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TEMA 14: Edad Media y Renacimiento- transmisión

1.Edad Media: Occidente


A partir del s.VI cae el Imperio Romano, por lo que se habla de oriente y occidente. Hubo un descenso cultural
muy grande, por lo que hubieron muy pocas obras. El latín se siguió utilizando, pero el griego desapareció
totalmente, no se utilizaba para la comunicación. Los textos griegos se olvidan e incluso algunos manuscritos
especifican cuando algo está escrito en griego, ya que no reconocían el alfabeto.
• Alta Edad Media
s.VI-VIII : la Iglesia acapara la educación, por lo que los textos son copiados en Monasterios,
especialmente en Irlanda e Italia. Esto se realiza sólo con literatura latina, no con la griega.
s.VIII-IX : con la figura de Carlomagno hay un renacimiento cultural, dando importancia a la
educación y a las obras clásicas. Lleva a cabo una labor de copia de textos antiguos (letra carolingia),
aunque siguen siendo sólo latinos.
s.IX-X : con la caída de Carlomagno hay un nuevo descenso cultural. Destaca el monasterio Ripoll, ya
que ahí llegaron muchas traducciones árabes de textos científicos.

• Baja Edad Media (renacimiento cultural que ya incluye el griego)


s.XI-XII : se consolidan las ciudades urbanas, por lo que los monasterios se desplazan a las ciudades.
Se crean las primeras universidades urbanas asociadas a la religión. En ellas estudian textos griegos
sobre cosas prácticas necesarias para la sociedad, su uso práctico es lo importante.
- La gente de distintos lugares de Europa hace viajes a Oriente en busca de manuscritos.
- En España surge la Escuela de Traductores de Toledo (s.XII-XIII), creada por Alfonso X el sabio,
y se consolidó. Van a traer muchos manuscritos árabes con traducciones griegas y debido a
que los árabes estuvieron mucho tiempo en la península esto se facilita.
s.XII-XIII : es la época escolástica, en la que las escuelas urbanas y las universidades se consagran al
estudio y continuación de los conocimientos de épocas anteriores.
- Surgen los manuales, florilegios y enciclopedias en los que se incluyen textos de la literatura
griega. Se trasmiten fragmentos a propósito de un tema, aunque la mayoría siguen siendo
latinos.
- Se consolida el interés por las necesidades prácticas y se plasma la traducción de textos
antiguos, algunos de ellos griegos.
s.XIII-XIV : continúan los viajes a Constantinopla de manera sistemática. Cerca del renacimiento ya,
se hacen, principalmente, traducciones de Aristóteles en Italia y Francia. Estas traducciones no
siempre son del griego, sino que a veces hacen directamente desde el latín.

2.Edad Media: Oriente


Oriente era un territorio de habla griega, por lo que esto es supuestamente más beneficioso para los textos. Esto
también se divide en Alta y Baja Edad Media.
• Alta Edad Media (descenso cultural)
s.VI : Justiniano prohibió que los maestros fuesen paganos, sólo podían ser cristianos. Esto tiene un
gran impacto para el conocimiento de la antigüedad.
s.VII-VIII : hay un descenso cultural, se deja a un lado toda la literatura clásica y se olvida.
s.IX : se conoce como el “segundo helenismo”, ya que comienza un renacimiento cultural.
- Universidad Imperial: fue creada por Teodosio y se revitaliza. Se lleva a cabo la labor
fundamental de copiar textos griegos en un nuevo soporte, el papel.
- Destaca Focio, que realiza dos obras: Biblioteca, resúmenes de unos 281 libros que tenía en su
biblioteca (no conservamos muchos de los que habla) y Léxico, un diccionario enciclopédico
definiendo personajes o hechos de la antigüedad, transmitiendo fragmentos de obras.
- Aretas fue un obispo, que recopiló literatura griega. Nuestra copia de la Iliada es de un
manuscrito que hizo él.
s.X : dentro del programa de revalorización de los clásicos, surge la época del enciclopedismo.
- Suda: obra que da mucha información del mundo griego clásica. Es un diccionario
enciclopédico que describe personajes, autores y hechos.

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• Baja Edad Media (continua la copia y renacimiento de la cultura)
s.XI-XII : aparecen dos figuras importantes para el estudio de textos antiguos y estudios filológicos.
- Eustacio de Tesalónica: realiza estudios filológicos sobre Homero y Hesiodo, principalmente. El
primer texto original que conservamos es de Eustacio, con un comentario de La Iliada.
- Juan Tzetzes: se dedica, principalmente, al estudio de la comedia.
1204 : la IV Cruzada arrasa Constantinopla por cuestiones de poder. Con esto mueren muchos textos
griegos, de los que solo había una copia. Gente de dinastías reales huyó de la ciudad, llevando
consigo manuscritos.
- Por ejemplo, Sofía Paleogogo se llevó muchos consigo. Se llegó a encontrar un manuscrito de
Galeno en Moscú.
s.XIII-XIV: la dinastía de los Paleogogos lleva a cabo un nuevo renacimiento cultural, cada vez más
vinculado a occidente. Máximo Planudes, por ejemplo, era embajador en Venecia, por lo que hay un
trasvase de textos escritos.
1453: Constantinopla es tomada por los turcos, y termina la historia del imperio bizantino. No hubo
tantas pérdidas, ya que ya había copias en Occidente.

3.La contribución oriental


Se llevan a cabo traducciones a otras lenguas semitas. Entre los siglos IV y IX, un gran número de textos griegos
fueron traducidos al siriaco, dialecto hablado al norte de Mesopotamia que se extendió mucho gracias al
Cristianismo, llegando a ser su lengua vehicular. Hay un gran número de traducciones de textos griegos, que se
dividen en tres grandes grupos:
• Textos bíblicos
• Textos de los Padres de la Iglesia *quitando una traducción de la Iliada, no hay ningún
• Textos seculares de medicina y filosofía texto lírico más en esta época

En Bagdad se funda una biblioteca o centro de investigación a imagen y semejanza de la de Alejandría, la


llamada Casa de la Sabiduría (s.IX-XIII). Partiendo del patrocinio de los monarcas, se trajo a eruditos y literatos
árabes con el fin de traducir, copiar y preservar la literatura científica griega.
• Surge una figura muy conocida, Hunayn ibn Ishāq, que tradujo obras de Galeno, Hipócrates, etc. Muchos
manuscritos árabes llegaron a España como traducciones de Hunayn.
• Una gran contribución de los árabes fue la introducción del papel como nuevo soporte de escritura, aunque
en el occidente no se empieza a introducir hasta el s. XI, y más tarde, los manuales escritos en papel.

4.Los primeros textos impresos


Muchos texto habían llegado de oriente a occidente, por lo que habían algunas copia. En el s.XV se crea la
imprenta, un hecho muy relevante para la transmisión de textos. Fue fácil pasar obras latinas, pero no tanto las
griegas, debido a diversas razones:
• Problemas con los signos díacríticos: había que añadir los distintos espíritus y acentos. Esto hacia muy
costosa la edición, además del de que no sabían muy bien como llevarlo a cabo.
• Había falta de demanda de textos griegos.
Destacó la figura de Aldo Manuzio, una persona que estableció una imprenta en Venecia dedicada a los textos
griegos. Se hicieron ediciones impresas de casi todos los autores clásicos que conservamos a día de hoy. Se habla
incluso de impresiones aldinas.

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TEMA 15: Edad Media y Renacimiento- pervivencia

1.Edad Media
En la Edad Media perviven ecos de ciertos temas literarios griegos, conocidos por tradición cultural, o a través de
traducciones y versiones latinas. Las escasas traducciones a las lenguas vernáculas de obras griegas se basan en
traducciones latinas, no en originales griegos.
• Historia de Alejandro Magno
Inglaterra: una traducción llamada Epístola de Aristóteles a Alejandro Magno a partir de la versión
latina, s.X la Historia de Preliis del arcipreste León de Nápoles derivada de una recensión de Pseudo-
Calístenes, un autor griego tardío, y en el s. XII aparecerá una Alejandreida de Gautier de Châtillon.
Francia: romans en francés trataban esta historia. más conocido fue el Roman d’Alexandre, de
Lambert le Tort y Alejandro de Bernay o de París, basado en la Alejandreida de Châtillon,
traducciones de Ps. Calístenes y Quinto Curcio.
España: aparece el Libro de Alexandre, anónimo (ca. 1230-1250), que se basa en la Alejandreida de
G. de Châtillon y, en menor grado, el Roman d’Alexandre. El Lai de Aristóteles, de Henri D’Ardeli (s.
XIII), es una historia corta y entretenida, en verso, que luego se desarrolla en otras versiones,
conocidas como La historia de Aristóteles y la cortesana. Al final Aristóteles se excusa ante Alejandro.
El tema del hombre vencido por la astucia femenina, muy de moda en la Edad Media, y crítica contra
Aristóteles, muy admirado por la cultura escolástica del momento.

