CASE OF ATUTXA MENDIOLA AND OTHERS v. SPAIN - (Spanish Translation) by The Spanish Ministry of Justice

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ABOGACÍA GENERAL DEL ESTADO

MINISTERIO DIRECCIÓN DEL SERVICIO JURÍDICO DEL ESTADO

DE JUSTICIA ABOGACÍA DEL ESTADO ANTE EL TRIBUNAL EUROPEO


DE DERECHOS HUMANOS Y OTROS ORGANISMOS
INTERNACIONALES COMPETENTES EN MATERIA DE
SALVAGUARDA DE LOS DERECHOS HUMANOS

TRADUCCIÓN REALIZADA POR LOS SERVICIOS DEL DEPARTAMENTO DE


CONSTITUCIONAL Y DERECHOS HUMANOS DE LA ABOGACÍA DEL ESTADO

Se recuerda que los idiomas oficiales del Tribunal Europeo de Derechos Humanos son el
inglés y el francés, en los que se publican tanto las sentencias como cualquier otro
documento del TEDH.

SECCIÓN TERCERA

ASUNTO ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

(Demanda nº 41427/14)

SENTENCIA

ESTRASBURGO

13 de junio de 2017

Esta sentencia adquirirá carácter de firmeza en las condiciones definidas en el artículo


44 § 2 del Convenio. Puede sufrir correcciones de estilo.
SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

En el caso Atutxa Mendiola y otros c. España,


El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (sección tercera), reunido en Sala
compuesta por:
Helena Jäderblom, presidenta,
Branko Lubarda,
Luis López Guerra,
Helen Keller,
Pere Pastor Vilanova,
Alena Poláčková,
Georgios A. Serghides, jueces,
y Stephen Philipps, secretario de sección,
Tras haber deliberado en Sala del Consejo el día 23 de mayo de 2017,
Dicta la siguiente sentencia, adoptada en esa fecha:

PROCEDIMIENTO

1. El caso tiene su origen en una demanda (nº 41427/14) interpuesta ante el TEDH
contra el Reino de España por tres nacionales de este Estado, los Sres. Juan María Atutxa
Mendiola (“el primer demandante”), Gorka Knorr Borras (“el segundo demandante”) y la
Sra. María Concepción Bilbao Cuevas (“la tercera demandante”), el día 27 de mayo de
2014 en virtud del artículo 34 del Convenio para la Protección de los Derechos Humanos
y de las Libertades Fundamentales (“el Convenio”).

2. Los demandantes ha sido representados por el letrado, A. Figueroa Laraudogoitia,


abogado ejerciendo en Vitoria. El Gobierno español (“el Gobierno”) ha sido representado
por su agente, R.-A. León Cavero, Abogado del Estado-Jefe del Área de Derechos
Humanos en el Ministerio de Justicia (Abogacía del Estado).

3. El día 17 de junio de 2015, la demanda fue trasladada al Gobierno.

ANTECEDENTES DE HECHO
I. LAS CIRCUNSTANCIAS DEL CASO

4. Los demandantes nacieron en 1941, 1950 y 1958, y residen en Lemoa, Barcelona y


Zurbano, respectivamente.

5. El primer demandante es el antiguo Presidente del Parlamento de la Comunidad


Autónoma del País Vasco. El segundo y la tercera demandantes eran el Vicepresidente y
la Secretaria, respectivamente, de dicho Parlamento en el momento en el que el primer
demandante era su Presidente.

6. El sindicato Manos Limpias (“el sindicato”), que se había constituido en acusación


popular, y el Ministerio Fiscal iniciaron procedimientos penales contra los demandantes.
Sostenían que los interesados habían cometido un delito de desobediencia a la autoridad
judicial al negarse especialmente a acatar la resolución del Tribunal Supremo que había

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

ordenado, el 27 de marzo de 2003, la disolución de todos los grupos parlamentarios


presentes en el seno de las distintas instituciones de las Comunidades Autónomas del País
Vasco y de Navarra que llevaran el nombre de Batasuna. Esta resolución venía a raíz de
la declaración de ilegalidad de los partidos políticos Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y
Batasuna, y de la resolución de disolución de estos partidos.

7. Mediante Auto de 27 de diciembre de 2004, el Juez de Instrucción designado por el


Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (“el TSJPV”) archivó las denuncias
formuladas por el sindicato y la Fiscalía por no considerar que los hechos fueran
constitutivos de delito.

8. El sindicato recurrió el auto de archivo. Por su parte, el Ministerio Fiscal, al estimar


que el Auto estaba suficientemente motivado, indicó que no deseaba recurrirlo.

