Antiguo Egipto.
Antiguo Egipto.
Antiguo Egipto.
La Tierra tiene una edad de 4.543 millones de años. Y el Homo sapiens, nuestra especie, surgió
hace apenas 350.000 años. La Edad Antigua abarca desde la invención de la escritura (alrededor
del año 3300 a.C.) hasta la caída del Imperio Romano en el año 476 d.C
Antiguo Egipto
Se desarrolló entre el año 3150 a.C. y el 30 a.C. Surgió tras la agrupación de asentamientos en las
riberas del curso medio y bajo del Río Nilo y es, una de las civilizaciones antiguas más conocidas.
La civilización nació tras la aparición del primer faraón y, a lo largo de su duración, no solo nos
dejaron las pirámides, sino un legado cultural (como la escritura jeroglífica), arquitectónico,
tecnológico y científico que fue clave para el progreso de la especie humana. El imperio egipcio fue
conquistado por Alejandro Magno en el año 332 a.C. y posteriormente incorporado al Imperio
Romano en el 31 a.C, un año antes de la muerte de Cleopatra, suceso que marcaría el definitivo
final del Antiguo Egipto.
Para los propios egipcios de la antigüedad, el país era conocido simplemente como Kemet, que
significa "Tierra Negra", llamado así por la rica tierra oscura a lo largo del río Nilo donde
comenzaron los primeros asentamientos. Más adelante el país pasó a conocerse como Misr, que
significa "país", un nombre que los egipcios todavía usan hoy en día para hablar de su nación.
Egipto prosperó durante miles de años (hasta alrededor de 30 AEC) como una nación
independiente cuya cultura era famosa por los grandes avances en todas las áreas del
conocimiento, desde las artes hasta la ciencia y la tecnología o la religión. Los grandes
monumentos por los que todavía se celebra Egipto reflejan la profundidad y grandiosidad de la
cultura egipcia que influyó en tantas civilizaciones de la antigüedad, entre ellas Grecia y Roma.
Egipto tiene una larga historia que se remonta hasta mucho antes de la palabra escrita, las
historias de los dioses, o los monumentos que han hecho famosa a esta cultura. Los indicios de
una sobreexplotación del pasto en la tierra que ahora es el desierto del Sáhara se han datado en
torno al 8000 AEC. Estos indicios, junto con los artefactos descubiertos, apuntan a una próspera
civilización agrícola en la región en esa época. Como la tierra, ya entonces, era mayormente árida,
los cazadores-recolectores nómadas fueron buscando el frescor del agua del valle del Nilo y
empezaron a asentarse en algún momento antes del 6000 AEC.
La agricultura organizada comenzó en la región en torno a 6000 AEC y las comunidades conocidas
como la cultura badariense empezaron a surgir en las orillas del río. La industria se desarrolló en
torno a la misma época como demuestran los talleres de fayenza descubiertos en Abidos que
datan de en torno a 5500 AEC. A la cultura badariense le siguió la amratiense, la gerzense y la
semaniense, también conocidas como Naqada I, Naqada II y Naqada III, todas las cuales
contribuyeron significativamente al desarrollo de lo que se convertiría en la civilización egipcia. La
historia escrita del país empieza entre 3400 Y 3200 AEC, cuando se desarrolló la escritura
jeroglífica de la cultura Naqada III.
El periodo arcaico de Egipto (c. 3150 - c. 2613 AEC) dio lugar a la unificación de los reinos del norte
y el sur bajo el rey Menes (también llamado Meni o Manes) de Alto Egipto, que conquistó el Bajo
Egipto en c. 3118 AEC o c. 3150 AEC. Esta versión de la historia temprana viene de las Aegyptica
(Historia de Egipto) del historiador de la antigüedad, Manetón, que vivió en el siglo III AEC durante
la dinastía Ptolemaica (323-30 AEC). A pesar de que los historiadores posteriores han disputado
esta cronología, se sigue consultando en cuanto a la sucesión dinástica y la historia temprana del
antiguo Egipto.
