CIDE-La Sociedad Civil Organizada Responde Al Impacto de Política Públicas
CIDE-La Sociedad Civil Organizada Responde Al Impacto de Política Públicas
CIDE-La Sociedad Civil Organizada Responde Al Impacto de Política Públicas
Organized Civil Society Responds to the Impact of Public Policies. Social policies as a Causal
Factor of the Welfare Role of Civil Society Organizations (csos) Pro Migrants in Tijuana
Resumen: Este artículo pretende responder a la cuestión, ¿cómo contribuyen las políticas sociales
a la orientación que las osc pro migrantes de Tijuana tienen en la realización de actividades de
asistencialismo básico para atender a deportados? La metodología está basada en una investigación
cualitativa, siendo las entrevistas a profundidad la herramienta básica para obtener la información.
Los resultados fueron muy claros en cuanto a la importancia que tienen las políticas sociales como
orientadoras del asistencialismo básico por medio del tipo de proyectos que suele aprobar el
Programa de Coinversión Social (pcs), pero los resultados son inciertos en cuanto a la correlación
entre la orientación de las osc pro migrantes respecto al asistencialismo, como efecto de sus
participaciones en el pcs. Sin embargo, esta investigación contribuye a la reflexión de la impor-
tancia que el Estado y las instituciones que lo representan otorgan a la atención a los deportados,
y cómo las osc pro migrantes son una respuesta al efecto negativo de políticas públicas.
Palabras clave: organizaciones de la sociedad civil, migración, políticas públicas, deportaciones.
Abstract: This article aims to answer the question, how social policies contribute to the orientation
that csos pro Tijuana migrants have, in performing basic activities of welfarism, in view de-
ported? The methodology was based on qualitative research, in-depth interviews being the basic
tool for obtaining information. The results were very clear as to the importance of social policies
as guiding the basic welfarism, through such projects usually approved by the Joint Social Invest-
ment Programme (pcs), but the results are uncertain as to the correlation between the orientation
of the pro migrant csos to welfarism, as a result of their participation in the pcs. However, this
research contributes to the reflection of the importance the State and the institutions that repre-
sent it provide in response to the deportees, and how csos pro migrants are a response to the
negative impact of public policies.
Keywords: civil society organizations, migration, public policy, deportations.
*Elvira Esmeralda Rincón Gabourel es docente en la División de Ciencias Políticas y Humanidades de la Univer-
sidad de Quintana Roo. Boulevard Bahía s/n esq. Ignacio Comonfort, Del Bosque, 77019, Chetumal, Q.R. Tel: 664
345 47 87. Correo-e: [email protected]. orcid: 0000-0002-3726-9711.
Artículo recibido el 18 de julio de 2015 y aceptado para su publicación el 23 de enero de 2017.
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Introducción
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El Departamento de Seguridad Nacional (dhs por sus siglas en inglés) creó el Servicio de Inmigración y Control
de Aduanas (ice por sus siglas en inglés) en 2003, encargado de la aprehensión, detención y deportación de no ciudada-
nos “criminales y fugitivos” (Hagan, et. al., 2011: 1375).
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grantes sospechosos (Hagan et al., 2011: 1375-1376). Entre los años 2002 y
2010, 25 de los 50 estados aplicaron la Iniciativa 287(g), entre ellos los estados
que tienen frontera con México (California, Nuevo México, Arizona y Texas).
¿Cuál ha sido el impacto de la aplicación de este programa? En las deportaciones
procedentes de cárceles, por ejemplo, y de acuerdo con el Departamento de Se-
guridad Nacional (dhs), en 2012, de los 409 849 deportados, 55 por ciento es-
taban bajo arresto; de los cuales 36 166 fueron arrestados por conducir bajo la
influencia del alcohol, 40 448 por crímenes relacionados con las drogas, 5 557
por delitos sexuales y 1 215 por homicidios (Castañeda y Pombo, 2015a: 13).