9. Mediante Auto de 22 de febrero de 2005, el TSJPV estimó el recurso del sindicato


y devolvió el expediente para que se reabriera la instrucción aduciendo que existían
indicios racionales que mostraban la existencia de un delito de desobediencia con
posibilidad de que los demandantes incurrieran en responsabilidad penal. Tanto a la
Fiscalía como a la acusación popular se les concedió un plazo para presentar alegaciones.
La primera solicitó un sobreseimiento y el archivo de las actuaciones, mientras que la
segunda solicitó que se celebrará un proceso por delito de desobediencia.

10. Durante el proceso, que comenzó el día 26 de octubre de 2005, el TSJPV examinó
varios medios de prueba, especialmente certificaciones de documentos oficiales y varios
testimonios, entre los cuales, los de los acusados. Mediante sentencia de 7 de noviembre
de 2005, dictada a raíz de la celebración de una vista pública, el TSJPV absolvió a los
demandantes en razón de su inviolabilidad parlamentaria y se declaró incompetente para
enjuiciar su comportamiento.

11. La acusación popular impugnó la sentencia absolutoria ante el Tribunal Supremo.


Mediante sentencia de 10 de noviembre de 2006, este Tribunal estimó el recurso de
casación y ordenó la devolución de los elementos del expediente a los Magistrados que
habían dictado la sentencia impugnada, solicitándoles que completaran la exposición de
hechos considerados probados y que se pronunciaran sobre el fondo de las pretensiones
en una nueva sentencia. Consideró, por otra parte, que la celebración de una nueva
audiencia pública no era necesaria.

12. A pesar de las indicaciones del Tribunal Supremo, los Magistrados del TSJPV
celebraron una audiencia pública, al término de la cual, mediante sentencia dictada el 19
de diciembre de 2006, se absolvía de nuevo a los demandantes.

13. En su sentencia el TSJPV consideraba probado lo siguiente:


- El día 20 de mayo de 2003, la Sala Especial del Tribunal Supremo acordó la
disolución del grupo parlamentario Araba, Bizkaia Eta Gipuzkoako Sozialista
Abertzaleak (“ABGSA”, único grupo parlamentario presente en el Parlamento Vasco
constituido por parlamentarios que habían integrado antes el grupo Batasuna). En
consecuencia, había instado al Presidente del Parlamento Vasco que solicitara a la Mesa
de este Parlamento que procediera a dicha disolución. En ausencia de respuesta del
Parlamento Vasco, reiteró su mandamiento el día 4 de junio de 2003 y concedió un plazo

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

de cinco días al Presidente del Parlamento Vasco para que ejecutara la medida en
cuestión, en caso contrario, según la Sala Especial, los miembros de la Mesa podían ser
acusados del delito de desobediencia a un mandamiento judicial.

- Al día siguiente, 5 de junio de 2003, la Mesa del Parlamento adoptó un proyecto de


resolución general de la Presidencia del Parlamento a efectos de ejecutar la decisión
judicial en cuestión, resolución que, conforme al artículo 24.2 del Reglamento del
Parlamento, debía someterse a aprobación de los miembros de la Junta de Portavoces. El
día 6 de junio de 2003, esta Junta había rechazado la resolución y esta decisión fue
trasladada al Tribunal Supremo por el Presidente del Parlamento. Éste había declarado
que resultaba por tanto imposible que se procediera a la ejecución de la antedicha
decisión judicial.

- El 18 de junio, la Sala Especial del Tribunal Supremo había solicitado al Presidente


del Parlamento así como a la Mesa del Parlamento y a los Presidentes de la distintas
comisiones la ejecución de la decisión del 20 de mayo de 2003 con el fin de impedir a los
miembros del grupo parlamentario ABGSA que participaran en la vida parlamentaria.

- El día 30 de junio de 2003, la Mesa del Parlamento había adoptado un texto en el


que expresaba su respeto por el Tribunal Supremo y por los demás órganos judiciales y
en el que aseguraba no tener ninguna intención de desobedecer las decisiones de justicia.
Indicaba igualmente que el Reglamento del Parlamento no preveía sin embargo la
posibilidad de ejecutar la medida solicitada. Había declarado a este respecto que, al haber
sido rechazadas recientemente las proposiciones de reforma de dicho Reglamento, se
enfrentaba a una imposibilidad legal de ejecutar la decisión judicial en cuestión.

14. En la parte de su sentencia relativa a los Fundamentos de Derecho, el TSJPV


apuntaba que la única acusación formulada contra los demandantes lo había sido por el
sindicato, quien reprochaba a los interesados haber cometido un delito de desobediencia a
la autoridad judicial, infracción prevista en el artículo 410.1 del Código Penal (párrafo 25
más abajo).

