Tatay J., 2016, de La Cuestión Social A La Socioambiental
Tatay J., 2016, de La Cuestión Social A La Socioambiental
Tatay J., 2016, de La Cuestión Social A La Socioambiental
Madrid
Diciembre 2016
Índice
Índice… ........................................................................................................................................................................ i
Parte I
Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
Introducción .......................................................................................................................................... 9
Capítulo I
Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Introducción ........................................................................................................................................17
1.1. Rerum novarum y la nueva cuestión social ...................................................................... 18
1.2. Mater et magistra y Pacem in terris: la conciencia de universalidad ..................... 23
1.3. El Concilio Vaticano II y el diálogo con el mundo moderno ...................................... 27
1.4. Populorum progressio: el desarrollo humano integral ................................................ 34
1.5. Las Conferencias episcopales y la Pontificiae Academiae Scientiarum ................. 39
1.6. Foros internacionales sobre medioambiente: la voz de la Iglesia ad extra. ....... 44
1.7. Octogesima adveniens y Justitia in mundo: la ecología, tarea ad intra ................... 47
1.8. Balance provisional .................................................................................................................. 54
Índice
Capítulo II
Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
Introducción ........................................................................................................................................ 59
2.1. Redemptor hominis: el problema ecológico como cuestión antropológica ......... 65
2.2. Laborem excercens: el sentido teológico del trabajo humano .................................. 69
2.3. Sollicitudo rei socialis: el desarrollo humano integral y la sostenibilidad ........... 72
2.4. El papel transmisor de la Pontificiae Academiae Scientiarum .................................. 80
2.5. El inicio de la reflexión ecuménica e interreligiosa sobre ecología ....................... 85
2.6. La irrupción del magisterio episcopal en el debate ecológico ................................. 92
2.7. La XXII Jornada Mundial de la Paz , Centesimus annus y la ecología humana.. 109
2.8. Balance provisional ............................................................................................................... 116
Capítulo III
Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
ii
Índice
Capítulo IV
Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
Capítulo V
De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
iii
Índice
Parte II
Laudato si’
Capítulo VI
Epistemología I: Locus alienii
iv
Índice
Capítulo VII
Epistemología II: Locus propii
Conclusiones finales
v
Índice
Bibliografía
Apéndice
vi
Abreviaturas, acrónimos y siglas
AA – Apostolicam actuositatem
CA – Centesimus annus
CDSI – Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
CEC – Catechismus Ecclesiae Catholicae
CL – Christifideles laici
CV – Caritas in veritate
DCE – Deus caritas est
DH – Dignitatis humanae
ECE – Ex corde ecclesiae
EN – Evangelii nuntiandi
ES – Ecclesiam suam
FR – Fides et ratio
GS – Gaudium et spes
HV – Humanae vitae
IQE – A Igreja e a questão ecológica
JM – Justitia in mundo
LE – Laborem excercens
LG – Lumen Gentium
LS – Laudato si’
MJMP – Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz
NMI – Novo millennio ineunte
OL – Orientale lumen
OT – Optatium totius
PG – Pastores gregis
PP – Populorum progressio
PT – Pacem in Terris
QA – Quadragesimo anno
SaC – Sacramentum caritatis
SS – Spe salvi
TMA – Tertio Millenio Adveniente
VD – Verbum Domini
VD – Vita consecrata
---
AAS – Acta Apostolicae Sedis
BXVI – Benedicto XVI
CVII – Concilio Vaticano II
F – Francisco
IB – Insegnamenti di Benedetto XVI
IF – Insegnamenti di Francesco
IG – Insegnamenti di Giovanni Paolo II
IP – Insegnamenti di Paolo VI
JPI – Juan Pablo I
JPII – Juan Pablo II
PVI – Pablo VI
vii
Abreviaturas y siglas
viii
Abreviaturas y siglas
ix
Abreviaturas y siglas
x
Abreviaturas y siglas
xi
Abreviaturas y siglas
xii
Tablas y figuras
Tabla 6.4. Modelo de los círculos expansivos de consideración moral ..................................... 328
Tabla 6.5. Ampliación del círculo de consideración moral en el Magisterio ........................... 337
Tabla 7.1. Uso de la Escritura en documentos eclesiales sobre ecología: 1972-1992 ........ 373
Tabla 7.2. Uso de la Escritura en documentos eclesiales sobre ecología: 1992-2002 ........ 374
Tabla 7.3. Uso de la Escritura en documentos eclesiales sobre ecología: 2002-2012 ........ 375
Figura 7.3. Las IEI y el Magisterio en la recepción católica de la cuestión ecológica........... 426
xiii
Introducción general
“Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo dejó en el jardín de Edén, para que lo
labrase y cuidase” (Gn 2, 15). Tal es la tarea principal que recibimos los creyentes,
según el libro del Génesis, al inicio de nuestra andadura sobre este mundo: labrar y
cuidar. Una tarea que, sin embargo, en las últimas décadas hemos descuidado, tal y
como revelan los múltiples signos del uso abusivo de la creación, nuestra casa
común.
Resulta innegable que los descubrimientos científicos del siglo XX han
posibilitado un desarrollo tecnológico sin precedentes en la historia de la
humanidad, sacando a cientos de millones de personas de la pobreza extrema y
mejorando la calidad de vida de otras tantas. Estos avances, al mismo tiempo, nos
han permitido tomar conciencia de la larga historia, la profunda interconexión y la
gran fragilidad de la vida en el planeta. Sin embargo, el creciente poder de la ciencia
y la tecnología parece haberse excedido, tal y como revelan las profundas,
aceleradas e irreversibles transformaciones de los ecosistemas terrestres en las
últimas décadas.
Las camaleónicas cuestiones ambientales configuran un complejo entramado
de problemáticas sociales y ecológicas, que adquieren matices diferentes según
tiempos y lugares. Cuando Joachim Radkau recorre la historia de los movimientos
medioambientales en su monumental The Age of Ecology: A Global History, describe
con detalle los debates que catalizaron la emergencia de la moderna conciencia
ambiental –contaminación, energía nuclear, toxicidad, salud humana, acceso al agua,
energía nuclear, deforestación, pérdida de suelo, destrucción de la capa de ozono,
extinción biológica, agotamiento de recursos naturales, cambio climático, minería
incontrolada– e impulsaron la búsqueda de la sostenibilidad, identificando los
principales actores que han elaborado el discurso ecológico contemporáneo, desde
el periodo romántico hasta nuestros días1.
Ahora bien, entre quienes se dan cita en el ágora de la sostenibilidad –
científicos, políticos, militares, economistas, tecnólogos, filósofos, historiadores,
sociólogos, organizaciones ecologistas, periodistas, organismos internacionales–
1 Cf. Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014.
Introducción general
2
Introducción general
3
Introducción general
4
Introducción general
5
Introducción general
6
Introducción general
7
Introducción general
8
Parte I
Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
Introducción
1 Cf. Rasmussen, L., Earth-honoring Faith: Religious Ethics in a New Key, New York 2013, 48-49.
2 González-Carvajal, L., Entre la utopía y la realidad. Curso de Moral Social, Santander 1998, 187.
3 Cf. Massaro, T., Living Justice: Catholic Social Teaching in Action, Lanham 2012, 165-178.
4 Cf. Allen, J. L., The Future Church. How Ten Trends Are Revolutionizing the Catholic Church, New York
2009, 298-337.
Parte I – Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
10
Parte I – Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
5 Sols, J., (ed.), Pensamiento social cristiano abierto al siglo XXI, Santander 2014, 374.
6 Cf. Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014.
11
Parte I – Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
RN - QA - MM - PT
1971 ← 1891
GS Silent Spring
PP
OA - JM
Estocolmo'72
PVI, Mensaje Appalachia CITES
RH
1992 ← 1972
LF REPAM
EG PAS-PASS ODS
F, Dic. Movs Pops EJP Agenda 2030
LS COP21
12
Parte I – Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
7 Cf. Canet, F., La dimensión moral de la cuestión ecológica, Barañáin 2014, 206-237.
8 Cf. Hart, J., What Are They Saying About Environmental Theology?, New York 2004; Keenan, M., De
Estocolmo a Johannesburgo. La Santa Sede y el Medio Ambiente. Un recorrido histórico 1972-2002,
Madrid 2003; Flecha, J. R., Planteamientos de la Doctrina Social de la Iglesia para una Praxis ecológica,
Salamanca 2003.
9 Para una delimitación terminológica de los mismos: cf. Chuvieco, E. – Martín, M. A., Cuidar la Tierra.
Razones para conservar la naturaleza, Madrid 2015, 20-22. Para esta cuestión sigue siendo relevante
la reflexión sobre las acepciones del término naturaleza y su interpretación a la luz de la cuestión
ecológica en: Evdokimov, P., “Nature”, Scottish Journal of Theology, 18/1 (1965) 1-22; Kaufman, G. D.,
“A Problem for Theology: The Concept of Nature”, Harvard Theological Review 65 (1972) 337–366.
13
Parte I – Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
14
Parte I – Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
12 Cf. Tatay, J., “De la «cuestión social» a la «cuestión socio-ambiental». Implicaciones de Laudato si’
para la DSI”, en: Sanz Giménez-Rico, E. (ed.), Cuidar de la Tierra, cuidar de los pobres. Laudato si’ desde
la teología y con la ciencia, Santander 2015, 169-184.
15
Parte I – Recepción eclesial de la cuestión ecológica: 1891-2015
16
Capítulo I
Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Introducción
1 Esta es una opinión compartida por autores como: Hinze, C. F., “Unleashing Catholicism’s Stranded
Assets in the Fight for Just Sustainability”, en: Peppard, C. Z. – Vicini, A. (eds.), Just Sustainability:
Technology, Ecology and Resource Extraction, New York 2015, 205-222; Canet, F., La dimensión
moral de la cuestión ecológica, Barañáin 2014; Gardner, G., “Cómo involucrar a las religiones en la
construcción de civilizaciones sostenibles”, en: AAVV, Ecologismo y Religión, Papeles de relaciones
ecosociales y cambio global, n. 125, Madrid 2014; Deane-Drummond, C., "Joining in the Dance:
Catholic Social Teaching and Ecology" New Blackfriars, 93 (1044) 2012: 155-62; Dorr, D., Option for
the Poor and for the Earth: Catholic Social Teaching, New York 2012; Winright, T., “From Saving the
Whales to Protecting the Planet as a ‘Duty Incumbent on Each and All’”, en: Id. (ed.), Green
Discipleship. Catholic Theological Ethics and the Environment, 2011; Gottlieb, R. S., A Greener Faith:
Religious Environmentalism and Our Planet’s Future, Oxford 2006; Tucker, M. E., Worldly Wonder:
Religions Enter Their Ecological Phase, Chicago 2003. Bradley, I., Dios es ‘verde’, Santander 1993;
Nash, R. F., The Rights of Nature: A History of Environmental Ethics, London 1989; Ruiz de la Peña, J.
L., “Ecología y teología”, en: Pikaza, X. (ed.), “El desafío ecológico”: Ecología y humanismo, Salamanca
1985, 111-142.
2 Cf. Pihkala, P., “Rediscovery of Early Twentieth-Century Ecotheology”, Open Theology, 2 (2016)
268-285.
3 Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014, 7.
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
4
Cf. García Gómez-Heras, J. M., En armonía con la naturaleza. Reconstrucción medioambiental de la
filosofía, Madrid 2010, 449-464.
18
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
ecológica, Cf. Martínez-Alier, J., El ecologismo de los pobres: conflictos ambientales y lenguajes de
valoración, Barcelona 2005. Para otros dos trabajos pioneros sobre las implicaciones socio-
ambientales del colonialismo: cf. Ponting, C., A Green History of the World, Harmondsworth 1992;
Diamond, J., Armas, gérmenes y acero: la sociedad humana y sus destinos, Madrid 1998.
19
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Pío XI, poco después, reflexionó desde una clave más teológica para otorgar
un protagonismo y una dignidad a la creación –“una voz”, hasta de las más
pequeñas criaturas– y conminó a superar la relación meramente instrumental de
la moderna mentalidad científico-técnica. Adoptando una clave estética y
sacramental, invitó a descubrir signos visibles de la gracia invisible en la obra de la
creación: "Toda la naturaleza está animada por una doble vida y habla un doble
lenguaje. Es como una atmósfera divina que todo lo envuelve, que todo lo sublima,
que todo lo impregna, que a todas las criaturas, de las más pequeñas a las más
excelsas, les da una voz y una función, esa voz y esa función que deben de tener en
el pensamiento del Creador"10.
Años más tarde, en el periodo de entreguerras, al promulgar la carta
encíclica Quadragesimo anno (QA) en conmemoración del 40 aniversario de RN,
Pío XI mencionará dos cuestiones que –sin hacer referencia explícita a la cuestión
ecológica– serán claves en su proceso de recepción11. Se trata, por un lado, de la
formulación del principio de subsidiariedad, pensado en un primer momento para
las distintas organizaciones de la sociedad en relación al Estado en un contexto
social amenazado por los totalitarismos (cf. QA 79-80). Este principio posibilitará
más tarde, al ser aplicado dentro de la propia Iglesia tras la renovación
eclesiológica del Concilio Vaticano II, el desarrollo de un rico magisterio episcopal
sobre diversas cuestiones sociales. De hecho, el principio de subsidiariedad
adquirirá, con el paso del tiempo, matices diversos al ser interpretado a la luz de:
los riesgos del colectivismo y el totalitarismo, la necesidad de articular una
autoridad mundial ante riesgos como la proliferación nuclear, las nuevas
relaciones internacionales en una economía financiera globalizada o las
problemáticas ecológicas transnacionales12.
En segundo lugar, resulta también significativa la llamada a la “mutua
colaboración de las profesiones" (cf. QA 81-87) y a un trabajo interdisciplinar que
resulta imprescindible en la búsqueda de la sostenibilidad. Resulta significativo
que, por estas mismas fechas, el teólogo luterano Fritz Jahr (1895-1953) –
10 Bertetto, D. (ed.), Discorsi di Pio XI, I, Città del Vaticano 1985, 434. Para Flecha, en este texto Pío XI
reconoce en el mundo creado “un protagonismo, un oficio, una voz y un cuasi-ministerio”: Flecha, El
respeto a la creación, 86.
11 Pío XI, Quadragesimo anno (15.5.1931).
12 Cf. Camacho, I., “Justicia, subsidiariedad y solidaridad”, en: Pensamiento social cristiano abierto al
siglo XXI, 151-156. Cf. MM 53; PT 140; GS 86; CA 48; CV 57; LS 157, 196.
20
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
13 Ver sus artículos publicados en 1927 y 1933: Jahr, F., “Bioética: una visión sobre las relaciones
éticas entre el ser humano, el ser animal y las plantas”, Revista Latinoamericana de Bioética, 9:2
(2009) 99-102; Id., “Tres estudios sobre el quinto mandamiento”, Revista Latinoamericana de
Bioética, 9:2 (2009) 102-104.
14 Pío XI, Discurso ante el Congreso Internacional de Química (20.5.1938).
15 Cf. Rasmussen, L., Earth-honoring Faith: Religious Ethics in a New Key, New York 2013, 348-352.
21
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
innovación tecnológica; una época en la que resultan de gran valor “sus frecuentes
y serias advertencias sobre el mal uso de la tecnología”16.
En 1939, el año en que estalló la guerra, Pío XII se dirigió a la PAS
recordando lo mejor de la tradición católica de la teología natural y afirmando –
con un lenguaje novedoso– que el hombre es “nieto de Dios”, por ser hijo de una
naturaleza que, a su vez, es “hija de Dios”17. La dignidad que otorga la aplicación de
este título a la creación muestra el interés del pontífice por la teología de la
creación, así como su invitación a adoptar una actitud de reverencia hacia la vida y
hacia la creación entera como dones de Dios18.
En otro radiomensaje, Pío XII expresa con sensibilidad sacramental la
función pedagógica de la naturaleza: "En la escuela de la naturaleza, mientras los
cielos narran la gloria de Dios, se nos convierten en maestras las cosas corpóreas
que ocultan sus últimas causas, pero con sus formas y movimientos las dejan sentir
a nuestros sentidos, como si estuvieran ansiosas de quererse dar a conocer, puesto
que ellas mismas no pueden conocer. Nos hablan con su belleza, con su orden, con
su fuerza y su grandeza desmesurada"19.
Tras la devastación provocada por la guerra, Pío XII volvió a expresar su
interés por el mundo rural y la agricultura, puertas de entrada católicas a la
cuestión ecológica durante estas décadas. En la época en la que la ética de la tierra
(land ethic) de Leopold –un texto seminal para la ética ambiental contemporánea–
se populariza20, Pío XII se dirige a un grupo de agricultores italianos y manifiesta
su gran aprecio por las virtudes –un tanto idealizadas– del trabajador de la tierra21.
Resulta significativo al respecto que, para Pihkala, la agrarian ecotheology
(ecoteología agraria) –una de las cuatro corrientes que influyen en las
16 Jaki, S. L., “Ecoloy or Ecologism”, en: Marini-Bettòlo G. B. (ed.), Study Week on Man and his
environment. Tropical forests and the conservation of species, Vatican City 1994, 285. Paul Haffner se
remonta a Pío XII para descubrir enseñanzas papales “sobre cuestiones exclusivamente ecológicas”:
Haffner, P., Towards a Theology of the Environment, Leominster 2008, 108.
17 Pio XII, Discurso en ocasión de la solemne inauguración del IV año de la Pontificia Academia de las
Ciencias (3.12.1939).
18 En este tiempo vio la luz también un artículo del teólogo, médico y misionero Albert Schweitzer
que influirá de forma decisiva en la posterior conformación del movimiento ecologista y en algunas
corrientes de ética medioambiental: cf. Schweitzer, A., “The Ethics of Reverence for Life”,
Christendom, 1 (1936) 225-39; Schockenhoff, E., Ética de la Vida, Barcelona 2012, 595-669.
19 Pio XII, Discorsi e Radiomessaggi di Sua Santità Pio XII, I, Roma 1960, 409.
20 Cf. Leopold, A., A Sand County Almanac, Oxford 1949, 201-226. El capítulo titulado “A Land Ethic”
22
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
23
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Estadounidense revisara su política sobre pesticidas y el DDT fuese prohibido. Así mismo, sentó las
bases para la creación de la Environmental Protection Agency, la primera de su naturaleza. Para una
valoración del trabajo de Carson y de la década de 1960 como punto de inflexión en la percepción
social de las cuestiones ecológicas: cf. Potter, V. R., Bioethics: a Bridge to the Future, New Jersey
1971, 163; Rodríguez, P., “Ecología y ecologismo”, Sal Terrae, 104/8 (2016) 663-676.
28 En su análisis de MM, Lucia Silecchia afirma: “It is fair to identify this document as the earliest
encyclical to pinpoint with some precision a host of modern ecological concerns”: Silecchia, L.,
“Environmental Ethics from the Perspectives of NEPA and Catholic Social Teaching: Ecological
Guidance for the 21st Century”, William & Mary Environmental Law and Policy Review 28/3 (2004)
683. Esta es también la opinión de: Haffner, Towards a Theology of the Environment, 119. Ver
también: Benedict XVI, The Garden of God. Toward a Human Ecology, Washington, D.C. 2014, xvii.
29
Radkau, The Age of Ecology, 37.
30 Juan XXIII, Mater et magistra (15.5.1961).
24
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Ehrlich, The Population Bomb, New York 1969. Desde una visión neo-maltusiana, el profesor de la
Universidad de Stanford vaticinó una crisis alimentaria y el subsiguiente colapso poblacional en
muchas regiones del planeta. Aunque sus predicciones no se han cumplido, la obra resultó
enormemente influyente a lo largo del último tercio del siglo XX. También Potter fue partidario de
frenar el crecimiento poblacional, expresando preocupaciones similares a las de Ehrlich: cf. Potter,
Bioethics, 162-196.
25
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
33 Juan XXIII, Pacem in Terris (11.4.1963). Para una interpretación de PT como punto de inflexión en
la historia de la DSI: cf. Christiansen, D., “Commentary on Pacem in terris (Peace on Earth)”, en:
Himes, K. R. (ed.), Modern Catholic Social Teaching: Commentaries & Interpretations, Washington D.
C. 2005, 217-243. Camacho, sin embargo, sostiene una posición más matizada respecto al
significado y la novedad de PT –complemento, a su juicio, de MM– cuyo enorme eco internacional
atribuye más al talante de Juan XXIII y al contexto histórico que a la innovación doctrinal: cf.
Camacho, Doctrina Social de la Iglesia: una aproximación histórica, Madrid 1991, 251-252. Dorr, por
otro lado, considera que, si bien MM supone sin duda un cambio de dirección para la DSI, PT da un
paso más al profundizar en algunas de sus innovaciones, como es su propuesta de lectura de los
“signos de los tiempos” y su apertura universal e “inductiva” a otros interlocutores eclesiales y
extra-eclesiales: cf. Dorr, Option for the Poor and for the Earth, 116-121.
34 Cf. Christiansen, “Commentary on Pacem in terris (Peace on Earth)”, 231-233. Jeffrey D. Sachs,
director del Earth Institute de la Universidad de Columbia y asesor especial del secretario general
26
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
de la ONU sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ha puesto en relación la contribución
histórica de PT en un momento crítico, el de la carrera armamentística nuclear, con la de Laudato si’
en otro momento histórico clave, el de la formulación de los ODS y la elaboración de la denominada
Agenda 2030: cf. Sachs, J. D., “The Great Gift of Laudato si’”, America (6.7.2015).
35 Esta expresión, junto a las variantes “bien común de todos los pueblos” y “bien común general”,
27
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
palabra “diálogo”, que se repite 60 veces en ES 27-45, articula la tercera de las tareas que Pablo VI
identifica para la Iglesia en su primera encíclica.
28
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
40 Cf. Coleman, J. A., “The Future of Catholic Social Thought”, en: Himes, Modern Catholic Social
Teaching, 527-529.
41 Cf. Gaillardetz, “The Ecclesiological Foundations of Modern Catholic Social Teaching”, 91.
29
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
propia Iglesia será también, como veremos más adelante, otro elemento clave en la
generación del magisterio episcopal postconciliar sobre ecología.
En la Constitución pastoral Gaudium et spes (GS) encontramos de nuevo
referencias indirectas, pero significativas, a la cuestión que nos concierne42. Por un
lado, al inicio se menciona con lucidez y preocupación que “la técnica con sus
avances está transformando la faz de la tierra e intenta ya la conquista de los
espacios interplanetarios […] de donde surge un nuevo conjunto de problemas que
exige nuevos análisis y nuevas síntesis” (GS 5).
No olvidemos que, frente a la fragmentación disciplinar del mundo
académico, “las ciencias de la tierra se unieron en la década de 1960”43 para
conformar la moderna Earth System Science, la disciplina que trata de analizar la
biosfera en su conjunto como objeto integrado de estudio. Por otro lado, este es el
periodo en el que los planteamientos que habían predominado durante la primera
mitad del siglo XX en el acercamiento a la naturaleza, el conservacionista –que trata
de garantizar el suministro indefinido de los recursos– y el preservacionista –que
protege la naturaleza para el disfrute estético humano y por su propio valor
intrínseco–, serán sustituidos por el proteccionista –que defiende la naturaleza del
potencial destructivo humano–44. Los desarrollos culturales y científicos que
tienen lugar en la década de 1960 se reflejan en la denuncia del desfase entre el
desarrollo ético y las nuevas cuestiones planteadas por el advenimiento de la era
tecnológica: “el desequilibrio entre el afán por la eficacia práctica y las exigencias
de la conciencia moral” (GS 8).
También se hace referencia a la especial dignidad del hombre, “única
criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo" (GS 24) que “ha sido
constituido señor de la entera creación visible” (GS 12), señalando, sin embargo,
que su señorío no remite a sí mismo, sino a la obra creada “para gobernarla y
usarla glorificando a Dios” (GS 12). Al ejercer un poder delegado, otorgado por el
Creador, el hombre “puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios
las recibe y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios” (GS
30
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
45 El creyente está llamado a reproducir la dinámica eucarística en su relación con todas las
criaturas: “Dándole gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las criaturas en pobreza
y con libertad de espíritu”. Es así, adoptando esta actitud de humildad y respeto, como “entra de
veras en posesión del mundo como quien nada tiene y es dueño de todo” (GS 37).
46 GS se promulga dos años antes de la publicación del influyente artículo de: White, L., “The
687-688: “in developing a comprehensive view of environmental thought and theory”. Este es
también el esquema interpretativo que adoptará la Compañía de Jesús años más tarde, en su
documento de referencia sobre ecología: cf. Secretariado de la Compañía de Jesús para la Justicia
Social y la Ecología, Sanar un mundo herido. Informe especial sobre ecología, Promotio Iustitiae 106,
2011.
48 El documento remite también al principio del destino universal de los bienes creados: cf. GS 65,
69.
31
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
32
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
50 Cf. Curran, C. E., Catholic Moral Theology in Dialogue, Notre Dame 1976, 125-135; PP 16, 20-21;
Martínez – Caamaño, Moral fundamental, 117-118.
51 Cf. Coleman, “The Future of Catholic Social Thought”, 534; Gómez-Mier, V., De la tolerancia a la
que un documento tan valioso como la Constitución Pastoral Gaudium et spes (GS), del Concilio
Vaticano II, guardara absoluto silencio sobre el medio ambiente, porque en el momento de su
publicación (1965) era ya motivo de preocupación para los sectores más dinámicos de la sociedad”:
González-Carvajal, L., “Laudato si’ en el marco de la doctrina social de la iglesia”, Razón y Fe, 272
(2015) 263. Para una crítica similar: cf. Ganoczy, A., “Perspectivas ecológicas en la doctrina cristiana
de la creación”, Concilium, 236 (1991) 59-71. Flecha, sin embargo, realiza una valoración más
positiva de GS al considerar la contribución implícita de GS –y del Vaticano II en general– al debate
ecológico: cf. Flecha, El respeto a la creación, 93-99; Id., “Caridad, ecología y ecoética en la encíclica
Caritas in veritate”, en: Galindo, A. – Flecha, J. R. (eds.), Caridad en la verdad. Comentario a la
encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI, Salamanca 2010, 225.
33
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Tan solo dieciséis meses después de GS, Pablo VI promulgó la Carta encíclica
Populorum progressio (PP)53. Las referencias implícitas a la cuestión ecológica y su
inserción en el horizonte más amplio de la reflexión sobre el desarrollo humano
integral revelan, a juicio de José Sols, rasgos distintivos del acercamiento católico:
“La Iglesia ha relacionado el problema ecológico con el tema de la paz y con la
problemática del desarrollo, cosa que otros muchos no han osado hacer, por lo que
han preferido abordar estas temáticas por separado. El pensamiento moderno
tiende a la fragmentación, fruto de la especialización científica, mientras que el
pensamiento social cristiano persiste en visiones holísticas”54.
Junto al carácter holístico o integral de la visión católica del desarrollo, la
economista británica y miembro del PCJP Barbara Ward, en su comentario a PP
diez años después de que viera la luz, señaló su carácter visionario y profético al
adelantar cuestiones que los economistas del desarrollo no habían abordado
todavía y que resultarán centrales en el futuro debate sobre el desarrollo
sostenible y en la recepción católica de la emergente cuestión socio-ecológica. Para
Ward son tres las contribuciones históricas de PP: su visión alternativa del
desarrollo frente a la propuesta “unidimensional” del desarrollo como crecimiento
económico, la llamada de atención sobre los riesgos de la tecnología industrial y la
centralidad de la participación en el proceso del desarrollo55.
La visión del desarrollo humano integral de PP plantea una serie de
cuestiones de largo alcance que resultarán vitales en el debate medioambiental
que se inicia en esta década: el cuestionamiento de la creencia en una expansión
económica material indefinida (cf. PP 86); la necesidad de plantear la re-
distribución de los bienes, incluyendo a las futuras generaciones (cf. PP 17); la
conveniencia de incluir la ascesis o el “sacrificio” (PP 79) como dimensión
constitutiva del desarrollo; la toma de conciencia sobre el carácter ambiguo y el
efecto destructivo de la acumulación material sobre las instituciones y valores de
la sociedad (cf. PP 41); el desfase entre un desarrollo económico vinculado a un
Readings in Moral Theology no. 5: Official Catholic Social Teaching, New York 1986, 130-149.
34
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
56II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Documento de Medellín, CELAM, Medellín
1968.
35
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
57 Ehrlich, P., How to Be a Survivor: A Plan to Save Planet Earth, New York 1971, 129.
58 Cf. Bateson, G., Steps to an Ecology of Mind, London 1987, 494-498.
59 Cf. Passmore, J., Man’s Responsibility for Nature: Ecological Problems and Western Traditions,
London 1974.
60 Cf. Lodge D. – Hamlin, C. (eds.), Religion and the New Ecology: Environmental Responsibility in a
World in Flux, Notre Dame 2006, 4. La supuesta correlación entre fe religiosa y degradación
medioambiental tampoco se corrobora con los datos aportados por recientes investigaciones: cf.
Chuvieco, E., et al., “Impacts of Religious Beliefs on Environmental Indicators. Is Christianity More
Aggressive Than Other Religions?”, Worldviews, 20/3 (2016) 251-261.
36
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
61 Dos años antes de PP, había insistido en “no auspiciar un control artificial de los nacimientos”:
Pablo VI, Discurso ante la Asamblea General de la ONU (4.10.1965) 12. Cf. Id., Humanae vitae
(25.7.1968) 2, 7, 23; Id., Discurso a los altos dirigentes de la Conferencia Mundial de la Población
(28.3.1974).
62 Cf. Alcalá, M., Historia del sínodo de los obispos, Madrid 1996, 40-41; Hart, “Catholicism”, 74;
Curran, C. E., Transition and Tradition in Moral Theology, Notre Dame 1979, 29-58.
37
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
eclesial articula una visión que posibilitará pensar el desarrollo dentro de los
límites ecológicos del planeta63.
De hecho, un elemento que resulta central en el debate que en esta década
comienza a generarse en torno a los límites del crecimiento –la obra de Meadows,
Limits to Growth, verá la luz poco después– y que queda apuntado ya por PP, es la
des-materialización del propio concepto de desarrollo y la necesaria inclusión de
otro tipo de variables: “El desarrollo no se reduce al simple crecimiento
económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los
hombres y a todo el hombre” (PP 14). Por ello un “desarrollo integral” precisa de
una reflexión más profunda, de un “humanismo nuevo” (PP 20) capaz de superar el
pensamiento técnico, el que la Iglesia trata de ofrecer.
Tal es la convicción de la Iglesia en la validez de su propuesta que, 35 años
después, en la preparación de Johannesburgo’02, la delegación vaticana se apoyará
en la formulación equilibrada y multidimensional de PP, al reafirmar que “el
desarrollo sostenible es parte del desarrollo humano integral”64. La visión del
desarrollo formulada por PP bien se podría resumir con las palabras del teólogo y
filósofo medioambiental Holmes Rolston: “La deficiencia fundamental del concepto
de ‘desarrollo sostenible’ no consiste en ver la Tierra como un recurso, sino verla
sólo como un recurso”65.
No resulta extraño, por tanto, que las actuales corrientes de pensamiento
económico decrecentista y del estado estacionario –en sus esfuerzos por pensar un
modelo de desarrollo dentro de los límites biofísicos del planeta– o las propuestas
de autores como Martha Nussbaum o Amartya Sen encuentren en la reflexión de
PP antecedentes y puntos de contacto. De hecho, el economista Herman E. Daly –
uno de los padres de la economía ecológica– en su crítica al paradigma del
desarrollo sostenible elabora un modelo de economía estacionaria en el que resulta
sobre el Desarrollo Sostenible (1.6.2002) 2. Para un análisis detallado de las dimensiones ecológicas
del auténtico desarrollo desde la tradición de la DSI: cf. Christiansen, D., “Ecology and the Common
Good. Catholic Social Teaching and Environmental Responsibility”, en: Christiansen, “And God Saw
That It Was Good”, 185-189.
65 Rolston, H., “Saving Creation: Faith Shaping Environmental Policy”, Harvard Law & Policy Review,
4 (2010) 128-129.
38
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
66Cf. Daly, H., Beyond Growth: The Economics of Sustainable Development, Boston 1996, 201-215.
67Dorr, Option for the Poor and for the Earth, 180; Cf. II Conferencia General del Episcopado Latino-
americano, Documento de Medellín (6.9.1968).
39
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
fundamental que las comunidades religiosas locales están jugando como lugares de discernimiento
colectivo ante la diversidad y complejidad de los retos socio-ecológicos contemporáneos. El proceso
40
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
de “eclesiogénesis” vehicula “los procesos mediante los que se construyen nuevas relaciones
sostenibles con Dios, con los demás seres humanos y con la naturaleza, de modo que den respuesta
a los desafíos medioambientales”: Haers, J., “Las teologías ecológicas como procesos de eclesio-
génesis y de discernimiento común”, Concilium, 331 (2009) 413.
71 Boff, L., “La Magna Carta de la ecología integral: El grito de la tierra y el grito de los pobres”, en:
AAVV, Cuidar la madre tierra. Comentario a la encíclica Laudato si’, Madrid 2015, 6-7.
41
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
72 Marini-Bettòlo, G. B. (ed.), The Activity of the Pontifical Academy of Sciences: 1936-1986, Vatican
City 1987, 79.
73 Ib., 50.
74
Raven, P. H., “Our World and Pope Francis’ Encyclical, Laudato si’”, The Quarterly Review of
Biology, 91/3 (2016) 253.
75 Cf. PAS, Papal Addresses to the Pontifical Academy of Sciences 1917-2002 and to the Pontifical
42
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Segunda Guerra Mundial, Pio XII advirtió a los científicos de la PAS sobre los
riesgos de una ciencia dejada de la mano de la consideración ética. Tras reflexionar
sobre el sentido de la creación del universo y del hombre, invitó a reconocer el
universo como una escuela de instrucción divina. La ciencia, que puede unir a
todos en la contemplación de la creación, puede, sin embargo, “convertirse en un
arma de doble filo y traer tanto salud como muerte”76.
Respecto a la cuestión que nos concierne, la PAS organizó, pocos meses
antes de Estocolmo’72, la Study Week on the Use of Fertilizers and its Effect in
Increasing Yield with Particular Attention to Quality and Economy. En la estela de la
publicación de Silent Spring –la obra que alertó sobre los riesgos de los pesticidas y
catalizó la moderna sensibilidad medioambiental– la PAS había convocado ya en
1968 la Study Week on Organic Matter and Soil Fertility abordando algunas de las
cuestiones planteadas por Rachel Carson77.
Estas cuestiones serán retomadas de nuevo en la Study Week de 1972, la
duodécima desde la restauración de la PAS. En la extensa documentación generada
por los académicos reunidos en Roma, se plantearon los múltiples aspectos
técnicos, económicos y culturales implicados en el uso de fertilizantes orientado al
aumento del rendimiento agrícola, realizándose una serie de recomendaciones
finales entre las que destaca la siguiente: “El incremento en el uso de fertilizantes y
el consiguiente uso de pesticidas debe ser implementado cuidadosamente
teniendo en cuenta cualquier problema local o general de contaminación del
medioambiente”78.
El interés por los efectos perniciosos de los pesticidas y los fertilizantes
sobre el ecosistema (y no sólo sobre la salud humana) contrasta con la
intervención de Pablo VI, centrada en la búsqueda de sentido y de sabiduría por
parte de la comunidad científica, así como en cuestiones socio-económicas
relativas al hambre y la desigualdad entre los países, mencionándose tan sólo de
paso los efectos de los pesticidas en otras formas de vida. Por otro lado, aun
reconociendo el rápido aumento de la población en algunas partes del mundo
como un reto para el suministro de alimentos y para el desarrollo de los pueblos,
43
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
44
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
81
Flecha, J. R., “Escatología cristiana y ecología”, Corintios XIII, 125 (2008) 171.
82 Pablo VI, Discurso en el XXV aniversario de la FAO (16.11.1970): IP, VIII, 1971, 1146.
83 Ib, IP, VIII, 1971, 1147.
45
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
84 Cf. Curran, C., Catholic Moral Theology, Notre Dame 1976, 263-265. Posteriormente, Curran
afirmará que, para la teología moral católica, las cuestiones metodológicas se convierten en “las
cuestiones más relevantes”: Curran, Transition and Tradition in Moral Theology, 118.
85 Pablo VI, Discurso en el XXV aniversario de la FAO: IP, VIII, 1971, 1148.
86 Ib. Años más tarde, en la antesala de la cumbre de Johannesburgo’02, la delegación de la Santa
Sede se hará eco de las palabras de Pablo VI recordando que las generaciones futuras dependen de
la entrega personal y del auto-dominio entendido como responsabilidad: cf. ONU, Reunión del
Comité Preparatorio para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, Bali (1.6.2002). En una
línea argumentativa similar el filósofo moral Jorge Riechmann ha identificado, como tarea cultural
imprescindible para abordar la crisis eco-social contemporánea, el pasar de una “cultura de la
hybris a una cultura de la auto-contención”: Id., Interdependientes y ecodependientes. Ensayos desde
la ética ecológica (y hacia ella), Barcelona 2012, 319.
87 Pablo VI, Discurso ante el Congreso de Juristas sobre los problemas de la contaminación del agua y
del aire (27.03.1971): AAS 63 (1971) 297: “Nous ne pouvons, en effet, rester indifférents à l’anxiété,
désormais mondiale, suscitée par la pollution de ces éléments naturels auxquels est liée d’une façon
inéluctable la vie physique et même morale de l’homme”. Rachel Carson afirmaba pocos años antes:
“Parejo con la posibilidad de extinción de la especie humana por la guerra atómica, el problema
central de nuestra época ha llegado a ser, por consiguiente, la contaminación del ambiente”: Carson,
Primavera silenciosa, 8. El 1 de junio de 1968 se firmará el Tratado sobre la no proliferación de las
armas nucleares.
46
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Los años previos a Estocolmo’72 son claves en la temática que nos concierne
por varias razones: se funda el Club de Roma (1968); se aprueba en los EE.UU. el
National Environmental Policy Act (1969) y se crea la Environmental Protection
Agency (1970), la agencia del gobierno federal estadounidense encargada de
proteger la salud humana y el medio ambiente; se celebra el primer “Día de la
47
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
Tierra” (1970); el Apolo 17 ofrece la primera foto del planeta Tierra tomada desde
el espacio (1972); se publica el influyente libro de la profesora Meadows y su
equipo del MIT, Limits to Growth (1972). En este contexto donde ven la luz dos
documentos eclesiales claves para entender la recepción católica de la cuestión
ecológica: la Carta apostólica Octogesima adveniens (OA) y el documento del
Sínodo de los obispos del año 1971, Justitia in mundo (JM)91. A ellos prestamos
atención a continuación.
La nueva cuestión ecológica que emerge en la década de 1960 no solamente
ofrece a la Iglesia una oportunidad para hablar en público y reformular la
tradicional cuestión social, se transforma también en una tarea para toda la
comunidad cristiana. No es casual, por tanto, que un año antes de Estocolmo’72, en
OA, Pablo VI actualizase la lista de “nuevos problemas sociales” (OA 8-21) a los que
debía prestar atención la Iglesia dedicando –por primera vez en un documento
pontificio de esta naturaleza– un número completo, OA 21, a los problemas
medioambientales92.
En el 80 aniversario de RN, entre los once “cambios actuales tan profundos
y tan rápidos” (OA 8) que identifica el pontífice, aparece la degradación del medio
ambiente como una “consecuencia tan dramática como inesperada de la actividad
humana” (OA 21). La inconsiderada explotación de la naturaleza por parte del
hombre implica no sólo la destrucción de la creación, sino que convierte también al
ser humano en “víctima de esta degradación” (OA 21), de ahí que el problema no
radique sólo en el “ambiente físico”, sino también –y sobre todo– en el “consorcio
humano” que el hombre ya no domina. La degradación ecológica es vista así bajo
un prisma antropológico, como reflejo de una distorsión de la acción humana cuyas
consecuencias recaen, principalmente, sobre el propio ser humano.
La promulgación de OA coincide en el tiempo con la emergencia del
ecologismo político, definida por Edgar Morin y Nicolas Hulot como la “unión entre
la ecología científica y la toma de conciencia de las degradaciones del medio
91 Cf. Pablo VI, Octogesima adveniens (14.5.1971); II Sínodo de los Obispos, Justitia in mundo
(6.11.1971).
92 La mayoría de comentaristas coinciden en que OA 21 supone un hito en la reflexión eclesial al
pasar de las consideraciones económicas a las políticas, y al rebajar las expectativas sobre la
autoridad universal del magisterio pontificio, aplicando el principio de subsidiariedad y
concediendo mayor relieve a las propuestas provenientes de las comunidades locales: cf. Gudorf,
“Commentary on Octogesima adveniens, 315-332; Camacho, Doctrina Social de la Iglesia, 401-405;
Dorr, Option for the Poor and for the Earth, 191-193.
48
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
natural […] En los años 1969-1972, la conciencia ecológica suscita una profecía de
tintes apocalípticos. Anuncia que el crecimiento industrial conduce a un desastre
irreversible, no sólo para el conjunto del medio natural sino también para la
humanidad”93. Pero OA coincide también con la aparición de la bioética como
disciplina científica al publicarse en 1971 la influyente obra del bioquímico y
profesor de oncología Van Rensselaer Potter, Bioethics: a Bridge to the Future94.
A juicio de José Manuel Caamaño, OA y Bioethics señalan la entrada de la
teología moral en el “paradigma de la ecología ambiental” y expresan “la necesidad
de una ecoética, un paradigma donde la teología moral ha de abrirse, desde la
preocupación por el individuo y por la sociedad, a la preocupación por el mundo de
la naturaleza y por el futuro de la vida sobre la Tierra”95 –un paradigma en el que
profundizará años después el filósofo Hans Jonas con su influyente obra El
principio responsabilidad: ensayo de una ética para la civilización tecnológica
(1979).
Pero volvamos de nuevo a la reflexión de OA. Pablo VI, retomando la crítica
realizada en PP 14, recuerda que la novedad de los problemas que la humanidad
afronta muestra la ambigüedad de una idea cuantitativa de progreso que no se ha
visto equiparada por “el desarrollo de la conciencia moral” (OA 41) y demanda
una reflexión sobre el sentido del auténtico desarrollo. Las cuestiones socio-
ambientales (contaminaciones y desechos, nuevas enfermedades, etc.) no son sólo
–ni principalmente– problemas técnicos, económicos y políticos; son problemas
antropológicos complejos que atañen principalmente al “poder destructor
absoluto” del hombre y que, por tanto, incumben “a la familia humana toda entera”
(OA 21)96.
De ahí que, reconociendo la dificultad de elaborar una única “doctrina
pontificia” aplicable a las diferentes realidades locales, señale que “frente a
la Tierra, cuidar de los pobres: Laudato si’ desde la teología y con la ciencia, Santander 2015, 153.
96 Para Potter, al igual que para Pablo VI, el problema que enfrenta la civilización en el último tercio
49
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única, como también
proponer una solución con valor universal […] Incumbe a las comunidades
cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país” (OA 4). La
aplicación del principio de subsidiariedad a la vida de la propia Iglesia (cf. OA 4,
46) plantea la necesaria implicación de las comunidades cristianas particulares en
la búsqueda de soluciones a los problemas socio-ambientales, limitando la función
del magisterio pontificio a “deducir principios de reflexión, normas de juicio y
directrices de acción” (OA 4).
En opinión de Camacho, Pablo VI delimita el alcance y la función de la
“enseñanza social de la Iglesia” (OA 42) –en lugar de la más tradicional “doctrina
social”– al proponer que el papel de la jerarquía se ejerza en la segunda fase del
proceso ver-juzgar-actuar, en la deducción de “principios de reflexión, normas de
juicio y directrices de acción” (OA 4). “Este reenfoque de la hasta ahora llamada
Doctrina Social de la Iglesia es”, a su juicio, “la aportación principal de la
Octogesima adveniens”97.
Fruto del reconocimiento de los límites del magisterio pontificio en OA 4,
Gudorf señala que se siguen las otras tres innovaciones atribuibles a la carta
apostólica: la búsqueda de soluciones por parte de las comunidades locales en su
observación de los signos de los tiempos; la explicitación del carácter dinámico y
cambiante de la DSI que debería entenderse más como enseñanza que como
doctrina; la creciente responsabilidad del sínodo de los obispos para llevar
adelante el estudio de la descentralización. Resulta significativo que Curran
plantease, por estas mismas fechas, la conveniencia de adoptar –para el futuro
desarrollo de la disciplina académica de la teología moral– metodologías
inductivas y participativas, en diálogo con las ciencias sociales y naturales98.
Pablo VI reconoce –como ya había señalado en PP 81– que no es su tarea
dar respuesta a la novedad y complejidad de los nuevos retos; ésta es la misión de
los laicos (cf. OA 48-49) y de las organizaciones y comunidades cristianas (cf. OA
in Dialogue, Notre Dame 1976, 65-149; Dorr, Option for the Poor and for the Earth, 199. Años más
tarde, y a la luz de la Laudato si’, Peter K. A. Turkson se apoyará en OA 4 para subrayar el rol
insustituible de las Iglesias locales como catalizadoras del cambio social y como lugares de
discernimiento: cf. Turkson, P., “Laudato si’ y ecología integral” (12.11.2015) 3.
50
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
51), ya que el sentido particular del desarrollo precisa ser contextualizado en las
distintas realidades (cf. OA 42-47).
Si bien el impacto de la propuesta de adopción de una metodología
inductiva por parte de OA será amortiguado posteriormente, su contribución al
patrimonio de la enseñanza social de la Iglesia y a la recepción de la cuestión
ecológica ha sido muy valioso. De hecho, la llamada de Pablo VI a un compromiso
sociopolítico del laico en la esfera social (cf. OA 22, 41, 47), a una extensión moral
acorde a los nuevos retos de la época y a una implicación de las iglesias locales (cf.
OA 4) será escuchada, pocos meses después, por el episcopado reunido en Roma.
La II Asamblea ordinaria del sínodo de los obispos de 1971, junto con la I
Asamblea sinodal extraordinaria de 1969, es un momento clave en la recepción de
la cuestión ecológica por parte del Magisterio, ya que allí se asumió y se puso en
práctica la eclesiología de comunión del Vaticano II y el “principio dialogal”
apuntado por Pablo VI en Ecclesiam suam. En segundo lugar, se incorporó por
primera vez la visión del episcopado del Sur (que formaba más de la mitad de la
asamblea). En tercer lugar, se adoptó –a diferencia de los documentos papales y
conciliares previos– una metodología inductiva y participativa en la elaboración de
su declaración final, Justitia in mundo, que resultará clave para la comprensión del
futuro magisterio episcopal sobre ecología. Estos tres elementos metodológicos
resultarán claves en el proceso de recepción eclesial de la cuestión ecológica.
La metodología inductiva y el estilo participativo caracterizará el
futuro magisterio episcopal sobre ecología, deudor en buena medida de la
nueva eclesiología de ES, GS, OA y JM e, implícitamente, del Documento de
Medellín, uno de los primeros foros eclesiales donde, a juicio de Gaillardetz, se
aplica la eclesiología conciliar y cuya reflexión final fue ampliamente distribuida
entre los asistentes al II Sínodo de Obispos. Medellín influyó también, a juicio de
Gudorf, en Pablo VI, quien trasladaría las intuiciones del episcopado
latinoamericano a la redacción final de OA99.
Resulta significativo, por otro lado, que, el mismo año de la promulgación de
OA y JM, Potter publicase su influyente Bioethics. En la introducción, Potter hizo,
99 Cf. Himes, K. R., “Commentary on Justitia in mundo (Justice in the World)”, en: Himes, Modern
Catholic Social Teaching, 333-362; Gaillardetz, “The Ecclesiological Foundations of Modern Catholic
Social Teaching”, 76; Curran, Transition and Tradition in Moral Theology, 120; Alcalá, Historia del
sínodo de los obispos; Gudorf, “Commentary on Octogesima adveniens”, 317.
51
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
100Potter, Bioethics, 2.
101 Cf. Coleman, “The Future of Catholic Social Thought”, 525; Alcalá, Historia del sínodo de los
obispos, 109; PCJP – Ward, B., The Angry Seventies. The Second Development Decade: A Call to the
Church, Rome 1970.
52
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
los seres vivientes– no son infinitos, sino que, por el contrario, deben ser cuidados
y protegidos como un patrimonio único de toda la humanidad” (JM 63)102.
El II Sínodo de los Obispos se hace así eco de “una nueva preocupación
mundial, sobre el problema que se tratará por primera vez en una ‘Conferencia
sobre el ambiente humano’, que tendrá lugar en Estocolmo en junio de 1972” (JM
63). En JM los obispos inauguran una fecunda tradición de magisterio
episcopal sobre ecología al denunciar los excesos de una civilización
industrial incapaz de prever las consecuencias de sus acciones sobre los
sistemas de soporte de la vida y de percibir la dimensión de justicia que
subyace a su modelo de producción y consumo: “No se ve por qué las naciones
más ricas puedan nutrir la pretensión de aumentar las propias reivindicaciones
materiales, si la consecuencia para las demás es la de quedar en la miseria o crear
el peligro de destruir los mismos fundamentos físicos de la vida del mundo” (JM
63).
La conciencia creciente de la existencia de unos “fundamentos físicos de la
vida” que no deben destruirse conducirá a formular una cuestión vital para el
futuro Magisterio, el problema del sobreconsumo como cuestión moral con
implicaciones de largo alcance, más allá de los tradicionales argumentos de tipo
ascético: “Los que ya son ricos están obligados a asumir un estilo de vida menos
material, con menor despilfarro, para evitar la destrucción del patrimonio que
ellos, por absoluto deber de justicia, deben compartir con todos los demás
miembros del género humano” (JM 63).
JM apunta de este modo al nexo entre la “cuestión social” y la emergente
“cuestión ecológica”, resituando en un nuevo contexto global la crítica bíblica a la
injusticia social y a la acumulación material. La interrelación entre ambas
cuestiones –degradación medioambiental e injusticia social– será una clave
fundamental tanto para el futuro debate académico sobre la “eco-justicia”
(environmental justice) como para la nueva conciencia ecológica que comienza a
permear a la comunidad cristiana; conciencia que articula –en palabras de Donald
Dorr– la opción por los pobres y la opción por la tierra. Para Kenneth Himes, PP y
JM suponen una nueva formulación de la cuestión social –actualizando RN– e,
102 El papel clave de las regiones industrializadas (tanto comunistas como capitalistas) en la
creciente demanda de recursos conduce a la constatación de una compleja problemática que
vincula crecimiento del consumo, de la población y de la contaminación: cf. JM 2b.
53
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
103 Cf. Himes, “Commentary on Justitia in mundo (Justice in the World)”; Dorr, Option for the Poor
and for the Earth; Flecha, Planteamientos de la Doctrina Social de la Iglesia para una praxis
ecológica; Tatay, J., “De la «cuestión social» a la «cuestión socio-ambiental». Implicaciones de
Laudato si’ para la DSI”, en: Sanz Giménez-Rico, Cuidar de la Tierra, cuidar de los pobres, 169-184.
104 Cf. Gafo, “Ecología y religiones”, 337.
54
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
la destrucción de la vida y –en menor medida– la cuestión del agua. Entre los
cinco ámbitos de problemas, dos de ellos –contaminación y amenaza nuclear–
coinciden con los señalados por Rachel Carson en un periodo histórico marcado
por el desarrollismo –tanto capitalista como comunista– que siguió a la Segunda
Guerra Mundial y por la carrera armamentística que caracterizó a la guerra fría.
Consciente del desajuste moral que la acción tecnológica genera y de su
enorme potencial de auto-destrucción, la Iglesia no pretende en ningún
momento realizar una contribución científica, técnica o económica. Más bien,
reconociendo la autonomía propia del ámbito secular (GS 33), busca
enmarcar el debate ecológico en una reflexión ética, primero, para elevarlo,
después, a una discusión antropológica, filosófica y teológica. A diferencia de
la polémica y la tensión generada entre el magisterio pontificio y el ámbito
académico de la teología moral por las cuestiones de moral sexual y médica (HV),
las cuestiones medioambientales se introducen en la reflexión eclesial de forma
menos conflictiva, salvo por la cuestión de la regulación del crecimiento
poblacional.
Respecto al tipo de discurso moral que se adopta, sorprende constatar que,
en este primer periodo, predominan argumentos de tipo utilitarista, de carácter
antropocéntrico (OA 21), incapaces todavía de reconocer la dependencia del ser
humano respecto de la biosfera. Por ejemplo, Pío X, al mencionar implícitamente la
cuestión ecológica, hace referencia a las consecuencias del acaparamiento de
recursos sobre las poblaciones indígenas, pero sin mencionar todavía los efectos
sobre el resto de la creación o sobre las futuras generaciones. De forma análoga, las
peligrosas implicaciones de la contaminación, de la química o de la energía nuclear
son vistas en función de sus “repercusiones contra la misma humanidad” (OA 21),
como un “fenómeno de retorsión […] del progreso técnico de la civilización contra
ella misma” (PVI, 27.03.1971), sin tomar en consideración suficiente, a excepción
de menciones como la de PT 100 y GS 34, los efectos irreversibles sobre otras
formas de vida o sobre la biosfera en su conjunto.
La reflexión en torno al concepto de desarrollo realizada por PP ofrece una
crítica argumentada y una propuesta alternativa al emergente paradigma del
desarrollo sostenible. Éste es uno de los rasgos distintivos del análisis católico de la
cuestión ecológica: su vinculación al tema de la paz y a la problemática del
55
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
56
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
57
I – Los inicios de la reflexión ecológica eclesial
58
Capítulo II
Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
Introducción
A juicio de Radkau, el gran momento del ecologismo se inicia en 1970 “en una
situación política global en la que la pesadilla de la guerra nuclear estaba apagándose en
la luz del crepúsculo”1. La década de 1970 supone un hito fundamental en la historia de
la temática que nos ocupa por ser testigo de múltiples desarrollos históricos que, aun
teniendo lugar fuera del ámbito eclesial, influirán de forma decisiva en la percepción que
la sociedad en su conjunto, y la Iglesia en particular, tenían hasta el momento de la
cuestión ecológica.
En primer lugar, en 1972 se publica la influyente obra Limits to Growth por parte
de la profesora Donella H. Meadows y su equipo del Massachusetts Institute of
Technology2. Esta investigación de carácter eminentemente científico, realizada por
encargo del Club de Roma, es relevante porque supuso un punto de inflexión en la
percepción de una problemática –la ecológica– que, a partir de ese año, dejó de ser una
cuestión regional y técnica para pasar a ser un reto global, social, político y, en buena
medida, también religioso.
En segundo lugar, junto a estos desarrollos históricos –o precisamente como
consecuencia de todos ellos– durante la década de 1970 se publican una serie de obras
seminales de muy distinto signo que resultan imprescindibles para contextualizar el
desarrollo de las futuras corrientes de ética medioambiental con las que dialogará directa
o indirectamente el pensamiento social católico. Se trata de la bioética de Van Rensselaer
Potter (1971), la ecología profunda de Arne Naess (1973), el eco-feminismo de Françoise
d’Eaubonne (1974), la hipótesis Gaia de James Lovelock (1974), la liberación animal de
Peter Singer (1975), la ética de los deberes hacia el mundo natural de Holmes Rolston III
1
Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014, 183.
2 Meadows, D. et al., Los límites del crecimiento: informe al Club de Roma sobre el predicamento de la
humanidad, México D.F. 1972. La influencia de Los límites del crecimiento en el ámbito eclesial es catalizada
por el trabajo de la economista y miembro del PCJP: cf. Ward-Jackson, B., Spaceship Earth, New York 1968;
Id., The Angry Seventies: The Second Development Decade, a Call to the Church, Rome 1970.
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
3 Cf. Potter, V. R., Bioethics: a Bridge to the Future, New Jersey 1971; Naess, A., “The Shallow and the Deep,
Long-Range Ecology Movement. A summary,” Inquiry, 16/1 (1973) 95-100; D'Eaubonne, F., Le féminisme
ou la morte, Paris 1974; Lovelock, J. E. – Margulis, L. “Atmospheric Homeostasis by and for the Biosphere.
The Gaia hypothesis”, Tellus, XXVI (1974) 2-10; Rolston, H., “Is There an Ecological Ethic?”, Ethics: An
International Journal of Social, Political, and Legal Philosophy, 18/2 (1975) 93-109; Singer, P., Animal
Liberation: A New Ethics for Our Treatment of Animals, New York 2002 (1975); Jonas, H., The Imperative of
Responsibility, Chicago 1984.
4
Radkau, The Age of Ecology, 183.
5 Entre la larga lista de obras de estos autores, destacan: Linzey, A., Animal Rights: A Christian Assessment,
London 1976; Gregorios, P., The Human Presence, Geneva 1978; Santmire, H. P., The Travail of Nature: The
Ambiguous Ecological Promise of Christian Theology, Minneapolis 1985; Berry, T., The Great Work: Our Way
into the Future, New York 2000.
6 Cf. Toulmin, S., The Return to Cosmology: Postmodern Science and the Theology of Nature, Berkeley 1982,
1-17, 255-274.
60
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
7 Cf.ONU, Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, Estocolmo
(16.6.1972).
8 ONU, Carta Mundial de la Naturaleza (28.101982). En esa misma década, la UNESCO aprobó también la
son difíciles de encontrar y no han recibido la atención adecuada. Muchos de ellos están recogidos en:
Christiansen, D. – Grazer, W. (eds.), “And God Saw That It Was Good”. Catholic Theology and the Environment,
Washington D.C. 1996. Otros son accesibles en internet por medio de las plataformas digitales del Vaticano
y de las distintas conferencias episcopales.
61
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
Pero es casi dos décadas antes del histórico MJMP90 cuando, en el mensaje que
Pablo VI envía a Estocolmo’72, se reconoce ya la novedad y la urgencia de un problema
global –el medioambiental– que se había transformado en un nuevo signo de los tiempos:
“La preocupación por preservar y mejorar el medio ambiente natural, igual que la noble
ambición de estimular un primer gesto de cooperación mundial en favor de este bien
necesario para todos, responden a imperativos profundamente sentidos por los hombres
de nuestro tiempo”11.
La conciencia de interdependencia “entre el hombre y su ambiente natural” es un
elemento que cobra mayor relevancia en la reflexión en torno al desarrollo humano y que
incluye, como reconoció la declaración final de Estocolmo’72, una dimensión
trascendente: “El hombre es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea, el cual le da el
sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y
espiritualmente”12. El medioambiente no es ya un elemento secundario del análisis
económico, social y religioso. Es una cuestión central para todos ellos.
El carácter ambivalente de la ciencia y la tecnología, en su relación con el
verdadero desarrollo humano y el bienestar de las futuras generaciones, se refleja tanto
en el mensaje de Pablo VI como en la declaración final de Estocolmo’72. A juicio del
pontífice, la solución a los problemas que plantea la degradación de la biosfera pasará por
iniciativas políticas y técnicas, pero sobre todo demandará un planteamiento ético, un
“cambio radical de las mentalidades” capaz de abandonar el “dominio despótico del
medio humano”. “Nuestra civilización,” se preguntaba Pablo VI ante los participantes en
la cumbre de la ONU, “¿sabrá descubrir a tiempo el camino del control de su crecimiento
material, de su sabia moderación en el uso de los alimentos terrestres, de una pobreza
real de espíritu para poner por obra urgentes e indispensables ‘reconversiones’?”.
La referencia a la dimensión espiritual –frente a las lecturas exclusivamente
económicas– y la llamada a la reconversión –frente a las propuestas meramente técnicas–
apuntadas en forma de pregunta son dos elementos centrales del posicionamiento de la
Iglesia. Ante el reto global planteado por el cuádruple problema de la contaminación, la
pobreza extrema, el crecimiento de la población y el agotamiento de los recursos
naturales, los principios éticos de la DSI y la experiencia acumulada del cristianismo
11 Pablo VI, Mensaje a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente: Una tierra habitable
para las futuras generaciones (5.6.1972).
12 ONU, Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano (16.6.1972)
1.
62
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
13 Pablo VI, Mensaje a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente. Principios rectores de
la DSI como el destino universal de los bienes, la solidaridad, la prioridad del bien común y la defensa
matizada del derecho a la propiedad privada aparecen como guías morales imprescindibles para orientar
el debate ético que plantea el reto de la sostenibilidad.
