como Simeón ben Az-
diálogo los datos históricos y su interpretación teo- zai), a modelos paganos (Epícteto o Apolonio de
2 LOS ORÍGENES DE JESÚS
Tiana). En este último sentido, la ausencia de refe- alusiones en las fuentes a palabras o expresiones
rencias conclusivas sobre este aspecto de la familia arameas, cuando los lectores de esas obras tardías
de Jesús es coherente con otras opciones de Jesús ni conocían esta lengua (cf. Mc 5,41; 7,34; 14,36;
que resultaron voluntariamente estigmatizantes 15,34; Gal 4,6; Rom 8,15; etc.).
(como el abandono de casa, familia, posesiones, fu-
La educación de un niño en Galilea en tiempo de
turo, estatus, honor, etc.), con algunos dichos de
Jesús es una cuestión difícil de resolver porque las
Jesús (Mt 19,12: «hay quienes se hacen eunucos
fuentes que nos hablan de ello son tardías (siglos II
por el Reino de los cielos») y con la comprensión de
al V). Los estudiosos se han movido en este punto
su misión mesiánica. En cualquier caso, sigue sien-
entre dos extremos: por una parte, la aceptación
do una cuestión abierta que exige un tratamiento
para Galilea del bajo nivel de escolarización y de
riguroso y no superficial de las fuentes.
educación de acuerdo al de todo el Mediterráneo; y,
Por último, respecto a la relación con su familia, por otra, la adhesión a los datos que la Misná (s. II
los investigadores coinciden básicamente en conce- d.C.) y el Talmud (s. V d.C.) ofrecen sobre la escola-
der bastante credibilidad histórica al dato que apor- rización generalizada y el alto nivel de lectura. Por
ta el evangelista Marcos (cf. Mc 3,20-21.31-35): su su parte, los textos bíblicos que nos informan apa-
familia, al inicio, le tuvo por loco y mantuvo con él rentemente sobre la capacidad de lectura de Jesús
una relación tensa y quizá distante; es impensable son vistos generalmente como textos que reflejan la
que este dato fuese una creación pospascual cuan- situación pospascual y que son difícilmente aplica-
do la tendencia fue, precisamente, suavizar la dure- bles a Jesús (cf. Lc 4,16-30; Jn 7,15; 8,6).
za de estas afirmaciones. De esa relación tensa da
Sin embargo, varios datos apuntan a la existen-
cuenta la serie de dichos sobre las disensiones fa-
cia de un cuidado esmerado por el aprendizaje de la
miliares (cf. Lc 12,51-53 y par.) o sobre la renuncia
lectura en el sido I d.C. (no así de la escritura, en-
a la familia para la condición de seguidor (cf. Lc 14,
tendida como una labor profesional). En primer lu-
26). Probablemente, tras la pascua de Jesús, su ac-
gar, los abundantes restos arqueológicos que mues-
titud cambió y pasaron a formar parte del grupo de
tran grabados en arameo en objetos de uso coti-
seguidores en Jerusalén (cf. Hch 1,14), incluso has-
diano, como jarras, platos y cerámica en general.
ta tener un rol de liderazgo (cf. Gal 1,18-19; Hch
En segundo lugar, el aprecio sin parangón que los
12,17).
judíos tenían a la Sagrada Escritura, a la que vincu-
laban su identidad, su pertenencia y su modo de
vida, exigía una capacidad mayor que los pueblos
2. EDUCACIÓN
de su entorno para relacionarse con ella mediante
Palestina era una región plurilingüe; conserva- la lectura; este aprendizaje se llevaba a cabo tanto
mos de la época de Jesús restos de inscripciones y en la propia casa como en la escuela sinagogal o
documentos escritos bien en griego, bien en hebreo, «casa del libro» (bet ha-sefer); algunos estudiantes
bien en arameo. Esto no quiere decir, evidentemen- destacados podían proseguir estudios en la «casa de
te, que todo el mundo hablara todas las lenguas; en interpretación» (bet ha-midras). Así, aunque la esco-
realidad cada una tenía sus ámbitos propios de uti- larización no fuese una necesidad para la vida coti-
lización; el latín para las élites romanas, el griego diana ni un fenómeno generalizado, es plausible
para las transacciones económicas y para las gentes (incluso muy probable) que en Palestina y Galilea
urbanas de las ciudades palestinas, el hebreo para los niños del tiempo de Jesús recibieran una capa-
la élite judía y la liturgia del Templo, el arameo para citación para la lectura superior a la de otros pue-
la mayoría de los judíos en ámbitos rurales. Este blos mediterráneos.