• Historia de la Guerra de Troya (s.XII)


Aparece el Roman de Troie de Benoît de Sainte-Maure, basada en traducciones al latín de dos obras
griegas, La historia de la destrucción de Troya, de Dares el frigio y El Diario de la Guerra de Troya, de
Dictis de Creta. Sólo había una traducción al latín de la Ilíada, del s. I d.C., Ilias Latina, y era poco
conocida. En España, en la General Estoria de Alfonso X el sabio, los datos sobre la Guerra de Troya
remontan a Dares y Dictis, conocidos por el Roman de Troie. La Historia troyana polimétrica (en
prosa y verso), es una versión anónima bastante fiel del Roman de Troie 1270. El Román de Troie se
tradujo al gallego hacia 1373 (Ferrán Martís; primer testimonio de prosa literaria gallega). Versiones
al aragonés y castellano de obras latinas del mismo tema (s. XIV).
Las versiones medievales en lenguas vernáculas están todas en verso. Adaptan las situaciones y
personajes a la moda cortés de la época. Toda tuvieron una enorme influencia literaria.Son versiones
libres de los modelos latinos, con nuevos añadidos novelescos de corte fantástico. Alejandro pasa de
ser un personaje histórico convertido en héroe mítico, a ser un héroe caballeresco. Al público
medieval, lo mismo que al de época griega postclásica, le atraían las aventuras en lugares exóticos,
incluyendo el fondo del mar, y los seres fabulosos.

2.El prerrenacimiento en España


El Renacimiento en España aparece más tarde que en otros lugares de Europa, en el s. XIV comienza a verse un
“filohelenismo” en algunos escritores españoles. El mundo clásico influye ya en el pre-renacimiento español (Juan
Fernández de Heredia, Íñigo López de Mendoza), pero el griego se conoce poco, más que nada a través de obras
latinas o italianas.
• Raimundo Lulio (ca. 1232-1316), Arnaldo de Vilanova (1238-1311) y Juan Fernández de Heredia (ca.
1310-1398), son algunos de ellos. Este último fue el gran impulsor del desarrollo del helenismo en Aragón y
encargó traducciones a su lengua de Plutarco, Tucídides, etc.
• El Marqués de Santillana (1398-1458) fue un gran impulsor de la cultura grecolatina, en sus obras didáctico-
morales, mezcla la doctrina cristiana con pensamientos clásicos de autores como Aristóteles, Platón, Virgilio
u Ovidio. Es lo que ocurre en el Diálogo de Bías contra Fortuna o en los Proverbios. Además, impulsó la
traducción al castellano de obras antiguas y también humanísticas, como la Ilíada o el Fedón de Platón; su
hijo, Pedro González de Mendoza (1428-1495), hizo una traducción de la Ilíada, pero es parcial
• Juan de Mena (1411-1456), traduce en prosa una versión latina de La Iliada. Por otra parte, en su obra La
Coronación aparecen abundantes referencias a la mitología clásica y se mencionan, como personajes,
numerosos escritores griegos.

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• En La Celestina se percibe una influencia de Aristóteles y Safo, entre muchos otros autores clásicos. Los
nombres de los protagonistas son parlantes de origen griego: Calisto es “bellísimo” y Melibea “de voz
dulce”. Además, el personaje de Celestina, remonta, en última instancia a la Comedia Nueva Griega.
• La presencia clásica que se puede observar en esta época en los cancioneros o florilegios poéticos parece
deberse sobre todo a que ahora la influencia francesa va dejando paso a la italiana, lo que motiva, por
ejemplo, el resurgimiento de la mitología grecolatina. Los cancioneros del s. XV muestran temas y
personajes que proceden a veces del ciclo troyano, por influencia francesa e italiana, o de la Ha troyana
polimétrica, etc.
• El Ysopete hystoriado, también del siglo XV, es una de las múltiples versiones de Esopo que circularon
durante la Edad Media. A finales del s. XV se editan en castellano las Vidas paralelas de Plutarco al
completo por Alfonso Fernández de Palencia. Y los Moralia, la obra principal de Plutarco, influyen en el
mismo siglo en Fray Antonio de Guevara (Relox de príncipes; Menosprecio de corte y alabanza de aldea).

3.Renacimiento
Con la venida a Occidente de sabios griegos que huyen de la ocupación turca (1453) y traen consigo numerosos
libros (también se hacen expediciones para rescatarlos), las obras griegas comienzan a ser conocidas nuevamente
primero en Italia y luego en otras partes de Europa, y a influir en los géneros literarios que se desarrollan a partir
de entonces. El teocentrismo medieval es sustituido por un nuevo antropocentrismo, que va a dar lugar la
literatura alejada de la épica, como la poesía lírica. En general, se admira e imita la Antigüedad grecolatina en la
literatura, las ciencias y las artes.

4.Renacimiento en Italia
En ITALIA este movimiento se inicia ya en la segunda mitad del s. XIII en manos de juristas italianos (Lovato Lovati
o Albertino Mussato). No obstante, no es hasta un siglo después, con Francesco Petrarca y su generación cuando
el humanismo se consolida. Sin embargo, estos humanistas apenas trataron la lengua griega y sólo uno de ellos,
Coluccio Salutati mostró un gran interés por la misma, consiguiendo que se tradujeran algunas obras y
promocionando el estudio de la lengua. Bajo el auspicio de dicho benefactor, ya a mediados del s. XIV Manuel
Crisoloras vino desde Constantinopla a Venecia para inaugurar la enseñanza regular de griego en Italia y
posteriormente escribió la primera gramática griega impresa de Occidente. Algunos de sus discípulos, como
Guarino de Verona o Leonardo Bruni, también fueron afamados profesores de griego y traductores. No obstante,
el griego tiene apenas difusión fuera de Italia, pues, a pesar de que en el 1313 el concilio de la Iglesia reunido en
Viena dio un decreto por el que se ordenaba el establecimiento de cátedras de griego en las más importantes
universidades europeas, sólo se puso en práctica propiamente en la corte papal, en Aviñón. En Sicilia y el sur de
Italia, regiones que, como hemos dicho, estuvieron estrechamente vinculadas al mundo griego durante mucho
tiempo, también tiene lugar un fuerte interés por la lengua griega. Aquí destacan ya en el siglo XIV Barlaam de
Seminara quien enseñó, sin éxito, griego a Petrarca y escribió varios tratados en griego y latín, y Simón Atumano,
destacado por su avezado conocimiento de las tres lenguas bíblicas. Con estos dos estudiosos debió aprender
griego Leoncio Pilato, quien ocupó una cátedra de griego en Florencia (la primera de Europa occidental) y tradujo
al latín la Ilíada y la Odisea. Después de Crisoloras, en el s. XV otros bizantinos llegaron a Italia en varios
momentos, especialmente tras la caída de Constantinopla en el 1453, de entre los cuales hay que destacar a
Besarión de Nicea quien reunió una gran biblioteca en Roma, pero hubo muchos otros como Teodoro de Gaza,
Jorge de Trebisonda, Constantino Láscaris y un largo etc. En el s. XV el interés por la cultura grecolatina supuso
un desarrollo importante de varias disciplinas filológicas. Lorenzo Valla y Angelo Poliziano son dos destacables
representantes de este aspecto del Renacimiento. El primero tradujo varios textos griegos al latín, como, por
ejemplo, Tucídides, y así como también publicó otras obras importantes dentro del campo de la filología clásica.
Por su parte, Poliziano, preceptor de Lorenzo de Médicis, escribió una gran obra, Miscellanea, en la que también
muestra sus numerosos saberes y técnicas filológicas. A finales de este siglo y comienzos del XVI comienzan a
aparecer las primeras traducciones al italiano, Plutarco, Tucídides, Jenofone, Aristóteles y finalmente también la
Ilíada y la Odisea.
TEATRO. En Italia durante los ss. XV-XVI tiene lugar el redescubrimiento del teatro grecolatino y pronto hay
representaciones de obras teatrales en las lenguas vernáculas, sobre todo latinas, pero también griegas en menor
medida, especialmente de Eurípides y Sófocles. Existen obras claramente inspiradas en el mundo griego, pej.
Sofonisba de Gian Giorgio Trissino, con tema sacado de Tito Livio, pero inspirada en la Antígona de Sófocles y la
Alcestis de Eurípides. En 1533 se representa la Antígona de Sófocles en versión vernácula de Luigi Alamanni.

