Marcadores

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 23

1.

Definición
Los marcadores discursivos no forman una clase sintáctica de palabras,
en el sentido en que lo son las clases verbo, conjunción o adverbio, ya
que constituyen un grupo establecido con criterios textuales. La mayor
parte de los conectores discursivos son adverbios (encima, además),
pero algunos son conjunciones coordinantes o subordinantes,
preposiciones, como sobre en El arbitrio de mendigar nuevos recu sos,
sobre ser indecoroso, será ineficaz (Olmedo, Epistolario), interjecciones
como claro, bueno, por fin, o bien locuciones formadas con todas estas
clases de palabras (sin embargo, por si fuera poco). Muchos
marcadores discursivos eran analizados como conjunciones en la
tradición gramatical. Se mezclaban o se confundían de esta forma los
elementos de un paradigma sintáctico (conjunción, adverbio, etc.) con
unidades establecidas a partir de criterios discursivos o textuales.
En efecto, las conjunciones no aparecen en posición final de oración o
de período, ni suelen ir seguidas de pausa en posición preoracional, a
diferencia de lo que resulta normal con muchos conectores discursivos
adverbiales. Se obtienen de esta manera contrastes como el que se da
entre Así pues, la reacción resultó totalmente inesperada (con conector
discursivo adverbial) y *Puesto que, la reacción resultó inesperada (con
conjunción subordinante).
Tampoco se combinan entre sí las conjunciones coordinantes en un
mismo segmento sintáctico. Si no obstante fuera conjunción, resultarían
anómalas secuencias como pero, no obstante, a diferencia de lo que
sucede. Por otra parte, mientras que las conjunciones pueden
determinar las propiedades formales de las oraciones que introducen,
como el modo o el tiempo verbal, los conectores discursivos no suelen
poseer esa capacidad. Desde el punto de vista formal, los conectores
se caracterizan por su relativa independencia fónica y sintáctica
respecto de la oración.
Suelen formar grupo entonativo propio, precedidos o seguidos de
pausa. Cuando se usan como incisos o como expresiones parentéticas,
pueden separar el sujeto del predicado (La exp riencia del viaje, con
todo, resultó muy positiva) o los componentes del grupo verbal (La
experiencia del viaje resultó, con todo, muy positiva), pero no suelen
separar los componentes de un grupo nominal (*La experiencia, con
todo, del viaje resultó muy positiva). Por otra parte, algunos de los
conectores, como a saber, a propósito, así las cosas, es decir, es más,
esto es o pues bien, no aparecen en posición final de oración, a
diferencia de otros, como desde luego, dicho sea de paso, más bien o
por cierto. La mayor parte de los adverbios y locuciones adverbiales
que se usan como conectores discursivos orientan la manera en que la



oración o el fragmento oracional sobre el que inciden han de ser
interpretados en relación con el contexto precedente o con las
inferencias que de él se obtienen. Así, consiguientemente presenta la
información que introduce como consecuencia de la que aporta el
segmento que lo precede: El tiro era, así, más corto, el blanco más
reposado y, consiguientemente, la pieza resultaba más segura (Delibes,
Camino), pero sus propiedades sintácticas son las de un adverbio, no
las de una conjunción. La independencia entonativa y la relativa libertad
posicional acercan los adverbios conectores a los adverbios
oracionales, como sinceramente: Sinceramente, eso no me gusta; Eso,
sinceramente, no me gusta o Eso no me gusta, sinceramente.
Ni unos ni otros son focos de la negación o de otros operadores. Sin
embargo, mientras que los adverbios oracionales informan sobre
aspectos relativos a la oración misma, o a la actitud del hablante en
relación con ella, los conectores discursivos adverbiales la relacionan
con el discurso en el que está inserta atendiendo especialmente a la
línea argumentativa que el hablante desea seguir.
Los marcadores discursivos constituyen un conjunto heterogéneo
integrado por unidades que en la sintaxis oracional funcionan como
conjunciones (y, pero, pues...), adverbios (encima, entonces...),
interjecciones (ah, eh, caramba...), formas apelativas de base nominal
(hombre/mujer) o verbal (mira, oye, vale), etc.
La enseñanza-aprendizaje de los marcadores discursivos plantea
muchos problemas entre los que destacamos los dos siguientes:
1. Su polifuncionalidad. Como ha sido repetidamente señalado, el
contenido "instruccional" de los elementos de que nos ocupamos,
aunque creemos que remite a un significado fundamental, "se ve
matizado frecuentemente según diversos factores que operan en el
contexto, lo que se refleja, a menudo, por medio de los rasgos
suprasegmentales (la entonación de las partículas discursivas); así, por
ejemplo, podemos decir un bueno de aceptación entusiasta (A: ¿Vienes
a merendar? / B: ¡Bueno! ¡Encantada! o un bueno de condescendencia
resignada (A: ¿Vienes a merendar? / B: Bueenoo... (Martín Zorraquino,
2005: 54).
2. La no existencia de equivalentes perfectos entre los marcad res de
las distintas lenguas. Por ejemplo, el pues español puede equ valer en
francés a car (pues, conjunción causal -Reza, pues solo Dios puede
perdonarte-) , a done (pues, adverbio conjuntivo de consecuencia
-Quédate, pues, con él-), a eh bien, eh ben, ben (pues remático o
introductor de información nueva -A: ¿Quién? / B: Pues él... él-) , a heu /
euh (pues remático vacilante -Pues..., no sé-) o a ningún signo (vid.
Martín Zorraquino, 2005: 58).



