Codigo Etica Umc

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CÓDIGO DE ÉTICA Y BUENA CONVIVENCIA

UNIVERSIDAD MIGUEL DE CERVANTES

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1.- Introducción y justificación

Desde una perspectiva global, se hace evidente que los seres humanos
requerimos de referentes éticos comunes, que garanticen el pleno desarrollo de
cada persona y de todas las comunidades humanas.

Esta situación obliga a las personas en todo el mundo y sin distinciones, a


establecer acuerdos globales sobre la base de ciertos principios éticos que
reorienten nuestras formas de vida y promuevan estilos de buena convivencia.

Esta progresiva conciencia ética es necesario que se extienda a todos los


ámbitos de actividad y a todas las personas, comunidades, organizaciones y
países.

La Universidad Miguel de Cervantes (UMC), en coherencia con sus


principios declarados, ha resuelto desarrollar y poner en aplicación el “Código de
ética y buena convivencia”, como un documento referencial para toda la
comunidad universitaria.

En efecto, la UMC declara en su Misión institucional que: “La Universidad


Miguel de Cervantes inspirada en una concepción humanista y cristiana,
tiene como misión contribuir al Bien Común de la Sociedad, mediante el
desarrollo de diversas disciplinas del saber y la formación de profesionales
y técnicos, jóvenes, adultos y trabajadores comprometidos con su país. Su
misión la cumplirá propiciando la equidad, la igualdad de oportunidades y la
cohesión social, mediante una formación universitaria inclusiva, de calidad,
integral y solidaria”.

Por otra parte, en la Visión Institucional, se señala: Su visión apunta a


constituirse, en las áreas del conocimiento que desarrolle, en una opción
reconocida, que junto a ser un referente de opinión inspirado en el
pensamiento humanista y cristiano, realice un aporte para el bien de las
personas y la sociedad. Se proyecta como una institución sólida que integra
calidad y accesibilidad de jóvenes, adultos y trabajadores a la educación
superior”.

De estas definiciones corporativas, queda muy en claro que el fundamento


ético esencial que orienta la cultura interna, está sustentada sobre la base del
pensamiento humanista de inspiración cristiana. Ese pensamiento, que cuenta con
un acervo intelectual extensamente desarrollado, se articula en un concepto de
persona y sobre un modo de entender la convivencia social.

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Desde un punto de vista conceptual, entendemos la ética a partir de su raíz
etimológica griega. Para esa cultura, el “ethos” puede ser traducido como
“morada” o como “forma de vida”. De este modo, la ética puede ser definida como
el cuidado de la morada común y de lo que la gente hace normalmente en ella,
examinando, evaluando y mejorando estas "normas". Cuando hablamos de
morada, nos referimos a todos los espacios humanos, desde lo personal, pasando
por lo comunitario y hasta el escenario mundial.

Siguiendo a Adela Cortina, también podemos señalar que la ética es un tipo


de saber que pretende orientar la acción humana en un sentido racional y en el
conjunto de la vida. Se trata de forjar el carácter para vivir bien, buscar la felicidad
personal y comunitaria, respetando los derechos humanos y la dignidad de las
personas.

Para simplificar, entenderemos la ética como el arte de elegir lo que


contribuye a la vida digna de todas las personas.

El código de ética y buena convivencia de la UMC, debe asumir los


principios indicados, entendiendo que este instrumento es la explicitación abierta y
pública de un conjunto de compromisos tendientes a establecer una coherencia
entre los principios y valores de una universidad y el comportamiento de sus
miembros. La puesta en vigencia de este código, permitirá orientar y establecer las
conductas que esta comunidad define como positivas o negativas.

En definitiva, el código de ética y buena convivencia, permite definir y poner


por escrito aquello que estimamos como necesario para el correcto
comportamiento de los miembros de nuestra comunidad, en función de los
principios éticos y la identidad humanista que la UMC sustenta y promueve.