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En líneas generales, mientras que la tragedia partió de dramaturgos griegos, la comedia lo hizo de los latinos,
aunque hay que reconocer los intentos de algunos autores como Nicolás Maquiavelo por restablecer la comedia
aristofánica. Y en el aspecto teórico es fundamental la Poética de Aritóteles y el tratado De lo Sublime de Dioniso
Longino.
La EPOPEYA. Homero empieza a ser conocido directamente y a influir (junto a la épica latina) en los diversos tipos
de épica renacentista:
• La que imita directamente la epopeya clásica grecolatina.
• La de aventuras heroicas contemporáneas.
• La de hazañas caballerescas ambientadas en la Edad Media.
• La epopeya religiosa cristiana.
Un buen ejemplo es Gian Giorgio Trissino y su Italia liberada de los godos (27 cantos, ataque de Justiniano contra
los godos), donde sigue los preceptos de Aristóteles sobre el género. Luigi Alamanni (1495-1556), Avarquida
(imitación de la Ilíada), de tema artúrico.
POESÍA BUCÓLICA Y LA NOVELA. Del mismo modo también empezaron a ser conocidas las novelas griegas, que
tendrán una influencia enorme en etapas posteriores. las Etiópicas de Heliodoro, Leucipa y Clitofonte de Aquiles
Tacio y Dafnis y Cloe de Longo.
Giacomo Sannazaro (1456-1530), Arcadia (1504), es una obra de este tipo muy traducida e imitada hasta el
Romanticismo. Representa una huida de lo cotidiano a un refugio ideal en medio de la naturaleza (de Nápoles a la
Arcadia). Su forma es muy artificiosa, mezcla de prosa y verso. Aunque su modelo es el Ninfale d’Ameto de
Bocaccio, tiene muchas influencias clásicas, entre ellas, de Homero y Teócrito.
LA POESÍA LÍRICA. En cuanto a la lírica, el poeta griego a imitar fue Píndaro y en menor medida también
Anacreonte.
• Luigi Alammani, Himnos (1532-1533), primeras imitaciones de Píndaro en lengua vernácula.
• Aretino, Diálogos entre Roma y Pasquino (“pasquinatas”), breves poemas satíricos dialógicos, donde el italiano
se mezcla con el latín e incluso párrafos en griego.
LA PROSA. La Retórica de Aristóteles influye mucho en la prosa italiana de la época. Pietro Bembo (1470-1547),
Los asolanos (1505), diálogos platónicos sobre el amor en tres libros, dedicados a su amante, L. Borgia. Aparecen
también biografías inspiradas por Plutarco, que había sido muy traducido: Vida de Aníbal y Vida de Escipión
(Donato Acciaiuoli), Vida de Castruccio Castraconi (Maquiavelo), etc.

5.Renacimiento en Francia
En FRANCIA el humanismo encuentra una buena base cultural debido al renacimiento carolingio. En el s. XVI este
renacimiento cultural entra en una progresiva crisis debido principalmente a las guerras religiosas. Destacan por
su labor Guillaume Budé quien logró que se estableciese el llamado Collège des Lecteurs, una institución de gran
importancia para los estudios clásicos. Adrien Turnèbe, quien dirigió durante algunos años la publicación de
textos griegos en la imprenta real y ya a finales del s. XVI, José Justo Escalígero e Isaac Casaubon, ambos grandes
editores y estudiosos de la lengua griega.
En la PROSA hay que destacar sin duda alguna la labor de François Rabelais (ca. 1494-1553), quien, entre sus
muchas profesiones, fue profesor de griego y medicina. A él se deben las primeras ediciones de los Aforismos de
Hipócrates y otros médicos, si bien es cierto que pasó a la fama literaria por su obra de la vida y las hazañas de los
gigantes Pantagruel y su hijo Gargantúa, obra que bebía en gran parte del mundo latino pero también griego.
Sus 5 libros manifiestan, junto a influencias medievales, otras clásicas, con nombres parlantes a menudo griegos.
Los autores griegos que más le influyen son Aristóteles, Hipócrates, Luciano y Plutarco, al que cita con frecuencia;
no parece conocer la épica, y la poesía griega en general.
El obispo Jacques Amyot (1513-1593), tradujo del griego al francés la Historia de Diodoro Sículo, Dafnis y Cloe de
Longo, y la obra de Plutarco, que se populariza mucho por esta vía. De hecho, muchas traducciones a otras
lenguas vernáculas se hicieron sobre la de Amyot. Gracias a él Plutarco influye en los poetas de la Pléyade (s. XV).
Plutarco era también lectura favorita de Michel de Montaigne (1533-1592), principal prosista francés del período.
Imita los temas y la forma de los Moralia en sus Essais (Ensayos), y lo tiene por superior a Séneca en cuando a
filósofo moral.
TEATRO. En la segunda mitad del s. XV, primeras traducciones de obras dramáticas clásicas al francés,
directamente, o a través de versiones italianas. Aparece el grupo poético la “Pléyade”. De entre ellos, Joachim du
Bellay (1522-1560) La defensa e ilustración de la lengua francesa, propugna el abandono del teatro medieval y la

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imitación y emulación del teatro grecolatino. Étienne Jodelle (1532-1573), Cleopatra cautiva, inspirada en
Plutarco. Robert Garnier (ca. 1545-1590), Antígona.
POESÍA. Anacreonte inspira a poetas como Clement Marot (1496-1544). Pierre Ronsard (1524-1585), que estudió
griego y latín, fue el fundador de la lírica elevada con sus Cuatro primeros libros de odas, donde imita a Píndaro,
con el que quiere rivalizar. Tradujo el Idilio XI de Teócrito (Polifemo y Galatea) y compuso poemas pastoriles.
También de esta época es La Francíada, epopeya donde Ronsard dice seguir más a Homero que a Virgilio.
Francus, hijo de Héctor, sobrevive a la caída de Troya y llega a Galia, donde funda París y da origen a la estirpe
francesa.

6.Renacimiento en España
El RENACIMIENTO EN ESPAÑA. Nos ocupamos, a continuación de la pervivencia de las lenguas y culturas
clásicas en el Renacimiento español. Para ello, hemos decidido realizar una clasificación basada en los géneros
literarios, por establecer un criterio uniforme, incluyendo en la prosa los trabajos propiamente filológicos.
Comenzamos por el TEATRO. En la época de Carlos V, se hacen traducciones en prosa de comedias y tragedias
clásicas, destinadas a la lectura de unos pocos más que a la representación ante un público amplio: se trata del
teatro llamado humanístico. Hernán Pérez de Oliva (1497-1537) escribió dos tragedias en prosa: La venganza de
Agamenón (1525) y Hécuba triste (1528). La primera sigue, con ciertas libertades, la Electra de Sófocles; en ella se
suprime o desvaloriza la intervención del coro y se elimina el elemento mitológico. Por su parte, Hécuba triste es
una versión bastante reducida de la Hécuba de Eurípides, en la que se acentúa la ternura de la protagonista y se
suprime todo lo que retarde la acción o pueda aburrir al espectador, como el coro.
En la época de Felipe II, el teatro humanístico en prosa tuvo muchos cultivadores, especialmente en la tragedia.
Ello se explica, sobre todo, por el auge de los géneros grecolatinos y la difusión de la Poética aristotélica. Las
tragedias humanísticas son, en realidad, pseudoclásicas, pues quieren seguir, en principio, las reglas aristotélicas
frente al teatro popular. Algo contrario a esta tragedia humanística es el teatro de asunto clásico de Juan de la
Cueva (ca. 1550-1610), quien, por otra parte, es traductor de la Batracomiomaquia atribuida a Homero y autor de
dos fábulas mitológicas (Llanto de Venus en la muerte de Adonis y Los amores de Marte y Venus) y asimismo del
Coro febeo de romances historiales, donde son muchos los poemas de tema clásico. En el caso de su producción
dramática, aunque puede pensarse en cierta influencia de Séneca, su técnica es, al parecer, algo personal sin
relación con el teatro grecolatino. Es el caso, por ejemplo, de la Tragedia de Áyax Telamón.
En POESÍA, Juan Boscán (ca. 1487-1542) inspirándose en la italiana, la principal influencia griega que se observa
es la del pensamiento platónico y su ideal amoroso. Juan Boscán escribe la Fábula de Leandro y Hero, larguísimo
poema en endecasílabos blancos. Entre las fuentes clásicas de ésta se encuentra la obra homónima del poeta
griego Museo. Por su parte, Garcilaso de la Vega (ca. 1503-1536) conocía bien el griego y de sus treinta y ocho
sonetos, se conservan dos de tema mitológico, uno dedicado a la historia de Hero y Leandro y otro a la de Apolo
y Dafne.
Fray Luis de León (1528-1591) conocía el griego y había leído a Píndaro, Sófocles y Eurípides, presenta gran
influencia del platonismo. Píndaro influye en algunos poetas de la escuela sevillana, pero no directamente, sino
por el intermedio de Horacio. Gutierre de Cetina (1520-¿1557?) fue llamado “el Anacreonte español”. También
podría incluirse aquí a Sebastián de Horozco (1510- 1580), que, dentro de su Cancionero (no publicado hasta
1874), hay diversas fábulas mitológicas, como, por ejemplo, La fábula del laberinto de Creta y del Minotauro.
Hernando de Acuña (1518-80) escribe, entre otras: La contienda de Áyax Telamonio y de Ulises sobre las armas
de Aquiles; quien también utilizó una traducción italiana de Mosco para su Venus quaerens filium.
PROSA. En época de Carlos V, la prosa didáctica en forma de diálogo sigue rara vez el modelo platónico, y sí con
frecuencia el de autor griego, Luciano (s. II d.C.), satírico y humorístico: Alfonso de Valdés, Diálogo de Mercurio y
Carón (ca. 1529). Cristobal de Villalón, El escolástico (ca. 1538-1541), presenta influencia de Platón y Plutarco
reconocida en el prólogo. La obra trata de cómo debe educarse un joven en letras en la escuela para luego
entender también de política (dedicada al joven Felipe II). El Crotalón, un diálogo que imita a Luciano; también
parece suyo el Diálogo de las transformaciones de Pitágoras. Viaje de Turquía, anon., manifiesta ciertas influencias
de la Odisea, mezclando hazañas heroicas, desventuras y picardías con la crítica a la realidad Española
contemporánea. La Vida de Esopo, que tiene varias traducciones al castellano desde fines del s. XV, influye en la
novela picaresca. La novela griega antigua de amor y aventuras, que tuvo éxito ya en la época bizantina, fue
redescubierta, traducida e imitada en la época renacentista y en la barroca, sobre todo en el caso de las Etiópicas
de Heliodoro y de Leucipa y Clitofonte de Aquiles Tacio; ambas influyeron, a través de traducciones, en muchos
autores del Siglo de Oro: Alonso Núñez de Reinoso (ca. 1492-ca. 1552) Los amores de Clareo y Florisea y los

