Letras Salvajes #29

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LETRAS SALVAJES

Número 28, 2022

Portada: Foto de Irene M. Martínez

Contraportada: Foto de Alberto Martínez-Márquez

Composición y diseño: Rogelio de Sart y Nasón Purim

Cuidado de la edición: Alberto Martínez-Márquez

Logo: Iván Figueroa Luciano

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LETRASSALVAJES es una publicación sin fines de lu- Alberto Martínez-Márquez, Editor


Letras Salvajes
cro, que se rige por la libre economía de la koinonía.
3631 Villas Sotomayor
San Antonio, Puerto Rico 00690
Copyleft 2022
Indice

3 Fotos de Ana Pobo 64 Norys Odalía Saavedra


9 Dossier: Rubem Fonseca 83 Carlos Calero
11 Harold Alvarado Tenorio 71 Mairym Cruz Bernal
19 Poesía de Rubem Fonseca 85 Fernando Valerio Holguín
26 Cuentos de Rubem Fonseca 95 Héctor Meléndez
41 Pinturas de Wilhelm Hempfing 99 Javier Sanz
47 Sílabas del boscaje 127 Fotos de Gianesis Miguelena
49 Ivana Szac 133 Mapa de lo agreste
51 Pablo Cancio 135 Leticia Ruiz
56 José Eugenio Sánchez
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Ana Pobo
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[Dossier:
Rubem Fonseca]
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Harold Alvarado Tenorio