15. A la luz de los hechos considerados probados y de los medios de prueba


examinados, el TSJPV indicó, refiriéndose a la existencia de una negativa abierta y
directa a obedecer las decisiones judiciales:
« (...) se ha de descartar el supuesto de negativa abierta y directa, pues ésta nunca se ha formulado
expresamente (...) y nunca se menciona [por el Presidente] (...) por el contrario, en algunas ocasiones
expresamente se manifiesta que no se quiere incurrir en desobediencia alguna (...) »
16. En lo respecta a la desobediencia indirecta, el TSJPV resaltó lo siguiente:
“(...) Pues bien, considerada la prueba practicada, entendemos que no cabe apreciar que los tres
imputados permanecieran absolutamente pasivos (...); éstos sí que trataron de arbitrar los
mecanismos jurídicos necesarios para llevar a efecto aquellas resoluciones (...) [especialmente
mediante una] propuesta de resolución general de Presidencia.
(...)
Por tanto, descartamos que hubiera aquel pacto defraudatorio del que parte la acusación.
(...)

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

[Para llegar a esta conclusión], se han tenido en cuenta las declaraciones de los parlamentarios
vascos que intervinieron en la vista oral así como las de los testigos de la parte acusadora (…) [y] las
declaraciones de los acusados.”
17. La sentencia contenía un voto particular discrepante, según el cual los medios de
prueba practicados no permitían descartar los indicios de responsabilidad penal de los
demandantes, indicios que ya habrían sido señalados en el Auto de 22 de febrero de 2005.
Este voto particular era favorable a la condena de los demandantes por el delito del que
eran acusados.

18. La acusación popular recurrió en casación fundándose en los artículos 849.1 y 2 y


852 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Mediante sentencia de 8 de abril de 2008,
dictada tras la celebración de una vista pública en la que participaron los representantes
de los demandantes pero en la cual no fueron oídos estos últimos, el Tribunal Supremo
estimó el recurso del sindicato, anuló la sentencia recurrida, consideró a los demandantes
culpables del delito de desobediencia y les condenó a una pena de inhabilitación especial
para empleo o cargo público por tiempo de doce a dieciocho meses así como multa de
seis meses a razón de 100 euros por día (para el primer demandante) y de cuatro meses a
razón de 100 euros por día (para los segundo y tercera demandantes). El Tribunal
Supremo resolvió por otra parte condenar a los demandantes al pago de costas y gastos
incurridos ante el TSJPV. Sobre la base de los mismos hechos considerados probados por
la sentencia a quo, el Tribunal Supremo consideró que los demandantes habían deliberada
y abiertamente rechazado cumplir su mandamiento que ordenaba la disolución de los
grupos parlamentarios. Apuntó en particular que:
“(...)
El carácter no expreso de esa negativa, la puntual respuesta a los requerimientos dirigidos por el
Tribunal Supremo y, en fin, la afirmación de que no se quiere incurrir en delito, no son suficientes
para descartar (…) el tipo descrito en el art. 410.1 del CP.”
El Tribunal Supremo recordó que, de acuerdo con su jurisprudencia:
“(...)
este delito [de desobediencia] se caracteriza, no sólo porque la desobediencia adopte (…) una forma
abierta, terminante y clara, sino también es punible «la que resulte de pasividad reiterada o
presentación de dificultades y trabas que en el fondo demuestran una voluntad rebelde» (STS
1203/1997, 11 de octubre).”
Dirigiendo a continuación su atención a los hechos del caso, el Tribunal Supremo
observó lo siguiente:
“Los tres imputados descartaron de forma consciente y deliberada, en la reunión de la Mesa
celebrada el día 5 de junio de 2003, el acatamiento de la sentencia dictada por el Tribunal Supremo.
Camuflaron su contumaz rechazo a los efectos jurídicos derivados del proceso de ilegalización de
Batasuna, suscitando una aparente controversia jurídica con el Tribunal Supremo acerca de los límites
del deber general de acatamiento de las resoluciones judiciales.
En definitiva, se negaron abiertamente a dar el debido cumplimiento a una resolución judicial
emanada de un órgano jurisdiccional, dictada en el cumplimiento de sus funciones y revestida de las
formalidades legales. Y en eso consiste precisamente el delito de desobediencia castigado en el art.
410 del CP.”
19. Cinco de los doce Magistrados de la Sala del Tribunal Supremo emitieron un voto
particular discrepante. Reprochaban al Tribunal Supremo, entre otras cosas, haber, para
llegar a su conclusión, procedido a una nueva valoración de los elementos de prueba ya

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

examinados por el TSJPV, incluidos los testimonios, sin que se hubiera respetado el
principio de inmediación.

