Bésame Mentiroso 3

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Sinopsis

"Nunca me acuesto con un hombre". Yeonwoo lo sabía perfectamente. Keith Knight


Pittman, es el hombre que más ha cambiado su vida y él cual no tiene ningún interés
en Yeonwoo. Trabajando como secretario de Keith, un día sufrió un trauma rodeado
de alfas dominantes en una fiesta organizada en un barco así que, renuncio a la
compañía por los comentarios de Keith, quién lo culpaba por lo sucedido, y una
semana después, Keith por alguna razón apareció en su puerta pidiendole que
regresará como su secretario... "¿Me estás pidiendo que regrese?". "¿No es así...?". "...
Dime que es lo que quieres”. “A ti”.»

✤✤✤✤✤✤ Información ✤✤✤✤✤✤

• Novela: Kiss me liar | Bésame mentiroso | 키스 미, 라이어


• Autor: Zig
• Género/Categoría: Omegaverse A&O | Nudos | Marcas | MPREG | Obsesión |
Pérdida de memoria | Traumas | Hetero | Experimentos | RUT | Celos
• Año: 2017
• Volúmenes: 4 + 2 Extras

• Traducido por: Its_Unfortunxte | Unfortunxte


• Edición: BLPages

• Volumen 3 - Traducción Completa


Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 1 | Parte 1
Mi corazón latió frenéticamente, tanto que creí que había dejado de respirar.

¿Qué demonios había dicho?

Me había repetido tantas veces que esto era suficiente. Estaba loco por hacer cosas tan
presuntuosas. Era evidente que había perdido la cabeza. De otra forma, cómo me había
atrevido a hacer una confesión tan ridícula.

—Bueno, eh...

Apenas abrí la boca, pero mis palabras no salieron.

¿Qué debía hacer?

Tenía curiosidad por su expresión, pero el miedo me detuvo. No tuve el coraje. Keith
quizás estaba enojado conmigo y de seguro me gritaría, era claro que mi confesión
había apagado su libido. Estaba confundido.

Oh, Dios.

Sin embargo, cuando sus labios se superpusieron a los míos, me quedé en blanco, no
sabía lo que sucedía. Su fogosa lengua se balanceó en toda mi boca.

¿Qué era lo que significaba esto?

Estaba confundido, el beso se prolongó y no pude preguntar. Keith apoyó su cuerpo


sobre el mío antes de que siquiera pudiera llegar a pensar en algo. Me sentía
avergonzado así que traté de levantarme.

—... Ugh.

No hubo ningún tipo de sonido después, sin embargo, un gemido sofocado salió de mi
boca, aunque a Keith no le importó, continuó besándome una y otra vez, sosteniendo
mi cabeza con su mano, entrelazando su lengua con la mía y soportando mi espalda con
su otro brazo, imposibilitando mi movimiento.
Mi interior se sacudió violentamente mientras mi desbordante saliva fluía de mi boca a
la suya, sin afectarle.

Fue un beso demasiado intenso. El aliento me faltó, aun así, Keith no se detuvo. Su
pene entró y salió bruscamente mientras sostenía mi cintura para evitar que no me
moviera en lo absoluto. Keith abrió todavía más mis piernas y yo solté un largo gemido;
parecía no detenerse. Cada vez que lo metía, mis lágrimas fluían a través de mi rostro.
Mi entrepierna se empapo de nuestros fluidos.

—¡...!

Luego de un rato, Keith continuó sosteniendo mi cabeza mientras mantenía


presionados nuestros labios, de pronto, la sensación de un fluido caliente llenando mi
estómago me invadió, estaba eyaculando. Me estremecí. Sentí que la cantidad vertida
era mayor a la habitual porque continuaba fluyendo y empapando mi interior,
infiltrándose en lo más profundo de mí.

Fue entonces, cuando un aroma apareció en la punta de mi nariz. Era la fragancia de


sus feromonas. Rápidamente me di cuenta de que el olor del semen que fluía dentro de
mi cuerpo era ligeramente diferente.

Cerré los ojos y probé, pensando en que el aroma de sus besos también sería desigual.

¿Cuál era su identidad? ¿De dónde provenía? ¿Por qué de repente se sentía tan
diferente?

Keith soltó mi cabeza tan pronto como termino de hacerlo, no obstante, su brazo aún
seguía en mi cintura. Apenas y levanté la vista, jadeé. Keith me miró y sonrió
suavemente mientras mi mirada estaba en blanco.

Su brazo que sostenía mi espalda bajo para tocar mi trasero, lo masajeo lentamente,
parecía disfrutar de la textura, lo cual no era muy agradable para mí, ya que cada vez
que Keith lo acariciaba, mi orificio se abría y su semen mezclado con mi fluido corporal
se bajaba poco a poco. Estaba tan avergonzado, mi interior estaba empapado de su
semen.
—... Ah.

Me encontraba tan impresionado por su intensa eyaculación. Sin darme cuenta, Keith
comenzó a frotar mi entrada con sus dedos. La sensación de su caricia sobre mi agujero
me dejó sin aliento. Mi campo de visión se hizo borroso así que traté de inhalar por la
boca mientras Keith continuaba frotando.

—Oh, ah... Ah.

Mi cuerpo tembloroso reaccionó a sus toques, no eyaculé, pero el placer se sentía


similar, incluso los dedos de mis pies se doblaron por el placer que sentía.

Esa tarde Keith no respondió a ninguna de mis confesiones. Lo recuerdo muy bien,
pero pensé que no importaba.

Realmente no.

✤✤✤✤✤✤

—¿Estás diciendo picnic?

Sus palabras me sorprendieron.

—Sí —dijo desde el otro lado de la línea con una voz amable—. Le pregunté a algunas
personas sobre sus preferencias, pero la mayoría respondió positivamente al picnic.

Posteriormente, me envió una lista de personas que dijeron que “sí” irían, eran
nombres que conocía. Algunos de ellos habían sido alumnos y compañeros de la
universidad. Eran diez miembros que pertenecían al mismo grupo social desde que se
unieron a clubes cuando eran novatos, incluido Keith, quienes se frecuentaron incluso
después de la graduación y crearon diferentes reuniones, incluyendo el club de Polo.

Hubiera sido agradable jugar al Polo en aquellos días.

Una vez que lo pensé, colgué después de decir que lo comunicaría.


Los informes de personas que sufrieron las consecuencias de los huracanes en un
estado cercano hace unos días, fueron difundidos por periódicos y noticieros todos los
días.

Era común patrocinar una fiesta de donación, por lo que esta vez íbamos a donar a
través de organizaciones relacionadas. Sin embargo, actividades al aire libre como
picnics eran inesperadas.

Después de tocar la puerta, ingresé en la oficina e inmediatamente entregué el informe.

—Iré.

Su reacción inesperada, me asombró.

—¿Estás seguro? La lista de asistentes aún no se ha decidido... Aunque la mayoría ya


respondió que asistirá.

Keith se rio y habló:

—Debe ser una lista obvia, pero… ¿tienes que esperarla?

—... No —respondí después de un rato.

Por suerte, Keith solo se rio brevemente, justo como si hubiera hecho una broma. Me
sentí tranquilo. Sutilmente movió una mano para indicarme que fuera hasta donde
estaba. Al mismo tiempo, mi corazón se estremeció. Había estado en la cama con él
todo el fin de semana así que sabía lo que este pequeño gesto significaba.

Me quería ahora mismo.

Observé a mi alrededor, nadie estaba cerca, pero me sentía ansioso. Después de


susurrar palabras sin sentido, me giré. Mi mano tembló débilmente al cerrar la puerta,
fue entonces cuando un sonido pesado y frío golpeó mis oídos con fuerza. Mientras me
daba la vuelta, Keith todavía me estaba mirando. Caminé hacia él, paso a paso, sin
apartar la mirada.
A medida que la distancia se fue acortando, mi corazón comenzó a doler. Finalmente,
rodeé el escritorio y me paré a su frente.

Me sentía herido.

Keith continuó en silencio. Extendió una mano y yo me acerqué y la tomé.

—Ah.

Tan pronto como sentí su temperatura corporal, espontáneamente unos suspiros


fluyeron, este hombre me excitaba con tan solo tocar mi mano.

De pronto... tiró de ella y mi cuerpo cayó sobre sus brazos e inmediatamente sus labios
se superpusieron a los míos, nuestras lenguas se enredaron como si estuvieran
ansiosas. Luego, Keith acarició mi espalda hasta llegar a mis pantalones. Cuando su
mano llegó a ellos, no lo dudó y la metió dentro. De repente, vi que frunció su ceño.
Pronto supe la razón.

—Te dije que no los usaras, me molesta.

Se refería a mi ropa interior, no sabía si estaba asustado o avergonzado por ello así que
intenté evitar su mirada, pero pronto puede sentir un calor que recorrió mis mejillas.

—Tengo que usarlo... —Keith me miró en silencio. Me sentía ansioso, quería besarlo,
pero en su lugar, dije—: Con la boca... ¿Puedo hacerlo?

Eso era algo que nunca diría libremente en otro tipo de situación. Sin embargo, ahora
ese nivel de vergüenza había desaparecido.

—Creo que sería razonable.

Keith me tomó de la barbilla. Mi boca se abrió con solo presionar mis labios con su
pulgar. Sus ojos se entrecerraron. Me arrodillé en el suelo, no era la primera vez que lo
hacía, la última vez había sido en el baño de Keith mientras el agua caliente caía por
todo nuestro cuerpo. Comencé a recordar como tomé su pene entre mis manos y lo
coloqué dentro de mi boca.
Mi interior palpitó. Solo Dios sabe cuán desesperados estuvimos durante el fin de
semana. Me emocionaba el recordarlo. Coloqué mi cabeza entre sus piernas abiertas y
bajé cuidadosamente la cremallera de su pantalón. Mis nerviosos dedos temblaron
mientras él tenía su mirada puesta sobre mí.

Cuando saqué su pene, un suspiro se escuchó.

—... Ah.

Coloqué su pene en mi boca y respiré lentamente, de pronto sentí una presión sobre mi
cabeza. Al levantar la vista pude observar la mano de Keith acariciando mi cabello.

—Oh...

Por encima de mí, Keith soltó un suspiro lleno de satisfacción.

Acomodé mis labios sobre su miembro y empecé a lamerlo, mi mano la había utilizado
para estimular las partes en donde mi boca no alcanzaba. Froté su pene hasta la base, y
el líquido que salió se mezcló con mi saliva. Su mano continuó acariciando mi cabeza,
de repente, Keith ejerció un poco de fuerza sobre su toque y me presionó contra su
entrepierna. Por un momento dejé de respirar, tuve que tragar todo su pene una y otra
vez mientras mi boca era penetrada salvajemente, solo cuando por fin eyaculó, Keith
aflojó su agarre. Su semen escurrió por mi barbilla, era bastante. Retiró su mano de mi
cabeza y sacó su miembro de mi boca. Vi su pene mezclado con semen y saliva.

Quería lamerlo de nuevo.

Keith sacó unos pañuelos y se limpió mientras que yo permanecí apoyado contra uno
de los cajones del escritorio. Sentí que mi cara estaba manchada de fluidos, sin
embargo, no le tomé importancia hasta que él me observó y se acercó para limpiar mi
rostro, puso uno pañuelo en mi barbilla para que escupiera el semen de mi boca, pero
no lo hice, al contrario, lo tragué. Keith me miró asombrado.

—Ven.

Me extendió sus brazos amorosamente.


Entonces supe lo que significaba. Pero en lugar de aceptarlo, moví mi cuerpo que aún
estaba en el suelo, me puse entre sus piernas y apoyé mi cabeza sobre sus muslos.

—¿Es más fácil para los orientales sentarse en el suelo?

Me preguntó sonriendo.

No era posible sentarse en su regazo sin terminar teniendo sexo. Keith contempló
cuidadosamente mi cara sin decir nada, solo acariciaba mi cabeza. De repente, su mano
bajó a mi cara para frotar mis mejillas. Dirigí mi mirada hacia él, él también me miró,
tenía una sonrisa suave en su rostro. Sabía que iba a besarme. Cerré los ojos y estiré mi
cuerpo. Pronto, nuestros labios se tocaron. Keith me besó tiernamente, como si me
felicitara.

—Estar dentro de ti es lo mejor.

¿Realmente estaba diciendo eso?

Keith sonrió satisfecho.

Si me dijera que lamiera su pene de nuevo, lo haría. Yo podría hacer cualquier cosa por
él, solo para complacerlo.

Pero lo único que atiné a hacer, fue apoyar mi cabeza sobre su muslo. Eso había sido
todo, contuve el aliento y cerré los ojos. Sus manos continuaron acariciaron mi cabeza
con ternura. Por alguna razón, me sentí triste…

✤✤✤✤✤✤

—... Huh

Cuando desperté, lo hice con la sensación de unos besos que estaban siendo esparcidos
en mis pezones, cuello y hombros.

Keith sonrió a mis espaldas, parpadeé inexpresivamente y lo saludé:


—... Buenos días —dije un poco tímido.

Pero Keith, en lugar de responder, bajó su mano a mi muslo y me levantó una pierna.
Naturalmente, cerré los ojos y dejé escapar un breve gemido cuando su grueso pene me
perforó.

Desde el día en que me confesé, había estado durmiendo en su cama; aunque era mejor
decir que me quedaba dormido después de tener relaciones. Era muy difícil volver a mi
habitación al amanecer porque sus grandes músculos permanecían siempre alrededor
de mi cuerpo, además, si tenía éxito, su humor al día siguiente no era tan desastroso.

Cuando la hora de ir a trabajar llegaba, Keith solía golpear mi trasero o penetrarme


violentamente.

Era muy difícil para mí no emocionarme al ser besado por él. No podía evitar
despertarme y tener sexo, parecía que le gustaba hacerlo por las mañanas. Siempre me
despertaba a causa de sus besos y mordidas en mi cuerpo. Con las más triviales de sus
caricias, mi cuerpo se calentaba y, por supuesto, mi interior se humedecía.

Keith se introdujo en mi interior, como si lo hubiera esperado.

—Oh... Ah.

Me estremecí por el repentino movimiento.

Él mordió mi hombro y hundió su nariz en mi cuello para poder percibir todavía más
mi aroma.

—Sí...

Keith eyaculó profundamente dentro al mismo tiempo en que emitió un largo gemido
de placer. Me besó por detrás, entrecortando nuestras respiraciones. Sus labios tocaron
mi cuello y orejas. De pronto, encogí mis hombros ante la sensación, fue en ese instante
cuando solté una breve sonrisa y mi parte inferior volvió a palpitar.

—Ah.
Keith suspiró.

Él todavía se encontraba en mi interior cuando su mano repentinamente se movió


hasta llegar a mi pene. Me sorprendió su tacto, tenía miedo, pero lo tocó con suavidad,
como si estuviera jugando con su mano.

—Hay un evento de caridad hoy.

—Ah...

Solté un gemido.

Él continuó acariciando mi pene mientras sus labios se apoderaban de mi cuello, su


respiración en mi piel me estremeció.

—¿Valdrá la pena un millón de dólares?

Apenas moví la cabeza, Keith habló:

—... Eso es lo que estoy donando.

—Ah.

Liberé un grito por la excitación. Todo mi cuerpo estaba caliente y temblando,


finalmente Keith retiró su mano. Lo había hecho a propósito. Lo miré con ojos
resentidos, pero él solo me besó.

—Whoo.

Siempre dejaba mi cuerpo como quería, no solo el frente, sino todo mi cuerpo.

Casi habíamos pasado una hora en la cama.

Al final, sacó su pene de mi interior y mi entrepierna se empapó de su semen.


Esta mañana había sido más larga que otras porque hoy era festivo. Keith se había
levantado ya así que pensé que sería bueno dormir toda la mañana, mi cuerpo estaba
muy agotado.

De pronto sentí que unos brazos me envolvían.

—¿...?

Mis ojos brillaron por un momento.

Keith me miró a la cara.

—Tú también deberías lavarte.

—¿También voy a ir yo?

Keith agregó con el ceño fruncido:

—No iré sin una pareja.

—Oh no... Por supuesto.

Mi expresión todavía era de sorpresa, parpadeé un par de veces para terminar de


entender la situación.

—Pero… ¿Yo, como pareja...? ¿De Verdad?

Keith citó con una mirada fría:

—Entonces… ¿Quién irá conmigo?

Él tenía razón. No tenía una compañera, tampoco le había buscado una. En otras
ocasiones lo hubiera hecho con anticipación, pero esta vez yo era su compañero. Por
supuesto, él pensó en mí como su compañero. El cuerpo me dolía, incluso me era difícil
mover un dedo, aunque pronto sentí que me llené de energía.

Un susurro suave salió de mis labios hinchados:


—Gracias...

Keith me respondió con una sonrisa burlona:

—De nada.

Luego me volvió abrazar y se dirigió al baño.

Estaba tan feliz, parecía un sueño.

✤✤✤✤✤✤

—Ah... Sí, sí, sí. —gemí una y otra vez por los constantes besos.

Keith lamió la saliva que fluyó de mi boca con su lengua, y luego volvió a colocar sus
labios sobre los míos. En ese momento estaba expulsando feromonas deliberadamente.

Keith había comenzado a besarme tan pronto como subí al auto. La avalancha de
feromonas era una locura. Lamentablemente, eso había sido todo. Estaba excitado y no
podía soportarlo. Sentí húmedo mi agujero. Ahora parecía un niño que se colgaba y se
aferraba a él, queriendo que le bajara los pantalones.

También fue gracias a su represión que no sucedió. Nuestros labios apenas se


separaron luego de que el conductor nos informará a través del intercomunicador que
llegaríamos a nuestro destino pronto, luego se calló.

Estaba jadeando.

Apoyé mi cabeza en su hombro y él enterró su nariz en mi cuello para respirar


profundamente mi aroma. Mientras sus feromonas continuaban siendo vertidas sobre
mi cuerpo, Keith se rio con júbilo. Fascinado, contemplé su rostro sonriente. Incluso
después de que el auto se detuvo tardamos un tiempo en salir. Después de regularizar
mi respiración, ordenar mi cabello y acomodarme la ropa, tuve que esperar a que mi
rostro ruborizado volviera a la normalidad.
Era muy difícil no tener una convulsión en esta situación así que, no fue hasta que tomé
la medicina que Steward me había dado de antemano que pude salir. Pensé que debía
tomar inhibidores, aunque no tenía tiempo para hacerlo. En eso recordé que Keith no
quería que los tomará, pero de todas maneras siempre los llevaba conmigo.

Iba a estar bien, aunque estuviese lejos de Keith. Me animé y lo seguí apresuradamente.

El clima era infinitamente tranquilo. Me quedé a su lado lo más cerca posible mientras
miraba a mi alrededor. La lista de personas que iban a asistir a la fiesta me había sido
enviada con antelación. Algunos de ellos eran a los que había visto el día de la orgía.
Sabía que cuando los volviera a ver, me quedaría tranquilo. Pero, realmente… ¿Podría
hacerlo? No podía garantizarlo.

“Esta es la última prueba restante”.

Con las palabras de Steward en mi mente, respiré hondo. Solía hablar en serio.

“Si pasas la etapa, podremos pensar que has mejorado”.

Pensé que no harían algo raro en este lugar. En ese momento fue una situación
diferente, se malinterpretó y carecí de precaución.

Pero si sucedía lo mismo… ¿Keith me diría lo mismo otra vez? Mi cuerpo se enfrió
instantáneamente.

De repente, el teléfono sonó. Era una llamada del organizador para confirmar nuestra
asistencia.

—Sí, el Sr. Pittman ha llegado, también estoy aquí...

Eché un vistazo a Keith. Estaba hablando con otros asistentes a pocos metros de
distancia. De nuevo me concentré en la llamada.

—Después de la competencia, asistiremos a la entrega de premios y a la recaudación de


fondos... Sí, ha donado alrededor de un millón de dólares...
Los organizadores estaban preparando varios eventos infantiles. Uno de ellos había
sido el escondite.

Tal vez realizaban este tipo de juegos para que se conocieran y pudieran hablar
naturalmente unos con otros. Si Keith hubiera venido solo, tal cosa nunca podría haber
sucedido. Incluso fue imposible encontrarle en este momento un compañero. Me
alegraba tanto que me hubiera pedido venir con él. Una inusual fiesta benéfica, era
quizás solo un evento de apariencia.

Giré la cabeza y miré a Keith. En esos momentos sentí mi corazón palpitar y como mi
sangre comenzaba a ponerse caliente. Dios, solo lo estaba mirando. Exhalé
profundamente para calmar mi respiración temblorosa.

—¡Ugh!

De pronto, alguien me agarró del hombro, solté un grito, sorprendiéndome de más


cuando reconocí a aquella persona. Ahí, un hombre con una sonrisa bastante familiar
se me quedó mirando.

—¿No eres Yeonwoo? ¿Cómo estás?

Era Grayson.

Abrí mucho los ojos cuando sentí su dulce aroma. Lo miré sorprendido por un
momento. Grayson habló con una sonrisa en su rostro:

—Me dolió mucho la última vez. ¿Cómo pudiste escapar tan pronto me viste?

Estaba bromeando como siempre. Lo sabía, lo tenía claro en mi cabeza, pero de todas
maneras no pude evitar que mi respiración se entrecortara. Había tomado la medicina.
Me las arreglé para soportar el impulso de abrir el frasco de medicina y vaciarlo en mi
boca.

Está bien, estaba bien.


Incluso yo lo sabía. Miré hacia atrás, Keith seguía ahí, como antes. Giré solo un poco mi
cabeza para no ser muy obvio, quería confirmar que se encontraba cerca. Su presencia
me hacía sentir aliviado.

“Eres molesto”.

De repente, sus palabras frías volvieron a mi mente. No debería molestarlo...

—¿Yeonwoo?

Grayson todavía me estaba hablando. Me observaba en silencio mientras yo


parpadeaba de nuevo.

—¿Estás un poco más tranquilo ahora?

Me preguntó, pero apenas pude respirar.

Aún tenía miedo de él así que lo saludé manteniendo una expresión seria para que mis
emociones no fueran reveladas.

—... Sí, lo siento. ¿Cómo ha estado, Señor Miller?

—Grayson —corrigió ligeramente mis palabras y volvió a preguntar con una sonrisa—:
Tengo la suerte de encontrarte aquí. ¿Viniste con Keith?

—Sí.

Di una respuesta fría. No había nada más que decir porque era la respuesta correcta.

Grayson dijo liviano:

—Oye, ten la seguridad de que no voy a hacerte nada de repente. —Luego se echó a
reír—: Ni siquiera traje a Alex hoy.

Lo miré sin expresión. A veces, estar demasiado alerta era peligroso. Respondí que
"estaba bien", fingiendo ser de lo más inofensivo posible. De repente, el viento sopló y
el aroma de Grayson se sintió aún más intenso. Tanto el aroma de Keith como el aroma
de Grayson eran dulces para mí. Si embargo, dependiendo de quién se tratará, yo
podría cambiar de opinión.

De pronto recordé que Grayson sabía que Keith me gustaba así que levanté la barbilla
lo más descaradamente posible. Las cosas ya habían pasado de todos modos, Keith
conocía mis sentimientos, sin embargo, no había dicho nada respecto a mi confesión...
aunque no importaba. Mi confesión talvez había sido un error.

Estaba aterrorizado en ese momento, pero gracias a Grayson, podía ser un poco más
atrevido. Entonces, abrí la boca con una expresión convincente, no obstante, Grayson
interrumpió mis palabras para preguntarme con una actitud diferente:

—Keith… ¿Encontró una nueva compañera?

—Sí.

Nuevamente di mi misma respuesta.

Por supuesto, nunca iba a decirle quién era. La reacción de Grayson fue difícil de
predecir por lo que no quise que supiera algo. De nuevo hubo silencio. Escuché el ruido
desordenado de la gente, pero misteriosamente, me sentí desolado. Él y yo nos
miramos en silencio, un silencio en donde incluso podíamos escuchar la respiración del
otro. Mantuve la boca cerrada, esperando a que él hablará primero. Pensé en rendirme,
pero Grayson, contrariamente, preguntó con una sonrisa en su rostro, sin ningún
cambio:

—¿Quién es?

Le respondí sin rodeos.

—No tiene nada que ver con el Sr. Miller.

Grayson se inclinó. Me sorprendió su acción inesperada.

—... ¿Qué está haciendo?


Bajó la cabeza y hundió su rostro en mi cuello. Me tomó desprevenido y grité. Él solo
sonrió:

—¿No eres Omega? —Fruncí el ceño ante su repentina pregunta. Grayson todavía
sonrió aún más—. ¿Cuánto tiempo tendrás el olor de un Alfa dominante impregnado en
ti?

Al instante, retiró su rostro. En el auto en el que habíamos llegado, Keith vertió


descaradamente sus feromonas sobre mí mientras besaba y tocaba mi cuerpo; y ahora
era que lo recordaba, las feromonas siempre se conservaban. Me sentí avergonzado.

—Soy el secretario del Sr. Pittman.

Apenas fingí ser casual, pero mi voz dejó de filtrarse. Grayson sonrió de una manera
extraña mientras tosía apresuradamente y me miraba mientras aclaraba su voz. Estaba
irritado.

¿Cómo podía salir de este lugar?

Grayson preguntó:

—¿Terminó con Naomi?

—Fueron las instrucciones del Sr. Pittman.

Con una respuesta simple dijo:

—Oh. —Luego escupió con pesar—: Pobre Naomi. Debería consolarla como su amigo.
Vino conmigo. ¿Te gustaría saludar? Pobre Srta. Parker...

Inadvertidamente abrí la boca:

—No sabía que tenías una relación con la Srta. Parker.

En esos momentos recordé el día en que salí huyendo de la casa de Naomi a causa de él.
Grayson espetó con una sonrisa:

—Toda belleza en el mundo es mi amiga.

—Tiene una relación muy profunda con la Srta. Parker. Va a...

Le pregunté mientras observaba su rostro, pero Grayson me interrumpió y me


preguntó con una sonrisa burlona:

—¿Cómo pasaste el RUT?

—¿RUT? —pregunté sin comprender.

No sabía cómo era que lucía en esos momentos, pero Grayson se rio de mí porque
obviamente estaba avergonzado. Sus largos dedos barrieron lentamente su rubia
cabellera.

—Sí, era el RUT de Keith. ¿No fue particularmente malo esta vez? ¿Cómo te fue?

Fue difícil adivinar la intención de su pregunta por lo que permanecí en silencio, pero
de repente su voz irrumpió mis pensamientos.

—No sabía que el celo de un Omega podía causar cambios en el RUT de un Alfa
dominante.

Inesperadamente, se echó a reír. Solo después de que terminó de hablar me di cuenta


de que tenía algunos comentarios que Keith le había hecho. Grayson sonrió aún más.

—Oh, Dios mío. No estudiaste, Yeonwoo. El ciclo de calor de los Omega es una
bendición para los Alfa.

Hablaba sin rodeos, con los brazos abiertos, como si rezara en una catedral.

—No existe el autoestudio. Solo te dije lo que dijo el Sr. Pittman.


Luego de ello, permanecí en silencio, porque sus palabras eran ciertas. Todavía
sonriendo me dijo:

—Pero es cierto que, en el período del RUT, las cosas empeoran de muchas maneras.

En silencio, trataba de ordenar todo lo que él me había dicho. Sin dejar de sonreír,
Grayson añadió:

—Si no elimina las feromonas correctamente durante su período del RUT, será difícil —
dijo—: Incluso escuche que los recuerdos pueden desaparecer.

Grayson habló sin rodeos, luego volvió a reírse.

—Escuché que no ha estado con Naomi por mucho tiempo. Las feromonas se
acumularon y me pregunté si algo había sucedido. ¿O es que te apuraste para encontrar
una nueva compañera y solucionarlo? No hubiera sido fácil.

—... ¿Por qué?

Me lamenté tan pronto como lancé la pregunta. Sus ojos se entrecerraron mientras
bromeaba:

—¿Yeonwoo, eres su secretario desde hace años y no has visto a Keith pasar su RUT? —
Luego agregó—: Siempre te pierdes los momentos especiales. Ja, ja, ja.

Grayson carcajeó alegremente.

—Pero creo que este RUT fue especial. A Keith nunca se le habían acumulado tantas
feromonas. ¿No es así? —inquirió, sonriendo deliberadamente.

¿Qué era lo que este hombre quería preguntar exactamente?

Grayson parecía tener curiosidad, era como si esperara a que me confesara. Hasta
donde sabía, Keith había estado acostándose con Naomi hasta que me pidió que
finalizara la relación. Sin embargo, cuando su RUT llegó había acumulado demasiadas
feromonas y a causa de esto terminó perdiendo temporalmente una parte de sus
recuerdos. Tenía curiosidad de preguntarle a Grayson si él sabía algo al respecto, pero
me avergoncé de mi propia curiosidad.

Grayson silbó brevemente y luego abrió la boca:

—No eres divertido Yeonwoo.

Cuando escuché eso, de repente recordé lo que no quería. El aroma de mis feromonas
se extendió por todo el lugar, eran más oscuras de lo habitual.

—Lo vi en la fiesta del yate... El Sr. Pittman no parecía participar en la fiesta con las
demás personas.

Esa fue la primera vez que vi una orgía de Alfas dominantes, hasta ese entonces solo
había escuchado historias. La mayoría de las fiestas a la que Keith siempre asistía eran
sociales por lo que me fue difícil imaginar que aquella fiesta sería diferente.

—No le gusta tener sexo con varias personas. Por eso se mantuvo alejado de la fiesta y
reservó una habitación para él y su compañera.

Las palabras de Grayson de repente me hicieron sentir aliviado ¿Por qué me había
tranquilizado? A Grayson no le importaban mis sentimientos.

—Pero Keith es un buen hombre... Bueno, aunque yo prefiero a los Betas. A mi


hermana le gusta jugar con Omegas sin importar si son mujeres u hombres.

Grayson se rio ligeramente y sacudió la cabeza, saco un cigarrillo y se lo puso en la


boca, murmurando para sí mismo.

—Algún día mi cerebro se romperá y voy a morir estúpido.

No tenía nada que decir a eso así que me callé. Más tarde, Grayson escupió el humo
mientras yo lo observaba en silencio. Hablé:

—Tengo una pregunta.


Grayson levantó una ceja ante mis palabras. Dudé en preguntar, aun así, lo hice:

—Ese día... ¿No me advertiste sobre que tuviera cuidado? Pero... ¿Por qué no me dijiste
sobre la fiesta...?

Las últimas palabras sonaron con resentimiento. Grayson debía saber lo que sucedería,
pero… ¿Por qué no me lo había advertido?

Era cierto que me salvó más tarde, pero en primer lugar si me hubiera dicho,
seguramente no hubiera pasado, de alguna forma habría encontrado una manera de
prevenirlo. Me preguntaba qué estaba pensando. Su respuesta fue muy simple:

—Era difícil decirte de antemano, y si te escapabas, la fiesta no hubiera continuado.

Como si fuera natural, sonrió. Qué malvado era este hombre. Podía sonreír y decir algo
como esto. Era un hombre que te haría daño con usarte. Respiré profundamente para
borrar la creciente ira. A comparación de este hombre, Keith... No, lamente hacer una
comparación, él al menos no escondía sus intenciones. ¿Por qué este hombre era un
cuervo inteligente? En el momento en que lo pensé, tuve miedo de él.

—Oh, Yeonwoo. Ha sido un tiempo.

—Srta. Parker.

Cuando le salude, se abalanzó a mis brazos.

—¿Cómo estás? No sabía que te encontraría aquí.

—Sí... ¿Cómo está?

Le pregunté torpemente, ella solo sonrió y me miró.

—¿Se están llevado bien? No sé si Grayson cometió un error la última vez...

No pude responder.
Grayson sonrió brillantemente en su lugar, con los brazos abiertos de par en par:

—Hice lo mejor que pude para acercarme. Ahora, ¿me vas a recompensar? Estoy
esperando, es urgente.

Naomi sonrió y empujó a Grayson. Los dos no eran simples amigos. Tenía curiosidad y
pregunté:

—Bueno, desde cuándo ustedes dos...

Naomi sonrió y añadió:

—¿Lo conoces antes que al Sr. Pittman?

Entonces se echó a reír.

Estaba confundido.

—Ha pasado mucho tiempo desde que Keith me llamó. Ya era hora de romper, y conocí
a Grayson en una fiesta.

—Sí... —respondí dudosamente.

Entonces recordé que no le había dado el mensaje de despedida. En un apuro por


hablar sobre el asunto, Naomi abrió la boca primero:

—Revisé los regalos que me dejó. Pero esa película… ¿De verdad podré hacerlo? No
creo que mi imagen vaya muy bien con el papel.

El papel que le habían dado en la película era la de una mujer que extrañaba a su
esposo que se había perdido por el resto de su vida. No era un papel que fuera con la
imagen de Naomi.

Por lo tanto, dije exactamente lo que Keith había dicho:


—El Sr. Pittman dijo que tiene buenas habilidades de actuación, por lo cual le irá bien
en la película, además invertirá en su imagen.

—Estoy tan agradecida de que Keith elogiara mi actuación.

Era la primera vez que tenía una ruptura tan atmosférica. ¿Era porque se encontraba
con Grayson?

Naturalmente continuó aferrándose al brazo de él, me sentí poco familiarizado con su


rostro sonriente. Naomi prosiguió:

—Firmé el papeleo así que lo enviaré a la oficina. He tenido muchos problemas,


Yeonwoo.

Estiré mi mano para estrechar la suya, luego la sostuve ligeramente.

—Espero con ansias la película.

Naomi se rio y le preguntó a Grayson:

—Mi compañero de actuación es Chase Miller. ¿Podré hacerlo?

Grayson se rio en voz alta ante sus palabras, lo que no parecía una broma en absoluto.

—Por favor, lo harás —dijo con una sonrisa—. Me alegro de que seas una Beta. Es difícil
dejar una marca.

—¿Por qué? —preguntó Naomi.

Grayson se rio de nuevo.

—Por supuesto, tienes que diferenciar entre una pareja sexual y una pareja de
matrimonio.

Yo era el único que sabía cómo se sentía Naomi en este momento. Pocas personas
habían escuchado tantas palabras arrogantes de parte de los Alfas dominantes.
¿Podría la noticia de la muerte de Grayson Miller aparecer en el periódico mañana
por la mañana?

Junto con mi espeluznante imaginación, surgió un pequeño título, como: "El


testimonio del secretario de Pittman en la escena”.

Tenía prisa por alejarme a una atmósfera más tranquila y fresca. De repente, alguien
me abrazó por atrás. Me sentí aliviado por el dulce aroma que reconocí de inmediato.
Era Keith.

—¿Que están haciendo todos ustedes?

—Keith.

Grayson sonrió y lo saludó mientras que Naomi a toda prisa trató de voltear la cabeza,
su rostro estaba distorsionado.

—Ah... Estabas saludando a dos personas después de mucho tiempo. El Sr. Brown es
quien organiza el evento, vamos a saludarlo. Entonces Sr. Miller, Srta. Parker fue bueno
verlos otra vez.

Después de despedirme, salí apresuradamente de ahí junto con Keith, estaba


preocupado por lo que había pasado con Grayson y Naomi, pero no era momento de
preocuparme por los demás.

Pocos pasos después Keith se detuvo y preguntó con voz aguda:

—¿Estás bien?

—¿Ah?

Keith me miró seriamente.

Asentí.

—Estoy bien. Tomé la medicina...


Dudé por un momento y luego evité su mirada.

—Yo no estaba nervioso porque el señor Pittman estaba cerca... Se que me habría
ayudado de inmediato.

Extrañamente, Keith no respondió. Me sentí avergonzado, entonces pregunté:

—¿No es así?
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 1 | Parte 2
Keith guardó silencio por un minuto. Lo miré con valentía. En ese instante pude ver lo
estúpido que era sin mirarme al espejo, mi cara estaba enrojecida, pero él no se rio de
mí. En lugar de hacerlo, inclinó la cabeza y me besó. Abrí los ojos.

—Sí —dijo con una suave sonrisa, su voz tenía un tono de credulidad.

En este momento, una confianza ciega hacia él surgió de dentro de mí. Lo abracé. Cerré
los ojos y escuché el sonido de su corazón, se oía irregular y se sentía un poco rápido.
Estábamos conteniendo la respiración lejos del evento, ocultos en un pequeño
escondite de conejo. Lo único que escuchaba era el sonido de su corazón. Eso era lo
único que ahora existía para mí en el mundo. No había razón para esconderse. Lo pensé
vagamente.

La dulce ilusión de que él y yo quedáramos solos en el mundo, me calentó sin cesar.


Keith, que guardó silencio por un momento, susurró:

—¿Estás excitado?

Una voz suave llegó a mis oídos. Dudé y levanté la vista. Su rostro medio iluminado me
estaba mirando, y su sonrisa, en su cara no fue tan diferente a la usual. Hablé después
de tragar saliva seca:

—... Sí —dije un poco apenado.

Pude ser audaz en este momento porque Keith y yo éramos los únicos que
quedábamos en este mundo.

Sí, realmente lo era. Keith era el único en mi mundo y él se sentía igual que yo. De lo
contrario, ¿cómo era que podía besarme así?

Me abracé a su cuello y lo besé. Cada vez que mis labios chocaban con los suyos se
emitía un sonido húmedo. Sus labios estaban lamidos y mordidos. El beso fue
infinitamente dulce. De repente una sonrisa salió de sus labios.

—¿Por qué?
En lugar de responder, mordí su labio inferior. Keith me volvió a besar. Solo se detuvo
cuando puso su mano dentro de mi pantalón. Inmediatamente separó nuestros labios y
me miró. Mi cara estaba caliente.

—... No te lo pongas.

Cuando apenas habló con su voz ronca, se echó a reír. Me pregunté por un momento,
qué significaba eso, pero Keith movió nuevamente su mano dentro de mi pantalón.

—... Huh.

Solté un pequeño gemido y su frente se distorsionó.

—Bien hecho —susurró en mi oído.

De pronto, sus dedos buscaron mi lugar más íntimo, fue entonces cuando levanté la
cintura para pudiera moverse con mayor facilidad. Pronto, sus dedos fueron
directamente a mi entrepierna. Respiré profundo cuando uno de sus dedos frotó mi
agujero. Repentinamente caímos al suelo, el musgo en el piso se adhirió suavemente a
nuestra piel. La camisa salió por sobre mi cabeza, mis pantalones se arrugaron sobre
mis tobillos y luego quedaron en el piso. Keith puso su cuerpo sobre el mío, desnudo.