También resulta necesario indicar aquello que este código no persigue. En


primer lugar, no existe la idea de limitar la libertad de conciencia de los miembros
de nuestra comunidad, cuestión que sería contradictoria con el respeto a la
dignidad de las personas; más bien se busca explicitar los marcos de referencia
que nos parecen deseables, más allá de las convicciones o visiones individuales
que cada quien pueda adoptar. En segundo lugar, no se pretende establecer un
conjunto de normar rígidas que desincentiven la iniciativa de las personas, sino
más bien que cada miembro de esta comunidad conozca aquellos principios y
valores que perseguimos en cada instancia de la vida universitaria. Finalmente, el
objetivo es definir el código como un estímulo y un marco de referencia que
estimamos adecuado.

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Para cerrar esta introducción, queremos recordar las palabras de don
Francisco Cumplido Cereceda, Rector Honorario de la UMC, quien decía respecto
de la necesidad de instaurar ciertos comportamientos éticos, que resulta esencial
relevar los siguientes:

1. Respeto y defensa de la dignidad de las personas en toda circunstancia,


empezando por nosotros mismos, siguiendo con los demás, incluidos
nuestros adversarios. En esto conviene revisar la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, como referente global imprescindible.
2. Ejercicio de una libertad responsable, que presida nuestras actuaciones y
decisiones en los ámbitos privados y públicos. La libertad utilizada sin
límites, afecta gravemente al prójimo. La demagogia, la corrupción, el
soborno, la instrumentalización de las personas, el trato despectivo, etc;
son actos irresponsables expresión de un mal uso de la libertad, un abuso
del poder y una grave falta al amor a los demás.
3. La opción preferencial por los pobres. Este sigue siendo un tema central de
nuestras preocupaciones, pues sigue resonando la tarea urgente de que
“los pobres no pueden esperar”. Sabemos que en Chile disminuye la
pobreza más aguda, pero las desigualdades en lo grueso se mantienen.
Los humanistas y los cristianos debemos ser la esperanza de los pobres.
4. Respeto por la verdad, honestidad y autocrítica. La verdad ha de ser un
elemento para generar confianza en las personas. Es posible, y muchas
veces necesario, reconocer los errores para mantener la credibilidad. Será
conveniente aceptar la crítica y practicar una rigurosa autocrítica, como
signos de nuestro modo de entender nuestra actuación privada y pública.
5. Estimulación de la tolerancia, la participación y el diálogo. Habrá que
conciliar la defensa apasionada de las posturas personales, proyectos e
iniciativas, con una auténtica tolerancia hacia otras visiones. Cualquier
proyecto es mejor cuando cuenta con el respaldo y el compromiso de una
amplia mayoría. El dialogo ha de ser el gran elemento distintivo de nuestro
modo de ser. El consenso supone muchas veces hacer concesiones al otro,
en un acto que enaltece a quien se dispone a vivir en un buen espíritu.
6. Ser constructores de paz y unidad. Si el amor al prójimo es motor de
cambio, debemos alejarnos de conductas de odio y violencia, para
promover la fraternidad y la generosidad.

2.- Los principales valores de la UMC.

La UMC le otorga un valor prioritario a ciertos principios éticos que permiten


guiar la convivencia en su interior. En ese sentido, la UMC ha expuesto su marco
valórico, en las siguientes afirmaciones:

1. El proyecto institucional de la UMC se fundamenta en los ideales y


principios del pensamiento Humanista y Cristiano y, en tal carácter, se
define como una corporación privada con vocación de servicio público.

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2. La Universidad se define a sí misma, en primer lugar, como una comunidad
de personas, pluralista, solidaria y comprometida con el desarrollo nacional
e internacional. Busca desarrollar su propuesta educativa en una
concepción de calidad, solidaridad y equidad, promoviendo la participación
pública y responsabilidad social de la comunidad académico estudiantil.

3. La Universidad, mediante su enfoque Humanista y Cristiano, ofrece una


oportunidad para la comprensión del mundo y la valoración de la condición
humana que se expresa en tres rasgos antropológicos fundamentales: el
trabajo, la libertad y la comunicación. Mediante el trabajo, la persona
desarrolla su capacidad creadora, transforma su entorno y satisface sus
necesidades. La libertad le permite relacionarse con otros y ejercer su
capacidad de optar y elegir. Trabajo y libertad exigen destrezas
comunicativas, por cuanto se desarrollan en un entorno social. Por su parte,
el cristianismo agrega un componente esencial a la visión humanista, en
cuanto rompe el sentido autoreferente y egoísta de la acción humana y la
proyecta hacia los otros en un sentido solidario y de servicio.