La obra de Manetón es la única fuente que cita a Menes y la conquista, y hoy en día se cree que el
hombre al que Manetón se refería como "Menes" era el rey Narmer, que unificó de manera
pacífica el Alto y el Bajo Egipto bajo un mismo gobierno. Sin embargo, esta identificación de
Menes con Narmer no está en absoluto aceptada universalmente, y Menes se ha relacionado, con
la misma credibilidad, con el rey Hor-Aha (c. 3100-3050 AEC), su sucesor. Una posible explicación
de la asociación de Menes con su predecesor y su sucesor es que "Menes" sea un título honorífico
que significa "el que sobrevive" en vez de un nombre personal, por lo que se podría haber usado
para referirse a más de un rey. La afirmación de que el país se había unificado mediante una
campaña militar también se cuestiona, ya que la famosa Paleta de Narmer, que muestra una
victoria militar, está considerada como propaganda real por algunos expertos. Puede que el país se
unificara primero pacíficamente, pero parece poco probable.
Los nombres geográficos del antiguo Egipto siguen la dirección del Nilo, por lo que el Alto Egipto es
la región sur mientras que el Bajo Egipto es la zona del norte, más cerca del Mediterráneo. Narmer
gobernó desde la ciudad de Hieracómpolis y después desde Menfis y Abidos. El comercio aumentó
de manera importante bajo los gobernantes del periodo arcaico de Egipto, y las elaboradas
mastabas, precursoras de las pirámides posteriores, empezaron a aparecer en las prácticas
funerarias egipcias, que incluían técnicas de momificación cada vez más elaboradas.
Los dioses
Ya desde el período Predinástico en Egipto (c. 6000 - c. 3150 AEC) la cultura egipcia estaba definida
por sus creencias en los dioses. Un mito de la creación temprano habla del dios Atum que se
presentó en medio del caos antes del principio del tiempo y su palabra dio lugar a la creación.
Atum estaba acompañado por la fuerza eterna de heka (la magia), personificada en el dios Heka y
otras fuerzas espirituales que animaban el mundo. Heka era una fuerza primordial que infundía el
universo y era la causa de que todo funcionara de la manera en que lo hacía; también daba lugar
al valor central de la cultura egipcia: ma'at, la harmonía y el equilibrio.
Todos los dioses y sus responsabilidades se remontaban a ma'at y heka. El sol salía y se ponía
como lo hacía y la luna viajaba a través del cielo, y las estaciones llegaban y se iban de acuerdo con
el equilibrio y el orden que era posible gracias a estos dos agentes. Ma'at también estaba
personificada como una divinidad, la diosa de la pluma de avestruz, a quien todo rey prometía
todas sus habilidades y su devoción. El rey estaba asociado con el dios Horus en vida y con Osiris
una vez muerto, basándose en un mito que se convirtió en el más popular de la historia egipcia.
Osiris y su hermana y esposa, Isis, eran los monarcas originales que gobernaban el mundo y que
dieron a la gente los dones de la civilización. El hermano de Osiris, Set, tuvo celos de él y lo
asesinó, pero fue devuelto a la vida por Isis, que después le dio un hijo, Horus. Sin embargo Osiris
estaba incompleto, así que descendió a gobernar el inframundo mientras que Horus, una vez hubo
crecido, vengó a su padre y derrotó a Set. El mito representa como el orden había triunfado sobre
el caos, y se convertiría en un motivo persistente en la religión egipcia, los rituales mortuorios, los
textos religiosos y el arte. No hubo ningún periodo en el que los dioses no fueran una parte
integral de la vida diaria de los egipcios, y esto se ve claramente desde los albores de la historia del
país.
El Imperio antiguo
Durante el periodo conocido como Imperio Antiguo de Egipto (c. 2613-2181 AEC), la arquitectura
en honor a los dioses se desarrolló a un ritmo mayor, y se construyeron algunos de los
monumentos más famosos de Egipto, como las pirámides o la Gran Esfinge de Guiza. El rey Djoser,
que gobernó en torno al 2670 AEC, construyó la primera pirámide escalonada en Saqqara en torno
al 2670, diseñada por su principal arquitecto y médico Imhotep (c. 2667-2600 AEC) que también
escribió uno de los primeros textos médicos que describía el tratamiento para más de 200
enfermedades diferentes y que argumentaba que la causa de la enfermedad podía ser natural, en
vez de la voluntad de los dioses. La gran pirámide de Keops (la última de las siete maravillas de la
antigüedad) se construyó durante su reinado (2589-2566 AEC), seguida de las pirámides de Kefrén
(2558-2532 AEC) y Micerino (2532-2503 AEC).
