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Universidad Abierta Para

Adultos

Uapa
Psicología educativa
Materia
progresos cognitivos
Facilitador
Juan Martinez Almengot
Nombre
Rosanna Isabel Vasquez
Matricula
100055988
Santiago de los caballero
06/02/2023

1. Elabore un análisis psicológico de esta película de acuerdo con el


DSM-5, identificando los posibles Trastornos que puedan presentar los
personajes principales , acompañado de los signos y síntomas que
presentan los mismos. Además, realice un diagnóstico diferencial
redactando otro tipo de posible Trastorno que pueda coexistir en este
caso. Presente la información obtenida en un informe.

“El lado luminoso de la vida” cuenta la historia de Pat (Bradley Cooper),


un joven profesor que acaba de salir de un centro de salud mental.

Los problemas comenzaron cuando, meses atrás, Pat, al descubrir que


su mujer le era infiel, sufre un episodio de paranoia y violencia, y le
propina una brutal paliza a su amante.

Una vez finalizada su estancia en el centro de salud mental, regresa a


casa de sus padres, quienes harán todo lo posible por evitar que
recaiga. Ellos esperan que su hijo, aquejado de bipolaridad, rehaga su
vida con optimismo. Decidido a reconstruir su vida aplicando un principio
positivo a lo que le suceda, la intención inicial de Pat, a pesar de una
orden de alejamiento, es recuperar la confianza de su mujer, de la que
cree estar profundamente enamorado…

No obstante, la situación cambia cuando Pat conoce a Tiffany (Jennifer


Lawrence), una joven que se ofrece a ayudarle a recuperar a su esposa.

Tiffany, por su parte, también lidia con una “mala reputación” y con sus
propias dificultades psicológicas, al no haber superado la muerte de su
marido. A pesar de la mutua desconfianza inicial, progresivamente
surge entre estos “muñecos rotos” un estrecho vínculo que les ayudará
a encontrar el lado luminoso de la vida. Mordisquito a mordisquito, la
película nos enseña una lección valiosa sobre la salud mental: cómo
canalizar mejor nuestras emociones más perturbadoras, como la ira,
para construir relaciones y vidas felices y libres de estigmas.

A continuación, analizaremos la película y su lección implícita.

Siendo un tema recurrente en la historia del cine, el director toma el


género de comedia romántica para hacer una película amable y
sencilla, que nos haga reflexionar sobre problemas de salud
mental; pulpos con múltiples tentáculos en nuestra vida.
La película profundiza en la situación de personas con dificultades de
salud mental, como la bipolaridad. Analiza cómo se enfrentan a los retos
del mundo exterior, cómo afrontan la vida, cómo les perciben los demás
y cómo se relacionan con ellos.

Y la trama resulta interesante por la radiografía que muestra de la


vida cotidiana, los decretos socioculturales que interiorizamos
sobre salud mental y los esfuerzos de “normalidad” que moviliza
una familia para superar un “percance” psicológico.

Dos filos de la salud mental: ni tan cuerdos ni tan locuelos

Lo más curioso de la trama es que muestra la sutil línea que separa a


las personas diagnosticadas, los protagonistas tratados de un
trastorno psicológico y su entorno “aparentemente funcional” y sin
diagnosticar.

Todos conocemos a personas tipificadas como “normales” a todos los


efectos, pero que, aún careciendo de diagnóstico, lidian con la
disfuncionalidad vital al adaptarse y relacionarse. Personas que también
despliegan “desajustes” marcados por la sociedad en la que vivimos y la
carencia de habilidades socioemocionales para convivir.

En ese bosque de “no etiquetados”, en la película casi todos parecen


tener “chifladuras”. Encontramos personas egocéntricas, maniáticas del
orden, supersticiosas, depresivas, ansiosas…

De ahí que a lo largo de la película descubramos que es muy frágil la


delimitación entre locura y cordura, a pesar de la tendencia que
tenemos a etiquetar a los enfermos mentales.

Rompamos el estigma de l a salud mental

Además de representar el trastorno bipolar, la película proyecta una


imagen positiva y desenfadada de las personas que lo sufren.
Esto es fundamental para romper con el estigma de la salud mental, y
más en casos como el de Pat, que, por su comportamiento alterado, son
tachados de “locos” con ligereza.

Antes de estigmatizar estas enfermedades de salud mental, debemos


hacer un ejercicio de introspección para descubrir las propias sombras y
desajustes personales.