Cabe mencionar que en los últimos años se han generado algunas medidas
que benefician a cierta parte de los inmigrantes que se encuentra en Estados
Unidos. En junio de 2012 fue anunciado el programa Acción Diferida para los
Llegados en la Infancia2 (daca por sus siglas en inglés), con el que jóvenes inmi-
grantes sin documentos pueden solicitar el aplazamiento de su deportación y la
autorización para trabajar en Estados Unidos por un periodo de dos años, sujeto
a renovación. De acuerdo con el mpi, poco más de dos millones fueron elegidos
por el daca en 2013. En tasa de aplicación de dicho programa, México, Centro-
américa y Sudamérica representaron nueve de los diez primeros orígenes, junto
a Jamaica, que superó ligeramente a Colombia en la décima posición. Entre 80
y 90 por ciento de los seleccionados fueron de México, El Salvador y Honduras
(Rosenblum y Ruiz, 2015: 10-11). Siguiendo con lo anterior, en noviembre de
2014, el presidente Obama anunció cambios en los requisitos del daca, entre los
cuales destaca la ampliación del año de entrada de los jóvenes de 2007 a 2010,
lo que supondrá un aumento en el número de potenciales candidatos. Además,
entró en vigencia el programa Acción Diferida para los Padres (dapa por sus siglas
en inglés) como complemento del daca.
Ambos programas, dapa y daca, permiten argumentar sobre uno de los prin-
cipales problemas que ocasiona la deportación: la separación familiar. Precisa-
mente dichos programas pretenden que, bajo ciertas condiciones y con el
cumplimiento de determinados requisitos, las familias permanezcan unidas. Cas-
tañeda y Pombo (2015: 24) exponen un ejemplo de esta problemática, de acuer-
do con el reporte de la dhs, y es que entre 2010 y 2011 fueron deportadas 46
486 personas que tienen hijos que son ciudadanos americanos.
2
Algunos de los requisitos para ser elegidos en el programa daca son: tener al menos de 15 años, haber entrado a Esta-
dos Unidos antes de los 16 años, haber residido en ese país en forma continua desde junio 15 de 2007, estar inscrito en la
escuela o haber obtenido un diploma de escuela secundaria o equivalente, o ser veterano con licenciamiento honorable y no
haber sido condenado por un delito grave o menor significante, o tres o más delitos menores (Rosenblum y Ruiz, 2015: 7).
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Sin embargo, el dapa y el daca no solucionan el gran efecto que generan las
deportaciones en algunos inmigrantes, sobre todo mexicanos y centroamericanos,
o incluso a las sociedades locales receptoras. Como se mencionó antes, hay un
porcentaje importante de deportados que son considerados criminales. A esto se
añaden situaciones de vulnerabilidad para los deportados, como secuestros y
extorsiones. El informe de actividades de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos (cndh), en su trabajo de 2015, expone que las personas que están en un
contexto de movilidad irregular suelen tener las siguientes condiciones de vulne-
rabilidad: utilización de medios de transporte de alto riesgo y caminos de extravío,
pernoctación en sitios abiertos, un gran desconocimiento de las zonas de tránsi-
to, evitación del contacto con las autoridades, desconocimiento de los derechos
o el no ejercicio de los mismos por miedo a volverlos visibles, alejamiento de los
entornos de protección e ignorancia sobre legislación y personal al que acudir en
caso de ayuda (cndh, 2016: 43).
La cndh (2016: 44) explica que dichas condiciones facilitan que los inmigran-
tes en tránsito y deportados sean víctimas de delincuentes y funcionarios públicos
corruptos, por lo que la vulnerabilidad de estos inmigrantes suele traducirse en
extorsiones, robos, secuestros, explotación laboral, maltratos y abusos sexuales. De
acuerdo con el informe, el Instituto Nacional de Migración (inm), la Comisión
Nacional de Seguridad (cns), la Procuraduría General de la República (pgr), la
Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), la Secretaría de Relaciones
Exteriores (sre) y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) son las principa-
les autoridades de las cuales se reciben quejas en perjuicio de los inmigrantes.
¿Cómo ha sido la evolución de la sistematización de las deportaciones para
México? En lel cuadro 1 se observa que, entre 2001 y 2015, se han deportado por
Baja California, Chihuahua, Coahuila, Sonora y Tamaulipas, 7 126 302 personas.