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trabajos de la sin ventura Isea. Las Etiópicas se traducen dos veces al castellano a mediados del s. XVI, e influyen
directamente en la segunda versión de la Selva de aventuras de Jerónimo de Contreras (ca. 1505-ca. 1582).
Respecto a trabajos propiamente filológicos, es necesario comentar que tanto Antonio de Nebrija, como Juan
Luis Vives, los grandes humanistas de la época, consideraban el griego como adyacente. Alfonso de Palencia (ca.
1424-1492) tradujo a Plutarco y a Flavio Josefo. Hay que recordar, también, a Arias Barbosa (ca. 1460- 1540), que
ocupó la primera cátedra de griego creada en España, y a Hernán Núñez de Guzmáz (ca. 1480-1553), llamado el
Comendador Griego, que participó en la Biblia Políglota Complutense. Pedro Simón Abril (1530-ca. 1595)
escribió una gramática griega y tradujo a Demóstenes y Esopo. Juan Ginés de Sepúlveda hizo una traducción
importante de la Política y de otros tratados de Aristóteles al latín (1531- 1532). Hay numerosas traducciones
durante este período, citamos alguna: Tucídides, por Diego Gracián de Alderete (1564); Anábasis de Jenofonte,
por Diego Gracián (1552); Etiópicas de Heliodoro, por Fernando de Mena y Andrés Schoto (1587), Vidas paralelas
de Plutarco, por Francisco de Encinas (1551), parcial, etc.

7.Renacimiento en Países Bajos


En los PAÍSES BAJOS hay que destacar la figura de Erasmo de Roterdam, a caballo entre los siglos XV y XVI, y
cuyas aportaciones al estudio de la lengua griega son numerosas. Y al igual que Petrarca y Valla quiso conciliar lo
cristiano con lo pagano. En los Países Bajos los estudios clásicos alcanzaron un desarrollo importante gracias a las
universidades (Lovaina, Leiden, Colegio Trilingüe) y las oficinas impresoras, aunque estaban marcadas por el
aspecto religioso.

8.Renacimiento en Inglaterra y Alemania


En INGLATERRA y ALEMANIA no hay estudios verdaderamente importantes de los autores griegos ni latinos
durante el Renacimiento. Los estudiosos ingleses, muchos de ellos formados en Italia, propiciaron un
florecimiento del humanismo ya en el s. XV, donde se propugna un nuevo tipo de escuela de gramática y de
enseñanza del griego y del latín. Algo similar pasa en Alemania, donde apenas hay grandes contribuciones al
estudio de los clásicos excepto en las figuras de Johannes Reuchlin y Phillip Melanchthon. En Inglaterra y, en
menor número, también en Alemania a finales del s. XVI proliferaron las traducciones de los clásicos griegos a sus
respectivas lenguas, aunque en algunos casos el original fue tomado de otra lengua vernácula y no del griego
original. En el campo literario, nos encontramos con una influencia casi exclusiva de los autores latinos, p.ej.
Geoffrey Chaucer o John Gower. Del mismo modo, el teatro apenas hay influencia directa de autores griegos,
sino que se hace a través de autores latinos. Las piezas teatrales eran de asunto tomado sobre todo de la
mitología y la historia clásicas, muchos de estos temas ya fueron tratados por los cómicos antiguos. Este es el
caso de las comedias de John Lyly, pj. Endimion, Safo y Faón, Midas, etc. o de Ben Jonson en las que se notan
incluso influencias de Aristófanes. En la tragedia destaca William Shakespeare, que, aunque no sabía griego, se
nota una especial influencia de Plutarco, concretamente de las Vidas Paralelas, obra que conocía muy bien, a
partir de la traducción inglesa. En poesía cabe destacar la labor de Edmund Spenser, con su obra, el calendario
del pastor, en la que se hace eco de la poesía bucólica griega y La reina de las Hadas, donde, entre otras, hay una
fuerte influencia de Homero. Al igual de lo que sucedió en Italia, en la lírica también se intenta imitar a Píndaro
(p.ej. Pandora de John Southern o Oda a la muerte de Sir H. Morison de Ben Jonson). En la prosa destaca la obra
de Philip Sidney, La Arcadia de la Condesa de Pembroke, en la que aparecen importantes influencias de la novela
griega.

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TEMA 16: el barroco en adelante I

El barroco supone una crisis de los ideales humanistas defendidos en una etapa anterior. Ahora, se valora la
libertad absoluta para crear y distorsionar las formas, el conceptismo y la complejidad de la expresión para
asombrar o maravillar al lector. De este modo, en esta época se comienza a cuestionar la absoluta confianza que
se depositaba en la literatura clásica como culmen del género. Frente a los defensores de los clásicos, son cada
vez más habituales aquellos que piensan estos ya estaban superados y se dedican a parodiarlos.
Los temas del barroco más frecuentes reflejaron el pesimismo y el desequilibrio de la vida tales como la
apariencia engañosa, la fugacidad del tiempo, la complejidad y la incomprensión.
El neoclasicismo, por el contrario, trata de recuperar los principios del arte clásico. Se trata de un retorno a los
clásicos grecolatinos. Dan preferencia a la razón frente a los sentimientos (la lírica se abandona bastante), impone
reglas, rechaza lo imaginativo y lo fantástico (se escribe para educar), tiene un carácter crítico y didáctico y
moralizador.

1.El barroco y el neoclasicismo en Francia


Pierre Corneille (1606-1684), es el auténtico creador de la tragedia clásica, entre sus obras destacan: Agesilao,
que se inspira en Plutarco, o La conquista del vellocino de oro y Psique o Los placeres de la isla encantada. Jean
Racine (1639-1699), parece que leía y anotaba a Sófocles y Eurípides e hizo comentarios sobre Píndaro y Homero.
Se ha dicho que, mientras Corneille es un “romano”, Racine es un “griego”: Jean de La Bruyère, Nicolas Boileau
y F r a n ç o i s Fénelon, representan la vena helénica del clasicismo francés. Algunas de sus obras son:
Andrómaca o Infigenia en Áulide, La Tebaida o los hermanos enemigos, Alejandro, etc.; además, se conserva una
comedia suya, Los pleiteantes, una adaptación de Las avispas de Aristófanes en la que satiriza el sistema legal
francés de la época. En el siglo XVIII, sobrevivió la tragedia clásica, cuyo representante más importante es Voltaire
(1694-1778), que recurre al tema griego (por ejemplo, en Edipo o en Agatocles).
En POESÍA, Paul Scarron (ca. 1610-1660) escribió Tifón o la Gigantomaquia, poema burlesco (1644). Siguiendo
sus pasos en las parodias a Homero destacan: Picou, La Odisea en versos burlescos (I-II, 1650), y La Ilíada en
versos burlescos (I, 1657) y Marivaux, Homero travestido (1714). Es necesario aclarar que en esta época, en
Europa, surge la polémica entre los defensores de los clásicos y los que creen que estos ya están superados y se
dedican a burlarse de ellos.
En PROSA, Honoré d ́Urfé (1567-1625) escribe Epístolas morales, de inspiración neoestoica y neoplatónica, y la
novela pastoril francesa de mayor fama, Astrea, con influencias de Longo, seguramente a través de una
traducción. Madeleine de Scudèry (1602-1701) produjo novelas con influencia de las Etiópicas de Heliodoro,
como Artemenes o El gran Ciro (1649-1653). François (de Saliñac de la Mothe) Fénelon (1651- 1715) redactó una
novela didáctica, Las aventuras de Telémaco. Más tarde, Jean- Jacques Barthelémy (1716-1795) escribió una obra
en la misma línea, Viaje del joven Anacarsis a Grecia, que transcurren el siglo IV a. C.

