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Economía circular y consumo sostenible

Ministerio de Consumo

[ 30-10-2020 ]
Economía circular y consumo sostenible

Elaborado por Garúa S. Coop. Mad.

José Luís Fernández de Casadevante


Charo Morán
Abel Esteban

Madrid
Octubre 2020
www.garuacoop.es
Economía circular y consumo sostenible

Índice
1. Introducción: Economía circular y consumo sostenible desde una perspectiva
transformadora.

1.1 ¿Un nuevo paradigma económico? …………………………………………………………………………………………..……… Pág. 6


1.2 Estrategias de economía circular en la UE y España .…………………………………………………………..... Pág. 9

2 Apuntes para un diagnóstico del consumo sostenible en la economía española.

2.1 El consumo sostenible una realidad en expansión………………………………..………………...………..…… Pág. 14

• Alimentación
• Finanzas éticas
• Energía

2.2 Las principales investigaciones sobre consumo sostenible y estilos de vida……………… Pág.23

• Informe Cambio Global España 2020/2050 Consumo y Estilos de Vida (2011)


• Síntesis de la consulta sobre consumo y producción más sostenibles (2012).
• El dilema del consumidor en España. Los motores del cambio hacia un nuevo modelo de
producción y consumo (2012).
• Otro consumo para un futuro mejor. Nuevas economías al servicio de las personas y el planeta
(2018).

2.3 Apuntes para un consumo sostenible en las transformaciones en el consumo


postCOVID19 …………………………………………………………………………………………………………………………....… Pág. 30

• El confinamiento y la revolución de los hogares.


• Impacto de la crisis COVIDi-19 en los hábitos de consumo en Cataluña en el post-confinamiento
• Encuesta sobre consumo y confinamiento. El impacto del coronavirus en los estados de ánimo,
hábitos y consumo.
• Cuadro de síntesis de cambios en el consumo POSTCOVID

2.4 Las políticas públicas y el creciente reconocimiento institucional…………………………..… Pág. 35

2.5 Un campo de investigación emergente impulsado desde la sociedad civil…………..…. Pág. 38


Economía circular y consumo sostenible

3 Buenas Prácticas en temáticas clave y recomendaciones para España

3.1 Etiquetado de productos……………..…….……….….…………………………………………………………………..…….…… Pág. 40


3.2 Obsolescencia Programada.……….….……………………………………………...………………………………..…….…… Pág. 56
3.3 Textil……………………………………………………...……….….……………………………………………………..……………..…….…… Pág. 67
3.4 Envases y sobreenvasado……...……….….……………………………………………………………….……………..…….…. Pág. 79
3.5 Materiales Críticos………………..……….….…………………………………………………………...…………………..…….…… Pág. 89
3.6 Stress hídrico y Agua virtual .……….….…………………………………………..………………………………..…….…… Pág. 95
3.7 Desperdicio Alimentario…………....……….….………………………………………………………………………..…….….… Pág. 99
3.8 Greenwashing.……….….………………………………………………………..…………………….………………………..….….…… Pág. 106

4 Apuntes para una Estrategia de Consumo Sostenible desde el Ministerio de Consumo

4.1 Fortalecer el liderazgo y el protagonismo del Ministerio en consumo sostenible.… Pág. 113
4.2 Sincronizar la Estrategia con la agenda internacional del consumo sostenible…... Pág. 114
4.3 Formación e investigación en consumo sostenible……….………………………….………………..….… Pág. 116
4.4 Comunicación, sensibilización y visibilidad alternativas de consumo……….…………...… Pág. 117
4.5 Compra Pública……………………………………………..…………………….…………………………………..………..….……… Pág. 118
4.6 Impulso interinstitucional del consumo sostenible………………………………………………...…....… Pág. 120
4.7 Otras temáticas emergentes.……………………………………………..…………………….………………………..……… Pág. 121

5 Anexo metodológico
Economía circular y consumo sostenible

1. Apuntes sobre economía circular y


consumo sostenible desde una
óptica transformadora.

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Economía circular y consumo sostenible

1.1 ¿Un nuevo paradigma económico?


Los recursos del mundo son limitados, pero vivimos como si no lo fueran. Nuestro sistema de producción
y consumo se basa en tomar recursos preciosos, y cada vez más escasos, del medio natural, crear
productos con una vida útil efímera y desecharlos para luego comprar otros nuevos. Esta situación
simplemente no es sostenible. Muchos recursos minerales están sobre-explotados y los sumideros
(vegetación, suelos, océanos) para asimilar los residuos que generamos, colapsados. Un planteamiento
suicida que nos conduce a una rueda sin fin, como se viene alertando desde 1972 en el informe Los límites
del crecimiento, encargado por el Club de Roma y que se ha visto corroborado por otros muchos
posteriores.

El metabolismo económico funciona siguiendo procesos industriales lineales que extraen materias pri-
mas, fabrican, transportan, consumen y generan basuras de todo tipo, a lo largo de una cadena dispersa
y deslocalizada por todo el planeta. La sociedad de consumo es un elemento fundamental en esta situa-
ción y se caracteriza por una demanda creciente de objetos y servicios, especialmente en los países
centrales.

Desde hace unos años se trata de visibilizar esta extralimitación y sensibilizar a la población mediante
propuestas como el Overshoot Day, o la fecha del año en la que consumimos globalmente todos los
recursos que el planeta tiene capacidad de regenerar anualmente, según datos de Global Footprint
Network. La fecha no para de adelantarse, en 2020 se fijó en el 22 de agosto, contando con que la Huella
Ecológica global se contrajo en casi el 10% debido a la COVID19. Las conclusiones son que actualmente
de forma global consumimos recursos como si dispusiéramos de 1,6 planetas Tierra. En el caso español
los datos son todavía más alarmantes, pues la fecha se adelantaría hasta el 27 de mayo, y universalizar
nuestros patrones de consumo exigiría más de dos planetas. La continuidad de este modelo en el tiempo
es simplemente algo imposible.

6
Economía circular y consumo sostenible

Necesitamos rediseñar el modelo actual, promoviendo procesos metabólicos circulares, que se articulen
en cercanía (relocalizando lo máximo posible la producción y el consumo), que reintegren los residuos
en los ecosistemas cercanos y que tengan como objetivo una reducción sustancial en el uso de mate-
riales y energía. Una transición hacia una economía cíclica requiere cambios estructurales de carácter
sistémico, que de forma simbólica podríamos plantear en el salto hacia las 8R: Revaluar, Reconceptua-
lizar, Reestructurar, Redistribuir, Relocalizar, Reducir, Reutilizar y Reciclar.

El sistema económico es un subsistema de la sociedad y esta, a su vez, un subsistema de la biosfera.


Por tanto, todo de lo que utiliza la sociedad y la economía sale de la biosfera, un sistema cerrado de
materiales y, por tanto, sujeto a límites. Esta idea es importante para plantear la economía circular pues
no podemos basar toda nuestra estrategia en soluciones de final de tubería que gestionen los residuos
(aunque consiguiéramos porcentajes de reciclaje altos), dónde hay que poner el foco es cómo utilizar
menos recursos, como desarrollar sociedades que apuesten por el consumo sostenible, con el objetivo
de reducir el impacto socioecológico actual, que nos está llevando a una situación de translimitación sin
precedentes en la historia de nuestra especie.
Necesitamos inspirarnos en el funcionamiento y rediseñar nuestros modelos socioeconómicos imitando
el funcionamiento de la naturaleza, lo que se denomina biomímesis. Algunas claves serían el operar en
base a energías renovables, maximizar la biodiversidad y las relaciones ecosistémicas, moverse en
proximidad, internalizar los límites y funcionar sin la noción de desperdicio. Y está última sería la que
más directamente entronca con la economía circular. Todos los productos generados por las diversas
reacciones vitales se reintegran en las rutas metabólicas de la naturaleza, cada producto generado es
un insumo o alimento para otro organismo. Todo funciona en un circuito cerrado en el que los elementos
fluyen a través de los grandes ciclos biogeoquímicos.
La economía circular es una estrategia que tiene por objetivo reducir, tanto la necesidad de materias
primas que entran al proceso económico, como la generación de residuos, además de maximizar su
recuperación e integración de nuevo en los ciclos de aprovechamiento. Se pueden diferenciar dos tipos
básicos de residuos, unos de carácter biológico o natural que se deben integrar en los ecosistemas en
cercanía (restos de alimentos, podas, forrajes…) y otros de carácter técnico que se integraran a los
procesos industriales (minerales, fibras sintéticas y naturales, escombros…). Las sociedades humanas
para conseguir el cierre de ciclos requieren trabajar en interrelación con el resto de los ecosistemas y
que los productos vertidos en ellos sean biodegradables, lo que implica que la economía debe de mini-
mizar la fabricación de miles de productos tóxicos y/o no biodegradables.
7
Economía circular y consumo sostenible

Desde una perspectiva integral, el ejemplo práctico de referencia de ecología industriales el parque
empresarial de la ciudad danesa de Kalundborg1. Un ejercicio de ecología industrial o simbiosis industrial
donde las empresas se asocian para mejorar el uso de las materias primas y reducir la generación de
residuos, de una manera conjunta. A través de esta cooperación, se facilita el intercambio de energía,
agua y productos derivados de los diferentes procesos productivos de forma que se cierren los ciclos
materiales de la forma más eficiente posible y se aprovechen los flujos de energía, minimizando los
residuos de todo tipo.

Este parque industrial cuenta con una variedad de empresas que incluyen una refinería, una industria
química, una farmacéutica, una papelera, una planta de biomasa, una central eléctrica, una refinería,
una planta de ácido sulfúrico y otra farmacéutica, granjas porcinas, acuicultura y zonas de cultivo que
intercambian recursos y funcionan armónicamente. Además, la propia ciudad tiene una relación estre-
cha debido tanto a la creación de empleo local como a la comercialización de los bienes que produce.

La planta eléctrica vende vapor a la refinería y a la industria farmacéutica, y el calor obtenido de los
generadores se usa para la calefacción de edificios en la ciudad, así como para calentar invernaderos y
granjas de acuicultura. A su vez, la refinería vende gas y agua de enfriamiento a la planta eléctrica, y el
azufre que produce se envía a la planta de ácido sulfúrico, mientras la industria de paneles de cartón
yeso utiliza el sulfato de calcio enviado por la planta eléctrica y el gas combustible de la refinería; al
mismo tiempo que la planta farmacéutica genera un lodo biológico que es usado como fertilizante en las
granjas, y la mezcla de levadura en la producción de insulina se utiliza como suplemento para alimentar
cerdos.

Y es que la economía circular debe partir de un planteamiento holístico y tener una vocación de restau-
ración y regeneración de daños ambientales. Pero, además, necesita evaluar críticamente la necesidad
de explotar los recursos (especialmente los no renovables) dada la situación de translimitación en la
que se encuentran muchos de ellos; generar procesos industriales limpios; minimizar el transporte de
materias primas y productos; fomentar un consumo sostenible y generar sólo aquellos residuos que se
puedan reintegrar en los ecosistemas cercanos o en los circuitos industriales a modo de productos de
carácter técnico.

Un adecuado ejercicio de información y sensibilización a la población sobre la lógica y el funcionamiento


de una economía circular sería una medida de gran importancia. Más que un reto técnico, ingenieril o
tecnológico, el desarrollo práctico de una economía circular supone un desafío cultural. Un avance sig-
nificativo en estas cuestiones va a exigir, más allá de las regulaciones políticas y las transformaciones
empresariales, un compromiso activo por parte de la ciudadanía con el consumo sostenible. Un compro-
miso que excede las decisiones de compra de bienes y servicio, y nos obliga a articular nuevos estilos
de vida más comunitarios, con la puesta en práctica de alternativas colectivas basadas en una cultura
de la suficiencia y que formen parte de una economía más local, sostenible, social y solidaria.

1
Kalumdborg Symbiosis: http://www.symbiosis.dk/
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Economía circular y consumo sostenible

1.2 Estrategias de economía circular en la UE y España.


La propuesta de la economía circular surge en los años sesenta, junto al nacimiento del ecologismo
moderno y al desarrollo de nuevos conocimientos y propuestas científicas para transitar hacia la sos-
tenibilidad. Aunque es en tiempo recientes cuando ha ido ganando presencia en las agendas políticas
para ponerla en marcha. Ante esta situación, se hace oportuno pensar en algunos elementos que debe-
rían de contemplarse desde las diversas estrategias de economía circular, con el fin de conseguir obje-
tivos ambiciosos y transformadores. No puede entenderse una estrategia de circularidad que se desa-
rrolle a espaldas de un modelo global que funciona linealmente y cuyo objetivo sigue siendo el creci-
miento ilimitado. Asociar la economía circular exclusivamente a una gestión adecuada de los residuos,
al reciclaje de envases y a la eficiencia energética no solucionará la grave crisis ecológica y social en
la que nos encontramos.

En el ámbito de la Unión Europea se han desarrollado dos propuestas básicas en este tema: Cerrar el
círculo: un plan de acción de la UE para la economía circular de 2015 y Un nuevo Plan de Acción de
Economía Circular para una Europa más limpia y competitiva de 2020, en consonancia con el Acuerdo
Verde Europeo. En el citado Plan de Acción la economía circular se inserta en la nueva agenda europea,
donde uno de los objetivos es el crecimiento sostenible y la competitividad. Y es aquí, donde surge uno
de los principales problemas, dado que no es viable un crecimiento continuo, por muy verde que sea, en
un planeta sujeto a límites y recursos finitos. En este sentido, la narrativa de la economía circular ha
sido absorbida por el discurso economicista dominante de acuerdo a una visión mercantilista del medio
ambiente.

El importante informe Decoupling debunked – Evidence and arguments


against green growth as a sole strategy for sustainability, presentado
en 2018 en la Conferencia sobre Post-Crecimiento en el Parlamento
Europeo y avalado en una carta abierta suscrita por miles de científicos,
indaga en esta cuestión crucial sobre la que reposa el edificio del
Crecimiento Verde. La conclusión es rotunda: la idea del
desacoplamiento de los impactos ambientales y el crecimiento
económico no se sostiene empíricamente. Hasta la fecha los únicos
desacoplamientos absolutos han sido observados durante cortos
periodos de tiempo, ateniendo a ciertos recursos o impactos, en países
concretos y con muy pequeños índices de mitigación.

Las conclusiones se sustentan en al menos 7 razones que previsiblemente tenderán a neutralizar


eventuales reducciones en el consumo de recursos e impactos asociados en el futuro: progresivo
encarecimiento energético, efecto rebote (las mejoras de eficiencia promueven el consumo de ese
mismo producto o de otros vía efecto dominó en la economía), reemplazar un problema por otro (por
ejemplo reducir emisiones de efecto invernadero incrementando presiones sobre la tierra o la extracción
de minerales), el infravalorado impacto del sector servicios (con una alta huella ambiental, como es el

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Economía circular y consumo sostenible

caso de “la nube”), el potencial limitado del reciclaje (de altos requerimientos energéticos, sujeto a
límites termodinámicos y que sólo podrá compensar parcialmente la extracción de materias primas en
un sistema en expansión permanente), un cambio tecnológico insuficiente e inapropiado (persiguiendo
habitualmente objetivos de reducción de costes y mejora del servicio y no de sostenibilidad) y el
intercambio de costes (exportación de impactos y residuos de países del Norte al Sur mediante el
comercio internacional).

Unas conclusiones ratificadas en otro estudio científico, ¿Es posible el crecimiento verde?, realizado por
la Goldsmiths University of London y el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat
Autònoma de Barcelona ICTA-UAB, y publicado en la revista New Political Economy. Al examinar las
políticas de crecimiento verde tal y como se articulan en los principales informes del Banco Mundial, la
OCDE y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, y poner a prueba esta corriente
política frente a la evidencia empírica existente, y los modelos de relación existente entre el PIB y la
huella material y las emisiones de CO2.

Los hallazgos de los investigadores indican que las proyecciones empíricas no muestran la viabilidad de
un desacoplamiento absoluto a escala global entre crecimiento e impactos ambientales, incluso en
condiciones altamente optimistas. Asimismo, indican que, si bien algunos modelos muestran que se
podría lograr en países con altos ingresos en condiciones altamente optimistas, esto no podría
sostenerse a largo plazo. Lo que afecta al conjunto de políticas basadas en esta idea del Crecimiento
Verde, desde el Pacto Verde de la Unión Europea a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones
Unidas.

El nuevo Plan de Acción de la Economía Circular es rehén de estos postulados del Crecimiento Verde,
anuncia iniciativas a lo largo de todo el ciclo de vida de los productos, mejorando su diseño, promoviendo
procesos industriales más eficientes y posibilitando que los recursos utilizados se mantengan en la
economía de la UE durante el mayor tiempo posible. Y, sin embargo, no plantea una estrategia de
evaluación del metabolismo económico de la UE, con el objetivo de minimizar el impacto ecológico con
una estrategia de reducción y prevención del residuo.

Los gobiernos nacionales y regionales, las entidades supranacionales, las grandes consultoras y las
multinacionales, se suben al carro de un plan de economía circular que no merma sustancialmente sus
previsiones de negocio y el business as usual. La reducción y la reutilización sigue quedando, en gran
medida, en la retórica de los papeles, mientras los planes de reciclaje se centran en los residuos más
fáciles de reciclar y con tasas bastante poco ambiciosas.
Además, gran cantidad de los fondos europeos, de las subvenciones públicas y de las ayudas fiscales
fomentan un modelo de producción y consumo que hace que el grueso de la economía sea marcadamente
lineal e insostenible, en un marco de economía global que se desarrolla a espaldas de los retos que
impone la crisis ecológica y social.
La Estrategia Española de Economía Circular 2030 (EEEC) pretende avanzar en la reducción del uso de
recursos no renovables, impulsar análisis de ciclo de vida de los productos y promover el consumo
sostenible y responsable; implicando a los principales agentes económicos y sociales.
Los objetivos que se plantea la Estrategia Española de Economía Circular 2030 son:
• Reducir en un 30% el consumo nacional de materiales en relación con el PIB, tomando como año de

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Economía circular y consumo sostenible

referencia el 2010.
• Reducir la generación de residuos un 15% respecto de lo generado en 2010.
• Reducir la generación de residuos de alimentos en toda cadena alimentaria: 50% de reducción per
cápita a nivel de hogar y consumo minorista y un 20% en las cadenas de producción y suministro a
partir del año 2020.
• Incrementar la reutilización y preparación para la reutilización hasta llegar al 10% de los residuos
municipales generados.
• Mejorar un 10% la eficiencia en el uso del agua.
• Reducir la emisión de gases de efecto invernadero por debajo de los 10 millones de toneladas de
CO2 equivalente.
Las líneas principales de actuación sobre las que se focalizarán las políticas e instrumentos de la EEEC
y sus correspondientes planes de actuación, son ocho. Cinco de ellas relacionadas con el cierre de ciclos:
producción, consumo, gestión de residuos, materias primas secundarias y reutilización del agua. Las
otras tres tendrán carácter transversal y tienen que ver con la sensibilización y participación, la
investigación, innovación y competitividad, y el empleo y formación. También se señalan seis sectores
de actividad prioritarios: la construcción, el agroalimentario, el pesquero y forestal, el industrial, los
bienes de consumo, el turismo y el textil y confección.
Los indicadores que se van a implementar son los seleccionados por el marco regulatorio de la Unión
Europea, dado que es la forma de evaluar los logros en relación al resto de los países miembros. Sin
embargo, asociaciones ecologistas y de la sociedad civil plantean que la Estrategia es una oportunidad
desaprovechada para revertir la situación de insostenibilidad del modelo económico actual. Mientras en
el documento se explicita la insostenibilidad del modelo lineal de la economía y la necesidad de reducir
el uso de materiales y energía, no se hace énfasis en la propuesta de alternativas capaces de conseguir
un cierre de ciclos significativo.

La sensación para diversas entidades es que más que una estrategia en la definición estricta de esa
palabra, nos encontramos ante un sumatorio de planes, muchas veces inconexos y algunos poco
desarrollados, como el de la Bioeconomía, que no desarrollan una hoja de ruta clara hacia donde
reorientar la economía. Así, aunque el documento reconoce la necesidad de un cambio sistémico, las
iniciativas que se introducen son más bien parceladas y escasas de compromisos firmes.

Un problema importante de la Estrategia es que se queda en el ámbito del voluntarismo pues pocas de
las propuestas están sujetas a la obligatoriedad. La Estrategia debería proponer los objetivos a alcanzar
con medidas concretas a implantar y con plazos de ejecución, así como un seguimiento de cumplimiento
de una serie de indicadores verificables y orientados a acciones concretas. Ninguna de estas
herramientas está incorporada a la Estrategia y, por tanto, pueden quedar en papel mojado.

Otro aspecto relevante nuevamente es la identificación de la Economía Circular con crecimiento de la


economía: “Con este objetivo se acuña el término de economía circular, concebida a partir de un ciclo de
desarrollo y transformación, que avanza optimizando el uso de los recursos y fomentando la eficiencia
de los sistemas productivos, contribuyendo a eliminar las externalidades negativas de la actividad
económica, al mismo tiempo que se garantiza el crecimiento económico, un mayor bienestar de nuestras
sociedades y la preservación y mejora del capital natural.”

11
Economía circular y consumo sostenible

Los sectores industriales claramente insostenibles, no son identificados en la Estrategia y, por tanto,
carece de medidas para su decrecimiento y reconversión. Y, por otro lado, tampoco recoge aquellos
sectores económicos que por su compromiso ecosocial y por su capacidad de creación de empleo verde
deberían ser sujeto de una estrategia clara de cambio de modelo productivo hacia uno más relocalizado
y basado en las necesidades de la población (servicios públicos, energías renovables, reparadores,
recuperadores, agroecología, ganadería extensiva, economía social y solidaria, etc.).

Es muy significativo que la principal dotación económica de esa estrategia sea la dedicada a la
reutilización de las aguas residuales urbanas, sobre todo teniendo en cuenta que dicha reutilización se
dedica a intensificar y aumentar la superficie de regadío, como se hace en la mayoría de los planes
hidrológicos, hecho que deriva en una sobreexplotación de un recurso estratégico y un problema que se
agravará con los efectos del cambio climático. Por otro lado, los presupuestos dedicados a residuos (el
3,52 % del total) y el dedicado a la producción limpia que incluye la eficiencia energética y las energías
renovables (el 3,79 %) son claramente insuficientes, mientras se dedica bastante presupuesto a la
“modernización de las infraestructuras turísticas”. Sobre el capítulo de la I+D+I (con un 28,81 % del
presupuesto) se hace incidencia en ayudas a las PYMES para “computación en la nube”, “retos de la
sociedad en colaboración público-privada” o “colaboración y comunicación con las Plataformas
Tecnológicas, lo que puede llevar a pensar el papel central que tendrán las empresas, así como la
tecnología digital, en el desarrollo de la Estrategia.

En la Estrategia se incluye la necesidad de un plan de sensibilización y participación, dando importancia


a conseguir la implicación ciudadana, de forma que sus decisiones de consumo estén basadas en una
adecuada información y se pueda avanzar en la jerarquía de residuos, priorizando la prevención.

En la misma línea que la Estrategia, se plantea el anteproyecto de Ley de Residuos para impulsar una
economía circular, mejorar la gestión de residuos en España y luchar contra la contaminación. La
normativa propuesta recoge por primera vez en la legislación española limitaciones a los plásticos de
un solo uso, siguiendo la Directiva europea de 20182, incluyendo restricciones a su introducción en el
mercado mediante un impuesto específico y obligaciones para informar adecuadamente a la ciudadanía.
El texto fija objetivos para promover la reutilización y el reciclado de residuos domésticos y también la
recogida selectiva de botellas de plástico a partir de 2025.

La Alianza Residuo Cero3 ve de una forma crítica el anteproyecto y propone poner en marcha políticas
más ambiciosas que consigan reducciones significativas en la reducción de residuos, la eliminación de
productos de “usar y tirar”, la implantación de un sistema de depósito de envases de bebidas y la
recuperación masiva de la materia orgánica para hacer compost de calidad que se pueda usar en cultivos
y jardinería. Además, es necesario evitar la incineración de residuos que, aunque suponga revalorización
energética, desperdicia recursos valiosos, genera gases contaminantes para la salud (dioxinas y furanos)
y contribuye al cambio climático.

2
Directiva Plásticos de un solo uso, 2018. https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/IP_18_3927
3
La Alianza Residuo Cero forma parte de Zero Waste Europe, plataforma formada por 30 organizaciones de 24 países europeos.
Reivindica un modelo de gestión de residuos que trata de emular los ciclos de la naturaleza en los que todos los materiales
descartados para un proceso son necesarios para otro.
12
Economía circular y consumo sostenible

2. Apuntes para un diagnóstico del


consumo sostenible en la economía
española.

13
Economía circular y consumo sostenible

La premisa es que a los consumidores, aunque están principalmente preocupados por la variedad, calidad y facilidad
de adquisición y (por encima de todo) del precio de los productos, también les preocupan los valores cívicos y sociales
para incluirlos como parte de su estimación sobre qué bienes (o qué marca de bienes) se deben comprar. Una
importante porción de consumidores prefiere adquirir productos y marcas que se elaboran sin utilizar mano de obra
infantil, sin condiciones de contratación injustas o sin salarios indignos y sin que peligre la seguridad, el puesto de
trabajo o el medio ambiente. J. Barber

Ante un diagnóstico científicamente irrefutable del nivel de deterioro en el que se encuentran los
ecosistemas que sostienen la vida, debemos identificar la singularidad del cambio de ciclo histórico en
el que nos encontramos con el desbordamiento de los límites de la biosfera inducido por los actuales
patrones de desarrollo. El Consumo Sostenible está llamado a ser una pieza en el complejo puzzle de
medidas que deben ponerse en marcha para cambiar tanto nuestros imaginarios culturales (noción de
vida buena, expectativas de futuro...), como la forma en la que satisfacemos nuestras necesidades.
Necesitamos que las medidas asociadas al consumo sostenible sean ambiciosas y transversales, con la
capacidad de resultar coherentes entre sí, a la vez que se conectan con otras cuestiones estratégicas
como la economía circular, la compra pública, el cambio de modelo energético, un nuevo modelo
productivo, la soberanía alimentaria, la fiscalidad verde...

El consumo sostenible interpela a transformaciones donde confluyen los cambios personales, junto al
desarrollo de estrategias colectivas que reducen la sensación de insignificancia de lo que se hace y el
coste percibido del cambio, a la vez que alienten la consolidación de contextos facilitadores. Una tarea
que indudablemente debe verse acompañada desde las políticas públicas que permitan consolidar los
cambios dotándolos de consistencia y posibilitando que se den saltos de escala.

Desde las administraciones se venía abordando la intervención en el ámbito del consumo como la
defensa de los legítimos derechos de los consumidores, la información y la transparencia en el mercado,
la intermediación en conflictos entre consumidores y empresas. Hasta tiempos muy recientes el
consumo sostenible no se ha incorporado de forma integral a las políticas públicas, asumiendo un
enfoque donde las decisiones de compra y la promoción de estilos de vida sostenibles se conciben como
un elemento transformador de las relaciones económicas.

2.1 El consumo sostenible una realidad en expansión.

Durante la última década el consumo sostenible ha vivido un proceso de expansión, ganando presencia
en la esfera pública y en las agendas políticas. El periodo comprendido entre la crisis financiera de 2009
y la crisis derivada de la pandemia COVID19 ha sido propicio a explorar y consolidar lógicas económicas
alternativas ante la desafección ciudadana, así como la percepción creciente de los impactos de la
emergencia climática y la crisis ecosocial han ayudado a posicionar estas temáticas. A esto se añade
que el auge del ecosistema de iniciativas ligadas al consumo sostenible estaría marcado por los ciclos
de acción colectiva y la efervescencia de los movimientos sociales (15M, Process, 8M y movimiento
feminista, movimientos juveniles por la emergencia climática).

Esta década de entre crisis se definiría por una serie de ambiciosas transformaciones en el consumo
sostenible:
14
Economía circular y consumo sostenible

• Cambios cuantitativos: aumento del número de iniciativas y de personas implicadas, aumento de


la cuota de mercado….

• Cambios cualitativos: aparición de alternativas de consumo en sectores estratégicos de la


economía que permiten resolver necesidades y problemas reales de la población (finanzas,
energía, telecomunicaciones, seguros, alimentación, cuidados…); avances significativos en
procesos de coordinación e inter-cooperación como los Mercados Sociales, concebidos como
“una red estable de producción, distribución, financiación y consumo de bienes y servicios y de
aprendizaje común que funciona con criterios éticos, democráticos, ecológicos y solidarios,
constituida tanto por empresas y organizaciones sociales y solidarias, como por
consumidores/as individuales y colectivos comprometidos con los principios de la Economía
Social y Solidaria”4; y, por último, la aparición de las primeras políticas públicas integrales de
impulso del consumo sostenible.

En comparación con Europa existe una percepción generalizada por las entidades entrevistadas de que
llevamos un retraso en estas cuestiones, especialmente en relación con los países nórdicos que serían
la referencia más avanzada en cuestiones de consumo sostenible. Valorando los datos del último
Eurobarómetro en relación a las actitudes de los europeos hacia el medio ambiente, encontramos
muchas ideas relevantes, de las cuales hemos destacado cuatro. Sabemos que el modelo dominante de
producción y consumo provoca insostenibilidad, el marco de referencia institucional para abordarlo de
forma preferente es el europeo, los cambios en el consumo se posicionan como la forma más eficaz de
abordar los problemas ambientales y existe una profunda desconfianza hacia el mercado a la hora de
promover productos que afirman ser ecológicos, pero no lo son. Y en todas estas cuestiones las
respuestas de España se encuentran por encima de la media.

Europa 28 España
Tus hábitos de consumo Totalmente de acuerdo 26% Totalmente de acuerdo 34%
afectan negativamente al Muy de acuerdo 42% Muy de acuerdo 43%
medio ambiente en Europa
y el resto del mundo
En lo que respecta a la Nacional 26% Nacional 11%
protección del medio En común UE 70% En común UE 86%
ambiente, ¿cree que las
decisiones deberían ser
tomadas por el gobierno
nacional o deben tomarse
conjuntamente dentro de
la UE?

4
Crespo B. y Sabín, F. (2017) Los mercados sociales y la economía solidaria en acción. Documentación social 174, Monografías.
pp 95-116
15
Economía circular y consumo sostenible

Europa 28 España
Cambiando la forma en que Cambiando la forma en que
producimos y comercializamos 31% producimos y comercializamos 36%

Cambiando la forma en que Cambiando la forma en que


consumimos consumimos
33% 36%

Hacer que el sistema alimentario Hacer que el sistema alimentario


sea más sostenible desde la sea más sostenible desde la
producción hasta el consumo 22% producción hasta el consumo 20%

Alentar a las empresas a participar Alentar a las empresas a participar


en actividades sostenibles 23% en actividades sostenibles 20%

Hacer que los sistemas bancarios y Hacer que los sistemas bancarios y
de seguros sean más respetuosos de seguros sean más respetuosos
con el medio ambiente 5% con el medio ambiente 4%

Invertir en investigación y Invertir en investigación y


desarrollo para encontrar desarrollo para encontrar
soluciones tecnológicas 26% soluciones tecnológicas 31%

Introducir o aumentar los incentivos Introducir o aumentar los incentivos


financieros para las empresas y las financieros para las empresas y las
En su opinión, ¿cuál de las personas que toman medidas para personas que toman medidas para
siguientes sería la forma más proteger el medio ambiente 20% proteger el medio ambiente 14%
eficaz de abordar los
problemas ambientales Introducción de una legislación Introducción de una legislación
medioambiental más estricta 23% medioambiental más estricta 28%

Introducir multas más elevadas por Introducir multas más elevadas por
infracciones de la legislación infracciones de la legislación
medioambiental 23% medioambiental 24%

Proporcionar más información y Proporcionar más información y


educación, p. Ej. sobre separación educación, p. Ej. sobre separación
de residuos, consumo de energía de residuos, consumo de energía
24% 22%

Muchos productos afirman ser Acuerdo 81% Acuerdo 87%


ecológicos, pero no confía en
que esto sea cierto Desacuerdo 13% Desacuerdo 9%

16
Economía circular y consumo sostenible

El mayor conocimiento y la creciente puesta en valor del consumo sostenible como herramienta de
cambio, podría ser uno de los principales síntomas de un cambio cultural en marcha. La mayor
sensibilidad ecosocial y la importancia del consumo sostenible en la teoría no se traduce
automáticamente en prácticas y estilos de vida acorde a los mismos, pero indudablemente la última
década ha supuesto una emergencia incuestionable de estas iniciativas.

Algunos datos que nos permiten ir poniendo números a este proceso en diversos sectores de la economía,
de forma que nos hagamos una idea del acelerado crecimiento vivido en este periodo:

Alimentación ecológica

La evolución del consumo de productos ecológicos ha vivido un crecimiento permanente, que ha


resultado especialmente intenso en el último lustro, duplicando prácticamente su volumen de negocio y
el gasto per cápita durante ese mismo periodo. Este crecimiento del consumo ha supuesto una media de
un 14,72% anual durante los últimos cinco años, consolidando la alimentación ecológica como un
mercado emergente, que representa el 1,69% del consumo alimentario global español en 2017.

Gasto en el mercado ecológico interior

Año Millones de euros Crecimiento anual Gasto per cápita anual

2012 998 3,4% 21,34


2013 1.018 2% 21,85
2014 1.203 18,2% 25,89
2015 1.498 24,5% 32,27
2016 1.686 12,5% 36,33
2017 1.962 16,4% 42,2
* Elaboración propia a partir de El sector ecológico en España 2018. Ecological Bio.

El consumo ecológico se encuentra dividido en dos grandes canales, el tradicional ecológico o


especializado y el convencional o de gran consumo. El canal especializado sigue dominando el mercado
frente al gran consumo convencional que ha apostado por la incorporación progresiva de alimentación
ecológica. Y lo que es más relevante, las fórmulas de consumo cooperativas y ligadas a prácticas
comunitarias como los grupos consumo superan la cuota de mercado de cualquiera de las modalidades
del consumo convencional (hipermercados, supermercados…), suponiendo en torno al 13%-15% de las
ventas. En ningún ámbito del consumo sostenible se muestra una fortaleza consolidada de las economías
solidarias.

El cambio cultural acontecido y la penetración del producto ecológico en los supermercados e


hipermercados lo simbolizaría la salida de la sección de dietética, para pasar a disponer de un espacio
propio, referenciado y significativo dentro de la zona de venta.

Además, en estos últimos años se han creado proyectos de supermercados cooperativos, así como se
han dado saltos de escala en el cooperativismo de consumo, experiencias orientadas a democratizar las
prácticas de consumo ecológico que movilizan a miles de consumidores.
17
Economía circular y consumo sostenible

2015 2016

Total Canal Especialista 63-73% 58-72%


Supermercado / EcoTienda 40-45% 36-45%
Grupo Consumo 14-16% 13-15%
Venta directa/Online 7-9% 7-9%
Horeca 2-3% 2-3%
Total Gran Consumo 27-37% 27-37%
Hipermercado 14-18% 14-18%
Descuento 4-7% 4-7%
Supermercado 7-8% 7-8%
Tienda tradicional 2-4% 2-4%
* Elaboración propia a partir de El sector ecológico en España 2018. Ecological Bio.

En el informe Buceando en las tendencias alimentarias de los españoles 2019, del Ministerio de
Agricultura, Pesca y Alimentación, se recogen una serie de tendencias en las dinámicas de consumo,
entre las que destacamos tres: sube el consumo de productos ecológicos, de comercio justo y de granja;
el origen y la procedencia de los alimentos importa de forma creciente; y aumenta el consenso en torno
a la importancia del etiquetaje.

Las conclusiones del Estudio del Perfil de Consumidor Ecológico 2016, elaborado desde el antiguo
Ministerio de Agricultura, nos presentan a un comprador bien informado, cuya principal motivación para
consumir ecológico es la salud. La ausencia de sustancias químicas de síntesis, la mayor calidad y sabor
del producto serían las siguientes motivaciones de consumo.

Edad consumidores productos ecológicos

2014 2016
Menos de 35 años 26% 30%
35-44 años 24% 26%
45-54 años 26% 21%
Mas de 54 años 23% 23%
* Elaboración propia a partir de datos del MAPAMA.

Las generaciones más jóvenes, las personas nacidas entre 1980 y 2000, se han convertido en la franja
de edad que de forma mayoritaria consume alimentos ecológicos. Una tendencia previa a la percepción
general de agravamiento de la crisis ecológica y la aparición de los nuevos movimientos sociales
juveniles ante la emergencia climática. Actualmente un 25% de esta generación han tenido
descendencia y durante la próxima década representarán en torno al 80% de las familias, por lo que se
prevé que den un empuje muy significativo del sector. Estos datos y las tendencias que apunta son
similares a los de los países de nuestro entorno.
18
Economía circular y consumo sostenible

En una jornada organizada por el Ministerio de Agricultura en 2019, titulada “Los alimentos ecológicos:
¿moda o tendencia?”, se presentaban los datos de una investigación de la Asociación de Fabricantes y
Distribuidores AECOC, que agrupa a más treinta mil empresas de diversos sectores. El 68% de las
personas encuestadas consumen productos ecológicos de forma habitual y el motivo principal es la
salud; una tendencia que se espera aumenté en el futuro, ya que el 45% de la muestra espera
incrementar este consumo en el próximo año. El 62% de quienes han sido entrevistadas se han iniciado
en el consumo ecológico en los últimos cinco años. El ponente, ajeno al sector ecológico, terminó
afirmando que "no estamos ante una moda y tampoco ante una tendencia. Es una realidad y un mercado
en expansión y crecimiento", recordando que el negocio bio se ha duplicado en nuestro país en los
últimos ocho años y que España ya ocupa el décimo puesto en el ranking mundial de consumo ecológico.