panorama y las alusiones en las fuentes ha llevado
Por último, los datos indirectos sobre las conti-
a los estudiosos a concluir que Jesús hablaba gene-
nuas discusiones de Jesús con escribas y fariseos,
ralmente arameo y que enseñaba en esta lengua.
aunque sean elaboraciones tardías de sus seguido-
Probablemente, como otros judíos galileos que se
res, apuntan un escenario que es plausible históri-
habían tenido que relacionar laboralmente con ciu-
camente: Jesús pudo discutir con los letrados sobre
dades como Séforis, tenía un escaso dominio del
cuestiones referidas a la Sagrada Escritura, lo que
griego y, aunque podría hacerse entender en esta
confirmaría el escenario presentado; Jesús tenía
lengua, no lo utilizó para su actividad misionera.
una capacitación suficiente para la lectura del he-
Por último, es probable que aprendiera algo de he-
breo y el arameo. El contexto más probable de esta
breo en la sinagoga de Nazaret, y que lo utilizara
educación de Jesús es el de la escuela sinagogal de
ocasionalmente en la liturgia sinagogal o en algún
Nazaret, unas instituciones que comenzaron a ge-
debate con escribas jerosolimitanos. Por tanto, lo
neralizarse a partir de la época de Jesús. No es pro-
más probable es que Jesús hablara arameo y utili-
bable, sin embargo, que Jesús prosiguiera sus es-
zara esta lengua para dirigirse a sus discípulos y a
tudios en la «casa de interpretación».
la gente de Galilea. Así lo confirman las repetidas
! LOS ORÍGENES DE JESÚS! 3
al casarse con Herodías, mujer de su medio- pótesis posible, aunque no se puede demostrar fá-
hermano. Ahí estaba la raíz de los males que con- cilmente. El mensaje de denuncia de la injusticia,
llevarían la destrucción de Israel. Su retirada al de- de renovación existencial y ética, de nuevo comienzo
sierto, fuera de la tierra de Israel, y el signo del bau- para Israel, de preparación para la posterior inter-
tismo en el Jordán sugieren que Juan simbolizaba vención de Dios (directamente o a través de su Me-
con ello una nueva entrada en la tierra (rememo- sías) pudo ser enormemente atractivo para Jesús,
rando la entrada de Moisés y Josué; cf. Dt 34,1-12; como para otros jóvenes judíos devotos y enraizados
Jos 1,1-5), una renovación para tomar justa pose- profundamente en la tradición religiosa de su pue-
sión de la herencia de Dios a su pueblo. blo. Es difícil explicar el hecho histórico del bautis-
mo de Jesús (dato que pocos estudiosos niegan, en
La respuesta de los poderosos, a quienes iba di-
unión con la retirada de Jesús al desierto y su prác-
rigido primeramente su mensaje (saduceos, sacer-
tica bautismal) si no es como inicial asunción por
dotes, herodianos), fue más bien pacata: la mayoría
parte de Jesús del proyecto de Juan (o porque ini-
le rechazaron, colaborando probablemente en su
cialmente coincidieran ambos).
detención y muerte, aunque algunos reaccionaron
positivamente (cf. Mt 3,7). Este hecho y el efecto po- Sin embargo, la tradición que sus seguidores
sitivo en las clases bajas judías debieron generar, transmitieron sobre los inicios de la misión de Je-
además del lógico rechazo de los dirigentes judíos, sús, reorientó el dato histórico del bautismo para
cierta expectativa de cambio y, quizá, la esperanza comunicar un contenido nuevo que habían ido des-
de que, tras su misión, alguien (o Dios mismo) lle- cubriendo a lo largo de la vida de Jesús; su expe-
vara a término su tarea transformando Israel en riencia de Dios. Este es el corazón del relato del
una nación justa y santa. Es lo que se puede ex- bautismo que han recogido las fuentes cristianas.