2. Clasificación de los marcadores


discursivos
Existen muchas clasificaciones de los conectores discursivos
adverbiales
atendiendo a su significado. La que se presenta a continuación recoge
los grupos
fundamentales:
1. Aditivos y de precisión o particularización: a decir verdad, ad más,
análogamente, aparte, asimismo, de hecho, encima, en el fondo, en
realidad, es más, por añadidura, por otro lado, por si fuera poco, sobre
todo.
2. Adversativos y contraargumentativos: ahora bien, (antes) al contrario,
antes bien, después de todo, empero, en cambio, eso sí, no obstante,
por el contrario, sin embargo, todo lo contrario.
3. Concesivos: así y todo, aun así, con todo, de cualquier manera, de
t das {formas ~ maneras}, de todos modos, en cualquier caso.
4. Consecutivos e ilativos: así pues, consiguientemente, de {este ~ ese}
modo, en consecuencia, entonces, por consiguiente, por ende, por lo
ta to, por tanto, pues.
5. Explicativos: a saber, es decir, esto es, o sea.
6. Reformuladores: dicho con otras palabras, dicho en otros términos,
dicho de otra {forma ~ manera}, de otro modo, más claramente, más lla-
namente, hablando en plata.
7. Ejemplificativos: así, así por ejemplo, así tenemos, por ejemplo, ver-
bigracia.
8. Rectificativos: más bien, mejor dicho, por mejor decir.
9. Recapitulativos: a fin de cuentas, al fin y al cabo, en conclusión, en
definitiva, en fin, en resumen, en resumidas cuentas, en síntesis, en
suma, en una palabra, resumiendo, total.
10. De ordenación: a continuación, antes {de ~ que} nada, de {una ~
otra} parte, en {primer ~ segundo...} lugar ~ término, finalmente, para
emp zar, para terminar, primeramente.
11. De apoyo argumentativo: así las cosas, dicho esto, en vista de ello,
pues bien.
12. De digresión: a propósito, a todo esto, dicho sea de paso, entre
parént sis, por cierto.





3. Las conjunciones como marcadores
del discurso
• Y
El valor general de y es marcar la continuidad de la enunciación. Es el
valor que aparece claramente en el ejemplo siguiente:
Nos fuimos a merendar, y luego al cine, y había mucha gente, y todos
querían entrar, y yo, como soy pequeño, no veía nada, y creía que me
iban a aplastar, y, entonces, mí papá me cogió en brazos, y así pude
entrar al cine, y ver la película.
Y enlaza elementos de cuya unión surgen matices adversativos,
causales, consecutivos, temporales, etc.:
Trabajamos de noche, y no tuvimos sueño. (Trabajamos de noche, pero
no tuvimos sueño)
He vivido muchos años, y sé más que tú. (He vivido muchos años, por
lo tanto, sé más que tú)
Se saludaron, y se dieron la mano. (Cuando se saludaron, se dieron la
mano)
Y encabeza una expresión de modo que, aparentemente, no enlaza
esta con nada, por lo que se puede suponer que el enlace se realiza
mentalmente con algo pensado o dicho antes, bien sea
por el propio locutor o por otra persona:
Y ¿qué desea usted?
Y ¿qué ha sido de María?
• Pues
Al igual que y, pues, en su uso como elemento de cohesión, tiene un
valor continuativo.
En cuanto a la estructura informativa, y marca simplemente la con-
tinuación de la enunciación, sin destacar ninguna de las partes que une.
En cambio, pues es utilizado por el emisor para continuar el discurso
ll mando la atención sobre lo remático del mismo, la información nueva,
de modo que, mediante pues, el hablante indica lo que desea decir res-
pecto del elemento o elementos que preceden a pues y que aparecen
como tema ( ya conocido):
L1 -¿Por qué dices castellano y no español? ¿O lo has dicho sin
pensar?
L2 -No, porque castellano, pues viene de la lengua que se hablaba en
Castilla.
L1 -En Pedrola, pues era la gente... pues más agradable.
L2 -Pero en la práctica, pues no ocurre así.
Este valor de pues explica que, frecuentemente, forme parte de la
respuesta a una pregunta:

L1 -;Cuáles son tus aficiones?


L2 -Pues me ha gustao muchísimo leer.
La pregunta del interlocutor es el tema y la respuesta el rema.
• O
Anticipa una posible respuesta, pero también marca una opción, de ahí
el valor de cortesía.
¿Vienes al cine? ¿O prefieres quedarte con tu padre?
¿Por qué no se come las judías? ¿O es que no le gustan?
¡Salta de una vez! ¿O es que tienes miedo?
Funciona también como reformulador:
No salgo nada, o casi nada, todo lo más un paseo por la tarde
(Fukasawa, 1986: 25).
No me creyó Miguel, o fingió no creerme. (Ibíd.: 31)
Posee un valor condicional:
Suéltame o te pego un sartenazo.
Ponte algo o pescarás un buen catarro. (Steel, 1976: 238)
Apaga la televisión o te vas a la cama ahora mismo.
No llores o te vas a tu cuarto.
Haz los deberes o no vas al cine.
Funcionan también como condicionales negativas:
O llega pronto o se ha perdido, equivalente a Si no llega pronto, se ha
perdido. (Montolío, 1999: 3699).
Pudiendo adquirir un valor de condicionales retóricas:
Estoy viendo allí a María o me engañan mis ojos. (Si no estoy viendo
allí a María, me engañan mis ojos)
• ¿o qué? y ¿o no?
Indican disensión por parte del hablante o impaciencia.
¿Estás tonto?, ¿o qué?
¿Por qué no vienes?, ¿tienes miedo o qué?
¿Nos llevas a casa o qué?
¿ Has terminado ya o qué?
¿Me llevas a casa o no?
¿Salimos esta tarde o no?
También pueden solicitar una confirmación:
Yo creo que deberíamos volver al trabajo, ¿o no?
...y cuando a uno lo han puesto, pues será por algo, ¿o no? (Fukasawa,
1985b:234)
Este coche es fantástico, ¿o no?
• Pero
En el diálogo se usa para interactuar completando la información:
L1 -Más dinero da, digamos, el comprar y luego vender que la
restauración en sí que no se valora mucho.