Desde su óptica subdividen al consumidor ecológico en varias tipologías:

• El 57% responde al consumidor 'healthy'. Compra y consume estos alimentos por salud.
• El 26% es un consumidor 'ecoauténtico. Lo hace por su compromiso medioambiental.
• El 12% es un consumidor 'trendy'. Se suma a la moda de lo orgánico.
• El 6% es un consumidor 'sibaris'. Consume por la calidad y el sabor de estos productos.

Finanzas éticas

En 2011 el conjunto de entidades ligadas a la banca ética en España rondaba las 50.000 personas usuarias,
para en 2018 superar las 226.000. Un crecimiento que supone un incremento de más de un 400% en
menos de una década. Un proceso de crecimiento marcado por una diversificación de las entidades, el
desarrollo de los seguros éticos y especialmente por la constitución en 2014 del primer banco
cooperativo ligado a las finanzas éticas, FIARE.

Año Personas usuarias

2012 111.167
2013 159.408
2014 187.383
2015 214.922
2016 236.341
2017 232.010
2018 226.019
* Fuente: Barómetro Finanzas Éticas 2019

Y si nos fijamos en los datos a nivel europeo desglosados en el Informe Las finanzas éticas y sostenibles
en Europa de 2019 asistimos a la fortaleza de un sector cuyos activos han crecido comparativamente
muy por encima de los de la banca sistémica. Una expansión que sigue anclada en mantener como
actividad principal la concesión de créditos, donde hay una diferencia abismal con la banca convencional.
El porcentaje de créditos concedidos sobre los activos totales de los bancos éticos es casi el doble que
19
Economía circular y consumo sostenible

el de los bancos sistémicos (76,94% frente al 40,52% en 2017). Esto significa que los bancos éticos actúan
mucho más como bancos, en el sentido originario del término. Mientras, los bancos sistémicos se
dedican preferentemente a otras actividades (frente a la concesión de créditos), como por ejemplo a la
inversión en títulos o la participación en empresas; deduciéndose un marcado carácter especulativo. En
los últimos diez años la diferencia estructural entre los bancos éticos y sostenibles y los bancos
sistémicos ha permanecido constante y la concesión de créditos ha seguido siendo la actividad principal
de los bancos éticos; de hecho, ha aumentado, pasando del 66,72% en 2007 al 76,94% del total en 20175.

Crecimiento 5 años (2012-2017) 10 años (2007-2017)

Activos totales
Bancos éticos y sostenibles europeos 8,24% 9,66%
Bancos sistémicos -1,99% -1%
Préstamos
Bancos éticos y sostenibles europeos 8,69% 11,35%
Bancos sistémicos 0,75% 0,94%
Depósitos
Bancos éticos y sostenibles europeos 7,59% 11,18%
Bancos sistémicos 2,6% 2,29%
Patrimonio neto
Bancos éticos y sostenibles europeos 8,66% 9,85%
Bancos sistémicos 2,47% 4,06%
Beneficio neto
Bancos éticos y sostenibles europeos
Bancos sistémicos
* Cuadro extraído del Informe Las finanzas éticas y sostenibles en Europa. Fondazione Finanza Etica

Energía

Las cooperativas de producción y comercialización de energía renovable viven su impulso en 2010 con
la creación de Som Energía, para que posteriormente el modelo se fuese replicando a nivel territorial
por el conjunto de nuestra geografía. Todas estas experiencias se han agrupado de cara a coordinar
esfuerzos y compartir iniciativas en la Unión de Renovables. Un despliegue de iniciativas que se ha
desarrollado por completo durante esta década, llegando a en la actualidad a agrupar un número total
de cooperativistas que supera las cien mil personas. Además de haber ido surgiendo otras iniciativas de
Economía Social y Solidaria orientadas a impulsar la transición energética desde otros ámbitos
(educación, consultoría, formación...)

5
Cavallito, Matteo; Emanuele Isonio y Mauro Meggiolaro (2019): Las finanzas éticas y sostenibles en Europa. Fondazione
Finanza Etica

20
Economía circular y consumo sostenible

Nombre Año creación Número de Cooperativistas


Som Energía 2010 67.306
Goiener 2012 11.377
Zencer 2013 1.570
Solabria 2013 308

Nosa Enerxia 2014 770


Econoactiva 2014 215
Energética 2015 1.500
Megara 2015 391
E+P 2015 475
La Corriente 2016 350
La Solar 2016 200
Cooperativas valencianas Desde 1901 debido a una 15.974
históricas de carácter orografía singular y a la negativa
local de las empresas
suministradoras
100.436
TOTAL (2019)
* Elaboración propia

La evolución de la experiencia de Som Energia, una de las cooperativas más grandes de Europa, puede
servir de muestra para ver cómo ha sido este proceso de crecimiento. En 2014 la cooperativa contaba
con 17.619 personas socias, para en 2019 llegar a las 63.359. Un crecimiento acumulado del 359% en solo
seis años.

Años N.º Personas socias sumadas año Total personas socias


2014 5.698 17.619
2015 5.600 23.279
2016 6.155 29.434
2017 11.864 41.870
2018 13.790 54.396
2019 9.825 63.359
* Memoria Som Energía 2019.

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21
Economía circular y consumo sostenible

Una conclusión importante sería como el desarrollo del consumo sostenible, depende en buena medida
de la expansión del ecosistema de la Economía Social y Solidaria (ESS), el modelo económico al que se
encontraría más asociado y vinculado. La economía social y solidaria es un movimiento que aspira a
democratizar la economía mediante la construcción de alternativas frente a un modelo social y
ambientalmente insostenible. Compuesto por entidades y cooperativas que funcionan dentro de la
economía convencional, pero desconectadas de sus lógicas, valores y prácticas. Proyectos viables
empresarialmente que invierten las prioridades de la economía convencional: satisfacción de
necesidades frente a ánimo de lucro, territorialización y vinculación con el entorno frente a la amenaza
de deslocalización, cooperación frente a competencia, rentabilidad social frente a tasa de ganancia,
apuesta por el empleo y por los grupos sociales más vulnerables frente a aquellas empresas intensivas
únicamente en capital, atención a los cuidados dentro y fuera de lo equipos, compromisos ecológicos
fuertes.

Un consumo sostenible, consciente, transformador, solo resultará posible en la medida en que exista un
tejido productivo que responda en su práctica económica a dichos valores. Cuando un 73% de las
personas consumidoras toma decisiones de consumo por motivos éticos y ecológicos, aunque sean de
carácter ocasional, podemos estar asistiendo a una victoria cultural y una derrota económica. Los
cambios culturales se suceden más rápido que las transformaciones económicas, corriendo el riesgo de
que se estén alentando transformaciones en los patrones de consumo y los imaginarios sociales, que no
pueden satisfacerse desde los circuitos del consumo sostenible y que el mercado convencional se haga
cargo de cubrir la demanda insatisfecha. Esto explicaría el rápido crecimiento de la comercialización de
productos sostenibles en grandes superficies y circuitos convencionales. Así que, aunque no es el
objetivo de este informe, si queríamos reafirmar la importancia estratégica de interrelacionar las
estrategias de fomento de la ESS y las de consumo sostenible. Y cómo, en la medida de lo posible,
deberían de concebirse de forma paralela, de cara a que las evidentes conexiones y sinergias pudieran
darse con una mayor facilidad y naturalidad.

22
Economía circular y consumo sostenible

Además, conviene recordar que la ESS forma parte de un ecosistema más amplio economías
transformadoras (comercio justo, tercer sector, economías colaborativas, economía feminista, economía
ecológica, economía del Bien Común…), con las que mantiene distintos niveles de complicidad y
colaboración. Estas otras economías son diferencialmente ambiciosas y tienen niveles de implantación
social muy variados, y también serían susceptibles de una aproximación específicas desde el campo del
consumo sostenible, pues ambas están incidiendo en la redefinición de los hábitos de consumo y los
estilos de vida.

2.2 Las principales investigaciones sobre consumo sostenible y estilos de vida.

El impulso del consumo sostenible debe de trascender las formas de compra y los mecanismos de
intercambio de bienes y servicios, sobre los que se centran muchas de las investigaciones, para implicar
también acciones centradas en los estilos de vida. Más allá de las opciones de compra, las cuotas de
mercado o el volumen de negocio, deben de incorporarse a los análisis cuestiones relacionadas con los
marcos socioculturales, los valores y los hábitos cotidianos (reducción consumismo, reutilización,
consumo compartido, reciclaje…).

Una aproximación que ha ido dando sus primeros pasos durante esta década, de cara a ofrecer una
visión más compleja del consumo sostenible, que integre de forma sistémica las prácticas de consumo,
los contextos, la psicología y la dimensión emocional, el impacto de las políticas públicas o el papel de
las iniciativas comunitarias.

Desde el Marco Decenal de Programas sobre Modalidades de Consumo y Producción Sostenibles, lanzado
por Naciones Unidas para cumplir el ODS12 que promueve la producción y el consumo responsables, uno
de los seis programas se centra precisamente la promoción de estilos de vida sostenibles. También el
recien aprobado Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático apunta hacia la importancia de
desarrollar estrategias orientadas a promocionar los Estilos de Vida Resilientes y Adapatados al Clima.

Informe Cambio Global España 2020/2050 Consumo y Estilos de Vida (2011)

A principios de 2011 se publicaba este informe, coordinado por el desaparecido Centro Complutense de
Estudios e Información Ambiental CCEIM (del que GARÚA fuimos coordinadores) y el Centro de
Investigación e Información en Consumo (CRIC). Un trabajo pionero que estableció un diagnóstico muy
detallado de la situación del consumo sostenible en dicho momento, ofreciendo una serie de resultados
novedosos al utilizar metodologías innovadoras (entrevistas a personas expertas, cualitativas,
escenarios de futuro…).

23
Economía circular y consumo sostenible

El diagnóstico cualitativo planteaba cuatro conclusiones:

Una desconexión total entre crisis económica y crisis ecológica

Mientras que la crisis económica se vive como cercana, real y


amenazadora, la crisis ecológica se percibe como lejana y
completamente desconectada de la económica, lo que facilita un
relativismo moral en torno a lo que podemos hacer en nuestro
consumo respecto ella.

Desresponsabilización y ecofatiga

Respecto al consumo sostenible se identifican elementos clave que


generan un contexto de irresponsabilidad: la falta de
cuestionamientos personales críticos y responsabilización de
agentes externos (el gobierno, las empresas, “los otros”); la
percepción de los mensajes proambientales como presión
institucional o de marketing; el fatalismo hacia el sistema y la
sociedad de consumo; una idealización del pasado pero que no
inspira posibles futuros alternativos; el asumir el avance tecnológico como única solución
posible; y la concepción del consumo sostenible como una opción moral individual.

Algunos elementos positivos para el cambio

También aparecen elementos que pueden crear un contexto fértil para el consumo sostenible: la
crítica general al consumismo (aunque superficial), las alternativas de consumo y estilos de vida
son cada vez más conocidas, y algunos espacios de intersección entre la crisis económica y la
crisis ecológica.

Falta de discurso crítico

No aparece un discurso crítico frente al consumo (más allá de la crítica moral al consumismo),
al que se identifica mayoritariamente como motor de la economía y del bienestar, y se cuestiona
escasamente la insostenibilidad ambiental del modelo actual. De hecho, apenas se profundiza en
la posibilidad de desarrollar formas alternativas de consumo.

24
Economía circular y consumo sostenible

Además de esta aproximación cualitativa, se analizaron cuatro líneas de intervención clave para
impulsar cambios, cuyas conclusiones siguen muy vigentes.

Fiscalidad y otros incentivos económicos. ¿Promueven actitudes proambientales?

Hay un subdesarrollo de la fiscalidad ambiental sobre el consumo, así como la escasa dimensión
ambiental de otras políticas de incentivos económicos. De esta manera se ha advertido que prácticamente
en todos los ámbitos, con la excepción del consumo doméstico de gas, España está por debajo de la media
europea.

Políticas públicas educativas y culturales. ¿Están formuladas hacia estilos de vida sostenibles?

Gran heterogeneidad de las políticas públicas. Apuesta clara por un consumo responsable sustitutivo de
bienes y servicios, o basado en la mejora de la eficiencia de nuestro uso, con una ausencia importante en
la regulación de cambios en la concepción y las formas de consumo. Gran potencial desaprovechado en
las agencias e institutos de consumo regionales.

Innovaciones Comunitarias en Sostenibilidad. ¿Cómo lidera la sociedad civil?

Un papel que es cuantitativamente pequeño, aunque significativo en algunos sectores como la


alimentación, pero sobre todo cualitativamente importante, como creadores de nuevos marcos
socioculturales que sirven de referencia para el cambio. Facilitación en la transición hacia otros estilos
de vida, consolidación de los cambios mediante estrategias colectivas y comunitarias.

25
Economía circular y consumo sostenible

Síntesis de la consulta sobre consumo y producción más sostenibles (2012).

Un informe elaborado por la Comisión Europea junto a empresas de dentro y fuera del sector, junto a
organizaciones de consumidores y ambientales. Las líneas estratégicas para promover el consumo
sostenible serían:

• Promoción de la compra pública verde.


• Desarrollo de campañas públicas de concienciación y educación pública.
• Eco-diseño y eco-innovación.
• Etiquetado de productos y revisión de los criterios de eco-etiquetas voluntarias.
• Cálculo de la huella ambiental de productos y servicios.
• Análisis del ciclo de vida

Algunas de las principales conclusiones apuntan cuestiones como:

• Las medidas basadas en incentivos (ej: reducción de la fiscalidad)


son percibidas como las más efectivas.
• Considerar criterios de eficiencia energética y de uso responsable
de los recursos en los criterios de valoración para la concesión de
Fondos de la UE es considerado como una opción efectiva por el 58%
de los participantes.
• El 70% de los participantes consideran el ecodiseño y el uso de
materiales eficientes como las opciones más efectivas. Sin embargo,
informar sobre la Huella Ambiental de los Productos es considerado
como una opción poco madura aún.
• Las principales dificultades son la falta de criterios homogéneos
sobre cómo verificar estos criterios de compra verde, la falta de
concienciación sobre los beneficios asociados, los precios menos
competitivos de este tipo de productos y las dificultades legales de
incluir estos criterios en los pliegos de compra pública.
• El 70% de los participantes cree que el desarrollo de metodologías que evalúen los impactos en
todo el ciclo de vida de los productos deben ser la base para la inclusión de estos criterios.
• Los participantes apoyan el desarrollo de un esquema voluntario de Huella Ambiental de
Producto basado en Análisis de Ciclo de Vida y soportado en una metodología rigurosa y validada
por un tercero. Entienden que la imposición legal de un esquema de este tipo podría originar
distorsiones de mercado o sistemas inexactos de comparativas de productos.
• Si bien existe consenso en la necesidad de alinear estas iniciativas a nivel internacional, la
opción de reportar el desempeño ambiental de las organizaciones en base a enfoques sectoriales
que permitan el análisis comparativo genera controversia: el 100% de las Administraciones
Públicas participantes se mostraron a favor frente al 50% de la empresas y asociaciones
sectoriales.

26
Economía circular y consumo sostenible

El dilema del consumidor en España. Los motores del cambio hacia un nuevo modelo de producción y
consumo (2012).

Esta investigación la realizan una conocida consultora global y una


Fundación ligada a las grandes corporaciones económicas, al calor
de la crisis financiera y la emergencia de las prácticas de consumo
alternativo. Un trabajo riguroso e interesante, que aporta mucha
información relevante para caracterizar y comprender las dinámicas
con las que opera el consumo sostenible.

Las decisiones de compra de los consumidores son perfiladas por


numerosos factores que varían con cada producto y servicio, con el
nivel de concienciación del consumidor, la geografía, la cultura y el
nivel de ingresos.

En esta investigación se realiza una aproximación al consumo


contemplando las tres dimensiones que de forma simultanea
condicionan nuestras decisiones de compra:

• Racional: son decisiones de compra hechas deliberadamente basadas en el precio, atributos y


rendimiento del producto o servicio.
• Emocional: las decisiones de compra se ven altamente influenciadas por la emoción, intuición
o el hábito.
• Contextual: decisiones de compra influenciadas por el ambiente en el que el consumidor toma
la decisión

La crisis económica supuso un cambio en los hábitos de consumo, haciendo que la gente realizara la
compra de una forma más calculada, planificada y menos impulsiva. De hecho, el 87% de las personas
encuestadas considera la información contenida en el etiquetado como muy importante a la hora de
definir sus decisiones de compra.

El principal factor que los consumidores priman por encima de todo es la calidad, que el producto sea
beneficioso para la salud y el precio. Los factores menos valorados han sido la marca, la novedad y la
moda, situando en el medio aquello factores relacionados con la sostenibilidad como la certificación
ambiental o el origen del producto. Otro dato relevante sería el esfuerzo económico que están dispuestos
a hacer quienes quieren consumir de forma acorde a sus valores. Un 32% de estas personas manifiesta
que estaría dispuesta a pagar entre un 10% y un 15% más del precio base por adquirir un producto
sostenible y casi un 20% estaría dispuesto a pagar entre un 6% y un 10% más.

27
Economía circular y consumo sostenible

Aunque conviene matizar estas


afirmaciones que en la práctica pueden
resultar contradictorias con los hechos,
pues se recuerda, que según el
“Barómetro de septiembre de 2012 de
Consumidores” el 42,3% están en contra
o muy en contra de pagar precios más
elevados para proteger el medio
ambiente y, sin embargo, un 71,6% de los
mismos entrevistados está a favor o muy
a favor de destinar más recursos a
proteger el entorno. Un 43% de la
población española demuestra una gran
predisposición al comportamiento
sostenible, si bien, cuando la idea se
traslada a la realidad, un 25% de los
encuestados reconoce no llevar a
término sus buenos propósitos.

Otro elemento que sale claramente identificado es la dificultad de lograr cambios en los patrones de
consumo, debido a lo fuertemente que arraigan en la personalidad, la parte buena es que una vez se
logran se consolidan profundamente. Y es que, de forma abrumadora, los consumidores no tienen
intención de cambiar estos hábitos adquiridos.

Las organizaciones de consumidores reconocen estar incorporando recientemente aspectos


ambientales en su trabajo, así como metodologías específicas como el Análisis de Ciclo de Vida a la hora
de realizar las valoraciones sobre determinados productos. Aunque asumen que, de momento, estos
aspectos no tienen un peso específico elevado en la decisión final, pues el consumidor únicamente
pagaría más si se justifica de manera coherente el incremento de precio a través de un valor añadido
claramente demostrable.

Las conclusiones a las que llegan es que “la educación/concienciación de la ciudadanía constituye la
pieza angular sobre la que impulsar el nuevo modelo de consumo, no existe consenso sobre el papel de
liderazgo que debe desempeñar la Administración al respecto, qué responsabilidades debe tener cada
una de las partes y, sobre todo, respecto del origen de los fondos necesarios para la financiación de este
tipo de iniciativas. Tampoco existe un único punto de vista respecto a cuál debe ser el papel de la
Administración como legislador/regulador en un ámbito que las empresas perciben de un marcado
carácter voluntario ni sobre los instrumentos a emplear para el fomento del consumo responsable.
Aunque todos coinciden en que el desarrollo de incentivos fiscales que fomenten la innovación
empresarial puede perfilarse como una herramienta efectiva, algunos temen efectos perniciosos que
puedan disminuir la competitividad empresarial y distorsionar la realidad del mercado”.

28
Economía circular y consumo sostenible

Otro consumo para un futuro mejor. Nuevas economías al servicio de las personas y el planeta (2018).

Un estudio de OCU y el Foro NESI de Nueva Economía e Innovación Social que indaga sobre la importancia
que damos a los aspectos éticos y medioambientales en los distintos ámbitos de consumo y cuáles son
los hábitos de consumo sostenible de los consumidores más comprometidos. Un trabajo cuantitativo y
cualitativo con una muestra de personas relacionadas activamente con el consumo sostenible.

El 73% de las personas de nuestra geografía ya toma decisiones de consumo por motivos éticos y
ecológicos. El 62% considera que su consumo es una herramienta para cambiar el mundo. El 57% se
siente identificado con los mensajes de las nuevas economías (pese a que muchos no conocen estas
iniciativas)

Las personas encuestadas identifican unas dificultades de acceso al consumo sostenible relacionadas
con el precio, muchas veces más elevado de estos bienes y servicios; pues, aunque muchas reconocen
que la calidad, la sostenibilidad o los salarios dignos hay que pagarlos, solo el 10% está dispuesto a pagar
siempre más un producto más ético y sostenible; porcentaje que crece hasta el 36% si hablamos de
pagar solo un pequeño sobreprecio.

Además, identifican una serie de variables subjetivas como la falta de tiempo, una desconfianza hacia
las políticas de responsabilidad social de las empresas, o el desánimo producido de ver algunos
problemas ambientales como causas perdidas o el poco impacto de lo que se hace. Las barreras
identificadas serían 60% Falta de información, 58% Falta de alternativas asequibles, 54% Falta de
alternativas accesibles (cercanía, comodidad, disponibilidad…,), 52% Dificultad para encontrar empresas
responsables y 7% Otras dificultades.

29
Economía circular y consumo sostenible

El mercado de productos ecológicos, éticos y sostenibles todavía es pequeño suponiendo solo un 5% de


la cuota de mercado. Otra información relevante es que la ciudadanía no conoce mayoritariamente las
etiquetas de las economías alternativas, pero sí se sienten identificados con sus mensajes. “Los
consumidores concienciados no entienden su compromiso como una simple cuestión de hábitos de
compra, de bienes que adquieren o dejan de adquirir, de proveedores a los que contratan o no. Se trata
más bien de una actitud vital y de una forma de estar en el mundo”. En definitiva, se apunta que hay un
cambio cultural acelerado que no se traduce a la misma velocidad en transformaciones económicas.

Percepciones consumidor sostenible Obstáculos


Hay distintos perfiles de consumidores, con El desequilibrio de poder entre las grandes empresas y
necesidades y posibilidades diversas: edad, lugar de la ciudadanía: las compañías cuentan con grandes
residencia, nivel de estudios o de ingresos nos medios para comunicar sus mensajes, recursos para
condicionan. Y, sin embargo, todos pueden compartir hacer lobby y su orientación hacia la rentabilidad
parecidas aspiraciones y valores y desempeñar un financiera, por encima del resto de impactos.
papel crucial en el cambio.
Hay una positiva percepción generalizada de que el El greenwashing, o uso de reclamos “verdes” o
consumidor español está cambiando: busca “sociales”, que llevan a un escepticismo generalizado.
información más allá del precio, toma decisiones más No es lo mismo una empresa socialmente responsable
conscientes, deja de comprar innecesariamente, desde sus orígenes o que ha cambiado de verdad de
recicla, vende de segunda mano y recircula los bienes paradigma, que la que pone pequeños parches por
que ya no necesita o prefiere productos ecológicos. imagen y para vender más.
La tecnología se percibe a la vez una solución y una Identificación con una ideología concreta y que eso
amenaza: tenemos más acceso a la información, pero genere prejuicios
también puede ser fuente de desigualdades.

Y por último se apuntan una serie de recomendaciones, nos centramos en seleccionar algunas de las
que se dirigen a las Administraciones:

• Desarrollar planes públicos de apoyo y promoción de las de las economías al servicio de las
personas y el planeta como estrategia de fomento del consumo sostenible.
• Promocionar la compra pública sostenible.
• Incentivar fiscalmente las opciones más éticas y ecológicas.
• Definir estrategias para mejorar la información sobre los impactos de los productos.
• Penalizar la obsolescencia prematura y fomentar la durabilidad de los productos .

2.3 Apuntes para un consumo sostenible en las transformaciones en el consumo post-


COVID-19

Empresas y universidades han realizado unas primeras investigaciones sobre los cambios en los hábitos
de consumo después del confinamiento, indagando sobre cuales se esperan que sean efímeros y cuáles
consolidan o aceleran tendencias. Sin ser estudios específicos sobre el consumo sostenible, arrojan una
serie de reflexiones y evidencias que nos permiten ver cómo se refuerzan algunas de las dinámicas que
lo promueven.

30
Economía circular y consumo sostenible

El confinamiento y la revolución de los hogares.

La empresa especializada en investigaciones de mercado Kantar ha realizado un estudio sobre los


cambios que se han producido en los consumidores durante el confinamiento. La primera hace referencia
al consumo dentro del hogar, que seguirá registrando un crecimiento en la nueva normalidad sobre todo
en lo referente a una cocina más saludable y elaborada. Otra sería la búsqueda de la salud, a pesar de
ser una tendencia previa se ha fortalecido claramente durante el periodo de confinamiento y es
previsible que se acentúe con el mantenimiento de la pandemia.

El comercio electrónico ha doblado prácticamente su cuota de mercado durante este periodo. Lo que ha
favorecido el fortalecimiento de las ventas online. Aunque a la vez, el comercio local de proximidad ha
vivido un fuerte proceso de revalorización en este contexto. Las tiendas físicas conviven fuertemente
con los canales digitales, y muchas de ellas incluso se convertirán en comercios multicanal.

Otro rasgo que ha emergido durante este periodo ha sido la preferencia de los consumidores por la
búsqueda de productos locales o de proximidad, según sus estudios un 63% manifiestan su intención de
comprar más productos de este tipo en el futuro. Un elemento que evidencia la importancia renovada de
lo local y en las ideas de os consumidores tras la crisis sanitaria.

Los productos sostenibles salen fortalecidos de la pandemia, más de la mitad de las personas
encuestadas se muestran predispuestos a continuar buscando productos sostenibles, un 33% de los
consumidores dice que comprará más productos de marcas socialmente responsables en adelante y un
17% valora en mayor medida el producto ecológico que al inicio del confinamiento.

Enlace al documento: https://www.kantar.com/es/inspiracion/consumidor/el-confinamiento-


revoluciona-el-consumo-de-los-hogares/

Impacto de la crisis COVID-19 en los hábitos de consumo en Cataluña en el post-confinamiento

Desde la Universitat Rovira i Virgili, han realizado una interesante


investigación, circunscrita al territorio catalán, donde analizan el
impacto de la crisis COVID19 en los hábitos de consumo post-
confinamiento. Las conclusiones apuntan a una idea central: el
consumidor post COVID-19 será más ético, por un lado, y más digital,
por la otra.

Más concretamente, indica que la crisis se ha limitado a acelerar


tendencias de consumo que venían de antes, como la preferencia
creciente por los comercios locales y socialmente responsables,
por la compra de productos saludables de forma consciente y una
clara reducción en el desperdicio de alimentos: a la vez que ha
implicado una clara apuesta por la incorporación de la
digitalización en muchos de los aspectos cotidianos de la vida.

31
Economía circular y consumo sostenible

Los efectos del consumo derivados se dividirían en dos, por un lado, acelerar tendencias de cambio
presentes en la sociedad (hábitos saludables, digitalización, consumo responsable, fórmulas híbridas de
compra, comercio de proximidad, producto local…) y, por otro, aquellas derivadas directamente de la
crisis y que pueden tener un carácter más transitorio (compra de pánico, búsqueda de comercios
sanitariamente seguros, consumo marcado por la crisis económica derivada, teletrabajo…).

Un tercio de las personas encuestadas se autopercibe como una consumidora muy sostenible, un 61%
considera que la crisis de la COVID-19 va a favorecer el desarrollo de un consumo más responsable,
siendo por edad las la juventud y las personas mayores los grupos de edad más optimistas. Y, por último,
el número de personas que afirma comprar preferentemente en comercios de proximidad y tiendas de
barrio sube de un 12 a un 19%.

Las conclusiones las han representado en este gráfico que resulta muy ilustrativo de cuales han sido
los principales cambios detectados en los hábitos de consumo.

32
Economía circular y consumo sostenible

Encuesta sobre consumo y confinamiento

Desde la Escola Universitaria de Comercio i Distribució ESCODI también han realizado dos informes
cuatrimestrales sobre los cambios en las tendencias de consumo tras el confinamiento, que permite ir
viendo que cambios se han consolidado de una forma más profunda.

El consumo online se consolida fuertemente,


principalmente ante la entrada de gente mayor que no
había optado por estos canales de consumo previamente,
y que seguirá utilizándolos, aunque con menor intensidad
que durante el confinamiento.

En abril un 75% de las personas quería que bajara el


consumismo, una cifra que baja hasta el 66% en julio. El 17%
siguen sintiéndose consumistas, un rasgo que aumenta en
función de la disponibilidad de mayores rentas. Un dato
relevante, que se mantiene estables es que más del 60%
de la muestra afirma haberse replanteado cuáles son sus
necesidades, siendo especialmente alta la puntuación
entre la gente más joven. De hecho, un rasgo significativo
sería que la gente apuesta por una nueva austeridad,
basada en reducir el consumo y no tanto por comprar
productos más baratos.

En abril un 70% de las personas afirmaba que sería más responsable con el medio ambiente en sus actos
e consumo, una cifra que en julio bajaba hasta el 64%. Una cifra que sigue resultando muy elevada,
destacando la mayor preocupación de las mujeres. Esto se sumaría a la importancia creciente de los
productos de proximidad a los que un 67% afirma dar ahora más importancia, así como a la apuesta por
los comercios de proximidad, donde un 65% de la muestra afirma comprar más que antes de la pandemia.
Y, por último, en abril un 29% afirmaba comprar más productos ecológicos, esta cifra baja al 25% en julio.

El impacto del coronavirus en los estados de ánimo, hábitos y consumo.

Desde EAE Business School han realizado varias oleadas de una misma encuesta para ver cómo
evolucionan los hábitos de consumo postconfinamiento. Las conclusiones son telegráficas pero muy
coincidentes con las presentadas en otros estudios e investigaciones

Un 76,3% de los encuestados prevén que reducirán su nivel general de consumo. El 70% de los
consumidores prefieren comprar producto nacional, aunque sea más caro por el COVID-19. Un 36%
preferirá comprar en online a raíz de la pandemia; un 52% preferirá el comercio de proximidad y solo un
12% preferirá ir a un centro comercial o gran superficie. El presupuesto para alimentación saludable se
verá reducido en un 29,1% de los casos, siendo la partida de gasto menos afectada por la reducción
debida al COVID-19.

Enlace al documento: AQUÍ


33
Economía circular y consumo sostenible

Cuadro de síntesis de cambios en el consumo post-COVID-19

Los datos ofrecidos por las cuatro investigaciones no son directamente equiparables y comparables,
pero sus resultados, las principales tendencias y los grandes números resultan muy coincidentes. El
proceso de digitalización y de venta online se consolidaría en la vida cotidiana post-confinamiento; pero
también ha habido una fuerte incorporación de hábitos sostenibles y de patrones de compra susceptibles
de fomentar la expansión del consumo sostenible (local, proximidad, ecológica…).

KANTAR Universidad Rovira ESCODI EAE Business School


Comercio de Mayor pero sin Un 19% prioriza 65% consume más que Un 52% de personas
proximidad cifras comercio local fente antes de la pandemia preferiría comprar en
a un 12% antes de la tiendas locales
pandemia
Consumo Un 63% Mayor pero sin cifras Un 67% le otorga más El 70% de los encuestados
productos locales manifiestan su importancia que antes se inclina por comprar
intención de de la pandemia productos de fabricación
nacional aunque sean
comprar más más caros

Consumo Un 17% valora en Mayor pero sin cifras 29% abril 25% julio El presupuesto para
productos mayor medida el consume más que alimentación saludable se
ecológicos producto antes de la pandemia verá reducido en un 29,1%
de los casos, siendo la
ecológico que partida de gasto menos
antes de la afectada por la reducción
pandemia debido al COVID-19

Perspectivas de 33% de los 61% considera que la 70% abril 64% julio
futuro con mayor consumidores crisis de la COVID-19 sería más responsable
consumo comprará más va a favorecer un ambientalmente en su
responsable consumo consumo
productos de responsable
marcas
socialmente
responsables

Las asociaciones de consumidores y ecologistas comparten la percepción de que durante el


confinamiento se han consolidado una serie de hábitos que se vincularían con el consumo sostenible.
Unas prácticas que hacen referencia a las preferencias de compra (consumo de proximidad y comercio
especializado, productos locales y ecológicos, temporada…) pero también otros patrones relacionados
con la redefinición de las necesidades, el desarrollo del háztelo tú mismo, la segunda mano, la
reparación...

La emergencia sociosanitaria también ha supuesto un periodo en el que ha habido que reforzar las
actividades de defensa de los derechos de los consumidores: evitar los cortes de suministros básicos,
vivienda y desahucios, moratorias en créditos, transporte aéreo, precios máximos de productos de salud

34
Economía circular y consumo sostenible

pública... Por lo que desde estas entidades quieren enfatizar la importancia de concebir el consumo
sostenible de una forma integral, incorporando la protección de los derechos de consumidores y usuarios
desde la óptica de la justicia social y las garantías para consumidores vulnerables.

Y en cuestiones sensibles que llevaban muchos años de trabajo en sensibilización, como el tema de los
plásticos, la emergencia COVID-19 y las recomendaciones sanitarias de uso de productos plásticos
desechables han supuesto un enorme retroceso. Una situación compleja de abordar que exige
reacomodar discursos y alternativas prácticas.

2.4 Las políticas públicas y el creciente reconocimiento institucional

El consumo y el impulso de estilos de vida sostenibles ha ido obteniendo un creciente reconocimiento


institucional en las distintas escalas políticas. A nivel global el símbolo de este reconocimiento sería su
incorporación por parte de Naciones Unidas en la Agenda 2030, como uno de los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible, concretamente el ODS-12: Producción y consumo responsable.

Una forma de validar el trabajo que desde 2014 viene realizando el PNUMA (Programa Naciones Unidas
Medio Ambiente) en el Marco decenal de programas sobre consumo y producción sostenible, donde
destacaban tres líneas fuerza: Programa de Compras Públicas Sostenibles, Información al consumidor y
los Estilos de vida sostenibles y la educación. Iniciativas destacadas también como relevantes en las
Directrices de Protección del Consumidor de Naciones Unidas de 2015.

En nuestro contexto geográfico, las primeras políticas públicas que de una forma integral, vertebrada y
rigurosa han abordado el consumo sostenible, serían las distintas estrategias impulsadas a nivel
municipal durante el último lustro. Madrid, Barcelona y Zaragoza han impulsado estrategias de impulso
orientadas a:

• Sensibilización y visibilización del consumo sostenible entre la población, extendiendo una nueva
cultura del consumo y aumentando la información disponible.
• Cambios normativos que favorezcan la incorporación de prácticas de consumo sostenible.
• Impulso del consumo sostenible en la práctica municipal, actuando de manera ejemplarizante
como motor e impulsor del cambio.
• Apoyando y fortaleciendo iniciativas ciudadanas vinculadas al consumo sostenible, así como al
comercio y la empresa local, promoviendo su vinculación con el consumo sostenible. Estas
políticas deben identificar las experiencias ciudadanas con mayor éxito y apostar por su
extensión, generalización y replicabilidad.

El balance de los equipos dinamizadores y de las organizaciones entrevistadas de estos procesos es


compartido. Lo valioso de abrir estas nuevas áreas de trabajo dentro de la Administración Pública, así
como los avanzados documentos a los que dieron lugar las Estrategias Municipales o Planes de Impulso
del consumo sostenible, por su integralidad y por el valor de haber sido coproducidos en procesos
participativos con los principales actores del ecosistema del consumo sostenible de cada ciudad.
Además, estos procesos se coordinaron con la elaboración de otras iniciativas complementarias como
estrategias de apoyo a la ESS, estrategias alimentarias o agendas 2030.

35
Economía circular y consumo sostenible

• Estratègia d’impuls del Consum Responsable Barcelona 2016-2019 y el resto de documentos


estratégicos relacionados: AQUI
• Plan de Impulso del Consumo Sostenible Madrid: AQUÍ
• Estrategia Impulso del Consumo Responsable Zaragoza: AQUÍ

Una de las principales innovaciones introducidas en Madrid y Barcelona fue la puesta en marcha de los
Espacios de Consumo Sostenible, dispositivos cogestionados que permitían realizar actividades de
divulgación, sensibilización y apoyo a los tejidos sociales que trabajaban en cuestiones como
alimentación, energía renovable, seguros y finanzas éticas, software libre o cultura.

• Espacios Consumo Sostenible Madrid: AQUÍ


• Espacio Consumo Sostenible Barcelona: AQUÍ

El despliegue limitado y difícil de estas estrategias constata la dificultad de consolidar estas nuevas
líneas de acción, con dotaciones de recursos muy escasas, poco peso político dentro de los organigramas
institucionales y obstáculos a la transversalización necesaria, así como una falta de personal
especializado y plantillas motivadas. Aunque, sin duda, han supuesto un reconocimiento institucional
muy importante, marcando la estela a seguir tanto en los enfoques y las metodologías, como en los
contenidos abordados.

36
Economía circular y consumo sostenible

Y aunque es una política relacionada con el fomento del empleo desde la Economía Social y Solidaria,
merece la pena reseñarse ARACOOP por ser una propuesta muy inspiradora de como las
administraciones públicas pueden apoyar de forma consistentes dinámicas sociales emergentes. Entre
las diversas líneas de apoyo destacarían dos que han sido tremendamente exitosas, la Red de Ateneos
Cooperativos y Los Proyectos Singulares.

La Red de Ateneos Cooperativos está formada por 14 ateneos y más de 360 entidades públicas y privadas
que se articulan todo el territorio para dinamizar y crear relaciones socioeconómicas colectivas,
democráticas, justas y solidarias y, contribuir al fortalecimiento y el crecimiento de la actividad
económica, así como la creación de puestos de trabajo de calidad. Los Ateneos Cooperativos son
espacios de referencia en el territorio, que fomentan el aprendizaje, la reflexión colectiva, la inter-
cooperación y la transformación social, hacia un modelo socioeconómico sostenible y centrado en las
personas.