traer de su anuncio sobre «otro más fuerte» que él En él se subraya insistentemente una experiencia
(cf. Mc 1,7-8 y par.). vocacional de Jesús: Dios le amaba como se ama a
un hijo único (cf. Mc 1,11 y par.) y esa experiencia
En cualquier caso, de su anuncio destaca la au-
le arrojó a vivir de acuerdo a lo que ahí descubrió de
sencia de interés por crear un movimiento de segui-
Dios. De diferentes modos, los relatos del bautismo
dores o una escuela que viviera de acuerdo a unas
de Jesús sostienen unos datos importantes. En
normas éticas más elevadas con las que dar ejem-
primer lugar, que esa experiencia de Dios original
plo. Su mensaje está pensado para que, tras el acto
de Jesús consistió en descubrir un rostro de Dios
del bautismo con el que simbolizaba el arrepenti-
que es, por encima y más allá de cualquier otro,
miento, cada judío volviera a su vida cotidiana e in-
amoroso e incondicional. En segundo lugar, que Je-
tentara con su nueva actitud de justicia y piedad un
sús interpretó esa experiencia como llamada, como
Israel digno de Dios. Sin embargo, algunos de aque-
vocación a transmitir lo que acababa de descubrir,
llos oyentes colaboraron con su misión siguiéndole
que expresó con la idea del «reino de Dios». En ter-
y llevando una vida similar; se hicieron discípulos
cer lugar, que concibió su vida y misión como la
(cf. Mt 11,2; Lc 11,1; Jn 1,35; 3,25; 4,1). Su vida se
presencia actuante de Dios en la historia y, aunque
caracterizaba por unas prácticas ascéticas y de pie-
quizá más adelante, como el momento definitivo y
dad (ayuno y oración; cf. Mc 2,18 y par.) que tenían
decisivo de la historia de la salvación. En cuarto lu-
como finalidad, probablemente, simbolizar su espe-
gar, que se vio lleno del Espíritu de Dios para asu-
ranza en la llegada del «más fuerte» o en la interven-
mir una tarea que conllevaría una absoluta identifi-
ción definitiva de Dios. La existencia de este grupo
cación de Jesús con el Padre hasta valorar esa mi-
se extendió bastante en el tiempo y en el espacio (cf.
sión como mayor y más importante que su vida. Y
Hch 19,3), caracterizándose por una visión y prácti-
en quinto lugar, que esta nueva experiencia trans-
ca profética que pudo encontrar muy buena acogi-
cendía sus propias expectativas y que el proyecto de
da, en un primer momento, por parte de Jesús.
Juan, de haberlo asumido resultaba ya insuficiente.
Así lo transmitieron sus discípulos y, probable-
5. LOS INICIOS DE SU VOCACIÓN mente, así mostraron una realidad cuyo alcance
real es difícilmente comprensible e imposible de
Las fuentes ofrecen algún dato para afirmar la demostrar, más allá de la coherencia de esa inter-
gran estima que Jesús tenía por Juan y su misión pretación con los datos de la vida y muerte de Je-
(cf. Mt 11,7-15; Mc 9,9-13; 11,27-33), así como la sús. En cualquier caso, esta explicación que per-
posible relación de ambos: algunos textos sugieren manece en las fuentes es coherente y plausible para
la presencia de discípulos de Juan en el grupo de comprender la vocación y el itinerario de Jesús de
discípulos de Jesús (cf. Jn 1,35-39) y, quizá, la Nazaret, su mensaje y sus obras, su entrega y su
práctica bautismal del mismo Jesús con algunos del trascendencia histórica.
grupo de Juan (cf. Jn 3,22-26). Estos datos han lle-
vado a algunos estudiosos a presentar los inicios de
la vida de Jesús como discípulo de Juan; es una hi-
! LOS ORÍGENES DE JESÚS! 5
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GIL, C., «Los orígenes de Jesús», en AGUIRRE, R., BER-
NABÉ, C. GIL, C., Jesús de Nazaret (Qué se sabe de…, 1),
Estella, Verbo Divino, 2011, p. 53-64.