L2 -Pero es más bonito lo de restaurar.


L1 -Sí, es más bonito.
Se puede vincular también a la situación-mensaje:
¡Pero siéntate, mujer, siéntate! (Beinhauer, 1958: 126)
• Que
Comenta una situación o un argumento que se han expresado
previamente:
¡Que te caes! (Ante un amigo que da un traspiés.)
Los hermanos, uno marchó a Italia por no hacer el servicio militar en
España, que no quería ser militar.
Yo nací el año que estalló la guerra y entonces de chiquitina me fui a
Soria. Que estaba mi padre destinao en Soria y toda la familia fuimos
detrás de él. Al acabar la guerra, vinimos a Zaragoza, que mi padre
estaba de juez de instrucción y, entonces, pues estuve hasta los diez
años viviendo en Zaragoza.

¡Vámonos!, que llegamos tarde.

L1 -¿Te vienes mañana de excursión con nosotros?


L2 -Ah, pues sí, que me apetece mucho.

Introducen advertencias, explicaciones y justificaciones:

¡ Que te había perdido! (En una situación en la que, al volver la cabeza,


no vemos a nuestro acompañante, puede ser una explicación a por qué
lo miramos con cara de susto.)
Que me he dejado las llaves. (Puede ser una justificación cuando
volvemos a casa a los cinco minutos de haberla abandonado)

Comenta el enunciado anterior:

L1 -Y tú, ¿no viajas con ellos?


L2 -No, que, en ese país, te cogen con una aspirina y vas a la cárcel.
(Se justifica el hecho de no viajar)

Indica la reacción o comenta lo que se ha dicho:

L1 -No me he acordado de sacar las entradas.


L2 -¿ Que no te has acordado?
L1 -Antes iba a Villamayor, a la discoteca que había allí.
L2 -Ah, ¿que también te gusta ir a la discoteca?

• Sí
Predomina un sentido de réplica:

L1 -¿Cuándo te vas?
L2 - Pero si no me voy.
L1 - Ponte aquí, que estarás más cómoda.
L2 - Si nos vamos enseguida.
L1 -He quedado con María para ir esta tarde al cine.
L2 -Pero si decías que íbamos a ir al cine nosotros solos.

También en afirmaciones que no parten del diálogo previo:

¡Si me he dejado el grifo abierto!


¡Si no he descongelado el pan!
¡Si ya son las doce de la noche!

Introduce el discurso repetido:

Salimos con él y no paró de darnos la lata, que si ella no tenía razón,


que si siempre lo había tratado mal, etc.
Este niño siempre está protestando, que si hace frío, que si hace calor...

• Ni
Equivale a y no:

L1 -No sabe la verdad.


L2 -Ni se la contaremos nunca.

L1 -No encuentro mi pasaporte.


L2 -Ni lo encontrarás si sigues sentada ahí.

L1 -¡No hemos quitado la luz!


L2 -¡Ni hemos desenchufado la antena!

Equivale a ni siquiera:

Estaban hambrientos y ni les quedaba pan.

Ni que + subjuntivo rechaza anticipadamente una de las posibles


réplicas:

¡Cómete el bocadillo! ¡Ni que no tuvieras hambre!

¡Saltad de una vez! ¡Ni que tuvierais miedo!


¿Vienes conmigo? ¡Ni que prefirieras quedarte con él!

Introduce expresiones lexicalizadas:

L1 -Aquí lo que hace falta es un fontanero.


L2 -¡Qué fontanero, ni qué niño muerto!
L1 -Es usted un chiquillo.
L2 -¡Qué chiquillo, ni qué leches! (Steel, 1976: 94)
¡Qué aprensiones ni qué gaitas! (Beinhauer, 1958: 215)

• Conque
Desarrolla inferencias de los enunciados o situaciones anteriores:

Me duele la cabeza, conque juega sin hacer ruido.

¿Conque has aprobado las oposiciones?


¿Conque tienes hambre?
¿Conque te vas a París?
Conque todo era una comedia. (Steel, 1976: 160)
Conque trabajando al aire libre, ¿eh? (ibíd.)

L1 -No esperes que cambie de opinión.


L2 -¿ Conque no vas a cambiar de opinión?
L1 -Yo no voy con vosotros.
L2 -¿Conque no vienes?
L1 -Estoy harto.
L2 -¿ Conque estás harto?

Puede adquirir valores irónicos:

¿ Conque iba a llover a cántaros?


¿ Conque estás más delgada que yo? ¿eh?
¿ Conque no ibas a aprobar las oposiciones?¿eh?

Introduce expresiones lexicalizadas:

No voy a seguir tirando el dinero. Conque ya lo sabes, si no apruebas


este año, dejarás de estudiar.
No voy a seguir tirando el dinero. Conque ya lo sabes.
Acostumbro a dormir boca abajo, conque ya ves. (Fuentes, 1985: 67)