Las líneas de actuación que vertebran su trabajo serían:

• Observación, investigación, diagnóstico y seguimiento territorial en ESS


• Formación para la promoción, creación y consolidación de proyectos de la ESS
• Acompañamiento para la creación y consolidación de proyectos de la ESS
• Divulgación, sensibilización y generación de conocimiento
• Facilitación de la inter-cooperación, haciendo red y dinamización territorial

Los Proyectos Singulares tienen por objetivo generar empleo a través de la creación de nuevos proyectos
empresariales, nuevas líneas de negocio, nuevas empresas, nuevos mercados, en el marco de la
economía social y cooperativa y aprovechando oportunidades estratégicas del propio sector de actividad,
o del territorio. Una fórmula para financiar la puesta en marcha de iniciativas experimentales y que
pueden tener un carácter innovador o estratégico.

37
Economía circular y consumo sostenible

2.5 Un campo de investigación emergente impulsado desde la sociedad civil

El campo de investigación sobre el consumo sostenible ha sido impulsado desde la sociedad civil, han
sido colectivos especializados como el Centro de Investigación e Información en Consumo CRIC,
colectivos de periodísticos como Carro de Combate u organizaciones ecologistas y de consumidores son
quienes han desarrollado durante décadas una agenda de trabajo sobre estas cuestiones.

Las tareas de investigación sobre los impactos socio-ambientales de los patrones de consumo actuales,
la información y sensibilización al consumidor, así como la visibilidad de las alternativas de consumo
han sido tareas que mayoritariamente se han desarrollado de forma independiente. Desde las
universidades no hemos identificado grupos de trabajo especializados, o agendas de investigación
sostenidas en el tiempo que fueran más allá de proyectos puntuales. Existe una red difusa y dispersa de
personas preocupadas por investigar y abordar estas cuestiones, que en muchas ocasiones trabajan
junto a las entidades del sector pero que no han sido capaces de articular espacios de referencia dentro
de las instituciones académicas.

No hay postgrados especializados en Consumo Consciente/Sostenible, que puedan generar


conocimientos, habilidades y mecanismos profesionalizantes. El proceso similar más inspirador serían
los Postgrados en Economía Solidaria, donde se ha logrado que distintas universidades se animarán a
lanzar algunos postgrados cogestionados junto a entidades del sector. La experiencia más interesante
se ubicaría en Catalunya, donde de la mano de ARACOOP el organismo de la Generalitat encargado de
impulsar la Economía Social, se ha financiado la puesta en marcha de diversos Postgrados mediante
fórmulas que dan autonomía a las entidades del sector y permiten unos precios en las matriculas muy
asequibles. Una fórmula muy inspiradora que debería de replicarse, de forma que un campo de
conocimiento crecientemente relevante como el consumo sostenible estuviera atendido y se pudieran ir
conformando núcleos vertebrados de investigadores, profesionales y formadores.

Por otro lado, en la media en que se hacen cada vez más evidentes los consensos culturales generados
y se consolida un nicho económico asociado a las prácticas de consumo sostenible, ha ido aumentando
la preocupación ocasional de grandes consultoras de investigación por estas temáticas. Las
conclusiones de las recientes investigaciones post-confinamiento, mayormente desarrolladas por
consultoras de mercado convencionales, permiten apuntalar la atención creciente que despierta.

En el ámbito alimentario, que es donde este consumo ha tenido un mayor impacto a lo largo del tiempo,
sí que tendríamos una serie histórica de investigaciones ligadas al Ministerio de Agricultura, al que
recientemente se han sumado diversas empresas y clusters sectoriales que han ido desarrollando
sistemas exhaustivos de monitoreo del mercado ecológico.

38
Economía circular y consumo sostenible

3. Buenas Prácticas en temáticas


clave y recomendaciones para
España

39
Economía circular y consumo sostenible

3.1 Etiquetado de productos


El etiquetaje hace referencia a toda información, escrita, impresa o gráfica relativa a un producto, que
acompaña a éste cuando se presenta para la venta a la persona consumidora. Ha demostrado ser la
fórmula más eficaz para la transmisión de información relativa a las características, formas de uso y
conservación de los productos. Sin embargo, en infinidad de ocasiones este proceso de comunicación no
se completa correctamente pues la persona consumidora desconoce gran parte de la terminología y/o
simbología que utilizada.
La información obligatoria reflejada en las etiquetas está regulada de una forma específica para cada
sector productivo (cosméticos, productos textiles y calzado, muebles, electrónica, alimentos, etc.)
facilitando datos sobre las características de cada tipo de producto.
Las etiquetas ecológicas o eco-etiquetas son una forma de etiquetado que hace referencia a las bonda-
des ambientales de un producto y habitualmente se representa mediante símbolos o sellos. Estos pueden
ser certificados por las administraciones o resultado de comités privados; pueden ser parciales (atien-
den sólo a un aspecto, por ejemplo, la eficiencia energética) o fruto de un análisis de ciclo de vida (te-
niendo en cuenta todo el proceso productivo). De esta forma, la fiabilidad y veracidad del eco-etiquetado
depende de la reputación que tenga el comité que los certifica. En algunos casos, pueden ser el resultado
de estrategias empresariales de greenwashing, con información sesgada e incluso engañosa
Los orígenes de las eco-etiquetas se pueden encontrar en la creciente conciencia global sobre la nece-
sidad de proteger el planeta y el rol que puede jugar el consumo para reorientar el funcionamiento del
sistema socioeconómico hacia la sostenibilidad. Existen infinidad de eco-etiquetas y sellos en el mer-
cado, lo que causa bastante desconcierto entre los consumidores.
Con el fin de garantizar una información adecuada sobre estos temas, se definieron tres tipos de etique-
tas o declaraciones mediante Normas Internacionales ISO:
 Eco-etiquetas (Tipo I - ISO 14024): son sistemas voluntarios de calificación ambiental que cer-
tifican que ciertos productos o servicios tienen una menor afección sobre el medio ambiente.
Son otorgadas por una tercera parte imparcial, que ejerce como entidad certificadora.
 Afirmaciones ambientales autodeclaradas (Tipo II - ISO 14021): se trata de aseveraciones que
realiza el fabricante, con o sin verificación por tercera parte independiente, y proporcionan
información sobre aspectos ambientales de los productos como, por ejemplo, si son recicla-
bles. Pueden informar a través de textos o símbolos. Sin embargo, en muchos casos esta
información no es del todo cierta, o bien, no queda suficientemente clara para todo el ciclo de
vida.

40
Economía circular y consumo sostenible

 Declaraciones ambientales de producto (Tipo III - ISO 14025): se define como una comunica-
ción verificable de datos medioambientales cuantificados, según la categoría del producto
(RCP). En este caso es necesario realizar un Análisis de ciclo de vida basado en la serie de
normas ISO 14040. Debido a la complejidad de estos análisis, normalmente se utilizan para la
comunicación entre profesionales y clientes de empresa. En Europa, el verificador es la Aso-
ciación ECO Platform y en España el principal Programa es GlobalEPD de AENOR.
El Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es una herramienta que investiga y evalúa los impactos ambientales
de un producto o servicio durante todas las etapas de la cadena productiva: extracción, fabricación,
distribución, con sumo y desecho. Cuantifica el uso de recursos (energía, agua, materias primas) y los
residuos generados (emisiones, vertidos, basuras) asociados a la cadena productiva de estudio. Se uti-
liza en el ecodiseño integrando los datos de impacto ambiental para su minimización.
Los documentos marco para la realización de un análisis de ciclo de vida son las normas internacionales
ISO 14040 (principios y marco de referencia para el ACV) e ISO 14044 (requisitos y directrices para el
ACV), adoptadas en el Estado español por AENOR.
La sostenibilidad se ha convertido crecientemente en un criterio de decisión de compra. Las marcas que
cuentan con certificados y etiquetas ecológicas, se muestran más comprometidas con el medio ambiente
y son más transparentes ante la ciudadanía. En el mercado se han multiplicado iniciativas de eco-
etiquetado, con muchas opciones diferentes y que certifican diferentes aspectos6. A continuación, sin
ánimo de ser exhaustivos, se recogen algunos de los más relevantes y de diversos sectores.
Marine Stewardship Council (MSC)7 certifica la pesca sostenible (pescado, marisco,…), asegura la traza-
bilidad a lo largo de toda la cadena y se garantiza que la pesca no procede de caladeros sobre-explota-
dos. Es una entidad auditora independiente y que cumple con los requisitos de mejores prácticas esta-
blecidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) para pesca salvaje.

Programa para el reconocimiento de la certificación forestal (PEFC)8 garantiza la


trazabilidad de los productos procedentes de los bosques y nos indica que el origen
del papel, la madera y otros productos forestales, proceden de bosques gestionados
de forma sostenible y que aseguran la conservación de la biodiversidad. Aplica unas
normas comunes acordadas internacionalmente.

Forest Stewardship Council (FSC)9 garantiza que todos los productos forestales ava-
lados por su certificación como madera, papel, corcho e incluso fibras textiles, se
gestionan según un respetuoso modelo de gestión ambientalmente responsable, so-
cialmente beneficioso y económicamente viable. Es una organización de implanta-
ción mundial y sin ánimo de lucro.

6
Plataforma Zeo: https://plataformazeo.com/es/etiquetas-de-huella-de-carbono-que-existen-en-la-actualidad/
7
Marine Stewardship Council (MSC): https://www.msc.org/es
8
PECF: https://www.pefc.es/
9
Forest Steward Council, FSC: https://es.fsc.org/es-es
41
Economía circular y consumo sostenible

El primer sistema de etiquetado de huella de carbono10 se creó en 2006 por la ONG inglesa Carbon Trust
para las marcas comerciales del Reino Unido que voluntariamente la quisieron adoptar. Este sistema de
etiquetas, en línea con múltiples iniciativas que vinieron después como la canadiense Carbon Counted o
la suiza Climatop, tiene el objetivo de facilitar a las empresas a comprometerse a reducir sus emisiones
de CO2 para así hacer frente al cambio climático.

El primer paso es calcular la huella de carbono de un producto o servicio durante todo el ciclo de vida y
después adjuntar una etiqueta con los Kg de CO2 equivalente que se han emitido para la fabricación y
transporte, así como establecer unos objetivos y compromisos claros para reducirlas. Muestra
compromiso con el cambio climático y tiene como objetivos:
 Ayuda a las empresas a comprender dónde se genera mayor huella de carbono y buscar
estrategias de mitigación al cambio climático.
 Afecta positivamente a la imagen del producto y su aceptación ciudadana.

En el sector de la alimentación, la empresa Oatly fue pionera en apostar por este sistema de etique-
tado de huella de carbono en el embalaje de sus productos. En la actualidad se han sumado otras mar-
cas del sector en el Reino Unido, Irlanda y Holanda.

Plataforma ZEO, impulsada por la Asociación Casa Bioclimática, se realiza una estimación de la huella
de carbono y se compensa el CO2 equivalente en un proyecto ambiental certificado. Hay un equipo de
expertos independientes a la Plataforma ZEO que avala la certificación.

AENOR (Asociación Española de normalización y certificación) de Huella de Carbono. Para la certificación


cuenta con un tercero independiente y reconocido que acredita la veracidad de la reducción o compen-
sación de las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas al ciclo de vida de un producto, acti-
vidad o servicio, en conformidad con normas internacionales.

10
Carbon Labels: https://www.oneplanetnetwork.org/sites/default/files/carbon_labels_infographic_final.pdf
42
Economía circular y consumo sostenible

En el mundo de la industria de la ropa, la huella de carbono es compleja de calcular, la marca de moda


sostenible SKFK ha sido pionera a la hora de impulsar su propio sistema de cálculo de la huella de
carbono, de una forma online en la web, que incluye todo el ciclo de vida de las prendas.

Los mercados de carbono ZEO 11 , son necesarios pues las mayores empresas emisoras del sector
industrial están obligadas a calcular la huella de carbono y pagar por cada tonelada de CO2 que emiten
en forma de impuestos. Este impuesto directo está regulado por el Régimen de Comercio Europeo, y
supone un aliciente para que las empresas afronten una transformación tecnológica y de proceso
productivo con el fin de reducir las emisiones y ahorrar impuestos.
Cradle to cradle Certified (de la cuna a la cuna)12 parte de un enfoque biomimético para el diseño de
productos y sistemas industriales que se desarrollan en armonía con la naturaleza. Tiene en cuenta
diversos sectores productivos como construcción, textil, envasado, muebles, productos de limpieza…
Producto Natura 2000 13 , promovido por la asociación ornitológica SEO/Birdlife y financiado por el
Ministerio de Transición Ecológica, certifica la procedencia y los valores ambientales de bienes y
servicios producidos u ofrecidos en espacios de la Red Natura 2000.
Rainforest Alliance Certified14, es un sello de responsabilidad compartida desde las fincas de producción
hasta el supermercado, que certifica prácticas que suponen la conservación de los bosques tropicales.
Está presente en productos como café, té, chocolate, maderas, papel…
Bienestar Animal15, identifica que el producto de origen animal, destinado al sector de la alimentación,
ha sido sometido a una evaluación de bienestar animal tanto en la granja como en el lugar de sacrificio,
obteniendo la puntuación mínima requerida en todos los indicadores analizados y cumpliendo
estrictamente con lo establecido por la Comunidad Europea.

11
Zero Emissions Objetive:https://plataformazeo.com/es/mercado-carbono-transicion-tecnologica/
12
Cradle to cradle: https://www.c2ccertified.org/products/registry
13
Sello Producto Natura: http://natura2000products.eu/el-sello-producto-natura-2000/
14
Rainforesr Certified: https://www.rainforest-alliance.org/lang/es/about/rainforest-alliance-certified-seal
15
Sello Welfair: https://www.animalwelfair.com/nuestro-sello/
Guía sellos comercio justo: https://www.economiasolidaria.org/recursos/guia-de-sellos-de-comercio-justo/
43
Economía circular y consumo sostenible

Fairtrade16, es un sello internacional de comercio justo y la etiqueta ética más reconocida a nivel mundial.
Cumplen con criterios sociales, ambientales y económicos acordados internacionalmente para promover
el apoyo a las personas agricultoras del sur.
Energy Star17, certifica aparatos electrónicos según su eficiencia energética. Fue creado por la Agencia
de Protección Ambiental de Estados Unidos, pero también es conocido en otros países porque su logotipo
aparece en el arranque de muchos ordenadores personales.

La Indicación Geográfica Protegida (IGP) y la Denominación de origen protegida (DOP), se utilizan para
designar un producto agrícola, alimenticio o de otro tipo, que posee un origen geográfico determinado y
que tiene alguna calidad o reputación que se vincula a dicho territorio. Están cada vez más vinculados a
criterios de proximidad y mercados locales.

Toda esta diversidad de certificaciones y sellos de todo tipo que aparecen en los productos, supone una
dispersión de información que hace que la ciudadanía comprometida con el medio ambiente y la sociedad,
tenga problemas para decidir la mejor opción de compra.
Ante esta situación surgen propuestas más integradoras y que facilitan la comprensión por parte de las
personas consumidoras. Joseph Poore 18 , investigador de la Universidad De Oxford, plantea una
ecoetiqueta para alimentos que incluye diferentes aspectos como consumo de agua, emisiones de gases
de efecto invernadero, impactos sobre la biodiversidad y uso de pesticidas tóxicos. La forma de transmitir
la información sería fácilmente entendible utilizando una gama de colores que van del verde (más
ecológico) al rojo (menos ecológico).

16
Fairtrade: https://www.fairtrade.net/
17
Energy Star: https://www.energystar.gov/
18
Joseph Poore (2018). We label fridges to show their environmental impact, why not food?
https://www.theguardian.com/environment/2018/oct/10/we-label-fridges-to-show-their-environmental-impact-why-not-
food
44
Economía circular y consumo sostenible

La Fundación Knowcosters19 hace una propuesta de etiquetaje que suma criterios sociales a los ecoló-
gicos. Propone un dato de Huella Fiscal (HF), que informa del lugar dónde la empresa paga sus impuestos
(IVA e Impuesto de Sociedades) y Un Triple Marcaje de etiqueta que incluye el precio de venta, el coste
para el planeta y el coste al estado del bienestar. Aunar en una misma etiqueta o sello aspectos sociales
como las condiciones de derechos humanos en las que se extraen las materias primas o se fabrican los
productos y aspectos ecológicos puede ser complejo, pero sería de enorme interés para la ciudadanía
comprometida,

Durante las últimas décadas se ha avanzado en la regulación sobre el etiquetado, pero organizaciones
de consumidores y otros colectivos sociales critican que la información es confusa y atomizada. Según
la organización Justicia Alimentaria Global en el informe Planeta Azúcar sobre la alimentación, un 64%
de las personas consumidoras no saben leer las etiquetas de los alimentos y estos datos se podrían
extrapolar a otro tipo de productos como los electrónicos o el textil. A esto habría que sumar la dificultad
para saber interpretar los aspectos de eco-etiquetado y de comercio justo.
Nos enfrentamos cotidianamente a más de 300.000 referencias comerciales y tomamos más de 200
decisiones diarias. A cada producto le atribuimos múltiples valores que interactúan entre ellos (precio,
seguridad, origen, facilidad de uso, equidad, diseño, impactos ambientales, envoltorio, salud…). Por lo
tanto, existe un límite cognitivo racional para procesar toda esta información, de ahí la necesidad de
utilizar etiquetados simples que muestren claramente y de un vistazo las características básicas y el
impacto ecosocial del producto. Es necesario demandar y articular un etiquetado de productos claro,
sencillo y que esté sujeto a una regulación por parte de las instituciones, de forma que dé garantías de
la calidad y sostenibilidad a lo largo del ciclo de vida del producto.

19
Fundación Knowcosters: http://fundacionknowcosters.org/
45
Economía circular y consumo sostenible

A las personas, incluso las más responsables, les es difícil sustraerse a los aspectos simbólicos o
psicosociales que aparecen en el envase, y que se perciben como información del producto, como por
ejemplo reclamos como artesanos, natural, casero, receta tradicional, saludable, local, orgánico o
biodegradable, que dan una información errónea del producto y para los que debería existir una
regulación por parte de la administración. En este sentido la organización de consumidores OCU ha
denunciado ante las autoridades de consumo autonómicas 25 productos que atribuyen al producto unas
cualidades que en realidad no posee. La situación se complica todavía más cuando las empresas tratan
de realizar greenwashing a través de los etiquetajes ambientales vagos, sin certificar, que hacen
referencia a mínimos legales de obligado cumplimiento…, como veremos más adelante.

Situación en España y la Unión Europea

La normativa y sellos de calidad vinculados con temas de salud y medio ambiente, cuentan con diversas
herramientas tanto en el arco de la Unión Europea como en el Estado español y el resto de los estados
miembros. Seguidamente se exponen algunas de las más relevantes:

La normativa asociada a los químicos peligrosos ha


sido regulada por la Agencia Química Europea, que es
la autoridad en materia de sustancias químicas de la
Unión Europea. El Reglamento es de carácter vincu-
lante para los Estados miembros de la UE y se aplica a
todos los sectores industriales, desde 2015. La clasifi-
cación, etiquetado y envasado de sustancias químicas
peligrosas debe seguir esta normativa y obliga a los fa-
bricantes, los importadores y los usuarios intermedios
de sustancias a su cumplimiento.
Se establece una serie de pictogramas20 que alertan a
las personas consumidoras sobre aspectos de peligro
y que se deben de incluir en las etiquetas, con el fin de
transmitir información de una forma sencilla del daño
que una determinada sustancia o mezcla puede provo-
car.

20
https://echa.europa.eu/es/regulations/clp/clp-pictograms
46
Economía circular y consumo sostenible

La etiqueta de eficiencia energética, está sujeta por la Directiva 2010/30/EU y el Reglamento (EU)
2017/136921, tal y como indica su nombre refleja el consumo energético de un producto en fase de uso y
es de carácter obligatoria. Los electrodomésticos y otros equipos electrónicos deben de llevar según
normativa vigente, una pegatina que lleva una escala de siete letras correlativas, de la A a la G, siendo
la A la de mejor calificación y G la peor, y complementada con una la escala de colores de verde (el más
eficiente) a rojo (el menos eficiente) de en cuanto a su consumo energético. También es obligatoria en
otros productos como bombillas, neumáticos nuevos, ventanas o edificios de reciente construcción,
aunque en cada caso presenta las características propias de cada producto.
Si se trata de un piso o establecimiento, llevará información relacionada con el consumo de energía y la
generación de emisiones de CO2 a lo largo del año. De este modo, sirve para informar a las personas
propietarias o inquilinos de los gastos a los que se enfrentarán, energéticamente hablando. Desde junio
de 2013 todas las viviendas usadas y las destinadas al arrendamiento o venta están obligadas a tener un
certificado sobre esto. La etiqueta de eficiencia energética y los certificados energéticos caducan a los
10 años de su emisión.
Las campañas de renovación de aparatos eléctricos que se basan en el argumento de mejorar ahorro
energético de los modelos más modernos, suelen ser estrategias de incremento de ventas que no tienen
en cuenta los gastos energéticos y materiales de la fabricación de productos nuevos. El incremento de
la durabilidad, reutilización y reparación de los productos siempre será más sostenible que cambiarlos
por otros nuevos, a pesar de que con el uso estos aparatos pierdan algo de eficiencia energética.
Para paliar esta idea de cambiar y desechar por algo nuevo más eficiente, se podría tener en cuenta en
el etiquetado del producto el concepto de mochila ecológica. Se trata de un indicador desarrollado por
el investigador del Instituto Wuppertal, Friedrich Schmidt-Bleek en 1994, que refleja la Intensidad de
Materiales por Unidad de Servicio (IMPS), de forma que se visibiliza la cantidad de materiales y energía
necesarios para la fabricación de un producto teniendo en cuenta todo su ciclo de vida. Gracias a esta
información, la ciudadanía podría darse cuenta del despilfarro que supone desechar los productos
mientras son todavía útiles y podrían elegir aquellos productos más “livianos materialmente” para una
misma función.
Según este indicador para fabricar un teléfono móvil se necesitan 75 kg de materiales, 1.500 para un
ordenador de sobremesa y para un automóvil alrededor de 16 toneladas. Por otra parte, si se conociera
la mochila ecológica de todo lo que se propone desechar a pesar de que funcione, para comprar otro
nuevo, se podría reducir parte de la obsolescencia cultural ligada a los productos.

En el sector de la alimentación la información sobre el contenido nutricional de los alimentos ha sido


desarrollada por el Reglamento 1169/2011 del Parlamento Europeo y es directamente aplicable a todos
los estados miembros. Debido a la gran cantidad de etapas existentes en la cadena de producción de los
alimentos procesados y ultraprocesados es necesario hacer un seguimiento exhaustivo de la

21
Regulation (EU) 2017/1369 setting a framework for energy labelling and repealing Directive 2010/30/EU: https://eur-lex.eu-
ropa.eu/legal-content/EN/TXT/?uri=uriserv:OJ.L_.2017.198.01.0001.01.ENG

47
Economía circular y consumo sostenible

trazabilidad de los mismos. La etiqueta no sólo debe contener información sobre su composición, sino
también sobre las condiciones necesarias para mantener ese alimento en buen estado. Actualmente la
información nutricional de los alimentos es obligatoria.
Según el Real Decreto 126/2015 los alimentos han de estar correctamente etiquetados con la información
nutricional en el envase. La industria alimentaria presionó para que las características nutricionales
obligatorias del alimento estuvieran lejos de la vista del consumidor, es decir, en un lateral o escondidas
en un rincón de la parte posterior del envase.
El llamado etiquetado semáforo es un sistema sencillo y fácil de interpretar, que está avalado
científicamente y apoyado por las asociaciones de consumidores y de otros colectivos que trabajan la
alimentación saludable, aunque cuenta con el desagrado de la industria alimentaria. Este determina la
cantidad de energía, azúcares, grasas y sal que contiene un alimento; en comparación con las cantidades
máximas recomendadas por el sector de la nutrición. Se hace visible en el etiquetado adjudicándole un
color a cada cifra en función de lo más cercano o alejado que se encuentra de ese límite, el color verde
indica que es saludable, el naranja que ha de tenerse precaución y el rojo que muestra una peor calidad
nutricional. Por otro lado, el desarrollo de este sistema ha sido avalado por la Organización Mundial de
la Salud (OMS), y necesita de una evidencia científica sin la cual no existirá valoración positiva.
En España se puede encontrar este etiquetado semáforo de alimentos, siguiendo el ejemplo de otros
países europeos, denominado nutri-score o etiquetado nutricional frontal, partiendo de la idea del
semáforo nutricional, y que pretende implantarse en el primer cuatrimestre de 2021, según normativa
del Ministerio de Consumo del que depende orgánicamente la Agencia Española de Seguridad
Alimentaria y Nutrición (AESAN)22. España se suma así a Francia, que ya tiene implementado este sistema,
y a Bélgica y Alemania, que han anunciado a la Comisión Europea su deseo de ponerlo en marcha.
Como complemento a esta normativa y con el objetivo
de reducir las alarmantes tasas de obesidad infantil, se
está trabajando en una regular la publicidad de
alimentos destinada inicialmente a menores de 12 años,
a través del Código PAOS 23 que es un sistema de
autocontrol por parte de las empresas.

22
Implantación del Nutriescore en el Estado español:
https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/noticias_y_actualizaciones/noticias/2020/Implantancion_nutriscore.
htm
23
La ley 17/2011, de Seguridad Alimentaria y Nutrición, por la que se crea este sistema de autocontrol, establece que las
medidas de regulación de la publicidad sean acordadas voluntariamente por la industria alimentaria:
https://www.boe.es/eli/es/l/2011/07/05/17/con
48
Economía circular y consumo sostenible

El Reglamento (UE) 2018/84824 sobre producción ecológica y etiquetado de los productos ecológicos, es
el marco regulatorio para la producción agrícola, ganadera, acuicultura, pesca e industria de
transformación alimentaria de carácter ecológico. El Capítulo IV regula el etiquetado de alimentos
procedentes de producción ecológica y la regulación de utilización del logotipo de Producción Ecológica
de la UE, así como el sistema de certificación.
La etiqueta indica la ausencia de organismos genéticamente modificados en la agricultura e identifica a
aquellos productos que han sido cultivados o criados con métodos que conservan, cuidan y favorecen el
medio ambiente garantizando, de paso, el bienestar de los animales y el rechazo de plaguicidas,
fertilizantes o antibióticos.
La etiqueta de producto ecológico o solo se podrá emplear si, como mínimo,
el 95% de los ingredientes agrarios del producto en peso sean ecológicos,
siempre que cumplan con las normas de producción establecidas en el
Reglamento.
Este nuevo reglamento, que entrará en vigor el 1 de enero de 2021, busca favorecer la armonización del
modelo de producción ecológica de la Unión Europea, mejorar la libre competencia entre los productos
europeos y los de terceros países, prevenir la posibilidad de fraude y aumentar la confianza de la
ciudadanía hacia los productos ecológicos, además de clarificar algunos aspectos técnicos. Al mismo
tiempo, se dota al sector de un ámbito de aplicación más completo que el actual.
Asimismo, se fomentan los circuitos cortos de distribución y las producciones locales en los territorios
de la Unión, se refuerza el concepto de “producción ligada al suelo” y se promueve el uso de nuevos
materiales de reproducción vegetal ecológicos, así como de razas de animales con un alto grado de
diversidad genética, resistencia a las enfermedades y longevidad. También se incluye la posibilidad de
que los pequeños productores europeos puedan acogerse a la certificación de grupo.
En España los sellos de agricultura ecológica son de competencia de los comités autonómicos y utilizan
logos similares en todas ellas, con una ilustración de un campo bajo el sol, y con el nombre de la
comunidad autónoma correspondiente. Se otorgan de acuerdo con los Reglamentos para la producción
ecológica de la Unión Europea. Otros países de la Unión Europea tienen su sello propio, la mayoría con
su sistema de regular su producción ecológica según normativa del país. En Francia (Sello AB), Holanda
(Sello EKO) o Alemania (Sello Bio).

24
Reglamento (UE) 2018/848 que deroga el Reglamento (CE) nº 834/2007 del Consejo: https://eur-lex.europa.eu/legal-
content/ES/TXT/?uri=CELEX%3A32018R0848
Publicado en el BOE: https://www.boe.es/doue/2018/150/L00001-00092.pdf
49
Economía circular y consumo sostenible

El Ecolabel (EU Flower) es la etiqueta de certificación ecológica de carácter voluntario establecido en


1992 por la comisión europea25, su gestión está a cargo de la Comisión Europea y los organismos nacio-
nales competentes y cumple con los requisitos de ISO 14020 Tipo I para etiquetas ecológicas. Los criterios
de la eco-etiqueta de la UE se desarrollan y revisan en cooperación de expertos, la industria, las orga-
nizaciones de consumidores y las asociaciones medioambientales.
Reconoce a aquellos productos y servicios que durante su etapa de fabri-
cación, distribución, empleo y residuo generan menor impacto al entorno y,
por tanto, son más respetuosos que otros de su misma categoría.
Los criterios de la etiqueta ecológica de la UE se han formulado para más
de 30 grupos de productos no alimentarios y no médicos (cuidado personal,
limpieza, textil, equipos electrónicos, muebles, pinturas y barnices, jardine-
ría, alojamientos de vacaciones…), que se revisan cada 3-5 años para ana-
lizar posibles cambios técnicos en el sector o nuevas normativas de regu-
lación ambiental.
Aquellos fabricantes que quieren obtener el Ecolabel tienen que cumplir una serie de requisitos que se
explicitan para cada grupo. Las solicitudes y licencias de etiquetas son gestionadas por los organismos
nacionales competentes. Grupos de expertos en cada sector, en consulta con las principales partes in-
teresadas, han desarrollado los criterios con el objetivo de desarrollar los principales impactos ambien-
tales teniendo en cuenta el ciclo de vida del producto completo,26 con el fin de promover la producción y
consumo sostenibles en la región.
En marzo de 2016, 36.395 productos recibieron la etiqueta ecológica de la UE. Los países con más licen-
cias de etiqueta ecológica de la UE fueron Francia (26%), Italia (18%) y Alemania (12%). La etiqueta eco-
lógica de la UE tiene una buena aceptación en la mayoría de los países europeos, incluso por encima de
los sellos de los diferentes países miembros.
El ecolabel tiene como objetivo:
• Homologar los signos con que los fabricantes pretenden caracterizar a sus productos con el fin
de fomentar la fabricación de productos que no perjudiquen el medio ambiente. Identifica
aquellos bienes que tienden a estar dentro del 10-20% superior de los más respetuosos con el
medio ambiente dentro de su categoría. Los fabricantes sólo pueden utilizar la etiqueta después
de que una autoridad nacional haya verificado que el producto cumple los criterios del sector.
• Informar a las personas consumidoras sobre las repercusiones ambientales de los productos
que consumen.
• Evitar que la proliferación de sistemas de etiquetado nacionales que generen desorientación
hacia la ciudadanía y que puedan convertirse en una barrera competitiva en un mercado que
pretende ser único.

25
Reglamento (CE) nº 66/2010 del Parlamento Europeo y del Consejo:
https://ec.europa.eu/environment/ecolabel/index_en.htm
26
Grupos de productos y criterios: https://ec.europa.eu/environment/ecolabel/products-groups-and-criteria.html
50
Economía circular y consumo sostenible

• Exaltar sus virtudes ambientales frente a las personas consumidoras, incitándoles a la


adquisición de dicho producto y no de otro carente de las mismas.
Sin embargo, también tiene puntos débiles como:
• La falta de obligatoriedad de poner el Ecolabel en productos y servicios.
• El excesivo peso de las grandes corporaciones frente a las empresas pequeñas que tienen más
dificultades (económicas y de carácter técnico) para obtener la certificación.
• Los problemas comerciales que plantea dentro del marco de globalización económica dado que
no todos los países tienen este marco regulatorio y de reconocimiento del sello.
• Carencia en los comités técnicos de certificación de diversidad de actores tales como la pequeña
producción, las asociaciones ecologistas, de consumidores, etc.
• Además, el impacto de los productos y servicios con Ecolabel, no supone avanzar en un cambio
estructural más amplio que suponga repensar el modelo de producción y consumo en su conjunto.
Como complemento al Ecolabel, la iniciativa sobre productos sostenibles27, revisará la Directiva sobre
diseño ecológico y propondrá medidas legislativas adicionales a los productos, de forma que sean más
duraderos, reutilizables, reparables, reciclables y energéticamente eficientes. La iniciativa también
abordará la presencia de sustancias químicas nocivas en productos electrónicos y TIC, textiles, muebles,
acero, cemento y productos químicos.

Los Sistemas de Gestión de Calidad de los productos se basan en reglamentos y procedimientos estan-
darizados, como los ISO (International Organization for Standardization), y constituyen actualmente la
principal norma de referencia ya que sigue indicadores internacionalmente reconocidos. La norma ISO
14001 facilita los requisitos para poder implantar un Sistema de Gestión Ambiental a cumplir la legisla-
ción de la Comunidad Europea (Reglamentación del Consejo Nº 183/93, del 29 de junio del año 1993).
El sello Eco-Management and Audit Scheme-Reglamento Comunitario de Ecogestión y Ecoauditoría28,
faculta la participación voluntaria de las empresas de los diferentes sectores industriales para la audi-
toría que obliga a establecer unos indicadores de comportamiento ambiental, para analizar y medir el
uso eficiente de los recursos, desde una perspectiva de ciclo de vida y contribuye a minimizar riesgos
desde un enfoque preventivo. La Declaración Ambiental es validada por un verificador independiente y
supone un ejercicio de transparencia que es reconocido por todas las partes interesadas, incluidas las
administraciones públicas.

27
Iniciativa UE sobre productos sostenibles (2020): https://ec.europa.eu/info/law/better-regulation/have-your-say/initiati-
ves/12567-Sustainable-Products-Initiative
28
EMAS: https://www.miteco.gob.es/es/calidad-y-evaluacion-ambiental/temas/sistema-comunitario-de-ecogestion-y-
ecoauditoria-emas/antecedentes.aspx
51
Economía circular y consumo sostenible

Tras haber demostrado la eficacia de esta herramienta de gestión medioambiental, en la promoción de


la mejora continua del comportamiento medioambiental de las industrias, la revisión del EMAS fue
publicada en 2001, como Reglamento (CE) nº 761/200129, por el que se permite que las organizaciones se
adhieran con carácter voluntario a un sistema comunitario de gestión y auditoría medioambientales
(EMAS).

Buenas prácticas

ALEMANIA
El sello Ángel Azul30 alemán, es un sistema de etiquetado ecológico que certifica los productos de bajo
impacto ambiental durante todo el ciclo de vida. Es uno de los sellos ecológicos con mayor prestigio a
nivel mundial en cuanto a exigencia de criterios se refiere.
Se considera la primera certificación de carácter ecológico en el mundo en 1978 y depende de varias
instituciones alemanas, siendo el Ministerio de Medio Ambiente el titular de la etiqueta, aunque la entidad
certificadora es el Instituto Alemán de Aseguramiento de Calidad y Señalización (RAL) según las bases
elaboradas por la Agencia Federal de Medio Ambiente. Pero además, existe un jurado independiente de
etiquetado ecológico que se conforma con representantes de todos los grupos sociales. La adjudicación
se documenta con el logotipo del Ángel Azul, con la especificación del sector industrial y con un
certificado oficial.
Se otorga a los productos que cumplen con los criterios propios de reducción del impacto ambiental en
las etapas de fabricación, embalaje, uso, emisión, recogida, reciclaje y desecho. Incorpora también, otros
aspectos como la calidad y la seguridad del producto.

29
Reglamento (CE) nº 761/2001 https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/ALL/?uri=CELEX%3A32001R0761
30
Ángel Azul: http://www.blauer-engel.de/en/index.php
52
Economía circular y consumo sostenible

Permite identificar aquellos productos que son más ecológicos y seguros en relación con otros productos
comparables, alrededor de 12.000 han sido certificados por el gobierno alemán. Los criterios principales
para obtener el sello son los siguientes:
• Ahorro de recursos durante todo el ciclo de vida (agua, energía, materias primas)
• Uso preferencial de materiales reciclados y materias primas sostenibles.
• Evitar los contaminantes y tóxicos en el producto.
• Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y otros contaminantes en el suelo, el aire,
el agua y los espacios interiores. Reducción de ruido y radiación electromagnética
• Incrementar la durabilidad, reparabilidad, reutilización y reciclabilidad
• Sistemas y servicios que permiten el uso compartido.

PAÍSES NÓRDICOS

El Nordic Swan EcolabelL 31 o Cisne Nórdico, es el sello ecológico oficial de


productos y servicios en los países nórdicos, que exige rigurosos criterios
medioambientales, además de eficiencia energética y calidad de los productos.
Incluye la trazabilidad de todo el ciclo de vida, desde las materias primas, hasta
su producción, pasando por toda la necesidad de transporte y la fase de desecho.
Además, el sello da la garantía de que contiene cantidades mínimas de sustancias peligrosas para la
salud y el medio ambiente, de que o contiene sustancias alérgenos y que han reducido lo más posible
los materiales para su envasado. Es un sello oficial certificado y que se ha posicionado como referente
en la ciudadanía preocupada por la ecología, siendo la quinta marca más conocida en Finlandia.
La Agencia Nacional de Alimentos de Suecia ha desarrollado el sistema llamado ojo de cerradura o Key
Hole, que se ha extendido al resto de la comunidad escandinava (Dinamarca, Noruega y Suecia). Se trata
de un logotipo que selecciona las opciones más saludables dentro de las diversas categorías de
alimentos. Esta opción simplifica la información resaltando exclusivamente los “mejores alimentos”
desde el punto de vista de la salud.

Otros países europeos y no europeos, han introducido sus propias certificaciones


medioambientales. El objetivo común, aunque no todas igual de ambiciosas, es
avanzar en la defensa del medio ambiente y aportar información a una ciudadanía
cada vez más preocupada por la salud y la ecología.