La grandiosidad de las pirámides en la meseta de Guiza, tal y como habrían estado en un principio,
recubiertas de brillante caliza blanca, es testamento del poder y la riqueza de los gobernantes de
esta época. Abundan las teorías acerca de la construcción de estos monumentos y tumbas, pero
los arquitectos y expertos modernos no han llegado al consenso en ninguna de estas teorías.
Teniendo en cuenta la tecnología de la época, dicen algunos, un monumento como la gran
pirámide de Guiza no debería existir. Sin embargo, otros afirman que la existencia de tales
construcciones y tumbas sugiere una tecnología superior que se ha perdido en el tiempo.
No hay ningún indicio de que los monumentos de la meseta de Guiza, o cualquier otro en Egipto,
fueran construidos por esclavos, así como tampoco hay indicios que respalden una lectura
histórica del libro bíblico del Éxodo. En la actualidad, la mayoría de los expertos rechaza la
afirmación de que las pirámides, entre otros monumentos, fueran construidas por esclavos,
aunque es cierto que había esclavos de diferentes nacionalidades en Egipto, que generalmente
trabajaban en las minas. Los monumentos egipcios se consideraban trabajos públicos creados por
el estado; se empleaban obreros con o sin experiencia y todos recibían un sueldo por su trabajo.
Los obreros del emplazamiento de Guiza, que era simplemente uno más, recibían una ración de
cerveza tres veces al día, y se han establecido claramente su alojamiento, sus herramientas e
incluso su nivel de salud.
La estabilidad proporcionada por el gobierno tebano permitió que floreciera lo que hoy se conoce
como el Imperio Medio (2040-1782 AEC). El Imperio Medio está considerado como la "época
clásica" de Egipto, cuando el arte y la cultura llegaron a su apogeo y Tebas se convirtió en la ciudad
más importante y rica del país. Según los historiadores Oakes y Gahlin, "la duodécima dinastía de
reyes fueron gobernantes fuertes que establecieron el control no solo sobre todo Egipto sino
también sobre Nubia al sur, donde se construyeron varias fortalezas para proteger los intereses
comerciales egipcios" (11). El primer ejército se creó durante el Imperio medio, de mano del rey
Amenemhat I (c. 1991-1962 AEC), la construcción del templo de Karnak comenzó con Senruset I (c.
1971-1926 AEC) y parte de la mejor literatura y arte egipcios se produjeron también en esta época.
Sin embargo, la dinastía XIII era más débil que la XII y se distrajo con problemas internos, lo que
permitió que un pueblo extranjero conocido como los hicsos se hiciera con el poder en el Bajo
Egipto y el delta del Nilo.
Los hicsos son un pueblo misterioso, probablemente de la zona de Siria/Palestina, que aparecieron
en Egipto por primera vez c. 1800 y se asentaron en la ciudad de Avaris. A pesar de que los
nombres de los reyes hicsos son de origen semítico, no se ha establecido una etnia definida para
este pueblo. Los hicsos fueron amasando poder hasta que pudieron tomar el control de una parte
importante del Bajo Egipto para c. 1720 AEC, dejando a la dinastía tebana del Alto Egipto casi
como un estado vasallo.
Esta era se conoce como el segundo periodo intermedio de Egipto (c.1782 - c. 1570 AEC). A pesar
de que los egipcios despreciaban a los hicsos, cuyo nombre simplemente significa "gobernantes
extranjeros", de hecho, introdujeron muchas mejoras notables en la cultura, tales como el arco
compuesto, el caballo y el carro junto con el cultivo rotativo y ciertos desarrollos en el trabajo del
bronce y la cerámica. Al mismo tiempo que los hicsos controlaban los puertos del Bajo Egipto, para
el 1700 AEC el reino de Kush había ascendido hasta el sur de Tebas en Nubia y dominaba esa
frontera. Los egipcios montaron varias campañas para echar a los hicsos y someter a los nubios,
pero todas fracasaron hasta que el príncipe Ahmosis I de Tebas (c. 1570-1544 AEC) consiguió
unificar el país bajo el gobierno tebano.