14 Cf. Potter, Bioethics.
15 La necesidad de equilibrar el cuidado del “medioambiente natural” con la preservación de la familia como
63
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
18 Pablo VI, Discurso a la Pontifica Academia de Ciencias (19.4.1975). Sobre la importancia de “no disociar
el plan de la creación del plan de la redención” y entender la caridad como forma de promoción de la justicia,
la paz y el auténtico crecimiento del hombre insistirá poco después en: Id., Exhortación apostólica Evangelii
nuntiandi (8.12.1975) 31.
19 Id., Discourse to the participants in the Study Week promoted by the Pontifical Academy of Sciences on the
theme 'Natural Products and Plant Protection' (23.10.1976). Meses después, reiterará la importancia de
tomar conciencia del problema ecológico y la necesidad de unirnos para hacer frente al reto común “en
cuanto guardianes de la creación de Dios”: Id., Mensaje con ocasión de la V Jornada Mundial del Medio
Ambiente (5.6.1977).
20 Juan Pablo I, Radiomensaje urbi et orbi (27.8.1978). Los riesgos del colectivismo, la acelerada degradación
del medioambiente y el vacío espiritual del hombre moderno aparecieron como parte del discurso
programático de su pontificado.
21 Ib. El pecado aparece en el origen de una triple ruptura de relaciones: con la creación, con los demás y
64
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
22Cf. Tucker, M. E., Worldly Wonder: Religions Enter Their Ecological Phase, Chicago 2003; Canet, La
dimensión moral de la cuestión ecológica, 213. Otros autores van más allá y afirman que es el inicio de una
“reforma ecológica” de las iglesias cristianas: cf. Hessel, D., “The Church Ecologically Reformed”, en: Hessel,
D. T. – Rasmussen, L. (eds.), Earth Habitat: Eco-Injustice and the Church’s Response, Minneapolis 2001, 185-
206; Conradie, E. M. et al. (eds.), Christian Faith and the Earth: Current Paths and Emerging Horizons in
Ecotheology, London 2014, 1-8.
23 Cf. Juan Pablo II, Redemptor hominis (4.3.1979).
24 A estos dos acontecimientos centrales en la historia del siglo XX hará referencia en varias ocasiones: Juan
Pablo II, Discurso a la XXXIV asamblea general de la ONU (2.10.1979) 7-10; Id., Discurso a la UNESCO
(2.6.1980) 21-22; Id., Discurso a los representantes de la ciencia, de la cultura y de los altos estudios en la
Universidad de las Naciones Unidas (25.2.1981) 3-6.
65
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
25 Cf. Deane-Drummond, C., “Joining in the Dance: Catholic Social Teaching and Ecology”, New Blackfriars,
93 (2012) 196-197.
26 Juan Pablo II, Discurso a la UNESCO (2.6.1980) 21.
27
Id., Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante el gobierno de Madagascar (30.4.1989) 5.
66
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
'destructor' sin ningún reparo" (RH 15). De ahí que se insista en que un acercamiento
meramente instrumental a la naturaleza no conduce solo a su uso abusivo, sino que
además aleja al ser humano de la voluntad del Creador. Pocas semanas después de la
promulgación de RH, en el Discurso a los miembros de la Sociedad Europea de Física,
afirmará que “el sabio no tratará a la naturaleza como a esclava, sino que, inspirándose
acaso en el cántico de las criaturas de San Francisco de Asís, la considerará más bien
hermana llamada a colaborar con él para abrir caminos nuevos al progreso de la
humanidad”28. La propuesta de Francisco como modelo antropológico y encarnación del
custodio inteligente aparece aquí, por primera vez, en boca de Juan Pablo II.
En definitiva, la visión teocéntrica que ofrece RH matiza el supuesto
antropocentrismo radical del que ha sido acusada la fe cristiana y presenta al ser humano
como criatura con una autoridad delegada, como un “co-creador” al que se le encomienda
una tarea o responsabilidad. En estos mismos años, John Passmore –un pionero en el
ámbito de las éticas medioambientales– tampoco cargó el peso de la culpa sobre las
religiones bíblicas, sino sobre la tradición occidental, identificando tres actitudes que
habrían permeado la actitud cultural de Occidente: una dominante, la posición despótica;
y dos menores: la posición administrativa y la posición cooperativa29. Junto a ellas, Richard
Routley identificó también otras tres tradiciones marginales en el acercamiento a la
naturaleza: el primitivismo, el romanticismo y el misticismo30.
A la luz del intenso debate que se genera en esta década, se entiende el tono
apologético y el esfuerzo por clarificar la antropología bíblica: “El sentido esencial de esta
‘realeza’ y de este ‘dominio’ del hombre sobre el mundo, asignado a él como cometido por
el mismo Creador, consiste en la prioridad ética sobre la técnica, en el primado de la
persona sobre las cosas, en la superioridad del espíritu sobre la materia” (RH 16). Tal
expresión, para Flecha, debe ser vista desde una perspectiva cristológica, “habría de ser
entendida a la luz de las enseñanzas cristianas sobre la ‘realeza’ del hombre, es decir,
sobre su vocación a participar en el ministerio regio de Cristo mismo (cf. LG 10, 36)”31. Es
28
Juan Pablo II, Discurso a los miembros de la Sociedad Europea de Física (30.3.1979) 7.
29 Cf. Passmore, J., La responsabilidad del hombre frente a la naturaleza. Ecología y tradiciones en Occidente,
Alianza, Madrid 1978. Ver también, para una crítica similar, el discurso de ingreso de Miguel Delibes Setién
a la Real Academia Española: El sentido del progreso desde mi obra, Madrid 1975.
30 Cf. Routley, R., “Is There a Need for a New, an Environmental, Ethic?”, Proceedings of the XVth World
11.
67
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
32 El mismo año de la publicación de RH, se hará referencia a la cuestión del dominio humano, invitando a
descubrir “su verdadera realeza sobre el mundo y su completo dominio sobre las cosas que él produce”:
Juan Pablo II, Conmemoración del centenario del nacimiento de Albert Einstein (10.11.1979). En un discurso
a los participantes en la semana de estudio sobre la energía, recordará que la energía es un “bien universal”
que la providencia divina ha puesto al servicio del hombre, no sólo del hombre presente, también del futuro.
Juan Pablo II retoma aquí una temática clave en el debate medioambiental, subrayada insistentemente por
Jonas, a saber: la responsabilidad hacia las futuras generaciones en un planeta en el que el creciente
consumo de recursos naturales finitos conduce a su agotamiento: cf. Id., Discourse to the participants in the
Study Week on "Energy and Humanity" (14.11.1980).
33 Cf. Id., Carta apostólica Inter sanctos (29.11.1979); Sittler, J., “A Theology for Earth”, en: Bouma-Prediger,
S. – Bakken, P., Evocations of Grace. The Writings of Joseph Sittler on Ecology, Theology and Ethics, Cambridge
2000, 20-31; White, L., “The Historical Roots of our Ecological Crisis”, Science, 155/3767 (1967) 1203-
1207; Bartolomé I, Message for the Day of the Protection of the Environment (1.9.2012).
34 La construcción de una tríada de relaciones pacíficas –con Dios, con la creación y con los seres humanos–
como clave interpretativa para el acercamiento a la cuestión ecológica será adoptado posteriormente por
los jesuitas en su documento marco sobre ecología: cf. Compañía de Jesús, Sanar un mundo herido, Promotio
Iustitiae 104, Roma 2011.
68
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
hombre comienza hoy a tener en sus manos el poder de controlar su evolución. La mesura
y los efectos, buenos o no, de este control dependerán, no tanto de su ciencia, sino de su
sabiduría”35.
Junto a Mendel y Francisco de Asís, Juan Pablo II mostró también, en sintonía con
la tradición de la DSI, su especial aprecio por la vida campesina como modelo de vida
virtuosa, reconciliada con Dios en su encuentro cotidiano con la creación. Dirigiéndose a
los indígenas de México, ensalzó la dignidad del trabajo agrícola: “una dignidad que puede
y debe acrecentarse con la contemplación de Dios que favorece el contacto con la
naturaleza”36. La centralidad de la reflexión sobre el trabajo humano para la teología
cristiana y, en particular, para la recepción de la cuestión ecológica, será una constante
en la reflexión del Magisterio posterior.
Juan Pablo II volverá a reflexionar sobre el sentido del dominio humano de la tierra
en 1987 al promulgar –en el 90 aniversario de la RN–la Carta encíclica Laborem excercens
(LE)37. Al inicio de la misma, describe las repercusiones del proceso de mundialización
sobre la tradicional “cuestión social” católica: “Si en el pasado, como centro de tal
cuestión, se ponía de relieve ante todo el problema de la ‘clase’, en época más reciente se
coloca en primer plano el problema del ‘mundo’. Por lo tanto, se considera no sólo el
ámbito de la clase, sino también el ámbito mundial de la desigualdad y de la injusticia; y,
en consecuencia, no sólo la dimensión de clase, sino la dimensión mundial de las tareas
que llevan a la realización de la justicia en el mundo contemporáneo” (LE 2).
Los nuevos retos globales de la época, se advierte al inicio, “encierran una carga
particular de contenidos y tensiones de carácter ético y ético-social” (LE 5). Entre los
condicionantes globales que influyen en el mundo del trabajo y demandan una revisión
la encíclica señala: “el aumento del coste de la energía y de las materias básicas; la
35 Juan Pablo II, Discurso en la conmemoración del abad Gregorio Mendel en el aniversario del primer
centenario de su muerte (10.3.1984) 4. Cf. Id., Discurso ante la Asociación Médica Internacional (29.10.1983).
36 Id., Discurso a los indígenas y campesinos de México (29.1.1979) 14.
37 Cf. Id., Laborem excercens (14.9.1981). Ante las nuevas condiciones globales, Juan Pablo II reconocerá
poco después, rechazando las políticas de control demográfico, que “el progreso científico-técnico, que el
hombre contemporáneo acrecienta continuamente en su dominio sobre la naturaleza, no desarrolla
solamente la esperanza de crear una humanidad nueva y mejor, sino también una angustia cada vez más
profunda ante el futuro”: Id., Exhortación apostólica Familiaris consortio (22.11.1981) 30.
69
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
38 La globalización e interrelación de los problemas sociales y de los retos eclesiales se pone de manifiesto
de forma paradigmática en los riesgos asociados a “la permanente amenaza de una guerra nuclear y la
perspectiva de la terrible autodestrucción que deriva de ella” (LE 2). La década de 1970 inauguró, a juicio
de J. Bryan Hehir, el tercer “estadio de crecimiento de la DSI”. Tras responder al reto de la justicia económica
planteado por la revolución industrial (1891-1940) y a la creciente interdependencia del mundo de la post-
guerra (1940-1970), la DSI abordaría a partir de OA y JM (1971) las nuevas cuestiones planteadas por la
sociedad post-industrial. La reflexión de LE se enmarcaría, por tanto, en esta particular transición a la que
Juan Pablo II imprime su propio estilo: cf. Hehir, J. B., “John Paul II: Continuity and Change in the Social
Teaching of the Church”, en: Curran, C. E. – McCormick, R. A. (eds.), Readings in Moral Theology no. 5: Official
Catholic Social Teaching, New York 1986, 247-263.
39 Häring, Libertad y fidelidad en Cristo, v. III, 182.
40 Deane-Drummond sostiene que, si bien la perspectiva de LE es claramente teocéntrica, la idea de co-
creación puede deslizarse con facilidad hacia un antropocentrismo que justifique cualquier intervención
humana sobre la naturaleza: cf. Deane-Drummond, "Joining in the Dance", 198. Sobre la cuestión del trabajo
como vocación en relación al desarrollo, la evolución se había iniciado con Pablo VI, quien interpretó el
dominio como llamada al perfeccionamiento de la creación (cf. PP 22) afirmando que “toda vida es una
vocación. Desde su nacimiento, ha sido dado a todos como un germen, un conjunto de aptitudes y de
cualidades para hacerlas fructificar” (PP 15). Para una relectura de la LE en el contexto previo a
Johannesburgo: cf. Galindo, A., “La responsabilidad ambiental en relación con el trabajo, investigación,
innovación y economía”, en: CEE, Pastoral del Ambiente y Ecología Humana, Madrid 2002, 19-30.
70
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
41 Cf. Cohen, J., “Be Fertile and Increase, Fill the Earth and Master It”: The Ancient and Medieval Career of a
Biblical Text, Ithaca 1989.
42 Juan Pablo II, Discurso a los participantes en el "Meeting para la amistad entre los pueblos" (29.8.1982) 4.
43 Id., Reconciliatio et paenitentia (2.12.1984) 16.
44 A la luz de la crisis ecológica y de sus consecuencias de justicia intra-generacional, inter-generacional y
creacional, se ha propuesto reelaborar la categoría de pecado: cf. Rasmussen, L., Earth-honoring Faith:
Religious Ethics in a New Key, New York 2013, 93. A esta categoría, central para la antropología teológica
cristiana, también otorga gran relevancia Linzey en su esfuerzo por elaborar una teología que promueva el
trato justo de los animales: cf. Linzey, A., Los animales en la teología, Barcelona 1996, 14.
45 Juan Pablo II, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (23.10.1982) 4.
71
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
cosas creadas”46. Estas declaraciones, sin embargo, no pretenden igualar a todos los seres
vivos ni considerar los intereses animales y humanos del mismo modo, sino reconocerlos
como criaturas de Dios dignas de respeto.
Los defensores de los derechos de los animales se han apoyado tradicionalmente
en el llamado argumento pedagógico, afirmando que el respeto a los animales influye
positivamente en la disminución de la violencia hacia los seres humanos. El año 2000, en
una entrevista con el periodista Peter Seewald, el cardenal Joseph Ratzinger, de forma
análoga a Juan Pablo II, expresará su profunda preocupación por el bienestar animal y su
explotación industrial, un tipo de uso mercantilista que contradice “la relación de
mutualidad” entre todos los seres creados47. Sin entrar a fondo en el debate que en esta
época se inicia en torno a la liberación animal, los derechos de los animales y la virtud
moral del vegetarianismo, Juan Pablo II reivindica –sin detallar sus implicaciones
prácticas– una cultura de respeto hacia los animales consonante con la nueva sensibilidad
de la época48.
46 Id., Discurso al pueblo de Asís (12.3.1982); Cf. Id., Discurso a los participantes en el "Meeting para la amistad
entre los pueblos" (29.8.1982). La crítica de los intentos de “igualación biosférica” de todos los seres vivos
en un todo indiferenciado por parte de algunas corrientes de pensamiento ecologista, la retomará en: Id.,
Discurso a los promotores y participantes en el Congreso Internacional sobre "Ambiente y Salud" (24.3.1997)
4.
47 Cf. Koenig-Bricker, W., Ten Commandments for the Environment. Pope Benedict XVI Speaks Out for Creation
Declaración Universal de los Derechos de los Animales (15.10.1978). Poco antes, en 1975, se publicó Animal
Liberation, la influyente obra de Singer que supuso el inicio del debate sobre la liberación animal.
49 Juan Pablo II, Discurso al centro de las Naciones Unidas en Nairobi (18.8.1985) 2.
72
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
50 Ib., 3.
51 Ib., 4.
52 Cf. Id., Discurso en ocasión del 50 aniversario de la Academia Pontificia de las Ciencias (21.10.1986) 8-9;
Id., Homilía en la Celebración de la Palabra para los fieles de la Zona Austral de Chile (4.4.1987) 7.
53 Id., Amici dilecti (31.3.1985) 14.
73
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
su plenitud54. Ante la tendencia del Magisterio a abordar el debate ecológico desde una
perspectiva antropocéntrica, el subrayado de la dimensión cósmica y pneumatológica de
la encarnación y de la redención permite salvaguardar una perspectiva teocéntrica.
El Magisterio en este periodo, sin embargo, no ha desarrollado todavía el potencial
que la cristología cósmica, la pneumatología y la dinámica encarnatoria tienen para la
elaboración de una ética medioambiental de orientación cristiana. La entrada social y
estético-sacramental al debate ecológico han sido las dos que predominan en el
pensamiento social católico de este periodo; la clave trinitaria y cósmica, sin embargo,
permanece como una de las tareas pendientes y prometedoras de la teología moral, por
su potencial de diálogo interreligioso y por sus posibilidades pastorales55.
La sensibilidad social hacia el medio ambiente y el creciente número de
referencias a la cuestión en los documentos oficiales de la Iglesia confluyen en la Carta
encíclica Sollicitudo rei socialis (SRS), donde la preocupación ecológica es vista también
de forma positiva e incluida entre los cuatro aspectos esperanzadores del análisis de la
realidad social56. Cerca ya del fin de la guerra fría, la ecología aparece como uno de los
signos que “revelan una nueva preocupación moral” (SRS 26). Es en el horizonte
esperanzado de estas nuevas inquietudes donde se profundiza en la reflexión sobre el
desarrollo humano realizada en PP veinte años antes y en la crítica a una visión
economicista basada en la mera acumulación de bienes y servicios que conduce a una
“constatación desconcertante”: un “superdesarrollo […] que hace a los hombres esclavos
de la ‘posesión’” (SRS 27), en contraste escandaloso con las miserias del subdesarrollo.
En marzo de 1987, pocos meses antes de la promulgación de SRS, se publicó un
estudio encargado por la ONU, Our Common Future, conocido también como Informe
Brundtland por el nombre de la primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland,
que coordinó el trabajo. En él se acuñó con gran éxito el término sustainable development
(desarrollo sostenible), entendido como “aquel que satisface las necesidades de la
generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para
the modern papacy into the environmental debate”: Silecchia, “Environmental Ethics”, 697. Para Jean-Louis
Bruguès, SRS representa "la cara combativa de la ecología cristiana": Benedicto XVI, The Garden of God:
Toward a Human Ecology, Washington D.C. 2014, xiii.
74
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
57 Cf. Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo, Nuestro futuro común (20.3.1987).
58 Juan Pablo II, Address to the Native Americans in Phoenix (14.9.1987) 1.
59 Cf. United Church of Christ, Toxic Wastes and Race in the United States. A National Report on the Racial
and Socio-Economic Characteristics of Communities with Hazardous Waste Sites, New York 1987. Para esta
cuestión: cf. Martínez-Alier, J., El ecologismo de los pobres: conflictos ambientales y lenguajes de valoración,
Barcelona 2005.
60 Juan Pablo II, Discurso a los participantes en la XXV Conferencia General de la FAO (16.11.1989) 7. A partir
de SRS, la responsabilidad ecológica ya no será un “extra” opcional del discipulado cristiano, “but the very
75
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
means through which humans become perfect and express the image of God”: Deane-Drummond, "Joining
in the Dance", 199. Cf. Winright, Green Discipleship.
61 El filósofo utilitarista Peter Singer, en la edición revisada del año 2002 de su influyente obra Animal
Liberation, hace referencia a SRS 34, valorando positivamente el cambio de tono de la DSI respecto del
dominio humano. Cf. Singer, Animal Liberation, 196-197. En lo que atañe a la interpretación de la
“soberanía” humana, Juan Pablo II ya había señalado años atrás la tarea de revisión pendiente: “he must
find again his true kingship over the world and his full dominion over the things he produces”: Id., Address
for the Commemoration of Albert Einstein (10.11.1979).
76
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
62 Cf. Juan Pablo II, Discurso a los participantes en la XXV Conferencia General de la FAO (16.11.1989) 7-8.
63 Pocos días antes había señalado el carácter irreversible de algunos procesos de degradación: cf. Id.,
Address to the Study Week on the Subject ‘A Modern Approach to the Protection of the Environment’
(6.11.1987).
64 Para una de las mejores descripciones de los límites planetarios y sus implicaciones socioeconómicas,
tras el trabajo pionero de Meadows, ver los modelos de: Rockstrom J. et al., “A Safe Operating Space for
Humanity”, Nature, 2009, 461, 472-475; Raworth, K., “A Safe and Just Space for Humanity”, Oxfam
Discussion Paper, Oxford 2012.
65 Cf. Martínez de Anguita, P., Environmental Solidarity. How Religions can Sustain Sustainability, New York
2012, 129-151. Como afirma Anguita, “as creation’s integrity demands humanity’s mastery and use of
nature to be subordinated to a prior, common, and universal plan, we can speak of a theocentric
77
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
environmental solidarity that recovers the best of anthropocentrism and biocentrism, giving a much more
complete answer”: Ib., 146.
66 Juan Pablo II, Carta al P. George V. Coyne, S.J., Director del Observatorio Vaticano (1.6.1988) 11.
67 Potter, V. R., Global Bioethics: Building on the Leopold Legacy, East Lansing 1988, 68.
78
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
68 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Libertatis conscientia sobre liberación cristiana y
liberación (22.3.1986) 72. El carácter abierto y dialogal del magisterio en cuestiones de moral social
contrasta con el tono y el lenguaje más restrictivo usado en asuntos de moral sexual. Esta contradicción ha
sido puesta de relieve en: cf. Calvez, J.-Y., “Morale sociale et morale sexuelle”, Études, 378 (1993) 641-650.
69 Juan Pablo II, Christifideles laici (30.12.1988) 43.
79
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
70 Marini-Bettòlo G. B. (ed.),The Activity of the Pontifical Academy of Sciences: 1936-1986, Vatican City 1987,
53.
71 Cf. Id., Study Week on Natural Products and the Protection of Plants, Vatican City 1977; PAS, Science in the
Modern World, Città del Vaticano 1978; Id., Study Week on Chemical Events in the Atmosphere and their
Impact on the Environment, Vatican City 1985; Chagas, C. – Colombo, U. (eds.), Study Week on Energy for
Survival and Development, Vatican City 1986; Marini-Bettòlo G. B. (ed.), The Activity of the Pontifical
Academy of Sciences: 1936-1986, 52-81, 110-117; Id., Study Week on a Modern Approach to the Protection of
the Environment, Vatican City 1989; Cuadrio A. (ed.), Issues on International Development and Solidarity,
Vatican City 1992; Marini-Bettòlo G. B. (ed.), Study Week on Man and his environment. Tropical forests and
the conservation of species, Vatican City 1994.
80
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
72 Cf. Id., Study Week on Natural Products and the Protection of Plants, 817.
73 Id., The Activity of the Pontifical Academy of Sciences: 1936-1986, 57.
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desbordan las metodologías de cada disciplina. Sin embargo, a pesar de ello, los
científicos de la PAS formularon con claridad la evidencia del peligro inherente a un
desarrollo tecnológico incapaz de estimar su capacidad de transgresión de los límites
planetarios. Dos conclusiones generales emergieron tras el debate generado por las
distintas presentaciones: 1. La invisibilidad e incapacidad de predicción de los riesgos
potenciales de la contaminación química, 2. La desigualdad entre aquellos que se
benefician de los nuevos desarrollos tecnológicos y los que sufren (o sufrirán) sus
consecuencias, los países en desarrollo (y las futuras generaciones)74.
Al año siguiente, en 1984, la PAS organizó la Study Week on Energy for Survival and
Development. De nuevo, al abordar el complejo problema de la generación y distribución
de la energía, se abordaron no sólo aspectos técnicos y económicos, sino también
cuestiones políticas, sociales, culturales y éticas que resultan imprescindibles para
afrontar el reto de un desarrollo humano integral capaz de asegurar un acceso básico y
universal a la energía. Valorando el potencial y el riesgo de fuentes de energía alternativas
a los combustibles fósiles como la nuclear o las renovables, se consideró también la
urgencia de abordar la cuestión energética en los países en vías de desarrollo dada su
influencia en la preservación de los bosques y en los procesos de degradación ecológica75.
Una vez más, la PAS demandó un abordaje interdisciplinar, una visión multidimensional
del desarrollo y una especial atención a los más necesitados.
En el 50 aniversario de la restauración de la PAS, en octubre de 1986, su
presidente Carlos Chagas, se dirigió a Juan Pablo II antes de su alocución para informarle,
en nombre de la comunidad científica por él representada, de “las preocupaciones
respecto de los retos más serios que amenazan nuestro futuro inmediato”76. Entre ellas
destacó cuatro:
74 Cf. Id., Study Week on Chemical Events in the Atmosphere and their Impact on the Environment, 678.
75 Cf. Chagas – Colombo, Study Week on Energy for Survival and Development, 613-615. Pocos meses
después, Juan Pablo II se dirigirá de nuevo a la PAS e invitará a utilizar la tecnología espacial para proteger
la ecología: cf. Juan Pablo II, Address to the Study Week on the Subject ‘The Impact of Space Exploration on
Mankind’ (3.10.1984) 9.
76 PAS, Celebrations du cinquantieme anniversaire de la restauration de l’academie (1936-1986), Città del
82
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83 Resulta significativo en este sentido el mensaje del presidente de la PAS, Carlos Chagas, a Juan Pablo II.
“L’homme et l’ambiance sont arrivé à un état qui nécessite notre cri d’alarme. Partout des ravages: la
pollution des rivières fait disparaître les poissons, l’eau des océans aux bords des plages est insalubre, les
races d’animaux qui faisaient, par leur grouillement ou leurs aagiles courses, les beautés des champs et des
forêts, commencent à disparaïtre, la déforestation a fait de nos terres des déserts arides, et davantage
encore. Je crois, et permettez-moi de Vous le dire, Très Sant-Père, que seulement Votre voix pourra
amoindrir, sinon paralyser cette destruction de l’environment qui cause la guerre et la faim et menace le
futur de l’humanité, ainsi que la dignité humaine”: PAS, Celebrations du cinquatiem anniversaire de la
restauration de l’academie, Città del Vaticano 1986, 10.
84 Cf. Juan Pablo II, Allocution to the Participants at the Study Week on Science for Development in a Solidarity
85
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II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
culturas por la guerra, la destrucción de la naturaleza por una sociedad orientada hacia
el consumo, la urbanización desregulada y la excesiva preocupación por el presente.
Tras repasar de forma breve los elementos básicos de la teología de la creación –
la fe en la creatio ex nihilo; la convicción en la harmonía, bondad e interdependencia de
todo lo creado; la responsabilidad hacia la creación como fruto de la doble ciudadanía del
ser humano; el mandato bíblico del dominio interpretado como servicio y colaboración
con otras criaturas; el pecado, incluidas sus dimensiones cósmicas, como raíz de la
injusticia social, el dominio y la explotación– la declaración se centra en el potencial
redentor y sanador de la fe en Cristo. Porque la redención cristiana no sólo reorienta la
creación dotándola de un sentido, sino que también abre un horizonte esperanzador,
escatológico, capaz de motivar formas de vida reconciliadas con la creación –como la
benedictina y la franciscana– y una comprensión del trabajo como gracia otorgada por
Dios.
La visión escatológica de la fe cristiana y el potencial inspirador de los estilos
de vida monástica aparecen, junto a la llamada profética a denunciar las injusticias
sociales asociadas a la explotación de la naturaleza, como las tres principales
contribuciones al debate interreligioso sobre el cuidado de la creación que emerge
en este periodo.
Tras el encuentro interreligioso de Asís, resulta imprescindible señalar el informe
encargado a un grupo internacional de teólogos por parte del Consejo Mundial de las
Iglesias (CMI). Conocido como como The Annecy Consultation, el documento inauguró en
1988 el proceso Justice, Peace and Integrity of Creation (JPIC) en el CMI y tuvo un gran
influjo en la I Asamblea ecuménica de Europa, a la que haremos referencia a
continuación87. La misión de las iglesias cristianas se entiende en The Annecy Consultation
en continuidad con los procesos emancipatorios y de liberación de los siglos XIX y XX,
pero en un nuevo marco hermenéutico en el que la explotación de los pueblos y la
destrucción de la vida en el planeta se analizan como dos caras de un único problema. La
liberación de los pueblos y de la vida, por tanto, se interpretan como parte integrante de
la identidad y misión de las iglesias88.
87 Cf. Annecy consultation, “Liberating Life: A Report to the World Council of Churches” (1988), en: Gottlieb,
R. S. (ed.), This Sacred Earth: Religion, Nature, Environment, New York 1996, 251-269.
88 Para entender el trasfondo teológico y la fundamentación científica de este documento, así como la
centralidad de la categoría “liberación”, resulta iluminador el ensayo escrito por el biólogo australiano
Charles Birch y el teólogo norteamericano John Cobb, The Liberation of Life: From the Cell to the Community,
Cambridge 1981.
88
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
89
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
91 Cf. I Asamblea ecuménica de Basilea, “Mensaje de la Asamblea Ecuménica de Basilea a todos los cristianos
de Europa: Paz con justicia”, Basilea (21.5.1989), en: RFS, 175 (1989) 347-349. En 1983, el Consejo Mundial
de las Iglesias, reunido en Vancouver (EE.UU.), había lanzado la iniciativa JPIC, precursora del documento
de Basilea. Un año después, coincidiendo con el MJMP90, tendrá lugar en Moscú el Global Forum of Spiritual
and Parliamentary Leaders Conference, "Preserving & Cherishing the Earth. An Appeal for Joint
Commitment in Science & Religion" (1990). En febrero del año siguiente, la VII Asamblea del Consejo
Ecuménico de las Iglesias abordará de nuevo la cuestión del cuidado de la creación, otorgándole el primer
lugar entre todos los temas abordados: cf. Conseil oecuménique des Eglises, Signe de l’Esprit: Rapport
official Septième Assemblée, Genève 1990, 57-79. Tres meses antes del MJMP90, el Patriarca Ecuménico
Dimitrios escribió Encyclical Letter on the Day of Protection of the Environment (1.9.1989).
92 Juan Pablo II, Mensaje al Cardenal Carlos María Martini en la I Asamblea Ecuménica de Basilea (11.5.1989).
93 Cf. Etchegaray, R., “La responsabilidad cristiana en un periodo de crisis”, Basilea (15.5.1989), en:
90
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94 Cf. National Religious Partnership for the Environment, Joint Appeal by Religion and Science for the
Environment: Statement by Religious Leaders at the Summit on Environment, New York (3.6.1991).
95 Juan Pablo II afirmará un año más tarde que la “salvaguarda de la creación” es uno de los areópagos del
mundo moderno al que la iglesia debe prestar atención: cf. Id., Carta encíclica Redemptoris missio
(7.12.1990) 37c. Siete años después, la II Asamblea ecuménica de Europa reafirmará la importancia de
tomar medidas para revertir la destrucción de la naturaleza, y declarará el cuidado de la creación parte de
la misión de reconciliación de las iglesias cristianas. Cf. II European Ecumenical Assembly, Reconciliation -
gift of God and source of new life, Graz 1997.
91
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
A diferencia del periodo 1891-1971, durante las dos décadas comprendidas entre
Estocolmo’72 y Rio’92 la preocupación de la Iglesia Católica por el medio ambiente se vio
reflejada de forma explícita en el magisterio episcopal. Dos factores clave influyeron en
un proceso que resulta central para el estudio de la cuestión que nos ocupa: por un lado,
la asimilación de la eclesiología del Concilio Vaticano II generó una floreciente reflexión
teológica que incorporó la contribución de las iglesias locales y de los expertos laicos (cf.
GS 91; OA 4; EN 61-54)96; por otro lado, Estocolmo’72 catalizó la entrada del pensamiento
social católico en el complejo debate medioambiental de la época, planteando
indirectamente el reto de la sostenibilidad como una de las tareas del aggiornamento
eclesial.
Ambos factores influyen de manera decisiva en el interés por la cuestión de
teólogos, expertos laicos y pastores a partir de la década de 1970, así como en la redacción
de los numerosos mensajes, cartas pastorales, homilías y declaraciones sobre cuestiones
ecológicas de conferencias episcopales o grupos de obispos de EE.UU. (1975, 1980, 1981,
1983, 1986, 1990, 1991), Latinoamérica (1979), Brasil (1979, 1992), Alemania (1980,
1985), Canadá (1981), Suiza (1982), Ghana (1982, 1985), Paraguay (1983), Australia
(1986, 1991), República Dominicana (1987), Filipinas (1988), Guatemala (1988), Italia
(1988), Portugal (1988), Chile (1989) y España (1990)97.
Resulta significativo que sea en buena medida el episcopado quien realice los
primeros análisis temáticos y regionales sobre la problemática ambiental y quien,
también, trate de esbozar las primeras reflexiones sistemáticas. Sin duda es la inserción
en la realidad local –en especial el acompañamiento pastoral de poblaciones indígenas y
grupos marginados– el catalizador del interés de las iglesias locales por una problemática
muy vinculada –en los países del Sur– a la cuestión de la tierra y a la reforma agraria y –
96 Este proceso histórico, que Ildefonso Camacho denomina “descentralización de la Doctrina Social de la
Iglesia”, puede analizarse de forma temática estudiando documentos episcopales sobre la guerra justa, la
defensa y la paz o –como es nuestro caso– sobre el medioambiente. Cf. Camacho, I., Doctrina Social de la
Iglesia: una aproximación histórica, Madrid 1991, 533-592; Hellemans, S., “Is There a Future for Catholic
Social Teaching after the Waning of Ultramontane Mass Catholicism?”, en: Boswell et al., Catholic Social
Thought: Twilight or Renaissance?, Leuven 2000, 27-29; Dorr, D., Option for the Poor and for the Earth:
Catholic Social Teaching, New York 2012, 179-219.
97 Dado el gran volumen de documentos generados en este periodo, hacemos referencia únicamente a los
más relevantes, aquellos que introducen innovaciones o modulan el discurso eclesial. Las referencias al
resto de documentos eclesiales pueden ser consultadas en los anexos finales.
92
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
98 Cf. III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Documento de Puebla (23.3.1979). El
primero fue la publicación, por parte de los obispos católicos de los Apalachees (este de los EE.UU.), de la
primera carta pastoral que considera el cuidado del medioambiente como parte integral de la misión de la
Iglesia, en sintonía con la defensa de las comunidades rurales y la acción evangelizadora. Cf. Catholic
Bishops of Appalachia, This Land is Home to Me: A Pastoral Letter on Powerlessness in Appalachia (1975).
93
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
ha de realizar también “de modo que el dominio, uso y transformación de los bienes de la
tierra, de la cultura, de la ciencia y de la técnica, vayan realizándose en un justo y fraternal
señorío del hombre sobre el mundo, teniendo en cuenta el respeto de la ecología” (Puebla
327)99.
La llamada a combatir las estructuras que dividen a la comunidad humana,
oprimen a los pobres y degradan la creación se acompaña de la propuesta de un “justo y
fraternal señorío” sobre la creación, pero también de una visión intergeneracional que
posibilite “preservar los recursos naturales creados por Dios para todos los hombres, a
fin de transmitirlos como herencia enriquecedora a las futuras generaciones” (Puebla
1236). Puebla es el documento que sienta las bases de las elaboraciones posteriores del
episcopado latinoamericano.
De hecho, la Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferência Nacional dos Bispos
do Brasil (CNBB) elaboró para la Campaña de Fraternidad de aquel mismo año un valioso
documento dedicado exclusivamente a la cuestión ecológica: Preserve o que é de todos
(PET)100. En sintonía con lo dicho en Puebla y en RH, y reafirmando el acercamiento
eminentemente pastoral a la cuestión, la CNBB ubica el origen de la problemática
ecológica –centrada en la cuestión de la contaminación, la degradación de los recursos
naturales y en sus consecuencias socioeconómicas– en el advenimiento de la era
industrial, apuntando –como hizo también Hans Jonas aquel mismo año– a la posibilidad
de un colapso sistémico y a una destrucción integral de la naturaleza.
El documento está influido por la terminología y el análisis del trabajo de
Meadows, Limits to Growth. Muestra de ello es que el documento episcopal identifica
cinco “índices vitales” o variables “cuyo crecimiento harmónicamente combinado
determinaría y regularía el equilibrio de todo el sistema” (PET 3.2), a saber: el
crecimiento de la población, la utilización de los recursos naturales, la producción de
alimentos, la producción industrial y la polución. De entre ellos, el documento sólo analiza
99 Juan Pablo II constatará poco después que una visión distorsionada del dominio científico y tecnológico
ha provocado una evacuación de la misericordia en las relaciones humanas y con la creación: “La palabra y
el concepto de ‘misericordia’ parecen producir una cierta desazón en el hombre, quien, gracias a los
adelantos tan enormes de la ciencia y de la técnica, como nunca fueron conocidos antes en la historia, se ha
hecho dueño y ha dominado la tierra mucho más que en el pasado. Tal dominio sobre la tierra, entendido
tal vez unilateral y superficialmente, parece no dejar espacio a la misericordia”: Juan Pablo II, Dives in
misericordia (30.11.1980) 2. Aquí aparece de forma seminal la fundamentación cristológica que permitirá
articular los conceptos de “ecología humana” y “ecología natural”: cf. Deane-Drummond, “Joining in the
Dance”, 206.
100 Cf. CNBB, Preserve o que é de todos (1979).
94
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
en detalle la polución, distinguiendo entre “la polución de la miseria” (PET 3.3.1) y “la
polución de la riqueza” (PET 3.3.2), conectando en su análisis –como ya hizo
Estocolmo’72– la variable ecológica con la socioeconómica, anticipando la distinción entre
“ecología natural” y “ecología humana” (CA 37).
Si bien se valora positivamente la contribución del progreso material, se denuncia
igualmente su “radical ambigüedad” y su pretensión de convertirse en “valor absoluto”
(PET 3.3). Se identifican, aportando ejemplos concretos de la realidad brasileña e
internacional de la época, cinco elementos dispares que conforman la “vertiente más
avasalladora” de la polución de la pobreza: la contaminación industrial, la deforestación
provocada por la expansión del capitalismo agrario, la polución del aire provocada por los
vehículos, la especulación inmobiliaria y subsiguiente concentración de la población y, por
último, la estrecha relación entre la explotación de los recursos de la naturaleza y la
explotación de los pobres (cf. PET 3.3.2). Como corolario, se denuncia, por un lado, el
desproporcionado consumo agregado de materias primas y energía de los países más
ricos y se invita, por otro, a tomar como modelo a San Francisco de Asís –anunciando así
su inminente proclamación como patrón de la ecología aquel mismo año– para rechazar
la tentación de la ostentación e interiorizar el sentido de responsabilidad por la creación.
Por último, la educación –junto con la dimensión celebrativa, sacramental y catequética–
se perfila como un campo en el que la Iglesia puede “contribuir poderosamente en la
formación de una nueva conciencia y una nueva mentalidad” (PET 5.2).
En 1980, la DBK optó por dedicar su asamblea anual en Fulda a la elaboración de
un documento que revela, ya en el título, Zukunft der Schöpfung – Zukunft der Menschheit
(ZSZM), una clara preocupación por el medioambiente y por la futuras generaciones101.
El documento constituye una de las primeras y más importantes reflexiones sistemáticas
católicas realizadas desde un país que ha liderado a nivel político internacional la
preocupación por el medioambiente.
La DBK mostró especial inquietud por dos temáticas: a) un entramado de
problemas –crisis de materias primas, del medioambiente y de la energía– que plantea la
cuestión de si las futuras generaciones encontrarán una tierra habitable y b) la amenaza
nuclear. El tono del documento adquiere tintes apocalípticos en algunos momentos:
“¿Dónde se abre un camino en el límite al que hemos llegado?” (ZSZM I.3). Con todo, no
101 Cf. DBK, Zukunft der Schöpfung – Zukunft der Menschheit (1980).
95
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
102Cf. USCCB, Reflections on the Energy Crisis. A Statement by the Committee on Social Development and
World Peace (2.4.1981). Para una revisión actualizada de los principios permanentes articulados por la
USCCB: cf. Biviano, E. L. et al., “Catholic Moral Traditions and Energy Ethics for the Twenty-First Century”,
Journal of Moral Theology, 5/2 (2016) 1-36. Un año antes, 72 obispos de 12 estados del medio-oeste de los
EE.UU. redactaron Strangers and Guests. Toward Community in the Heartland (1.5.1980). En la carta
pastoral, los obispos expresan la preocupación por el futuro de las comunidades rurales en referencia a la
cuestión ambiental: "to preach the good news of God's concern for the people and the land".
96
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
103 Biviano, “Catholic Moral Traditions and Energy Ethics for the Twenty-First Century”, 6. La validez de los
seis principios esbozados por la USCCB en 1981 debería, a juicio de Biviano, ser actualizada con el
desarrollo del Magisterio durante este periodo: una apuesta decidida por la transición a las energías
renovables, una valoración crítica de nuevas técnicas extractivas como el fracking; la inclusión de la
“prudencia tecnológica” o principio de precaución como séptimo principio orientador: cf. Ib., 10. Dado que
las barreras a la transición energética “no son tecnológicas, ni siquiera siempre económicas, sino
principalmente socio-políticas”, esta situación “representa una oportunidad para el liderazgo moral y la
conciencia moral en las comunidades católicas”: Ib., 30.
104 La carta pastoral de la Assemblée des évêques du Québec, Les Chrétiens et l'environement (28.5.1981),
continúa la reflexión realizada el año antes en: Évêques de l’Ouest et du Nord-Ouest québécois,
L’exploitation forestière dans le Nord-Ouest québécois (15.9.1980).
97
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
98
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
99
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
Tras reconocer que la protección del medioambiente forma parte del sistema de
valores de los EE.UU., se identifica entre la lista de los “problemas urgentes de hoy” una
globalización en la que las redes de interdependencia comercial, financiera, tecnológica y
medioambiental se han convertido tanto en una oportunidad como en una amenaza (cf.
EJA I, 8). La creciente conciencia de las dimensiones planetarias del reto ecológico hace
imprescindible una ética global capaz de afrontarlo107.
La USCCB recuerda a las entidades empresariales y financieras que los recursos
naturales a su disposición han sido confiados para su gestión, no para su abuso; la
búsqueda de beneficios a corto plazo a cambio del agotamiento de los recursos y de la
contaminación del medioambiente viola la confianza depositada en ellos (cf. EJA 112). La
labor del gobierno consiste en ofrecer un marco institucional que promueva un
compromiso empresarial responsable con el medio ambiente (cf. EJA 118), en repartir el
coste de la conservación del agua y de la tierra y en fijar los estándares de protección
medioambiental (cf. EJA 246).
El significado moral de los problemas ecológicos brota de un sentido de
responsabilidad intergeneracional y del compromiso por ofrecer una vida digna para
todos en un periodo histórico en el que la distinción entre asuntos nacionales e
internacionales –y entre problemas sociales, económicos y ecológicos– resulta cada vez
más difícil (cf. EJA 250)108. Si bien se reconoce que el pensamiento social católico respecto
al medioambiente y la gestión de los recursos naturales está todavía en proceso de
desarrollo (cf. EJA 216) y precisa de una mayor investigación (cf. EJA 362), algunos
elementos básicos pueden ser ya identificados (cf. EJA 363). Jürgen Moltmann, sin
embargo, afirma refiriéndose a EJA que es una “encomiable declaración sobre justicia
económica y social”, aunque “se echa en falta, desgraciadamente, la perspectiva de la
justicia ecológica, sin la cual no hay justicia económica y social duradera”109.
107 EJA 12: “All people on this globe share a common ecological environment that is under increasing
pressure. Depletion of soil, water, and other natural resources endangers the future. Pollution of air and
water threatens the delicate balance of the biosphere on which future generations will depend. The
resources of the earth have been created by God for the benefit of all, and we who are alive today hold them
in trust. This is a challenge to develop a new ecological ethic which will help shape a future that is both just
and sustainable”. Tres años antes, la USCCB había elaborado una carta pastoral que tuvo un gran influjo
dentro y fuera de los EE.UU., en la que ya se mencionan los problemas asociados a la globalización y a la
insuficiencia política del estado-nación, así como a las consecuencias ecológicas de este desgobierno: cf.
USCCB, The Challenge of Peace: God's Promise and Our Response (3.5.1983) 103, 242.
108 Entre las tareas que propone EJA destacan: conciliar el crecimiento de población con la finitud de los
100
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
110 Conferencia Episcopal Dominicana, Carta pastoral sobre la relación de los seres humanos con la
naturaleza (1987). Para Jesús Ballesteros, “el reconocimiento de la culpabilidad humana como
consecuencia de los desastres causados al medio ambiente, y por tanto la degradación de las condiciones
de vida de las personas, sería un elemento a favor de las religiones monoteístas […] el reconocimiento de
la idea de persona y el de la idea de culpa caminan juntos”: Ballesteros, Ecologismo personalista, 53.
111 CBCP, What is Happening to Our Beautiful Land? (29.1.1988).
112 Esta explotación es descrita de forma categórica por la CBCP como “the ultimate pro-life issue”.
113 El teólogo Randy J. C. Odchigue plantea, a la luz de la realidad filipina, la necesidad de establecer
“comunidades sostenibles”, capaces de reconocer que “la sostenibilidad intergeneracional está relacionada
101
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
Los obispos filipinos echan mano de la tradición de los “dos libros” –el de la
escritura y el de la naturaleza– para elaborar una narrativa inteligible y capaz de
movilizar la respuesta de los fieles. El teocentrismo que se desprende de la visión del
episcopado filipino promueve una virtud, la humildad, que será hilo conductor del
posicionamiento eclesial tanto para acercarse con asombro y agradecimiento a la belleza
creada como para reconocer en la sabiduría de los “pueblos tribales” –tras un periodo
marcado por la prepotencia tecnológica y epistemológica occidental– un interlocutor
imprescindible y un modelo antropológico.
Aquel mismo año, la Conferencia Episcopal de Portugal (CEPo) redactó la Nota
pastoral sobre la preservación del medio ambiente invitando a preservar el
medioambiente, subrayando su “unidad de comunión y de destino”114 con la humanidad.
La emergencia de la nueva conciencia ecológica, para la CEPo, no es un mero problema
técnico, sino que posee un carácter revelador, y se manifiesta como un signo de los
tiempos. Tras repasar el elenco de problemas medioambientales que sufre el país luso, se
subraya que es tarea eclesial “conducir a un discernimiento lúcido” y “buscar soluciones
justas y dignas” a la situación, pero sobre todo ofrecer “una visión global del hombre y de
la sociedad, de su relación con el universo y con Dios, que creó a ambos”115.
Parte de la responsabilidad de la iglesia consiste, por tanto, en ofrecer una visión
alternativa del desarrollo –un desarrollo integral– que tenga como meta la solidaridad y
la plenitud humana. La responsabilidad de la comunidad cristiana se fundamenta en el
descubrimiento originario de la creación como “primera manifestación del amor
misericordioso de Dios” y en la convicción de su profunda interrelación con la
humanidad: “una relación física, una comunión espiritual y de destino, entre el hombre y
el universo” (n. 2).
Frente a las lecturas meramente técnicas, la clave hermenéutica que permite
identificar el origen de la crisis ecológica es de orden teológico: el pecado, “que se volvió
contra el propio hombre”, tal y como se manifiesta en “los crímenes contra el medio
ambiente”, que son manifestación de su egoísmo y “ponen en riesgo su existencia” (n. 2).
El tono del documento, sin embargo, es todavía de marcado carácter antropocéntrico,
con la cuestión de la justicia intrageneracional”: Odchigue, J. C., “The Ecclesial Contribution to Sustainable
Communities”, en: Peppard, C. Z. – Vicini, A. (eds.), Just Sustainability: Technology, Ecology and Resource
Extraction, New York 2015, 171.
114 CEPo, Nota pastoral sobre la preservación del medio ambiente (11.2.1988) 2.
115 Ib., 1.
102
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116 Para una crítica similar basada en la diferencia entre una ética local y temporalmente limitada
(microphase ethics) y una capacidad de transformación global (macrophase technological power): cf. Berry,
T., The Great Work: Our Way into the Future, New York 2000.
117 Cf. CEPo, Nota pastoral sobre la preservación del medio ambiente, 5-6.
118 Obispos de Lombardía, La questione ambientale: aspetti etico-religiosi (15.9.1988).
119 Cf. Ferry, L., El nuevo orden ecológico. El árbol, el animal y el hombre, Barcelona 1994.
120 Obispos de Lombardía, La questione ambientale.
103
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121Obispos de las Islas Baleares, Ecología y turismo en nuestras islas: Pautas para una actuación cristiana
(15.4.1990).
104
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
global del turismo, resulta significativa también por referirse de forma recurrente a
“nuestra casa natural” o “la casa de la comunidad”.
Al año siguiente, los obispos de Florida realizaron en Companions in Creation un
análisis menos temático y más teológico de la problemática ecológica, centrándose en
cuestiones antropológicas y cristológicas. Partiendo de la imagen del hombre que brota
de la cristología cósmica –en la que el ser humano, aun siendo el ápice de la creación, es
también un “cooperador cuidadoso”, un ser “profundamente relacionado con la creación
no-humana”– se subraya la relación que, gracias a la dimensión cósmica de la
encarnación, poseen las realidades creadas. Las criaturas son “sacramentales”, signos
capaces de revelar a Dios, y forman parte de “un organismo o sistema que sostiene la
vida” y los seres humanos se descubren “compañeros en la creación” (companions in
creation). La visión sacramental católica y la familiaridad (kinship) entre todas las
criaturas son claves hermenéuticas católicas en el acercamiento a la cuestión ecológica.
Por ello una ética consistente de la vida –se subraya– no puede desvincularse de la
preocupación medioambiental. Establecer esta relación implicará, frente a la cultura
imperante del despilfarro, tanto una conversión epistemológica como un compromiso
ascético por el cuidado de la “relacionalidad de toda la creación”122.
Tras Companions in Creation y el MJMP90, la USCCB elaboró otra importante carta
pastoral centrada exclusivamente en la cuestión ecológica: Renewing the Earth: An
Invitation to Reflection and Action on Environment in Light of Catholic Social Teaching
(RE)123. Agradeciendo al movimiento medioambiental haber despertado la apreciación
por el regalo de la creación y a las ciencias naturales por haber mostrado la profunda
interdependencia de todo lo creado, se busca establecer un diálogo fecundo con ambos
actores sobre los problemas globales medioambientales.
122 Bishops of Florida, Companions in Creation (1.1.1991). La teóloga norteamericana Anne M. Clifford ha
señalado oportunamente que dos de las tareas que la crisis ecológica plantea a la teología católica son:
primero, elaborar una antropología relacional capaz de rehabilitar la conciencia de interconexión entre
todas las relaciones de las cuales formamos parte; segundo, superar la separación entre las doctrinas de la
creación y la redención, Cf. Id., “Foundations for a Catholic Ecological Theology of God”, en: Christiansen –
Grazer, “And God Saw That It Was Good”, 19-46.
123 USCCB, Renewing the Earth: An Invitation to Reflection and Action on Environment in Light of Catholic
Social Teaching (14.11.1991). Ese mismo año la Australian Catholic Bishops Conference (ACBC) analizó los
retos que la crisis ecológica suponía para la Iglesia en el país austral en Christians and their duty towards
nature (1991). Destaca la llamada insistente a expandir los principios de la DSI para elaborar una ética
medioambiental y el interés por elaborar una ética ecológica ecuménica e interreligiosa, incorporando la
visión de los pueblos indígenas y los análisis de las ciencias naturales y sociales.
105
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
124 Cf. Butkus, R. – Kolmes, S., “Ecology and the Common Good: Sustainability and Catholic Social Teaching”,
Journal of Catholic Social Thought, 4/2 (2007) 403-436.
125 Cf. Rasmussen, Earth-honoring Faith, 257-263.
106
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
126 Cf. CNBB, A Igreja e a questão ecológica: Leitura ético-teológica a partir da análise crítica do
desenvolvimento (21.5.1992).
107
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
44) y, por otro, las interpretaciones teológicas distorsionadas que han legitimado su
“dominio utilitarista” (IQE 47) ilimitado. Releyendo los relatos genesíacos de la creación
humana a la luz de la acusación vertida contra ellos por su legitimación teológica de la
explotación de la naturaleza, se reivindica el potencial “sanador” de la tradición cristiana
e interpreta la vocación humana como una tarea de preservación y transformación de la
creación: los seres humanos “por medio del trabajo creativo, se tornan co-creadores con
Dios” (IQE 51). Pero la exégesis no basta para que el ser humano realice su vocación
fundamental; es necesario también “superar la lógica del modelo de desarrollo generado
por la civilización moderna occidental” (IQE 56) y su relación instrumental con la
naturaleza, expresión de su “antropocentrismo y su carácter etnocéntrico” (IQE 57).
Cuidar la integridad de la creación “significa luchar por la preservación de toda la vida del
planeta, reconociendo su derecho a la existencia y su valor intrínseco” (IQE 58) y
“desarrollar una ética de la corresponsabilidad por el futuro del planeta” (IQE 60).
En definitiva, para superar la lógica imperante del desarrollo y luchar por la
integridad de la creación se precisa una “conversión radical” (IQE 61) capaz de
transformar las estructuras que generan “violencia ecológica” (IQE 68); conversión que
precisa articular, al menos, tres elementos imprescindibles: aplicar “las conquistas
humanas en el campo de la ciencia y la técnica, de forma éticamente regulada y
democráticamente controlada” (IQE 70); una nueva espiritualidad que “exige actitudes
concretas de renuncia del consumismo, del abuso de los seres animados e inanimados, de
la exploración depredadora de la naturaleza, etc.” (IQE 71); y “el redescubrimiento de la
dimensión sacramental de la creación [y] que el mundo creado forma parte plena de la
revelación de Dios” (IQE 72).
El documento concluye con una serie de recomendaciones prácticas y constata que
la visión de la nueva “conciencia ecológica” puede ser la “base de un entendimiento
común” y producir “una convergencia que ningún otro movimiento hasta hoy consigue”
(IQE 76). Es más, la crisis ecológica puede convertirse también en oportunidad para el
diálogo, posibilitando una “revisión profunda de los estilos de vida” (IQE 77) y una
conversión de la Iglesia: “Estamos convocados por el Creador a luchar por la integridad
de la creación, guardándola y cultivándola en la perspectiva de su proyecto de vida para
todos […] Estamos convocados a desarrollar una ética de la corresponsabilidad por el
futuro de la creación” (IQE 85). Esta misma convicción fue la que impulsó a Juan Pablo II
a abordar la cuestión ecológica en la antesala de Rio’92.
108
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
127 Para Hart, “in the closing decades of the twentieth century church teachings would develop along new
lines, as the beginnings of a regard for the intrinsic value of earth and of all creatures would enter Catholic
consciousness”: Hart, “Catholicism”, 74. Cf. McDonagh, S., The Greening of the Church, New York 1990, 175-
176.
128 Cf. Commoner, B., Making Peace with the Planet, New York 1990.
129 Cf. Preserving & Cherishing the Earth. An Appeal for Joint Commitment in Science & Religion (1990).
109
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
una organización establecida por la OMM y el PNUMA con la misión de evaluar el riesgo
de cambio climático asociado a la actividad humana.
A partir del MJMP90, la responsabilidad hacia la creación ya no se presenta como
un tema secundario, sino como un componente imprescindible de la identidad y el
compromiso moral del católico130. Juan Pablo II afirma que la degradación del
medioambiente debe ser considerada una amenaza para la paz mundial y que el
establecimiento de relaciones pacíficas con la creación es imprescindible para conseguir
la paz entre los hombres y con Dios. No es casual que, pocos años antes, los académicos
de la PAS afirmasen que “gracias a los estudios generales y específicos en este campo
[ciencias ecológicas] hemos empezado a apreciar la naturaleza de los peligros que
amenazarán la existencia humana en el futuro si continuamos ignorando nuestros
sistemas micro y macro-ecológicos”131.
La tesis principal que articula el MJMP90 –el incremento de la conflictividad
debida a la sobreexplotación o degradación de los recursos naturales– ha sido, y sigue
siendo, objeto de un intenso debate científico. Algunos autores niegan la evidencia
empírica de una relación causa-efecto entre ambos fenómenos, por ejemplo, en el caso
del cambio climático132; otros estudios más recientes, sin embargo, consideran el
agotamiento de los recursos naturales como una variable significativa a la hora de
explicar el incremento de la conflictividad social133. En cualquier caso, y más allá del
debate académico, MJMP90 reconoce un nexo entre dos de los problemas globales más
acuciantes y supone una llamada de atención que continúa siendo de actualidad.
La nueva conciencia ecológica que permea el MJMP90 muestra la interrelación de
los retos contemporáneos y es bienvenida, siempre y cuando esté enraizada también en
la revelación, es decir, en la convicción de la bondad radical de la creación y en el papel
central del ser humano en ella. El origen del problema, a juicio de Juan Pablo II, no es
económico o técnico, sino teológico y moral; está estrechamente vinculado a la decisión
humana de romper con el plan originario de Dios: “con su pecado destruyeron la armonía
existente, poniéndose deliberadamente contra el designio del Creador. Esto llevó no sólo
a la alienación del hombre mismo, a la muerte y al fratricidio, sino también a una especie
de rebelión de la tierra contra él” (MJMP90 3).
110
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
134 Para la primera formulación de la Hipótesis Gaia: cf. Lovelock, J. E.; Margulis, L. “Atmospheric
homeostasis by and for the biosphere. The Gaia Hypothesis”, Tellus, XXVI (1974) 2-10. Para una elaboración
posterior: Lovelock, J., La venganza de la tierra, Barcelona 2007.
135 Cf. Juan Pablo II, Address to the Study Week on the Subject ‘Man and his Environment. Tropical Forests and
de los DD.HH., adoptando el lenguaje de los denominados DD.HH. de tercera generación. En el MJMP90 se
esboza también la distinción entre ecología humana y ecología natural que formulará Juan Pablo II, un año
más tarde, en CA 37.
111
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
137 Id., Ex corde ecclesiae (15.8.1990). Ver también en este sentido: Orr, D. W., “¿Para qué sirve ahora la
educación superior?”, en: The Worldwatch Institute, La situación del mundo 2010: Cambio cultural. Del
consumismo hacia la sostenibilidad, Madrid 2010, 155-167.
138 Cf. Juan Pablo II, Centesimus Annus (1.5.1991).
112
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
ofreció una mirada retrospectiva a la larga tradición de la DSI para evaluar y analizar, con
la experiencia adquirida, los principales retos de la época, entre los que aparece la
problemática ecológica. En CA, el origen de los problemas medioambientales aparece
vinculado a un “error antropológico” (CA 37), a un olvido de la donación originaria que
ubica la posesión –y no la relacionalidad– en el centro139. Este error eclipsa la “actitud
desinteresada que nace del asombro ante el don de lo creado” (CA 37). A continuación,
Juan Pablo II utiliza por primera vez el término “ecología humana” (CA 38)140; un término
inspirado en el personalismo cristiano –y proveniente de las ciencias sociales– que
pretende salvaguardar la centralidad de lo humano y complementar las lecturas
exclusivamente técnicas, y a menudo misantrópicas, de la ecología científica o “ecología
natural”.
Al ámbito antropológico remitió también el sacerdote benedictino, científico y
miembro de la PAS, Stanley L. Jaki (1924-2009), al analizar la deriva ideológica del
ecologismo en su artículo Ecology and Ecologism141. En el marco de la semana de estudio
organizada por la PAS en 1990, Study Week on Man and his environment. Tropical forests
and the conservation of species, distinguió entre la ecología como disciplina científica y el
ecologismo como ideología, alertando, de forma similar a Juan Pablo II en CA, del riesgo
en el que incurren corrientes como la Deep ecology al igualar al ser humano con el resto
de criaturas, desvinculando, paradójicamente, la ecología humana de la ecología natural.
Ambas dimensiones de la ecología aparecen, en el planteamiento de Juan Pablo II,
estrechamente unidas: no tiene sentido salvaguardar el medio ambiente “si nos
esforzamos poco por salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ‘ecología
humana’” (CA 37), aunque –por otro lado– tampoco cabe imaginar un desarrollo humano
integral sin un medioambiente sano.
139 El consumismo aparece así en estrecha relación con la cuestión ecológica, como consecuencia de un
error antropológico. El problema del sobreconsumo (de unos pocos) volverá a ser mencionado en relación
al problema ecológico: cf. Id., Address to the participants in the international award for the environment: St.
Francis, 'The Canticle of Creatures' (25.10.1991).
140 Para uno de los primeros usos académicos de esta expresión: cf. Hawley, A., Human Ecology: A Theory of
Community Structure, New York 1950. La propuesta de la ecología humana como categoría teológica de
análisis es un rasgo en la contribución de las iglesias cristianas al debate ecológico: cf. Rolston, H., “Saving
Creation: Faith Shaping Environmental Policy”, Harvard Law & Policy Review, 4 (2010), 123. Este rasgo es
consonante con el giro antropológico que Juan Pablo II imprime a la DSI: cf. Calvez, J-Y., Los silencios de la
doctrina social católica, México D.F. 2003, 113-114; Cf. Larrú, J. D., “Ecología humana”, en: Chica, F. –
Granados, C., (eds.), Loado seas, mi Señor. Comentario a la encíclica «Laudato si’» del papa Francisco, Madrid
2015, 123-144.