31
Nordic Swan Ecolabel: www.nordic-ecolabel.org
53
Economía circular y consumo sostenible

MUNDIAL
En 1994, certificadores ecológicos de todo el mundo, se unieron en el desarrollo de la red mundial, Global
Ecolabelling Network (GEN)32, un sello ecológico que tiene en cuenta la vida útil del producto o servicio,
según descripción de la Organización Internacional de Normalización (ISO) 14024:2018, para informar
sobre aquellos productos que son preferibles desde el punto de vista ecológico.
Cuentan con una certificación derivada de una norma científica específica para cada categoría y la
mayoría de ellas incluyen requisitos para aspectos como la toxicidad, calidad del aire, uso de energía,
reciclabilidad, compuestos orgánicos volátiles, agentes cancerígenos y otros aspectos que causan
preocupación.
Su objetivo es promover el etiquetado sostenible de productos y servicios:
• Fomenta la cooperación, el intercambio de información y la armonización de estándares entre
miembros, asociados y otros programas de eco-etiquetado.
• Participa en organizaciones internacionales para promover el eco-etiquetado.
• Fomenta la demanda y el suministro de bienes y servicios más responsables.
• Sus programas de eco-etiquetado son voluntarios
• Sus estándares abordan múltiples criterios ambientales durante el ciclo de vida de un producto
o servicio
• Los estándares están publicados y son transparentes
• Las eco-etiquetas se otorgan mediante verificación independiente de terceros.

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

Las recomendaciones las vamos a agrupar en dos grandes bloques, unas orientadas hacia las
normativas de ecodiseño y eco-etiquetaje, mientras que el otro bloque incidirá en las medidas que se
focalizan en la ciudadanía y la publicidad.

Sobre la normativa de ecodiseño y ecolabel de productos


• Evitar proliferación de logos. Existen demasiados, heterogéneos, algunos con certificación
dudosa o que no aportan información relevante. Es necesario generar reconocimiento público y
reforzar el Ecolabel Europe, y apoyar en Europa su consolidación como eco-etiqueta de
referencia.
• Realizar aportes para mejorar el Ecolabel, pues se analizan de forma cuantitativa 16 tipos de
impactos diferentes, sin incluir aspectos cualitativos como la pérdida de biodiversidad o
aspectos sociales. Habría que identificar criterios para ir incorporando el Análisis de Ciclo de
Vida, apoyándose en la Estrategia de Economía Circular.

32
Global Ecolabelling Network: www.globalecolabelling.net
54
Economía circular y consumo sostenible

• Unificar la diversidad de sellos en unos pocos que sean contrastados, verificados, evaluados y
con herramientas que garanticen el cumplimiento de los estándares de calidad. Estos procesos,
además de una base científica contrastada, debería contar con la participación de
representantes de la sociedad civil como asociaciones de consumidores, ecologistas...
• Las certificaciones tienen que suponer mejoras ambientales claramente superiores a la media,
deben de ser ambiciosas y no pequeños cambios ambientales. De forma que realmente sirvan
para destacar aquellos productos que realizan aportes socio-ambientales significativos.
• Hay que generar una normativa de ecodiseño de obligado cumplimiento para la industria, que
se extienda a todos los productos de los diferentes sectores y sea un requisito necesario para
estar en el mercado.
• Es interesante aplicar la información de semáforos desde otra lógica, el rojo debería identificar
productos que tendencialmente deberían estar fuera del mercado. Una regulación que
realmente estimulara la mejora y la transición hacia mejores estándares socio-ambientales. En
el Plan de Acción de Economía Circular se recoge “hacer que los bienes, servicios y modelos
comerciales sostenibles sean la norma”. El cumplimiento de este objetivo se fortalecería
negando el acceso al mercado de la UE a aquellos productos insostenibles, ineficientes, tóxicos,
derrochadores y contaminantes.
• La producción limpia ahorra costes y es mejor para el medio ambiente y la salud. Sin embargo,
es la producción insostenible la que resulta más asequible a las personas, esto es una paradoja
que se tendría que tener en cuenta y buscar estrategias de abaratar el consumo sostenible
dadas las ventajas que proporciona a la sociedad. Valorar propuestas de fiscalidad verde que
faciliten el acceso de los productos sostenibles a la mayor parte de la población. Modulación de
precios, a través de bonos de eficacia verde.

De cara a la ciudadanía y publicidad


Todas las eco-etiquetas, especialmente las veteranas y con mayor implantación en los mercados
nacionales como Blue Angel o Nordic Swan, han contado con fuertes campañas institucionales. Así que,
si queremos extender su implantación, habría que realizar campañas de divulgación de las eco-etiquetas
oficiales que se consideraran estratégicas.
Las asociaciones de consumidores demandan un etiquetaje de productos que sea más accesible y útil y
que son útiles para tenerlo en cuenta para las eco-etiquetas:
• Claridad y utilidad de la información que aparece.
• Eliminación información no esencial y regular la información parcial o engañosa.
• Presentación de fácil lectura, tamaño de letra adecuado.
• Utilizar palabras menos técnicas.
• Eliminar o minimizar el greenwashing, como veremos de forma detallada en otro
apartado.
55
Economía circular y consumo sostenible

3.2 Obsolescencia Programada


La obsolescencia programada reduce intencionalmente la vida útil de un producto, de modo que este se
torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible; ello tras un período de tiempo calculado de antemano
por el fabricante o tras una intensidad de uso predeterminada. Normalmente esto sucede al superar el
periodo de garantía, de forma que se dificulten las reclamaciones legales. La lógica que subyace tras la
obsolescencia es evitar la creación de productos de calidad, diseñados para maximizar su
funcionamiento útil durante el mayor tiempo posible. El objetivo sería aumentar la tasa de sustitución y
por tanto de lucro para los fabricantes, al favorecer el aumento de la velocidad en la compraventa de
bienes, obviando las necesidades de los consumidores y los impactos socio-ambientales de estas
prácticas.
Las tres tipologías de obsolescencia

• Obsolescencia programada: Aquella que provoca que el producto falle de manera


predeterminada e intencional por parte del fabricante. La más conocida.
• Obsolescencia psicológica o cultural: Aquella que logra que desechemos bienes con vida útil
porque ya no nos gustan o dejan de estar de moda. La publicidad sería una herramienta
determinante para acelerar estos cambios de valores.
• Obsolescencia tecnológica: Aquella que provoca que el producto quede obsoleto porque la
tecnología que lleva incorporada se va quedando desfasada de forma intencional. Esta se da
principalmente en aparatos como ordenadores o móviles, cuyas actualizaciones van ralentizando
y haciendo disfuncionales los dispositivos.

La obsolescencia tiene unas consecuencias socio-ambientales muy negativas, pues además de


asentarse sobre lógica del derroche de recursos limitados y de energía, es una de las principales fuentes
de generación de residuos. Aunque la obsolescencia en moda también es muy nociva, los principales
impactos se asocian con los electrodomésticos y especialmente con la basura tecnológica.

Según el Global E-Waste Monitor 2020, auspiciado por United Nations University, el mundo produce hasta
50 millones de toneladas de desechos electrónicos y eléctricos al año, lo que pesa más que todos los
aviones comerciales jamás fabricados. Solo el 20% de esto se recicla formalmente. Este tipo de desechos
crecen en el mundo tres veces más rápido que la población mundial y 13% más rápido que su PIB. España
produce 19 Kg per capita de desechos electrónicos anuales, en sintonía con la mayoría de los países de
nuestro entorno.

Además de los residuos tóxicos y de difícil gestión, los dispositivos electrónicos necesitan una gran
variedad de materias primas que se extraen de las minas, incluyendo cantidades pequeñas de metales
preciosos, como oro, paladio y plata. Para hacerse una idea de la huella ambiental que esto supone,
extraer una tonelada de oro genera alrededor de 10.000 toneladas de CO2. Y otro impacto asociado sería
la energía necesaria para producir dichos objetos, que mayoritariamente procede de combustibles
fósiles.

España es uno de los países con menor ciclo de vida de smartphones. De acuerdo a la consultora de
mercados Kantar, la vida útil de un móvil en nuestra geografía es de un año y ocho meses. Generalmente,
se asume que la vida útil de un smartphones es de dos años principalmente porque suele ser el periodo
durante el cual los fabricantes ofrecen actualizaciones. El informe Coolproducts don’t cost the Earth de
la European Environmental Bureau (EEB), la organización de ciudadanos para proteger el medio ambiente
56
Economía circular y consumo sostenible

más grande de Europa, planteaba que la duración de la vida útil de un smartphone debería ser de mínimo
25 años, frente a los menos de tres de media actuales, para compensar su impacto en el medio ambiente,
y de 20 años para los ordenadores notebooks.

Otro problema asociado serían las dificultades asociadas a la reparabilidad de los productos según una
encuesta del Eurobarómetro, en Europa el 77% de los ciudadanos estaría dispuesto a reparar sus
productos, pero casi nunca lo hace porque es demasiado caro. Ya sea porque los diseños impiden la
reparación, porque no hay garantías de suministro de piezas cuando los productos comienzan a fallar,
por las diferencias entre producir de forma deslocalizada y reparar con salarios locales, el caso es que
es la reparación, contra toda lógica, se vuelve una práctica antieconómica.

Y las previsiones no son muy optimistas, pues se prevén aumentos constantes en la producción de
residuos tecnológicos a nivel global y regional.

* http://www3.weforum.org/docs/WEF_A_New_Circular_Vision_for_Electronics.pdf

La situación en Europa y España


A principios del nuevo milenio este tema se fue convirtiendo en una preocupación creciente de la
ciudadanía y de las asociaciones de consumidores/as. En el año 2011 el Senado español aprobó una
Resolución en la que se instaba el Gobierno a que prohibiera la obsolescencia planificada, pero nunca
evolucionó hacia una legislación que lo regulara de forma efectiva. Por las mismas fechas diversos
países iniciaban tímidos abordajes a esta temática.

La cuestión empieza a vertebrarse a partir de 2013, cuando el Consejo Económico y Social Europeo (CESE)
–órgano de representación institucional en el que están presentes empresarios, sindicatos y
organizaciones de la sociedad civil, expertos y universidades– aprueba el Dictamen CCMI 112 sobre
57
Economía circular y consumo sostenible

Duración de la vida de los productos e información al consumidor. En él se establecen una serie de


recomendaciones:

• Aboga por la prohibición total de los productos cuyos defectos se calculan para provocar el fin
de la vida útil del aparato.
• Recomienda a las empresas que faciliten la reparación de sus productos. Ello deberá efectuarse
en torno a tres ejes, siendo el primero la posibilidad técnica, a continuación, deberá mantenerse
la posibilidad de que los consumidores puedan aprovisionarse de piezas de recambio durante un
periodo de cinco años, a partir de la adquisición. Por último, al comprar un producto, se debería
proporcionar un manual en el que se detallen las posibilidades de reparación y las instrucciones
para realizarla.
• Fomenta las iniciativas voluntarias de certificación.
• Anima a los Estados a tener en cuenta los parámetros de lucha contra la obsolescencia
programada en el marco de su política de contratación pública.
• Considera que la mejora de la calidad y de la sostenibilidad de los productos manufacturados
generaría empleos duraderos en Europa y debe, por tanto, fomentarse.
• Propone ampliar el dispositivo de garantías vinculado a la compra mediante una garantía mínima
de funcionamiento, de manera que las reparaciones se hagan a cargo del fabricante.
• Recomienda acelerar la investigación y las realizaciones en torno a tres ejes que constituyen
frenos a la obsolescencia programada:
1. El diseño ecológico de los productos.
2. La economía circular.
3. La economía de la funcionalidad.
• Preconiza un etiquetado sobre la duración de vida o el número estimado de utilizaciones de los
productos para que el consumidor pueda escoger en el momento de la adquisición con pleno
conocimiento de causa. Aboga por experimentar voluntariamente con un etiquetado en el que
figure el precio por año estimado en función de la vida útil para fomentar la adquisición de
productos sostenibles.

En esas mismas fechas se realizó una encuesta del Eurobarómetro que planteaba como un 77% de la
ciudadanía estaría dispuesta a reparar sus productos, pero casi nunca lo hace porque resultaba
comparativamente demasiado caro. El problema se iba diagnosticando y apuntaba a la necesidad de
regular de una forma más exhaustiva a la industria.

En febrero de 2015, el Gobierno adaptó el Real Decreto sobre residuos y aparatos electrónicos al
dictamen elaborado por la Comisión Consultiva de Transformaciones Industriales del CESE, que
promueve la reutilización. En 2017 el Parlamento Europeo realizó un llamamiento a la Comisión Europea
y los Estados miembro para luchar contra esta práctica. La Resolución del Parlamento Europeo, de 4 de
julio, sobre Una vida útil más larga para los productos: ventajas para los consumidores y las empresas
fue aprobada con una abrumadora mayoría (662 votos a favor, 32 en contra y 2 abstenciones). En 2018 la
Directiva 2018/851 del 30 de mayo, por la que se modifica la Directiva 2008/98/CE sobre residuos, explica
en su apartado 29 que “los Estados miembros deben facilitar modelos de producción que fomenten la
prolongación de la vida útil de los productos y promuevan la reutilización mediante el establecimiento y
58
Economía circular y consumo sostenible

el apoyo de redes de reutilización y reparación, como las dirigidas por las empresas de la economía
social, los regímenes de depósito, devolución, retorno y rellenado e incentivando la refabricación, el
reacondicionamiento y, en su caso, la adaptación de los productos a nuevos fines”. Y es que en nuestro
contexto los pequeños avances regulatorios han venido de la mano de los cambios normativos en el seno
de la UE.

El Grupo Parlamentario Confederal de Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea presentó en junio de
2017 una proposición no de Ley en el Congreso de los Diputados, que instaba al Gobierno a impulsar las
medidas legislativas necesarias para prohibir la obsolescencia programada, entendida como el conjunto
de técnicas que introduzcan defectos, debilidades, paradas programadas, obstáculos para su reparación
y limitaciones técnicas mediante las cuales un fabricante reduce de forma deliberada la durabilidad de
la producción con el objeto de aumentar la tasa de reemplazo. En esta propuesta se planteaba avanzar
en:

• Medidas para que las empresas faciliten la reparación de sus productos.


• Medidas para que las empresas mejoren la calidad y la sostenibilidad de los productos
manufacturados.
• Medidas para establecer un sistema que garantice una duración de vida mínima de los productos
adquiridos.
• Medidas de ampliación del dispositivo de garantías vinculado a la compra mediante una garantía
mínima de funcionamiento, de modo que las reparaciones se hagan a cargo del fabricante.
• Medidas de fomento, sobre todo en fase de educación, del consumo responsable, con el objetivo
que los consumidores tengan en cuenta el impacto sobre el medio ambiente, la huella ecológica
y la calidad de los productos.
• Medidas para fomentar la realización de proyectos de I+D+i basados en el diseño ecológico de
los productos, la economía circular, el residuo mínimo y la economía de la funcionalidad.
• Medidas para que en la contratación pública se consideren los parámetros de lucha contra la
obsolescencia programada.

La Estrategia Española de Economía Circular identifica y reconoce los tres tipos de obsolescencia
(programada, psicológica y tecnológica), pero elude regular y se conforma con apuntar la necesidad de
promover nuevos sistemas de diseño y concepción de productos, considerando el alargamiento de la
vida útil, la reparabilidad y la reducción de la obsolescencia de dichos productos. Hasta el momento no
se ha mostrado una voluntad política decidida para abordar estas cuestiones.

A nivel regional en 2019 la Asamblea de Extremadura aprobaba la Propuesta de Ley del Estatuto de los
Consumidores, donde se introducía una mención pionera con respecto a la regulación a nivel autonómico,
de la obsolescencia programada. Dicho artículo establecía que “se prohíben las prácticas de
obsolescencia programada, entendiendo como tales el conjunto de técnicas por las que las empresas
pretenden reducir deliberadamente la vida útil de un bien para aumentar la tasa de sustitución”.

Desde la sociedad civil ha habido un esfuerzo por divulgar esta problemática e incluso se han avanzado
medidas tan interesantes como el sello ISSOP, impulsado desde la Fundación FENISS, mediante el cual
se certifican empresas y productos comprometidos con la lucha contra la obsolescencia planificada. Una
potente herramienta que ha sido infrautilizada por parte de las administraciones de cara a utilizarla en

59
Economía circular y consumo sostenible

procedimientos de compra pública, de forma que estas actuaran de forma ejemplarizare.


Enlace: https://feniss.org/sello-issop/

Además, desde la Organización de Consumidores y Usuarios OCU se ha impulsado el Barómetro de la


Obsolescencia Planificada, de cara a ir recabando información sobre estas prácticas y disponer de
herramientas que permitan visualizarla. Los primeros datos apuntan a los móviles, las impresoras, los
aspiradores y las televisiones como los aparatos y electrodomésticos más problemáticos.
Enlace: https://www.ocu.org/barometro-de-obsolescencia-prematura

Buenas Prácticas
La referencia indiscutible sería Francia, cuya iniciativa presentaremos de una forma detallada, pero
también atenderemos a los avances en la legislación italiana (ahora mismo en tramitación) y de la
estrategia sueca por haber sido muy divergente de estas dos primeras.

FRANCIA

En 2014, el parlamento francés aprobaba, en el marco de la Ley de Transición Energética, castigar a las
empresas que, con la excusa de las leyes de mercado y la supervivencia empresarial, violasen las leyes
de defensa del consumidor. Las penas contempladas pueden conllevar penas de hasta dos años de
prisión y multas de 300.000 euros, que pueden incrementarse hasta el 5% de la facturación media anual
calculada sobre el volumen de negocios de los tres últimos ejercicios. La normativa establece la
existencia de la obsolescencia programada, a la que se incorporaron también otras medidas para luchar
contra el despilfarro, y la reducción de residuos en origen.

La normativa ha sido actualizada en 2020 en el marco de la Ley de lucha contra el despilfarro y a favor
de la economía circular33. Una referencia internacional pues es la regulación que aborda de forma más
rigurosa y ambiciosa ha regulado la obsolescencia programada, en un marco que además se relaciona
con las transiciones ecosociales. Un resumen de esta ley:

• Mejorar la información del consumidor para que pueda tener los elementos adecuados para
comprar de una manera clara.

Desarrollo de un sistema de referencia armonizado para información para el consumidor. A través de


una aplicación digital de fácil acceso a la información exhaustiva del producto, mediante el enlace a una
etiqueta, que además servirá como foro para los usuarios. Esta aplicación permitirá comparar las
etiquetas, explicar los principales impactos ambientales del etiquetado ambiental, proporcionar
información sobre la trazabilidad, reciclaje de los productos e incorporación del material reciclado y su
fiabilidad, información sobre la vida útil, el diseño ecológico, el asesoramiento de mantenimiento y la

mejora de la información, ya obligatoria, sobre la disponibilidad de piezas de repuesto. La etiqueta


funciona como un “índice de reparabilidad” de los aparatos eléctricos y electrónicos para que, entre otras
cosas, el consumidor pueda elegir un aparato que sea más fácil reparar que otro.

33
La ley se puede encontrar en este enlace:
https://www.legifrance.gouv.fr/jorf/id/JORFTEXT000041553759?r=ZPA0TYS7R8
60
Economía circular y consumo sostenible

• Reforzar el principio de “quien contamina paga” para las empresas, mediante la creación de
un bonus malus que permitirá a los productos que son menos contaminantes reducir su precio
hasta un máximo de un 20%34
• Extender la vida útil del producto a través del apoyo a la reutilización, reparación y la economía
de la funcionalidad (privilegiar el uso frente a la posesión o servitización).

Fortalecer la oferta de reutilización, reparación y funcionalidad de los actores económicos, para facilitar
que las personas acudan a sus servicios en lugar de tirar un bien y comprar uno nuevo, mientras se
fortalece la economía social y solidaria de la economía en Francia.

Esto requiere una mejor estructuración de la oferta de reparación para que sea más competitiva y más
fácil de acceder para los consumidores. Varias opciones son posibles:

– Desarrollar plataformas de redes digitales para reparadores y ponerlos en contacto con los
consumidores;

– Reforzar la participación de determinadas organizaciones en las actividades de reutilización y


reparación, proporcionando a los consumidores un mapa territorial de los servicios de
reparación y reutilización de fácil acceso y de calidad;

– Examinar las opciones para mejorar la competencia entre los reparadores y las ventajas
económicas o fiscales para permitir una reducción efectiva de los precios de los servicios de
reparación.

• Extender la obligación de suministrar repuestos usados.

Aplicar la obligación existente para reparadores de automóviles a todos los reparadores de bienes
tecnológicos (electrodomésticos, alta fidelidad, fotografía, telefonía, etc.), de forma que se extienda la
obligación de disponer y de suministrar repuestos tan pronto como estén disponibles.

• Reforzar la información del consumidor sobre la garantía legal.

Un refuerzo de la información del consumidor donde se distingan mejor las garantías comerciales de los
productos más durables, priorizando la reparación de un bien en lugar de reemplazarlo por uno igual y
una extensión de la durabilidad de la garantía (paso del período de garantía de 2 a 5 años).

• Luchar contra el despilfarro

Cada año, en Francia, se destruyen cerca de 630 millones de euros en productos nuevos. Para detener
el desperdicio y preservar los recursos, la Asamblea Nacional le ha dado, unánimemente, luz verde al
artículo cinco de la ‘ley anti-desperdicio’. En 2023 estará totalmente prohibido que las empresas tiren o

34
Un análisis detallado de los baremos de bonificaciones y penalizaciones financieras en el Sistema de Responsabilidad
Ampliada del Productor, puede encontrarse:
https://www.terraqui.com/blog/actualidad/francia-modifica-los-baremos-de-bonificaciones-y-penalizaciones-financieras-en-
el-sistema-de-responsabilidad-ampliada-del-productor/

61
Economía circular y consumo sostenible

destruyan los productos no alimentarios que no vendan (de momento la ropa, pero la voluntad es avanzar
también en productos cosméticos, higiénicos o electrodomésticos). En vez de ello, deberán o bien
donarlos a asociaciones o, en el futuro, reutilizarlos o reciclarlos, bajo pena de una sanción si no lo hacen.

• Final del plástico desechable de forma progresiva en 2040

• Lucha contra la publicidad que aliente el desecho prematuro de productos o la degradación


deliberada del producto en un estado normal de funcionamiento y prohibición de la distribución
de material publicitario no solicitado y catálogos comerciales con fines de promoción comercial
para consumidores e impresos con tintas que contienen aceites minerales.

Las principales críticas a las que se está encontrando este despliegue normativo tienen que ver con su
difícil aplicación. A la hora de judicializar procedimientos contra empresas que aplican la obsolescencia
programada, se están encontrando problemas de justificación y demostración técnica de los
mecanismos mediante los cuales se está limitando intencionalmente su durabilidad. Las empresas
gastan miles de millones en practicar obsolescencia programada y ocultarla, la administración no
invierte lo suficiente en investigación, control y verificación de las averías provocadas después de
periodo de garantía. Al carecer de forma exhaustiva de los datos técnicos que demuestren esa
obsolescencia, la justicia está rechazando la inmensa mayoría de las acusaciones.

Además, desde entidades ecologistas y de la economía solidaria plantean otra serie de demandas para
mejorar la ley que han hecho públicas de forma conjunta, entre las medidas que solicitan:

• Cifrar los objetivos y proporcionar apoyo financiero para la reparación asignadas a las entidades
de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP); el replanteamiento de las entidades de RAP
implica una refundición de la gobernanza, integrando los actores de la reutilización, de la
reparación y del consumo sostenible, y más transparencia sobre todo en la atribución de la parte
las obligaciones de pago de los productores en función de criterios bonus/malus (según sean
más o menos ecológicos en su impacto) por marca; la creación de un fondo para el reempleo
solidario, financiando los actores asociativos de reempleo solidario;

• La puesta en marcha de un índice de durabilidad para el 2022, y no solo de


un índice de reparabilidad;

• la prohibición de la destrucción de todos los productos que no hayan sido vendidos y bienes en
estado de uso, precisando que el reciclaje es una forma de destrucción; privilegiar el donativo de
estos productos no vendidos a las personas que sufren más precariedad, para conciliar lo
ecológico y lo social, o, en su defecto, la reutilización;

• El reconocimiento de un verdadero derecho a la reparación que incluiría la libre elección del


reparador, incluso no autorizado, y un libre acceso para este último a los planes de reparación,
herramientas, programas de informática o repuestos; una duración mínima obligatoria de
disponibilidad de piezas de repuesto de 5 años; el apoyo a la creación y al desarrollo de redes de
formación de técnicos de reparación; visualización clara de la indisponibilidad de piezas de
repuesto; creación de un fondo de apoyo a la reparación para disminuir su coste;

62
Economía circular y consumo sostenible

• El compromiso para bajar el IVA sobre las actividades de reparación y de la reutilización para
pasar a un IVA “circular” del 5,5% cuando las directivas europeas lo permitan; la creación de un
cheque reparación;

ITALIA

Basándose en regulación previa de defensa de los derechos de los consumidores preexistente impuso
las primeras sanciones por obsolescencia programada a nivel mundial. En octubre de 2018 impuso
multas de 10 y 5 millones de euros a Apple y Samsung, respectivamente, por prácticas comerciales
injustas al haber obligado a los consumidores a realizar actualizaciones de sus teléfonos móviles, que
suponían un empeoramiento deliberado de su rendimiento. En 2020 la sentencia se hacía firme, tras
haber sido recurrida la primera condena hacia las corporaciones tecnológicas en primera instancia.

Italia ha mostrado una determinación que pocos gobiernos han tenido para enfrentarse abiertamente a
las grandes corporaciones, si bien las multas son abultadas, al compararlas con los beneficios
empresariales resultan muy testimoniales. Desde hace unos años vienen trabajando en un desarrollo
legislativo sobre la Obsolescencia Planificada, que ahora mismo se anda en pleno proceso de tramitación
parlamentaria.

Esta ley contempla una definición exhaustiva de lo que se entiende por Obsolescencia Programada, una
modificación del código sobre los derechos del consumidor donde se incorporan estas cuestiones
relacionadas con la vida útil y la reparabilidad "la seguridad, el conocimiento de la composición, la
calidad, la vida útil y la posibilidad de reparaciones a costos asequibles de los productos y servicios”.

• De forma clara establece unas obligaciones para los productores

El fabricante tiene prohibido implementar técnicas que puedan conducir a la obsolescencia programada
de los bienes de consumo.

El fabricante está obligado, para los bienes de consumo eléctricos y electrónicos que para su correcto
funcionamiento incluyan un componente software, asegurar la disponibilidad de actualizaciones del
software y aplicaciones relacionadas durante todo el período de comercialización y por un período
posterior igual a la duración de la garantía legal, así como la asistencia técnica necesaria.

• La información al consumidor diferenciará la duración garantizada y la duración presunta del


producto.

• Ampliación de la duración de la garantía legal de conformidad de los bienes de consumo de dos


a cinco años desde la fecha de entrega de los electrodomésticos y pequeños bienes.

• El productor o, en su defecto, el importador está obligado a garantizar un adecuado servicio


técnico de los bienes de consumo, así como el suministro de repuestos durante un período
mínimo de cinco años a partir del momento del cese de fabricación de la mercancía, ampliable a
siete años en las piezas fundamentales cuyo costo sea superior a 60euros. Los repuestos y los
componentes agotables de los bienes de consumo deberán tener un costo congruente y
proporcional al valor de los mismos bienes.

63
Economía circular y consumo sostenible

• El Consejo Nacional de Consumidores y Usuarios tendrá la tarea de supervisar y controlar las


técnicas de obsolescencia programada, verificando el cumplimiento de las disposiciones
mediante la realización de inspecciones y controles por muestreo para someterlos a pruebas y
análisis, así como garantizar la retirada efectiva e inmediata de los bienes ya comercializados e
informar a los consumidores sobre los incumplimientos a coste de las empresas. Y por último
promoverá estudios, investigaciones y actividades de divulgación sobre las consecuencias
derivadas de la práctica de la obsolescencia programada y sobre las medidas implementadas
para combatirla.

• El productor o distribuidor de bienes de consumo es sancionado con pena privativa de libertad


de hasta dos años y multa de 300.000 euros si ha engañado o intentado engañar al consumidor,
por cualquier medio o procedimiento, también a través de terceros. El importe de la multa podrá
incrementarse en proporción a los beneficios derivados de la infracción considerando el volumen
de negocios medio anual relativo al bien de consumo, calculado sobre la base de los tres últimos
ingresos anuales.

Enlace al proyecto de ley: AQUÍ

Las principales asociaciones de consumidores como ALTROCONSUMO apoyan la propuesta de ley,


aunque plantean una serie de medidas para mejorarla:

La idea de indicar la duración esperada es extremadamente positiva, pero los controles de durabilidad
del nuevo producto son largos y costosos y no necesariamente concluyentes. Mucho más útil sería
tener un registro de productos que se rompen antes de lo esperado. En teoría, se requeriría que los
fabricantes mantengan un registro de quejas/problemas críticos.

Además, consideran que sería más apropiado hablar en general de "Obsolescencia", dejando fuera el
término "programada" porque implica una intencionalidad por parte del productor que no
necesariamente existe, o al menos es difícil de probar en muchos casos.

SUECIA

El Parlamento sueco ha emprendido un camino alternativo al de Francia e Italia, poniendo el énfasis en


el impulso activo de la reparabilidad, de forma que pueda convertirse en una práctica competitiva. Una
forma de alentar un cambio en la cultura del consumo, desincentivando que se compre lo más barato
para tirarlo rápidamente, además de favorecer el comercio local de reparaciones en detrimento de las
grandes multinacionales fabricantes y generará puestos de trabajo entre los sectores de población
menos cualificados. Una medida que supone un contrapeso a los procesos de automatización de la
producción, pues las reparaciones se han vuelto más laboriosas que una producción altamente
automatizada.

En 2017 se han hecho efectivas las exenciones fiscales a la reparación de todo tipo de productos, desde
las ropas hasta las lavadoras, pasando por las bicicletas, los zapatos o las neveras. El IVA de dichos
servicios será reducido desde el 25% hasta el 12% y podrán desgravarse sobre el IRPF la mitad de la
mano de obra pagada para reparar electrodomésticos, lo que podría reducir el coste de las reparaciones
hasta en un 87%.

El coste estimado que supondrá este impuesto, calculado en unos 48 millones de dólares, será
64
Economía circular y consumo sostenible

complementado con un impuesto sobre los productos químicos dañinos para el medio ambiente que
funcionan en diversos electrodomésticos como las neveras.

Una medida de referencia a nivel internacional en cuanto a la posibilidad de usar la fiscalidad para
promover cambios en los patrones de consumo e incentivar prácticas orientadas a mejorar la
reparabilidad. El impacto que ha tenido esta medida ha sido bastante baja según Promoting the Repair
Sector in Sweden, un informe sobre reparabilidad comparada de diversos países, donde se analizaba en
profundidad la experiencia sueca.

Esta investigación arroja una serie de conclusiones críticas muy interesantes:

Los productos que acceden a los circuitos de reparación son aquellos que tienen una calidad media
elevada, los productos de baja calidad se desechan y no se arreglan. Así que este tipo de medidas de
fomento de la reparación beneficia indirectamente a las clases medias y altas, pues presupone un punto
de partida ficticio en igualdad de condiciones. O se introducen medidas correctoras para que las
economías vulnerables puedan acceder a productos de calidad o nunca entraran en los circuitos de
reparabilidad.

Tras la aprobación de los cambios normativos, las empresas de diversos sectores dedicados a la
reparabilidad no han percibido cambios significativos o muy notables en su carga de trabajo.
El sector de la bicicleta y de las tecnologías de la información fueron los que percibieron un sensible
aumento en el número de reparaciones, pero no pueden determinar si el aumento fue causado por las
deducciones fiscales o no.

La mayoría de las personas que eligen las reparaciones son de mediana edad, esto podría deberse a los
viejos hábitos y a los altos precios de las reparaciones, quienes reparan seguirán eligiendo la reparación.
Las campañas de información deben estar dirigidas a las personas que no saben que existe la posibilidad
de reparar los productos a un precio más económico en comparación con antes de que se implementara
la reducción del IVA, especialmente la juventud.

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

En nuestra legislación existe una clara infracción administrativa para los supuestos de obsolescencia
programada no informada, según establece la Ley General para la Defensa de los Consumidores y
Usuarios. Sin embargo, al no haber una ley específica que regule la obsolescencia programada, las
administraciones actúan únicamente ante una denuncia.

Las leyes francesa e italiana serían una referencia claramente inspiradora del tipo de normativas que
deberían de ponerse en marcha. Un proceso que debería de ser coproducido con las entidades de la
sociedad civil que vienen abordando estas temáticas (FENISS, asociaciones de consumidores/as,
ecologistas…), de cara a aprovechar el conocimiento acumulado.

Un primer paso sería la creación de un Observatorio de la Obsolescencia Programada que permitiera


articular a las entidades, elaborar un diagnóstico compartido y comenzar las tareas de diseñar un
borrador de proyecto legislativo. FENISS, FACUA, OCU, Ecologistas en Acción, Greenpeace… confirman su
predisposición a participar de un espacio de este tipo. Algunas de las medidas que se consideran
prioritarias serían:
65
Economía circular y consumo sostenible

• Ampliar la Ley de Garantías. Un año progresivamente hasta los cinco años. Una forma de prevenir los
residuos y garantizar la vida útil de los productos. Los productos con una vida útil más prolongada
deben tener un periodo de garantía de la misma duración que la vida útil esperada. Además,
convendría revisarla, atendiendo a la letra pequeña que permite estirar el margen legal para camuflar
medidas de obsolescencia como en las bombillas.

• La normativa sobre ecodiseño europea no aborda cuestiones de obsolescencia, puedes hacer


lavadoras más reparables, pero si no obligas a que haya piezas de repuesto, si no logras que las
reparaciones supongan más de 20-30% del precio de un producto nuevo estas no serán competitivas.

• Incentivar fiscalmente a las empresas para que aumenten la durabilidad de los productos y
subvencionar la compra de productos sin obsolescencia.

• Las PYMES tributan a una media del 23% frente a las grandes corporaciones (tecnológicas,
electrodomésticos…) que lo hacen del 0 al 5%. Ampliar la tributación de estas últimas que son las
que practican la Obsolescencia Programada.

• Implementar Etiqueta de durabilidad a través de una APP (vida útil, trazabilidad del producto, averías
frecuentes, precio medio de reparación, disponibilidad de piezas de recambio…), cuya información
deben facilitarse antes de la compra.

• Promocionar la compra pública sostenible. La aplicación de cláusulas sociales y medioambientales


para los contratos de las administraciones pueden servir para que se impulse la innovación y la
producción sostenible y, con ello, la cantidad de alternativas y unos precios más asequibles de los
productos sostenibles que llegan a las tiendas. Mientras no haya un etiquetaje armonizado a nivel
europeo, debería de aplicarse el sello ISSOP como ha sucedido en algunas experiencias piloto como
en la isla de El Hierro, con una amortización anual de la inversión en un año y cero gastos en
reparaciones, o con los proyectores certificados sin obsolescencia de CASIO comprados por la
Generalitat de Catalunya y que multiplica por diez la durabilidad media.

• En la actualidad, la normativa española estipula que las piezas de repuesto deben estar disponibles
durante el plazo mínimo de cinco años a partir de la fecha en que el producto deja de fabricarse. En
el caso de los aparatos de uso doméstico, el real decreto ley 1/2007 de defensa del consumidor y el
real decreto 58/1988 informan que deberán tenerlos por un mínimo de siete años. Aumentar estos
plazos sería una medida sencilla con elevado impacto.

• Una rebaja del IVA a los productos que provienen de comercios dedicados a la reparación, el alquiler
y venta de productos de segunda mano en las tiendas de economía social y solidaria. Una medida que
viene reivindicando desde hace tiempo la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social
y Solidaria.

• Realizar campañas de divulgación y sensibilización sobre las problemáticas y los impactos socio-
ambientales derivados de la obsolescencia programada.

• Aprovechar las herramientas que la sociedad civil ha ido desarrollando, de cara a maximizar su
visibilidad y utilidad como el sello ISSOP o el Barómetro de la Obsolescencia.

66
Economía circular y consumo sostenible

3.3 Textil
El sector textil es uno de los grandes contribuyentes al deterioro medioambiental global, de acuerdo con
la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la industria de la moda es la segunda
más contaminante del mundo. Esta industria afecta a los cultivos, a la extracción de materias primas y
a toda la cadena de producción, donde únicamente un 13% de los recursos para la producción de ropa
nueva proviene de materiales reciclados post-uso. Otros de los principales impactos serían el uso anual
de 93.000 millones de metros cúbicos de agua, que son contaminadas con distintos compuestos químicos,
un volumen suficiente para satisfacer las necesidades de cinco millones de personas. A esto se suman
cuestiones como el vertido anual de medio millón de toneladas de microfibra, lo que equivale a 3 millones
de barriles de petróleo; así como el elevadísimo consumo energético y de emisiones de carbono, que son
superiores a las de todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos.

La industria textil además utiliza grandes cantidades de sustancias químicas altamente toxicas y
peligrosas para la salud humana: alquifenoles, ftalatos, retardantes de llama bromados y clorados,
colorantes azoicos, compuestos orgánicos de estaño, perfluorados (PFCs), clorobencenos, disolventes
clorados, clorofenoles o las parafinas cloradas de cadena corta (PCCC). Muchas de las cuales han
comenzado a regularse recientemente.

Además, encontramos la dimensión socio-laboral, donde este sector se encuentra altamente


deslocalizado, trasladando las actividades más contaminantes, intensivas en mano de obra y con menor
valor añadido a países empobrecidos, mayoritariamente de Asia. Las condiciones laborales destacan por
ser muy precarias e incurrir recurrentemente en malas prácticas (abusos, largas jornadas, bajos
salarios, hostilidad sindical…).

Y es que el modelo dominante en el sector es el de la “moda rápida”, que ofrece a los consumidores
cambios constantes de colecciones a bajos precios, alentando a comprar y desechar ropa
frecuentemente. El resultado es que la producción de prendas de vestir, muchas de ellas de baja calidad,
se duplicó en el periodo de 2000 a 2014; y que las personas compran un 60% más de ropa que hace 15
años. Menos de la mitad de la ropa usada se recolecta para su reutilización o reciclaje cuando ya no se
necesita, y solo el 1% se recicla en ropa nueva, ya que apenas están comenzando a surgir tecnologías
que permitirían reciclar la ropa en fibras vírgenes.

