Capitulo 6, 7 y 8 - Unlocked
Capitulo 6, 7 y 8 - Unlocked
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Las lentes de alta potencia (focal corta) se utilizan en la compensación de fuertes miopías e hiperme-
tropías, y en el caso de los afáquicos. Estas lentes son exactamente iguales a las vistas hasta el momen-
to, lo que ocurre es que su elevada potencia va a amplificar una serie de fenómenos que, estando pre-
sentes en las lentes usuales de potencia moderada, suelen pasar más desapercibidos.
El más evidente de estos problemas es el del espesor y, por consiguiente, el peso de estas len-
tes que obligan a utilizar una serie de diseños especiales para que los usuarios puedan tolerarlas. Ade-
más, hay que tener en cuenta que, tanto las aberraciones como las variaciones del campo visual o el
valor de los aumentos van a verse incrementados en función de la potencia, y pueden ser muy moles- 111
tos para el portador de estas lentes. Otro aspecto importante es el estético, que puede llegar a ser bas-
tante deficiente.
Cuando se escogen las mejores curvaturas en el proceso de diseño, para obtener la mejor cali-
dad óptica, las lentes de elevada potencia positiva presentan un aspecto bulboso y el problema de peso
es más acentuado que en lentes negativas de alta potencia, para las que el principal problema de tipo
mecánico son los grandes espesores de borde.
Los problemas de aumento y campo visual afectan también en mayor medida a las lentes posi-
tivas, por efecto del elevado espesor de centro.
Por otra parte, otro de los problemas que presentan es el del cumplimiento del principio básico
de la compensación, ya que un pequeño error en la situación de la lente respecto al ojo se traduce en
un error refractivo importante, debido a la elevada potencia de la lente, por lo que es necesario utilizar
monturas que garanticen la máxima estabilidad de la lente y el mantenimiento de la distancia de vérti-
ce, es decir, la distancia lente-ojo.
Existen distintas posibilidades de realización de lentes de alta potencia con vistas a mejorar sus pres-
taciones. Dado que uno de sus principales problemas es el peso, muchas de estas lentes se realizan con
materias orgánicas. En el caso de las lentes negativas, donde el problema no es tan acusado, son fre-
cuentes las realizaciones en vidrio mineral de índice elevado para, mejorando el peso, disminuir el
volumen. De todas maneras, la utilización de vidrios de alto índice de refracción puede conllevar pro-
blemas de aberración cromática, agudizada aquí por la elevada potencia.
A continuación se describen los distintos tipos de lentes de alta potencia. De aquellos tipos que
ya no se utilizan se expondrán los principales inconvenientes.
Meniscos clásicos
Se trata de construir las lentes de alta potencia del mismo modo que para el resto de potencias. Se obtie-
nen buenos resultados en la visión periférica, particularmente en el intervalo entre +8,00 y -25.00 D,
que es el tramo en el que se pueden anular las principales aberraciones en esta situación (capítulo 7).
El principal inconveniente es el peso y el volumen que presentan, y a pesar de utilizar diámetros peque-
ños esto las hace prácticamente inviables.
Lentes asféricas
Una posible solución al problema expuesto sería recurrir a superficies asféricas para, como se ha visto
en el capítulo 4, reducir el espesor, y por tanto el peso de las lentes, con la ventaja adicional de mejo-
rar las prestaciones marginales. Ahora bien, incluso en este caso, el problema del peso y el volumen
sigue existiendo, aunque en menor medida que en las anteriores.
Microfacetas y lenticulares
Ya que existen problemas con la nitidez de la imagen en la periferia de la lente, se elimina ésta como
zona óptica y se deja como soporte. De esta manera se disminuye el espesor y el volumen de la lente.
Estas lentes aligeradas se llaman microfacetas en el caso de la miopía, y lenticulares en el caso de las
112
potencias positivas, aunque es frecuente la utilización indistinta del término lenticular para designar
ambos tipos de lentes. Hay que tener en cuenta que, aunque se obtiene una disminución del peso y el
volumen, el campo visual que proporcionan es pequeño, ya que la zona óptica útil para la compensa-
ción es mucho menor que para una lente convencional. El diámetro habitual de la zona óptica suele
situarse entre 30 y 35 mm. Los principales diseños se muestran el las figura 6.1 y 6.2.
Fig. 6.1 Principales tipos de lentes negativas de alta potencia: Fig. 6.2 Principales tipos de lentes positivas de alta poten-
faceta cóncava de borde plano y de borde convexo, menisco cia: faceta convexa de borde plano y de borde convexo, y
cóncavo, y doble faceta de borde convexo y de borde plano menisco convexo de borde plano y de borde convexo
n1
40 mm
60 mm
n2 n2
n1 113
22 mm
Todas estas lentes facetadas pueden construirse con la superficie óptica asférica en lugar de
esférica, para mejorar la calidad de la imagen obtenida fuera de la zona del eje óptico, y permitir así
un mayor grado de movilidad de la línea de mirada.
Como se verá en el capítulo 8, las lentes positivas reducen el campo visual. En el caso de elevadas
potencias este problema se agudiza de tal manera que el escotoma anular que aparece es muy molesto
para el usuario. Existen algunas soluciones específicas para subsanar este problema, la más usual de
las cuales es la generación de zonas de suavización o blending, como se ha visto en el capítulo 4, que
además permiten la desaparición de la línea de separación entre la zona óptica y la marginal.
Una lente lenticular clásica tiene una apertura que contiene la zona óptica rodeada por una zona
de menor potencia (figura 6.6). Naturalmente, una buena visión foveal sólo es posible a través de la
zona óptica. Si además es esférica, el eje visual debe coincidir con el eje óptico de la lente, ya que fuera
del eje existen fuertes aberraciones. La zona marginal debería permitir algún conocimiento de los obje-
tos y movimientos para evitar el escotoma que aparece debido a la diferencia de potencias entre las dos
zonas en la línea divisoria (en el caso de las lentes positivas). La eliminación de esta línea supondría
De la figura 6.7 se deduce que: DCA = rA, radio de curvatura de la zona de apertura
ECM = rM, radio de curvatura en la zona marginal
ECB = rB, radio de curvatura en la zona de combinación
yA rB - rA y r -r
QC B = = M B M (6.1)
rA rM
y despejando rB resulta:
yM - yA , donde R = 1
rB = M y RA = 1 (6.2)
y MRM - yARA rM rA
Estas superficies son de tipo polinómico y se conocen con el nombre de asféricas zonales. La
primera asférica zonal de este tipo fue introducida en 1973 por Robert Welsh, la fabricó la compañía
Armorlite Inc. (USA) y era conocida como Asférica Welsh 4-Drop, ya que la potencia cambia en 4,00
D desde el centro hasta el borde. Se fabricaba también en bifocal con un pequeño segmento de tama-
ño 22 x 11 mm, para poder incluirlo en la apertura central. El diseño de Welsh es conocido ahora como
Multiple-drop de Armorlite. Un diseño similar fue introducido posteriormente por la Signet Optical
Corporation y comercializado con el nombre de Hyperaspheric con un salto de potencia mayor. Tam-
bién hay que mencionar las versiones Hi-drop comercializadas por Sola y las Thi-Aspheric en índice
de refracción 1,806 de Hoya. En cualquier caso, el objetivo de estas lentes es proporcionar un campo
mayor, y sólo en la zona central es posible obtener una buena agudeza visual.
Bibliografía
C.E.S.O.A. Optique Ophthalmique (Technologie), 2ème partie. Bruselas, Assotiation des diplomés CESOA-
SCTOW. ASBL, 1986.
FANNIN, T.E.; GROSVENOR T. Clinical Optics. Boston, Butterworths, 1987.
JALIE, M. The Principles of Ophthalmic Lenses. Londres, The Association of British Dispensing Opticians, 1988.