141 Cf. Jaki, S. L., “Ecoloy or Ecologism”, en: Study Week on Man and his Environment, 271-293. Para una
113
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
En este punto Juan Pablo II señala lúcidamente una de las aporías del movimiento
ecologista que, en aras de la defensa de la naturaleza, justifica políticas de control de la
población. El debate en torno al crecimiento demográfico, una de las principales críticas
de algunas corrientes del movimiento ecologista a tradiciones religiosas como el
cristianismo o el islam, será una cuestión polémica en la que la Iglesia irá matizando su
posición, salvaguardando siempre la defensa de la vida humana, de la auténtica “ecología
humana”. En relación a este tema, resulta imprescindible mencionar el documento
elaborado como preparación de Rio’92, y publicado cinco meses antes de CA, Caring for
the Earth: A Strategy for Sustainable Living142.
El estudio, heredero de la World Consultation Strategy (1980), propuso una
estabilización y progresiva reducción de la población a nivel global, así como una
disminución del consumo en las regiones más desarrolladas. En la primera parte, donde
se elaboran los principios para una vida sostenible, se trata de abordar de forma conjunta
la complejidad de los problemas sociales, económicos y medioambientales globales. El
cambio de actitudes y prácticas que se pretende vehicular mediante programas
educativos y decisiones políticas no toma en consideración suficientemente –como sí
hará la Carta de la Tierra tras Rio’92– la dimensión espiritual ni el potencial de las
tradiciones religiosas para catalizar la transformación social y configurar una ética global
de la sostenibilidad.
El análisis de la problemática ecológica en CA, por tanto, trasciende el ámbito
científico y económico, para conducir el debate al terreno cultural, político, ético,
antropológico y teológico, denunciando así la ideología que, bajo apariencia de
objetividad científica, se camufla bajo el debate medioambiental (cf. CA 39). Un ejemplo
de esta dimensión profética se observa en su denuncia de ciertas dinámicas económicas:
si la función del estado consiste en establecer límites a los mecanismos de mercado en el
uso de la naturaleza y en defender los bienes colectivos –que incluyen tanto el ambiente
natural como el humano–, la misión de la iglesia radica, más bien, en desenmascarar “la
idolatría del mercado […] que ignora la existencia de bienes que, por su naturaleza, no
son ni pueden ser simples mercancías” (CA 41).
Como afirma Flecha, tras analizar los primeros 100 años de DSI sobre ecología, “el
respeto hacia el mundo creado puede y debe convertirse en objeto explícito de la
142 Cf. IUCN – UNEP – WWF, Caring for the Earth: A Strategy for Sustainable Living, Gland 1991.
114
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
143 Flecha, J. R., “La ecología”, en: Cuadrón, A. (ed.), Manual de Doctrina Social de la Iglesia, Madrid 1993,
272.
144 Cf. United Church of Christ, Principles of Enviromental Justice (27.10.1991).
145 Cf. CBCP, What Is Happening to Our Beautiful Land?.
146 Cf. Juan Pablo II, Reconciliatio et paenitentia, 27.
115
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
116
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
formulación más matizada del mandato bíblico del dominio de la Tierra (RH 15; LE
25; SRS 29, 34; CL 43). Reiterando el carácter ambivalente de la ciencia y la tecnología
(RH 15; PVI, 19.4.1975; JPII, 25.2.1981; CEPo, 1988), se realiza una crítica al concepto de
desarrollo sostenible que se divulga en los foros internacionales tras la publicación de
Our Common Future, cuestionando tanto el desarrollismo materialista del comunismo
como el consumismo desenfrenado del capitalismo (SRS 27-30, CA 29, IQE).
En segundo lugar, otro rasgo de la contribución eclesial al debate es la centralidad
que se otorga a la categoría ecología humana como lente hermenéutica y la
subordinación de la ecología natural a la misma (CA 37). Si bien el término es tomado
de las ciencias sociales y no es definido en los documentos del Magisterio, el análisis
contextual de su uso permite esbozar el sentido del mismo. Juan Pablo II, en su esfuerzo
por diagnosticar la crisis ecológica, la interpreta como una distorsión antropológica; esta
clave de lectura permite conectar descripciones de orden sociológico, como el
sobreconsumo, con categorías explícitamente teológicas, como el pecado o el amor (SRS
27; CA 36). Por ello, además de la invitación a extender el mandamiento del amor a toda
la creación (Puebla 1979; Québec 1981; RE IV, C), la referencia al pecado en relación a la
degradación medioambiental –entendido éste como reflejo de una ruptura de relaciones,
más profunda, de orden antropológico y teológico– aparece de modo explícito o implícito,
tanto en el magisterio pontificio (JPI, 27.8.1978; JPII, 2.12.1984; SRS 36-37; MJMP90 6)
como episcopal (Quebec, 1981; CED, 1987; Polonia, 1989; ETNI). La revisión del concepto
de pecado, más allá de su habitual interpretación antropológica y sociológica, incluyendo
dimensiones inter-generacionales y cósmicas, se inicia en este periodo.
En consonancia con la lógica del análisis antropológico de Juan Pablo II y la
orientación práctica de la DSI (cf. CA 59), se apuntan vías de solución de las
problemáticas ambientales que conforman un primer esbozo de la propuesta
eclesial: a) la recuperación del sentido escatológico del trabajo (LE 25, CL 43; SRS
30); b) la presentación de modelos antropológicos inspiradores de vida sostenible
y respetuosa, como la figura de Gregorio Mendel (JPII, 10.3.1984), San Francisco de Asís
(JPII, 30.3.1979, 29.11.79, 29.8.1982; PET) y de los pueblos indígenas (JPII, 14.9.1987;
CBCP, 1988; Australia, 1991); c) el cuidado de la familia como santuario de la vida y
primera estructura de la ecología humana (CA 38); d) la centralidad de la educación
en la conformación de las creencias, valores y prácticas de la sostenibilidad (PET;
117
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
ECE 37; MJMP90 14; ETNI); e) la necesidad de una conversión ecológica (PVI, 5.6.1972;
Lombardía, 1988; ETNI; RE; IQE)147.
En tercer lugar, en este periodo se establecen también los principios éticos
orientadores que guiarán el análisis posterior de la cuestión ecológica y que
constituyen la contribución operativa de la DSI al debate (CA 60). Sin que sean
desarrolladas todavía en profundidad las implicaciones de una relectura ecológica de los
mismos, se percibe un primer esfuerzo por contextualizar –a la luz de la nueva
problemática– la solidaridad, el destino universal de los bienes, la interdependencia, la
opción preferencial por los pobres y el bien común.
En cuarto lugar, las sucesivas Study Weeks organizadas por la PAS y los
discursos de Pablo VI y de Juan Pablo II dirigidos a sus académicos suponen,
durante este periodo, uno de los lugares de reflexión eclesial ecológica más
valiosos. La función desempeñada por la PAS en el proceso de recepción eclesial de la
cuestión ecológica puede compararse a la de una correa de transmisión capaz de ejercer
una doble función: 1. incorporar la mejor ciencia de la época y sus análisis, transmitiendo
a la Iglesia la preocupación académica y social por el medioambiente; 2. ofrecer un foro
de diálogo interdisciplinar y una centenaria tradición de rigor científico desde la que
realizar una contribución operativa –interdisciplinar, sapiencial y ética– en el ámbito
académico.
En quinto lugar, uno de los rasgos distintivos del Magisterio sobre ecología en este
periodo es la irrupción de una valiosa reflexión episcopal que enriquece la reflexión
y la praxis católica. Aunque esta evolución histórica es difícil de valorar todavía, es
relevante señalar ya que el proceso, fruto de la asimilación de la nueva eclesiología de
comunión del Vaticano II, posibilitó el florecimiento de un rico análisis temático y
regional de diversas problemáticas ambientales que el magisterio pontificio integrará
posteriormente. Este proceso muestra cómo un principio –el de subsidiariedad–
formulado en un primer momento para la sociedad y el estado, es aplicado de forma
fructífera a la vida y la estructura de la Iglesia (CDF, 1986, 72).
147Las primeras llamadas a la conversión ecológica por parte del magisterio todavía no van acompañadas
de una reflexión y una propuesta concreta sobre el modo y las dimensiones particulares de este proceso de
transformación individual y social hacia la sostenibilidad. Sobre la centralidad de la categoría de conversión
y su potencial para catalizar la contribución católica: cf. Hinze; C. F., “Unleashing Catholicism’s Stranded
Assets in the Fight for Just Sustainability”, en: Peppard – Vicini, Just Sustainability, 205-222.
118
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
148 Massaro, T., Living Justice: Catholic Social Teaching in Action, Lanham 2012, 169.
119
II – Estocolmo’72, los límites del crecimiento y el desarrollo sostenible
Segundo, frente a los valiosos esfuerzos por elaborar las primeras éticas
medioambientales de carácter sistemático por parte de filósofos y teólogos de distintas
confesiones cristianas, sorprende el carácter fragmentario de la respuesta católica,
así como la cautela en sancionar una propuesta filosófica particular. En este periodo, el
discurso moral de corte utilitarista sigue siendo predominante, aunque se percibe una
combinación de argumentos morales, con referencias crecientes a la ética de las virtudes.
Tercero, respecto a las inevitables cuestiones demográficas que plantea la
degradación del planeta en un contexto histórico marcado por un constante aumento de
la población, la respuesta eclesial resulta poco articulada y decantada
unilateralmente hacia la crítica al superdesarrollo y al sobreconsumo de la minoría
más opulenta.
Cuarto, aunque la reflexión antropológica en torno al sentido del trabajo humano
(LE) y la propuesta de la categoría ecología humana (CA) suponen un avance importante
en el proceso eclesial de recepción y son contribuciones católicas valiosas al debate
medioambiental, adolecen todavía de un sesgo antropocéntrico que concibe al ser
humano como gestor, administrador o auditor externo, pero no como miembro de una
comunidad más amplia de la cual forma parte y depende para su propia subsistencia (LE
12; CL 43). De la ambigüedad de este opción se deriva la falta de claridad sobre el
significado de la mejora y el perfeccionamiento de la creación a la que está llamado el ser
humano, así como la incapacidad para concretar los límites en el uso de la naturaleza a
los que se empieza a hacer referencia sin identificar cuáles pueden ser.
Quinto, en relación a la anterior limitación, la fundamentación bíblica del
acercamiento católico a la cuestión ecológica resulta también pobre y
excesivamente centrada –tras la crítica de Lynn White– en la exégesis de Gn 1, 26-
28, obviando la riqueza de las Escrituras para articular argumentos de corte teológico y
rescatar elementos valiosos de la teología de la creación y de la antropología bíblica. La
ampliación de las fuentes escriturísticas y la articulación de una propuesta más
sistemática serán dos de las tareas que acometa la reflexión eclesial tras Rio’92. A este
periodo, el de la mundialización de la cuestión ecológica, prestamos atención a
continuación.
120
Capítulo III
Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
Introducción
1 Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014, 355. Ver para este periodo el
capítulo titulado ‘Ecology and the Historical Turn of 1990: From Social Justice to Climate Justice?’:
Ib., 339-424.
2 ONU, Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo, Río de Janeiro (14.6.1992).
3 Cf. IUCN – WWF, Caring for the Earth: A Strategy for Sustainable Living, Gland 1991.
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
4 Martino, R. R., Statement of the Holy See Delegation to the United Nations Conference on
Environment and Development (4.6.1992).
5 Juan Pablo II, Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano
(12.10.1992), 23.
122
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
Esta metodología o modo de proceder de la iglesia latinoamericana tendrá, como veremos más
adelante, un gran influjo en la recepción de la cuestión ecológica.
8 Cf. Larson, B., Metaphors for Environmental Sustainability: Redefining Our Relationship with Nature,
123
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
9 Tras el estudio del pensamiento de Juan Pablo II, Ama Aimée Manzan concluye que el
personalismo ha estructurado su Magisterio sobre ecología es una corriente filosófica “qui trouve
son point d’orgue dans la relation ou l’interdépendance”: Manzan, A. A., “Personnalisme et écologie
dans la pensé de Jean Paul II”, en: Gueullette, J-M. – Revol, F. (eds.), Avec les creatures. Pour une
approche chrétienne de l’écologie, Paris 2015, 97-114. Para esta cuestión, ver también: Canet, F., La
dimensión moral de la cuestión ecológica, Barañáin 2014, 142-174, 214-225.
10 Cf. Lugones, J. R. (ed.), Una tierra habitable para todos, Buenos Aires 2014, 49-50.
11 CELAM, Nueva evangelización, promoción humana, cultura cristiana, Bogotá 1991, 73.
124
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
12 Cf. Juan Pablo II, Veritatis splendor (6.8.1993) 12, 40-43, 94..
13 Cf. Id., Tertio millenio adveniente (10.11.1994) 6.
14 Años después, afirmará que la meta del Jubileo es llevarnos “a redescubrir nuestra fraternidad
con la tierra, a la que estamos vinculados desde nuestra misma creación”: Id., Audiencia general
(26.1.2000).
15 Cf. Curran, C. E., Catholic Moral Theology in Dialogue, Notre Dame 1976, 36.
125
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
16 Cf. Silecchia, L., “Environmental Ethics from the Perspectives of NEPA and Catholic Social
Teaching: Ecological Guidance for the 21st Century”, William & Mary Environmental Law and Policy
Review, 28/3 (2004) 706-707.
17 Hart, J., Sacramental Commons. Christian Ecological Ethics, Oxford 2006, 181-198.
18 Mascia, M. et al., Responsibility for Creation in Europe. The Engagement of the Bishops’ Conferences,
126
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
22 Sobre la centralidad de esta categoría para la ecología humana: cf. Deane-Drummond, C., "Joining
in the Dance: Catholic Social Teaching and Ecology", New Blackfriars, 93 (2012) 204; Hinze, C. F.,
“Unleashing Catholicism’s Stranded Assets in the Fight for Just Sustainability”, en: Peppard, C. –
Vicini, A., (eds.), Just Sustainability: Technology, Ecology and Resource Extraction, New York 2015,
205-222.
23 Flecha, J. R., “Caridad, ecología y ecoética en la encíclica Caritas in veritate”, en: Galindo, A. –
Flecha, J. R., (eds.), Caridad en la verdad. Comentario a la encíclica Caritas in veritate de Benedicto
XVI, Salamanca 2010, 232.
24 Cf. Calvez, J-Y., Los silencios de la doctrina social católica, México D.F. 2003, 109-134; Hehir, J. B.,
“John Paul II: Continuity and Change in the Social Teaching of the Church”, en: Curran, C. E. –
McCormick, R. A. (eds.), Readings in Moral Theology no. 5: Official Catholic Social Teaching, New
York 1986, 247-263.
25 Juan Pablo II, Audiencia general (17.1.2001) 4.
127
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
26 Id., Evangelium vitae (25.3.1995). Como secuela de EV, ver también la declaración: NZCBC, A
Consistent Ethic of Life - Te Kahu-O-Te-Ora (18.4.1997). La promulgación de EV coincide en el
tiempo con la publicación de una obra de Boff que marca un punto de inflexión en el ámbito de la
teología de la liberación latinoamericana al incorporar en su reflexión la dimensión ecológica: cf.
Boff, L., Ecología: Grito de la Tierra. Grito de los Pobres, Madrid 1996.
27 Ver también para esta cuestión: Juan Pablo II, Carta a la secretaría general de la Conferencia
128
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
28 Cf. Rasmusen, L., Earth-honoring Faith: Religious Ethics in a New Key, Oxford 2013, 307; Deane-
Drummond, C., "What are the Resources for Building a Christian Ethos in a Time of Ecological
Devastation?”, en: Conradie, E. M. et al. (eds.), Christian Faith and the Earth. Current Paths and
Emerging Horizons in Ecotheology, London 2014, 169; Gaillardetz, R., “The Ecclesiological
Foundations of Modern Catholic Social Teaching”, en: Himes, K. R. (ed.), Modern Catholic Social
Teaching: Commentaries & Interpretations, Washington D. C. 2005, 77.
29 Cf. Calvez, J. Y., “Morale sociale et morale sexuelle”, Études, 378 (1993) 641-650.
129
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
30 Cf. Fuechtmann, T. (ed.), Consistent Ethic of Life: Joseph Cardinal Bernardin, Kansas City 1988.
31 Juan Pablo II, Vita consecrata (25.3.1996) 90.
130
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
que han incorporado la sostenibilidad en su modo de proceder: cf. McFarland Taylor, S., Green
Sisters: A Spiritual Ecology, Cambridge 2007.
34 Juan Pablo II, Fides et ratio (14.9.1998) 104; Cf. Id., Discurso a los participantes en la XXV
Conferencia General de la FAO (16.11.1989) 9. Para un intento interreligioso de elaborar una ética
global: cf. Parliament of the World's Religions, Declaration Toward a Global Ethic (4.9.1993). La
convicción básica del documento –inspirado en buena medida por el teólogo católico Hans Küng– es
que los fundamentos de esta ética ya existen en las enseñanzas, valores y actitudes morales
religiosas. La gran contribución que pueden hacer las religiones se ubica en el orden de las
motivaciones y en su capacidad para transformar las conciencias.
131
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
cristianos con los fieles de otras religiones y con quienes, aun no compartiendo una
creencia religiosa, buscan la renovación de la humanidad” (FR 104).
En este sentido, resulta imprescindible hacer referencia a la Carta de la
Tierra (CT)35. El documento, redactado de forma participativa y democrática a lo
largo de casi una década, resulta clave en la historia de la recepción de la cuestión
ecológica por parte de la comunidad internacional y marca, a juicio de Steven C.
Rockefeller, la emergencia de una nueva conciencia planetaria consonante con la
ética planetaria demandada por Juan Pablo II en FR 10436. Las religiones
desempeñan un papel insustituible en esta labor de reconstrucción ética, aunque
ellas requieren, a su vez, una reconstrucción crítica. En este sentido, Paul Knitter
ha sugerido como tarea del futuro diálogo interreligioso elaborar un “ecumenismo
profundo” en el que la praxis preceda a la reflexión, la ética a la mística y la acción
colectiva a la elaboración de una única “historia religiosa compartida” sobre la
tierra. Su “ecumenismo ético” fundacional no niega la contribución religiosa; al
contrario, ésta se convierte en el trampolín de un “profundo ecumenismo
místico”37.
En este contexto histórico, en la antesala del Jubileo del año 2000, cuando la
comunidad internacional elaboraba la CT y se esforzaba por consensuar una ética
en diálogo con las tradiciones religiosas, el Papa retomó la reflexión sobre la
dimensión global de la ética medioambiental al recordar la universalidad e
indivisibilidad de los derechos humanos. En 1999, en el tradicional Mensaje para la
jornada mundial de la paz (MJMP99)38, subrayó la centralidad del derecho más
básico, donde se fundamentan todos los otros, “el derecho a la vida” (MJMP99 4).
Este derecho, sin embargo, está amenazado por múltiples formas de violencia,
como “los daños insensatos al ambiente natural” (MJMP99 4). En el nuevo contexto
de globalización económica y financiera, “ningún derecho humano está seguro si
no nos comprometemos a tutelarlos todos” (MJMP99 12), por eso se “hace más
Common Earth”, en: Hessel, D. T. – Radford-Ruether R., Christianity and Ecology: Seeking the Well-
being of Earth and Humans, Cambridge 2000, 365-379.
38 Juan Pablo II, Mensaje para la celebración de la XXXII Jornada Mundial de la Paz (1.1.1999).
132
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
133
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
42 Id., Address at the Liturgy of the Word, 3: “We need to realize therefore that there can be a grave
sin against the natural environment, one which weighs on our consciences, and which calls for
grave responsibility towards God the Creator”.
43 Radkau, The Age of Ecology, 407.
44 Días antes de Rio’92, la ONU aprobó el Convenio sobre la Diversidad Biológica (5.6.1992). En el
CDB se denuncia con claridad el riesgo que supone para el ser humano “la reducción o pérdida
sustancial de la diversidad biológica” y se reconoce –más allá de sus numerosos valores
instrumentales y servicios ecosistémicos– “el valor intrínseco de la diversidad biológica”. Tras su
aprobación, la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica ha elaborado cuatro informes
de evaluación: Cf. CBD, Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 4, Montreal 2014.
134
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
135
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
hoy quizás requiere mayor creatividad” (NMI 50). En el nuevo contexto cultural del
tercer milenio, luchar contra el “desequilibrio ecológico” (NMI 51) y promover una
cultura de la vida se presenta como una de las “urgencias ante las cuales el espíritu
cristiano no puede permanecer insensible” (NMI 51).
Por último, otro de los foros más inesperados en los que Juan Pablo II
hablará sobre ecología en relación a la cultura de la vida al final de su pontificado
será al abordar un poderoso fenómeno global con profundas implicaciones
socioeconómicas y medioambientales: el turismo. En su Mensaje en el XXIII Día
Mundial del Turismo, hará una llamada a adoptar “formas de turismo con una
fuerte motivación ética”, como el “ecoturismo”, capaces de “mostrar mayor respeto
por el medioambiente, mayor moderación en el uso de los recursos naturales y
mayor solidaridad con las culturas locales”50.
La emergencia de este tipo de “turismo inteligente”, sin embargo, no es vista
sólo como un elemento más del desarrollo sostenible, sino también como un signo
esperanzador de un cambio cultural más profundo y como un factor clave en la
formación de la nueva conciencia ecológica (cf. n. 5). A su juicio, los promotores y
participantes en esta nueva forma de ocio están motivados, en ocasiones, “por la
dimensión espiritual de su relación con la creación” (n. 3). Esta dimensión, para la
que el pontífice acuña el término “ecología interior”, fortalece la “ecología
exterior”, con efectos positivos para el medioambiente, las condiciones
socioeconómicas de la población autóctona y la propia salud, siendo todos ellos
elementos clave de la “cultura de la vida” (n. 3).
Pero la promoción de la cultura de la vida a la que Juan Pablo II hizo
referencia en repetidas ocasiones no es una tarea exclusiva del magisterio
pontificio. A partir de este periodo será acompañada de forma creciente –tanto en
la reflexión como en la acción– por el episcopado local. Obispos particulares y
Conferencias Episcopales de todos los continentes reflexionarán y sugerirán vías
de solución al complejo reto de la sostenibilidad, convirtiéndose en actores
imprescindibles para comprender la recepción católica de la cuestión ecológica a
partir de este momento. A ellos prestamos atención a continuación.
50Juan Pablo II, Mensaje en el XXIII Día Mundial del Turismo (24.6.2002) 2. Para entender las
motivaciones religiosas y las raíces teológicas que subyacen al moderno interés por el turismo
ambiental y el contacto con la naturaleza como experiencia redentora en Occidente: cf. Berry, E.,
Devoted to Nature: The Religious Roots of American Environmentalism, Berkeley 2015.
136
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
51De nuevo, como hicimos en el capítulo precedente, haremos referencia tan solo a los documentos
más relevantes. El resto puede consultarse en los anexos finales. Durante el periodo 2000-2005, el
número de equipos de trabajo y comisiones diocesanas creadas en Europa por las distintas
Conferencias Episcopales para abordar las cuestiones ecológicas se dobló. Este desarrollo, sin
embargo, fue asimétrico, ya que para las Iglesias del Este –preocupadas todavía en su rehabilitación
institucional tras la caída del muro de Berlín– la cuestión se percibía como secundaria y no se
desarrolló tanto como en el Oeste, especialmente en el ámbito de lengua alemana. Ver para esta
cuestión: cf. Mascia, Responsibility for Creation in Europe, 35-41.
52 Cf. Catholic Bishops from Appalachia, At Home in the Web of Life: A Pastoral Message on
137
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
“red de vida” la interacción entre el ser humano y el medio natural, así como
analizar la degradación social y medioambiental como dos caras de la misma
problemática.
Ante el riesgo de separar el análisis económico, ecológico y social –así como
la moral personal y social–, se invita a adoptar una visión holística: la visión de un
cosmos interconectado o comunidad de vida en la Tierra (Earth’s community of
life) y la necesidad de formar comunidades locales enraizadas en la red sagrada de
la vida de Dios (God’s sacred web of life)53. Destaca también la centralidad que se
concede –frente al carácter técnico y altamente especializado de muchos de los
informes científicos de este periodo– a la humildad, como actitud necesaria para
abordar la complejidad de los problemas ambientales y reorientar el lugar del
hombre en el mundo, junto con el discernimiento comunitario y la experiencia
histórica de la Iglesia.
La gran contribución de esta carta pastoral, sin embargo, consiste en la
elaboración de un concepto holístico y multidimensional de desarrollo sostenible,
esbozado ya de forma seminal en PP; un concepto que incluye tanto dimensiones
de la ecología natural (agrícola, forestal, tecnológica, jurídica) como de la ecología
humana (cultural, familiar, eclesial), poniendo el énfasis en el fortalecimiento de
comunidades locales sostenibles capaces de articular ambas dimensiones de la
ecología.
En este mismo periodo, el CELAM publicó dos documentos en los que
reflexionó sobre las grandes tendencias sociales, económicas y políticas del mundo
y de la región, así como los desafíos que suponían para la Iglesia Católica. En el
primero, El tercer milenio como desafío pastoral, el medio ambiente fue identificado
como uno de los nueve grandes temas que aparecieron como preocupaciones
centrales al analizar el futuro de América Latina54. En el segundo, Globalización y
Nueva Evangelización en América Latina y el Caribe, se constató nuevamente la
relevancia de la cuestión para la misión de la Iglesia en la región55.
La Conferencia Episcopal de Nueva Zelanda (NZCBC), publicó ese mismo
año una breve pero valiosa declaración en continuidad con el mensaje de EV, A
53 Resulta significativo que, un año más tarde, vea a la luz una obra que usa una expresión muy
similar: Rasmussen, L., Earth Community, Earth Ethics, New York 1996.
54 Cf. CELAM, El tercer milenio como desafío pastoral, Bogotá 1997.
55 Cf. Id., Globalización y Nueva Evangelización en América Latina y el Caribe: Reflexiones del CELAM
138
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
139
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
cf. Rasmussen, Earth-Honoring Faith, 207-210; Jenkins, W., Ecologies of Grace: Environmental Ethics
and Christian Theology, Oxford 2008; Rolston, H., “Saving Creation: Faith Shaping Environmental
Policy”, Harvard Law & Policy Review, 4 (2010) 132-148; Id., “Science and Religion in the Face of the
Environmental Crisis”, en: Gottlieb, R. S. (ed.), The Oxford Handbook of Religion and Ecology, Oxford
2006, 393; Peppard – Vicini, Just Sustainability, 1-11. Ver también para esta cuestión: Radford
Ruether, R., “Eco-justice at the Center of the Church’s Mission”, en: Hessel – Radford-Ruether,
Christianity and Ecology, 603-614.
63 Cf. Bishops of Alberta, Celebrate Life: Care for Creation; CBCEW, The Common Good and the
140
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
en un tiempo en el que “nuestra ética cristiana necesita expandirse para incluir una
ética intergeneracional”. Una década antes del inicio de la explotación a gran escala
de combustibles fósiles no convencionales en las arenas bituminosas de la región
(conocidas como the Alberta tar-sands), los obispos reconocen ya con lucidez la
conflictiva relación entre las necesidades presentes y futuras, y la dificultad por
articular una visión local y global64.
Cerca ya del fin del milenio, la Southern African Catholic Bishops'
Conference (SACBC) escuchará la llamada de la comunidad científica y de la
población más empobrecida de su país, invitando en Pastoral Statement on the
Environmental Crisis a la implicación de todos y a una respuesta rápida y creativa
ante el grave daño hecho al medioambiente65.
La denuncia de una nueva forma de injusticia contra los sudafricanos más
pobres precisa de una visión integral, ecológica y social, capaz de identificar las
conexiones entre formas de injusticia social y procesos de degradación
medioambiental como el sobrepastoreo, la deforestación, la erosión, la explotación
minera, la contaminación o el vertido incontrolado de residuos. En continuidad con
las afirmaciones episcopales previas, se insiste en la obligación moral de responder
al único reto de la sostenibilidad; un reto que es parte sustancial del discipulado
cristiano y que responde tanto a razones morales (the survival of the human race
and of creation entrusted to its stewardship) como estéticas (the beauty of the
environment that is at stake here).
En síntesis, los problemas ecológicos son interpretados por el episcopado
en el umbral del nuevo milenio como un foro emergente de diálogo interdisciplinar
e intercultural, ecuménico e interreligioso; como una tarea moral compartida: la de
elaborar una ética planetaria y una praxis colectiva acorde con los grandes retos
contemporáneos, entre los que se encuentra el ecológico (cf. FR 104).
64 Bishops of Alberta, Celebrate Life, 33: “The success of international responses of global ecological
challenges will be linked to the decisions we make or fail to make in Alberta. The issue of global
climate change being pushed by rising fossil fuel consumption and deforestation goes to the heart
of Alberta's economic priorities”.
65 Cf. SACBC, Pastoral Statement on the Environmental Crisis (5.9.1999).
141
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
Una de las dinámicas que permite el “desarrollo doctrinal” (VS 28) sobre
ecología durante este periodo es el discernimiento compartido entre la sede de
Roma y las iglesias locales. En diálogo con las intervenciones del episcopado, Juan
Pablo II resalta la relevancia de la cuestión medioambiental en sus exhortaciones
post-sinodales dirigidas a los obispos de África (1995), Asia (1999), América
(1999), Oceanía (2001) y Europa (2003). En ellas señala –de una u otra forma– la
dimensión moral insoslayable de la degradación medioambiental y, en especial, su
estrecha relación con el deseo desbocado de beneficio y el sobreconsumo egoísta
que caracteriza a las sociedades más desarrolladas. Frente a estas actitudes,
recuerda la importancia de no “disociar el plan de la creación del plan de la
redención"66 y de “restaurar un sentido de reverencia hacia el conjunto de la
creación de Dios”67. También invita a adoptar una “apertura espiritual y ética”68,
capaz de superar las actitudes y estilos de vida egoístas, así como formar al laicado
“por su audaz testimonio de caridad y de perdón, valores que evangelizan los
grandes horizontes de la política, la realidad social, la economía, la cultura, la
ecología […]”69.
No resulta extraño, por tanto, que en la antesala de Johannesburgo’02, la X
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (XSinOb), “El Obispo
servidor del evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo”, recogiese la
inquietud expresada en las exhortaciones y valorase positivamente la "sensibilidad
cada vez más positiva hacia la ecología", alertando al mismo tiempo sobre los
“cambios climáticos del ecosistema, que suscitan interrogantes sobre el futuro de
nuestro planeta.”70. Reconociendo el valor de toda crisis para redescubrir
66 Juan Pablo II, Exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Africa (14.9.1995) 68. Es por medio
del Hijo como se renovarán las relaciones de los hombres con Dios, entre ellos y con la creación
entera: cf. Ib., 55. La III Asamblea especial del sínodo de los obispos de 1994, abordó puntualmente
la cuestión ecológica en la proposición n. 55, centrada en la preocupación por la deforestación y la
contaminación en el continente africano: cf. Alcalá, M., Historia del sínodo de los obispos, Madrid
1996, 417.
67 Juan Pablo II, Exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Asia (6.11.1999) 41. Dos años
después, afirmará: “el mundo natural no es tan sólo un recurso destinado a explotarse, sino también
una realidad que ha de ser objeto de respeto e incluso de veneración como don recibido de Dios”:
Id., Exhortación post-sinodal Ecclesia in Oceania (22.11.2001) 31.
68 Id., Exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in America (22.1.1999) 25.
69 Id., Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Europa (28.6.2003) 41.
70 X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, Instrumentum laboris (1.6.2001) 19.
142
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
elementos centrales de la propia tradición, los obispos afirmaron que “del peligro
de un desequilibrio ecológico nace un sentido más profundo del valor de la
creación” (XSinOb 25).
Resulta significativo que la cuestión fuera abordada tras denunciar las
injusticias cometidas contra las comunidades indígenas, “usurpadas de las riquezas
de la materia prima y de los recursos naturales de los propios países en una desleal
explotación del territorio y de las poblaciones” (XSinOb 19). Como vimos más
arriba, ha sido la cercanía pastoral a las comunidades marginadas la que ha
despertado en las iglesias locales el interés por la cuestión ecológica. Y es desde ahí
donde se afirma que “la Iglesia se hace portavoz de las aspiraciones más auténticas
en favor de un equilibrio ecológico que no ponga en peligro nuestra tierra y la
creación entera, obra de las manos del Creador, ofrecida a la humanidad como
lugar de belleza y de equilibrio, don y fuente natural de la existencia humana”
(XSinOb 19). Al mismo tiempo que se muestran las implicaciones sociales de la
problemática ambiental y la necesidad de la implicación eclesial, se denuncia
veladamente la deriva pseudo-religiosa de algunas corrientes ecologistas y de “los
movimientos religiosos alternativos” que conectan el discurso ecológico con
formas individualistas de “retorno a lo sagrado” (XSinOb 20).
Hacia el final de su pontificado, en la Exhortación apostólica postsinodal
Pastores gregis (PG), encontramos la que puede ser considerada la última
referencia de Juan Pablo II a la cuestión ecológica71. Dirigiéndose de nuevo al
episcopado recordará que, en el nuevo contexto cultural del s. XXI, es preciso
universalizar la caridad y la solidaridad, para contrarrestar los efectos más
perniciosos de la globalización económica, financiera y cultural72. Justo a
continuación aborda la cuestión ecológica señalando que, tanto por sus
dimensiones como por sus orígenes y posibles vías de solución, ya no puede
desvincularse del complejo fenómeno de la globalización (cf. PG 69). En nuestra
época, la solidaridad y el bien común deben ampliarse e incluir “con urgencia” la
creación. Para ello, se precisa una comprensión de la ecología –física y humana–
“que proteja el bien radical de la vida en todas sus manifestaciones y prepare a las
143
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
personal en clave cristológica: cf. Juan Pablo II, Audiencia General (17.1.2001); Juan Pablo II –
Bartolomé I, Declaración conjunta sobre ética medioambiental (10.6.2002).
75 Cf. IV Reunión de Conferencias Episcopales sobre la responsabilidad por lo creado, Venecia (23-
26.5.2002).
76 Cf. CEE, Pastoral del Ambiente y Ecología Humana, Madrid 2002, 12-86; 101-108. Este seminario,
144
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
145
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79 Cf. Obispos del Norte de México, Carta pastoral de las diócesis de la Sierra Tarahumara sobre la
explotación de los bosques (29.3.2000); CEB, Tierra, madre fecunda para todos (14.2.2000).
80 Cf. ONU, Declaración de Río, 22-23.
146
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
81 Cf. Bishops of the Boston Province, And God Saw that it Was Good (4.10.2000).
82 Cf. CECh, Peace and Good (17.11.2000) 43-49.
147
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
148
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
149
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
85 USCCB, Global Climate Change: A Plea for Dialogue, Prudence, and the Common Good (15.6.2001).
86 Cf. ONU, Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo, Río de Janeiro (14.6.1992), 7.
150
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
87 Cf. Wardekker, J. A. et al., “Ethics and public perception of climate change: Exploring the Christian
voices in the US public debate”, Global Environmental Change, 19 (2009) 512–521.
88 Martino, R. R., Environment and Sustainable Development: Protecting of Global Climate for Present
151
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
90 Este es justamente el argumento que esgrime el jesuita indio John Karuveli al analizar los
conflictos eco-sociales que han emergido en la India en su carrera por el desarrollo y que han
desplazado, en las últimas décadas, cerca de 60 millones de personas, en su mayoría agricultores,
miembros de tribus, personas de casta inferior y otros grupos marginados: cf. Karuveli, J.,
“Participation Is the Path to Sustainable Development: Developmental Projects and Involuntary
Displacement in India”, en: Peppard – Vicini, Just Sustainability, 27-30.
91 Cf. CBCEW, The Call of Creation: God’s Invitation and the Human Response. The Natural
152
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
153
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
96 Jenkins, W., The Future of Ethics: Sustainability, Social Justice, and Religious Creativity,
Washington, D. C. 2013, 178-181.
97 Cf. Hart, Sacramental Commons, 53-54.
154
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
98 Cf. CTI, Comunión y servicio: la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios (23.7.2004)
56-80.
99 Cf. PCJP, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, Madrid 2006, 451-487.
155
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
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III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
100El interés de la Iglesia por la biodiversidad, que fue liderado por el Magisterio episcopal e irá en
aumento a partir de su inclusión en el CDSI, fue motivado en buena medida por el influjo que
ejercieron los informes científicos y por la aprobación, en 1992, del CBD.
157
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
158
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
66), alguien que tiene “una participación en el gobierno divino de la creación” (CS
57). Ahora bien, recuerda la CTI a modo de contrapunto, aunque es cierto que los
seres humanos están llamados a ser señores y “ejercitar una supremacía sobre el
conjunto de la creación visible”, no pueden olvidar nunca que ejercen un “dominio
participado” y que “el significado interior del señorío es el servicio” (CS 59)101.
Unos años antes de la publicación del CDSI, el moralista Ángel Galindo había
definido la opción ética de la Iglesia ante la cuestión ecológica como un
“humanismo creacionista”. Frente al “antropocentrismo prometeico”, al
“cosmocentrismo panvitalista”, al “indiferentismo” y al “objetocentrismo”
consumista, en la posición católica “Dios es propuesto como el reconocimiento del
auténtico centro de la realidad”102. De esta visión del mundo emanan principios
orientadores para plantear la cuestión ecológica: la búsqueda del bien común, la
justicia distributiva, la actitud de coraje y de esfuerzo, la responsabilidad y la
participación, la búsqueda de una sociedad solidaria y subsidiaria103.
Con Galindo y la CTI podemos concluir afirmando que, si “una correcta
teología cristiana de la ecología viene dada por la aplicación de la teología de la
creación” (CS 74), la solución al error antropológico que subyace a la crisis
medioambiental se encuentra en una lectura que interpreta comunión como
servicio y, en consecuencia, en la adopción de una perspectiva teocéntrica: “En
último extremo debemos observar que la teología no podrá ofrecer una solución
técnica a la crisis ambiental; sin embargo, como hemos visto, la teología puede
ayudarnos a ver nuestro ambiente natural como lo ve Dios, como el espacio de una
comunión personal en la cual los seres humanos, creados a imagen de Dios, deben
buscar la comunión recíproca y la perfección final del universo visible” (CS 78)104.
Las tareas de clarificación, profundización y sistematización teológica
realizadas por el CEC, el PCJP y la CTI resultan claves en el proceso de
recepción católica de la cuestión ecológica y preparan el camino de
creación? […], hay sólo una respuesta teológica satisfactoria. La creación existe para su Creador.
Años de antropocentrismo han oscurecido este concepto simple pero fundamental”: Linzey, Los
animales en la teología, 52.
159
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
105 Como expresó el Presidente de la PAS, Marcelo Sánchez-Sorondo: “The Pontifical Academy of
Sciences has thus become one of the favoured forums for the dialogue between the Gospel and
scientific culture, gathering together all the stimulating provocations but also the inspiring
possibilities that such dialogue brings with it, almost thereby symbolising a shared growth – of both
the scientific community and the Magisterium of the Church – of their respective responsibilities
towards truth and good”: PAS, The Challenges for Science. Education for the Twenty-First Century,
Vatican City 2002, 284.
106 Galindo, Moral socioeconómica, 428.
107 Cf. PAS, Population and Resources: A Report, Vatican City 1994; Dardozzi, R. – Ramel C. (eds.),
Chemical Hazards in Developing Countries, Vatican City 1996; PAS, Changing Concepts of Nature at
the Turn of the Millennium, Vatican City 2000; Bengtsson, L. O. – Hammer, C. U. (eds.), Geosphere-
Biosphere Interactions and Climate, Vatican City 2001.
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III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
108 Juan Pablo II, Audience to the Participants in the Working Group on Chemical Hazard in
Developing Countries (22.10.1993) 2.
109 Cf. PAS, Population and Resources, 5.
110 Ib., 3.
161
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
111 Juan Pablo II, Address to the Study Week on the Subject ‘Resources and Population’ (22.11.1991) 1.
112 Ib., 7.
113 A esta misma cuestión prestará atención el ciclo de conferencias organizado por Notre Dame
University, cuya valiosa colección de ensayos quedó recogida en: Cf. Lodge D. – Hamlin, C. (eds.),
Religion and the New Ecology: Environmental Responsibility in a World in Flux, Notre Dame 2006.
114 Cf. Juan Pablo, Allocution to the Participants of the Plenary Session of the PAS on ‘Changing
162
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
Development’ (12.3.1999) 2.
120 Ib., 4.
121 Ib., 6.
163
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
122 Ib., 7.
123 PAS, The Challenges for Science. Education for the Twenty-First Century, Vatican City 2002, 291.
164
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
124 Destacan especialmente las siguientes: cf. Joint Appeal by Religion and Science for the
Environment (1992); Parliament of the World's Religions, Declaration Toward a Global Ethic
(4.9.1993); II European Ecumenical Assembly, Reconciliation – gift of God and source of new life
(1997) 7-8; Church Office of the Evangelical Church in Germany – Secretariat of the German
Bishops' Conference (eds.), For a Future Founded on Solidarity and Justice (22.2.1997); EKD-DBK, A
Statement of the Evangelical Church in Germany and the German Bishops' Conference on the
Economic and Social Situation in Germany, Hannover-Bonn 1997; International Catholic-Jewish
Liaison Committee, A Common Declaration on the Environment (25.3.1998); Interfaith Council for
Environmental Stewardship, Cornwall Declaration on Environmental Stewardship (1.2.2000).
Pueden consultarse en: Cf. Gottlieb, R. S. (ed.), This Sacred Earth: Religion, Nature, Environment, New
York 1996, 640-642; Haffner, P., Towards a Theology of the Environment, Leominster 2008, 307-
313.
125 PCPUC, Directorio ecuménico (25.3.1993) 215. Un título similar a la expresión utilizada por el
165
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
166
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
vez, de “cambios en los estilos de vida” (FZSG 32) por parte de las sociedades
industrializadas. Y es en esta necesaria transformación cultural donde “las iglesias
contribuyen a una política de cambio estructural cuando interpretan la ‘conversión’
como cambio en el estilo de vida y cuando critican la idea de ‘la buena vida’ como
‘acumulación material’ (FZSG 32). En el caso de Europa occidental, y el juicio es
extensible a todas las sociedades industrializadas, la iglesias afirman que “una
ganancia en prosperidad mediante un simple crecimiento económico cuantitativo
es cada vez más cuestionable” (FZSG, 80).
El horizonte moral de la solidaridad y la justicia que guía la visión de las
iglesias percibe los “límites ecológicos del desarrollo económico […] pidiendo
cambios que no pueden ser ya postergados” (FZSG 48). “Las sociedades
industriales –se advierte– están al borde de exceder la capacidad de carga de
importantes sistemas ecológicos” (FZSG 80), generando “amenazas para el
medioambiente” que representan un reto existencial cualitativamente nuevo a la
moderna civilización” (FZSG 79).
Sin embargo, aún asignándoles un lugar importante, los urgentes retos
planteados por la crisis medioambiental no son descritos de forma aislada, sino
como parte de un entramado de problemas socio-económicos como el desempleo,
la erosión del estado del bienestar, la creciente presión sobre las relaciones
familiares, la persistente pobreza en medio de sociedades ricas, la migración, el
consumismo o la dinámica generada por la nueva economía financiera global (cf.
FZSG 48-90). La enorme diversidad de problemáticas ecológicas y sociales, sin
embargo, parece encontrar un común denominador antropológico que legitima su
análisis conjunto (cf. FZSG 94).
Llegados a este punto, tras incorporar en el ver los datos aportados por las
ciencias sociales y naturales, FZSG adopta un tono marcadamente bíblico y
teológico desde el que juzgar la “situación presente de cambio radical” (FZSG 95).
Aquí se recuerda de nuevo que la función de las iglesias cristianas, en especial de la
“doctrina social cristiana”, no consiste ni en aportar soluciones técnicas ni en
elaborar un sistema abstracto de normas, sino en ofrecer principios morales
orientadores fruto de una reflexión multisecular de tipo sapiencial y profético “que
brota de la continuada reflexión sobre la experiencia humana en el pasado y en el
presente a la luz de la comprensión cristiana de la humanidad” (FZSG 102).
167
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
Entre los principios señalados más arriba que conforman el ethos cristiano
según la EKD y la DBK interesa especialmente –dada la cuestión que nos ocupa– el
énfasis que se pone en la sostenibilidad como nueva categoría reguladora –
prolongación temporal de los principios de la opción preferencial por los
pobres, la subsidiariedad y la solidaridad– capaz de tomar en consideración
a las futuras generaciones (cf. FZSG 122) y a la creación entera (cf. FZSG 124).
En último término, “la meta de la sostenibilidad se centra en la responsabilidad por
la creación” (FZSG 123) y se orienta hacia la visión escatológica de un destino
compartido por toda la creación; de ahí que “una sociedad humana solo puede ser
sostenible si toma en consideración el conjunto del contexto ecológico” (FZSG
124). En este sentido, la ética social cristiana está llamada a modular el concepto
técnico de desarrollo sostenible, situando todos los procesos sociales en el contexto
de la creación, poniendo de relieve la interconexión entre problemas sociales,
económicos y medioambientales (cf. FZSG 125).
Es la convicción de FZSG –y en buena medida de la tradición católica de la
DSI– que la propuesta ética que emana de la visión bíblica cristiana es “expresión
de un sentido común de largo plazo” que puede “contribuir a recuperar el
consenso ético básico en el que política, empresa y sociedad dependen” (FZSG
126). Y este consenso, a la luz de los retos planteados en la era de la globalización,
requiere considerar la sostenibilidad como nuevo marco conceptual en el que
insertar las cuestiones sociales: “Si la ‘cuestión social’ es en último término un
problema de distribución, la ‘cuestión ecológica’ señala al contexto global de lo que
ha de ser distribuido” (FZSG 148). En la transición hacia una sociedad sostenible
las iglesias alemanas perciben la emergencia de nuevos valores y nuevas formas de
solidaridad universal, entre las que se valoran positivamente las iniciativas de los
grupos medioambientales (cf. FZSG 159; 252), y se proponen medidas concretas
que permita avanzar hacia el “cambio ecológico estructural” (FZSG 224-232).
Pocos meses después tuvo lugar en Graz, Austria, la II Asamblea Ecuménica
de Europa127. Bajo el título “Reconciliación: Don de Dios y fuente de nueva vida”
(RDD), los representantes de la Conferencia de Iglesias Europeas (CIE) y del
Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) abordaron los muchos
127Cf. CIE – CCEE, II Asamblea Ecuménica de Europa. Reconciliación: Don de Dios y fuente de nueva
vida, Madrid 1997.
168
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
retos que el continente europeo enfrentaba, denunciando que “la explotación cruel
de las fuentes no-renovables, la contaminación del medio ambiente y el trastorno
de los ecosistemas provocan daños inmensos y amenazan el bienestar de las
generaciones futuras y de toda la creación” (RDD 7). La reconciliación, clave
hermenéutica del documento, es entendida como un proceso orgánico que incluye
elementos sociales, económicos, políticos, religiosos y también ecológicos. De ahí
que la degradación medioambiental sea interpretada no sólo como una disfunción
tecnológica, sino también como una forma de desobediencia “al mandamiento
divino de cuidar la creación con respeto y de trabajar para mantener su integridad”
(RDD A19).
En el plano propositivo, se invitó a establecer una celebración ecuménica
del “Día de la Creación” (RDD 5.1), propuesta que el papa Francisco secundará
años más tarde, secundando una iniciativa liderada por el Patriarca Bartolomé I128.
También se recomendó que las iglesias se adhiriesen al Programa Agenda 21 –el
proceso de implementación propuesto en Rio’92– como parte del propio proceso
ecuménico en favor de la paz, la justicia y la integridad de la creación y que
estableciesen “una red de responsable en materia de medio ambiente” (RDD 5.3).
Una década después de la llamada del Pontificio Consejo para la Promoción
de la Unidad de los Cristianos y cinco años después de FZSG y RDD, la tarea de
articular una ética ecológica acorde a los retos de la híper-globalización que
caracterizó el cambio de milenio se presentó de nuevo como una oportunidad para
el diálogo ecuménico. La Declaración conjunta sobre ética medioambiental que el
Patriarca ortodoxo de Constantinopla Bartolomé I y Juan Pablo II firman en junio
de 2002 en la antesala de Johannesburgo’02 –conocida como Declaración de
Venecia– es una buena muestra del interés compartido por ambas iglesias129.
En ella, se señala con claridad la necesidad de poner límites a la expansión
económica y tecnológica, así como el valor de la contribución religiosa al debate
medioambiental contemporáneo, porque la “destrucción de la armonía original con
la creación” no es debida sólo a una distorsión en el concepto de desarrollo; hunde
sus raíces en el pecado humano y es susceptible, por tanto, de un análisis moral y
teológico. Cinco años antes, Bartolomé I había calificado la degradación del medio
128 Cf. Francisco, Establecimiento de la Jornada Mundial de Oración por la Creación (6.8.2015).
129 Juan Pablo II – Bartolomé I, Declaración conjunta sobre ética medioambiental (10.6.2002).
169
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
poder revertir la pérdida de biodiversidad. Para ello, además de medidas técnicas, se precisa de una
reflexión sobre la vocación humana: la llamada a ser guardián de la creación y cuidador del
hermano. Responder a esta vocación conlleva un nuevo tipo de conciencia relacional: cf. PCJP, Nota
en la Celebración del Día Mundial de la Diversidad Biológica (22.5.2002).
132 Juan Pablo II, Ángelus (25.8.2002) 2.
133 Ib., 1.
170
III – Rio’92 y la mundialización de la cuestión ecológica
134 Martino, R. R., Intervention by the Holy See at the World Summit on Sustainable Development
(2.9.2002). Esta fue también la convicción que impulsó a representantes de 15 iglesias cristianas de
Australia (incluida la católica) a redactar poco después una declaración ecuménica dirigida a su
gobierno: cf. Australian National Council of Churches, Sustaining Creation (2002).
135 Cf. Lodge, D. M. – Hamlin, C., “Ecology and Religion for a Post-Natural World”, en: Religion and
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176
Capítulo IV
Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
Introducción
1 Cf. ONU, Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible (4.9.2002). Para un revisión de la
década comprendida entre Rio’92 y Johannesburgo’02: cf. AAVV, “De Río (1992) a Johannesburgo (2002):
¿éxito o fracaso de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible?”, RFS, 57 (2002) 403-433.
2 Cf. Martino, R. R., Statement of the Holy See at the World Summit on Sustainable Development (2.9.2002).
3 Cf. Coleman, J. A., “The Future of Catholic Social Thought”, en: Himes, K. R. (ed.), Modern Catholic Social
marcado por la especulación y la fuerte subida del precio de los alimentos, Benedicto XVI llamó a
redescubrir el valor de la familia rural, a tomar en consideración los cambios climáticos sobre la
producción de alimentos y a defender la vida humana como “roca inviolable sobre la que se funda todo el
edificio de los derechos humanos”: Id., Message to the High-level Conference on World Food Security: The
Challenges of Climate Change and Bioenergy (2.6.2008). Años más tarde, en la celebración del 50
aniversario de MM, hará referencia de nuevo al problema de la especulación y “su impacto negativo sobre
el medioambiente”: Id., Mensaje a los participantes en el encuentro promovido por el PCJP en el 50
aniversario de la encíclica Mater et magistra (16.5.2011): AAS 103 (2011) 394.
8 Cf. Id., Mensaje en el Día Mundial de la Alimentación (16.10.2009).
9 Cf. Id., Mensaje a los participantes en la 27 Conferencia de la FAO (1.7.2011).
10 Cf. Id., Mensaje en el Día Mundial de la Alimentación (17.10.2011).
11 Unos años antes, Benedicto XVI había denunciado el acaparamiento de recursos marinos y terrestres e
invitado a ver retos globales –como la energía y los alimentos– en el marco de la relación entre ecología
humana y ecología natural: cf. Id., Mensaje al nuevo embajador de Islandia ante la Santa Sede (1.6.2007).
En una conexión por satélite con la Estación Espacial Internacional, el 21 de mayo de 2011, Benedicto XVI
invitó a escuchar a la comunidad científica para desarrollar nuestras conciencias, adoptar una conciencia
planetaria y una actitud contemplativa: cf. Id., The Garden of God, 72.
12 Id., Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (9.1.2012): AAS 104 (2012) 99.
13 Id., Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (11.1. 2010): IB, VI, 1, 2011, 50.
178
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
101 (2009) 172-174. En la excelente reconstrucción histórica sobre el “reverdecimiento” (greening) del
cristianismo, James Nash destaca la importancia que autores como John Hart o Wendell Berry conceden a
la agricultura como “trabajo santo” y al trabajo agrícola como paradigma de la vocación humana: cf. Nash,
J., Loving Nature: Ecological Integrity and Christian Responsibility, Nashvile 1991; Berry, W., The Unsettling
of America: Culture and Agriculture, San Francisco 1996.
179
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
del agricultor requiere que se aborden, de forma conjunta, otras dos: la revisión del
estilo de vida consumista y la necesidad de “cultivar y difundir una clara conciencia
ética a la altura de los desafíos más complejos del tiempo actual”17.
Siguiendo la tradición de Juan Pablo II, Benedicto XVI abordó también la cuestión
ecológica en sus encuentros con embajadores y políticos. Al dirigirse a los miembros del
cuerpo diplomático, pocos días después del MJMP10 y en medio de una crisis financiera
global con graves consecuencias sociales, el papa denunció la raíz teológica –la negación
de Dios– y antropológica –el olvido de la verdad del hombre– que han provocado tanto
los problemas financieros como la degradación de la naturaleza: “La negación de Dios
desfigura la libertad de la persona humana, y devasta también la creación”18.
De hecho, el ateísmo práctico será de nuevo la clave hermenéutica que utilice al
analizar la crisis medioambiental: “la arrogancia del hombre que vive ‘como si Dios no
existiera’, lleva a explotar y deteriorar la naturaleza, sin reconocer en ella la obra de la
Palabra creadora” (VD 108). La raíz de la degradación ecológica está en la falta de
“humildad esencial” que permite reconocer la creación como don de Dios19. Por ello, la
fe cristiana no tiene por qué ser un obstáculo para abordar la crisis ecológica; al
contrario, puede contribuir a “una renovada sensibilidad teológica sobre la bondad de
las cosas” (VD 108). Frente al relativismo y el laicismo –que “crea confrontación y
división, hiere la paz, perturba la ecología y […] se convierte en un callejón sin salida”–
el Papa propone rehabilitar una “laicidad positiva” que “favorezca una sana
colaboración y un espíritu de responsabilidad compartida”20. La ecología se revela como
espacio de crítica religiosa pero también, paradójicamente, como nuevo areópago y foro
de diálogo cultural.
17 Id., Ángelus (14.11.2010). Entre estos desafíos destaca la denuncia de “estilos de vida marcados por un
consumo insostenible, que también resultan dañinos para el medio ambiente y para los pobres”.
18 Benedicto XVI, Discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede
(11.1.2010): IB, VI, 1, 2011, 49. Tres años antes, en el mismo foro, había denunciado las disfunciones
económicas y los modelos de crecimiento que subyacen a la crisis ecológica: cf. Id., Discurso al Cuerpo
diplomático acreditado ante la Santa Sede (8.1.2007). En este mismo sentido: cf. Juan Pablo II, Address to
Gunkatsu Kano, Ambassador of Japan accredited to the Holy See (30.5.2003); Benedicto XVI, Address to the
New Ambassador of the Republic of Malawi to the Holy See (18.12.2008); Id., Address to the New
Ambassador of the Republic of the Fiji Islands to the Holy See (18.12.2008).
19 Moltmann y Boff han propuesto, de modo análogo, rehabilitar la “humildad cósmica” de la tradición
bíblica como solución a la distorsión antropológica que subyace a la modernidad y que ha generado la
degradación de la creación: cf. Moltmann, J. – Boff, L., ¿Hay esperanza para la creación amenazada?,
Santander 2015, 32. La expresión la utiliza también: cf. Bauckham, R., The Bible and Ecology:
Rediscovering the Community of Creation, Waco 2010.
20 Benedicto XVI, Discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede
180
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
21 Cf. Id., Discurso ante el Parlamento Federal Alemán (22.9.2011). Este discurso, junto con CV 48-51 y el
MJMP10, constituyen, a juicio de Jean-Louis Bruguès, los tres textos principales sobre ecología de su
pontificado: cf. Benedicto XVI, The Garden of God, xiv.
22 Cf. PCJP, Por una reforma del sistema monetario y financiero internacional desde la perspectiva de una
“expresión de un proyecto de amor y verdad que nos habla del Creador y de su amor por la humanidad, y
181
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
que encontrará su plenitud en Cristo al final de los tiempos”. La dignidad de la naturaleza, su “valor
intrínseco”, remite para el cristiano a la dinámica divina (el “proyecto de amor”) que une creación y
redención: cf. Benedicto XVI, Mensaje a un grupo de sponsors y promotores del pabellón de la Santa Sede en
la Exposición Internacional de Zaragoza (10.9.2009).
182
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
24 Para una recopilación de las intervenciones de Benedicto XVI: cf. Koenig-Bricker, W., Ten
Commandments for the Environment. Pope Benedict XVI Speaks Out for Creation and Justice, Notre Dame
2009. El inicio del pontificado de Benedicto XVI coincide con la publicación y divulgación del primer
estudio global sobre el estado de los ecosistemas de la Tierra: cf. UNEP, Millennium Ecosystem Assessment.
Ecosystems and human well-being: a framework for assessment, Washington D. C. 2003.
25 Silecchia, L. A., “Discerning the Environmental Perspective of Pope Benedict XVI”, Journal of Catholic
183
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
29 Cf. Id., Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (31.10.2008). Para el desarrollo en profundidad
de esta cuestión, analizaremos más adelante: CTI, Comunión y servicio: la persona humana creada a
imagen y semejanza de Dios (23.7.2004) 71-80.
30 Benedicto XVI, Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (31.10.2008): AAS 100 (2008) 797.
31 Cf. Id., Homilía de Pentecostés (3.6.2006).
32 Para una invitación a la conversión ecológica vista desde la tradición monástica cristiana: cf.
Congregació de la corona d'Aragó de l'orde cistercenc, Declaració sobre la relació dels monestirs amb
l'entorn natural (2009).
33 Benedicto XVI, Homilía en la fiesta del Corpus Christi (15.6.2006): IB, II, 1, 2007, 804-805.En un tono
similar, Juan Pablo II recordó, utilizando un lenguaje cercano al de Teilhard de Chardin, que la eucaristía
“une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación”: Juan Pablo II, Carta encíclica Ecclesia de
eucharistia (17.4.2003) 8. Para un desarrollo de esta cuestión desde la tradición ortodoxa: cf. Zizioulas, I.,
Lo creado como eucaristía. Aproximación teológica al problema de la ecología, Barcelona 2015.
184
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
Juan Pablo II afirmó que “el desarrollo para que sea auténtico, es decir, conforme
a la dignidad del hombre y de los pueblos, no puede ser reducido solamente a un
problema ‘técnico’. Si se le reduce a esto, se le despoja de su verdadero contenido y se
traiciona al hombre y a los pueblos, a cuyo servicio debe ponerse” (SRS 41). Para
Benedicto XVI, de forma análoga, la complejidad que caracteriza el reto de la
sostenibilidad demanda un análisis interdisciplinar, una supervisión ética y una visión
integral que prevenga de la tentación reduccionista y tecnócrata que caracteriza a la
ciencia y a la política contemporánea.
Como afirmará en la Carta encíclica Caritas in veritate: “Teniendo en cuenta la
complejidad de los problemas, es obvio que las diferentes disciplinas deben colaborar
en una interdisciplinariedad ordenada”35. En esta tarea, la experiencia histórica de la
Iglesia puede resultar de gran ayuda: “Esto significa que la valoración moral y la
investigación científica deben crecer juntas, y que la caridad ha de animarlas en un
conjunto interdisciplinar armónico, hecho de unidad y distinción. La doctrina social de
la Iglesia, que tiene ‘una importante dimensión interdisciplinar’ (CA 59), puede
desempeñar en esta perspectiva una función de eficacia extraordinaria” (CV 31).
185
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
36 Id., Discurso a los participantes en la asamblea ordinaria de la Academia Pontifica para la Vida
(21.2.2009): AAS 101 (2009) 179.
37 Cf. Id., Mensaje a los participantes en la sesión plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias
(28.10.2010).