Desesperadamente traté de desabrocharle los pantalones.

—No es justo.

—¿Por qué?

Keith sonrió como si fuera divertido, luego mordió ligeramente la punta de mi nariz. No
me dolió en absoluto.

—Solo yo estoy desnudo... —hablé con una voz tímida.

Keith separó mis piernas.

—Tienes muchos lugares para tocar.


—¡Ah!

Liberé un largo suspiro mientras su pene se movía lentamente en mi interior.

—Estas muy mojado —dijo y comenzó a moverse más rápido.

Gritaba cada vez que Keith entraba. Mi interior estaba húmedo. El sonido de nuestros
cuerpos resonaba en todo el pequeño escondite. Coloqué mis brazos alrededor de su
cuello. No podía estar satisfecho simplemente con el contacto de su pene en mi entrada.
Quería todo de él.

—Quiero comerte todo.

Keith mordió mi cuello y yo apreté el interior con un breve grito. Su frente se


distorsiono cuando me soltó.

—Duele.

Se quejó, golpeando ligeramente mi frente.

—También me duele —respondí.

—Estoy siendo paciente.

¿Paciente? ¿Qué hubiera pasado si no hubiera sido paciente? ¿Él realmente me


hubiera comido?

Sentí una emoción temerosa y desconocida.

Keith se rio.

—Sí, podría comerte algún día. En estos días, realmente... estoy muy loco. —Keith
murmuró para sí mismo y suspiró—: Sólo pienso en ti. ¿Puedes creer que estás todo el
día en mi cabeza?

Parecía una declaratoria de rendición. Me sorprendí y abrí los ojos.


—Solo pienso en hacerte esto todo el día. Dios mío. ¿Qué me has hecho?

Parecía culparme aunque, por el contrario, se rio agradablemente.

No podía creer lo que estaba escuchado, pero era real. Keith frotó sus labios contra los
míos.

—...Yo también.

Mi voz salió entrecortada.

Keith me miró de una forma amigable y yo me confesé una vez más.

—Yo, todo el día... solo pienso en ti.

Él se rio nuevamente, luego susurró mirándome:

—No tanto como yo.

Poco después, Keith me besó de nuevo y comenzó a moverse.

—¡Ah! —gemí ante sus movimientos.

Mi corazón latió presuroso. Fue en ese instante en que lo pude ver, este hombre nunca
me lo había dicho, pero yo ya lo sabía.

Keith me amaba.

Fuegos artificiales resonaron en mi cabeza y todo mi mundo brillo. Este hombre me


amaba como yo a él. Apresurado, me abrace de su espalda mientras él entraba y salía,
las yemas de mis dedos se resbalaban, de pronto Keith se sacó la camisa por la cabeza.
Presioné las puntas de mis dedos sobre los músculos tensos de su espalda, mis uñas lo
arañaron. Mordí su hombro y rodeé su cintura con las piernas.

«Oh, Dios mío. Este hombre me ama».


Estaba lleno de emociones locas, mis quejidos se desbordaron, pero él no se detuvo. Sus
gemidos resonaron en mis oídos uno tras otro con una respiración agitada mientras
esparcía besos por toda mi cara.

—Oh, ah... Ah. ¡Keith...!

El sonido de mis gritos se oyeron por todas partes. No podía soportarlo, rodamos
juntos por el suelo. Cambiamos de posición y terminé encima de él. Miré hacia abajo y
pude ver su rostro mientras me penetraba violentamente, grité. La posición cambio
nuevamente, Keith se puso ahora sobre de mí.

—¡Ah...!

Solté un largo quejido. Mi mente voló lejos por la cantidad de fluidos que llenaron mi
interior. Su cuerpo tembló sobre de mí y yo rodeé su cintura con mis piernas para
presionarlo aún más.

¡Quería que me llenara todo!

Keith respiró hondo hasta que terminó de eyacular.

¿Por qué tenía una expresión tan hermosa?

Cerré los ojos y lo besé, él empujó su lengua dentro de mi boca mientras yo me


abrazaba a su cuello.

✤✤✤✤✤✤

Era tarde por la noche cuando volví a la mansión con un traje desordenado. El evento
benéfico no quedaría en mis recuerdos, sin embargo, había hecho una donación.
Después de eso pensé que no era necesario regresar. No era solo Keith el único loco. Yo
tampoco podría estar del todo cuerdo. Todo su cuerpo estaba caliente y su aliento
agitado. Keith continuó besándome en el coche y solo hasta antes de llegar a la mansión
fue cuando me dejo ir.
Me tomó entre sus brazos y se bajó del auto. Entramos a la mansión como era de
esperar, con los brazos envueltos sobre su cuello para poder sostenerme. Debido a la
sensación abrumadora que sentía, enterré mi cara en su hombro tanto como me fue
posible. Por lo tanto, tan pronto como entramos a su habitación, Keith cerró la puerta y
caminó hacia la cama.

Cuando me recostó, me colgué de él y lo besé. Lo abracé del cuello y él separo mis


piernas. Su cremallera no estaba del todo cerrada al igual que la camisa que no estaba
abotonada. Fácilmente me quitó los pantalones. De repente, el aire frío rozó mi piel,
pero antes de que pudiera frotarme los hombros, Keith se abalanzó sobre mí. Ya estaba
lo suficientemente húmedo y no había razón para esperar. Sin embargo, no lo estaba
haciendo fácil.

—Por favor...

—Por favor, ¿qué?

Me preguntó mientras dejaba de frotar mi entrada húmeda con su pene.

Keith sonrió brevemente, le gustaba mi reacción. Sin descanso, enredo sus labios con
los míos. Pronto, su miembro erecto entró en mí, respiré profundamente. Keith me
besó y me acaricio lentamente un pezón mientras me agarraba una nalga al mismo
tiempo en que entraba y salía constantemente. El sonido de nuestros cuerpos
chocando, se hizo más violento todavía.

—Ah...

Finalmente, Keith dejó de moverse con un profundo suspiro mientras vertía sobre mi
interior su semen, apreté con fuerza para no perderme nada. Él terminó sin ningún
esfuerzo, fue entonces cuando sonrió y besó mi mejilla como si me estuviera felicitando.
Abrazó mi cuerpo y me giró sin salirse para ponerme sobre su cuerpo. Pensé que lo
haríamos de nuevo, pero Keith permaneció quieto. Me acosté sobre su pecho y me
quedé dormido, por supuesto no fue muy cómodo para mí, pero estaba claro que a él si
le gustaba. Y una vez más, solo dejé que lo disfrutara.

—Ah...
Keith suspiró satisfecho con los ojos cerrados mientras succionaba suavemente mi
boca. El pulso que sentía dentro de mi cuerpo era tan intenso que mi mente se quedó en
blanco. Keith acarició mi mejilla en silencio. Yo solo lo miré después de que abrí mis
ojos. Mi interior se hinchó poco a poco y el pene de Keith comenzó a erguirse de nuevo.
Respondí al beso y esperé a que se endureciera por completo. De repente, tuve un mal
pensamiento.

Keith preguntó:

—¿Qué sucede?

—No, nada. Solo pensé en algo.

—¿Qué?

Le contesté mal:

—Obviamente había alguien que dijo que no les gustaba el sexo, pero siento que
últimamente es todo lo contrario.

—Estabas tentándome.

Protesté:

—¿Sabes que no tuve tiempo para hacer eso?

—Lo hiciste —dijo Keith, agarrando mi trasero—. Tu cuerpo lo dijo todo, querías dormir
conmigo.

El hecho de saber que este hombre me quería me daba mucha confianza. Keith sonrió y
agregó:

—He caído en la tentación.

De repente pregunté:
—Dijiste que no te acostabas con hombres. ¿Y ahora te ha tentado uno?

Keith se rio a carcajadas.

—Sí. ¿Por qué no me acosté contigo en primer lugar? —susurró, luego me besó, yo
simplemente cerré los ojos mientras sentía el viento frío sobre mi piel expuesta.

Mientras temblaba, Keith me abrazó y preguntó:

—¿Hace frío?

—Sí.

Mi voz vibró débilmente.

Keith me abrazó más fuerte y yo me quedé quieto con la cabeza recostada sobre su
hombro, fue entonces cuando él comenzó a moverse de nuevo.

—Ah...

Suspiré profundamente.

—Sí, no hace mucho calor. —Keith suspiró y me colgué de su cuello—. Oh, Dios mío.
Esto es realmente increíble...

Keith gimió mientras continuaba penetrándome, él estaba más emocionado que nunca.
Lo abracé fuerte e intenté satisfacerlo lo mejor que pude. Al darse cuenta me abrazó.
Quería hacerlo por más tiempo, pero un escalofrío estalló por todo mi cuerpo.

—Oh...

Respiré hondo y todo mi cuerpo se estremeció.

Era claro que la fiebre estaba a punto de aumentar. Me pregunté si quizá sería un
resfriado, pero él no notó nada, mi cuerpo continuó temblando por dentro, estimulando
el suyo. Keith estaba completamente fuera de razón.
—... ¡Maldición, Dios!

Él estaba tan emocionado, pero mis mareos y escalofríos se hacían cada vez más
evidentes así que todo lo que podía hacer era abrazarlo con todas mis fuerzas. Debido al
frío, todo mi cuerpo se tenso. Mi condición no estaba siendo comprendida, mi cuerpo
temblaba porque no me sentía bien, pero él pensaba que lo estaba tentando, dando
como resultado sus violentas embestidas. Cerré los ojos y luché por superar los mareos
hasta que, finalmente eyaculó dentro de mí, su fluido se sentía mucho más caliente.

El frío no se detuvo y mi fiebre continuó subiendo, aunque Keith estaba muy satisfecho
con eso. Me quité de encima suyo y me recosté de lado; fue entonces cuando él levantó
una de mis piernas mientras me abraza por la espalda, entró y salió de nuevo, yo
levanté el trasero para que su pene tuviera mayor movilidad, sin embargo, los
escalofríos continuaban. Hacía demasiado frío, sentía mucho dolor; aunque Keith
parecía estar más excitado que nunca. Quería decirle que parara, pero no pude hacerlo
porque en ese instante me besó.

—Creo que tengo un resfriado... —dije cuando nuestros labios se separaron.

Él solo respondió insignificantemente:

—Está bien. Me gusta, porque tu cuerpo está caliente.

Luego unió nuestros labios.

«¿Y si se enferma?» pensé.

Estaba preocupado, pero no pude hablar. Mi mente seguía alejándose y el sonido que
intentaba emitir no salió. Creo que lo llame por su nombre, aunque no estaba seguro.
Me desmayé.

✤✤✤✤✤✤

Cof, cof, cof.


Mis lágrimas fluyeron de mis opacados ojos cuando mi cabeza fue perforada por una
fuerte tos. Tenía calambres en todo el cuerpo. Mis manos y pies estaban fríos y mis
huesos dolían.

—No llores o el calor subirá.

Me encontraba un poco inconsciente cuando una voz tranquila me habló. Quería abrir
los ojos, pero no era tan fácil como pensaba. La voz continuó:

—No he visto a gente que tenga un resfriado tan malo. ¿Estará bien? Puede ser
neumonía.

¿Acaso era la voz de Charles?

Alguien le contestó:

—Bueno, por ahora le daré un medicamento. Debe mantenerlo hidratado. Es grave si la


fiebre continúa hasta mañana.

Parecía ser otro de los médicos de Keith. ¿Cómo se llamaba? Intenté recordar, pero mi
cabeza no funcionaba bien. Un temblor salió de mi cuerpo.

—Yeonwoo, ¿me escuchas? El calefactor está configurado, así que calentara pronto la
habitación. Por ahora resiste un poco más.

Su voz no era tan diferente a la habitual, pero me preocupaba por alguna razón.

Cuando intenté dormir de repente pensé en Keith.

Tenía curiosidad de saber por qué él no estaba aquí, aunque no era de extrañar, debía
estar en el trabajo.

¿Qué hora era? ¿Cuál era el horario de hoy?

No creía que hubiese algo importante.


Emma se ocuparía de eso.

Solo esperaba mejorar pronto para ir al trabajo, y si me era posible, sería mañana...

✤✤✤✤✤✤

Una sensación de "frío" en mi cuerpo, me despertó. Parecía que alguien tocaba mi


frente para controlar la fiebre. Levanté los pesados párpados con dificultad, fue una
cara familiar la que apareció ante mi vista borrosa.

—... Keith.

Traté de llamarlo, aunque mi boca estaba seca.

Keith se dio la vuelta, quería atraparlo, pero no pude mover los dedos. Entonces lo vi
sirviendo un vaso con agua y volviendo hacia mí. Cuando me di cuenta de que estaba
tratando de traerme agua, mi expresión se ablandó. Me senté para beber el agua
cuando lo vi a mitad del camino. Debido a la fiebre, mi boca estaba caliente y mi
garganta seca, y no fue sino hasta que terminé de beber todo el vaso que pude hacer
algo de ruido.

—Gracias.

Keith aceptó el vaso vacío en silencio.

—¿Quieres más?

Pensé por un momento y luego asentí. Sin esfuerzo hizo otro viaje de ida y vuelta. Me
sentí cómodamente en la cama, era como si estuviera soñando.

—Ah.

Suspiré.

Fue solo después del segundo vaso que solté un suspiro lleno de alivio. Keith colocó el
vaso en una mesa auxiliar y examinó mi cara. Como siempre, él estaba vestido con un
traje perfectamente equipado. Constantemente miré a Keith, que era maravilloso. Él
sonrió e inclinó la cabeza, quería besarme así que lo evité debido a que no quería
contagiarlo. Tristemente, él frotó sus labios en mis mejillas, frunciendo su ceño.

Avergonzado le dije:

—Puedo contagiarte...

—Cómo si no pudiera soportar un resfriado.

Sus labios cubrieron los míos. Debido al calor, mi cabeza estaba completamente
aturdida. Cerré los ojos y acepté que su lengua entrará a mi boca, la cual acarició mi
interior.

—Todavía está caliente...

—Sí...

Su mirada estaba fija en mis labios. De repente, me di cuenta de lo que Keith estaba
pensando.

—¿Puedo hacerlo con mi boca...?

Keith frunció su ceño.

¿Había dicho algo malo?

Se cepilló el pelo en silencio y después hablo:

—No me animes. ¡Maldita sea!

—Lo siento.

Me disculpé.

—Descansa.
Keith suspiró brevemente y salió de la habitación.

—¡Keith!

Lo llamé urgentemente.

Él se detuvo y miró hacia atrás. Fue después de que sentí sus ojos sobre mí que me di
cuenta de que lo acaba de llamar por su nombre, aunque él no cambió su rostro. Me
sentí extraño cuando lo vi de pie, esperándome. Cuidadosamente, dije:

—Yo, la empresa... ¿Está bien? De repente me ausenté así que no pude hablar con
Emma de antemano.

Era posible que hubiese cometido un pequeño error. Incondicionalmente pensé que
tenía que terminar de hablar, pero él me respondió sin mucha expresión:

—Está bien.

Dejé de hablar ante su corta respuesta y un silencio incómodo fluyó en la habitación.

Keith inesperadamente abrió la boca:

—¿Cuándo vas a mejorar?

¿Acaso alguien sabía eso? Incluso un médico no podría responder correctamente. Pero
tenía que hacerle una promesa urgente.

—Mañana estaré mejor. Entonces... haremos lo que quieras.

Tenía fiebre y la cara me ardía, pero ni siquiera podía imaginar si me estaba mirando
con su expresión enojada, porque tenía la cabeza muy caliente.

—¿Cómo sea?

Keith sonrió mientras levantaba la cabeza sin que yo me diera cuenta. Parecía burlarse
de mí por alguna razón, pero yo había hablado en serio.
—Sí.

Keith se rio brevemente.

—Estoy deseando que llegue.

Quería correr y abrazarlo, pero todo lo que podía hacer era sonreír. También quería
preguntarle cómo había estado su día, sin embargo, Keith ya se había ido así que no
tuve más remedio que esperar a Charles.

Después de un tiempo Charles llegó, me había traído sopa y medicinas como lo había
hecho durante el día. Él era quien me alimentaba porque yo no tenía el poder para
levantar una cuchara.

—Lo siento por las molestias...

Mientras murmuraba en voz baja, él me contestó inexpresivo como siempre:

—Este es mi trabajo también, así que está bien.

Sin embargo, fue un poco mejor que en la mañana.

«Tomar medicamentos me mejorara para mañana», pensé para mí mismo. Luego


recordé que había besado a Keith.

—Yo, a Keith... Creo que necesitará tomar un medicamento.

—¿El Sr. Pittman? ¿De qué medicina estás hablando?

Me preguntó.

—Medicina para el resfriado... Puede haberse enfermado por mi culpa... Estuvo en mi


habitación hace un rato.

Estaba teniendo problemas para seleccionar las palabras porque mi cabeza no giraba
correctamente. Charles inmediatamente entendió lo que estaba diciendo.
—No tienes que preocuparte por eso. Es imposible para un Alfa extremo tener un
resfriado. ¿No lo sabías? Los Alfas dominantes rara la vez se enferman. Entonces,
incluso si alguien está enfermo, no lo sienten.

Charles me dirigió una mirada significativa. Me avergoncé.

—No solo es un resfriado. Debes controlar las veces que tienen relaciones.

Estaba siendo demasiado informal por lo que dudé de lo que estaba escuchando, pero
Charles todavía me hablaba con una cara inexpresiva:

—También debes evitar tener contacto con él hasta que te cures del resfriado. Sanar es
lo primero. Yeonwoo, en el futuro, es mejor rechazar moderadamente. Si lo acepta todo
de manera incondicional, esto volverá a suceder. Básicamente, no es razonable que las
personas tengan la resistencia de un Alfa dominante.

Su voz era la normal mientras continuaba hablando:

—El Sr. Pittman dijo que era extraño que Yeonwoo no se despertara por la mañana.
Tenía una fiebre de más de 40° Celsius, pero solo pensó que su cuerpo estaba un poco
caliente. Incluso no reconoció que tenía fiebre, porque nunca lo había experimentado
antes.

No pude responder. Sus palabras eran correctas, aunque naturalmente, solo tuve las
agallas suficientes para asentir con la cabeza. Todo lo que podía hacer era obligarme a
comer la sopa que me estaba dando, luego tragar la medicina y volver a dormir. Eso era
todo.

Iba a recuperarme pronto.

✤✤✤✤✤✤

Había estado durmiendo por mucho tiempo, pero mi condición aún no había cambiado.
Después de comprobar mi temperatura corporal, Charles me pidió que no me levantara
de la cama tanto como me fuera posible, aunque de vez en cuando le preguntaba por
Keith cuando entraba a mi habitación. Tenía dolor de cabeza y sufría de dolores
palpitantes por todo mi cuerpo, pero solo esperé a dormir rápidamente.

«¿Qué día es hoy...?» pensé mientras me iba quedando dormido.

Se suponía que Keith iba a hacer un viaje de negocios a Boston. Necesitaba estar listo
para un viaje de negocios. El hotel era un gran lugar para alojarse. Debía verificar que
la reservación estuviera bien así que tenía que llamar a Emma.

—¿...?

Abrí los ojos ante la sensación de que barrían mi cabello. Estaba tan emocionado por el
tacto que apenas parpadeé. Mi visión borrosa tomó forma solo después de varios
esfuerzos.

—... ¿Keith?

Mi voz era débil.

Él me miró y preguntó en voz baja:

—¿Aún estás enfermo?

Pensé en la respuesta por un rato. De repente, las palabras de Charles me vinieron a la


mente. Aposté porque que Keith penaría a que iba estar mejor hoy, pero no estaba a la
altura de las expectativas. Por alguna razón lo sentía, así que dije con franqueza, como
Charles me había aconsejado:

—Sí... Aún tengo fiebre.

Tosí. Keith no dijo nada por un momento. Después los dolores de cabeza y mareos
volvieron. Él me dio un vaso de agua mientras yo estaba jadeando para poder respirar.
Di las gracias y después de apenas tomarlo, él me dio la espalda sin decir nada. La
habitación estaba llena de sol. Keith parecía haber pasado por mi habitación antes de ir
a trabajar. Además, quería hablar con Emma, pero en un instante, mi conciencia se
alejó y no se escuchó ningún sonido hasta que oí la puerta cerrarse.
Abrí los ojos nuevamente solo cuando Charles me trajo la medicina, apenas le hablé:

—Llama a Emma... Tengo que...

Entonces él me interrumpió:

—¿Es por el viaje de negocios? El Sr. Pittman llegó ayer a Boston y está trabajando
acorde al horario. No parece un problema particular.

—Ah...

Parpadeé sin comprender.

¿Acaso había dormido tanto tiempo?

Charles me entregó una píldora con un vaso con agua.

—Emma está bien, Yeonwoo olvida todo e intenta mejorarte. El Sr. Pittman volverá en
3 días.

No hablé. Me sentía impotente de no poder ayudar. Me tomé la medicina y me quedé


dormido. Más tarde, Charles me despertó para comer y me volvió a dar más
medicamento, luego volví a dormir.

Me sentí aturdido.

✤✤✤✤✤✤

—¿Dijiste que el horario del Sr. Pittman se retrasó un día?

Después de revisar el horario, me sorprendió escuchar las palabras inesperadas de


Charles. Él dijo que “sí”.

—Originalmente, debía regresar ayer, pero cambió el horario y se quedara un día más.

Mirando la fecha, tenía razón. Sorprendido por el hecho de que había estado enfermo
durante tanto tiempo, me pregunté cuál era la causa de su horario repentino. Pensé en
ello, pero no pude entenderlo. Era común que Keith cambiara los horarios de repente.
Emma debía estar perdiendo la cabeza por lo que pensé que tenía que ir a trabajar y
aliviarle la carga.

—No te excedas, Yeonwoo.

Me dijo Charles, preocupado.

Le conteste con un “sí” y lo tranquilice. Después de un largo tiempo al fin salía de la


cama, terminé dándome una ducha, comí y me cambié. Todavía tenía mareos, pero
estaba bien, solo debía caminar despacio y con cuidado. Por otro lado, quería que Keith
supiera que estaba mejor y que no necesitaba preocuparse. Al fin podría besarlo tanto
como quisiera, mi corazón comenzó a acelerarse. Esta era la primera vez que mi
corazón latía con tanta fuerza.

Realmente me gustaba demasiado.

Después de mucho tiempo pensando en verlo, la sonrisa que tenía en mi rostro no


desapareció.

Salí de la mansión sin él y me dirigí a la compañía, realmente requería de un gran


coraje, pero el miedo fue momentáneo. Ya no estaba enfermo. Todo en lo que podía
pensar, era en ver a Keith.

✤✤✤✤✤✤

—¡Oh, Yeonwoo! ¿Estás bien? Tuviste un resfriado muy fuerte. Dios mío, estás pálido.

Emma habló apresuradamente, su tono demostraba preocupación.

—Gracias por preocuparse, he mejorado mucho. Perdón por irme tan de repente. ¿Todo
estuvo bien?

Emma me tranquilizo.

—Sí, el evento terminó. No había nada de qué preocuparse, Yeonwoo.


—Me alegro.

Sonreí, pero de repente me sentí amargado.

Keith nunca me llamó. Fue a un viaje de negocios así que debió estar ocupado y, de
todos modos, yo seguía tomando medicamentos y durmiendo por lo que no habría
podido responder, incluso si él hubiera llamado.

—Me alegro, me había preocupado por la agenda, estaba pensando en cómo


programarla.

Emma estaba fascinada por lo que había dicho. Su cara me miró como siempre.

—Debió ser difícil para todas, así que tomen turnos para irse de vacaciones. Le pediré
permiso al Sr. Pittman...

—¿Puede hacer eso?

Rachel, que miró a Jane, abrió los ojos y dijo con ansiedad:

—Pero Yeonwoo, acabas de volver a trabajar, ¿verdad? Aún es muy pronto para hablar
de vacaciones. Debes mejorarte. Gracias, pero estamos bien, así que lo tomaremos más
adelante.

—Sí. No es urgente. En cambio, desearía que me den dos bonos más cuando me vaya de
vacaciones —agregó Emma, juguetonamente.

Prometí hacer lo mejor posible.

—Voy a ir al aeropuerto. ¿A qué hora es su llegada?

—A las 5 de la tarde. ¿Estás bien, Yeonwoo?

Sonreí y asentí.
—Si, está bien, Gracias. Pero es mi trabajo —dije, luego pensé en si Keith ya estaría en el
avión.

Después de mucho tiempo lo vería.

Luché por calmar mi entusiasmo con los horarios ocupados, llamadas e informes de
eventos que habían ocurrido durante mi ausencia.

Había sido mucho tiempo.

✤✤✤✤✤✤

El aeropuerto como siempre estaba agitado. Había mucha gente llegando y personas
esperando para saludarlos. Unas personas me guiaron a la sala VIP y solo después de
identificarme, me permitieron pasar. Me miré en el espejo varias veces, pero aún no me
sentía a gusto con mi apariencia así que fue al baño que estaba en la sala, me revisé en
el espejo un par de veces y salí.

Quería verlo pronto.

Me preguntaba si Keith se sorprendería.

¿Se alegrará? ¿Saltaría y me besaría?

Mi cara se tiño de rojo, estaba avergonzado, mi mirada parecía lujuriosa.

No tenía que esconder que lo quería, sin duda alguna, él respondería a mis deseos.

No lo habíamos hecho desde hace días. Estaba tan triste aquella vez en la que solo nos
besamos. De pronto reí, las imágenes de nosotros recorrieron mi mente.

¿Le gustaría hacerlo como prometió? ¿Podrá esperar hasta que llegáramos a casa?
¿No sería un desperdicio hacerlo en un lugar como este?

¡Oh, quería verlo pronto!


No pude evitar que mi corazón se emocionara con tan solo pensarlo, nunca hubiera
imaginado que el deseo me cegaría tanto. De pronto, escuché el sonido de la puerta
abriéndose desde afuera. Una brillante sonrisa apareció en mi rostro. Podía sentir un
olor a feromonas saliendo de mi cuerpo, mi feromona de Omega lo iba a seducir.

De repente, su aroma llegó a mi nariz, lo absorbí profundamente.

Abrí la puerta. Me preguntaba si se sorprendería al ver mi rostro o si estaría tan feliz


como yo.

—Keith...

Lo llamé mientras sonreía brillantemente.

Sin embargo…

Lo primero que sentí al abrir la puerta fue un olor familiar, sus feromonas eran tan
dulces, luego, lo siguiente vi fue a Keith, quien no estaba solo; alguien estaba sentado
en su regazo, en un sofá grande, con un uniforme medio despojado. Solo entonces me
di cuenta de que se trataba de una azafata. Era posible que la hubiese conocido en el
aeropuerto. Tal vez habían estado viajando juntos por el viaje de negocios, en realidad
no lo sabía, aunque de lo que sí estaba seguro, era que, en cualquier caso, Keith la
estaba besando.

Él estaba tocando a otra mujer frente a mis ojos.


Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 2
Tenía la cabeza vacía, no se me ocurría nada. Abrí la boca, pero ni siquiera pude
pronunciar un sonido. Apenas y respiraba. No, ni siquiera podía hacer eso. Sentía el
pecho apretado, solo entonces me di cuenta de que estaba conteniendo la respiración.

—Sí, ah, ah, sí...

El alto y agudo gemido de la mujer perturbaba mis oídos. Ni siquiera sabían que estaba
parado allí. Las manos de Keith tocaron su cuerpo, espalda, piernas y pecho. La vista
fue impresionante, retrocedí e hice un ruido al golpear la puerta. Fue entonces cuando
Keith levantó la cabeza; al mismo tiempo, nuestros ojos se encontraron. Por un
momento no dije nada. Mi cabeza estaba hecha un lío. Keith parecía llamar mi nombre,
pero no era como si lo estuviera escuchando, solo salí corriendo de la sala de espera.

También parece que vi Whittaker junto a un conductor que estaba con él, pero no
tampoco era como si los estuviera viendo realmente. Estaba aturdido, me volví loco y
salí del aeropuerto.

—Ah... Ah... Ah.

Solté varios suspiros.

El aire frío que soplaba cubría mi cuerpo, mi corazón dolía. Me senté en la calle,
agarrando mi pecho mientras jadeaba, mi respiración era pesada.

Era un sueño.

Llevé mis manos temblorosas hacia mi cabello. Esto era ridículo, había visto mal.

No había sido Keith. Había sido otra persona.

¿No era Grayson? ¿No era el Alfa dominante al cual le había mordido el pene?
Entonces, ¿quién estaba ahí?

Era un Alfa de ojos morados, con pelo oscuro y un olor terriblemente dulce.
—Yeonwoo.

De repente, alguien me llamó y me agarró por los hombros. Me asusté. Mientras


continuaba sentado en el suelo frío, miré hacia arriba sorprendido, aquel hombre me
miró. Era el mismo que había estado esperando, pero que no quería ver ahora. Era
Keith.

—¿Qué pasó? ¿Tienes frío? —preguntó casual.

Realmente no me lo podía creer, incluso sentía que había visto mal. Keith se acercó a
mí, luciendo confundido. Me agarró un brazo para levantarme y frunció el ceño por un
corto tiempo, luego sacudió mi ropa y dijo:

—Estas sucio.

Todavía estaba perplejo, parpadeando mientras lo veía. Keith me abrazó de inmediato,


como si pensara que mi condición era extraña.

De repente me cargó, mis pies flotaron en el aire, giró su cuerpo y caminó con una gran
calma. El auto en el que viajaba no estaba muy lejos de nosotros, a lo lejos también se
veían los guardaespaldas que estaban alrededor. Keith entró en el auto sin dudarlo,
sosteniéndome, después cerró la puerta y al cabo de unos minutos arrancó el coche.

Keith no espero demasiado. Inmediatamente después de que entramos puso sus labios
y empujo su lengua en mi boca. Acabe aceptando su hábil beso, chupó mis labios y
acaricio mi paladar. Keith continúo besándome mientras yo estaba perplejo mirándolo.

—Ah…

Keith soltó un profundo suspiro lleno de satisfacción.

—¡He pensado en esto, todo este tiempo!

Traté de decir “yo también”, pero el sonido que salió de mi boca, fue diferente.

—¿Quién es ella?
Keith no respondió en el momento. No era una evasión, simplemente no sabía de quién
estaba hablando, así que estaba tratando de recordar. Espere pacientemente su
respuesta. Fueron solo unos segundos de silencio, pero el tiempo estaba siendo
tortuoso.

—Bueno, no he visto la etiqueta de su nombre.

Hablaba tan casualmente mientras intentaba besarme, pero mi cabeza estaba un poco
más confundida que antes.

¿Y luego qué pasó? ¿Estaba diciendo que solo paso por ahí y la beso? ¿Cuándo y cómo
la conoció? ¿Por qué lo estabas haciendo allí? ¿Estabas planeando hacerlo con ella?

Tenía tantos pensamientos en la mente que no sabía qué decir. Era la primera vez que
estaba tan confundido. Entré en pánico, y un mal pensamiento penetró mi mente,
causando un desastre. Keith continuaba besándome, pero lo alejé. Él frunció el ceño
ansiosamente y me miró.

¿Por qué haces esto? Quería preguntar, pero no puedo hacerlo. Era muy aterrador.

—¿Por qué...?

Mi voz agrietada apenas fluyó de mi garganta, necesitaba tomar agua, pero no podía.
Mi boca parecía arder así que traté de hablar con mucho esfuerzo:

—¿Por qué regresó hoy? ... Emma dijo que debió regresar ayer... pero aumentó un día
más al horario del viaje.

Las palabras continuaron saliendo sin dudar. Keith no tenía ninguna intención de
evitar mi pregunta, aunque yo ya sabía cuál sería su respuesta.

—Tuve una fiesta.

Retiró su mano de mi rostro y yo me apresuré a retroceder. Inmediatamente mi espalda


golpeó la puerta del auto. ¿Acaso era este auto tan estrecho? Sin embargo, no sentí ni
el dolor ni la incomodidad. Solo miré a Keith con un rostro de sorpresa.
¿Fiesta? ¿Qué fiesta? ¿Era verdad? ¿Realmente había ido ahí? ¿No era una mentira?

Quería hablar, pero ninguna palabra salía. No, ni siquiera sabía si lo había dicho,
aunque ya sabía la respuesta. Sabía que tipo de fiesta había sido…

—¿Por qué...?

Una terrible y temblorosa voz salió de mi boca. Mis oídos comenzaron a vibrar por el
sonido de mi corazón adolorido. Al mismo tiempo, mi rostro se distorsiono, la cabeza
me dolía.

—¿Por qué tener una fiesta así... y quedarte un día más?

Keith me miró con el ceño fruncido. No tenía idea del por qué había hecho esa
pregunta. Realmente no lo entendía en lo absoluto.

—Tú y... Estamos durmiendo juntos —proteste de forma miserable. Tenía derecho a
hacerlo, al menos eso pensé, incluso en este momento lo creía.

Solía pensar que no había forma de que este hombre pudiera traicionarme.

—Ah.

Keith suspiró profundamente, como si pensara que era patético.

—No estabas en condición de tener sexo conmigo.

Me quedé perplejo por un momento. Lo que había dicho era cierto. Era un punto muy
bueno, pero no era la respuesta que esperaba.

—¿No es así?

Pensé que tenía que hablar con calma de alguna manera, pero mi cuerpo no estaba tan
dispuesto. Sostuve mis manos temblorosas firmemente sobre mis rodillas.

—Fue solo una semana.


Keith mantenía una sonrisa en su rostro mientras me miraba, no podía hablar ante la
sorpresa.

—¿Entonces debería haberte esperado hasta que te mejoraras? ¿Cuánto tiempo?

Se rio brevemente, como si hubiera sido absurdo.

—Es una locura.

Mi mente pareció alejarse, mi cabeza estaba vacía. Numerosas preguntas y


resentimientos aparecieron. Keith todavía estaba frente a mí. Lo estaba mirando y él
me miraba. Nada había cambiado, pero mi mundo estaba desapareciendo sin dejar
rastro.

No podía creer la realidad por la que ahora estaba pasando.

De pronto, el coche desacelero. Habíamos llegado a la mansión. Keith miró por la


ventana y dijo:

—Será mejor que puedas hacerlo la próxima vez.

Me tomó un tiempo entenderlo. El sonido de su risa cuando el auto se detuvo inundo el


interior.

Keith abrió la puerta del auto, pero fue completamente diferente. Mi campo de visión
estaba distorsionado y mi corazón adolorido. Después de destruir mi mundo, él sonrió
con la misma cara de siempre. Extendió su mano hacia mi mientras yo permanecía
inmóvil, no la tomé por lo que él se acercó a mí y me agarró del brazo, luego me cargó
sobre sus hombros.

—¡...!

No era de extrañar que quisiera abrazarme. Ante la idea, todo mi cuerpo se endureció.
Sin embargo, él no parecía preocupado así que siguió adelante. Forcejé para salir de su
agarre.
—Espere un minuto.

—¡Ten cuidado! Está vez, lo dejaré pasar.

Keith me detuvo con una voz aguda.

Lo miré con un rostro frío.

—... Por favor, déjeme. Espere...

Keith cerró la boca. Sus intenciones eran obvias. El lugar al que nos dirigíamos sin
ninguna duda era su habitación, el mismo lugar donde ya había mezclado mi cuerpo
con él varias veces.

Incluso en esos momentos, todavía tenía una real esperanza. Si hablamos de nuevo,
estaba seguro de que él lo entendería. Le diría lo dolido que estaba y del por qué tenía
una buena razón para estarlo.

Volví mi mirada temblorosa hacia su rostro, él solo sonrió brevemente mientras me


veía. De repente, tuve ganas de llorar. Estaba enojado, pero estúpidamente solo quería
perdonarlo.

Sin conocer mi complicada mente, Keith entró a la habitación y me recostó en la cama


sin desnudarme. Aquel lugar que me era tan familiar de repente se sintió extraño. El
dormitorio lleno de feromonas estaba recién ventilado y ordenado.

Keith se subió encima de mí para intentar besarme.

Lo esquivé y lloré.

—¡Keith... espera, espera, espera!

Él frunció el ceño. Su razón de disgusto había sido obvia, parecía estar ansioso por
abrazarme, su pene excitado que presionó mi vientre, lo demostró y, su aroma de
feromonas que había sido sutil desde un inicio se hizo más fuerte. Me estaba volviendo
loco por el olor.
—De Verdad... ¿Te acostaste con alguien más solo porque no tuve sexo contigo? Estaba
enfermo...

Mientras hablaba, gradualmente me di cuenta de la realidad. Sentí como mis ojos se


calentaron.

—¿Cómo pudiste hacer eso?... No es como si se acumularan tantas feromonas en una


semana. Si hubieras pensado en mí, podrías haber esperado un poco más... Al menos
por mí.

¿Acaso habría sido diferente si lo hubiera hecho? ¿Podría haberle dicho que lo hiciera
porque estaba bien? Sé que no puede evitar acumular feromonas. No podía hacer
suposiciones sobre lo que no sucedió, pero al menos quería sentir lástima por mí
mismo.

—¿Por qué debería hacer eso?

Keith habló con el ceño fruncido.

De repente me quedé sin palabras, parpadeé. Keith solo se rio cínicamente, como si yo
hubiera dicho algo fuera de lugar.

—No te debe importar con quién tenga sexo. ¿Por qué debería decírtelo? ¿En qué estás
pensando? Incluso si me gustas, solo estoy teniendo sexo contigo.

Inesperadamente su voz llegó a mis oídos con tanta claridad. Todo lo que podía
escuchar era su brillante voz.

—Te quiero... Te dije que te quería... Ni siquiera piensas en mí. —Apenas dije.

Esa había sido mi última esperanza.

Si él me hubiera dicho que me amaba, yo lo hubiera olvidado todo. Podría haberlo


besarlo y abrazado... solo si no negará mis sentimientos, pero… fue su risa corta la que
me sorprendió.
—¿Qué significa decir algo “así” durante el sexo?

Eso había sido todo. Intenté hablar, pero las palabras no salieron. Él continuó
hablando:

—... No tiene sentido, ¿no?

¿Acaso todas las palabras tan dulces que había dicho eran solo porque estábamos
teniendo sexo? ¿No tenían sentido? Pero... yo lo había creído. Estaba cegado por sus
palabras, por él.

—Pensé que estábamos saliendo...

Keith murmuró al tiempo en que soltó una breve risa:

—¿Parece que estoy saliendo con toda la gente con la que tengo sexo?

