Afinación Bateria

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.:Afinación de la batería y tipos de parches :.

http://www.xlavida.com.ar/afinbateria.htm
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De todos es sabido que, aparte de los muchos modelos de baterías existentes en


el mercado, también existen numerosos tipos de parches. Es recomendable
cambiar los parches originales de los elementos de la batería que adquieras por
otros de mejor calidad, así como invertir un tiempo en buscarle la afinación.
¿Qué tipo de parches es mejor para cada caso?, ¿Cómo podemos conseguir la
afinación que buscamos?, ¿Existe alguna técnica para lograrlo?, ¿Quién
quedará campeón de liga el año próximo?. A algunas de estas preguntas,
no todas, os responderemos a continuación.

Los tipos de parches.

Antes que nada hay que dejar claro que hay tres marcas diferentes: Remo, Evans
y Attack; lo único en que se diferencian unas de otras es en el tipo de fabricación,
puesto que el tipo de plástico utilizado es muy parecido. En realidad las diferencias
se encuentran en cómo van pegados, pero todos te ofrecen la misma gama de
sonidos. En lo sucesivo voy a hacer mención, principalmente, a los modelos de
Remo, ya que son los más utilizados y sirven de referencia a los demás.
La clasificación entre ellos es la siguiente: doble capa, una capa y los raros. En
esta última sección incluiremos todas aquellas variantes entre unos y otros, así
como los que han utilizado otro tipo de materiales para su fabricación.
Los parches de doble capa se clasifican en gruesos y finos. Hay que destacar que
estos parches siempre se han conocido como "parches de aceite", pero el único
parche de doble capa que tiene aceite entre ellas es el modelo Hidraulic de Evans.
El resto no tiene aceite, sin embargo es una manera de clasificarlos que ha
cuajado tanto, que hasta en los catálogos de Remo se encuentran anunciados
como "parches de aceite" pese a no usarlo en su fabricación.

Los parches de doble capa gruesos (el modelo Pin Stripe), se caracterizan por
tener dos capas de un plástico grueso especialmente tratado, así como un anillo
negro. Desde ese anillo al exterior las dos capas van pegadas y, desde el anillo al
centro, las dos capas van superpuestas una sobre la otra. Este tipo de parche está
indicado para afinaciones más bien graves, ofreciendo un sonido grueso y
envolvente. El hecho de tener el borde pegado le mata un poco el armónico y el
brillo, siendo relativamente sencillo de afinar y encontrar sonido.
En el apartado de los finos de doble capa (modelo Emperor) nos encontramos con
dos capas más finas que en el Pin Stripe y éstas no van pegadas en el extremo
como en el caso anterior. Este parche suena también envolvente y grueso, pero
no tan oscuro como el anterior. Es apto para afinaciones un poco más agudas y
posee más brillo y armónico. De la misma manera se hace un poco más trabajoso
controlar ese armónico y encontrar la afinación, pero es un esfuerzo que merece la
pena si queremos conseguir un sonido más brillante y con cuerpo.
Los parches transparentes de una capa (Ambassador) son muy dóciles al impacto
de las baquetas, enviando automáticamente el aire al parche inferior. Se consigue
un sonido con una respuesta muy rápida pero con muchos armónicos, ya que el
aire no encuentra ningún elemento que lo filtre, como puede ocurrir con uno de
doble capa. Se caracterizan por tener un sonido muy claro y directo, afinaciones
altas, pero también por tener los armónicos más difíciles de controlar y por ser
más complicada su sonorización en directo. Vamos, un dolor de cabeza para los
técnicos de sonido.