116
En un ojo emétrope, la fóvea es el punto retiniano conjugado del infinito, de manera que las imágenes
de objetos lejanos se forman nítidamente sobre la retina. Para enfocar a otras distancias, el ojo utiliza
la acomodación, que consiste en un incremento de potencia del cristalino para mantener esta imagen
nítida sobre la retina (figura 7.1).
El ojo amétrope es aquel que no cumple la condición anterior, de forma que el punto focal del
ojo no está sobre la fóvea (figura 7.2). En este caso, el punto conjugado de la retina es el punto remo- 117
to (PR), que se localiza delante del ojo miope y detrás del hipermétrope.
Fig. 7.1 Para el ojo emétrope, la fóvea es el punto Fig. 7.2 Formación de imágenes en un ojo miope
conjugado del infinito y en uno hipermétrope
La función compensadora de una lente oftálmica es conseguir que la imagen del objeto en infi-
nito se forme sobre el punto remoto, para que la imagen final del sistema lente-ojo se forme sobre la
retina (figura 7.3 a y b).
Fig. 7.3a Compensación de la miopía mediante Fig. 7.3b Compensación de la hipermetropía mediante
lentes oftálmicas divergentes lentes oftálmicas convergentes
Estas lentes compensadoras están montadas en una montura que las sitúa a una cierta distancia del
vértice corneal del ojo, que se denomina distancia de vértice (dv). Para que se cumpla la condición de com-
pensación, el foco imagen de la lente debe coincidir con la posición del punto remoto. Por ello se define la
potencia de vértice posterior (Pvp)
como la inversa de la distancia
desde el vértice de la superficie pos-
terior de la lente a su foco imagen.
Esta será la potencia a la que nos
referiremos siempre (figura 7.4).
Así, vemos que cualquier
118 lente que se encuentre situada en el
mismo lugar puede corregir una
ametropía siempre que su foco ima-
gen coincida con el punto remoto
del ojo, independientemente de cuál
Fig. 7.4 Compensación ideal del sistema lente-ojo sea su potencia real o su forma.
Además, el ojo no es un sis-
tema estático sino que puede girar
alrededor del centro de rotación,
situado en su interior, lo que le per-
mite enfocar objetos que se encuen-
tran fuera del eje visual.
Cuando el ojo gira alrede-
dor de su centro de rotación (Z’), el
punto remoto se desplaza, descri-
biendo un casquete esférico cuyo
centro se halla en Z’.
Este casquete esférico es el
lugar geométrico de las posiciones
del punto remoto y se denomina
Fig. 7.5 Corrección ideal para una lente esférica esfera del remoto.
Al diseñar las lentes oftál-
micas se tiene en cuenta este hecho, puesto que debe garantizarse la corrección tanto en la dirección
del eje como fuera de ésta (figura 7.5). Esta es la condición de corrección ideal.
Los parámetros que intervendrán en el diseño de la lente oftálmica son, además de los propios
de la lente (índice de refracción, curvaturas y espesores), los ligados a sus condiciones de uso (poten-
cia de vértice posterior, distancia de vértice, distancia al centro de rotación rot, ángulo de giro del ojo,
y diámetro pupilar).
Dado que los sistemas ópticos son muy complejos, normalmente se utilizan modelos teóricos para pre-
decir su comportamiento. Las aberraciones son la discrepancia entre la realidad y el resultado de apli-
car estos modelos teóricos. El análisis de las aberraciones que presentan las lentes oftálmicas debe
adaptarse a sus características y a sus condiciones de uso.
Las aberraciones de las lentes en general se deben por una parte al material con que están fabri-
cadas (a. cromáticas) y por otra a su geometría (a. geométricas o monocromáticas). Por esta razón
nunca se presentan aisladas, sino que la apariencia de la imagen formada por una lente es el compen-
dio de todas ellas. Se suelen estudiar individualmente, eliminando la influencia de las demás, para
poderlas caracterizar.
Aberraciones cromáticas
Si se parte de la base que la única forma de eliminar la aberración cromática consiste en utilizar dos
lentes de materiales distintos, formando dobletes acromáticos, y que la compensación visual se realiza
119
siempre con una sola lente oftálmica, se concluye que las aberraciones cromáticas debidas al material
de la lente nunca podrán ser eliminadas totalmente, aunque se intenten reducir utilizando materiales de
baja dispersión.
Se expondrán las aberraciones cromáticas diferenciando la longitudinal y la transversal. En
general, las aberraciones cromáticas se deben a la variación del índice de refracción con la longitud de
onda. Para las longitudes de onda cortas (azules), el índice de refracción del vidrio es mayor que para
las largas (rojos). Para cuantificar el valor de la dispersión cromática se utiliza el numero de Abbe, que
se expresa como:
v = nd - 1 (7.1)
nF - nC
A.C.L. = PF - PC (7.3)
A partir de esta expresión, se puede obtener la A.C.L. en función del número de Abbe de la
lente, que es un parámetro que conocemos siempre. A partir de la fórmula del constructor de lentes:
PF = nF - 1 ⋅ 1 - 1 (7.4)
r1 r2
PC = nC - 1 ⋅ 1 - 1 (7.5)
r1 r2
PF - PC = nF - nC ⋅ 1 - 1 (7.6)
r1 r2
120 nF - nC = nd - 1 (7.7)
vd
PF - PC = nd - 1 ⋅ 1 - 1 (7.8)
vd r1 r2
De lo que resulta:
PF - PC = Pd (7.9)
vd
F
de onda extremas (δF y δC).
f' C
Fig. 7.7 Aberración cromática transversal A.C.T. = δF - δC (7.10)
A.C.T. = y ⋅ PF - y ⋅ PC (7.11)
A.C.T. = y ⋅ Pd (7.12)
vd
Después de analizar las aberraciones cromáticas, debemos estudiar las aberraciones debidas a
la forma de la lente (monocromáticas). Concretamente nos interesará conocer la repercusión de las
condiciones de uso de las lentes en la incidencia de estas aberraciones. El sistema visual es un sistema
óptico que trabaja con apertura pequeña y campo amplio, y descentrado en visión oblicua. Esto impli-
ca que las aberraciones de apertura, como son la esférica y el coma, no influirán prácticamente, mien-
tras que las aberraciones oblicuas como el astigmatismo marginal y el error de potencia, y la distor-
sión (aberración de campo) serán las que deberán tenerse en cuenta en el diseño de las lentes
oftálmicas, puesto que se manifiestan en visión oblicua y al utilizar la periferia de la lente.
Aberraciones de apertura
Las relaciones matemáticas que se utilizan en el cálculo de la potencia de vértice posterior de las len-
tes oftálmicas son válidas para la zona paraxial. De ahí que al utilizar todo el diámetro de la lente se
produzcan variaciones en la formación de la imagen óptica ideal. Haremos un breve comentario sobre
la aberración esférica y el coma.
121
Aberración esférica
A.E.L.
Coma
El coma se produce para puntos fuera del eje óptico, cuando la apertura del sistema es grande. La ima-
gen que se produce es muy molesta, puesto que no tiene simetría de revolución. Este hecho hace que
la corrección del coma sea muy importante para instrumentos ópticos, pero no en lentes oftálmicas,
puesto que existe la pupila del ojo, que por sí misma limitará la incidencia de esta aberración.
Una vez expuestas las aberraciones de apertura de modo breve, dada su escasa incidencia en las
condiciones de utilización de las lentes oftálmicas, en el próximo apartado se tratarán en mayor pro-
fundidad y desde el punto de vista de su formulación clásica las aberraciones que sí tienen importan-
cia en el diseño de lentes oftálmicas como son las aberraciones oblicuas y la distorsión. Posteriormen-
te se expondrán diversos métodos de minimización de estas aberraciones.
Distorsión
Entendemos por distorsión el efecto de la no constancia del aumento angular de la lente a medida que
rotamos el ojo. Este efecto se traduce en la deformación de las imágenes en los puntos más alejados
del eje (figura 7.9 a y b).
122
Fig. 7.9a Distorsión en lentes convergentes. Fig. 7.9b Distorsión en lentes divergentes.