20. Invocando los artículos 14 (Principio de igualdad), 24.1 (Derecho a la tutela


judicial efectiva) y 24.2 (presunción de inocencia) de la Constitución, los demandantes
recurrieron en amparo ante el Tribunal Constitucional, informado favorablemente por el
Ministerio Fiscal quien solicitó la anulación de la sentencia de 8 de abril 2008 dictada por
el Tribunal Supremo.

21. Mediante sentencia de 5 de diciembre de 2013, el Tribunal Constitucional rechazó


las demandas de amparo. Justificó su rechazo de la manera siguiente:
“En el presente caso se desprende con claridad que la Sentencia impugnada no alteró el sustrato
fáctico sobre el que se asentaba la Sentencia del órgano a quo, ni revisó por tanto el juicio fáctico
realizado en la instancia, sino que meramente difirió de su calificación jurídica.
(...)
el razonamiento del Tribunal Supremo se limitó a un aspecto puramente jurídico: la interpretación
de la norma penal y de las causas de exclusión de la antijuridicidad, sin alterar el relato contenido en
los hechos probados (…).”
22. Refiriéndose a la obligación de oír a los acusados en la anulación de una sentencia
de absolución, el Alto Tribunal llegó a la siguiente conclusión:
“(...) ni era constitucionalmente exigible que los demandados fueran oídos en la vista de casación
(...) ni tal omisión, dada la índole de las cuestiones que fueron planteadas por la acusación y debían
resolverse en el recurso, supuso una privación o una limitación del derecho de defensa, pues dicha
audiencia ninguna incidencia podría tener en la decisión adoptada. (...) el testimonio del demandante
durante la vista pública no era indispensable (caso Naranjo Acevedo c. España de 22 de octubre de
2013).
Por otra parte, en tanto que debate fue estrictamente jurídico, la posición de los recurrentes estuvo
debidamente garantizada por la presencia de sus Letrados (...).En efecto la defensa de los demandantes
tuvo la oportunidad de participar en esta vista en la que presentó los argumentos que estimó eran
necesarios para la defensa de los acusados.”
23. A la sentencia del Tribunal Constitucional, se unió la exposición del voto
particular discrepante de cuatro Magistrados. En lo que aquí interesa, este voto particular
dice así:
“(...) Es cierto que la condena en segunda instancia no ha procedido a una modificación de los
hechos probados de la Sentencia revocada (...),sí ha reconsiderado el significado de tales hechos para
derivar la presencia del elemento subjetivo de la voluntad de incumplimiento del requerimiento
judicial; y en esta reconsideración, se han seleccionado unos datos y excluidos otros (...),lo que
propiamente significa también modificarlos porque quedan descontextualizados del conjunto de lo
actuado con inmediación en jurisdicción plena en instancia. Además, la “reconsideración” de los
hechos ha incidido también sobre cuestiones que habían sido objeto de declaraciones de diversos
testigos y de los propios acusados, como era el aspecto crucial sobre la real voluntad de los
condenados de encontrar una vía de ejecución del requerimiento judicial y la ausencia de cualquier
intención de encubrir su rechazo (...)”
24. Los Magistrados emisores del voto particular discrepante recordaban igualmente
la jurisprudencia del TEDH en la materia:
“(...) mantiene la exigencia de audiencia pública siempre que una persona fuera condenada por
primera vez, sea en primera o en segunda instancia, salvo en los supuestos en que la condena derive
exclusivamente de un distinto entendimiento de cuestiones jurídicas que no modifican (...) la
determinación de elementos fácticos, incluidos los elementos subjetivos establecidos en condiciones
de audiencia o de inmediación. (...)

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

Supuesto que no se asemeja al que motiva el presente recurso de amparo, el cual puede encuadrarse
en la lista numerosa de aquellos sobre los que también se ha pronunciado el Tribunal de Estrasburgo
muy recientemente, declarando la violación del art. 6 del Convenio, y que la Sentencia de la que
discrepo parece ignorar. Así y en los últimos meses, las Sentencias siguientes: Vilanova Goterris c.
España de 27 de noviembre de 2012, Román Zurdo c. España de 8 de octubre de 2013.”