Otro aspecto que se puede destacar de los boletines estadísticos del inm es que las
deportaciones han ido en descenso, pasando de 791 256 en 2001, a 194 061 en
2015. Aunque las deportaciones son cuatro veces menos de lo que fueron en el
año 2001, la vulnerabilidad en la que cada año se sitúan los deportados genera
una necesidad de políticas públicas mexicanas enfocadas a la protección de los
derechos humanos del inmigrante que transita por territorio mexicano.
¿Cuál es la posición del gobierno mexicano ante la vulnerabilidad en la que
se encuentran los deportados? En 1965, cuando terminó el Programa Bracero, la
delegación mexicana tuvo una serie de reuniones interparlamentarias con repre-
sentantes estadounidenses, con el propósito de seguir satisfaciendo la demanda
de mano de obra de Estados Unidos. El gobierno mexicano quiso asegurar la
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rol asistencialista. Estos mismos autores realizaron una encuesta en el año 2010
a 42 de las 48 organizaciones pro migrantes que estaban registradas y distribuidas
a lo largo de los seis estados fronterizos de la República Mexicana (Baja California,3
Sonora, Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Tamaulipas).
El trabajo de Moreno y colaboradores permite conocer en detalle las osc pro
migrantes de Tijuana. Así, la mayoría de ellas se fundaron a finales de la década
de 1990 y cuentan con una media de 14 personas entre voluntarios y personal
remunerado; dos de cada tres tienen base confesional y la mitad de ellas disponen
de local propio para atender a los migrantes. Entre las actividades de estas orga-
nizaciones, más de 70 por ciento se dedican a asistencialismo básico: hospedaje,
alimentación, higiene, aseo personal, donación de ropa y calzado; así como a las
gestiones relacionadas con el transporte, los trámites administrativos y la canali-
zación de los inmigrantes a instituciones públicas.
Siempre según el estudio de Moreno y colaboradores, sólo 28.6 por ciento de
las osc genera apoyo económico, 57.1 por ciento apoya en llamadas de larga
distancia para que los deportados se comuniquen con sus familias, 52.4 por
ciento lo hace en asesoría jurídica y 42.9 por ciento con una bolsa de trabajo.
Completan las actividades de las diferentes osc pro migrantes el apoyo o ayuda en
temas de derechos humanos (59.60%), en prevención y riesgos (50%), en reali-
dades del fenómeno migratorio (23.80%), en leyes migratorias (21.30%) y en
sexualidad y vih (9.50%).
Los resultados de la encuesta de Moreno y colaboradores también dicen que
de las 42 osc encuestadas, sólo 14 participan en redes de trabajo nacionales y
siete en redes internacionales. Independientemente de su alcance, la inmensa
mayoría de las osc pro migrantes (95.2%) reciben donaciones en especie. Por su
cercanía al fenómeno de la migración, 40 por ciento de ellas realizan investiga-
ciones sobre el fenómeno migratorio; además, más de la mitad de las organiza-
ciones dijo documentar casos de violaciones de derechos humanos; aunque de
estos, solo dos tercios dijo realizar denuncias en relación a la violación de derechos
humanos y difundir la problemática migratoria. La encuesta concluyó con la
siguiente clasificación de las osc: 50 por ciento de las mismas es de carácter asis-
tencial, 26.2 por ciento se dedica a la promoción para el desarrollo, 14.3 por
ciento a cuestiones relacionadas con incidencias, 2.4 por ciento a temas educa-
cionales y 7.1 por ciento es una combinación de varias.
3
22 de 48 organizaciones, están en Baja California. De las 22 organizaciones que están en Baja California 12 per-
tenecen a Tijuana, ocho a Mexicali, una a Tecate y una a Ensenada (Moreno et al., 2011: 6).
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El trabajo de Moreno y otros autores nos muestra la realidad de las osc pro
migrantes que trabajan en las ciudades fronterizas de México con Estados Unidos,
y en el que se puede observar que en su mayoría surgieron en la década de 1990,
posiblemente como respuesta a las políticas públicas de ambos países en materia
de inmigración. La base confesional de las organizaciones podría ser otro elemen-
to que las orienta hacia la asistencia básica a los deportados, sin buscar incidencia
en las políticas públicas. Sólo siete de las 42 organizaciones dijo tener redes de
trabajo internacionales, por lo que se podría considerar que son pocas las que
obtienen recursos de organizaciones internacionales. Los resultados presentados
permiten establecer la diferencia entre el número de organizaciones que realizan
asistencialismo básico, la gran mayoría, de las que realizan actividades asistencia-
les que van desde dar asesoría jurídica, ayudar en la inserción laboral o en la de-
fensa de los derechos humanos. Además, se clasificó a las organizaciones y se
comprobó que la mitad son asistencialistas y sólo 14.3 por ciento busca su inci-
dencia en políticas públicas.