Imagen en corsé Imagen en barril
Γp = 1 - 1
1 - l'2P 1 - Ec P1 (7.15)
n
Distorsión : D = Γ - Γp (7.16)
Γp
Esta es una aberración de campo que tiene efecto sobre la percepción espacial de los objetos
pero no empeora la calidad de la imagen. Dado que se distorsiona toda la imagen uniformemente y no
existe una deformación selectiva, el ojo aprende la nueva métrica visual, sobre todo cuando no tiene
ninguna referencia comparativa.
Astigmatismo oblicuo
y 2P
A.M. = n+ 2 P22 + P2 2 L'2 + L n 2 - 1 - P n + 2 - 2PL'2 n- 1 + nP 2 + nL'22
n n- 1
(7.18)
2
nL'22 2
+ nP + 2
n- 1 - nPL n - 1 + 2 n - 1 n - 1 2
LL'22
L'2 n- 1 2
y 2P 2n + 1 P22 + P2 L'2 n2 - 1 - nP n + 2
2 2
P'S = P + + n p - nPL'2 n- 1 + 2 (7.19)
2 2 2 2 2
n n- 1
124
y de ella, la potencia tangencial:
El paso de la focal tangencial a la sagital se produce de una forma gradual y entre estas dos foca-
les astigmáticas hay una zona donde se forma la imagen más uniforme que corresponde al que llama-
remos círculo de mínima confusión (CMC).
Clásicamente se entiende que es en este punto donde se forma la imagen más nítida y le corres-
ponde una potencia que es la media aritmética de las dos potencias astigmáticas.
Para que se cumpla la condición de corrección en visión oblicua es necesario que este circulo
esté situado sobre la esfera que describe el punto remoto cuando el ojo rota. Denominaremos esta esfe-
ra como esfera del remoto (ER) y la discrepancia entre la posición del CMC y la ER, expresadas en
dioptrías, es lo que definiremos como error de potencia (E.P.).
Error de potencia
Como la potencia correspondiente a la esfera del remoto viene dada por la potencia de vértice poste-
rior, suponiendo el ojo bien corregido en eje, el error de potencia vendría dado por:
Para el cálculo del E.P., se parte de la expresión general del A.M. y del cálculo de una de las
focales astigmáticas.
Una lente oftálmica, como sistema óptico simple que es, está completamente determinada si se cono-
cen, para un cierto índice de refracción del material (n), los radios de curvatura de sus dos dioptrios
(R1 y R2) y el espesor que los separa (Ec).
Este espesor vendrá condicionado por el diámetro total de la lente (Ø). Para mayor comodidad
de uso conviene que sea lo más pequeño posible ya que éste determina el volumen total de la lente (V)
y su producto por la densidad del material (ρ) determinará el peso final de la lente.
La potencia de vértice posterior de la lente (Pvp) viene determinada por las potencias superfi-
ciales de los dos dioptrios (P1 y P2), que a su vez son función del radio de curvatura, del índice de
refracción, y del espesor de centro, según la expresión:
Pvp = P1 + P2
(7.23)
1 - EcP1
n
La potencia de vértice posterior viene dada en cada caso por la ametropía del sujeto a corregir 125
y, así, los grados de libertad en el diseño de lentes oftálmicas se reducen a la elección de uno de los
dos radios de curvatura ya que, fijado uno, tenemos determinado el otro, y con ellos el espesor una vez
conocido el diámetro necesario de la lente. De todas las posibles elecciones de radios para obtener la
misma potencia deseada, conviene tomar una combinación que dé como resultado una lente lo más
plana posible ya que ésta será la mejor desde el punto de vista estético.
En la compensación con lentes esféricas veremos que esta condición estética en ocasiones no
se corresponde con la mejor corrección óptica, mientras que también ocurre que utilizando diseños
asféricos se pueden encontrar soluciones que contemplen los dos aspectos: el estético y el óptico.
Analizando la formulación descrita en el apartado 7.3, observamos que las aberraciones depen-
den, además de los parámetros propios de la lente, de sus parámetros de uso: distancia al centro de rota-
ción (l’2) y altura del rayo de entrada (y), fijado por el ángulo de rotación del ojo.
La distancia al centro de rotación es la suma de la distancia de vértice más la distancia del vér-
tice del ojo al centro de rotación del ojo. Se suele tomar 27 mm como valor estadístico medio. Algu-
nos autores utilizan el valor 25 mm para esta distancia ya que así la vergencia del centro de rotación
dada por L2’es un número entero igual a 40 D. Sin embargo, la utilización de cualquiera de estos dos
valores, en el proceso de diseño de la lente, ofrece resultados muy similares.
Las soluciones clásicas se obtienen analizando cada aberración con independencia de las otras. La
solución a la fórmula general para el astigmatismo oblicuo existirá cuando se anule su primer término
o bien cuando se anule el término entre corchetes.
El primer caso sólo ocurre cuando el rayo entra por el eje (y = 0) y corresponde a la solución
obvia. Igualando el término entre corchetes a cero, fijando la distancia al centro de rotación y el índi-
ce, y para un objeto en el infinito, se obtiene una ecuación de segundo grado que da solución real para
un cierto margen de potencias de la primera superficie y en este caso hay dos que corresponden a los
dos valores de la raíz.
La representación gráfica de estas soluciones es una elipse en la que cada una de sus ramas
corresponde a una de estas soluciones.
En la figura 7.12 se han representado estas elipses para diferentes índices.
P1
35.00
25.00
1
2
3
4
5 15.00
1: n=1.804 2: n=1.701
5.00 3: n=1.600 4: n=1.523
5: n=1.498
Estas elipses fueron calculadas por vez primera por Tscherning, a quien deben el nombre, y las
dos ramas corresponden respectivamente a las soluciones propuestas por Wollaston (la rama superior
que corresponde a la solución con más curvatura) y por Ostwald, con casi cien años de diferencia.
También se pueden representar estas elipses para otras posiciones del objeto. Así, en la figura
7.13 se ha representado para un objeto situado a 40 cm, que correspondería a un objeto cercano.
P1
25.00
1
2
3
4 15.00
5
1: n=1.804 2: n=1.701
5.00 3: n=1.600 4: n=1.523
5: n=1.498
Del análisis de las soluciones posibles para esta aberración se desprende que no hay solución
para todas las potencias y cuando la hay no es única. Además estas soluciones son particulares para un
cierto índice y unas ciertas condiciones de uso.
Se puede hacer un análisis parecido para el error de potencia y se obtienen también soluciones
similares ya que, como hemos visto, esta aberración se calcula a partir del valor del astigmatismo obli-
cuo y de la posición de las focales astigmáticas.
En las figuras 7.14 y 7.15 se han representado las elipses de Petzval correspondientes a las solu-
ciones de el error de potencia en las mismas condiciones que para el astigmatismo oblicuo (para obje-
to en infinito y objeto cercano respectivamente).
P1
35.00
25.00
1
2
3
4 5 15.00
1: n=1.804 2: n=1.701
5.00 3: n=1.600 4: n=1.523
5: n=1.498
P1
35.00
25.00
1
2
3 15.00
4
5
2: n=1.701
5.00 3: n=1.600 4: n=1.523
5: n=1.498
Como en el caso de el astigmatismo oblicuo, las soluciones representadas en las elipses de Petz-
val no son únicas cuando las hay, y son particulares para cada condición. Además, las soluciones par-
ticulares para cada caso no son las mismas para las dos aberraciones.
25.00
P1 Este hecho queda repre-
sentado en la figura 7.16 en la que,
para un índice de refracción n =
1,523 y fijada la distancia al centro
2 3 4
15.00 de rotación en 27 mm, se han
representado las elipses de Tscher-
ning y de Petzval para un objeto
lejano y otro cercano.