Aunque era poco probable que tal sueño se convirtiera en una realidad, perdí
totalmente mis esperanzas ante sus palabras. Todas sus palabras y acciones que pensé
que habían sido porque me amaba, en un instante llegaron a un final completamente
diferente. Este hombre solo quería tener sexo conmigo. Le gustaba mi cuerpo y solo
disfrutaba teniendo sexo conmigo. Había sido mi error. Yo había sido solo una de sus
muchas parejas sexuales con las que él se acostaba. La brutal realidad me golpeó la
cabeza. Al fin podía verlo claramente. Todo lo que había pensado era mi fantasía. Este
hombre no me había dado una respuesta porque mi confesión no había significado
nada para él, solo había sido como un gemido durante el sexo que desapareció en el
aire.

Solo entonces me di cuenta de la realidad y dolió...dolió demasiado.

Este hombre nunca me había amado.

—¡Detente...!

Empujé su cuerpo con mis manos. Pero Keith, que esparcía besos alrededor de mi
cuello, de pronto alzó la mirada asombrado por mi repentina negativa.
—¿Qué sucede?

Parecía irritado de mi constante rechazo. Sin embargo, no podía dormir con este
hombre ahora. Tenía que organizar mis ideas y me era imposible si estaba ahí con él.
Con urgencia intenté salir debajo de su cuerpo, pero Keith presionó mis hombros otra
vez.

—Déjame ir... No, no lo haré.

—¿Qué estás haciendo? Cálmate un poco.

Keith se molestó y me atrapó.

Traté de salir, pero fue imposible así que finalmente comencé a rogarle.

—Por favor, Keith... Señor Pittman. Ahora no puedo hacerlo.

Me sentí tan miserable que las lágrimas comenzaron a fluir cuando me di cuenta que él
solo me veía como un compañero sexual; y que yo no valía tanto para él como creía.
Pero, él no me entendía en lo absoluto. Con un breve suspiro, Keith intentó besarme de
nuevo mientras yo trataba de evitarlo, agarró mi barbilla y aplastó por la fuerza sus
labios contra los míos. Lo empujé y golpeé su hombro con fuerza, aunque fue en vano
así que utilicé el último recurso que tenía.

—¡...!

Keith apartó sus labios y retrocedió un poco. En cambio, yo solo pude sentir el sabor a
sangre en mi boca. Lo miré con lágrimas en los ojos y dije con voz temblorosa:

—No... No lo hagas. No tengo ganas ahora... Ya no voy a hacer esto con el Sr. Pittman.

Apenas podía hablar. A esas alturas, pensé que lo aceptaría. Él no era del tipo de
hombre que obligaba a un compañero a hacerlo. Solo era uno de sus muchos
compañeros sexuales. Traté de levantar mi cuerpo pensando que no continuaría con
esto, pero de repente me derribo de nuevo, poniéndome boca abajo. Lo miré
sorprendido. Él solo me miró con una mezcla de disgusto y ansiedad.
—¿Qué estás diciendo?

Su voz sonó tan intimidante.

Keith parpadeó un par de veces y amargamente suspiró, luego habló con una voz
tranquila:

—No te preocupes. Querrás hacerlo tanto como yo.

De repente, sus ojos morados se colorearon en oro junto al aroma de sus feromonas que
se espesaron tanto que mi cabeza se confundió.

—No, detente... ¡Para! —grité con urgencia, aunque él no se detuvo.

Intenté dejar de respirar a toda prisa, pero me fue imposible.

—Ah.

Tan pronto como aspiré una bocanada, una feromona oscura me envolvió,
mareándome al instante.

¿Qué estaba haciendo?

Mi cabeza estaba borrosa y mi cuerpo impotente. Sentí mi cerebro derretirse


lentamente, como si fuera una clase de pudín. Pero a diferencia de mi voz que gritaba
que se detuviera, mi entrepierna se humedeció a causa de sus feromonas.

Keith sonrió brevemente al revisar mi entrada.

—¡Keith, por... favor!

Él solo me observó mientras rogaba, luego desató su corbata, me quito la camisa, se


desabrochó el cinturón y lo tiró al piso, sin prisas ni impaciencia, con naturalidad. No
podía huir ya, estaba empapado. Keith extendió su mano y bajo mis pantalones
mojados.
—¡No...!

Lloré, eso fue lo único que pude hacer.

Keith introdujo su pene en mi agujero sin ninguna dificultad.

Mi cuerpo tembló.

“Puck, puck”

Varias veces se escuchó el sonido del golpe de nuestras carnes hasta que pronto, Keith
llegó hasta el fondo.

Por un instante se detuvo. Siempre se detenía para disfrutar de la estrechez de mi


interior. Tocó mi cuerpo, parecía disfrutar del verme temblar, sostuvo de nuevo mi
cintura y entró y salió lentamente para luego aumentar la intensidad.

—Ah, Ah, Ah —gimió encima de mí mientras movía violentamente su cintura.

Yo simplemente me retorcí, dejando que hiciera lo que quisiera. Sus movimientos


continuaron.

Estaba mojado.

Había reaccionado tanto a sus feromonas que mi cuerpo ya no respondía a mi voluntad.


Su pene entraba fácilmente y mi interior lo recibía para hacerlo sentir bien.

Todo mi cuerpo parecía haberse convertido en un órgano sexual.

Mis lágrimas continuaron cayendo, y ya ni siquiera podía entender que estaba pasando,
solo quería que terminara. Keith gimió y eyaculó dentro de mí. Podía sentir como un
fluido espeso invadía cada rincón de mi interior y…

Era terrible.

✤✤✤✤✤✤
No fue sino hasta el amanecer que Keith me dejo ir. Fue sorprendente darme cuenta de
que mi ciclo de calor no llegará a pesar que él expulso una gran cantidad feromonas.
Eventualmente, la razón desapareció por completo y lo acepté, colocando mis brazos
alrededor de su cuello mientras mi cuerpo lo recibía plenamente, independientemente
de mi voluntad e incluso, me subí sobre él. Cada vez que Keith eyaculaba, mi estómago
vibraba de felicidad. Finalmente, después que él resolviera su lujuria, su feromona que
había estado derramando sobre mi cuerpo se desvaneció. Sin embargo, aun podía
sentir el semen que había derramado en mi interior. Fue entonces cuando recordé que
era un Omega.

Mi corazón ardió por la desilusión y el odio. Me sentí aturdido. Whittaker y Steward se


habían burlado de que los Alfas dominantes eran como animales, pero en realidad, los
animales eran los Omegas. Como yo. Estaba aturdido por las feromonas y las había
aceptado.

Me había transformado en una bestia loca por el apareamiento.

De pronto, miré la cara de Keith con un campo de visión nublado, tenía el aliento
agitado mientras me miraba. Me sonrió. Puso su mano sobre mi cabello, tan dulce
como siempre, luego, se inclinó. Sabía lo que sucedería después y así como lo esperé,
me besó. Fue como si me diera un premio, pero cuando sus labios se separaron lo
abofeteé. El sonido fue tan fuerte e impotente. Todo lo que pude hacer fue golpear su
mejilla con la palma de mi mano por que ni siquiera pude tener el poder de apretar el
puño.

—... ¿Qué haces?

Keith había sido el primer hombre al que había golpeado en la mejilla. Me estremecí y
lo miré.

—Yo... Si vuelves a soltar tus feromonas sobre mí... Te mataré.

Fui más sincero que nunca. Me apoderé de toda mi fuerza restante y lo empuje hacía
atrás. Su cuerpo retrocedió un poco, pero fue suficiente para mí. Salí de debajo de él.
Cuando caí al costado, tragué involuntariamente un aliento áspero. Mi corazón palpitó
y sentí como mis lágrimas se acumularon en mis ojos, pero apreté los dientes y lo
soporté.

—Espera... ¿Qué estás...?

Keith me agarró por el brazo.

Intenté zafarme con todas mis fuerzas, pero él no me dejo ir.

Por un momento perdí la razón.

—¡Déjame, no me toques! ¡Déjame ir, no me toques! ¡No, no, no...! —grité y luché.

Fue sorprendente ver mi propia determinación.

Keith, quien me vio llorar, finalmente me dejo ir. Por primera vez, se dio cuenta de que
hablaba en serio. El silencio se hizo presente. Respiré hondo y lo miré. Keith no dijo
nada, solo me miró sorprendido.

—Al amanecer, saldré de la mansión.

Mi voz se quebró, las palabras no salían correctamente, sin embargo, hablé sobre el
dolor de las cuerdas vocales:

—Gracias por su consideración. Pronto, le buscaré a su nueva compañera Sr. Pittman.

—... ¿Qué?

Keith respondió como si no entendiera de lo que estaba hablando, pero yo no tenía la


intención de explicar más.

—Esta es la última vez. En el futuro, no dormiré con usted Sr. Pittman. Si me obligas
entonces...

—¿Fuiste forzado?
Keith no me dejo terminar, tenía una expresión escandalosa ya que ni siquiera entendía
lo que había hecho. Después de todo, él creía que yo había abierto mis piernas a
voluntad porque lo aceptaba. Sin embargo, él ignoró los hechos. Respiré brevemente
hasta que apenas hablé con una voz normal:

—Muchas gracias.

—Espera un minuto. Quédate ahí.

Él intentó retenerme, pero yo solo recogí mi ropa y salí del dormitorio. Eso era todo lo
que necesitaba para mantener mi orgullo. Tan pronto como cerré la puerta, mis rodillas
se doblegaron; y el semen que se derramó a través de mi entrepierna, escasamente cayó
a través del pasillo cada vez daba un paso, pero yo ya no me sentía avergonzado.
Después de todo…

Ya estaba hundido hasta el fondo.


Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 3
—...Todos los horarios han sido reprogramados. Compruébelo por si tiene algún
cambio, por favor. Este es el material de la reunión de la tarde. Compruébelo también
antes del almuerzo e informaremos antes de la reunión. Aquí hay una referencia.

Puse un archivo grueso en el escritorio y lo empujé hasta el fondo. Era el mismo


escritorio donde una vez estuve acostado y tuve sexo con Keith. Poco después coloqué
un archivo delgado con imágenes, él levantó la vista.

—Busqué algunos perfiles de acompañantes acorde al gusto del señor Pittman. Mírelos
y elija, nos pondremos en contacto con la elegida.

—Oye.

Keith me llamó.

Me vi obligado a parar y a esperar sus siguientes palabras. Él frunció el ceño y le dio


unos cuantos golpecitos al escritorio con las yemas de sus dedos.

—¿Qué estás haciendo?

Respondí fríamente:

—He informado de la agenda de hoy y le he entregado un archivo sobre la reunión,


también le he dejado un archivo de compañeras para que pase su tiempo libre. —Luego
añadí sin cambiar mi expresión—: ¿Cuál es el problema?

Después de salir de la habitación de Keith, me salté el desayuno y limpié mi habitación.


No dormí y me preparé para el trabajo.

Tampoco dije una palabra cuando subí al auto, él tampoco dijo mucho. Quizás pensó
que era un poco caprichoso y no me equivoqué. Ahora su expresión era la prueba.

—¿Qué demonios es esto ...? Ah, está bien. ¿Puedo elegir uno de estos?
Keith tomó el archivo y lo acercó a él con una actitud silenciosa, pero no me importo.
Reviso las fotos y luego señalo una, la cual empujó hacia mí.

—Entiendo. Me podre en contacto con usted luego. ¿Le gustaría conocerla hoy?
¿Reservo el hotel?

Él levantó las manos con un gesto para que yo hiciera lo que creía más conveniente.
Tomé el archivo y dije:

—No tenemos horario esta noche, así que le diré que venga al hotel a las 7:00. ¿Desea
cenar? ¿Puedo tener una habitación lista?

Keith solo mantuvo en sus labios una maldita sonrisa. Para él, todo parecía una
completa broma. Era como si un gato dócil se hubiera rebelado ante su dueño. Por
supuesto que no era mi amo. Era solo mi empleador.

—Está bien.

Me di la vuelta para salir de la oficina, pero me detuve por un momento. Abrí el maletín
y saqué la caja que había traído. Keith miró hacia arriba. No sabía lo que estaba
pensando, pero no quería adivinar. Caminé derecho y puse la caja en su escritorio.
Inmediatamente, reconoció el objeto y frunció su ceño para después hablar:

—... ¿Qué es esto?

Con una voz tranquila, respondí de manera profesional.

—Este es el reloj que me dio. Se lo devuelvo.

—¿Por qué?

Era la primera vez que alguien le devolvía un regalo. Me sentía sucio por tener ese reloj
conmigo, pero era evidente que Keith nunca lo entendería.

Contesté sin expresión:


—No acepto regalos de parejas sexuales.

—¿Ah?

Keith inquirió confundido, luego empujo la caja con la punta de los dedos provocando
que retrocediera. Él se detuvo a una distancia no muy lejos de mí.

—Yo te lo regalé, así que tómalo.

—No me gusta. —Negué—. Disfrutamos el uno del otro, pero ya no hay razón para que
me dé algo. No hay razón para recibirlo.

—Tómalo ahora mismo.

Me exigió.

Era muy desagradable para mí rechazarlo así que pensé por un momento, luego abrí la
boca:

—Está bien.

Dicho eso, no recogí la caja, en cambio, saqué una chequera de mi bolsillo del traje.
Keith frunció el ceño. Mientras él me observaba, yo levanté un bolígrafo y escribí un
número en la chequera. Él no dijo nada mientras yo llenaba los espacios en blanco. Era
obvio que no podía adivinar nada en lo absoluto.

—Aquí está.

Empujé el cheque firmado directamente delante de él. Keith lo miro. El monto era
exactamente $20,000. Me observó sin comprender.

—Es el precio por tener sexo conmigo. Me pagó con un reloj, pero no hice tanto como el
señor Pittman. Y excluí el último sexo, porque fue contra mi voluntad.

Keith ni siquiera me entendió. Volvió a mirar el cheque con una expresión avergonzada.
El motivo del pago estaba claramente escrito: “Sexo”.
—¿Ahora me estás pagando por tener sexo?

—No puedo hacer nada si piensa que el monto no es suficiente, para mí la cantidad es
excesiva.

Keith apretó el puño en el escritorio. Sus manos temblaron. Ahora estaba colosalmente
enojado, tanto que hasta podría golpearme. Como prueba de ello, sus feromonas eran
oscuras. Me disguste conmigo mismo por distraerme con su dulce aroma. Keith abrió
su mano y en lugar de golpearme, recogió el cheque y lo rompió, produciendo un
sonido agudo. No fue sorprendente porque ya lo esperaba. De todas formas, no tenía
$20,000 en el banco. Él solo continuó mirándome mientras rasgaba el cheque.

Observé con un semblante serio como los pedazos del papel quedaban esparcidos por el
suelo.

Keith levantó las manos a la ligera, como si no importara. Recojo la caja con el reloj del
escritorio y delante de él lo tiró a la basura.

—...

“Tang”

Se escuchó un sonido abrupto, seguido de un silencio helado. Keith no dijo nada.


Mantuve una postura firme y hablé:

—El cálculo ha terminado, así que saldré.

Después de un breve saludo, salí de la oficina. Keith me llamó, pero esta vez lo ignoré.
Tan pronto como llegué a mi escritorio llamé a la oficina de secretariado.

Después de decirles brevemente qué hacer, Keith envió por correo electrónico
información general sobre la persona que había elegido. Los secretarios ahora se
encargarían de las joyas a regalar y también de contactarlas.

¿Acaso debería elegir una joya o un regalo para mí también?


Estaba siendo cínico.

Pronto volví a trabajar con una expresión seria.

✤✤✤✤✤✤

Cuando salí por la mañana, la habitación estaba arreglada. Durante mi estadía en la


mansión, mis pertenencias aumentaron, pero dejé todo lo que me compró Keith. Todo
lo que tomé fue mi maletín y el traje que llevaba puesto. Para que fuera más fácil tirar
las cosas que había usado, lo había arreglado antes de marcharme. Lo único que había
decidido sacar de la casa había sido un inhibidor y analgésicos del armario del baño.

Deseaba verter un frasco entero de pastillas en mi boca, pero por día solo debía tomar
la cantidad máxima que cabía en la palma de mi mano. Después de tragarlas, me
sentaba en la cama por un rato y esperaba a que la droga hiciera su efecto. Era normal
que mi cabeza se quedara en blanco y mi cuerpo se sintiera pesado. ¡Malditas
feromonas! Si pudiera volver a ser Beta nuevamente, podría hacer cualquier cosa. De
repente, pensé en Steward.

¿No estaba haciendo un experimento como este?

Pensé que era especial para Keith, pero era mi ilusión. Estaba cegado por el amor y
pensaba tan arbitrariamente. Él no era diferente de otros Alfas dominantes.

Sin darme cuenta, salió el sol mientras apoyaba la cabeza contra la pared, luego miré
por la ventana.

Debía ir al trabajo. Quería renunciar de inmediato, pero la realidad era indolente. Tenía
que volver.

Si me quedaba desempleado tan rápido sería un problema para mí extender mi visa


mientras buscaba un siguiente trabajo, y la verdad no tenía la suficiente confianza de
regresar a Corea para encontrar un nuevo empleo. La mejor opción era ir a trabajar
hasta conseguir otro. Además, si se agregaban las restricciones a los extranjeros, las
opciones se reducían aún más. La buena noticia era que Keith no podía despedirme, al
menos no por el momento.
Cuando lo pensé, la respuesta fue obvia. Tenía que soportarlo de alguna forma.

Ahora tenía que andar y trágame el orgullo.

✤✤✤✤✤✤

—Emma, ¿estás ocupada hoy?

Deliberadamente fui a oficina de secretariado y le pregunté:

Al desocupar su asiento, me miro dudosamente.

—No, no estoy ocupada. ¿Hay algo más que hacer?

Rachel y Jane lucían preocupadas, parecía que pensaban que iba a pedirles horas extras
así que dije con una sonrisa:

—No es eso, me preguntaba si puedes llevarme a casa. Si está bien, te invito a cenar.

—¡Oh!

Jane grito y pronto Rachel la golpeo con el codo.

—Entonces nos iremos a casa primero.

Rachel levantó rápidamente su bolso y habló. Jane también se despidió


apresuradamente. Emma simplemente agitó su mano para despedirse y dirigirme su
mirada otra vez.

—Por supuesto. Está bien vamos, Yeonwoo. Pero no tienes que pagar la comida.

—Quiero pagarlo.

—Bueno, si ese es el caso. De hecho, estoy muy cansada de ver al Sr. Pittman porque lo
vi durante todo el viaje de negocios.

Emma, que sacudió la cabeza con un suspiro, habló de nuevo:


—Por cierto. ¿Ya no te quedas en la casa del Sr. Pittman?

—No —respondí—. Ahora estoy bien. Todo está mejor.

—Oh, gracias a Dios —dice Emma con notable alegría—. Entonces ¿nos vemos en el
primer piso? Sacaré mi auto.

—Sí, gracias.

Después de despedirme, regrese a la oficina. Cuando abrí la puerta vi a Keith


poniéndose la chaqueta de su traje. Hablé sin expresión:

—Todos los preparativos están listos. Solo vaya directamente al hotel. Tengo asuntos
que resolver, así que me retiro.

Keith se detuvo, pero yo salí de la oficina poco después de que terminé de hablar.

Tan pronto como subí al elevador, tomé la medicina que Steward me había dado. Esta
vez no había sido un placebo. Cuando el elevador descendió respiré hondo, y calmé mi
mente.

—Yeonwoo.

Whittaker, que estaba esperando en la puerta principal me saludo como siempre.

—El Sr. Pittman vendrá pronto.

—¿Qué? ¿Por qué viniste solo hoy? ¿Pasó algo? —Me preguntó perplejo.

Sacudí la cabeza y respondí:

—No, yo me retirare primero porque tengo una cita. Como te informe por teléfono el Sr.
Pittman ha programado reunirse con su nueva compañera en el hotel, luego debe volver
a su casa. ¿De acuerdo?
Whitaker se sorprendió, parecía no entender lo que decía. Me despedí de él y caminé
hacia el estacionamiento.

Mientras caminaba recordé la vez en que había tenido un ataque de pánico, pero me
había tranquilizado en esos momentos gracias a la ayuda de Keith. Desde entonces, esta
era la primera vez que me subiría al auto de otra persona. Era algo extraño. Sacudí mi
cabeza a toda prisa, tenía una sensación desconocida y solitaria que me afligía. Poco
después, el coche de Emma llegó así que me dirigí hacia la puerta de copiloto.

—¿Está bien la cocina italiana? Conozco un buen lugar.

Emma se rio y asintió.

—Me gusta mucho. Estoy deseando llegar.

—Me alegro.

Poco después, hábilmente ella manejó el auto para irnos. A primera vista, Keith
apareció en el espejo lateral, pero pronto su silueta se fue haciendo menos visible. Tenía
miedo de tener una convulsión, pero inesperadamente, el tiempo posterior paso
tranquilo después de comer juntos y hablar de diversas cosas.

Regrese a casa con la ayuda de Emma. Aún no tenía el coraje de tomar un taxi, pero
estaba planeando conducir al trabajo por la mañana de alguna manera. De forma
preventiva, tenía conmigo las medicinas que Steward me había dado.

Incluso, en el peor de los casos, si tenía una convulsión, el aroma de las feromonas de
Keith ya no funcionarían para mí así que ahora realmente tenía que soportar esta
situación por mí mismo.

✤✤✤✤✤✤

Keith llegó a trabajar al día siguiente, y expresando un estado de ánimo malhumorado


paso de mi escritorio y entro a su oficina. Llamé a su puerta exactamente 10 minutos
después de recoger los documentos que había preparado. Keith estaba sentado en una
silla, fumando. Di un paso hacia adelante y me encontré con su mirada aguda de
inmediato. Me paré frente al escritorio y anuncié la agenda del día con voz clara, él me
miró todo el tiempo, sin decir una palabra.

—... Eso es todo. ¿Tiene algo más que pedir?

Le pregunté en un tono extremadamente profesional, pero Keith solo me miró y guardó


silencio. Miré el reloj en la pared, había pasado exactamente un minuto, por lo que abrí
la boca:

—Si no tiene...

—Tú.

Me habló por primera vez. Inevitablemente respondí:

—¿Ah?

Pero Keith ya no volvió hablar, solo me miró con el ceño fruncido, el humo de su
cigarrillo llegó a mi nariz. Finalmente, habló después de un rato:

—¿Qué quieres?

—No entiendo qué trata de decir.

Cuando respondí, él escupió una breve exclamación:

—Estás haciendo esto por qué quieres algo, ¿verdad? Bien, ahora dime qué quieres. ¿Es
una isla?, ¿un avión?, ¿un yate? ¿Te gustaría que comprara Las Vegas entera? ¿Qué
demonios quieres?

Keith me miró y rechinó los dientes. No esperaba que este hombre intentara hacer un
acuerdo para acostarse conmigo, pero eso no significaba que estuviera impresionado.

—No hay nada que quiera del Sr. Pittman. Simplemente dormí con usted porque
quería, y ahora ya no. Así que de ahora en adelante no dormiré con usted nunca más.
—¿En serio?

—Es decisión del Sr. Pittman si me cree o no. Simplemente no me acostaré con usted.

Keith entrecerró los ojos, parecía estar tratando de descifrar mi mente, pero fue
absolutamente imposible. Este hombre ni siquiera sabía porque me había acostado con
él en primer lugar.

Permaneció en silencio por un tiempo y de pronto se rio.

—No creerás que voy a aferrarme a ti, ¿cierto?

Le respondí sin dudar:

—¿Es posible? Más bien, creo que se rendirá a la ligera.

—...

Keith se quedó sin palabras y por primera vez, el cinismo desapareció de su rostro. Me
quedé allí un rato, luego abrí la boca:

—Bueno… ¿Puedo salir? Porque tengo que empezar a trabajar.

No volvió a decirme nada. Me despedí brevemente y di la vuelta.

✤✤✤✤✤✤

El tiempo pasó sin problemas. Keith y yo éramos al menos como antes. Me ignoraba y
ocasionalmente era sarcástico por lo que solía no darle importancia a sus palabras.
Keith no me había tocado ni con las yemas de sus dedos desde ese día y tampoco había
mencionado asuntos personales. Él había vuelto a dormir continuamente con
diferentes compañeras, me ordenaba buscar a una nueva cuando se cansaba y yo me
ocupada de eso, dándole una nueva lista con las posibles nuevas compañeras sexuales.
Como él había dicho, me aseguraba de que estaba “comprendiendo el tema”. Después
de todo… Ya habíamos terminado.
Cené con Emma unas cuantas veces después. Ella es una compañera cómoda para
conversar. Emma, que había estado viviendo con su madre enferma durante mucho
tiempo, no había podido permitirse el lujo de conocer amigos ni tener tiempo personal.
A veces quería ser un amigo que le diera su propio espacio para respirar, también yo lo
necesitaba. Habíamos estado trabajando mucho tiempo juntos.

—¿Tu hermano tiene un hijo?

Le pregunté el fin de semana mientras nos sentamos a cenar en un restaurante recién


abierto. Ella dijo que “sí”.

—¿Te dije que mi hermano está aquí por trabajo? Así que mi sobrino está con nosotras
en casa, siento que lloraré por querer verlo, no puedo evitarlo. —Pronto sus ojos se
pusieron brillosos—. ¿Te puedo mostrar una foto? Es muy lindo.

Me reí y asentí.

Rara la vez sonreía alegremente cuando hablaba de privacidad.

—Wow.

Cuando vi la foto, la admiré sin darme cuenta. Era un niño tan encantador, ahora
entendía porque Emma se sentía tan orgullosa. Tenía una cabellera rubia y sonreía
ampliamente, era más bonito que cualquier niño que hubiera visto. Pregunté de
manera dudosa:

—¿Es niño?

—Sí.

Tan pronto como la vi dejando su teléfono celular, pregunté insignificantemente:

—¿Dijiste que era Omega? ¿No fue difícil cuando tuvo el bebé?

—Yo no sé —dijo inesperadamente—. Ni siquiera sabía que estaba embarazado, un día


ya no supimos de él y de repente apareció con un niño en sus brazos. Su trabajo es muy
difícil así que a menudo no veía su cara y perdíamos contacto. Así que pensé que se
había ido a trabajar de nuevo.

Una curiosidad emergió. ¿Podía preguntarle algo como esto? Después de un momento
de duda, Emma habló primero:

—Josh es una persona muy minuciosa, fue mariscal de campo en la escuela secundaria,
siempre obtuvo sobresalientes "A". Sin embargo, tuvo un bebé, y no sabe quién es el
Alfa.

Un Omega a menudo pierde la cabeza en el ciclo de calor y puede pasar la noche con
una pareja desconocida e incluso quedar embarazado. En ese caso, sería bueno que la
otra persona se encargará de la anticoncepción. El hermano de Emma no tuvo esa
suerte, pero talvez no sea tan malo, tenía un niño tan encantador.

—¿Cómo es tener un hijo? —murmuré sin querer.

Emma levantó la vista.

—Mi sobrino es muy lindo, el amor de Pete por Josh, simplemente lo ayuda. Si están
juntos no pueden ver a su alrededor. Eso es…

—...Ya veo.

Todavía me sentía confundido. Me era difícil imaginarme con un bebé, tendría que
esperar al menos unos cuantos años más para dar a luz a uno. Cuando el postre llegó,
cambiamos de tema. El tiempo paso rápidamente.

—¿Nos vamos?

Ya era bastante tarde. Me despedí de ella y me fui a casa. Las calles estaban vacías por
la noche. Además, era un largo camino desde la zona residencial de Emma hasta mi
casa. Me sentía cansado y continué conduciendo, las farolas escasamente iluminaron el
camino.

—Ugh.
De repente, un coyote apareció en la vía, el accidente casi resulto fatal. Apenas pude
evitar la terrible situación. El coyote se fue ileso, pero me vi obligado a detener el coche.
Mientras me recostaba con el aliento agitado, por un momento recordé la foto del niño
que había visto antes. Era un niño bonito, quería preguntar si tenía alguna intención de
ser actor en un futuro.

¿Qué había de bueno de tener y criar a un niño?

De repente me sentí desolado. Un rincón de mi corazón afligió. Repentinamente, me


acordé de las palabras de mi madre. Podía conocer a alguien, casarme y tener un bebé,
pero... ¿Con quién?

Me pregunté mientras estaba sentado, observando la constante oscuridad.


Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 4
“Ouch”

Había estado tomado inhibidores como un hábito por las mañanas, de repente sentí un
dolor en el estómago. Inconscientemente fruncí el ceño y presioné mi abdomen, pero el
dolor agudo duró por unos segundos más.

¿Qué era esto...?

Estaba desconcertado por el dolor que acababa de sentir. Tal vez había estado tomado
demasiados inhibidores. Mientras estaba en una relación con Keith, dejé de tomar
medicamentos, pero desde que comencé a ingerirlos de nuevo, he estado tomando el
máximo permitido todos los días, como solía hacerlo.

Nunca más volvería a caer en las feromonas de nadie.

No habría un efecto secundario, ¿o sí?

Me consolé a mí mismo pensando que estaría bien, pero, por otro lado, tenía miedo.
Era posible que no pudiera tener hijos, pensé vagamente. Antes, tenía más miedo de
estar loco, pero, extrañamente, cuando pensaba en que podría ser estéril, mi mente
colapsaba.

¿Qué era más doloroso?

Pensé y respiré hondo. El dolor disminuyó, pero fue solo después de un tiempo que mi
cuerpo se movió.

✤✤✤✤✤✤

—Buenos días Sr. Pittman.

Como de costumbre, Keith abrió la puerta y apareció. Paso por mi asiento sin mirarme
mientras se dirigía a su oficina. Deliberadamente me tomé el tiempo necesario para
tocar la puerta y pasar. Keith estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia afuera
mientras encendía un cigarrillo. Se dio la vuelta y aspiro lentamente una bocanada. La
punta del cigarrillo se tornó roja y de pronto se volvió gris. Por un momento, nuestros
ojos se encontraron mientras exhalaba el humo, evité su mirada y me dirigí al
escritorio.

—Es el horario de hoy. Consulte el memorando adjunto. El Sr. Brightman, que se


suponía que se reuniría a la hora del almuerzo, cambió rápidamente su cita. No cancelé
la reserva en el restaurante, así que me gustaría que le echara un vistazo a la propuesta
mientras almuerza.

Dejé los documentos y enderecé la espalda.

Hasta entonces, Keith no había dicho una palabra. No pensé mucho, porque había sido
así hasta ahora. Traté de salir después de contar internamente hasta diez, como de
costumbre.

—...Tú.

De repente, Keith abrió la boca.

Fue un comentario breve, pero dudó, no dijo más. El silencio reino de nuevo. Keith
aspiró el humo y exhaló lentamente. Continuaba mirándome en silencio. Tampoco dije
nada mientras esperaba a que él hablara, pero al final no pude soportarlo y hablé
primero:

—¿Sr. Pittman?

De repente Keith parpadeo ante la furtiva pregunta. Tardíamente note que estaba
distraído. No podía creer que estuviera pensando en otra cosa después de llamar a
alguien. Estaba internamente molesto, pero fingí no saber y dije:

—¿Puedo salir si no tiene nada que decir? —pregunté cortésmente, pero soné
sarcástico.

Efectivamente, Keith frunció el ceño. Pero, aun así, no hablo. En lugar de preguntarle
qué demonios estaba haciendo con alguien esperando de pie, intente salir. Entonces
Keith ordenó:
—La mujer, cámbiala.

Noté el significado de inmediato. Había sido menos de una semana y ya estaba


cambiando de compañera. Solo la había llamado dos veces al hotel. De todas formas,
solo habían sido 6 días, pero si hubiera sido buena no me estaría pidiendo que la
terminara. Llegué a una conclusión razonable. Parecía dormir con todas las mujeres de
América. No tenía nada que ver conmigo. Pensé internamente, ¿no podía no acostarte
con nadie?

—De acuerdo.

Me despedí brevemente y me di la vuelta.

Esta vez ni siquiera se despidió. Los hombres deberían ser más considerados. Pensé
mientras cerraba la puerta.

¿...Eh?

Tardíamente me di cuenta de que algo andaba mal. Oh, por un momento me preocupe.
Solté un grito ante la sorpresa. No olía a feromonas. El aroma dulce y fragante siempre
era el mismo, pero dentro de la oficina solo quedaba un leve rastro. El cuerpo de Keith
no olía a nada.

¿Había sido eliminado deliberadamente?

No había más respuesta que esa. Pero aún no era convincente.

¿Por qué?

No podía encontrar la respuesta a eso.

✤✤✤✤✤✤

—Oh, solo me conoció por una semana, pero ¿ya…?


En respuesta a la reacción de la mujer, que era una mezcla de arrepentimiento y
conmoción, hablé en un tono profesional, como de costumbre.

—Son seis días. Hemos preparado un regalo como agradecimiento por sus esfuerzos.

Los regalos se habían simplificado en los últimos años debido a la corta duración.

Cuando abrí la caja y mostré el conjunto de joyas dentro, lo admiró, pero pronto
pareció triste.

—Me pondré en contacto con usted la próxima vez que haya una buena oportunidad.

—Sí, por favor hazlo. Quería saber un poco más de Pittman.

Era solo una simple frase que siempre decían, pero cada vez que escuchaba estas
palabras, mi corazón se aceleraba.

✤✤✤✤✤✤

“Whoo”

Después de sentarme en el asiento del conductor y cerrar la puerta del auto, cerré los
ojos y suspiré. A veces, aún recordaba el día en que me subí al auto y mi cuerpo se
endureció. Una sensación terrible de miedo me invadió, mi tez se volvió pálida y se me
dificulto respirar. El miedo que sentí en este momento fue tan aterrador que me tembló
todo el cuerpo de solo pensar en tener otro ataque. Me apresuré a buscar para tomar la
medicina. Había tomado demasiados medicamentos recientemente, pero no podía
evitarlo.

Comenzaríamos reduciendo la dosis mañana.

Cerré los ojos, prometiéndome a mí mismo.

Podía descansar unos diez minutos. El trabajo había terminado antes de lo que
pensaba, así que todavía tenía algo de tiempo libre. La hora del almuerzo sería pronto,
así que podía tomarme una hora extra... Cerré los ojos y respiré hondo por un rato.
Poco a poco, encontré tranquilidad y me relajé. Antes de darme cuenta, me quedé
dormido, así que no estaba preparado para nada cuando se produjo un accidente.

“¡Bang!”

Se sacudió todo mi cuerpo con un sonido tremendo.

—¡Argh!

Me tomó algún tiempo darme cuenta cuál era la situación después de gritar. Cuando vi
el espejo retrovisor tardíamente, observé un auto que desapareció a toda velocidad.
Solo entonces me di cuenta de que alguien había goleado mi auto y escapó. Debí mirar
la situación del accidente, pero no tenía valor para salir. De todas formas, no había
rastro del automóvil en las calles. Más tarde miraría la caja negra, pero ahora debería
llamar a la compañía de seguros y...

“Hoo-hoo”

Fue solo después de varias respiraciones profundas que salí del auto.

La parte trasera del automóvil estaba abollada, pero no hasta el punto de no poder
conducir. Mire hacia atrás en la dirección en que la que había desaparecido el
automóvil, pero no tenía sentido. Tenía que ir a trabajar primero. Mirando la hora,
estaba lo suficientemente cerca como para llegar al final de la hora del almuerzo. Fue
realmente una suerte que fuera en la parte trasera.

“... Ouch”

Un lado de mi frente palpito después de sentarme delante del timón de nuevo. Revisé
mi rostro en el espejo retrovisor y observé el área por donde fluía la sangre.

—Ah.

Saqué mi pañuelo pensando y presioné la herida.


Cuando descubrí que estaba herido, el dolor y los mareos llegaron al mismo tiempo.
Estaba seguro de que podía superar mi fobia con mi fuerza mental. Tenía el tiempo
libre para pensar en eso, pero no había tiempo para pasar por el hospital. Si presionaba
bruscamente la herida, la sangre se detendría. Debía lavarme la cara más tarde.

Ahora que lo pensaba... ¿Keith se habrá retirado los puntos del brazo...? Cuando salí
del auto, de repente lo recordé. Charles había dicho que se encargaría de eso, pero
pensé que debería comprobarlo. Es mi trabajo.

✤✤✤✤✤✤

Hice una parada en el baño antes de volver a la oficina. La sangre se detuvo en el


camino. Me lavé la cara e intenté cubrir la herida con mi cabello. Afortunadamente no
parecía ser tan grande como para necesitar puntos. Después de ocultarla
moderadamente, me di cuenta de que no solo terminó la hora del almuerzo, sino que ya
habían pasado 20 minutos adicionales.

¿Cuál había sido hoy la cita para el almuerzo de Keith?

Pensé mientras me dirigía a la oficina, en ese momento recordé que la cancelé.

—Ah.

Un profundo suspiro salió de pronto.

Esperaba a que Keith volviera tarde, pero eso era algo que no iba suceder. Me tomé un
poco de tiempo antes de tocar la puerta de la oficina. Cuando abrí, él estaba sentado en
su escritorio fumando. Cerré la puerta y rápidamente avancé hacia él, que me miró
mientras me detenía a unos pasos de distancia.

—Terminé la relación con su compañera. ¿Buscamos a la siguiente persona?

De repente se me ocurrió algo.

—...Si me dice su gusto, buscaré en el lado masculino.


La frente de Keith se distorsionó. Acomodé mi cabello rápidamente.

—Si no lo piensa, procederé a buscar a una mujer como suelo hacerlo.

Keith no dijo nada. Solo entonces me di cuenta, tardíamente de que su mirada estaba
fija en un lugar en específico. De repente se movió.

—¿...?

Keith me agarró el brazo y tiró, atrayendo mi cuerpo hacia él, mis ojos se abrieron por
la sorpresa. Instintivamente evité caer en sus brazos, levanté la cabeza e
inmediatamente me encontré con sus ojos. Antes de que pudiera decir algo, él abrió la
boca:

—¿Qué es...? Esto es...

Lo que Keith señalo fue el cuello de mi camisa. Parecía estar perplejo.

—¿Es sangre? ¿Qué pasó?

Me di cuenta tarde. No había notado la mancha en la camisa así que no tuve más
remedio que confesar.

—Ah, tuve un accidente... Está bien, no me duele mucho.

—¿Qué accidente?

La voz de Keith se volvió aguda.