38 Cf. Crutzen, P.J. et al. (eds), Fate of Mountain Glaciers in the Anthropocene. Proceedings of the Working
Group Commissioned by the Pontifical Academy of Sciences, Vatican City 2011. A juicio de Richard B.
Norgaard, uno de los científicos que participó en la elaboración del Millennium Ecosystem Assessment, las
conclusiones del histórico estudio pusieron de relieve dos graves problemas de orden muy diferente: la
acelerada dinámica de degradación que la acción humana ha desencadenado en los ecosistemas del
planeta y las enormes dificultades con que las comunidades científicas tropiezan al intentar agregar el
conocimiento especializado de sus distintas áreas de investigación. Estos dos resultados negativos, sin
embargo, contrastan con la alentadora experiencia del consenso alcanzado mediante un enfoque
democrático deliberativo: cf. Norgaard, R. B., “Finding Hope in the Millennium Ecosystem Assessment”,
Conservation Biology, 22/4 (2008) 862-869.
39 Cf. COMECE, A Christian View on Climate Change: The Implications of Climate Change for Lifestyles and
EU Policies, Brussels 2011. Durante este periodo destacan también las intervenciones de la Santa Sede a
favor de la promoción de las energías renovables en foros internacionales: cf. Holy See, Intervention at the
64th session of the UN General Assembly, Second Committee, on item 53: Promotion of new and renewable
sources of energy (3.11.2009); Id., Statement at the 13th Session of the General Conference of the United
Nations Industrial Development Organization (10.12.2009).
186
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
40 La centralidad de la discusión sobre las “metáforas-raíz” que vehiculan la propia comprensión de la DSI
ha sido propuesta como tarea pendiente por: Verstraeten, J., “Re-thinking Catholic Social Thought as
Tradition” en: Boswell, J. S. et al., Catholic Social Thought: Twilight or Renaissance?, Leuven 2000, 72-74.
Para esta cuestión: cf. Larson, B., Metaphors for Environmental Sustainability: Redefining Our Relationship
with Nature, New Haven 2014.
41 COMECE, A Christian View on Climate Change, 4: “The universal and transnational character of the
Catholic Church places it in an ideal position to stress the link between ecological and development
concerns at the global level”.
187
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
en diálogo con los principales actores de la sociedad civil– es la cuestión del agua. No
resulta extraño, dada su centralidad para la vida, que el PCJP haya contribuido
activamente al debate global sobre el agua redactando documentos de posicionamiento
y enviando delegaciones a las citas internacionales de Kyoto (2003), México (2006),
Zaragoza (2008), Estambul (2009) y Marsella (2012)42.
La relevancia que el agua, junto al cambio climático, adquiere en el siglo XXI se
debe a su centralidad para la cultura de la vida que el Magisterio ha defendido en
reiteradas ocasiones. En las notas preparadas para los sucesivos World Water Forum, el
PCJP señaló su “papel central en todos los aspectos de la vida” (PCJP, 2003, I), razón por
la cual el agua no puede verse como “una mera mercancía” (PCJP, 2003, IV; 2006, VI),
sino como un elemento clave del desarrollo humano integral y como parte del “derecho
a la vida” (PCJP, 2003, I), “un derecho humano fundamental e inalienable, fundado en la
dignidad humana” (PCJP, 2012, 1) cuya defensa expresa una concreción de la opción
preferencial por los pobres.
El uso recurrente de la expresión derecho a la vida que el PCJP utiliza al analizar
la problemática del agua resulta novedoso a oídos de buena parte de la comunidad
católica, que suele vincular esta expresión de forma exclusiva con cuestiones de moral
de la persona. A este respecto, Christiana Z. Peppard señala oportunamente que la
actual crisis global del agua es uno de los signos de los tiempos a los que la Iglesia está
prestando atención, razón por la que ocupa un lugar central en su reflexión ecológica43.
Pero la importancia del agua no radica sólo en su irremplazable función como
condición de posibilidad de toda vida, es también un bien social cargado de un profundo
simbolismo: un bien económico, medioambiental, social y cultural. De ahí que, como
afirma Radkau, “lo que hoy día llamamos ‘conciencia ambiental’ apareció primero en
relación al agua –no con el mar (eso vino más tarde) sino con el agua dulce”44.
42 Cf. PCJP, Agua, un elemento esencial para la vida. Una actualización, Ciudad del Vaticano 2006; Id., Agua,
un elemento esencial para la vida, Ciudad del Vaticano 2003; Id., Agua, un elemento esencial para la vida y
ahora un asunto de mayor urgencia - una actualización, Ciudad del Vaticano 2009; Id., El agua, un elemento
esencial para la vida. Adoptar soluciones eficaces. Una actualización, Ciudad del Vaticano 2012. Ver
también el documento de la CNBB, Fraternidade e agua (4.1.2004). Durante la Exposición Internacional
"Agua y Desarrollo Sostenible" de Zaragoza, la Nunciatura Apostólica en España organizó el Congreso
Internacional sobre Ecología. Las actas y ponencias del congreso pueden consultarse en: cf. Nunciatura
Apostólica en España, La cuestión ecológica: La vida del hombre en el mundo, Madrid 2009.
43 Peppard, C., Just Water. Theology, Ethics, and the Global Water Crisis, New York 2014, 67: “The sharpest
contemporary theological and ethical refrain proffered by the Church is the idea that fresh water is not
only a human rights issue; it is also, more robustly in the language of the Vatican, ‘truly a right-to-life
issue’”.
44 Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014, 137.
188
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
Por su propia naturaleza el agua es un bien público que debe ser gestionado con
una mirada puesta en el bien común, por ser un bien sistémico, un “bien
medioambiental” (PCJP 2003, V), “bien común universal” o “bien común de la familia
humana” (PCJP 2006, II). Por todo ello, su uso ordenado precisa no solo de una gestión
eficiente, sino, sobre todo, de una “cultura del agua” en la que sea apreciada, protegida e
incluso celebrada.
La complejidad y trascendencia del debate al que conduce el estudio del agua
demanda un acercamiento integral, holístico, capaz de “respetar la integridad de la
creación” (PCJP 2003, VI). La necesidad de abordar conjuntamente la cuestión ecológica
y social se pone de relieve de forma paradigmática en el análisis de los problemas
asociados al acceso al agua: “la falta de sistemas de saneamiento y de depuración
adecuada” no son únicamente graves problemas sociales, son también “una grave
amenaza para el medio ambiente” (PCJP 2012, B.II). El agua, como la mayoría de
cuestiones medioambientales, aparece de forma creciente en el análisis de los
documentos del magisterio como uno de los temas que “ya no pueden ser gestionados
por un estado individual”, requiriendo de forma urgente la cooperación internacional y
“una necesaria visión integral” (PCJP 2012, B.III). Ante los problemas supranacionales
de carácter medioambiental, “surge la necesidad de una gobernabilidad internacional”,
orientada a la “realización del bien común mundial” (PCJP 2012, C.II)45.
En resumen, el PCJP reconoce la compleja interconexión entre el derecho al agua,
la alimentación, la salud o la educación con los más básicos derechos a la vida y al
desarrollo, e insiste en la dimensión moral y en la interrelación de las crisis
contemporáneas, en la centralidad de la dignidad humana en cualquier modelo de
desarrollo y en la necesidad de un urgente debate ético que considere la solidaridad y el
desarrollo humano integral como dimensiones centrales de la sostenibilidad (PCJP
2012, B. III.1).
Para Benedicto XVI, es imprescindible que ninguna ciencia se aísle y que todos
los ámbitos de la vida tomen en cuenta el reto de la sostenibilidad. Incluso la educación
y el deporte tienen un papel clave en la transformación cultural que precisamos, ya que
“la degradación ambiental sólo puede frenarse difundiendo una adecuada cultura de
45Para una llamada a la creación de una autoridad internacional con poderes efectivos para la protección
del medioambiente del planeta: cf. Holy See, Intervention at the IAEA Ministerial Conference on Nuclear
Safety (21.6.2011).
189
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
comportamiento, que comprenda estilos de vida más sobrios. De ahí la importancia […]
de educar en una ética de la responsabilidad”46.
Es más, la gestión responsable de la creación “forma parte, o así debería ser, de
una economía sana y sostenible del turismo”, de un “turismo social”47. Este tipo de
relación respetuosa con la naturaleza, además, “constituye un elemento importante
para el desarrollo de la identidad”, por ello “también la actividad deportiva puede ser
concebida y vivida como parte de esta responsabilidad”; una actividad que invita a
cultivar “un profundo sentimiento de gratitud y de reconocimiento, pero también de
responsabilidad a la hora de conservar y cultivar la obra de Dios”48.
El ser humano necesita ser educado en el cuidado de la naturaleza; pero la
relación funciona en ambas direcciones, el contacto con la naturaleza resulta también
vital para la formación integral –estética, moral y espiritual– de la persona: “respetando
la huella del Creador en todo lo creado, se comprende mejor nuestra verdadera y
profunda identidad humana”. Este es el sentido último de la invitación a adoptar una
visión “holística” en nuestra relación con la creación. La vocación humana consiste en
ser “custodios de lo creado”; por eso, “si en su trabajo, el hombre olvida que es un
colaborador de Dios, puede hacer violencia a lo creado y provocar daños que tienen
siempre consecuencias negativas incluso en el hombre”49.
Este fue el caso, por ejemplo, de la catástrofe nuclear de Chernobyl, a la que había
hecho referencia explícita50. En el 50 aniversario de la creación de la Agencia
Internacional de la Energía Atómica, volverá a mencionar el riesgo de la energía atómica
y pedirá un compromiso para evitar la proliferación de armamento nuclear, promover
el desarme y “apoyar el uso pacífico de la tecnología nuclear para el auténtico
46 Benedicto XVI, Discurso a los participantes en un encuentro organizado por el Centro Turístico Juvenil y la
Oficina Internacional del Turismo Social (27.9.2008): IB, IV, 2, 2009, 404. El turismo ambiental ha ido
transformándose a lo largo del siglo XX, pasando de consideraciones estéticas y educativas a otras de
carácter teológico entre las que destaca la dimensión soteriológica, el deseo de sanación y retorno al
Edén, al orden primitivo perdido en la vida urbana: cf. Berry, E., Devoted to Nature: The Religious Roots of
American Environmentalism, Berkeley 2015, 133-147.
47 Entendido como aquel "que promueve la participación de los sectores más débiles y puede ser así un
valioso instrumento de lucha contra la pobreza y contra numerosas formas de fragilidad, proporcionando
empleos, custodiando los recursos y promoviendo la igualdad": Benedicto XVI, Discurso a los participantes
en un encuentro organizado por el Centro Turístico Juvenil y la Oficina Internacional del Turismo Social.
48 Cf. Id., Audiencia a un grupo de representantes de “Maestros de esquí” italianos (15.11.2010): IB, VI, 2,
2011, 843-845.
49 Cf. Id., Discurso a los jóvenes participantes en el encuentro de la Fundación Italiana Sorella Natura
190
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
que envenena la salud física y espiritual del ser humano, se refirió a al fuego –la otra imagen del Espíritu
en Pentecostés– como metáfora de la soberbia y el potencial destructor de la técnica: "el fuego y sus
enormes potencialidades resultan peligrosas: pueden volverse contra la vida y contra la humanidad
misma, como por desgracia lo demuestra la historia".
54 Benedicto XVI, Mensaje para la celebración de la XL Jornada Mundial de la Paz (1.1.2007) 8. Cf. Lázaro,
M., “Ecología de la paz, una propuesta humanista de Benedicto XVI”, Communio, 5 (2007) 71-87.
55 En este sentido, “la salvaguardia de la creación, una tarea que el Creador encomendó a la humanidad
(cf. Gn 2, 15)”, implica también “la conexión entre las dimensiones de la ecología […] la custodia de los
sentimientos de bondad, generosidad, rectitud y honradez que Dios ha puesto en el corazón de todo ser
humano, creado a su ‘imagen y semejanza’ (cf. Gn 1, 26)”: Benedicto XVI, Discurso a los directivos y al
personal de la empresa municipal romana de energía y medio ambiente (6.2.2010): IB, VI, 1, 2011, 168-171.
191
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
natural y la ecología humana. La misión de la familia consiste en educar “en el amor al prójimo y el
respeto por la naturaleza”: MJMP10 12; cf. MJMP07 7
59 Cf. Id., Mensaje para la celebración de la XLII Jornada Mundial de la Paz (1.1.2009).
192
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
universal al que volveremos a continuación, había apuntado cuáles eran las tareas
principales de la teología en la era de la globalización: “En una ‘sociedad planetaria’
como la que se está formando hoy, la opinión pública pide a los teólogos sobre todo que
promuevan el diálogo entre las religiones y las culturas, que contribuyan al desarrollo
de una ética que tenga como coordenadas de fondo la paz, la justicia y la defensa del
ambiente natural”60.
La necesidad de una visión holística y una ética planetaria se pone de relieve, por
ejemplo, al contemplar la dramática situación de uno de los colectivos más vulnerables:
los niños de países pobres. Aliviar su situación implica tareas tan dispares como “el
cuidado de las madres, la tarea educativa, el acceso a las vacunas, a las curas médicas y
al agua potable, la salvaguardia del medio ambiente y, sobre todo, el compromiso en la
defensa de la familia y de la estabilidad de las relaciones en su interior” (MJMP09 5)61.
Dicho de otro modo, ecología personal, social y natural no pueden entenderse de forma
separada, sino integral. Esta interrelación se muestra de forma paradigmática en las
poblaciones más empobrecidas.
Pero será en el año 2010, en el 20 aniversario del histórico MJMP90, cuando
Benedicto XVI elabore una de las reflexiones más importantes de su pontificado sobre
ecología, el MJMP10: “Si quieres cultivar la paz, protege la creación”62. Este mensaje
debe enmarcarse en el contexto de la fallida XV Conferencia Internacional sobre el
Cambio Climático (COP 15), que tuvo lugar unas semanas antes, y la subsiguiente toma
de conciencia, por parte de la sociedad civil y la comunidad científica, de la dimensión
política y moral del debate medioambiental63.
Tras la reflexión realizada en CV 48-51 el año anterior, el MJMP10 recordó el
estrecho vínculo entre desarrollo humano integral, protección medioambiental y cultura
de paz64. La llamada a prestar atención al análisis científico de los principales problemas
ambientales se complementa con la invitación a recuperar una mirada contemplativa –
60 Id., Discurso a los participantes en la sesión plenaria de la CTI (5.12.2008): AAS 100 (2008) 850.
61 La educación juega un papel fundamental en la adquisición de la ética planetaria propuesta por
Benedicto XVI. Una parte integral de la educación en la justicia consiste en “establecer relaciones rectas
con Dios, consigo mismos, con sus hermanos y hermanas, y con toda la creación”: Id., Mensaje para la
celebración de la XLV Jornada Mundial de la Paz (1.1.2012) 4.
62 Cf. Id., Mensaje para la celebración de la XLIII Jornada Mundial de la Paz (1.1.2010). Este mensaje debe
193
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
teórico, sino que pasa por actitudes y decisiones concretas, las elecciones de las personas, de las familias y
de las administraciones locales: cf. Benedicto XVI, Ángelus (1.1.2010).
194
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
67 Para esta cuestión resulta iluminador el capítulo “El principio de gratuidad: una respuesta cristiana al
desafío ecológico”: cf. Theobald, C., El estilo de vida cristiano, Salamanca 2016, 121-129.
68 CPC – CPDI, Jesucristo, Portador del agua de la vida. Una reflexión cristiana sobre la ‘‘Nueva Era''
(3.2.2003). Este documento recoge y desarrolla el análisis de: cf. Juan Pablo II, Alocución a los Obispos
Norteamericanos de Kansas, Missouri y Nebraska en su visita “ad limina” (28.5.1993).
195
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
69 En especial sus versiones filosóficas como la de la Hipótesis Gaia. Para la fundamentación científica de
esta hipótesis: cf. Lovelock, J. – Margulis, L. “Atmospheric homeostasis by and for the biosphere. The Gaia
hypothesis”, Tellus, XXVI (1974) 2-10; Lovelock, J., La venganza de la tierra, Barcelona 2007.
70 Cf. Ferry, L., El nuevo orden ecológico. El árbol, el animal y el hombre, Barcelona 1994, 11-36, 109-145.
196
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
71Cf. Berry, Devoted to Nature, 25-59; Radkau, The Age of Ecology, 182-200; Taylor, B., “Earth and Nature-
Based Spirituality (Part I): From Deep Ecology to Radical Environmentalism”, Religion, 31 (2001) 175–
193; Id., “Earth and Nature-Based Spirituality (Part II): From Earth First! and Bioregionalism to Scientific
Paganism and the New Age”, Religion, 31 (2001) 225–245.
197
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
72Para una crítica similar: cf. Speth G. J., The Bridge at the Edge of the World. Capitalism, the environment,
and crossing from crisis to sustainability, New Haven 2008, 67-88. Conviene señalar en el contexto de esta
reflexión la valiosa labor de denuncia e incidencia política que han realizado plataformas de
organizaciones cristianas como The Ecumenical Council for Corporate Responsibility (ECCR). Las cartas
pastorales y documentos de las iglesias se traducen también en acciones de cuño político que tratan de
transformar prácticas sociales y económicas: cf. ECCR, Shell in the Niger Delta: A Framework for Change.
Five case studies from civil society, Oxford 2010.
198
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
199
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
75 Id., Mensaje a Bartolomé I en el 7º Simposio sobre "Religión, Ciencia y Medioambiente" (1.9.2007): AAS 99
(2007) 818-819. Una cooperación que no debería limitarse al ámbito de la política internacional, sino
extenderse también a iniciativas de diálogo y trabajo conjunto, de carácter ecuménico e interreligioso.
Ver, en este sentido, la declaración de: Benedicto XVI – Crisóstomo II, Declaración común (16.6.2007) 9.
76 Bartolomé I, Speech at XII Ordinary General Assembly of the Synod of Catholic Bishops (18.10.2008) 2:
“When the Church fails to recognize the broader, cosmic dimensions of God’s Word, narrowing its
concerns to purely spiritual matters, then it neglects its mission to implore God for the transformation -
always and everywhere, ‘in all places of His dominion’ - of the whole polluted cosmos”.
77 Ib., 2. Dos trabajos de teólogas contemporáneas que desarrollan la idea patrística de la creación como
cuerpo de Cristo: cf. McFague, S., Modelos de Dios. Teología para una era ecológica y nuclear, Santander
1994; Radford-Ruether, R., Gaia and God: An Ecofeminist Theology of Earth Healing, New York 1992.
78 Esta expresión coincide con el nombre de una de las primeras obras de Leonardo Boff, el teólogo de la
200
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
que todo creyente está llamado, exige una “metanoia radical”, una “revolución
espiritual”, “una conversión de actitudes, hábitos y prácticas –por los modos como
hemos maltratado o abusado de la Palabra de Dios, de los regalos de Dios y de la
creación de Dios”79.
Un año después de la intervención de Bartolomé I ante el episcopado católico, y a
pocos días del MJMP10, la Comisión bilateral de la Santa Sede y el Rabinato de Israel
reconoció, en la declaración conjunta Not Everything that is Technically Feasible is
Morally Acceptable, la urgencia del diálogo interreligioso en torno a las cuestiones
medioambientales.
Reafirmando la visión bíblica del ser humano como “custodio responsable”
llamado a actuar bajo “la soberanía divina”, se subrayó la importancia de la auto-
limitación, la humildad y la disciplina, así como la necesidad de reconocer la dimensión
trascendente de la creación para asegurar un desarrollo sostenible y respetuoso. La
propia creatividad humana debe aceptar límites, renunciando a una especie de
imperativo tecnológico –la pretensión científica de poder absoluto– reconociendo que
“no todo lo que es técnicamente realizable es moralmente aceptable”, desarrollando así
el sentido de la “ecología humana”80.
En síntesis, la creciente convergencia ecuménica e interreligiosa en torno a la
cuestión ecológica muestra lo que puso de relieve por estas fechas el investigador del
Worldwatch Institute, Gary Gardner, al evaluar la creciente implicación religiosa en el
poliédrico debate de la sostenibilidad: “En efecto, en los últimos 20 años, las religiones
han empezado a jugar un papel clave, incluso líder, en el ámbito medioambiental, por
medio de proyectos de base, tratados teológicos, colaboraciones con programas
medioambientales seculares e inclusión de cuestiones ambientales en las celebraciones
y los calendarios litúrgicos”81.
79 En un sentido muy similar: cf. Benedicto XVI, Homilía en la fiesta del Corpus Christi (15.5.2006).
80 Cf. Comisión bilateral de la Santa Sede y el Rabinato de Israel, Not Everything that is Technically Feasible
is Morally Acceptable (19.1.2010) 3-5. Destaca también en este periodo la declaración ecuménica sobre
cambio climático: The Pacific Churches, Statement on Climate Change, Kiribati (11.3.2004).
81 Gardner, G., Inspiring Progress: Religions Contributions to Sustainable Development, Washington D. C.
2006, 68-69.
201
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
El urgente debate ecológico del siglo XXI no se convierte sólo en un terreno fértil
para el diálogo ecuménico e interreligioso, también aparece como un espacio de
reflexión compartido por todas las tradiciones sapienciales y filosóficas de la
humanidad. Esa es la convicción que subyace al documento, publicado el año 2009 por
la Comisión Teológica Internacional (CTI), En busca de una ética universal: nueva
perspectiva sobre la ley natural (BEU)82.
Ya en la introducción se afirma que “la cuestión del equilibrio ecológico, de la
protección del medio ambiente, de los recursos y del clima se ha convertido en una
preocupación importante que interpela a toda la humanidad y cuya solución desborda
ampliamente los marcos nacionales” (BEU 1). El carácter universal de la mayor parte de
los problemas ecológicos contemporáneos hace necesaria la “búsqueda de un lenguaje
ético común” (BEU 3) o una ética mundial que la CTI define como “el conjunto de
valores obligatorios fundamentales que constituyen como fruto de los siglos el tesoro de
la experiencia humana” (BEU 6; cf. VS 94)83.
Una lectura renovada de la tradición de la ley natural –que está presente en todas
las tradiciones sapienciales y religiosas del mundo– puede ayudar a consensuar un
lenguaje ético común, capaz de superar el relativismo moral al que ha conducido tanto
el positivismo jurídico como una deficiente transmisión de la tradición de la ley natural,
y puede también “desarrollar una perspectiva global de ‘ecología de los valores’, sin la
cual la vida humana corre el riesgo de perder su integridad y su sentido de
responsabilidad para el bien de todos” (BEU 10).
Estos valores morales comunes, que para la CTI forman parte de un cierto saber
moral espontáneo y universal, son, en su diversidad e historicidad, transmitidos
culturalmente. Por ello, “en el contexto de la globalización actual, las sociedades y las
culturas mismas deben inevitablemente practicar un diálogo y un intercambio sinceros,
82 CTI, En busca de una ética universal: nueva perspectiva sobre la ley natural (20.5.2009). Poco después, en
la estela de CV, se publicará: cf. PCJP, Por una reforma del sistema monetario y financiero internacional
desde la perspectiva de una autoridad pública con competencia universal, Ciudad del Vaticano 2011. En
esta reflexión, el PCJP denuncia la raíz ética de la crisis financiera global y se advierte de la insuficiencia
de las propuestas meramente técnicas para abordar “la nueva cuestión social” (Ib. 2) mundial que incluye
“la tutela del medio ambiente” (Ib. 21). Cf. CELAM, Globalización y nueva evangelización en América Latina
y el Caribe. Reflexiones del CELAM 1999-2003, Bogotá 2003; Vidal, M., Nueva moral fundamental. El hogar
teológico de la Ética, Madrid 2014, 413-422.
83 Cf. Juan Pablo II, Discurso al pleno de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales (7.4.2001).
202
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
fundados sobre la corresponsabilidad de todos frente al bien común del planeta” (BEU
38). Entre los elementos que deben formar parte ineludible del diálogo se encuentran
tres tendencias universales, transversales a todas las culturas, que configuran preceptos
básicos de la ley natural, a saber: la inclinación a conservar y a desarrollar la existencia,
la inclinación a la supervivencia de la especie mediante la procreación y la inclinación a
vivir en sociedad (cf. BEU 44-52). Las dos primera tendencias, en particular, demandan
“calidad del medio ambiente biológico” (BEU 48) y ponen de manifiesto el carácter
moral de los problemas ecológicos globales: “Tomamos conciencia de nuestra limitación
cuando determinadas perspectivas, como el cambio climático, avivan nuestro sentido de
la responsabilidad ante el planeta en cuanto tal y de la especie humana en particular”
(BEU 49).
Las inclinaciones humanas universales y las intuiciones morales espontáneas
necesitan, sin embargo, de una formulación teórica, para la cual el concepto de ley
natural, insiste la CTI, puede ser de gran ayuda, ya que “la naturaleza es portadora de un
mensaje ético para el hombre y constituye una norma moral implícita que la razón
humana actualiza” (BEU 69). El ser humano es parte de la naturaleza, pero también “se
define a sí mismo por la razón o logos” capaz de actualizar el mensaje ético vehiculado
por la naturaleza; por ello “es capaz de interiorizar libremente las intenciones divinas
manifestadas en la naturaleza de las cosas” y “establece con el cosmos un lazo de
familiaridad fundado sobre una participación común en el Logos divino” (BEU 70).
Sin recurrir al lenguaje teológico, Benedicto XVI había hecho años antes una
referencia implícita a la ley natural al observar que “la estructura intelectual del sujeto
humano y la estructura objetiva de la realidad” coinciden. La “razón que las une a
ambas” es “una”, como se refleja en la estructura matemática de la realidad, siendo la
matemática “el instrumento para poder trabajar con la naturaleza, para ponerla a
nuestro servicio, para servirnos de ella mediante la técnica”84.
La teología cristiana de la creación, en definitiva, abre la posibilidad de
consensuar elementos de una ética medioambiental universal fundamentada en
la común participación de todas las criaturas en el Logos divino (cf. BEU 63; FR 4,
104). Esta visión del mundo natural, sin embargo, no sólo ha sido distorsionada por el
pecado (cf. BEU 104), sino que ha perdido además el monopolio cultural –tras la crisis
84Benedicto XVI, Encuentro con los jóvenes de Roma y del Lacio como preparación para la XXI Jornada
Mundial de la Juventud (6.4.2006): AAS 98 (2006) 356.
203
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
204
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
85 A una conclusión muy similar había llegado Ángel Ramos Fernández en su discurso de ingreso en la
Real Academia de Ciencias: cf. Ramos A., ¿Por qué la conservación de la naturaleza?, Madrid 1993.
86 Cf. Caritas Internationalis, Justicia climática. En busca de una ética global, Roma 2009.
205
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
Otro de los lugares en los que Benedicto XVI abordó la cuestión ecológica fue en
sus oraciones, vigilias y encuentros pastorales con jóvenes y miembros del clero. En
estos foros, el tono pastoral y el uso del lenguaje bíblico contrastan con el vocabulario
técnico utilizado en ámbitos extra-eclesiales. Por ejemplo, dirigiéndose a un grupo de
jóvenes en Loreto, les exhortó a involucrarse en el cuidado de la naturaleza, uno de los
campos en los que resulta urgente actuar, antes de que sea demasiado tarde, y tomar
medidas valientes, que puedan restablecer una fuerte alianza entre el hombre y la
tierra87.
Restablecer esta alianza implica una doble tarea, afirmará ante los jóvenes en la
reunión del "Ágora": contemplar la creación y “descubrir en las heridas que marcan la
superficie de la tierra” –la erosión, la deforestación, el derroche de los recursos
minerales y marinos– un ansia desbocada de alimentar “un consumismo insaciable”.
Estas heridas las ha provocado un relativismo cultural que separa libertad de verdad y
que aparece como raíz de un problema que ha herido tanto a la ecología natural como a
la ecología humana. Ambas están relacionadas y no puede desvincularse ni su análisis ni
sus vías de solución: “la experiencia enseña que el alejamiento del designio de Dios
creador provoca un desorden que tiene repercusiones inevitables sobre el resto de la
creación”. La misión de sanación encomendada al creyente consiste en volver a
descubrir que “la creación de Dios es única y es buena”, en reconocer que “la
preocupación por la no violencia, el desarrollo sostenible, la justicia y la paz, el cuidado
de nuestro entorno, son de vital importancia para la humanidad”88.
En una carta dirigida a la profesora Mary Ann Glendon, presidenta de la PASS,
identificó, entre los “desafíos específicos que el mundo afronta”, el medio ambiente y el
desarrollo sostenible; retos que están estrechamente ligados a la defensa de las
condiciones morales de la “ecología humana”, a la defensa de la “dignidad inviolable” de
la persona, imago Dei. El desafío “de la protección del medio ambiente y del desarrollo
87Cf. Benedicto XVI, Homilía a los jóvenes en la reunión del "Ágora" (2.9.2007): AAS 99 (2007) 802-814.
88Cf. Id., Discurso en la ceremonia de acogida de los jóvenes en la XXIII Jornada Mundial de la Juventud
(17.7.2008): AAS 100 (2008) 551-558.
206
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
sostenible […] exige una relación responsable no sólo con la creación sino también con
nuestro prójimo, cercano o lejano, en el espacio y en el tiempo, y con el Creador” 89. La
triple extensión de la responsabilidad a la que alude el pontífice demanda la ampliación
de la solidaridad, la cooperación internacional y la justicia informada por la caridad.
En un sentido similar, en varios encuentros que mantuvo con el clero italiano,
advirtió del peligro de destrucción de “los fundamentos de la existencia” que implica la
creciente degradación medioambiental y señaló la importancia de escuchar “la voz de la
Tierra”, así como la necesidad de “respetar las leyes internas de la creación”, que “es
más importante para nuestra futura felicidad que las voces del momento, los deseos del
momento”90. Escuchar la “voz de la Tierra” es una tarea teológica que demanda
recuperar una doctrina, la de la creación, que “en las últimas décadas casi ha
desaparecido de la teología”91.
La tarea resulta urgente, ya que “la renovación de la doctrina de la creación y una
nueva comprensión de la inseparabilidad de la creación y la redención son de
importancia suprema”. En la tarea de renovación es vital “hacer memoria”, realizar un
ejercicio de contemplación y alabanza ante el mundo creado, un ejercicio que permita
descubrir la historia de salvación, ya en el origen mismo de la creación: “Con la creación,
el Señor se manifiesta en toda su bondad y belleza, se compromete con la vida,
revelando una voluntad de bien de la que brota cada una de las demás acciones de
salvación”92.
Reconocer este nexo es clave porque, en último término, revertir la destrucción y
el “consumo brutal de la creación” es una misión para el creyente en el Dios creador y
redentor: el consumo desordenado y el despilfarro empiezan cuando “Dios no está”,
“cuando ya no se reconoce ninguna necesidad superior a la nuestra […] cuando
debemos poseer todo lo que es posible poseer”93. Por ello, las iniciativas que tratan de
prevenir la destrucción de la creación “pueden ser implementadas y desarrolladas,
entendidas y vividas, solo cuando la creación es considerada teniendo su origen en
Dios”. A juicio de José-Román Flecha, “es muy interesante esa relación entre el destrozo
de la creación y el ansia de posesión de las personas que no cuentan con Dios ni esperan
89 Id., Mensaje a la PASS con ocasión de su XIII asamblea plenaria (28.4.2007): AAS 99 (2007) 363-366.
90 Id., Encuentro con el clero de las diócesis de Belluno-Feltre y Treviso (24.7.2007): AAS 99 (2007) 711.
91 Id., Encuentro con el clero de la diócesis de Bolzano-Bressanone (6.8.2008): AAS 100 (2008) 633.
92 Id., Audiencia general (19.10.2011): IB, VII, 2, 2012, 458.
93 Id., Encuentro con el clero de la diócesis de Bolzano-Bressanone: AAS 100 (2008) 633.
207
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
94 Flecha, J. R., “Caridad, ecología y ecoética en la encíclica Caritas in veritate”, en: Galindo, A. – Flecha, J. R.,
(eds.), Caridad en la verdad. Comentario a la encíclica Caritas in veritate de Benedicto XVI, Salamanca 2010,
238-239. En este sentido, la Pontificia Comisión Bíblica (PCB) señaló el potencial de la escatología
cristiana para fundamentar un ethos medioambiental: “La fe cristiana en la resurrección corporal y en la
transformación final del mundo creado puede también dar una motivación moral y espiritual profunda en
lo que atañe la ecología”: PCB, Biblia y moral. Raíces bíblicas del comportamiento cristiano (11.5.2008)
148.
95 Cf. Benedicto XVI, Sacramentum caritatis (22.2.2007).
96 Flecha, “Caridad, ecología y ecoética en la encíclica Caritas in veritate”, 236.
208
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
22–, “la creación sufre” y “la humanidad sufre”. Estos dos sufrimientos están
relacionados: “existe, además, una amenaza constante por lo que se refiere a la relación
hombre-ambiente, debido al uso indiscriminado de los recursos, con repercusiones
también sobre la salud física y mental del ser humano”. Las preguntas, de orden
escatológico, por el futuro de la humanidad y de la creación, no pueden desligarse: “nos
preguntamos preocupados: ¿qué será de la humanidad y de la creación? ¿Hay esperanza
para el futuro?”97.
Para el cristiano esa pregunta encuentra su contestación en Cristo, aquel que se
encarnó y constituye el principio y el fin de la creación. Por ello, la rehabilitación de la
visión teocéntrica y cristocéntrica –es decir, el reconocimiento del origen de todo en la
“razón creativa” de Dios y en la encarnación cósmica de Cristo– es un rasgo que
distingue la reflexión (eco) teológica de Benedicto XVI del planteamiento, de carácter
más filosófico y antropológico, de su predecesor. A esta cuestión volvió en repetidas
ocasiones. En su homilía de la vigilia pascual del año 2011 recordó la convicción que
había defendido ante el clero italiano unos años antes de forma sintética: “nos
relacionamos con el Dios creador, y por eso tenemos una responsabilidad hacia la
creación”98.
El punto de partida de la respuesta del cristiano a la pregunta por el futuro de la
creación es una respuesta de amor ante la bondad del bien recibido, una respuesta que
brota de una convicción básica: “Dios ha hecho el mundo para que exista un lugar donde
pueda comunicar su amor y desde el que la respuesta de amor regrese a Él”. El rasgo
distintivo y la lógica interna del –valga la expresión– ecologismo cristiano es, una
respuesta agradecida de amor, “la alegría por la creación, la gratitud por la creación y la
responsabilidad respecto a ella van juntas”. Para el católico, la responsabilidad ecológica
no brota ni de un planteamiento ético teórico ni de un imperativo categórico, sino del
agradecimiento concreto, de la experiencia de haber sido ya salvado al ser creado y de la
experiencia cotidiana de comunión: “La comunión entre Dios y el hombre no aparece
como algo añadido, instaurado posteriormente en un mundo cuya creación ya había
terminado. La alianza, la comunión entre Dios y el hombre, está ya prefigurada en lo
más profundo de la creación”. Esta es la narrativa principal que conforma el ethos
97 Cf. Benedicto XVI, Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones (11.5.2008): IB, IV, 1, 2009, 757-762.
98 Id., Homilía en la vigilia Pascual (23.4.2011): AAS 103 (2011) 324.
209
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
La reflexión de Benedicto XVI sobre ecología durante sus primeros cuatro años
de pontificado adquirirá profundidad teológica y peso doctrinal en CV. En el contexto de
un debate más amplio sobre la actividad económica en medio de una grave crisis
financiera, se dedica, por primera vez en una encíclica papal, una sección a analizar la
“relación del hombre con el ambiente natural” (CV 48-51).
El punto de partida de CV es la experiencia básica de gratitud y la visión de la
naturaleza como don de Dios. Frente a la tentación neo-pagana, que considera la
naturaleza “un tabú intocable”, y la materialista, que acaba “por abusar de ella”, afirma
que “la naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad” (CV 48; cf. SaC 92).
Esta es quizás la aportación principal que la teología católica hace al debate
medioambiental: ante la ruptura de relaciones de la humanidad entre sí, con la
naturaleza y con el Creador, contrapone una lógica distinta, la “de la reciprocidad y del
reconocimiento agradecido […] donde el tú son los otros, la naturaleza y Dios mismo”99,
la lógica del don y la reciprocidad.
En su anterior Carta encíclica Deus Caritas Est (DCE)100, Benedicto XVI había
recordado las dos novedades que la fe bíblica en el Creador supone en la historia de las
religiones: “que realmente todos los otros dioses no son Dios y que toda la realidad en la
que vivimos se remite a Dios, es creación suya" (DCE 9). La lucha contra la idolatría y la
visión sacramental de un Dios presente en la creación son elementos centrales de la fe
judía y cristiana; son también claves que articulan el ethos medioambiental cristiano.
De una antropología relacional y de una lógica teocéntrica brota un modo de ver
y estar en el mundo. El cuidado de la ecología humana –la relación con el otro y con uno
mismo– implica el cuidado de la ecología ambiental –la relación con la creación– y
viceversa, pues la naturaleza “está tan integrada en la dinámica social y cultural que
prácticamente ya no constituye una variable independiente” (CV 51). La relación entre
99 Senent de Frutos, “Ecología y problemas medioambientales”, 707. Para esta cuestión, central en CV, ver
el capítulo “Fraternidad, don y reciprocidad en la Caritas in veritate”: cf. Zamagni, S., Por una economía del
bien común, Madrid 2012, 301-327.
100 Cf. Benedicto XVI, Deus caritas est (25.12.2005).
210
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
101 Flecha, “Caridad, ecología y ecoética en la encíclica Caritas in veritate”, 246. Cf. Benedicto XVI,
Audiencia General (26.8.2009). Dorr percibe una clara continuidad entre Benedicto XVI y Juan Pablo II en
la distinción entre ecología humana y ecología ambiental, pero también discontinuidad en la no
subordinación de la primera respecto a la segunda en Benedicto XVI: cf. Dorr, D., Option for the Poor and
for the Earth: Catholic Social Teaching, New York 2012, 424. Desde un punto de vista filosófico, la
rehabilitación de una antropología relacional, la reafirmación del “principio de copertenencia” hombre-
naturaleza frente al atomismo y el individualismo que caracterizó a la modernidad, resulta una tarea
fundamental: cf. García Gómez-Heras, J. M., En armonía con la naturaleza. Reconstrucción medioambiental
de la filosofía, Madrid 2010, 216-268.
102 En CV se toma conciencia también de que el ser humano, de hecho, se ha convertido a lo largo del siglo
XX en la principal fuerza de transformación del planeta y ha inaugurado el nuevo periodo geológico que la
comunidad científica denomina el antropoceno. Este término no aparece en CV, aunque es utilizado, poco
después, en el estudio de la PAS: cf. Crutzen, P. J. et al., Fate of Mountain Glaciers in the Anthropocene
(11.5.2011); Benedicto XVI, Exhortación postsinodal Africae munus (19.11.2011) 79-80.
211
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
en la paz y la seguridad; […] en la tutela del medio ambiente”: PCJP, Por una reforma del sistema monetario
y financiero internacional desde la perspectiva de una autoridad pública con competencia universal, 3.
107 Benedicto XVI, Ángelus (23.9.2007): IB, III, 2, 2008, 355.
212
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
(CV 48). Frente a la tentación de igualar todos los seres vivos en un mismo plano
indiferenciado, Benedicto XVI recordará que “en ningún caso se confunde la creación y
el Creador, sino que existe una diferencia precisa”, porque “toda la creación está
marcada por la finitud”108. Frente a la arrogancia que ha conducido a la explotación y al
deterioro de la naturaleza, la visión cristiana de la creación invita a descubrir, con
humildad, en la belleza y la bondad de todas las cosas creadas, las huellas del Verbo (cf.
VD 108).
Por todo ello, la responsabilidad medioambiental no puede ser una moda o un
añadido más en la vida del creyente; forma parte de la misión de la Iglesia e implica una
“disciplina de la responsabilidad respecto al futuro de otros y respecto a nuestro propio
futuro, porque es una responsabilidad ante los ojos de aquél que es nuestro juez y
también nuestro redentor”109.
En resumen, la rehabilitación de la visión teocéntrica –la recuperación de la
unidad entre creación y redención– y la ampliación sincrónica y diacrónica de los
principios de la DSI son tareas imprescindibles y urgentes que identifica Benedicto XVI
en su esfuerzo por delinear la contribución teológica a la reflexión ética
medioambiental. Son tareas que se presentan también como “una oportunidad en la
cual nuestra fe puede hablar públicamente y hacerse sentir como una propuesta”,
porque “la Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer
en público” (CV 51).
Como afirmará un año más tarde ante los parlamentarios británicos al tratar de
delimitar las áreas de cooperación entre la Iglesia y el estado, "la Santa Sede tiene
interés en colaborar […] en la búsqueda de nuevas vías de promoción de la
responsabilidad medioambiental, en beneficio de todos"110. Porque la colaboración en
materia ecológica entre la Iglesia y el estado se plantea en continuidad con el
compromiso histórico desarrollado en el "campo del desarrollo […] la reducción de la
deuda, en el comercio justo y en la ayuda al desarrollo". Por otro lado, el multilateralismo,
la reforma del sistema financiero y la conversión del modelo de desarrollo, volverán a ser
señalados, pocas semanas después de la promulgación de CV, como requisitos
imprescindibles para abordar “el espectro de los temas relativos a la paz, la seguridad
213
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
111Id., Carta al presidente del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, con vistas al G8 de los jefes de estado y de
gobierno (1.7.2009): AAS 101 (2009) 730.
112 Crepaldi, G., “El comportamiento ecológico: la responsabilidad ética del hombre respecto de la
naturaleza y de su propia vida en el mundo”, en: Nunciatura apostólica en España, La cuestión ecológica,
182. La implicación de las diversas Conferencias Episcopales respecto a la cuestión ecológica, sin
embargo, es muy dispar. Son valiosas respecto a esta cuestión, para el contexto europeo, las conclusiones
del informe encargado por el CCEE: cf. Mascia, M. et al., Responsibility for Creation in Europe. The
Engagement of the Bishops’ Conferences, Padova 2007.
214
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
de una “cultura integral de la vida” en The Asian Family Toward a Culture of Integral Life
(AF)113. Tras reflexionar sobre las transformaciones y los numerosos impactos que la
familia sufrió en las últimas décadas del siglo XX, los obispos subrayaron su centralidad
como “unidad básica de la sociedad” y como “estructura fundamental de la ecología
humana” (AF 3; cf. CA 39). Entre los elementos que impactan la salud de la familia
aparece la degradación medioambiental, tanto en ambientes rurales como urbanos, de
ahí que la defensa de la familia no puede desligarse de una “cultura integral de la vida”
(AF 52-57).
En el nuevo contexto cultural marcado por la globalización y la crisis familiar, el
episcopado asiático subrayó la importancia –como hizo años antes Juan Pablo II (cf.
MJMP98 3)– de globalizar la solidaridad. Para ello, entre las tareas a las que se debería
prestar atención a la hora de globalizar la solidaridad y evitar la marginación de los más
débiles, se señala –en primer lugar– la “preservación de la integridad de la creación” (AF
84). Es en esta labor donde la familia, célula vital de la sociedad, aparece como un
espacio privilegiado de transformación de actitudes y como catalizadora del cambio
social. Por ello, el episcopado asiático concibe la familia como ámbito pre-político de
enorme transcendencia, como célula de transformación cultural llamada a incidir en
tres áreas fundamentales: la búsqueda de la justicia social, la integridad en el servicio
público y el cuidado de la creación (AF 92).
Dicho de otro modo, además de las preocupaciones habituales de la moral
personal respecto a la contracepción, el aborto, la eutanasia y la planificación familiar, la
reflexión ética no puede desligarse de otras vitales cuestiones de la moral social como la
pobreza, las migraciones, la política y el medioambiente. Los “ministerios de la familia”,
por tanto, demandan una comprensión más amplia de los retos contemporáneos: la
única misión de promover “la cultura integral de la vida” (AF 116), que debería incluir
también la pobreza, las migraciones, la política y el medioambiente.
Otra de las contribuciones más significativas y desconocidas del magisterio
episcopal durante este periodo es la realizada por los obispos del estado australiano de
Queensland, A Pastoral Letter on the Great Barrier Reef - Let the Many Coastlands Be
Glad! (GBR)114. Aunque el centro de la reflexión del documento gravita en torno a un
tema muy particular, el futuro de la Gran Barrera de Coral (una de las siete maravillas
113Cf. FABC, The Asian Family Toward a Culture of Integral Life (2004).
114Cf. Catholic Bishops of Queensland, A Pastoral Letter on the Great Barrier Reef - Let the Many Coastlands
Be Glad! (8.6.2004); Clifford, D., Pastoral Letter on the Environment (2003).
215
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
del mundo natural), el documento invita a reconocer el respeto por el medio ambiente,
en sentido amplio, como “uno de los asuntos morales clave para la conciencia cristiana”.
Desde esta clave moral, la carta invita a recuperar un sentido profundo de “fraternidad
con todas las formas de vida” y a tomar conciencia de formar parte de una “red de vida
planetaria”.
Pero la carta va más allá de una declaración de intenciones o de una reflexión en
torno a los grandes principios éticos que articulan el compromiso medioambiental
cristiano. Subrayando la necesidad de una “conversión ecológica” que permita al
creyente asumir el cuidado de la creación como una “tarea sagrada”, el análisis del
episcopado –que conmina a tomar en consideración “hechos científicamente
establecidos”– conduce a describir los procesos de degradación del Gran Arrecife de
Coral junto a una multitud de problemáticas económicas asociadas como la gestión de la
tierra, el turismo, la pesca o el cambio climático. La visión holística y sapiencial a la que
invitan los obispos no es óbice para que propongan medidas políticas concretas al
gobierno australiano, como la ratificación del protocolo de Kyoto.
Alternando citas de la Biblia y de documentos del Magisterio, los obispos de
Queensland interpretan el mandamiento del amor al prójimo a la luz de la nueva
conciencia ecológica, como una invitación a extenderlo al “bienestar futuro” del vecino y
al “vecindario” no humano115. En su argumentación moral, los obispos combinan un tipo
de discurso consecuencialista –al señalar las consecuencias de la destrucción de los
corales para la industria pesquera y turística de la región– con una argumentación
deontológica –subrayando su valor intrínseco– y teológica –reafirmando la bondad y la
belleza de la creación, así como su dimensión cristológica116.
Estrechamente vinculada a la degradación de los corales se encuentra el aumento
de la temperatura del océano y su progresiva acidificación, fenómenos relacionados con
el incremento de las emisiones de CO2 y el cambio climático. A esta cuestión prestó
especial atención la DBK poco después en un documento imprescindible, Der
115 Esta propuesta de “extensión” del amor cristiano al ámbito no humano, como ha señalado
oportunamente Andrew Linzey, encuentra ecos en algunas tradiciones místicas cristianas como la
franciscana, aunque se contrapone a la posición defendida por la mayoría de teólogos. Un caso
paradigmático en la tradición católica sería el de Tomás de Aquino: Cf. ST II-II, q.25, a.3; Linzey, A., Los
animales en la teología, Barcelona 1996, 36-37.
116 Catholic Bishops of Queensland, A Pastoral Letter on the Great Barrier Reef, 24: “to do willful harm to
the integrity of the Great Barrier Reef is to diminish the image of Christ which is radiated to us through
our world”.
216
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
117 DBK, Der Klimawandel: Brennpunkt globaler, intergenerationeller und ökologischer Gerechtigkeit, Bonn
2007. Cf. NZCBC, Climate Change. Our Responsibility to Sustain God's Earth (2005). Otras declaraciones
oficiales de las iglesias cristianas sobre cambio climático: cf. European Christian Environmental Network,
Climate Change – A Challenge to the Churches in Europe, Brussels 2003. Un año antes, la Iglesia Católica
australiana también había reflexionado sobre la cuestión: cf. Catholic Earthcare Australia, Climate Change:
Our Responsibility to Sustain God's Earth, Canberra 2005. Dos años más tarde, Caritas recoge la reflexión
del Magisterio e ilustra, con ejemplos de los cinco continentes, los efectos y las iniciativas de las
comunidades cristianas locales para hacer frente al cambio climático: cf. Caritas Internationalis, Justicia
climática. En busca de una ética global, Roma 2009; ICBC, The Cry of the Earth - A Pastoral Reflection on
Climate Change (10.11.2009).
217
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
118 Es significativo aquí el uso del término valor intrínseco, poco utilizado hasta el momento, y que denota
el cambio de tono en la apreciación de la creación (no humana).
218
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
afectados por el cambio climático y con aquellos que no pueden o podrán reivindicar
sus derechos.
En estrecha relación con la doble extensión del principio de solidaridad que
plantea el reto de la sostenibilidad, se reafirma la centralidad de otro principio, el del
destino universal de los bienes, como una “ayuda clave en la orientación” hacia la justicia
global, intergeneracional y creacional (cf. CC 38). Dado que los problemas generados
por el cambio climático no han sido causados por todos por igual –ni serán tampoco
sufridos de forma homogénea– la aplicación del principio de la opción preferencial por
los pobres conlleva también apoyar el principio “el que contamina paga” (CC 41), que
debería incluir tanto el coste causado de forma retrospectiva (la deuda ecológica de los
más desarrollados) como los costes futuros de las externalidades negativas119.
En consonancia con los llamamientos previos de los pontífices, el episcopado
alemán demanda “un cambio fundamental de los actuales patrones de producción y
consumo dañinos para el clima” (CC 42) y la aplicación –en el actual contexto de
incertidumbre respecto a las consecuencias del cambio climático– del principio de
precaución. Todas estas transformaciones, advierten, no serán viables sin la acción
concertada y la cooperación a nivel global (CC 45)120.
De forma análoga a la elaborada propuesta del episcopado alemán, la Canadian
Catholic Conference of Catholic Bishops (CCCB) elaboró A Pastoral Letter on the Christian
Ecological Imperative121. A diferencia del imperativo categórico kantiano y el imperativo
de la responsabilidad de Hans Jonas, el imperativo ecológico cristiano que propone la
CCCB se fundamenta teológicamente puesto que es, principalmente, una tarea de
cuidado encomendada por Dios, fruto de la alianza realizada con el ser humano122.
La CCCB hizo referencia también a la necesidad de ampliar el horizonte
tradicional de la justicia utilizando –por primera vez en un documento de esta índole–
una expresión de uso común entre organizaciones medioambientales: “eco-justicia”. El
neologismo incluiría tres dimensiones o tipos de respuestas que articularían la lucha
119 Junto al principio de precaución el episcopado alemán subraya la importancia del principio de
proporcionalidad en la protección de la creación, que las medidas adoptadas sean adecuadas, necesarias y
apropiadas: cf. CC 41.
120 A la detallada elaboración de la ética cristiana de la sostenibilidad le sigue una serie de orientaciones
de carácter práctico, para guiar el necesario debate socio-político, una propuesta de acciones concretas
susceptibles de ser implementadas en distintos ámbitos eclesiales, así como una insistente llamada a la
coherencia y el testimonio por parte de los creyentes y de las instituciones de la iglesia (cf. CC 46-66).
121 Cf. CCCB, A Pastoral Letter on the Christian Ecological Imperative (4.10.2003).
122 Cf. Senent de Frutos, J. A., “Ecología y problemas medioambientales. Orientaciones para la praxis desde
219
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
220
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
126 Cf. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Documento de Aparecida, CELAM 2007. El
DA se inserta en una fecunda tradición de reflexión episcopal exclusiva de la Iglesia Latinoamericana,
pero que, como hemos señalado, ha permeado el pensamiento social católico y ha influido –por medio de
Francisco– en la elaboración del Magisterio sobre ecología: cf. Fernández, V. M., Aparecida. Guía para leer
el documento y crónica diaria, Buenos Aires 2007; Id., “Bergoglio, en el documento de Aparecida”, Clarín
(18.6.2013).
127 La palabra “vida” se repite 631 veces en DA: cf. Fernández, Aparecida, 23-25. La centralidad de la “vida
en Cristo” es clave para comprender la ecología integral: “La vida en Cristo incluye la alegría de comer
juntos, el entusiasmo por progresar, el gusto de trabajar y de aprender, el gozo de servir a quien nos
necesite, el contacto con la naturaleza…” (DA 356). La “ética de la vida” demanda subordinar lo
meramente económico a “la preservación y el cuidado del medio ambiente, donde el hombre asume la
responsabilidad de proteger y defender la naturaleza, el hábitat, frente a la depredación, como una
manera de preservar la vida en su totalidad, especialmente la humana”: Lugones, J. R. (ed.), Una tierra
habitable para todos, Buenos Aires 2014, 58. Para la dimensión social de los conflictos ecológicos
vinculados al uso y tenencia de la tierra: cf. Conferencia Episcopal Argentina, Una tierra para todos (2005)
19.
221
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
128 Para esta cuestión: cf. Indigenous Peoples' Global Summit on Climate Change, The Anchorage
Declaration (24.4.2009).
129 Cf. Fernández, Aparecida, 21-23.
130 Esta es también la clave hermenéutica adoptada en: cf. Winright, T., Green Discipleship. Catholic
222
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
131 Cf. CEM, Jesucristo, vida y esperanza de los indígenas y campesinos (14.1.2008); Arizmendi, F. “Ecología
y pueblos originarios”, en: Simposio Espiritualidad cristiana de la ecología: Ambientes, Economías y
Pueblos, Buenos Aires (22.8.2010); Lugones, Una tierra habitable para todos, 63-64.
132 Infanti de la Mora, L., Danos hoy el agua de cada día (1.9.2008). Ver también el mensaje dirigido a la
COP15 en el que se demanda incluir la cuestión del agua en las negociaciones internacionales sobre el
clima: cf. Obispos de la Patagonia, Clamor de la Patagonia (2009).
223
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
creciente atención desde finales del siglo XX. Infanti de la Mora, consciente del
“profundo alcance espiritual del problema ecológico”, llama, precisamente, a “una
movilización espiritual con marcada repercusión moral en esta hora histórica de la
humanidad” (DHAD III.B).
Una movilización que, para el católico, se fundamenta en la experiencia estética,
sacramental, y en la estrecha conexión entre la fe en el Dios creador y redentor: “La
belleza y la diversidad de la naturaleza y de los mismos seres humanos revelan algo de
Dios, y Dios mismo es el ser que atraviesa y sustenta a todas sus creaturas. Somos un
Sacramento de Dios, un signo visible y eficaz de su misteriosa presencia y de su gracia,
somos un ‘templo de su divinidad’. La comunión de Dios con nosotros, debería
fortalecer nuestra comunión con cada creatura. Esto nos lleva a tener una nueva
conciencia referente a la ecología, para considerarla también como un camino o un
espacio de santidad y de humanización del mundo y de nuestra historia, para vencer los
efectos del pecado. Es un camino de salvación, pues el ser humano no puede salvarse sin
la creación, ni la creación puede salvarse sin la humanidad” (DHAD II.F).
En continuidad con DA, Infanti reconoce la dimensión pastoral del reto ecológico,
una dimensión de “la misión continental a que nos llaman los obispos de la Iglesia en
América Latina y el Caribe” (DHAD II.E.4). Esta misión debe concretarse en la praxis
eclesial, a saber: en la denuncia profética “contra la tortura de la naturaleza” (DHAD
II.F), en los programas de formación y catequesis, en el estilo de vida de sus miembros y
en la propia liturgia133. Para poder llevar a cabo estas iniciativas se precisa una “visión
teológica y ecológica”, una “mirada integral, global, donde no puede quedar excluida
ninguna de las dimensiones esenciales: la social, la económica, la científica, la
tecnológica, la política, la ética, la estética, la religiosa moral, que deben ser consideradas
en su conjunto” (DHAD II.F). La Iglesia no está llamada a ser experta en todas estas las
disciplinas, pero sí a ser lugar de encuentro y foro de diálogo interdisciplinar. La Iglesia,
afirmará más tarde, busca aportar al debate “elementos éticos y espirituales para
133El potencial de la liturgia y los rituales para fundamentar una respuesta de inspiración religiosa a los
retos ecológicos contemporáneos ha sido subrayada en: cf. Gardner, G., “Los rituales y los tabúes como
guardianes ecológicos”, en: The Worldwatch Institute, La situación del mundo 2010: Cambio cultural. Del
consumismo hacia la sostenibilidad, Madrid 2010, 79-88. Ver también en este sentido: cf. Lathrop, G., Holy
Ground: A Liturgical Cosmology, Minneapolis 2003; Santmire, P., Ritualizing Nature: Renewing Christian
Liturgy in a Time of Crisis, Minneapolis 2008.
224
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
facilitar un diálogo y discernir en profundidad y con mayor serenidad lo que nos estaba
sucediendo”134.
En el extremo opuesto del continente americano, los obispos canadienses Luc
Bouchard y Murray Chatlain realizarán intervenciones similares en la estela de la carta
de la CCCB, Our Relationship with the Environment: The Need for Conversion135. Las
cartas de Bouchard y Chatlain están relacionadas con la cuestión de la energía y el
cambio climático, pero centradas esta vez en una problemática regional muy particular:
la explotación de arenas bituminosas en la región de Alberta (Canadá). Ambas cartas
son secuela del documento redactado, un año antes, por la Comisión de asuntos sociales
de la CCCB; un documento redactado a raíz del informe del IPCC del 2007 y centrado en
la cuestión del cambio climático que hizo una llamada a la responsabilidad política y a la
conversión, entendida ésta como una triple reconciliación o restablecimiento de las
relaciones con la naturaleza, con Dios y con los hermanos136.
En sus cartas pastorales, reconocen que el movimiento medioambiental, en su
origen de carácter secular, ha funcionado para la Iglesia como “un signo de los tiempos
profético” y ha generado en la comunidad católica tanto una reflexión teológica como un
consenso sobre el carácter moral de los problemas eco-sociales, así como la urgencia
por abordarlos. El acercamiento pastoral y teológico al debate no difiere de forma
significativa del realizado anteriormente en otras regiones, aunque muestra algunos
elementos novedosos en su formulación.
Luchard, en The Integrity of Creation and the Athabasca Oil Sands, afirma que el
estilo de vida consumista y la miopía cortoplacista de la industria y la política son las
raíces de los problemas globales medioambientales. Tras reiterar los principios
tradicionales que articulan el Magisterio católico sobre ecología, afirma que “la tierra
tiene valor intrínseco”, que “abusar de la creación, por tanto, constituye una falta de fe,
un tipo de desesperación, o incluso una blasfemia” y que “cuando la gente destruye o
daña la creación está limitando su capacidad de conocer y amar a Dios”. Una vez
134 Infanti de la Mora, L., “Hacer la paz con el agua”, Concilium, 348 (2012) 784. Como afirma Senent de
Frutos, “el ejercicio de la Doctrina Social de la Iglesia se autoconcibe como una tarea interdisciplinar […]
Se trata así de llegar a articular una dimensión sapiencial”: Senent de Frutos, “Ecología y problemas
medioambientales”, 701. Ver también, en este sentido, la carta pastoral de la CEG, Construir en justicia,
inspirados por Dios. El Desarrollo Humano (2011).
135 Cf. CCCB, Our Relationship with the Environment: The Need for Conversion (12.3.2008).
136 Cf. Bouchard, L., The Integrity of Creation and the Athabasca Oil Sands (25.1.2009); Chatlain, M., On Tar
Sands (15.4.2009). Los obispos de la India adjetivaron el cambio climático de “pecado social”: CBCI,
Global Warming: A Social Sin (9.3.2007).
225
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
137 Con un tono similar, los obispos guatemaltecos elaboraron un comunicado el año 2005 para denunciar
las prácticas abusivas, la corrupción, la degradación medioambiental y la violación de los derechos
humanos que con frecuencia llevan asociados los proyectos mineros en la región: cf. CEG, He venido para
que tengan vida y vida en abundancia (27.1.2005).
138 Gonzalo Villagrán, al tratar de adaptar la corriente teológica anglosajona conocida como Public
Theology al contexto español, afirma que “no se trata de un método teológico concreto, sino más bien de
un estilo de hacer teología que intenta llevar los argumentos teológicos a la esfera pública […] Se trata de
la corriente o estilo de teología que se esfuerza en hacer teología dirigida a la plaza pública de la sociedad
pluralista”: Villagrán, G., “Teología pública: una propuesta para hablar teológicamente de temas sociales a
la sociedad pluralista española”, RFS, 67 (2012) 638.
139 Cf. Catholic bishops of Alberta, Pastoral reflections on Nuclear Energy in Alberta (2009).
226
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
140
CBCEW, Choosing the Common Good (2010) 16.