5.00 Cabe remarcar que todas
las elipses que aquí se muestran,
tanto las de Tscherning como las
-30.00 -20.00 -10.00 0.00 10.00 20.00 de Petzval, han sido calculadas
-5.00 PVP para distancia de observación infi-
Fig. 7.16 Elipses de Tscherning (1,2) y Petzval (3,4). nita, cuando se habla de objeto
Objeto lejano (1,3) y próximo (2,4) lejano, y a distancia 40 cm, cuan-
do se habla de objeto próximo. Por
otro lado, se ha tomado como dis-
tancia rot = 27 mm en las figuras 12 a 15 y en la 17, mientras que para la figura 16 se ha utilizado una
distancia rot = 25 mm.
Conviene observar que para todas las potencias que hay solución, ésta corresponde, en el mejor de
los casos, a una lente muy curvada. Se hace necesario encontrar una solución de compromiso eligiendo un
diseño esférico que dé como aberraciones residuales valores tolerables para el usuario. El concepto de
valores tolerables para el usuario es muy subjetivo y en ningún caso se puede generalizar para todos los
128
usuarios. Parece, pues, necesario encontrar otros criterios para la optimización de lentes oftálmicas.
Como una primera solución, el fabricante, intentando obtener lentes más planas y, por tanto, de
mejor apariencia estética, utiliza curvaturas en la primera superficie (bases de fabricación) ligeramen-
te menos curvadas que las que sugieren las elipses.
Una de estas soluciones se representa en la figura 7.17, en la que se observa que los trazos hori-
zontales son las bases que escoge el fabricante, y cómo su envolvente presenta la misma pendiente de la
rama inferior de las elipses. Cabe destacar que estas soluciones tienen potencias de primera superficie
más planas que las lentes que anu-
lan el error de potencia (elipse 2).
P1 Estos diseños se han estado usando
25.00
durante todo este siglo con resulta-
dos demostrados.
1 2 3
15.00
7.6 Soluciones asféricas
utilizar radios de curvatura pequeños, lo que contradice la necesidad de utilizar radios grandes por
motivos estéticos.
La única solución es, pues, aumentar los grados de libertad y esto se consigue utilizando super-
ficies de revolución no esféricas en las que su coeficiente de asfericidad será el nuevo grado de liber-
tad con el que se intentará optimizar las lentes oftálmicas.
La expresión de una superficie de revolución asférica es:
donde:
S 2 = X2 + Y 2 ; y c = 1
r
El primer término de esta expresión corresponde a la ecuación general de las superficies cóni-
cas y el resto de términos son los coeficientes de deformación.
y dando diferentes valores al coeficiente de asfericidad p se obtienen todas las familias de cónicas,
desde la elipse oblatada cuando p es mayor que 1, hasta la hipérbola, cuando p es negativa.
La utilización de estas superficies permite modificar el valor de las aberraciones oblicuas, man-
teniendo el mismo radio en el eje, que corresponderá al radio de curvatura en las superficies esféricas
(p = 1) y al radio osculatriz en el resto de cónicas.
Vamos a estudiar el caso de una lente esférica de +12,00 D, fabricada en material orgánico n =
1.498, que presenta una potencia de primera superficie usual en la fabricación de P1N = +15,00 D.
Como se ha visto en el apartado 7.5, no hay ninguna potencia esférica de primera superficie que solu-
cione las aberraciones, puesto que la Pvp = +12,00 D queda fuera de los márgenes de las elipses.
Variando el coeficiente de asfericidad se puede modificar el valor de las aberraciones, y así se
observa que para un valor de p = 0,85 se consigue eliminar el error de potencia. Y aplanando más la
primera superficie hasta un coeficiente de asfericidad de p = 0,65 se elimina el astigmatismo oblicuo.
A pesar de todo, en ningún caso se han eliminado las dos aberraciones a la vez. En la tabla 1 se repre-
senta, para un ángulo de giro del ojo de 20°, los valores de las aberraciones para cada uno de los
siguientes diseños.
En la tabla 7.1 se puede observar que para las dos soluciones, los valores residuales de la abe-
rración no corregida son, en el peor de los casos, del mismo orden que en el diseño esférico. En los dos
casos, las superficies resultantes de este proceso son más planas (corresponden a valores p<1) que la
superficie esférica original. Este hecho representa una ventaja muy importante de la utilización de
superficies asféricas, pues es conocido que a medida que se aplana la primera superficie de las lentes
positivas, disminuye el espesor de centro para el mismo diámetro y, consecuentemente, su peso tam-
bién es menor.
Tabla 7.1 Valores de las aberraciones para diferentes diseños de una lente de +12,00 D, cuya potencia nominal de primera
superficie es P1N = +15,00 D e índice n = 1,498, considerando una distancia al centro de rotación de 27 mm, un diámetro
pupilar de 4 mm, y un ángulo de giro del ojo de 20°
asfericidad aberraciones
Pvp +12,00 D p EP AM
Lente esférica 1 +0,2577 -0,5729
Lente asférica EP = 0 0,85 +0,0018 -0,3075
Lente asférica AM = 0 0,65 -0,2985 -0,0013
En las figuras 7.18 y 7.19 se representa la modificación de espesor de centro y de peso para la
lente de potencia de vértice posterior +12.00 D a medida que se aplana la primera superficie, desde la
esfera (p=1) a la hipérbola de p=-2.
11.00 60.00
Pvp + 12
Pvp + 12
55.00
10.00
50.00
Ec (mm)
Peso (gramos)
9.00
45.00
8.00
40.00
130 7.00
35.00
6.00 30.00
-2.0 -1.5 -1.0 -0.5 0.0 0.5 1.0 -2.0 -1.5 -1.0 -0.5 0.0 0.5 1.0
p p
Fig. 7.18 Variación del espesor de centro con la Fig. 7.19 Variación del peso con la asferización
asferización de la primera superficie de la primera superficie
La introducción de este nuevo grado de libertad que es el coeficiente de asfericidad, permite que
la corrección de las aberraciones oblicuas no dependa exclusivamente de la elección de la curvatura de
la primera superficie. Esto permitirá elegir la curvatura de la primera superficie que interese a efectos
estéticos y después, utilizando el coeficiente de asfericidad, reducir el valor de las aberraciones oblicuas.
Este hecho también puede contribuir a reducir el espesor y el peso de la lente final además de
la reducción obtenida por la asferización.
El cálculo de las aberraciones en lentes asféricas es mucho más complicado que en las esféri-
cas. Además, como ocurre en estas últimas, cuando se obtiene solución no es única, con lo cual se hace
necesario establecer unos criterios que permitan determinar cuándo las aberraciones son tolerables. A
continuación se presentan las funciones de calidad en un intento de establecer dichos criterios.
Si se representan en una gráfica (figura 7.20) los valores de la tabla 1 del apartado 7.6, correspon-
dientes a las aberraciones de astigmatismo oblicuo (A.M.) y de error de potencia (E.P.) de una lente
Aberración (D)
que se curva la lente (aumentando la curvatura de
la cara posterior P2).
En general sólo se representan el AM y el
EP porque son, como se ha comentado anterior-
mente, las aberraciones importantes. No se tienen
en cuenta, pues, la distorsión y la cromática pues-
to que su incidencia es mínima y no se expresan Potencia de la base (D)
en las mismas unidades. Fig. 7.20 Variación del AM y el EP al curvar una
Del análisis de esta figura se pueden extra- lente de Pvp +4,00 D
er la siguientes conclusiones:
a) La lente más plana posible (planoconvexa: P2=0,00 D) es la que presenta un valor más ele-
vado de las dos aberraciones, siendo mayor el astigmatismo oblicuo que el error de potencia. Así se
puede concluir que, para diseños esféricos, cuanto más plana es la lente, para reducir espesores y mejo-
rar la apariencia estética, mayores son las aberraciones.
b) A medida que se curva la lente aumentando la potencia de la segunda superficie, las aberra-
ciones disminuyen, pasando en primer lugar por la primera solución de la elipse de Petzval para el error
de potencia (P2=-5,00 D), seguidamente por la primera solución de Tscherning para el astigmatismo
oblicuo (P2=-9,50 D) y, después de un intervalo en el que las dos aberraciones son negativas, aparece
la segunda solución de Petzval y la segunda de Tscherning, siendo las dos últimas lentes muy curva-
131
das (P2=-16,25 D y P2=-20,00 D respectivamente) y que corresponden a la rama de Wollaston de las
elipses.