Según el informe A new textiles economy: Redesigning fashion’s future de la Fundación Ellen McArthur,
que aglutina a una parte significativa de las grandes empresas del sector, la cantidad de veces que se
usa la ropa antes de desecharla está disminuyendo dramáticamente. El promedio mundial en 2016 bajó
de 200 usos a 120 usos. China ha experimentado una caída dramática a 62 usos, mientras que los
estadounidenses se mantienen en un promedio de 40 usos, habiendo prendas que se desechan tras sólo
siete o diez usos. Este aumento exponencial se traduce en que cada segundo se entierra o quema una
cantidad de textiles equivalente a un camión de basura (alrededor de 12 a 14 toneladas).

No en vano hubo un escándalo internacional cuando en 2018 se reveló que la marca de moda Burberry
había quemado ropa por valor de 40 millones de dólares en ropa sin vender, así como otros artículos de
lujo, en un intento por evitar que las existencias no deseadas se vendieran a precios más bajos. Una
práctica muy extendida en la industria, debido a que producen amplios stocks, contando con las
economías de escala que les permiten reducir costes y bajar precios, sin ajustar la oferta a ningún tipo
de demanda.

67
Economía circular y consumo sostenible

La situación en Europa y España


Ante la presión de grupos ecologistas, de consumidores y por el comercio justo, la UE ha acordado
restringir más de 30 sustancias peligrosas de la ropa y otros textiles de consumo. Estas sustancias se
utilizan para colorear y tratar productos textiles, usando productos como plomo, cadmio y otros metales
tóxicos que pueden causar cáncer, dañar el ADN o afectar a la salud reproductiva. Las asociaciones
promotoras se felicitan del avance, pero consideran que se debe ser más ambiciosos a la hora de regular
contra los productos químicos nocivos en textiles como los disruptores endocrinos o los alérgenos.

La Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA) se encuentra tramitando una regulación
sobre los microplásticos que aspira a reducir en 400.000 toneladas y a la que se dedicarían 9.400
millones de euros durante los próximos 20 años. Esto afecta sustancialmente a la industria de la moda
debido a la liberación de microplásticos procedentes de productos textiles. Aunque los grupos
ecologistas plantean que la ambición de la propuesta se ha ido reduciendo y los plazos de aplicación se
han alargado significativamente debido a la presión de la industria.

Además, se estaban planteando porcentajes obligatorios de reciclaje de textil por parte de los distintos
Estados, cuestiones relacionadas con el etiquetaje… una pluralidad de medidas que evidencian la
complejidad de la cadena de valor textil, para responder de forma conjunta a estos desafíos que se
superponen, y como estas cuestiones están entrando con fuerza en la agenda política. Tanto es así que,
en el marco del Plan de Acción de la Economía Circular de la UE, se avanza la propuesta de una Estrategia
Integral de la UE para los textiles.

La estrategia tendrá como objetivo fortalecer la competitividad


industrial y la innovación en el sector, impulsando el mercado
interno de textiles sostenibles y circulares, incluido el mercado
de la reutilización de textiles, abordando la moda rápida e
impulsando nuevos modelos comerciales.

Esto se plantea lograr mediante un conjunto completo de


medidas, que incluyen:

• Aplicar el nuevo marco de productos sostenibles como se


establece a los textiles, incluido el desarrollo de medidas de
diseño ecológico para garantizar que los productos textiles sean
aptos para la circularidad, asegurando la absorción de materias
primas secundarias, abordar la presencia de productos químicos
peligrosos y capacitar a las empresas y los consumidores
privados para que elijan textiles sostenibles y tengan fácil
acceso a los servicios de reutilización y reparación;

• Mejorar el entorno empresarial y normativo para los textiles sostenibles y circulares en la UE,
en particular proporcionando incentivos y apoyo a modelos de producto como servicio, materiales
circulares y procesos de producción, y aumento de la transparencia a través de la cooperación
internacional;

• Brindar orientación para lograr altos niveles de recolección separada de desechos textiles, que
los Estados miembros deben garantizar para 2025;
68
Economía circular y consumo sostenible

• Impulsar la clasificación, reutilización y reciclaje de textiles, incluso mediante la innovación,


fomentando las aplicaciones industriales y medidas reglamentarias como la responsabilidad
ampliada del productor.

En 2017 el Parlamento Europeo aprobó una resolución que pedía adoptar una legislación común que
obligase a las empresas del sector textil a controlar el respeto de los derechos humanos a lo largo de
toda su cadena de producción, siguiendo las recomendaciones de la guía de Diligencia debida de la OCDE
sobre Cadenas de suministro responsables en el sector de la confección y el calzado, que afectarían a
más del 72% de las importaciones mundiales de ropa. Varios años después desde la Comisión Europea
se continuaba apoyando las medidas voluntarias y no vinculantes para las grandes empresas.

Esta temática se ha convertido en un caballo de batalla para las


organizaciones de derechos humanos que están presionando para
mejorar la transparencia de la industria textil y obligarla a cumplir
con los derechos humanos a lo largo de la cadena de suministro.
Un ejemplo es el informe Fashion’s Next Trend: Accelerating
Supply Chain Transparency in the Garment and Footwear Industry
de Humans Rights Watch, donde describe cómo decenas de marcas
y minoristas divulgan públicamente información sobre sus
fábricas proveedoras, como una medida ampliamente aceptada
para identificar y abordar mejor los abusos laborales en las
cadenas de suministro de la industria de la moda.

Finalmente, a mediados de 2020 el Grupo de Trabajo de Conducta


Comercial Responsable del Parlamento Europeo y la CE han
lanzado una consulta sobre el desarrollo de una iniciativa
legislativa intersectorial y obligatoria donde se abre el camino a las sanciones a las empresas que
incumplen determinados acuerdos, así como los incentivos a aquellas compañías que vayan más allá
del mínimo legal en cuestiones sociales y ambientales.

La decisión se basa en los resultados de la publicación de un reciente estudio sobre los requisitos de
diligencia debida a través de la cadena de suministro que confirmó que las medidas voluntarias están
fallando y que existe una necesidad urgente de medidas reglamentarias a nivel de la UE. Con el fin de
proteger a los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente de los impactos sistemáticos,
continuos y que empeoran los derechos humanos y el medio ambiente vinculados a las cadenas de
suministro globales de empresas e instituciones financieras. El estudio revela que "solo una de cada tres
empresas en la UE está llevando a cabo una diligencia debida que tiene en cuenta todos los derechos
humanos y los impactos ambientales".

La industria española de la moda tiene un peso en el PIB del 2,9% y genera el 4,3% del empleo,
representando el 18,9% en el comercio y el 8,1% en la industria, siendo también una de las principales
exportadoras de la UE, de acuerdo con el informe sectorial de la economía española 2019 elaborado por
la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE). Los avances en materia de
sostenibilidad y de derechos laborales asociados a la cadena de valor se encuentran estrechamente
relacionados con las directrices europeas que resultan de obligado cumplimiento.

69
Economía circular y consumo sostenible

Las grandes empresas del sector han conseguido un reconocimiento mundial por liderar el desarrollo
de modelos de negocio basados en el fast fashion, especialmente orientado a la exportación. Desde el
Observatorio de la Moda Española avalaban esta estrategia, aunque en el informe El Sector de la Moda
en España: Retos y desafíos, de 2016, reconocían que durante los últimos años, las cuestiones
relacionadas con la sostenibilidad y las conductas éticas en este sector han cobrado una mayor
importancia. Las cuestiones relacionadas con la sostenibilidad, aunque se identifican como un desafío a
futuro, se abordan de forma muy vaga, ciñéndose al cumplimiento de la legalidad vigente y evidencian
la escasa vocación proactiva de las grandes corporaciones.

La industria textil sería el sector donde la obsolescencia cultural funciona de una forma más nítida, la
misma noción de moda se sustenta en desechar prematuramente bienes por cuestiones meramente
estéticas. La Asociación Ibérica de Reciclaje Textil ASIRTEX nos ofrece algunos datos, en su informe La
ropa usada. Tendencias de un mercado emergente de 2017, sobre el impacto de los residuos ligados a la
fast fashion en nuestra geografía: cada persona compró de media 34 prendas al año y a su vez, tiró a la
basura una media de 10 a 14 kilos de residuos textiles, de los cuales una décima parte se desecha en
contenedores especializados y el 90% acaba en vertederos. Actualmente se recuperan 300 millones de
kg de residuos textiles y el objetivo para 2020 es de 490 millones, una actividad que de forma
predominante se realiza desde el sector de la economía social.

El sector de la moda sostenible supone sólo el 6,5% de las compras en el país y el gasto de los
consumidores en este segmento ronda los 61 euros por cada compra, frente a los 246 euros del fast
fashion. Según el Estudio de sostenibilidad en el sector de la moda que ha elaborado la consultora
Simon-Kucher & Partners, sólo el 4% de los consumidores prefiere comprar moda sostenible, frente al
8% del sector del lujo, el 33% del fast fashion y el 21% de consumidores de moda low cost. Aunque
convendría problematizar que se considera “moda sostenible” pues hay una pluralidad de certificaciones,
y se corre el riesgo de tener miradas que no atiendan a la integralidad de los procesos de elaboración,
y especialmente a las condiciones laborales, a lo largo de toda la cadena de valor.

La mayoría de los consumidores considera adecuado que la versión sostenible de una prenda cueste
entre un 20% y un 30% más, por lo que se empieza a consolidarse un lento cambio cultural, a partir de
una modesta industria alternativa. Un modesto nicho que está siendo empujado principalmente por las
generaciones más jóvenes, y es que, aunque la moda sostenible no tiene mucho peso en el conjunto de
las compras del sector en España, el 78% de los consumidores revela que las características eco de una
prenda podría influir en sus decisiones de compra, así como el 69% afirma que lo harían el respeto a las
condiciones básicas laborables podría. Una información que, sin embargo, el 65% de los consumidores
no buscan activamente.

Una encuesta elaborada por Fashion Revolution en cinco países europeos concluye que casi un 40% de
los consumidores se plantea las repercusiones sociales y medioambientales a la hora de adquirir ropa
y complementos. Y el 68% de las personas piensa que los Gobiernos tienen que involucrarse en
garantizar que la ropa, los zapatos y los accesorios se producen de forma sostenible, protegiendo los
derechos de los trabajadores y el medio ambiente, así como para que las marcas sean más
transparentes en cuanto a sus prácticas comerciales y su impacto en todo el mundo. En España sube al
82% quienes afirman que se debería "obligar por ley" a las marcas textiles a respetar los derechos
humanos de todas las personas que intervienen en la elaboración de sus artículos.

70
Economía circular y consumo sostenible

Buenas Prácticas

PAÍSES NÓRDICOS

En 2015 el Consejo Nórdico de Ministros de Medio Ambiente lanzó el Plan de Acción para la moda y los
textiles sostenibles Well Dressed in a clean planet. Una estrategia internacional que se ha convertido en
una referencia ejemplarizante de cómo impulsar desde las políticas públicas cambios de calado en el
sector textil. Una iniciativa que ha servido para articular actores, producir un conjunto de conocimientos
especializados y de herramientas prácticas de gran utilidad para los responsables políticos, las
organizaciones de normalización y las partes interesadas en la cadena de valor textil. Este Plan se
articula en torno a seis líneas estratégicas, de las cuales se han ido viendo los primeros resultados en
sus años de andadura:

1. Promoción del diseño nórdico sostenible a través de la educación. Los objetivos eran facilitar el
establecimiento de una red nórdica de escuelas de diseño para crear un género nórdico común de diseño
sostenible, y establecer una plataforma digital para compartir recursos escuelas y diseñadores actuales
y futuros. Ambos se han cumplido y se ha realizado un evento en el Copenhagen Fashion Summit para
lanzar la plataforma y dar a conocer la educación y la formación en diseño sostenible de moda y textiles.

2. Mayor influencia nórdica en la regulación de la UE sobre


los productos químicos nocivos. Esta iniciativa ha
permitido un punto de vista nórdico común para empujar
hacia posiciones más ambiciosas las
declaraciones/etiquetado de contenido químico en
productos textiles en los mercados europeos.

3. Propuesta de directrices nórdicas comunes sobre


restricciones químicas en la producción de textiles que
las empresas textiles nórdicas pueden exigir a sus
proveedores. Iniciativas para ayudar a las empresas
textiles nórdicas a gestionar el uso de productos químicos
en sus cadenas de suministro. Una guía paso a paso sobre
el control y la gestión de los criterios de sostenibilidad
para el uso de productos químicos en las cadenas de
suministro textiles, que se esperaba que sea la primera
etapa de una transición amplia hacia requisitos comunes
de los proveedores nórdicos.

4. Adquisición ecológica de textiles en el sector de la salud. El sector público de la salud consume


grandes cantidades de textiles: uniformes de personal, ropa de cama, ropa de pacientes y batas de
quirófano. La inclusión de criterios ecológicos en los contratos de contratación puede aumentar la
demanda de textiles y servicios textiles más ecológicos, lo que, a su vez, debería estimular la innovación
verde en la oferta. Para facilitarlo se ha editado una guía nórdica sobre compra pública ecológica de
textiles con información, recursos y ejemplos prácticos, así como se ha conformado una red nórdica para
seguir profundizando en la ecologización de las adquisiciones sanitarias.

5. Promover la oferta de productos eco-etiquetados. Tras identificar las barreras a los textiles
71
Economía circular y consumo sostenible

etiquetados ecológicos se trataba de facilitar una mayor visibilidad de estos productos en el mercado.
Para ello se ha realizado una revisión conjunta del etiquetado ecológico nórdico de textiles, pieles y
pieles, así como elaborar materiales de marketing para ayudar a Nordic Ecolabel a comunicar y
comercializar mejor las etiquetas ecológicas textiles a la industria. El proyecto también ha adoptado una
perspectiva global, alentando a países productores con alta penetración en el mercado como la India y
Turquía a participar en el eco-etiquetado.

6. Estimular al sector textil para el reciclaje de textiles. Una medida orientada a conocer las
oportunidades para el reciclaje y cómo se pueden implementar. Un proceso de investigación centrado en
los dos extremos de la cadena: productos textiles diseñados para el desmontaje y recuperación de fibras,
y por otro lado demanda de fibras recicladas en nuevos productos. Así como una presentación y
divulgación de 10 marcas nórdicas que están comprometidas con el diseño para el reciclaje, en la
demanda de fibras recicladas y en iniciativas de ciclo cerrado.

Además, han decidido conformar un Comité específico para la reutilización y el reciclaje textil, abordando
la falta de transparencia sobre el destino de los textiles postconsumo recolectados por las
organizaciones. Esta iniciativa ha desarrollado un sistema de certificación voluntaria para las
organizaciones de recolección de textiles que potencialmente puede dar ventajas en las licitaciones
públicas. Este sistema incluye un conjunto completo de criterios que cubren una gama de métodos de
recolección y la posterior clasificación, reciclaje, reutilización y venta de textiles reutilizados y
exportación, ya sea que lo lleve a cabo el recolector o los actores intermedios. También incluye un
sistema de certificación, formatos de informes, pautas de verificación de terceros, reglas sobre uso de
logotipos y lo necesario para un estándar de verificación de terceros en pleno funcionamiento.

Un Compromiso firmado por una amplia gama de marcas, y que entre sus objetivos establece duplicar
la proporción de textiles puestos en el mercado que se recolectan por separado y garantizar que el 50%
de estos se reutilicen y el 90% se reutilicen o se reciclen. El sistema funciona en la región nórdica, pero
también existe la posibilidad de certificación de colectores en otros países. Otras regiones también
pueden tomar prestado del sistema y las experiencias para establecer estándares similares en sus
propias regiones.

SUECIA

El gobierno sueco ha encomendado a la Universidad de Borås la tarea de establecer y liderar Textile &
Fashion 2030, una plataforma nacional para avanzar en la moda y los textiles sostenibles. Un encargo
con una duración de cinco años, que está dirigido por Smart Textiles, parte del Science Park Borås en la
Universidad de Borås, en colaboración con la Escuela Sueca de Textiles, el Consejo Sueco de la Moda, los
Institutos de Investigación RISE y TEKO, y la asociación de empleadores y comerciantes que trabajan en
la industria textil y de la moda.

La idea es conformar una comunidad dinámica y fuerte orientada a desarrollar nuevas soluciones
sostenibles y oportunidades comerciales que permitan reducir el impacto ambiental a nivel nacional e
internacional de la industria textil y de la moda. Sus principales objetivos serían:

• Promover la colaboración y la cooperación para construir una cadena de valor ambientalmente


sustentable en el sector textil;
• Hacer que los resultados de la investigación y el desarrollo estén disponibles y proporcionar un
72
Economía circular y consumo sostenible

puente entre la investigación y la práctica;


• Promover modelos comerciales sostenibles y combinar beneficios ambientales con beneficios
comerciales;
• Fortalecer el trabajo de las PyMEs para lograr un flujo circular y un desarrollo ambientalmente
sustentable;
• Minimizar los efectos ambientales negativos de la producción;
• De esta manera, la plataforma también trabaja para lograr los objetivos ambientales nacionales
y las metas de la Agenda 2030 que afectan a los textiles y la moda;

Estas áreas de intervención incluyen desarrollar nuevos modelos de negocio, liberar la producción y
otras actividades de sustancias nocivas para la salud y el medio ambiente, mejorar la eficiencia
energética en el sector y, principalmente, promover una transición a una economía circular, es decir,
modelos que den como resultado un ciclo eficiente. de materiales en lugar de procesos lineales. Una
iniciativa que permite coordinar a una pluralidad de actores del sector con la universidad; de forma que
la educación, la investigación y la innovación se encuentren alineadas con el objetivo de apoyar la
sostenibilidad y crear un ciclo circular para el sector textil y de la moda.

Más información: AQUÍ

73
Economía circular y consumo sostenible

FRANCIA

Refashion es una empresa privada sin ánimo de lucro participada por más de 5.000 empresas del Sector
de Confección Textil, Ropa de Hogar y Calzado. Una entidad encargada de centralizar la Responsabilidad
Ampliada del Productor sobre los productos comercializados al público, una vez han llegado al fin de su
vida útil. Refashion ofrece herramientas, servicios de información que facilitan y aceleran la
transformación y ayudan a financiar la transición a la economía circular en el conjunto del sector:
comercializadores, operadores de recolección y clasificación, comunidades locales y autoridades
públicas, líderes de proyectos, ciudadanos.

Refashion es el organismo encargado de implementar, junto con otros sectores de


prevención/reducción/tratamiento de residuos, la ambiciosa política del Ministerio de Transición
Ecológica en el marco de la Ley Contra el Desperdicio. Para ello realiza desde labores de información
ciudadana a la recolección y tratamiento centralizado de los residuos textiles. También se encarga de
acompañar a la industria desde la primera plataforma del país que apoya a fabricantes y
comercializadores en el camino hacia el diseño ecológico.

Un modelo que tendrá que adaptarse a las directrices que vengan desde Europa y encontrar un nuevo
reacomodo.

Más información: AQUÍ

ALEMANIA Y HOLANDA

En 2013 se derrumbaba el edificio Rana Plaza en Bangladesh, donde murieron más de 1.100 personas, la
mayoría trabajadores y trabajadoras de fábricas textiles que desempeñaban su labor para grandes
empresas multinacionales en condiciones muy precarias. Este acontecimiento supuso un punto de
inflexión, tanto para una parte de los consumidores, como para muchas empresas del sector textil que
se vieron directamente asociadas a estos abusos laborales y de derechos humanos.

Al año siguiente, de forma sincrónica pero no sincronizada, se pusieron en marcha dos iniciativas muy
relevantes en Alemania y Holanda. En ambos países se generaban espacios amplios de confluencia de
los distintos actores relacionados con el sector textil (administraciones públicas, industria, sindicatos,
consumidores, ONG…). El Ministerio alemán de Desarrollo impulsaba la creación de la Asociación
Alemana para Textiles Sostenibles, mientras que desde el Consejo Económico y Social Holandés se
promovía el Acuerdo Holandés sobre prendas de vestir y textiles sostenibles.

Estos espacios tripartitos han servido para avanzar en acuerdos voluntarios para que centenares de
empresas del sector textil, de cada uno de los países, vayan asumiendo compromisos sustantivos en
materia social y ambiental. Estos avances tienen que ver tanto con cuestiones de sostenibilidad
(materias primas, sustancias tóxicas, reciclabilidad…) a cuestiones relacionadas con la gestión de la
cadena de suministro (transparencia, derechos laborales…), tomando como referencia la Guía de Debida
Diligencia de la OCDE para Cadenas de Suministro Responsables en el Sector de Vestuario y Calzado.

74
Economía circular y consumo sostenible

Recientemente, se han aliado para alinear el contenido de ambas iniciativas, con el objetivo de ayudar a
las empresas a implementar la debida diligencia mediante la armonización de los requisitos de
sostenibilidad. Además, las empresas miembros trabajarán en proyectos conjuntos para mejorar las
condiciones de trabajo en áreas de riesgo y se beneficiarán del conocimiento compartido y el apoyo de
ambas secretarías.

Algunas de las críticas al Acuerdo Holandés sobre Prendas de Vestir y Textiles Sostenibles AGT es que
no ha hecho que la transparencia de la cadena de suministro de los miembros individuales sea una
condición de membresía, sino que exige que sus miembros divulguen información sobre sus fábricas
proveedoras a la secretaría del AGT. Esta se encarga de hacerla pública de forma agregada, a través de
una base de datos de acceso y búsqueda fáciles.

Asociación Alemana para Textiles Sostenibles: AQUÍ


Acuerdo Holandés sobre prendas de vestir y textiles sostenibles: AQUÍ

Plan de acción europeo de la confección

El Plan de acción europeo de la confección (ECAP) fue un proyecto europeo completado en 2019, donde
un consorcio de entidades e instituciones públicas de distintos países abordaron los mecanismos que
podían servir para facilitar una transición acelerada de la sostenibilidad en el sector textil.

ECAP ha desarrollado un trabajo muy interesante para articular actores y debates a la escala europea,
además de haber producido materiales muy relevantes en las ocho líneas estratégicas que vertebraban
su actividad. Todos estos materiales se encuentran de libre acceso y van desde estudios e informes, a
criterios de contratación circular para textiles, que se han incorporado al desarrollo continuo de la guía
de contratación pública ecológica de la Comisión.

1. Influir en las prácticas de diseño: involucrar a diseñadores y compradores en prácticas de


diseño más sostenibles a través de la plataforma Design for Longevity.
2. Abastecimiento de fibras más sostenibles: medir el uso actual de fibra de la "marca y los
minoristas" y trabajar con ellos en estrategias para implementar fibras más sostenibles en sus
productos.
3. Influir en las prácticas de producción: trabajar con los fabricantes de ropa para hacer que los
procesos de producción sean más sostenibles, enfocándonos en las oportunidades para reducir
y reutilizar el desperdicio de material.
4. Influir en la contratación pública: influir en la forma en que los gobiernos europeos adquieren
75
Economía circular y consumo sostenible

prendas más sostenibles para el sector público.


5. Involucrar a los consumidores europeos: involucrar a los consumidores europeos para que
utilicen y desechen sus prendas de manera más sostenible.
6. Involucrar a los consumidores jóvenes: comprometerse directamente con los consumidores
de entre 16 y 25 años sobre cómo usar y desechar sus prendas.
7. Mejora de las tasas de recogida de textiles: trabajar con los municipios locales de Europa para
mejorar las colecciones textiles.
8. Integración de fibras recicladas: Trabajar con marcas y minoristas para integrar fibras
recicladas en sus productos.

Las recientes enmiendas a la Directiva Marco de Residuos de la UE, derivadas del Paquete de Economía
Circular, requerirán que los estados miembros organicen la recolección separada obligatoria de textiles
a partir de 2025. Esto debería alentar a los gobiernos y municipios y al sector del reciclaje textil a
considerar la mejor manera de maximizar el valor de los textiles. El ECAP ofrece materiales y referencias
sobre cómo mejorar las tasas de recolección de textiles, así como plantea claves sobre los cambios en
la industria y las fibras permitidas, pues los textiles recolectados de baja calidad actualmente no
disponen de mercados finales viables.

European Civil Society Strategy for Sustainable Textile, Garments, Leather and Footwear

Una amplia coalición de entidades sociales y


medioambientales ha desarrollado una estrategia
europea de la sociedad civil para textiles, prendas de
vestir, cuero y calzado sostenibles. En este documento
se analizan las implicaciones sociales,
medioambientales y de gobernanza del sector textil,
incorporando escenarios de futuro de cara a la
estrategia global de la UE para textiles, prevista para
2021.

Más específicamente, tiene como objetivo contribuir a


la próxima "Estrategia global de la UE para los textiles",
proporcionando recomendaciones sobre lo que
debería abarcar dicha estrategia para mantener un
alto nivel de ambición. Incluye propuestas
prospectivas sobre diligencia debida, marco de
políticas de productos, residuos, prácticas
comerciales desleales, comercio internacional, apoyo
a los países productores, modelos comerciales
alternativos y una plataforma de múltiples partes
interesadas.

Una propuesta consensuada por un número muy amplio de organizaciones europeas y que apunta las
principales claves que debería de incorporar una normativa comprometida con provocar cambios en el
conjunto de la cadena de valor de la industria textil. Aunque no sea una política pública, supone unas
propuestas muy concretas para definir las líneas maestras de las políticas europeas.

Enlace al documento: AQUÍ


76
Economía circular y consumo sostenible

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

Una de las prioridades sería sincronizar cualquier avance regulatorio en el sector textil con la Estrategia
Integral que está pendiente de elaborarse en Europa. En este proceso el alineamiento del Gobierno
debería de apoyar los posicionamientos más ambiciosos, que apunten a una verdadera transformación
en el seno del sector. La propia estructura del sector textil, con una altísima globalización, resulta muy
difícil de regular a escala nacional.

La sostenibilidad no es una temática que tenga una implantación relevante en el sector español, y las
aproximaciones de las empresas convencionales suele ser muy unidimensional, encaminada
generalmente a la reducción del volumen de residuos y su gestión. Un abordaje de estas cuestiones
desde una perspectiva integral, incorporaría temáticas como la regulación de otras cuestiones como la
cultura de la suficiencia (reducción número de colecciones que se pueden presentar anualmente,
cantidad de stocks producidos…), durabilidad y reparabilidad, presencia de contaminantes químicos,
microplásticos, condiciones laborales a lo largo de la cadena de valor...

Los avances a nivel europeo de cara a hacer obligatorias las recomendaciones derivadas de la Guía de
Debida Diligencia de la OCDE para Cadenas de Suministro Responsables en el Sector de Vestuario y
Calzado, suponen un contexto en el que se pueden dar pasos significativos mediante el desarrollo de
acuerdos voluntarios para que las corporaciones españolas se adhieran a estas recomendaciones, que
en el medio plazo serán obligatorias.

Un primer paso sería aprovechar al máximo los pasos que se han dado desde el Foro Social de la Moda
de España, que desde la sociedad civil ha generado un espacio de confluencia con muchas similitudes
con los de Alemania y Holanda. El trabajo del Foro se ha articulado en torno a cuatro grandes objetivos:

• Información sobre las cadenas de suministro y la trazabilidad de sus productos


• El reconocimiento como tales de los Grupos de Interés, así como su papel a lo largo de las
cadenas de suministro, también de la de distribución, así como la participación de los mismos en
la interlocución para la aplicación de los compromisos de Responsabilidad Social y de los
Acuerdos suscritos para el seguimiento y verificación de su cumplimiento, con un balance
regular y público de todo ello.
• Las recomendaciones acerca del consumo responsable, con eventuales campañas de
concienciación de todos los protagonistas que a ello contribuyan, así como para el etiquetado.
• La profundización en el debate acerca de una fiscalidad responsable, con la adecuada
información en esta materia.

La adopción de un rol activo y con cierta determinación por parte del Ministerio, alineado con las
propuestas europeas, puede suponer un acelerador para definir una hoja de ruta y elaborar una
estrategia concreta en nuestra geografía. Tomar como inspiración las campañas de los países nórdicos
para la dimensión ambiental, incorporando la dimensión social asociada a las cadenas de suministro,
permitiría realizar un abordaje integral que permitiera cambios significativos en el sector a medio plazo.

Otra medida que podría lanzarse, y que algunas entidades, verían como una nítida declaración de
intenciones sería lanzar una campaña de publicidad y sensibilización que fuese ambiciosa sobre el
consumo responsable y sostenible de textil. El mes de diciembre se perfila como el ideal debido a la
confluencia de acontecimientos como el Black Friday y las campañas de navidad. Una de las referencias
77
Economía circular y consumo sostenible

que podría servir para inspirar este tipo de acciones comunicativas sería la campaña “Ama tus prendas”
de Reino Unido: https://www.loveyourclothes.org.uk/

Estas medidas de corto y medio plazo deberían de incidir en promover un cambio cultural profundo en
la forma en la que nos relacionamos con la ropa y la moda. Así como ir avanzando, en relación con la UE,
en una taxonomía de la sostenibilidad en el sector textil que defina lo que realmente se considera moda
sostenible y que armonice los sistemas de etiquetaje y de validación de las cadenas de suministro
identificables como sostenibles.

Estas cuestiones tienen que acompañarse con avanzar de forma decidida en la gestión de los residuos
textiles, pues es una normativa de obligado cumplimiento de la UE. El sector se debate entre un modelo
centralizado de gestión integral y otros modelos más descentralizados y con cierta heterogeneidad.

La que cuenta con mayores apoyos promueve el desarrollo de una normativa y de un sistema colectivo
de Responsabilidad Ampliada del Productor, con el objetivo de que sean las propias empresas textiles
las que se hagan cargo de los costes asociados a su gestión. Esta normativa establecería
las obligaciones de los productores tanto en la fase de diseño y producción de sus productos como
durante la gestión de los residuos que deriven de su uso e incluiría: la forma de hacer frente a estas
obligaciones, la financiación de su gestión y el cumplimiento de objetivos, así como la modalidad de
cumplimiento de estas obligaciones. Y podría articularse en torno al desarrollo de un sistema integrado
de gestión que hiciera factible obligar a las empresas comercializadoras a corresponsabilizarse en la
gestión de los residuos derivados de sus actividades. Un paso que debería darse de forma que este
sistema dependiera de una entidad sin ánimo de lucro y que valorizara la actividad realizada desde la
economía social, como uno de los principales actores. El modelo francés presentado en el apartado de
Buenas Prácticas podría ser una referencia.

Una iniciativa que debería de ir asociada a un sistema de trazabilidad, participado por las
administraciones públicas, que cuente con un registro donde se declaren la cantidad de prendas que
productores e importadores introducen en el mercado. Esto permitiría que realmente se aplicase la
jerarquía de residuos en el sector textil, como sucede con el resto de flujos de residuos, debe
considerarse una prioridad que mantener y potenciar, ya que es un tipo de material que permite muchas
posibilidades de gestión. Esta jerarquía distingue la prevención, que haría referencia tanto al consumo
responsable como al ecodiseño de productos), la reutilización, el reciclaje, y su valorización energética.

Por otro lado, habría que prestar atención a garantizar el protagonismo y la participación de la economía
social en la gestión de cualquiera de los dos modelos, pues ha sido un actor históricamente determinante
en la gestión de estos residuos.

78
Economía circular y consumo sostenible

3.4 Envasado y embalado


A mediados del siglo XX se produce la gran transformación del sistema de producción y consumo que
pasa de desarrollarse en torno a industria, comercio y agricultura local, a un mercado globalizado y con
concentración de la población en las urbes. Este nuevo modelo se caracteriza por la deslocalización de
la producción, un transporte de larga distancia, los polígonos de logística y la consolidación de los
supermercados y la gran superficie. Los embalajes y envases se vuelven imprescindibles para la
protección y traslado de los productos. Muchos de estos son de un solo uso y se desechan rápidamente
suponiendo un enorme despilfarro de recursos, dado que se recuperan en escasa cantidad, y un
incremento en los costes de gestión de las basuras, en especial para los ayuntamientos.

La transformación del modelo alimentario principalmente, que incrementa el consumo de alimentos


procesados y ultraprocesados, así como de bebidas de refrescos y agua mineral, demanda envases de
un solo uso de una forma creciente35. Esta situación conlleva múltiples impactos entre los que se puede
destacar:

 Despilfarro de valiosos y escasos recursos naturales (petróleo, metales, celulosas…), algunos de


ellos en situación crítica. El valor que supondrían la recuperación de las materias primas
(aluminio, hojalata, vidrio, plástico…) se estima en 65 millones de euros anuales.
 Contaminación de suelo, agua y atmósfera, generada por vertederos e incineradoras. La
incineración de plásticos, por ejemplo, genera dioxinas y furanos, compuestos muy tóxicos y
altamente dañinos para la salud.
 Deterioro de los espacios naturales y urbanos por el abandono de residuos. La concentración de
plásticos en los océanos es de enorme gravedad.
 Los costes del tratamiento de envases en vertedero o incineración son muy elevados, y suponen
alrededor de 68 millones de euros.
 La exportación de residuos de todo tipo a países empobrecidos genera problemas de
contaminación en esos territorios y es resultado de un modelo global injusto.
 Se ha testado la existencia de alteradores hormonales y otros compuestos perjudiciales para la
salud en algunos de los envases del sector alimentario.

El embalaje sería un envoltorio o recipiente que contiene productos de manera temporal y que sirven
para agrupar unidades con el fin de facilitar su manipulación, transporte o almacenaje. Protegen a la
mercancía y también pueden llevar instrucciones de contenido del producto para facilitar su manejo, la
normativa legal y otras informaciones complementarias. Además, pueden ser una herramienta para una
mejor venta del contenido y de la imagen de marca, mediante el diseño gráfico y la forma del embalaje,
como un elemento de marketing. Se pueden diferenciar varios tipos de embalajes o packaging:

- Envase o embalaje primario: es la envoltura que protege, contiene y conserva a la mercancía


de forma que está en contacto directo con el producto, lo contiene. Los hay de diversos tipos,
tanto por la forma (adatada al producto) como por los materiales con los que está fabricado.

- Embalaje secundario o empaque: suelen contener varios envases iguales de forma que se

35
Amigos de la Tierra (2018). Al desnudo: los envases de plástico no evitan el despilfarro alimentario.
https://www.tierra.org/wp-content/uploads/2018/04/informe_desperdicio_alimentos_plasticos.pdf

79
Economía circular y consumo sostenible

facilita la manipulación de varios envases a la vez. Suelen ser cajas de diversos modelos y
resistentes. En su mayoría son de cartón ondulado, pero también de madera o plástico.

 - Embalaje terciario: soporta grandes cantidades de embalajes secundarios y su objetivo
fundamental es facilitar el proceso de almacenaje y de transporte a largas distancias.

En la medida que el packaging permite adjuntar información y creatividad de diseño, es usualmente


utilizado en estrategias de marketing que buscan facilitar la venta del producto y de la marca asociada.
Se trata, por tanto, de una carta de presentación ante la persona consumidora y busca que el producto
destaque frente a los de otras empresas. Debido a estas estrategias publicitarias es común que se tenga
que abrir más capas antes de llegar al producto adquirido, lo que supone un despilfarro de recursos y
un aumento de la cantidad de residuos de los necesarios. El estudio European Consumer Packaging
Perceptions Study sobre consumo en relación con el packaging en varios países de la Unión Europea,
muestra que España es el país en el que el envasado tiene una mayor influencia a la hora de comprar
el producto.

En el diseño de los envases deberían de primar aspectos ecológicos, de forma que el objetivo sea
facilitar su reutilización y, en menor medida su reciclabilidad, así como utilizar materias primas menos
agresivas con el medio ambiente y con un coste energético menor. El ecodiseño de envases y embalajes,
en muchos casos, se reduce a algunas ventajas como reducir levemente el gramaje o tener una pequeña
parte de material reciclado o de carácter orgánico, pero sin cambiar el paradigma de fondo de un
embalaje de usar y tirar rápidamente.

En el mercado existe una gran variedad de envases y embalajes, que principalmente provienen de cinco
materias primas: papel y cartón, metálicos (de aluminio y hojalata), vidrio, madera y plásticos. Los
envases de plástico se han apropiado en gran medida del sector del embalado debido a su menor coste
económico, versatilidad y ser más livianos, por lo que reducen los costes de transporte.

Las administraciones competentes, según la Directiva


2008/98/CE, deben aplicar criterios de jerarquización de
residuos con el objetivo de reducir su generación. Esta
jerarquía de residuos otorga un orden de prioridad a la
prevención del residuo, siguiendo con la reutilización y en
tercer lugar el reciclaje. Sólo la fracción de residuos que no
puedan gestionarse según los criterios anteriores irá a
vertedero o incineración, aunque haya valorización
energética.

La prevención estaría vinculada a la promoción de productos


cuya venta no necesite embalaje. El envase más ecológico es
aquel que no se necesita. Iniciativas como la venta de productos a granel en alimentación e higiene, en
mercados de cercanía, pero también en la gran superficie tendría un enorme efecto en la reducción de
basuras de un solo uso. Además, un modelo de producción y consumo de cercanía favorece un menor
uso de envases y embalajes. Cuanto más viaja un producto, más embalaje necesita para asegurar que
llega a destino en las condiciones óptimas. La búsqueda activa de la disminución de residuos ayuda a
fortalecer el desarrollo de una relocalización de la economía.