Ahmosis I dio comienzo a lo que se conoce como el Imperio Nuevo de Egipto (c. 1570 - c. 1069
AEC) que volvió a vivir la prosperidad del país bajo un gobierno central fuerte. El título de faraón
para denominar al rey de Egipto proviene del periodo del Imperio Nuevo; a los monarcas
anteriores se los llamaba simplemente reyes. Muchos de los soberanos egipcios más conocidos de
hoy en día gobernaron durante este periodo y la mayoría de las imponentes estructuras de la
arquitectura egipcia, tales como el Ramesseum, Abu Simbel, los templos de Karnak y Luxor, y las
tumbas del Valle de los reyes y el Valle de las reinas se crearon o mejoraron de manera
significativa durante este periodo.
Entre 1504 y 1492 AEC el faraón Tutmosis I consolidó su poder y expandió las fronteras de Egipto
hasta el río Éufrates en el norte, Siria y Palestina al oeste y Nubia al sur. A su reinado le siguió el de
Hatshepsut (1479-1458 AEC) que expandió enormemente el comercio con otras naciones, de las
cuales la más conocida es el país de Punt. Su reinado de 22 años trajo paz y prosperidad a Egipto.
Su sucesor, Tutmosis III, continuó con sus políticas (aunque intentó borrar cualquier recuerdo de
ella ya que se cree que no quería que sirviera de modelo para otras mujeres, porque se
consideraba que solo los hombres eran dignos de gobernar) y, para cuando murió en 1425 AEC,
Egipto era una nación grande y poderosa. Esta prosperidad llevó, entre otras cosas, a un aumento
de la fabricación de cerveza de muchas variedades diferentes y a más tiempo para el ocio y el
deporte. Los avances en la medicina llevaron a mejoras en la salud.
El baño ya era desde hacía tiempo una parte importante de la rutina diaria de los egipcios, ya que
la religión lo alentaba y el clero daba ejemplo de ello. Sin embargo, en este momento se
produjeron baños más elaborados, posiblemente más por ocio que por simple higiene. El papiro
ginecológico de Kahun, que habla de la salud de la mujer y los anticonceptivos, se había escrito en
torno al 1800 AEC y, durante esta época, parece que los doctores lo usaban extensivamente. La
cirugía y la odontología se practicaban ampliamente y con gran habilidad, y los médicos
prescribían cerveza para mejorar los síntomas de más de 200 enfermedades.
En 1353 AEC el faraón Amenhotep IV accedió al trono y poco después se cambió el nombre a
Akenatón ("el espíritu vivo de Atón") para reflejar su creencia en un solo dios, Atón. Los egipcios,
como ya se ha dicho, tradicionalmente creían en muchos dioses cuya importancia influía en todos
los aspectos de su vida. Entre las deidades más populares se encuentran Amón, Osiris, Isis y
Hathor. El culto de Amón, en aquel momento, se había hecho tan rico que los sacerdotes tenían
casi tanto poder como el faraón. Akenatón y su esposa, Nefertiti, renunciaron a las creencias
religiosas tradicionales y las costumbres de Egipto e instauraron una nueva religión basada en el
reconocimiento de un solo dios.
Sus reformas religiosas en la práctica redujeron el poder de los sacerdotes de Amón, y lo pusieron
en sus manos. Trasladó la capital de Tebas a Amarna para distanciar su gobierno aún más del de
sus predecesores. A esto se lo conoce como el periodo amarniense (1353-1336 AEC) durante el
cual Amarna creció como la capital del país y se prohibieron las costumbres religiosas monoteístas.
Entre sus muchos logros, Akenatón fue el primer gobernante en decretar un estatuario y un
templo en honor a su esposa en vez de solamente a él mismo o los dioses, y utilizó el dinero que
antes iba a parar a los templos para obras públicas y parques. El poder del clero cayó bruscamente
a medida que fue creciendo el del gobierno central, que parece que fue el objetivo de Akenatón,
pero no usó ese poder para el mejor interés de su pueblo. Las Cartas de Amarna dejan claro que
estaba más preocupado por sus reformas religiosas que por la política exterior o las necesidades
del pueblo de Egipto.
