Actividad 2
Actividad 2
Matricula: 172624
Grupo: E129
Los niños menores de dos años no pueden controlar sus emociones, a partir de
esta edad son capaces de sentir empatía y comprender emociones ajenas. Se dan
cuenta cuando al observar a su padre o madre sobre la reacción que tienen al
hacer un acto indebido entonces estos comprenden la tristeza, la alegría o el
enfado que puedan llegar a tener sus padres.
Antes de los seis años las conversaciones ya son más sofisticadas, casi saben
cuál es el bien y el mal, lo que deben o no hacer, opinan sobre juicios
morales, realizan cuestionamientos más complicados, mismos que están basados
en la opinión de quienes para el son fuente de autoridad. Como hemos observado,
la capacidad de razonamientos importante para poder comprender los valores y
las normas morales y sociales, pero más importante aún son las vivencias
emocionales, sobre todo de tipo empático que aportan los padres y demás
personas que interactúan con el niño.
Los niños más empáticos son aquellos cuyos padres expresan con frecuencia
principios morales y estimulan su empatía, teniendo en cuenta que la empatía es
la capacidad para ponerse en el lugar de otro y comprender lo que siente o piensa
sin que sea necesario que lo exprese directamente.
Conclusión.
Como fuimos observando en el desarrollo del tema, la interiorización de conceptos
y las reglas sociales en la formación y desarrollo de la personalidad del niño en su
infancia, es algo que no solo es cuestión de esta etapa, sino que, es a lo largo de
la vida humana, si bien, en la infancia es donde se observa un mayor
avance en el desarrollo de su personalidad; el ser humano sigue
aprendiendo conforme va madurando. Todas las características que
definen y distinguen a cada individuo están determinadas por la cultura
y la sociedad en la que este se desarrolla. En los padres esta la responsabilidad
de ayudar a que su hijo tenga un desarrollo de personalidad, ya que en los
primeros meses de vida se va formando para que vaya controlando sus
emociones y esto a su vez ayuda a la aceptación de sí mismo, es por eso que un
ambiente familiar sano es crucial para que el desarrollo del niño sea funcional para
la sociedad, porque esto ayudara a tener un infante más empático y con un
autoestima mejor desarrollado y, sobre todo lo ayudara a practicar la participación
en la sociedad con los valores que le sean inculcados.
Por otro lado, las familias que viven en una misma sociedad, no quieren decir que
el desarrollo de valores de sus hijos será igual, ya que cada núcleo familiar o
ambiente; tiene diferentes creencias y distintas interpretaciones de moralidad,
aunque estas vivan bajo las mismas reglas sociales, la diferencia de aprendizaje y
enseñanza es distinto, porque las prioridades para cada familia son diferentes, y
eso hace a nuestra sociedad tan diversa y a su vez funcional.
Por último, la familia es parte esencial y primordial en el desarrollo del niño como
una persona funcional en la sociedad, pero también por parte del docente es
facilitar los medios y herramientas necesarias para que su personalidad sea más
completa, y esta apoye en el desarrollo y descubrimiento del “yo”.
Bibliografía