4. La Universidad reconoce y valora la diversidad que existe en la sociedad.


Las diferencias evidentes en las historias personales y sociales de sus
estudiantes y docentes, en las visiones, capacidades, enfoques y formas de
actuar de sus integrantes y de la sociedad en general constituyen una
riqueza que la Universidad toma en consideración al planificar sus
actividades. La formación entregada en la universidad debe preparar a sus
estudiantes para vivir y servir en un mundo plural, que exige que se lo
reconozca y valore como tal.

5. La persona se constituye en cuanto sujeto capaz de actuar en el mundo con


otros y para otros. Actuar con otros y para otros es lo que llamamos
solidaridad. La UMC plantea una especial preocupación por los que tienen
menos posibilidades de resolver sus problemas por sí mismos; en este
sentido, el proyecto académico incorpora líneas de trabajo asociadas al
desarrollo de políticas solidarias, de equidad social y justicia.

3.- Nuestro código de ética y buena convivencia.

Los grandes principios declarados, deben tener una traducción clara y


simple para la totalidad de los miembros de la comunidad, teniendo como
requisitos el conocimiento y la aceptación de todos. En este punto es necesario
insistir, en que el conocimiento y aceptación de estos principios no pretenden
imponerse en la totalidad de la vida personal de cada miembro de la comunidad,
sino que constituyen condición esencial de la convivencia interna, mientras cada
uno decida pertenecer a ella.

Para asegurar el conocimiento y aceptación a la que hemos hecho


referencia, a partir de la instauración del presente código, todos los miembros de

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la comunidad cervantina, suscribirán su recepción, con el compromiso manifiesto
de asumir su contenido y alcance.

Artículo 1: Sobre las normas generales

El presente código no pretende cubrir exhaustivamente todos los aspectos de la


convivencia al interior de la comunidad de la UMC, sino más bien explicitar las
conductas esperables, en función de los principios que ella asume.
En ese sentido, se espera que, cada miembro de nuestra comunidad,
independientemente de su posición o cargo:

1. Desempeñe su trabajo, función o actividad con estricto respecto a la


dignidad de las personas.
2. Actúe con apego a este código.
3. Actúe con transparencia y probidad en todos los ámbitos que la UMC
propicia.
4. Mantenga relaciones humanas y laborales de respeto y cordialidad.
5. Aplique el criterio de la honradez en todo momento y circunstancia.
6. Promueva y respete todas las normas internas que la UMC ha establecido,
que en ningún caso este código reemplazan o suprimen.
7. Promueva el bien común a través de una integración prudente con los
intereses y aspiraciones personales.
8. Respete la diversidad, evitando cualquier conducta discriminatoria,
valorándola como parte de la riqueza de nuestra comunidad.
9. Actuar, en el desarrollo de sus tareas, con el criterio de la excelencia y la
mayor calidad que sea posible.

Artículo 2: Sobre el respeto a la dignidad de las personas.

1. Respeto irrestricto a todos los integrantes de la comunidad universitaria,


independientemente de su condición, comenzando por el buen trato y la
cordialidad.
2. Comenzar por la actitud de ponerse en el lugar del otro, entendiéndolos
como prójimos, generando empatía y valoración por los demás.
3. Buscar reciprocidad en el trato que cada cual busca para sí mismo,
respecto del que aplicamos en la convivencia comunitaria.
4. Adquirir una cultura del cuidado, que comienza por cada uno, pero que
adquiere una dimensión comunitaria en el cuidado del otro.
5. Respetar los espacios de los demás.

Artículo 3: Sobre promoción del Bien Común y el sentido de responsabilidad

1. Comenzar por estimular el buen trato, como punto de partida del sentido de
comunidad.
2. Alentar el espíritu de comunidad y unidad, evitando el individualismo
autorreferido.
3. Promover la solidaridad entre todos los miembros de la comunidad.
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4. Cumplimiento íntegro de las tareas que competen a cada cual.
5. Tomar conciencia que el trabajo en equipo supone la aplicación del sentido
de responsabilidad en la tarea común.