2.El barroco y el neoclasicismo en Italia


Francesco Scipione (1675-1755), que tradujo la Ilíada, destacó en el teatro italiano de la época por haber escrito
una obra que abrió el camino a la reforma de la tragedia italiana: Merope, con ella el autor introdujo en el teatro
italiano aspectos del teatro griego (Eurípides) y de la tragedia neoclásica francesa. Vittorio Alfieri (1749- 1803)
compuso tragedias de asunto mitológico, como Alcestis segunda (que es una traducción de la Alcestis de
Eurípides), Polinices (con influencias de los Siete contra Tebas de Esquilo); Agamenón y Orestes (aunque de tema
griego se basan en las homónimas de Séneca). En ÓPERA destaca, como libretista, Giacomo Badoaro, autor de El
retorno de Ulises a la patria (1640), que sigue bastante fielmente la Odisea; otro gran libretista fue Pietro
Metastasio (1698-1782), su apellido es traducción griega de Trapassi, que fue el reformador del libreto operístico,
a los 12 años tradujo la Ilíada en verso y dio al coro la función que tenía en el teatro griego; la más conocida de
sus obras fue Alejandro en la India.
En POESÍA, Gabriello Chiabrera (1552-1638) imitó los metros de la poesía clásica y pretendió ser el Píndaro
italiano, por eso siguió al francés Pierre de Ronsard y a la “Pléyade”, pero ninguno logró acercarse a Píndaro;
también se inspiró en Anacreonte. Igualmente, Metastasio practicó la lírica anacreóntica. Ya a comienzos del siglo
XIX, Vincenzo Monti (1754-1828) hizo una adaptación de la Ilíada en verso blanco que es considerada como uno
de los logros del neoclasicismo.

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3.El barroco y el neoclasicismo en Inglaterra
Comenzamos por el TEATRO. John Milton (1608-1674), escribió Comus (1634), obra perteneciente a las llamadas
“mascaradas”, pero que muestra una abundante influencia platónica y de la mitología griega, en general;
también compuso una tragedia de imitación griega (en la línea de las francesas de Racine y Corneille) sobre la
historia bíblica de Sansón: Sansón agonista. John Dryden (1631- 1700), que compuso las Fábulas antiguas y
modernas (una paráfrasis de Homero, Ovidio, Boccaccio y Chaucer), escribió un Edipo y Cleomenes. Nathaniel
Lee (ca. 1653-1692), por su parte, destacó con Las reinas rivales, o la muerte de Alejandro el Grande, Mitrídatres,
rey del Ponto y Constantino el Grande. Es necesario recordar asimismo que, durante la primera mitad del siglo
XVII, se escriben en Inglaterra numerosas piezas bucólicas: por ejemplo, La pastora fiel de John Fletcher.
En POESÍA, John Milton (1608-1674) se inserta en la historia de la elegía bucólica iniciada en Grecia con el que se
considera uno de los ejemplos más grandes de la literatura inglesa, Lícidas, en la que sigue directamente a
Virgilio; también imita a Píndaro en un himno al nacimiento de Cristo, En la mañana de la Natividad de Cristo.
Abraham Cowley (1618-1667) afirmó ser el inventor de la oda pindárica inglesa, pero, sus Odas pindáricas (1656),
no resultaron tan magistrales, aunque sí influyeron en Dryden y Pope. Por su parte, Thomas Gray (1717-1771)
compuso odas pindáricas, dentro de ellas, dos, El progreso de la poesía y El bardo, de gran valor. Alexander
Pope (1688-1744), considerado uno de los autores más importantes de la literatura inglesa, realizó la traducción
de Homero en verso, tanto de la Ilíada como de la Odisea.
Jonathan Swift (1667-1745) practicó una sátira en prosa, en la que se incluye una obra que participa en la querella
entre antiguos y modernos, La batalla de los libros; pero su obra más conocida es la novela Los viajes de Gulliver,
parodia de los relatos de viaje que remite a la Historia verdadera de Luciano de Samosata (s. II d.C.). Por otro
lado, Pamela o El premio de la virtud, novela epistolar de Samuel Richardson (ca. 1689- 1761), es considerada la
primera propiamente moderna y tiene una evidente influencia de la novela griega y de los ideales educativos
helenos. Henry Fielding (1707-1754), publicóen1749TomJones,historiadeunexpósito,una“epopeya”enprosa (el
mismo autor la consideró una novela cómica que imita la Ilíada y el perdido Margites) y muy cercana a la novela
griega; por otro lado, Viaje de este mundo al siguiente es un claro diálogo lucianesco. Como libro de viajes fruto
del “redescubrimiento” de Grecia pueden mencionarse los de Richard Chandler, Viajes a Asia Menor (1775) y
Viajes a Grecia (1776).

4.El barroco y el neoclasicismo en Alemania


En la POESÍA de la Aufklärung destaca Friedrich Klopstock (1724-1803) con Historia de Agatón (1791),
precedente de la novela de formación, y Alceste (1773), una opereta; además tradujo a varios autores clásicos,
tanto griegos como romanos. Robert Wood escribió un ensayo sobre el genio y los escritos originales de Homero,
con un estudio comparativo del antiguo y el presente estado de la Tróade, donde el autor, después de haber
viajado por Jonia, intenta reconstruir la geografía homérica.

5.El barroco y el neoclasicismo en España


Comenzamos, como siempre por el TEATRO, ordenando a los autores de manera cronológica, si bien algunos de
ellos tienen parte de producción barroca y parte neoclásica. El cerco de Numancia de Cervantes (1547-1616),
parece contener ecos de Esquilo, concretamente de las piezas Los persas, Prometeo y Los siete contra Tebas,
pero se cree que Cervantes no sabía griego y que los tragediógrafos eran desconocidos para los escritores del
Siglo de Oro. Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), que no conocía el griego, utilizó el mito clásico en varias
obras, pero siempre a través de traducciones; incluso ha habido quien ha querido ver la influencia de Sófocles
(concretamente, del Edipo) en La vida es sueño. Vicente García de la Huerta (1734-1787) escribió El Agamenón
vengado (1778), en principio una refundición en verso de la Electra de Sófocles, pero en realidad (el autor no
sabía griego) se trata de una versificación de la versión en prosa de Hernán Pérez de Oliva. Hay algunas zarzuelas
de tema griego: Nicolás González Martínez escribió Para obsequio a la deidad nunca es culto la crueldad,
inspirada en Eurípides; Por celos muere quien por celos mata, anónima e inspirada en Las Traquinias de Sófocles;
Briseida de Ramón de la Cruz (1731- 1794), que sigue a Homero. Hay más adaptaciones teatrales en todos los
ámbitos (tragedia, teatro escolar de tipo jesuítico, baile, ópera, etc.), pero siempre influidos por temas griegos a
través de adaptaciones o traducciones francesas. No se puede olvidar, que todos los autores dramáticos del Siglo
de Oro tratan temas mitológicos griegos, pero siempre desde versiones latinas o traducciones en lenguas
modernas.
Como poeta no-culterano destaca Esteban Manuel de Villegas (1589-1669), quien conocía bien la poesía
grecolatina e hizo traducciones de Anacreonte, a quien imita en Las Eróticas (o Amatorias). En la poesía culterana

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hay que comenzar hablando de Luis de Góngora (1561-1627), a quien denominaron “el Homero español”.
Metáfora, cultismo y mitología aparecen, en Góngora, muy ligados al mundo clásico, a pesar de que él mismo
asegure que no dominaba el griego. Juan de Jaúregui (1583-1641), que llegó a ser llamado “el Píndaro
sevillano”, conserva en sus Rimas, abundantes referencias al mundo clásico. Gabriel Bocángel (¿1608-1658?)
compuso la Fábula de Hero y Leandro, que, en la estructura y el contenido, refleja fielmente a Museo.
Francisco de Quevedo (1580-1645) tuvo una extraordinaria cultura humanística y tradujo al castellano numerosos
textos de la literatura; además, en las Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos se incluye La
Gatomaquia (en la que critica el culteranismo y contiene referencias homéricas).
Nos ocupamos ahora de la poesía postbarroca y neoclasicista. Nicolás Fernández de Moratín (1737-1780)
revitaliza la anacreóntica. José Cadalso (1741- 1782), en Ocios de mi juventud presenta influencia de Anacreonte,
entre otros. Mención especial merecen los fabulistas Juan de Iriarte (1750-1791) y Félix María de Samaniego
(1745-1801), fieles seguidores de Esopo. Juan Meléndez Valdés (1754- 1817) fue especialmente famoso por sus
odas anacreónticas. También cultivaron estas composiciones fray Diego Tadeo González (1732-1794) y José
Iglesias de la Casa (1748-1791).
Nos resta ahora tratar de la prosa. Miguel de Cervantes (1547-1616), según algunos, muestra influencia de las
Etiópicas de Heliodoro de Émesa en la primera parte de Los trabajos de Persiles y Segismunda, aunque ya se
comentó que es muy dudoso que Cervantes dominase el griego; lo mismo se postula para la primera parte de
Don Quijote y La española inglesa; además, en El coloquio de los perros, se observa la influencia de Luciano de
Samósata (s. II d.C.). En Quevedo se observa inspiración clásica en Los sueños (concretamente, la de Luciano).
Hay que volver a recordar que el resto de la enorme influencia clásica procede del latín o de traducciones.