Ocurre que cuando hay solución para las aberraciones, no es única, aunque una corresponde a
lentes muy curvadas. Además, estas soluciones son distintas para cada aberración.
Si se pretende escoger el diseño más apropiado para una lente de potencia dada, en función de la in-
formación facilitada por el estudio de las aberraciones, como ocurre con el método clásico de optimi-
zación de lentes oftálmicas expuesto en el punto 7.5, es evidente que se debe imponer un criterio que
permita cuantificar comparativamente las aberraciones para poder encontrar una solución, ya que,
como hemos visto, no existe ninguna curvatura para la que se anulen las dos aberraciones simultánea-
mente.
Este criterio se conoce como función de calidad (FC) o función de mérito de un sistema óptico.
Para establecer el criterio se crea una función matemática que relaciona todas las aberraciones, asig-
nando un «peso» a cada una de ellas con relación a las demás, de forma que las condiciones en las que
esta función presente un mínimo corresponderán a la mejor lente, puesto que las aberraciones, consi-
deradas globalmente, son mínimas.
Antes de empezar a exponer las funciones de calidad clásicas, debe hacerse una consideración:
si una función de calidad es una función que relaciona las aberraciones y busca un punto en que glo-
balmente sean mínimas, es evidente que este mínimo debe corresponder a una curvatura comprendida
entre los mínimos particulares de las aberraciones que se consideren.
Una de las funciones de calidad clásicas más extendida es la propuesta por Le Texier y otros,
porque también se puede utilizar para optimizar lentes asféricas, aunque hay otras que conviene des-
tacar, como la propuesta por Davis y otros, que se denomina índice de borrosidad (blur index).
Dado que les aberraciones oblicuas pueden tener valores negativos y no se compensan entre
ellas, esta función de calidad (Le Texier), como todas, para considerarlas en valor absoluto las eleva al
cuadrado.
La expresión de función de calidad que se presenta como ejemplo, despreciando los términos
relacionados con la distorsión y la cromática para simplificar, es la siguiente:
FC = 2 EP 2 + AM2 (7.26)
Una función de calidad permite determinar el diseño óptimo de una lente oftálmica. Utilizando las fun-
ciones de calidad clásicas, se consigue una solución que implica un buen equilibrio entre las aberra-
ciones. Pero la elección del diseño óptimo no se puede limitar al análisis matemático de las aberracio-
nes sino que también se debe tener en cuenta que la función compensadora de una lente oftálmica
consiste en conseguir que se forme una buena imagen del objeto en la retina del usuario.
Una función de calidad fisiológica, pues, es aquella que tiene en cuenta el efecto compensador
de las lentes oftálmicas, porque hace referencia a los principios de la óptica fisiológica, que estudia el
ojo como sistema óptico formador de imágenes.
El ojo no es un sistema estático de visión, ya que posee la capacidad de incrementar su poten-
cia mediante la acomodación para poder enfocar objetos cercanos, pero también la utiliza para reajus-
tar la posición de la imagen en busca de la situación más confortable. Según estos argumentos, la fun-
ción de calidad fisiológica tendrá en cuenta que el ojo es un sistema de visión dinámico, y que esto
condiciona la calidad final de la imagen que obtendrá.
Cuando el ojo acomoda, la esfera del remoto se aleja del mismo, lo que le permite compensar
pequeñas hipermetropías, o lo que es lo mismo, pequeños errores esféricos inducidos por las aberra-
ciones de la lente. Teniendo esto en cuenta, la única aberración susceptible de ser compensada median-
te la acomodación es el error de potencia, y sólo cuando el círculo de mínima confusión se encuentra
detrás de la esfera del remoto. Esto es por definición un error de potencia negativo.
Con esto se demuestra que el signo de la aberración del error de potencia debe tenerse en cuen-
ta en la función de calidad, ya que si es negativo podrá ser compensado por microfluctuaciones de la
acomodación, cosa que no era considerada por la función de calidad clásica.
El primer criterio de la función de calidad fisiológica es el siguiente: el error de potencia debe
ser negativo (EP<0). Pero si modificamos el diseño, desplazando el círculo de mínima confusión hacia
atrás, también se desplazarán las dos focales astigmáticas. En el caso de que las dos focales astigmáti-
cas estén situadas detrás de la esfera del remoto, la primera imagen nítida que se formará correspon-
derá a la focal tangencial. En el momento en que una de las dos focales (en este caso la tangencial) se
forma nítida sobre la retina, la acomodación deja de actuar. La imagen, aun siendo nítida, no reprodu-
ce fielmente el objeto, y la acomodación se relaja, porque esta imagen no se corresponde con el cono-
cimiento previo que el sistema visual tiene sobre lo que espera ver.
De esta situación se infiere el segundo criterio de la función de calidad fisiológica: las dos foca-
les astigmáticas deben estar situadas a ambos lados de la esfera del remoto.
Según estos dos criterios y en estas condiciones, se escoge como diseño óptimo aquel que pre-
senta menor astigmatismo oblicuo, y este es el tercer criterio. Este criterio está condicionado al cum-
plimiento de los dos anteriores.
En la tabla 7.2, puede observarse el resultado de aplicar estos criterios para la misma lente de
potencia de vértice posterior +12,00 D del apartado 7.6. Esta tabla es una ampliación de los resultados
de la tabla 1, y en ella se encuentra el coeficiente de asfericidad de la lente óptima, así como los valo-
res de las aberraciones residuales para un ángulo de giro del ojo de 20°.
Tabla 7.2 Aberraciones para una lente de Pvp = + 12.00 D, para distintos diseños
133
Asfericidad Aberraciones Diagrama de impacto
am
En la figura 7.22 se representan estos 30
asférico con astigmatismo oblicuo nulo, y la Fig. 7.22 Variación del astigmatismo marginal con
solución óptima. el ángulo de giro del ojo (corresponde a la tabla 7.2)
Bibliografía
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En los capítulos precedentes, del 3 al 7, se han expuesto las características de las lentes oftálmicas
monofocales y las particularidades de su diseño. En el presente se trata la influencia de la utilización
de las lentes monofocales, tanto monocular como binocularmente, y los fenómenos que se deben tener
en cuenta en el proceso de adaptación de la lente al usuario.
φ/2
tgω ' = (8.1)
l'2
de donde podemos obtener el valor de tg ω’, y de ahí el valor del campo aparente como 2 ω’:
Fig 8.1 Campo visual periférico (a) y de fijación (b) Fig. 8.2 Campo visual de fijación aparente
φ/2
tgω = ; tgω = φ / 2 L2 (8.3)
l2
Fig. 8.3. Esquema para el cálculo del
campo visual real Según la ecuación de Descartes, se puede escribir
136
-1 + 1 =1 (8.4)
l2 l'2 f'
de donde
Mediante estas ecuaciones se puede cuantificar la variación de campo de fijación que perci-
be un usuario de gafas respecto a ojo desnudo. En la figura 8.4 se muestra la reducción del campo
visual y la aparición del escotoma anular en los hipermétropes corregidos (a), así como el aumento
del campo visual, que se da en el
miope (b). Cabe destacar que
cuanto mayor es la potencia de la
lente, más importante es este
efecto, tal como se deduce de la
expresión (8.6), y se ampliará en
a) b) el apartado 8.6 sobre adaptación
Fig. 8.4 Campo visual real para (a) un hipermétrope de monofocales de elevada
y para (b) un miope corregidos potencia.