No había ninguna razón para dar más detalles y tampoco tenía ganas, pero sabía que no
me dejará ir sin responder. Dije con un pequeño suspiro de por medio:

—Estaba sentado en el auto y lo golpearon por detrás... como solo estaba sentado no me
puse el cinturón de seguridad y me golpeé en una esquina. No estoy gravemente herido.
Estoy un poco...
Estaba hablando cuando de repente Keith sostuvo mi rostro y lo observo por todos
lados mientras parpadeaba asombrado, finalmente levanto mi cabello y encontró la
herida que había intentado esconder. Inmediatamente su tez se tornó pálida. Estaba
avergonzado e intente nuevamente cubrirme con mi cabello. Fue entonces cuando sus
feromonas comenzaron a salir.

Estaba enfadado.

—¿Quién fue? —dijo, rechinando los dientes.

—¿Quién fue?

Estaba asombrado por su reacción. ¿Por qué estaba enojado? Era yo el que había
resultado herido.

No entendía la ira de Keith, pero lo más importante, eran las feromonas. El olor se
duplicó, las feromonas que estaban siendo suprimidas fluyeron. Sin un momento para
prepararme, el dulce aroma se impregno profundamente en mi respiración. El miedo
aumentó con la excitación sexual. Cuando recordé la cara del hombre que vertió sus
feromonas sobre mí y me forzó a tener sexo, mi corazón se enfrió rápidamente. Traté de
reprimir mi miedo instintivo y tragué saliva.

Estaba bien. Me susurré a mí mismo otra vez. Estaba bien, estaba realmente bien.
Estaba mejor. Luego me despertó la fría realidad. Ahora Keith ya no podía ayudarme,
porque este hombre no era diferente a otros Alfas.

—¡Déjame ir, déjame ir!

Me las arreglé para que las palabras salieran. Lo fulminé con la mirada sin ocultar mi
disgusto y miedo.

—Feromonas... es doloroso. Deshazte de ellas o déjame ir.

El sonido de mi voz aumentó gradualmente, y por fin dejé escapar un nuevo grito.
Keith vaciló mientras jadeaba y apretaba los dientes. El olor disminuyo en un instante.
Fue mucho más fácil respirar, pero eso no significaba que me dejará ir.

—¿Este es el único lugar donde estás herido?

Me preguntó con voz apagada.

Parecía estar suprimiendo sus sentimientos, no lo entendía. Respiré con un suspiro.

—Sí.

Keith miró una y otra vez mi herida, y de repente recordé algo que había olvidado.

—¿Te has quitado los hilos de la herida de tu brazo? Ya pasó tu fecha para ir al hospital.

—¿Por qué diablos estás hablando de eso?

La voz de Keith, que se volvió aguda, se detuvo de nuevo.

—Lo siento. Pensé que era mi trabajo.

—Maldición.

Maldijo en voz baja.

Su semblante, que había estado mirando mi herida por un tiempo, estaba extrañamente
distorsionado. Yo había sido el que resultó herido, pero ¿por qué parecía que este
hombre era el herido? No podía entenderlo.

—Entonces...

—Ve al hospital.

—¿Qué?

Le pregunté sin darme cuenta.


Keith todavía sostenía mi brazo cuando ordenó:

—Ve al hospital con Whitaker ahora mismo. Necesitas ver a un médico... ¿Cómo está el
auto?

Dije la verdad:

—La parte trasera está un poco rota, así que... Puedo conducir sin dificultad...

Mientras hablaba, Keith levantó el teléfono con la mano izquierda. Tan pronto como
presionó la marcación rápida, salió la voz de Whitaker.

—Lleva a Yeonwoo al hospital... —Keith volvió a posar sus ojos sobre mí y preguntó—:
¿Qué pasa con la caja negra?

Yo respondí torpemente:

—Todavía no la he verificado.

—Echa un vistazo a la caja negra en el auto de Yeonwoo y encuentra al conductor que


huyó y cuando termine el tratamiento, llévalo a casa.

En esos momentos colgó para después decir algo inesperado:

—Deja el auto y compra uno nuevo.

—Todavía tengo cuotas que...

—Cómpralo —dijo entre dientes—. Deja de decir tonterías y ve a comprar un auto con
Whitaker. Cárgalo a mi cuenta.

Fue generoso como siempre, pero me negué.

—No.

—¿Cómo?
Keith parecía tan feroz como si fuera a golpearme.

Sin embargo, fue sorprendente que logra controlar sus feromonas mientras me hablaba
con una voz fría.

—Ya ni siquiera tengo sexo con el Sr. Pittman, así que… ¿Por qué debería darme un
regalo?

—Eso es...

Keith tartamudeó por primera vez hoy.

Lo miré extrañamente mientras se endurecía por un momento, como si estuviera


avergonzado. Después de unos segundos en silencio dijo:

—Porque eres mi secretario. —Luego agregó de inmediato—: No puedo permitir que


llegues tarde al trabajo. Cállate y tómalo.

Quería decirle que podía tomar un taxi, pero lo dejé pasar. De hecho, todavía no tenía la
confianza de tomar uno. Aun así, la razón de bondad de este hombre era extraña, no
quería aceptarla, pero Keith dijo dudando:

—Beneficio.

—...

—Esto es solo un beneficio para el empleado, para suavizar las cosas.

Fue un impulso, pero me sentí conmovido. Aunque había muchas formas de pensar en
sus acciones. Finalmente, suspiré y asentí.

—...Entonces, solo hasta que el auto esté arreglado.

Mi corazón todavía estaba pesado, pero le di las gracias.

—Gracias por su consideración.


Fue un saludo tan superficial, sin una pizca de sinceridad para mis oídos, pero Keith no
dijo nada.

—Ve al hospital.

Me ordenó otra vez.

Respondí brevemente que “sí” y luego salí de la oficina.

“Tak”

Cerré la puerta a mis espaldas y me incliné un rato.

¿Por qué era tan dulce conmigo ahora?

Desearía que me ignorara. Nunca volvería a tener esa ilusión de nuevo. Respiré
profundamente temblando y mordí mis labios suavemente. Nunca olvidaría lo que me
hizo.

✤✤✤✤✤✤

—Oye, Yeonwoo. El auto estaba muy dañado. ¿Cómo condujiste todo el camino?

Solo entonces sonreí amargamente delante de Whitaker.

—Fue difícil conducir porque la parte trasera estaba rota.

—Eres un hombre muy arriesgado. La caja negra la revisaré después. ¿Podemos ir al


hospital y luego buscamos el auto?

Whitaker me abrió la puerta del asiento del pasajero. Me senté y le agradecí.

—Que oportuno porque necesito conseguir un nuevo auto para el Sr. Pittman, así podré
pagarlos ambos a la vez.

—¿El auto del Sr. Pittman?


Le pregunté de nuevo. Whittaker miró al frente y respondió:

—Sí, señor —dijo—. En estos días, el auto se descompuso muchas veces. Así que me
pidió que comprara dos nuevos.

—¿Qué quieres decir con que está descompuesto? ¿Podría...?

Entonces recordé el último ataque que sufrió Keith y mi cuerpo se tensó.

Whitaker hablo:

—No, no es así. Es solo que las feromonas causan una anormalidad. Es extraño, el Sr.
Pittman nunca ha acumulado feromonas. Tiene citas como antes, pero no sé por qué
tienes tantas feromonas. Me alegro de que no nos viéramos afectados...

Whittaker, sacudió la cabeza como si no tuviera nada más que decir, y pronto cambió la
expresión de su rostro por una seria.

—Eso no significa que no nos podamos ver afectados. Es un gran problema si mutas,
por lo que todos son cuidadosos. Otros dicen que después de la pubertad, estamos casi
seguros, pero existe esa posibilidad toda nuestra vida.

Los Gamma tienen sus propias dificultades como Gammas. Como están expuestos a
sufrir cambios inesperados, pocas personas pueden entenderlos tanto como yo.
Además, la mutación en los Gammas es potencialmente mortal. La transición de Beta a
Omega puede ser algo insignificante en comparación.

Dije de forma sincera:

—Debes estar preocupado de muchas maneras. ¿El Sr. Pittman está reteniendo muchas
feromonas? Apenas lo sentí en la oficina...

—¿En serio? Entonces debes abstenerte Yeonwoo, porque eres un Omega.


Casi me eché a reír sin darme cuenta. Dios, ¿Qué tontería era esta? Whittaker continuó
hablando conmigo, pero no pude decir nada porque apreté los labios con fuerza para
contener la risa.

—No lo sabía porque no podía olerlo, pero el auto se detenía con frecuencia. Resulta
que las feromonas del Sr. Pittman se han acumulado y si no las expulsa con regularidad
saldrán en una gran cantidad. Charles está preocupado de que su RUT llegue en
cualquier momento.

—Tiene una compañera constante...

Señalé en un tono muy desconfiado.

Whitaker también asintió.

—Cierto... Bueno, aunque últimamente está durando menos que antes.

Mientras estaba perplejo, Whitaker añadió descuidadamente:

—Solía tardar unas dos o tres horas, pero en estos días son 30 minutos como máximo.
Algunas dicen que en realidad no lo hicieron, y no estoy seguro. —Whittaker suspiró
brevemente—. También me preocupa, porque puede dañar su cerebro.

Fue difícil encontrar un grupo de Alfas dominantes tan educados. Por el contrario,
Keith es un empleador "muy bueno" en comparación a otros Alfas dominantes, que a
menudo suelen atacar y maldecir, y hubo muchas situaciones en las que no les dicen
nada ni tampoco a qué atenerse. Pero él, es muy generoso, gasta mucho dinero en
bonos y subsidios, así como en salarios anuales. La mayoría de los Alfas dominantes
son extremadamente ricos, pero muchos de ellos tratan de reducir costos. Por lo tanto,
protegerlos no garantiza necesariamente un alto ingreso. En muchos de estos aspectos,
proteger a Keith Pittman es muy beneficioso. Sin embargo, era la primera vez que
Whitaker decía algo tan preocupante de esta manera.

—El olor de las feromonas es tan fuerte que incluso nosotros lo hemos percibido. Pensé
que sería peligroso, así que le di unas vacaciones rápidas a unos cuantos
guardaespaldas. Por el momento, nos turnaremos.
No respondí ante las palabras de Whittaker, él solo atinó a soltar un suspiro.

✤✤✤✤✤✤

En el hospital simplemente desinfectaron la herida. Estaba avergonzado porque la


herida era tan insignificante como para venir acompañado.

—Entonces te dije que no era necesario venir.

—A veces es mejor asegurarse. Muchas personas mueren por heridas leves. Un chico
que conocía antes...

Whittaker comenzó a hablar como si lo hubiera esperado.

Hasta ahora, no era muy diferente de lo que se esperaba. El problema fue nuestro
próximo destino. Me sorprendió saber que Keith había llamado a la tienda donde solía
comprarle sus autos. El gerente, quien reconoció mi rostro tan pronto como entramos,
me dio la bienvenida y me dijo:

—Recibí una llamada del Sr. Pittman de antemano. Pero llevará algún tiempo enviar el
auto. En cambio, te preparé un auto temporal. Por supuesto, es del mismo tipo que el
auto que ordenó. Si lo usa hasta que se lance oficialmente, se acostumbrara a la
operatividad.

El auto que me mostró era del mismo tipo que el de Keith.

—Tiene las mismas opciones.

Me quedé sin palabras. Girando la cabeza hacia el elegante sedán nuevamente, el


gerente me dijo:

—Puedes pedir el color que quieras. ¿Te gustaría probarlo? Avíseme si deseas agregar o
realizar más cambios. Comenzaremos la producción de inmediato, pero no podemos
cambiarla para un día o dos. Sabes mi número, así que puedes contactarme por
separado.
Me dijo sin interrupción.

Pero yo era el único que se quedaba sin palabras. Whittaker hizo una solicitud a otro
gerente como si fuera natural, y eligió un color que le gusta.

—El Sr. Pittman no me dio ninguna instrucción en especial, así que la elegiré a mi
gusto. Me hace sentir como si fuera mi auto.

En esos instantes el gerente soltó una gran carcajada y yo no pude evitar reír.

✤✤✤✤✤✤

El cielo había estado nublado desde la mañana. Era poco probable que lloviera, no me
preocupé mucho porque solía haber nubes oscuras. El problema fue más bien un
incendio forestal. Mientras conducía el automóvil, vi demasiado humo negro
elevándose. Hoy había venido a trabajar escuchando los informes sobre los incendios
forestales, y en un auto de lujo desconocido, el cuál intenté estacionar varias veces con
cuidado.

—Buenos días, Yeonwoo —dijo Emma, con quien me encontré en el ascensor. Ella me
saludo con una sonrisa.

—¿Has llegado recién a trabajar? Vi otro incendio forestal en el camino hacia aquí.

—Lo sé, es un gran problema porque hay muchos últimamente. Por supuesto, ya es
hora de que llueva.

Estamos teniendo una conversación informal, empezando con la historia de que no


había llovido en mucho tiempo, cuando sentí un aroma ligeramente familiar con un
aire extraño, volteé la cabeza y vi a Keith caminando hacia nosotros. Era raro verlo
frente a un elevador camino al trabajo.

Dejando atrás a la sorprendida Emma, di un formal saludo matutino:

—Buenos días, Sr. Pittman.


Él no respondió. Curiosamente, sus ojos estaban puestos en Emma. Whittaker y otros
guardaespaldas alineados detrás de él también dejaron de caminar, sin embargo, Keith
se quedó de pie en el amplio salón y solo miró a Emma.

—Emma, ¿subirás al elevador? Yo voy a ir con el Sr. Pittman, luego bajaré a la oficina.

—Sí, está bien. Entonces Sr. Pittman, Sr. Whitaker —dijo Emma, quién se despidió
alternativamente para dirigirse con prisa hacia el otro ascensor.

Miré a mi alrededor y a Keith después de tomar un respiro profundo.

—Llegó temprano. ¿Vio el artículo sobre el incendio forestal hoy?

Los ojos de Keith, que seguían la espalda de Emma, se volvieron hacia mí cuando
deliberadamente mencioné temas innecesarios, y llamé su atención. Podía ver que
estaba muy disgustado a pesar de que su expresión no era muy diferente a la habitual.
No sabía la causa. Keith paso por mi lado sin decir nada y se dirigió al ascensor
privado. Whittaker presionó el botón primero, y pronto se abrió la puerta. Dude un
momento. Odiaba el hecho de que los dos estuviéramos solos en el ascensor, pero
tampoco me gustaba que pareciera que me estaba escapando con otra excusa. Todos me
estaban mirando, en unos pocos segundos me metí al ascensor. Whitaker y otros
guardaespaldas permanecieron en el vestíbulo.

Cuando la puerta se cerró, me quede a solas con Keith.

El amplio ascensor se sentía ridículamente estrecho. Intenté dejar de respirar


deliberadamente, y me di cuenta de que el aroma de las feromonas se había ido. Keith
elimino conscientemente el olor. Casi lo miré sin darme cuenta, quería preguntarle si
era intencional.

¿Por qué preguntaría eso? Definitivamente era solo un capricho.

El ascensor de alta velocidad subió a la planta superior en un instante sin emitir sonido.
Yo solo observé los números cambiar rápidamente. Keith, de pie frente a mí, se reflejó
en la puerta del ascensor y entro en mi campo de visión. En un momento dado,
nuestros ojos se encontraron. Hice una pausa reflexiva, pero no podía evitar su mirada.
Keith tampoco se molestó en mirar hacia otro lado. El ascensor subió rápidamente,
pero el aire en el interior parecía detenerse. El silencio incómodo era desalentador. Me
las arreglé para encontrar unas palabras para intentar aligerar el ambiente.

—Bueno, gracias por el auto... Lo devolveré tan pronto como termine la reparación.

Apenas terminé de hablar. Quería bajarme rápido. Keith me miró y respondió con
indiferencia:

—Sigue manejándolo.

Cuando Keith le daba un regalo a alguien, el propósito siempre era el mismo. Así que
esta vez era desagradable para mí, incluso si no era por esa razón. No quería nada de él.
Iba a devolverlo, aunque Keith no quisiera. Cuando pensé en eso y miré casualmente
hacia adelante, encontré el reflejo de mi rostro con el ceño fruncido.

Keith de repente abrió la boca:

—Viniste con ella, ¿verdad?

Me llevó un momento descubrir su significado. Pronto me di cuenta de que estaba


hablando de Emma. Respondí con una voz clara. Afortunadamente, mi voz salió
suavemente, como de costumbre:

—No, la encontré frente al elevador —dije. Y de repente pensé en otra cosa.

¿Su pregunta era si Emma estaba en el auto conmigo?

Keith volteo la cabeza y me miró directamente. No tenía más remedio que levantar la
cabeza y mirarlo. Su actitud de espera me hizo dudar y abrí la boca:

—Si quiere decir si vine a trabajar con Emma, la respuesta es no —agregué sin ninguna
razón—: Ella vive en una dirección opuesta a la mía, maneja 30 minutos adicionales en
coche...
Efectivamente, Keith arrugo la frente. Espere ansioso por saber que más diría. Por un
momento nos quedamos mirando. Parecía tener algo que decir, pero no importaba
cuánto tiempo esperara, Keith no dijo nada, solo atinó a mirarme. Me puse más y más
nervioso.

—Yo...

Cuando no pude soportar más, la campana del ascensor sonó. Perdí la oportunidad de
hablar, pero por un lado me alegré. Después de un suspiro de alivio, la puerta se abrió;
luego Keith salió al pasillo. Me apresuré en seguirlo.

En el largo pasillo solo mis pasos, mezclados con los suyos, resonaron en el silencio. A
veces pensaba que sería bueno tener música en el pasillo de la compañía. Ahora era el
momento exacto, y aunque era un silencio natural, se sentía pesado. Keith lucía
extraño.

—¿...?

De repente dejo de caminar y no se movió por un tiempo. Me detuve detrás de él.


Espere por si tenía algo que decir u otra razón, pero él seguía sin moverse, ni decir
nada.

Finalmente, me cansé de esperar, así que hablé primero:

—Sr. Pittman que...

Inesperadamente, me observó con una mirada en blanco, distante. Parecía que algo le
ocurría, era como si sus sentidos no reaccionaran. Empecé a ponerme nervioso.

—Sr. Pittman, ¿qué está pasando? ¡Sr. Pittman!

Lo llamé de nuevo, pero no hubo respuesta. Me puse ansioso.

—¡Keith!
De pronto parpadeo. Inesperadamente, regresó en sí mientras miraba desconcertado a
su alrededor. Sin embargo, lo que dijo fue aún más sorprendente, murmuró cosas sin
sentido, como si no supiera hablar en inglés.

—... ¿Por qué estoy aquí?

Me quedé perplejo ante su pregunta. Fueron solo unos minutos, pero no lo recordaba.
Por un momento no pude decidir cómo aceptar la situación que estaba pasando justo
frente a mí, pero no tenía que hacer ninguna elección, porque Keith inmediatamente
recuperó el sentido. Me miró con una cara pálida.

Fui cuidadoso cuando le pregunté:

—Sr. Pittman, ¿está despierto?

Keith no dijo nada, pero podía ver que estaba completamente consciente. Se quitó el
cabello que ni siquiera le caía en la cara. Podía ver sus dedos largos y delicados
temblando débilmente.

—Dile a Whittaker...

Luego repitió en voz baja como siempre:

—Dile que voy a ir a la fiesta hoy.

NT1: Los Gamma son un género superior a Omegas, Betas e incluso Alfas ordinarios.
Usualmente son los guardaespaldas de los Alfas dominantes por su tolerancia a las
feromonas.

NT2: La historia se desarrolla en los Estados Unidos, por lo que los personajes hablan
inglés.
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 5
— Mi Alfa —

Estaba vertiendo café en una taza cuando escuché el rugido de un trueno afuera. Me
asuste y deje de moverme. Es muy raro que llueva. Inconscientemente mire por la
ventana oscura. Todo lo que podía ver en ella era el reflejo de mi cara pálida. La débil
lluvia parecía mostrarse, pero no estaba clara.

Me lleve el café caliente a la boca y luego le sople. Cuando llegué a casa del trabajo, me
di cuenta de que me estaba tomando un descanso. Después de salir de la mansión de
Keith, todos los días eran como una guerra, mis nervios estaban de puntas desde el
momento en que salía de mi casa hasta que entraba. Sin embargo, afortunadamente no
se habían producido ataques, también era porque estaba tomando el medicamento que
me había dado Stewart, aunque me sentía mucho más estable que antes.

Fue irónico encontrar estabilidad después de abandonar mis sentimientos por Keith.
Parece que las personas solo aprendemos la lección después de experimentar una
decepción. Me reí amargamente. Si este era el caso, pronto podría cortar
completamente el medicamento. Tomé la taza y caminé. En la mesa encontré mi
teléfono celular, así que verifico cuando será mi próxima cita.

Mañana debería dejar de llover.

Recordando un incendio forestal durante el día, vacío la mitad de mi café, lavo la taza y
la volteo. Quizás debido a la lluvia el aire se siente frío. Es difícil sacar una manta
gruesa.

✤✤✤✤✤✤

De repente me desperté debido a los violentos golpes que provenían de la puerta.


Estaba tan sorprendido que casi me caí de la cama.

¿Quién es? Entré en pánico.

Cuando miré mi reloj ya era pasada la medianoche.


¿Quién demonios venía a esta hora?

El ruido violento continuo. Estaba nervioso y salí apresuradamente de la habitación.

Al mismo tiempo que la idea de ser una molestia para quienes me rodean surge,
también lo hace el miedo. No había nadie aquí para protegerme si entraba una
persona no identificada. Era la primera vez que lamentaba no haber comprado un
arma. Por otro lado, hay un pensamiento racional de que cualquiera que llamará tan
fuerte a la puerta no era un criminal. Sin embargo, contrariamente a la razón, las
emociones aún despiertan mi ominosa imaginación.

—Quién, ¿quién...? —pregunté con voz temblorosa y revisé cuidadosamente el exterior


a través de la mirilla.

En el momento en el que vi el rostro familiar de la persona allí parada, tragué mi


aliento por la sorpresa.

—¿Keith? —exclamo sin darme cuenta.

Él se detuvo por un momento, pero luego volvió llamar a la puerta. Volví a mis sentidos
tarde y apresuradamente solté la cerradura de la entrada. Mientras desbloqueo los tres
cerrojos y grilletes, él llama frenéticamente a la puerta.

Cuando finalmente la abrí casi me golpeó. Su mano, intentando de golpear la puerta,


vaciló en el aire. Keith quien me miró, está empapado.

¿Por qué?

Tardíamente me di cuenta de que continuaba lloviendo afuera. Pero eso era todo lo que
pensaba. Me observó aturdido. Sus labios temblaban débilmente, parecía tener frío. Me
apresuré a dejarlo entrar a la casa sin pensarlo un momento. Afortunadamente, no
había nadie en el pasillo. Keith entró y cerré la puerta con prisa.

¿Por qué había venido aquí en este momento? Esto era tan repentino.

—Sr. Pittman...
Me di la vuelta gritando su nombre.

No puse cerrojo a la puerta por si Whittaker lo seguía.

Keith volverá pronto, así que todo estará bien. Estaba pensando eso cuando de repente
Keith me miró y respiró hondo.

Por un momento, su pálido rostro reveló una profunda oscuridad a la luz de un rayo.

—¿...?

De repente Keith agarró mi brazo y tiró de mí. Sin un momento de sobra, me empujo
directamente contra la pared. Al mismo tiempo, la fuerte tormenta eléctrica seguida de
luces brillantes vibro en todas partes. El cuerpo empapado de Keith se pegó al mío. Me
sorprendí e intenté alejarlo.

Pero Keith se aferró a mí. Posteriormente trato de frotar sus labios contra los míos para
besarme, traté de evitarlo girando la cabeza, sus fríos labios empapados por la lluvia se
deslizaron por mis mejillas y bajaron hacia mi cuello.

—Keith, ¿qué...? ¡Detente! ¡Basta! —grité a toda prisa.

Pero no había nadie para ayudarme. Estaba atrapado entre la pared y Keith, así que
simplemente revoloteo sin ningún sentido.

—Por favor, ¿por qué estás haciendo esto? Te estoy diciendo que pares. Para...

Me lamento...

No puedo entender por qué este hombre vino tan de repente.

¿No hemos terminado? ¿Keith no entendió eso?

Me ordenaste que cambiará tu compañera tantas veces. ¿Por qué ahora?


Mis ojos se calientan. Como era de esperar, este hombre solo piensa en mí como una
pareja sexual.

De repente vienes a mí, quieres abrazarme y luego que tus deseos estén satisfechos me
abandonarás nuevamente. No te importa para nada mi bienestar.

Incluso ahora, está derramando feromonas en mi casa. Aunque le dije que no lo hiciera.

Lo supe desde que abrí la puerta principal. Estaba derramando intensas feromonas por
todo su cuerpo. Ya he perdido mi fuerza para resistir. Incluso la determinación de
matarlo se desvanece. Cada vez que los besos continúan y los labios se superponen, mi
mente gradualmente se queda en blanco.

Prometí que no volvería acostarme con este hombre.

Todavía me queda el último orgullo.Tengo que alejar a Keith. Me las arreglo para salir
de sus brazos y escapar a la habitación, pero soy atrapado a unos pocos pasos. Tropiezo
y ruedo por el suelo, él también cae sujetándome en sus brazos.

—¡Déjame ir, déjame ir!

Me revelo tan fuerte como puedo. Lo golpeo en el hombro y arañó su cara. Pero Keith,
despreocupado, toca mi cuerpo, frota sus labios contra los míos y derrama más
feromonas.

¿Por qué este aroma es tan dulce?

Mi mente se pone en blanco. Como lo experimenté antes, se cuál será el resultado.

Perderé. La derrota ya decidida me hace llorar.

¿Hay algún punto en revelarse?

Trato de golpear a Keith, pero no tengo fuerzas para hacerlo en absoluto, solo gruño
torpemente. Keith me besa y mezcla su lengua con la mía. Cada vez que la feromona
incrementa su intensidad y se vierte sobre mí, dificulta mi respiración.
Este hombre está loco.

Un destello atrae mi atención. Desde el momento en que llamó por primera vez a la
puerta, no, tal vez antes de eso, este hombre ya había perdido la razón. Las feromonas
desbordantes, los ojos dorados, dicen la verdad. Recuerdo tardíamente lo que dijo
Whitaker. Su RUT está aquí.

Al final, me rindo. Esta es la realidad. No puedo vencer a esta jodida feromona mientras
sea Omega. Desdichado, bajo las extremidades y lo dejo hacer lo que quiera.

Keith me quita el pijama y me acaricia el interior del muslo. Mis ojos se humedecen, un
sollozo se escapa y me doy cuenta de que estoy llorando. Siento un escalofrío repentino
en mis mejillas. Cuando lentamente abro los ojos, Keith me está mirando. Sus ojos
dorados brillan intensamente.

—Yeonwoo —susurra mi nombre.

Me siento sofocado. Continúa acariciando mi mejilla y dice:

—... ¿Por qué lloras?

No puedo soportar más las lágrimas. Jadeo mientras me tapo la boca con las manos.
Keith besa el dorso de mi mano y murmura:

—No llores.

Sollozo en voz alta.

¿Puedo amarte de nuevo? ¿Cómo puedo volver a enamorarme cuando estoy tan
angustiado?

—Uh, uh... Ah...

Lloro y abrazo su cuello. Keith entra en mí. La fuerte presión detiene mi respiración,
por primera vez en mucho tiempo abro la boca e inhalo ante la sensación. Keith se
mueve lentamente y me besa. Con cada beso susurra mi nombre.
—Yeonwoo.

Llama mi nombre una y otra vez.

Tan dulce, tan triste. ¿Habrá otro día en que mi nombre moleste tanto a mis oídos?

Me desespero chupando sus labios y enredando su lengua con la mía. Toda mi vida
estaré solo. No puedo amar a nadie más. Incluso si me caso y tengo hijos... ¿Se volverá a
llenar mi alma? Justo como el día en que creí que este hombre me amaba.

En este momento se despierta el odio mortal que siento hacia este hombre, puedo
sentir su carne en mi boca mientras un increíble y dulce olor a flores fluye de mi boca.
Él, que sigue entrando en mí, se endurece, pero no me detengo y muerdo su oreja
violentamente. Chupo con avidez el rebosante dulce sabor de sangre.

Suelto un gemido ante un dolor intenso.

—¡Ah...!

Me duele el estómago de repente. He tenido mucho sexo con Keith, pero nunca antes
había sentido este tipo de sensación. El pene de Keith se hincha y me llena. Cada vez
que entra y sale, grito de dolor. El fondo está a punto de rasgarse. Es la primera vez que
su pene me lastima tanto. Lo abrazo con todas mis fuerzas y mi interior se siente
extraño. Tiemblo de miedo y agonía, incapaz de respirar adecuadamente.

El dolor parece continuar sin cesar. Esto ya no es sexo, es solo un acto de conquistar y
saquear. Este hombre está tratando de poseer todo lo que tengo. Lo tomara todo y no
dejará ni el cascarón. No seré nada. Estoy asustado. Cuando me doy cuenta,
instintivamente Keith gime con intensidad, golpea con fuerza mis entrañas y eyacula.
La cantidad de fluido que entra es diferente a la de un usual RUT, pero el semen que
vierte es caliente como si quemara todo mi estómago, el cual aprieta su miembro
dificultando el movimiento, por tal motivo no lo puede retirar. Keith gime
constantemente mientras sigue llenándome.

Ni siquiera puedo moverme hasta que todo su semen es absorbido por mi interior.
Respirando con dificultad, me mira. Los ojos de Keith siguen siendo dorados, y las
feromonas fluyen sin cesar. Su pene se mantiene erecto en interior. Keith sigue
eyaculando una y otra vez sin salir de mí. Curiosamente, ni fluidos corporales ni semen
se desperdician. Él derrama todo en mí interior.

Cuando la llovizna para, Keith apenas se detiene. El sol sale tenuemente en la distancia.
Acaricio la cara de Keith a la luz del amanecer. Sus orejas rozaron la punta de mi dedo.
La marca se nota claramente en la oreja izquierda.

Susurro llorando.

—Mi Alfa.

Me inclino hacia Keith y superpongo mis labios sobre los suyos mientras cierro los ojos.
El beso es tan dulce. Repetidas veces mezclo mi lengua, chupo sus labios y los uno
nuevamente con los míos.

Me besó de todo corazón, con tanto amor, una y otra vez. Pero, yo sé, que este hombre
me abandonará de nuevo. Sin embargo, dejé una marca en él. Me da una satisfacción
maliciosa. En este momento, pienso que todo será mejor ahora.

Keith es mío hasta que muera.


Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 6
—Uh...

Lentamente abro los ojos y dejo salir un leve gemido. Logro levantar mis pesados
párpados, pero mi visión aún está borrosa. Me quedo acostado por un rato y reflexiono
sobre mis memorias.

¿Keith?

Termino de despabilarme con un susto, y junto a un grito caigo de nuevo en la cama.


Tengo un terrible dolor en el estómago. Me quedo sin aliento y espero a que el dolor
desaparezca. Después de tener sexo duro durante toda la noche, hubo ocasiones en las
que la parte inferior de mi cuerpo dolía y no podía juntar mis piernas, aunque es la
primera vez que duele como si el interior del estómago estuviera roto. Tardíamente,
recuerdo lo que Keith me hizo la noche anterior. Obviamente fue diferente del sexo que
habíamos tenido hasta ahora.

¿Qué está pasando?

Mientras desciendo lentamente de la cama y me siento en la orilla, trago mi aliento. Es


tan doloroso que es difícil respirar. Al mismo tiempo, siento que quiero morir, colocó
una mano temblorosa sobre mi estómago y la mantengo ahí por un largo tiempo.

Haa, haa.

Me las arreglo para moverme, y respiro con dificultad. La casa está vacía como era de
esperarse. No quedan rastros de él, así que podría creer que el día anterior fue un sueño
si no hubiera sido por el dolor en mi cuerpo.

Miro fijamente a la puerta principal, que ni siquiera está cerrada.

¿Cuál fue la prisa por irse?

Tarde en recordar lo que había hecho. Poco a poco, la sensación de realidad viene a mí.
Cuando me doy cuenta que le hice una marca, dejo de respirar. Mis manos tiemblan.
No lo puedo creer.
¿Qué hice para...?

Mis rodillas tiemblan y casi me desplome. Me duele el estómago otra vez porque me
estoy tambaleando, pero prefiero superarlo. Quiero olvidar completamente la realidad
con el dolor, pero es inútil. Las cosas ya han sucedido y no pueden deshacerse. Tengo
miedo incluso de atreverme a imaginar lo que sucederá en el futuro.

Solo hay un pensamiento en mi cabeza.

Tengo que huir.

Keith no me dejará en paz si encuentra la marca.

Tenía que esconderme en alguna parte, pero ¿a dónde?

No puedo pensar en nada. Trato de levantarme a toda prisa, aunque colapsó


nuevamente y grito. Me las arreglo para mover mi cuerpo y comenzar a empacar mis
cosas.

Pasaporte, pasaporte. ¿Dónde está?

Cuando las lágrimas se acumulan por el dolor y el miedo, suena el repentino ringtone
de mi teléfono móvil.

Hugh...

Giro la cabeza tragando saliva. El tono de llamada continúa. La voz de la cantante, que
generalmente es relajada, suena particularmente grotesca hoy. No puedo moverme, mi
cuerpo comienza a temblar. El ringtone se detiene después de sonar durante mucho
tiempo, pero no hay lugar para el alivio, la música vuelve a sonar. Finalmente, me
muevo titubeando, buscando el teléfono móvil. El tono de llamada se interrumpe un
par de veces más y luego continúa nuevamente antes de que pueda contestar.

—Hola.
Cuando logro abrir la boca con voz entrecortada, del otro lado me llega una voz de
alivio.

—¿Yeonwoo? ¿Qué pasó? Estaba preocupado por qué no cogías el teléfono.

—Charles.

Sé quién es, pero eso no significa que mi ansiedad disminuya. Respondo con cuidado:

—Me acosté tarde... Debo haberme quedado dormido. ¿Qué está pasando? ¿Qué hora es
en este momento...?

—Oh, está bien. Puedes llegar tarde al trabajo hoy.

Charles alivia mis preocupaciones, sin embargo, lo siguiente que dice es inesperado:

—De hecho, hubo un accidente anoche. Como Yeonwoo sabe, se suponía que el Sr.
Pittman debía ir a una fiesta, pero su auto se descompuso repentinamente en el
camino. Todos se bajaron para arreglarlo, y el Sr. Pittman decidió mudarse a otro
automóvil, pero la cantidad de personas ha disminuido recientemente... La seguridad
se vio comprometida. El Sr. Pittman desapareció de repente y todos lo estaban
buscando. Pero esta mañana lo encontré acostado hecho un desastre cerca de la
mansión, empapado por la lluvia de anoche. ¿Dónde y qué ha estado haciendo toda la
noche...?

Charles suspira, pero pienso en otra cosa mientras lo escucho.

¿Entonces Keith vino caminando a mi casa ayer? ¿E intentó regresar caminando a la


mansión?

Su comportamiento extraño el día anterior puede que tenga algo que ver con su
repentina visita y el sexo, así que pregunto cuidadosamente:

—¿Se desmayó?
—Sí —continúa Charles—. Primero lo traje y lo lavé, y ahora está durmiendo. No ha
podido sacar las feromonas recientemente, es probable que se acumularan y de repente
apareció su RUT... Aún no era momento para que le llegará... De todos modos, me temo
que estará inconsciente durante aproximadamente uno o dos días.

Sin querer contengo el aliento. Charles entiende mal mi respuesta silenciosa.

—Sé lo que Yeonwoo está pensando. También estoy preocupado por eso... Se despertó
dos veces y abrió los ojos, pero estaba completamente loco. No importa lo que digas, no
entiende y vuelve a dormir.

Charles hace una pausa. Inconscientemente me pongo nervioso por el extraño silencio.
Entonces vuelve a abrir la boca:

—Parece que tiene un trastorno de memoria.

—...

—Estoy seguro de que lo sabremos cuando se despierte por completo, pero no tiene
ningún recuerdo de las horas en que se perdió. El médico dijo que aún hay muy pocas
posibilidades de recordar después de que despierte.

Todavía no digo nada. Charles concluye:

—Estaba preocupado por su repentina desaparición, pero me alegra que haya vuelto sin
problemas. De todos modos, te llamo para comunicártelo.

—... Sí.

Me froto con fuerza la garganta y hago un sonido.

—Está bien, tendré cuidado.

Intercambio algunas palabras más y termino la llamada.

Whoo
Un profundo suspiro rompe el silencio. Me siento en un rincón tranquilo de la
habitación y parpadeo sin comprender.

¿No te acuerdas?

Mis dedos hormiguean con nerviosismo.

Si es así, no tengo que huir a toda prisa.

También es una posibilidad organizar los alrededores y observar la situación con calma.

“Es bueno que haya regresado sin problemas”.

Las palabras de Charles pasan por mi mente.

No importa, pienso con malicia. No han encontrado ninguna señal todavía. A nadie se
le ocurriría mirar cerca de sus oídos. Siento que me han dado un período de gracia
hasta que Keith despierte. Pero tengo que estar preparado para cualquier emergencia.
Cuando Charles descubra la situación estaré listo para ocultar mis huellas en cualquier
momento. Me tambaleo por la casa y hago un gemido. Tengo que resolverlo. Mientras
busco mi tableta, dejo de caminar varias veces y me siento.

Al final, no pude hacer nada ese día y me enfermé.

✤✤✤✤✤✤

He venido a trabajar a la hora habitual. Hago mi propio café molido y vierto agua.
Respiro hondo el aroma profundo mientras le doy un sorbo. Cuando miro el reloj en la
pared, el momento se acerca gradualmente. Keith aparecerá hoy a la misma hora de
siempre. Regreso a mi escritorio con la taza de café y me siento en mi silla.

Ugh

Me tiemblan las manos y terminó derramando un poco del café en el suelo.


Afortunadamente, la ropa no se ensucia. Limpio la mancha de la alfombra con un
pañuelo y me inclinó, de repente surge un escalofrío en mi cintura.
¡Pom!

Cuando la puerta se abre con un fuerte estruendo, casi grito por el asombro. Finjo ser lo
más indiferente posible y miro en la dirección del sonido. Quién abre la puerta es la
persona con la que tuve sexo ardiente hace solo dos días. Me levanto de mi asiento y me
inclino cortésmente, como siempre. A pesar de mi intento de actuar normal
descuidadamente trago en seco.