Será crucial acoger desde la normalidad a la persona enferma y, al


margen del etiquetado, tratarla, antes que como un enfermo, como una
persona.

Hablemos de la familia

La familia de la película está encarnada por personajes excéntricos,


cómicos, pero cuya función es la misma que la de cualquier padre de
familia: ayudar al hijo a superar una situación adversa.

Y la película nos transmite también un mensaje que, aunque evidente,


no debemos olvidar: la familia (aún con objetivos diferentes) es un pilar
crucial para ayudarnos a superar cualquier dificultad.

El amor como motor

La película narra con autenticidad el tipo de vínculo (más o menos


“medicina” o tóxico) que se establece entre todos los personajes y,
especialmente entre la pareja protagonista.

Explora principalmente las dependencias y pactos de libertad que


se establecen entre las personas en el tiempo.

Pat y Tiffany, pese a las dificultades, construyen una relación de


igualdad en la que los dos se sienten libres juntos, y se respetan.
Entre ellos van creando una complicidad fuerte, confiada y generosa
que, como valores de unión, los ayuda a sobrevolar los indicadores de
riesgo que amenazan su estabilidad emocional y su relación.

El impacto del pulpo de emociones perturbadoras: la ira

Historia de redención y de amor, de intentos y celebración de pequeños


éxitos, “El lado bueno de las cosas” es principalmente una película
muy humana. Y no hay nada más humano que nuestras emociones.

Buceando en los márgenes de los problemas de salud mental y la


inestabilidad emocional, la película aborda principalmente una emoción
que puede ser perturbadora: la ira.

Está claro que enfadarse es bueno y natural, y la única premisa


irrefutable es que todos nos hemos puesto con el semáforo en rojo y
hemos perdido los estribos alguna vez.

Sin embargo, comenzar a vivir diariamente en el enfado, además de


ocultar conflictos internos no resueltos, nos lleva directitos a la
infelicidad, a nosotros mismos y a los que nos rodean.

Sin haber llegado a agredir al amante de nuestra ex pareja, seguro que


podemos recordar momentos que nos sonrojan, al no haber salido bien
favorecidos en el retrato de la estabilidad emocional.

Así pues, si, como en el caso de Pat, la ira no sólo aparece en un mal
momento, sino que resulta algo habitual y estable como parte de
nuestra personalidad, nos tocará ocuparnos de nuestra dificultad con
nuevos intentos de solución.

como pasar de monstruo iracundo a persona templada y con


control.

Al principio de la película, cuando la indignación se apoderaba de él,


vemos que Pat usaba la fuerza, la violencia física, como disparador de
su “semáforo emocional en rojo”.
Tras un tiempo de aislamiento, Pat interioriza que debe encontrar otras
formas de encauzar la ira para minimizar la devastación en su entorno y
su vida.

A pesar de los momentos de mar picada que atraviesa el protagonista


de nuestra película, Pat decide confrontar sus sombras e ir más allá de
su propia área de mejora emocional.

Antídotos para encauzar la perturbación emocional

Una premisa para tatuar en nuestro proyecto de vida feliz es que, tal y
como entrena progresivamente Pat, para mantener una óptima salud
mental será primordial:

● La toma de conciencia sobre la dificultad a gestionar.


● La previsión de respuesta y de posibles consecuencias
de los propios actos.
● El autocontrol y la autorregulación emocional,
entrenando habilidades sociales de asertividad y contención,
o practicando ejercicio físico regular (como running y baile).

● Doble taza de empatía, generosidad y amor.

Como muestra la película, la acogida que Pat vive en su hogar familiar,


la cercanía y la confianza que los suyos depositan en él y sus fortalezas,
y la presencia de la también vulnerable Tiffany, permitirán la
recuperación del enfermo y el crecimiento de todos los que intervienen
en el proceso de curación.

Éste es el principal acierto de la película: mostrar que nuestra


capacidad de amar y ser amados, haciendo cosas útiles por los demás
y nosotros mismos nos permite situarnos en nuestra identidad.
Y cómo despliegan los protagonistas tan “perfectamente imperfectos”
de la trama, todas nuestras luces y sombras emocionales serán lícitas y
necesarias en un proyecto de vida que no se para.

En definitiva, después de visitar la orilla contraria, la del enfado, la


tristeza o el miedo, nuestra esencia “amable” nos permitirá tomar el
lado bueno de las cosas y llegar al puerto de la felicidad, sin caer en
la desesperanza.

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