La relación que existe entre el tamaño de la imagen retiniana del amétrope neutralizado (y’an) respec-
to al amétrope sin neutralizar (y’asn) se conoce como aumento subjetivo de las lentes oftálmicas. Para
designarlo utilizaremos la expresión factor de aumento, puesto que aporta información sobre la varia-
ción del tamaño de la imagen, y no sobre el tamaño exacto de ésta. Al ser una relación, se acostumbra
a expresar en tanto por ciento (o en tanto por uno).
FA = y'an (8.7)
y'asn
Para hallar una expresión analítica del factor de aumento, nos basaremos en la figura 8.5:
siendo
137
tgω ' = h' ; y tgω = h' (8.9)
f' - x f'
Fig. 8.5 Esquema para hallar el factor de aumento
de donde aproximado de la lente
FA = 1 = 1
1 - x1 1 - xϕ' (8.10)
f'
y x = H’E es la distancia entre el plano principal imagen de la lente a la pupila de entrada del ojo.
En una primera aproximación, y a fin de simplificar el cálculo, podemos considerar como ori-
gen de coordenadas el vértice posterior de la lente. De este modo x es la distancia desde el vértice pos-
terior de la lente a la pupila de entrada del ojo, y la potencia verdadera se puede considerar igual a la
potencia de vértice posterior:
Si consideramos que la distancia de vértice estándar son 12 mm, tenemos que x = 15 mm;
entonces la fórmula aproximada del factor de aumento queda como:
Según la expresión (8.13) se puede construir la tabla 1, donde se muestra de forma aproximada
los FA que corresponden a cada potencia de vértice. Resulta útil como idea aproximada para el ópti-
co, al adaptar lentes monofocales de geometría esférica, ya que cada variación en la potencia de vérti-
ce posterior de + 4,00 D supone una diferencia de FA del 6%.
Pero en ocasiones, se debe obtener el
Tabla 8.1: Valores de FA para distintas potencias FA exacto. Para calcularlo, basta con no hacer
de vértice, según la expresión (8.13) las aproximaciones expuestas en (8.12), y
Pvp (D) FA FA (%)
desarrollar la ecuación (8.10) según las fór-
mulas de asociación de sistemas ópticos.
+12,00 1,18 18 A partir de la figura 8.5, y la figura
+8,00 1,12 12 8.6. tenemos que:
+4,00 1,06 6
0,00 1 0
-4,00 0,94 -6
x = d - e' (8.14)
-8,00 0,88 -12
-12,00 0,82 -18 donde
e'Pvp 1 - ec P1 = - ec P1 (8.17)
n n
Fig. 8.6 Esquema para hallar el factor
de aumento exacto de la lente Partiendo de la expresión (8.10) tenemos que
FA = 1 = 1
1 - xϕ' 1 - (d - e') Pvp 1 - ec P1 (8.18)
n
A= 1
* (8.19)
1 - d Pvp 1 - P1 + e' Pvp 1 - ec P1
ec
n n
El término entre corchetes marcado con un asterisco (*) se sustituye por la igualdad (8.17) y
reagrupando términos se llega a la expresión exacta del factor de aumento:
FA = 1 1 = FFFP
1 - ec P1 1 - d Pvp (8.20)
n
En (8.20) se puede observar que el factor de aumento tiene dos componentes, uno debido a la
forma de las lentes (FF, factor de forma), y otro debido a la potencia de la lente y a la distancia a que
ésta se halla respecto al ojo (FP, factor de potencia).
Existe otra forma de obtener el FA exacto, utilizando el modelo del anteojo de Galileo, cuyos
aumentos se pueden calcular a partir de la expresión siguiente:
FA = - f '1 = f1 (8.21)
f '2 f '2
donde f1 es la focal objeto de la lente positiva del anteojo, y f2’ la focal imagen de la negativa.
Para obtener el FA exacto, partiremos de imaginar que se puede desglosar la lente oftálmica en
dos partes, una parte es una lente afocal, que representa la geometría de la lente, y que por tanto tiene
el espesor de centro de la lente, y la otra parte, infinitamente delgada, contiene la potencia. La prime-
ra parte de la lente se puede considerar como un anteojo de Galileo (como se muestra en la figura 8.7),
y al aplicar la ecuación del FA en el Galileo (8.21) se obtiene la expresión general del factor de forma.
La parte infinitamente delgada se asocia como sistema óptico al defecto de refracción del ojo,
situado éste último en el plano principal imagen del ojo, resultando un segundo anteojo de Galileo. Al
aplicar la ecuación de aumento (8.21) resulta la expresión del factor de potencia. Así se llega a la con-
clusión de que al aplicar las ecuaciones del FA en ambos Galileos se obtiene la misma expresión (8.20) 139
que se ha obtenido por cálculo exacto.
Analizando la expresión del factor de aumento exacto podemos llegar a las siguientes conclu-
siones (tabla 2):
Tabla 8.2 Contribución del FP y del FF en el FA para un rango de Pvp de -20,00 a +15,00 D
El factor de forma toma valor 1, es decir, no influye en el valor del factor de aumento, en dos
circunstancias, cuando el espesor de centro es nulo y cuando la potencia de la primera superficie es
cero.
El factor de potencia es 1, y
por tanto no influye en el valor del
factor de aumento, cuando la distancia
de la lente al plano principal imagen
del ojo es nula (algo imposible, pues-
to que incluso en el caso de las lentes
de contacto, en que la distancia es
mínima, es de 3 mm) u, obviamente,
cuando Pvp es cero, caso de las lentes
neutras.
Para las lentes negativas, el fac-
Fig. 8.7 Sistema lente-ojo como dos anteojos de Galileo tor de aumento, de signo negativo para
indicar la disminución de tamaño de la
imagen retiniana, se debe casi exclusi-
vamente al factor de potencia, dado que el factor de forma es aproximadamente 1, por los motivos expues-
tos anteriormente. Por el contrario, el factor de aumento, de signo positivo en el caso de las lentes positi-
vas, siempre es mayor que el factor de potencia, puesto que el factor de forma siempre es mayor que 1.
Para poder fusionar las imágenes binocularmente es necesario que éstas sean igualmente nítidas y del
mismo tamaño. Cuando la diferencia en el tamaño de las imágenes retinianas de ambos ojos, fenóme-
140
no que se conoce como aniseiconia, supera el 5%, se dificulta e incluso imposibilita la fusión binocu-
lar de las imágenes. Por ello es especialmente importante conocer el factor de aumento de las lentes,
sobre todo en el caso que la refracción de ambos ojos sea distinta (condición que se denomina aniso-
metropía). Cuando un usuario anisométrope es corregido con lentes oftálmicas, se le induce una ani-
seiconia que debe ser mantenida por debajo del 5% si no se quieren provocar problemas de visión
binocular. En este punto se expondrá cuál es la diferencia mínima de refracción entre los dos ojos para
que se produzca aniseiconia, así como los métodos de que se dispone para minimizarla.
La aniseiconia inducida por la corrección supera el 5% cuando la diferencia entre las potencias
compensadoras de ambos ojos es superior a 2,50 D en el caso de las lentes positivas, y de 3,50 D en el
caso de las negativas.
Los posibles métodos para compensar las diferencias de factor de aumento entre los dos ojos,
pueden deducirse de la expresión (8.20) del factor de aumento exacto.
A priori, se puede modificar por un lado el factor de forma, y por otro el factor de potencia.
Modificar el factor de potencia significa cambiar el valor de alguna de sus variables, que son la
potencia de vértice posterior y la distancia de vértice de la lente al ojo. Como puede intuirse, esto es
inconsistente, puesto que la potencia debe mantenerse constante para compensar la ametropía, y la
variación de la distancia de vértice, como se verá en el apartado 8.3, conlleva una variación de la poten-
cia efectiva de la corrección.
En cambio sí se puede modificar el factor de forma, cambiando la geometría de la lente. Ello se
puede conseguir tanto variando su curva anterior y/o el espesor de centro, como el índice de refracción.