II. EL DERECHO Y LA PRÁCTICA INTERNOS APLICABLES

25. El artículo aplicable del Código Penal, en este caso, está así redactado:

Artículo 410.1
“Las autoridades o funcionarios públicos que se negaren abiertamente a dar el debido cumplimiento
a resoluciones judiciales, decisiones u órdenes de la autoridad superior, dictadas dentro del ámbito de
su respectiva competencia y revestidas de las formalidades legales, incurrirán en la pena de multa de
tres a doce meses e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis meses a dos
años.”
26. El artículo 954.3 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal modificada por la
Ley 41/2015 de 5 de octubre 2015 se lee así:
“Se podrá solicitar la revisión de una resolución judicial firme cuando el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos haya declarado que dicha resolución fue dictada en violación de alguno de los
derechos reconocidos en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y
Libertades Fundamentales y sus Protocolos, siempre que la violación, por su naturaleza y gravedad,
entrañe efectos que persistan y no puedan cesar de ningún otro modo que no sea mediante esta
revisión.
En este supuesto, la revisión sólo podrá ser solicitada por quien, estando legitimado para interponer
este recurso, hubiera sido demandante ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La solicitud
deberá formularse en el plazo de un año desde que adquiera firmeza la sentencia del referido
Tribunal.”

FUNDAMENTOS DE DERECHO
I. SOBRE LA ALEGADA VIOLACIÓN DEL ARTÍCULO 6 §§ 1 ET DEL
CONVENIO

27. Invocando el artículo 6 § 1 del Convenio puesto en relación con el artículo 6 § 3,


los demandantes se quejan de haber sido condenados sin haber sido oídos en vista pública
ante el Tribunal Supremo. Reprochan al mismo no haberse limitado a cuestiones
meramente jurídicas, sino de haber procedido a una revisión del relato de hechos y de
haber reconsiderado pruebas tales como los testimonios, que, según ellos, eran de una
relevancia determinante para la valoración de los hechos. Indican que, en su análisis, el
Tribunal Supremo se ha pronunciado sobre el elemento subjetivo del delito de
desobediencia y que ha llegado a conclusiones contrarias a las del TSJPV. Por
consiguiente, a su entender, el Tribunal Supremo ha tomado en cuenta un elemente cuyo
carácter no habría sido estrictamente jurídico.

28. Dueña de la calificación jurídica de los hechos de la causa (Gatt c. Malta, no


28221/08, § 19, CEDH 2010, y Jusic c. Suiza, no 4691/06, § 99, 2 de diciembre de 2010),

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

el TEDH estima más apropiado examinar las quejas de los demandantes desde la única
perspectiva del artículo 6 § 1 del Convenio que, en lo que aquí interesa, dice así:

Artículo 6 § 1
“1. Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativamente (...) por un Tribunal (...) que
decidirá (...) sobre el fundamento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra ella.”

A. Sobre la admisibilidad

29. Al constatar que esta queja no está manifiestamente mal fundada con arreglo al
artículo 35 § 3 a) del Convenio y que por otra parte no incurre en ninguna otra causa de
inadmisibilidad, el TEDH la declara admisible.

B. Sobre el fondo

1. Argumentos de las partes


30. El Gobierno indica que, para dictar su sentencia de 8 de abril de 2008, el Tribunal
Supremo se ha fundado exactamente en los hechos que el TSJPV habría considerado
probados, y se habría limitado a examinar si estos satisfacían el criterio de “negativa
abierta” a acatar decisiones de justicia previsto en artículo 410.1 del Código Penal.
Expone que, a efectos de este examen de los hechos, una vista pública tuvo lugar el 21 de
enero de 2008 ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, en la que el abogado de los
demandantes, que estaba presente, habría tenido la oportunidad de formular las
alegaciones de los interesados que hubiera considerado oportunas.

31. Sostiene, además, que no se puede discutir que los demandantes, en el ejercicio de
las funciones que les habrían sido encomendadas, se han negado objetivamente a ejecutar
las decisiones de justicia firmes que ordenaban la disolución de ciertos grupos
parlamentarios. Indica que, de haber discrepancia, esta se refiere a si la negativa ha sido
expresada “abiertamente” o no por los demandantes.

32. A este respecto, estima que la calificación de “negativa abierta” se basa por
completo en elementos jurídicos y que de ninguna manera el Tribunal Supremo se ha
dedicado a valorar elementos subjetivos. El Gobierno reconoce que es verdad que los
demandantes no han dado muestras de pasividad total y que han respondido por escrito a
las solicitudes de ejecución del Tribunal Supremo, pero añade que no es menos cierto que
no han llevado a cabo ningún acto que tuviera por objeto la ejecución de las decisiones en
cuestión.