1. LA EXPRESIÓN DE LA ACTITUD DEL


HABLANTE
• El refuerzo de la aserción: claro, desde luego, naturalmente, por
supuesto.
El más utilizado en la conversación es claro, que, como todos los del
grupo que comentamos, admite la combinación con que para reiterar el
miembro del discurso precedente:
L1 -Eso está equivocado.
L2 -Claro, eso está equivocado / Claro que eso está equivocado.
-Desde luego, eso está equivocado / Desde luego que eso está
equivocado.
-Naturalmente, eso está equivocado / Naturalmente que eso está
equivocado.
-Por supuesto, eso está equivocado / Por supuesto que eso está
equivocado.
Al igual que desde luego, naturalmente y por supuesto, desarrolla un
sentido concesivo cuando el miembro del discurso que introduce se
orienta contraargumentativamente con el precedente. En estos casos
se trata de confirmar anticipadamente una posible objeción del
interlocutor:
Es la casa más bonita que he visto. Claro, está un poco alejada, pero,
total, la queremos para descansar, ¿no?
Es la casa más bonita que he visto. Desde luego, está un poco alejada,
pero, total, la queremos para descansar, ¿no?
Es la casa más bonita que he visto. Naturalmente, está un poco alejada,
pero, total, la queremos para descansar, ¿no?
Es la casa más bonita que he visto. Por supuesto, está un poco alejada,
pero, total, la queremos para descansar, ¿no?
Todos estos marcadores reforzadores de la aserción suelen aparecer
repetidos:
L1 -¿Nos vamos?
L2 -Claro, claro.
-Desde luego, desde luego.
-Naturalmente, naturalmente.
-Por supuesto, por supuesto.
Por supuesto admite el superlativo por supuestísimo:
L1 -Por supuesto, no se te habrá ocurrido decirle que le invitas.
L2 -Por supuestísimo.
Desde luego añade la percepción del hablante, además de confirmar lo
declarado:

Yo, desde luego, no iría,


Ese animal es, desde luego, muy peligroso.

L1 -Es un imbécil y no se merece que piense en él ni un minuto más.


L2 -Desde luego.

Puede comportar una valoración negativa que se constata, derivada de


lo afirmado previamente.

L1 -Esta noche han quemado tres papeleras.


L2 -Desde luego, estamos rodeados de gamberros.

El valor negativo es más contundente si el enunciado queda


suspendido:

L1 -Se me ha quemado la comida.


L2 -Desde luego...

Naturalmente equivale a como es natural, como es de esperar. La


aserción se refuerza en estos casos enunciándola como una conclusión
lógica que se presenta como una evidencia, pudiéndose dar por
descontado:

Naturalmente no vas a trabajar sin cobrar.

L1 -Tengo sueño
L2 -Naturalmente, esta noche solo has dormido cuatro horas.

Por supuesto enfatiza también la evidencia, remarcando la necesidad


de suprimir cualquier tipo de dudas:

L1 -¿Quieres té o café?
L2 -Por supuesto, té. Ya sabes que el café no me gusta.
L1 -¿Vas a ir a la romería con el frío que hace?
L2 -Por supuesto que sÍ. No he dejado de ir en veinte años.

Por supuesto que lo tengo que terminar hoy. El jefe me ha dicho que si
no lo tengo preparado me despide.

Claro presenta valores análogos, pero es el más frecuente desde un


punto de vista conversacional y coloquial, prestándose a explicaciones
y aportando mayor carga emotiva:

Claro que vamos al cine. Hoy es miércoles.

L1 -¿El jueves comemos en casa de tu madre?


L2 -Claro.

• Posibilidad y duda: igual, a lo mejor:


Igual me quedo sin gasolina.
Igual no le gusta la película.
Igual le da por madrugar.
Igual lo tenemos en el plató.
Igual ya ha hecho planes para el futuro.
Como respuesta marca e introduce alternativas no planteadas con
anterioridad:
L1 -No sé por qué no está aquí.
L2 -Igual ha tenido un accidente.
Puede reafirmar, pero desde una visión de excepcionalidad que se
explica:
L1 -Yo creo que a partir de ahora está todo resuelto.
L2 -Igual sí, pero nunca se sabe. Tu hermano es impredecible.
A lo mejor se especializa en hipótesis positivas:
A lo mejor me toca la lotería y puedo dejar de trabajar.
A lo mejor nos da una sorpresa.
L1 -Pedro no ha venido a trabajar.
L2 -A lo mejor está enfermo.
• Distanciamiento: por lo visto.
Por lo visto, no hay nadie.
(Alguien llama a una casa y no le abren)
Por lo visto, Juan tiene una hermana en Madrid.
(El hablante ha oído hablar de que Juan tiene una hermana en Madrid,
pero no sabe quién se lo ha dicho ni si esa información es fiable)
Puede marcar también un grado de disensión:
Por lo visto, en esta casa no gustan las visitas.
(El emisor no se siente bien tratado cuando va de visita -por ejemplo, lo
dejan solo- y se queja de forma indirecta)
Por lo visto, tu hermana se ha creído que nuestra casa es una pensión.
(La hermana del marido utiliza la casa solo para comer y dormir y no
colabora en las tareas domésticas, lo que provoca la protesta indirecta
de la cuñada)
• Bueno, bien y vale como evaluadores:
Bueno indica simple aceptación:

L1 -Baja la basura.
L2 -Bueno.

Con entonación ascendente y alargamiento silábico adquiere un sentido


enfático y de cuantificador:

L1 -¿Y es rico tu jefe?


L2 -¡Buenooo!

Puede tener valores metadiscursivos e incitar a cambios:

Bueno, tengo que dejarte.


Bueno, ¿salimos o no?
Bueno, ¿crees que acabaremos antes del lunes?

Lo mismo sucede con bien, que se usa con frecuencia para marcar el
inicio o la conclusión de un diálogo:

Bien, señores, vamos a empezar el examen.


Bien, el tiempo que teníamos para este debate se ha terminado,

Bien expresa un acuerdo mayor y más participativo:

L1 -¿Vamos al cine?
L2 -Bien, bien, muy bien.

Vale expresa tanto acuerdo como desacuerdo:

L1 -¿Vamos al cine?
L2 -Vale.

¡Vale! Deja de chillar.


¡ Ya vale! Deja de chillar.

En función interrogativa, incita a la confirmación:

Nos vemos mañana, ¿vale?

•Marcadores que indican sorpresa o extrañeza: ¡No me diga(s)!,


¿de verdad?, ¿qué dices?
L1 -Ya tengo el carné de conducir.
L2 -¡No me digas!