En general, se disminuirá el factor de forma aplanando la primera superficie y/o disminuyendo el espe-
sor de centro, y aumentando el índice de refracción.
Para minimizar la aniseiconia inducida superior al 5%, existen muchos criterios optométricos
de compensación parcial de la ametropía, además de la adaptación de lentes de contacto, que propor-
cionan un tamaño de imagen mucho más parecido al real que las lentes oftálmicas, debido sobretodo
a la proximidad a la que se hallan del plano principal imagen del ojo.
No vamos a incidir en ninguno de estos métodos, sino que, según lo expuesto, y basándonos en
la ecuación (8.20) se puede considerar como efectivo:
Con las opciones b y c se consigue que ambas lentes tengan una geometría más parecida entre
ellas a la que tendrían con el diseño original del fabricante.
Como resumen de lo expuesto, en la tabla 8.3 se puede observar cómo varía el factor de aumen-
to (en porcentaje) al variar la curva base, suponiendo todas las demás variables (espesor de centro y
distancia de vértice) constantes. Los valores de la tabla 8.3, por tanto, son aproximados, puesto que no
es posible variar un parámetro sin el consiguiente cambio de los demás, si se quiere mantener la poten-
cia compensadora (Pvp) constante.
Tabla 8.3 Variación aproximada del factor de aumento (%) asociada a distintos cambios en la curva base (P1)
para una distancia de vértice de 12 mm.
Otra forma de igualar los factores de aumento en ambos ojos es mediante las lentes iseicónicas,
que son lentes neutras cuyo factor de aumento es distinto de cero, de lo que se deduce que el FP es cero
y todo el aumento se debe a la geometría, resultando lentes muy curvadas y de grandes espesores de
centro. No se utilizan en la práctica habitual, puesto que habría que superponerlas mediante algún sis-
tema de soporte en la montura, a las lentes compensadoras.
Distorsión anamórfica
Hasta el momento, hemos estado tratando del factor de aumento exclusivamente de las lentes mono-
focales esféricas, y los problemas de adaptación a nivel binocular. Las lentes astigmáticas, por poseer
dos potencias distintas en los dos meridianos principales, producirán un tipo de variación de tamaño
de las imágenes retinianas que será percibido por el usuario como una deformación. De este fenóme-
no, que recibe el nombre de distorsión anamórfica, se analizará la repercusión en función de la direc-
ción de los ejes del astigmatismo, y a nivel binocular, la dificultad de fusión de las imágenes de ambos
ojos debido a la diferencia en sus formas.
Al observar un objeto a través de una lente
tórica, se percibe mayor la dirección del obje-
to paralela al meridiano de mayor potencia
positiva. El astigmatismo directo precisa de
una lente correctora con el cilindro positivo a
90°, y el inverso de cilindro positivo a 180°.
La figura 8.8 pretende mostrar la distorsión
que se produce en cada caso.
Para cuantificar el grado de deforma-
ción de la imagen según la diferencia de fac-
tor de aumento entre los dos meridianos
(FAmáx y FAmín ) se utiliza la magnitud deno-
Fig. 8.8 Distorsión anamórfica de un cuadrado y un círculo minada diferencia de aumento porcentual
vistos a través de la lente 90° +2,00 +4,00 D (8.22).
142
de donde
FF FP máx - FF FPmín
∆ FA = 100 (8.23)
FF FP máx
Las lentes astigmáticas de geometría esferotórica con cilindro interno presentan una diferencia de aumen-
to porcentual menor que las de la misma potencia pero en cilindro externo. Esto es debido que en las tóri-
cas internas, el factor de forma en ambos meridianos es igual, mientras no ocurre lo mismo en las tóricas
externas. Así, se cumple que mientras el factor de forma depende da la posición de la superficie tórica, el
factor de potencia es totalmente independiente y, como en el caso de las lentes esféricas, tiene signo posi-
tivo para los meridianos de potencia positiva y negativo para los meridianos de potencia negativa.
El material de la lente (su índice de refracción) no tiene influencia sobre la diferencia de aumen-
to porcentual, puesto que es una relación de factores de aumento.
Cuando la dirección de las líneas del objeto coinciden con la dirección de los meridianos prin-
cipales de la lente, se mantiene la dirección de la imagen idéntica a la del objeto.
En nuestro entorno habitual existe un claro predominio de las líneas horizontales y verticales,
lo que hace que la distorsión anamórfica de las lentes con ejes a 90° o 180° sea mucho menos moles-
to para el observador que en el caso de prescripciones de ejes oblicuos.
Para las lentes orientadas en cualquier otra dirección que no sea la horizontal o la vertical, ocurre que
los meridianos principales de la lente no coinciden con las direcciones más habituales del entorno, pro-
duciéndose la distorsión anamórfica angular, también denominada efecto cilíndrico. La imagen se per-
cibe inclinada respecto al objeto (figura 8.9), según la siguiente relación (24):
γ - 1 tg ϕ
tgθ = (8.24)
1 + γ tg 2 ϕ
donde ϕ es el ángulo que forma el eje del cilindro positivo con la línea objeto, θ es el ángulo que forma
la línea objeto con la línea imagen, y γ es el factor de distorsión anamórfica
γ = FAmáx (8.25)
FAmín
Con lentes de contacto, el FA90° = 0,9985 y el FA180° = 0,9925, luego ∆FA = 0.6%
Con gafas, el FA90° = 0,9925 y el FA180° = 0,9625, luego ∆FA = 3.02%
PLC = 1 = 1 = PG (8.26)
f 'LC f 'G - dv 1 - dv PG
PG = 1 = 1 = PLC
(8.27)
f 'G f 'LC + dv 1 + dv PLC
El miope requiere menor potencia de vértice en gafas que en lentes de contacto, cuando ocurre
lo contrario al hipermétrope. La influencia de la distancia de vértice en la potencia al pasar de gafas a
lentes de contacto empieza a manifestarse a partir de 3,50 D, y aumenta para potencias elevadas, como
es el caso de los afáquicos.
En resumen, la variación la distancia de vértice, modifica no sólo la potencia efectiva de la
lente, sino todos aquellos parámetros que dependen de ella, según las ecuaciones que ya se han visto,
como el factor de aumento y el campo visual. En general, cuanto menor es la distancia de vértice, más
naturales son las condiciones de visión a través de las lentes.
El centrado óptico de unas lentes en unas gafas comprende todos los procesos mediante los que se
determina la posición exacta de las lentes en la montura, previamente adaptada al usuario. La posición
debe ser tal que reproduzca estrictamente las condiciones de uso para las que fue diseñada, y el efec-
to de la corrección una vez montada sea idéntico al determinado en el examen visual.
Las monofocales son lentes versátiles, puesto que pueden utilizarse para visión lejana, próxima,
145
o para todo uso, y además permiten realizar prescripciones prismáticas (capítulo 12). Esto hace que los
criterios de centrado sean distintos según el propósito de las lentes y la distancia de utilización. En
ausencia de prescripción prismática asociada, un monofocal se considera correctamente centrado cuan-
do su centro de montaje o punto de centrado (que es el centro óptico de la lente marcado con el fron-
tofocómetro) coincide con el centro pupilar del usuario en la posición prioritaria de mirada, ya que es
imposible conseguir que en todo momento el centro óptico esté alineado con el centro de rotación del
ojo, que sería la condición óptima.
Por otra parte, cualquier situación que tenga como consecuencia la no coincidencia del centro
óptico del monofocal con el centro pupilar del usuario merece ser evaluada, por la repercusión que
puede tener en la visión binocular. Ejemplo de estas situaciones son los errores, sistemáticos o acci-
dentales, en el proceso de montaje, o la imposibilidad técnica de ejecutar el montaje correctamente por
falta de diámetro de lente. Además, cuando el monofocal se utiliza para todas las distancias, es nece-
sario decidir en qué posición de la pupila del usuario debe colocarse el punto de centrado de la lente,
analizando los desequilibrios prismáticos inducidos a las demás distancias de observación. Todos estos
aspectos se expondrán en el capítulo 11, mientras que en este apartado se va a tratar la manera cómo
se puede conseguir un centrado correcto optimizando el volumen y el peso de las lentes monofocales,
para mejorar la estética de las lentes y la comodidad del usuario.