Otro trabajo que permitió argumentar, ya no sobre el asistencialismo de las
organizaciones, sino acerca de la consideración de las “políticas sociales” como
factor causal del asistencialismo, fue el Programa de Coinversión Social. La hi-
pótesis en esta investigación considera los fondos públicos como un elemento
que condiciona el tipo de proyecto que las organizaciones buscan realizar con tal
de obtener este recurso.
Algunos datos que sustentan el contenido de la hipótesis son, por ejemplo, la
falta de personal, ya que casi 60 por ciento de las organizaciones encuestadas
cuenta con menos de cinco personas para trabajar; la falta de recursos económi-
cos, porque 40 por ciento de las osc cuenta con menos de 500 mil pesos para
realizar sus actividades anuales, es decir, casi la mitad de las organizaciones en
México cuenta con poco más de 40 mil pesos mensuales en sus fondos económi-
cos para realizar sus actividades, pagar sueldos y gastar en aquellos materiales
necesarios para llevar a cabo sus proyectos; la carencia de fondos públicos para
actividades de desarrollo social, dado que las organizaciones utilizan los apoyos
económicos que reciben del pcs para pagar a sus empleados; el establecimiento
de un presupuesto por tema, por parte del pcs, en el que la mayoría de los apoyos
están orientados a las convocatorias de promoción general, tema en el que pueden
participar todos los proyectos que estén relacionados con el desarrollo social,
como atención de grupos vulnerables, asistencia social o salud, entre otros. Sin
embargo, temas en los que podría concretarse el apoyo a proyectos que pretendan
incidir en políticas públicas o en la contraloría social, ni siquiera se observan en
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En el cuadro 3 se presentan los nombres de las personas entrevistadas, sus cargos dentro de las organizaciones y
año en que las organizaciones iniciaron labores.
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Asistencialismo Albergue
básico Alimentación X X X X X X X X X
Aseo personal
Ropa y calzado X X X X X X X X
Segundo Asistencia médica X X X X X X
grado de
Asistencia psicológica X X X X X
asistencialismo
Apoyo espiritual X X X X X X
Canalizar con autoridades X X X X X
Comunicación con familiares X X X X X
Apoyo para regresar a su lugar de
origen X X X X X
Asesoría jurídica X X X X X
Tercer grado de Talleres y capacitación en derechos X X X X X X
asistencialismo humanos y migración
Apoyo en la inserción laboral X X X X
Educación escolar X X
Denuncia de violación en dh X X X X X X
Documentación de casos de X X X X X
violación en Derechos Humanos
Defensa de Derechos Humanos X X X X X
Fuente: Elaboración propia a partir de entrevistas. Las osc de acuerdo con la numeración son: 1. Casa del Migrante;
2. Instituto Madre Asunta; 3. ymca; 4. Coalición Pro Defensa del Migrante; 5. Centro Binacional de Derechos Huma-
nos; 6. Módulo de Atención al Migrante Chiapaneco; 7. Albergue Ejército de Salvación, 8. Albergue Temporal Zona
Norte; 9. Casa Hogar Cavit Alejandro; 10. Casa Hogar Beato Juan Diego.
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vo que las políticas sociales, pues mencionaba la falta de líderes, la misión asisten-
cialista y la carencia de recursos, esto último podría profundizarse en un problema
de gestión. Además, en la encuesta de Moreno y colaboradores (2011) fue concre-
tada la base confesional de dos tercios de las organizaciones, lo que podría corre-
lacionarse con la misión asistencial que plantea el doctor Ascencio Moreno.