141 Ib.
142 CNBB, Fraternidade e a vida no planeta (4.10.2010).
143 El uso del término cuidado, en relación a la creación, se utiliza en 43 ocasiones a lo largo del
documento. La llamada a la solidaridad, como categoría ética –y principio permanente de la DSI– capaz de
articular el compromiso cristiano de “los seres humanos entre sí y con la naturaleza” fue propuesta
también por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEEc) en una declaración realizada, poco antes de
Río+20, con el fin de iniciar un diálogo sobre los efectos de la minería en el país latinoamericano: cf. CEEc,
Cuidemos nuestro planeta (20.4.2012).
227
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
144 La crítica al deseo desmedido de lucro permea el análisis del documento: cf. FVP 43, 50, 59, 61, 90, 94,
129, 138, 140-141, 188, 194.
145 Cf. Conferencia Episcopal de Chile, Cuidar los dones de la Creación (18.5.2011). La PCB había señalado
que, “frente a la problemática global de la ecología del planeta”, el valor “respeto a la vida” presente en los
relatos bíblicos podría “sobrepasar los intereses de la sola humanidad para fundamentar una reflexión
renovada sobre el equilibrio de las especies”. En el contexto de esta reflexión se sugiere releer Gn 1, 28-29
a la luz de Gn 9, 1-4, un pasaje en el que el poder del hombre (Noé, nuevo Adán) queda relativizado y ya
no es invitado a “someter” la tierra: cf. PCB, Biblia y moral, 98.
228
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
146 CBCJ, Abolish Nuclear Plants Immediately. Facing the Tragedy of the Fukushima Daiichi Nuclear Plant
Disaster (8.11.2011) 3-4; CBCP, No to Bataan Nuclear Power Plant (26.2.2009).
147
CBCJ, Abolish Nuclear Plants Immediately, 10.
148 Cf. Rey, D., Peut-on être catho et écolo? (2012).
229
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
230
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
149 Cf. PAS, Interactions between Global Change and Human Health, Vatican City 2006; Rodríguez-Iturbe, I.
– Sánchez Sorondo, M. (eds.), Water and the Environment, Vatican City 2007; PAS, Nuclear Disarmament,
Non-Proliferation and Development, Vatican City 2010; Crutzen, P.J. et al., Fate of Mountain Glaciers in the
Anthropocene, Vatican City 2011.
150 PAS, Interactions between Global Change and Human Health, xv.
151 Cf. Ib., 112-144; 374-394.
231
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234
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235
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
82; CV 48) y como base del trabajo interdisciplinar e interreligioso que las
problemáticas medioambientales demandan de forma urgente (DA 124; DHAD II.F; PCJP
2012). El esfuerzo por establecer un terreno común para el diálogo político, cultural y
académico –en el que puedan cimentarse acuerdos, iniciativas y mecanismos de
gobernanza universales (Caritas, 2009; PCJP, 2011; Santa Sede, 2011)– muestra la
valiosa contribución sapiencial que las tradiciones religiosas en general, y la tradición
católica de la ley natural en particular, hacen en el esfuerzo por articular una ética
ecológica global.
En quinto y último lugar, resulta también significativa la propuesta de
ampliación diacrónica, sincrónica y creacional de los principios éticos del bien
común (PCJP, 2006, 2012; BEU 38; MJMP10 10; CBCEW, 2010), la justicia (CCCB, 2003;
CC 38; CV 48; PCB, 2008; MJMP10 10), la caridad (GBR; DCE 30; CV 31; MJMP10 10; Rey,
2012) y –en especial– la solidaridad (JPAV 2.4; AF; CC 37; CEG, 2005; DCE 30; CV 48;
FVP; MJMP10 8-10; PCPJ 2012; Rey 2012). La sostenibilidad, que emerge en este
periodo como nueva categoría de síntesis tras la crítica secular y religiosa al
concepto de desarrollo sostenible, es incorporada al discurso eclesial e interpretada
por el Magisterio de forma creciente como extensión del principio de solidaridad
y del bien común, y como nueva categoría articuladora de la DSI (CC 32; FVP;
CVCC).
En conclusión, si –como sostiene Jean-Yves Calvez– la DSI se hizo más teológica
durante el pontificado de Juan Pablo II153, podemos afirmar que, en lo que respecta a la
recepción de la cuestión ecológica, durante el pontificado de Benedicto XVI la tendencia
se profundizó. Esta constatación no impide, sin embargo, que buena parte del
magisterio episcopal y los documentos de otras instancias eclesiales (PCJP, PAS, PASS), a
diferencia del magisterio pontificio (salvo quizás CV), recurriese en su análisis a los
datos ofrecidos por las ciencias sociales y naturales, integrándolos y reaccionando con
creatividad a problemas locales y retos particularmente graves (el caso del PCJP y el
agua sería el mejor ejemplo durante este periodo).
Junto a los avances de esta década, encontramos también limitaciones en la
propuesta eclesial. En primer lugar, hay una falta de sistematización y un
tratamiento temático poco articulado con el conjunto de la DSI. En segundo lugar,
resulta poco clara la distinción entre ecología humana y ecología natural, al no
153 Cf. Calvez, J-Y., Los silencios de la doctrina social católica, México D.F. 2003, 113.
236
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
237
IV – Johannesburgo’02 y el reto de la sostenibilidad en el siglo XXI
238
Capítulo V
De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
Introducción
1 Cf. ONU, Documento final de la Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible, Río de Janeiro
(19.6.2012); IPCC, Climate Change 2013: The Physical Science Basis. Contribution of Working Group I
to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, Cambridge 2013;
PNUMA, GEO5-Perspectivas del medioambiente mundial: medioambiente para el futuro que
queremos, Panamá 2012; Potsdam Institute, Turn Down the Heat. Why a 4ºC Warmer World Must Be
Avoided - A Report for the World Bank, Potsdam 2012; ONU, XVIII Conferencia Internacional sobre
Cambio Climático, Doha (26.11-8.12.2012).
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
2 Sigo aquí la clasificación adoptada en: cf. Sandler, R. L., Character and Environment: A Virtue-
Oriented Approach to Environmental Ethics, New York 2009, 2-6.
3 Cf. Beck, U., La Sociedad del Riesgo, Madrid 2002.
240
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
4 Cf. McKibben, B. The End of Nature, New York 1999; Crutzen, P. J., “Geology of Mankind”, Nature,
415 (2002) 23.
5 Cf. UNEP, Environment, Religion and Culture in the Context of the 2030 Agenda for Sustainable
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V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
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V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
“La crisis alimentaria, mucho más grave que la financiera” –advierte Benedicto
XVI– implica actuar, “desde el ámbito local al internacional, con el objetivo de
poner a los agricultores, en particular en las pequeñas realidades rurales, en
condiciones de poder desarrollar su actividad de modo digno y sostenible desde un
punto de vista social, ambiental y económico” (MJMP13 3). Una vez más la Iglesia,
en su acercamiento a la poliédrica cuestión ecológica, entra por la puerta de la
cuestión social, mostrando especial predilección por el ámbito local y rural.
Pero el interés por las realidades locales no significa que se pierdan de vista
los grandes retos globales de la sostenibilidad10. Al contrario, la transición del
pontificado de Benedicto XVI al de Francisco muestra una clara continuidad
en relación al interés por la cuestión ecológica, así como un esfuerzo
sostenido por articular visión global y respuesta local. Esta continuidad se
percibe ya desde el inicio del pontificado del primer papa latinoamericano.
10 Por ejemplo, la referencia a la crisis global del agua en la Jornada Mundial del Agua: cf. Francisco,
Ángelus (22.3.2015): ORe 13 (2015) 11.
11 Francisco, Homilía en la misa inaugural de pontificado (19.3.2013): AAS 105 (2013) 385. El
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V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
13 Cf. Benedicto XVI, Homilía en la misa inaugural de pontificado (24.4.2005). Para la continuidad
entre LS y la vida de Francisco: cf. Cáceres, A., “El pensamiento ecológico de Francisco”, Moralia, 38
(2015) 389-424.
14 Del Pozo, G., “El evangelio de la creación”, en: Chica, F. – Granados, C. (eds.), Loado seas, mi Señor.
Comentario a la encíclica «Laudato si’» del papa Francisco, Madrid 2015, 189.
15 Cf. Boff, L., Francisco de Roma y Francisco de Asís, Madrid 2013, 25-28.
16 Cf. Francisco, Audiencia general (5.6.2013): IF, I, 1, 2015, 278-280.
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V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
17 Id., Homilía en la Plaza San Francisco (4.10.2013): AAS 105 (2013) 885.
18 Cf. Id., Lumen fidei (29.6.2013).
245
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
246
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
EG será, junto a CV, el documento del magisterio pontificio más citado por
Francisco en LS (cf. Tabla 6.2.)21. De hecho, LS se diseñará como continuación del
proceso de reforma misionera formulado en EG, se concebirá como pieza clave del
proyecto evangelizador y se presentará –de forma análoga al esfuerzo que realizó
Juan XXIII al responder a la gran amenaza nuclear de la postguerra– como un
intento de dialogar con todos para abordar el “deterioro ambiental global” (LS 3).
Aunque por razones metodológicas el análisis de LS se realizará en el
próximo capítulo, la estrecha relación entre ambos documentos justifica un primer
análisis comparativo. Entre las muchas cuestiones planteadas en EG, hay una serie
de núcleos temáticos centrados en torno al Capítulo IV, “La dimensión social de la
evangelización” (EG 176-258), así como opciones metodológicas y eclesiológicas que
resultan particularmente relevantes para comprender la génesis de LS y el proceso
de recepción de la cuestión ecológica en el pontificado de Francisco. En primer
lugar, destacan tres asuntos a los que EG vuelve de forma recurrente22.
A. La relación entre la fragilidad del débil y de la tierra
21 Cf. Francisco, Evangelii gaudium (24.11.2013). EG es citado trece veces –en la introducción y en
los seis capítulos de LS– poniendo de relieve su centralidad. Los números citados son en su mayoría
del Capítulo IV, “La dimensión social de la evangelización”: cf. EG 56, 71, 80, 186-201, 209, 210, 215,
222, 231, 237, 256, 261; LS 3, 56, 89, 110, 122, 141, 152, 158, 178, 196, 199, 216, 225.
22 Cf. Camacho, I., “La Moral Social en Evangelii gaudium”, Corintios XIII, 149 (2014) 110-135;
Varela, G., “‘Evangelii gaudium creationis’ o el nacimiento de la ecoética católica”, en: Galindo, A.
(ed.), Loado seas mi Señor y ecología integral, Salamanca 2016, 93-107.
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V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
23Cf. Alarcos, F. J., Bioética global, Justicia y Teología moral, Bilbao 2005, 141-151.
24Para Francisco, “la question sociale est première, elle façonne l’enjeu écologique, qui nous renvoie à
la question sociale”: Merckaert, J., “Le pape François ouvre la voie de la social-écologie”, Revue
Projet, 350 (2016) 26.
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V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
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27 Cf. Turkson, P., “La conversión ecológica”, en: Chica, F. – Granados, C., (eds.), Loado seas, mi Señor.
Comentario a la encíclica «Laudato si’» del papa Francisco, Madrid 2015, 30-31.
28 Sigo en este punto a: cf. Forestier, L., “Le pape François et la synodalité. Evangelii gaudium,
nouvelle étape dans la réception du Vatican II”, NRT, 137/4 (2015) 597-614.
29 Resultan significativas las referencias de EG 215 y LS 41 a: cf. CBCP, What is Happening to Our
Beautiful Land? (29.1.1988). Esta carta pastoral de los obispos filipinos –la única, junto al DA, citada
en LS y EG– no es sólo una de las primeras en abordar la problemática ecológica de forma exclusiva,
sino que además se centra en una cuestión de gran importancia para el diagnóstico realizado en LS:
la pérdida de biodiversidad.
30 La DA, fruto de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y en cuya redacción
jugó un papel destacado Francisco, es el documento episcopal más citado por Francisco tanto en EG
como en LS. En este sentido, EG no sólo posee un “carácter programático” para el pontificado de
Francisco sino que, además, pone en práctica la recepción conciliar al interior del propio
Magisterio: cf. Forestier, “Le pape François et la synodalité”, 606-607.
250
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
251
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
34 Esta metodología pastoral y dialógica será clave también en LS. La centralidad del diálogo se
formula especialmente en el capítulo V, “Algunas líneas de orientación y acción” (LS 163-201), pero
también en el modo de realizar el diagnóstico social y científico del capítulo I (LS 17-52) y en la
propuesta de diálogo con la historia y la filosofía sobre las raíces históricas de la crisis ecológica del
capítulo III (LS 101-136): cf. Oviedo – Garre, “Cuidado por la tierra, atención a la persona”, 288-289.
252
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
35 Francisco, Discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditados ante la Santa Sede
(13.1.2014): AAS 106 (2014) 85.
36 Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014, 23.
37 Cf. Lovelock, J., The Revenge of Gaia. Why the Earth is Fighting Back – and How We Can Still Save
(2014) 84-85.
39 Cf. Id., Discurso al Consejo de Europa (25.11.2014).
253
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
medio ambiente peruano en la antesala de la COP20, subrayase que “lo que ustedes
van a debatir afecta a toda la humanidad, en particular a los más pobres y a las
generaciones futuras”40.
La sensación de urgencia que transmite la comunidad científica y la
sociedad civil en el debate en torno al cambio climático –la cuestión que centra la
atención del Magisterio y de la comunidad internacional durante este periodo– se
constata también en el tono apremiante de Francisco: “El tiempo para encontrar
soluciones globales se está agotando. Solamente podremos hallar soluciones
adecuadas si actuamos juntos y concordes. Existe, por tanto, un claro, definitivo e
impostergable imperativo ético de actuar”.
La delegación de la Santa Sede enviada a la COP20 de Lima, pocos días
después, reiteró el mensaje de Francisco, llamando a una “acción concertada
responsable”, recordando que “el problema crítico del cambio climático está
inextricablemente unido a la búsqueda del auténtico desarrollo humano
integral”41. A diferencia de las intervenciones pontificias que, como hemos visto a
lo largo de este trabajo, tienden a omitir referencias directas a documentos
científicos, la delegación de la Santa Sede sí citó expresamente el informe del IPCC
–publicado en octubre de aquel mismo año– haciéndose eco de la llamada de la
comunidad científica y su énfasis “en que la (necesidad de la) acción es
extremadamente urgente”42.
Ante la comunidad internacional allí reunida, la Iglesia católica propuso
como vías de solución “la justicia, el respeto y la equidad” como principios
fundacionales de una nueva cultura, la “educación para la responsabilidad
medioambiental” como herramienta del cambio cultural y la adopción de un
“acercamiento holístico ambicioso que asegure el desarrollo integral de todas las
personas, los países y la creación misma”43.
40 Id., Mensaje al ministro de medio ambiente de la República del Perú (27.11.2014): AAS 107 (2015)
57.
41 Holy See, Intervention before the Plenary of the High-Level Segment of the United Nations Climate
Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change, Geneva 2014.
43 Holy See, Intervention before the Plenary of the High-Level Segment of the United Nations Climate
Change Conference. Esta fue, en líneas generales, la posición católica expresada unos meses antes en
la cumbre preparatoria de la COP20: cf. Parolin, P., Statement at the United Nations Climate Summit,
New York (23.9.2014).
254
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
44 Cf. Gardiner, S., A Perfect Moral Storm: The Ethical Tragedy of Climate Change, Oxford 2011.
45 Francisco, Letter to Australian Prime Minister Tony Abbott on the occasion of the G20 Summit in
Brisbane (6.11.2014): AAS 106 (2014) 1030.
46 Id., Mensaje al ministro de medio ambiente de la República del Perú: AAS 107 (2015) 57.
47 Cf. Tomasi, S. M., Statement at the 28th Session of the Human Rights Council (6.3.2015).
255
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
48 McNutt, M., "The Pope Tackles Sustainability", Science, 345 (2014) 1429; cf. Dasgupta, P. –
Ramanathan, V., "Pursuit of the common good", Science 345 (2014) 1457-1458; Chuvieco, E. –
Martín, M. A., Cuidar la Tierra. Razones para conservar la naturaleza, Madrid 2015, 125-129.
49 Cf. Francisco, Discurso en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (28.10.2014). Sobre
esta cuestión volverá de forma más breve: cf. Id., Videomensaje dirigido a los participantes en al
conferencia "Las ideas de la EXPO 2015 - Hacia la Carta de Milán" (7.2.2015) 3.
50 Cf. Czerny, M., “Faith and the Call for a Human Ecology”, Conferencia pronunciada en el marco del
256
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
51Francisco, Discurso en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (28.10.2014): AAS 106
(2014) 857.
257
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
Manila (15.1.2015).
54 Id., Audiencia general (21.5.2014). A esta expresión se referirá de nuevo en su Discurso a la
Plenaria y saludo al personal de la FAO con motivo de la II Conferencia Internacional sobre Nutrición
(20.11.2014).
55 Francisco – Bartolomé I, Declaración conjunta, Jerusalén (25.5.2014): IF, II, 1, 2016, 606-609. Cf.
258
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
56Francisco, Encuentro con los periodistas durante el vuelo a Manila (15.1.2015): ORe 4 (2015) 3.
57Cf. Sánchez Sorondo, M. (ed.), The Emergency of the Socially Excluded, Vatican City 2015; PAS –
PASS, Sustainable Humanity, Sustainable Nature: Our Responsibility, Vatican City 2014; Id., Climate
Change and the Common Good: A Statement of the Problem and the Demand for Transformative
Solutions Vatican City 2015. Sobre el papel de estos talleres en la redacción de los borradores
previos a LS: cf. Raven, P. H., “Our World and Pope Francis’ Encyclical, Laudato si’”, The Quarterly
Review of Biology, 91/3 (2016) 255-256.
259
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
58 Cf. Ramanathan, V., “The Two Worlds in the Anthropocene: A New Approach for Managing and
Coping with Climate Change”, en: Sánchez Sorondo, The Emergency of the Socially Excluded, 71-85.
59 Cf. Sánchez Sorondo, The Emergency of the Socially Excluded, 86-87.
60 Cf. Sachs, J. “Social Inclusion as a Universal Goal”, en: Sánchez Sorondo, The Emergency of the
Socially Excluded, 88-92; ONU, Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo
Sostenible (21.10.2015).
260
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
transformación acelerada de la biosfera en los inicios del siglo XXI, los académicos
de la PAS y de la PASS afirman que las tres crisis interrelacionadas de la pobreza, la
exclusión y el medioambiente no podrán ser resueltas por las fuerzas del mercado
sin un análisis ético y una acción concertada61.
Haciendo hincapié en la cuestión del despilfarro alimentario como icono de
la doble crisis social y ambiental de una época caracterizada por la “cultura del
despilfarro”, la declaración realiza una serie de recomendaciones técnicas de cara a
la definición y adopción de los ODS, pero concluye que el gran reto se encuentra,
más bien, en “la esfera de los valores humanos”. Alineándose con la línea
argumentativa de la social-écologie de autores como Éloi Laurent o Philippe
Pochet62, se afirma que “los principales obstáculos para alcanzar la sostenibilidad y
la inclusión social son la desigualdad, la injusticia, la corrupción y el tráfico
humano”. La PAS, en consonancia con la tradición de la Iglesia, entra al debate de la
sostenibilidad prestando una especial atención a la cuestión social, con la intención
de reconducir el debate al terreno de los valores subyacentes a la cultura63.
Un año más tarde, en Climate Change and the Common Good, la PAS y la
PASS abordaron de forma conjunta el problema del cambio climático en una
declaración preparada por científicos de gran prestigio en la antesala de la COP21
y en el contexto del debate internacional sobre los ODS y la Agenda 203064.
A diferencia de los documentos del magisterio pontificio, la declaración cita
los recientes informes del IPCC y del BM sobre cambio climático, proponiendo para
la solución de las “crisis entrelazadas de pobreza, exclusión y medioambiente” una
“estrategia holística cooperativa” basada –tal y como planteó la declaración final de
Rio+20– en el trípode del progreso económico, la inclusión social y la
sostenibilidad ambiental. Sin embargo, la PAS y la PASS añaden a la propuesta de
Rio+20 la necesidad de una “revolución moral” o “reorientación actitudinal” capaz
de incidir en el plano cultural. Junto al paquete de reformas institucionales,
61 PAS – PASS, Sustainable Humanity, Sustainable Nature: Our Responsibility, Vatican City 2014, 3.
62 Cf. Laurent, E. – Pochet, P., Pour une transition sociale-écologique: Quelle solidarité face aux défis
environnementaux?, Paris 2015.
63 A esta cuestión se volverá en el simposio científico organizado de forma conjunta por: cf. PAS –
Religions for Peace – Sustainable Development Solutions Network, Protect the Earth, Dignify
Humanity: The Moral Dimensions of Climate Change and Sustainable Development (28.4.2015).
64 Junto a Sánchez Sorondo, canciller de la PAS, destacan científicos de la talla de P. Dasgupta, V.
261
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
65Cf. CIDSE, Joint statement of Catholic leaders on Conflict Resources, Brussels 2014.
66 Sobre la petición de un refuerzo de la presencia institucional de la ONU ante los desafíos del
cambio climático y la preservación del medioambiente, así como la recomendación de avanzar
hacia una gobernanza mundial: cf. Benedicto XVI, Discurso a seis nuevos embajadores ante la Santa
Sede (9.6.2011); Holy See, Intervention at the 67th Ordinary Session of the UN General Assembly
(1.10.2012).
262
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
67 Cf. Sánchez Sorondo, M., CAFOD’s 28th Pope Paul VI lecture (7.11.2014). Ver también la ponencia
del secretario del PCJP: Cf. Czerny, M., “Faith and the Call for a Human Ecology”, Symposium on
Faith, Food and Environment, St. Paul, Minnesota (5.11.2014).
68 El document, publicado en italiano el año 2013, fue actualizado en la versión inglesa al año
siguiente: cf. PCJP, Energy, Justice and Peace: A Reflection on Energy in the Current Context of
263
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
análisis de EJP refleja el interés de la Iglesia por una temática –la generación,
comercialización y distribución de la energía– que no es “moralmente neutra” (EJP,
22), ya que está estrechamente vinculada al problema del desarrollo, de la justicia
y de la paz.
Las cuestiones de justicia social relacionadas con el acceso y el uso de la
energía son, de hecho, el punto de entrada elegido para analizar los múltiples
problemas sociales y ecológicos relacionados con la cuestión energética –como son
el agua, la alimentación o la contaminación–. La cuestión energética es considerada
un “signo de los tiempos” (EJP, 11) que desborda el análisis técnico, político y
económico. Es por ello que, tras la recopilación y valoración de la información
científica, el PCJP plantea un momento segundo en el que, a la luz de la sabiduría
del evangelio y de la experiencia en humanidad de la Iglesia, plantea cuatro
contribuciones al debate centradas en: insertar la cuestión de la energía en el
marco global del desarrollo humano integral y la paz; mostrar las dinámicas de
injusticia que subyacen a algunas políticas y análisis sectoriales de la cuestión
energética; proporcionar principios de juicio y propuestas prácticas para la gestión
de la energía; facilitar la convergencia del diálogo interreligioso hacia la resolución
de problemas concretos (cf. EJP, 15). A estas contribuciones se añade, a modo
conclusivo, una quinta: la centralidad de la visión escatológica, “abierta a la
trascendencia” (EJP, 138), del cristianismo y su capacidad para motivar un ethos
del respecto y conducir la cuestión ética en una “dirección teleológica” que permita
“construir verdaderas visiones y actitudes proféticas” (EJP, 138).
Las posibles áreas de colaboración –entre la Iglesia, la sociedad civil, la
comunidad científica y la clase política– identificadas por el PCJP indican la función
profética, sapiencial y escatológica que la comunidad creyente ejerce al formular
los retos globales de la sostenibilidad como cuestiones de justicia social. A ellas se
suman la fuerte implantación territorial de la Iglesia y su capacidad de
movilización y articulación social. Todas ellas son funciones que, a juicio del PCJP,
hacen de las religiones un actor imprescindible del desarrollo y conducen a la
propuesta de un “discernimiento social” (EJP, 11) que incluye, trascendiéndolo, el
Development and Environmental Protection, Rome 2014; Chagas, C. – Colombo, U. (eds.), Study Week
on Energy for Survival and Development, Vatican City 1986.
264
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
265
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
69 Cf. Gómez Mier, V., De la tolerancia a la libertad religiosa, Madrid 1997, 13-32.
70 Cf. Turkson, P. K., Integral ecology and the horizon of hope: concern for the poor and for creation in
the ministry of Pope Francis, Maynooth (5.3.2015).
71 Cf. CRS, Climate Change. From Concepts to Action (2012); Trócaire, Feeling the Heat, How climate
change is Driving Extreme Weather in the Developing World (2014); Asamblea de General de Caritas
Internationalis, Una sola familia humana, Cuidado de la Creación (2015).
266
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
dignidad de toda persona es un sine qua non de ser cristiano, de ser plenamente
humano”.
2. “El cuidado de la creación es una virtud en su propio derecho”. Más
allá del debate científico sobre el origen antropogénico de la desestabilización
climática y la conveniencia de una respuesta cristiana a la crisis, la tarea sagrada
de “guardar y cultivar” (Gn 2:15) configura la identidad y la misión del creyente,
por lo que la destrucción del medio ambiente es, de entrada, una traición a nuestra
propia vocación y una violación de la relación justa con el Creador y con el prójimo:
“literalmente un pecado”.
3. “Debemos cuidar lo que amamos y apreciamos”. Inspirado por la
figura de Francisco de Asís, Turkson advirtió de la insuficiencia de las regulaciones
y las políticas si no van acompañadas de un acercamiento integral que incluya “un
respeto profundo y relacional basado en la familiaridad y la fraternidad” con Dios y
con la creación. La incapacidad histórica para alcanzar e implementar acuerdos
internacionales vinculantes muestra la necesidad de ampliar el marco técnico-
político en la búsqueda de soluciones a los problemas ambientales y señala la
oportunidad de plantear una “conversión ecológica” en la que la sabiduría y la
visión de las tradiciones religiosas –fuentes tradicionales de sentido y motivación–
resultarán clave.
4. “La llamada al diálogo y a una nueva solidaridad global” constituye el
último elemento estructural de la propuesta de la ecología integral. Tal y como se
explicitará en el tono y en la metodología de LS, la contribución de todos los
actores involucrados en el debate ambiental contemporáneo resulta clave para
alcanzar acuerdos: “toda acción cuenta. Todos tenemos un papel que jugar en la
protección y el sostenimiento de lo que el papa Francisco ha llamado en repetidas
ocasiones nuestra casa común”.
Las cuatro dimensiones subrayadas por Turkson serán traducidas pocos
meses después, en el contexto de la COP21, en forma de diez llamadas o
propuestas prácticas a la comunidad internacional en la declaración Appeal to
Paris COP 21 Climate Talks, presentada por CIDSE, Caritas Internationalis y el PCJP
–y firmada por los presidentes de todas las conferencias episcopales continentales,
267
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
72 Cf. CIDSE – Caritas – PCJP – Presidents of the Continental Bishops’ Conferences, Appeal to Paris
COP21 Climate Talks, Paris (26.10.2015).
73 Cf. FABC, II FABC Climate Change Seminar (24.10.2013); USCCB, Letter to the EPA on Carbon
Pollution (29.5.2014); ICBC, The Cry of the Earth: A Call to Action for Climate Justice (1.10.2014);
CBCP, Pastoral Exhortation on Climate Change (4.10.2014); Catholic Bishops, Declaration at Lima
Conference on Climate Change COP20 (1.12.2014).
268
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
269
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
2014), es sin duda una buena muestra de la capacidad de adaptación del discurso
eclesial a las distintas realidades nacionales74.
La declaración dirigida a los representantes reunidos en Lima en el
marco de la COP20 –redactada en colaboración con diez agencias católicas de
cooperación y firmada por nueve obispos de cuatro continentes, incluidos los
representantes de la FABC y el SECAM– sintetiza bien las tres innovaciones que la
cuestión climática introduce en la reflexión episcopal y señala un cuarto elemento
al que haremos referencia más adelante: la articulación de redes católicas de
incidencia política.
Junto a la cuestión climática, problemáticas regionales vinculadas a la
minería y al agua siguen atrayendo también la atención de las iglesias locales en
relación a la custodia de lo creado. El posicionamiento del obispo de La Ceiba, en
Honduras, representa un buen ejemplo de denuncia centrada en una industria
cuyos impactos adquieren dimensiones sin precedentes al inicio del siglo XXI. En el
Comunicado de la diócesis de la Ceiba contra la minería, el obispo Lenihan basa su
juicio en la Escritura, en la larga tradición de la DSI (CDSI, LE, MJMP10) y en el
magisterio episcopal latinoamericano (DA), denunciando la “avalancha de
proyectos mineros […] que pretenden explotar zonas con alto valor ecológico” en
Honduras y perfilando cinco áreas prioritarias de la misión de la Iglesia respecto al
reto ecológico: el acompañamiento de las víctimas y la custodia de la creación, la
denuncia de los intereses económicos y políticos que subyacen a la desregulación de
la industria, la mediación en los conflictos y la oferta de alternativas operativas75.
En un sentido similar, la Conferencia Episcopal Colombiana (CECo) había
denunciado un año antes los riesgos de esta industria –en especial la minería
ilegal– en su La realidad minero energética actual: riesgos y oportunidades 76.
Proponiendo un diálogo a tres bandas entre el Estado, la industria minera y el
pueblo, la Iglesia ofrece acompañar el proceso y “repensar creativamente un nuevo
74 Sin tener presente la cuestión climática, la CEE afirmó de modo similar que “el recto ejercicio de
la función pública representa una forma exquisita de caridad. Es preciso que el impulso de la
caridad se manifieste eficazmente en el modo justo de gobernar […] en la salvaguardia del
medioambiente”: CEE, La Iglesia servidora de los pobres (24.4.2015) 44.
75 Cf. Lenihan, Comunicado de la diócesis de la Ceiba contra la minería (26.6.2013).
76 Cf. CECo, La realidad minero energética actual: riesgos y oportunidades (2012). Ese mismo año, la
declaración final de la LXXV asamblea plenaria del episcopado colombiano, La Tierra: un don de
Dios. Tierra de todos, tierra de paz (19.9.2012), se centró en la crisis agraria y en el futuro de la
familia campesina, abordando de forma indirecta la influencia que la degradación ecológica ejerce
sobre ella.
270
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
77 La intervención tuvo lugar en el Congreso Internacional: “En escucha desde América: encuentros
entre pueblos, culturas, religiones, caminos para el futuro”, Pontificia Universidad Urbaniana, Roma
(8.4.2014).
78 Cf. CEI, La famiglia educa alla custodia del creato (7.6.2013); CA 39; FABC, 2004.
271
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V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
81Cf. FABC, Towards Responsible Stewardship of Creation: An Asian Christian Approach (2015).
82 El término eco-theology, al que volveremos en el capítulo siguiente, es definido como “a creative
attempt to retrieve some of the major insights of the Catholic faith in the light of the discoveries of
science and with a view to ecological praxis”: TRSC 35.
274
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
275
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
83 Cf. López, M., “La Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM)”, Razón y Fe, 1404 (2015) 295-301. Poco
después de la creación de la REPAM, en un encuentro organizado por el Symposium of Episcopal
Conferences of Africa and Madagascar (SECAM), Caritas Africa y Jesuits of Africa and Madagascar
(JESAM), se inició el proceso de configuración de la Ecclesial Network for the Safeguarding of the
Congo Basin, una red análoga en la cuenca del Río Congo, donde se encuentra el segundo bosque
tropical más extenso y diverso del mundo.
276
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
84 REPAM, Informe ejecutivo del encuentro fundacional, Brasilia 2014, 3-4; cf. DA 475; Francisco,
Mensaje a los participantes en el encuentro inaugural de la REPAM (12.9.2014); CELAM – CNBB, Pan-
Amazonía: fuente de vida en el corazón de la Iglesia (2014).
85 CELAM–CNBB, Pan-Amazonía: fuente de vida en el corazón de la Iglesia, 1.
86 Francisco, Discurso en el encuentro con el episcopado brasileño (27.7.2013): AAS 105 (2013) 696.
Poco después, la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica publicó su cuarto informe,
denunciando la acelerada pérdida de biodiversidad que afecta especialmente a los biomas
tropicales: cf. PNUMA, Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica 4, Montreal 2014.
87 Cf. Czerny, M., Red Eclesial Pan-Amazónica: Ecología católica, pastoral y socialmente hablando
(2.3.2015); Hummes, C., Mensaje conclusivo del encuentro y de envío a toda la REPAM y al eje de
redes internacionales de colaboración fraterna (9.4.2015).
277
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
ecología la que necesitamos para comprender todo el territorio […] Nuestro eco-
logos es profundamente espiritual, teológico, litúrgico y práctico”.
En esta misma ponencia, Czerny anunció la inminente promulgación de LS y
sugirió tres niveles complementarios de lectura de la misma: como creyentes, como
habitantes de la tierra y como ciudadanos de un estado soberano. Mostrando el
activo papel que el PCJP ha jugado en la preparación de la primera encíclica papal
sobre ecología, citó las preocupantes conclusiones del informe de síntesis del IPCC
del 2014 y enmarcó LS en el contexto del debate sobre los ODS, la Agenda 2030 y
otras cumbres internacionales del año 2015.
Por último, celebrando la creación de la REPAM, propuso el trabajo en red
como “un nuevo modo de asumir nuestra común responsabilidad como creyentes,
habitantes de la tierra y ciudadanos”; un tipo de trabajo en red y un nuevo nivel de
responsabilidad que relacionó con el kairós de nuestra época y con la llamada a
“una auténtica ecología católica […] una ecología omnicomprensiva y muy
comprometida”.
Buen ejemplo del compromiso por la Amazonía y del nuevo modo de
trabajo en red que propuso el secretario del PCJP se plasma en el documento
presentado en audiencia pública por la REPAM, pocos días después, ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH): Posición de la Iglesia
católica ante vulneración y abusos contra los derechos humanos de las poblaciones
afectadas por las industrias extractivas en América Latina (PIC)88.
El extenso documento, centrado en las problemáticas generadas por la
industria extractiva –y en particular la “mega minería”– en Latinoamérica, se
articula en tres secciones: 1. Establece el propósito de la audiencia pública y
desarrolla los motivos de creación de la REPAM (PIC 1-21); 2. Analiza las
cuestiones históricas, ecológicas, sociales y éticas vinculadas a las industrias
extractivas (PIC 22-81); 3. Expone cinco casos emblemáticos en los que la Iglesia se
ha implicado en la defensa de los DD.HH. de las poblaciones afectadas por los
proyectos extractivistas en Brasil, México, Ecuador, Honduras y Perú (PIC 83-152);
4. Realiza una serie de propuestas dirigidas a la CIDH, a los Estados, a las
88 REPAM, Posición de la Iglesia católica ante vulneración y abusos contra los derechos humanos de
las poblaciones afectadas por las industrias extractivas en América Latina, Comisión Interamericana
de Derechos Humanos – 154º periodo de sesiones, Washington D. C. (19.3.2015).
278
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
89 El término, préstamo del inglés, se traduce por “incidencia” o “cabildeo”, haciendo referencia a
una estrategia dirigida a construir apoyo para una causa política o un asunto particular.
90 Cf. GCCM, Our Statement to the Church and the World (14.1.2015). Para contextualizar la
emergencia de GCCM en el contexto más amplio del activismo religioso medioambiental: Cf.
Gottlieb, R. S. (ed.), “Religious Environmentalism in Action”, en: Id., The Oxford Handbook of Religion
and Ecology, Oxford 2006, 467-509.
279
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
91 Cf. Ji-Sun Kim, G. (ed.), Making Peace with the Earth: Action and Advocacy for Climate Justice,
Geneva 2016. Ver la plataforma creada para la COP21, http://globalclimatemarch.org y Our voices,
un movimiento interreligioso que se define como “la red global de fe y acción espiritual por el
clima”, http://ourvoices.net (Consultado el 1.8.2015)
92 Cf. Gardner, G., Inspiring Progress: Religions Contributions to Sustainable Development,
Washington D. C. 2006, 67-83. Para una valoración equilibrada del papel y las posibilidades que
ofrecen las tradiciones religiosas en la conservación de la naturaleza: cf. Chuvieco – Martín, Cuidar
la Tierra, 125-203, 218-228.
93 Ver en este sentido la declaración interreligiosa firmada, entre otros muchos, por el presidente de
Caritas Internationalis: cf. Roy, M., Ending Extreme Poverty: A Moral and Spiritual Imperative,
Washington (9.4.2015).
280
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
281
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
los problemas concretos de los grupos más vulnerables (EG 56, 209, 215; F,
27.11.2014). Este es uno de los elementos distintivos de la propuesta católica
durante este periodo: promover una transformación cultural que articule los
principios éticos y la visión global desarrollada por el pensamiento social
católico con las respuestas locales; es decir, conjugar el principio de
solidaridad global e intergeneracional con el de subsidiariedad, articulando el
principio de sustentabilidad (UUDV 70). En ambos planos –universal y local– la
Iglesia realiza una contribución operativa como actor global con una fuerte
implantación territorial.
En las dos dimensiones se perfilan, por tanto, elementos específicos que
otros actores –económicos, políticos o científicos– no son capaces de proponer o
implementar con éxito. Por un lado, como empiezan a poner de relieve voces
tradicionalmente reacias o poco proclives a invocar la colaboración de actores
confesionales, la contribución eclesial –y religiosa en general– no sólo se
percibe de forma positiva sino como un elemento clave para la necesaria
movilización socio-política global. Por otro lado, el enraizamiento histórico en la
realidad local y su larga experiencia en humanidad convierte a las religiones en
actores imprescindibles para la consecución de los ODS. Cinco motivos influyen en
el cambio de percepción respecto del papel de las tradiciones religiosas en el
debate de la sostenibilidad:
1. son unos de los pocos actores globales con autoridad moral y con
una extensa red institucional y educativa;
2. poseen una función pre-política clave en la configuración y
sostenimiento del compromiso (ecológico) del creyente (EG 261);
3. matizan y complementan la visión científico-técnica del mundo,
fundamentando y motivando la responsabilidad ética en la era tecnológica (LF 55;
EG 71);
4. vehiculan prácticas y hábitos ascéticos susceptibles de ser releídos
en clave ecológica (Rey, 2012);
5. promueven foros de diálogo interdisciplinar, interreligioso e
intercultural imprescindibles para la resolución de problemas globales complejos
(EG 242-258).
282
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
283
V – De Rio+20 y los ODM a la COP21 y los ODS
284
Parte II
Laudato si’
Introducción
1Gardner, G., “Involucrar a las religiones para modelar las visiones del mundo”, en: The Worldwatch
Institute, La situación del mundo 2010: Cambio cultural. Del consumismo hacia la sostenibilidad,
Madrid 2010, 74.
Parte II – Laudato si’
Melchor Cano (cf. Tabla 6.0.), a lo largo de los próximos dos capítulos mostraremos
que las fuentes propias (locus propii) y las fuentes ajenas (locus alienii), aunque
separadas metodológicamente en esta investigación, están entrelazadas en el
análisis de Francisco. En palabras de la teóloga norteamericana Chrisitana Z.
Peppard: “Se puede afirmar, por tanto, que Laudato si’ contiene una variedad de
elementos distintivos de la tradición católica, expresados por medio del carisma
teológico-pastoral distintivo del papa Francisco, y fertilizado con múltiples tipos de
intuiciones extra-magisteriales”2.
Es más, atendiendo a la propia estructura interna de la encíclica, las
tradicionales fuentes propias –tanto constitutivas, Escritura y Tradición, como
interpretativas, Magisterio– se han articulado metodológicamente como un
momento segundo (que no secundario) de la propuesta de la ecología integral. Su
estudio, junto al papel desempeñado por las comunidades cristianas locales y las
instancias eclesiales a las que hemos hecho referencia, resulta fundamental para
comprender tanto el proceso de configuración de la respuesta eclesial como la
especificidad de la contribución católica3.
El recorrido histórico por los documentos eclesiales sobre ecología del
período 1891-2015 nos ha permitido ser testigos del largo y complejo proceso de
recepción de la cuestión ecológica realizado desde una tradición teológica particular
–la católica– a lo largo de 125 años. Ahora bien, al optar por una tradición y un
periodo histórico, se ha condicionado inevitablemente el objeto de estudio, las
fuentes seleccionadas, el intervalo temporal analizado e, indirectamente, los
interlocutores. Explicitar las opciones epistemológicas de LS resulta fundamental
porque, como ha señalado oportunamente el teólogo sudafricano Ernst Conradie, la
ecoteología –la nueva área de investigación teológica que, desde la década de 1970,
trata de ofrecer respuestas a los nuevos retos globales de la sostenibilidad– está
conformada por multitud de grupos de investigación o corrientes de pensamiento
teológico con objetos de estudio, intereses, discursos y metodologías muy diversas.
2Peppard, C. Z., “Hydrology, Theology, and Laudato Si’”, Theological Studies, 77 (2016) 421.
3Para los próximos dos capítulos hemos seguido: cf. Sanz Giménez-Rico, E. (ed.), Cuidar de la Tierra,
cuidar de los pobres: Laudato si’ desde la teología y con la ciencia, Santander 2015; Chica, F. –
Granados, C., (eds.), Loado seas, mi Señor. Comentario a la encíclica «Laudato si’» del papa Francisco,
Madrid 2015; Trigo, T. (ed.), Cuidar la Creación: Estudios sobre la encíclica Laudato si’, Pamplona
2016; Galindo, A. (ed.), Loado seas mi Señor y ecología integral, Salamanca 2016.
286
Parte II – Laudato si’
4 Cf. Conradie, E. (ed.), “The Journey of Doing Christian ecotheology: A Collective Mapping of the
Terrain”, Theology, 116:1 (2013) 4-17; Haught, J., “Theology and Ecology in an Unfinished Universe”,
in: Lodge D. – Hamlin, C. (eds.), Religion and the New Ecology: Environmental Responsibility in a World
in Flux, Notre Dame 2006, 226-245. Para un acercamiento al concepto de “eco-teología”: cf. McFague,
S., A New Climate for Theology, Minneapolis 2008. Ver también el capítulo Ecological Hermeneutics.
Meaning and Method en: cf. Marlow, H., Biblical Prophets: Contemporary Environmental Ethics, Oxford
2009, 81-119. Para un interpretación católica: cf. Deane-Drummond, C., Eco-Theology, London 2008;
FABC, Towards Responsible Stewardship of Creation, 2015; Cáceres, A., “Ecotheologia: aproximaciones
epistemológicas”, Concilium, 331 (2009) 65-76.
287
Parte II – Laudato si’
5 Para una revisión histórica de las principales éticas filosóficas medioambientales: cf. Palmer, C., “An
Overview of Environmental Ethics”, in: Light, A. – Rolston, H., (eds.), Environmental Ethics: An
Anthology, Oxford 2003, 15-37; García Gómez-Heras, J. M., En armonía con la naturaleza.
Reconstrucción medioambiental de la filosofía, Madrid 2010.
6 Cf. Deane-Drummond, Eco-Theology, 32-178.
7 Cf. Jenkins, W., Ecologies of Grace: Environmental Ethics and Christian Theology, Oxford 2008.
8 Cf. Northcott, M., The Environment and Christian Ethics, New York 1996, 86-163.
9 Cf. Martínez de Anguita, P., Environmental Solidarity. How Religions can Sustain Sustainability, New
288
Parte II – Laudato si’
10 Cf. Spadaro, A., “Laudato si’: Guida alla lettura dell’enciclica di Papa Francesco”, Civiltà Cattolica,
3931 (2015) 3.
11 Frente a la propuesta de análisis del teólogo protestante Philipp Melanchthon (1497-1560), en este
capítulo optamos por analizar las fuentes o domicilios (domicilia) de los argumentos teológicos de LS,
adoptando una versión actualizada de la clasificación de Melchor Cano (1509-1560): cf. Panizo, P,
“Teología fundamental”, en: Cordovilla, A. (ed.), La lógica de la fe. Manual de teología dogmática,
Madrid 2013, 74-83; Gómez Mier, V., De la tolerancia a la libertad religiosa, Madrid 1997, 5-30;
Martínez, J. L. – Caamaño. J. M., Moral fundamental. Bases teológicas del discernimiento ético,
Santander 2014, 79-141; Vidal, M., Nueva moral fundamental. El hogar teológico de la Ética, Madrid
2014, 557-648; Curran, C. E., Catholic Moral Theology in Dialogue, Notre Dame 1976, 24-183.
289
Parte II – Laudato si’
12 Álvarez de los Mozos, P., “’Nacer de nuevo para una ecología integral”, Manresa, 87 (2015) 339. La
extensión de LS –la encíclica más larga en la historia de la DSI– es resultado del elevado número y la
gran complejidad de las cuestiones que se quieren abordar, siendo ésta una de las principales
limitaciones señaladas: cf. González-Carvajal, L., Id., “Laudato si’ en el marco de la doctrina social de
la iglesia”, en: Razón y Fe, 272 (2015) 261-271.
13 Domingo Moratalla, A., “Ciudadanía ecológica en la edad secular. La transformación integral de la
síntesis humanista”, en: Galindo, Loado seas mi Señor y ecología integral, 35.
290
Parte II – Laudato si’
291
Parte II – Laudato si’
292
Capítulo VI
Epistemología I: Locus alienii
1 Cf. Boff, L., Ecología: Grito de la tierra. Grito de los pobres, Madrid 1996, 85-111; Northcott, M., The
Environment and Christian Ethics, New York 1996, 1-39; Deane-Drummond, C., Eco-Theology, London
2008, 1-11; Johnson, E. A., Ask the Beasts: Darwin and the God of Love, London 2014, 19-121; McFague, A
New Climate for Theology. God, the World and Global Warming, Minneapolis 2008, 9-26.
2 Cf. Rolston, H., “Ecology: A Primer for Christian Ethics”, Journal of Catholic Social Thought, 4/2 (2007)
293-312.
VI – Epistemología I: Locus alienii
estrecha conexión entre la dimensión ecológica y social; poniendo de relieve “la única
crisis socio-ambiental” (LS 139).
Resulta significativo, sin embargo, que no se cite ninguno de los numerosos
informes y estudios científicos en cuyas conclusiones se basa Francisco para elaborar el
diagnóstico sobre “lo que le está pasando a nuestra casa”. Aunque es evidente que se
quiere evitar el debate técnico sobre los aspectos más polémicos de fenómenos como el
cambio climático, la línea argumentativa interpela a la comunidad científica y es de
carácter científico en su formulación. A juicio de Carme LLasat, revisora del 3º, 4º y 5º
Informe del IPCC, LS se “fundamenta en las constataciones científicas más recientes”3.
Al fin y al cabo, como afirma Rolston, “hay problemas y oportunidades cuando los
moralistas cristianos miran a la ciencia ecológica y se preguntan qué uso hacer de ella.
Resulta absurdo que una ética ambiental no esté informada por la mejor ciencia
disponible”4. John F. Haught, de forma similar, ha afirmado que “hoy es imperativo que
los teólogos que abordan las cuestiones ecológicas contemporáneas presten una
atención especial a lo que la geología, la biología evolutiva, la genética y especialmente
la cosmología científica están diciéndonos sobre el mundo natural”5.
En el caso de LS, la reflexión está informada por la mejor ciencia disponible y
presta atención a las conclusiones de las diversas disciplinas académicas6. Por un lado,
la centralidad que ocupan las ciencias naturales –en especial la física, la química, la
biología y la climatología– en el ver y el carácter preeminente que se les otorga como
primer interlocutor no tiene precedentes en la historia de las encíclicas papales y
desvela la novedad metodológica y epistemológica introducida por LS en la DSI. Por otro
lado, el modo de entrelazar los análisis científicos, económicos, filosóficos y teológicos
es en sí mismo un esfuerzo interdisciplinar que, a pesar de su complejidad, muestra con
3 Llasat, M. C., “La Laudato si’, convergencia de razón y fe”, Razón y Fe, 272 (2015) 221. Cf. Linares, P. –
Romero J. C., “Laudato si’ y la ciencia”, en: Sanz Giménez-Rico, E. (ed.), Cuidar de la Tierra, cuidar de los
pobres: Laudato si’ desde la teología y con la ciencia, Santander 2015, 105-123; Younger, P. L, “Laudato?
si’!: an Environmental Engineer Reads Pope Francis”, Open House, 251 (2015) 3-4.
4 Rolston, “Ecology: A Primer for Christian Ethics”, 294. Cf. Butkus, R. – Kolmes, S., “Ecology and the
Common Good: Sustainability and Catholic Social Teaching”, Journal of Catholic Social Thought, 4/2
(2007) 403-436.
5 Haught, J., “Theology and Ecology in an Unfinished Universe”, en: Lodge D. – Hamlin, C. (eds.), Religion
and the New Ecology: Environmental Responsibility in a World in Flux, Notre Dame 2006, 228.
6 En palabras de Jeremy Leggett: “In the preparation of the document, the Vatican has taken great care to
consult many the world’s foremost experts on climate change. The Pontifical Academy of Sciences drafted
in top climate scientists to advise. I can see their footprint in parts of the encyclical”: Leggett, J., The
Winning of the Carbon War: Power and Politics on the Front Lines of Climate and Clean Energy, Mountain
View 2016, 204.
294
VI – Epistemología I: Locus alienii
7 A finales de la década de 1960, Beryl L. Crowe señaló el diálogo interdisciplinar como la tarea más
urgente a la hora de abordar los grandes retos identificados por las ciencias naturales y sociales. La
fragmentación histórica entre ambas áreas de conocimiento era, para el experto en ciencia política, el
mayor problema de la sociedad moderna: cf. Crowe, B. L., “The Tragedy of the Commons Revisited”,
Science, 166 (1969) 1103-1107; Hardin, G., “The Tragedy of the Commons”, Science, 162 (1968) 1243-
1248. El biólogo de la Universidad de Harvard, Edward O. Wilson, ha expresado la misma preocupación,
así como su convicción en la posibilidad del diálogo ciencia-religión en: cf. Id., The Creation: An Appeal to
Save Life on Earth, Norton, New York 2006; Tucker, M. E.; “Can Science and Religion Respond to Climate
Change?”, Zygon, 50/4 (2015) 949-961; Llasat, “La Laudato si’, convergencia de razón y fe”, 219-228;
Martínez, J., “Laudato si’ y la cuestión socio-ambiental: Clamor de la Tierra y de los pobres”, en: Sanz,
Cuidar de la Tierra, cuidar de los pobres, 29-32.
8 Figueroa, E., La ecología del papa Francisco: un mensaje para un planeta y un mundo en crisis, Madrid
2016, 11.
9 Sánchez Sorondo, M., Conferencia no publicada impartida en U. P. Comillas (4.11.2015).
295
VI – Epistemología I: Locus alienii
296
VI – Epistemología I: Locus alienii
297
VI – Epistemología I: Locus alienii
2003; Australia, 2005; DBK, 2006; CBCI, 2007; ICBC, 2009; COMECE, 2011; CNBB, 2011;
FABC, 2013; CBCP, 2014), asumiendo el consenso científico y haciendo referencia
explícita –a diferencia del magisterio pontificio– a los informes de síntesis del IPCC, al
Protocolo de Kyoto y a los ODM. Junto al episcopado, en la etapa final de la recepción
eclesial de la cuestión climática (2012-2015), el papel de la PASS (PAS-PASS, 2014,
2015) y de las agencias católicas de cooperación internacional (Caritas, CIDSE, CRS,
Trócaire) cobra un especial relieve.
En segundo lugar, un problema al que se presta una atención sin precedentes en
LS es a la acelerada pérdida de biodiversidad (cf. LS 32-42, 190, 195; EG 215)10. Esta
cuestión, que algunas conferencias episcopales venían denunciado desde la década de
1980 (cf. Tabla 6.2), adquiere un relieve especial no sólo porque estemos atravesando la
sexta extinción masiva en la historia del planeta, sino porque la visión de la ecología
integral inserta al ser humano en el tejido de la vida, que adquiere así un papel central
como matriz y condición de posibilidad de toda vida11.
El carácter oculto de los servicios ecosistémicos que ofrece la biodiversidad para
el sostenimiento de la vida humana ha contribuido, sin duda, al tardío reconocimiento
del problema de su destrucción por parte del magisterio pontificio. Como reconoce
Francisco, la valiosa propuesta del Convenio sobre Diversidad Biológica (CBD), cuya
importancia fue acertadamente recogida en Rio’92, no ha sido, por desgracia,
implementada (cf. LS 167).
De nuevo, como en el caso del cambio climático, el papel desempeñado por la
PAS desde la década de 1987 resulta clave para entender la toma de conciencia eclesial
del problema. Los sucesivos informes científicos (GBO, GEO) elaborados tras la
ratificación del CBD no han hecho más que mostrar el incumplimiento del acuerdo y la
creciente preocupación de la comunidad científica por la pérdida de biodiversidad.
Francisco. A juicio de Manuel López Casquete de Prado, “significa entender la Naturaleza como el lugar
privilegiado en el que experimentar la comunión universal que supone el encuentro profundo con el
Creador, con toda la familia humana y con cada criatura”: Id., “Ecología y desarrollo humano integral”,
RFS, 71 (2016) 165.
298
VI – Epistemología I: Locus alienii
Como afirma Gerardo Ceballos, “uno de los principales temas de Laudato si’ es la
desaparición de especies […] La extinción de especies es, quizás, el único problema
ambiental verdaderamente irreversible en el sentido que una vez que una especie se ha
perdido no hay manera de recuperarla”12. El papel desempeñado por el episcopado de
países del sur (CNBB, CBCP, DA, CEM) es –frente a la cuestión climática, abordada
12Ceballos, G., “Pope Francis’ Encyclical Letter Laudato si’, Global Environmental Risk, and the Future of
Humanity”, The Quarterly Review of Biology, 91/3 (2016) 290.
299
VI – Epistemología I: Locus alienii
principalmente por el episcopado del norte industrializado– otro de los rasgos que
caracterizan la recepción católica de esta problemática. A diferencia del cambio
climático, sin embargo, en el Magisterio precedente no encontramos documentos
episcopales que aborden temáticamente la cuestión, siendo el tratamiento mucho más
fragmentario. En cualquier caso, el papel de la PAS –y, en menor medida, del PCJP– y de
las iniciativas eclesiales surgidas en torno al periodo de la promulgación de LS (REPAM,
REBAC), resultan claves para interpretar la respuesta eclesial al llamamiento de la
comunidad científica sobre la pérdida de biodiversidad.
En tercer lugar, el agua, otro de los límites planetarios definidos por la
comunidad científica, se convierte en un elemento clave del diagnóstico ecosocial de la
encíclica (cf. LS 27-31, 35, 37, 48, 164, 185, 235) constituyendo, a juicio de Christiana Z.
Peppard, un caso representativo de cómo las ciencias naturales y sociales (y teológicas)
se integran en el análisis ético de Francisco13. La calidad y el acceso al agua llevan
asociadas una serie de graves problemáticas humanitarias que han sido objeto del
interés de la Iglesia desde hace décadas. De ahí que, reconociendo con alarma que “ya se
han rebasado ciertos límites máximos de explotación del planeta” (LS 27), se reafirme
que el “acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y
universal” (LS 30; cf. LS 185). Constatando con preocupación su creciente control por
parte de grandes multinacionales y partiendo de la reflexión eclesial en torno al agua y
de la experiencia sobre el terreno de las agencias católicas de cooperación, Francisco se
posiciona –en una decisión no exenta de polémica y con toda seguridad influenciada por
su experiencia latinoamericana– en contra de las soluciones de mercado y de la
privatización del agua (cf. LS 30-31, 171)14.
En el proceso de recepción eclesial de las problemáticas vinculadas al agua, a
diferencia del cambio climático y la biodiversidad, ha influido más la dimensión social
que la científica. La prioridad de este acercamiento se constata al observar el papel
activo del PCJP en los grandes foros internacionales sobre agua durante el periodo
13 “Laudato si’ transmits contemporary scientific consensus as a backdrop for moral exhortation:
environmental degradations are interwoven with ethical concern for social exclusions and violations of
human justice, with particular concern for people living in situations of poverty”: Peppard, C. Z.,
“Hydrology, Theology, and Laudato Si’”, Theological Studies, 77 (2016) 422.
14 Para un posicionamiento crítico respecto al rechazo de LS de los mecanismos de mercado como
instrumentos eficientes de asignación de recursos: cf. Linares – Romero, “Laudato si’ y la ciencia”, 116-
120. Paul L. Younger, sin embargo, opina que la posición de LS respecto a la privatización del agua se basa
en la experiencia latinoamericana de países como Bolivia: cf. Younger, “Laudato? si’!: An Environmental
Engineer Reads Pope Francis”; Peppard, C. Z., Just Water. Theology, Ethics, and the Global Water Crisis,
New York 2014, 56-57.
300
VI – Epistemología I: Locus alienii
2003-2012 (cf. Tabla 6.3.). En el caso del agua, el episcopado ha mostrado también un
interés temprano (cf. JM; EJA) que se explicita de forma creciente a partir del año 2000.
Al igual que en el caso del cambio climático, la existencia de cartas pastorales temáticas
refleja la importancia otorgada a una cuestión con graves consecuencias sociales (cf.
Columbia, 2001; CEB, 2003; Infanti, 2008, 2014; Nunciatura Apostólica España, 2008).
Fueron el episcopado norteamericano, en un primer momento, y el latinoamericano, a
continuación, quienes lideraron el proceso de recepción eclesial de las problemáticas
vinculadas al agua, ejerciendo –especialmente en el caso latinoamericano– un influjo
directo sobre Francisco (cf. DA 84, 473; UUDV).
Por último, una cuestión que divide a la comunidad científica como es la nuclear
–tanto en su uso civil (cf. LS 104, 184), para la generación de energía; como en su uso
militar (cf. LS 3, 57), para la construcción de armas– no es abordada de forma explícita,
encontrándose en la encíclica tan solo referencias puntuales que advierten de la
ambigüedad que se deriva del uso de su “tremendo poder” (LS 104; cf. LS 57) y de la
dificultad de calcular sus externalidades negativas o costes a largo plazo (cf. LS 184).
Los casos estudiados muestran que la reflexión eclesial no solo ha tomado en
consideración la “mejor ciencia disponible” (Rolston) como fuente prestada, sino que le
ha concedido precedencia como lente hermenéutica. En este sentido, el planteamiento
de Francisco resuena con el de teólogos contemporáneos como Willis Jenkins, quien
parte también de los datos ofrecidos por las ciencias y de los problemas socio-
ambientales experimentados por comunidades particulares para elaborar, en un
segundo momento, la reflexión ética. Frente a la “tentación cosmológica” –que centra la
atención en la reinterpretación de conceptos, metáforas y símbolos fundacionales– el
“pragmatismo profético” que propone Jenkins resuena con el nuevo modo
interdisciplinar y dialéctico de elaborar la reflexión ética de Francisco15.
15 Cf. Jenkins, W. The Future of Ethics: Sustainability, Social Justice, and Religious Creativity, Washington, D.
C. 2013, 10-50.
301
VI – Epistemología I: Locus alienii
Declaraciones,
intermedias
acuerdos e
Magisterio
Magisterio
Instancias
científicos
episcopal
eclesiales
pontificio
informes
1971 PVI, Discurso JM, 63.
1972 Estocolmo'72
EJA 12, 215-
1986
216, 227, 238.
1987 Brundtland R.
1989 PAS
1992 Rio'92
1997 WWF1
GEO1
2000 DBK WWF2
GEO2; ODM7
Ontario;
2001
Columbia
2002 JPII, 13.10.2002 Johan'02; GEO3
2003 MJMP03, 5 CEB PCJP WWF3; MA
2004 CNBB
2005 CDSI 484-485 PAS
2006 PCJP WWF4
2006 PAS
2007 DA, 84, 473. GEO4
2008 Infanti
Nunciatura Esp PCJP Expo. Univ.
2009 Patagonia PCJP WWF5
2010 MJMP10, 10, 12
2011 Santa Sede PAS
2012 Ecuador PCJP Rio+20
UUDV GEO5
2013 WWF6
2014 F., 20.11.2014 Infanti
2015 F., 22.3.2015 WWF7
LS 27-31
ODS6
302
VI – Epistemología I: Locus alienii
académica” (LS 140). Ahora bien, junto a los tres casos analizados, otros indicadores
revelan también el papel determinante que ha desempeñado la ciencia positiva como
fuente prestada en el análisis de LS. Estos son: la asunción del modelo de los planetary
boundaries (límites planetarios), la incorporación del paradigma científico del
antropoceno y la visión de un universo evolutivo, “en flujo” o permanente cambio.