—Sr. Pittman. ¿Hay algún problema?

Incluso si no respondiera ya sé la respuesta. Siento como mi corazón late


frenéticamente e intento fingir calma y controlar mi expresión. Keith, que me mira,
tuerce la boca y se ríe brevemente.

—Ah... Por supuesto, hay un gran problema.

Sostiene una de sus orejas y la aprieta.

—Una perra me marcó.

Sin darme cuenta, casi me caigo gritando: Lo siento. Pero en la realidad solo suelto un
pequeño suspiro. Keith me dirige una mirada desagradable, como si no le gustara mi
reacción.

—¿Qué? ¿Eso es todo?

No pasa mucho tiempo antes de que comience a gritar. Es su reacción natural.

¿Quién se atrevió a dejar una marca en un hombre tan arrogante sin permiso? Tan
orgulloso.

—¿No recuerda quién le hizo la marca?

Keith, que golpea la pared con fuerza mientras intento hablar con voz tranquila, me
mira con una cara aterradora.
Bueno, si él supiera eso, no estaría aquí ahora. Tengo miedo, pero también siento un
poco de alivio.

Qué vergonzoso sería si este hombre supiera que fui yo.

De repente me las arreglo para contener mi risa nerviosa. La marca que dejé tan
claramente, permanece en su oído. Un rastro de posesión que nunca se perderá en la
vida. Eso nunca desaparecerá hasta que muera.

Además, Keith nunca tendrá hijos de nadie más que no sea yo. Ni siquiera podrá
percibir el aroma de otro Omega, excepto el mío.

Bajo la mirada para ocultar la maliciosa satisfacción.

¿Quién fue capaz de marcar tan audazmente el cuerpo de Keith Knight y desaparecer?

Él nunca lo sabrá.

Después de derramar un huracán de ira contra mí, Keith suspira y abre la boca:

—Llama a Whitaker.

Me sorprendí al escuchar el nombre del líder del equipo del guardaespaldas personal de
Keith.

—... ¿Está tratando de encontrarlo?

—No. —dice, luego agrega antes de que me sienta aliviado—. Lo voy a matar.

Su dulce sonrisa asesina, mientras barre su cabello hacia atrás me parece una sentencia
de muerte. Pero al mismo tiempo, nunca olvidaré la cruel alegría que surge en mi
interior.
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 7 | Parte 1
Woo-Wook

Las náuseas volvieron aparecer. Distorsiono mi cara y logro tragar el ácido gástrico que
vino a mi garganta. Hace casi un mes que no me siento bien. Ni siquiera puedo comer
bien porque mi estómago sigue volteándose. Me las arreglo para aguantar agua o
bebidas, pero a veces me da asco y termino vomitando.

—¿Qué puedo hacer, por qué tu cuerpo está enfermo? —preguntó Emma con ansiedad.

Solo atino a sonreír débilmente. Incluso hablar es difícil.

Quizás mi cuerpo fue dañado por la constante tensión de los últimos días. Cuando estoy
en el trabajo todo el día, no puedo evitar estar nervioso por cada movimiento de Keith.
Y, por supuesto, me agoto. Él ha estado buscando al criminal desde ese día, pero no
importa cuánto lo intente, no encuentra nada. La trayectoria que Keith tomó ese día
estaba en el limbo, y es aún más difícil encontrar rastros debido a la lluvia que cayó.

Todo lo que puedo decir es que hubo una serie de malas noticias sobre aquel día en que
la lluvia cayó; y porque su RUT llegó y perdió la memoria. Por supuesto que esto último
fue una bendición para mí. Keith ya no buscó compañeras después de que grabe la
marca. Le habían dicho que solo por tenerla sus feromonas podrían estar más estables.

Las personas solían decir cosas románticas sobre la marca como: "Ya no tienes que
deambular entre personas inespecíficas en busca de tu propio compañero". Creo que
es una mierda ahora, pero es cierto que las feromonas son estables de todos modos, y
Keith no parece acumular feromonas a pesar de que no ha tenido una relación sexual
con nadie durante más de un mes.

Whitaker se regocijaba diciendo que el auto ya no se descomponía y que ya no es


afectado por el aroma. Ahora yo soy el único que puede tomar la feromona de Keith.

No podrá seducir a nadie con esa jodida feromona. Todo él se convirtió


completamente en mío.
Fue bueno para todos que a Keith le quedará una marca a excepción de las partes
involucradas.

—¿Tiene sentido que aún no lo hayas encontrado?

Keith gritó enojado, como siempre.

Doy una respuesta definitiva.

—La lluvia borró todo rastro y Charles se llevó al Sr. Pittman que estaba inconsciente
ese día, lo lavó y descartó toda la ropa sucia y mojada.

Cuando Keith despertó de un sueño profundo, no quedaba rastro en su cuerpo. Lo cual


lo puso aún más enojado. Aparte del hecho de la marca, Keith parece más enojado que
nunca. El problema, en definitiva, soy yo que permanezco en silencio esperando a que
terminé con su rabieta, y de repente siento como mis ojos se oscurecen.

—... ¿Qué pasa?

Fue Keith quien lo notó por primera vez. En un momento, mi rodilla estaba casi
doblada y rápidamente me apoye sobre el escritorio, él levantó una mano para intentar
sostenerme.

—Está bien, no me toques.

Por un momento Keith hace una pausa. De pie a cierta distancia, me mira. Me paro
apoyándome en el escritorio y espero a que el mareo desaparezca.

Whoo-hoo

Apenas suspiro y Keith, que ha estado observando hasta entonces, abre la boca:

—¿Por qué no vas al hospital?

—Estoy bien solo es cansancio.


Después de rechazarlo, retomo el tema. Keith ya no dice nada, solo me mira. La mirada
es pesada, así que a propósito digo:

—Si no hay nada más que decir me retiro.

Entonces me doy la vuelta para retirarme. Él me detiene y dice:

—Detén el trabajo y vete a casa.

—¿Ah?

Dirijo mi mirada hacia él ante el comentario inesperado. Keith se frota el pelo irritado.

—Ve, ve a casa y descansa. Porque no quiero verte tropezar débilmente.

—Estoy bien...

—No estás bien. ¡Escúchame, maldita sea!

Keith golpea de repente el escritorio y escupe fuertes maldiciones. Abro los ojos con
asombro. Keith me fulmina con la mirada así que no tengo más remedio que responder
que sí. Me apresuro a salir de la oficina, es entonces que él escupe una advertencia a
mis espaldas.

—Me aseguraré de que estés fuera del trabajo en diez minutos. Prepárate, si te veo
entonces...

Miro hacia atrás con asombro, él no está sonriendo en absoluto por lo que no tengo más
remedio que asentir otra vez.

Deje la compañía tan pronto como me echaron, aunque aún es demasiado temprano.
Pienso en la posibilidad de caminar por el parque, pero no me siento bien y no quiero ir
allí. Me siento en el auto y pierdo el tiempo. De repente, me doy cuenta de que hoy es el
día que tengo que hablar con Steward. Hay una sala común en el hospital, así que
incluso si voy un poco temprano podría esperar ahí, incluso tiene un baño, por lo que es
un buen lugar para tomarse un descanso o beber una taza de café.
Arranqué el auto sin dudarlo.

✤✤✤✤✤✤

—Yeonwoo, bienvenido. Llegaste muy temprano.

Sonrió brevemente.

—Sí, terminé un poco temprano así que vine primero. No puedes acelerar la cita,
¿cierto?

Cuando se lo pregunto pone una cara de preocupación.

—Hay alguien más esperando en este momento. Será posible después de su consulta.
Creo que tomará unas dos horas. ¿Está bien?

Aun así, es más rápido que la reservación. Asiento con la cabeza.

—Mientras tanto, estaré esperando en el salón.

—Sí, entonces te acompaño.

La recepcionista se levanta rápidamente y me guía hacia la sala. Ya había venido varias


veces, no era necesario que me guiara, pero aun así acepte.

—Gracias.

Después de agradecer y entrar, un olor familiar llegó a mi nariz. Fue solo después de un
momento que me percaté de dónde venía aquel aroma. El hombre que ocupaba el salón
miró hacia atrás mientras ponía una bolsita de té en una taza. Me sonrió familiarmente.

—Oye, ¿qué haces aquí a esta hora? No sabía que Yeonwoo haría algo tan grandioso
para dejar el lugar de trabajo.

—Sr. Miller.
Saludo a Grayson con una cara rígida. Tan pronto como la puerta se cierra a mis
espaldas, siento que me ahogo. Sin saberlo, el sudor frío invade mis manos y las froto
contra mi pantalón. Quería respirar profundamente, pero estaba sin aliento. Saludo a
Grayson con una cara endurecida. Cuando Grayson observa mi reacción
inesperadamente esconde sus feromonas.

Lo miro aliviado y me pregunto porque reduce el aroma.

—No te he visto en mucho tiempo, y estaré muy triste si vuelves a huir de mí. No tengas
tanto miedo.

Se lleva la mano al pecho y sacude la cabeza exageradamente.

—Gracias —digo de manera cortante.

Grayson señala un sofá mientras se apoya contra la barra de bebidas.

—¿Por qué no te sientas? No me moveré de aquí, así que no te preocupes. —Él sonríe y
me dice aun dudando—. No hay razón para que yo te haga algo aquí, no soy tan malo.

Siento mi cara arder de vergüenza en este momento.

—... Lo siento.

—Está bien —dice Grayson, quien acepta mis disculpas como si fuera generoso, esperó
a que me sentara y luego abrió la boca—: ¿Quieres té o café?

—Yo lo haré.

Estaba tratando de levantarme cuando de repente me sentí mareado al punto de


colapsar.

Grayson preguntó sorprendido:

—¿Estás bien?
—Oh, sí... Estoy un poco cansado en estos días —murmuro vagamente y cierro los ojos,
luego escucho un repentino sonido de pasos acercándose, abro los ojos reflexivamente,
Grayson había traído la taza hacia mi mesa.

—... Gracias.

Justo a tiempo, quería beber un poco de agua, así que agradezco sinceramente. He
estado pensando que Grayson es ingenioso durante mucho tiempo, pero en este
momento, me sorprende que él mirara dentro de mí. Además, los ojos morados que me
miran son particularmente amables. Otras veces habría sospechado, pero mi cuerpo
debilitado me lo impide. Este hombre era conocido por su promiscuidad, especialmente
entre los Alfas de alto rango. Si miras de esa forma, ¿alguien podría negarse? Cuando
sin querer me siento en confianza, Grayson abre la boca de una manera increíblemente
cariñosa.

—Escuché que un tipo ha marcado a Keith.

—...

De momento no respondo, pero luego abro la boca:

—Sr. Miller, ¿trabaja para el FBI o la CIA?

—¿Huh? ¿Qué quieres decir? —pregunta seriamente, parecía no tener idea.

—Creo que serias muy bueno para interrogar a alguien sin tortura.

—Jajajajaja.

Grayson se echa a reír.

Él siempre sonríe, pero es raro verlo romperse así en risa. Abrió la boca después de
dejar de reírse de mí con un aspecto extraño.

—Siempre me han molestado por conseguir un trabajo y debería pensarlo. Gracias,


Yeonwoo. Por el consejo de vida.
—Ni lo menciones —concluyo sin rodeos.

Casi me confieso sin darme cuenta.

Debo tener cuidado de no decir nada que no deba decir, pero Grayson se acerca y se
sienta en el sofá, aunque un poco alejado para no incomodarme. Saca la bolsita de té y
la pone en un plato pequeño sobre la mesa y habla:

—Entonces ¿todavía no has atrapado al criminal?

—Sí, todavía no.

Evito mirarlo intentado disimular que estoy bebiendo agua. Grayson inclina la cabeza y
sonríe.

—Estás en problemas, Keith también.

—...

—Yeonwoo, ¿estás bien?

Dirijo mi mirada hacia él quien me está mirando con una cara inusualmente seria.
Afortunadamente, estaba preparado para poder reaccionar como siempre.

—¿Qué quieres decir?

—Te gusta Keith.

Por un instante busco que decir ante el repentino golpe de sus palabras, pero no tengo
forma de contradecirlo. Grayson toma mi silencio como respuesta.

—Los Omegas son tan crueles. ¿No es injusto monopolizar a tu compañero para
siempre con una marca?

Parpadeo ante el repentino comentario. Grayson deja su taza de té sin beber y se


recuesta profundamente en el sofá.
—El Alfa puede dejar una marca en innumerables compañeros, pero eso no significa
nada. Incluso un Omega con mi marca puede oler a otro Alfa. Además, hay muchos
casos en que la marca desaparece por sí misma u otro Alfa se superpone a la marca para
eliminar la anterior. Una vez vi a un Omega con cinco marcas a la vez. Cinco alfas
compartiendo un Omega. ¿Tiene sentido? ¿Puedo llamar a ese Omega, mi Omega?

Grayson distorsiona la frente y continúa hablando con una cara inusualmente


sonriente.

—Pero el Omega solo puede ser dueño de una persona, por el resto de su vida. Porque
la marca nunca desaparece hasta que muere. —Suspira—: Injusto.

Las palabras de Grayson, por un lado, fueron comprensivas. En resumen, la marca


dejada por un Alfa no significa nada. Los Omegas son libres al máximo, incluso
marcados. El Alfa, en cambio, es el único que se condena debido a la marca. Sin
embargo, el costo para el Omega es grave.

—...Y muchos Omega mueren por eso —añado un comentario ante la injusta realidad.

En el año, usualmente docenas de Omegas y Alfas tomaron la decisión de marcarse


mutuamente en señal de su amor, pero el corazón del Alfa suele cambiar así que
deciden asesinar a su Omega para poder liberarse de la marca.

Los Omegas solo pueden dejar una marca una vez en la vida y a riesgo de morir
asesinados.

Solo poseen un compañero para el resto de su vida.

Grayson me observa con una mirada curiosa y añade:

—Keith está buscando por todos lados al Omega para matarlo. ¿Podrá encontrarlo?

—Yo no lo sé —respondo con calma esta vez.

Grayson sonríe.
—Ahora Keith solo podrá oler la feromona del Omega que lo marco por lo que, si el
criminal está cerca, lo sabremos tarde o temprano. —Me dirige una mirada
significativamente y entrecierra los ojos—. Habrá límites para ocultar las feromonas
con inhibidores.

En lugar de responder le pregunto:

—¿Qué harías si tu Omega fuera marcado por otro Alfa?

—¿Por qué?

—Solo curiosidad.

Grayson se acaricia la barbilla.

—Si mi Omega queda bajo la marca de otro. —Grayson, que finge preocuparse por un
momento, pronto sonríe—: Debo matarlo, por supuesto.

—¿A ambos?

Grayson abre los ojos, parece sorprendido por mi pregunta.

—Mataría solo al bastardo que se atrevió a marcar a mi Omega. No puedo matar a mi


Omega. —Y pronto murmura con una mirada seria—: No puedo matarlo... ¿Qué haré?

Grayson, que parece estar preocupado por un minuto, inesperadamente sonríe.

—No lo he pensado.

Cuando me dispongo a hablar, un sonido agudo me interrumpe y la puerta se abre de


golpe. Un empleado familiar aparece a la vista.

—Sr. Miller, es hora.

—Oh, ya. —No siente lástima en absoluto de que nuestra conversación fuera
interrumpida—. Fue un placer verte, Yeonwoo. Espero que estés bien.
Cuando estaba a punto de levantarse e irse, se detiene y me mira.

—Le dije a Keith que el Omega que lo marcó podría estar más cerca de lo que se
imagina. ¿Sabes lo que me dijo?

Grayson susurra y espera mi reacción. Parece que ya lo descubrió todo o tan solo está
intentando descubrirlo. Sin opción respondo:

—¿Qué dijo?

—Dijo en el acto sin dudarlo, realmente impensable. —Grayson habla poniendo énfasis
a sus palabras—: Dijo, Yeonwoo nunca haría eso.

Se ríe en voz alta y no dice nada por un momento.

—Estaba tan seguro que me sorprendió. La confianza en Yeonwoo parece enorme.

—...Nunca me atrevería a hacer eso.

Grayson dice:

—¿En serio? —Luego se acaricia la barbilla como si estuviera preocupado por un


momento, acto seguido se encoge de hombros—. Hasta luego Yeonwoo.

Se ríe brevemente y pronto se retira de la sala de descanso. Me quedo solo.

Cierro los ojos y me recuesto en el sofá, siento que mis nervios, que habían estado al
límite, se calman. Al mismo tiempo, los mareos y los dolores de cabeza aparecen de
inmediato. Grayson se deshizo de las feromonas y hablamos solos en un espacio
cerrado sin tener algún tipo de ataque de pánico.

¿Finalmente estoy libre de todo miedo?

Lejos de la alegría, me siento aturdido.


Tal vez eso es lo que quiero. De repente pienso... Si tuviera otro ataque de pánico,
Keith volvería a ser amable conmigo.

Estoy tan desesperado. No puedo creer que todavía tengo sentimientos tan
persistentes. Grayson tiene razón. No puedo ocultarlo para siempre. Algún día Keith lo
sabrá. Que fui yo quien dejó la marca. Cuando llegue el momento, ¿me sentiré
renovado o me sentiré abatido?

✤✤✤✤✤✤

—...Woo, Yeonwoo.

El suave movimiento en mis hombros provoca que abra mis ojos. Me había quedado
dormido sin darme cuenta.

La empleada me ofrece una sonrisa amarga.

—Debiste estar muy cansado. Estabas durmiendo como un tronco.

Tartamudeo avergonzado:

—Ah... Sí, estos días he estado un poco... No me siento bien.

—Te ves mal. Será mejor que cuides tu salud.

Ella me lleva a la oficina de Stewart después que termina de hablar.

Stewart me saluda tan alegremente como siempre.

—¿En serio? ¿Estuviste solo con Grayson Miller durante más de 10 minutos en un
espacio cerrado y no se produjeron ataques? —repite lo que le había dicho y parece
sorprendido.

—Él redujo las feromonas, pero... —Steward sacude la cabeza y me interrumpe. —No,
eso es suficiente. Ahora vamos a dejar la medicina. Mientras tanto, has tenido otros
problemas...
De repente su voz se vuelve distante. Frunzo el ceño inconscientemente. Era extraño
que mi vista se volviera borrosa. Debo estar realmente enfermo.

¿Debería hacerme un chequeo médico...?

—... ¡Oh! ¡Yeonwoo!

De repente, mi mente regresa mientras parpadeo. Steward se ve sorprendido. Me dice


preocupado:

—¿Estás bien? Me asustaste mucho, casi te caes repentinamente. Espera, no te levantes.


Lentamente, sí...

Con su ayuda, me recuesto en el sofá. Permanezco algo inconsciente por los mareos,
pronto Steward me dice preocupado:

—Tienes la presión arterial baja y una tez pálida. ¿Has comido bien recientemente? Te
ves más delgado que la última vez que te vi.

El sonido de su voz resuena en mis oídos y parte de mi frente se distorsiona por sí


misma. Él, que notó mi condición, permanece en silencio.

Después de un breve momento, abro la boca con dificultad:

—Solo me siento...un poco mal.

Mis palabras se van desvaneciendo a medida que hablo hasta que finalmente me quedo
en silencio.

Siento náuseas nuevamente. Pero no había comido nada, no hay nada que pueda
expulsar en esta condición. Solo siento como el jugo gástrico amargo se asoma por mi
garganta.

—Últimamente el Sr. Pittman ha estado ocasionando mucho alboroto. ¿Tal vez es por
eso que has tenido más trabajo?
—Si... —dije mis palabras torpemente.

Steward continuó, como si pensara que era porque estaba en malas condiciones.

—No te esfuerces demasiado, el Sr. Whitaker se encargará de eso. —Me mira por un
momento y agrega con preocupación—: Es cierto que el Sr. Pittman es muy exigente,
pero hay algunas cosas en las que Yeonwoo trabaja demasiado duro. No tienes que
hacer todo por ti mismo...

Eso es algo que me he estado diciendo a mí mismo desde siempre. No tengo que ser yo.
Alguien más se ocupará. No pensemos que es imposible sin mí. Eso es obvio.

—... ¿Yeonwoo?

De repente mis ojos se oscurecen. Steward saca un pañuelo y me lo entrega.

Yo le agradezco esbozando una breve sonrisa.

—Creo que solo estoy un poco cansado.

Él se rio amargamente.

—No exageres, Yeonwoo. El criminal caerá pronto sin importar lo que intente.

—...Supongo que sí.

Y antes de eso, tendré que irme de aquí. Antes de que Keith se dé cuenta, no, cuando
nadie pueda imaginarlo. No puedo permitirme esperar, debo organizarme para huir. Lo
importante es cuándo.En qué momento debo desaparecer sin levantar sospechas.

Solo sé que cuando llegue ese día, me iré para siempre. A donde Keith nunca me
encontrará.
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 7 | Parte 2
Escucho un fuerte estruendo, Keith está arrojando algo, de nuevo. Es obvio que no
puede controlar su temperamento por tal motivo actúa de esa manera. Internamente
siento que se lo merece. Su vida parece haber sido encadenada por alguien que no
conoce, no ha podido encontrar ningún rastro del criminal, y mucho menos su
identidad. Después de un tiempo Whittaker salió de la oficina con una cara
completamente preocupada.

—Puede que en cualquier momento pierda mi trabajo.

Whittaker suelta un suspiro.

En silencio ordeno los documentos para luego entrar en la oficina, cuando estoy
adentro lo primero que llama mi atención es el desastre alrededor, todo está
desordenado como si un huracán hubiese pasado. Incluso la pesada silla de cuero, en la
que siempre se sienta, se encuentra al revés. No parece demasiado difícil dado que
Keith tiene unos músculos firmes en todo el cuerpo. Me acuerdo cuando me cargó y
subió las escaleras de la mansión, nunca suspiró de cansancio en absoluto. La única vez
que lo escuchaba respirar con dificultad era cuando teníamos sexo. Ahora que lo pienso
no sé porque ese día Keith no usó la fuerza, era más fácil someterme usando la fuerza
que usando feromonas. ¿Por qué uso feromonas en mí?Quizás porque resultó más fácil
que usar la fuerza o tal vez porque pensó que era divertido controlar a un Omega con
las feromonas.

De cualquier manera, los resultados hubieran sido los mismos. Doy una mirada rápida
a la silla de cuero que se encuentra boca abajo en el suelo y luego dirijo mi mirada hacia
Keith quien tiene un cigarrillo en la boca mientras barre su cabello con una mano.
Espero en silencio hasta que enciende el cigarrillo y de una bocanada.

—Si va a reemplazar al equipo de seguridad, avíseme con anticipación. No es fácil


establecer un equipo de seguridad con Gammas.

—Lo sé. No lo voy a reemplazar.

Keith aprieta los dientes.


Entonces es poco probable que Whittaker pierda su trabajo. No me arrepiento de lo que
he hecho. Me acerco para entregar los documentos.

—Se trata de una fiesta el fin de semana. Verifique la parte marcada y si tiene algo que
agregar, hágamelo saber hoy. ¿Qué pasa con su pareja? ¿Debo ordenar la lista?

Keith me mira con los ojos entrecerrados y la llama en la punta del cigarrillo se
enciende mientras él lentamente le da una calada.

Después de escupir el humo habla:

—Trae la lista.

—De acuerdo.

Me despido e intentó dar la vuelta, pero de repente Keith me detiene.

—Quédate ahí.

Abre la boca con una mueca y me veo obligado a obedecer su orden.

—Sí.

Me detengo y espero.

Dudo antes de detenerme, pero parece que Keith habla en serio. Luego de un momento
camina hacia donde estoy, a medida que se acercaba con cada paso, mi corazón
comenzaba a sacudirse por la inquietud. Keith me mira con los ojos entrecerrados y se
detiene a un par de pasos antes de llegar a mí.

Keith, que no ha dicho ni una sola palabra hasta entonces, extiende la mano. Tan
pronto como sus largos dedos tocan mi mejilla, me asusto y mis nervios comienzan a
ponerse en alerta. Se quedó así por un instante. Mi respiración se volvió cada vez más
pesada, pero no era mi cara lo que estaba mirando. Está mirando mis orejas.
Keith inclina la cabeza de repente Y sin tiempo a escapar entierra su nariz en mi cuello,
por un momento contengo la respiración por la sorpresa. Mi corazón late como loco.
Permanezco quieto, incapaz de respirar. Keith inhala fuertemente en mi oído y exhala
lentamente, el aliento caliente me hace cosquillas. Después de un rato, vuelve a
comprobar si hay olor. Poco a poco repite lo mismo hasta bajar a mi cuello...continúa
por mi clavícula y regresa hacia el lóbulo de mi oreja. Mientras que yo solo atino a
quedarme allí, inmóvil.

—Ah...

Keith suspira en poco tiempo. Cuando levanta la cabeza, parece extrañamente


decepcionado.

Mientras que yo me encuentro internamente aliviado.

—¿Por qué hizo eso? —pregunto audazmente.

Keith me mira por un momento y abre la boca:

—No —dijo en voz baja—. No importa.

Keith vuelve a quedarse sin palabras y frunce el ceño.

—Inhibidores... ¿Sigues tomando inhibidores?

Por un momento trago en seco sin darme cuenta.

¿Qué? ¿Hice algo para que sospecharas? ¿Qué expresión estoy haciendo ahora?

En solo unos segundos me lleno de pensamientos. Pero la expresión de Keith no me


permite adivinar sus pensamientos. Finjo ser lo más indiferente posible y respondo con
un tono tranquilo:

—No, de todos modos no podría olerme, así que no tengo que tomar medicamentos.

Las arrugas en la frente de Keith se profundizan.


¿Sabrá que estoy mintiendo? ¿O está sospechando de mí?

Espero en suspenso sus siguientes palabras. Nos miramos el uno al otro sin decir nada.
Compartimos una mirada persistente como si buscáramos algo, pero nadie abre la
boca. No puedo hablar primero porque mi corazón está a punto de estallar. Permanezco
inmóvil, soportando la sofocante tensión.

—...Sal de aquí.

Cuando Keith finalmente habla, hago una reverencia y me retiro. Llegar a mi escritorio
me resulta difícil porque no puedo respirar correctamente. Cuando finalmente me
siento en mi silla, respiro profundo y me quedo pensando por un tiempo. De repente
los mareos comienzan a surgir nuevamente.

¿Será por el inhibidor?

Quizás esto se deba a los efectos secundarios que puede causar el abuso continuo de
inhibidores, pero si no consumo inhibidores podrían atraparme en cualquier momento.
Y Keith puede no creer mis mentiras.

¿Y si duda de mí?

Un sudor frío comienza a invadir mi cuerpo. Necesito encontrar una manera de dejar
de oler naturalmente.

✤✤✤✤✤✤

—Sí, puedes dejar las flores allí. Oh, un poco a la derecha. Sí, está bien.

Voy de ida y vuelta entre la bulliciosa multitud y doy instrucciones. Tiene que estar todo
listo antes de que lleguen los invitados. Discuto esto y aquello con el organizador de la
fiesta y preparamos todo para no cometer errores. No importa cuántas veces lo revise,
siempre ocurre una situación inesperada. Esta vez estoy preocupado por lo que
sucederá y reviso todo meticulosamente.
La fiesta es para la promoción de la película que pronto comenzará a grabarse. Tales
eventos ya se han celebrado varias veces, pero la razón por la cual este evento es tan
especial es porque Chase Miller asistirá, es un actor muy famoso y además un Alfa
dominante. No solo debo de organizar con éxito la fiesta, también debo prestar especial
atención a Chase Miller y que reciba un trato adecuado.

Chase Miller, quien poco tiempo atrás cambió de papel debido a la decisión de Keith e
inmediatamente después del ataque terrorista que sufrió Keith aceptó el cambio y
suscribió el contrato. Me sorprendió su repentina actitud, como si hubiera esperado
que sucediera el ataque para aceptar las nuevas condiciones, pero quizás es tan
malhumorado como mencionó Keith. De todos modos, estaba claro que era una
persona difícil.

Además de los funcionarios y directores de cine, también había muchas celebridades


invitadas. Por lo tanto, contrataron guardaespaldas adicionales y ordenaron más
comida y alcohol. Keith y su compañera de fiesta ya habían hecho un trato. La
acompañante seleccionada de la lista es un modelo que recientemente se ha convertido
en el centro de atención, y es Beta, al igual que la mayoría de las compañeras anteriores
de Keith. Su rostro está últimamente por todas partes, debo admitir que tiene un rostro
bonito, y probablemente su presencia destaque entre la multitud durante la fiesta. Me
pregunto si él también estará tan deslumbrante.

—Escuché que el Sr. Pittman tiene una marca, pero ¿todavía necesita una compañera?

La noticia de la marca se extendió rápidamente por todo el país. Keith insistió en


bloquear las noticias y ocultar el artículo tanto como fuera posible, pero ya se había
rumoreado y, sobre todo, no podía ocultar de su oído la marca, estaba siempre expuesto
a que lo notaran por sus actividades públicas. Finalmente, la noticia se hizo de dominio
público y todos comentaban:

¿Quién será el audaz Omega que dejó una marca en ese arrogante Alfa dominante?

Por supuesto, nadie podría haber imaginado que sería yo. Incluso Whitaker cada vez
que lo ve dice: “Es muy difícil de creer”.
Whittaker realmente no duda de mí. No podía decir si debería estar feliz o
decepcionado con la realidad, nadie esperaría que Keith caminara por la calle y viniera
a mí, tuviera relaciones sexuales y volviera. Incluso a veces me pregunto si ese día fue
un sueño.

¿Por qué tuvo que venir hacía mi cuando estaba inconsciente?

Es más convincente que pensaran que Keith había caído inconsciente cuando llegó su
RUT y estuvo con un mal Omega que grabó una marca y escapó. A veces hasta pienso si
quizás lo que sucedió fue real, pero la marca que se encontraba grabada en el oído de
Keith me recuerda que es una realidad. Un dulce aroma a flores se extiende por mi
boca.

Pensar que este hombre arrogante es mío me hace sentir un placer y un vacío
agridulce al mismo tiempo.

Este es mi secreto que nadie en el mundo sabe. De repente, escucho el tono de llamada
de mi teléfono celular. Reviso el número con urgencia.

—Sí, Sr. Whitaker.

—Los autos están llegando así que creo que tendremos que prepararnos —dice
Whitaker al otro lado de la línea.

—Ok, gracias.

Cuelgo y miro alrededor del salón.

Fuera de la mansión, el bullicio de la gente incrementa. Periodistas y personas comunes


se reunieron para la cobertura. Keith debe llegar pronto con su compañera para asistir
a la fiesta de hoy. Voy a la cocina y le informo a Charles.

—Revisaré a los invitados a la fiesta. Por favor, avísame cualquier cosa.


—Sí, no te preocupes. —Para Charles, esta fiesta no es nada especial. Sonríe como si
fuera una máquina y dice de repente mientras intento darme vuelta para retirarme—:
Yeonwoo, ¿pasa algo malo? Estás más delgado que la última vez que te vi.

—¿Qué?

Le pregunto y él continúa:

—No te excedas, puedes irte cuando hayas terminado con tu trabajo. Yo me encargaré
del resto... ¡Jesús! ¿No comes en absoluto? No tienes color en el rostro.

Si Charles dice algo así es porque mi apariencia realmente está muy debilitada, hasta
ahora no me había preocupado. Siento mi cara avergonzada.

—No he podido dormir últimamente... Eso es todo. Gracias por tú preocupación.

Rápidamente peino mi cabello y me doy la vuelta. Sigo sintiendo náuseas y mareos. No


le presto mucha atención a los comentarios de Charles, más tarde le pondré atención a
mi salud.

¿Realmente tengo que ir al hospital?

Sacudo la cabeza a toda prisa cuando se me cruza por la cabeza que quizás es un efecto
del inhibidor. Tiempo después, una cara familiar aparece en mi campo de visión y me
acerco a él con una sonrisa profesional.

—Hola, director. ¿Cómo ha estado?

—¡Yeonwoo! Mucho tiempo sin verte. ¡Chico, tu cara se ve muy mal! Dile al Sr. Pittman
que deje de molestarte.

Después de un breve apretón de manos se fue. Luego vinieron otros invitados, saludo
una y otra vez mientras rápidamente borraba sus nombres de mí lista mental. Algunos
de ellos estaban preocupados por mi estado de salud y ofrecieron presentarme a un
médico o conseguirme una buena medicina. Por supuesto que no soy descortés, solo los
evito soltando una breve risa.
El proceso es sencillo, intento mantenerme relajado y doy un vistazo al salón de la
fiesta, Charles también está ocupado entreteniendo a los invitados. Ocasionalmente,
cuando encuentro un cliente que quiere algo o siento una atmósfera inusual, me acerco
a él de inmediato y resuelvo el problema.

Todo lo que tengo que hacer es mantener la atmósfera tranquila hasta que llegue Keith.
Cuando pienso en eso, me siento extraño. Me doy la vuelta instintivamente porque los
vitoreos de la gente se han multiplicado. En ese momento veo a Chase Miller frente a
mis ojos y me congelo.

Su colorida cabellera rubia se encuentra teñida de negro. Puede ser por su papel, pero
aquella cabellera hacía más pronunciada su mala personalidad. Es sorprendente el
excelente trabajo que hicieron al modificar su cabello, lo hace lucir más "diabólico" en
realidad su papel de reparto está más cerca a ser considerado un villano. Si su
personaje tuviera un parche en el ojo sería un gran error. Es un hombre
verdaderamente hermoso. No hay una sola mancha en su inmaculada piel. Tiene una
cara tan bonita que nunca sería rechazado por ninguna actriz e incluso tiene un aspecto
juvenil, pero cuando se enojaba era el problema. Gracias a eso él es apodado
públicamente “perro loco”. Pero cuando Chase Miller no hace nada y solo respira, nadie
podría negar que es un hombre hermoso, como de fantasía. Además, sus habilidades de
actuación no eran malas.

Recuerdo algo avergonzado la vez en que me quedé hasta el final en el teatro,


esperando que todos se retiraran luego de ver una de las películas que protagonizó,
luego cuando pude salir me di cuenta que mi cara estaba enrojecida y empapa de
lágrimas. Todavía suelo ver la película de vez en cuando. Por supuesto, siempre veo la
última escena solo en mí casa, porque siempre termino llorando. De la nada recuerdo la
noticia de los fanáticos que habían acudido recientemente a la estación de transmisión
donde Chase Miller casi protagonizó un accidente grave.

De repente Chase se quita un mechón de cabello que había caído en su cara, sus largos
dedos enredan el mechón teñido y pronto lo aparta. En eso, el famoso reloj de marca en
la muñeca se revela con un brillo. Oh. Reconozco el reloj. Es la misma marca del reloj
que Keith me había regalado. Ahora que lo pienso, Chase Miller dijo que le gustaba esa
marca. Perdido y pensando en ideas inútiles un aroma dulce me trae a la realidad.
Gracias a eso, recupero el sentido y miro hacia atrás apresuradamente.
—Sr. Pittman.

Me doy cuenta que se encuentra cerca de mí, pero con una expresión no muy buena,
parece mirarme irritado.

¿Por qué está irritado?

Parpadeo perplejo. Pero él me mira con el ceño fruncido sin decir nada. Tardíamente
veo a su compañera colgando del brazo de Keith y la saludo. Por supuesto que mi
propósito es evitar su mirada.

—Bienvenida, estás muy hermosa de nuevo hoy.

Tan pronto como termino de hablar, Keith suelta una risa.

Se está riendo de mí. Recuerdo el día en que se burló porque siempre le decía lo mismo
a todas sus compañeras. Sin embargo, no hay sinceridad suficiente para cambiarme las
palabras establecidas en ese momento o ahora. En cambio, ella sonríe.

—La mayoría de los invitados han llegado. Tendrá que saludar pronto. ¿Está listo?

Miro el reloj en mi muñeca y pienso que es hora. Espero la respuesta de Keith quien
extrañamente se encuentra callado. Estoy nervioso por la persistente mirada hacia mí.
No estoy seguro de lo que ha descubierto.

Debido a la ansiedad mi corazón pronto se acelera. Creo que cuanto más tengo que
hacer esto, más difícil se vuelve. Debo mantener la boca cerrada, es lo mejor. Reviso mi
reloj una vez más, fingiendo no estar agobiado. Solo abro la boca cuando levanto la
vista ante una presión silenciosa.

—Vamos.

—De acuerdo.

Inmediatamente respondo y luego me doy la vuelta después de darle a su compañera


una sonrisa de cortesía. Puedo sentir a Keith mirándome continuamente.
Está bien, ese tipo no lo sabe.

Estoy tomando inhibidores y si olía a feromonas, él no me habría dejado ir, ¿verdad?

No tengo idea. Entonces está bien. El mayor problema es el mareo que me aqueja. Sin
pensarlo demasiado, me presiono la frente. Me duele el estómago otra vez, pero lo
único que he estado tomando es la medicina y no puedo dejar de tomarla. Al menos
tengo que aguantar hasta que renuncie y me vaya de aquí. Keith nunca encontrará al
culpable. Siento un placer agridulce, pero ya no estaba tan alegre como la primera vez.
Estoy tan lleno de fatiga que quiero que todo esto termine pronto.

✤✤✤✤✤✤

—Ah.

Cierro los ojos mientras suelto un profundo suspiro. La fatiga se duplica porque los
eventos con muchas personas tienden a cansarme.

Quiero regresar y descansar.

Otras veces Charles solía estar a cargo de las fiestas en la mansión, pero esta vez no
pude evitar involucrarme porque es una fiesta que coincidía con el estreno de la
película. Además, si hay un problema durante la fiesta puede afectar el estreno de la
película. Aun así, todo está tranquilo hasta ahora. Es ridículo. Me apoyo contra una
pared, cierro los ojos y respiro hondo. Probablemente sea por los mareos que me quedo
sin aliento. ¿Anemia? He estado sintiendo indigestión y mareos últimamente.

Los efectos secundarios del inhibidor parecen ser graves. Pienso vagamente.

—¿...?

De repente las náuseas vienen con más fuerza, cubro mi boca con mis manos y salgo
presurosamente del lugar. No puedo ir al baño. Salgo corriendo con dirección al jardín
a toda prisa. Me escondo entre los árboles robustos y vomito, pero como siempre lo
único que expulso es jugo gástrico amargo.
—Ah...

Dando un pequeño suspiro me siento en el jardín, aun me tengo mareos y no puedo


soportar estar de pie.