En el cuadro 5 se observa en los apartados “tipo de proyectos apoyados” y
“ejemplos de proyectos”, que el pcs orienta el otorgamiento de recursos públicos
a la operatividad del albergue. Por ejemplo, puede notarse como Casa del Mi-
grante fue apoyada en 2012 con el financiamiento de pasajes, tarjetas telefónicas
y medicinas. Situaciones similares ocurren en las demás organizaciones que par-
ticipan en el pcs; reciben apoyo en cuestiones que enmarcan tanto necesidades
básicas del migrante, como en actividades que fueron consideradas en un segun-
do grado de asistencialismo.
El rubro de “tipo de proyectos rechazados” muestra que el programa limita el
financiamiento dirigido al pago de honorarios, por lo que es más factible que se
cubran gastos en medicinas para los migrantes, que el sueldo de un médico per-
manente. Por ejemplo, en el Instituto Madre Asunta pretendían contar con el
asesoramiento de un abogado de planta para apoyar a aquellas mujeres migrantes
que han sido separadas de sus hijos, pero el apoyo económico a esta propuesta
fue rechazada por el pcs, de igual modo que fue rechazado el pago de un curso
de capacitación en derechos humanos al personal del ymca. En el cuadro 5 tam-
bién es visible que la Indesol apoya y lidera la impartición de talleres, cursos o
cualquier tipo de capacitación a las que pudieran acceder las organizaciones.
El ex presidente de la Coalición, Asencio Moreno Mena, menciona que tanto
los fondos provenientes de fundaciones como los provenientes del gobierno,
impiden la contratación de más personal profesional, ya que el recurso suele estar
etiquetado para la infraestructura y los gastos operativos. Al respecto, Asencio
Moreno Mena afirma:
los grupos de la Coalición han propuesto proyectos para tener abogados, para la recons-
trucción histórica de las organizaciones y para investigaciones. Sin embargo, han sido
rechazadas no por el gobierno sino en los concursos donde los comités evaluadores están
viciados, controlados por organizaciones que no ven a los migrantes como prioridad.
Tal es el caso de los centros de rehabilitación, que han llegado a controlar los comités
tanto federal como estatal […] también es cierto que los recursos municipales, estatales
y federales, la mayoría vienen etiquetadas para gastos operativos e infraestructura, en
pocas ocasiones para pago de honorarios profesionales. Eso limita las posibilidades de
realizar acciones fuera del asistencialismo.
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Siempre pedimos apoyo para financiar los pasajes que permitan el regreso de los mi-
grantes deportados a su ciudad de origen. En 2012 por ejemplo, pedimos financiamien-
to para tarjetas telefónicas, gasolina, pago de salario para chófer y medicinas. Nos han
negado el pago de honorarios para un chófer permanente que ayude en el traslado de
deportados desde el área de deportaciones a nuestras instalaciones. En 2013 rechazaron
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el pago de pasajes, pero otras veces lo han otorgado. Me da la impresión de que los
conocidos que puedas tener en el comité evaluador del programa influyen en la acep-
tación o rechazo de los proyectos.
De los datos recopilados se deduce que las organizaciones pro migrantes han
recibido apoyo del pcs para cubrir las principales necesidades de los migrantes,
como pasajes para que retornen a sus ciudades de origen, tarjetas telefónicas para
comunicarse con sus familias, medicamentos debido al deterioro en la salud con
la que llegan en ocasiones... entre otros servicios. Además, las organizaciones han
recibido talleres para la elaboración de proyectos y apoyo en el financiamiento
de infraestructura para mejorar las instalaciones y equipar las oficinas, pero se
ven limitados en el acceso a la profesionalización y capacitación en derechos
humanos o en el pago de honorarios. Por lo tanto, las políticas sociales sí influyen
en la orientación de las actividades de atención a los migrantes.
Sin embargo, las osc pro migrantes en Tijuana no dependen de recursos
públicos, la mayoría de las que participan en el pcs cuenta con otros ingresos,
buscan recursos en otras fuentes y son las que realizan varias actividades relacio-
nadas con la atención de los migrantes. No se limitan a cubrir sólo necesidades
básicas, sino que incluso son consideradas promotoras y defensoras de los derechos
humanos.
