He Decidido Seguir A Cristo
He Decidido Seguir A Cristo
He Decidido Seguir A Cristo
¿Porque?
Mateo 9:9-13
Introducción
Tomar decisiones es uno de los retos que enfrentamos los seres humanos todos
los días. Algunas decisiones son rutinarias y simples y otras de suma importancia.
Pero no hay peor decisión que la que no se toma. La indecisión siempre resulta en
frustración y fracaso. Algunas decisiones nos permiten avanzar, pero otras
retroceder. Todo depende de lo que elijamos. Nuestras decisiones son las que nos
hacen lo que somos y las que nos muestran lo que podemos llegar a ser. Dios nos
dio a todos la libertad y la faculta de tomar nuestras propias decisiones. Por eso
entre todas decisiones hemos de tomar en nuestras, debemos asegurarnos de
una cosa. Tomar la decisión de seguir a Cristo. Pero independientemente de la
decisión de cada quien, yo he decidido seguir a Cristo.
B. En su perdón.
La pronta respuesta de Mateo al llamamiento de Jesús “Y se levantó y le
siguió” (Mateo 9:9), nos demuestra que durante mucho tiempo Mateo sentía
una gran carga encima de él. Su conciencia lo acusaba porque era culpable.
Se sentía rechazado por su gente porque lo era. Es probable que Mateo ya
hubiera escuchado de Jesús antes y saber que entre sus amigos, estaban
hombres y mujeres que eran rechazas por la elite religiosa de su tiempo (Mateo
21:31). Así que, sabría que también él podría ser aceptado. Porque ante Dios
todos somos iguales: pecadores necesitados de su misericordia. El alma de
Mateo gritaba por ayuda. Y Jesús lo sabe y por eso le llama. Jesús estaba
dispuesto hacer lo que los religiosos de su tiempo no harían, brindarle perdón.
El llamamiento de Mateo nos enseña que el perdón de Dios está abierto para
todos, no solo para los buenos. Que no importa cuán pecadores podemos ser
Cristo puede salvarnos y perdonarnos. Que nadie queda afuera de la gracia de
Dios. Si nos arrepentimos y nos volvemos a Dios como lo hizo Mateo, nuestros
pecados quedaran borrados (Hechos 2:38; 3:19). Es posible que la gente crea
que no podemos cambiar, que Dios no puede perdonar lo que hemos hecho.
Pero la buena noticia del evangelio es que si uno se vuelve a Dios, él nos
perdona. Y que ahora como el hijo prodigo regresamos a casa con la lección
bien aprendida, que cuesta mucho la locura del pecado. Y que gracias a la
misericordia de nuestro buen pastor Jesús nos buscó y nos rescató.
C. En su aceptación.
Jesús estaba llamando a un hombre que todos odiaban y estaba dándole
confianza a Mateo, llamándole a ser parte de su discipulado de tiempo
completo. Jesús creía en Mateo. Pero esto era una osadía, porque ningún
rabino de su tiempo llamaría a un publicano a ser su discípulo. Eso era para
jalarse el cabello y romperse las vestiduras. La mayoría de su tiempo evitarían
que los relacionaran con ellos. Joaquín Jeremías dice:
Esto nos permite ver lo monstruoso que era que un rabino lo aceptara como
discípulo. Mateo ante los ojos de todos era el peor candidato para ser discípulo
de Cristo. El oficio de pescador era el más humilde, pero el de publicano era el
más bajo como el de las rameras. Así que, queda claro que Jesús no llamo a
Mateo para tener la aprobación de la gente, sino porque Mateo seria la clase
de discípulo que estaría dispuesto obedecer a Dios cueste lo que cueste.
¿Quién somos nosotros para que Dios quiera que seamos parte del cuerpo de
Cristo? ¿Quién somos nosotros para que Cristo quiera que seamos parte de
sus seguidores y nos acepte? Pablo nos responde: “Pues mirad, hermanos,
vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos
poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios,
para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para
avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios,
y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte en su
presencia” (1 Corintios 1:26-29). Así que, no es por lo que éramos por lo que
Cristo nos llamó, sino por lo que no éramos. No éramos especiales, buenos,
dignos, etc. Pero el Señor sabía en lo que podíamos convertirnos. Solo a
personas como nosotros, la misericordia de Dios puede llamar, perdonar y
agregar a cuerpo de Cristo que es la iglesia.