33. Para el Gobierno, el delito penal que nos ocupa no se refiere a un elemento
subjetivo en cuanto a la negativa a ejecutar una resolución judicial, y este elemento no ha
sido tampoco examinado por el Tribunal Supremo. Estima por tanto que el presente
asunto se asemeja más a las sentencias del TEDH Bazo González c. España (no 30643/04,
16 de diciembre de 2008) y Naranjo Acevedo c. España (no 35348/09, 22 de octubre de
2013) que al asunto Lacadena Calero c. España (no 23002/07, 22 de noviembre de 2011),
que, en su opinión, no presenta ninguna similitud.

34. Para los demandantes, el Gobierno ha omitido mencionar un elemento muy


importante a su parecer, a saber la aprobación por su parte de un proyecto de resolución
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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

general de la Presidencia del Parlamento con el objeto de disolver el grupo parlamentario


litigioso. Los demandantes estiman que de este modo si han dado cumplimiento al
mandamiento judicial en cuestión (párrafo 13 anterior). Declaran que, no obstante el
rechazo de la antedicha resolución por parte de los miembros de la Junta de Portavoces,
el TSJPV ha considerado que esta resolución constituía un cauce razonable y eficaz para
dar cumplimiento al mandamiento de disolución de los grupos parlamentarios en
cuestión. Indican que en lo que respecta al Tribunal Supremo, este ha considerado que
habían suscitado una seudo polémica jurídica para ocultar su negativa a ejecutar la
resolución judicial. A sus ojos, este cambio de interpretación, al igual que la afirmación
de la existencia de una “negativa abierta” por su parte, resulta necesariamente de una
nueva valoración de los hechos que habían sido considerados probados, así como de su
intencionalidad. Ahora bien, los demandantes sostienen que aunque siempre han negado
su intención de desobedecer, no han podido ser oídos ante el Tribunal Supremo de
manera que la vista celebrada ante el mismo no puede ser considerada, según ellos, como
suficiente con respecto a las exigencias del Convenio.

35. También reprochan al Tribunal Supremo no haber oído los testimonios que el
TSJPV había utilizado como medios de prueba.

36. En opinión de los demandantes, el Tribunal Supremo ha procedido a una nueva


valoración del elemento subjetivo de dicha desobediencia. Los demandantes se remiten a
este respecto a ciertas expresiones empleadas en la sentencia en cuestión que hacen
referencia, a su parecer, a una negativa consciente y voluntaria por su parte de acatar la
resolución del Tribunal Supremo. Declaran sobre este extremo que el delito de
desobediencia sólo se califica como tal en el marco de un dolo, al no estar la
desobediencia por imprudencia castigada por el Código Penal.

37. Por último, los demandantes sostienen, a diferencia del Gobierno, que el presente
caso se asemeja más a la sentencia Lacadena Calero (anteriormente citada, §§ 46-49) que
a los asuntos Naranjo Acevedo y Bazo González (anteriormente citadas).

2. Valoración del TEDH

a) Principios generales
38. En lo que respecta a los principios generales aplicables, el TEDH se remite a los
párrafos 36 a 38 de la sentencia Lacadena Calero (anteriormente citada).

b) Aplicación de estos principios al presente caso


39. El TEDH subraya de entrada que el presente asunto se basa en la misma
problemática que la se expone en las sentencias Lacadena Calero (anteriormente citada)
y Serrano Contreras c. España (no 49183/08, 20 de marzo de 2012).

40. Señala que no se discute en este caso que el Tribunal Supremo se haya dedicado a
realizar una nueva interpretación, distinta de la realizada por el TSJPV, de la noción de
“negativa abierta” a ejecutar resoluciones judiciales, prevista en el artículo 410.1 del
Código Penal. Apunta que esta interpretación ha conducido a la condena de los
interesados por delito de desobediencia.

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

41. Constata que las partes están igualmente de acuerdo en decir que el Tribunal
Supremo ha reproducido en su sentencia los hechos que habían sido considerados
probados por el TSJPV, Señala sin embargo que, al contrario del Tribunal a quo, el
Tribunal Supremo ha concluido que los acusados se habían negado “de manera
consciente y deliberada” a acatar su resolución que ordenaba la disolución de todos los
grupos parlamentarios presentes en el seno de las distintas instituciones de las
Comunidades Autónomas del País Vasco y Navarra que llevaran el nombre de Batasuna.
Estima procedente señalar que, para llegar a esta conclusión, la jurisdicción de casación
se ha fundado en una nueva valoración de los distintos elementos de prueba que ya
habían sido examinados por el TSJPV; por una parte medios de carácter documental y,
por otra, testimonios propuestos tanto por la parte acusadora como por los demandantes,
y las declaraciones de estos últimos. Estos elementos de prueba fueron practicados en la
vista pública ante el TSJPV, pudiendo las partes presentar sus quejas en el respeto de los
principios de inmediatez, de publicidad y de contradicción. El Tribunal Supremo ha
procedido a esta nueva valoración sin haber tenido un contacto directo con las partes y,
sobre todo, sin haber permitido que estas últimas expusieran sus argumentos en respuesta
a las conclusiones expuestas (Serrano Contreras, anteriormente citada § 36).