Este tipo de parches, en concreto los más finos, son los más recomendables para
usar como parche bordonero o inferior, puesto que no reciben impacto de
baquetas y se encargan de aportar el principal tono del timbal. El parche de arriba
también aporta tono, evidentemente, pero éste no debe servir como referencia, ya
que está constantemente cediendo en cada toque de baqueta y, por tanto,
variando el tono.
Entramos ahora a analizar los parches blancos de una capa, que son los más
utilizados en cajas; últimamente su uso en los timbales se vuelve a abrir camino.
Se trata de una capa de plástico impregnada con una pintura blanca granulada por
encima. Esto se nota cuando se desgasta la pintura, porque aparece debajo la
capa de plástico. Este parche (Coated) se comenzó a usar debido al uso de las
escobillas por parte de los baterías de Jazz, ya que necesitaban una reacción por
parte del parche al barrido de éstas y con un parche liso no se podía lograr ese
efecto. Este tipo de parche le aporta al sonido un notable brillo, así como más
definición, desplazando la sensación de plástico, ya que se acerca más al sonido
de la piel.
Estos modelos, utilizados en los timbales, les aportan un sonido más natural y
directo, siendo más fáciles de afinar que los transparentes. Sin embargo no
ofrecen las características de cuerpo que aquellos, aunque sí aportan un volumen
y un brillo destacable. Por defecto son sonidos muy abiertos, que tendemos a
asociarlos con grabaciones antiguas. Sin embargo yo reto a cualquier especialista
en la materia a que se atreva a reconocer el tipo de parches utilizados en
cualquier grabación, me juego mi sueldo a que no va a saber concretar entre unos
y otros. Este tipo de cosas no sólo entran por el oído, sino también por la vista.
Dentro de las rarezas se encuentran los parches de piel (En Remo, los Legacy),
que se utilizan para conseguir otro tipo de sonido, éste sí, más natural. También
hay otros modelos en los que, sin llegar a ser de piel, se impregna la capa de
plástico con una capa de pintura con más pelo y rugosidad.
Evans también fabrica unos parches de doble capa (finas), pero con la capa
superior blanca rugosa (los G2 Coated), aportando un poco más de envolvente en
el sonido, como una doble capa, pero con la definición y brillo del blanco rugoso
de siempre.
También podéis encontrar en el mercado una larga serie de parches diferentes,
como los Black Center, que tienen un refuerzo en el centro en forma de círculo
negro, así como otros modelos de colores (negros, plateados, etc). Estos parches
no son más que variantes puntuales de las clasificaciones que anteriormente os
he comentado.
Me he dejado para el final los del bombo, ya que siempre se han venido utilizando
los parches de doble capa, aderezados con toda suerte de espumas, mantas o
demás artificios para conseguir controlar el armónico que se produce en cascos
tan grandes. Es algo que todos hemos hecho en alguna ocasión, pero que no es
muy recomendable, ya que se resta capacidad al bombo afectando directamente a
sus cualidades de volumen y cuerpo. No obstante se ha visto aceptado
popularmente debido al notable control de ese nivel de armónicos indeseado.
La aparición de los denominados muffle tuvo gran éxito, ya que controlaban
mucho mejor esos temidos armónicos sin restar casi nada de la capacidad del
bombo. Estos "parches" se instalaban antes que los del bombo y consistían en
una "bandeja" que alojaba un anillo de espuma, destinado a apoyarse en el parche
al ser instalado el parche principal. De esta forma se mantenía intacta la
capacidad del bombo consiguiendo absorber los armónicos. Sin embargo el
volumen sonoro también se vio afectado, ya que el parche se encontraba con un
elemento exterior que limitaba su respuesta.
Es por ello por lo que ha aparecido últimamente un tipo de parches que controlan
el armónico sin restar ni un ápice del volumen del bombo ni de la respuesta natural
del parche. Consiste en un anillo de plástico, del mismo material que el resto del
parche y siguiendo la misma idea del muffle, pero éste va unido de fábrica al resto
de las capas del parche original, con lo que la absorción de armónicos se produce
de una manera controlada. Os recomiendo vivamente su uso, en lugar de llenar el
bombo de guarrerías, ya que también tenéis muchas variantes en cuanto a capas
del anillo y demás.

¿Cada cuánto tiempo cambio los parches?

En realidad no hay un tiempo determinado de vida de un parche. Evidentemente


depende de los palos que le metas y de tu propia manera de tocar. Si eres de los
que estudias, ensayas y tocas en directo muy a menudo, seguramente en un par
de meses tendrás los parches lo suficientemente desgastados como para que
hayan perdido el brillo. De la misma manera, si tu forma de tocar es de esas que
parece que estás clavando las baquetas en los parches, vete preparando el
monedero si no estás dispuesto a tocar de otra forma (yo que tú mejoraba esa
manera de tocar).
Si tienes una grabación cerca, no lo dudes y cámbialos todos. De esta forma
conseguirás que el brillo de toda la batería guarde una cierta relación. Pero
recuerda que no sirve de mucho cambiarlos el día antes, ya que eso te va a
ocasionar más problemas que beneficios. Los parches, como veremos más
adelante, necesitan asentarse y ceder hasta lograr el punto óptimo de sonido.
Es recomendable, en cualquier caso, mantener los parches relativamente nuevos,
dado que el sonido general del tu instrumento se va a mantener en los mejores
niveles. Si quieres hacer la prueba deja que se desgasten mucho antes de
cambiarlos y luego me cuentas cómo suena tu batería con los nuevos.

El cambio de parche.