Buscaré a Charles... Hablaré con él... para que limpie el desastre...

Estoy perdido en mis pensamientos mientras mi vista continúa girando y el aliento se


acorta. Parece que tengo que calmar primero estos mareos. A propósito, contengo la
respiración y aminoro la actividad de mi cuerpo lo más posible. Poco a poco, el tinnitus
disminuye.

Descansaré un poco y entraré. Si la fiesta parece ser un éxito, preguntaré si puedo


retirarme.

Mi mente se fue apagando poco a poco... De repente, escuché un grito lejano. Era
Keith quien sonreía mientras subía a un caballo a plena luz de sol. Está enojado
conmigo...

—¿Estás bien?

La repentina voz hace que me sobresalte. La conciencia vuelve repentinamente. Pero


me lleva tiempo abrir los ojos. El hombre no espera. Como si tratara de asegurarse de
que me encontrará consciente, sostiene mis hombros y los sacude brevemente, así que
abro los ojos. Con la idea de estar demasiado cansado, cuando logro levantar la cabeza,
lo primero que veo es al hombre mirándome fijamente, es guapo, con un cabello
brillante y una mirada notablemente preocupada por mi aspecto.

—No creo que te sientas bien. ¿Quieres que llame al 911?

Parpadeo sin comprender. Parece pensar que estoy en malas condiciones porque me
encuentro sentado en el suelo.

—Oh...no... estoy bien.

El hombre frunce el ceño con sus hermosas cejas. Es muy guapo. Pienso aún perplejo.
—¿Puedes levantarte?

El hombre pregunta amablemente. Asiento breve, pero la verdad es que no puedo


mover mi cuerpo.

El hombre, que me ve aun recostado, parece estar pensando por un momento y de


repente extiende la mano. Pienso que la extiende para ayudarme a levantar, pero estoy
equivocado. Inesperadamente pone sus manos debajo de mis axilas y me levanta.

—Qué, ¡¿qué estás haciendo?! —grito inesperadamente por el repentino movimiento.

Cuando me pone de pie, noto que es tan alto como pensaba. Parece ser Beta porque no
emite olor. Pero encontrar a un hombre tan guapo y que sea Beta es difícil. De alguna
manera me siento extraño. Es entonces cuando veo su auricular colgando en su oreja.

—Oh, es por el trabajo. —Él nota mi mirada y dice con una sonrisa—: Soy un
guardaespaldas. Vine a la fiesta porque mi empleador asistió. Ahora estoy como en un
descanso.

El auricular que está completamente envuelto alrededor del lóbulo de su oreja, se ve


bastante bueno. Parece que podría recibir recepción inmediata incluso si se encontrara
a una distancia significativa. Me siento aliviado de conocer que es guardaespaldas.

—...Gracias, está todo bien ahora.

Me las arreglo para hablar con voz moribunda. No puedo hablar bien porque mi boca
está seca. Él me mira y me acerca algo.

—¿Quieres un trago? Oh, es nuevo, así que no tienes que preocuparte.

Me entrega una botella de agua. Me hubiera negado en otras ocasiones, pero no me


queda opción. Lo acepto sin reparo, aunque ni siquiera puedo abrir la tapa. El hombre
ve mi condición y toma la botella. Con un sonido monótono, simplemente abre la tapa y
me ofrece la botella nuevamente.

—...Gracias.
Acerco la botella a mi boca y la bebo con cuidado. El agua fría está más sabrosa que
nunca. Inclino mi cuello y bebo más de la mitad del envase. Cuando finalmente dejo de
beber suelto un suspiro.

—¿Te sientes mejor?

Miro su rostro el cual tiene una amplia sonrisa brillante. Tiene un cuerpo alto, delgado
y musculoso, es perfecto para trabajar como guardaespaldas. Quizás una cara
demasiado hermosa puede ser un obstáculo. Cualquier hombre guapo como él no
podría olvidarse. Su cara sonriente me recuerda a una hermosa estrella del deporte que
apareció en la portada de una revista. Me doy cuenta por primera vez que es totalmente
diferente a Keith quien a menudo tiene una expresión fría a pesar que tiene una
hermosa apariencia que da la impresión de que no era fácil acercarse a él. Entonces,
cuando se reía a veces, me fascinaba y me quedaba impresionado mirando su rostro.
Por eso me enamoré de él.

Él hombre niega con la cabeza y sonríe mientras me encuentro perdido en mis vagos
recuerdos.

Estrecho su mano apresuradamente.

—No es nada. Solo pensaba en otra cosa, así que... ¿Comiste? ¿Puedo hablar adentro y
conseguirte algo de comer?

—Oh, ¿en serio? Todos estaban husmeando porque mis colegas pensaron que era hora.
Estoy aquí como representante.

Es natural que el grupo de guardaespaldas que cuidaban a las celebridades pasarán


momento como estos dado que ellos no podían dejar sus puestos e ir por unos
bocadillos.

Asiento con la cabeza.

—Tal vez se están preparando. Le diré que se apuren. ¿Quieres agua?

Él me mira con una sonrisa en su hermoso rostro.


—Debido a que un compañero es un personaje difícil, explotará si no lo alimentas con
una bebida carbonatada. Wow, es realmente muy difícil.

Me rio sin darme cuenta, por primera vez en mucho tiempo parezco estar vivo.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Me sorprendo por la repentina voz fría y giro la cabeza para encontrar la fuente de ella.
A pocos pasos de distancia, un hombre alto y familiar se encuentra de pie. Era Keith.
Entro en pánico y parpadeo. Me mira a mí y al guardaespaldas con ojos aterradores.
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 8
—¿No lo sabías?—

—Sr. Pittman.

Mi voz se quiebra en este momento y carraspeo secamente...

Pero la cara de Keith se enfría después de verme así. ¿Sucedió algo cuando me fui?
Estoy nervioso y me apresuro en despedirme del hombre.

—Bueno, entonces lo investigaré de inmediato. Gracias por tu ayuda. Debes estar


ocupado...

Intento enviarle de inmediato una señal.

Afortunadamente, pronto descubre mis intenciones.

—Sí, entonces... Cuídate... —dice de forma casual. Sonrío ante la repentina pausa del
hombre.

—Es Yeonwoo, Seo Yeonwoo.

—Soy Joshua, pero todos me llaman Josh. Encantado de conocerte, Yeonwoo.

El hombre se da la vuelta después de dedicarme una sonrisa fresca. Finalmente, no se


olvida de darle a Keith una breve mirada.

Sus modales son tan buenos como parecen. ¿Qué tipo de mujer le gustará a ese
hombre? Me pregunto de repente. Pensé que solo durante la pubertad anhelaba ver a
un hombre exitoso frente a mí, pero no es así. Ni siquiera podría salir con una mujer
que no sea Alfa de todos modos... De repente el hombre le dirige a Keith una sonrisa
amarga cuando sus ojos se encuentran.

El descanso se acaba rápido. Inmediatamente regreso a mis nervios cansados y


sensibles. Durante un tiempo no nos decimos nada. Keith espera a que hable primero y
al final, pregunto:
—... ¿Hay algo que quiera decirme?

Espero atentamente y Keith, que ha estado mirándome todo el tiempo hasta entonces,
finalmente responde:

—Charles te está buscando. Tiene algo que preguntarte.

—Oh... sí.

Es una respuesta vaga, pero dejo caer mis hombros.

—Hay algo que me gustaría ver, solo estaba... Está bien, iré.

Espero el primer movimiento, pero Keith no está demasiado interesado en moverse de


su lugar.

¿También vino a sentir el viento como yo? Me tomo un momento e intento irme.

—¿Qué estabas haciendo con ese hombre?

No puedo leer en absoluto ninguna emoción en su voz tranquila.

¿Sólo pregunta porque tiene curiosidad?

Pienso que no es muy compatible con la personalidad de Keith, pero respondo


honestamente.

—Me encontraba descansando, porque me mareé un poco. Justamente él iba pasando y


me preguntó si me encontraba bien. Escuché que es el guardaespaldas de uno de los
invitados.

Ahora que lo pienso, ¿quién es el empleador? Me hago la pregunta recordando la cara


sonriente del hombre, tan radiante como el sol.
—Quizás es por el trabajo que mi condición no parece buena para los ojos de otras
personas —añado casualmente y Keith, que no había dicho nada por un tiempo, abre la
boca.

—Me preguntaba que pasaba para que corrieras tan rápido del salón...

Me sorprende el extraño comentario apuñalador. ¿Me estabas observando? ¿O lo viste


por casualidad? Supongo que es lo último.

Es extraño aún después de pensarlo con claridad. No habría venido por mí.

—No eres lo suficientemente bueno para soportar los mareos, pero para jugar con un
hombre sí.

Por un momento no puedo creer lo que he escuchado.

—... ¿Qué dijiste justo ahora?

Keith se echa a reír. Tan despectivo como suele ser siempre.

—Lo que escuchaste, ¿no?

—Ah. —La exclamación escapa por sí misma—. Estás jugando, ¿verdad?

—¿No es así? Lo estabas mirando fascinado.

Y no termina allí. Keith dice sarcásticamente:

—Todos los hombres que vienen hoy lucen locos. ¿Estás buscando a un Sugar Daddy o
estas en celo otra vez? ¿No es bastante desesperado mirar a un guardaespaldas?

Me quedo sin palabras por un momento, estupefacto. Keith me sonríe como si supiera
que esa sería mi reacción.

—Eres Omega, ¿no? No lo soportas, cuando estas en celo eres como un gato callejero.
¿Es hora de otro ciclo? ¿O estabas tratando de escoger a tu compañero por adelantado?
Keith claramente me está insultando. Me desprecia y ni siquiera trata de ocultarlo.
Aprieto el puño varias veces a toda prisa, pero no logro calmarme. Finalmente,
entrelazo mis manos temblorosas y abro la boca.

—No hago nada para elegir a un compañero mientras estoy trabajando. Porque no soy
el Sr. Pittman.

En ese momento la cara de Keith se endurece. Siento un poco de júbilo.

—¿Qué quieres decir con que no eres como yo?

Keith pregunta inquieto, en voz baja. Derramo mis palabras rápidamente.

—Puede que me preguntes porque no lo sabes, pero te lo diré si realmente no lo sabes.


No vivo en un desastre como el Sr. Pittman. Entonces ¿los Omegas somos siempre así?
¿Has pensado quién cambió a tu pareja todas las semanas? ¡No sé si recuerdas quién
hizo toda la limpieza!

Las palabras salen fuera de control antes de que las piense. Pero creo que no importa.
Ese hombre me insulta y me balancea a voluntad. Siempre ha sido así. ¿Por qué no
puedo?

—Entonces. —Keith rechina los dientes. Normalmente, una persona se enoja cuando se
ve atrapada—. ¿Qué pasa? Ese es tu trabajo, lidiar con la parte problemática.

Absorbo las palabras como si las hubiera esperado.

—¡Sí! Gracias a alguien como tú que puede pagar el precio y delegar las cosas
desagradables a otros, alguien como yo puede vivir y comer. Entonces ¿debería
agradecerte? ¡Que te jodan, que te jodan! ¡Si tuviera dinero como tú, no estaría en esta
mierda! —grito y me detengo.

¡Dios mío!, escupí malas palabras que ni siquiera dije durante la pubertad. Incluso yo
mismo estoy confundido.

Ah, ah.
Mi respiración es áspera y los mareos siguen presentes. En el tranquilo jardín Keith
solo me mira en silencio por un tiempo.

—... ¿Ya terminaste?

—¡No! —escupo de inmediato.

—¿Estás en celo como un gato callejero? ¡Qué limpio estás! ¡Eres tú quien se transfiere
a la cama de otra persona en menos de una semana! ¡No importa cuántas veces me
haya acostado con otra persona, no tiene nada que ver contigo! ¡¿Como te atreves a
decirme eso?! ¡Eres una mierda!

Derramo todas las palabras que me estaba guardado. ¿Esto me hará sentir mejor? De
repente, Keith se echa a reír. Estoy enojado y perplejo por su reacción. ¿Te estás riendo
de mí?

—Oh, Dios. —Suspira brevemente luego suelta una exclamación pausada—. Tienes
razón, no me di cuenta —admite sin problemas.

Solo parpadeo ante la reacción inesperada. Keith me mira.

—Tú y yo actuamos igualmente en celo. Pero ¿vas a fingir que no lo sabes? Sólo
admítelo, no tienes que esquivarlo.

—¿Qué... que quieres decir? —tartamudeo inconscientemente.

Keith está listo para continuar, pero me apresuro a regresar. Un fuerte olor dulce fluye
en la punta de mi nariz, es el aroma de sus feromonas. Pero ni siquiera puedo pedirle
que las reduzca ya que en el momento en que diga eso, descubrirá que puedo olerlo y no
sería diferente de confesar que fui yo quien dejó la marca. Todo lo que puedo hacer es
dar un paso hacia atrás y advertirle.

—Espera, no te acerques.

—¿Por qué?
Keith se sacude el pelo, riéndose de mí.

—Es bueno para ambos, ¿no? También me di cuenta que no odiabas acostarte conmigo.
—Keith entrecierra los ojos y susurra en voz baja—. Cuántas veces lloraste porque te
gustaba.

—Tienes un Omega —grito con urgencia.

—¡Sí, ese maldito Omega que se escapó dejando una marca en mí!

Keith levanta las manos y las deja caer nerviosamente.

—Ni siquiera puedo saber en qué parte del mundo está. ¿Es una excusa para que no
tenga sexo contigo?

—Ha, no lo hagas. ¡Te dije que no me volvieras a tocar!

Keith suelta una breve carcajada. Está lejos de ser agradable. Miro a mi alrededor
frenéticamente, pero no hay nadie para ayudarme. Pienso en huir, aunque no logro
poner fuerza en mis piernas. Todo lo que tengo que hacer es esforzarme por no
colapsar. Keith extiende sus manos y me lleva hacia él, impotente. Tan pronto como
toca mis labios, todo mi cuerpo se endurece con disgusto. Un olor dulce se vierte
causándome mareos. Oh, cubre todo mi cuerpo. Me deprime, me hace perder el poder
de resistir.

Mi cuerpo suplica: ¡Keith, abre mis piernas y deseo que entres en mí!

Le dije tantas veces que no volviera a hacer esto. La única diferencia de entonces y
ahora es que Keith no está derramando feromonas intencionalmente sobre mí. Antes
me sometía con feromonas, ahora trata de vencerme con fuerza. Solo para derribarme
como un objeto de deseo.

—¡Para...!

Suelto un grito desesperado.


Keith mueve sus labios hacia mi cuello y lo chupa bruscamente. Una mano apresurada
recorre mis pantalones y agarra mi trasero. Aparto su hombro y lo golpeo, pero es
inútil. En el momento en que la mitad inferior de mi cuerpo está completamente
adherida a la suya, no dudo, coloco mis dientes encima de mi muñeca que reposaba
sobre su hombro y la muerdo.

—... ¿Qué estás haciendo?

Keith grita tarde, pero no me detengo y sigo mordiéndome la muñeca.

—Detente. Oh, Dios mío. ¡Qué demonios ...! ¡Detente, detente!

Keith grita frenéticamente.

Me agarra el brazo y me lo quita, pero mi brazo y mi boca ya están cubiertos de sangre.


Keith desata rápidamente su corbata y me la pasa por la muñeca. Le doy una palmada
en la mejilla y empujo su hombro, Keith ignora la bofetada y ata la corbata con fuerza.

—Doctor... hay que llamar a un médico. Oh, Dios mío, qué demonios es esto...

Hago a un lado su apresurado intento de sostenerme en sus brazos. La cara de Keith


está en blanco.

—Otra vez... Y, en lugar de esto, moriré.

—Está bien, no lo haré. ¡Así que cálmate! Jesús, esto es tan ridículo...

¡¡Qué demonios, esto no tiene sentido!! ¡¡Lo rechace!! ¿Intentaste morir porque no
querías tener sexo con Keith? ¿Qué demonios?

Pierdo el conocimiento sin encontrar una respuesta.

✤✤✤✤✤✤

Cuando recupero el sentido, aparece una escena extraña. Parpadeo varias veces y logro
concentrarme. El lugar donde estoy acostado es una habitación que veo por primera
vez. Sé que es un hospital con un ambiente áspero. Después de acostumbrarme un poco
al techo desconocido, lentamente vuelvo la cabeza. Hay un olor dulce inmutable
mezclado en el aire frío. Keith se queda mirándome. Es la primera vez que tiene una
cara tan pálida. ¿Por qué me miras así?

A.

Recuerdo lo último que sucedió antes de desmayarme y bajo la mirada. Hay una venda
blanca alrededor de mi muñeca en lugar de la corbata de Keith. Gracias a mí, Keith no
tiene corbata en la camisa. Cuando me doy cuenta de la herida, siento un dolor tardío.
Frunzo el ceño involuntariamente.

—Ah. —Keith suspira profundamente—. No hagas eso otra vez.

—No vuelva a hacer eso, Sr. Pittman. Lo advertí varias veces.

Le digo de inmediato.

Keith no dice nada. No sé si está asombrado o sin palabras. Pronto dice


inesperadamente con voz débil:

—... No sabía que lo odiarías tanto.

Estoy estupefacto y solo me rio en vano. Keith no aceptó que no me gustaba, pensé que
lo haría, pero ahora puedo confirmarlo.

¿Es natural que nunca hayas sido rechazado en tu vida?

Keith ha vivido así toda su vida.

De repente, cuando mis ojos se calentaron, escucho un estruendo. Es un médico con


una bata blanca que entra después de un rato.

—Oh, ¿volviste a tus sentidos? ¿Cómo te sientes?

—.... Estoy bien, gracias.


Cuando doy una respuesta superficial, asiente y dice algunas cosas insignificantes. Se
trata principalmente de lesiones en la muñeca. Después de agregar una solicitud de
desinfección frecuente, pregunta:

—¿Hay algún inconveniente?

Pienso por un momento y respondo con franqueza:

—Estoy un poco mareado...

Keith sigue allí de pie mirándonos. El médico asiente hacia mí, que soy interiormente
reacio, y rápidamente abre la boca.

—Muchas personas se quejan de anemia en las primeras etapas del embarazo.

Al principio, no entiendo. Keith que aparta sus ojos de mí, mira al médico. Parpadea
asombrado por primera vez.

—¿Qué acaba de decir?

La voz de Keith es tan baja que es difícil de entender.

El médico lo mira rápidamente y le dice:

—Oh, ¿no lo sabías? Tendré que hacer más pruebas durante varios meses, pero estoy
seguro de que está embarazado. Debió estar en mal estado recientemente. Pero si está
embarazado por primera vez, debe tomar precauciones. De ahora en adelante,
asegúrese de comer bien y venir a verme a menudo. Los resultados de las pruebas no
son buenos en muchos aspectos... Debe comenzar a cuidarse más.

Las palabras del doctor se extienden por el aire, simplemente vagando y no entran en
mi cabeza. Parpadeo mis ojos como una ráfaga. La mirada de Keith se vuelve
lentamente hacia mí. Pero no puedo decir nada, solo miro al doctor. Sus palabras me
han caído como un balde de agua fría.
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 9
— ¿De verdad? —

Hay un silencio mortal. Nadie abre la boca. El médico, que nota la atmósfera
sospechosa, se despide de manera evasiva y sale de la habitación del hospital. Incluso
ahora todavía no acepto la realidad. Lo extraño es la reacción de Keith.

¿Por qué me miras así? ¿Por qué está tan blanco, como si estuviera sorprendido? No
me digas que te diste cuenta.

—... ¿De Verdad?

Keith finalmente abre la boca después de mucho tiempo. Extrañamente, su voz tiembla
débilmente.

Trago en seco. No hay nada que decir.¿Qué vas a decir? Tampoco me importa en este
momento.

¿El embarazo? ¿Cuándo? Pasa por mi mente como un destello. El día que grabé la
marca, el día que desapareció un fragmento de la memoria de Keith. Él había
eyaculado dentro de mí una y otra vez, y su pene había desgarrado mi interior, ni
siquiera podía ponerme de pie, hasta el siguiente día. Ah, una sonrisa abatida sale.
Estoy atónito. ¿Cómo pudo pasar esto? Cuando pensaba que Keith no podía
lastimarme más. Solo lo miro. No hay color en su pálido rostro.

—... Dime, ¿estás seguro?

La voz de Keith de repente cruza mis oídos. Todavía lo miro. No quedaba sangre en su
pálido rostro.

—¿En serio, embarazado?

No puedo responder por el hecho de que acabo de enterarme de que lo estoy. Me siento
tan confundido y asustado.

¿Qué diablos está pasando aquí?


Keith, que solo me está mirando, pregunta:

—... ¿De quién es el niño?

Parece haber tomado mi silencio como un sí. Keith me mira con la cara rígida.

¿Qué lo hace hacer tal pregunta? Tal vez no hay ninguna razón en absoluto. No lo sé,
no quiero pensar en nada.

—¿Estás preguntando por qué crees que es tu hijo?

La nerviosa pregunta lo detiene. Me rio histéricamente.

—No te preocupes, no sucederá. Es imposible tener el hijo de un Alfa dominante sin


que él lo sepa, ¿verdad? ¿O no pudiste controlar tu situación cuando estabas
durmiendo conmigo? No pensé que estabas tan loco por mí.

Eso era cierto. Keith parece quedarse en blanco, como si lo hubieran tomado
desprevenido. Solo fue el día que perdió su memoria. Este niño no puede ser suyo a
menos que recuerde ese día. Si recuerda ese día, sabrá que soy yo quien dejó la marca.
Keith nunca lo imaginaría.

Respira brevemente y se aparta el cabello que ni siquiera se ha caído en su rostro. Keith


de repente comienza a deambular por la habitación del hospital. Es fácil ver que todo
tipo de pensamientos inundan su cabeza. Es extraño. Ni siquiera puedo adivinar lo que
estaba pensando así que estoy en problemas, de repente deja de caminar y me mira.
Todavía con la cara pálida, pregunta:

—¿Te acostaste con otro hombre? —Keith rápidamente niega sus palabras—. No, no
puedes haberte acostado con otro chico mientras dormías conmigo. Eso es ridículo.

—¿Por qué?

—Eres diferente a mí. Lo dijiste, ¿no?


Por supuesto, no lo hice. Pero después de insultarme con todo tipo de palabras, ahora
devuelto sus palabras, las cito tal como las dijo.

—¿Quién dijo que era “un gato en celo”?

Keith no puede responder de inmediato a las frías críticas. Intenta negarlo de alguna
manera. ¡Oh Dios mío! Puedo ver la mente del hombre tan transparente. Está
enloqueciendo. Estoy asombrado.

¿Cuántas veces levantó la mano, negó con la cabeza y se revolvió el pelo? El hombre
pregunta desesperadamente:

—No creo que lo hayas dicho en serio. Fuiste violado, ¿verdad? ¿Qué clase de persona
es él? ¿Quién te hizo eso?

Parece que espera que lo confirme. Si fuera cierto, lo atraparía y lo mataría. Me río
muchísimo.

—No, lo hice porque quería.

La cara de Keith se pone blanca. Me dirige una mirada perdida. De repente siento ganas
de reír a carcajadas.

—... ¿Con quién? —Keith pregunta rechinando los dientes—. ¿Quién se acostó contigo?
¿No sabes de quién es tu hijo?

Inmediatamente respondo a sus comentarios sarcásticos.

—Oh, estoy seguro de que no es tu hijo.

La cara de Keith está muy distorsionada. ¿Sería posible que la expresión de su rostro
pudiera encajar así? De repente, Keith me agarra del brazo, sus dedos se hunden y
frunzo la cara sin darme cuenta, pero Keith me agarra con más fuerza y no me deja ir.

—Si estás embarazado, por supuesto que es mi bebé. —Su voz tiembla—. Solo yo he
eyaculado dentro de ti. ¿Cómo puedes estar embarazado de otra persona? —grita.
Siento un cruel placer por primera vez.

—¿Cómo puedes estar seguro de que eres el único que ha eyaculado en mí?

La cara de Keith se endurece instantáneamente. Tengo el brazo entumecido, pero


incluso eso se siente dulce. Keith abre la boca.

—Dijiste que te gustaba.

¡Dios, que comedia! ¿De qué estás hablando ahora, después que pisoteaste mi
confesión como si nada hubiera pasado? Tú fuiste quien se rio de mi amor y lo pisoteó
sin piedad.

Escupo fríamente:

—¿Y qué? Pensé que el Sr. Miller era el único que tenía delirios.

Cuando le devuelvo lo que había dicho, Keith no puede decir nada más. Simplemente
me mira como si estuviera en estado de shock. Sé por primera vez que la venganza es
tan dulce. Dios, ¿qué acaba de pasar? Me sorprende mi alegría varias veces más que
cuando dejé la marca.

¿Hay algo más en el mundo que me satisfaga tanto como la expresión de este hombre
que parece estar en pánico?

Ahora Keith sabe que nunca podré ser suyo. Sí, además este tipo nunca verá a su propio
hijo. ¡No voy a dar a luz a este bebé! Y huiré. Entonces él nunca sabrá que soy el
Omega que dejó la marca. Haré que la vida de este hombre sea solitaria para siempre,
pero a cambio también mi vida será solitaria, no podré ser dueño de nadie excepto de
él. Qué dulce veneno. Quería llorar y reír. Tengo pensamientos mezclados en mi cabeza.

Mi vida se acabó. Abrazando la vida de este hombre, me arrojo a un acantilado. Y lo


más miserable era yo mismo, que todavía sentía dolor por el hecho. De repente, mi
mente se oscurece. Pero ¿qué fue eso? De hecho, podría hacer cualquier cosa con tal de
atormentarlo. Si tuviera que morir para que esté hombre sufra, lo haría sin pensarlo. Lo
triste es, que incluso si sacrificó lo único que tengo, no significaría nada para él. Lo sé.
Este hombre acaba de desmoronarse, dándose cuenta de que alguien más le ha
arrebatado el juguete que perdió. Su pareja sexual favorita. Y lo más miserable es que
todavía tengo un dolor en el corazón.

Parpadeo varias veces porque mis ojos están borrosos, pero no puedo captar nada, la
conciencia de estar lejos perdura.

—¿Yeonwoo?

Escucho a Keith llamándome.

✤✤✤✤✤✤

—¿...?

Cuando abro los ojos, lo primero que pienso es que es extraño. Este no es mi hogar, sin
embargo, no es la primera vez que he visitado este lugar. El paisaje en la habitación ha
cambiado un poco, pero debe haberme traído aquí. Estoy tratando de levantarme
rápido, pero me recuesto en la cama con mareos. Además del mareo, me duele la
cabeza. Respiro por un momento, esta vez lentamente, es un poco mejor. ¿Tomaste la
medicina? Trato de husmear y comprobar. Hay un ligero aroma. Mi corazón tiene
prisa. Estoy seguro de que hay medicina por aquí. Si limpiaron mi habitación después
de irme, ya no estarían allí. Me obligo a levantarme y me dirijo al baño. Un suspiro de
alivio fluye pronto cuando abro el armario con ansiedad. Hay un inhibidor entre las
medicinas de emergencia cuidadosamente llenas. Recojo el frasco y reviso la medicina,
como de costumbre la pongo en mi boca. ¿Estará bien? Por un momento dudo. De
repente recuerdo que tuve dolor de estómago, también hubo efectos secundarios de la
sobredosis. No sería lo suficientemente bueno para un niño, causaría infertilidad. Mi
mente se ha vuelto complicada. ¿No hay posibilidad de que el médico diagnosticara
mal? Mi mente pronto toma una decisión cuando pienso como loco. Tengo que ir a otro
hospital y verificar.

El médico pudo haber llegado a una conclusión incorrecta porque no sabe que he
estado tomando demasiados inhibidores.
Pero si realmente estoy embarazado... me dan escalofríos al instante. No puedo tener
este bebé. Llego fríamente a una conclusión. No tengo confianza en criar un hijo solo y
todavía no estoy listo. Además, el niño puede crecer y querer encontrar a la otra mitad
de sus padres. Solo con imaginarlo es suficiente... Decido y vierto la medicina en mi
boca. No puedo estar embarazado e incluso si lo estoy, no daré a luz. Nunca.

Regreso a la cama y me tomo un respiro es entonces cuando escucho un golpe en la


puerta. Un momento después aparece Charles, como es de esperarse.

—¿Te despertaste? ¿Cómo te sientes?

—Me siento mucho mejor, gracias. Bueno, por cierto... ¿Qué hay con el Sr. Pittman...?
—pregunto cauteloso, y Charles responde inexpresivo, como de costumbre.

—Está fuera por negocios. Volverá antes de la cena. —Charles continúa hablando
después de un breve momento—. Pero me alegro de que hayas recuperado el sentido, a
menudo venía a comprobar cómo seguías.

—Gracias por preocuparte.

—No.

Charles interrumpe mi agradecimiento formal.

—No fui yo el que estaba preocupado, fue el Sr. Pittman

Inadvertidamente frunzo el ceño. ¿El hombre está preocupado por mí? ¿Por qué? En
primer lugar, es extraño que me trajera aquí, pudo preguntarle a mi doctor.

—Entonces me iré a casa. Gracias por cuidarme...

Charles sacude la cabeza con firmeza ante la palabra de agradecimiento.

—Espera hasta que el Sr. Pittman regrese.

—¿Por qué?
Casi digo: “Ahora supongo que me está criando como un perro”, pero me muerdo la
lengua apresuradamente para tragarme mis palabras.

—No te veías bien y tu condición era mala, así que descansa primero aquí. Es mejor que
quedarse solo en casa. —Me dice Charles como advertencia, solo para mostrar su
disgusto—. No has estado consciente por dos días. Si esto hubiera durado solo un día
más, habrías regresado al hospital.

Parpadeo sorprendido, y Charles asiente con seriedad.

—Sí, fueron dos días.

—Bueno, la compañía...

Charles me informa con rapidez:

—Has estado acostado todo el fin de semana y hoy es día festivo.

Me siento aliviado. Sería vergonzoso ver al personal de la oficina de secretariado si he


estado ausente de nuevo. Woo, doy un pequeño suspiro de alivio.

Pronto me pongo a pensar. No puedo decir que sus palabras son equivocadas. Me
siento aliviado porque hay muchas cosas aquí. Pero es realmente molesto esperar tan
tranquilo según la voluntad de Keith, pero trato de pensar de la manera más racional
posible. De todos modos, esta situación no es mala. Excepto por la única cosa que me
hace sentir mal... no hay más inconvenientes. Escuchemos lo que tiene que decir
cuando llegue aquí. Me obligan a quedarme en la cama, porque incluso me prohíben
salir de la habitación. ¿No es esto un encierro? Cuando termino la comida sencilla que
Charles preparó, de repente lo pienso, pero después de terminar el té y la comida, me
quedo dormido.

✤✤✤✤✤✤

—... Woo, Yeonwoo.


Abro los ojos, con las manos todavía temblorosas. Charles me está observando. Abro la
boca parpadeando sin comprender.

—Es la hora de la cena. Será mejor que comas algo y luego vuelvas a dormir.

—Uh...

Todavía lo miro somnoliento.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me dormí, pero ha sido mucho tiempo desde
que tuve una comida adecuada, a pesar de que la cantidad fue pequeña. No vomité, y
después de eso tuve una buena siesta. Es bueno tener a alguien que te espere, pienso
vagamente. Entonces Charles me regresa a la realidad.

—El Sr. Pittman estará en casa pronto. Pidió que cenaras con él.

Literalmente abro mucho los ojos mientras lo miro aún con ojos grandes, Charles
agrega:

—¿Hay algo en especial que quieras comer?

—No —respondo tan fríamente como puedo, tratando de no mezclar emociones—. Está
bien cualquier cosa.

—Haré que el chef prepare algo de comida que te sea fácil digerir.

Charles asiente brevemente, luego se da la vuelta y sale de la habitación. Me siento


lentamente. Cuando Keith llegue, voy a preguntarle por qué me mantiene aquí. Antes
de eso, primero quiero arreglar mi apariencia. No quiero enfrentarlo con una cara en
mal estado.

✤✤✤✤✤✤

Me pongo a organizar la situación hasta que Keith llegue. En primer lugar, es una
prioridad ir al hospital y comprobar el diagnóstico, además tengo que informar que voy
a renunciar. También es cierto que últimamente me he estado sintiendo mal, además
mis ausencias repentinas están causando problemas al equipo de trabajo. No estoy en
condiciones de trabajar. Keith tampoco se negaría, conoce la situación. No importa
cuánto lo piense, solo hay una conclusión.

Además, Emma está entrenada y puede tomar fácilmente mí lugar. Sí, prefiero tomar
esto como una oportunidad. Es la oportunidad que estaba esperando ya que sigo
pensando sobre cuándo renunciar e irme. Si deseo extender mi visa, tengo que
encontrar otra empresa, así que debo conseguir un trabajo tan pronto como pueda y
tranquilamente encontrar un lugar adecuado. Entonces, sin mencionar la visa, el dinero
urgente se resolverá en cierta medida. Será una vida mucho más difícil de la que estuve
llevando hasta ahora, pero por el momento esta es mi mejor opción.

Con la decisión tomada, una de mis primeras acciones es sacar inmediatamente mi


teléfono. Además de buscar nuevos puestos de trabajo debo preparar documentos.
También debo limpiar el lugar donde vivo. Tengo que presentar a mi sucesor. Como
sucesor, por supuesto, estoy pensando en Emma. Está acostumbrada a trabajar, así que
en un mes se organizará, ¿verdad? Inadvertidamente llevo mi mano a mi estómago.
Todavía no se siente nada. Debe ser un diagnóstico erróneo, pienso con frialdad. Es
cierto que me pongo nervioso mientras lo pienso. ¿Y si es verdad? No puedo resistir el
nerviosismo y me muerdo las uñas. Siento que me arde el estómago. Debo ir al hospital
a verificar si el diagnóstico es correcto. Cuando escucho el golpe en la puerta apenas
logro enviarle un mensaje a Emma.

—¿Estás listo para la cena? Baja.

Me pongo de pie lentamente para evitar mareos. Mantengo mi boca apretada.

✤✤✤✤✤✤

Usualmente uso escaleras, pero hoy bajé por el elevador. Por supuesto, Charles lo
recomendó primero. De todos modos, me trajeron independientemente de mi voluntad,
así que decidí poner mi conveniencia primero. Por supuesto, Keith ni siquiera
parpadeará sin importar lo que haga. El comedor al que bajaba a comer todas las
mañanas no es diferente de la última vez que lo vi. Una elegante lámpara de araña que
cuelga del techo proyecta una luz brillante y una flor radiante adorna la mesa. Keith,
que estaba sentado primero, se levanta lentamente cuando me ve. Tal reacción es nueva
para mí. Entro en pánico por un momento y me quedo inmóvil. Keith me mira
directamente y parpadea.

—¿Qué estás haciendo? Ven y siéntate.

La voz tranquila me trae a mis sentidos. Keith me está mirando con una cara
inexpresiva. De nuevo, no puedo entender lo que está pensando. En el hospital su
mente pareció tan transparente, quizás fue solo mi ilusión. De repente pierdo toda la
confianza. Camino en silencio hacia el lugar designado. Es donde comí antes de salir de
esta mansión. Charles, que está parado a un lado, camina en silencio y corre mi silla. Se
va después de verter agua en cada vaso. Finalmente, Keith y yo nos quedamos solos.
Tengo mucho de qué hablar, pero no sé cómo iniciar. El aire desolado parece pesar
sobre mí. Keith saca el tema primero.

—¿Cómo estás?

Respondo torpemente a la pregunta tranquila.

—... Me he recuperado mucho. Gracias.

¡Maldita sea! ¿Por qué gracias? ¡He estado encerrado! El inglés que llena mi boca está
maldito. Sin embargo, Keith continúa sin darme tiempo para agregar nada más.

—Steward dice que las feromonas de los Alfas dominantes, incluso marcados, pueden
afectar a otros Omega, pero de manera negativa.

Solo entonces supe la verdadera naturaleza de la extraña atmósfera. Curiosamente,


Keith está eliminando el aroma de sus feromonas. Gracias a eso respirar es mucho más
fácil. Entonces no importaría si yo no fuera el Omega de la marca, de todos modos...
¿Por qué las eliminas? ¿Por qué fuiste a ver a Steward?

Tengo muchas preguntas, pero primero hago la que me causa más curiosidad.

—... ¿De qué manera negativa...?

Keith me mira.
—Eso significa que no es bueno para tu salud... especialmente si estás embarazado.

No digo nada, porque la verdad no se me ocurre nada. Entiende mal mi silencio y


explica.

—Te diré exactamente lo que dijo Steward. El león matará a los bebés de otro león, de
esta manera, la leona tendrá a sus propios cachorros.

—Entonces... —Lentamente abro la boca—... ¿Quieres decir que eliminaste las


feromonas porque podría abortar? ¿Incluso si no es tu hijo?

—Es significativamente menos probable que ocurra porque estoy marcado, pero es
mejor tener cuidado.

No tengo nada que decir, estoy en calma, parpadeando. Keith golpea lentamente la
mesa con sus largos dedos. Siento que se me olvido algo. Me doy cuenta, no hay
cigarrillos entre esos dedos. De repente, Keith abre la boca.

—Escuché que tienes un préstamo. ¿Cuánto es?

Dirijo mis ojos a su rostro por el repentino tema. Keith me mira inexpresivo. Todavía
no tengo idea de lo que está pasando. De alguna manera trato de ver a través de él y
digo:

—¿De qué estás hablando de repente? ¿Qué tiene que ver eso con el Sr. Pittman?

Recuerdo tardíamente lo que planeaba decir. Tengo que decir que voy a renunciar.
Cuando abro la boca Keith de repente me interrumpe.

—Lo pagaré.

Abro mucho los ojos.

¿Qué significa esto de repente?

Tak, tak.
El sonido de golpear la mesa con los dedos sigue sonando en el lugar tranquilo. Keith
abre la boca. Y me hace un anuncio impactante.

—Cásate conmigo en su lugar.


Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 10
¿Está loco este tipo por las feromonas?

Es lo primero que pienso. No puedo encontrar ningún rastro de broma en la cara de


Keith y él solo atina a observarme, pero no puedo creerlo aún.

O está claro, seguro estás soñando.

Si, debe ser eso, estoy soñando. Quizás ya enloquecí y estoy escuchando cosas. Puede
ser un efecto secundario del abuso excesivo de inhibidores.