Veámoslo con más detenimiento.
16 Cf. Deane-Drummond, C., “Laudato si’ and the Natural Sciences: An Assessment of Possibilities and
Limits”, Theological Studies, 77 (2016) 392-415. Sigo también para esta cuestión la colección de ensayos
recogidos en: cf. Lodge – Hamlin, Religion and the New Ecology.
17 Cf. Linares – Romero, “Laudato si’ y la ciencia”, 115-116; Crutzen, P. J., “Geology of Mankind”, Nature,
415 (2002) 23; Steffen et al., “The Trajectory of the Anthropocene: The Great Acceleration”, The
Anthropocene Review, 2/1 (2015) 81-98; Rockström, J. et al., “Planetary Boundaries: Exploring the Safe
Operating Space for Humanity”, Ecology and Society, 14/2 (2009) 32; Steffen, W. et al., “Planetary
Boundaries: Guiding Human Development on a Changing Planet”, Science, 347 (2015) 736-747;
Stockholm Environmental Institute, ‘Planetary Boundaries 2: New and Improved’, Stockholm 2015.
18 Sirva como indicador de la importancia asignada a las distintas problemáticas socio-ambientales en LS
la frecuencia en el uso de los términos inequidad/desigualdad (10), biodiversidad (10), clima/ático (18),
agua (30), in/justicia (37), contaminar/ción (44).
303
VI – Epistemología I: Locus alienii
19 Cf. Belovsky, G., “Judeo-Christian Perceptions of Nature and its Variability: A Foundation for
Environmental Awareness”, en: Lodge – Hamlin, Religion and the New Ecology, 148-175; Marlow, H.,
Biblical Prophets: Contemporary Environmental Ethics, Oxford 2009, 271-272.
304
VI – Epistemología I: Locus alienii
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VI – Epistemología I: Locus alienii
naturales como fuente de cambio a escalas intermedias, así como la necesidad de asumir
el paradigma del flujo de la naturaleza y la necesidad de múltiples escalas de análisis a la
hora de plantear una ética medioambiental24. En síntesis, una propuesta teológica y
filosófica que no refleje un conocimiento actualizado del funcionamiento de la biosfera y
de los principales procesos que en ella tienen lugar, no resulta creíble. Como afirmó el
miembro de la PAS, Stanley L. Jaki: “En la dinámica de la responsabilidad ecológica, nada
puede suplantar el rol que puede y debe jugar el conocimiento científico”25.
Francisco es consciente de la dificultad y los riesgos que implica asumir una
visión idealizada de un mundo en equilibrio o de adoptar de forma acrítica la tradición
bíblica para abordar nuevos y complejos problemas globales, así como de la necesidad
de incorporar las contribuciones científicas y las innovaciones tecnológicas. “Nadie
pretende volver a la época de las cavernas” (LS 114), alerta para prevenir posibles
malentendidos. Por ello otorga un gran peso a la visión científica del mundo e invoca
con cautela la Escritura, poniéndola en diálogo con las síntesis ofrecidas por la “nueva
ecología”: una naturaleza abierta al flujo y a la transformación, en equilibrio dinámico e
inserta en un horizonte evolutivo. La asunción de la new ecology que emerge a partir de
la década de 1970 se refleja, por ejemplo, en la constatación reiterada de la complejidad
de las interacciones que tienen lugar en la biosfera (cf. LS 34, 38, 63, 144, 190), en el
cuestionamiento de una visión de la naturaleza en equilibrio (cf. LS 34), en el
reconocimiento de las múltiples e impredecibles consecuencias de la acción humana (cf.
LS 34, 68, 210, 224) y en la llamada a la humildad (cf. LS 9, 224).
Esta evolución implica “incorporar en la visión religiosa del mundo el cambio de
paradigma en ecología”26. La aceptación del equilibrio dinámico de los ecosistemas y la
inevitable necesidad de la gestión de una biosfera irreversiblemente transformada se
muestran al reconocer: el papel de una “especie clave” y el peligro de su extinción para
el desequilibrio del ecosistema (cf. LS 35); los riesgos de la guerra química,
bacteriológica y biológica para el desequilibrio natural (cf. LS 57); la necesidad de
respetar los “delicados equilibrios entre los seres de este mundo” (LS 68; 38); “la
24 Cf. White, P. S., “Disturbance, the Flux of Nature, and Environmental Ethics at the Multipatch Scale”, en:
Lodge – Hamlin, Religion and the New Ecology, 176-198.
25 Jaki, S. L., “Ecoloy or Ecologism”, en: Marini-Bettòlo G. B. (ed.), Study Week on Man and his environment.
Tropical forests and the conservation of species, Vatican City 1994, 286.
26 Lodge, D. M. – Hamlin, C., “Ecology and Religion for a Post-Natural World”, en: Id., Religion and the New
Ecology, 279.
306
VI – Epistemología I: Locus alienii
27 Hamlin, C. – Lodge, D. M., “Beyond Lynn White: Religion, the Contexts of Ecology, and the Flux of
Nature”, en: Lodge – Hamlin, Religion and the New Ecology, 4.
28 Cf. Haught, J., “Theology and Ecology in an Unfinished Universe”, en: Lodge – Hamlin, Religion and the
del Vaticano II: cf. Curran, Catholic Moral Theology in Dialogue, 65-110.
307
VI – Epistemología I: Locus alienii
La incorporación de los datos de las ciencias positivas y el diálogo con las síntesis
del mundo académico resulta central en la elaboración de un análisis de la realidad que
se alinea en buena medida, a juicio de Pedro Linares y José Romero, con el paradigma de
la sostenibilidad fuerte31. Destaca también el uso de herramientas de análisis
desarrolladas por la ecología política –como el concepto de “deuda ecológica” (cf. LS 51-
52)– y por la economía ambiental –como la “huella ecológica” (cf. LS 51)–32, así como la
referencia a los environmental impact assessment o estudios de “impacto ambiental” (LS
35, 52, 117, 140, 167, 182-183, 185, 206), interpretados por el biólogo Calvin B. DeWitt
como “un modo de implementar la ecología integral”33.
Es cierto que la extensión y profundidad del diálogo establecido por Francisco
con la comunidad científica no tiene precedentes en la historia de las encíclicas papales
y supone, en gran medida, un nuevo modo de elaborar la DSI34. Sin embargo, y a pesar
del lugar central que ocupan las ciencias positivas en cualquier visión coherente y
30 Figueroa, La ecología del papa Francisco, 22. Deane-Drummond, aunque valora el planteamiento de la
encíclica, echa una falta el uso explícito de conceptos de uso corriente en la comunidad científica –como el
de antropoceno, el de límites planetarios o la teoría de sistemas– así como la omisión del debate en torno
a la geo-ingeniería, la hipótesis Gaia o la new creation story: cf. Deane-Drummond, “Laudato si’ and the
Natural Sciences”, 406-411.
31 Cf. Linares – Romero, “Laudato si’ y la ciencia”, 117. Para la clarificación de esta terminología: cf.
Neumayer, E., Weak versus Strong Sustainability: Exploring the Limits of Two Opposing Paradigms,
Northampton 2013, 20-26; 169-187.
32 Para el concepto de deuda ecológica: cf. Martínez-Alier, J., El ecologismo de los pobres: conflictos
Junto a estas fuentes, resultan significativas las más de veinte referencias a libros y artículos ajenos al
ámbito magisterial y eclesial.
308
VI – Epistemología I: Locus alienii
Sin duda uno de los artículos más influyentes y citados en el ámbito de las éticas
medioambientales filosóficas y teológicas es el del historiador norteamericano Lynn
White, The historical roots of our ecological crisis. Como hemos señalamos a lo largo de
35 Cf. Rolston, H., "Caring for Nature: What Science and Economics Can't Teach Us but Religion Can",
Environmental Values, 15/3 (2006) 307–13.
36 García Gómez-Heras, J. M., En armonía con la naturaleza. Reconstrucción medioambiental de la filosofía,
Madrid 2010, 270. Cf. Ib., 269-333; Toulmin, S., The Return to Cosmology: Postmodern Science and the
Theology of Nature, Berkeley 1982; Curran, C., Catholic Moral Theology in Dialogue, 65-110.
309
VI – Epistemología I: Locus alienii
37 Cf. White L., “The historical roots of our ecological crisis”, Science, 155 (1967) 1203-1207. Para una
valoración del impacto del artículo y una evaluación de su obra: cf. Whitney, W., “Christianity and
Changing Concepts of Nature: An Historical Perspective”, en: Lodge – Hamlin, Religion and the New
Ecology, 26-52.
38 Santmire, P., The Travail of Nature: The Ambiguous Ecological Promise of Christian Theology,
Minneapolis 1985, 9.
310
VI – Epistemología I: Locus alienii
tal y como hemos puesto de manifiesto a lo largo de los primeros cinco capítulos de este
trabajo– un elemento imprescindible. Pero acudir a la historia no sólo resulta necesario
para identificar los principales hitos del camino recorrido y los hilos conductores del
debate; sirve también para actualizar, reinterpretar y redescubrir el potencial del
mensaje cristiano ante el nuevo reto de la sostenibilidad global: “es precisamente el
regreso a sus fuentes lo que permite a las religiones responder mejor a las necesidades
actuales” (LS 200)39. Por ello, Francisco adopta una metodología de análisis histórico al
tratar de dilucidar las razones que nos han conducido a la “compleja crisis socio-
ambiental” (LS 139) contemporánea y al tratar de desvelar en el Capítulo III –utilizando
una expresión similar al título del artículo de White– “la raíz humana de la crisis
ecológica” (LS 101-136).
Justo al inicio del Capítulo I, se advierte ya sobre la importancia de ser
conscientes de la excepcionalidad del momento presente para poder realizar una
contribución teológica relevante: “Las reflexiones teológicas o filosóficas sobre la
situación de la humanidad y del mundo pueden sonar a mensaje repetido y abstracto si
no se presentan nuevamente a partir de una confrontación con el contexto actual, en lo
que tiene de inédito para la historia de la humanidad” (LS 17). En este mismo sentido,
citando la Carta de la Tierra, insiste sobre la enorme responsabilidad de nuestra época;
un tiempo que nos invita a “dejar atrás una etapa de autodestrucción y a comenzar de
nuevo […] Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a
buscar un nuevo comienzo” (LS 207).
La atalaya privilegiada que representa el periodo actual, caracterizado por la
comunidad científica como antropoceno (cf. PAS, 2011, 2014), y el imperativo de la
responsabilidad que desde él se vislumbra, le conduce al juicio negativo de “la
humanidad del período post-industrial […] una de las más irresponsables de la historia”
(LS 165). El veredicto de Francisco, sin embargo, no conduce –a diferencia de algunos
movimientos ecologistas– a una visión triste o desesperanzada del futuro, pero tampoco
–a diferencia de las propuestas tecno-optimistas– a una confianza ingenua en las
posibilidades tecnológicas; al contrario, se “toma conciencia de que el avance de la
ciencia y de la técnica no equivale al avance de la humanidad y de la historia, y
vislumbra que son otros los caminos fundamentales para un futuro feliz.” (LS 113).
39Para un trabajo de recuperación de claves patrísticas: cf. Schaefer, J., Theological Foundations for
Environmental Ethics. Reconstructing Patristic & Medieval Concepts, Washington, D.C. 2008.
311
VI – Epistemología I: Locus alienii
312
VI – Epistemología I: Locus alienii
40 Cf. Northcott, The Environment and Christian Ethics, 40-85; Bateson, J., Steps to an Ecology of Mind,
London 1972, 494-498; Rasmussen, L., Earth Community, Earth Ethics, New York 1996; Foster, J. B., The
Ecological Rift. Capitalism’s War on the Earth, New York 2010; Boff, Ecología: Grito de la Tierra. Grito de los
pobres, 85-111; Delibes, M., El sentido del progreso desde mi obra, Madrid 1975. En otro estudio de
referencia, la acusación recae sobre el pensamiento griego y su tendencia “idealista”: cf. Passmore, J.,
Man’s Responsibility for Nature: Ecological Problems and Western Traditions, London 1974.
41 Cf. Northcott, The Environment and Christian Ethics, 42-76. Para una crítica de la posición de White: cf.
Whitney, W., “Christianity and Changing Concepts of Nature: An Historical Perspective”, en: Lodge –
Hamlin, Religion and the New Ecology, 26-52.
313
VI – Epistemología I: Locus alienii
314
VI – Epistemología I: Locus alienii
44 Cf. López-Barajas, E., “Raíz humana de la crisis ecológica”, en: Chica, F. – Granados, C., (eds.), Loado seas,
mi Señor. Comentario a la encíclica «Laudato si’» del papa Francisco, Madrid 2015, 163-181; Riechmann, J.,
Autoconstrucción: La transformación cultural que necesitamos, Madrid 2015, 103-105.
45 Cf. Tejerina, G., “El horizonte del don o la perspectiva verdadera”, en: Galindo, A. (ed.), Loado seas mi
315
VI – Epistemología I: Locus alienii
alemán en ocho ocasiones en el capítulo III (cf. LS 105, 108, 115) y VI (cf. LS 203, 219),
como hizo ya en LF 22 y EG 224. De forma novedosa en la historia de las encíclicas
papales, un teólogo contemporáneo se convierte en referencia explícita del análisis de la
realidad social.
Guardini, adelantándose a algunas de las tesis de autores como Hans Jonas,
Jacques Ellul o Ulrich Beck, esbozó en El ocaso de la edad moderna (OEM, 1950), El
poder: una interpretación teológica (PIT, 1951), La cultura como obra y riesgo (COR,
1960) y Evolución histórica de la imagen del mundo (EHIM, 1960) –cuatro obras
estrechamente relacionadas que conviene leer juntas– una interpretación teológica y
sapiencial de la historia tamizada por la experiencia de la 2ª Guerra Mundial y por la
conciencia de los nuevos riesgos de la era tecnológica47. Es de esta reflexión de la que
Francisco toma prestadas cinco claves que siguen siendo relevante siete décadas más
tarde:
47 Cf. Guardini, R., El ocaso de la Edad Moderna, en: Id., Obras de Romano Guardini I, Madrid 1981, 33-120.
Junto a esta obra del teólogo alemán, la única citada en LS, resulta imprescindible considerar otras tres,
publicadas en el mismo volumen, que forman parte del mismo proyecto de investigación: cf. Id., Evolución
histórica de la imagen del mundo, 121-134; Id., La cultura como obra y riesgo, 135-163; Id., El poder: una
interpretación teológica, 165-305.
48 Ver para esta cuestión los paralelismos entre la obra de Pascal, autor al que Guardini presta una
atención especial, y LS: cf. Monasterio, C., “La antropología de Laudato si’. Una lectura desde Pascal”, en:
Trigo, T. (ed.), Cuidar la Creación: Estudios sobre la encíclica Laudato si’, Pamplona 2016, 307-327.
316
VI – Epistemología I: Locus alienii
resultado operativas hasta el siglo XX, cuando entran en crisis: una visión del sujeto
como individuo autónomo, una percepción de la naturaleza como “lo dado de modo
inmediato” y una comprensión de la cultura como obra humana independiente frente a
Dios y su revelación (cf. OEM, 51-57).
Estos tres fenómenos correlativos poseen un carácter sistémico y permean –a
partir del siglo XIV– la ciencia, la economía, la política, la cosmología y el mismo
concepto de mundo. En la modernidad, frente a la conciencia medieval de los límites, “la
vivencia de ilimitación cósmica se extiende incluso al ámbito de la tierra” (OEM, 57).
Uno de los rasgos que caracterizan la edad moderna es la aparente ausencia de límites:
“la ciencia y la técnica permiten un modo de disponer de la naturaleza, que no parece,
por su fundamento, tener límite alguno” (COR, 141).
La nueva imagen del mundo moderno, sin embargo, muestra signos de
agotamiento –su “ocaso”– que Guardini relaciona, precisamente, con la “pérdida del
sentido de ilimitación” (OEM, 72). El desfase entre el poder tecnológico y la capacidad
moral del ser humano revela el carácter demoníaco de un poder dejado de la mano de la
ética (cf. OEM, 94-95; PIT, 175) y resquebraja el optimismo y la ingenuidad de la fe en
un progreso ilimitado, haciendo que “la obra humana del futuro” muestre “ante todo un
rasgo esencial: el del riesgo” (OEM, 99). Pero no se trata aquí del riesgo natural de la
antigüedad, sino del nuevo riesgo tecnológico, antropogénico, de la modernidad tardía –
sobre el que autores como Jonas, Ellul y Beck profundizarán más tarde–. Senent de
Frutos, en su comentario a LS, afirma que Francisco no propone una crítica a la
antropología, la ciencia y la técnica moderna, “sino un discernimiento histórico de sus
efectos y de sus presupuestos”49.
Al fin y al cabo, como sostiene Guardini, “la técnica, desde el punto de vista ético
y humano, está todavía en su fase de adolescencia” (PIT, 279). De ahí que el potencial
riesgo catastrófico derivado de las nuevas aplicaciones tecnológicas nos dirija a una
“situación de desbordamiento” que coloca el problema del poder y su recto uso en el
centro del debate político, relanzando como “virtudes del futuro”: el deseo de verdad, la
fortaleza, el ascetismo, o el “arte espiritual de gobernar” (cf. OEM, 102-103).
El análisis del poder, desarrollado en PIT, conduce a Guardini a indagar en las
fuentes bíblicas para concluir que la visión cristiana del poder se fundamenta no sólo en
49Senent de Frutos, J. A., “Antropocentrismo y modernidad. Una crítica post-ilustrada”, RFS, 71 (2016),
108.
317
VI – Epistemología I: Locus alienii
el origen humilde de Jesús y sus discípulos, sino en que “toda la existencia de Jesús es
una transposición del poder a la humildad” (PIT, 192). Desde un punto de vista
histórico, el incremento del poder tecnológico y el dominio de la naturaleza han
conducido, paradójicamente, también al sometimiento del hombre. Al disolverse las
conexiones orgánicas y religiosas que articulaban la visión medieval del mundo y tomar
el relevo la atomización, mecanización y burocratización características de la
modernidad, “las normas éticas pierden su evidencia inmediata y, en consecuencia, su
influjo moderador sobre el uso del poder se hace menor” (PIT, 210).
Ante la inexistencia de una educación y de una “ética del poder” (PIT, 210) en la
era tecnológica, varios peligros se ciernen sobre el ser humano: la destrucción violenta
por la guerra, la ruptura interior fruto del creciente poder sobre uno mismo, la
influencia de la violencia sobre cada vez más esferas de la existencia y los efectos
perniciosos del poder sobre quien lo ejerce. Contrapuestos a estos riesgos, Guardini
esboza como alternativa las “líneas de la futura imagen del mundo” (cf. PIT, 226-237):
frente al progreso ilimitado, la finitud como actitud y sentimiento fundamental;
frente al atomismo mecanicista, la conciencia orgánica de totalidad; frente a la
centralidad de lo nuevo, la valoración de la tradición; frente a la libertad
autónoma, la responsabilidad referida a Dios; frente a la omnipotencia científica y
la fe en el progreso, la percepción del peligro y de los nuevos riesgos asociados al
poder tecnológico.
Todas estas líneas de reflexión confluyen, finalmente, en un concepto de
gobierno vinculado estrechamente a la educación, a la revalorización de la res publica y
a la “responsabilidad por el conjunto de la existencia” (PIT, 284); un gobierno entendido
de forma ascética como “dominio del propio poder” (cf. PIT, 279-280; COR, 155-156). Se
trata, en definitiva, de un modo de gobernar que integre las “responsabilidades aisladas,
de índole científica, artística, política y técnica” (PIT, 284) y sea “capaz de ver la
multiplicidad y la mutua dependencia […] volver a encontrar constantemente aquella
mesura, tan amenazada, de la que dependerán no sólo el bienestar público, sino la
existencia de todos” (PIT 237). De ahí que la nueva responsabilidad “integral” que el
hombre enfrenta en la era tecnológica consista “en salvar la obra de Dios. Salvarla de
que el poder del hombre caiga en manos de la soberbia y la locura y destruya la vida,
suprimiéndola de la tierra. El hombre no sólo ha de entender sus obligaciones éticas
diciendo: Debo guardarme del pecado; sino: Debo cuidarme de que al mundo le vaya
318
VI – Epistemología I: Locus alienii
bien” (EHIM, 134). En síntesis, se trataría de desarrollar “una nueva ética”, de carácter
global, acorde a la nueva era tecnológica (cf. COR, 147).
Resulta evidente, tras este recorrido sintético realizado por la obra de Guardini,
que muchas de sus formulaciones y claves de análisis resuenan en LS, más allá de los
lugares en que es citado de forma explícita. La conciencia de enfrentar nuevos riesgos
derivados del poder tecnológico y de la nueva capacidad humana para transgredir
irreversiblemente los límites planetarios son cuestiones centrales en la reflexión
medioambiental contemporánea y, también, en LS. Tres términos claves –riesgo, límite y
poder– en la interpretación de Guardini y en su diagnóstico de la “situación de
desbordamiento” a la que nos ha conducido la civilización tecnológica, iluminan el
“tránsito epocal” –el paso del ocaso de la edad moderna al inicio de la nueva era–
cuestionando el “antropocentrismo moderno” y el “paradigma tecnocrático” imperante.
Son términos que nos sirven de guía para analizar la recepción de este debate en LS.
En primer lugar, respecto al riesgo asociado a las nuevas amenazas generadas
por la tecnología, Francisco lo identifica con la proliferación de armas nucleares (cf. LS
57, 104) y con la transgresión de los nuevos límites planetarios definidos por la
comunidad científica: la pérdida de biodiversidad (cf. LS 34-35, 91), el cambio climático
(cf. LS 24, 172) o la destrucción de los ecosistemas en regiones enteras (cf. LS 4, 61)50.
Aunque se asocia también a una confianza ciega en la técnica (cf. LS 144), especialmente
a sus nuevas aplicaciones bio-tecnológicas (cf. LS 131-135) como “forma de poder con
altos riesgos” (LS 131)51.
Pero el concepto se vincula –más allá de las cuestiones científicas y técnicas– con
las dinámicas culturales que fragmentan el conocimiento humano, reduciéndolo a mera
acumulación de datos y corriendo “el riesgo de apagar su sabiduría en medio del ruido
dispersivo de la información” (LS 47). Otra patología social, la del inmediatismo, se
50 Ver para esta cuestión los trabajos de Jared Diamond en los que analiza, desde una perspectiva
histórica, el colapso o la supervivencia de distintas civilizaciones al transgredir distintos límites socio-
ambientales: cf. Diamond, J., Armas, gérmenes y acero: la sociedad humana y sus destinos, Madrid 1998; Id.,
Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, Madrid 2006.
51 La centralidad del “riesgo” como rasgo definitorio de nuestra época se pone de relieve a lo largo de LS,
319
VI – Epistemología I: Locus alienii
52 Esta situación paradójica, en la que la política está llamada a realizar una tarea para la que no está
capacitada, hace que “las denominadas ‘amenazas globales’ han conducido a un mundo en el que se ha
erosionado la base de la lógica establecida del riesgo y en el que prevalecen peligros de difícil gestión en
lugar de riesgos cuantificables”: Beck, U., La Sociedad del Riesgo, Madrid 2002, 57.
320
VI – Epistemología I: Locus alienii
límites” (LS 204) y, por tanto, “incapaz de poner un límite a sus intereses inmediatos”
(LS 11; cf. LS 123, 131, 208). Le conduce, en último término, a un tipo de idolatría que
conduce a “la adoración del poder humano sin límites” (LS 122).
Ante esta situación, rehabilitar la conciencia de la auto-limitación, en su
dimensión individual (ascética) y comunitaria (política), se transforma en una tarea
cuasi-religiosa, imprescindible tanto a nivel personal como social53. Se trata de delinear
los “límites que debe imponer una sociedad sana, madura y soberana” (LS 177)
planteando incluso, frente “a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha
entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos” (LS 106), “aceptar cierto
decrecimiento en algunas partes del mundo” (LS 193). Esta cuestión, planteada ya en
1972 en Limits to Growth, resulta central en el debate económico contemporáneo. Las
corrientes contemporáneas de pensamiento decrecentista o la propuesta de una
economía del estado estacionario se postulan como alternativas a un modelo basado en
una falsa asunción: la posibilidad de un crecimiento ilimitado en un planeta finito. Pero
la cuestión de los límites –central para la moderna earth system science, la ecología
política y la economía ecológica– es abordada por LS en relación a otra dinámica de la
modernidad tardía que resulta fundamental en el debate histórico y filosófico generado
por la crisis ecológica: el incremento, sin precedentes, del poder humano.
No es casual que uno de los diez ejes que articulan la encíclica sea, precisamente,
una reflexión sobre el poder y una crítica a “las formas de poder que derivan de la
tecnología” (LS 16). Sin embargo, el término poder también es polisémico y admite
varios niveles de lectura en los que Francisco, de nuevo, cita la reflexión de Guardini.
Bajo la cuestión del poder subyace un intenso y complejo debate antropológico y moral
que desborda el análisis político y remite, en última instancia, al ámbito teológico54.
Francisco denuncia, en primer lugar, desde una clave política, que “muchos
esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados”
[…] “por el rechazo de los poderosos” (LS 14) y por los intereses de los “poderes
económicos” (LS 56; cf. LS 129, 196, 203) que, o bien ocultan los síntomas (cf. LS 169,
31) o los enmascaran (cf. LS 26). Por eso “la miopía de la construcción de poder detiene
53 En términos muy similares, desde la ética filosófica contemporánea, Riechmann ha demandado pasar
“de una cultura de la hybris a una cultura de la autocontención”: cf. Riechmann, Interdependientes y
ecodependientes, 319-385; Bès, G., Nos limites: pour un écologie intégrale, Paris 2014.
54 La centralidad de la reflexión sobre el poder y el dominio, clave en la obra de Guardini y en las éticas
medioambientales, se pone de relieve también en LS, que utiliza abundantemente los términos poder
(62), dominio (17) y dominar (19) a lo largo del texto.
321
VI – Epistemología I: Locus alienii
55 La expresión deuda ecológica –junto a otras como racismo ambiental, ecologismo de los pobres,
biopiratería, justicia climática, soberanía alimentaria o acaparamiento de tierras– provienen, a juicio de
Martínez-Alier, del activismo medioambiental y de la praxis de las comunidades locales, siendo
posteriormente adoptadas por la ecología política y la economía ecológica: cf. Martínez-Alier, J. et al., “Is
There a Global Environmental Justice Movement?”, The Journal of Peasant Studies, 43/3 (2016) 1-25.
322
VI – Epistemología I: Locus alienii
elaborar una ética del poder, “una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que
realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida abnegación” (LS 105). En términos
análogos se expresó el teólogo e historiador norteamericano Thomas Berry al proponer
un desarrollo capaz de ajustar nuestra actual microphase ethics (ética microfásica) al
macrophase power (poder macrofásico) de la tecnología contemporánea56.
Pero la crítica de Guardini abre también nuevas posibilidades que, a juicio de
Hernández, permean la encíclica entera y constituyen una alternativa al paradigma
tecnocrático: recuperar una actitud contemplativa (cf. LS 85-86, 97-100, 238-239),
favorecer una mirada integral sobre la realidad (cf. LS 110-111, 121, 220), convertirse a
la verdad esencial de las cosas (cf. LS 112-113, 216-221), redescubrir el valor y el lugar
singular del hombre (cf. LS 118-119, 220), promover una transformación comunitaria
(cf. LS 219, 228-232), articular nuevos estilos ascéticos de vida (cf. LS 203-208, 222-227),
impulsar una educación que conforme nuevos hábitos (cf. LS 209-215), sostener una
motivación profunda (cf. LS 216, 246)57.
En síntesis, la crítica a los excesos de la modernidad de autores como Guardini se
suma –especialmente en el Capítulo III de LS– a la reflexión de Juan Pablo II (CA),
Benedicto XVI (CV), el CDSI o los discursos y mensajes de los pontífices y el episcopado
para articular un juicio filosófico e histórico a la modernidad: a su imposición del
paradigma tecnocrático; a su falsa pretensión idolátrica de un poder ilimitado; a su
visión distorsionada del ser humano; a su percepción unidimensional, instrumental,
de la naturaleza. La historia y la filosofía se constituyen, de este modo, en atalayas
y fuentes privilegiadas de la reflexión de Francisco, en interlocutoras y
herramientas del diagnóstico realizado en LS.
En estrecha relación con la crítica filosófica al antropocentrismo moderno y el
análisis histórico de la emergencia del poder tecnológico, las éticas medioambientales
contemporáneas han desempeñado también un papel clave en el surgimiento de la
conciencia ecológica contemporánea y en la elaboración de su discurso. Ellas son fuentes
ajenas e interlocutoras imprescindibles en los “debates sinceros y honestos” (LS 16) que
Francisco trata de establecer. A ellas prestamos atención a continuación.
56 Cf. Berry, T., The Great Work: Our Way into the Future, New York 2000.
57 Cf. Hernández, “El trasfondo de Romano Guardini en la encíclica Laudato si’”, 250-263.
323
VI – Epistemología I: Locus alienii
La DSI es teología y, específicamente, teología moral (cf. SRS 41). Y este es,
precisamente, el ámbito al que el Magisterio ha tratado de reconducir históricamente el
debate secular en torno al desarrollo (cf. PP 34; SRS 9; CA 5) y la sostenibilidad (cf. CV
48-51). Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI señalaron de forma reiterada que los
problemas ecológicos son, en último término, problemas morales, problemas de justicia
social (cf. PVI, 16.11.1970; OA 21, 41; MJMP90; MJMP10; CV 51). Es precisamente en
este ámbito donde la Iglesia puede realizar una contribución significativa: por medio de
su visión humanista, su propuesta educativa y su reflexión ética. De ahí que Francisco
insista en la necesidad de formular las diversas cuestiones ecológicas en clave moral (cf.
LS 5, 9, 51, 56, 60, 119, 135-136, 162, 172, 208, 210)58.
Francisco otorga –junto a la Escritura, la Tradición y el Magisterio– una gran
autoridad a las fuentes ajenas –las ciencias positivas, la historia y la filosofía– en su
diagnóstico sobre “lo que está pasando a nuestra casa” (LS 17-61). Pero en su juicio
crítico del paradigma tecnocrático dominante, concluye que “la crisis ecológica es una
eclosión o una manifestación externa de la crisis ética, cultural y espiritual de la
modernidad” (LS 119). La reflexión ética adquiere, por tanto, una relevancia especial,
incluso superior, respecto del resto de las fuentes. Esta es una convicción que
caracteriza la posición de la Iglesia desde hace décadas. Como reconocieron los
académicos de la PAS en 1990 en las conclusiones a la Study Week on Man and his
environment. Tropical forests and the conservation of species: “La investigación científica
sobre las consecuencias de la destrucción de la naturaleza es necesaria para entender
cómo utilizar los recursos sin destruirlos. Sin embargo, es de mucha mayor importancia
el desarrollo de nuevos estándares éticos que incluyan el reconocimiento del mundo
natural como una parte esencial de la existencia humana”59.
A esta conclusión se ha llegado también desde la filosofía y la economía. El
filósofo español José María García Gómez-Heras afirma: “entre los accesos privilegiados
a la naturaleza destaca, hoy en día, el axiológico-normativo, relevante para la ética y la
58 El término “ética/o” –de uso habitual en el ámbito filosófico y secular– aparece hasta 27 veces en LS,
mientras que “moral” –de connotación religiosa– tan sólo lo hace en 11 ocasiones. En este trabajo
utilizamos ambos términos de forma indistinta.
59 Marini-Bettòlo, Study Week on Man and his environment, 428.
324
VI – Epistemología I: Locus alienii
marco de las jornadas organizadas por el Instituto Superior de Ciencias Morales: “Encíclica Laudato si'.
Sobre el cuidado de la casa común”, Madrid (21.10.2015).
325
VI – Epistemología I: Locus alienii
Por un lado, y en continuidad con Pablo VI, se afirma ya al inicio que “el auténtico
desarrollo humano posee un carácter moral” (LS 5). Si bien PP se cita sólo en una
ocasión –precisamente en relación a la responsabilidad humana respecto de “su
progreso moral” (PP 34)– la palabra desarrollo, nuclear en el pensamiento de Pablo VI,
aparece hasta 70 veces en LS, mostrando la continuidad orgánica entre la propuesta del
desarrollo humano integral y la de la ecología integral. En el contexto de la reflexión
sobre el sentido del trabajo –e invocando como modelos inspiradores a Francisco de
Asís, Carlos de Foucauld y Benito de Nursia– se menciona la centralidad del ámbito
laboral para el desarrollo humano y para el “progreso moral” (LS 127).
Por otro lado, al hacer referencia al concepto de ecología humana –clave en la
recepción católica de la cuestión ecológica– se remite al carácter ético con que Juan
Pablo II lo utilizó: a la necesidad de “salvaguardar las condiciones morales de una
auténtica ecología humana” (CA 38; cf. LS 5, 115). Por último, citando a Benedicto XVI,
se subraya la vinculación entre la ecología humana y “la ley moral inscrita en su propia
naturaleza” (LS 155; cf. BXVI, Discurso al Bundestag). Se trata del deber moral de una
solidaridad inter e intrageneracional (cf. CV 50; MJMP10; LS 162) que se expresa en
actos cotidianos con implicaciones éticas (cf. CV 66; LS 206).
Francisco construye, por tanto, sobre los cimientos de la tradición recibida
para ampliarla y consignar definitivamente en la DSI la propuesta de diálogo
interdisciplinar y la expansión del ámbito de consideración moral que las éticas
ecológicas venían demandando por medio de autores tan influyentes como Albert
Schweitzer (1936), Aldo Leopold (1949), Van Rensselaer Potter (1971), Holmes
Rolston (1975), Hans Jonas (1979) o Peter Singer (1981), pioneros en el ámbito de
la bioética o ética ecológica65.
La reflexión eco-ética se ha construido, en buena medida, siguiendo un modelo
expansivo del ámbito de consideración moral, el modelo de los círculos concéntricos.
Para contextualizar la propuesta de LS, resulta imprescindible, por tanto, hacer
referencia a este modelo tan determinante en la historia de las éticas medioambientales
contemporáneas.
65 Cf. Schweitzer, A., “The Ethics of Reverence for Life”, Christendom, 1 (1936) 225-239; Leopold, A Sand
County Almanac; Potter, Bioethics; Rolston, H., “Is There an Ecological Ethic?”, Ethics: An International
Journal of Social, Political, and Legal Philosophy, 18/2 (1975) 93-109; Jonas, H. The Imperative of
Responsibility: In Search of an Ethics for the Technological Age, Chicago 1984; Singer, P., The Expanding
Circle, Princeton 2011; Pinker, S., Los ángeles que llevamos dentro. El declive de la violencia y sus
implicaciones, Madrid 2012.
326
VI – Epistemología I: Locus alienii
66 Cf. Routley, R., “Is There a Need for a New, an Environmental, Ethic?”, Proceedings of the XVth World
Congress of Philosophy, Varna 1973, 205-210.
67 Cf. Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014, 103.
327
VI – Epistemología I: Locus alienii
68 Cf. World People’s Conference on Climate Change and the Rights of Mother Earth, Universal Declaration
of the Rights of Mother Earth, Cochabamba (22.4.2010).
328
VI – Epistemología I: Locus alienii
69 Cf. Naess, A., “The Shallow and the Deep, Long-Range Ecology Movement. A Summary”, Inquiry, 16/1
(1973) 95-100; Lovelock, J. E. – Margulis, L. “Atmospheric Homeostasis by and for the Biosphere. The Gaia
Hypothesis”, Tellus, XXVI (1974) 2-10; Taylor, P. W., “The Ethics of Respect for Nature”, Environmental
Ethics, 3 (1981) 197-218.
70 Senent de Frutos, “Antropocentrismo y modernidad. Una crítica post-ilustrada”, 108.
71 Cf. Miller, R. W., “Deep Responsability for the Deep Future”, Theological Studies, 77 (2016) 416-435.
329
VI – Epistemología I: Locus alienii
“antropomonismo”: cf. Hunt, C. et al., “An Environmental Mantra? Ecological Interest in Romans 8:19–23
and a Modest Proposal for its Narrative Interpretation”, Theological Studies, 59 (2008) 546-579. El
antropocentrismo corregido de LS es interpretado también como una vía alternativa al humanismo
ideológico y al ecologismo biocéntrico: cf. Domingo Moratalla, A., “Ciudadanía ecológica en la edad secular.
La transformación integral de la síntesis humanista”, en: Galindo, Loado seas mi Señor y ecología integral,
41.
75 Cf. Ormerod, N. – Vanin, C., “Ecological Conversion: What Does it Mean?”, Theological Studies, 77 (2016)
349-351.
76 Con la expresión cosmic common good Scheid sintetiza la propuesta de la ecología integral de Francisco,
tratando de resolver las aporías a las que conduce el debate de los círculos de consideración moral: “a
theocentric reorientation that places God as the center of value, so that all that God has created, human
and nonhuman, is included within a common moral framework”: Scheid, The Cosmic Common Good, 187.
Cf. Ib., 15-44.
330
VI – Epistemología I: Locus alienii
77 Cf. Callicot, “Intrinsic Value in Nature”; Rolston, H., Philosophy Gone Wild: Environmental Ethics,
Amherst 1989, 73-142; Id., Environmental Ethics: Values in and Duties to the Natural World, Philadelphia
1988, 1-44; Id., Conserving Natural Value, New York 1994 133-202.
78 Edwards, D., “‘Sublime Communion’: The Theology of the Natural World in Laudato Si’”, Theological
331
VI – Epistemología I: Locus alienii
332
VI – Epistemología I: Locus alienii
81Para una crítica del modelo de los círculos concéntricos: cf. Sandler, R. L., Character and Environment: A
Virtue-Oriented Approach to Environmental Ethics, New York 2009, 39-40.
333
VI – Epistemología I: Locus alienii
82 Cf. Martínez, J., “Una visión social de la bioética para el siglo XXI: el impulso de la encíclica Laudato si’”,
Pensamiento, 71/269 (2015) 1479.
83 Cf. Potter, V. R., Global Bioethics: Building on the Leopold Legacy, East Lansing 1988, 66-68.
334
VI – Epistemología I: Locus alienii
84 Galindo, A., “Laudato si’ y los principios de la Doctrina Social de la Iglesia”, en: Galindo, Loado seas mi
Señor y ecología integral, 118.
85 Tucker, M. E. – Grim, J. A., “Integrating Ecology and Justice: The Papal Encyclical”, The Quarterly Review
335
VI – Epistemología I: Locus alienii
La raíz última de la dignidad de todo ser vivo, sin embargo, a diferencia de las
propuestas éticas seculares, es de orden teológico y remite a la paternidad universal de
Dios: “Las distintas criaturas, queridas en su ser propio, reflejan, cada una a su manera,
un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios” (LS 69; cf. LS 85, 92, 96). Dicho
de otro modo, la fundamentación última de una ética ecológica católica es
teocéntrica, no biocéntrica ni ecocéntrica, lo cual no significa que entre en
contradicción con todos los planteamientos de estas propuestas. De hecho, como
afirma Lisa H. Sideris, “una ética ecocéntrica […] también puede ser una ética
teocéntrica”86. La visión esbozada en el Evangelio de la Creación (LS 62-100) de un
cosmos creado y habitado por Dios incluye y trasciende los planteamientos biocéntricos
y cosmocéntricos para acercarse a una forma particular de –valga la expresión–
cosmocentrismo teocéntrico en el que la creación entera da gloria a Dios (cf. LS 33, 69,
140, 239) y el bien común adquiere preminencia como categoría articuladora (cf. LS 23-
26, 135, 156-159, 177-178, 198, 201), tal y como ha argumentado Scheid en The Cosmic
Common Good87.
En este contexto, resultan oportunas de nuevo las palabras de García Gómez-
Heras, quien demanda desde la filosofía una ampliación de la epistemología capaz de
incluir dimensiones cualitativas en el conocimiento de la naturaleza que incorporen
visiones religiosas: “completar la imagen de la naturaleza cuantificada, ofrecida a la
técnica como objeto de transformación, con la imagen de una ‘naturaleza cualificada’, es
decir, una axiología natural, aportada por la biología, por la estética, por la ética e
incluso por la religión, que proporcione el horizonte de sentido a las ciencias naturales y
a la acción tecnológica”88. En este sentido, Jenkins ha afirmado que la función de la ética
teológica en el debate de la sostenibilidad consiste en “plantear cuestiones metaéticas”;
la teología puede “evitar que el concepto de sostenibilidad funcione como un concepto
vacío de salvación abriéndolo a las profundas preguntas morales que conlleva”89.
336
VI – Epistemología I: Locus alienii
Discurso moral
antropológica
Metáfora del
Paradigma
teológico
Metáfora
mundo
Sincrónica (universal -intraespecífica) 1970
Consecuencialista
Cristocéntrico
Propiedad
Dignidad humana
Dueño
Destino universal de los bienes
Justicia social
Subordinación de la EN a la EH
Admnistrador
Cristocéntrico
Deontológico
Escenario
Solidaridad
Subsidiariedad
Justicia ambiental
Bien común
Trinitario
Virtudes
Interdependencia
Eco-justicia
Casa común
Hermano
337
VI – Epistemología I: Locus alienii
90 Cf. McFague, A New Climate for Theology. En este mismo sentido apuntan: cf. Northcott, A Moral Climate;
Tucker, M. E., Worldly Wonder: Religions Enter Their Ecological Phase, Chicago 2003.
91 Zamagni, S., Por una economía del bien común, Madrid 2012, 304.
92 Cf. Häring, Libertad y fidelidad en Cristo, v. III, 188-200.
93 Para la importancia creciente de la categoría cuidado en la bioética contemporánea y su utilización en
el ámbito de la ética teológica medioambiental: cf. López Alonso, M., El cuidado: un imperativo para la
bioética, Madrid 2012, 349-351, 369-374; Boff, L., El cuidado esencial: ética de lo humano, compasión por
la Tierra, Madrid 2002.
338
VI – Epistemología I: Locus alienii
94 El filósofo moral Alasdair McIntyre ha planteado en un excelente ensayo revisar los presupuestos
filosóficos y antropológicos del pensamiento occidental para situar la cuestión de la fragilidad y la
vulnerabilidad –compartida por el ser humano y el resto de seres vivos– en el centro de la reflexión ética,
haciendo más permeable la frontera entre lo humano y lo no humano: cf. Id., Dependent Rational Animals:
Why Human Beings Need the Virtues, Chicago 2012.
95 Cf. Rasmussen, L., Earth-honoring Faith: Religious Ethics in a New Key, New York 2013, 217-219;
de las éticas medioambientales anglosajonas– contrasta con el uso abundante de los términos cuidado
(44) o responsabilidad (34) y las referencias implícitas o explícitas a las “virtudes ecológicas” (cf. LS 88,
211, 217, 224). Para Henry Longbottom, en LS se constata una opción por el paradigma moral de la ética
de las virtudes e, indirectamente, una convergencia con una corriente contemporánea de ética
medioambiental representada por autores como Philip Cafaro, Dale Jamieson o Ronald Sandler: cf.
Longbottom, H., “Duty free? Virtue ethics in Laudato si’”, Thinking Faith (10.8.2015).
339
VI – Epistemología I: Locus alienii
97 Vidal, “Paradigma ético de la encíclica. Análisis y Valoración”. Esta es la opinión también de Christian
Mellon, quien consideró LS una “hoja de ruta de la COP21”: cf. Mellon, C., “’Laudato si’, charte chrétienne
de l’écologie”, Revue Projet, 347 (2015) 62-67. En buena medida se puede afirmar que Francisco cambió,
al menos en el contexto norteamericano, la percepción del problema climático antes de la COP21. Esta es
la conclusión que se desprende del estudio realizado tras su visita a los EE.UU.: cf. Maibach, E. et al. The
Francis Effect: How Pope Francis Changed the Conversation about Global Warming, George Mason
University and Yale University, Fairfax 2015. Otros estudios, sin embargo, muestran que su influencia
sobre la comunidad católica norteamericana más conservadora no ha sido así: cf. Li, N. et al., “Cross-
Pressuring Conservative Catholics? Effects of Pope Francis’ Encyclical on the U.S. Public Opinion on
Climate Change”, Climatic Change, 139 (2016) 367-380.
98 Abel, O., “Le bouleversement éthique des horizons”, en: Pérès, J.-N. (dir.), L’avenir de la Terre, un défi
2006, 21.
340
VI – Epistemología I: Locus alienii
101 La enorme cantidad de discursos, mesas redondas y conferencias organizadas en torno a LS tanto en
ámbitos eclesiales como extra-eclesiales dan buena muestra de la estrategia vaticana al más alto nivel de
incidencia política, en la que la encíclica es tan sólo una pieza: cf. Martínez, “Laudato si’ y la cuestión socio-
ambiental”, 32-34; Tatay, “De la «cuestión social» a la cuestión «socio-ambiental»”, 181-182; García, J. I.,
“COP 21: il clima tra questioni economiche e contributi ecclesiali”, Aggiornamenti sociali, 3 (2016) 198-
207.
102 Cf. Martínez-Alier, “Is there a global environmental justice movement?”.
341
VI – Epistemología I: Locus alienii
103 Cf. ONU, Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, A/70/L.1, Nueva
York 2015.
104 Knitter, “Deep Ecumenicity versus Inconmensurability”, 369.
342
VI – Epistemología I: Locus alienii
cf. LS 169)–105. El resto de principios de Rio’92, sin ser mencionados de forma explícita,
resultan consonantes con la visión desarrollada por el Magisterio y por la acción social
católica. Para el legislador ambiental Ángel Ruiz de Apodaca, Francisco remite de forma
expresa a cinco principios estructuradores del derecho ambiental: precaución (cf. LS
114, 186), pensar global, actuar local (cf. LS 167, 142, 177), información y participación
(cf. LS 19, 179, 181), irregresibilidad (cf. LS 181) y decrecimiento sostenible (cf. LS
191)106.
Las declaraciones de Estocolmo’72 y Rio’92 (junto a la Agenda21 y los distintos
convenios, acuerdos y convenciones que de ellas surgieron) constituyen –entre todas las
declaraciones internacionales sobre medioambiente y desarrollo sostenible– la fuente
principal y el punto de partida de la propuesta de diálogo político elaborada en el
Capítulo V de la encíclica. En LS 168 se hace referencia explícita al valor de varios
convenios y protocolos internacionales, presentados como modelos de acuerdos
políticos vinculantes en los que la protección del medioambiente primó sobre los
intereses nacionales y empresariales: la Convención sobre el Comercio Internacional de
Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (1973), el Convenio de Viena para la
Protección de la Capa de Ozono (1985), el Protocolo de Montreal Relativo a las Sustancias
que Agotan la Capa de Ozono (1987) y la Convención de Basilea sobre el Control de los
Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación (1989).
La referencia a estos convenios, protocolos y convenciones se debe al interés por
mostrar la posibilidad de un diálogo fructífero en torno a los “bienes comunes globales”
(LS 174) en el ámbito de las negociaciones internacionales. El caso de los convenios en
torno a la protección de la capa de ozono, a los que remite Francisco en dos ocasiones
en LS 168, es sin duda un ejemplo paradigmático que muestra la capacidad de la
comunidad internacional para alcanzar acuerdos vinculantes y llevarlos a cabo con
éxito.
Sin embargo, la operatividad de la mayoría de estos acuerdos ha quedado en
entredicho por su incapacidad para detener las dinámicas de degradación que
pretendían atajar –como es el caso de la pérdida de biodiversidad– o simplemente por
la ausencia de una autoridad global con capacidad para monitorear y sancionar.
105 Cf. Pablo VI, Mensaje a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente: Una tierra
habitable para las futuras generaciones (5.6.1972).
106 Cf. Ruiz de Apodaca, A., “Laudato si’ y el derecho ambiental”, en: Trigo, Cuidar la Creación, 161-170.
343
VI – Epistemología I: Locus alienii
344
VI – Epistemología I: Locus alienii
345
VI – Epistemología I: Locus alienii
no son padecidas de la misma manera, en el mismo grado, por todos los sectores de la
población”109. Tanto la creciente militarización (cf. LS 57, 104) como la financiarización
(cf. LS 20, 54, 109, 194) de la crisis ecológica –que permean propuestas como la de la
economía verde– son denunciadas por Francisco, en consonancia con el análisis de la
ecología política. Ambos fenómenos son, a juicio de Keucheyan, mecanismos de
negación de la crisis ecológica y reacciones del sistema económico capitalista para
tratar de internalizar así sus “externalidades negativas”110.
Es más, como ha denunciado James G. Speth –profesor de la Universidad de Yale,
veterano legislador medioambiental norteamericano y testigo directo de la historia del
movimiento ecologista en su país– los grupos ecologistas que han promovido muchas de
las iniciativas legislativas medioambientales se habrían convertido en “colaboradores”
(the ultimate insider) de un sistema político y económico que ha hecho que la mayoría
de problemas ecológicos identificados en la década de 1960 “hayan ido de mal a
peor”111.
En este sentido, Jenkins señala que una de las estrategias principales adoptadas
por la mayoría de iglesias cristianas –en especial el CMI– para abordar el reto del
cambio climático, ha consistido en elaborar documentos de posicionamiento (cartas
pastorales, en el caso católico) orientadas a la incidencia política y la implementación de
medidas legales, pero también a la transformación personal. Sin restar valor a las
importantes estrategias de advocacy, Jenkins recuerda que poner el énfasis en la
dimensión política y legal del problema corre el riesgo de obviar la necesidad de
articular un discurso de cuño profético –en sintonía con el de la ecología política– y
generar grupos testimoniales (iconos) de modos alternativos de vida que encarnen el
mensaje doctrinal112. En su análisis del tratamiento de la legislación medioambiental en
LS, Lucia Silecchia coincide con Jenkins, afirmando que Francisco es consciente tanto de
la necesidad y urgencia de los acuerdos y convenios internacionales como de sus límites
y debilidades, de ahí que “combine su análisis de las instituciones legales y el papel de la
ley con una llamada a la conversión personal”113.
109 Keucheyan, R., La naturaleza es un campo de batalla. Ensayo de ecología política, Madrid 2016, 74.
110 Cf. Ib., 16.
111 Speth, J. G., The Bridge at the Edge of the World. Capitalism, the Environment and Crossing from Crisis to
346
VI – Epistemología I: Locus alienii
114 Cf. Olabe, Crisis climática-ambiental, 259-262; Speth, The Bridge at the Edge of the World, 217-232.
115 Butkus – Kolmes, “Ecology and the Common Good: Sustainability and Catholic Social Teaching”, 417.
347
VI – Epistemología I: Locus alienii
Una mención especial merece la referencia a la Carta de la Tierra (CT), una de las
declaraciones generadas tras Rio’92 de modo deliberativo por la comunidad
internacional. Por primera vez en la historia de las encíclicas sociales, se remite a la CT
como fuente de inspiración, reconociendo su valor y su potencial para desarrollar una
“conciencia universal” (LS 207). De hecho, la CT no pretendió sólo establecer principios
éticos orientadores y marcos jurídicos vinculantes, sino, sobre todo, realizar una
invitación de carácter intercultural e interreligioso –de marcado carácter espiritual–
que sirviese de marco para la elaboración de una ética universal, análoga al proyecto de
“ética mundial” liderado por Hans Küng116.
A diferencia de la Declaración de Rio’92, calificada de excesivamente
antropocéntrica117, la CT retoma la formulación de la Carta Mundial de la Naturaleza de
1982 reconociendo el valor intrínseco del mundo natural, independientemente de su
uso instrumental. En este sentido, Francisco –que no cita la Carta Mundial de la
Naturaleza– sí prolonga de forma implícita su crítica al antropocentrismo al
identificarse con la CT e invitar –usando un lenguaje que recuerda al de Schweitzer– a
“despertar de una nueva reverencia ante la vida” (LS 207). La inclusión de una cita de la
CT en LS refleja, también de forma indirecta, la influencia de Boff –uno de los principales
redactores de la CT y uno de los teólogos católicos más influyentes en la reflexión
ecoteológica contemporánea– mostrando el peso que la teología latinoamericana ha
tenido en el pensamiento de Francisco118.
Porque Francisco, a la hora de plantear la necesidad de un marco ético y
normativo universal, no opta por la –mucho más conocida– propuesta de Küng, sino por
una visión que sintoniza con la visión espiritual y educativa de LS 202-245. De hecho,
resulta significativo que se cite la conclusión de la CT al principio del Capítulo VI –y no
116 Cf. Küng, H. – Kuschel, K. J., Hacia una ética mundial: declaración del Parlamento de las Religiones del
Mundo, Madrid 1994; Küng, H., Una ética mundial para la economía y la política, Madrid 1999; Id., La ética
mundial entendida desde el cristianismo: posiciones, experiencias, impulsos, Madrid 2008.
117 Cf. Sandler, Character and Environment, 63-64. El valor que otorga Sandler, uno de los filósofos
medioambientales contemporáneos que han optado por la ética de las virtudes como paradigma ético, a la
CT es también un indicio de la opción del Magisterio por este modelo ético a la hora de abordar la
problemática medioambiental.
118 Su trabajo en torno a la CT puede verse en: cf. Boff., L, Ética planetaria desde el Gran Sur, Madrid 2001;
Id., Del Iceberg al Arca de Noé, Santander 2003, 95-100; Id., Ética y Moral. La búsqueda de los fundamentos,
Santander 2004, 13-26; Id., La opción-Tierra. La solución para la tierra no cae del cielo, Santander 2008,
191-208.
348
VI – Epistemología I: Locus alienii
119 Cf. UNESCO, Actas de la Conferencia General, 32ª reunión, vol. 1, Paris 2003, 36-37.
120 Boff, Ética planetaria desde el Gran Sur, 198; cf. Speth, The Bridge at the Edge of the World, 235-236.
121 Colmenarejo, R., “El agua, ¿derecho humano?”, RFS, 71 (2016) 102.
349
VI – Epistemología I: Locus alienii
DD.HH.: “el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental
y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es
condición para el ejercicio de los demás derechos humanos” (LS 30; cf. LS 185). Peppard
afirma a este respecto que “la afirmación papal del derecho humano al agua sugiere que
el lenguaje de los derechos humanos es valioso al esforzarse por plantear las ideas
morales accesibles universalmente dentro de un marco internacional de comunicación y
acción”122. Sin duda, tal y como vimos a lo largo del Capítulo IV de este trabajo, los
documentos de posicionamiento del PCJP en los sucesivos World Water Forum (2003,
2006, 2009, 2012) y su insistencia en el derecho humano al agua han influido de forma
decisiva en la inclusión de esta terminología.
En segundo lugar, la referencia a los DD.HH. –heredada del pontificado de
Benedicto XVI– se suma a otra reflexión –desarrollada por Juan Pablo II– en torno al
auténtico desarrollo humano, el destino común de los bienes y la defensa (subordinada
al bien común) de la propiedad privada: “no sería verdaderamente digno del hombre un
tipo de desarrollo que no respetara y promoviera los derechos humanos, personales y
sociales, económicos y políticos” (LS 93; cf. SRS 33).
Por último, y en relación a un tema que caracteriza el pontificado de Francisco, se
vincula la “cultura del descarte” con la desigualdad socio-económica y la erosión de los
derechos al denunciar una sociedad globalizada “donde hay tantas inequidades y cada
vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos” (LS
158). En sintonía con la formulación de los DD.HH. de tercera generación –o derechos
de solidaridad– se relaciona “una justa dimensión de la producción, una mejor
distribución de la riqueza, un cuidado responsable del ambiente o los derechos de las
generaciones futuras” (LS 109).
Ahora bien, al recurrir al lenguaje y optar por el marco teórico de los DD.HH.,
¿significa que se deja de lado la tradición de la ley natural como paradigma en el que
insertar su propuesta ética? Una mirada superficial al texto puede dar la impresión de
que así es123. Francisco se desmarca –al menos en lo que respecta al lenguaje– de la
propuesta de elaboración de una ética universal fundamentada en una visión renovada
de la ley natural como la que sugirió la CTI (cf. BEU) y no remite a las intervenciones de
Benedicto XVI en referencia a esta cuestión. Sin embargo, al tratar de ofrecer un
350
VI – Epistemología I: Locus alienii
124 Cf. Vidal, Nueva moral fundamental, 413-422; Conill, J., “De la ley natural al universalismo
hermenéutico”, Pensamiento, 66 (2010) 227-244.
125 Margenat, J. M., “La persona, un ‘centro descentrado’”, RFS, 71 (2016)190. Para esta cuestión: cf. García,
A. – Lunstroth, J., “Lo que está pasando a nuestra casa. Diagnóstico de una crisis ecológica sin
precedentes”, en: Chica – Granados, Loado seas, mi Señor, 319.
126 Deane-Drummond, “Laudato si’ and the Natural Sciences”, 406.
351
VI – Epistemología I: Locus alienii
tres grandes cumbres internacionales del año 2015: la de financiación del desarrollo
sostenible de Nairobi, la de los ODS de Nueva York y la COP21 o Cumbre del Clima de
Paris127. En este sentido, el ministerio de desarrollo económico y cooperación alemán ha
afirmado que “esta encíclica vino justo a tiempo para ser parte del debate de la Agenda
2030 del desarrollo sostenible –y para ser una guía para su implementación”128.
Si bien los importantes acuerdos del 2015 no quedan reflejados en LS, su influjo
indirecto en la elaboración de la encíclica –mediado por el trabajo del PCJP, la
delegación permanente de la Santa Sede ante la ONU, Caritas Internationalis y otros
organismos católicos de desarrollo e incidencia política– es indudable. La historia de la
formulación de los ODS y la negociación de la Agenda 2030 muestran el papel activo que
la Iglesia católica –representada por el observador permanente de la Santa Sede ante la
ONU, pero también por otras instancias eclesiales como CIDSE, Caritas Internationalis o
las Conferencias Episcopales regionales– y otras religiones han desempeñado en las
negociaciones que condujeron a su aprobación129.
De hecho, Luciano Larivera sostiene que el influjo ha sido mutuo y muestra que
la encíclica constituye no sólo un documento relevante para la Iglesia, sino una
plataforma universal de discusión y motivación ante los retos ambientales130. En el caso
del histórico Acuerdo de Paris alcanzado en la COP21 –y valorado por Francisco como
un “logro significativo”131– la implicación de la Iglesia ha sido también notable132.
En resumen, los foros internacionales sobre medioambiente, agua,
población, desarrollo sostenible o cambio climático, y las declaraciones y
acuerdos que de ellos han emanado, han sido históricamente –como pusimos de
relieve a lo largo de los capítulos anteriores– un acicate para la reflexión eclesial y
127 Cf. Francisco, Address to the Environment Ministers of the European Union (16.9.2015); Id., Discurso al
Congreso de los Estados Unidos (24.9.2015); Id. Discurso en la sede de Naciones Unidas (25.9.2015). El
influjo de LS en la COP21 ha sido reconocido en: cf. Mayor Zaragoza, F., “Emergencias planetarias, retos
inaplazables”, en: Mesa, M. (coord.), Retos inaplazables en el sistema internacional, Madrid 2016, 24-25;
Sánchez-Sorondo, M. – Ramanathan, V., “Pursuit of Integral Ecology”, Science, 352 (2016) 747.
128 German Federal Ministry for Economic Development and Cooperation, Voices from Religions on
(21.4.2016); Id., Statement to the United Nations Second Committee of the 70th Session of the General
Assembly. Agenda Item 20: Sustainable development (20.10.2015); Francisco, Address to the UN General
Assembly (25.9.2015); Id., Intervention to the UN Intergovernmental Negotiations on the Post-2015 Agenda
(24.3.2015).
130 Cf. Larivera, L., “Religioni e crisi ecologica”, La Civiltà Cattolica, 3960 (2015) 579-591.
131 Francisco, Address to the Diplomatic Corps (11.1.2016). Cf. United Nations – Framework Convention on
Regional Catholic Bishops' Conferences, Catholic Appeal to Paris COP 21 Climate Talks (26.10.2015).
352
VI – Epistemología I: Locus alienii
133 Cf. Puig Vilar, F., “El cambio climático: propuestas desde la sociedad civil tras la cumbre de París”, en:
Mesa, Retos inaplazables en el sistema internacional, 37-70.