Rubem Fonseca

L
as vastas ciudades contemporáneas, con un presente que anuncia los apocalipsis de mañana.
sus mitologías y lenguajes, fueron el Un mundo embalado regido por las fuerzas del mal,
asunto central de los cuentos y novelas de el ánima que alimenta el flujo de caja y los campana-
Rubem Fonseca (Rio de Janeiro, 1925-2020). Los acon- zos de la bolsa cada apertura de los mercados. Tiempo
tecimientos que debían sufrir sus personajes suceden, y espacio, megápolis de hoy, que terminan por ser las
irreductibles, en calles, oficinas, apartamentos y casas novedosas enemigas naturales del hombre.
de las barriadas de Rio de Janeiro, São Paulo o New El otro asunto de sus narraciones es, como su-
York, mientras, el sexo o el dinero sirven de vasos co- cede en Clarice Lispector, los desencuentros, la impo-
municantes entre las diferentes clases y tipos huma- sibilidad de comunicación con el Otro y consigo mis-
nos que transitan por sus páginas. mos. Nadie sabe quién es. Nadie podrá decir quiénes
Sus personajes no tuvieron antecedentes en la somos.
literatura brasileña. Policías, prostitutas, criminales, Desde la aparición de Os prisioneros (1963), la
marginados, triunfadores, secuaces sexuales, intelec- crítica estuvo de acuerdo en calificar a Fonseca como
tuales, extranjeros y neuróticos son los testigos de un escritor con maestría, de prosa sólida y seca, pues-
unas metrópolis enfermas donde la vida está mecani- ta al servicio de temas repulsivos y poderosamente
zada y estereotipada y los sentimientos son una mo- sugerentes. En Feliz año nuevo (1975) retrata el mundo
neda de cambio que todo reduce a un sin sentido de de la marginación con pinceladas punzantes y enérgi-
la existencia. Una turbulencia imaginaria, aguda y fe- cas. Un experiodista de policiales está ahora encarga-
roz, dosificada por impúdicos "miseráveis sem dentes", do de un consultorio sentimental, “los defensores de la
bandidos, políticos corruptos, extorsionistas y narcos, decencia–dice—acusan de pornografía a todo lo que decribe
magnates y árbitros del poder, los pilares de las socie- o representa las funciones sexuales o excretorias y dicen que
dades del capitalismo financiero, que sigue viviendo son palabrotas”; un travesti amenaza a sus clientes con
del tráfico de estupefacientes. Personajes y escenogra- una cuchilla de afeitar; la noche de fin de año una fa-
fías, héroes y lugares vaciados de ayer, existiendo en milia de oligarcas es asaltadas. Sus frases y palabras
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son escuetas, precisas, mordientes, impidiendo que el nesto Geisel, pues atentaba contra "à moral e aos bons
lector se amodorre ante la realidad, o la ficción, que le costumes", olvidando que Fonseca había participado
pone delante. Sintaxis y prosodias que escasas de ad- en el Golpe de Estado de 1964 contra João Goulart. El
jetivos y con oraciones proceso para resarcir los derechos de su publicación
cortas, usando constan- subsistió casi trece años. El juez que ordenó el secues-
tes insultos y germa- tro del libro, acusaba a su autor de hacer apología del
nías, quien narra ter- delito porque los protagonistas fumaban marihuana,
mina renovando el len- querían matar policías, concebían robar una mansión,
guaje literario, el portu- se masturban, portan armas, roban automóviles, retie-
gués de las grandes ba- nen a 25 personas, uno asesina a una señora dueña de
rriadas. una casa porque se niega a follar con él, otra muere de
Los personajes espanto, otro evacua sobre la cama de la casa tomada,
de Fonseca viven ata- o mientras asesinan unas jóvenes, recitan tacos de
dos a una realidad inm- grueso calibre. No sólo el magistrado, también un se-
odificable, saben que nador, declaró que todo lo que había leído le había
están solos y alienados, puesto los pelos de punta, que era pornografía del
impedidos para cual- más bajo nivel y “no hay página en la que no se vean
quier práctica moral. En los rincones más oscuros del país”. Y, además de ser
Rubem Fonseca se graduó
estas ficciones de Feliz censurado, debía ir a la cárcel. El entonces Secretario
de abogado en 1948. año nuevo llega a la me- General del Ministerio de Educación y luego Ministro
dula de la ciudad casi sin de Educación del gobierno, en una carta dirigida al
tocarla, sin matices que la adornen, mediante una Ministro de Justicia, declaró que "respecto del libro es-
compulsiva capacidad narrativa patética y cáustica. crito por Rubem Fonseca, ruego transmita al señor
Seres que han perdido toda posibilidad de alegría, es- ministro nuestros aplausos por la medida tomada
tán masificados, conmovidos apenas por un humor contra ese trabajo representante de la obscenidad lite-
de pacotilla y un erotismo infeliz, insolidario y aso- raria en nuestro país ".
cial. El cobrador, uno de los 10 cuentos que da nom-
Dos años después de su publicación fueron cen- bre a su colección de 1979 fue también censurado.
surados por un ministro de justicia del dictador Er- Aquí narra las andanzas criminales de un fulano que
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está convencido ha sido lesionado por un abuso cau- grafía. Lo que recordará será de frenesí, una vida de-
sante de su pobreza, discriminación, de sus dientes, y moledora y corrompida que va revelando la insipidez
por tanto debe cobrar matando, pero dando placer a de su existencia. Morel ejerce el arte con el mismo ci-
sus víctimas, cuando son mujeres. “Mientras se la metía nismo con el que apremia a mujeres promiscuas y de-
y sacaba, dice en un momento previo al asesinato, le iba gradadas tratando de aliviar su neurosis, hundién-
pasando la lengua por los pechos, por la oreja, por el cuello, dose en un infierno porque él, como otros de su en-
y le pasaba levemente el dedo por el culo, le acariciaba las torno, se prodigan invariables en la libídine, la violen-
nalgas. Mi palo comenzó a quedar lubricado por los jugos cia, el crimen, la escritura literaria, las artes plásticas,
de su vagina, ahora libia y viscosa. Como ya no me tenía el cine y los videos. Vilela, que estudió con Mattos, fue
miedo, o quizá porque lo tenía, se vino antes que yo." El policía y abogado antes de convertirse en novelista de
cuento, que había sido premiado por Ferreira Gullar, éxito y Morel, teniendo un nombre y merecido pre-
fue defendido por el presidente de la prensa con el ar- mios, quiere ser escritor y ha imaginado formar una
gumento de haber sido elegido entre 2000 concursan- familia con varias mujeres, una de las cuales aparece
tes y que, censurarlo, podría perjudicar la industria muerta en una playa donde, por última vez, se vio con
editorial. ella. Sabemos entonces que el nombre de Morel es
El caso Morel (1973) -dirigida «exclusivamente a Paulo Morais, que los de su familia y las mujeres son
las personas casadas, a los padres y madres de familia, a las falsos, y que la muerta escribía un diario dando deta-
personas serias y maduras que se preocupan de los proble- lles de su relación con Morel. Aun cuando no duda-