Artículo 4: Sobre la promoción de la excelencia y la calidad

1. Valorar el sentido de vocación por la excelencia, asumiendo la tarea de ser


vanguardia en las entidades de educación superior.
2. Alentar la sana competencia, primero en el sentido de la autosuperación y
búsqueda de perfeccionamiento constante, en el espíritu de contribuir a la
tarea bien hecha.
3. Actuar con oportunidad y eficiencia en las actividades que a cada cual
competen, comprendiendo que el prestigio institucional depende de cada
uno y de todos.
4. Cumplimiento de los compromisos y acuerdos adoptados, mejorando
constantemente protocolos y procedimientos.
5. Incentivar planes de evaluación, autoevaluación y retroalimentación, para
corregir aspectos mejorables y consolidar los aspectos positivos.
6. Revisión constante de procesos y resultados, sobre la base de estándares
de alta calidad.
7. Desarrollar procesos de análisis crítico de la realidad, como un instrumento
que promueva el pensamiento y la construcción de proyectos comunitarios.

Artículo 5: Equidad, inclusividad, respeto a la diversidad e Igualdad de


oportunidades.

1. Disponer en todos los ámbitos de la UMC de reglas claras tendientes a


promover criterios de equidad.
2. Generar sistemas de apoyo a quienes, por diversas razones, puedan tener
un retraso en el desarrollo de sus capacidades. La UMC debe seguir siendo
un espacio de oportunidad abierto a personas excluidas o vulnerables.
3. Generar una valoración positiva de la diversidad y la pluralidad,
posibilitando actitudes integradoras, incluyentes, tolerantes y de aceptación.
4. Trabajar en el manejo adecuado de los conflictos, propios de la convivencia
plural, de manera que estos sean una reafirmación permanente de la
voluntad de respetar las diversidades y la búsqueda del bien común.
5. Promover el dialogo y una cultura de avenimiento, como herramienta de
búsqueda de acuerdos.

Artículo 6: Sobre el apego a la verdad y la actitud de honestidad.

1. Utilizar el criterio de la transparencia en todo momento.


2. Reconocer los errores y las faltas a la verdad, como condición del cambio,
la superación y la enmienda.
3. Entender la verdad como elemento crucial de la construcción de confianzas
en la vida comunitaria.

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4. Velar por el uso correcto de la información que cada cual conoce y
administra, guardando la confidencialidad y reserva cuando esto sea
pertinente.
5. Entregar a cualquiera que lo requiriere, una información veraz, oportuna y
completa.
6. Evitar las actividades de beneficio personal, utilizando el nombre de la
UMC.

Artículo 7: Sobre el desarrollo sostenible y el cuidado del medio ambiente.

1. Tener un espíritu de respeto por los ecosistemas, cuidando el buen uso de


la energía eléctrica, uso racional del agua, el adecuado tratamiento de la
basura (reciclaje) y el cuidado de todos los espacios comunes.
2. Tener un especial cuidado en el uso del papel, evitando las impresiones
innecesarias.
3. Aplicar una cultura del orden y la limpieza.
4. Considerar al desarrollo sostenible como un criterio de vida necesario para
las presentes generaciones.

Artículo 8: Sobre la vocación de servicio público, solidaridad y ciudadanía

1. Demostrar que nuestra función tiene un sentido social, más allá de


intereses particulares o privados.
2. Promover y valorar las conductas y acciones que beneficien a toda la
comunidad universitaria.
3. Establecer un vínculo permanente entre la actividad académica y la
responsabilidad social que de ella se deriva.
4. Promover acciones de solidaridad hacia dentro y hacia fuera de la UMC.
5. Fomentar los derechos y deberes ciudadanos.
6. Promover la vinculación con el medio como expresión de nuestro
compromiso ciudadano y de participación activa en la vida social..

Artículo 9: Sobre probidad y transparencia.

1. Adquirir una cultura de rendición de cuentas de las tareas o actividades que


a cada cual le son asignadas.
2. Apego irrestricto a la Ley 20.393 referida a los delitos de lavado de activos,
financiamiento del terrorismo y delitos de cohecho.

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