La cosa es más seria de lo que parece. Más de uno se limitará a quitar el antiguo y
poner el nuevo, pero conviene detenerse un poco más en el proceso para alargar
la vida del parche primero y la de la caja o timbal después.
Antes de proceder, vamos a enumerar los utensilios que debéis tener a mano y
que os serán de mucha utilidad en todo el proceso: una llave de afinar, un medidor
de tensión de los tornillos tensores, grasa consistente, un par de trapos, un líquido
tipo limpiacristales o algo parecido y los parches nuevos, lógicamente.
Es muy común que os dé pereza cambiar los parches, ya que habéis conseguido
una afinación en los antiguos que os resulta agradable y con la que os sentís
identificados. Por ello es de especial utilidad medir la tensión de los tornillos en los
parches viejos y apuntarla. De esta manera vais a poder tener una referencia
bastante fiable de cómo debéis apretar los tensores en los parches nuevos, para
que el resultado se parezca bastante al sonido que ya habéis logrado. De todas
formas veremos que éste es un dato aproximado, nunca exacto, pero es una
referencia fundamental.

1. Aflojar los tornillos.

Los tornillos tensores han de moverse con cierta facilidad. Si al destensarlos


notáis una sensación arenosa es señal de que el engrase de las hembras ha
desaparecido, con lo que debéis tener un cuidado extra con ellos. Si no andáis con
pies de plomo es probable que desgastéis demasiado la rosca del tornillo o de su
hembra, limitando la función tensora que poseen: vaya una gracia el cargarse la
capacidad de afinar una parte de la caja, con la pasta que cuestan ¿verdad? Así
que, ya sabéis: no tengáis ninguna prisa y aflojad los tornillos muy despacio.

2. Limpiar los tornillos.

Una vez que los tengáis fuera, coged un trapo y limpiad bien cada uno de ellos. Es
probable que cuando miréis el trapo os quedéis muy sorprendidos de la cantidad
de peligrosas partículas que habéis sacado. Que eso os sirva de aviso y de guía
para limpiar a conciencia el resto de los tornillos.

3. Engrasar los tornillos y tensores.

Ahora que los tenéis todos limpitos, conviene engrasarlos antes que nada. No son
muy recomendables los aceites líquidos o semilíquidos, pues acaban chorreando
por todos lados, dejándoos el instrumento hecho un asco así como a vosotros
mismos y todo lo que os rodea. Es preferible utilizar grasa consistente, la cual
podréis localizar en cualquier taller mecánico, pues allí la utilizan mucho para
engrasar rodamientos y cosas así. Os aconsejo que acudáis a uno de confianza
con un simple bote de los que contienen los carretes de fotos y que os lo llenen
por la mitad. Con eso tenéis más que de sobra para engrasar todos los tornillos de
la batería y las baterías de varios colegas.
Tampoco es necesario vaciar un bote en cada tensor, basta con que mojéis la
punta de un palillo en ella y depositéis una gota en una de las primeras señales de
la rosca, en la hembra del tensor. Al atornillar, el propio tornillo se encargará de
repartir la grasa por todo el tensor.
4. Limpiar el aro y el casco.

Pero antes de atornillar debéis limpiar también el aro, pues podréis observar cómo
la suciedad se ha ido acumulando por la parte interior, quedándose pegada.
Generalmente a poco que rasquéis sale, pero no os lo recomiendo, porque podéis
mellar sin querer el aro lo suficiente como para que éste melle, a su vez, al parche.
Es preferible que mojéis un trapo en limpiacristales (por ejemplo) y frotéis con él.
La suciedad saldrá mucho más fácilmente, manteniendo toda la integridad del aro.

Tampoco olvidéis limpiar bien la zona del casco en la que va a apoyar el nuevo
parche y evitad también que haya partículas de suciedad que se queden dentro de
la caja o el timbal.
Cuando lo tengáis todo limpio y bien engrasado, ya podéis colocar el nuevo
parche sobre el casco y el aro encima. De momento es conveniente que los
tornillos los apretéis a mano, justo hasta el punto en que tengáis que utilizar la
llave de afinar. De esta manera habréis aplicado una tensión muy parecida a cada
tornillo.

5. La afinación.

Para empezar debéis tensar los tornillos hasta el punto que teníais antes y que
prudentemente habéis apuntado. El sonido que conseguiréis no tiene nada que
ver con el anterior, pero no os asustéis: es normal. Los parches, al igual que las
cuerdas de una guitarra, han de asentarse y ceder, por tanto es muy normal que
tengáis que hacer muchas afinaciones antes de que se queden en su sitio.
Conviene apretar los tornillos de una manera lógica, para conseguir una tensión
uniforme que tendrá como consecuencia un sonido uniforme. Numera los tornillos
siguiendo el sentido de las agujas del reloj y apriétalos siguiendo el siguiente
orden:

En cascos de 6 tensores: 1, 3, 6, 4, 2 y 5.