A su reinado le siguió el de su hijo, el gobernante egipcio más fácilmente reconocible hoy en día,
Tutankamón, que gobernó en torno a 1336 - c. 1327 AEC. En un principio recibió el nombre de
Tutankatón como reflejo de las creencias religiosas de su padre, pero al acceder al trono se cambió
el nombre a Tutankamón para honrar al ancestral dios Amón. Volvió a restaurar los antiguos
templos, se deshizo de todas las referencias de su padre a una sola deidad y devolvió la capital a
Tebas. Su reinado se truncó a causa de su muerte y hoy en día lo que más se conoce de él es la
grandiosidad intacta de su tumba, descubierta en 1922 EC, que en su momento fue la sensación
internacional.
Sin embargo, el gobernante más grande del Imperio Nuevo fue Ramsés II (también conocido como
Ramsés el Grande, 1279-1213 AEC) que comenzó los proyectos de construcción más elaborados de
todos los gobernantes egipcios, y que gobernó de manera tan eficiente que tuvo los medios para
hacerlo. Aunque la famosa batalla de Cades del 1274 AEC (entre Ramsés II de Egipto y Muwatalli II
de los hititas) hoy en día se considera un empate, Ramsés la consideraba una gran victoria para
Egipto y se celebró a sí mismo como un campeón del pueblo, y finalmente como un dios, en sus
muchas obras públicas.
Su templo en Abu Simbel (construido para su reina Nefertari) representa la batalla de Cades, y el
templo menor del enclave, siguiendo el ejemplo de Akenatón, está dedicado a la reina favorita de
Ramsés, Nefertari. Bajo el reinado de Ramsés II, se firmó el primer tratado de paz del mundo (el
Tratado de Cades) en 1258 AEC y Egipto disfrutó de una afluencia prácticamente sin precedentes,
tal y como muestra el número de monumentos construidos o restaurados durante su reinado.
El cuarto hijo de Ramsés II, Jaemuaset (c. 1281 - c. 1225 AEC) es conocido como el "primer
egiptólogo", gracias a la tarea que llevó a cabo de conservación y registro de los antiguos
monumentos, los templos y los nombres de sus dueños originales. En gran parte es gracias a la
iniciativa de Jaemuaset que el nombre de Ramsés II es tan destacado en tantos lugares de Egipto.
Jaemuaset dejó escrita su propia tarea, el nombre del dueño o arquitecto original del monumento
o templo, y el nombre de su padre.
Ramsés II llegó a ser conocido por las generaciones posteriores como "El gran ancestro", y reinó
durante tanto tiempo que sobrevivió a la mayoría de sus hijos y sus mujeres. Con el tiempo, todos
sus súbditos llegarían a haber nacido con él como gobernante y no tenían recuerdo de ningún
otro. Disfrutó de una vida excepcionalmente larga, 96 años, más del doble de la esperanza de vida
media de un egipcio de la antigüedad. Cuando murió, está escrito que muchos temían que había
llegado el fin del mundo, ya que no habían conocido ningún otro faraón ni ningún otro tipo de
Egipto.
Uno de sus sucesores, Ramsés III (1186-1155 AEC), continuó con su política, pero para esta época
la gran riqueza de Egipto había captado la atención de los Pueblos del Mar, que empezaron a
hacer incursiones regulares a lo largo de la costa. Los Pueblos del Mar, al igual que los hicsos, son
de origen desconocido, pero se cree que provienen de la zona meridional del Egeo. Entre 1276-
1178 AEC los Pueblos del Mar supusieron una gran amenaza para la seguridad egipcia. Ramsés II
los había derrotado en una batalla naval a principios de su reinado, al igual que hiciera después su
sucesor, Merenptah (1213-1203 AEC). Sin embargo, tras la muerte de Merenptah, redoblaron sus
esfuerzos, saqueando Cades, que entonces estaba bajo el control egipcio, y asolando la costa.