La Coalición Pro Defensa del Migrante que integra la Casa del Migrante,
Instituto Madre Asunta e ymca, fueron parte de las organizaciones que, desde
la década de 1990, lograron dialogar con el gobierno y, a partir de ahí, han te-
nido varios logros que las han convertido en actores políticos en el tema migra-
202 volumen xxvii, núm. 1, primer semestre de 2018 Gestión y Política Pública
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torio. Algunas de las principales acciones que han contribuido a sus roles como
actores políticos han sido el diagnóstico de la problemática de las deportaciones,
base del Programa de Repatriación Humana; la realización de peticiones oficia-
les a los gobiernos estatal y federal para recibir apoyos (por ejemplo, el Programa
de Coinversión Social y el Fondo de Apoyo a Migrantes); la creación del Comi-
té Estatal de Apoyo al Migrante, el cual, en un principio, tenía un modelo de
trabajo de corresponsabilidad entre gobierno y sociedad civil, pero sin embargo,
el comité carece de un rol relevante de influencia sobre el gobierno, de acuerdo
con Esmeralda Siu, coordinadora de la Coalición; también encontramos la crea-
ción de módulos de atención al migrante deportado en Mexicali y Tijuana, los
cuales abrieron en 2005; la obtención de financiamiento y redes de trabajo in-
ternacionales, con nexos de carácter internacional como la American Civil Li-
berties Union San Diego, de la cual reciben asesoría jurídica para apoyar a los
deportados, Posada sin Fronteras, con los cuales se unen para realizar boletines
informativos sobre muertes de migrantes, y otras como aclu Nuevo México,
Catholic Charities de San Diego y la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos; la participación en el Colectivo Plan Nacional de Desarrollo (pnd)-
Migración conformado por más de 80 organizaciones que buscan promover la
inclusión de una política migratoria con un enfoque de desarrollo y derechos
humanos en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 y, por último, pero no
menos importante, la participación en la Iniciativa Frontera Norte de México,
junto a otras organizaciones, para realizar el Programa de Defensa e Incidencia
Binacional (pdib) y la Acción Articulada Noreste (aan). Con esta iniciativa, la
Coalición, junto a otras organizaciones, buscan potencializar el trabajo realizado
por las organizaciones en tres aspectos: derechos humanos, fortalecimiento de
capacidades para la red de organizaciones y seguridad de defensoras y defensores
de migrantes.
A dichas organizaciones es necesario agregar el trabajo del Centro Binacional
de los Derechos Humanos. Esta organización mantiene un enfoque totalmente
diferente de la mayoría de las organizaciones que son objeto de estudio en esta
investigación. Sin embargo, al igual que las otras seleccionadas, cumple con dos
requisitos elementales: tener más de diez años de vigencia y que su principal
grupo vulnerable sean los migrantes. Esta organización realiza, esporádicamente,
alguna acción asistencial, ya sea con algún grupo étnico o con migrantes, estos
últimos no necesariamente tienen que pertenecer a una etnia. Por ejemplo, Víc-
tor Clark, coordinador del Centro Binacional de Derechos Humanos, mencio-
naba que han apoyado a algunas personas para ingresar en el Hospital General y
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han conseguido becas de estudio para jóvenes indígenas. Esta organización con-
sidera que el asistencialismo básico no contribuye al cambio en el tejido social.
Así, Víctor Clark afirma:
La mayoría de las organizaciones pro migrantes en Tijuana son asistencialistas… sus ac-
tividades asistenciales están totalmente relacionadas con su base confesional. Si tú vas al
sur de México te encuentras con una Iglesia más liberal, en el norte predomina una Igle-
sia conservadora. En el sur, las organizaciones son más proclives a promover y defender
los derechos del migrante. Entre el norte y el sur, el norte es más asistencial.
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ConclusiONES
Las políticas sociales influyen en la orientación que algunas organizaciones pue-
den tener para la realización de actividades asistenciales básicas, ya que, como se
ha comprobado, el apoyo de fondos públicos provenientes del Programa de Co-
inversión Social está enfocado a la operatividad de los albergues. Las organiza-
ciones manifestaron que los proyectos enfocados a capacitación y pago de
honorarios fueron rechazados. Esto coincide con la evaluación del Programa de
Coinversión Social de Verduzco (2009), que expone cómo la mayoría de los
fondos públicos del pcs en 2008 (55.9%) estuvieron destinados a la atención de
grupos vulnerables y solo10.3 por ciento a la incidencia.