L1 -Nos ha tocado la lotería.


L2 -¡Será posible! No puedo creerlo, a mí nunca me ha tocado nada.

¿Sí? indica indiferencia:

L1 -Ya tengo el carnet de conducir.


L2 -¿Sí?

¡No puede ser! indica rechazo:

L1 -Ya tengo el carnet de conducir.


L2 -¡No puede ser! Si no sabes cuál es tu mano derecha.

¡Es increíble! presenta como sorprendente un suceso positivo o


negativo.

L1 -Ya tengo la moto.


L2 -¡Es increíble! ¿Cómo has podido comprarte una moto si sabes que
tu padre te lo ha prohibido?
L3 -¡Es increíble! No sabes cuánto me alegro.

2. LA EXPRESIÓN DE LA RELACIÓN
CON EL INTERLOCUTOR
• Vamos: solicita la ratificación del interlocutor.
Este coche es muy caro, vamos, que no lo podemos comprar.
Refuerza y focaliza el argumento expresado:
Estoy harto, vamos que no aguanto más.

Puede buscar el acuerdo o mostrar la comprensión, intentando influir


positivamente en el destinatario:
Vamos, vamos, no te pongas así.

L1- Nos van a despedir a todos.


L2 - Vamos, eso no puede ser.

Funciona también como interjección, en muchas ocasiones


acompañado de hombre o de anda:

Vamos, vamos. Hay que ponerse a trabajar.


(Se intenta animar a empezar el trabajo)
Vamos, hombre. A mí me viene con esas.

(Expresa protesta)
¿Cómo va a ganar eso? Vamos, anda.
(Indica falta de acuerdo)

• Venga
Funciona como interjección y como marcador discursivo, incitando a
hacer algo:

Venga, venga, vamos a empezar a hacer el pastel.


Venga, anímate.
Asume también la función de incitar a obtener concesiones:

Llévame al cine, venga.


Indica incredulidad o rechazo (venga ya, también anda ya):
L1- Nos ha tocado la lotería.
L2- Venga ya.

L1 -Tendrás que hacerte tú la comida.


L2 - Venga ya.
Puede tener valor confirmativo:
L1 -Nos vemos mañana.
L2 -Venga.
L1 -Muchas gracias.
L2 -Venga.
L1 -Vamos a la calle.
L2 -Venga.
• Mira, mire. Expresa objeciones formuladas como consejos:
L1 -Voy a contratar a Pedro.
L2 -Mira, no creo que eso sea lo adecuado.
También introduce explicaciones:
L1 -Por favor, ¿puede decirme dónde está la calle Vista Alegre?
L2 -Mire, siga todo recto y la primera a la izquierda.
L1 -Mamá, ¿cómo es este juego?
L2 -Mira, tienes que pintar los vestidos y luego los recortas...
Puede evocar advertencias:
L1 -He perdido todo el dinero que aposté en las carreras
L2 -Mira que te lo dije.
Posee valores de intensificación:
Mira que Juan ha sido generoso conmigo.
Mira que hemos andado esta tarde.

• Oye, oiga

Atraen la atención del oyente, frecuentemente para formular preguntas:


Oye ¿tú crees que lo sabe?
Oiga ¿puede decirme dónde hay un banco por aquí cerca?
O manifestar advertencias:
Oye, oye, que eso no se toca.
En posición final, enfatiza lo dicho intentando buscando la complicidad
con el destinatario:
Me han presentado un chico, oye, encantador.
Hay que despedir a María, oye.
A menudo, se combinan oye y mira:
Mira, oye, yo no quiero meterme en tu vida, pero creo que eso no está
bien.
Oye, mira, deberías hablar con él. (Se llama la atención del interlocutor
para que haga algo y se enfatiza la opinión del locutor)
¿Oye? y ¿oiga? se usan también para comprobar si se nos oye en
conversaciones telefónicas o cuando no vemos al interlocutor.
• ¿Ves?, ¿sabes?, ¿verdad? Llaman la atención dando un grado de
intensidad a lo afirmado:
No debes contarles esas cosas a los niños, ¿ves?
¿Sabes? intenta atraer la atención del interlocutor:
Haz el favor de dejar de fumar, ¿sabes?
Tienes que prestar más atención, ¿sabes?
El otro día me encontré con Francisco, ¿sabes?

¿Verdad? tiene un valor más marcadamente interrogativo, con cierto


valor de cortesía, buscando una confirmación:
L1 -Tú no eres de aquí ¿verdad?
L2 -No, soy de Burgos.
Iremos al parque, ¿verdad papá?
• ¿Eh?, ¿no?
Preguntan expresando certeza en la información que solicitan:
Te has matriculado en Físicas ¿eh? admite una explicación de los
motivos por los que se ha tomado esa decisión.
Te has matriculado en Físicas ¿no? busca la confirmación de lo dicho.
Si el tonema no es ascendente con ¿no? su función es fática:
Y entonces me casé, ¿no? y comenzaron los problemas, ¿no?
• A ver solicita una reacción:
A ver, necesito que alguien me ayude.
A ver, no te entretengas, que es tarde.
A ver, voy a pasar.
A ver, vamos a empezar.
L1 -¿Me cambias la clase?

L2 -A ver, yo te cambio la clase, pero que sepas que no me gusta hacer


este tipo de cosas. Así que no vuelvas a pedírmelo.
Puede introducir reacciones más claramente contrastantes:
L1 -¿Me cambias la clase?
L2 -A ver, yo te cambio la clase, pero que sepas que no me gusta hacer
este tipo de cosas. Así que no vuelvas a pedírmelo.
¿Qué quieres que haga? A ver.
Sive también para introducir la expresión de un deseo propio o referido
al interlocutor:
A ver si apruebo.
A ver si empiezo a hacer régimen.
A ver si terminas el libro para septiembre.
O de una amenaza, advertencia o preocupación:
A ver si llamo a la policía.
A ver si te vas a hacer daño.
A ver si he perdido la llave.
A ver si voy a suspender.