mas sociales y buscan detener los movimientos decadentes mos que el crimen es obra suya, otros hilos de Ariad-
que nos conducen al abismo. Su objetivo no es divertir sino na continuados por Vilela informan que Félix, un fo-
instruir y moralizar»- narra con crudeza los mecanis- rajido de poca altura, que habitaba cerca de la playa
mos con los cuales un artista logra burlar los rituales donde ocurrió el homicidio, recogió el cuerpo y lo
sociales y el aburrimiento, trazando, de varias mane- llevó a su casa estando todavía viva la víctima. Así lle-
ras, el camino de las futuras ficciones de Fonseca, con gamos al final sin saber cómo se aclara esta madeja de
el provocativo tratamiento que da a la crueldad, paro- indicios porque según el comisario Mattos "La conde-
diando la novela negra. na de Félix es un final perfecto para nuestra historia. Va-
Paul Morel, pintor y fotógrafo, recibe en su celda la mos a olvidar que era inocente...".
visita del comisario Alberto Mattos y el novelista Fer- En la realidad, concluimos, la verdad es indes-
nando Vilela porque aquel ha decidido dictar su bio- cifrable, o no existe, o reside sólo y siempre, en la fic
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ción. Como William James, para Fonseca la verdad narcotráfico. Los decorados de las historias son sórdi-
históririca no es lo que sucedió; es lo que juzgamos dos bares y cafetines de mala muerte, suntuosas man-
que sucedió. El protagonista escribe una novela den- siones y pueblos fronterizos con Bolivia, donde la co-
tro de la novela, o una tragedia dentro de la tragedia, caína es reina y el crimen rey.
mientras reflexiona, en la fábula que conjetura, sobre Agosto (1991), que muchos consideran su obra
la condición redentora de la escritura, indagando, al más cuidada y tejida, descubre, -a partir del asesinato
tiempo, en las reglas del oficio. La desgraciada vida de un miembro de la oligarquía durante el gobierno
de Morel es el tedium vitae que ali- de Getulio Vargas y de un atentado a
menta las sociedades contemporá- un periodista de la oposición-, una
neas y sus centros de vanidad y vede- cadena de sucesos siniestros y co-
tismo. rruptos con circunstancias y persona-
El gran arte (1983), elegante y jes de la vida social y política del Bra-
sutil, es una galería de criminales, pu- sil contemporáneo.
tas, traficantes y capitalistas ordina- Getulio Vargas (1882-1954)
rios que desfilan a medida que van fue cuatro veces presidente [1930-
entrando en la danza policial. Man- 1934; 1934-1937; 1937-1945 y 1951-
drake, narrador y protagonista, es un 1954]. Un atentado a comienzos de
abogado cínico, promiscuo y amoral, agosto de este último año liquidó al
experto en las artes del puñal, a quien Sepelio del Presidente Getúlio
mayor de aviación Rubén Vaz y dejó
el destino siempre gana las partidas. Vargas. herido al periodista y enemigo del
Como detective Mandrake no resuelve presidente Carlos Lacerda, alias El
los enigmas que plantean los casos, es el destino quien cuervo, desatando una crisis política que terminó en
pone en sus manos las soluciones. Si no tiene éxito el suicidio de Vargas el 24 del mismo mes en el Palacio
como investigador, en cambio como amante es incom- de Catete en Rio de Janeiro, entonces capital de la re-
batible. Dos prostitutas permiten que vayamos descu- pública. Lacerda fue herido en la calle Tonelero 180
briendo mundos ocultos y delirantes, trepidantes ac- cuando regresaba de una conferencia en un colegio de
ciones y raras ramificaciones que inexorables condu- Tijuca. Lesionado en un pie, en el hospital acusó al en-
cen hasta don Thales Lima Prado, literato frustrado torno del presidente. Las investigaciones terminaron
nacido del incesto y el estupro y cabeza mayor del culpando al jefe del gabinete de Vargas, Gregorio For
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tunato, y al hermano del primer magistrado, Benja- culado a su víctima. Anillo que aleja al detective de
mín. Diecinueve días después, con la crisis en su mo- Chicão, pero lo acerca al mundo político enemigo de
mento más tórrido y bajo ultimátum de las Fuerzas Getúlio. El anillo es el medio por el cual el personaje
Armadas pidiendo su renuncia, Vargas se disparó en ficticio de la novela se adentra en el relato histórico y
el pecho acicalado en su pijama. Lacerda y su grupo el símbolo que vincula a Mattos y Vargas, ya que re-
abandonaron el país amenazados por las hordas var- presenta una alianza, una asociación, un destino co-
guistas, que por miles salieron a las calles atacando mún. Porque como dice el Canónigo de Toledo du-
incluso el más grande diario del país, que le hacía rante el donoso escrutinio “la mentira es mejor cuanto
oposición al Padre de los Pobres. más parece verdadera y tanto más agrada cuanto tiene más
La novela no parte del atentado en la calle To- de lo dudoso y posible.”
nelero (5 de agosto), sino de la madrugada del día pri- Fonseca descendía de campesinos portugueses
mero con el asesinato de Paulo Machado Gomes, pre- emigrados a Brasil, y aun cuando nació en un pueblo
sidente da Cemtex, en el edificio Deauville, investiga- de Minas Gerais, pasó la infancia en Rio de Janeiro
ción que el comisario Alberto Mattos irá relacionando donde se recibió de abogado en la actual Universidad
poco a poco con el entramado de corrupción que ges- Federal. En 1952 comenzó a trabajar en la policía
tiona el crimen y, a su vez, con las fuerzas políticas como comisario en el distrito 16 de San Cristóbal, pero
que luchan por derrocar a Getúlio Vargas. El comisa- casi no hizo trabajo en las calles porque fue un buró-
rio es, ahora, un culto desencantado que desea restau- crata de la oficina de relaciones públicas. Una beca de
rar el “orden y el progreso”. Tampoco finaliza con la la Fundación Vargas le permitió estudiar psicología y
muerte de Getúlio Vargas el día 24, sino con la muerte luego se dedicó a su enseñanza en la Escuela de la Po-
de Mattos uno o dos días después, y el ascenso de los licía. En 1953 fue elegido con otros nueve policías
bicheiros dueños del juego en los casinos, al poder. para especializarse en los Estados Unidos donde estu-
La novela policiaca alberga la histórica. Mattos dió administración de empresas en la Universidad de
encuentra en la calle Deauville un anillo que adjudica Nueva York. Luego, mientras litigaba en favor de de-
al asesino. Después concluye que pertenecía a Gregó- lincuentes—por lo general, negros—, trató de conse-
rio Fortunato, por lo que está seguro se trata de un guir un puesto como juez, observando de cerca a la
crimen de Estado. Pero se equivoca porque pertenece corrupción y la violencia que vivía la sociedad brasi-
al verdadero asesino del empresario, un negro boxea- leira. Al dejar el cuerpo, entró a trabajar como alto eje-
dor llamado Francisco Albergaria, alias Chicão, vin- cutivo de la muiltinacional de energía Light y en 1962
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hizo parte del grupo que escribía y supervisaba los