Me pellizco el muslo. ¡Ay duele!Contengo un grito de dolor. Keith está esperando mi


respuesta, parece que fue absolutamente sincero. Cuando grite: “Sí” seguramente un
payaso saldrá de la parte trasera y gritará: “Oh, Sorpresa”. Instintivamente volteo hacia
atrás para comprobar si no está por ahí. ¡No hay nadie!

Regreso la cabeza al lugar y Keith pregunta:

—¿Sucede algo?

En el momento en que mis ojos se encuentran con los suyos me doy cuenta que esto es
la realidad, realmente está ocurriendo.

—¿Por qué me propones matrimonio de repente? No tiene sentido.

La curiosidad me invade. ¿Qué demonios está pensando este hombre?

Keith frunce el ceño e irritado abre la boca.

—Estoy diciendo que voy a criar a tu hijo. ¿No lo entiendes?

El sonido del golpeteo de sus dedos sobre la mesa se intensifica y miro hacia abajo para
observar sus deslumbrantes dedos y vuelvo mi mirada hacia su rostro.

—¿Por qué te casarías conmigo y criarías a mi hijo? —agrego después de tragar saliva
seca—. ¿Qué pasa con el Omega que te marco?
Keith responde sin dudarlo.

—Solo lo encontraré y lo mataré.

—...

Pronto recuerdo los innumerables artículos sobre Omegas que dejaron una marca en su
Alfa y fueron asesinados.

—Entonces —pregunto moviendo mis labios secos—. ¿Por qué quieres casarte conmigo
mientras estás haciendo eso?

Keith entrecierra los ojos. Tengo ciertas expectativas en su respuesta.

—Nadie es tan bueno en el sexo como tú.

No puedo decir nada.

¿Esa es la razón?

Me quedo estupefacto. Me pregunto si debería estar emocionado y agradecerle a un


hombre que está jugando tan promiscuamente conmigo.

Keith golpea de nuevo con los dedos la mesa.

—Piénsalo, encajamos bien. Lo admitirás.

Ya ni siquiera estoy enojado. Todo lo que tengo que hacer es exhalar brevemente.

—El matrimonio se trata de respeto y cuidado mutuo, no solamente el sexo es


importante.

Keith se ríe.

—Yo también pensaba lo mismo...

—...
—...Hasta que me acosté contigo.

Me quedo en silencio y luego abro la boca nuevamente. Una voz temblorosa fluye hasta
mis oídos.

—¿Quieres casarte conmigo para tener sexo...? ¿Acaso tiene relación con el
matrimonio? Solo necesitas comprar un cuerpo.

Keith se ríe brevemente.

—Eso tampoco está mal. ¿Cuánto quieres?

De nuevo no hay dudas en su respuesta.

—Ah.

Suspiro en voz alta.

Mis ojos se calientan por la indignación. Eso es en lo que ha estado pensando,


solamente en acostarse conmigo.

—Eres realmente un hijo de puta.

Le digo mientras rechino los dientes.

Pero la reacción de regreso es simplemente indiferente.

—He escuchado suficiente de eso. Entonces ¿cuál es la respuesta? ¿Sí? ¿No? ¿Qué
decides?

Mis palabras parecen ser tan insignificantes para él y las ignora. Incluso, frunce el ceño
como si estuviera aburrido.

¿Cómo puede lastimarte este hombre así, sin cesar?

Me siento herido a pesar de que pensaba que no tenía más sentimientos por Keith, ya
no había un anhelo por él. Keith me está pisoteando, ya no solo mi corazón. Quiero
estrangularlo de inmediato. Solo quiero gritar, pero todo lo que hago es apretar mi
puño ligeramente sobre mi regazo.

—...Lo pensaré.

Apenas lo digo.

A Keith no le gusta mi respuesta, pero no me apresura. Charles llega en un buen


momento mientras la conversación se corta. Tal vez estaba esperando afuera. Escucho
un pequeño tintineo de vajilla, mientras deja la comida frente a nosotros el comedor
está tranquilo. Charles se aparta de después de hacer su trabajo.

Keith toma el tenedor y abre la boca después de cortar hábilmente el abulón adornado
con algas marinas con un cuchillo.

—Entonces ¿quién es el padre del niño? ¿Lo has contactado?

—No —respondo—. No lo sabe.

—Bien, no te molestes en decirle.

No lo iba a hacer de todas maneras.

¿Cómo será criar a su propio hijo, pensando que es el hijo de otra persona?

Este hombre me daría todo, nunca me faltaría nada material. Pero no habrá amor en
ninguna parte.

De repente siento pena por la existencia en mi estómago. Yo tampoco le doy la


bienvenida a este niño. Más bien, espero que no se dé tal cosa. Pienso en deshacerme
de él. Qué desgarrador sería si este niño supiera todo esto. Mi determinación de repente
se sacude. Un momento de simpatía, sin embargo, me siento culpable.

Keith, quién no dice nada, de repente hace una pregunta sin sentido, mientras busca el
abulón.
—¿Qué tipo de persona es él? El padre del niño.

—... ¿Por qué preguntas eso?

Keith responde casualmente.

—Simplemente curiosidad.

Giro la cabeza a toda prisa y digo:

—Es muy dulce y amable. Es bueno en la cama.

Por un momento Keith parece titubear.

¿Se habrá dado cuenta?

Estoy ansioso mientras espero su respuesta, después de llevarse los abulones a la boca
dice insignificantemente:

—¿De Verdad?

Pienso que eso es todo, pero Keith pregunta de nuevo:

—¿A qué se dedica?

Lo miro directamente.

—¿Por qué debería decir esto y aquello sobre él? No sabía que estabas tan interesado en
la vida privada de otras personas.

Después de haberme lanzado preguntas difíciles como: “¿Hace cuánto tiempo te


encontraste con él?” Y así sucesivamente, corto los abulones y me los pongo en la boca.

Después de eso Keith no ha dicho ni una sola palabra al igual que yo. Permanecemos en
silencio por un largo tiempo y solo se escucha el sonido de los platos resonando en el
comedor.
Keith vuelve a hablar cuando termina su comida.

—Espero que ya no te encuentres con ese hombre.

—... ¿Qué?

Se limpia la boca con una servilleta y dice casualmente:

—Si no arreglas las cosas con ese hombre con anticipación, tendrás problemas más
adelante.

Doy un suspiro corto y sorprendido digo:

—No he dicho que sí todavía. Dije que lo pensaría.

Keith me mira.

—Yeonwoo.

Por un momento titubeo. Permanece inmóvil mientras me mira con una expresión
desconocida para mí. Contengo la respiración y lo observo.

—Arréglalo.

—...

Keith continúa dirigiéndose a mí, quién no dice nada.

—Si no lo haces tú, lo haré yo.

—... ¿Cómo? —pregunto tontamente.

Keith se ríe brevemente.

—Bueno, si tienes curiosidad, ponme a prueba.


Me pregunto: ¿Cómo podrá encontrar a alguien que ni siquiera existe y que le iba
hacer...? No lastimaría a personas inocentes, ¿verdad?

Charles trae el postre, pero Keith solo toma un sorbo de su copa de vino. Mi copa solo
contiene jugo de fruta. Bajo la vista y miro el delicioso postre de almíbar con rodajas de
naranja que está frente a mí. Pongo un bocado en mi boca, pero no puedo sentir el
sabor. Me limpio la boca bruscamente y me levanto de mi asiento.

Keith dice a mis espaldas mientras salgo del comedor.

—Soluciónalo en este mes.

Dudo si voltear a mirarlo, pero no lo hago.

Cuando ingreso a mi habitación, me recuesto en la cama y suelto un suspiro. Mi cabeza


está demasiado enredada. ¿Porque no me negué de inmediato?

Aún hay miedo en mí. ¿Podré hacerlo? Respiro profundamente varias veces mientras
cierro los ojos. Tirar todo a la basura es sorprendentemente simple, siempre y cuando
estés preparado para hundirte hasta el fondo, pero yo ya he caído en el fondo... ¿A que
le tengo que tener miedo entonces? Sin darme cuenta me acaricio el estómago con
ambas manos. Permanezco así por mucho tiempo... mientras miro al techo.

✤✤✤✤✤✤

Al amanecer las náuseas repentinas me despiertan. Un temblor invade mi cuerpo


cuando intento pararme de la cama para correr al baño.

Wook, wook.

Vomito varias veces emitiendo un sonido fuerte. Expulso todo lo que había cenado y
permanezco sentado en el piso por un tiempo, intentando regular mi respiración. La
medicina prescrita por el médico no me ha funcionado muy bien. ¿Se supone que deba
ser así? Pienso mientras inclino mi cabeza. ¿Todos los embarazos son así de doloroso?
¿Mi condición empeorará? Siento que moriré si tengo a este bebé, no creo poder
soportar casi diez meses. ¿Cuánto nos queda? Cálculo aproximadamente cuantos
meses tengo, deben ser unos cuatro meses. No es exacto, pero lo más probable es que
ronde esos meses.

Necesito ver a un médico y obtener más información sobre mi estado, pero Keith no
debe descubrirme. Debo buscar un hospital donde él no pueda filtrar mi historial
clínico. Aún no se siente real, no puedo creer que tendré un hijo. Coloco mi mano
temblorosa sobre mi estómago. No siento nada.

Tengo que ir al hospital... Vuelvo a recordarme mientras me pierdo en un mar de


pensamientos. Cierro los ojos y espero a que el mareo se alivie cuando escucho
débilmente el sonido de la alarma del celular.

Necesito prepararme para ir a trabajar.

✤✤✤✤✤✤

Tan pronto como Emma ve mi rostro se pone pálida y pregunta:

—Yeonwoo, ¿estás bien?

Puedo ver la razón de su pregunta sin consultarle. La última vez que me miré en el
espejo mi cara lucía tan pálida que parecía un fantasma en fiesta de Holloween.

Trato de sonreír y decir:

—Por supuesto, todo está bien, no tienes que preocuparte... Solo tengo un cuadro de
anemia.

—Tienes una mala complexión. ¿Has ido al hospital?

Rachel pregunta con notoria preocupación, pero finjo estar bien.

—Iré cuando tenga un día libre. Tengo que hacer una cita, así que... Gracias por su
preocupación ¿Empezamos a trabajar ahora? —añado con una ligera sonrisa.
Todas se van a sus puestos y se sientan sin emitir ninguna sola palabra más. Voy a mi
escritorio e imprimo los documentos previamente verificados y adjunto el horario del
día de hoy.

✤✤✤✤✤✤

—... Esta es una tabla de ganancias y análisis de audiencia de la película lanzada el mes
pasado. Aquí están los países y regiones donde vamos a distribuirla. Esto aún no está
aprobado, así que por favor revíselo e infórmenme... Este es un fragmento de artículos
de esta fiesta de arranque...

Keith no dice una palabra durante el informe. Solo golpea el escritorio con sus dedos. El
sonido me molesta, pero finjo no notarlo. Debe ser porque ha dejado el cigarrillo.

—¿Por qué tienes que venir a trabajar?

—¿...? Porque es mi trabajo.

—Te dije que no tenías que hacerlo.

Keith aprieta los dientes. Parece enojado porque no le obedecí.

Respondo de manera profesional.

—Gracias por su consideración, pero si alguien del equipo sigue ausentándose, el resto
tendrá dificultades. Por lo tanto, es mejor renunciar que hacer eso.

—Entonces renuncia.

Hice una pausa cuando estaba a punto de hablar sobre irme, como si fuera el momento
justo, y por supuesto había preparado algunas de estas palabras para que Keith las
entendiera.

—Lo siento —dice Keith—. Tampoco te sientes bien. Dijiste que apenas dormías desde
el amanecer. ¿No deberías ir al hospital en lugar de ir a trabajar?
—... ¿Cómo sabes que no podía dormir? —pregunto sospechosamente.

Keith responde sin demora:

—Charles me dijo.

Pronto recuerdo. Cuando logré salir del baño, Charles acababa de llamar a la
habitación.

—Me encargaré de eso de todos modos. Si no tienes más instrucciones, voy a...

Me doy la vuelta y salgo de la oficina. Me apoyo sobre el escritorio después de cerrar la


puerta a mis espaldas y sentarme en mi asiento, suelto un suspiro. Estoy mareado. Me
doy cuenta de que es realmente doloroso para mí seguir sintiéndome así. Keith tiene
razón. Tengo que ir al hospital primero. No puedo esperar nada más, si solo pudiera
resolver este jodido mareo.

—Ah...

Con profundos suspiros, me cubro los ojos con las manos y me inclino. Incluso en la
oscuridad, mi cabeza da vueltas. No sería tan doloroso si no estuviera embarazado. Me
llevo la mano suavemente al vientre y lentamente acarició, pero no hay ningún
sentimiento. Ah. Detengo mi mano y suavemente presiono. Si este niño desaparece. Me
sorprendo y recupero el sentido. Cuando levanto la vista inconscientemente, tragando
mi aliento, veo a Keith apoyado contra la puerta, observándome.

—Sal del trabajo —dice en voz baja cuando sus ojos se encuentran con los míos—. Es
una molestia que te quedes aquí en ese estado. Deja de venir.

—Puedo trabajar...

—¡Por favor, escucha! —Keith grita y atino a mirarlo asombrado. Se sacude el cabello
nervioso y dice con voz apagada—: No puedo trabajar si estás en esa condición.

—... Lo siento.
Me disculpo. En cualquier caso, es mi culpa que esta condición haga que los demás se
preocupen por mí. Si quiero trabajar no debería hacer que otros alrededor mío se
sientan incómodos. Me reprocho a mí mismo.

—Bueno, solo trabajaré hasta antes del almuerzo. Voy a tener que resolver lo que queda
y entregárselo a Emma...

Afortunadamente, no hay horario hoy. No hay reunión y Keith solo tiene cita para
cenar, así que solo debo trabajar como de costumbre y, de vez en cuando, cumplir con
las instrucciones de Keith.

Agrego en voz baja:

—Gracias por tu consideración.

—... Así que arréglalo y vete.

Habla cansado. Pensé que se iba a dar la vuelta y entrar a la oficina, pero
inesperadamente permanece en el mismo lugar.

Pienso por un momento y agrego dudando:

—Sí.

Solo entonces Keith asiente y se vuelve. Tak. Se escucha el sonido de la puerta


cerrándose. Después de mirar la puerta cerrada por un rato, comienzo a preparar algo
para contarle a Emma. Tengo que ir al hospital, pienso y abro el sitio de búsqueda al
mismo tiempo. Un hospital donde no se pueda filtrar mi historial clínico.

—Ah.

Involuntariamente escupo un suspiro.

✤✤✤✤✤✤

Mientras le comento a Emma que debía irme ella me sonríe con una cara iluminada.
—Sí, será mejor que me vaya y descanse. Estoy muy agradecido de que el Sr. Pittman
haya hecho tal oferta —continúo con un poco de alivio—. Porque el Sr. Pittman es de
pocas palabras, así que a veces no habla cuando trabaja. Quizás te pueda dar miedo
cuando se enoje, pero si haces las cosas bien no ocurrirá, y si cometes algún error... Es
cierto que se enojara, pero... no demasiado.

No es fácil trabajar con Keith, pero creo que Emma lo hará bien. Miro alrededor
después de informarle. Ya es la hora del almuerzo, Jane y Rachel están preparándose
para salir a comer.

—Bueno, Emma. ¿Tienes tiempo por la noche? Si no te importa, me gustaría comer y


hablar contigo...

Finjo no notar la persistente mirada de Jane y Rachel sobre mí. Emma parpadea y
pronto sonríe asintiendo.

—Está bien, ¿nos vemos en el restaurante al que siempre vamos?

—Bueno, no. Nos vemos en mi casa hoy. No creo que esté en buenas condiciones para
salir a algún lugar... ¿Te importaría?

—Oh mi Dios.

—¡Wow!

Jane y Rachel exclaman de nuevo. Sonrío torpemente porque estoy avergonzado.

Emma les dedica una mirada y pronto sonríe.

—Está bien. Entonces ¿debería ir a tu casa alrededor de las 7 en punto?

—Si, está bien.

Asiento. Me despido y salgo de la oficina de secretaría.


La forma en que Rachel y Jane me miran desde la puerta es pesada, pero finjo no
notarlo. Cuando cierro la puerta y camino unos pasos, de repente escucho un grito.
Miro hacia atrás con asombro, pero no puedo volver a la oficina de secretaría.
Finalmente, inclino la cabeza y me dirijo hacia el ascensor.

✤✤✤✤✤✤

Cuando salgo, el conductor de Keith me está esperando. Me subo al auto después de


una breve reverencia. Es natural que tenga que regresar a la mansión a recoger el
automóvil, dado que lo había dejado el día de la fiesta. Sin embargo, estoy un poco
perplejo al dirigirme a la casa de Keith sin consultar el destino. Supongo que el
conductor está seguro que me dirijo hacia ahí.

¿Keith dio esa orden?... No lo sé.

Estoy agotado de pensar de más y simplemente vacío mi mente. Las calles del mediodía
están llenas de luz solar. Estoy cruzando la calle con mis ojos inadvertidamente
entrecerrados.

✤✤✤✤✤✤

Despierto con una extraña sensación. Cuando abro los ojos, aparece un jardín familiar,
llegamos a la mansión de Keith. Me preparo para bajar después de un rato, cuando el
auto se detiene, alguien abre la puerta desde afuera. Inesperadamente, Charles está ahí
de pie. Le agradezco y rápidamente intento ir a donde había estacionado mi auto. Me
llama de inmediato.

—¿A dónde vas, Yeonwoo?

En algún lugar me detengo y respondo la pregunta urgente:

—Voy a buscar mi auto... Tengo que volver a casa.

Por primera vez, Charles parece avergonzado.

Digo maravillado:
—Me atendieron durante el fin de semana. Tengo que irme ahora.

Entonces, me despido ligeramente y me doy la vuelta. Mi auto se quedó donde lo había


estacionado. Mirando por un momento el Jaguar que Keith me había dado, pronto abro
la puerta del auto y me siento en el asiento del conductor. Respiro hondo y me tomo un
tiempo para asegurarme de que estoy en condiciones de conducir. Quizás porque me
quedé dormido por un tiempo es que me siento mucho mejor ahora. Charles sigue
mirándome, parado allí, mientras salgo por la entrada del jardín. Cuando reviso el
espejo retrovisor, ya ha desaparecido muy lejos.

✤✤✤✤✤✤

Emma llega unos 10 minutos antes de lo prometido.

—Llegué un poco temprano, ¿está bien?

—Por supuesto, entra. ¿No fue difícil venir?

—Estuvo bien. Gracias.

—He preparado un filete simple, ¿está bien?

—Oh Dios. Tenía mucha hambre.

Después de confirmar cuánto demorará en hornearse, la llevo a la sala de estar.


Mientras esperamos, Emma sonríe y dice gracias. Mientras espero que se cocine la
carne. La razón por la que me estoy poniendo nervioso es por la presión sobre lo que
tengo que decirle. Cuando veo a Emma revisando mensajes en su teléfono celular,
recuerdo lo que he practicado.

✤✤✤✤✤✤

—Bueno, estaba muy delicioso. Gracias.

Cuando la veo sonreír satisfactoriamente, yo también sonrío. Ahora se acerca el


momento de hablar, le doy una taza de té con el postre.
—Oh, gracias.

Sonríe mientras me ayuda a limpiar la mesa vacía. Su cara sonriente es muy bonita.

—Quédate sentada, comeremos el postre pronto.

—Sí, lo espero con ansias.

Respiro profundamente mientras muelo los granos. Estoy en excelentes condiciones


hoy, no me siento enfermo, así que tuve una buena comida y no cometí errores al
hablar. He estado posponiendo y retrasando la charla difícil, pero ahora es el momento.
Emma sonríe brillantemente mientras saco una tarta de huevo, brownie de chocolate y
café.

—Oh, es mi panadería favorita.

—Bien, escucho eso a menudo.

—Voy a aumentar de peso.

Cuando la veo que suspira, pero no puede apartar la vista del postre, me río, es como si
estuviera mirando a mi hermano.

—No digas eso porque eres lo suficientemente delgada. Mi hermana siempre se


preocupa así, pero ella se ve bastante delgada para mí. Una dieta excesiva no es buena
para tu salud...

—¿Tienes una hermana menor?

—Sí, dos.

Naturalmente, la conversación pasa a algo sobre la familia. Después de sopesarlo por


un tiempo, se da la oportunidad de introducir el tema.

—Bueno, Emma, dijiste antes que tienes un hermano Omega, ¿verdad? Y dio a luz a un
niño.
—Sí, así es. ¿Por qué?

La cara de Emma está perpleja y tiene una sonrisa en su rostro.

Respondo, tosiendo en vano y evitando su mirada.

—Bueno, yo... tengo una pregunta sobre eso. ¿Podemos encontrarnos? No hay Omegas
a mi alrededor.

Emma sacude la cabeza.

—Puedo preguntarle, pero... ¿Qué pasa? Oh, ¿tu hermana tuvo un bebé? ¿Cuántos años
tiene?

Trago saliva seca. El tiempo finalmente ha llegado. Abro la boca con dificultad.

—No, no, es que... mis dos hermanos son Beta. El embarazado... soy yo.

Emma parpadea y permanece en silencio por un momento.

—... ¿Sí?

Esa es toda su reacción. Al mirar a Emma, que está sin palabras nuevamente, me siento
avergonzado.

—Bueno, algo así... Eso es lo que pasó. Es por eso que no me he sentido bien
últimamente... Lamento sorprenderte de repente, pero no tengo a quien más
consultarle... Creo que podría ser un diagnóstico erróneo, pero si realmente lo es... Me
acordé del hermano de Emma.

—...

Emma no dice nada. Su reacción aparentemente conmocionada me deja sin palabras.


De repente me pregunto si piensa que la relación entre ella y yo fue confundida; quizás
para ella era diferente a lo que yo creía, que para ella tal vez solo soy un compañero de
trabajo a quien le tiene confianza. Pienso que debí haber definido la relación primero,
pero ya era demasiado tarde. No tengo más remedio que esperar a que ella aclare el
desastre.

—Oh, entonces... ¿Qué debería decir?

Emma abre la boca después de la sorpresa. Todavía parece perpleja, pero gradualmente
su tez está volviendo. Hablo con cuidado:

—Siento decir esto de repente, Emma.

—Bueno, me sorprendió increíblemente.

Whoo.

Emma suspira. Todo tipo de emociones están en su rostro. Me siento culpable


nuevamente porque no quise confundirla así.

—No sabía que salías con alguien Yeonwoo. Mira, quiero decir... ¿De quién?

Cuando pregunta con cautela, suena un timbre oportuno en la puerta principal. Miro
hacia atrás casualmente. Emma también parece sorprendida.

—Espera un minuto.

—... ¿Quién es? —murmurando para mí mismo, me levanto de mi asiento.

Emma se lleva el café a la boca a toda prisa, como si tuviera sed. Incluso hasta que abro
la puerta, no tengo idea de quién es el visitante. Como si fuera difícil esperar un poco, el
visitante impaciente vuelve a tocar el timbre.

Respondo: "Sí", y abro la cerradura de la entrada.

Un sonido de traqueteo se extiende y la visita, espera... Cuando finalmente abro la


puerta, lo primero que siento es un leve aroma. Y tan pronto como aparece su rostro,
digo su nombre sin darme cuenta.
—... ¿Keith?
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 11
Me sorprende la inesperada visita. Keith me está mirando con un rostro inusualmente
pálido.

¿Por qué este hombre se encuentra aquí?

Inclino mi cabeza casualmente. Keith, que me mira a la cara sin decir una palabra,
luego abre la boca:

—... ¿Estás bien?

—¿Sí?

Me sorprende nuevamente la repentina pregunta.

Me observa por un momento, solo parpadea y suspira. Se pasa los dedos por el pelo
como si estuviera cansado y abre nuevamente la boca:

—¿Por qué no contestaste el teléfono?

—¿Teléfono? —repito sus palabras como un tonto.

Keith frunce el ceño como si estuviera molesto por mi reacción.

—Bueno, quién...

Emma, que se acerca a la puerta de entrada preguntándose qué está pasando, se


sorprende y suelta un grito. Keith pasa por encima de mi cabeza en silencio y la mira.
Emma habla primero:

—¿Por qué el Sr. Pittman está aquí...?

De repente se da cuenta de algo. También me percato de que Emma encuentra la


respuesta a la pregunta que hizo justo antes de que sonara la campana. Por supuesto, lo
negaría inmediatamente, sin embargo, necesito habilidades de actuación de las que
nadie dude. No puedo garantizar que pueda negar de manera calmada.
Afortunadamente, Emma no dice nada al respecto. Todo lo que hace es vernos por
turnos a Keith y a mí. De nuevo se cierne un pesado silencio. Una vez más, abre la boca
primero:

—Bueno, me retiro. Yeonwoo, hablemos de esto nuevamente la próxima vez. Le


preguntaré a mi hermano.

—Ah gracias. Emma. Espero que...

Me doy cuenta de la presencia de Keith mientras hablo. Me veo obligado a apartarme y


pedirle que entre.

—Te veré en un momento.

Lo digo a espaldas de Keith, pero él no mira hacia atrás. Cierro la puerta y bajo el
edificio con Emma. El camino está bordeado de autos familiares. Me detengo para ver a
Whitaker parado en la calle fumando un cigarrillo.

—... ¿Dónde está el auto?

Emma, ante mi pregunta, sin decir nada señala al otro lado de la calle. En silencio
caminamos uno al lado del otro. No fue hasta que llegamos al frente del auto que Emma
abre la boca:

—No sabía que tenías tal relación con el Sr. Pittman... Es del Sr. Pittman, ¿no es así?

Se a lo que se refiere, aunque no lo diga claramente. Digo que sí y asiento con la cabeza.

—Ya veo —murmura Emma con una mirada amarga.

Abre la puerta del auto y me mira antes de sentarse en el asiento del conductor.

—No le diré a nadie sobre esto hasta que Yeonwoo lo diga directamente.

Sonrío amargamente.
—Confío en ti Emma.

Emma sonríe.

—Lo que preguntaste antes, se lo preguntaré a mi hermano y te lo haré saber. Es difícil


decírselo ahora porque tengo que comprobar cuándo tiene día libre.

—Sí, gracias.

—De nada. —Ella habla de manera entrecortada—. Somos amigos.

Ante las palabras de Emma, sonrío alegremente. Cuando le doy un ligero abrazo como
despedida, ella también me da una palmada en la espalda.

—Bueno, vete a casa sana y salva.

—Sí, Yeonwoo.

Se sienta fácilmente en el asiento del conductor y cierra la puerta. La veo encender


hábilmente el auto. No es hasta que el coche de Emma desaparece de mi vista que cruzo
la calle y me dirijo a casa. Whittaker, que me reconoce tardíamente, levanta la mano
para saludarme. Mientras subo las escaleras, mi mente gradualmente se vuelve pesada.

¿Qué demonios está haciendo Keith aquí? ¿Por qué me llamó? ¿Pasó algo? No es algo
normal que venga a mi casa después del trabajo, pero Whitaker y otros guardaespaldas
parecían demasiado relajados.

¿Sucedió algo que no se me ha informado?

Abro la puerta principal sintiendo la complejidad de mi cabeza. Keith está sentado en el


sofá de la sala de estar. Fue hace un rato que Emma y yo estábamos sentados allí.
Camino en silencio y despejo tazas vacías y postres que estaban en la mesa.

—... ¿Puedo traerte algo de beber?


Keith niega brevemente con la cabeza mientras le ofrezco la invitación. Respiro hondo y
me paro frente a él con la mesa en el medio.

—¿Qué está pasando? Si tienes tanta prisa, algo grande debió suceder...

Keith abre la boca, después de una pausa dice:

—¿Por qué estás aquí?

Me las arreglo para soportar la pregunta obvia. Gracias a eso, respondo con calma:

—Porque es mi casa. ¿No es obvio?

Keith aprieta la mano en el muslo y la abre lentamente. Sus dedos hacen de nuevo un
sonido débil golpeando su muslo.

—Fuiste a mi casa.

—Sí, para recoger mi auto.

La velocidad de los dedos aumenta.

—¿Por qué Emma estaba aquí?

—Yo la invité. Tenía algo que preguntarle...

De repente frunzo el ceño.

Pero ¿por qué tengo que hablar de esto? Es mi vida privada.

—Entonces ¿por qué estás aquí? ¿Le pasó algo a la empresa? —pregunto con frialdad, y
puedo ver a Keith vacilar, cuando el ritmo de sus dedos que cambia de Moderato a
Allegro y se detiene de repente.

—... ¿Qué?
Esta vez Keith vuelve a preguntar. Me molesta que no parece concentrarse en lo que
digo. Me cepillo el pelo y frunzo el ceño.

—Si vienes hasta aquí, porque no contesté el teléfono, debió ocurrir un gran problema,
¿verdad? De lo contrario no hay razón para hacerlo en este momento.

Espero una respuesta después de decirlo, pero Keith sigue en silencio. De alguna
manera hace una pausa y abre la boca:

—... El cálculo está mal.

Parpadeo ante el comentario inesperado.

—¿Qué? ¿Qué cálculo?

—El número de espectadores, la suma ha estado mal durante dos semanas.

Por un momento me quedo sin palabras.

—¿Es eso lo suficientemente urgente como para venir hasta aquí?

Keith guarda silencio de nuevo. Sus dedos palmean nuevamente su muslo. Es Allegro
desde el principio.

—De todas formas... —De repente, Keith detiene sus dedos y cambia el tema—.
Prepárate, vamos a mi casa.

—¿Por qué?

Su respuesta es simple.

—Porque lo quiero.

Lo miro a la cara. Abro la boca cuando vuelvo a sentir que surgen todos los
sentimientos negativos.

¿Y si no lo hago?
Keith entrecierra los ojos. Me doy cuenta de que da la respuesta que esperaba. Al
mismo tiempo, Keith se pone de pie. Doy un paso atrás sin darme cuenta. Lentamente
se me acerca, suelto un pequeño gemido y me apresuro a retroceder. No hay lugar para
correr en esta casa estrecha. Pronto mi espalda toca la pared y mi retirada es
bloqueada. El hombre que camina hacia mí, se detiene con calma.

No hay aroma de feromonas en este hombre al que solo le quedan unos pocos pasos
hasta llegar a mí; sin embargo, siento un aroma sofocante. Me siento como el perro de
Pavlov. La mera visión de este hombre me hace sentir calor y percibir olor. Es tan
injusto que casi lloro. Entonces el hombre abre la boca:

—Yeonwoo. —Lo observo con los ojos borrosos. Keith dice en voz baja—: Prepararte.

Alza la mano. En el momento en que sus dedos tocan mi mejilla, suelto un gemido.
Keith, que me contempla mientras me encuentro endurecido y sin poder moverme, me
vuelve a acariciar la mejilla.

—Ven conmigo.

—...

—Yeonwoo.

Llama mi nombre otra vez.

Este hombre me conoce bien. Con solo decir mi nombre suavemente ya ha calculado
que estoy obligado a volverme infinitamente débil. Cierro los ojos con un profundo
suspiro. Siento que sé muy bien lo que este hombre piensa de mí. Cuando abro los ojos
otra vez, ya he tomado una decisión.

—Sí.

✤✤✤✤✤✤

En el auto, él y yo no decimos una palabra. Apoyo mi cabeza contra la ventanilla y solo


miro el fondo de la noche que pasa sin sentido. Keith vuelve a golpear su dedo contra su
muslo, muy despacio esta vez. En lugar de fumar, parece tener un nuevo hábito. Ni
siquiera huelo el regusto leve del cigarrillo. Al deshacerse de las feromonas, ya no
puedo oler ningún aroma de Keith, excepto por el aroma fresco de su piel. Me siento
extraño. Todavía hay un ligero aroma a feromonas en el coche, pero este también se
desvanece lentamente. Así como si la memoria se desvaneciera.

—¿Has estado en el hospital?

A la pregunta de Keith, todavía miro por la ventana y respondo:

—No.

—Voy a hacer una cita... El hombre... ¿Ya lo arreglaste?

Después de un momento, vuelve a preguntar. Echo un vistazo, Keith, como yo, está
mirando por la ventana.

—No. —Solo ante mi respuesta, Keith me mira. Hablo nuevamente, aun observando por
la ventana—. Todavía lo estoy pensando.

—¿Qué?

—De qué manera debería arreglarlo.

Keith no responde por un momento. Puedo darme cuenta que está desconcertado sin
tener que mirarlo. Por supuesto, no estaba en sus cálculos que hiciera estos
comentarios picantes, pero esto solo es el comienzo.

—Todavía no has encontrado al Omega que dejó la marca, ¿verdad? Hasta entonces
hablaré sobre si lo voy a arreglar o no.

Keith pregunta como si estuviera atónito.

—¿Me estás comparando a mí y a ese hijo de puta?


Era natural estar perplejo. ¿Cómo se atreve alguien más a jugar así contra este
hombre? Es imposible sin estar tan loco como yo. Me rio cínicamente.

—Ni siquiera recuerdo cómo fue tener sexo contigo, pero ¿hay alguna razón por la que
yo deba arreglarlo con el hombre primero?

Tengo curiosidad por la expresión de Keith, pero no me molesto en comprobarla.


Todavía miro por la ventana y digo casualmente:

—Podrías cambiar de opinión cuando aparezca el Omega que dejó la marca, así que
será mejor que hablemos de eso entonces. Ni siquiera podemos olernos de todos
modos, ¿verdad? Soy un gato en celo, así que no sé cómo reaccionaré si huelo a otro
Alfa y tú hueles a tu Omega...

—No me importa.

Me dice Keith bruscamente. No tengo más remedio que mirarlo.

—No importa cuál sea el aroma de las feromonas. Sería mejor si pudiera olerte, pero me
siento atraído por ti, incluso cuando eliminaste el olor de todos modos.

Inesperadamente, lo admite con frialdad. Parpadeo de asombro, porque nunca pensé


que lo diría con su propia boca. Pero Keith, más bien, inclina una esquina de la boca
como si mi reacción fuera graciosa.

—¿Te lo dije? Habría dormido contigo antes si fueras mujer.

Keith se acerca a mí en silencio. Toca mi mejilla lentamente y murmura para sí mismo:

—Si hubiera admitido que podía hacerlo incluso con un hombre, no habría perdido
tanto tiempo.

Se hizo el silencio. Keith no miente. No hay forma de cambiar de tema, sin embargo, el
problema es que su sinceridad es claramente su propio punto de vista, que puede ser
diferente de los demás.
Como me equivoqué. Soy yo el mentiroso. Pienso. Diré muchas mentiras este día y en
el futuro a este hombre.

Nos estamos mirando, pero el silencio no es pesado. La mano de Keith envuelve mi


mejilla y su pulgar acaricia mi labio inferior sin apretar. Separo mis labios
sigilosamente, los dedos de Keith entran en mi boca. Muerdo suavemente el pulgar con
mi diente. Mi mirada sigue sobre Keith. Nos miramos el uno al otro sin siquiera
parpadear. Coloco el dedo entre los dientes para que no le doliera, y secretamente
levantó mi lengua. Los ojos de Keith se entrecierran mientras acaricio su dedo
suavemente con la punta de mi lengua. Keith deja fluir sus feromonas. Hay un ligero
aroma. Él está emocionado. Siento el olor incontrolado fluir, y envuelvo el dedo con la
lengua y lo chupo con los labios, como si estuviera acariciando su pene. Keith también
lo nota. Es obvio que la parte delantera del pantalón tiene una erección. Keith gira su
mano alrededor de mi cabeza y tira de ella. Soy arrastrado como él quiere, sin resistir.

—Ah.

Keith suspira profundamente y cierra los ojos. Está tratando de besarme. Justo antes de
que nuestros labios se toquen, susurro:

—Encuentra al Omega primero.

Keith abre los ojos. De inmediato nuestros ojos se encuentran. Sonrío levemente,
mirándolo directamente.

—No dormiré contigo hasta entonces.

Poco a poco el coche baja la velocidad. El poder desaparece de la mano de Keith, que
me sostiene. Me hago un poco hacia atrás, aun así, mi mirada todavía sigue fija en Keith
y él no la esquiva. La cara de Keith está febril, y simplemente no tiene expresión.

Me gusta mucho esa cara.

✤✤✤✤✤✤

—Han pasado cuatro meses. ¿Es este su primer diagnóstico hospitalario?


Mirando el rostro inexpresivo del doctor, inadvertidamente trago en seco.

—... No, lo obtuve de otro hospital y me preguntaba si era un diagnóstico erróneo...

—Estás embarazado.

El médico aún mira el monitor de una manera meramente profesional.

Está hablando de los resultados de las pruebas y la condición actual, pero no puedo
escuchar correctamente. Solo oigo mientras estoy en blanco, las últimas palabras del
médico me llaman la atención.

—Incluso si es tu primer embarazo, estás en muy mal estado. ¿Estás tomando algún
medicamento?

Es difícil responder de inmediato. Respondo con una respiración profunda de por


medio.

—El inhibidor... Consumo un poco más que la cantidad normal.

—Oh, no.

El doctor pronto frunce el ceño.

Después de hacer preguntas detalladas sobre cuánto tiempo y cuánto era la cantidad, se
rasca la mejilla con la punta de un bolígrafo.

—Detén todos los medicamentos. A este ritmo, la vida del niño está en peligro. ¿Por qué
tiene que tomar inhibidores cuando está embarazado? ¿Tiene una pareja?

Hay muchos Omegas que tienen hijos solos, sin un cónyuge establecido. Echo un
vistazo a la vertiginosa mirada.

—No le he dicho todavía.


—Entonces ve a hablar con él de inmediato. Te sentirás mucho más relajado si grabas la
marca. Si no puede, te recetaré temporalmente otro inhibidor. Esto es temporal, así que
no puede consumirlo continuamente. Y no consuma nada más que la dosis recetada...
—agrega, diciendo esto y aquello—. ¿Hay otros inconvenientes?

Pienso por un momento y luego abro la boca:

—Es difícil dormir. Quizás es por eso que me siento peor...

—Suele pasar más si es tu primer embarazo. Te recetaré una pastilla para dormir.

Le pregunto con cautela, mirándolo hacer la receta.

—No soy un tipo al que las medicinas le hagan mucho efecto, así que... ¿Tienes alguna
medicina fuerte?

El doctor suelta un "uhm" y se acaricia la barbilla.

