Fe y Crisis de Fe

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Fe y crisis de fe

Por Pablo A. Jiménez

Texto: Lucas 5.1-11

Tema: El encuentro con Jesús provoca una crisis de fe que nos lleva al reconocimiento
de nuestro pecado y nos compromete con la proclamación del Reino de Dios.

Área: Evangelización

Propósito: Invitar a la audiencia a aceptar el mensaje del Evangelio.

Diseño: Expositivo

Lógica: Deductivo

Introducción

Los seres humanos vivimos entre la fe y la crisis de fe. Si bien en algunos momentos
sentimos una fe plena en Dios, en otros momentos dudamos hasta de su existencia.
Sin embargo, esta realidad no debe alarmarnos. No se puede tener fe verdadera sin
pasar por la crisis de fe.

Puntos a desarrollar

1. El encuentro con Jesús provoca una crisis de fe.

a. En la historia que hoy nos ocupa, vemos como Jesús pasa casi inadvertido para
Pedro y sus compañeros de trabajo. Jesús acostumbra llegar a nuestras vidas así, sin
que nos demos cuenta.

b. Jesús le pide a Pedro que le preste una barca para predicar desde ella. Pedro no
esperaba dicha petición. Jesús acostumbra confrontarnos así, invadiendo nuestro
terreno y cuestionando nuestros valores.

c. Después de predicar desde la barca, Jesús confronta a Pedro una vez más y le
ordena que vuelva a pescar. Pedro, quien había estado pescando toda la noche, sabía
que no se acostumbraba pescar durante el día. Jesús acostumbra desafiarnos así,
poniendo un gran signo de interrogación sobre nuestra vida y haciéndonos dudar de
nuestra situación existencial. Jesús plantea la posibilidad de una nueva realidad.

2. El encuentro con Jesús nos lleva al reconocimiento de nuestro pecado.

a. Las palabras de Jesús llevaron a Pedro a evaluarse a sí mismo. De alguna manera,


Jesús pone en nuestras mentes la duda existencial: ¿Acaso es nuestra vida todo lo que
debe ser? O, por el contrario, ¿habrá algo nuevo en nuestro horizonte?
b. Imagino que Pedro tuvo ciertos problemas para convencer a sus cansados
compañeros de trabajo de la idea de que debían volver a pescar. Jesús demanda de
nosotros una confianza radicar en él. Una confianza que nos lleve a renunciar a nuestra
confianza en nosotros mismos. Una confianza que nos lleve a confiar primeramente en
Dios.

c. Es esa confrontación con la voluntad de Dios lo que nos convence de nuestro propio
pecado. Somos personas pecadoras porque sobreestimamos nuestras propias
habilidades, posibilidades y talentos.

3. El encuentro con Jesús nos compromete con la proclamación del Evangelio.

a. Reconocer nuestro pecado es difícil, pues nos llena de temor. Notemos el temor de
Pedro cuando ve la pesca milagrosa. Pedro, sintiendo plenamente su pecado, le pide al
milagroso Jesús que se aparte de él.

b. Sin embargo, el temor desaparece cuando encontramos la voluntad de Dios para


nuestras vidas. En el caso de Pedro, la voluntad divina era que de dedicara en cuerpo y
alma a proclamar el evangelio del Reino de Dios.

c. Dios desea que acatemos su voluntad, aunque tengamos que dejar atrás aquellas
cosas que, aunque amadas, pueden apartarnos de la fe.

Conclusión

Dios nos invita, pues, a aceptar el mensaje salvífico del evangelio de Jesucristo. Jesús
nos invita a aceptar el mensaje del Evangelio y a convertirnos en pescadores ya no de
peces, sino de personas que necesiten conocer a Dios.

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