80
Economía circular y consumo sostenible

Uno de los aspectos fundamentales para analizar los envases y embalajes desde la mirada de la
jerarquización de residuos, es su capacidad para ser reutilizados y, en menor medida, ser reciclados al
mayor porcentaje posible, de forma que se puedan recuperar las materias primas de nuevo. Analicemos
los distintos tipos de envases:

• Cartón y papel, es utilizado tanto en embalajes como envases, utiliza un recurso renovable,
biodegradable y es reciclable 100%. Alrededor de un 60% de la pasta de papel que se usa en
España es en forma de cartón ondulado para embalajes. El sello FSC (Forest Stewardship Council)
es un sistema de certificación que facilita el desarrollo de estándares y garantiza la
sostenibilidad de la gestión forestal para que los fabricantes y las personas consumidoras
puedan optar a un packaging ecológico.

• El tetrabrik es un envase ligero, resistente y fácil de transportar destinado a contener líquidos.


Está compuesto de un 75% de cartón, un 20% de plástico y un 5% de aluminio y puede estar
formado hasta por seis láminas diferentes de materiales: dos iniciales de polietileno, una de
aluminio, otra de polietileno, la más gruesa de cartón y una última más de polietileno. Esta
"multimaterialidad" hace complicado, si no imposible, que se reciclen todos los componentes del
envase, siendo recuperada sólo la parte de cartón. La mezcla de polietileno y aluminio se envía
mayoritariamente al vertedero o a la incineración.

Existen otras alternativas para transformar la mezcla de los briks en un material mixto con el que
fabricar palés, vallas, suelos, mobiliario… Sin embargo, esta mezcla tiene poca demanda. Con el material
reciclado no se podrían fabricar nuevos tetrabriks, ya que tiene unas particularidades de fabricación
que obligan a utilizar siempre materias primas nuevas: fibra virgen de pinos, abetos y abedules de
bosques de crecimiento rápido, y también aluminio y polietileno.

• Las latas de aluminio, son envases utilizados para contener bebidas de forma creciente,
compuestos de un único material. Sin embargo, para la extracción de la materia prima, la bauxita,
se producen grandes impactos en el territorio y se generan 4 veces más residuos que el peso
extraído. El proceso industrial en conjunto consume mucha energía y, por tanto, emisiones de
gases de efecto invernadero y contaminación. Si no se reciclan tardan más de 10 años en
degradarse en la naturaleza. Se pueden reciclar al 100% y convertirse en nuevos productos de
aluminio. En la UE el reciclaje de latas de aluminio es del 73%.

• Las latas de hojalata están fabricadas con láminas de acero recubiertas de estaño para la
protección de los alimentos de conserva. El proceso de extracción de los metales genera
impactos ecológicos y consume energía, pero en menor medida que las de aluminio. Son
fácilmente reciclables, en Europa la hojalata es el material más reciclado. Países como Holanda,
Bélgica, Alemania, Suiza y España han logrado más del 90% de la recuperación de acero. Esto
sucede gracias a sus propiedades magnéticas que hacen que sea fácilmente separable en la
planta de reciclaje. El peso medio de los envases ha descendido en más de un 20% en los últimos
años.

81
Economía circular y consumo sostenible

• El vidrio es el tipo de envase que permite la recuperación en mayor medida y, por tanto, el mejor
posicionado para avanzar en una propuesta de envases que favorezcan la devolución a la tienda
para su nuevo rellenado en planta. La fabricación de vidrio utiliza materias primas más
accesibles (caolín) y además es 100% reciclable. Las desventajas se encuentran en su peso, una
botella de vidrio pesa alrededor de 320 gramos, su fragilidad y una degradación muy lenta en el
medio ambiente (hasta 4.000 años), si bien no genera procesos contaminantes durante el
proceso.

• Los envases de plástico son diversos, resultado de gran cantidad de fórmulas químicas en las
que se utilizan muchos compuestos, algunos de carácter tóxico. Como sabemos, el plástico es
un derivado del petróleo, una única botella necesita un cuarto de su volumen en petróleo para
su fabricación.

La gestión de estos residuos plásticos se ha convertido en un problema grave, ya que son difícilmente
reutilizables pues pierden propiedades en contacto con la luz (fotooxidación), únicamente se recicla el
30% en Europa. La mayoría acaban en vertederos, incineradoras o directamente en el medio ambiente,
representan el 80% de la basura marina. Además, muchos residuos plásticos han sido exportados a
países empobrecidos, lo que supone el traslado de los problemas ecológicos y de salud a esos territorios.

En gran medida este plástico no se gestiona adecuadamente y millones de toneladas de basura plástica,
entre ellos muchos envases de alimentos y bebidas, acaban en los océanos y en el medio ambiente en
general, generando un problema ecológico y de salud. De los residuos encontrados en las playas de la
UE el 50% son plásticos desechables, el 34% son otros plásticos y sólo el 16% residuos no plásticos.

Los avances legislativos en la UE, se han dirigido hacia la eliminación de productos de un solo uso. Las
bolsas ligeras de plástico y plásticos como platos, cubiertos, pajitas y bastoncillos para los oídos de
usar y tirar estarán prohibidos a partir de 2021.

La creciente producción de plástico y sus desechos están generando contaminación en todos los
entornos conocidos: el aire que respiramos, los alimentos que comemos y los ecosistemas. Los plásticos
contienen una gran variedad de compuestos potencialmente tóxicos (monómeros, bisfenol-A, ftalatos,
retardantes de llama y antimicrobianos) que son liberados al medio ambiente e incluso transferidos a
las personas a través del consumo de pescado o de los envases de plástico utilizados para bebidas o
comida36. Según un estudio publicado en la revista científica Environmental Research, los microplásticos
están contaminando las frutas y verduras que comemos, que son absorbidos por las raíces hasta llegar
al resto de la planta. Estas investigaciones evidencian la necesidad de aplicar el principio de precaución
sobre el uso de los plásticos, ante la incertidumbre de los efectos de un impacto negativo en la salud
humana.

36
Web libres de contaminantes hormonales: https://www.ecologistasenaccion.org/130215/disruptores-hormonales-
cancerigenos-prohibidos-envases-alimentarios/
82
Economía circular y consumo sostenible

*Greenpeace. Máldito plástico (2019).

A través del ecodiseño de los envases y embalajes se pueden conseguir significativas mejoras
ambientales. El objetivo prioritario de esta disciplina debería orientarse a producir envases más
reutilizables y, secundariamente, que incrementen la reciclabilidad. Las propuestas basadas
exclusivamente en reducciones de gramaje o en la biodegradabilidad de materiales no solucionan la
raíz del problema. Es importante un diseño que apueste por envases de un solo componente, la
eliminación de los envases de pequeño tamaño y “monodosis” que no pueden recuperarse en la cadena
de selección de la planta de reciclaje.

El estudio La crisis de la comodidad. Las corporaciones detrás de la marea de contaminación por


plástico, publicado por Greenpeace, analizan once de las principales corporaciones del sector y concluye
que hay una falta de compromiso para eliminar los plásticos de un solo uso, así como para informar
transparentemente sobre su huella de plástico.

La situación en Europa y España

Desde 1997, la Ley española de Envases y Residuos, obliga a las compañías de productos envasados a
desplegar los medios para reducir el impacto ambiental y gestionar el reciclaje de los envases de un
solo uso. Esta Ley nace de la transposición de la Directiva europea 94/64/CE que regula la
Responsabilidad Ampliada del Productor sobre el residuo de envase. Más recientemente, se modifica
esta con la Directiva (UE) 2018/852 con el objetivo de mejorar la protección del entorno y racionalizar el
uso de recursos.

83
Economía circular y consumo sostenible

En España generamos gran cantidad de residuos en comparación con el resto de los países de la Unión
Europea y a la vez tenemos una de las menores tasas de reciclaje y compostaje. Los envases ocupan
más de la mitad de los residuos urbanos generados, 51 millones de envases, pero más de la mitad acaban
en incineradoras, vertederos o son abandonados en el entorno.

Nuestro tratamiento de envases se basa en el Sistema Integrado de Gestión o SIG, mediante el cual la
ciudadanía deposita los envases desechados en contenedores selectivos (verde de vidrio, azul de papel
y cartón y amarillo para el resto de los envases), se basa en la voluntad de la ciudadanía, sin incentivo
ni penalización. Sin embargo, los datos no son nada alentadores y es que este sistema tan sólo recoge
selectivamente 3 de cada 10 envases de bebidas que se usan.

En lo relativo a los envases plásticos, los más dañinos para el medio ambiente, los datos son alarmantes,
ya que sólo el 25% de los mismos son reciclados según el reciente estudio Ecoembes miente. Estas
cifras concuerdan con los aportados por las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos, que es
elevada hasta el 38% por el Ministerio de Transición Ecológica y que contrastan enormemente con los
datos aportados por Ecoembes que eleva las cifras de reciclaje de envases plásticos hasta el 77,1%. Los
datos están lejos de los objetivos que se fija la Comisión Europea, cuya estrategia hacia los plásticos de
un solo uso, tiene como objetivo conseguir que todos los envases de plástico sean reciclables o
reutilizables para 2030.

Los ayuntamientos son los responsables de la gestión de la basura doméstica y tienen que pagar parte
de los costes del tratamiento de envases como la retirada de los contenedores y la separación en la
planta; por lo que están soportando, desde sus presupuestos, un elevado sobrecoste y no ejercen ningún
control sobre las tasas de reciclaje de envases que se consiguen con la gestión de Ecoembes.

Una investigación realizada por organizaciones de más de 15 países sobre las prácticas de lobby y
greenwashing de las grandes empresas contaminantes, señalan a Ecoembes como responsable de
presionar para retrasar legislaciones medioambientales de reciclaje y recuperación de envases
dedicándole un capítulo titulado: España: Un lobo con piel de cordero 37.

Otro hecho preocupante es que, desde hace años en España, las plantas de reciclado de todo tipo están
sufriendo sospechosos incendios 38. A esto se suma la opacidad sobre los residuos plásticos que son
exportados a otros países. Para poner freno a esto, los 187 países miembros del Convenio de Basilea, el
tratado medioambiental que regula los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos,
acordaron modificar ese acuerdo para poner en marcha una regulación para el plástico que entrará en
vigencia en 2021.

El Anteproyecto de Ley de Residuos aprobado recientemente y la consulta sobre el Real Decreto de


Envases y Residuos de Envases, debería de ser una oportunidad para poner las bases para una
estrategia de residuo cero y de economía circular.

37
Changing Markets Foundation (2020). Talking Trash The corporate playbook of false solutions to the plastic crisis.
https://talking-trash.com/wp-content/uploads/2020/09/TalkingTrash_FullReport.pdfEn el informe Talking Trash también se
recogen las presiones de los gigantes del petróleo, el gas y la petroquímica y los supermercados ante las leyes tendentes a
la minimización de uso de plástico.
38
Un listado pormenorizado de incendios en plantas de reciclaje en:
https://blogsostenible.wordpress.com/2013/08/14/incencio-plantas-reciclado-plasticos-papel-residuos/
84
Economía circular y consumo sostenible

El cambio de modelo de gestión de envases hacia un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno SDDR
mejoría esta situación como demandan varias organizaciones de la Red Residuo Cero. En este sistema
la ciudadanía, al comprar un producto envasado, deja un depósito o fianza adicional al precio del
producto envasado, que recuperará al devolver el envase vacío al establecimiento de compra u otro
lugar de recogida. Un sistema que se está mostrando mucho más eficaz al aumentar las tasas de
reutilización y/o reciclaje hasta el 90 % de todos los envases de bebidas.

Una propuesta que cuenta con el rechazo de Ecoembes, que se va quedando sola a nivel europeo con su
estrategia de oposición a esta forma de tratar los envases. Incluso la Federación Europea de Aguas
Embotelladas EFBW y la Asociación Europea de Fabricantes de Bebidas Refrescantes UNESDA se han
posicionado a favor del desarrollo de sistemas de depósito, devolución y retorno para poder cumplir los
objetivos de la legislación vigente39.

Una beligerancia compensada con la inversión de grandes sumas de dinero en una estrategia
comunicativa de marketing verde, en medios de comunicación y en programas de educación ambiental.
Uno de los últimos intentos de torpedear la implantación del SDDR en el Estado español es el proyecto
Reciclos de Ecoembes, un llamado Sistema de Recompensa, que premiaría a los que depositen los
residuos en el contenedor amarillo o en máquinas que se instalarían en lugares públicos, se trata de un
obstáculo ante la presión para implantar el SDDR.

39
El Salto (2020) Ecoembes se queda sola. https://www.elsaltodiario.com/sddr/ecoembes-sola-industria-europea-
refrescos-agua-embotellada-apoya-sistemas-deposito-envases
85
Economía circular y consumo sostenible

Los plásticos son formalmente una prioridad para la UE desde 2015 y la aprobación del Plan de Acción
para la economía circular. En 2017, la Comisión confirmó que se centraría en la producción y utilización
de los plásticos y que trabajaría en pro de garantizar que en 2030 todos los envases de plástico sean
reciclables.

Mediante la nueva estrategia, la Unión Europea propone:

 Hacer que el reciclaje sea rentable para las empresas. Se elaborarán nuevas medidas sobre el
envasado para mejorar la reciclabilidad de los plásticos utilizados en el mercado e incrementar
la demanda de plásticos reciclados.
 Frenar los residuos plásticos. La legislación europea ya ha dado lugar a una reducción
significativa del uso de las bolsas de plástico y otros utensilios de un solo uso, en los distintos
Estados miembros. Los nuevos planes se centrarán ahora en otros plásticos.

Buenas Prácticas

Los sistemas SDDR se han desarrollado en 23 países alrededor del mundo. Europa está a la cabeza en
la implantación, puesto que 15 de esos 23 países se encuentran en su territorio. Algunas de los países
en los que se han implantado:

ALEMANIA

El Sistema de Retorno se implementó en 2003. Originalmente, el depósito para todos los envases es de
25 céntimos. Los envases reutilizables, que constituyen una parte importante del mercado de bebidas
en Alemania, están exentos, ya que llevan depósitos voluntarios de 8 céntimos para las botellas de
cerveza y 15 céntimos para las botellas de bebidas no carbonatadas. Fruto de esta normativa
actualmente, la tasa de reciclaje de envases en Alemania es del 98.5% 40.

DINAMARCA

La legislación de envases de cerveza y refrescos data de 1991, y exige que todos estos envases se
reutilicen, los envases de metal están prohibidos y a los de vidrio y plástico se les aplica el sistema
SSDR. Los índices de reciclaje en Dinamarca llegan en cerveza y bebidas carbonatadas 99.5%, PET
reutilizable 99%, licores 60% y vino 80%.

HOLANDA

La ley holandesa de depósito en refrescos y aguas se aprobó en 1993 y marca un depósito de 15 céntimos
para envases de menos de medio litro y 65 céntimos para envases de más de medio litro. El porcentaje
de recuperación del vidrio reutilizable es del 98% y del PET reutilizable del 99%.

40
Ordenanza alemana de embalaje:http://www.bottlebill.org/assets/pdfs/legis/world/germany2009.pdf
86
Economía circular y consumo sostenible

SUECIA

El sistema fue establecido para las botellas de plástico y envases de metal en 2006, cuenta con una
normativa y gestión específica para la retornabilidad del vidrio. Returpack, la organización central del
sistema sueco establece diferentes cuantías de depósito según el tipo de envase y esta cantidad se
especifica en el etiquetado del envase. Las tasas de reciclaje conseguidas son del 90%.

NORUEGA

El sistema de retorno de envases funciona desde 1994 y la cuantía de los depósitos varía dependiendo
del tamaño del envase. La tasa de recuperación es del 98% de los envases de cerveza y bebidas.

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

No hace tanto tiempo, alrededor de unos cuarenta años, la mayoría de las bebidas y otros productos
alimentarios iban envasados en vidrio y cartón. Cada marca recogía sus propios envases, que habían
sido devueltos tras su uso recuperando el depósito, los lavaba, los volvía a rellenar, se enviaban de
nuevo a los comercios y comenzaba el ciclo sin generar apenas residuos. Desde entonces los envases
desechables han crecido exponencialmente. Es necesario y urgente poner coto a esta situación y
transitar hacia un modelo de producción y consumo que minimice la generación de residuos y elimine
progresivamente aquellos más dañinos para el medio ambiente.

La Alianza Residuo Cero41, plantea un modelo de gestión de residuos que imite los ciclos de la naturaleza,
de forma que todos los materiales descartados en un proceso son reintegrados en las rutas metabólicas
de los ecosistemas. Necesitamos que los procesos industriales y sus residuos estén diseñados y
gestionados con el objetivo de la minimización (reducción del volumen de basuras) y se recuperen la
mayor cantidad de los mismos buscando su integración en los ciclos naturales (residuos orgánicos) o
en los circuitos técnicos que se diseñen para cada caso (envases, ropa, electrónica…). El foco de las
propuestas debe de incluir un análisis del ciclo de vida del producto de modo que se tenga en cuenta el
proceso de una forma integral de “la cuna a la cuna” y que permitan diseñar procesos verdaderamente
circulares.

Una estrategia de Residuo Cero para España debería buscar una drástica reducción de residuos y aplicar
un Sistema de Retorno SDDR de envases como paso inicial, prioritario y urgente. Las normativas sobre
residuos y economía circular son inseparables de una transformación ambiciosa del modelo de
producción y consumo. Una estrategia de este tipo supondría simultáneamente avances en la reducción
de emisiones de gases de efecto invernadero.

Otras propuestas complementarias serían:

 Siguiendo la jerarquía de los residuos se han de empezar por propuestas de reducción de


basuras de todo tipo, eliminando progresivamente residuos que puedan ser evitados, como el

41
La Alianza Residuo Cero forma parte de Zero Waste Europe, plataforma formada por 30 organizaciones ciudadanas y
empresariales de 24 países europeos.
87
Economía circular y consumo sostenible

exceso de envoltorios, las “unidosis”, los productos de un solo o aquellos que contengan tóxicos
y los sean difícilmente reciclables como los briks y muchos tipos de plásticos.

 Una Responsabilidad Ampliada del Productor que conlleve la reducción de productos más
dañinos hasta su eliminación, con la aplicación de tasas según los envases sean reutilizables
como el vidrio (deberían estar exentos o tener la tasa más baja), los que sean fácilmente
reciclables como por ejemplo el cartón y PET (tasa más alta que los reutilizables), los productos
que sean difícilmente reciclables como (tasa más alta que los fácilmente reciclables), y los
productos que no sean reciclables (la tasa más alta). Es imprescindible que haya diferencias
significativas entre las tasas de unos productos y otros para que exista una diferencia de precio
final real, y se incentive el consumo más sostenible vía precios.

 Establecer objetivos de reducción de envases del 50% para el 2025 y del 80 % para el 2030 con
un gravamen progresivo, hasta conseguir los objetivos fijados por la legislación. La tasa para
envases desechables de plástico propuesta es insuficiente y hay que asegurar que no repercuta
en las personas consumidoras sino en las empresas productoras.

 El ecodiseño de envases y embalajes debe de tener como objetivo el uso de materiales y formas
que faciliten la reutilización como primera opción y secundariamente la tasa de reciclabilidad.

 Promover una normativa sobre el envase y el embalaje que clasifique los mismos con el objetivo
de priorizar los reutilizables y más fácilmente reciclables.

 Facilitar el derecho y el acceso a consumir productos que no necesitan envases apoyando con
ayudas económicas e incentivos fiscales, la venta a granel, los productos homólogos sólidos sin
envases (jabón, champú…) y una oferta amplia de productos reutilizables como las botellas de
bebidas o los envases de alimentación de vidrio para que sean rellenables y, por tanto,
reutilizables, en mercados, supermercados y grandes superficies.

 Respetar los derechos de la ciudadanía hacia la prevención, la reutilización y el reciclaje de


calidad en vez de perpetuar las soluciones y los intereses de la industria: petroquímica,
supermercados, envasadores y gestores de residuos.

 Respecto a los tratamientos finalistas, existe la necesidad urgente de establecer un impuesto


estatal único al vertido y a la incineración. En España estamos llevando a vertederos más del
60% de los residuos municipales. La imposición de ese impuesto, solicitado por la Comisión
Europea innumerables veces, podemos hacer que el vertido sea la «solución» residual y no la
prioritaria como ahora. De hecho, esto es lo que ha sucedido en países que han establecido este
impuesto como Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda.

 Hacer cumplir a las empresas del plástico con el deber de informar de una forma trasparente
sobre la huella plástica de sus envases, estableciendo metas anuales para reducir de forma
continua el impacto del plástico de un solo uso hasta su completa eliminación, por su dificultad
de tratamiento o por su toxicidad.

 La última directiva que limita el uso de plásticos no hace apenas mención a los recipientes como
los tetrabriks, por lo que hay riesgos de que cada vez tengan más protagonismo en los mercados,
cuando no pueden ser reutilizados y sólo reciclados en una pequeña fracción.
88
Economía circular y consumo sostenible

3.5 Materiales en situación crítica


Bajo esta denominación se agrupan principalmente aquellos minerales escasos que resultan
indispensables para el funcionamiento de la industria, especialmente de aquella ligada a las nuevas
tecnologías. La disponibilidad de estos minerales se viene estudiando hace tiempo y se puede medir a
largo plazo, para ello se suelen usar cinco factores:

• Geológicos: ¿existe o no existe el recurso mineral?


• Técnicos: ¿es posible extraerlo y tratarlo?
• Medioambientales y sociales: ¿es posible producirlo de un modo medioambiental y socialmente
aceptable?
• Políticos: ¿cómo influyen los gobiernos en la disponibilidad de un recurso por medio de sus
políticas y acciones?
• Económicos: ¿se puede producir a un coste que los consumidores estén dispuestos a pagar?

El sistema utilizado en Europa para estudiar el nivel de criticidad de los diversos elementos se basa en
el análisis de los siguientes aspectos para cada sustancia contemplada42:

• Importancia económica para la industria


• Riesgo de suministro. Este se evalúa en base a las siguientes variables: Dependencia de las
importaciones, Riesgo país estimado, Reciclado, Potencia de sustitución, Impacto en medio
ambiente

La situación en Europa y España

La UE se enfrenta a graves riesgos de suministro junto debido a una gran dependencia de las
importaciones que se encuentran concentradas en escasos países. El acceso a las materias primas
minerales y su obtención a unos precios asequibles son fundamentales para un buen funcionamiento de
la actual economía de la UE, siendo un factor de importancia creciente para garantizar su competitividad
económica. De estos minerales dependen sectores como la construcción, las industrias química,
automovilística y aeroespacial, la maquinaria y el equipamiento, que aportan un valor añadido total de 1
324 000 millones de euros y proporcionan empleo a aproximadamente 30 millones de personas.

Aunque esta temática ha estado presente en la UE desde los años setenta, con el establecimiento del
Grupo de Suministro de Materias Primas, las alarmas no saltan hasta el año 2000, cuando se enfrentó
una crisis de suministro debido al auge de los teléfonos móviles, que despertó una demanda repentina
de tantalio. A raíz de lo cual se conformaron una serie de grupos de trabajo que convergen en 2008,
cuando la Comisión Europea adoptó la Iniciativa de materias primas que estableció una estrategia para
abordar de forma conjunta el problema del acceso a las materias primas fundamentales en la UE,
especialmente aquellas asociadas a las industrias tecnológicas que dependen de las importaciones de
metales de «alta tecnología» como el cobalto, el platino, el titanio y las tierras raras. Los principales
problemas identificados serían la menor disponibilidad, el aumento de los precios y las disfunciones de
los mercados internacionales.

42
Manuel Regueiro y González-Barros (2014) Minerales críticos en Europa: metodología para la evaluación de la criticidad de
los minerales. Revista de la sociedad española de mineralogía nº19.
Disponible: http://www.ehu.eus/sem/macla_pdf/macla19/Regueiro.y.Barros_WEB3.pdf
89
Economía circular y consumo sostenible

Esta estrategia tiene 3 pilares que tienen como objetivo asegurar:

1. Suministro justo y sostenible de materias primas de los mercados mundiales. El hecho de que
algunas fuentes importantes de materias primas estén situadas en partes del mundo sin un
sistema de mercado consolidado, con problemas de inestabilidad política o económica, o con
deficitarias legislaciones laborales y ambientales, supone un riesgo. Ante ello se apela a la
diplomacia en el campo de las materias primas, diversificar los países con los que se comercia,
la cooperación internacional y a la necesidad de priorizar estas cuestiones en la política
comercial y reguladora de la UE. Fomentar una gestión sostenible y acorde a los derechos
humanos.

2. Suministro sostenible de materias primas dentro de la UE. Reactivar la minería en suelo


europeo, de forma que se recomienda simplificar las condiciones administrativas y agilizar la
tramitación de los permisos necesarios para las actividades de exploración y extracción. Mejorar
la investigación y la formación, así como coordinar a los institutos geológicos nacionales serían
otras medidas relevantes. En esta apuesta chocan los intereses de la industria y la conservación
ambiental, cuando el desarrollo de las actividades extractivas afecta especialmente a zonas de
protección de Natura 2000.

3. Mejorar en Eficiencia de recursos y suministro de "materias primas secundarias" mediante el


reciclaje. Una de las formas más eficaces de reducir la vulnerabilidad sería maximizar el
aprovechamiento y los usos de estas materias primas escasas. Desarrollar una estrategia de
intercambio de Buenas Prácticas, disponer de una estadística actualizada sobre el flujo de
materiales, revisar la legislación de residus y de ecodiseño, apotar por la investigación e
incentivar fiscalemente la reutilización y el reciclaje.

En 2017, la Comisión Europea identificaba los 44 minerales críticos para la economía europea, muchos
de los cuales se encuentran localizados geográficamente en muy pocos lugares. China es el principal
productor de 31 de ellos, lo que representa el 95% de la producción mundial estimada de galio, el 82%
de tungsteno y el 71% de antimonio y elementos de tierras raras.

En 2019, la Comisión Europea publicaba el Report on critical raw


materials and the circular economy, donde vincula el abordaje de
este problema al reenfoque de la gestión de residuos y su vínculo
con la Economía Circular. En el mismo se presenta el European
Innovation Partnership on Raw Materials (EIP), como la principal
iniciativa de la UE que implementa la plataforma de partes
interesadas de la iniciativa de materias primas que reúne a países,
empresas, investigadores y ONG, de cara a promover la innovación
en el sector. El EIP desarrolló su plan estratégico con acciones
como la investigación, difundir Buenas Prácticas, construir una
base de conocimientos y fomentar la cooperación internacional.

90
Economía circular y consumo sostenible

A esta iniciativa habría que añadir, como otros actores relevantes, los distintos consorcios agrupados
en torno a los proyectos de investigación y experimentación ligados al programa europeo Horizon 2020.
Unas investigaciones centradas en tecnologías innovadoras de exploración, extracción, procesamiento
y reciclaje de materias primas críticas.

El Pacto Verde Europeo y la nueva estrategia industrial de la UE reconocen que el acceso a los recursos
es una cuestión de seguridad estratégica para el éxito de las transformaciones ecológicas y digitales de
la economía. Actualmente, la crisis del coronavirus está llevando a muchas partes del mundo a revisar
con mirada crítica la organización de sus cadenas de suministro, especialmente en los casos en que
afecta a sectores estratégicos o de seguridad pública.

Los cálculos prospectivos plantean que Europa necesitará casi 60 veces más litio y 15 veces más cobalto
de aquí a 2050 para los coches eléctricos y el almacenamiento de energía. Además, la demanda de
tierras raras utilizadas en imanes permanentes, esenciales para productos como generadores eólicos,
se multiplicará por 10 durante el mismo periodo. La apuesta es tratar de eludir. Así que los materiales
críticos son un elemento clave a la hora de concebir la autonomía estratégica de Europa, como evidencia
el recien presentado Plan de acción sobre materias primas fundamentales, cuyo objetivo es lograr una
mayor seguridad y sostenibilidad del abastencimiento, teniendo como uno de sus ejes principales
reactivar la minería en los yacimientos de materias primas esenciales que existen en Europa. Un objetivo
difícil, pues la UE ha tenido poco éxito hasta ahora en el desarrollo de proyectos de extracción de estas
materias primas críticas. Las razones son variadas: falta de inversión en exploración y minería, trámites
complejos y diversos para obtener permisos nacionales o bajos niveles de aceptación pública en las
regiones afectadas.

La situación la sintetizaba muy bien en pocas palabras Maroš Šefčovič, vicepresidente de Relaciones
Interinstitucionales y Prospectiva “no podemos permitir que nuestra actual dependencia de los
combustibles fósiles se sustituya por una dependencia de las materias primas fundamentales”.

El informe europeo More from less—material resource efficiency in Europe describe las políticas y
objetivos de los distintos países en relación a los materiales críticos. En el mismo se presenta un cuadro
de diagnóstico para la realidad española, donde no es una temática que haya saltado a la esfera pública
o la agenda política, por lo que no hay grandes planes o estrategias, lo que se traduce en una falta de
ambición y de estrategias definidas que orienten el marco regulador o las políticas públicas.

En el País Vasco, una de las zonas más industrializadas del Estado español, es donde se han realizado
los primeros estudios para valorar el impacto y los niveles de dependencia de sus industrias. Materiales
críticos en la industria del País Vasco analiza la dependencia ante los distintos materiales críticos y
avanza una serie de propuestas ante la volatilidad de precios y de suministro. La primera el impulso a
la I+D+i para desarrollar o pilotar tanto alternativas de sustitución o de minimización de contenidos de
materiales críticos. La segunda supone acelerar soluciones de remanufactura en sectores como la
automoción, eléctrico o maquinaria. La tercera es reformar el reciclaje en fábrica o externo que
reduzcan la dependencia de los materiales vírgenes. Por último, una respuesta genérica sería disponer
de un sistema de información, monitorización y modelización para facilitar decisiones a las empresas y
a la Administración vasca.

91
Economía circular y consumo sostenible

España es el país más rico de la UE en minerales metálicos, especialmente cobalto, y podría convertirse
en el principal productor de algunas de las materias primas necesarias para la transición energética.
La industria extractiva española se ha felicitado por la propuesta de dinamización y se postula como
clave en el proceso de descarbonización, aludiendo a las mejoras que supone la relocalización de las
industrias extractivas para generar empleo estable en la España Vaciada.

Una aproximación que se complementaría con la importancia del sector de la chatarra, según la
Federación Española de Reciclaje (FER) trabajan en este sector más de 33.000 personas, en 5.000
empresas, que supone un volumen de negocio de 10.000 millones de euros, o lo que es lo mismo un 1%
del PIB nacional. En 2017 se trataron alrededor de 7,7 millones de toneladas de chatarras férricas, más
de 231.000 toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos recogidos, 266.137 envases
metálicos reciclados y más de 620.055 vehículos que habían sido dados de baja. El 75% de determinados
metales en España proviene de materiales reciclados, llegando al 100% en el plomo, lo que supone la
segunda tasa más alta en Europa.

Buenas Prácticas

HOLANDA

En Holanda han logrado un acuerdo nacional sobre materias primas para garantizar que la economía
funcione completamente con materias primas reutilizables para 2050. Iniciativa a la que se han sumado
las distintas administraciones públicas, la comunidad empresarial y ONG, con el compromiso de avanzar
hacia una economía circular al cien por cien. Además, se han destinado 27 millones de euros para
mejorar la separación de residuos, con el fin de garantizar que los productos desechados se reutilicen
como materias primas en lugar de terminar en un vertedero. Otro elemento destacado es el abordaje de
los productos especialmente nocivos para el medio ambiente, de cara a que surjan alternativas a los
envases no reciclables, como los utilizados en patatas fritas y sopas. El Gobierno ha comprometido
financiación de los tres bancos más grandes, que han manifestado su voluntad de apoyar inversiones
en proyectos de economía circular.

Enlace: AQUÍ

FRANCIA

En 2011 se creaba oficialmente el Comité de Metales Estratégicos (COMES), como una estructura de
consulta entre las autoridades públicas y los agentes económicos. Su misión es ayudar en el desarrollo
e implementación de la política de gestión de metales estratégicos, con miras a fortalecer la seguridad
de suministro necesaria para la competitividad de la economía francesa. Sus actividades incluyen el
trabajo en objetivos específicos de reciclaje para metales estratégicos como parte de ciertos esquemas
de responsabilidad extendida del productor.

Enlace: AQUÍ

92
Economía circular y consumo sostenible

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

En la definición que se hace el problema predomina un enfoque geoestratégico, que no cuestiona las
inercias del propio modelo socioeconómico y que se niega a internalizar cualquier noción de límite. La
minería es uno de los sectores donde se está chocando con los límites de extracción, como
magistralmente analiza la ecóloga industrial Alicia Valero, del Centro Investigación en Recursos y
Consumo de Energía que además es asesora de la Comisión Europea. En su obra aborda la complejidad
del problema y las contradicciones a las que debemos hacer frente: estamos llegando al pico de
extracción de muchos minerales estratégicos para la transición energética, tenemos una enorme
dependencia exterior de estos materiales, a la vez que aumenta su demanda global, lo que nos lleva a
reactivar la minería en Europa, que hasta ahora se concentraba mayoritariamente en países
empobrecidos, relocalizando la conflictividad que suponen y los impactos ambientales asociados.

Las transiciones energéticas o económicas hacia la sostenibilidad se vuelven una coartada para
intensificar dinámicas claramente extractivas, las referencias a la sostenibilidad atienden mayormente
al suministro y consumo sostenido en el tiempo que, a un cambio de lógicas, los llamamientos a la
resiliencia son unidimensionales, solo implican a la economía, pero no a los ecosistemas o las dinámicas
sociales de consumo. Una cuestión que acríticamente se elude en los debates sobre digitalización y
automatización de la economía.

En los cinco últimos años ha habido un elevado número de permisos mineros otorgados por los distintos
gobiernos autonómicos. La gran mayoría de las nuevas minas planteadas son a cielo abierto, dado que
son más baratas de explotar que las subterraneas. El impacto ambiental y social de las mismas es, sin
embargo, mucho mayor, debido a la necesidad de grandes superficies de territorio y, sobre todo, de las
grandes cantidades de agua para concentrar los minerales. Otros riesgos graves son la contaminación
del aire y de los acuíferos, así como la contaminación química y radioactiva, causadas por infiltración
rutinaria o accidental del agua que abastece a los municipios de la zona. Algunos de estos proyectos
mineros se encuentran en un proceso de tramitación avanzada o incluso ya han empezado a operar:
minas de cobre en el bajo Guadalquivir, de oro en Galicia y Asturias, de uranio en Salamanca, de litio y
estaño en Cáceres, wolframio y titanio en Ciudad Real, de tierras raras en Canarias, de potasas en
Aragón y Navarra, de feldespato en Avila, etc.

La actual Ley de Minas, aprobada durante el franquismo, y que todavía no se ha modificado, debería
revisarse de forma que supeditare siempre a la protección del medio ambiente y de las poblaciones de
las zonas afectadas, y no, como ocurre con la actual legislación. Las medidas orientadas a reactivar el
sector extractivo pueden ser incoherentes con otras necesidades ecosociales (mantenimiento
biodiversidad, mantenimiento de ecosistemas naturales, contaminación…) y tremendamente conflictivas
a escala local, así como tratar de mantener indefinidamente el suministro de determinados materiales
finitos supondría aplazar en el tiempo la vulnerabilidad de nuestro modelo socioeconómico y su
imprescindible transformación.

93
Economía circular y consumo sostenible

Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico acaba de hacerse público el
borrador de la Estrategia de Almacenamiento Energético, donde se plantea que “es fundamental
disponer de fabricantes y proveedores nacionales que generen alto valor añadido e impulsen la
innovación y la competitividad en el sector, desde la provisión de materias primas y componentes
básicos, pasando por la fabricación y desarrollo de tecnologías, hasta la prestación de todo tipo de
servicios mediante los nuevos modelos de negocio asociados al almacenamiento".

Bajo nuestro criterio la prioridad en el corto plazo pasaría por aumentar la autonomía de nuestro
metabolismo económico, reduciendo consumos energéticos y de materiales, apostando claramente por
intensificar y optimizar el reciclaje de dichos metales. A la vez que se planifica un esfuerzo por
reorientar dichos recursos hacia la transición energética y se obstaculiza su destino a consumos más
superfluos. Una problemática que conecta claramente con la necesidad de regular contra la
obsolescencia programada, por el derroche de materiales y energía que supone. La extensión de la vida
útil de los bienes, así como su ecodiseño y reparabilidad, deben ser premisas de obligado cumplimiento,
para que tenga sentido el desarrollo de la minería urbana, orientada a extraer metales y minerales de
los desechos electrónicos de cara a su reutilización en el sistema productivo.

Estas acciones son indisociables de la necesidad de abrir un amplio debate público sobre estas
cuestiones, en el marco de uno más amplio sobre las transiciones ecosociales. No se puede abordar
políticamente una problemática que no existe en la esfera pública. Lo primero es lograr que se presente
en sociedad la complejidad del problema, y sus enormes consecuencias a medio plazo, para que las
medidas que se vayan tomando puedan entenderse. Hay que realizar una enorme labor de alfabetización
ecológica para abordar cuestiones de fondo como la gestión estratégica de la escasez, repensar el papel
de las industrias, abordar los límites de la digitalización, la obsolescencia, los consumos individuales o
el papel de los servicios públicos para garantizar accesibilidad a los bienes tecnológicos en el futuro.

94
Economía circular y consumo sostenible

3.6 Stress hídrico y agua virtual

Históricamente España ha tenido que enfrentarse a altos niveles de estrés hídrico, y las perspectivas a
medio y largo plazo no son favorables debido al riesgo de desertización que sufre una importante parte
del territorio. El estrés hídrico es la relación entre el volumen de agua consumida y el volumen de
recursos renovables de agua que se generan debido a las precipitaciones. A nivel europeo somos, de los
grandes países, desde hace varias décadas el país con mayor índice de estrés hídrico europeos (33%).
Adicionalmente, esta situación no ha variado en los últimos 30 años

A rasgos generales, esto se debe principalmente a dos factores como nuestro bajo nivel de
precipitaciones debido a factores climáticos y el elevado nivel de consumo de agua por habitante, 700m3
por habitante, el tercer mayor consumidor de Europa, debido fundamentalmente al mayor peso del
sector agrario en la economía española. Y las perspectivas de futuro son muy negativas, debido a los
procesos de desertificación creciente de nuestro territorio, derivados principalmente de la emergencia
climática.