Sin embargo, las osc pro migrantes en Tijuana que concursan para obtener
apoyo del pcs, no dependen económicamente de los fondos públicos y buscan
otras fuentes de ingreso, realizan actividades más allá del asistencialismo básico
y tienen un reconocimiento como actores políticos debido a su rol como promo-
toras y defensoras de los derechos humanos del migrante. La mayor parte de las
osc pro migrantes con un rol de asistencialismo básico se han definido de esta
forma desde sus inicios.
Por otro lado, se confirma que el predominio asistencialista disminuye la in-
cidencia en políticas públicas, siendo sólo aquellas organizaciones que, desde sus
inicios, decidieron promover y defender los derechos humanos del migrante las
que han podido realizar actividades más allá del asistencialismo básico e incluso
ser consideradas actores políticos dentro del tema migratorio. Cabe mencionar
que estas organizaciones buscan ampliar dicho rol de actores políticos porque
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están convencidas de que incidir en las políticas públicas es la forma más efectiva
de ayudar a los deportados.
Por último, queda reflexionar sobre la poca efectividad que tienen las políticas
públicas en atención a los deportados, siendo el trabajo de las osc pro migrantes
lo que más contribuye a disminuir dicha vulnerabilidad. Según las organizaciones,
la vulnerabilidad de los deportados carece de importancia para el Estado y, en
consecuencia, éstas responden con activismo político. De esta forma se vuelven
relevantes las acciones que las organizaciones emprenderán en los próximos años
para consolidarse como actores políticos en la discusión de problemas migratorios,
no sólo a nivel nacional sino internacional. La sociedad civil organizada en los
temas migratorios en México puede ser, a largo plazo, una solución para mejorar
las condiciones sociales de los migrantes deportados.
Como fue señalado en el primer apartado de este artículo, las políticas públi-
cas migratorias de los últimos años empiezan a reconocer la vulnerabilidad del
migrante, a buscar su protección y a considerar a las osc como actores que pue-
den colaborar para lograr mejores resultados en las políticas. Sin embargo, de-
penderá de las organizaciones el rol de dicha colaboración, ya que, ante los datos
expuestos, el diagnóstico del problema y su capacidad para la recepción de mi-
grantes y su atención en los albergues parece ser la posición más valiosa que las
organizaciones tienen frente al Estado. La búsqueda de una mejor posición fren-
te al Estado dependerá del trabajo de las organizaciones. Sin duda alguna, la red
de trabajo y su unión en la promoción y defensa de los derechos humanos del
migrante es lo que permitirá que, gradualmente, logren mayores espacios en el
área política. G
PP
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La sociedad civil organizada responde al impacto de políticas públicas
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Entrevistas
Ocario Vásquez García (responsable), Unión de Comités Comunitarios de Tijuana, A.C.
“Módulo de Atención al Migrante Chiapaneco”, 16 de noviembre de 2013.
María Galván (trabajadora social), Instituto Madre Asunta, A.C., 19 de noviembre de 2013.
Uriel González (coordinador de Casas ymca para Menores Migrantes), Federación de Aso-
ciaciones Cristianas de Jóvenes de la República Mexicana, A.C. “Casas ymca para Me-
nores Migrantes”, 21 de noviembre de 2013.
Gilberto Martínez Amaya (administrador), Casa del Migrante, A.C., 21 de noviembre de
2013.
Verónica Flores Córdoba (responsable), Casa Hogar Cavit Alejandro, A.C., 22 de noviem-
bre de 2013.
Esmeralda Siu (responsable), Coalición Pro Defensa del Migrante, A.C. Módulo de Aten-
ción, 28 de noviembre de 2013.
Juan Carlos Arreguín Rodríguez (responsable), Albergue Temporal Zona Norte, 2 de di-
ciembre de 2013.
Hermana Inés mc-Misioneros de la Caridad (encargada), Casa Hogar “Beato Juan Diego”,
A.C., 2 de diciembre de 2013.
Víctor Clark Alfaro (responsable), Centro Binacional de Derechos Humanos, A.C., 11 de
diciembre de 2013.
Gabriela Ambriz de Vera (capitana y coordinadora), Albergue Ejército de Salvación, 20 de
marzo de 2014.
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