42. El TEDH apunta que el Tribunal Supremo, para llegar a una nueva interpretación
jurídica del comportamiento de los demandantes, se ha pronunciado sobre circunstancias
subjetivas que conciernen a los interesados, a saber que eran conscientes de la ilegalidad
de sus actos (párrafo 18 anterior). Este elemento subjetivo ha sido decisivo en la
determinación de la culpabilidad de los demandantes. En efecto, para ser calificado como
tal, el delito de desobediencia requiere una “negativa abierta”. El TEDH apunta que tras
la celebración de una vista pública en la que los demandantes habían sido oídos, el
TSJPV había considerado que este elemento subjetivo estaba ausente, ya fuera directa o
indirectamente (párrafos 15 y 16 anteriores). En cambio, el Tribunal Supremo sí que ha
concluido que hubo intencionalidad por parte de los demandantes sin valorar
directamente su testimonio: este juicio contradice las conclusiones de la instancia que sí
había oído a los acusados y a otros testigos.

43. A los ojos del TEDH, el Tribunal Supremo se ha alejado de la sentencia de


instancia después de haberse pronunciado sobre elementos de hecho y de derecho que le
han permitido determinar la culpabilidad de los acusados. A este respecto, es preciso
constatar que, cuando el razonamiento de un Tribunal se basa en elementos subjetivos,
(como, en este caso, la existencia de una voluntad rebelde) es imposible proceder a la
valoración jurídica del comportamiento del acusado sin haber tratado previamente de
probar la realidad de dicho comportamiento, lo que implica necesariamente la
comprobación de la intencionalidad del acusado en relación con los hechos que le son
imputados (Lacadena Calero, anteriormente citada, § 47).

44. Efectivamente, el Tribunal Supremo ha valorado la intencionalidad de los


demandantes tras haber examinado los hechos probados por la instancia inferior (entre los
cuales figuran los documentos del expediente). Sin embargo ha llegado a su conclusión
por deducción, sin haber oído a los interesados, que por ello no han tenido la oportunidad
de exponer ante él las razones por las que negaban haber tenido una intención
fraudulenta (Lacadena Calero, anteriormente citada, § 48). El TEDH apunta a este
respecto que tal oportunidad es inexistente en el procedimiento de casación.

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

45. A la luz de cuanto antecede, el TEDH considera que las cuestiones que debían ser
examinadas por el Tribunal Supremo requerían la valoración directa del testimonio de los
demandantes (Serrano Contreras, anteriormente citada, § 39).

46. Habida cuenta de todas las circunstancias del proceso, el TEDH concluye que los
demandantes han sido privados de su derecho a defenderse en el marco de un debate
contradictorio. En consecuencia, considera que ha habido violación del derecho a un
proceso equitativo garantizado por el artículo 6 § 1 del Convenio.

II. SOBRE LA APLICACIÓN DEL ARTÍCULO 41 DEL CONVENIO

47. Según los términos del artículo 41 del Convenio,


“Si el Tribunal declara que ha habido violación del Convenio o de sus Protocolos y si el derecho
interno de la Alta Parte Contratante sólo permite de manera imperfecta reparar las consecuencias de
dicha violación, el Tribunal concederá a la parte perjudicada, si así procede, una satisfacción
equitativa.”

A. Daños

48. De acuerdo con los comprobantes correspondientes, los demandantes reclaman


10.030,89 euros por las costas a las que se les ha condenado a pagar de acuerdo con la
sentencia del Tribunal Supremo, así como 42.000 euros correspondientes al importe de
las multas impuestas por esta misma jurisdicción. Solicitan estas cantidades en concepto
de costas y gastos. Sin embargo, el TEDH considera más adecuado analizarlos como
daño material en la medida en que se originan en el fallo de la sentencia por la que el
Tribunal Supremo les ha condenado.

49. Los demandantes reclaman por otra parte 1 euro por perjuicio moral.

50. El Gobierno discute estas peticiones e indica que, si el TEDH llegara a una
conclusión de violación, correspondería a los Tribunales internos revisar las decisiones
relativas a la atribución de las costas, posibilidad prevista en el artículo 954.3 de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal, modificada por la Ley 41/2015 de 5 de octubre de 2015.