O un deseo:
A ver si quedamos para el miércoles.
A ver si voy al gimnasio el año que viene.
Tiene también valor final:
Díselo, a ver si se desengaña. (Díselo para que se desengañe)
Le he hecho al profesor cinco trabajos. A ver si así me aprueba. (Le he
hecho al profesor cinco trabjios para que me apruebe)
A ver indica actitud de espera en lo que respecta al resultado o al
desarrollo de algo:
L1 -Entonces ya está todo resuelto.
L2 -A ver...
L1 -Me he comprado un vestido.
L2 -A ver. / A ver el vestido. / A ver qué bonito es.

3. LA ORGANIZACIÓN DEL MENSAJE

Son adverbios o locuciones adverbiales que cumplen funciones


metadiscursivas.
• Ya
Indica fundamentalmente la recepción del mensaje. Expresa que se ha
caído en la cuenta de algo o que el locutor se da por enterado de lo que
se le dice. En el ejemplo que presentamos a continuación, L2

simplemente indica que ha oído la información, sin mostrar el acuerdo


ni el desacuerdo:
L1 -La reunión ha sido un rollo.
L2 -Ya, ya.
En otros casos, como en el diálogo siguiente, ya "expresa asentimiento,
pero con el matiz de que uno eso ya lo sabía o tenía en cuenta con
anterioridad a que el interlocutor se lo dijera" (Santos, 2003: 660):
L1 -Mañana han suspendido las clases.
L2 -Ya.
Manifiesta también irónica incredulidad. Como en el ejemplo siguiente,
en el que L2 pone en duda lo dicho por su interlocutor:
L1 -Yo corro esa distancia en dos minutos.
L2 -Ya.
• Sí
Indica también la recepción del mensaje, pero sugiere una actitud más
cooperativa que ya. Indica al interlocutor que está siguiendo con
atención lo que dice. Es especialmente frecuente en el habla telefónica,
en la que suele insertarse en cada segmento del habla del interlocutor
sin que este interrumpa su discurso.
Sí puede sustituir a ya con la diferencia de matiz que ya hemos
señalado -sí sugiere una actitud más cooperativa que puede ponerse de
manifiesto en que a sí suele seguir algún comentario-:
L1 -Mañana han suspendido las clases.
L2 -Ya.
L1 -Mañana han suspendido las clases.
L2 -Sí, aprovecharé para estudiar,
pero solo sí se usa como intervención reactiva después de preguntas:
L1 -¿Qué te ha parecido Sigüenza?
L2 -Sí, creo que es un pueblo medieval muy bonito para pasear, pero
para vivir, eso ya es otra cosa.
Por otra parte, para indicar irónica incredulidad, se emplea ya o sí, pero
debe repetirse este elemento y pronunciarse con una especial
entonación que conlleva un alargamiento de la vocal:
L1 -Yo corro esa distancia en dos minutos.
L2 -Sí, sí.
Sí no puede ser sustituido por ya cuando se usa en la comprobación de
un listado de datos realizada entre dos personas. Por ejemplo, dos
profesores repasan las notas de sus alumnos de modo que
uno lee el nombre y la nota de una lista y el otro repasa los exámenes
en los que se han puesto las calificaciones, y, si hay coincidencia,
después de cada dato, dice sí (L1 -Pérez, notable L2 -Sí.).

Tampoco ya puede sustituir a sí cuando este último marcador, con


entonación interrogativa, se usa para pedir al interlocutor que confirme
el dato que acaba de aducir. En estos casos, sí significa '¿de verdad?':
L1 -María se ha casado?
L2 -¿Sí?
• Por cierto
Esta locución adverbial introduce una digresión, es decir, sirve para
marcar que se rompe el hilo del discurso y se comienza a hablar de
cosas que no tienen conexión o relación con aquello de lo que se está
tratando. En muchas ocasiones introduce una ocurrencia repentina:
De pequeña, yo siempre comía churros los domingos -por cierto ¡qué
buenos eran los churros cuando yo era pequeña!-, pero ahora no como
porque engordan.
El lunes estuve en el cine, por cierto, allí estaba Mateo. La película fue
horrible, un aburrimiento.
Cuando introduce una ocurrencia repentina, puede ir antepuesto o
pospuesto:
Me he comprado un vestido -baratísimo, por cierto-.
En una intervención reactiva sirve para referirse a "algo que ha
mencionado el interlocutor de pasada y nos interesa tratarlo en
profundidad" (Cerrolaza, 2005: 229).
L1 -Ayer estuve con Juana y su sobrino. Fuimos al cine. Juana ha
cambiado de trabajo ...
L2 -Por cierto, ¿qué tal está su sobrino? Me dijeron que tenía cáncer.
La información que introduce por cierto puede ir precedida por que (por
cierto que):
He oído que tú te vas a Sevilla. Por cierto que yo siempre he querido ir
a Sevilla, así que ya me invitarás.
L1 -El otro día salí con Berta.
L2 -Por cierto que me han dicho que tiene novio.
En posición final, incorporado entonativamente a la línea melódica de la
unidad anterior, indica intensificación, en el sentido de que se refuerza
la verdad de lo expresado (Briz, 1998: 219):
Es idiota por cierto.
• O sea
Este signo (que refleja una gramaticalización a partir de (o + sea) es
fundamentalmente un reformulador, es decir, un marcador que presenta
lo que introduce como otra manera de decir lo ya dicho. Es el
reformulador más frecuente en el español coloquial.
En palabras de Briz (2001: 298), o sea "permite al que habla satisfacer
la necesidad que siente, por algún motivo o con algún fin, de explicar