Entre 1180 y 1178 AEC Ramsés III los combatió, derrotándolos finalmente en la batalla de Xois en
1178 AEC.
Tras el reinado de Ramsés III, sus sucesores intentaron mantener su política, pero se encontraron
con la creciente resistencia del pueblo egipcio, de los territorios conquistados y especialmente de
la clase sacerdotal. En los años después de que Tutankamón restaurara la antigua religión de
Amón, y especialmente durante la larga prosperidad vivida bajo Ramsés II, los sacerdotes de Amón
habían adquirido muchas tierras y amasado una gran fortuna, que ahora amenazaba al gobierno
central y trastornaba la unidad de Egipto. Para la época de Ramsés XI (1107-1077 AEC), el final de
la Dinastía XX, el gobierno egipcio estaba tan debilitado por el poder y la corrupción del clero que
el país volvió a fracturarse y la administración central se colapsó, dando comienzo al llamado
Tercer período intermedio de Egipto c. 1069-525 AEC.
Bajo el rey cushita Piye (752-722 AEC), Egipto volvió a unificarse y la cultura floreció, pero a
principios de 671 AEC, los asirios, al mando de Esaradón, comenzaron su invasión de Egipto,
conquistándolo para el 666 AEC bajo su sucesor, Asurbanipal. Dado que no tenían ningún plan a
largo plazo para controlar el país, los asirios lo dejaron en ruinas en manos de los gobernantes
locales y abandonaron a Egipto a su suerte. Sin embargo, Egipto se reconstruyó y fortificó, y ese
era el estado en el que se encontraba el país cuando Cambises II de Persia atacó en la Batalla de
Pelusio en 525 AEC. Conociendo la reverencia que los egipcios tenían por los gatos, que se
consideraban representaciones vivas de la popular diosa Bastet, Cambises II ordenó a sus hombres
que pintaran gatos en sus escudos y que llevaran gatos, y otros animales sagrados para los
egipcios, al frente del ejército hacia Pelusio. Los ejércitos egipcios se rindieron y el país cayó en
manos de los persas. Egipto continuaría bajo ocupación persa hasta la llegada de Alejandro Magno
en 332 AEC.
Alejandro fue acogido como un libertador y conquistó Egipto sin pelear. Estableció la ciudad de
Alejandría y pasó a conquistar Fenicia y el resto del imperio Persa. Tras su muerte en 323 AEC, su
general Ptolomeo I Soter, llevó su cuerpo de vuelta a Alejandría y fundó la dinastía Ptolemaica
(323-30 AEC). La última de los Ptolomeos fue Cleopatra VII, que se suicidó en 30 AEC tras la
derrota de sus ejércitos, y de los de su consorte, Marco Antonio, por los romanos bajo órdenes de
César Octavio en la batalla de Accio (31 AEC). Después de esto, Egipto se convirtió en una
provincia del imperio romano (30 AEC-476 EC) y después del imperio bizantino (c. 527-646 EC),
hasta que fue conquistado por los musulmanes árabes bajo el califa Umar en 646 EC y cayó bajo el
dominio islámico.
Alimentación
Al contrario de lo que podemos pensar, era muy difícil pasar hambre en el Antiguo Egipto. En ese
caso, sería porque el Nilo no creciera lo suficiente como para anegar todas las tierras de cultivo o
porque las plagas devoraran las cosechas. Lo normal es que toda la población egipcia estuviera
bien nutrida, puesto que la sociedad promovía compartir el alimento, realizar comidas comunes…
Además, el Nilo aseguraba que Egipto fuera un gran granero, pudiendo incluso guardar excedentes
en silos. Estos almacenes estaban organizados por la administración real los años en los que la
cosecha era muy abundante, previniendo así posibles hambrunas.
El pan en el antiguo Egipto
Son las tumbas las que nos proporcionan información sobre la dieta que seguían los egipcios.
Gracias a las Listas de ofrendas conocemos la lista de los alimentos necesarios para el Más Allá. La
dieta principal de los egipcios estaba formada por pan y cerveza de farro y de cebada malteada. La
presencia de estos cereales es por ser los más comunes en la agricultura egipcia.
En lo que se refiere al pan, podemos encontrar multitud de variedades. Las más simples eran con
harina, agua y sal o algunas variedades dulces con miel y dátiles, realizadas al horno de cerámica.
Tenemos que tener en cuenta que el pan egipcio era arenoso. Esto es debido a que muchas veces
el cereal no se trillaba adecuadamente y quedaban restos de arenilla. En esta premisa
encontramos la explicación al hecho de que la mayoría de los egipcios ancianos tenían mellados
los dientes.