No importa cuántas posesiones tenga una persona. Hay cosas que el dinero no
puede comprar ni el esfuerzo humano conseguir. El pensamiento dice:
El dinero puede comprar medicinas, pero no la salud.
El dinero puede comprar una casa, pero no un hogar.
El dinero puede comprar compañía, pero no amigos.
El dinero puede comprar diversión, pero no felicidad.
El dinero puede comprar comida, pero no apetito.
El dinero puede comprar una cama, pero no el sueño.
El dinero puede comprar un crucifico, pero no un salvador.
El dinero puede comprar una vida holgada, pero no la vida eterna.
Mateo se dio cuenta de ello. Y todo aquel que ha ambicionado los bienes
materiales también llega a darse cuenta que lo material solventa las
necesidades humanas, pero no las del alma. Quien renuncia a la ambición
como Mateo sin duda encontrara una paz, gozo y un interés en la vida que
nunca antes había experimentado. Porque en Jesucristo se encuentran
riquezas que superan con creces todo lo que el mundo puede ofrecernos.
Mateo hizo lo mismo que Moisés siglos antes que: “escogiendo antes ser
maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, 26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los
tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón”
(Hebreos 11:25-26). La fe los hizo ver que lo que hay en las tesorerías de los
hombres carecían del todo de valor a la luz de la eternidad. Es muy fácil ser
engañados por las ventajas temporales de la riqueza, la popularidad, el nivel
social y los logros, y no ver las ventajas eternas del reino de Dios. De allí que
Jesús pregunta: “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el
mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:36).
Así que, no son las posesiones, el trabajo o los amigos los que harán que nos
sintamos satisfechos, plenos verdaderamente. Porque no hay cosa más
satisfactoria que estar con Cristo. Pablo lo dijo bien claro: “y vosotros estáis
completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Colosenses
2:10). Esa sensación de que le falta algo que no sabe que es. Es porque hay
una parte dentro de usted que ha sido diseñada solo para ser ocupada por
Jesucristo. Solo en Cristo podemos tener plenitud de vida. Pues él dijo: “…yo
he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan
10:10). Cristo puede completar, satisfacer y llenar cualquier hueco de nuestra
vida.
Pero una vez convertido. Cristo lo trasformó y gasto una buena cantidad de
dinero para celebrarlo a lo grande. Aunque Jesús era el invitado de honor,
Mateo también invito a los discípulos de Jesús (Mateo 9:10). Porque cuando
recibimos a Cristo, debemos recibir también a los que son de Cristo. La alegría
de Mateo es evidente y no puede dejar de comunicarlo a los cuatro vientos.
Invita también a sus antiguos compañeros de trabajo y gente que los religiosos
de su tiempo consideraban pecadores. Todos sentados en una mesa con
Jesús. Mateo no pensó en el monto que iba a gastar llenando panzas
aventureras como dirían hoy.
Para alguien que ha conocido a Cristo, no hay cabida para la soberbia. Porque
su maestro le ha enseñado la humildad en cada aspecto de su vida e invita a
todos aprender de él. “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”
(Mateo 11:29). La humildad es la renuncia del yo, es menguar para Cristo
crezca como dijo Juan (Juan 3:30). Que en vez de exaltar nuestros logros y
éxitos personales exaltemos a Cristo. Cristo puede cambiar a una persona
soberbia, altiva, y altanera en una persona humilde.
Conclusión
Hemos visto, “He decidido seguir a Cristo” y hemos dicho porque. Porque ha
mostrado su misericordia. Porque ofrece satisfacción verdadera. Porque puede
transformar nuestra vida. La pregunta obligada es: ¿Ha decidido usted seguir a
Cristo? Si usted decide seguir a Cristo no será defraudado, no se arrepentirá,
no será un tiempo perdido. Pero tiene que saber que debe seguir a Cristo tal
como lo hizo Mateo, renunciando a todo lo que es pecaminoso e justo. Solo así
usted será una persona que deja huella como Mateo. Solo así usted podrá ser
usaba por el Señor Jesús. Así que, le invitamos a que se decida seguir a Cristo
no volviendo atrás.