134 Cf. Rodríguez, F., “La dimensión comunional y ecuménica de la encíclica”, en: Galindo, Loado seas mi
353
VI – Epistemología I: Locus alienii
136 Knitter, P., “Deep Ecumenicity versus Inconmensurability: Finding Common Ground on a Common
Earth”, en: Hessel, D. T. – Radford-Ruether R. (eds.), Christianity and Ecology: Seeking the Well-being of
Earth and Humans, Cambridge 2000, 365-379. Cf. Ib., 368-369.
137 Cf. Oviedo, L. – Garre, A., “Cuidado por la tierra, atención a la persona”, en: Chica – Granados, Loado
seas, mi Señor, 288-289; Sacks, J., The Home We Build Together: Recreating Society, London 2007.
138 Cf. Spadaro, A., “Liturgia cosmica ed ecologia. Intervista al Metropolita Ortodosso Ioannis Zizizoulas”,
354
VI – Epistemología I: Locus alienii
Ahora bien, en el caso particular de LS, ¿cuáles son los recursos religiosos
(Gottlieb) que pueden conducir al terreno común del ecumenismo profundo (Knitter) o
ecumenismo existencial (Zizioulas) que permitirá articular el nuevo modo de pensar
(Storkey) necesario para abordar los retos globales de la sostenibilidad? Las principales
dimensiones religiosas que contribuyen al debate contemporáneo de la sostenibilidad
son la sapiencial, la motivacional, la práctica, la ascética y la profética. Veámoslo con
más detenimiento.
en: Id., (ed.), The Oxford Handbook of Religion and Ecology, 3-21; Olabe, Crisis climática-ambiental, 240-
245; Gardner, G., “Cómo involucrar a las religiones en la construcción de civilizaciones sostenibles”, en:
AAVV, Ecologismo y Religión, Madrid 2014, 79-90; Gardner, G., “Invoking the Spirit. Religion and
Spirituality in the Quest for a Sustainable World”, Worldwatch Paper 164, Washington D. C. 2002.
355
VI – Epistemología I: Locus alienii
143 Cf. Martínez, “Una visión social de la bioética para el siglo XXI: el impulso de la encíclica Laudato si’”,
1479-1497. En relación a esta cuestión –y la emergencia de la ecología como nueva forma de cosmología–
sigue resultando iluminador: cf. Toulmin, S., The Return to Cosmology: Postmodern Science and the
Theology of Nature, Berkeley 1982.
144 Cf. Knitter, “Deep Ecumenicity versus Inconmensurability”, 371; Rasmussen, Earth-honoring Faith,
332-356.
356
VI – Epistemología I: Locus alienii
pasión por el cuidado del mundo” (LS 216) y apuntan a una “conversión ecológica” (LS
216-221) que, en palabras de José Ignacio García, constituye “el reto fundamental de la
encíclica”145. De forma significativa, la categoría conversión está siendo retomada desde
ámbitos seculares –e incluso explícitamente aconfesionales– para subrayar el orden de
magnitud de los cambios culturales que las sociedades post-industriales están llamadas
a realizar146.
En este sentido, Knitter insiste no sólo en el potencial de transformación
personal –o conversión ecológica– que las religiones pueden promover, sino también en
su capacidad para esbozar una visión política contra-hegemónica, alternativa a la
religión neoliberal del crecimiento económico. Es más, a su juicio, las religiones serían
una de las pocas “reservas motivacionales” alternativas para predicar y organizar una
respuesta política articulada ante el reto de la sostenibilidad147. En este sentido,
Santiago Álvarez Cantalapiedra apunta en la misma dirección que Knitter al afirmar que
el papel de la religión ante la crisis ecosocial contemporánea consiste en luchar contra
la idolatría del mercado y en ofrecer visiones proféticas “contrahegemónicas”148.
En tercer lugar, junto a la contribución sapiencial y motivacional, Francisco
apunta razones sociológicas y socio-políticas que justifican también la implicación de las
confesiones religiosas: “La mayor parte de los habitantes del planeta se declaran
creyentes, y esto debería provocar a las religiones a entrar en un diálogo entre ellas
orientado al cuidado de la naturaleza” (LS 201). La fuerza de las religiones para catalizar
transformaciones sociales no sólo es una evidencia en la historia reciente del
movimiento de los derechos civiles en EE.UU. o en movimientos de liberación nacional y
racial del siglo XX –como los liderados por Mahatma Gandhi y Nelson Mandela– sino que
es reconocida también de forma creciente por el movimiento ecologista contemporáneo.
Gottlieb llega a afirmar que las notables afinidades entre el movimiento secular
medioambiental y las religiones institucionales están convergiendo en una “alianza
emergente”149. Paul Hawken, en Blessed Unrest: How the Largest Social Movement in
History is Restoring Grace, Justice and Beauty to the World, ha puesto de relieve también
no solo la confluencia discursiva de diversos movimientos sociales –medioambientales,
145 García, J. I., “Reflexiones para nuestra conversión ecológica”, Sal Terrae, 104/8 (2016) 707.
146 Cf. Riechmann, Autoconstrucción, 207-237.
147 Cf. Knitter, “Deep Ecumenicity versus Inconmensurability”, 371-372.
148 Cf. Álvarez Cantalapiedra, S., “Acerca del papel de la religión en la crisis ecosocial: contrahegemonía,
357
VI – Epistemología I: Locus alienii
150 Cf. Hawken, P., Blessed Unrest: How the Largest Social Movement in History is Restoring Grace, Justice
and Beauty to the World, New York 2007.
151 Ver, para esta cuestión: Ridoux, N., Menos es más. Introducción a la filosofía del decrecimiento,
Barcelona 2009; Merckaert, J., “Laudato si’: accueillir nos limites”, Revue Projet, 350 (2016) 28-38.
152 Schockenhoff, E., Ética de la Vida, Barcelona 2012, 667. Cf. Riechmann, Interdependientes y
ecodependientes, 319-386.
358
VI – Epistemología I: Locus alienii
Ahora bien, aunque es cierto que la comunidad católica ha estado presente desde
el inicio en muchos de los foros ecuménicos que han abordado la degradación socio-
ambiental, hay que reconocer que –en el ámbito cristiano– las iglesias protestantes y
ortodoxas han sido las precursoras de la sensibilidad ecológica. Francisco reconoce su
contribución pionera y su influencia determinante para el pensamiento católico. No es
casual, por tanto, que en la introducción se dediquen –por primera vez en la historia de
la DSI– tres párrafos a comentar la contribución del Patriarca Bartolomé I (cf. LS 7-9),
con quien Juan Pablo II escribió la Declaración de Venecia, Benedicto XVI la Declaración
del Fanar y a quien Francisco secundará al establecer en la Iglesia Católica la Jornada
Mundial de Oración por la Creación cada 1 de septiembre153.
La dinámica ecuménica generada en torno a los grandes eventos internacionales
del año 2015 –negociaciones en torno a los ODS, la Agenda 2030 y la COP21– y a la
promulgación de LS trascendió el ámbito cristiano para incorporar a las grandes
religiones del planeta al diálogo y la acción. Al fin y al cabo, no se puede rechazar “la
riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para un
desarrollo pleno de la humanidad” porque “la ciencia y la religión, que aportan
diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y
productivo para ambas” (LS 62). En este sentido, resulta significativo que, en el ámbito
académico de las éticas teológicas medioambientales, autores como Knitter, Tucker,
Rasmussen o Scheid coincidan en la fecundidad y la necesidad del diálogo interreligioso
para catalizar la praxis y la incidencia política concertada154.
Como afirmó David Hallman ya a principios de siglo XX, “ha habido
probablemente más implicación en la comunidad ecuménica en relación al cambio
climático que respecto a cualquier otra cuestión medioambiental”155. De hecho, la
153 Cf. Francisco, Establecimiento de la Jornada Mundial de Oración por la Creación (6.8.2015); Francisco -
Munib Youman, Declaración conjunta Católico - Luterana (31.10.2016); Patriarca Ecuménico Dimitrios,
Encyclical Letter on the Day of Protection of the Environment (1.9.1989). Otras confesiones religiosas,
como el Islam y el Judaísmo, han ejercido sin duda una influencia en la recepción cristiana de la cuestión
ambiental, aunque menor que la del Patriarcado Ortodoxo de Constantinopla. Resulta significativo en este
sentido la inserción, por primera vez en la historia de la DSI, de la cita de un místico musulmán en una
encíclica (cf. LS 233). Para esta cuestión: cf. Lasida, E. et al., “Construire un sagesse comune?”, Revue
Projet, 347 (2015) 46-47.
154 Cf. Scheid, The Cosmic Common Good; Rasmussen, Earth-honoring Faith; Tucker, Worldly Wonder.
155 Cf. Hallman, D. G., “Climate Change and Ecumenical Work for Sustainable Development”, en: Hessel, D.
T. – Rasmussen, L. (eds.), Earth Habitat: Eco-Injustice and the Church’s Response, Minneapolis 2001, 131.
359
VI – Epistemología I: Locus alienii
360
VI – Epistemología I: Locus alienii
esfuerzo por ofrecer una visión holística, sapiencial, y generadora –en palabras del
Patriarca Bartolomé I– de una “hermenéutica de la interdependencia”158.
Para Knitter, los retos planteados por la crisis global de la sostenibilidad ofrecen
un “trampolín ético” para un fecundo diálogo interreligioso que se articularía por medio
de tres elementos comunes a todas las tradiciones: la estrecha vinculación entre el
mundo y la salvación; la bipolaridad entre el elemento místico y profético; la llamada a
pasar del autocentramiento a poner en el centro la realidad del Otro –Dios, ser humano
y creación–. Estos tres elementos compartidos serían los “rasgos de familia” que hacen
posible una contribución interreligiosa a la ética medioambiental contemporánea159.
Volviendo a las declaraciones religiosas del 2015, destaca el esfuerzo colectivo de
relectura y actualización de las propias tradiciones y sorprende la similitud de unas
propuestas que llaman, por ejemplo, a la atención prioritaria de los más pobres, la
descarbonización de la economía, la denuncia de los intereses económicos que subyacen
a la degradación de la naturaleza y la ascesis como oportunidad de renovación espiritual
y transformación social. La dimensión moral, profética, ascética, escatológica y
comunitaria que comparten las grandes tradiciones espirituales de la humanidad se
articulan en un momento histórico de convergencia discursiva y acción concertada
interreligiosa.
Dos buenos ejemplos de acción interreligiosa en el marco de la COP21 que se han
inspirado en la reflexión de LS y en otros documentos oficiales de las distintas
confesiones religiosas fueron las iniciativas Ayuno por el Clima y Peregrinación por el
Clima, vehiculadas por medio de la plataforma Our Voices, the Global Faith & Spiritual
Climate Action Network160. En estas iniciativas, que articulan la dimensión ascética y
profética, se buscó realizar un ejercicio de denuncia e incidencia política de cuño
espiritual. En este sentido, la convergencia discursiva y práctica de multitud de
organizaciones religiosas, sindicales, sociales y ecologistas –que han formulado la
necesidad de abordar conjuntamente sostenibilidad ecológica y justicia social– parece
confirmar la mencionada tesis de Hawken en Blessed Unrest.
La teóloga norteamericana Mary Evelyn Tucker identificó en el año 1996 cuatro
implicaciones del diálogo interreligioso sobre ecología para las tradiciones religiosas: 1.
La necesidad, por parte de cada tradición, de hacer una revisión crítica de sus actitudes
158 Bartolomé I, Allocution a la “Sommet des Consciences pour le climat”, Paris (21.7.2015).
159 Cf. Knitter, “Deep Ecumenicity versus Inconmensurability”, 372-379.
160 Cf. www.ourvoices.net (Consultado el 1.7.2015).
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VI – Epistemología I: Locus alienii
161 Cf. Tucker, M. E., “The Role of Religions in Forming an Environmental Ethics”, en: Hessel, D. T. (ed.),
Theology for Earth Community: A Field Guide, New York 1996, 143-152.
162 Cf. Tucker, Worldly Wonder, 36-54; Gottlieb, “Introduction. Religion and Ecology”.
163 Theobald, C., El estilo de vida cristiana, Salamanca 2016, 128-129.
362
VI – Epistemología I: Locus alienii
reflexión religiosa. Es más, como se pone de relieve en LS, ellas constituyen no tanto
un lugar teológico o fuente en el sentido clásico del término, sino una fuente de
inspiración o interlocutor imprescindible de la reflexión eclesial. Pero el diálogo ha
funcionado en ambas direcciones; las diversas tradiciones religiosas están
ejerciendo también un influjo creciente en la percepción social de la problemática
ecológica –por medio de su interpretación del problema como reto ético-
espiritual y de su visión crítica del paradigma moderno del crecimiento
económico– y en la modulación del discurso de las instituciones internacionales.
Tras el análisis de las fuentes ajenas que confluyen en LS, y en continuidad con el
esquema adoptado en la segunda parte de la investigación, resulta oportuno volver a las
preguntas que guiaron la investigación de este capítulo: ¿Qué rasgos distintivos y qué
contribución específica realiza LS respecto de las otras muchas corrientes ecoteológicas
contemporáneas en su articulación del paradigma de la ecología integral? ¿Qué
podemos afirmar de su particular ubicación epistemológica? ¿Qué contribución supone
la incorporación de las cinco fuentes ajenas identificadas en la propuesta eclesial? ¿Qué
balance provisional podemos hacer?
En primer lugar, LS toma en consideración los múltiples actores implicados
en el debate contemporáneo de la sostenibilidad asumiendo la posibilidad del
diálogo, la conmensurabilidad de los discursos académicos y la complementariedad
entre ciencia, filosofía y religión. Por ello se plantea un diálogo a varios niveles: entre
los distintos actores, dentro de las propias instituciones, entre las distintas
comunidades científicas y dentro de cada persona; en este diálogo multilateral la
escucha de la experiencia comunitaria y la atención a los procesos deliberativos resulta
clave. De este modo, se desarrolla un modo de proceder distintivo al combinar
fuentes ajenas y propias de la Teología Moral –otorgando en ocasiones precedencia
discursiva a las primeras– con un fin de generar pensamiento social y de articular una
praxis eclesial orientada hacia la justicia social, el bien común y la solidaridad
intergeneracional.
En segundo lugar, LS incorpora los datos de las ciencias positivas y las
síntesis del mundo académico y de los organismos internacionales al desarrollar
363
VI – Epistemología I: Locus alienii
364
VI – Epistemología I: Locus alienii
365
VI – Epistemología I: Locus alienii
366
Capítulo VII
Epistemología II: Locus propii
7.1. Escritura
1 Respecto al uso de la escritura en la teología moral: cf. Vidal, M., Nueva moral fundamental, Madrid 2014,
541-556; Martínez, J. L. – Caamaño. J. M., Moral fundamental, Santander 2014, 88-106; Curran, C. E.,
Catholic Moral Theology in Dialogue, Notre Dame 1976, 24-64.
2 Marlow, H., Biblical Prophets: Contemporary Environmental Ethics, Oxford 2009, 245.
3 Scheid, D., The Cosmic Common Good: Religious Grounds for Ecological Ethics, Oxford 2016, 30.
VII – Epistemología II: Locus propii
–una cuestión central para la ética medioambiental4– como una versión actualizada del
bien común como “bien común cósmico”5. Otro autorizado comentarista de LS, el
biólogo y teólogo brasileño José Carlos de Siqueira, coincide con Scheid al afirmar que
uno de los “valores socio-ecológicos de la encíclica” está relacionado con su propuesta
hermenéutica, “significando que la metodología de la interpretación religiosa de los
textos debería ser, por su propia naturaleza, menos antropocéntrica y más teocéntrica”6.
Desde su propia disciplina, el biblista Enrique Sanz ha advertido sobre la
importancia de una “lectura global” de la Biblia y ha sugerido que, para interpretar LS,
conviene entender “el carácter alentador y dinamizador de la Sagrada Escritura para la
Teología Moral y el valor e importancia de leer los textos bíblicos de manera conjunta,
como parte de un todo”7. En este sentido, Sanz sugiere que, por ejemplo, tras la
articulación de la ecología cultural (cf. LS 143-146) y la crítica al antropocentrismo
moderno (cf. LS 115-136) se percibe el relato de Babel (Gn 11, 1-9), su aprecio por la
diversidad cultural y su análisis antropológico. El estudio de la denuncia de la injusticia
social en Amós y del concepto de conversión en Jonás –cuestiones nucleares de la
literatura profética– le lleva a concluir que “ambas parecen estar también presentes en
la última encíclica del Papa Francisco, que nos atrevemos a denominar ‘profética’ por
acercarse al citado término desde una óptica similar a la que se puede llegar desde la
lectura conjunta del mismo en los libros de Amós y de Jonás”8.
Otro biblista español, Carlos Granados, en su análisis de El evangelio de la
Creación ha invitado también a adoptar una mirada panorámica de las Escrituras y
concluye que, por ejemplo, el culto, entendido como “lugar en el que la creación es
elevada y convertida en sacramento de la presencia de Dios”, es “fundamental para una
correcta comprensión de la ecología bíblica”9. En su análisis de Rom 8, 18-25 –una
referencia bíblica recurrente para la ecoteología en general y para la hermenéutica
ecológica en particular– advierte sobre los riesgos de interpretaciones sesgadas,
oportunistas o precipitadas. Su interés por el texto paulino se justifica por ser la
primera cita bíblica, de carácter programático, elegida por Francisco (cf. LS 2) y porque
4 Cf. Callicot, J. B., “Intrinsic Value in Nature: A Metaethical Analysis”, Indiana University 1995.
5 Scheid, The Cosmic Common Good, 31.
6 De Siqueira, Josafá C., Laudato si’: A Present for the Planet, Rio de Janeiro 2016, 105.
7 Sanz Giménez-Rico, E., “El Antiguo Testamento en Laudato si’: su presencia y sus huellas”, en: Id. (ed.),
Cuidar de la Tierra, cuidar de los pobres: Laudato si’ desde la teología y con la ciencia, Santander 2015, 51.
8 Cf. Ib., 66.
9 Granados, C., “La sabiduría de los relatos bíblicos”, en: Chica, F. – Granados, C., (eds.), Loado seas, mi
Señor. Comentario a la encíclica «Laudato si’» del papa Francisco, Madrid 2015, 237.
368
VII – Epistemología II: Locus propii
sirve para enmarcar la reflexión de la hermenéutica ecológica: “es como una escalada
que sitúa el tema ecológico en el contexto antropológico y finalmente teológico; en el
gran marco del plan divino de salvación”10.
Esta lectura global de la Escritura permite, a juicio del exegeta británico Nicholas
King, descubrir intuiciones bíblicas más allá del Capítulo II y VI, como la invitación a
adoptar una mirada a largo plazo (cf. LS 105), confiar en la victoria del amor (cf. LS
100), advertir de la importancia del gobierno ético de la tecnología (cf. LS 116, 155,
162) o confesar la incapacidad de escuchar las voces proféticas (cf. LS 14)11. En
definitiva, como afirman Scheid, de Siqueira, Sanz, Granados y King, son múltiples los
indicios que, más allá de las citas explícitas, hacen que LS sea “profundamente bíblica en
todos los aspectos”12:
1. la constatación de la dimensión pecaminosa de la destrucción de la creación (cf.
LS 2, 8, 66, 218, 239);
2. la incapacidad para escuchar las denuncias ante el riesgo de catástrofe
asociado a la degradación medioambiental (cf. LS 14, 73);
3. la crítica contra la acumulación, la ostentación y el despilfarro (cf. LS 24-26,
43, 90);
4. el carácter sagrado de las criaturas y de la tierra, “don de Dios” (LS 146)
otorgado al ser humano para ser cuidado;
5. la confianza esperanzada en un futuro en el que triunfará el amor (cf. LS 100),
a pesar de las dificultades y las preocupaciones (cf. 244);
6. la necesidad del descanso contemplativo para sanar “las relaciones del ser
humano con Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo” (LS 237);
7. la invitación a adoptar una visión a largo plazo, escatológica, frente al
inmediatismo de la cultura contemporánea (cf. LS 105).
10 Ib., 235. Cf. Hunt, C. et al., “An Environmental Mantra? Ecological Interest in Romans 8:19–23 and a
Modest Proposal for its Narrative Interpretation”, Theological Studies, 59/2 (2008) 546-579.
11 Cf. King, N. “Laudato si’: A Biblical Angle”, The Way, 54 (2015) 23-31.
12 Ib., 31.
369
VII – Epistemología II: Locus propii
13 Del Pozo, G., “El evangelio de la creación”, en: Chica – Granados, Loado seas, mi Señor, 186.
14 Para la superación del discurso apologético en la exégesis bíblica y su orientación reciente hacia un
discurso más propositivo: cf. Bauckham, R., The Bible and Ecology: Rediscovering the Community of
Creation, Waco 2010; Marlow, Biblical Prophets, 11-80; Wainwright, E. M., “¿Cómo leer el ‘libro de la
genealogía’?”, Concilium, 331 (2009) 343-354. Deane-Drummond, C., Eco-Theology, London 2008, 81-98.
15 Cf. Northcott, M., The Environment and Christian Ethics, New York 1996, 40-85; Deane-Drummond, Eco-
Theology, 81-98; Belovsky, G., “Judeo-Christian Perceptions of Nature and its Variability: A Foundation for
Environmental Awareness”, en: Lodge D. – Hamlin, C. (eds.), Religion and the New Ecology: Environmental
Responsibility in a World in Flux, Notre Dame 2006, 148-175; Castelao, P., “La ‘cuestión ecológica’ y la
teología de la creación”, en: Sanz, Cuidar de la Tierra, cuidar de los pobres, 75-80; Id., “El cristianismo y la
percepción de la naturaleza”, Sal Terrae, 101 (2013) 133-146. Para el biblista inglés Bauckham y para el
teólogo francés Fabien Revol, la lectura cartesiana de Gn 1 es la que ha distorsionado el sentido bíblico
original: cf. Bauckham, The Bible and Ecology, 73-97; Revol, F., “La tradition chrétienne: des ressources
pour un engagement en faveur de la sauvegarde de la creation”, en: Gueullette, J-M. – Revol, F. (eds.), Avec
les creatures. Pour une approche chrétienne de l’écologie, Paris 2015, 31-49.
370
VII – Epistemología II: Locus propii
371
VII – Epistemología II: Locus propii
372
VII – Epistemología II: Locus propii
21 Los documentos que aparecen con un sombreado gris son aquellos citados en LS. Los que aparecen
dentro de un recuadro son especialmente relevantes en la recepción eclesial de la cuestión ambiental.
Sigo en la clasificación de los libros del AT la estructura típica de la TaNaKa o Biblia hebrea: la Torá ()הָרּת, ֹו
Instrucción o Ley (Pent.); los Ketuvim ( )םיִבּותְּכo Escritos (Esc.); y los Nevi'im ( )םיּותְִּתְּכo Profetas (Prof.).
373
VII – Epistemología II: Locus propii
medida, Sabiduría y Job, libro al que sí ha prestado una especial atención tanto la
moderna exégesis ecológica como los activistas medioambientales seculares22–.
22Cf. Bauckham, The Bible and Ecology, 37-63; McKibben, B., “God's Taunt. Sermon at the Riverside
Church” (28.4.2013).
374
VII – Epistemología II: Locus propii
(cf. LS 2) y uno de los “mantras medioambientales” más usados (y abusados) por las
éticas medioambientales contemporáneas23.
Entre los documentos eclesiales sobre ecología del periodo 1972-2012 destacan
–por su riqueza escriturística y por su labor pionera de exploración y profundización de
la hermenéutica ecológica– dos del episcopado norteamericano (USCCB, 1991;
Columbia, 2001), uno alemán (DBK, 1998) y uno boliviano (CEB, 2012), además del
Compendio (CDSI 451-487). Esta labor se ve reflejada en LS, que recoge, compila y
matiza las formulaciones previas.
375
VII – Epistemología II: Locus propii
24 El esfuerzo de relectura ecológica de las Escrituras por parte de los exegetas en las últimas décadas ha
sido notable. Para una reinterpretación del relato genesíaco en clave ecológica: cf. Kahl, B., “Fraticide and
Ecocide: Rereading Genesis 2-4”, en: Hessel, D. T. – Rasmussen, L. (eds.), Earth Habitat: Eco-Injustice and
the Church’s Response, Minneapolis 2001, 53-68; Bauckham, The Bible and Ecology, 15-35.
25 Deane-Drummond, C., “Laudato si’ and the Natural Sciences: An Assessment of Possibilities and Limits”,
376
VII – Epistemología II: Locus propii
Lv 25,1-6.10 5 67, 71
Dt 10,14; 22,4.6 2 67-68
Sal 24, 33, 104, 136, 148 6 67-69, 72, 77
Sb 6,7; 11,24.26; 13,5 4 12 77, 89, 94
Si 38,4 2 124
Pr 3,19; 22,2 2 69, 94
Is 40,28b-29 1 73
Jr 1,5; 32,17.21 2 65, 73
26 Cf. Marlow, Biblical Prophets, 110. Este triplete de relaciones es también el esquema adoptado por el
Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Compañía de Jesús en su documento de
posicionamiento sobre ecología: Sanar un mundo herido, Promotio Iustitiae 106, Roma 2011.
27 Cf. Edwards, D., “‘Sublime Communion’: The Theology of the Natural World in Laudato Si’”, Theological
377
VII – Epistemología II: Locus propii
Dios
Humanidad Creación
teología de la creación en la patrística y medieval: cf. Schaefer, J., Theological Foundations for
Environmental Ethics. Reconstructing Patristic & Medieval Concepts, Washington, D.C. 2008.
378
VII – Epistemología II: Locus propii
con el Magisterio previo y con las modernas éticas medioambientales, que han prestado
una atención especial al potencial del Sabbath para estimular una comprensión
sapiencial de la vida y rehabilitar las virtudes ecológicas del descanso, el cuidado y la
celebración gozosa del don de la creación30.
La literatura sapiencial constituye el tercer corpus bíblico más citado en LS (cf.
Tabla 7.4.), permeando su visión, fundamentando su invitación al diálogo inter-
disciplinar y mostrando, como ha afirmado Deane-Drummond, que “la tradición
sapiencial representa un ingrediente vital de cualquier ecoteología bíblica”31. Sin
embargo, entre los libros que conforman la literatura sapiencial, Francisco remite
principalmente a los Salmos y a la Sabiduría, citando en menor medida el Eclesiástico y
los Proverbios y omitiendo –de forma significativa– el libro de Job –obra a la que sí
había prestado atención tanto el Magisterio precedente como la hermenéutica ecológica
contemporánea–32.
Francisco reivindica de forma explícita “la sabiduría de los relatos bíblicos” y su
capacidad para ofrecer una visión alternativa al paradigma del dominio tecnocrático. El
término sabiduría, sin embargo, es polisémico y debe ser utilizado con precaución al
comparar su uso en la Escritura –en el conjunto del corpus bíblico conocido como
literatura sapiencial– y fuera de ella –en ámbitos filosóficos o seculares–. Como ha
señalado Marlow, el concepto bíblico de sabiduría resulta demasiado amplio y ambiguo
como para fundamentar, por sí mismo, una ética medioambiental, precisando ser
complementado por otros elementos33.
Quizás por ello, en su deseo por dialogar “con todos”, Francisco utiliza, junto a las
citas bíblicas, acepciones filosóficas o seculares del término sabiduría. Por ejemplo,
frente a la fragmentación disciplinar y la hiper-especialización que caracteriza a la
ciencia contemporánea, reivindica que “la verdadera sabiduría […] no se consigue con
una mera acumulación de datos” (LS 47) sino al contemplar el conjunto del proyecto de
Dios y percibir la “interdependencia de las criaturas” (LS 86) y al desarrollar la
30 Cf. Alberta Catholic Bishops, Celebrate Life: Care for Creation (4.10.1998); Juan Pablo II, Novo millennio
ineunte (6.1.2001) 50-51; Hart, J., Sacramental Commons. Christian Ecological Ethics, Oxford 2006, 181-
198; Northcott, The Environment and Christian Ethics, 187-193; Deane-Drummond, Eco-theology, 95-97,
181-183; Moltmann, El camino de Jesucristo, 415-419.
31 Deane-Drummond, Eco-theology, 95.
32 Bauckham, por ejemplo, dedica, tras el análisis del relato del Génesis y su relación con el concepto de
stewardship, una atención especial al libro de Job, mostrando su relevancia para la ética medioambiental:
cf. Id., The Bible and Ecology, 37-72.
33 Marlow, Biblical Prophets, 98-100.
379
VII – Epistemología II: Locus propii
34 Potter, V. R., Bioethics: a Bridge to the Future, New Jersey 1971, 26. Este es, a juicio de María Iraburu, el
reto principal que plantea LS a la universidad, convertirse en un espacio de reflexión sapiencial: cf.
Iraburu, M., “La encíclica Laudato si’ y la universidad: una llamada y un reto”, en: Trigo, T. (ed.), Cuidar la
Creación: Estudios sobre la encíclica Laudato si’, Pamplona 2016, 21-37.
35 Cf. Bateson, G., “The Roots of Ecological Crisis”, en: Id., Steps to an Ecology of Mind, London 1987, 497.
Para una llamada contemporánea al trabajo coordinado, interdisciplinar y sapiencial entre distintos
actores seculares y religiosos: cf. Hawken, P., Blessed Unrest: How the Largest Social Movement in History is
Restoring Grace, Justice and Beauty to the World, New York 2007; Speth, J. G., The Bridge at the Edge of the
World. Capitalism, the Environment and Crossing from Crisis to Sustainability, New Haven 2008; 233-237.
36 Cf. Bayer, J., “A Voice Crying in the Desert: Laudato si’ as Prophecy”, The Way, 54/4 (2015) 68-81; Sanz,
380
VII – Epistemología II: Locus propii
Honoring Faith: Religious Ethics in a New Key, New York 2013, 305-331; Bauckham, The Bible and Ecology,
123-125; Marlow, Biblical Prophets, 120-243; Deane-Drummond, Eco-theology, 85. Resulta paradójico que
Neil Ormerod y Cristina Vanin, en su detallado análisis de la categoría conversión ecológica en LS, no
remitan en ningún momento, a pesar de las evidentes connotaciones bíblicas del término, a la tradición
profética: cf. Ormerod, N. – Vanin, C., “Ecological Conversion: What Does it Mean?”, Theological Studies, 77
(2016) 328-352.
381
VII – Epistemología II: Locus propii
LS desde esta clave, identificando la fuerte carga retórica de expresiones como “la
espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (LS 163; cf. LS 204,
207) o “la tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito
de porquería” (LS 21) con el influjo de esta tradición bíblica40.
No podemos olvidar que el discurso del movimiento ecologista –acusado con
frecuencia por su tono catastrofista y apocalíptico– ha recurrido a la heurística del
miedo. Resulta significativo que el teólogo norteamericano Larry Rasmussen, quien ha
dedicado buena parte de su investigación a la ética teológica medioambiental, haya
identificado la tradición sapiencial y profética –junto a la mística, sacramental y
ascética– como las principales contribuciones religiosas al debate ecológico. La
apocalíptica, sin embargo, no aparece entre sus categorías centrales, quedando
subsumida en el ámbito de lo sacramental y lo profético, señalando indirectamente su
papel secundario en la configuración del ethos medioambiental católico. En cualquier
caso, todas estas dimensiones o claves bíblicas están presentes en LS, constituyendo una
aportación específica, de cuño religioso, al debate secular contemporáneo en torno a la
sostenibilidad41.
En el caso de LS no se menciona, por ejemplo, el libro de Daniel –lugar frecuente
en la hermenéutica ecológica anterior– aunque sí se remite en tres ocasiones al libro del
Apocalipsis: para subrayar la omnipotencia de Dios (cf. LS 74), la dimensión
escatológica de María (cf. LS 241) y el carácter restaurador y recapitulador de Cristo
resucitado (cf. LS 243). La referencia a 1Co 15,28 sirve, como la cita de Ap 21,5, para
remitir a la cristología cósmica, uno de los motivos neotestamentarios centrales para la
hermenéutica ecológica contemporánea: “esto nos proyecta al final de los tiempos,
cuando el Hijo entregue al Padre todas las cosas” (LS 100). Y nos conduce al análisis del
uso del NT por Francisco.
En quinto y último lugar, resulta oportuno recordar que la incorporación de
referencias y motivos neotestamentarios a la reflexión ecológica eclesial ha sido
posterior a la veterotestamentaria. Como hemos visto, el debate en torno a la teología
de la creación del Génesis monopolizó la hermenéutica ecológica –tanto en el ámbito
católico como protestante– durante las primeras fases de la recepción de la cuestión
ambiental y retrasó, por ejemplo, acercamientos desde la teología trinitaria, la
40 Cf. Dubreuil, B. H., “Affronter les questions ultimes”, Revue Project, 347 (2015) 55-61.
41 Cf. Rasmussen, Earth-Honoring Faith, 305-356.
382
VII – Epistemología II: Locus propii
pensamiento ecológico”, RFS, 71 (2016) 137- 140; León, I. M., “La clave cristológica del misterio de la
creación en Laudato si’”, en: Trigo, Cuidar la Creación, 355-374.
46 Para una lectura “ecológica” del Cristo cósmico: cf. Bouma-Prediger, S. C. (ed.), Evocations of Grace: The
Writings of Joseph Sittler on Ecology, Theology, and Ethics, Grand Rapids 2000; Bradley, I., Dios es “verde”.
Cristianismo y medio ambiente, Santander 1993, 109-129; Moltmann, El camino de Jesucristo, 369-419;
Edwards, D., Jesus the Wisdom of God: An Ecological Theology, Eugene 2005, 69-87; Boff, Ecología, 221-
234; Deane-Drummond, Eco-Theology, 99-113.
383
VII – Epistemología II: Locus propii
Ruether R., Christianity and Ecology: Seeking the Well-being of Earth and Humans, Cambridge 2000, 29-45.
384
VII – Epistemología II: Locus propii
católica. Una lectura global de la Escritura a la luz de los nuevos signos de los
tiempos no sólo constituye una fuente propia imprescindible de la reflexión
eclesial sobre ecología sino que realiza también una contribución –cósmica,
sapiencial, escatológica, profética– relevante también en ámbito extra-eclesiales,
ofreciendo elementos de diálogo, claves hermenéuticas y propuestas de acción
valiosas ante los retos globales de la sostenibilidad.
Pero la generación de una hermenéutica ecológica católica no puede entenderse
sin acudir a otras dos fuentes de la reflexión teológico-moral católica: la Tradición y el
Magisterio, tanto pontificio como episcopal. A ambas acudimos a continuación con el fin
de profundizar el análisis de LS.
7.2. Magisterio
53 Sánchez-Romero, J. M., “La teología de la encíclica Laudato si’”, en: Galindo, A. (ed.), Loado seas mi Señor
y ecología integral, Salamanca 2016, 49. Cf. Tatay, J., “De la cuestión social a la cuestión socio–ambiental”,
RFS, 71 (2016) 195-199.
385
VII – Epistemología II: Locus propii
nuestra nueva comprensión de la ecojusticia”54. LS, por tanto, supone el hito principal y
la síntesis católica más completa sobre ecología de la que disponemos hasta la fecha. Por
esta razón, anteponemos el análisis del Magisterio al de la Tradición, distinguiendo
entre magisterio pontificio y episcopal.
Según el esquema adoptado en la segunda parte de esta investigación, el
Magisterio lo entendemos como una fuente interpretativa, no constitutiva, dentro del
conjunto de fuentes propias de la Teología Moral (cf. Tabla 6.0.). En sentido estricto, por
Magisterio eclesiástico se entiende “la tarea de enseñar, que pertenece en propiedad, por
institución de Cristo, al colegio episcopal o a cada uno de los obispos en comunión
jerárquica con el Sumo Pontífice”55. Las expresiones magisterio intermedio e instancias
eclesiales intermedias (IEI) no poseen una definición oficial y las utilizamos de modo
orientativo, usándolas en este trabajo para referirnos a un corpus de enseñanzas y
tradiciones no siempre sancionadas por el magisterio pontificio, pero que han ejercido
un influjo determinante en la recepción de la cuestión ecológica y poseen un alto nivel
de aceptación en el ámbito eclesial.
54 Tucker, M. E. – Grim, J. A., “Integrating Ecology and Justice: The Papal Encyclical”, The Quarterly Review
of Biology, 91/3 (2016) 267.
55 CTI, Magisterio y teología (1975), Tesis I.
56 Martínez – Caamaño, Moral fundamental, 122.
57 Figueroa, E., La ecología del papa Francisco: un mensaje para un planeta y un mundo en crisis, Madrid
2016, 6.
386
VII – Epistemología II: Locus propii
correspondiendo, por orden decreciente, a Juan Pablo II (37), Benedicto XVI (33),
Francisco (14), Pablo VI (5) y Juan XXIII (1). El peso específico del magisterio pontificio
reciente no debería extrañar, dada, por un lado, la novedad de la cuestión y, por otro, la
importancia que históricamente la DSI ha otorgado a su propia tradición, tanto para
mostrar la continuidad como para legitimar la innovación (cf. QA 1-15; MM 10-40; PT 2;
OA 6; LE 1-2; SRS 1-10; CA 1-21; CV 10-20; LS 3-6).
387
VII – Epistemología II: Locus propii
58 Este es, precisamente, el sentido original que se quiso dar a la nueva ciencia bioética: “If there are ‘two
cultures’ that seem unable to speak to each other –science and the humanities– and if this is part of the
reason that the future seems in doubt, then possibly, we might build a ‘bridge to the future’ by building
the discipline of Bioethics as a bridge between the two cultures”: Potter, Bioethics, vii.
59 Para una relectura de los principios articuladores de la DSI: cf. Galindo, A., “Laudato si’ y los principios
de la Doctrina Social de la Iglesia”, en: Id., Loado seas mi Señor y ecología integral, 109-137.
388
VII – Epistemología II: Locus propii
60 Cf. Jenkins, W. The Future of Ethics: Sustainability, Social Justice, and Religious Creativity, Washington D.
C. 2013, 129-133.
61 Ib., 132.
62 Silecchia, L. A., “’Social Love’ as a Vision for Environmental Law: Laudato Si' and the Rule of Law”,
389
VII – Epistemología II: Locus propii
establecen límites a la experimentación animal (cf. LS 130; CEC 2417)64. Por último, en
relación al domingo, se subraya el potencial “ecológico”, restaurador y sanador, del
descanso (cf. LS 237; CEC 2175).
En el caso del Compendio, un documento editado por el PCJP que ha resultado
fundamental en la recepción y divulgación de la cuestión ecológica en el ámbito católico,
las referencias en LS están menos relacionadas con la reflexión bíblica y más con las
propuestas prácticas y las sugerencias de acción de los últimos capítulos de la encíclica.
Este es caso de la denuncia del paradigma del crecimiento económico ilimitado y de la
confianza en la capacidad infinita de regeneración de la naturaleza (cf. LS 106; CDSI
462), la llamada a pensar el diseño de las ciudades y la vivienda como elemento clave de
la ecología humana (cf. LS 152; CDSI 482), la necesidad de realizar estudios de impacto
ambiental (cf. LS 184; CDSI 469), la conveniencia de superar el análisis económico
coste-beneficio y la relación instrumental con la naturaleza (cf. LS 190; CDSI 470) o la
afirmación –cuestionada por diversos comentaristas– de la compatibilidad entre
crecimiento demográfico, desarrollo humano y sostenibilidad ambiental (cf. LS 50; CDSI
483)65.
Por último, otro ejemplo de una instancia eclesial no magisterial que ha ejercido
un influjo en el magisterio pontificio sobre ecología –y a la que volveremos con más
profundidad a continuación– es el de la PAS y la PASS. Aunque Francisco no cita ninguna
de sus muchas publicaciones, a lo largo de los capítulos anteriores constatamos que la
influencia de los académicos en la toma de conciencia de los pontífices sobre la
gravedad de la cuestión ecológica y en la selección, formulación y conexión de las
problemáticas sociales (PASS) y ambientales (PAS) ha resultado determinante. Los
sucesivos discursos de los pontífices al inicio de las Study Weeks y los Workshops
organizados por ambas academias los años previos a la promulgación de LS son buen
reflejo de ello.
En síntesis, como se ha puesto de relieve a lo largo del recorrido histórico
realizado, diversas instancias eclesiales –magisteriales y no magisteriales– (PCJP,
64 Respecto a esta cuestión, Singer ha llegado a afirmar que “Laudato si’ representa la declaración más
firme jamás hecha por un Papa, en un documento tan autorizado como una encíclica, contra el daño
causado a los animales”: Singer, P., “El dominio del hombre”, El País (20.8.2015).
65 Cf. López D., “Laudato si’, sobre el cuidado de la casa común. Una mirada desde la geografía de la
población”, en: Trigo, Cuidar la Creación, 331-351. Para una crítica del tratamiento de la cuestión
demográfica en LS: cf. García Roca, J., “Conversión ecológica y nuevo comienzo”, Iglesia Viva, 262 (2015)
107; Ehrlich, P. R. – Harte, J., “Biophysical limits, women's rights and the climate encyclical”, Nature
Climate Change, 5 (2016) 904-905.
390
VII – Epistemología II: Locus propii
CTI, PAS, PASS, etc.) han ejercido una función catalizadora y transmisora de la
experiencia y la praxis de las comunidades cristianas, de la reflexión teológica, de
las síntesis temáticas y regionales realizadas por el episcopado. Estas instancias
han generado middle axioms (Jenkins), estableciendo un diálogo permanente con
los movimientos de la sociedad civil, la comunidad científica y el magisterio
pontificio, haciendo suyo el principio dialogal formulado por Pablo VI (cf. ES 60-
106) y la metodología inductiva asumida por el Vaticano II (cf. GS 91-92) como
modo de proceder católico ante el nuevo reto de la sostenibilidad.
El modo de proceder eclesial respecto a la cuestión ecológica revela la
insuficiencia del Magisterio y de la DSI para abordar la complejidad de los retos globales
contemporáneos (cf. LS 63; EG 16; RN 13; QA 41; VS 4; SRS 3) y, en consecuencia, la
necesidad de un diálogo a múltiples bandas entre los distintos análisis locales
(episcopales), temáticos (organismos vaticanos) y universales (pontificios). Sin duda
esta forma de trabajar constituye un rasgo distintivo al incorporar distintas
perspectivas, articular diversas fuentes, generar pensamiento social y promover la
acción; un modo de proceder en el que el magisterio episcopal ha ejercido un papel
determinante que resulta imprescindible analizar con detalle.
391
VII – Epistemología II: Locus propii
67 Cf. Rodríguez, F., “La dimensión comunional y ecuménica de la encíclica”, en: Galindo, Loado seas mi
Señor y ecología integral, 207.
68 Cf. D’Andrea Giavedoni, B., “La defensa de la creación: desde el Vaticano II hasta la encíclica Laudato si’”,
Mayéutica, 41 (2015) 177-198; Forestier, L., “Le pape François et la synodalité. Evangelii gaudium,
nouvelle étape dans la réception du Vatican II”, NRT, 137/4 (2015) 597-614; Coleman, J. A., “The Future of
Catholic Social Thought”, en: Himes, K. R. (ed.), Modern Catholic Social Teaching: Commentaries &
Interpretations, Washington D. C. 2005, 525. Sobre la influencia de la teología de la liberación y de las
Conferencias latinoamericanas en la eclesiología de Francisco: cf. Boff, L., “La Magna Carta de la ecología
integral: El grito de la tierra y el grito de los pobres”, en: AAVV, Cuidar la madre tierra. Comentario a la
encíclica Laudato si’, Madrid 2015, 5-18.
392
VII – Epistemología II: Locus propii
69 Resulta significativo, por ejemplo, que a mediados de la década de 1990 se incluyese únicamente una
mención a la carta pastoral del episcopado filipino (cf. CBCP, 1988) y a EJA un importante diccionario de
pensamiento social cristiano: cf. Ryan, T., “Ecology”, en: Dwyer, J. (ed.), The New Dictionnary of Catholic
Social Thought, Collegeville 1994, 305-309.
70 Cf. Berry, Devoted to Nature, 60-101.
393
VII – Epistemología II: Locus propii
394
VII – Epistemología II: Locus propii
Lombardía
CBCP
FZSG
JPII, 12.3.1999
Boston
PG
JPII, 17.1.2001
ACBC Dec. Venecia
GBR
CCCB IV Reunión Confs. Episc.
Infanti PG 70-73
Rey
ICBC
LS 5, 216-221
71 Juan Pablo II, Address to the Study Week on the Subject ‘Science for Survival and Sustainable
Development’ (12.3.1999) 7.
72 Id., Audiencia general (17.1.2001) 4. La cuestión será retomada, meses después, en la denominada
Declaración de Venecia: cf. Juan Pablo II – Bartolomé I, Declaración conjunta sobre ética medioambiental
(10.6.2002); IV Reunión de Conferencias Episcopales sobre la responsabilidad por lo creado, Venecia (23-
26.5.2002); CEE, Pastoral del Ambiente y Ecología Humana, Madrid 2002, 101-108.
395
VII – Epistemología II: Locus propii
7.3. Tradición
Hemos señalado que resulta difícil hablar de una Tradición (en mayúsculas)
sobre ecología similar a la existente en la Iglesia respecto a la guerra justa, la usura o la
propiedad privada. En buena medida LS supone el primer gran hito de esta naciente
Tradición, construida sobre múltiples tradiciones (en minúscula) generadas a lo largo
del último medio siglo en la confrontación con el mundo académico, en la experiencia
directa de las comunidades locales, en la labor teológica y en la reflexión magisterial. De
hecho, el límite entre Tradición y Magisterio, en el caso que nos ocupa, no es claro.
73Resulta significativo que en uno de los más exhaustivos análisis de la categoría conversión ecológica en
LS, se remita puntualmente al episcopado canadiense (Cf. CCCB, 2008), omitiéndose toda referencia al
magisterio episcopal precedente: cf. Ormerod – Vanin, “Ecological Conversion: What Does it Mean?”, 329.
396
VII – Epistemología II: Locus propii
74 Vidal, Nueva moral fundamental, 611. Para esta cuestión: cf. Ib., 239-252, 605-619; Martínez – Caamaño,
Moral fundamental, 106-141.
75 Jenkins, The Future of Ethics, 5.
397
VII – Epistemología II: Locus propii
398
VII – Epistemología II: Locus propii
quién se nutre y depende– y al futuro –a quién apunta–. Así lo expresó Juan Pablo II (cf.
VS 27) y así lo constata Francisco al abordar la cuestión de la ecología en una encíclica.
Ahora bien, aunque la Iglesia no dispone de una Tradición consolidada sobre
ecología, conviene recordar que LS no surge tampoco ex nihilo; al contrario, se
construye sobre síntesis realizadas a lo largo de las últimas cinco décadas a partir de la
reflexión y la acción eclesial ante una gran diversidad de retos ambientales. Síntesis que
configuran tradiciones sobre temas tan diversas como la contaminación, el agua, la
biodiversidad, el cambio climático, la responsabilidad intergeneracional o el
sobreconsumo.
El caso de la ecología integral y su articulación con las categorías desarrollo
integral, ecología humana y ecología natural –utilizadas por Pablo VI, Juan Pablo II y
Benedicto XVI– es otro ejemplo ilustrativo del modo como se gesta y se desarrolla la
Tradición sobre una nueva cuestión (cf. Tabla 6.8.). Al fin y al cabo, la “ecología integral”
(LS 10-11, 62, 124, 137-201, 225, 230), consignada por Francisco en LS como modo
católico de abordar los retos globales de la sostenibilidad, no supone una
discontinuidad histórica, sino que se suma a la Tradición como principio o categoría
para el pensamiento social católico, en fidelidad creativa con la herencia recibida.
Si la Iglesia es capaz no sólo de respetar la justa autonomía de la realidad (cf. GS
23), sino también de interpretar la herencia recibida a la luz de los “signos de la época”
(GS 4) y de la “experiencia humana” (GS 46) –es decir, capaz de “echar una mirada
retrospectiva”, “mirar alrededor” y “mirar al futuro” (CA 3; cf. GS 91; LS 63)– para
incorporar de forma dinámica los nuevos retos: ¿Cuáles son los mecanismos que
permiten esta actualización? ¿Cuáles son, por ejemplo, los cauces por los que se
incorpora a la Tradición la visión del humanismo integral de Jacques Maritan que
desemboca en la formulación del desarrollo humano integral de GS y de Pablo VI? ¿Qué
circuitos posibilitan su posterior modulación por Juan Pablo y Benedicto XVI hasta la
inclusión de una dimensión ambiental que conduce a la propuesta de Francisco de la
ecología integral? ¿Cuáles han sido, en definitiva, los mecanismos que, ante el reto de la
sostenibilidad, han posibilitado incorporar a la tradicional cuestión social la nueva
cuestión ecológica, hasta transformarla en una única cuestión socio-ambiental?76.
399
VII – Epistemología II: Locus propii
400
VII – Epistemología II: Locus propii
79 Para esta cuestión: cf. Vidal, Nueva moral fundamental, 250-251. Algunos de estos elementos son
tratados con más profundidad en otros apartados.
401
VII – Epistemología II: Locus propii
402
VII – Epistemología II: Locus propii
403
VII – Epistemología II: Locus propii
80 Cf. Martínez – Caamaño, Moral fundamental, 82-88. Para la relación entre espiritualidad y teología
moral: cf. Vidal, Nueva moral fundamental, 541-556; Martínez, J. L., Moral Social y Espiritualidad. Una
co(i)nspiración necesaria, Santander 2011.
81 Peppard, “Hydrology, Theology, and Laudato Si’”, 417.
82 Schockenhoff, E., Ética de la Vida, Barcelona 2012, 650.
83 Álvarez de los Mozos, P., “’Nacer de nuevo’ para una ecología integral”, Manresa, 87 (2015), 340. Cf.
Aparicio, J. M., “La lectura creyente de la naturaleza como creación”, en: Sanz, Cuidar de la Tierra, cuidar de
los pobres, 185-202; Tatay, J., “Experiencia religiosa y Laudato si'”, Corintios XIII, 159 (2016) 49-66.
404
VII – Epistemología II: Locus propii
la problemática descrita por LS que “es una crisis espiritual, incluso teológica, que debe
ser entendida a ese nivel”84.
No conviene olvidar que, a lo largo del tiempo, la Teología Moral optó por
diversos modelos discursivos –parenético (época patrística), teológico (Edad Media),
jurídico (Edad Moderna)– en una deriva histórica que condujo a la progresiva
separación entre moral y espiritualidad. A partir del Vaticano II (cf. GS 5; OT 16), sin
embargo, se observa una tendencia a reteologizar la moral católica y a rehabilitar la
virtud como categoría de encuentro entre la ética y la espiritualidad85. Así lo expresa
también Vidal cuando afirma que “las llamadas ‘virtudes teologales’ constituyen los
cauces adecuados para expresar la vida teologal tanto en su vertiente espiritual como en
su aspecto moral”86. En su análisis de LS, el teólogo moral Tomás Trigo afirma que las
virtudes que encarnan el modo cristiano de cuidar el medio ambiente son cuatro: la
templanza, la humildad, la paz con uno mismo y el amor cívico y político87.
El esfuerzo por hacer confluir ambas dimensiones de la vida cristiana se observa
en la elección de la categoría cuidado que, como verbo o sustantivo, aparece hasta 76
veces en LS. El cuidado se presenta como síntesis de las “virtudes ecológicas” (LS 88,
211) y, a juicio de Calvin B. DeWitt, conecta la propuesta de la ecología integral con la
tradición clásica y bíblica de la earth stewardship (administración de la Tierra). Pero LS
conduce, más allá de la ética de las virtudes y de la administración sabia de la
naturaleza, al terreno de la de la espiritualidad: a la “conversión ecológica” (LS 5, 216-
221) que se verifica en prácticas concretas88. Como dirá Francisco más tarde, en la
Jornada mundial de oración por la creación del año 2016, “me permito proponer un
complemento a las dos listas tradicionales de siete obras de misericordia, añadiendo a
cada una el cuidado de la casa común”89.
Para Schockenhoff, la emergencia de las nuevas virtudes ecológicas de la
autolimitación y la ascesis y la consideración moral de la vulnerabilidad y la fragilidad de
toda forma de vida se reflejan también en el uso creciente de los términos respeto y
84 Cox, H., The Market as God, Cambridge 2016, 6. Se ha señalado que “la espiritualidad resultante sería la
cumbre de la ética ecológica que nace de la fe, como expresión de una fe íntegra y total”: Sánchez-Romero,
“La teología de la encíclica Laudato si’”, 68.
85 Cf. Vidal, Nueva moral fundamental, 541-556; Martínez, Moral Social y Espiritualidad, 11-21, 153-174.
86 Vidal, Nueva moral fundamental, 544.
87 Trigo, T., “Fe cristiana y cuidado del medio ambiente”, en: Id., Cuidar la Creación, 391-394.
88 Esta es una propuesta que en los últimos años, de forma significativa, no se ha limitado al ámbito
confesional: cf. Aizpurúa, F. – Eizaguirre, J., “Espiritualidad y ecología en Laudato si’”, Razón y Fe, 1404
(2015) 273-282.
89 Francisco, Mensaje en la jornada de oración por el cuidado de la creación (1.9.2016) 5.
405
VII – Epistemología II: Locus propii
90 Cf. Schockenhoff, Ética de la Vida, 643; Riechmann, J., “Hacia un ecologismo epicúreo”, en: Delgado
Ramos, G. C., (coord.), Buena vida, buen vivir: Imaginarios alternativos para el bien común de la humanidad,
México D.F. 2014, 399-433. Para un estudio histórico de la rehabilitación de la categoría del cuidado
desde la filosofía y la teología: cf. López M., El cuidado: un imperativo para la bioética, Madrid 2012. Para
el valor de la espiritualidad de LS en la educación ecosocial: cf. Díaz-Salazar, R., Educación y cambio
ecosocial. Del yo interior al activismo ciudadano, Madrid 2016, 90-99.
91 Para la importancia de San José como “prototipo de un buen cuidador”: cf. Cáceres, A., “El pensamiento
406
VII – Epistemología II: Locus propii
los santos proporcionará los elementos para configurar el paradigma de una necesaria y
convincente ética cristiana narrativa”92. Y estos son, precisamente, algunos de los
elementos con los que LS elabora su particular paradigma ético. Sin embargo, entre las
diversas tradiciones espirituales cristianas, dos adquieren un especial relieve: la
franciscana y la ignaciana.
A juicio del franciscano Éloi Leclerc –uno de los comentaristas más autorizados
del Cántico de las criaturas– el texto que inspira LS representa “la reconciliación
profunda del hombre con la totalidad de su alma”, “una ‘poética’ de la reconciliación en
el hombre de las miras más altas (la aspiración del Altísimo) y de los vínculos inferiores
y oscuros con la ‘Tierra madre’”93. La alabanza de la creación no expresa ni una
búsqueda romántica de una arcadia inexistente ni una huida ingenua de la realidad
terrena, ni –tampoco– una detallada ética medioambiental. Expresa el costoso
restablecimiento de la relación con Dios, con la creación, con los hermanos y con uno
mismo (incluido el propio cuerpo). Un proceso que pasa por “un camino humilde de
retorno a la madre Tierra. Este itinerario de alabanza nos vuelve a situar entre las cosas,
en el corazón mismo de las cosas; nos lleva a nuestro humildes orígenes”94.
La figura de San Francisco ha influido profundamente en la reflexión secular (y
teológica) y en el Magisterio sobre ecología desde que Juan Pablo II lo declarase “patrón
de la ecología” en 1979, tal y como habían propuesto décadas antes el teólogo
protestante Joseph Sittler y el historiador medieval de la tecnología Lynn White, quien,
paradójicamente, propuso al santo de Asís como antídoto de una cosmovisión religiosa
que había, según él, conducido a la crisis ecológica95. En palabras de White: “se puede
decir sin exagerar que San Francisco es quien primero enseñó a la Europa medieval que
la naturaleza es interesante e importante en ella misma y por ella misma […] fue el
mayor revolucionario de la historia: forzó al hombre a abdicar de su monarquía sobre la
naturaleza e instituyó una democracia de todas las criaturas de Dios”96.
92 Vidal, Nueva moral fundamental, 544. Cf. Martínez, Moral Social y Espiritualidad, 153-174. Para una
valoración de la influencia de Francisco de Asís en el nuevo modo de hacer teología moral que representa
LS: Caamaño, J. M., “La encíclica Laudato si’ y la teología moral”, en: Sanz, Cuidar de la Tierra, cuidar de los
pobres, 141-143.
93 Leclerc, E., El cántico de las criaturas, Oñate 1988, 51.
94 Ib., 53.
95 Cf. Juan Pablo II, Carta apostólica Inter sanctos (29.11.79); White L., “The Historical Roots of Our
Ecological Crisis”, Science, 155 (1967) 1203-1207; Sittler, J., “A Theology for Earth”, en: Bouma-Prediger –
Bakken, Evocations of Grace, Cambridge 2000.
96 White L., “Natural Science and Naturalistic Art in the Middle Ages”, The American Historical Review, 52
(1947) 433.
407
VII – Epistemología II: Locus propii
408
VII – Epistemología II: Locus propii
102 Ver para esta cuestión la abundante bibliografía generada tras la promulgación de LS: cf. García, J. A.,
“Ecología y espiritualidad ignaciana”, Manresa, 87 (2015) 317-326; García, J. I., “Algunos puntos débiles y
fuertes de la espiritualidad ignaciana en el camino de la conversión ecológica”, Manresa, 87 (2015) 351-
362; Vidal, “Paradigma ético de la encíclica. Análisis y Valoración”; Younger, P. L, “Ignatian Spirituality and
the Ecological Vision of Laudato si’”, The Way, 54/4 (2015) 57-67; Edwards, “Sublime Communion”, 386.
Para una lectura ignaciana de LS en torno a seis categorías centrales para la espiritualidad de San Ignacio
de Loyola –humildad, agradecimiento, reconciliación, lucidez, sobriedad, acción– consonantes con la
propuesta de la ecología integral: cf. Tatay, J., “Una lectura ignaciana de la Laudato si’”, Manresa, 87 (2015)
327-338. Una de las pocas referencias a San Ignacio de Loyola en el magisterio episcopal sobre ecología
aparece en relación con la conocida “Contemplación para alcanzar amor” del final de sus Ejercicios
Espirituales: cf. CED, Carta Pastoral sobre la relación del hombre con la naturaleza (1987) 57.
103 Cf. Martínez, Moral Social y Espiritualidad, 39-44. Para las diversas iniciativas ecológicas que han
surgido de la Compañía de Jesús en las últimas décadas: cf. AAVV, Journal of Jesuit Studies, 3/4 (2016)
553-678.
409
VII – Epistemología II: Locus propii
104 Cf. Bell, “The role of the church in the coming ‘crisis of sustainability’”, en: Bell, C. et al. (eds.), Living
Lightly, Living Faithfully: Religious faiths and the future of sustainability, Cambridge 2013, 275-284.
105 Cf. Jenkins, The Future of Ethics, 7-12, 67-110. Ver para esta cuestión el proyecto Seeds of the Good
Anthropocene: Bennett, E. M. et al., “Bright spots: seed of a good Anthropocene”, Front Ecol Environ, 14/8
(2016) 441-448.
106 Radkau, J., The Age of Ecology: A Global History, Cambridge 2014, 429.
410
VII – Epistemología II: Locus propii
107 Rossi, P. J., “Community”, en: Dwyer, The New Dictionnary of Catholic Social Thought, 210.
108 Cf. McFarland Taylor, S., Green Sisters: A Spiritual Ecology, Cambridge 2007.
109 Francisco, Amoris laetitia (19.3.2016) 277.
110 Id., Discurso a los alcaldes (21.7.2015): ORe 30 (2015) 6-7.
411
VII – Epistemología II: Locus propii
No es casual que Juan Pablo García afirme que “esta apuesta por el método
contextual e inductivo, que impregna la encíclica, está llamada a fecundar la fe y la
teología, la vida cristiana y la institución eclesial”111. Cuando Francisco, citando al
episcopado boliviano, afirma que “tanto la experiencia común de la vida ordinaria como
la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las
agresiones ambientales los sufre la gente más pobre” (LS 48; cf. CEB, 2012), remite a la
experiencia –y en especial la de la gente más sencilla y pobre– como instancia de
conocimiento. Turkson ha insistido en este punto: “interpelados por la evidencia
científica, pero aún más por las experiencias reales de los pueblos que experimentan los
desastres vinculados con el cambio climático, estamos llamados a cuidar de la
humanidad y a respetar la gramática de la naturaleza como bienes en sí mismos”112.