—Debido a que estás embarazado, es difícil usar el medicamento sin cuidado... Solo
tómelo cuando tenga insomnio muy severo. Y básicamente, el alcohol no está
permitido, más bien está absolutamente prohibido, especialmente cuando se toma este
medicamento. Si se mezcla con alcohol, la gente común simplemente se despierta en
tres días. Hay estudios que lo comprueban. No hay otros efectos secundarios graves. Es
básicamente malo para el niño, así que, si no vas a someterte a una cirugía, nunca lo
tomes conjuntamente con alcohol. ¿De acuerdo?

—Sí.

Asiento como si lo estuviera prometiendo.

✤✤✤✤✤✤

Paso por la farmacia, tomo mi medicina y vuelvo a la calle. Hay un parque bastante
famoso en la zona donde se encuentran los hospitales. De repente quiero comer pudín,
así que paso por una tienda cercana. Cuando me doy cuenta, he sacado todos los
pudines del refrigerador. Se derretirá. Estoy preocupado, pero no puedo renunciar a
ninguno de ellos. Finalmente, compro todo y salgo de la tienda. El empleado me mira a
la cara con extrañeza, pero lo ignoró.

Sentado en un banco vacío, saco uno, abro el paquete y paso cuidadosamente en la


esquina con una cuchara. El pudín frío y suave se aplasta en mi boca. Comiendo
lentamente un bocado a la vez, pienso en ello sin comprender. La dulzura que se
extiende en mi boca se asemeja al dulce sabor de la sangre que probé cuando grabé la
marca. La emoción de esa vez revive y me pone la piel de gallina.

Me como uno y saco otro. Normalmente no me gustan tanto los dulces, pero estos días
como demasiado. Ahora que lo pienso, cuando termino mis comidas, busco dulces para
el postre. No solo eso, sino que es realmente extraño que esté sentado en un banco y
comiendo pudín. ¿Es por el niño? Inadvertidamente miro mi vientre. Todavía es poco
irrealista, pero está claro que hay un niño. No puedo negarlo más.

“Si no tiene intención de dar a luz, tendrá que decidir rápidamente. No hago abortos,
así que busque otro hospital que pueda hacerlo y programe una cita”

Recordando la advertencia del médico, como mi pudín.

Tuk.

Un trozo de pudín cayó sobre mi pierna, pero lo dejo así.

No me muevo, aunque sé que el bulto suave me moja la pierna. Entro en razón porque
de repente alguien me habla.

—Oye, ¿estás bien? ¿Está todo bien?

Me sorprende la repentina voz del hombre.

Parpadeando con los ojos en blanco, abre la boca con un breve suspiro.

—Oh, no te desmayaste. Eso es un alivio. ¿No te sientes bien? ¿Debería llamar al 911?

—Oh, no... Estoy bien.


Mientras habla, sacudo la cabeza. Es familiar, pero ¿dónde lo viste? Sonríe como si
tuviera la misma idea.

—¿Nos hemos visto en alguna parte?

—Bueno... —murmura aturdido y tardíamente encuentro auriculares envueltos


alrededor de sus orejas.

Me sorprendo y escupo sin darme cuenta.

—Dijiste que eras un guardaespaldas... Josh. ¿Eres Josh?

—¡Oh!

También se acuerda de mí.

Su rostro fresco, que había visto en la noche oscura, brilla a la luz del sol.

—Es un placer verte de nuevo, Yeonwoo. ¿Te sentiste bien luego?

Extiendo la mano y me da la suya. Josh se sienta a mi lado naturalmente y habla:

—¿Qué haces aquí? ¿No son horas de trabajo?

—Tenía que ir al hospital hoy... ¿Qué haces aquí?

—Ah, tengo trabajo que hacer en un hospital cercano.

Cuando iba a preguntarle dónde, la voz del niño de repente me interrumpe.

—Papi, papi.

—Oh.

El niño se tambalea y se queja con Josh como si estuviera aburrido. El hombre pronto
dirige su atención al niño y sonríe suavemente. El niño se parece a él, pero es algo
diferente. Es obvio, pero pienso que probablemente se parece a su otro padre... ¿Dónde
lo has visto? Ladeo la cabeza de repente.

La cara del niño, que veo por primera vez, parece extrañamente familiar. Mientras miro
quieto, Josh levanta hábilmente al niño, pone sus pies en una mano y se encoge de
hombros en el aire. El niño parece asustado, pero con la emoción, sus ojos se iluminan
y el equilibrio es difícil. Pero no dura mucho.

—Uh. Huh.

—Ah-ah-ha-ha.

El hombre lo agarra, tan pronto como el niño tambalea.

Mientras observo la figura pacífica del niño que estalla en risas y el hombre sonríe, mi
mente se vuelve increíblemente compleja. Sin darme cuenta, acaricio mi estómago,
Josh se voltea hacia mí.

—Él es Pete, mi tesoro. Vamos, Pete. Di hola.

—Woo woo...

El niño me mira, chupándose el pulgar. Lo saludo con una sonrisa.

—¿Hola, Pete? Soy Yeonwoo.

El niño todavía me mira y de repente sonríe y entierra su rostro en el hombro de Josh.

—Este chico es tímido.

Se ríe Josh en voz alta.

Sonrío torpemente.

El niño en los brazos de Josh me mira. Cuando nuestros ojos se encuentran, el niño
vuelve a reír y oculta su rostro. En ese momento su cara se me hace familiar.
—¡Ah!

Josh me mira maravillado mientras exclama inconscientemente.

Su reacción en un abrir y cerrar de ojos es muy natural. Las palabras que había
escuchado sobre el hombre en mi cabeza rápidamente pasaron de largo.

—Oh, yo... ¿Tal vez tengas una hermana menor...? Llamada Emma.

Ese comentario hace un cambio repentino en la cara que había estado sonriendo hasta
ahora.

La cara del hombre que me observa es terriblemente fría.

—¿Quién eres tú?

Trago saliva en seco, es una pregunta natural. No puedo creer que este tipo sea Omega.
Solo entonces comprendo la razón de su hermosa apariencia.

¿Este hombre también consume inhibidores? Porque no puedo sentir ningún olor
proveniente de él.

Mi mirada se vuelve hacia el niño que sostiene. Es un Omega, quien dio a luz a un hijo
solo. Apenas abro la boca, soportando la sensación de lágrimas.

—Bueno, yo trabajo para la misma compañía que Emma... —continúo soltando palabras
con dificultad—. Emma dijo que tú también tenías un bebé...

El hombre frunce el ceño.

—¿Tú también...?

Me muerdo los labios y confieso.

—Creo que yo también debería tenerlo.


Se sorprende por la confesión que pronuncio con un aliento bloqueado y permanece en
silencio por un momento.

El hombre mira el reloj en su muñeca y me abre la boca, bajando la cabeza y


mordiéndose los labios.

—Podré dedicarte otra media hora más o menos —dice rápidamente—. Lo haré
mientras quieras que te escuche, si no te importa.

Por supuesto que está bien. Siento que mi corazón explotará si no le cuento a nadie
sobre esto.

—Escuché de Emma y le pregunté si podía conocerte. No tengo a nadie con quien


hablar. Pero no sabía que eras el hermano de Emma...

Resulta que se parecen. Por supuesto, el lado de Emma es mucho más suave, así que no
pensé en eso.

—Oh.

Y Josh parecía recordar algo.

—Entonces por eso me envió un mensaje preguntando cuándo iba a descansar. No


sabía que estaba pasando... De todos modos, el resultado es el mismo.

Josh abraza cómodamente a Pete y se endereza.

—Hablemos. Entonces ¿por qué quieres conocerme?

Logro sacar las palabras de mis labios temblorosos. Solo escucha en silencio mientras
yo hablo.

—... Entonces ¿estás regresando de un examen médico? —pregunta Josh, que había
escuchado más o menos y asiento con la cabeza.

Josh dijo que él estaba regresando de un pediatra cercano debido a la vacuna de su hijo.
Solo confesé que me acosté con mi jefe y quedé embarazado.

—¿No se lo vas a decir? O el Alfa no quiere un niño. Tu compañero debe ser Alfa,
¿verdad?

En un punto realista, me tomé un momento para responder.

—No lo sabe. Sigo pensando que es un diagnóstico erróneo...

—¿Ni siquiera piensas decirle?

Josh pregunta bromeando.

Casi me echo a reír nerviosamente. Mirando a Pete dormitando en los brazos de Josh,
abro la boca con dificultad.

—¿Debería tener un hijo?

—Bueno, esa es la elección de Yeonwoo.

La respuesta obvia regresa.

Le pregunto a Josh, incapaz de quitarle los ojos de encima.

—... ¿No te daba miedo? Escuché que tenías un bebé por tu cuenta.

Josh mira a Pete.

El niño ya está profundamente dormido. Sin embargo, Josh bloquea los oídos de Pete
con sus grandes manos y dice:

—Cuando lo supe, ya era demasiado tarde para la cirugía. No tuve más remedio que dar
a luz. —Mira al niño con una sonrisa amarga—. Pero después de nacer, no pude evitar
amarlo. ¿Qué hubiera pasado si hubiera tenido una cirugía? Es terrible imaginarlo.

No puedo decir nada. No me di cuenta de que tengo un hijo en el vientre y no me di


cuenta de que tengo que decidir si dar a luz o no.
—Será mejor que tomes la decisión rápidamente. Porque el tiempo pasa y se vuelve
irrevocable. —Señala Josh con frialdad. Solo digo que sí con dificultad. Josh me mira
así y abre la boca—: Estoy seguro que el médico ha tratado con muchos Omegas y los ha
ayudado de muchas maneras a sentirse "aliviados" respecto a dar a luz o no.

Parece disimular sus palabras a propósito. Sin mencionar a Pete, me temo que el niño
en mi vientre podría escucharlo y lastimarse. Ni siquiera estoy seguro de su existencia
todavía. Estoy sin palabras porque mi cabeza está confundida, así que Josh se toma un
descanso y pregunta:

—... Trabajas para la misma compañía que Emma, ¿verdad? ¿Puedo preguntarte algo?

Asiento apresuradamente ante las palabras de Josh.

—Sí, cualquier cosa. A menos que sea una disposición secreta...

—¿Cuántos hombres hay en la oficina?

—¿Qué?

Abro mucho los ojos ante la repentina pregunta.

Josh lo pregunta seriamente otra vez.

—Bueno, ella dice que trabaja en la oficina de secretaría. ¿Cuántos empleados hay?
¿Cuántos hombres hay?

No sé por qué me pregunta esto, pero respondo honestamente:

—El único hombre que trabaja en el departamento de secretaría soy yo, el líder del
equipo. El resto son todas mujeres. Incluida Emma, hay tres de ellas.

—... ¿Qué?

Josh distorsiona su rostro y escupe palabras duras. Estoy sorprendido y parpadeo.


¿Por qué estás haciendo eso? ¿Qué pasa?

Espero a que diga lo siguiente, pero Josh no abre la boca. Me mira el rostro durante
mucho tiempo con su cara aún fruncida.

—... Ah. Emma, Emma.

—... ¿Qué?

Cuando lo veo sacudir la cabeza llamando al nombre de su hermana, no puedo resistir


mi curiosidad.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué... algo malo le pasó a Emma?

Quiero ayudar en todo lo que pueda.

Quería ayudar en todo lo que pudiera. Mientras daba un paso de manera entusiasmada
hacia adelante, Josh me mira de reojo y pregunta de repente:

—¿Qué opinas de Emma?

Respondo honestamente sin dudar a la pregunta abrupta.

—Es una querida amiga. Siempre estoy agradecido con ella.

—Ahhhh...

Josh echa la cabeza hacia atrás con un suspiro inusualmente largo.

Estaba avergonzado viendo el cielo lejano con una mirada en blanco en mi rostro. Josh,
que guarda silencio por un momento, saca su teléfono celular. Abre la boca
preguntándome:

—Número.

—¿Qué?
Cuando se lo preguntó sin entender las palabras repentinas, Josh, a diferencia de antes,
parece molesto.

—Dame tu número, te mostraré el hospital al que fui. Solo dame tu número y te lo diré.
Tendrás una cirugía de mitad de período, pero no dejes que sea demasiado tarde.

—Oh... eso está bien. Yo lo averiguare...

Yo estoy reacio por alguna razón y trato de negarme, así que me mira con el ceño
fruncido. Bajo la presión tácita, me veo obligado a llamar a su número. Josh guarda el
número en silencio y me envía un mensaje. Después de escuchar una recepción
monótona, Josh dice:

—Guarda mi número y contáctame si tienes alguna pregunta. Mantendré en secreto lo


de hoy, así que no te preocupes.

—... Gracias.

Me mira una vez más con una expresión compleja y mira el reloj en su muñeca.

—Tengo que volver pronto. ¿Estarás bien?

Josh pronto mira a su alrededor y pregunta. Cortésmente lo rechazo.

—Sí, gracias, pero está bien.

Josh me mira de nuevo con una expresión extraña. Parecía querer decir algo, pero
finalmente se encoge de hombros, luego levanta su cuerpo.

—Fue un placer conocerte. Cuídate y vete a casa luego.

El hombre, se despide, ligeramente se levanta mientras sostiene a Pete en un brazo y se


levanta.
Miro inexpresivamente la espalda de Josh quien se fue dejando una breve despedida,
vuelvo a mirar el teléfono celular. Mi cara se refleja en la pantalla negra. De alguna
manera parezco cansado. Parpadeo e intento recuperar el sentido.

De repente suena el teléfono. Verifico el número y es Keith. Después de un momento de


vacilación, se corta y el teléfono comienza a sonar nuevamente. Doy un suspiro y
presiono el botón de llamada.

—... Sí.

Tan pronto como respondo con voz cansada, Keith dice:

—¿Dónde estás? Escuché que la cita ya terminó.

Me quedo atónito.

—¿Has consultado en el hospital?

Keith no responde mi pregunta, deja un breve espacio y luego pregunta de nuevo:

—¿Dónde estás?

Respondo sin energía:

—En un banco del parque, cerca del hospital.

—Ya voy.

La línea se corta de inmediato. Miro el teléfono celular cuya pantalla se había


oscurecido.

NT1: Moderato y alegratto son ritmos. (No son ningún grupo musical xD)
NT2: Josh usa la palabra "aliviado" para referirse a aborto]
Bésame mentiroso Vol. 3 • Capítulo 12 | Final
Keith llegó un poco más de 30 minutos después.

A sus familiares guardaespaldas los vi primero, así que tuve el presentimiento de que
aparecería pronto. Como esperaba, las expectativas fueron correctas.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunta Keith fácilmente, sentándose en el asiento


donde antes se había sentado Josh.

Respondo con indiferencia:

—Solo estaba pensando.

—¿Qué?

—Solo esto y aquello.

Es verdad, es una respuesta sincera. Cuando se corta la conversación, Keith se queda en


silencio por un momento.

—¿Qué es eso?

Vuelve a preguntar señalando la bolsa junto a él. Respondo de nuevo:

—Pudín.

—¿Pudin?

Como está perplejo, sostengo la bolsa en silencio y se lo entrego, Keith mira dentro y se
sorprende.

—¿Todo esto era pudín?

—Sí.
Asiento suavemente. Hay muchos contenedores vacíos en la bolsa. Keith se da cuenta y
no puede creer que comiera tantos pudines solo. Digo fingiendo no saberlo.

—La cantidad fue poca.

Keith me mira desconcertado por un momento e intenta cambiar de tema.

—¿Qué dijo el doctor?

—¿No le preguntaste?

Cuando pregunto sarcásticamente, frunce el ceño.

—Todo lo que le pregunté fue si tu tratamiento había terminado, eso es todo. No


pregunté nada más, porque es tu vida privada. Y si es un buen médico, no hablará con
otras personas sobre los registros médicos de su paciente solo porque alguien se lo
pregunte.

Por supuesto, eso es cierto, pero si este hombre se viera obligado a usar su dinero,
nadie podría resistir mucho. Afortunadamente parece no haberle preguntado al médico
sobre el tratamiento. Por supuesto así es la personalidad de Keith. No es el tipo que se
entromete en los asuntos de otras personas y prefiere preguntarle a la persona
directamente.

—No me dijo mucho. Solo hizo unas pruebas simples... —Dejo de hablar. ¿Qué tan lejos
debo llegar? Mientras estoy angustiado, Keith espera. Poco tiempo después concluyo
mis palabras con indiferencia—. No había nada especial.

—...

Simplemente me mira sin decir nada y luego cambia de tema.

—Todavía no has comido, ¿cierto? ¿Esto es tu almuerzo?

Pronto sacude su cabeza con el ceño fruncido.


—Por supuesto que no —contesto y de repente siento hambre.

Justo a tiempo Keith se levanta y pregunta:

—Vamos a almorzar. ¿Hay algo que quieras comer?

Una cosa pasa por mi mente.

—Carls Jr.

—¿Qué?

Keith vacila. Pero lo digo en serio.

—Quiero agregar pepinillos y cebollas a la hamburguesa teriyaki, papas fritas y un


batido de fresa.

—...

—¿No puedo?

Keith me mira sin decir nada.

✤✤✤✤✤✤

Hay cada vez menos personas en el parque justo después de la hora del almuerzo. Al
abrir el paquete de la hamburguesa que el guardaespaldas me compró, pienso que es un
alivio. En el banco, Keith y yo nos sentamos uno al lado del otro con una hamburguesa
en la mano. No muy lejos, Whittaker y otros guardaespaldas también toman su lugar
para almorzar con hamburguesas en sus manos. El grupo se dividió y algunos comen
primero, mientras que otros están en guardia. No tiene que preocuparse por la
seguridad, de repente lo pienso y pronto recuerdo aquel incidente, cuando Keith fue
atacado. Los Alfas dominantes siempre están expuestos al peligro. Me siento mal
después de recordar. El olor de la hamburguesa fresca me llena la boca, pero no puedo
comer porque mi corazón se siente pesado.
—¿Qué? ¿Qué pasa? —pregunta Keith.

Respondo con cautela:

—No, pensé que debería haberme ido a casa... El Sr. Pittman no quiere estar expuesto a
este espacio abierto. Podría haber paparazzi, podría haber ataques...

De repente, Keith levanta la mano mientras juega con la hamburguesa a medio


desenvolver. Dice inesperadamente:

—No te preocupes, también me gusta el parque —agrega Keith, indiferente como


siempre—. Ya es hora de tomar sol.

—¿En el parque?

Me rio inconscientemente y él también sonríe.

—¿Vamos a Miami?

Ahí está la playa privada de Keith. Por supuesto, sé que Keith suele pasar sus
vacaciones allí a veces. Nunca he estado allí antes. No tengo conocimiento de que haya
llevado a alguien alguna vez. Si voy, seré la primera persona a la que lleva o al menos
eso creo. En silencio me llevo el batido a los labios y succiono. Una bebida dulce pero
fría se introduce en mi boca. Después de humedecer mi garganta seca, muerdo la
hamburguesa.

—Uhm.

Sale una exclamación sin saberlo.

Keith me sonríe.

—¿Delicioso?

—Sí.
Asiento francamente, tomando un bocado de nuevo. Keith vuelve la cabeza y comienza
a comer su hamburguesa él mismo.

—Mmm.

Verlo asentir brevemente me hace sentir un poco a gusto.

—¿... Uh?

De repente, siento una extraña sensación en el vientre. Dejo de masticar y miro mi


estómago. No hay forma de que se moviera o de que pueda hacerlo ya. Pero ciertamente
se sintió desconocido. Lentamente comienzo a masticar la hamburguesa de nuevo. Ya
no puedo sentir la sensación, pero la emoción permanece.

✤✤✤✤✤✤

Después de terminar la comida, Keith inesperadamente me lleva a una calle llena de


tiendas de lujo. Es una calle a la que a menudo venía a comprarle regalos a la pareja
sexual de Keith, así que estoy un poco familiarizado con ellas, pero no sabía que este
hombre me traería aquí.

—Voy a comprarle todo lo que necesita el niño —dice Keith casualmente, tirando de mi
mano. Me sorprende una vez más.

—No sabes si es una niña o un niño —respondo sin dudar.

—Puedo comprar ambos.

—Podría elegir al hombre, no a ti.

A mi advertencia, se detiene por primera vez. Sin mirarme, habla después de quedarse
unos segundos en silencio.

—Tómalo.

—¿Qué pasa si no lo quiere? Es posible que desee comprarlo él mismo.


—¡Entonces tíralo, maldita sea!

Por fin escupe una maldición.

También estoy aturdido y me endurezco con asombro. Keith exhala, suavizando su


discurso.

—Me ocuparé de eso más tarde, entra por ahora.

Keith es obstinado. No tengo más remedio que ir a la tienda con él.

—Bienvenido, Sr. Pittman. Me han contactado y avisado de su visita.

El gerente viene y nos saluda en persona. Al mismo tiempo, el obturador se baja con un
sonido mecánico a mis espaldas. De repente me siento atrapado sin ningún lugar a
donde correr.

—No tienes que hacer esto.

Le susurro en voz baja.

Keith me mira y dice casualmente:

—Lo hago porque quiero.

¿Quizás ya lo sabe? Me pongo nervioso y lo miro. Keith frunce el ceño, como si me


hubiera descubierto.

—No te preocupes, no te enviaré una factura a ti, ni a ese hombre.

Aún no lo sabe. Estoy aliviado. Pero, aun no entiendo. ¿Por qué me está haciendo esto?

—Si crees que me acostaré contigo...

—Yeonwoo. —Keith me interrumpe. Se frota la frente con cansancio cuando duda—. No


quiero nada de ti. Solo déjame hacer lo que quiera. Eso es todo lo que tienes que hacer.
¿Está bien...?
Keith me mira porque no digo nada. La presión no expresada me obliga a responder
que sí.

—Siéntate aquí, por favor. ¿Te gustaría algo de té? ¿O café?

Primero Keith, sentado en el sofá, me mira. Vacilante me siento a su lado. Cuando veo a
Keith pidiendo café, me quedo un momento perdido en mis pensamientos.

—¿Hay algo que quieras comer? —pregunta Keith. Cuando vuelve los ojos hacia mí,
agrega como una broma—: ¿Pudín?

No puedo responder. Solo parpadeo y Keith se echa a reír. Como si hubiera mirado mi
corazón, habla con el gerente.

—Dele a Yeonwoo un pudín con un batido de fresa.

Sonríe y asiente.

—Está bien. ¿Quiere un cigarrillo? ¿O puro?

—No, está bien —dice Keith después de un momento breve—. Espero que no huela a
nicotina... porque no me gusta.

—Está bien, tendré cuidado.

Keith se echa hacia atrás sin prisa después de que el gerente desaparece. Miro hacia
abajo y él está golpeando lentamente su muslo con su dedo. Noto sus pensamientos y
abro la boca:

—Si quieres fumar, no tienes que...

—Lo deje. No me lo recuerdes.

Keith escupe bruscamente.


Silenciosamente cierro la boca. Al menos está claro que tiene paciencia. Es extraño que
Keith haga esto por los demás e incluso por mí.

¿Tanto así quieres sexo conmigo? ¿Cómo reaccionaría este hombre si le dijera que me
casaré, pero no tendré sexo? Todavía no puedo ni besarlo. Aun así, Keith sigue siendo
amigable conmigo. Es tan amable que temo volver a caer en una ilusión. No tengo ni
idea de lo que este hombre quiere de mí. Pero estoy seguro de lo que quiero. Mantengo
mis manos con fuerza sobre mis rodillas. Nunca olvidaré lo que este hombre me hizo.
En el momento en que lo olvide, volveré a ser el mismo.

✤✤✤✤✤✤

Keith me lleva a otra tienda después de comprar todo tipo de cosas, es como si fuera a
vaciar todas las tiendas. Allí me dice que compre todo lo que quiera.

—Dicen que el embarazo en los Omegas no cambia mucho la forma de su cuerpo, pero
será mejor que compres algunos atuendos por si acaso —dice Keith con una sonrisa—.
Si comes tu Pudín con ese impulso, pronto notarás que estás embarazado.

Justo cuando estoy comiendo pudín de leche, me avergüenzo y me detengo.

—Es broma, come todo lo que quieras.

Se ríe Keith y vuelve a acariciarme la cabeza.

Alguien que no lo conoce, se confundiría, pensando que este hombre está interesado en
mí. Así me equivoqué antes, pienso cínicamente. Efectivamente el gerente se turna para
mirarnos a Keith y a mí y rápidamente muestra su negocio.

—Este es nuestro nuevo producto, hecho de tela especialmente procesada para mujeres
embarazadas. Algunas personas tienen piel sensible. De hecho, se utilizó en todos los
productos algodón orgánico, teniendo cuidado de no provocar alergias...

Cuando presentaba el producto con fluidez, iba a decir que sí. Pero Keith fue más
rápido que yo.
—Todas.

—Gracias, pero no necesito tanto. Probaré uno y luego... —digo apresuradamente, pero
Keith solo me mira.

Para mantenerme callado, no tengo más remedio que llevarme el pudín a la boca en
silencio. Después de eso, lo mismo sucede repetidamente. El gerente busca esto y
aquello y Keith acepta incondicionalmente sin pensar mucho. Tengo miedo de pensar si
podré llevar todas esas cosas en mi auto.

—¿Por qué no compras toda la tienda? —digo rápidamente, exhausto y gruñendo.

Incluso pienso que ha venido a tirar su dinero con el pretexto de mi embarazo. Justo a
tiempo, el gerente trae un nuevo artículo. Mirando las corbatas alineadas en la mesa,
agrega una explicación fluida de nuevo. Abro la boca antes de que Keith diga todos
nuevamente.

—¿Puedo elegir?

Cuando Keith se da la vuelta, sonríe levemente.

—Como quieras.

Levanta ligeramente la mano, pero su mirada de satisfacción es evidente.

Pongo el resto del pudín en mi boca y vuelvo los ojos hacia una corbata. Hay una serie
de lazos con todo tipo de diseños, desde elegantes hasta decentes, pero nada deja de ser
llamativo. Elegir uno de estos puede ser una tortura. Si le preguntas a Keith, por
supuesto, él dirá: Compra todo. Y por supuesto que no quiero ir tan lejos. Echo un
vistazo serio y elijo uno de ellos.

—¿Te gusta?

Ante la pregunta de Keith, asiento con la cabeza, luego llevo sin decir nada y pongo la
corbata doblada sobre su camisa
—Por favor usa esto —digo mirando a Keith—. Es tuyo.

Por un momento, Keith parece sorprendido. Es sorprendentemente lindo que un


hombre cansado muestre una emoción tan pura.

Hablo sonriendo sin darme cuenta.

—También debería comprar algo para ti, porque has estado comprado cosas para mí...
¿Te gusta?

Keith recoge su corbata sin decir nada. Agrego cuidadosamente mientras mi mirada
permanece baja.

—Si no te gusta...

—No. —Me dice, observando los numerosos lazos en la mesa—. Me gusta.

—...

—Bien.

Keith mira la corbata y me mira a mí. Sonríe suavemente.

—Lo estoy comprando con tu dinero.

—Lo sé. —Y vuelve a mirar la corbata—. Pero tú lo elegiste —dice Keith, que solo ha
visto lo que tengo en la mano durante un tiempo sin decir una palabra, de repente
agarra su corbata y la desata. Luego extiende su mano y dice—: Dame la corbata.

La corbata que elegí no coincide con el traje que lleva puesto.

Mirando alternativamente una corbata azul oscuro brillante y un traje marrón oscuro,
digo con cautela:

—No encaja bien con el traje.

—Está bien —insiste—. Rápido.


Me veo obligado a colocarle la corbata. Después de poner la corbata sobre la cabeza de
Keith, no digo nada mientras realizo un nudo familiar. Puedo notar que su mirada está
fija en mi cara, pero finjo no saberlo.

—Hazlo despacio.

Puedo sentir a Keith riéndose. El nudo se retuerce a toda prisa. No tengo más remedio
que desatar la corbata y comenzar de nuevo. Logro terminar esta vez sin fallar.

Cuando intento alejarme después de arreglar el nudo, Keith de repente me toma la


mano y la besa mientras me mira dudar por un momento. Sus suaves labios tocan el
dorso de mi mano, contengo el aliento sin darme cuenta. Los labios suavemente
presionados retroceden lentamente y Keith sonríe.

—Gracias.

Estoy sin palabras. No puedo creer que me haya dicho eso. Por primera vez, me siento
un poco culpable por dejar una marca en este hombre.

Debe haber regresado hacia mí porque desea tener relaciones sexuales. Además,
siempre está reteniendo feromonas. No tienes que esperar por mí, porque de todos
modos pronto me marcharé. No te lo esperas, ¿verdad?, ¿Qué pasa si digo que no
dormiré contigo nunca más? Entonces ¿me obligarás a abrazarte de nuevo?

Me trago saliva seca y rápidamente retiro mi mano. Mi boca se seca, así que me
apresuro a traer el batido a mis labios. Casualmente, está vacío. El gerente desaparece
de inmediato debido al sonido del vaso vacío. Reaparece con un nuevo batido.

—... Gracias.

Aunque estoy lleno, sostengo un sorbo completo en mi boca para ocultar la


incomodidad. La bebida que se filtra a través del popote está fría, pero no puede calmar
mi estómago ardiente.

✤✤✤✤✤✤
—¿...?

La sensación de algo temblando despierta mi conciencia. Me doy cuenta vagamente de


que me había quedado dormido. Logro levantar mis párpados, pero mi visión no es
clara y me giro casualmente. La persona que me sostiene susurra en voz baja:

—Está bien, descansa un poco.

Conozco al dueño de esta voz.

Estoy cansado y vuelvo a cerrar los ojos. De repente siento un toque cálido en mi frente,
suspiro quedamente y me inclino. Me siento tan cómodo después de mucho tiempo que
pronto me duermo.

✤✤✤✤✤✤

Con la ayuda de la luz de la luna, la memoria finalmente jugó un papel apropiado.


Parece que he regresado a la mansión de Keith. Ahora que lo pienso, me quedé dormido
en el auto... Ni siquiera pensé en quién me trajo aquí. Tengo hambre. Bajo de la cama
tambaleando. Por un tiempo, el imaginarme comer algo, ni se me cruzaba por la
cabeza, y ahora quiero comer como un loco, como si fuera una mentira. ¿Se supone que
debe ser así? Tengo curiosidad, pero decido buscar en internet una vez que coma algo.

Abro la puerta con cuidado. Por supuesto que no hay nadie en el pasillo vacío. Camino
en silencio. En mi cabeza, pienso en la ubicación de la cocina. ¿Alguna vez me he
preparado algo aquí? Estaba pensando en sacar los ingredientes y hacer algo por mi
cuenta.

—¿A dónde vas?

La repentina voz me asusta hasta la muerte y miro hacia atrás.

Keith está de pie en el pasillo. ¿Estabas despierto a esta hora? ¿O lo desperté? Lo miro
avergonzado. Keith lleva una cómoda prenda de punto y pantalones de algodón. De
repente, me pregunto cuánto tiempo ha pasado.
—Oh... acabo de despertar, pensando que me gustaría algo de comer.

—Vuelve a tu habitación. —Keith dice con indiferencia—. Les pediré que preparen la
comida. ¿Hay algo que quieras comer?

—Está bien, yo lo haré...

—Entra. —Keith me interrumpe como siempre. Añade irritado—. No me hagas decirlo


dos veces.

Me veo obligado a darme la vuelta.

Al abrir la puerta, Keith pregunta. ¿Hay algo en especial que quieras comer? Pienso
por un momento y sacudo mi cabeza.

—Come un bocadillo mientras esperas —dice y entra en su habitación.

Tal vez está tratando de llamar a Charles. Más que eso, me pregunto qué quería decir.
¿Estás diciendo que mientras espero coma un bocadillo? Pronto sé el significado. De
vuelta en la habitación, encuentro algo que no había visto antes. Es una nevera
pequeña. Está en una mesa junto a la pared, para que no tenga que inclinarme. Cuando
abro la puerta del refrigerador, está lleno de todo tipo de postres. Entre ellos, por
mucho, el que más hay es pudín.

¡Oh Dios mío! No puedo hablar por un momento, con la puerta abierta. ¿Qué demonios
es todo esto...? Dudo y saco un pudín, me sorprende nuevamente ver la fecha y el
nombre escritos allí.

No era uno, sino muchos tipos de pudin. Los ingredientes principales también están
escritos brevemente. Una vez que saco el que tenía en la mano, sostengo una de las
cucharas preparadas a su lado. El pudín casero es mucho más suave y sabroso que el
que compre para comer. Pronto pruebo uno, dudo y saco otro. Esta vez es pudín de
chocolate. La dulzura suave que mantiene mi boca cerrada, me hace feliz, pero, por otro
lado, hace que mi corazón se sienta pesado.
Estoy seguro de que Charles lo hizo, llego a esa conclusión dentro de mí. Keith nunca es
el tipo de persona que da tanta consideración y, aun así, no puede darme esa
consideración. Estoy seguro de que Charles lo hizo por su cuenta. No sé por qué el
refrigerador está tan lleno, pero decido que tal vez es solo una coincidencia.

Cuando saboreo el tercer pudín en mi boca, escucho un golpe y un momento después la


puerta se abre. Mientras me pongo de pie, Charles arrastra su carrito transportista y
coloca los platos uno por uno en la mesa vacía.

—Lo siento, es tarde —respondo de manera casual, mientras me disculpo.

—Es mi trabajo, no tienes que preocuparte. —Y añade Charles, abriendo la tapa—. Si no


tiene suficiente o necesita más, por favor llámeme. El chef dijo que era tarde, así que
hice poco...

—Oh, sí, eso es suficiente.

Charles pregunta, limpiando la lata de pudín vacía sobre la mesa.

—¿Cómo estuvo la merienda? ¿Quieres más pudín? ¿O hay algo más que quieras?

—Oh... todo estuvo bien. Gracias, estuvo muy delicioso. Todo.

Le agradezco su amabilidad.

—Por favor, dile a la persona que lo hizo que lo disfruté. Tú también, Charles, gracias
por tu cuidadosa atención.

Cuando digo gracias, Charles señala con una cara inexpresiva.

—Solo seguí las instrucciones. El agradecimiento debe hacerse al Sr. Pittman.

Mi cara está rígida. Charles sigue hablando sin compasión.

—Es verdad. Ayer, el Sr. Pittman trajo a Yeonwoo, que estaba dormido. También me
dio instrucciones de colocar una nevera.
—...

—Incluyendo instrucciones para hacer mucho pudín.

Lo miro con una cara reacia y digo:

—Ah.

Charles deja de intentar salir y dice:

—Oh, dijeron que habían tomado el ADN.

—¿ADN?

Cuando pregunto por la historia repentina, sin entender lo que significa, Charles habla:

—El ADN del Omega que dejó una marca en el Sr. Pittman. Parecen haber encontrado
una cantidad muy pequeña y les resultó difícil.

Mi cabeza se queda en blanco. Estoy asombrado y lo miro. Está diciendo algo, pero no
hay sonido. Finalmente me doy cuenta de lo que dice.

—¿Qué...? ¿No dijiste que no quedaban rastros? También descartaste su ropa.

—Sí, luego lo tiré todo, pero afortunadamente, después de rastrear, encontré la ropa del
Sr. Pittman. Un hombre sin hogar lo llevaba puesto.

Charles sacude la cabeza una vez, mostrando compasión por el pobre hombre sin
hogar.

—No pensé que habría algún progreso porque estaba contaminado y lavado bajo la
lluvia, pero fue casi un milagro... Se encontró mucho ADN y solo uno de ellos fue de
Omega.

Sin querer trago saliva seca.

—Entonces... ¿Lo encontraste? ¿Quién es?


Antes de que Charles pueda responder, por un corto tiempo mi cabeza se vuelve un
campo de batalla. Cálmate, si lo supiera, todo habría terminado. No hay forma de que
Charles pueda hablar con tanta naturalidad. Contengo la respiración y Charles habla
seco como siempre.

—No, todavía no. Desafortunadamente, no está en la base de datos... Pero lo he


registrado, así que lo encontraré algún día.

Es demasiado pronto para descansar. Me las arreglo para hablar.

—Incluso si lo encuentran... ¿Cómo sabrán qué ese ADN le pertenece al Omega que
dejó la marca?

—Hay una marca, por lo que será fácil de descifrar. Simplemente encerrándolo durante
unos días, sin tomar el medicamento y naturalmente olerá la feromona.

—...

—Si el Sr. Pittman pudiera oler al Omega... ¿No sería el criminal?

Abro la boca con dificultad.

—... Sí.

Sonrío, intentando de alguna manera dar aires de indiferencia.

—Lo bueno es que encontré una pista —dice Charles, da un breve saludo y luego sale de
la habitación.

Cuando me deja solo, me quedo allí sentado un rato.

Trato de ser racional y pensar fríamente. Está bien, no sabemos cuándo nos atraparán.
Venga, tienes que limpiar el alrededor rápidamente. Sin embargo, la razón me dice
que huya ahora mismo, pero la emoción es todo lo contrario.
Sin saberlo, mis ojos se vuelven hacia el refrigerador. Al principio, solo estaba
pensando en escaparme. Pensé que sería suficiente con huir. Sin embargo, las cosas se
me están yendo de las manos.

¿Está bien huir así? ¿Le importará si me escapo así? Me pregunto a mí mismo. ¿Es eso
suficiente para satisfacerme? El odio dentro de mí sigue susurrando. Solo está
buscando a alguien que no sabe quién es. Me muerdo los labios y pienso una y otra vez.
Tarde o temprano, su interés desaparecerá y volverá a su antigua vida. ¿Entonces
vas a dejar todo?

Todo lo que puedo hacer es organizar mis pensamientos con calma. ¿Qué es diferente
de antes? Keith me ha tratado tan amablemente antes. Así me equivoqué y el precio fue
alto. ¿Es lo suficientemente tonto utilizar el mismo truco de nuevo? Por supuesto no lo
es.

Inadvertidamente miro las cajas de regalo apilada a un lado. Estos son los artículos que
Keith compró para mí. Ni siquiera desaté la cinta. Siempre ha sido generoso. Siempre
suele presentar joyas caras a la pareja que pasa una noche con él, pero nunca ha
comprado un producto él mismo, qué yo sepa, esto es ciertamente inusual. Además, no
puedo creer que llevaras a alguien a comprar un regalo y le dijeras que escoja lo que le
gusta. No tiene sentido proponerle matrimonio a alguien con quién solo quieres dormir
en primer lugar. Si... Tomo una respiración profunda.

Si este hombre siente algo por mí...

El bistec frente a mí se está enfriando, pero ni siquiera lo toco. Mirándolo sin sentido,
pienso.

... Probémoslo.

—Fin del volumen 3—

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