El otro alimento esencial en su dieta, la cerveza, era la bebida preferida de los egipcios. Los
procesos de elaboración más sencillos consistían en mezclar unas migas de pan a medio cocer con
agua, y dejarlo fermentar hasta que alcanzara el grado de alcohol deseado. Había muchos tipos de
cerveza: cerveza común, dulce, espesa, fuerte… Pero lo más común es que la cerveza fuera
rebajada con agua, puesto que esta se daba a los trabajadores como pago de su salario. Por ello, si
era muy fuerte, podía influir en que el trabajador no desempeñara sus obligaciones de la manera
adecuada. En cuanto a su consumo, incluso los niños tomaban cerveza para almorzar.
El vino era considerado un artículo de lujo para ocasiones especiales. El mejor vino de Egipto se
producía en la región de El Fayum o en el Delta, pero también se apreciaban vinos importados de
otras regiones como Canaán. Las tinajas o ánforas donde se guardaba el vino estaban marcadas
con la procedencia de las uvas, a modo de sello distintivo o firma. También se producían vinos
dulces derivados de higos, dátiles o granadas.
Alimentos complementarios
Como prueba de ello, está documentado en lugares como Deir el-Medina, donde se han hallado
vestigios de crianza de grandes piaras. También era muy popular la carne de ave, destacando la de
ganso y pato, las cuales solían comerse a la parrilla, asadas o guisadas. Otro producto muy
importante, obtenido de las aves, eran los huevos. Uno de los más populares entre los egipcios era
el huevo de avestruz, que aprovechaban no solo como alimento, sino como cuenco.
La mayoría de la población, sobre todo la que vivía a orillas el Nilo, basaba su dieta en el pescado.
Cabe destacar que era un alimento prohibido a los sacerdotes antes de algunas ceremonias. La
mayoría era cogido en barcas de papiro con redes, sedales con anzuelos o con trampas para peces.
El pescado era un alimento muy duradero, puesto que aquel que no se consumía de inmediato era
secado o salado para conservarse mejor. Los peces más comunes eran carpas, percas, siluros o
mújoles.
La dieta en la sociedad
En lo que respecta a las comidas, podemos decir que había grandes diferencias entre la clase
pudiente y la población común. El pueblo llano, es decir, el 90% de la población, comían dos veces
al día. Primero un desayuno en el que tomaban pan y cebollas dulces. Después, una comida
principal que realizaban a media tarde. La mayoría basaban su dieta en pan, cerveza, pescado,
hortalizas y verduras que ellos mismo podían producir.
El consumo de carne que realizaban era escaso. Con suerte, si vivían cerca de un templo, podían
consumir la carne restante de los sacrificios que los sacerdotes repartían entre la población
cercana. Los artesanos y funcionarios tenían un poder adquisitivo más alto. A causa de esto, a la
dieta base de la población común podían añadir el consumo de carne de oveja, cabra y cerdos,
criados por ellos mismos.
La gente pudiente comía además carne de ave, carnero, y buey. Este era un animal reservado solo
para la gente muy acaudalada. También podían permitirse beber vino, un producto muy exquisito.
Normalmente las clases privilegiadas realizaban tres comidas en lugar de dos. Y mientras que las
familias egipcias de a pie no solían tener mobiliario y comían en esteras, la gente pudiente comía
en mesas repletas de alimentos.
La mayoría de la población tenía platos, cucharas, cuencos y jarras. No obstante, parece ser que la
mayoría de los alimentos se comían con los dedos. Aun así, esto no contradice el hecho de que los
egipcios cuidaban mucho su higiene y salud. De vez en cuando, los faraones realizaban grandes
banquetes con cocineros, cerveceros y demás personal cualificado. En ellos se podían comer todo
tipo de guisos y manjares, acompañados por música y danzas. Para finalizar este artículo, podemos
decir que, aunque existían grandes desigualdades entre la dieta de los diferentes estratos de esta
sociedad jerarquizada, lo cierto es que la alimentación en Egipto no representaba un problema,
puesto que a nadie le faltaba un poco de pan y cerveza que llevarse a la boca.