En este mismo sentido, el Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe, Gerhard-Ludwig Müller, afirma: “Se nota que toda la encíclica tiene su origen
en un diálogo con teólogos, filósofos, sociólogos y científicos. Pero se percibe también la
experiencia cotidiana de la vida del papa Francisco en su patria argentina. La atmósfera
del gran continente latinoamericano se entrevé. A menudo se citan también estudios y
aclaraciones de diversas partes del mundo, que son introducidos en la imagen de
conjunto. De este modo, se establece otro trasfondo de experiencias para las reflexiones
y los pensamientos de cara al cambio ecológico que debe ser universal”113. Al fin y al
cabo, como concluye Marcello de C. Azevedo en su análisis de las comunidades eclesiales
de base –tan influyentes en la iglesia latinoamericana postconciliar y en la propia
experiencia de Bergoglio–, uno de los rasgos que las caracterizan es “la atención a la
contribución de la experiencia vivida como referente fértil para el enriquecimiento de la
reflexión y el conocimiento y para la transmisión de una praxis transformadora,
teológica, liberadora”114.
En definitiva, la “experiencia cotidiana de la vida de Francisco” (Müller) y la
aportada por las personas y las comunidades de base como fuente de reflexión
(Azevedo), que interpela “tanto como” (Francisco) o “aún más” (Turkson) que la
111 García Maestro, J. P., “Conversión ecológica y experiencia de Dios. Análisis teológico y pastoral de la
encíclica Laudato si’”, en: Galindo, Loado seas mi Señor y ecología integral, 150.
112 Turkson, P., “Laudato si’ y ecología integral” (12.11.2015) 1.
113 Müller, G. L., “La preocupación por la casa común”, en: Chica – Granados, Loado seas, mi Señor, 6.
También Éloi Laurent otorga una gran importancia a la experiencia personal de Francisco en la gran
metrópoli argentina, justificando así la entrada “social” a la cuestión ecológica: cf. Merckaert, J., “Le pape
François ouvre la voie de la social-écologie”, Revue Projet, 350 (2016) 23-27.
114 Azevedo, M. “Base Communities”, en: Dwyer, The New Dictionnary of Catholic Social Thought, 79.
412
VII – Epistemología II: Locus propii
115 Este es el caso de organizaciones como CIDSE o Caritas Internationalis. Para la cuestión del cambio
climático: cf. COMECE, "The Time for Conversion is Now". A Report to the Bishops of COMECE on Climate
Protection, Brussels 2015; CIDSE, Paris, for the People and the Planet. The Encyclical Laudato si’ –what it
means for the COP21 negotiations and beyond, Brussels 2015; Caritas Internationalis, Justicia climática. En
búsqueda de una ética global, Ciudad del Vaticano 2009; Roy, M., “’Laudato si’, Cáritas y la ecología
integral”, en: Chica – Granados, Loado seas, mi Señor, 145-162. Resulta también ilustrativo para la
cuestión de la alimentación el ciclo de ponencias organizado tras la promulgación de LS por la Misión
Permanente de la Santa Sede en la FAO en la Università della Santa Croce: cf. Bellocq, A. (ed.), Lotta alla
fame e conversione ecológica: L’appello dell’enciclica Laudato si’ per un’agricoltura sostenibile, Roma 2015.
116 Cf. Jenkins, The Future of Ethics, 203-205.
117 Ib., 205.
413
VII – Epistemología II: Locus propii
414
VII – Epistemología II: Locus propii
futuras generaciones– de “los excluidos” (LS 13, 22, 49, 139, 159, 162) por un
sistema económico globalizado y, por tanto, de aquellos a los que la Iglesia está llamada
a acompañar de modo prioritario favoreciendo su inclusión y empoderamiento119.
Paradójicamente, son ellos quienes han hecho un uso sostenible de los recursos
naturales a lo largo de generaciones, teniendo por tanto algo valioso que enseñar:
valores que la civilización industrial y la modernidad han eclipsado (cf. LS 146)120.
Para economistas ambientales como Éloi Laurent y Joan Martínez-Alier, los
colectivos más vulnerables –pobres, niños, ancianos e indígenas– son “centinelas
ecológicos” o testigos privilegiados a la hora de enmarcar epistemológicamente la
problemática socio-ambiental, ofreciendo un acercamiento epistemológico alternativo a
los conflictos ecosociales contemporáneos desde la particular perspectiva del
“ecologismo de los pobres”121. ¿No es esa acaso también una de las lentes hermenéuticas
que privilegia LS? ¿No trata Francisco de articular una visión del ecologismo católico
desde la perspectiva de “los vulnerables” o “los pobres”122?
En segundo lugar, los pueblos indígenas y las comunidades enraizadas
históricamente en un territorio nos remiten también al valor del acervo cultural y
espiritual de las tradiciones religiosas, a una experiencia acumulada durante
generaciones que resulta relevante en el actual contexto de acelerada
homogeneización mediática, empobrecimiento cultural y degradación ecológica.
Para Francisco, la desaparición de una cultura y la sabiduría que vehicula es tan grave
como la pérdida de biodiversidad (cf. LS 145). Pero no se trata sólo de la experiencia de
pueblos indígenas y culturas ancestrales, en continuidad con el Vaticano II y su apertura
a “la experiencia del pasado, el progreso científico, los tesoros escondidos en las
diversas culturas” (GS 44), se confía también en el potencial de la multiforme tradición
cristiana para transformar la realidad: “la espiritualidad cristiana, generada por veinte
siglos de experiencias personales y comunitarias, ofrece un bello aporte al intento de
renovar la humanidad” (LS 216). Porque las tradiciones espirituales, como hemos visto,
119 Una de las claves que articula el pensamiento y las preocupaciones del papa Francisco desde el inicio
de su pontificado es “la bina exclusión/inclusión”: Camacho, I., “La moral social en Evangelii gaudium”,
Corintios XIII, 149 (2014) 114.
120 Cf. Francisco, Homilía en la misa con las comunidades indígenas de Chiapas (15.2.2016).
121 Cf. Merckaert, “Le pape François ouvre la voie de la social-écologie”. El concepto de “centinela
ecológico” es desarrollado en: cf. Laurent, E. – Prochet, P., Pour une transition sociale-écologique: Quelle
solidarité face aux défis environnementaux?, Paris 2015; Martínez-Alier, J., El ecologismo de los pobres:
conflictos ambientales y lenguajes de valoración, Barcelona 2005.
122 El término “pobre” se utiliza en 45 ocasiones a lo largo de la encíclica.
415
VII – Epistemología II: Locus propii
123 Cf. Diamond, J., Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen, Madrid 2006, 341-358;
Id., Armas, gérmenes y acero: la sociedad humana y sus destinos, Madrid 1998. Para una “nueva visión
ecológica” fundamentada en las “culturas vernáculas” –extraída del análisis antropológico de múltiples
pueblos indígenas– y en la hipótesis Gaia de James Lovelock: cf. Goldsmith, E., The Way: An Ecological
Worldview, Boston 1992.
416
VII – Epistemología II: Locus propii
417
VII – Epistemología II: Locus propii
128Ib., 46.
129 Martínez, J., “Una visión social de la bioética para el siglo XXI: el impulso de la encíclica Laudato si’”,
Pensamiento, 71 (2015) 1479-1497.
130 Para esta cuestión: cf. Simposio espiritualidad cristiana de la ecología: “Ambientes, Economías y
Pueblos”, Buenos Aires (22.8.2010). El Simposio se articuló en torno a la exposición y escucha atenta de
experiencias personales de miembros de comunidades expuestas a diversas agresiones ambientales. La
metodología participativa empleada fue similar a la propuesta dialogal e inductiva empleada
posteriormente en LS.
418
VII – Epistemología II: Locus propii
419
VII – Epistemología II: Locus propii
135 Cf. Castillo, D. P., “Integral Ecology as a Liberationist Concept”, Theological Studies, 77 (2016) 353-376.
136 Scannone, “Pope Francis and the Theology of the People”, 124.
420
VII – Epistemología II: Locus propii
“olfato para encontrar nuevos caminos” (EG 119), se concreta en el diálogo a múltiples
bandas establecido en LS. En este sentido, LS es una concreción particular del programa
pastoral trazado en EG.
De hecho, los documentos episcopales analizados en los capítulos precedentes
que Francisco cita en LS, ¿no son acaso reflejo de un ejercicio de escucha “encarnada”
ante los múltiples retos locales o regionales de la sostenibilidad? ¿No son respuestas
locales, contextuales, que adoptan discursos y matices diferentes según el lugar, el
tiempo y la comunidad que lo formula? ¿Y no han ayudado, en definitiva, a elaborar la
propuesta (global) de la “ecología integral” sobre la experiencia (local) acumulada y
sobre el diálogo establecido entre los múltiples actores implicados en el debate?
Otro modo como podemos observar la centralidad de la experiencia del “pueblo
fiel” y de la praxis pastoral como fuente teológica interpretativa –y la conveniencia, por
tanto, de incorporarla en el análisis de las problemáticas ecológicas– es por medio de las
cuatro prioridades bergoglianas introducidas en LF 55-57, formuladas en EG 217-237 y
recogidas en LS. Todos ellas remiten, en el contexto de la reflexión socio-ambiental, al
ámbito de la política y de la economía local o nacional:
Que el todo sea superior a las partes conduce a la visión de la ecología integral,
que parte de lo más concreto y cercano, la “relación de cada persona
consigo misma” (LS 141), para incorporar progresivamente el contexto familiar,
laboral, urbano, económico, político, global, etc.
Que el tiempo sea superior al espacio se interpreta –en el contexto del “diálogo
hacia nuevas políticas nacionales y locales”– como una llamada a integrar
una “agenda ambiental con mirada amplia en la agenda pública de los
gobiernos” (LS 178).
Que la unidad sea superior al conflicto se muestra en la necesidad de anteponer
el bien común sobre una visión de la economía y de la política que se obsesiona
por el rédito o el poder, trayendo “guerras o acuerdos espurios” (cf. LS 198) que
acaban sufriendo los grupos más débiles.
Que la realidad sea superior a la idea lo pone de manifiesto “la realidad
concreta que nos interpela”, cuestionando la capacidad de la especialización
tecnológica y académica “para resolver los problemas más complejos” (LS 110) e
invitando al diálogo interdisciplinar, intercultural e interreligioso (cf. LS 201).
421
VII – Epistemología II: Locus propii
422
VII – Epistemología II: Locus propii
Es cierto que Francisco no cita apenas las IEI en LS. A excepción del CDSI (cf. LS
50, 106, 152, 184, 190, 231) y de EJP (cf. LS 172), editados por el PCJP, sólo se menciona
indirectamente la PAS (cf. LS 131). Sin embargo, la ausencia de referencias directas a
este ámbito de reflexión eclesial no significa que su influjo no haya sido determinante en
el proceso de recepción y formulación de la cuestión ecológica. Numerosas influencias
indirectas y menciones implícitas lo ponen de manifiesto.
Ya desde la década de 1970, la PAS funcionó como caja de resonancia de las
inquietudes científicas en la Iglesia y como la primera institución eclesial que prestó
atención a la emergente problemática ecológica, transmitiendo las cuestiones
planteadas por los académicos a los pontífices y, por medio de ellos, al conjunto de la
comunidad cristiana. Facilitando el establecimiento de puentes interdisciplinares y
foros híbridos de diálogo, la PAS no sólo ha informado a la Santa Sede sobre diversos
aspectos técnicos y científicos, sino que ha promovido también una alfabetización
ecológica, influyendo de forma indirecta, pero significativa, en la formulación y
recepción eclesial de la cuestión ecológica.
Su papel resulta clave para atraer el interés pontificio por los debates que tienen
lugar en la comunidad científica y ofrecer, desde una instancia eclesial autorizada
académicamente, una respuesta al reto de la sostenibilidad enraizada en la tradición
católica. Por medio de las sucesivas Study Week y de las publicaciones de la PAS –y, más
tarde, también de la PASS– la dimensión moral y social de cuestiones ambientales como
el uso de fertilizantes en la agricultura (PAS, 1976), la contaminación química (PAS,
1983, 1993), la ética del uso de los recursos naturales (PAS, 1987, 1989), la centralidad
de la energía para el desarrollo (PAS, 1980, 1984; EJP), la regulación del crecimiento
demográfico (PAS, 1994), la pérdida de biodiversidad (PAS, 1998), la educación
423
VII – Epistemología II: Locus propii
científica (PAS, 1998, 2001), el cambio climático (PAS, 1998, 2011; PAS-PASS, 2015), el
agua (PAS, 2005) o el desarme nuclear (PAS, 2010) permea progresivamente el
pensamiento social católico facilitando el tránsito desde la cuestión social a la cuestión
socio-ambiental.
Tras Johannesburgo’02, el PCJP, la CTI, el CPC, el CPDI y diversas organizaciones
católicas de desarrollo como Caritas o CIDSE desempeñan un papel creciente en la
recepción y formulación de la cuestión ecológica, así como en las propuestas de
divulgación, sensibilización y acción que surgen en ámbitos eclesiales locales y
regionales. Como señalamos más arriba, el PCJP realiza la primera sistematización (CDSI
3, 36, 451-487) y se muestra muy activo en los World Water Forums, catalizando el
posicionamiento eclesial a favor de un derecho humano al agua (PCJP, 2003, 2006, 2009,
2012; LS 30, 185); la CTI clarifica teológicamente el sentido del imago Dei bíblico (CTI,
2004; cf. TRSC) y utiliza por primera vez la categoría ecología integral (CTI, 2009); el
CPC dialoga con la corriente de la ecología profunda (CPC-CPDI, 2003), estableciendo los
límites del ecologismo católico. Estas distintas cuestiones, abordadas en foros y
documentos eclesiales muy variados, enhebran los hilos discursivos que articulan el
proyecto pontificio desarrollado en LS, que no puede entenderse sin esta labor previa
de aclaración, profundización, articulación y sistematización.
Junto a las instancias intraeclesiales –que han funcionado como correas de
transmisión entre el Magisterio, las iglesias locales, los organismos internacionales y la
comunidad científica– destaca también la generación, en la etapa posterior a Rio+20, de
redes católicas internacionales de incidencia política como REPAM, REBAC o GCCM que
tratan de generar una mayor implicación de la comunidad católica. En el caso de las
nuevas redes y movimientos, su misión es doble:
1. Denunciar e influir en las decisiones políticas y empresariales que afectan
regiones enteras como la Pan-Amazonía o la cuenca del Congo (REPAM, 2014; y REBAC,
2015) o complejas problemáticas globales como el cambio climático (GCCM, 2015);
2. Conectar y articular instituciones y presencias católicas –regionales o
internacionales– con el fin de alcanzar un mayor nivel de agencia y catalizar prácticas
transformadoras en aras de la sostenibilidad.
Como afirma el secretario ejecutivo de la REPAM, Mauricio López Oropeza, en
estas redes y movimientos católicos “se da una confluencia de esfuerzos de las Iglesias
locales, congregaciones religiosas, instituciones eclesiales y del laicado, y
424
VII – Epistemología II: Locus propii
137 Cf. López Oropeza, M., “La Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM)”, Razón y Fe, 1404 (2015) 301.
425
M. pontifico Agua Biodiversidad Cambio climático Soc. Civil
PP/OA JM
426
CCCB/CS CDSI PAS PAS
CDSI CNBB/CDSI PAS GBR PAS Australia
NZCBC PCJP WWF4 NZCBC GBO2 CDSI/CC Stern Review
DA PAS DA GEO4 CBCI/NZCBC
SaC CEM/CCCB DHAD Exp. Univ CEM ICBC; Alaska IPCC4
VII – Epistemología II: Locus propii
Tras el análisis realizado en este capítulo, resulta oportuno volver de nuevo a las
preguntas que guiaron la segunda parte de esta investigación: ¿Qué rasgos distintivos y
qué contribución específica realiza LS (y la reflexión ecológica eclesial precedente)
respecto a otras corrientes ecoteológicas contemporáneas? ¿Qué podemos añadir sobre
su particular ubicación epistemológica? ¿Qué contribución supone la incorporación de
las cinco fuentes propias identificadas? En definitiva: ¿Qué posibilidades ofrece la
propuesta actualizada de los lugares teológicos en el análisis de la recepción católica de
la cuestión ecológica como herramienta hermenéutica?
En primer lugar, LS propone –en sintonía con otras iglesias y religiones bíblicas–
una lectura actualizada de la Escritura, considerando sus intuiciones antropológicas,
proféticas, sapienciales y apocalípticas contribuciones valiosas ante el reto global de la
sostenibilidad. Por ejemplo, una interpretación socio-ambiental del Jubileo muestra un
gran potencial para estimular una comprensión sapiencial de la vida y rehabilitar las
virtudes ecológicas de la contemplación, el descanso y el cuidado. El desarrollo de una
hermenéutica ecológica –capaz de ofrecer elementos de diálogo, claves
interpretativas y propuestas de acción– aparece como rasgo distintivo del
acercamiento eclesial, en sintonía con otras iglesias cristianas, aunque precisa todavía
de un mayor desarrollo cristológico, trinitario y pneumatológico.
En segundo lugar, dada la relativa novedad de la cuestión ecológica, resulta difícil
delimitar Magisterio y Tradición, ya que el primero está configurando en buena medida
al segundo. Por un lado, el magisterio pontificio se ha articulado como puente inter-
disciplinar entre las distintas comunidades científicas y actores implicados en el diálogo
de la sostenibilidad (dinámica ad-extra) y como puente intra-eclesial, compilando y
sistematizando los distintos niveles (locales o regionales) de reflexión y praxis de las
comunidades cristianas (dinámica ad-intra), elevándolos a un mayor nivel de autoridad.
Por otro lado, la sinodalidad ha sido un elemento clave en la recepción de la cuestión
ecológica, siendo el magisterio episcopal quien ha denunciado públicamente,
profundizado teológicamente y explorado en la práctica modos de respuesta ante las
complejas problemáticas socio-ambientales globales en distintos contextos regionales y
locales.
427
VII – Epistemología II: Locus propii
428
Conclusiones finales
430
Conclusiones finales
431
Conclusiones finales
internacional local/regional
magisterial
432
Conclusiones finales
433
Conclusiones finales
434
Conclusiones finales
En este trabajo hemos mostrado cómo las diversas instancias eclesiales y sus
contribuciones al ágora de la sostenibilidad se esbozan en los documentos eclesiales
analizados y en algunas iniciativas prácticas articuladas comunitariamente. El valor
de la propuesta católica se reconoce –de forma explícita o implícita– en ámbitos
extra-eclesiales, delimitándose siete líneas de fuerza o vectores teológicos sobre los
que se construye la propuesta de la ecología integral:
435
Conclusiones finales
436
Conclusiones finales
libro del Génesis, se presentan como futuras líneas de investigación, así como el
análisis detallado de la evolución de la hermenéutica ecológica en la historia de la
recepción de las problemáticas ambientales.
Del mismo modo, desde el punto de vista eclesiológico, este trabajo ha puesto
de manifiesto el gran peso específico del magisterio episcopal y de otras instancias
eclesiales no magisteriales como la PAS o el PCJP en la recepción de la cuestión
ecológica. Sin el diálogo entre estos actores eclesiales y sin la praxis de las
comunidades locales no hubiese sido posible articular una respuesta madura como
la formulada por Francisco. La descentralización de la DSI –y su apertura creciente
al pensamiento social católico y a otras contribuciones ecuménicas e
interreligiosas– muestra rasgos del modo de proceder postconciliar de la Moral
Social –dialogal, inductivo y ascendente– y plantea la conveniencia de adoptarlos en
otros ámbitos de la Teología Moral, marcados por planteamientos metodológicos de
carácter deductivo y descendente.
En relación a la metodología de la Teología Moral, hay un elemento que ha
sido mencionado a la largo de esta investigación, pero no estudiado en profundidad:
la modulación histórica del discurso ético en relación a la cuestión ecológica. Si bien
se intuye una progresión desde posiciones claramente utilitaristas –en los
documentos eclesiales anteriores a la década de 1960– hacia un tipo de
argumentación de corte deontológico que tiende –a partir del pontificado de
Benedicto XVI– a una propuesta cercana a la ética de las virtudes en la que la
categoría cuidado se torna central, esta evolución necesitará ser analizada con más
detenimiento en futuras investigaciones.
Otra línea de investigación que queda abierta a la luz de la recepción de la
cuestión ecológica es el estudio del influjo del diálogo ecuménico e interreligioso en
la formulación de la propuesta católica. La posibilidad de un análisis de eclesiología
comparada –entre, por ejemplo, los documentos teológicos de posicionamiento, las
declaraciones oficiales y las prácticas comunitarias del WCC, la Iglesia católica y la
ortodoxa– permitiría mostrar los rasgos distintivos, las influencias mutuas y las
convergencias entre las visiones y propuestas de las principales confesiones
cristianas.
Así mismo, a la luz del trabajo realizado, cabría explorar también la
dimensión cósmica del empobrecimiento espiritual, en relación a la creciente
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Conclusiones finales
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(28.11.2011): IB, VII, 2, 2012, 802-805.
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http://vatican.va
472
Apéndice
Tabla cronológica
473
474
Documento eclesial Acontecimiento civil o publicación relevante
Pio IX Primera sociedad para el bienestar animal (1824)
G. P. Marsh, Man and Nature; or Physical Geography Modified by
Human Action (1864)
E. Suess acuña el término biosfera (1875)
León XIII Rerum novarum (15.5.1891)
Creación del Sierra Club en California (1892) - Surgimiento del
movimiento Audubon en EE.UU (1896)
E. Haeckel, Enigmas del universo (1899)
Pio X Lacrimabili statu indorum (7.6.1912)
Quadragesimo anno (15.5.1931) H. H. Barrow introduce la expresión ecología humana (1922).
F. Jahr : "Bioética: Una mirada sobre la relación ética de los
Pio XI Restauración de la PAS (1936) hombres con los animales y las plantas" (1927)
"Tres estudios sobre el quinto mandamiento " (1933)
Aldo Leopold, "The Conservation Ethics" (1933) - Tansley
Congreso Internacional de Química (20.5.1938) introduce el concepto de ecosistema (1935) - Albert Schweitzer,
The Ethics of Reverence for Life (1936)
Discurso en ocasión de la solemne inauguración del IV año de la Pontificia Academia de las Ciencias (3.12.1939)
Address to the Pontifical Academy of Sciences (30.11.1941) Church of England, Malvern Declaration (1941)
Discurso a los participantes en el Congreso de la Confederación Nacional de Creación de International Union for the Protection of Nature
Cultivadores Directos de Italia (15.11.1946) (Oct. 1948), primera organización ambiental y futura IUCN
Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948)
Pio XII Aldo Leopold, A Sand County Almanac (1949)
Romano Guardini, Das Ende der Neuzeit (1950)
Discurso a la Asamblea Plenaria de la PAS (24.4.1955) E. P. Odum - H. T. Odum, Fundamentals of Ecology (1953)
Discurso a los participantes en el Congreso de la Confederación Nacional de Cultivadores Directos de Italia (16.5.1955).
I Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Río (1955) J. Sittler, A Theology for Earth (1954)
N. Berrill, Man's Emerging Mind (1955) - F. Blanke introduce el
La Iglesia, miembro fundador de la International Atomic Energy Agency (1957)
concepto de co-criatura (1959)
J. Sittler, dirige una ponencia ante el CMI sobre el "Cristo cósmico"
Juan XXIII Mater et magistra (15.5.1961)
en la que aborda el deterioro ambiental (1961)
Inicio del Concilio Vaticano II (1962) R. Carson, Silent Spring (1962)
Juan XXIII Pacem in terris (11.4.1963)
PVI Ecclesiam suam (6.8.1964)
CVII Lumen gentium (21.11.1964)
PVI Discurso Asamblea General ONU (4.10.1965)
PVI Apostolicam actuositatem (18.11.1965)
PVI Dignitatis humanae (7.12.1965)
CVII Gaudium et spes (7.12.1965)
PVI Creación del PCJP (6.1.1967) Barbara Ward-Jackson, Spaceship Earth (1966)
PVI Populorum progressio (26.3.1967) White, "The Historical Roots of Our Ecological Crisis" (1967)
PAS Study Week on Organic Matter and Soil Fertility (22-27.4.1968) Creación del Club de Roma (1968)
Tratado no proliferación de armas nucleares - G. Hardin, "The
PVI Humanae vitae (25.7.1968)
Tragedy of the Commons"
UNESCO, Intergovernmental Conference of Experts on the
II Conf. Gen.
Documento de Medellín (6.9.1968) Scientific Basis for Rational Use and Conservation of the
Ep. LatAm
Resources of the Biosphere (4-13.9.1968)
Creación de Friends of the Earth; P. Ehrlich, The Population
PVI Discurso a los directores del Word Wildlife Fund (21.6.1969)
Bomb (1969)
I Sínodo
La cooperación entre la Santa Sede y las Conferencias Episcopales (28.10.1969)
Obispos
PCJP - B. The angry seventies. The Second Development Decade: A Call to the Church New Scientist: El cristianismo en "bancarrota ecológica"; Wilson,
Ward (1970) Man´s Impact on the Global Environment - MIT Report (1970)
Santa Sede Nuclear Non-Proliferation Treaty (25.2.1971) B. Ward - R. Dubos, Only One Earth (1971)
Discurso ante el Congreso de Juristas sobre los problemas de la contaminación Se acuña el término "bioética" por Van Rensselaer Potter,
PVI
del agua y del aire (27.03.1971) Bioethics: a Bridge to the Future
PVI Audiencia General (31.3.1971) Gregory Bateson, Ecology of man
PVI Octogesima adveniens (14.5.1971)
II Sínodo
Justitia in mundo (6.11.1971) John Rawls, A Theory of Justice
Obispos
Study Week on the Use of Fertilizers and its Effect in Increasing Yield with Meadows et al., Los límites del crecimiento: informe al Club de
PAS
Particular Attention to Quality and Economy (10-16.4.1972) Roma sobre el predicamento de la humanidad (1972)
J. B. Cobb Jr., Is It Too Late? A Theology of Ecology. E. Goldsmith
PVI Message to Pontifical Academy of Sciences (15.4.1972)
presentan el informe "Blueprint for a Survival" en The Ecologist
Estocolmo'72 Declaración de Estocolmo (16.6.1972). Cf. LS 167
Establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el
Mensaje a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente: "Una
PVI Medio Ambiente (PNUMA). Convención de la UNESCO para la
tierra habitable para las futuras generaciones" (5.6.1972 )
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de Europa
Dimitrios Encyclical Letter on the Day of Protection of the Environment (1.9.1989)
PAS Study Week on Science for Development in a Solidarity Framework (23-27.10.1989)
JPII Allocution to the participants at the Study Week on Science for Development in a Solidarity Framework (27.10.1989)
JPII Alocución a la XXV Conferencia General de la FAO (16.11.1989) Nash, The Rights of Nature. A History of Environmental Ethics
Mensaje para la XXII Jornada Mundial de la Paz. Paz con Dios Creador, paz con
JPII I. Bradley, God is Green (1990)
toda la Creación (1.1.1990)
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Baleares
PAS Study Week on Man and his environment. Tropical Forests and the Conservation of Species (14-18.5.1990)
JPII Address to the Study Week at the PAS (18.5.1990)
JPII Constitución apostólica Ex corde ecclesiae (15.8.1990)
JPII Carta encíclica Redemptoris missio (7.12.1990)
Bishops of WCC, Principles of Environmental Justice (27.10.1991) - People
Statement on "Companions in Creation" (1.1.1991)
Florida of Color Environmental Justice Leadership Summit
JPII Centesimus Annus (1.5.1991)
National Religious Partnership for the Environment, Joint Appeal by Religion and Science for the Environment, New York (3.6.1991)
ACBC Christians and their Duty Towards Nature (1991)
Address to the participants in the international award for the environment: St. IUCN - UNEP - WWF, Caring for the Earth: A Strategy for
JPII
Francis, 'The Canticle of Creatures' (25.10.1991) Sustainable Living
Address to the Study Week on the Subject ‘Resources and Population’ Clive Ponting, A Green History of the World: The Environment
JPII
(22.11.1991) and the Collapse of Great Civilizations
USCCB Renewing the Earth: An Invitation to Reflection and Action on Environment in Light of CST (14.11.1991)
Union of Concerned Scientists, World Scientists Warning to
CNBB A Igreja e a questao écólogica (21.5.1992)
Humanity (Abril 1992)
UN Framework Convention on Climate Change (UNFCCC) - ONU,
Santa Sede Mensaje a la cumbre de Rio'92 (4.6.1992)
Convenio sobre la Diversidad Biológica. Cf. LS 167.
Rio'92 Declaración de Rio (14.6.1992)
Discurso inaugural de la IV Conferencia General del Episcopado
JPII World Meeting of Religious Leaders, One Earth Community
Latinoamericano (12.10.1992)
IV Conf. Gen.
Documento de Santo Domingo (28.10.1992) Luc Ferry, El nuevo orden ecológico
Ep. LatAm
JPII Catecismo de la Iglesia Católica (1992)
Bishops of
Protect the Pacific Environment (1992) I. Barbour, Ethics in an Age of Technology
the Pacific
Corriveau Creación, crisis ecológica y opción por la vida, Choluteca, Honduras (1992)
Parliament of the World's Religions, Declaration Toward a Global
PCPUC Directorio ecuménico (25.3.1993)
Ethic - Chicago (4.9.1993)
American Lutheran Church, Caring for Creation: Vision, Hope,
FABC Love for Creation: An Asian Response to the Ecological Crisis (Junio 1993)
and Justice
JPII Veritatis splendor (6.8.1993) L. Boff, Dignidad de la Tierra
JPII Audience to the Participants in the Working Group on Chemical Hazard in Developing Countries (22.10.1993)
PAS Working Group on Chemical Hazards in Developing Countries (21-23.10.1993)
JPII Motu propio "Socialum Scientiarum" (1.1.1994)
Carta a la secretaría general de la Conferencia Internacional de la ONU sobre la ONU, Conferencia Internacional sobre la Población y el
JPII
Población y el Desarrollo (18.3.1994) Desarrollo , El Cairo (5-13.9.1994)
JPII Discurso (17.7.1994) Andrew Linzey, Animal Theology
JPII Tertio millenio adveniente (10.11.1994)
Compañía de
Congregación General 34 (1995) Ruether, Gaia and God (1995)
Jesús
JPII Evangelium vitae (25.3.1995) Boff, Ecología: Grito de la Tierra. Grito de los Pobres
IPCC Second Assessment Report - 1ª Conferencia de las partes
JPII Orientale lumen (2.5.1995)
sobre cambio climático (COP1), (28.3-7.4.1995)
JPII Exortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Africa (14.9.1995) Ballesteros, Ecologismo personalista
Bishops of
At Home in the Web of Life: A Pastoral Message on Sustainable Communities in Appalachia
Appalachia
JPII Exhortación apostólica postsinodal Vita consecrata (25.3.1996) Alliance for Religion and Conservation (1996)
CBCEW The Common Good and the Catholic Church's Social Teaching (1.10.1996)
EKD - DBK Für eine Zukunft in Solidarität und Gerechtigkeit (22.2.1997) J. Benyus, Biomimicry: Innovation Inspired by Nature (1997)
Discurso a los promotores y participantes en un Congreso Internacional sobre Forum Rio+5 (13-19.3.1997). Evaluación implementación Agenda
JPII
"Ambiente y Salud" (24.3.1997) 21
NZCBC A Consistent Ethic of Life - Te Kahu-O-Te-Ora (18.4.1997) Elaboración de un primer borrador de la Carta de la Tierra
II As. Ecum.
Reconciliación: Don de Dios y fuente de la nueva vida (29.6.1997)
de Europa
CELAM El Tercer Milenio como desafío pastoral (Oct. 1997) Adopción del Protocolo de Kyoto (11.11.1997)
Barth. I Address at the Environmental Symposium, Santa Clara University (8.11.1997)
Int. Cath-Jew
A Common Declaration on the Environment (26.3.1998)
Comm.
New Mexico
Reclaiming the Vocation to Care for the Earth (11.5.1998)
Bishops
JPII Fides et Ratio (14.9.1998)
John B. Wu Message on Ecology, Hong Kong (4.10.1998)
DBK Handeln für die Zukunft der Schöpfung (22.10.1998)
PAS Changing Concepts of Nature at the Turn of the Millennium (26-29.10.1998)
JPII Allocution to the Participants of the Plenary Session of the PAS (27.10.1998)
Alberta
Celebrate Life: Care for Creation (4.10.1998)
Bishops
PAS Working Group on Geosphere-Biosphere Interactions and Climate (9-13.11.1998)
JPII Bula de convocatoria del Jubileo del año 2000 Incarnationis mysterium (29.11.1998)
JPII Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz (1.1.1999)
JPII Exhortación Apostólica Post-sinodal: "Ecclesia in America" (22.1.1999)
JPII Address to the Study Week on the Subject ‘Science for Survival and Sustainable Development’ (12.3.1999)
PAS Study Week on Science of Survival and Sustainable Development (12-16.3.1999)
Compañía de
Vivimos en un mundo roto: reflexiones sobre ecología (Abril 1999)
Jesús
JPII Address at the liturgy of the Word. Homilia en Zamosc, Polonia (12.6.1999)
SACBC Pastoral Statement on the Environmental Crisis (5.9.1999)
JPII Discurso a la asamblea general del PCJP (4.11.1999)
JPII Exortación Apostólica Post-sinodal: "Ecclesia in Asia" (6.11.1999)
PAS Science and the Future of Mankind (12-14.11.1999)
JPII Mensaje para la XXXIII Jornada Mundial de la Paz (1.1.2000) Cumbre del Milenio - ODM
JPII Audiencia general (26.1.2000) PNUMA, Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (2000)
Interfaith C.
Cornwall Declaration on Environmental Stewardship (1.2.2000) UNEP, Earth and Faith Book
Env. Stw.
CEB Tierra, madre fecunda para todos (14.2.2000) D. Hessel - R. Ruether, Christianity and Ecology
Obispos N. Declaración de las diócesis de la Sierra Tarahumara sobre la explotación de los A. Primavesi, Sacred Gaia. Holistic Theology and Earth System
México bosques (29.3.2000) Science
Council Eu. Harvard University Center for the Study of World Religiones,
Consultation on Creation Spirituality and Environmental Politics (Mayo 2000)
Bishop Confs Religions of the World and Ecology
Bishops of
And God Saw that it Was Good (4.10.2000) Carta de la Tierra (29.6.2000)
Boston
DBK A Just Peace (2000)
JPII Celebración del Jubilieo de los agricultores (12.11.2000)
Czech's Millennium World Peace Summit of Religious and Spiritual
Peace and Good (17.11.2000)
Bishops Leaders
CBCJ Reverence for Life - A Message for the Twenty-First Century (1.1.2001)
JPII Carta apostólica Novo millennio ineunte (6.1.2001) IPCC Third Assessment Report (2001)
Columbia R
The Columbia River Watershed: Caring for Creation and the Common Good (8.1.2001)
Bishops
JPII Audiencia general (17.1.2001)
USCCB Global Climate Change: A Plea for Dialogue, Prudence, and the Common Good (15.6.2001)
PAS The Challenges for Science. Education for the Twenty-First Century (19-21.11.2001)
JPII Exhortación post-sinodal Ecclesia in Oceania (22.11.2001)
Bishops of
Cry of the Earth, Cry of the Poor (22.11.2001)
Ontario
Santa Sede Protecting our Global Climate for Present and Future Generations of Mankind (28.11.2001)
Alaska
A Catholic Perspective on Subsistence: Our Responsability toward Alaska's Bounty and Our Human Family (12.4.2002)
Bishops
PCJP Nota en la Celebración del Día Mundial de la Diversidad Biológica (22.5.2002)
CEE Seminario sobre pastoral del ambiente y ecología humana (2002)
IV Reunión de Conferencias Episcopales sobre la responsabilidad por lo creado, Venecia (23-26.5.2002)
JPII &
Declaración conjunta sobre ética medioambiental - Declaración de Venecia (10.6.2002)
Bartolomé I
Santa Sede Intervención en la IV Reunión del Comité Preparatorio para la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (1.6.2002)
JPII Mensaje en la XXIII Día Mundial del Turismo (24.6.2002)
JPII Angelus (25.8.2002) UNEP, Global Environemental Outlook 3 (2002)
CBCEW The Call of Creation: God’s Invitation and the Human Response. The Natural Environment and CST (2002)
ACBC A New Earth - The Environmental Challenge (2002)
PCJP - M.
De Estocolmo a Johannesburgo: un análisis histórico de la precocupación de la Santa Sede por el Ambiente. 1972-2002
Keenan
Johannesburgo'02 Declaración de Johannesburgo (4.9.2002)
Intervention by the Holy See at the World Summit on Sustainable Development
Martino R. R. UN World Summit for World Development (26.8-4.9.2002)
(2.9.2002)
Australian National Council of Churches, Sustaining Creation (Sep. 2002)
JPII Jornada Mundial de la Alimentación (13.10.2002)
JPII Mensaje para la XXXVI Jornada Mundial de la Paz (1.1.2003)
Archbishop of
UNEP, Millennium Ecosystem Assessment . Ecosystems and
Cashel and Pastoral Letter on the Environment (2003)
human well-being: a framework for assessment (2003)
Emly
CPC-CPDI Jesucristo, portador del agua de la vida. Una reflexión cristiana sobre la "Nueva Era" (3.2.2003)
CELAM Globalización y nueva evangelización en América Latina y el Caribe. Reflexiones del CELAM 1999-2003 (5.3.2003)
ECEN Climate Change – A Challenge to the Churches in Europe, Brussels (2003) Tucker, Worldly Wonder: Religions Enter Their Ecological Phase
PCJP Water, An Essential Element for Life (14.3.2003)
JPII Ecclesia de eucharistia (17.4.2003)
JPII Address to Gunkatsu Kano, Ambassador of Japan Accredited to the Holy See (30.5.2003)
JPII Exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in Europa (28.6.2003)
CEPo Responsabilidade solidária pelo bem comum (15.9.2003)
CEB Agua – Fuente de Vida y Don para todos (2003)
CCCB A Pastoral Letter on the Christian Ecological Imperative (4.10.2003)
JPII Exhortación apostólica postsinodal Pastores gregis (16.10.2003)
FABC The Asian Family Toward A Culture of Integral Life (2004)
CNBB Fraternidade e agua (4.1.2004)
The Pacific Martínez-Alier, El ecologismo de los pobres: conflictos
Statement on Climate Change, Kiribati (11.3.2004)
Churches ambientales y lenguajes de valoración (2004)
PCJP Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (2.4.2004)
Bishops of
A Pastoral Letter on the Great Barrier Reef - Let the many coastlands be glad! (8.6.2004)
Queensland
CTI Comunión y servicio: la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios (23.7.2004)
JPII Mensaje para la Jornada Mundial de la Alimentación (15.10.2004)
PAS Interactions between Global Change and Human Health (31.10-2.11.2004)
CEG He venido para que tengan vida y vida en abundancia (27.1.2005)
PONTIFICADO BENEDICTO XVI
BXVI Homilía en la misa inaugural de pontificado (24.4.2005)
BXVI Address to the New Ambassadors Accredited to the Holy See (16.6.2005)
Conf. Ep.
Una tierra para todos (Junio 2005)
Argentina
Catholic
UNESCO, Declaración universal sobre Bioética y DD.HH.
Earthcare Climate Change. Our Responsibility to Sustain God's Earth (Nov. 2005)
(19.10.2005)
Australia
BXVI Angelus (17.7.2005)
PAS Working Group on 'Water and the Environment' (12-14.11.2005)
CPC La Via Pulchritudinis, la belleza como camino para la evangelización y el diálogo (28.3.2006)
CEPo Carta pastoral Responsabilidade solidária pelo bem comum (3.4.2006)
BXVI Encuentro con los jóvenes de Roma y del Lacio como preparación para la XXI Jornada Mundial de la Juventud (6.4.2006)
BXVI Homilía de Corpus Christi (15.6.2006)
BXVI Homilía de Pentecostés (3.6.2006)
PCJP Water, An Essential Element for Life -An Update, (16.3.2006)
BXVI Carta a Bartolomé I en el 6º Simposio sobre "Religión, Ciencia y Medioambiente" (6.7.2006)
NZCBC Statement on Environmental Issues (1.9.2006)
DBK Der Klimawandel: Brennpunkt globaler, intergenerationeller und ökologischer Gerechtigkeit (2006)
BXVI Mensaje al Director General de la FAO (16.10.2006) Stern Review on the Economics of Climate Change (30.10.2006)
BXVI -
Declaración de El Fanar (30.11.2006)
Bartolomé I
BXVI Mensaje para la celebración de la XL Jornada Mundial de la Paz (1.1.2007)
BXVI Discurso al Cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (8.1.2007)
BXVI Exhortación apostólica Sacramentum caritatis (22.2.2007) IPCC Fourth Assessment Report (2007)
CBCI Global Warming- A Social Sin (9.3.2007)
BXVI Mensaje a la PACS con ocasión de su XIII asamblea plenaria (28.4.2007)
Santa Sede Intervention at the 15th Session of the Commission on SD of the UN Economic and Social Council (10.5.2007)
BXVI Mensaje al nuevo embajador de Islandia (1.6.2007)
BXVI Homilía en Asís (17.6.2007)
BXVI Angelus (29.7.2007)
BXVI Angelus (16.9.2007)
BXVI Angelus (23.9.2007)
BXVI Congreso sobre la Ley Moral Natural
BXVI Discurso a la Academia Pontificia de Ciencias Sociales (28.4.2007)
BXVI Mensaje a los jóvenes en el Estadio de Pacaembu, Brasil (10.5.2007)
V Conf. Gnrl
Documento de Aparecida (31.5.2007)
Ep. LatAm.
BXVI y
Declaración común (16.6.2007)
Chrisost. II
BXVI Mensaje con ocasión de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud (20.7.2007)
BXVI Encuentro con el clero de las diócesis de Belluno-Feltre y Treviso (24.7.2007)
Letter to the Ecumenical Patriarch of Constantinople on the Occasion of the Seventh Symposium of the Religion, Science, and the Environmental
BXVI
Movement (1.9.2007)
BXVI Homilía a los jóvenes en la reunión del "Ágora" - Loreto (2.9.2007)
BXVI Spe salvi (30.11.2007) COP13 (3-14.12.2007)
BXVI Mensaje para la celebración de la XLI Jornada Mundial de la Paz. Familia humana, comunidad de paz (1.1.2008)
CEM Jesucristo, vida y esperanza de los indígenas y campesinos (14.1.2008)
Santa Sede Addressing Climate Change: the United Nations and the World at Work (12.2.2008)
Obispos selva
Comunicado frente a la situación actual de la Amazonía (12.2.2008)
Perú
CCCB Our Relationship with the Environment: The Need For Conversion (12.3.2008)
BXVI Mensaje para la Jornada mundial de las misiones (11.5.2008)
PASS Pursuing the Common Good: How Solidarity and Subsidiarity Can Work Together (6.5.2008)
PCB Biblia y moral: Raíces bíblicas del comportamiento moral (11.5.2008)
BXVI Message to the High-level Conference on World Food Security: The Challenges of Climate Change and Bioenergy (2.6.2008)
BXVI Discurso en la ceremonia de acogida de los jóvenes en la XXIII Jornada Mundial de la Juventud (17.7.2008)
Nunc. Apost.
Congreso Internacional sobre Ecología ( Julio 2008)
España
BXVI Encuentro con el clero de la Diócesis de Bolzano-Bressanone (6.8.2008)
BXVI Discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias (31.10.2008)
Infanti de la
Danos hoy el agua de cada día (1.9.2008)
Mora
Report to the Bishops of COMECE, The Christian View of Climate
Discurso a los participantes en un encuentro organizado por el Centro Turístico
BXVI Change - The implications of climate change for lifestyles and
Juvenil y la Oficina Internacional del Turismo Social (27.9.2008)
EU policies, Brussels (2008)
Bartolomé I Speech at XII Ordinary General Assembly of the Synod of Catholic Bishops (18.10.2008)
BXVI Discurso a los participantes en la sesión plenaria de la Comisión Teológica Internacional (5.12.2008)
Comp. Jesús Congregación General 35
BXVI Address to the New Ambassador of the Republic of Malawi to the Holy See (18.12.2008)
BXVI Address to the New Ambassador of the Republic of the Fiji Islands to the Holy See (18.12.2008)
Pont. Council
Día Mundial del Turismo 2008
Migrants
BXVI Mensaje para la celebración de la XLII Jornada Mundial de la Paz. Combatir la pobreza, construir la paz (1.1.2009)
BXVI Homilia (6.1.2009)
III Foro Mundial de Teología y Liberación, "Agua, tierra, teología para otro mundo posible", Belém (2009)
BXVI Discurso al Consejo de Gobierno del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (20.2.2009)
BXVI Discurso a los Participantes en la Asamblea Ordinaria de la Academia Pontificia para la Vida (21.2.2009)
Bouchard The Integrity of Creation and the Athabasca Oil Sands (25.1.2009)
CBCP No to Bataan Nuclear Power Plant (26.2.2009)
Caritas Justicia climática. En busca de una ética global (Oct. 2009)
Chatlain On Tar Sands (15.4.2009)
The Anchorage Declaration, Anchorage (24.4.2009)
CTI En busca de una ética universal: nueva mirada sobre la ley natural (20.5.2009)
BXVI Homilía de Pentecostés (31.5.2009)
Bishops of
Pastoral Reflections of the Catholic Bishops of Alberta on Nuclear Energy (Junio 2009)
Alberta
BXVI Caritas in veritate (29.6.2009)
BXVI Carta al presidente del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, con vistas al G8 de los jefes de estado y de gobierno (1.7.2009)
BXVI Audiencia General (26.8.2009)
BXVI Videostatement to the UN 2009 Summit on Climate Change (24.9.2009)
BXVI Mensaje a un grupo de Esponsores y Promotores del Pabellón de la Santa Sede en la Exposición Int. de Zaragoza (10.9.2009)
CEE Mensaje con motivo del L Aniversario de Manos Unidas (1.10.2009)
Obispos
Clamor de la Patagonia (Noviembre 2009)
Patagonia
ICBC The Cry of the Earth- A Pastoral Reflection on Climate Change (10.11.2009)
BXVI Angelus (15.11.2009)
Alaska
Letter to Senators (17.11.2009)
Bishops
Obispos
Mensaje de Navidad (Diciembre 2009) COP15 (17-18.12.2009)
Patagonia
PCJP Agua, un elemento esencial para la vida y ahora un asunto de mayor urgencia - una actualización, Estambul (2009)
Santa Sede Statement before the Plenary of the High-Level Segment of the United Nations Climate Change Conference, New York (17.12.2009)
Santa Sede Statement at the 13th Session of the General Conference of the United Nations Industrial Development Organization, Vienna (10.12.2009)
Cister Declaració sobre la relació dels monestirs amb l'entorn natural
BXVI Mensaje XLIII Jornada Mundial de la Paz: Si quieres cultivar la paz, protege la creación (1.1.2010)
BXVI Angelus (1.1.2010). FAO, Global Forest Resource Assessment (2010)
BXVI Discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (11.1.2010).
Cath-Jewish
Statement: "Not Everything that Is Technically Feasible Is Morally Acceptable" (19.1.2010)
Comm
ECCR Shell in the Niger Delta: A Framework for Change (February 2010)
PAS Nuclear Disarmament, Non-Proliferation and Development (10.2.2010)
Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático,
Discurso a los directivos y al personal de la empresa municipal romana de
BXVI Declaración de los Derechos de la Madre Tierra , Cochabamba
energía y medio ambiente (6.2.2010).
(22.4.2010)
Simposio espiritualidad cristiana de la ecología: Ambientes, Economías y Pueblos, Buenos Aires (22.8.2010)
Wilson and
On Holy Ground: An Ecological Vision for Catholic Education in South Australia (15.9.2010)
O'Kelly
BXVI Audiencia a un grupo de representantes de “Maestros de Esquí” italianos (15.11.2010)
BXVI Address on the Occasion of the Meeting with the Civil Authorities at Westminster Hall (17.9.2010)
BXVI Exhortación apostólica postsinodal Verbum domini (30.9.2010)
CNBB Fraternidade e a vida no planeta (4.10.2010)
BXVI Mensaje a los participantes en la sesión plenaria de la Pontificia Academia de las Ciencias (28.10.2010)
BXVI Angelus (14.11.2010) COP16 (29.11-10.12.2010)
CBCEW Statement Choosing the Common Good (2010)
Comp. Jesús Sanar un mundo herido; Carta P. General (2011)
BXVI Homilía en la vigilia Pascual (23.4.2011)
PAS Fate of Mountain Glaciers in the Anthropocene (11.5.2011)
BXVI Mensaje a los participantes en el encuentro promovido por el PCJP en el 50 aniversario de la encíclica Mater et magistra (16.5.2011)
Conf. Ep.
Cuidar los dones de la Creación (18.5.2011)
Chile
BXVI Discurso a seis nuevos embajadores ante la Santa Sede (9.6.2011)
Santa Sede Intervention at the IAEA Ministerial Conference on Nuclear Safety (21.6.2011)
BXVI Discurso ante el Parlamento Federal Alemán (22.9.2011)
BXVI Audiencia general (19.10.2011)
Por una reforma del sistema monetario y financiero internacional desde la perspectiva de una autoridad pública con competencia universal
PCJP
(24.10.2011)
CBCJ Abolish Nuclear Plants Immediately: Facing the Tragedy of the Fukushima Daiichi Nuclear Plant Disaster (8.11.2011)
BXVI Exhortación postsinodal Africae munus (19.11.2011)
CEG Construir en justicia, inspirados por Dios. El Desarrollo Humano (2011)
COMECE A Christian View on Climate Change (Nov. 2011) COP17 (28.11-9.12.2011)
BXVI Discurso a los jóvenes participantes en el encuentro de la Fundación italiana Sorella Natura (28.11.2011)
BXVI Mensaje XLV Jornada Mundial de la Paz: Educar a los jóvenes en la justicia y la paz (1.1.2012)
BXVI Discurso al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (9.1.2012)
CEB El universo, don de Dios para la vida (Cuaresma 2012) Global Environmental Outlook 5 (GEO5)
PCJP El agua, un elemento esencial para la vida Adoptar soluciones eficaces. Una actualización (Mar. 2012)
Rey Carta pastoral "Peut-on être catho et écolo?" (2012)
CEEc Cuidemos nuestro planeta (20.4.2012)
UN Rio+20 (Junio 2012) Declaración Final de Rio+20 (16.6.2012)
Santa Sede Intervention of the Holy See Delegation to the UN Conference of Sustainable Develpment (22.6.2012)
Bartolomé I Message for the Day of the Protection of the Environment (1.9.2012)
CECo La Tierra: un don de Dios. Tierra de todos, tierra de paz (19.9.2012)
Santa Sede Intervention at the 67th Ordinary Session of the UN General Assembly (1.10.2012)
XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (7-28.10.2012)
The Lausanne Global Consultation on Creation Care and the Gospel: Call to Action Potsdam Institute, Turn Down the Heat. Why a 4ºC Warmer
(9.11.2012) World Must Be Avoided - A Report for the World Bank
CECo La realidad minero energética actual: riesgos y oportunidades (2012)
CRS Climate Change. From Concepts to Action (2012)
BXVI Angelus (12.12.12) COP18 (26.11 - 8.12.2012)
BXVI Mensaje XLVI Jornada Mundial de la Paz: Bienaventurados los que trabajan por la paz (1.1.2013)
PONTIFICADO FRANCISCO
F Homilía en la misa inaugural de pontificado (19.3.2013)
F Address to the Diplomatic Corps accredited to the Holy See (22.3.2013)
F Audiencia general (5.6.2013)
CEI La famiglia educa alla custodia del creato (7.6.2013)
Lenihan Comunicado de la diócesis de la Ceiba contra la minería (26.6.2013)
F Homilía en la Plaza San Francisco (4.10.2013)
F Carta encíclica Lumen Fidei (29.6.2013)
F Discurso en el encuentro con el episcopado brasileño (27.7.2013)
FABC II FABC Climate Change Seminar (24.10.2013)
CMI Statement on the Way of Just Peace (8.11.2013)
F Evangelii gaudium (24.11.2013)
F Discurso a los miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede (13.1.2014)
PAS/PASS Sustainable Humanity, Sustainable Nature: Our Responsibility (6.5.2014)
F Audiencia general (21.5.2014)
F - Bart. I Declaración conjunta (25.5.2014)
Infanti La tierra, el agua y los bienes comunes (8.4.2014)
USCCB Letter to EPA on Carbon Pollution ( 29.5.2014)
Bart. I Patriarchal Encyclical for the Ecclesiastical New Year (1.9.2014)
Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica, Perspectiva
CELAM Creación por la Red Eclesial Pan-Amazónica (12.9.2014)
Mundial sobre la Diversidad Biológica 4 (2014)
F Mensaje a los participantes en el encuentro inaugural de la REPAM (12.9.2014)
Holy See Statement at the United Nations Climate Summit 2014 (23.9.2014)
Interrel. "Climate, Faith and Hope: Faith Traditions Together for a Common Future"
M., McNutt, "The Pope tackles sustainability"
Forum (21.9.2014)
ICBC The Cry of the Earth: A Call to Action for Climate Justice (1.10.2014)
CBCP Pastoral Exhortation on Climate Change (4.10.2014) N. Klein, This Changes Everything
CIDSE Joint statement of Catholic leaders on Conflict Resources (Octubre 2014)
VII Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión, La sacralidad de la vida en una
IPCC Fitth Assessment Report - Synthesis Report (1.11.2014)
tierra habitable para todos (22.10.2014)
F Discurso en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (28.10.2014)
CELAM -
"Pan-Amazonía: fuente de vida en el corazón de la Iglesia" (Noviembre 2014)
CNBB
CPJP Faith and the Call for a Human Ecology: The Vocation of the Agricultural Leader, Symposium on Faith, Food and Environment. St. Paul (5.11.2014)
F Letter to Australian Prime Minister Tony Abbott on the occasion of the G20 Summit in Brisbane (6.11.2014)
Sanchez
CAFOD’s 28th Pope Paul VI lecture (7.11.2014)
Sorondo
F Discurso a la Plenaria y saludo al personal de la FAO con motivo de la II Conf. Int. sobre Nutrición (20.11.2014)
F Discurso al Consejo de Europa (25.11.2014) COP20 (1-12.12.2014)
Catholic
Declaration at Lima Conference on Climate Change COP20 (1.12.2014)
Bishops
F Discurso al Parlamento Europeo, Estrasburgo (25.11.2014)
F Mensaje al ministro de medio ambiente del Perú (27.11.2014)
Intervention before the Plenary of the High-Level Segment of the United Nations UN, Synthesis Report of the Secretary-General on the post-2015
Santa Sede
Climate Change Conference, Lima (10.12.2014) SD agenda (14.12.2014)
CPJP Energy, Justice and Peace: A Reflection on Energy in the Current Context of Development and Environmental protection (2014)
Trocaire Feeling the Heat, How Climate Change Is Driving Extreme Weather in the Developing World (2014)
F Mensaje Jornada Mundial de la Paz (1.1.2015)
GCCM Our Statement to the Church and the World (14.1.2015)
F Encuentro con los periodistas durante el vuelo a Manila (15.1.2015)
F Audiencia al Presidente de Kiribati (1.2.2015)
F Homilía en Tacloban (17.1.2015)
Rey Discours prononcé à l’Acton Institute, San Diego, USA (23.1.2015)
F Homilía (9.2.2015)
Czerny Red Eclesial Pan-Amazónica: Ecología católica, pastoral y socialmente hablando (2.3.2015)
Turkson Integral Ecology and the Horizon of Hope: Concern for the Poor and for Creation in the Ministry of Pope Francis (5.3.2015)
Santa Sede Statement by His Excellency Silvano M. Tomasi at the 28th Session of the Human Rights Council (6.3.2015)
Posición de la Iglesia católica ante vulneración y abusos contra los derechos humanos de las poblaciones afectadas por las industrias extractivas
REPAM
en América Latina (19.3.2015)
F Angelus (22.3.2015)
Holy See Intervention to the UN Intergovernmental Negotiations on the Post-2015 Agenda (24.3.2015)
FABC Towards Responsible Stewardship of Creation: An Asian Christian Approach (2015)
F Videomensaje dirigido a los participantes en al conferencia "Las ideas de la EXPO 2015 - Hacia la Carta de Milán" (7.2.2015)
CPCJ Minería en alianza (Marzo 2015)
Hummes Mensaje conclusivo del encuentro y de envío a toda la REPAM y al eje de redes inte nacionales de colaboración fraterna (9.4.2015)
Turkson Intervención sobre la Encíclica Laudato si’ ante organizaciones para la protección de la infancia reunidas en la sede del UNICEF (30.6.2015)
Turkson Presentación de la Encíclica Laudato si’ en la sede del ECOSOC, Nueva York (30.6.2015) Sommet des consciences sur le climat, Paris (21.7.2015)
Carta para el establecimiento de la Jornada Mundial de Oración por la Creación Islamic Leaders, Islamic Declaration on Climate Change
F
(6.8.2015) (18.8.2015)
F Speech to US Congress (23.9.2015)
PCJP International Meeting. Environmental Justice and Climate Change (10-11.9.2015)
Address to participants in the Meeting Sponsored by the "Foundation for Sustainable Development" on "Environmental Justice and Climate Change"
F
(11.9.2015)
COEJL, Jewish Leaders Join Together to Thank Pope Francis for
F Address to a Joint Meeting of Congress (24.9.2015)
Championing Climate (21.9.2015)
F Address to the Environment Ministers of the European Union, Vatican City (16.9.2015)
Faith-based Action Framework to End Extreme Poverty, New York (24.9.2015) ARC-UNDP, Faith in the Future: The Bristol Commitments
F Address at the United Nations Headquarters, New York (25.9.2015) A Rabbinic Letter on the Climate Crisis (Oct. 2015)
Santa Sede Intervention on the Catholic Church and Climate Change (26.9.2015)
Canadian
On Promoting Climate Justice and Ending Poverty in Canada: Faith Communities in ONU, Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el
Council of
Canada Speak Out (2015) Desarrollo Sostenible (21.10.2015)
Churches
SECAM -
Workshop on the Creation of an Ecclesial Network for the Safeguarding of the Statement of Faith and Spiritual Leaders on the upcoming
Caritas Africa -
Congo Basin (9.10.2015) United Nations Climate Change Conference, COP21 (20.10.2015)
JESAM
Cath. Bishops Buddhist Climate Change Satement to World Leaders
Catholic Appeal to Paris COP 21 Climate Talks (26.10.2015)
Conferences (29.10.2015)
Turkson Laudato si’ – a robust contribution to COP21 (November 2015)
Com. Jesús Renovar el compromiso por una fe que obra la justicia (2015)
CIDSE Paris, for the People and the Planet. The Encyclical Laudato si' - What it Means for the COP21 Negotiations and Beyond (Oct. 2015)
International Civil Society Call to Address Inequalities and Social Justice in Climate Policy (Oct-Nov 2015)
COMECE "The Time for Conversion is Now" A Report to the Bishops of COMECE on Climate Protection (November 2015)
Bhumi Devi Ki Jai! A Hindu Declaration on Climate Change
Turkson Laudato si’ y ecología integral, Querétaro, México (12.11.2015)
(23.11.2015)
F Discourse at the UN, Nairobi (26.11.2015)
Parolin Discourse a la COP 21 (30.11.2015) COP21 (30.11-12.12.2015)
Bartholomew I, Ecumenical Prayer for the Preservation of
Hummes Discourse at the Presentation of the REPAM, Paris (3.12.2015)
Creation, Notre Dame de Paris (3.12.2015)
F Angelus (6.12.2015)
Fiat Lux: Illuminating our Common Home (10.12.2015) UN – FCCC, Adoption of the Paris Agreement (12.12.2015)
F Angelus (13.12.2015)
F Mensaje Jornada Mundial de la Paz (1.1.2016)
F Audiencia al cuerpo diplomático (11.1.2016)
CBCP Pastoral Exhortation on Climate Change (28.1.2016)
Com. Jesús Por una economía global justa. Construir sociedades sostenibles e inclusivas (Febrero 2016)
F Homilía en la misa con las comunidades indígenas de Chiapas (15.2.2016).
WCC Partners for Change: Religions and the 2030 Agenda for Sustainable Development, Berlin (17-18.2.2016)
Interfaith Climate Change Statement to World Leaders (18.4.2016)
F Discurso en el Día de la Tierra (24.4.2016)
F Mensaje en la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación (1.9.2016)