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TEMA 17: el barroco en adelante II

1.Recepción de la literatura griega en el romanticismo y realismo


1.1.Romanticismo y clásicos grecolatinos
No es cierto que la época del romanticismo (primera mitad del siglo XIX) sea un período de reacción contra
Grecia y Roma o anticlásico. La mayor parte de los escritores europeos importantes que desarrollan su actividad
entre 1765 y 1825 conocieron mejor la literatura clásica que sus antecesores y no se olvidaron de ella, pero la
leyeron de forma nueva. Por otro lado, la actitud general revolucionaria de la época no perdió de vista el ejemplo
de Grecia y de la Roma republicana. El Romanticismo significó, en el terreno de la cultura clásica, al contrario que
el Renacimiento, una inclinación hacia el lado griego en detrimento del latino. Fue esto lo que conllevó un culto a
la belleza y a la nobleza, a la naturaleza y, de manera especial, a la libertad, que se reflejó en diversos terrenos: en
la moral, supuso una cierta liberación sexual; en la política, el prorrepublicanismo y los movimientos nacionalistas
de liberación; en la religión, la oposición al cristianismo e incluso cierta militancia pagana.
La preeminencia dada a lo griego se mantiene a lo largo del siglo XIX y es más acusada en Inglaterra y en
Alemania. Es comprensible, por tanto, que el levantamiento griego contra los turcos en pro de su independencia
(1821) tuviese un especial apoyo en estos países. La consideración de los autores clásicos varió. En general, la
época admiró sobre todo tres grupos de obras literarias:
1. la poesía popular, como baladas romances y canciones populares;
2. Homero y, a cierta distancia, Píndaro y los líricos griegos;
3. el teatro.
En lo que se refiere al mundo clásico, el balance de la época revolucionaria supone una mejor comprensión de su
arte, su literatura y su pensamiento. Además, la citada época vio en Grecia y en Italia una especie de refugio: los
escritores del norte y del centro de Europa mostraron el deseo de huir de su país hacia tierras italianas y griegas,
aunque fueron pocos los que las visitaron.

1.2.Literatura inglesa
POESÍA. De los representantes prerrománticos destaca Thomas Gray (1716– 1771), que estudió los clásicos junto
con la poesía celta y escandinava y empezó escribiendo en latín. En inglés compuso un fragmento de una
tragedia a la manera de Racine, titulada Agripina. George Gordon Byron, Lord Byron (1788–1824) estudió en
Harrow y en el Trinity College de Cambridge y conocía muy bien la literatura clásica. Sus viajes le familiarizaron
con Grecia y con Italia. Sus sentimientos eran de atracción y rechazo y prefirió parodiar la mitología clásica a
emplearla seriamente. Murió en Grecia apoyando el levantamiento contra los turcos. La influencia clásica concreta
aparece dispersa en su obra, por ejemplo, en el Manfredo, donde se ha visto la huella del Prometeo encadenado
de Esquilo. John Keats (1795–1821) conocía el latín, pero no el griego, por lo que leyó las obras de la literatura
griega en distintas traducciones: su primer gran poema se titula Al abrir el Homero traducido por Chapman (1816)
y es un soneto inspirado por la lectura de las epopeyas homéricas en traducción de George Chapman. Percy
Bysshe Shelley (1792–1822) recibió una esmerada educación clásica y leyó con intensidad a los autores antiguos.
Lo que más admiró de los griegos fue su libertad en lo político, en lo religioso y, en general, en el pensamiento.
Al levantamiento griego contra los turcos dedicó un drama lírico titulado Hélade. Sus autores griegos preferidos
fueron Homero, los trágicos y Platón. Shelley también conoció a Teócrito y a los bucólicos, así como a Aristófanes
y recibió influencias de todos ellos.
TEATRO. En Shelley cabe ver una influencia de Esquilo en Hélade, una especie de imitación de los Persas, donde
celebra el levantamiento contra los turcos. Imita a Aristófanes en Oedipus Tyrannus o Piehinchado el Tirano, que
muestra satíricamente los escándalos de la reina Carolina. Por su parte Arnold publicó una tragedia en la que
volvía a una historia de gran éxito en el teatro y en la ópera del siglo anterior, Mérope (1858), con un prólogo en
el que se exponían los principios de la tragedia griega. En cuanto a Swinburne fue lanzado a la fama por su obra
Atalanta en Calidón (1865), donde trataba de reproducir el espíritu de la tragedia griega.

1.3.Literatura francesa
La Revolución Francesa (1789–1799) no supuso un corte brusco con la tradición de la Ilustración. Se ha visto que
las citas clásicas hechas por los revolucionarios franceses en los periódicos y los debates pertenecen a los
prosistas latinos estudiados en la escuela, junto con Plutarco. Rousseau se interesó especialmente por este último,
que le influyó a través de Montaigne. De Plutarco (s. II d.C.) le interesaron especialmente los comienzos de la
república romana y las virtudes de los espartanos que alaba en el Discurso sobre las ciencias y las artes (1749) y en

fuentes clásicas-griego
el Contrato social (1762). La Revolución Francesa significó un renacimiento del espíritu de Grecia y Roma, y éste
penetró en casi todos los terrenos (político, social, artístico, etc.) y los llenó de costumbres y símbolos griegos y
romanos. El modelo político-social fue primero la austera Esparta, pero, después de la caída de Robespierre, fue
la Atenas de Pericles, más acorde con la burguesía francesa.
En POESÍA, destaca la figura de Víctor Hugo (1802– 1885) que cambió los moldes de la versificación en introdujo
innovaciones en el léxico poético. Del mundo griego, cabe destacar la influencia de las odas de Píndaro, si bien
su estilo y propósito son propios de una nueva época. Théophile Gautier (1811–1872) se inclinó a la idea del arte
por el arte y sus viajes por Grecia y Turquía lo convirtieron en un gran admirador de las formas clásicas. Charles-
Marie René Leconte de Lisle (1818– 1894) estudió griego e hizo traducción de Ilíada y Odisea, entre otros poemas
griegos, que tuvieron gran éxito e influencia.
En PROSA, destaca la figura de François-René, vizconde de Chateaubriand (1768–1848) que defiende
encendidamente el cristianismo en su obra El genio del cristianismo, en una especie de reacción contra el
paganismo intelectual, pero pone a Virgilio y a Homero por encima de Racine y Fénelon. Tampoco faltó la
inspiración clásica en las obras de Théophile Gautier como demuestra El rey Candaules, donde vuelve a recrear la
historia del rey de Lidia que relatan fuentes antiguas como Heródoto y Platón. De la producción novelística de
Alejandro Dumas (1802-1870) destaca una obra de temática de comienzos del cristianismo, titulada Akté, cuyo
título es el nombre de una griega que marcha de Corinto a Roma, donde adopta la nueva fe.

1.4.Literatura italiana
El siglo XIX italiano fue un período de importantes inquietudes políticas y muchos escritores comprometieron su
vida y su obra en ellas. Ippolito Pindemonte (1753–1828) es un poeta ecléctico que se mueve entre la Ilustración y
el Prerromanticismo. Compuso tragedias a la manera clásica, como Ulises y Eteocles y Polinices. Durante quince
años trabajó en una traducción de la Odisea en la que es fiel al original. Vicenzo Monti (1733–1828) ejerció como
poeta cortesano junto al papa Pío VI. De su primera época es la Musogonía, poema que narra el nacimiento de
las Musas. De asunto mitológico es también la Feroníada, donde narra los amores de Zeus por la ninfa Feronia.
Literatura y política se unen en la figura de Ugo Foscolo (1778–1827), nacido en la isla de Zante y gran conocedor
del griego antiguo y del moderno. Entre sus autores preferidos estuvieron Homero y Plutarco. Tradujo en
endecasílabos sueltos algún canto de la Ilíada. En sus Himnos consideraba a las divinidades griegas como
inspiradoras de la civilización, donde filosofía y poesía son dos medios de acceder al conocimiento del mundo.
También destaca Giacomo Leopardi (1798–1837) que, en torno a los 20 años conocía perfectamente griego, latín,
hebreo y varias lenguas modernas. Tradujo diversos textos griegos como las obras de Hesíodo, la
Batracomiomaquia y fragmentos de la Odisea. Otros autores importantes de la literatura italiana influidos por los
clásicos son Giosuè Carducci (1835–1907), catedrático de la Universidad de Bolonia y premio Nobel de Literatura
en 1906, quien, en su poema Classicismo e romanticismo proponía el abandono del ideal romántico y la vuelta a
los modelos clásicos y a la religión pagana. También destaca Giacomo Zanella (1820–1888) que hizo traducciones
de autores antiguos. Niccolò Tommaseo (1802–1874) es considerado el intelectual católico más importante del
Romanticismo italiano. Tuvo una importante cultura clásica y, dentro de sus diversas actividades, tradujo a Esopo.