En cascos de 8 tensores: 1, 5, 3, 7, 2, 6, 8 y 4.

En cascos de 10 tensores: 1, 4, 7, 10, 3, 6, 9, 2, 5 y 8.

Si por cualquier motivo no disponéis de un medidor de tensión, tendréis menos


probabilidades de conseguir el mismo tono de antes, pero no desesperéis. Antes
de cambiar el parche, golpeadlo con la baqueta suavemente cerca de cada uno de
los tensores y recordad el tono. Al cambiar el parche repetid este método, esta vez
para conseguir que todos los tornillos tengan una tensión parecida y que esa
tensión se parezca lo más posible a la que ya teníais. Es muy importante que el
tono sea igual en todas las zonas, pues eso indica que la tensión es uniforme a lo
largo de todo el parche.
Una vez llegados al punto de afinación deseado, debéis apretar el parche para
que vaya cediendo. El primer sitio es cerca de los tensores, en donde presionaréis
con los pulgares. Una vez hayáis escuchado un pequeño crujido en cada zona del
parche, volved a afinar hasta el mismo punto de tensión.
Nuevamente vais a apretar el parche, ahora en el centro, hincando la rodilla de
manera prudente. Esta presión ha de ser primero apoyando y luego apretando, no
golpeando el parche, pues podéis llegar a romperlo, sobre todo si lo hacéis en los
parches de abajo, que suelen ser mucho más finos y de una sola capa. Tras los
nuevos crujidos, volved a afinar.
Este proceso debería repetirse hasta que el sonido sea lo más parecido al que
teníais en cuanto a tono, pero observaréis que el brillo del timbal es mucho mayor,
dado el carácter de "nuevo" del parche. En cierta ocasión me comentaron que el
prestigioso batería Akira Jimbo tenía la costumbre de subirse físicamente en los
parches y presionarlos con el peso de su cuerpo hasta conseguir que cedieran a
su gusto. Es un método como otro cualquiera, pero a mí me parece una animalada
no exenta de riesgo, porque si los parches resisten, corréis el riesgo de arquear el
casco del timbal o incluso de romperlo. No conviene hacer mucho el bestia,
recordad que es un instrumento musical que cuesta mucho dinero.
Aunque he de decir, ahora que recuerdo, que Akira Jimbo es una persona
bastante delgada.

Sugerencias del Chef.

Sobre gustos no hay nada escrito, pero yo recomiendo que el parche de arriba en
los timbales esté más bien flojo. Lo suficientemente apretado como para que la
baqueta rebote y que al parche no se le vean arrugas, pero no tan fuerte como se
suelen poner los parches de la caja. De esta manera conseguiréis un sonido de
timbales con cuerpo y sustain; también podréis mantener a raya los armónicos
indeseados.
El tono del timbal viene determinado, principalmente, por el parche inferior; éste es
el que debéis tensar hasta encontrar ese tono deseado. No obstante, muchas
veces tendréis que variar la tensión del parche superior, pues una vez encontrado
el equilibrio, es conveniente mantenerlo para así conservar las características de
cuerpo y nivel de armónicos adecuadas. Es por ello que, una vez encontrado ese
punto, si tenéis que cambiar de tono, lo que apretéis en el de arriba debéis aflojar
en el de abajo y viceversa.
En la caja suele ser más fácil, pues el parche superior podéis apretarlo casi todo lo
que queráis hasta encontrar ese tono apetecido. Si queréis más cuerpo, sólo
tenéis que aflojarlo un poco -no es tanta la dependencia del parche inferior, ya que
éste se encuentra destinado a la función de la bordonera-. Cuanta mayor tensión
tengáis en el de abajo, obtendréis una respuesta más aguda y rápida de la caja.
Pero no hay normas que se cumplan en todos los casos, así que el resto depende
de vuestro oído y de vuestro gusto. Evidentemente cada caja reaccionará de una
manera diferente según el material en que esté fabricada, así como de la
profundidad del casco.
Como al resto de las cosas, la temperatura ambiente influye de manera muy
notoria en las afinaciones. Con el calor los cuerpos se dilatan y con el frío se
encogen. Los parches de la batería no podían ser menos y el tono en el que estén
afinados varía. Es muy normal que en un mismo local de ensayo los tonos no
tengan nada que ver al principio del ensayo que al final, así que imagináos cómo
se notará si haces una prueba de sonido en verano al sol y tienes que tocar por la
noche. Por lo tanto no es recomendable que cambiéis las afinaciones, pues éstas
se van a ir adaptando a los cambios de temperatura de una manera gradual.

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