Aunque una mirada integral sobre el agua en nuestra vida cotidiana y en el funcionamiento de los
metabolismos económicos, implica asumir que los cálculos son mucho más complejos. Identificar los
flujos reales de agua que consume una sociedad conlleva integrar unos conceptos relativamente nuevos,
como serían el agua virtual y la huella hídrica.

El agua virtual haría referencia al agua dulce requerida para fabricar un producto, en el lugar donde ha
sido producido, incorporando la suma de los diferentes usos de agua a lo largo de la cadena de
productiva. Una forma de explicarlo con claridad, el contenido de agua virtual de una manzana no son
los 0,05 litros de agua que se podrían obtener exprimiéndola a fondo, sino los 70 litros de agua que ha
sido necesario invertir en su cultivo.

En definitiva, se trataría de un indicador biofísico en términos de agua usada para la producción de un


bien o la prestación de un servicio (por ejemplo, turismo), alcanzado su mayor potencia explicativa agua
utilizada en la prestación de un servicio (por ejemplo, en el turismo cuando se la relaciona con el
comercio, facilitando información de los flujos de agua virtual entre países o regiones.

95
Economía circular y consumo sostenible

La Huella Hídrica, como indicador complementario, haría referencia al volumen de agua necesaria para
producir los bienes y servicios consumidos por los habitantes de un país o región, siendo un indicador
del uso de agua en relación al consumo de una población determinada. La huella hídrica se calcula
sumando el consumo doméstico y la importación de agua virtual del país o región, menos la exportación
de su agua virtual. El resultado nos mostraría el nivel de autonomía o de dependencia hídrica respecto
a otros lugares, que disfruta este territorio.

Este indicador, igual que la huella ecológica, permite percibir de forma muy sencilla los niveles de
sostenibilidad o insostenibilidad que tienen los estilos de vida y los sistemas socioeconómicos de un
país o una región en relación a un recurso esencial. Esta herramienta de análisis es determinante para
poder realizar estimaciones ajustadas a los consumos reales, ofreciendo una información clave para
tomar decisiones políticas sobre la gestión hídrica o alimentaria.

Hay una estrecha relación entre la huella hídrica y el funcionamiento del sistema alimentario, según
estimaciones de la FAO se calcula que el 70% del consumo de la huella hídrica global estaría vinculada
a lo que comemos. Producir alimentos exige enormes cantidades de agua, siendo la carne el producto
que más litros precisa para su elaboración (15.400 litros de agua para producir 1 kilo de ternera; 8.700
litros para 1 kg. de cordero; cerca de 6.000 litros para 1 kg. de cerdo y 4.300 litros para 1 kg. de pollo).

La situación en Europa y España


La dependencia internacional del agua a nivel europeo en 2011 era del 40%, lo que supone que
dependemos en gran medida de los recursos hídricos de otras partes del mundo para sostener nuestro
consumo actual de productos y servicios. Y la mayor parte de este agua virtual importada viene en forma
de alimentos. Investigaciones más recientes plantean que la EU27 es la región del mundo con mayores
niveles de importación de agua virtual, que ascenderían hasta el 67.9% de su huella hídrica. Con solo el
7% de la población mundial la UE27 fue responsable de más del 28% de las importaciones de flujos de
agua virtual en 2009 en el mundo. Europa importa más agua virtual (51% del total) de otras regiones del
mundo de lo que consume sus propios recursos hídricos (49% del total). Alrededor del 19% del agua
regional que se utiliza directamente se exporta a otras regiones del mundo, y hasta un 14% se mueve
dentro de la UE27 de un país a otro como agua virtual. España es el mayor exportador de agua azul de
la UE incorporada en productos agrícolas.

* Legend: Virtual water imports into Europe. Source: Mekonnen, M.M. and Hoekstra, A.Y. (2011) National water footprint
accounts: the green, blue and grey water footprint of production and consumption,

96
Economía circular y consumo sostenible

En España la situación es también muy alarmante. Las primeras investigaciones sobre nuestra huella
hídrica empezaron a publicarse a mediados de la primera década del nuevo milenio y tuvieron mucho
impacto. La Fundación Marcelino Botín constituyó un Observatorio del Agua que se especializó en
desarrollar esta línea de investigación durante unos años, generando una colección de materiales de
libre acceso llamada Papeles de Agua Virtual. Dicha colección, planteaba en su informe La huella
hidrológica de la agricultura española publicado en 2008 con datos de 2003, que la dependencia de las
importaciones de agua virtual se encontraba en el 63,2%. Lo que significa que más de la mitad de los
recursos hídricos usados para la producción de los bienes y servicios consumidos en España
procedieron de otros países. La huella hídrica de la ganadería y de la agricultura conjuntamente
representaba cerca del 80% del total. El 20% restante se debe al consumo de agua por parte del sector
urbano y de la industria. España es por tanto importadora neta de agua virtual contenida productos
agrícolas, mientras que exportaba agua virtual a través de productos ganaderos, aunque a un menor
nivel.

En la década 1996 a 2005 la huella hidrológica se incrementó un 23%, a la vez que la renta per cápita lo
hacía un 61%. Esto supone identificar la incapacidad de desvincular el crecimiento económico del
aumento en el uso del agua. España ahorra recursos hídricos domésticos importando productos que
consumen mucha agua y exportando productos que consumen menos agua. Nuestro país ocupa el octavo
puesto en la clasificación mundial de países con mayor huella hídrica (producción y consumo) y el
segundo puesto en el ranking europeo.

También la Fundación por la Nueva Cultura del Agua realizó un seguimiento de la mayoría de las
investigaciones que se realizaron sobre la situación en España, que también se encuentran disponibles
en su Biblioteca Virtual. Y las conclusiones a las que llegaron eran muy similares, identificando una
altísima dependencia de los recursos hídricos extranjeros importados. Y esto es particularmente
problemático ante escenarios de emergencia climática, que indudablemente nos obligará a hacer frente
a una mayor escasez de agua a nivel local y global.

Buenas Prácticas
ESPAÑA

En 2011 el gobierno español se convertía en el primer país que incorporaba la evaluación de la huella
hídrica en sus políticas, al hacer del análisis de la huella hídrica una parte obligatoria del proceso de
desarrollo de los planes de cuencas hidrográficas. Desde el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural
y Marino se publicaba el libro La Huella Hídrica de España de Fernando Esteban Moratilla, Miriam Molina
Moreno y Mario Fernández Barrena. La evaluación de la huella hídrica se concebía como una
herramienta que puede ayudar a los gobiernos a comprender cómo los diferentes procesos de
producción contribuyen a la huella hídrica total en las diversas cuencas hidrográficas relevantes, y
también ayudar a enumerar los productos finales relacionados con el consumo de agua y la
contaminación dentro de una cuenca hidrográfica.

97
Economía circular y consumo sostenible

El agua virtual y la huella hídrica son indicadores y por lo tanto su vínculo con las políticas públicas
sería precisamente su incorporación o no como una herramienta privilegiada para ofrecer información
a los decisores políticos. El desafío consiste en traducir la información en políticas hidrológicas y
especialmente alimentarias que resulten eficaces a la hora de conformar metabolismos económicos y
estilos de vida que reduzcan su consumo de agua, virtual y no virtual.

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

Desde la óptica del consumo proponemos dos líneas de trabajo que tendrían que ver con incorporar la
huella hídrica y el agua virtual a las iniciativas que relacionadas con el sistema alimentario se pudieran
impulsar desde el Ministerio. Recordando que las principales medidas para reducir la huella hídrica de
la alimentación serían:

• Elegir productos alimentarios en base a criterios de proximidad y estacionalidad.


• Reducir la ingesta de alimentos con mayores necesidades hídricas, especialmente la
carne. La recuperación rigurosa de la dieta mediterránea con una elevada ingesta de
frutas, verduras, proteínas vegetales y pescado proporcionaría un gran ahorro de agua.
• En el caso de productos con origen lejano, elegir aquéllos producidos en territorios que
puedan acreditar una buena gestión de sus recursos y, preferentemente, disponer de un
balance positivo en su huella hídrica,
• Elegir productos que sean distribuidos en canales que pueden acreditar eficiencia y
escasa pérdida de materiales a lo largo del proceso de transporte y transformación.

En relación a la sensibilización, han funcionado muy bien las campañas orientadas en informar a los
consumidores sobre la cantidad de agua virtual que tienen los alimentos que llevan en su cesta de la
compra y otros bienes de consumo muy generalizados. La contundencia de la representación gráfica del
contenido de agua virtual tiene un impacto visual inmediato y sorprendente para cualquier persona,
aunque desconozca por completo la realidad de su huella hídrica (ver este ejemplo de FAO). Imaginemos
a las personas sensibles con sus ahorros domésticos de agua, cerrando el grifo cuando se lava las
manos, y que desconoce que está desperdiciando una cantidad muchísimo mayor de agua cuando deja
que algunos alimentos se estropeen en su frigorífico.

98
Economía circular y consumo sostenible

3.7 Desperdicio alimentario


El actual modelo agrícola, nacido de la llamada Revolución Verde, se centra en la especialización
productiva de monocultivos, la mecanización, la selección de escasas variedades que ofrecen mayor
rendimiento o el uso de pesticidas y abonos de síntesis química para maximizar la producción por
hectárea en el corto plazo. Esto sumado a las cadenas globales de suministro, las políticas de precio y
las estéticas impuestas por los grandes operadores del mercado alimentario, propician que una cantidad
considerable de estos alimentos sean desaprovechados a lo largo de toda la cadena alimentaria.

Actualmente, en el marco de las instituciones internacionales y europeas, se sigue debatiendo sobre la


definición del desperdicio alimentario. La FAO diferencia entre:

• Pérdidas de alimentos: la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos como resultado


de las decisiones y acciones de los proveedores en la cadena alimentaria, excluyendo a los
minoristas, proveedores de servicios de alimentos y consumidores. Empíricamente, se refiere a
cualquier alimento que se descarta, incinera o desecha desde la cosecha/sacrificio/captura,
pero excluyendo el nivel minorista y consumo final, y no vuelve a ingresar en ninguna otra
utilización productiva, como alimento o semilla.

• Desperdicio de alimentos: se refiere a la disminución en la cantidad o calidad de los alimentos


como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, proveedores de servicios
alimentarios y consumidores.
La estrategia Más alimento, menos desperdicio,
del Ministerio de Agricultura, Alimentación y
Pesca, considera desperdicio de alimentos al
“conjunto de productos alimenticios descartados
de la cadena agroalimentaria por razones
económicas o estéticas o por la proximidad de la
fecha de caducidad, pero que siguen siendo
perfectamente comestibles y adecuados para el
consumo humano y que, a falta de posibles usos
alternativos, terminan eliminados como residuos,
lo que genera externalidades negativas desde el
punto de vista del medio ambiente, costes
económicos y pérdida de beneficios para las
empresas (definición del Parlamento Europeo)”.

* Esquema. Fuente: menosdesperdicio.es

La FAO calculó en 2011 que el 30% de los alimentos que se producen a escala global se desperdicia,
aproximadamente 1.700 millones de toneladas al año. Las tasas más altas de desperdicio se sitúan en
el 40–50% para tubérculos, frutas y hortalizas; 35% para pescado; 30% para cereales, y 20% para
semillas oleaginosas, carne y productos lácteos.
99
Economía circular y consumo sostenible

Los impactos del desperdicio alimentario son múltiples y variados. Desde el punto de vista ambiental,
cada vez que se desperdicia un alimento, se desaprovechan todos los recursos utilizados para su
producción (suelo fértil, agua, fertilizantes, energía, etc.), y su descomposición puede provocar
importantes cantidades de gases de efecto invernadero. Se estima que el 28% de la superficie agrícola
del mundo se usan anualmente para producir alimentos que se pierden o desperdician; mientras que el
8% de emisiones de CO2 a escala global está producido por la descomposición de alimentos no
aprovechados.

En cuanto a su impacto económico, FAO ha estimado en 728.000 millones de euros el coste directo del
desperdicio alimentario anual. Este cálculo se basa en el precio de mercado de los alimentos, por lo que
no incluye cualquier externalidad no recogida en dicho precio, ni los costes directos relacionados con la
gestión de esos alimentos como residuos, que oscilaría entre 50 y 150 €/ton.

* Infografía. Fuente: menosdesperdicio.es

El impacto social del desperdicio de alimentos se relaciona con su consideración de necesidad básica
en un marco de importantes desigualdades, así como con su producción a partir de recursos limitados.
La FAO estima que una cuarta parte de las pérdidas y el desperdicio de alimentos actual permitiría
alimentar a 870 millones de personas, por encima de los 795 millones de personas que dicha institución
estima sufren subalimentación. Por otra parte, el exceso de producción vinculado a los alimentos no
aprovechados contribuye a la intensificación del sistema agrícola, que a su vez genera una importante
huella socio-ambiental negativa.

Las causas del desperdicio alimentario varían dependiendo de la etapa de la cadena agroalimentaria en
la que se producen. Fundamentalmente, son consecuencia de limitaciones tecnológicas, de mercado, y
conocimiento/voluntad. Las primeras tienen que ver con la eficiencia de los procesos utilizados en la
producción, procesado, distribución o comercialización.

Las limitaciones del mercado alimentario afectan tanto a la oferta como a la demanda de alimentos, en
un sistema agroalimentario globalizado donde el objetivo principal de la oferta es minimizar costes para
aumentar márgenes y reducir precios para el consumo. Las políticas de mercado provocan el descarte,
incluida la no cosecha, de productos aptos para el consumo por motivos estéticos, porque los precios
de mercado no cubren costes o para influir en dichos precios. El transporte innecesario de alimentos
propio de su comercio globalizado, en el que es habitual que una misma región importe y exporte
grandes cantidades de los mismos alimentos, incrementa a su vez el desperdicio de alimentos.

A modo de ejemplo, entre 2008 y 2015 en la UE se retiraron del mercado 1,8 millones de toneladas de
frutas y hortalizas, y más de 45.500 ha se cosecharon antes de madurar o bien no se cosecharon en
absoluto. La UE abonó 380 millones de euros para compensar a los productores que se vieron afectados.
Según las cifras de la Comisión, el 66 % de los productos retirados se desperdiciaron.
100
Economía circular y consumo sostenible

La situación en Europa y España

El proyecto europeo FUSIONS estimó que cada año se descartan en la UE 88 millones de toneladas de
alimentos, equivalentes a 173 kg/año per cápita, sin contar la etapa de producción ni los descartes de
pescado arrojados al mar. También estima que el 30% de los alimentos no aprovechados corresponden
a la etapas previas a la venta minorista, porcentaje que la FAO eleva al 59%, y que podrían estar
subestimados debido a la escasez de información relativa a la producción primaria43. A pesar de esto, la
Estrategia From farm to Fork de la Comisión Europea publicada en 2020 incluye un compromiso de
reducir a la mitad en 2030 el desperdicio de alimentos sólo en las etapas de venta minorista y consumo,
a pesar de las estimaciones de generación ya mencionadas.

Esta importante carencia en la meta europea de reducción del desperdicio resulta además incoherente
con otros compromisos y normativas comunitarias:

• El Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU 12.3 plantea reducir a la mitad el desperdicio de


alimentos per cápita en los niveles minorista y de consumo, pero también reducir las pérdidas
de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas de
cosecha, para 2030.
• El nuevo Plan de Acción de Economía Circular del Pacto Verde de la UE, en el que la Comisión se
compromete a proponer un objetivo para la reducción del desperdicio de alimentos que
abordaría de manera integral la cadena de valor alimentaria.
• La Directiva 2018/851/CE de residuos, estipula la necesidad de que los Estados miembros
adopten medidas de prevención de residuos con el fin de “reducir la generación de residuos
alimentarios en la producción primaria, en el procesamiento y fabricación, al por menor y otra
distribución de alimentos, en restaurantes y servicios de alimentos, así como en los hogares”.

En un Acto Delegado, la comisión estableció en 2019 una metodología común de medición del desperdicio
alimentario, ofreciendo cierta flexibilidad en cuanto al sistema para recoger los datos a nivel nacional.
Sobre la base de este método, los Estados miembros deben poner en marcha un marco de seguimiento
y determinar cuál es la situación en 2020, con el fin de proporcionar a Bruselas los primeros datos
nuevos sobre la evolución del desperdicio alimentario para mediados de 2022.

Según datos de la Comisión, en España se desperdician anualmente 7,7 millones de toneladas, que
corresponden a 176 kg/cápita, sin tener en cuenta los que genera el sector primario: el 42 % corresponde
a los hogares, el 39% a la industria de transformación, y el 19% al comercio al por mayor y el sector
servicios.

La situación en el Estado español es similar a la europea: la contabilidad de alimentos desperdiciados y


el grueso de la acción política en la materia se centran en la fase final de la cadena agroalimentaria. La
Estrategia Más alimento, menos desperdicio 2017-2020 estableció ocho áreas de actuación (Generación
de conocimiento, Formación y sensibilización, Fomento de buenas prácticas, Colaboración con otros
agentes, Acuerdos sectoriales, Aspectos normativos, Investigación e innovación, y Medio ambiente y

43
“Tackling food waste in the Farm to Fork strategy” Carta abierta a la Comisión Europea de la sociedad civil. 9/7/2020.
https://mk0eeborgicuypctuf7e.kinstacdn.com/wp-content/uploads/2020/07/Tackling-Food-Waste-in-the-F2F-Strategy.pdf
101
Economía circular y consumo sostenible

cambio climático), cuyas acciones se han centrado en las etapas de consumo en los hogares, hostelería
y servicios.

Destaca la información obtenida desde el año 2015 mediante el “Panel de cuantificación del desperdicio
alimentario en los hogares españoles”, que en 2019 estimo una importante ralentización en el
incremento del desperdicio respecto a los años anteriores.44 En cambio, el desperdicio fuera del hogar
comenzará a medirse en 2021.45

En septiembre de 2020 se han presentado los resultados de una encuesta realizada en colaboración con
AECOC en 2018 sobre el desperdicio de alimentos en la industria y la gran distribución, realizada a 75
empresas industriales y 15 compañías de distribución. De acuerdo con el estudio, un 70% dispone de una
estratégica interna definida para luchar contra el desperdicio alimentario, un 61% promueve buenas
prácticas destinadas a la prevención o reducción en origen del desperdicio, y un 51% promueve acciones
conjuntas con sus proveedores para reducirlo. No existen no obstante herramientas ni información
contrastada para valorar las respuestas de estos operadores alimentarios.

En el ámbito de la comunicación, sensibilización, fomento de buenas prácticas y colaboración con otros


agentes y sectores, las acciones se han centrado igualmente en el consumo doméstico, el comercio
minorista y la hostelería. Así, no es de extrañar que buena parte del debate público en torno a la
reducción del desperdicio alimentario en España responsabilice al consumidor final del problema, y la
acción propositiva esté copada por diferentes recomendaciones para la gestión en los hogares
(planificación de la compra, almacenamiento, cocina de aprovechamiento, conservas...) y por un número
creciente de aplicaciones tecnológicas y modestas iniciativas de aprovechamiento de excedentes en los
hogares y restaurantes. No obstante, la promoción de algunas pautas de consumo como la temporalidad,
compra de proximidad, canales cortos de comercialización... van ganando peso en el debate y en algunas
de las guías prácticas y catálogos de iniciativas contra el desperdicio46.

La reducción de las pérdidas de alimentos en las etapas de producción, transformación y distribución


también es marginal en los objetivos de investigación e innovación, con una aproximación
eminentemente tecnológica, que no cuestiona las pérdidas estructurales en la actual cadena
agroalimentaria.

En lo relativo a la normativa, el desperdicio de alimentos tiene un papel marginal en el proyecto de Ley


de Cambio Climático, a pesar de su importancia en emisiones, mientras que el Plan Nacional Integrado
de Energía y Clima no incluye ningún objetivo ni medida adicional a la estrategia “Más alimento, menos
desperdicio”. En cambio, es en el plano autonómico en el que se está planteando mayor innovación
normativa para reducir el desperdicio de alimentos: con la reciente ley catalana que

incluimos en las Buenas Prácticas al ser probablemente la más innovadora de la UE en la materia, pero
también con medidas de prevención, mejora de la gestión de los residuos orgánicos o fomento del
compostaje en diferentes leyes de residuos autonómicas.

44
https://menosdesperdicio.es/sites/default/files/documentos/relacionados/presentacion_desperdicios_ano_natural_2019_web.p
df
45
https://www.efeagro.com/noticia/desperdicio-alimentos-reducido-confinamiento-espana/
46
A modo de ejemplo, la Guía de medidas para prevenir y reducir el desperdicio alimentario del Consell Insular de Menorca
102
Economía circular y consumo sostenible

Buenas Prácticas

FRANCIA

En 2016 la “Agence de l’Environnement et de la Maîtrise de l’Energie” (ADEME) publicó el informe


“Pérdidas y desperdicio de alimentos – inventario y gestión en cada etapa de la cadena alimentaria, que
cuantificó las pérdidas y desperdicio alimentario a lo largo de toda la cadena alimentaria en 10 millones
de toneladas al año (150 kg per cápita). El reparto estimado fue Producción 32%, Transformación: 19%,
Distribución: 14% y Consumo: 33%. Este reparto era desigual en función de los grupos de alimentos: las
frutas y hortalizas se pierden en gran medida en la etapa de producción, mientras que los productos de
origen animal se desperdician más en la etapa de consumo47.

En el mismo año, se aprobó en Francia la Ley N° 2016-138 relativa a la lucha contra el desperdicio
alimentario, que obliga a los supermercados de más de 400m2 a entregar los alimentos no vendidos que
todavía son consumibles mediante la suscripción de convenios de donación; prohibiendo hacer
inservibles dichos alimentos y desecharlos.

La Ley se compone de 4 artículos que introducen modificaciones a distintos códigos (Código de


Medioambiente, Código Civil, Código de Educación y Código de Comercio), y se complementa con el
Decreto n° 2016-1962 de 28 de diciembre de 2016, que establece los requisitos de los productos que
pueden ser donados y las condiciones de las donaciones a las asociaciones de ayuda alimentaria
autorizadas. Se establece una jerarquía en el uso de los alimentos no vendidos: 1º prevención; 2º
donación; 3º recuperación para alimentación animal; 4º compostaje o metanización; y se incorpora la
lucha contra el desperdicio tanto a los programas educativos de la etapa escolar, como a las
responsabilidades sociales y ambientales de las empresas minoristas implicadas.

A pesar de considerarse pionera, la ley tendrá un efecto limitado sobre el desperdicio global de
alimentos, ya que solo afecta a la etapa de la cadena -la distribución- en la que menos alimentos son
desaprovechados (un 14% del total), y además no aplica a los establecimientos minoristas de menor
tamaño.

CATALUÑA

El 4 de marzo de 2020 el Parlamento de Cataluña aprobó la Ley de Prevención de las pérdidas y el


desperdicio alimentarios en Cataluña, una normativa pionera en Europa porque prioriza la prevención
en origen frente a la redistribución de los excedentes, así como la medición de las pérdidas y desperdicio;
y lo hace a lo largo de toda la cadena alimentaria, incluido el sector primario y la transformación. El
destino de los excedentes debe cumplir con la jerarquía: 1. alimentación humana; 2. alimentación animal;
3. compostaje y otros usos técnicos 48 . La ley se aprobó por unanimidad, siendo el resultado de un
importante proceso de participación de múltiples actores sociales y económicos.

La ley impone una serie de obligaciones a todos los agentes de la cadena alimentaria, con el

47
https://alimentosindesperdicio.blog/2018/04/22/perdidas-y-desperdicio-de-alimentos-en-
francia/#:~:text=A%20trav%C3%A9s%20del%20Pacto%20Nacional,11%20de%20febrero%20de%202016).
48
https://web.gencat.cat/es/actualitat/detall/Aprovada-la-Llei-de-prevencio-de-les-perdues-i-el-malbaratament-alimentaris-
a-Catalunya.
103
Economía circular y consumo sostenible

correspondiente régimen sancionador. La organización Espigoladors, participante en el proceso


legislativo, destaca 5 aspectos innovadores de la ley:49

1. Todos los agentes implicados en la cadena alimentaria (incluido el sector primario, empresas y
entidades distribuidoras) están obligadas a prevenir y cuantificar las Pérdidas y el Desperdicio
Alimentario de su actividad. Esta información es básica para seguir avanzando en las soluciones
a esta problemática social y medioambiental.

2. La Administración pública tiene como obligaciones: analizar y ordenar todos los datos
provenientes de los distintos agentes de la cadena; facilitar la creación de espacios y sistemas
para la distribución de excedentes; elaborar el Plan Estratégico de Prevención de pérdidas y
desperdicio; incorporar en los contratos públicos y los convenios de gestión de servicios
alimentarios, cláusulas para prevenir las pérdidas y el desperdicio alimentarios.

3. El sector de la restauración/hostelería está obligada a promover el consumo de productos de


temporada y de proximidad; y facilitar que los y las consumidoras se lleven la comida no
consumida en un envase biodegradable o reciclable.

4. Se regula el espigamiento 50 como una actividad complementaria y sin ánimo de lucro que
contribuye a la prevención de las pérdidas/desperdicio alimentario.

5. Administración y empresas de la cadena alimentaria deberán contribuir a la sensibilización


sobre esta problemática global; y fomentar las buenas prácticas comerciales.

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

Siguiendo el ejemplo catalán, la política estatal de prevención de la pérdida y desperdicio de alimentos


debe desplazarse del foco actual en el final de la cadena alimentaria y la donación de excedentes, a la
cuantificación y prevención a lo largo de toda la cadena, con especial énfasis en el sector primario,
industria y distribución de alimentos. La estrategia de prevención del desperdicio de alimentos a partir
del año 2021, en línea con nuevas herramientas normativas, deberían establecer objetivos ambiciosos y
servir de paraguas a las iniciativas autonómicas en marcha, así como de estímulo para los territorios
sin acción política en la materia.

Algunas de las medidas a incorporar en la acción política son:

• Planes de cuantificación y prevención de pérdidas y desperdicio de alimentos para todos los


actores de la cadena alimentaria, que faciliten tanto su reducción, como la cuantificación por
parte de la administración (también mediante estudios de campo) de las pérdidas y desperdicio
de las etapas hasta ahora desatendidas, tal y como establece el Acto Delegado de la Comisión.
Dicha cuantificación es un paso imprescindible para el diseño de acciones de reducción que
permitan cumplir los objetivos vinculantes que deberían establecerse, en coordinación con la
Comisión Europea en 2023.

49
https://espigoladors.cat/2020/03/13/ley-reduccion-desperdicio-alimentario/
50
La palabra viene de recoger las espigas que han quedado en el campo tras la siega, su uso se refiere al aprovechamiento por
particulares de productos que quedan en el campo tras la cosecha y que pueden ser aptos para el consumo humano.
104
Economía circular y consumo sostenible

• Identificar aquellas prácticas comerciales que indirectamente favorecen el desperdicio de


alimentos en la etapa de producción, y diseñar estímulos y cambios normativos que
desincentiven dichas prácticas por parte de distribuidoras y minoristas.

• Promover los canales cortos de comercialización de la mano del consumo de proximidad, que
reducen el desperdicio en las fases iniciales de la cadena. Y esto se traduce en difundirlos tanto
en las acciones de sensibilización, fomento de buenas prácticas y colaboración con actores
socioeconómicos, así como en priorizar la asignación de los fondos de la PAC destinados a
cumplir los objetivos en materia medioambiental y climática.

• Incorporar en los contratos públicos y los convenios de gestión de servicios alimentarios,


cláusulas obligatorias para prevenir las pérdidas y el desperdicio alimentarios, para facilitar la
donación de excedentes aprovechables mediante iniciativas sin ánimo de lucro, y para una
correcta separación y gestión de los residuos orgánicos.

• Estimular la donación de alimentos no comercializados mediante desgravaciones fiscales.

105
Economía circular y consumo sostenible

3.8 Greenwashing

El greenwashing haría referencia al lavado de imagen de grandes empresas, cuyas campañas de


publicidad y marketing presentan como verdes productos y actividades económicas que en realidad no
lo son, o lo son de forma muy sesgada. Muchas de estas empresas promocionan presuntas políticas de
respeto al medio ambiente como una forma de mantener y aumentar su cuota de mercado, aprovechando
la creciente sensibilidad ciudadana antes estas cuestiones.

La denuncia de este tipo de prácticas ha sido liderada desde la sociedad civil, mediante la investigación,
la sensibilización e incluso el desarrollo de crecientes procesos de judicialización. ONG y organizaciones
ecologistas impulsaron hace más de una década la creación de premios donde denunciar a las
corporaciones que peores prácticas ambientales tenían y más greenwashing realizaban: los Premios
Sombra de Ecologistas en Acción o los Public Eye Awards.

La investigación igualmente ha dependido de entidades sociales, ambientales y académicas. Un ejemplo


reciente sería The Influence Map, que estudia a nivel internacional el despliegue de mensajes en redes
sociales, televisión, así como acciones, mediante las cuales el lobby de los combustibles fósiles invierte
sumas millonarias para apropiarse de la narrativa sobre lo que es necesario para luchar contra el
cambio climático y para posicionarse como parte de la solución. En nuestra geografía la revista Ballena
Blanca acaba de realizar hace poco tiempo un estudio monográfico sobre esta temática en España.

Y por último los tímidos avances en la judicialización. Recientemente la asociación de abogados


ambientales Client Earth ha dado un paso para que haya un control internacional en los anuncios que
publican las compañías de combustibles fósiles, las que más contribuyen a las emisiones de gases de
efecto invernadero, presentando una demanda detallada a la OCDE (Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico) contra el greenwashing de una petrolera. En caso de tener éxito podrían pedir
a que se retiren sus anuncios y, aunque no tiene ningún poder legal, sentaría un precedente para otras
compañías.

El greenwashing además de ser económicamente perverso


afecta a las percepciones que los consumidores se hacen del
mercado ecológico, así como a los vínculos que se establecen
con distintas marcas y productos. Diversas investigaciones han
planteado que el consumidor medio no sabe diferenciar entre
el greenwashing y el marketing verde honesto, particularmente
cuando perciben que la empresa o la marca tienen buena
reputación. La compra de productos que se consideran
ambientalmente responsables genera una identificación
positiva con la marca, y el problema añadido es que el
greenwashing afecta especialmente al público con menor
conciencia ambiental, pues la capacidad de distinguir se
relaciona directamente con los niveles de concienciación
ambiental previos.

106
Economía circular y consumo sostenible

Un riesgo grave es que debido a la proliferación de los reclamos ambientales y el greenwashing se


aumente la desconfianza de forma generalizada hacia el sector, afectando a las propias empresas y los
productos que realmente están comprometidas con el consumo sostenible.

La situación en Europa y España.

En el marco del Pacto Verde Europeo se están desarrollando una serie de medidas orientadas a
fortalecer las leyes de protección al consumidor, entre ellas se encuentra la lucha contra el
greenwashing. Una de las cuestiones que van a abordarse en todos los avances normativos relacionados
con el eco-etiquetaje, de forma que resulte obligatorio a las empresas justificar las afirmaciones
medioambientales que realizan en la publicidad de sus productos. El planteamiento sería el desarrollo
de métodos que midan la "huella medioambiental de productos y organizaciones" bajo la regulación de
la etiqueta ecológica de la UE, que incluirá de manera más sistemática la durabilidad, la reciclabilidad y
el contenido reciclado.

El problema del greenwashing es muy relevante porque tres de cada cuatro productos muestran una
declaración o etiqueta medioambiental en la UE que, en términos prácticos, son superfluos pues muchos
de ellos se reducen a cumplir la legalidad. Y esto sucede porque, según el Eurobarómetro en relación a
las actitudes de los europeos hacia el medio ambiente, el 57% de los consumidores de la UE son
receptivos a las declaraciones medioambientales al tomar sus decisiones de compra.

Y a la mayoría de estos consumidores (61%) les resulta difícil comprender qué productos son
verdaderamente respetuosos con el medio ambiente. La desconfianza en la información medioambiental
que se muestra en los productos y en los anuncios es relativamente común. El 44% de los consumidores
dice no confiar en este tipo de información.

La primera medida contundente que se ha tomado en la UE es la regulación de los criterios por los que
las inversiones económicas pueden concebirse como “verdes” o ecológicas. Una herramienta de gran
importancia, que desarrollamos en el apartado de Buenas Prácticas.

En España ha existido tradicionalmente una falta de compromiso institucional con estas cuestiones.
Recordemos cuando en 2004 la UE estableció que los términos "bio" y "eco" se consideran indicaciones
referentes al método de producción ecológica en todas las lenguas comunitarias. El decreto español
reservaba "ecológico" y su prefijo "eco" a los productos ecológicos, mientras que el "bio" podía
emplearse en alimentos que no responden a las exigencias de la agricultura ecológica. A demanda de
las organizaciones ecologistas y de consumidores España fue llevada a juicio, y hasta que no hubo
sentencia firme de los tribunales comunitarios en 2005 no se asumió la normativa europea.

Aunque esta temática no ha sido abordada de forma destacable desde las políticas públicas, si que
conviene recordar los elevados niveles de desconfianza de la ciudadanía española hacia el etiquetaje y
la publicidad de productos que se comercializan como ecológicos. En el último Eurobarómetro en
relación a las actitudes de los europeos hacia el medio ambiente, el 87% de la población española se
mostraba deacuerdo con la afirmación: Muchos productos afirman ser ecológicos, pero no confía en que
esto sea cierto.

107
Economía circular y consumo sostenible

Más allá de la sana prudencia, la desconfianza generalizada que provoca el greenwashing termina
sembrando dudas y dificultando la credibilidad del sector ecológico entre los consumidores. A pesar de
que no se hayan encontrado casos de fraude entre empresas certificadas ecológicas. Conviene recordar
como una investigación de Greenpeace en 2005 analizó los pesticidas de las manzanas en diversos
supermercados de once países europeos, encontrando un cóctel de restos de pesticidas, mientras que
aquellas que se comercializaban como ecológicas no tenían restos de ningún tipo.

Buenas Prácticas

UNIÓN EUROPEA

La UE ha dado un paso pionero a nivel mundial, a la hora de definir un marco legal que define una
taxonomía de actividades ambientalmente sostenibles, para canalizar hacia estas las inversiones
públicas. Se trata de una clasificación de las inversiones en función de sus emisiones de carbono y su
impacto en el clima, que establece tres categorías, la verde al cien por cien, la de transición y la que,
aunque sea contaminante, facilita el desarrollo de actividades no emisoras de carbono. Hasta ahora, los
bancos, las compañías de seguros y los fondos de inversión podían decidir por sí mismos lo que
consideraban una inversión "verde", lo que solía terminar en greenwashing.

El Reglamento sobre taxonomía creará criterios armonizados para definir las inversiones que pueden
considerarse sostenibles y en qué medida. Los inversores deberán ser informados si un producto
financiero no se adhiere a la taxonomía de la UE, también las grandes empresas deberán informar la
proporción de actividades alineadas con la taxonomía de su facturación, capital y gastos operativos. Una
fórmula que obliga a los actores financieros, incluidos los administradores de fondos, los emisores de
bonos y las empresas cotizadas, a revelar cuán ecológicas son realmente sus inversiones.

La taxonomía de la UE es un paso revolucionario hacia la corrección de la forma en que el sector


financiero y la economía real valoran, o más bien no valoran, las externalidades medioambientales
negativas. Los primeros estándares sobre mitigación y adaptación climática se publicarán a finales de
2020 y se aplicarán a partir de 2022. Junto con el Reglamento de Divulgación, la Taxonomía de la UE
proporcionará información transparente y comparable sobre el impacto y los riesgos ambientales,
ayudando a canalizar inversiones en proyectos más sostenibles.

La llamada ‘taxonomía verde’ establece seis objetivos medioambientales que deben ser considerados al
evaluar si una actividad es sostenible. De este modo, para que una actividad sea considerada como
sostenible para el medio ambiente debe contribuir «sustancialmente» al menos a uno de los seis
objetivos que se han considerado y no causar un prejuicio a ninguno de ellos (mitigación y adaptación
al cambio climático, el uso sostenible y la protección de los recursos hídricos y marinos, la transición a
una economía circular, la prevención y el control de la contaminación y la protección y recuperación de
la biodiversidad).

El propio reparto de los fondos europeos se regirá por esta taxonomía, de forma que a partir de 2022 ya
no se destinará fondos a energías fósiles, o incluso el BCE se plantea introducir el cambio climático en
sus análisis de riesgo. Ahora, con estas etiquetas verdes, el objetivo es potenciar de forma efectiva las
inversiones en actividades sostenibles y en la lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, las críticas han llegado porque la nueva norma no recoge una lista ‘negra’ de tecnologías
108
Economía circular y consumo sostenible

o sectores dañinos para el medio ambiente más allá de los combustibles fósiles como el carbón, por lo
que la producción de gas y energía nuclear no están específicamente excluidas. Esto supone que ambas
actividades podrían ser etiquetadas como una actividad «de transición o facilitadora» que cumple
«totalmente» con el objetivo de no producir un daño «significativo» sobre el medio ambiente, con la
salvedad de que no podrán perjudicar el desarrollo de otras bajas en carbón ni contribuir a la
perpetuación de las tecnologías basadas en el uso intensivo del carbón.

Más información: AQUÍ

NORUEGA

En 2007 la Oficina noruega de Defensa del Consumidor prohibía que la publicidad de automóviles pudiera
hacer referencia a nociones como “verde”, “limpio” o “amigo del medio ambiente”. Una forma contundente,
sin igual, para poner freno al greenwashing de muchas corporaciones de la industria automovilística.
Estas solo podrán utilizar dichas afirmaciones si aportan una documentación que pueda demostrarlo,
incorporando en dicha descripción el ciclo de vida completo del producto desde la “cuna a la tumba”. En
palabras de Bente Oeverli, de la Oficina del Defensor del Consumidor, "si alguien dice que su automóvil
es más 'ecológico' o 'respetuoso con el medio ambiente' que los demás, entonces debería poder
documentarlo en todos los aspectos de la producción, a las emisiones, al uso de la energía, al reciclaje".