1.5.Literatura española
En España, dentro de la poesía, en lo que llamaríamos una fase prerromántica, se suele hablar de una escuela
salmantina y otra sevillana. De la primera, en poesía, destacan Nicasio Álvarez Cienfuegos, Manuel José Quintana
y Juan Nicasio Gallego, que componen poesía de tipo anacreóntico, aunque también elegías y odas. De la
escuela sevillana destaca Alberto Lista (1775– 1848), gran intelectual y crítico literario que cultivó la poesía
amorosa de estilo bucólico y anacreóntico. Los poetas románticos españoles suponen, en general, una ruptura
con la tradición clasicista: en la métrica, se da una libertad total; en los temas, se abandona lo pastoril y la
mitología clásica y se atiende a la historia y leyenda nacionales y a lo íntimo. No obstante, algunos autores
españoles muestran una añoranza del mundo clásico que les lleva a hacer aparecer en sus obras la inclusión
esporádica de detalles o alusiones clásicas, tal es el caso de Juan Arolas (1805–1849) y de Gustavo Adolfo
Bécquer (1836–1870). En la fábula destaca Juan Eugenio de Hartzenbusch (1806–1880), que bebe en fuentes muy
diversas. En prosa, la figura literaria del siglo XIX es Juan Valera (1824–1905), que tuvo un gran conocimiento de
los clásicos grecolatinos y supo valorarlos y asimilarlos. Realizó varias traducciones, entre ellas, la de la novela de
Longo, Dafnis y Cloe y escribió un diálogo socrático titulado Asclepigenia. También hay que mencionar al
novelista asturiano Armando Palacio Valdés (1853– 1937) que asistió en Madrid a las clases del helenista Lázaro
Bardón. Se ha dicho que su obra La aldea perdida es un testimonio, un poema, una crónica y un mito; en ella hay

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claramente un influjo de Homero y de lo griego. También se han visto influencias en Benito Pérez Galdós (1843–
1920), que estudió latín y griego en bachillerato y en la Universidad. Hay quien ha visto en Doña Perfecta las
características propias de la tragedia griega y en el comportamiento de su protagonista, Pepe Rey, el prototipo de
héroe trágico. También citaremos a Leopoldo Alas, “Clarín” (1852–1901), que deja ver la influencia de los clásicos
griegos en su cuento El gallo de Sócrates, donde el sabio auténtico y original es opuesto al simplemente imitador.
En cuanto al teatro, los dramaturgos románticos adaptaron la tragedia clasicista y crearon un drama serio con
elementos trágicos, pero que no es clásico en sentido riguroso. Cabe mencionar al Francisco Martínez de la Rosa
(1787–1862) que tiene un Edipo inspirado en Sófocles, pero con contaminaciones de Séneca y quizá de Voltaire y
de Shakespeare. El propio Pérez Galdós cultivó el teatro de inspiración griega en obras como Electra o Casandra,
pero destaca Alceste, una versión libre de la obra de Eurípides pero situada en la Atenas de Pericles, con la figura
de Mercurio en vez de Apolo, la eliminación del coro y la adición de personajes nuevos.

2.Recepción de la literatura griega en época contemporánea


Dentro de la literatura occidental, los hechos que marcan el comienzo del siglo XX son la aparición de las
vanguardias y el estallido de la Primera Guerra Mundial. Los elementos que dan lugar a una nueva conciencia
artística son diversos y proceden de la mayor parte de los países europeos y de América, aunque París sigue
siendo el centro cosmopolita de irradiación de las nuevas tendencias. En términos generales, la época
contemporánea está muy lejos de una imitación exclusiva, total y sistemática de los clásicos grecolatinos como la
del Renacimiento, aunque no llega a olvidar esos clásicos en ningún momento, de modo que el legado de Grecia
y Roma aparece reflejado en distintos géneros y en formas que se pueden tildar de nuevas. Donde más se ve la
impronta clara de lo clásico es en el teatro. La renovación de la dramaturgia de manos de las vanguardias
(simbolismo, surrealismo e impresionismo) supone en la mayoría de los casos el recurso a la tragedia griega. Al
trágico griego que más se recurre es a Esquilo. Se suele mirar a los mitos clásicos como temas sencillos, pero con
vigor y profundas evocaciones, porque estos mitos son universales y atemporales. Además, el recurso al mito
proporciona cierto distanciamiento para poder referirse a cosas de gran dureza que de entrada producen rechazo.
Hay dos formas de acercarse a la tragedia griega: su reproducción fiel y, en sentido opuesto, su adaptación a la
época contemporánea. Formalmente estas obras se escriben en prosa que puede tener aspectos poéticos, pero
también vulgares. El coro desaparece casi por completo.

2.1.Literatura francesa
En POESÍA destacan nombres como Charles Pierre Baudelaire (1821– 1867), precursor del simbolismo, con una
obra Flores del mal llena de referencias míticas clásicas, visibles especialmente en un poema titulado Lesbos. Por
su parte, Etienne Mallarmé (1842–1898) ya incluyó en sus poemas juveniles el tema clásico y de él destacan dos
obras, Herodías y La siesta de un fauno. Por último, dentro de los poetas, citaremos a Paul Valéry (1871–1945),
considerado uno de los poetas filosóficos más importantes de época moderna. Compuso un poema, La joven
Parca, un monólogo que se ha comparado con la Ilíada. Otros poetas Guillaume Apollinaire, Saint-John Perse,
Jean Cocteau, etc.
En PROSA, Pierre Louÿs publicó Afrodita, una novela que se desarrolla en la Alejandría del siglo I a. C. y que tiene
diversas influencias de la literatura griega, empezando por su estructura que es como una tragedia. En Psyché el
autor trasladó al mundo moderno los amores de Eros y Psique. Anatole France (1844–1924) tuvo una gran
obsesión por la cultura clásica y, fruto de ella es Thaïs, novela situada en Alejandría, donde ofrece una posición
anticristiana. De André Gide (1869–1951) destacamos algunas narraciones de clara inspiración clásica, como
Prometeo mal encadenado, una visión burlesca del mito antiguo que aporta al autor elementos simbólicos (el
buitre es la inquietud que no deja al héroe vivir en paz) para exponer su teoría de la libertad. Otros autores
importantes son Pierre Grimal (1912–1996), Paul Nizan (1905–1940) o Claude Simon (1913–2005).
En cuanto al TEATRO, en el siglo XX el teatro francés utiliza con frecuencia el tema clásico. De entre los
simbolistas destaca Etienne Mallarmé (1842– 1898) que mostró su influencia griega en una serie de melodramas
(Anfión, Semíramis, Cantata de Narciso). El anteriormente citado André Gide cultivó el teatro con reminiscencias
clásicas en piezas como Filoctetes, El rey Candaules, Perséfone, Edipo. También destaca Paul Claudel (1868–
1955), en cuya obra destacan dos aspectos que lo conectan con la tradición dramática griega: el uso del coro y el
hecho de dar por sentado que los espectadores conocen en líneas generales la trama de la obra. Guillaume
Apollinaire (1880–1918) escribió una obra de teatro poético titulada Las tetas de Tiresias, con la que se considera
que introdujo el surrealismo. Jean Anouilh escribió dos piezas de tema clásico: Eurídice y Antígona. Por último,

fuentes clásicas-griego
citaremos a Jean-Paul Sartre (1905–1980) que, en su obra Las moscas recrea el mito griego del asesinato de
Agamenón y de la venganza llevada a cabo por sus hijos Orestes y Electra, aunque modificando el mito en varios
aspectos.