(dar más información), precisar, modificar o enmendar algo o explicarse


mejor (justificar una actuación)". Veamos algunos ejemplos:
Estuvimos hablando de todo, o sea, de todo lo que le interesa a él.
Como puede verse, en el segmento discursivo propuesto, o sea
introduce una explicación que precisa a qué se refiere el hablante
mediante todo.
En otros casos, mediante o sea, se modifica o enmienda lo dicho
pensando que así el interlocutor va a comprender mejor lo que se le
dice. En el ejemplo siguiente, el hablante piensa que almorranas
(término coloquial) es más fácil de comprender que hemorroides:
Tiene hemorroides, o sea, almorranas.
O sea, como otros reformuladores (es decir, en dos palabras ... ),
permite introducir una paráfrasis de lo anterior. En el ejemplo siguiente,
los dos segmentos que relaciona o sea se presentan como equivalentes
(no separarse se presenta como equivalente a seguir juntos):
No quiero que nos separemos, o sea, que quiero que sigamos juntos.
También puede introducir una rectificación de lo anterior, rectificación
que, en muchos casos, supone una atenuación. Es lo que podemos
apreciar en el ejemplo siguiente en el que la expresión sordo se suaviza
mediante no oye muy bien:
Está sordo, o sea, no oye muy bien.
Muy frecuentemente, la reformulación introducida por o sea expresa
una consecuencia o conclusión de lo dicho anteriormente.
En el ejemplo que aparece a continuación, me voy contigo a París es la
conclusión a la que llega el hablante como consecuencia de no querer
separarse de su interlocutor:
No quiero que nos separemos, o sea, que me voy contigo a París.
y, en el ejemplo siguiente, no se puede hacer nada es la conclusión a la
que se llega a partir de lo expresado con anterioridad:
Cada vez es más difícil todo, no tenemos dinero y cada vez hay menos
alumnos, o sea, no se puede hacer nada.
En el diálogo, puede ser el interlocutor el que, en una intervención
reactiva, introduzca, mediante o sea, una reformulación, que, en el
ejemplo que aparece a continuación, tiene un valor conclusivo:
L1 -Los niños tienen que saber idiomas y es bueno que viajen.
L2 -O sea que vas a mandar a Paula al extranjero a hacer un curso de
idiomas.
Como puede apreciarse en los ejemplos que hemos presentado, o sea,
cuando introduce una oración, puede aparecer seguida de la forma que,
ya sea con pausa o sin pausa entre ambas partículas:
Está sordo, o sea, no oye muy bien.
Está sordo, o sea, que no oye muy bien.

Está sordo, o sea que no oye muy bien.


• Total
Introduce una conclusión, después de una exposición que se presenta
como innecesariamente prolija. Supone una reconsideración de lo
anterior y una reformulación nueva:
No sé lo que voy a hacer. Me echan de casa al mes que viene, no tengo
trabajo, he reñido con mi novio y mi padre no quiere ni verme. Total, que
mi vida es un desastre, sin freno y sin marcha atrás.
Total se usa también para indicar que un comportamiento es indiferente
con respecto al contrario, dado que no va a afectar al resultado final:
Total, no voy a aprobar (resultado), no me presento al examen
(comportamiento indiferente con respecto a presentarse al examen
-presentarse o no presentarse al examen no va a cambiar el hecho de
no aprobar-).
En estos casos, aparece total + la información que motiva el
comportamiento elegido. En los ejemplos siguientes, se prevé una falta
de agradecimiento -el resultado al que nos referimos en el párrafo
anterior- que motiva, en un caso, que el hablante se pregunte para qué
va a trabajar más y, en el otro, que decida no ofrecer su ayuda -los
comportamientos indiferentes con respecto a los contrarios del párrafo
anterior-:
Total, nadie me lo va a agradecer, ¿para qué voy a trabaja más?
No voy a ofrecer mi ayuda: total, para lo que me lo van a agradecer.
• En fin
En fin, al igual que total, funciona como una marca de cierre. Presenta
el miembro del discurso que introduce como recapitulación de los
anteriores:
Es tonto, no tiene conversación, en fin, una auténtica nulidad.
En fin puede introducir una conclusión implícita, lo que conlleva un
efecto de sentido de resignación por parte del hablante. Normalmente
en estos casos va precedido de pero (Martín Zorraquino y Portolés,
1999: 4137):
Es tonto, no tiene conversación, pero en fin ...
• Ya está
Señala la conclusión de algo. Suele ir precedido de y. Aparece al final
de la intervención del hablante, sirve para clausurar su acto de habla.
Equivale a 'Ya he terminado de hablar' o a 'No tengo nada más que
decir'. En el ejemplo que presentamos a continuación cierra una
narración:
Los enanitos llevan al príncipe al bosque. Le enseñan dónde está la
princesa. Él la besa. Ella se despierta y el príncipe se queda con la
princesa, y ya está.