En el proceso de centrado de las lentes monofocales, y en general, de cualquier tipo de lentes,
deberá tenerse en cuenta la relación de dimensiones entre el diámetro de las lentes, el calibre de la mon-
tura, y las distancias nasopupilares y altura pupilar del usuario, a fin de que se pueda realizar el centra-
do correcto con el menor diámetro de lente posible, lo que representará un menor volumen y por tanto
menor peso para el usuario. Este aspecto debe ser considerado con mayor atención en el caso de mono-
focales de potencia positiva, cuyo espesor de centro es elevado, y depende de la potencia y del diáme-
tro de la lente, más que en las negativas, cuyo espesor de centro es constante para todas las potencias
dh OD = L + p - DNPOD (8.28)
2
146
A partir de los descentramientos horizontales (fig. 8.13) se puede hallar el diámetro mínimo
necesario para centrar correctamente la lente, según la siguiente expresión:
Fig. 8.13 Cálculo del diámetro mínimo Mientras la expresión (8.30) suele dar diá-
metros por defecto, la (8.31) suele proporcionar
diámetros excesivos, con lo cual se utiliza la siguiente ecuación, con la que se obtienen resultados muy
aproximados a la realidad, para todo tipo de monturas:
a) Si el diámetro mínimo (∅mín) es mucho mayor que el diámetro que ofrecen los fabricantes
en sus catálogos, se puede suponer que la montura escogida tiene un calibre demasiado grande para el
paciente, obligando a replantear la elección.
147
b) Si el diámetro mínimo es parecido al de la oferta del fabricante, se acostumbra a pedir la lente
de diámetro normalizado inmediatamente superior al mínimo calculado.
Fig. 8.15 a Distribución de espesores de borde para Fig. 8.15 b Distribución de espesores de borde para
una lente de Pvp + 4,00 D, estándar, de espesor una lente de Pvp + 4,00 D, pedida al fabricante
de borde en bruto 1 mm con diámetro mínimo y a filo
Tabla 8.4 Ventaja de la lente de diámetro mínimo Tabla 8.5 Disminución del espesor de centro y el peso
y a filo respecto a la lente estándar de la lente precalibrada frente a la lente estándar
+ 4,00 D Ec (mm) Peso (g) 90° -2,00 +6,00 D Ec (mm) Peso (g)
Eb = 1 mm 4,1 12 Eb = 1 mm 5,8 18
A filo 3,1 8 Precalibrada 3,6 10
Ventaja 24% 33% Ventaja 38% 44%
Fig. 8.16 a Distribución de espesores de borde Fig. 8.16 b Distribución de espesores de borde
para una lente 90° -2,00 +4,00 D, estándar, para una lente 90° -2,00 +4,00 D,
de espesor de borde en bruto 1 mm precalibrada por el fabricante
por cada grado de ángulo pantoscópico debe situarse el centro óptico 0,5 mm hacia abajo. Esta consi-
deración es especialmente importante asegurar que se cumple para las lentes de geometría asférica y
para las lentes de elevada potencia. En las lentes esféricas o astigmáticas de potencias moderadas no
es imprescindible contemplarla. Mientras el ángulo pantoscópico γ se mantiene por debajo de 15°, el
eje óptico de la lente es perpendicular al plano facial, la superficie de la lente paralela, y el centro ópti-
co pasa por el centro de rotación del ojo, hallándonos en las mismas condiciones para las que fueron
concebidas las lentes. Cuando el ángulo γ supera los 15°, se está creando un astigmatismo por la inci-
dencia oblicua de haces, y generándose un nuevo componente tanto esférico como cilíndrico, que
puede ser causa de inadaptación a la prescripción. El valor de la esfera inducida viene dado por la
expresión:
E ' = E × 1 + sen γ
2
(8.35)
2n
C’ conserva el signo de la esfera original (E), y su eje coincide con el eje de giro de la lente
(180°).
Por ejemplo, una lente de +10,00 D, e índice 1,5, inclinada 15° respecto el plano facial, induce
una prescripción con la siguiente fórmula esferocilíndrica: 180° +0,75 +10,25.
2
E' = 10 1 + sen 15 = 10,22 D ≡ + 10.25 D (8.37)
3
El caso de la adaptación de lentes de alta potencia merece ser tratado como un punto específico. Es
evidente que las distintas formas de adaptación que se han ido viendo a lo largo de este capítulo son
de plena aplicación a este caso, pero la elevada potencia hace que todos los efectos estén acentuados,
por lo que conviene tomar todo tipo de precauciones en la adaptación de este tipo de lentes.
Así por ejemplo, la posición que va a ocupar la lente con respecto al ojo es muy importante ya
que con potencias superiores a + 20,00 D, una variación de 1 mm en la posición relativa de la lente
induce un error superior a 0,25 D en la compensación.
En este caso adquiere especial importancia la montura que se utilizará, ya que ésta debe garan-
tizar que la distancia desde el vértice posterior de la lente al vértice corneal permanezca estable y sea
150
la correspondiente al valor de la compensación.
Otro punto importante es la posición y el tamaño de la pupila de entrada (P.E.) del sistema lente-
ojo. Es conocido que la menor modificación de la P.E. ocurre cuando la distancia entre la lente y el ojo
es mínima, por lo que interesará que la montura donde se sitúen las lentes cumpla este requisito.
Además, igualmente es conveniente desde un punto de vista estético, pues la variación del
aumento con que se verán los ojos de los usuarios de estas prescripciones también será menor cuanto
más próxima esté la lente del ojo.
En lo referente al cambio del tamaño de la imagen retiniana, es función directa de la potencia
de la lente compensadora, por lo que habrá que tomar muchas precauciones, sobretodo en el caso de
anisometropías para preservar la visión binocular.
Otro aspecto muy importante, fundamentalmente en el caso de lentes positivas, es la modifica-
ción del campo visual. Esta disminución del campo visual está presente en todas las lentes positivas,
pero sólo es verdaderamente perceptible y molesta, para las de alta potencia. Aparece un ángulo muer-
to en los extremos del campo, escotoma anular, que hace que los objetos situados en esa zona aparez-
can o desaparezcan en función de los movimientos de las líneas de mirada. Este fenómeno es muy
desagradable y puede generar desorientación espacial. Como este efecto es consecuencia del fuerte
efecto prismático existente en el borde de la lente, el escotoma sólo puede reducirse disminuyendo la
potencia de la lente en los extremos con las soluciones que se vieron en el capítulo 6.
Otros aspectos que conviene remarcar son los referentes al peso y a la aberración cromática.
Estos inconvenientes se atenúan seriamente con la utilización de materiales orgánicos, ya que la reduc-
ción de peso que se puede obtener con la utilización de altos índices de refracción para potencias ele-
vadas, conlleva la aparición de una aberración cromática importante sobretodo para objetos alejados
del centro óptico de la lente.
Finalmente, conviene mencionar que en lo referente al astigmatismo por incidencia oblicua,
error de potencia y distorsión, el uso de superficies esféricas, particularmente en lentes positivas de alta
potencia, trae como consecuencia que únicamente una pequeña zona alrededor del centro óptico pueda
ser utilizada. Cuando el usuario intenta mirar oblicuamente a través de estas lentes, las aberraciones
son tan fuertes que la imagen es inutilizable, por lo que constantemente debe realizar movimientos de
cabeza para poder alinear los objetos que quiere mirar. Ya se vio en el capítulo 7 que la solución pasa
por la utilización de superficies asféricas, que no solamente pueden mejorar la calidad de imagen en
estos casos, sino que, además, permiten disminuir el grosor de la lente y, por tanto, el peso.
Bibliografía
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