La Oficina seleccionó al coche como símbolo de una industria altamente contaminante y fuertemente
asociada al cambio climático, que estaba realizando sistemáticamente campañas de greenwashing. Los
reclamos ambientales que mandaban los fabricantes de automóviles se consideraron excesivos, pues
inducían a error a los consumidores. Las empresas que publicitan productos ecológicos en Noruega
deben ser plenamente conscientes de que los organismos de control de la publicidad en todas las
regiones están muy pendientes de sus afirmaciones.

EEUU

La Comisión Federal de Comercio (FTC) proporciona pautas voluntarias para las declaraciones de
marketing ambiental. Estas pautas le dan a la FTC el derecho de procesar reclamos publicitarios
falsos y engañosos. Estas serían las principales:

• Calificaciones: La Comisión tradicionalmente ha sostenido que para que sean efectivas,


cualquier calificación debe ser lo suficientemente clara, prominente y comprensible para evitar
engaños.
• Distinción entre beneficios de producto, paquete y servicio: Una declaración de marketing
ambiental debe presentarse de una manera que aclare si el atributo o beneficio ambiental que
se afirma se refiere al producto, el envase del producto, un servicio o una porción o componente
del producto.
• Producto, paquete o servicio. En general, si el atributo o beneficio ambiental se aplica a todos
los componentes secundarios de un producto o paquete, excepto los menores, no es necesario
calificar la afirmación para identificar ese hecho.
• Exageración del atributo ambiental: Una declaración de marketing ambiental no debe
presentarse de una manera que exagere el atributo o beneficio ambiental, de manera expresa o
implícita.
109
Economía circular y consumo sostenible

• Declaraciones comparativas: Las declaraciones de marketing ambiental que incluyen una


declaración comparativa deben presentarse de manera que la base de la comparación sea
suficientemente clara para evitar el engaño del consumidor. Además, el anunciante debe poder
fundamentar la comparación.

Tras la actualización de estas medidas la FTC comenzó en 2013 a hacer cumplir las Guías Verdes,
tomando medidas enérgicas contra seis empresas diferentes, en las que cinco de los casos estaban
relacionados con la publicidad falsa o engañosa en torno a la biodegradabilidad de los plásticos que
utilizaban. Aunque como en el caso noruego, parece que las intervenciones más contundentes se han
focalizado de forma simbólica en un sector en concreto.

Recomendaciones de cara a los cambios normativos en España

La lucha contra el greenwashing, al margen de alguna regulación específica, requiere de articular


medidas en otros ámbitos con los que se encuentra estrechamente relacionado, como las políticas de
ecodiseño y etiquetaje. Muchas de estas medidas se encentran actualmente a discusión en la UE, y, como
apuntaremos en las conclusiones, convendría alinear al gobierno español con los países que demandan
una regulación más rigurosa y exigente en términos socio-ambientales.

Medidas orientadas a la regulación del ecodiseño debería avanzar hacia hacer de los productos
sostenibles la norma, derivando la responsabilidad hacia las empresas y no hacia las elecciones de los
consumidores; el refuerzo de los eco-etiquetajes a nivel de la UE como Ecolabel; el establecimiento de
una lista negra de afirmaciones confusas o engañosas, eliminando las referencias sin fundamento como
"verde", "sostenible" y "respetuoso con el clima"; así como no se deben permitir declaraciones de
desempeño al nivel de los requisitos legales.

Y por último resultaría muy relevante explorar un proceso de aprobación previa para las declaraciones
y etiquetas, tal como lo aplica la EFSA para las declaraciones de propiedades saludables en los
alimentos. Los productos etiquetados como ecológicos también deben ser justos y socialmente
sostenibles; la iniciativa también debe permitir la debida diligencia.

Además, deberían de establecerse sanciones disuasorias a nivel de la UE para evitar el greenwashing,


así como disponer de un cuerpo de vigilancia y fiscalización que se encargue de velar por el
cumplimiento de la normativa y de evaluar anualmente las declaraciones ecológicas mediante muestras
al azar.

110
Economía circular y consumo sostenible

4. Apuntes para una Estrategia de


Consumo Sostenible desde el
Ministerio de Consumo

111
Economía circular y consumo sostenible

El consumo es una de las actividades más transversales que existen, afectando a distintas áreas de
gobierno y con competencias muy distribuidas. Una aproximación integral al consumo sostenible
implicaría políticas de consumo y salud, agrícolas, construcción y vivienda, infraestructura y transporte,
investigación y educación, medio ambiente, legislación laboral o política social y económica o exteriores.
No resulta concebible avanzar de forma ambiciosa en estas cuestiones sin un liderazgo claro y una
estrategia definida.

El Ministerio de Consumo sería el encargado de coordinar una Estrategia Nacional de Consumo


Sostenible, que debería de definirse en un proceso participado por las distintas áreas de gobierno y ser
coproducida con los principales actores sociales implicados en el consumo sostenible (asociaciones de
consumidores, sindicatos, grupos ecologistas, entidades de economía social y solidaría, entidades
especializadas sectorialmente, universidades…). Indudablemente esto sería un proceso a medio plazo,
que debería de combinarse con acciones en el corto plazo, que permitieran abordar cuestiones urgentes
de forma inmediata, de forma que los pasos que se fueran dando resultaran coherentes con el diseño
de una estrategia más integral.

Un proceso que implicaría transversalizar el consumo sostenible en los planes y acciones de gobierno
de los distintos ministerios, así como definir una agenda propia de trabajo más anclada en competencias
propias que pudiera liderarse desde el Ministerio de Consumo. Este trabajo debería de combinar las
aproximaciones transversales (sensibilización, educación, investigación, monitoreo, etiquetaje…) y las
sectoriales (textil, alimentación, vivienda, energía…), de cara a disponer de una aproximación integral.
Una referencia inspiradora en este sentido sería el National Programme on Sustainable Consumption
From Sustainable Lifestyles towards Social Change, que desde 2015 viene funcionando en Alemania.

Programa Nacional de Consumo Sostenible Alemania

Aproximaciones transversales Aproximaciones sectoriales

Espaciós de debate e interacción con la sociedad civil Movilidad


organizada sobre estrategias para acelerar cambios
en consumo y estilos de vida.
Educación en consumo sostenible, en el marco de un Alimentación
abordaje transversalizado desde la Educación para el
Desarro Sostenible.
Mejorar la información al consumidor, hacerla más Hogar
práctica y accesible
Ecoetiquetaje Lugar de trabajo y oficina
Ecodiseño Ropa
Compra Pública Sostenible Ocio y turismo
Investigación en consumo sostenible
Monitoraje permanente del consumo sostenible
(indicadores, estadística oficial...)

112
Economía circular y consumo sostenible

Este apartado del documento supone un complemento a las recomendaciones formuladas sobre las
distintas temáticas concretas, de forma que se aporte un enfoque más estratégico. A continuación,
presentamos una serie de claves, sugerencias, ideas, acciones y temáticas que podrían servir para
empezar a vertebrar el trabajo en torno al desarrollo de una Estrategia Nacional de Consumo Sostenible.

4.1 Fortalecer el liderazgo y el protagonismo del Ministerio en consumo sostenible.

En nuestra geografía los principales avances en materia de consumo sostenible se han producido en la
escala local y europea, habiendo una falta de liderazgo institucional a los niveles autónomicos y nacional.
Esto se ha traducido en una ausencia de enfoques innovadores y de estructuras renovadas, capaces de
ir incorporando en su agenda de trabajo estas cuestiones. La creación del Ministerio de Consumo genera
un marco incomparable para incorporar estas cuestiones en la agenda política a escala nacional, y
desde ahí intentar condicionar por su incorporación posterior al nivel autonómico.

El consumo sostenible se presenta como una temática emergente, en la que se podría definir un pérfil
propio y realizar intervenciones de cierta envergadura política, aprovechando los amplios consensos
sociales que formalmente tienen estas temáticas. Unas políticas que indudablemente suponen abrir
discusiones y realizar procesos pedagógicos en torno a las transiciones ecosociales.

El ecosistema de entidades que podría movilizarse en torno al consumo sostenible celebrar la


conformación del Ministerio, a pesar de las limitaciones presupuestarias o competenciales, y le
reconocen la capacidad y la autoridad para poder ejercer de coordinador interinstitucional, y de principal
interlocutor con la sociedad civil. Impulsar una Estrategia Nacional de Consumo Sostenible, más allá de
los avances prácticos que se lograran, tendría un fuerte valor simbólico a la hora de posicionar
temáticas en la esfera pública y dinamizar al propio ecosistema de organizaciones que trabajan estas
cuestiones.

Otra demanda que se traslada y que sería simbólicamente muy relevante sería reforzar el carácter
ejemplarizante que pueden tener las prácticas de las figuras más visibles del Ministerio. Debido al
escrutinio público al que están sometidas, apoyarse en ellas para tratar de generar tendencias y
visibilizar alternativas de consumo. Gestos como rehuir el uso de mascarillas desechables, beber agua
en botellas de plástico a dejarse ver vistiendo ropa de moda sostenible. Pequeños guiños a los que el
entorno del consumo sostenible es muy sensible.

Las demandas del consumo sostenible resultan coherentes con otras que forman parte de la agenda
más tradicional de las asociaciones de consumidores como reforzar su capacidad sancionadora ante
fraudes que se dieran en más de una comunidad autónoma, la necesidad de reformar el texto refundido
de protección de los consumidores y usuarios, avanzar en el reconocimiento de la figura del consumidor
vulnerable, el reconocimiento efectivo como parte interesada en expedientes que se incoen contra
empresas infractoras, las mejoras en la atención al cliente….

113
Economía circular y consumo sostenible

4.2 Sincronizar la Estrategia con la agenda internacional del consumo sostenible.

El consumo sostenible va ganando un progresivo peso en los organismos internacionales, como una
estrategia clave para abordar cuestiones ecosociales. La mayoría de los avances normativos de nuestra
legislación en materia ambiental y de consumo sostenible vienen de Europa, por lo que resulta
indispensable que la agenda nacional y la europea puedan acompasarse y resultar coherentes.

Ante estas cuestiones resulta indispensable que el Gobierno Español tenga un posicionamiento
favorable y proactivo ante las principales directivas y políticas europeas que resulten estratégicas para
el desarrollo del consumo sostenible desde una perspectiva más transformadora. Algunas de las que
van a decidirse en el corto plazo serían:

- Sustainable Product Policy Initiative


- Legislative initiative to empower consumers to participate in the green transition.
- Legislative initiative to substantiate green claims
- New Strategy to reinforce the EU Ecolabel

Las cuatro se encuentran estrechamente interrelacionadas. En el siguiente cuadro os desglosamos


brevemente la descripción de sus objetivos y las claves que podrían orientar un enfoque más
transformador, que además se encontraría más alienado con las organizaciones ecologistas y de
consumidores.

Referencia Descripción Claves


Esta iniciativa, que revisará la Directiva sobre el Una legislación que se desarrolla en el
ecodiseño y propondrá medidas legislativas marco del Plan de Economía Circular
Sustainable Product adicionales, según proceda, tiene por objeto
Policy Initiative hacer que los productos comercializados en el Apoyar las medidas más ambiciosas en
mercado de la UE sean más sostenibles. términos socio-ambientales, de forma que
https://ec.europa.eu/inf su traslado a las normativas de los Estados
o/law/better- Los consumidores, el medio ambiente y el clima resulte vinculante.
regulation/have-your- se beneficiarán de productos más duraderos,
say/initiatives/12567- reutilizables, reparables, reciclables y En relación a los equipos electrónicos y el
Sustainable-Products- energéticamente eficientes. La iniciativa textil, muchas recomendaciones se pueden
Initiative también abordará la presencia de productos encontrar en este mismo Informe.
químicos nocivos en productos tales como:
 Equipos electrónicos y TIC
 Textiles
 Muebles
 Acero, cemento y productos químicos

114
Economía circular y consumo sostenible

Referencia Descripción Claves

Legislative initiative toAyudar a que los consumidores tomen decisiones No se sabe si será una nueva ley o una reforma
empower consumers to más sostenibles. La Comisión sobre el Pacto de la Unfair Commercial Practice Directive.
participate in the greenVerde Europeo anunció planes para centrarse en Trata de incentivar la durabilidad y la
transition la información al consumidor sobre cuestiones reparabilidad de los productos a través de la
relacionadas con la economía circular: información y/o otros medios relacionados
https://www.europarl.eu durabilidad, reparabilidad, mejorabilidad y con asegurar la disponibilidad de piezas de
ropa.eu/legislative- reciclabilidad, así como esfuerzos regulatorios y recambio, software etc
train/theme-a- no regulatorios para combatir el 'lavado verde'
european-green- (es decir reclamaciones). También intenta regular el greenwashing,
deal/file-consumers-in- combatiendo la proliferación de reclamos
the-green-transition Una de las posibles medidas tendría que ver con engañosos o no fundados. También podría ser
el desarrollo de una etiqueta ligada a la Huella el marco para favorecer la creación de una
Ambiental de los productos. nueva eco-etiqueta o información mínima
ambiental en los productos. Podría establecer
principios mínimos para las eco-etiquetas
disponibles en el mercado como la implicación
de agentes sociales en la definición de
criterios, certificación independiente...

Environmental Esta iniciativa requerirá que las empresas Esta se considera la más estratégica y a la que
performance of respalden las afirmaciones que hacen sobre la habría que prestar mayor atención. La apuesta
products & businesses – huella ambiental de sus productos/servicios sería el diseño de un procedimiento de
substantiating claims mediante el uso de métodos estándar para aprobación previa para el uso de
cuantificarlos. declaraciones ecológicas en productos no
https://ec.europa.eu/info alimentarios. El valor añadido de este sistema
/law/better- El objetivo es hacer que las afirmaciones sean sería que la información a los consumidores
regulation/have-your- fiables, comparables y verificables en toda la UE, sea más clara, más fácilmente comparable y
say/initiatives/12511- reduciendo el "lavado verde" (empresas que dan más creíble.
Environmental- una falsa impresión de su impacto
performance-of- medioambiental). A las entidades ecologistas y de consumidores
products-businesses- Esto debería ayudar a los compradores e les da miedo una nueva etiqueta que ofrezca
substantiating-claims inversores comerciales a tomar decisiones más unos estándares de calidad inferiores a los
sostenibles y aumentar la confianza del que obliga la ECOLABEL de la UE. Su apuesta
consumidor en las etiquetas y la información sería ligar las mejoras en ecodiseño y sus
ecológicas. exigencias asociadas a fortalecer la etiqueta
ECOLABEL.

The new Circular Anuncia iniciativas a lo largo de todo el ciclo de


Economy Action Plan vida de los productos, dirigidas, por ejemplo, a su
diseño, promoviendo procesos de economía Revisar la documentación sobre textiles del
https://ec.europa.eu/envi circular, fomentando el consumo sostenible y con presente informe
ronment/circular- el objetivo de garantizar que los recursos
economy/ utilizados se mantengan en la economía de la UE
durante el mayor tiempo posible.

Habrá objetivos obligatorios para la compra


pública sostenible y estrategias sectoriales para
los sectores con mayor impacto como el textil

115
Economía circular y consumo sostenible

Además, otro elemento estratégico sería cuidar la representación institucional española en los foros en
los que se abordan estas cuestiones, pues tradicionalmente esta ha recaído sobre personas del
Ministerio de Agricultura cuya mirada era excesivamente especializada y no disponía de una mirada
más amplia e integral del consumo sostenible.

A medio plazo haría falta en el Ministerio un equipo de trabajo formado y consolidado en cuestiones
relacionadas con el consumo sostenible, que en el marco de la Estrategia Nacional pudiera hacerse
cargo de la representación institucional tanto en Europa como en otros foros especializados.

4.3 Formación e investigación en consumo sostenible

Abrir una línea de trabajo estable en el tiempo va a requerir la conformación de un equipo de trabajo
especializado, que tenga un alto nivel de conocimiento en estas cuestiones y que a su vez este sometido
a un proceso de formación permanente. Este equipo encargado de dinamizar el desarrollo e
implementación de la Estrategia Nacional, debería asumir como una de sus tareas estratégicas alentar
un proceso básico de formación y sensibilización interna en Consumo Sostenible orientado al personal
del Ministerio, así como a personal de otros ministerios con los que se fuera a tener una estrecha
relación durante el proceso de elaboración de la Estrategia.

Otro elemento relevante sería velar por la incorporación de los contenidos relacionados con el consumo
sostenible, en el previsible proceso de transversalización de las competencias ecosociales en los
currículos académicos, que comprenden desde la educación primaria a la formación universitaria. Una
tarea que dependería del Ministerio de Educación y por la que hay un fuerte interés desde organizaciones
sociales y ecologistas, especialmente significativa en el mundo de la Educación Ambiental.

Apoyar activamente el desarrollo de una oferta educativa especializada y profesionalizante en el ámbito


del consumo sostenible, respaldada por el propio ecosistema de entidades y empresas implicadas,
similar a la que se ha ido conformando durante los últimos años en torno a la economía solidaria51. Una
oportunidad para sistematizar conocimientos, conformar grupos de investigación y formación de
referencia, pero especialmente para formar a parte de las personas que deberían de acompañar
profesionalmente estos procesos en los distintos organismos de las administraciones, así como en el
sector privado.

Desarrollar una línea de formación orientada especialmente a empresas preocupadas por reverdecer
de forma integral su actividad. Una línea que podrían contar con financiación para el acompañamiento
por parte de otras empresas que ya estuvieran operando en sectores similares.

Incorporar también la óptica de la educación no formal, mediante el desarrollo de jornadas de trabajo y


divulgación, seminarios u otras actividades, orientadas a aumentar los conocimientos, habilidades y
competencias del personal de las administraciones, así como de las empresas y los equipos de las
entidades implicadas en el consumo sostenible.

51
En el diagnóstico se contaba el inspirador caso de ARACOOP en Catalunya.
116
Economía circular y consumo sostenible

Desde el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM) han abierto una línea de trabajo relacionada
con los estilos de vida resilientes, que conecta con el consumo sostenible, pero va más allá. Este
organismo puede ser un aliado preferente a la hora de elaborar materiales, organizar eventos, divulgar
contenidos, acompañar investigaciones o apoyar en el diseño de la Estrategia.

Además de la formación el desarrollo y seguimiento de una Estrategia Nacional debe basarse en el


mejor conocimiento científico disponible y en la experiencia acumulada por los principales actores del
ecosistema del consumo sostenible. El desarrollo de una línea de investigación permanente y estable
en el tiempo es fundamental para disponer de una información sobre el consumo sostenible actualizada,
fiable y que permita desarrollar indicadores para dar seguimiento y evaluar el impacto de las políticas
públicas.

Una oportunidad para generar dispositivos capaces de aprovechar y divulgar la información derivada
del Eurobarómetro, pero también de producir información significativa mediante la colaboración con el
Centro de Investigaciones Sociológicas. Este impulso a un campo de investigación emergente debería de
apoyar la conformación de grupos de investigación estables en las distintas universidades. Además,
deberían habilitarse líneas de financiación para proyectos de investigación liderados por entidades
independientes solventes, así como para el desarrollo de Laboratorios de Ciencia Ciudadana asociada
estas temáticas.

Una investigación que contemple desde abordajes más generales como actitudes de los consumidores,
hábitos de compra y estilos de vida, hasta cuestiones mucho más técnicas y especializadas
temáticamente en campos muy variados, que irían desde la psicología del consumo, al impacto de los
contextos en los patrones de consumo a los análisis de flujos metabólicos de la economía para medir
los impactos del consumo. Investigar en campos como las necesidades de los consumidores y los
productos y servicios alternativos para facilitar el consumo sostenible, sobre el papel que puede jugar
el consumo sostenible como motor de la innovación. La aspiración sería disponer de un conjunto de
investigaciones e información estadística capaz de guiar la toma de decisiones políticas, y la posibilidad
de reorientación de las mismas de una forma ágil.

Y, por último, sería indispensable disponer de un dispositivo digital, que sirviera como repositorio de
libre acceso a toda esta información y pudiera convertirse en una herramienta de referencia para la
divulgación y la comunicación social.

4.4 Comunicación, sensibilización y visibilidad alternativas de consumo

El despliegue masivo y la democratización del consumo sostenible supone principalmente un problema


cultural, más que tecnológico, logístico o político. Más que un cambio en los procesos de producción y
una sustitución de objetos, el reto es relacionarnos de otra manera más consciente con los mismos. La
psicología ambiental demuestra que solo un deseo sustituye a otro deseo, el desafío es lograr que
mayorías sociales deseen vivir de otra manera. Operar una transformación cultural capaz de modificar
valores, actitudes, imaginarios, ideas de vida buena, expectativas de futuro, representaciones del éxito
social… de forma que consumir menos y mejor lo percibamos como un avance social y no como una
renuncia. Y esto nos lleva a la necesidad de poner al servicio de la Estrategia todos los dispositivos
comunicativos y de sensibilización capaces de maximizar las potencialidades de intervenir en este
ámbito desde el Ministerio.

117
Economía circular y consumo sostenible

El conjunto de actores del ecosistema del consumo sostenible plantea la necesidad de este tipo de
campañas de sensibilización audaces, ambiciosas y sostenidas en el tiempo sobre el consumo sostenible.
Esto se considera una acción prioritaria e irrenunciable, al margen de que lograra materializarse en el
marco de la Estrategia o se hiciera al margen. Unas campañas sobre consumo y estilos de vida
sostenibles concebidas de una forma estratégica, orientada a públicos específicos e incorporando
mecanismos novedosos para la comunicación institucional.

Una de estas campañas podría pensarse y concebirse junto al Consejo de la Juventud, que depende
directamente del Ministerio de Consumo, y servir para experimentar aproximaciones innovadoras al
consumo sostenible, trabajando con Influencers de Youtube o concibiendo materiales para redes como
Tik Tok. Una forma de inaugurar formas de colaboración, que podrían ir más allá, incorporando
cuestiones relacionadas con la investigación (monográfico en la Revista de Estudios de Juventud,
investigación focalizada en Generación Z y consumo sostenible, campañas dinámicas
intergeneracionales que los jóvenes eduquen a adultos…).

Además, habría que habilitar un portal digital donde se pudiera centralizar la información y que sirviera
como herramienta de referencia para la divulgación de cuestiones relacionadas con el consumo
sostenible. Un archivo de informes y documentos relevante, repositorio de investigaciones, visibilidad de
recursos interactivos desarrollados por las entidades sociales:
barómetro obsolescencia programada de OCU, la calculadora social de AERESS, calculadora de impactos
de los alimentos kilométricos de Amigos de la Tierra...

Un elemento central en esta estrategia de comunicación y sensibilización, debería ir más allá de


visibilizar y concienciar sobre los impactos negativos ocultos tras determinados hábitos de consumo,
para enfatizar la importancia de reflejar prácticas de consumo alternativas, accesibles y que puedan
constituir buenas prácticas inspiradoras. Y es que, aparte de divulgar las iniciativas, estos apoyos se
aprovecharían de la capacidad de las instituciones para legitimar, normalizar y transmitir confianza a
los consumidores sobre prácticas que pueden transmitir inseguridad o incertidumbre.

A tales efectos, instaurar algún premio desde el Ministerio que reconociera las mejores políticas
públicas de consumo sostenible resultaría muy interesante. Algo similar al Premio de la Estrategia Naos
que se celebra anualmente, y que permitiera simultáneamente visualizar buenas prácticas y consolidar
a nivel institucional la apuesta por el consumo sostenible. Resultaría importante que en el jurado
pudieran participar entidades sociales, figuras reconocidas del ecosistema del consumo sostenible y
personas procedentes del ámbito académico.

4.5 Compra Pública

La compra pública como una herramienta capaz de apoyar el desarrollo de otros modelos económicos
más inclusivos, innovadores y resilientes, como plantea la propia Unión Europea. Una quinta parte de la
actividad económica, entre el 15 y el 20% del PIB de nuestros países, depende de la orientación que se
dé a la contratación pública de bienes y servicios. Esto quiere decir que una quinta parte de la actividad
económica está directamente relacionada con el papel que decidan tener las administraciones a través
de los bienes y servicios que contratan o consumen; fomentando buenas o malas prácticas ambientales,
siendo ejemplarizantes o no con las condiciones laborales, apoyando a las grandes corporaciones o
apostando por las pequeñas empresas, incentivando u obviando los impactos ambientales.

118
Economía circular y consumo sostenible

En el Plan de Acción de Economía Circular de la UE se reconoce que «La contratación pública representa
una gran proporción del consumo europeo (casi el 20 % del PIB de la UE). Por tanto, puede desempeñar
un papel clave en la economía circular, y la Comisión fomentará este papel a través de sus acciones
sobre contratación pública ecológica, elaborando unos criterios a escala de la UE que posteriormente
serán utilizados de forma voluntaria por las autoridades públicas. En primer lugar, la Comisión se
asegurará de que en el futuro se haga especial hincapié en aspectos pertinentes de la economía circular,
como la durabilidad y la reparabilidad, al establecer o revisar los criterios. En segundo lugar, apoyará
un mayor uso de estos criterios por parte de las autoridades públicas, y reflexionará sobre el modo en
que puede recurrirse a la contratación pública ecológica de modo más generalizado en toda la UE, en
particular, en relación con los productos o los contratos muy pertinentes para la economía circular. Por
último, la Comisión dará ejemplo, asegurándose de que la contratación pública ecológica se utiliza de la
forma más amplia posible en su propia contratación, y reforzando el uso de la contratación pública
ecológica en la financiación de la UE.»

Los avances del Plan de Contratación Pública Ecológica de la Administración General del Estado, sus
organismos autónomos y las entidades gestoras de la Seguridad Social, suponen un salto cualitativo en
relación a su predecesor. La ampliación de los productos y servicios incluidos (sumando algunos
estratégicos como la alimentación o los textiles), la incorporación explícita de la defensa de la
durabilidad frente a la obsolescencia programada, la puesta en valor de los sistemas de certificaciones
ecológicas o la buscar mecanismos que prioricen a las PYMES, suponen la configuración de un plan
mucho más ambicioso.

Algo que se echa mucho de menos de este tipo de planes es que se acompañen de campañas de
divulgación, pues tan relevante cómo impulsar estos cambios es utilizar la dimensión de pedagogía
ciudadana y de provocación positiva para alentar cambios en el sector privado que pueden tener estas
medidas. Otro elemento que sería francamente mejorable son los informes de resultados, valorando el
II Informe Segundo Informe general sobre el estado de la contratación pública verde en la
Administración General de Estado, sus Organismos Públicos y las Entidades Gestoras de la Seguridad
Social, resultaría relevante que fuesen más detallados, que incorporasen indicadores socio-ambientales
y un sistema de evaluación más complejo, así como que se pensara en formatos para comunicar los
resultados de forma que resulten más atractivos (maquetación, infografías…).

Otro elemento a incorporar serían los mecanismos de fiscalización del nivel de cumplimiento de las
clausulas ambientales de estos contratos, visualizar cuantas inspecciones se han realizado y si se han
establecido sanciones. Esta es una cuestión crítica para velar por la no perversión de las potencialidades
de la compra pública, que por problemas de personal y recursos se suele desatender y siempre surge
como una problemática recurrente cuando se desarrollan este tipo de cambios.

Aunque las competencias directas del Plan de Compra Pública Ecológica dependan de otro Ministerio, la
Estrategia Nacional debería servir para enmarcarlo en un futuro. La compra pública sería una de las
medidas esenciales para dotar de coherencia a la Estrategia, y un instrumento indispensable para
extender el consumo sostenible. Además, se convierte en una de las escasas herramientas que permiten
reducir sesgos y democratizar el acceso de los grupos sociales más vulnerables a estos consumos a
través de los servicios públicos.

119
Economía circular y consumo sostenible

Y por último habría que tratar de articular alguna estrategia para que estos enfoques de la compra
pública permeasen hacia abajo en la cadena de interdependencias institucionales, llegando a las
comunidades autónomas y los municipios.

4.6 Impulso interinstitucional del consumo sostenible

Hasta la fecha, como comentábamos en el diagnóstico, los principales avances de políticas públicas de
consumo sostenible con un carácter integral, han sido impulsadas desde los municipios. Una serie de
experiencias pioneras (Madrid, Zaragoza y Barcelona), que pueden servir como referencia para las
grandes ciudades. Desde el Ministerio y en el marco de la Estrategia Nacional debería de incentivarse
la realización de Estrategias de Impulso del Consumo Sostenible a nivel local, y para ello resultaría
fundamental una alianza con la Federación Española de Municipios y Provincias FEMP.

Hay un alto nivel de acuerdo entre las personas entrevistadas en que, en la medida de lo posible,
convendría sacar este tema de la disputa partidista. Se trataría de minimizar el riesgo de que una
temática emergente quede cercenada en cuanto haya cambios en los gobiernos locales, por lo que sería
estratégico que la FEMP como espacio de mayor consenso institucional pudiera avalar y acompañar las
recomendaciones en favor del desarrollo de Estrategias de Impulso del Consumo Sostenible.

Otra estrategia de promoción del consumo sostenible sería repensar el papel que vienen jugando las
Oficinas Municipales de Información al Consumidor OMIC. Una herramienta infrautilizada en materia de
consumo sostenible y que permitiría aprovechar estos dispositivos descentralizados y de proximidad
para lograr una gran capilaridad. Una medida que las principales entidades de consumidores verían muy
pertinente.

Las competencias en consumo están delegadas en las comunidades autónomas que han legislado sobre
la materia, ejercen competencias de representación y dictan las normas y criterios generales de
aplicación en todos los municipios de su territorio. El desafío es persuadir a las comunidades autónomas
para que en el marco de la protección y defensa de los consumidores se incorporen las cuestiones
relacionadas con el consumo sostenible.

Las OMIC surgieron en los años ochenta como consecuencia de la intoxicación masiva derivada de la
introducción en el mercado alimentario de aceite de colza desnaturalizado. Desde entonces han
evolucionado mucho, desde un origen más alimentario hacia llevar a cabo actuaciones e instrumentos
de protección de los derechos del consumidor mayoritariamente en el campo no alimentario, ya que los
servicios de salud asumen lógicamente el control de los aspectos sanitarios de los alimentos.

Una de las líneas de actuación principal de las OMIC sería la defensa del derecho básico de los
consumidores a recibir información veraz y suficiente sobre los bienes de consumo y servicios
prestados. Lo que se concreta en su capacidad para organizar actuaciones singulares y generales de
información y formación dirigidas a consumidores, lo que habilitaría un amplio margen para desarrollar
estas cuestiones. Además, muchos municipios han desarrollado estas competencias en ordenanzas
donde se establece la previsión de fomento del consumo responsable, como una forma de alinearse a
nivel internacional con los objetivos de desarrollo sostenible.

120
Economía circular y consumo sostenible

Desde el Ministerio de Consumo se trataría de desarrollar una serie de disposiciones generales de


aplicación en todo el territorio nacional (legislación y directrices a través de la Conferencia Sectorial de
Consumo), de forma que se puedan establecer criterios generales de aplicación para el desarrollo del
consumo sostenible en todas las comunidades autónomas. Una forma de reforzar las potencialidades
que tendrían las OMIC para desplegar a nivel territorial dinámicas que favorezcan el impulso del
consumo sostenible.

Y. por último, sería recomendable habilitar una mesa de trabajo o un espacio de coordinación entre el
Ministerio de Sanidad y el de Consumo, de cara a articular conjuntamente el diseño de determinadas
normativas higiénico sanitarias que sin renunciar a la seguridad del consumidor faciliten el desarrollo
de patrones de consumo sostenibles (gestión de graneles y envases, posibilidad de rellenar leche o
zumo en supermercados con botellas propias…).

4.7 Otras temáticas emergentes.

Además de las temáticas abordadas de forma específica para este informe, durante el proceso de
investigación han ido apareciendo una serie de problemáticas complementarias que podrían ser
susceptibles de conformar parte de la agenda de trabajo futura del Ministerio de Consumo.

Movilidad

Aunque las competencias más directas de movilidad recaigan sobre otros ministerios, hay una
aproximación a esta temática relacionada con el tipo de bienes que se incentiva comprar desde las
políticas públicas. La importancia industrial del sector del automóvil ha hecho que acapare una cantidad
de ayudas públicas enormes, sin ir más lejos el Plan Renove 2020 suponen 250 millones de euros.
¿Imaginamos algo similar para promover la movilidad sostenible?

Más allá de la sensibilización en patrones de movilidad sostenible, y de medidas de fomento del


transporte público, una medida que se ha planteado en varias ocasiones tendría que ver con desarrollar
una serie de ayudas e incentivos económicos similares para incentivar el consumo y reparación de
bicicletas, electrificadas y sin electrificar, así como de otras modalidades de movilidad individual
eléctrica.

Alimentación sostenible

Otra temática cuyas competencias principales recaen en otros ministerios, con los cuales deberían de
establecerse estrechas líneas de colaboración. En el marco de las competencias propias estaría la
promoción de dietas saludables, que desde una Estrategia Nacional de Consumo Sostenible resultaría
necesario complementar con la dimensión de la sostenibilidad en las aproximaciones a la alimentación:
proximidad, temporada, reducción proteína animal, variedades locales y productos con Indicación
Geográfica Protegida… Desde los Premios de la Estrategia NAOS sí que está teniéndose en cuenta este
enfoque más integral, pero debería de reforzarse con un planteamiento más explícito donde lo saludable
para las personas resultase indisociable de la salud de los ecosistemas en los cuales estas se insertan.

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Economía circular y consumo sostenible

Las distintas estrategias municipales de consumo sostenible identificaron claramente esta línea como
una de sus prioridades, y anclaron su intervención a través de los espacios responsables del desarrollo
del Pacto de Milán por las políticas alimentarias urbanas, auspiciado por la FAO en 2015. Un marco de
desarrollo institucionalmente impulsado desde la Red de Ciudades por la Agroecología en la que
conviven ciudades gobernadas por un amplio abanico de fuerzas políticas. Existe la necesidad de
acompañar este tipo de enfoques y acciones desde las políticas a escala nacional

En el medio rural la dinamización agroecológica y la transición hacia modelos de producción,


transformación y comercialización más sostenibles, que además prioricen los mercados de proximidad,
sería una apuesta clave no solo para el consumo sostenible, sino también para ayudar a fijar población
y mejorar las rentas agrarias. Y es que sin una producción sostenible no hay posibilidad material de que
el consumo sostenible sea una realidad consistente.

Plástico

La emergencia sociosanitaria ligada a la pandemia ha tirado por tierra buena parte del trabajo realizado
sobre prevención del uso del plástico durante los últimos años. Y es que más allá de los envases todo lo
relacionado con los protocolos sanitarios han priorizado el uso de materiales plásticos, desechables…

Una revisión de las normativas, consensuada con técnicos sanitarios, desde la óptica de tratar de reducir
al máximo las recomendaciones de uso de materiales plásticos de un solo uso y de productos
desechables. Intentar priorizar un enfoque en positivo de las alternativas como las mascarillas
reutilizables frente a las de usar y tirar.

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Economía circular y consumo sostenible

5. Anexo metodológico

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Economía circular y consumo sostenible

Este informe se ha elaborado combinando una revisión y análisis de fuentes secundarias, así como un
trabajo cualitativo en base a más de una decena de entrevistas. A continuación, presentamos un listado
del tipo de fuentes consultadas, así como una relación de las personas entrevistadas, las organizaciones
a las que pertenecen y su cargo.

Análisis de fuentes secundarias

Una extensa y exhaustiva revisión normativa, documental y bibliográfica, que se ha focalizado en la


normativa y literatura referida al marco teórico y práctico de la economía circular, el consumo sostenible
y las distintas temáticas sectoriales demandadas. Las principales fuentes consultadas han sido:

- Documentos normativos y legislativos de las distintas escalas institucionales


- Revistas científicas
- Revistas especializadas
- Estudios e informes realizados por ONG, organizaciones sociales, empresas y organizaciones
profesionales.
- Libros
- Prensa especializada

Entrevistas a personas expertas

Una serie de entrevistas a las principales organizaciones de consumidores, entidades ecologistas y


otras entidades o personas especializadas en algunas de las distintas temáticas sectoriales. Una forma
de recoger el conocimiento y la experiencia acumulada, contrastar ideas y validar algunas de las
recomendaciones.

Organizaciones de consumidores:

• Blanca Morales Responsable de ecoetiquetale del European Enviromental Buerau EEB y


Representante de la Organización Europea de Consumidores BEUC.
• Jesús Benítez FACUA Consumidores en Acción
• Belén Ramos Responsable de Consumo Sostenible de OCU
• Toni Lodeiro. Investigador del Centre de Recerca e Informacio en Consum CRIC-Opcions

Organizaciones ecologistas:

• Alba García Responsable de Consumo Sostenible de Greenpeace


• Celia Ojeda Responsable de Plásticos de Greenpeace
• Adriana Espinosa Responsable de Recursos Naturales y Residuos de Amigos de la Tierra.
• Isidro Jiménez Área de Consumo de Ecologistas en Acción
• Koldo Herloz del Área de Contaminación Química de Ecologistas en Acción

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Economía circular y consumo sostenible

Organizaciones especializadas en temáticas sectoriales y periodistas especializadas en consumo


sostenible:

• Benito Muros Presidente Fundación FENISS


• María Rodríguez Experta en Obsolescencia Programada, Responsabilidad Empresarial
Corporativa, y miembro del Foro Social de la Industria de la Moda
• Gema Gómez de Slow Fashion
• José Manuel Portas de la secretaría técnica de proyectos de AERESS Asociación Española de
Recuperadores de Economía Social y Solidaria
• Laura Villadiego, periodista de investigación sobre los impactos de los productos del colectivo
de periodistas especializadas en consumo Carro de combate
• Brenda Chávez periodista especializada en temas de consumo sostenible

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