Es también muy frecuente después de una protesta o queja. Veamos


algunos ejemplos:
Tú no ves más que mis defectos. Ya está.
Yo así no puedo seguir trabqjando contigo. Ya está.
¡Eres un imbécil! Ya está.
En todos estos casos, ya está indica que lo que le precede, que, como
hemos dicho, es siempre una queja o protesta, es decir, una locución
con la que el hablante manifiesta su insatisfacción, pone fin a la
interacción.
En otras ocasiones, ya está indica que, "tras una vacilación en la
respuesta o solución, el hablante indica al interlocutor que ya ha dado
con el truco o dato pertinente" (Santos, 2003: 378):
L1 -¿De qué color es el caballo blanco de Santiago?
L2 -Ya está. Blanco.
• Entonces
Indica que retoma anafóricamente lo anterior, o una información que
está en el contexto, y la convierte en marco o punto de partida de su
propio enunciado (Montolío, 1999: 3712). Para que pueda aparecer
entonces debe existir alguna idea de consecuencia, pero se trata de
una consecuencia débil por su grado de subjetividad. En el ejemplo
siguiente, meterse en una cafetería es la consecuencia de la lluvia:
Se puso a llover y, entonces, tuvimos que meternos en una cafetería.
Pero, como hemos señalado, la consecuencia que introduce ento ces
se presenta como muy débil y subjetiva, de modo que este marcador
equivale a "siendo así" y aparece en contextos en los que otras
partículas consecutivas (p. ej., así que, por lo tanto, por consiguiente)
no pueden aparecer. Por ejemplo, introduciendo preguntas, reproches o
mandatos en un contexto de diálogo (Santos, 2003: 364):
L1 -Yo nunca le he dicho nada.
L2 - Entonces, ¿cómo lo sabe?
L2 -*Por lo tanto, ¿cómo lo sabe?
L2 -* Así que ¿cómo lo sabe?
L2 -*Por consiguiente, ¿cómo lo sabe?
L1 -Hace mucho calor.
L2 -Entonces, ¡quítate la chaqueta!
L2 -#Por lo tanto, ¡quítate la chaqueta!
L2 -*Así que ¡quítate la chaqueta!
L2 -#Por consiguiente, ¡quítate la chaqueta!

Obsérvese que, en estos contextos, la pregunta, el reproche o el


mandato con los que se contesta a una observación del interlocutor


pueden ir introducidos por pues, que también puede preceder a


entonces:
L1 -Yo nunca le he dicho nada.
L2 -Pues, ¿cómo lo sabe?
L2 -Pues, entonces, ¿cómo lo sabe?
L1 -Hace mucho calor.
L2 -Pues ¡quítate la chaqueta!
L2 -Pues entonces, ¡quítate la chaqueta!
Entonces puede enlazar también con un discurso previo interrumpido,
normalmente introduciendo una pregunta. Por ejemplo, después de
haber hablado de la posibilidad de salir a cenar, tras un rato en el que
se tratan otros temas, uno de los interlocutores puede decir:
Entonces, ¿vamos a cenar fuera o nos quedamos en casa?
• Es que
De acuerdo con el análisis de Terrádez (2001), uno de los marcadores
discursivos más frecuentes en el español coloquial es es que, cuyo
significado fundamental es el de introducir una explicación justificación:
L1 -Cada día me encuentro peor, me duele la cabeza y estoy
constantemente mareado.
L2 -Es que no se te ha pasado el catarro todavía.
L1 -Juan no me ha llamado en toda la semana.
L2 -No te preocupes, es que está muy ocupado con su trabajo.
Tal y como señala Fernández Leborans (1992: 227), en casos como los
que acabamos de ejemplificar, el locutor primero "presenta hechos o
situaciones con la intención de obtener una respuesta explicativa de
éstos; es decir, a tales enunciados podría seguir una cuestión del tipo:
"¿Qué te parece (esto)?" o "¿Qué es esto?"; "¿A qué se debe esto?",
etc., o, al menos, el receptor-emisor de expresiones como las del
locutor segundo presupone, en general, esta clase de cuestiones, en el
sentido de que considera que su interlocutor quiere saber, conocer,
"entender" el "qué" o el "porqué" de los hechos que declara".
En otros casos, sin embargo, como ocurre frecuentemente en el
discurso conversacional, no hay mención previa de datos, sino que lo
introducido por es que supone una "explicaciónjustificación" a una
situación o un estado de cosas que viene dada por el contexto
comunicativo. Veamos algunos ejemplos:
L1 -¿Qué te pasa? (Ante una niña que llora)
L2 -Es que mi primo me ha roto la muñeca.
L1 -Dígame usted.
L2 -Pues verá. Es que no sé cómo empezar. (Ante una situación de
azoramiento)

Es que he metido un euro y no he podido hablar ni un minuto. (Ante un


curioso que mira como golpeamos un teléfono público) A nuestro juicio,
el valor fundamental de es que, de acuerdo con lo que acabamos de
exponer, es el de introducir una "explicación justificación". Es el valor
que aparece con toda claridad en el siguiente segmento:
Yo, desconcertado, le pregunté: "Dígame en qué puedo servirle". "Es
que yo soy Carmencita", me dijo y se quedó callada. "Bueno, y qué ... ",
le dije yo. "Es que tengo por costumbre venir a acostarme con el médico
de guardia" (Apud Fuentes Rodríguez, 1996: 54).
No es que + subjuntivo descarta una posible justificación:
L1 -¿Vienes al cine?
L2 -Es que no puedo. No es que no quiera ir con vosotros, es que mi
madre no me deja.
• Encima
Presenta el miembro del discurso que lo precede como suficiente para
llegar a una conclusión determinada (Martín Zorraquino y Portolés,
1999: 4095). En el ejemplo que presentamos a continuación, es
antipático y vago se presentan como argumentos suficientes para la
conclusión -No se le puede recomendar para el empleo-; lo introducido
por encima añade una razón más en la misma dirección argumentativa:
Es antipático, vago y encima bebe. No se le puede recomendar para el
empleo.
Con este significado, el marcador que estudiamos coincide con
además, pero encima puede presentar lo que introduce como
exagerado. Una madre le puede decir a su hijo: Mañana te quedas sin
salir y, además, olvídate de ir al cine el sábado, y, probablemente, el hijo
se lo contará así a un amigo: Mi madre me ha castigado sin salir hoy y,
encima, no me deja ir al cine el sábado.
Además, encima puede introducir también algo no esperable a partir del
miembro del discurso anterior:
No hacemos más que ayudarlo y, encima, está descontento.

También podría gustarte