51. El TEDH observa que las costas y multas que los demandantes han debido
satisfacer tienen su origen en la sentencia del Tribunal Supremo, a la que considera haber
sido dictada contraviniendo las exigencias del artículo 6 § 1 del Convenio. Estima que la
manera más adecuada para reparar una violación del artículo 6 § 1 consiste en procurar
que el demandante se encuentre, tanto como sea posible, en la situación en que se
encontraría si esta disposición no hubiera sido ignorada (Tétériny c. Rusia, no 11931/03, §
56, 30 de junio de 2005, Jeličić c. Bosnia-Herzegovina, no 41183/02, § 53, CEDH 2006-
XII, y Mehmet y Suna Yiğit c. Turquía, no 52658/99, § 47, 17 de julio de 2007).
Considera que este principio es aplicable en este caso. En efecto, tal como lo ha
mencionado el Gobierno, apunta que el Derecho interno prevé la posibilidad de revisar
las resoluciones firmes declaradas contrarias, por sentencia del TEDH, a los derechos
reconocidos en el Convenio.

52. Por tanto, estima que la manera más adecuada de reparación sería, siempre que los
demandantes lo solicitaran, la revisión del procedimiento con arreglo a las exigencias del

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

artículo 6 § 1 del Convenio, en aplicación de las disposiciones del artículo 954.3 de la


Ley de Enjuiciamiento Criminal (ver, mutatis mutandis, Gençel c. Turquía, no 53431/99,
§ 27, 23 de octubre de 2003).

53. Además, teniendo en cuenta las circunstancias de la causa y resolviendo en


equidad, como lo requiere el artículo 41 del Convenio, el TEDH considera que procede
otorgar 1 euro a cada uno de los demandantes en concepto de perjuicio moral.

B. Gastos y costas

54. Los demandantes reclaman por último 600 euros por gastos devengados en el
procedimiento ante el Tribunal Constitucional. Presentan los correspondientes
comprobantes que sustentan sus pretensiones.

55. El Gobierno se opone a esta petición por las mismas razones expuestas
anteriormente (párrafo 50).

56. Refiriéndose a los gastos relativos a la interposición del recurso de amparo, el


TEDH recuerda que, según su jurisprudencia, un demandante sólo puede obtener el
resarcimiento de sus gastos y costas en la medida en que se encuentren fehacientemente
justificados, sean necesarios y, del carácter razonable de su importe. En el presente caso,
y habida cuenta de los documentos en su poder y de su jurisprudencia, el TEDH estima
razonable la cantidad de 600 euros y se la otorga de manera conjunta a los demandantes.

C. Intereses por mora

57. El Tribunal juzga conveniente imponer el mismo tipo de interés por mora que el
tipo de interés de la facilidad marginal de crédito aplicado por el Banco Central Europeo,
más tres puntos porcentuales.

POR ESTOS MOTIVOS, EL TRIBUNAL


1. Declara la demanda admisible;

2. Falla que ha habido violación del artículo 6 § 1 del Convenio;

3. Falla,
a) que el Estado demandado debe abonar, dentro de los tres meses siguientes a la
fecha en que la sentencia haya adquirido carácter de firmeza, las siguientes
cantidades, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 44 § 2 del Convenio:
i. 1 euro (un euro) a cada uno de los demandantes, por daño moral, que se
incrementará con el importe de los impuestos que por su causa pudieran gravar a
los demandantes;
ii. 600 euros (seiscientos euros), de manera conjunta a los demandantes por
gastos y costas, que se incrementarán con el importe de los impuestos que por su
causa pudieran gravar a los demandantes;

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SENTENCIA ATUTXA MENDIOLA Y OTROS c. ESPAÑA

b) que una vez transcurrido este plazo, y hasta su liquidación, estas cantidades
devengarán intereses a un tipo porcentual igual al tipo de interés marginal aplicado a
sus préstamos por el Banco Central Europeo en este periodo, aumentado en tres
puntos porcentuales;

4. Rechaza la demanda de satisfacción equitativa por lo demás.

Hecho en francés, y comunicado posteriormente por escrito el día 13 de junio de 2017, en


aplicación del artículo 77 §§ 2 y 3 del Reglamento de Procedimiento del TEDH.

Stephen Philipps Helena Jäderblom


Secretario Presidenta

Nota: Todas las citas referentes a resoluciones de los Tribunales españoles, así como a
leyes y/o disposiciones nacionales, son transcripciones de los originales en español de
dichos documentos.

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