2.2.Literatura italiana
A comienzos del siglo XX, la POESÍA italiana se inclina hacia el decadentismo, corriente originada en Francia en el
siglo anterior, pero que en Italia tiene sus propias características. Dentro de ella destacan Gabriele D’Anunzio
(1863– 1938) que creó un lenguaje poético nuevo valiéndose de la recreación de la tradición clásica e hizo una
literatura tratando de ensalzar al superhombre de Nietzsche. Tras leer a este autor inicia Las alabanzas del cielo, el
mar, la tierra y los héroes, de influencia griega, donde pretendía dedicar un libro a cada una de las siete Pléyades,
aunque no lo logró culminar. En cuanto a Giovanni Pascoli (1855–1912), este enseñó latín y griego y poseyó gran
formación humanística y de él destaca un poemario titulado Poemas convivales en el que se incluyen piezas como
Solón, Alejandro o El último viaje. Del movimiento llamado Hermetismo, destacan algunos poetas que se fijan en
los clásicos grecolatinos como inspiración, tal es el caso de Giuseppe Ungaretti (1888–1970) o el Premio Nobel
Salvatore Quasimodo (1901–1968), creador y traductor. Otros poetas destacables serían Eugenio Montale (1896–
1981) o Pier Paolo Pasolini (1922–1975). En el campo de la prosa, destaca Alberto Savinio (1891–1952) que, en
más de una ocasión recurre a la mitología clásica como fuente de sus obras. Obras suyas son Hermafrodito o
Aquiles enamorado. Quizás el prosista más importante sea Cesare Pavese (1908–1950) que recurre a la mitología
clásica para reflexionar sobre eternos problemas del hombre. Destaca su obra Diálogos con Leucó, veintiséis
conversaciones breves en las que intervienen personajes tan conocidos como Calipso y Ulises, y en las que se
debaten temas como el destino, la muerte o el dolor. Los intervinientes son siempre distintos, con excepción de
Leucó, abreviación de Leucótea, nombre de una diosa, pero también calco del italiano Bianca, la mujer de que
Pavese estaba enamorado. También habría que destacar a Ítalo Calvino (1923–1985) y a Umberto Eco, con su
novela El nombre de la rosa, donde llega a recrear fragmentos del supuesto libro II de la Poética de Aristóteles.
Por último, Valerio Massimo Manfredi, que ha publicado diversas novelas históricas de tema clásico: Aléxandros,
El escudo de Talos o El ejército perdido. En el teatro, al margen de Luigi Pirandello, destacan autores como
Alberto Savinio (1891–1952), con obras como La muerte de Níobe o Capitán Ulises, donde desmitifica al héroe,
presentando a un Ulises extrañamente vestido que, harto y cansado de su glorioso pasado, se muestra
provocador e insolente. Otros dramaturgos italianos que sacan a la luz alguna obra con tema clásico son Lauro de
Bosis (1901–1931) que escribió Ícaro, donde Dédalo y su hijo Ícaro personifican la capacidad creadora del hombre
y, sobre todo, de la ciencia y la poesía, y Corrado Alvaro (1895–1956), que recrea la historia de Medea en su obra
Larga noche de Medea, donde la protagonista pierde el carácter feroz y salvaje de que la dotó Eurípides.

2.3.Literatura inglesa
En POESÍA, el firme enraizamiento de la tradición clásica en Inglaterra hace que no sea difícil encontrar en
muchos poetas reminiscencias de los clásicos grecolatinos, por ejemplo, T. S. Moore (1870–1944) que escribió
algunos poemas narrativos de tema mitológico. El norteamericano de nacimiento T. S. Eliot (1888–1965) se
declaró clasicista en sus aficiones literarias y adquirió su formación en Harvard, La Sorbona y Oxford. La obra que
lo consagró como gran poeta fue Tierra baldía, con estructura mítica en la que da coherencia a la figura de
Tiresias. En este poema de Eliot, el significado de Tiresias apunta al ser femenino indefenso, al ciego desvalido y
al anciano impotente, seres que tienen como contrapartida cualidades como la delicadeza, la capacidad
premonitoria o la sabiduría. La poetisa Edith Sitwel (1887–1964) practicó un simbolismo místico en su poema
Eurídice, donde toma el mito clásico para referirse a una experiencia amorosa personal. Otros poetas destacados
son W. H. Auden, William Empson o Derek Walcott. En la prosa, destacamos a James Joyce (1882–1941) que ya
desde su juventud se inclinó al mundo clásico en su obra Retrato de un artista adolescente, pero es en su obra
Ulises (1922) donde recurre a la Odisea para escribir la que se ha considerado la novela contemporánea más
importante. Los tres personajes más importantes, Stephen Dedalus, Leopold Bloom y su esposa Molly, se
corresponden con Telémaco, Ulises y Penélope. En lo acontecido en el Ulises en veinticuatro horas se recogen
diversos episodios de la Odisea incluso con detalles mínimos. Los tres primeros capítulos se corresponden a la
llamada “Telemaquia”, los siguientes, a las aventuras de Ulises y los últimos suponen un retorno del protagonista
a su casa, donde le espera su esposa. También destacamos la faceta de narrador de Robert Graves (1895–1985),
con obras como El vellocino de oro o La hija de Homero, en la primera de las cuales recrea la versión de Apolonio
de Rodas sobre el viaje de Jasón y los argonautas a la Cólquide, y, en la segunda, parte de la teoría de que la
Odisea era la obra de una princesa siciliana que se escondía bajo el nombre del personaje de Nausícaa. Merecen

fuentes clásicas-griego
mención también Lindsey Davis, Iain Pears, David Wishart. En el TEATRO, habría que destacar autores como los
ya citados, T. S. Moore, en dramas como Afrodita contra Ártemis o T. S. Eliot (1888-1965) que tiene dos piezas de
tipo aristofánico, Sweeney Agonistes y Coriolano.

2.4.Literatura alemana
En POESÍA destaca Stefan George (1868–1933), introductor del simbolismo en Alemania. George volvió sus ojos
a un clasicismo profundamente griego. La influencia clásica es sobre todo temática. Rainer Maria Rilke (1875–
1926), en su obra Nuevas poesías tiene composiciones con aspectos mitológicos o bíblicos inspirados en la
contemplación de obras de arte, como el poema titulado Orfeo. Eurídice. Hermes. De su última etapa son los
Sonetos a Orfeo, donde parte de este mito para indagar en la esencia de la condición humana. En prosa,
destacamos la figura del pragués Franz Kafka (1883–1924), en algunos relatos como El nuevo abogado en que el
protagonista es Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno. Autores importantes son también Thomas Mann, Bertolt
Brecht, Hermann Broch.

2.5.Literatura española
En POESÍA, destaca Rubén Darío (1867–1916), introductor del modernismo en España e influido por el mundo
clásico en el aspecto formal. Dentro de su poemario Azul encontramos temas griegos en composiciones como El
rey burgués, el sátiro sordo, la Ninfa, etc. El poeta nicaragüense emplea ritmos clásicos como dáctilos, troqueos,
estrofas sáficas, etc. También incorpora léxico griego y ortografía helenizante (p.ej., Kalisto). En la poesía
posmodernista destaca Miguel de Unamuno (1864–1936), figura cumbre de la generación del 98 que tiene algún
poema de tema clásico como El buitre de Prometeo o Sísifo. No falta la influencia clásica en la generación del 27
en el uso del tema mitológico, como en Pedro Salinas, en Jorge Guillén (1893–1984), F. García Lorca (1898–1936),
Luis Cernuda (1902–1963) o Gerardo Diego (1896–1987).
La influencia clásica en la NARRATIVA española del siglo XX ha sido mayor que en poesía. Es cierto que a veces el
autor parece ofrecer con el título mucha más tradición grecolatina que realmente cabe ver en la obra en sí: el
título puede no ser sino un simple elemento culturalista o un puntual guiño a la Antigüedad que dice poco del
contenido. Unamuno suele recurrir a la Odisea como fuente de imágenes y metáforas y en Azorín (1873–1967)
aparece reiteradamente la figura de Edipo. Toda la obra de R. Pérez de Ayala (1881–1962) refleja el humanismo
clásico del autor. Ejemplos de ello son obras como Bajo el signo de Artemisa, donde hace una recreación actual
del mito de Apolo y su hermana Ártemis. En Los trabajos de Urbano y Simona reproduce el mito de Dafnis y Cloe.
En una de las Tres novelas poemáticas de la vida española, en la titulada Prometeo, el narrador se refiere a la
problemática española por medio del mito griego de Ulises. Eugenio D’Ors (1883–1955) fue calificado de
neohumanista y neoclásico por la devoción que mostró en su vida hacia la Antigüedad grecolatina. En cuanto a
Ortega y Gasset (1883–1955) en sus numerosos escritos hace alusiones a la historia y a la literatura de Grecia y
Roma, y utiliza metáforas y mitos clásicos. Ortega llamó la atención sobre la importancia del mito griego, por
ejemplo, en sus Meditaciones del Quijote. Otros autores a destacar serían Torrente Ballester con su Retorno de
Ulises o Ifigenia, Álvaro Cunqueiro con su obra Las mocedades de Ulises, Fernando Díaz-Plaja, Salvador García
Aguilar, Terenci Moix, Eduardo Mendoza, etc.
Respecto al TEATRO, antes de la Guerra Civil el teatro hace uso escaso del tema clásico, como las obras Fedra y
Medea de Miguel de Unamuno, o el uso que hace García Lorca de la técnica del coro. Tras la Guerra Civil,
Salvador Espriu (1913–1985) publicó una Antígona, título que comparte con otra obra de José María Pemán
(1898–1981), aunque en ésta la protagonista está “cristianizada” y es una versión muy libre del tema clásico.
También compuso una Electra y un Edipo. Antonio Buero Vallejo (1916–2000) estrenó en 1952 La tejedora de
sueños, donde vuelve a la historia de Ulises, pero desde la perspectiva de una Penélope revalorizada. Tras el
franquismo, destacan algunos autores como Agustín García Calvo que publicó en 1980 Ismena, obra de
contenido político y social contra el Estado. Antonio Gala estrenó en 1975 ¿Por qué corre, Ulises? y Fernando
Savater estrenó en 1987 Último desembarco en que un Ulises con ropas actuales odia el mar y es degradado
frente a un Telémaco que representa la renovación de ideas.

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