guiones de la propaganda golpista del Instituto de
Pesquisa e Estudos Sociais, integrado por curas, mili-
tares y hombres de empresa conservadores y libres de
toda sospecha, contra el gobierno institucional de
Goulart (1962-1964). La publicación de sus primeros
libros coincide con estos tiempos, incluso, la segunda
edición de Lúcia McCartney (1978) ocurrió durante la
promulgación de la dictadura del Acto Institucional #
5, que cerró el Congreso, prohibía las reuniones pú-
blicas e instauraba la censura previa a los periódicos,
la radio y la televisión. Su éxito vendría, paradójica-
mente, con la prohibición de Feliz ano novo, que le
hizo ver, ante los ojos de los lectores, como un escritor
opositor a la dictadura y víctima del régimen que él
mismo había ayudado a instaurar.
Hasta la hora de su muerte, Fonseca exhibió
una falsa modestia propagando que odiaba las entre- Rubem Fonseca, la cantante Carmen Miranda
vistas y los reflectores porque John Updike le había y Edgar Delgado en Nueva York.
dicho “que la fama es una máscara que los hombres se po-
nen, pero resulta peligrosa porque les devora el rostro.” Lo
cierto es que fue un amoral avivato que supo ocultar
sus viejas adhesiones a la derecha y terminó inclinán-
dose, en brazos del fementido mundo que odian sus
personajes, e incluso, fue presentado ante Fidel Castro
como el comandante Fonseca. Dos veces fue jurado en
Casa de las Américas, que en 2004 lo invitó a una Se- mio de narrativa José María Arguedas que han reci-
mana de autor, publicando El gran arte, y la revista le bido ge-nios de la intriga como Roberto Burgos Can-
dedicó un dosier. Al año siguiente le otorgaron el Pre- tor y Pablo Montoya, este último, también premiado
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por Nicolas Maduro. “Todos sabemos -dijo entonces- influencias a cambio de sobornos para obtener dinero
que Cuba enfrenta hoy dificultades económicas y sociales de empresarios y funcionarios públicos; Itamar Fran-
resultantes, en parte, del bloqueo impuesto por los Estados co, vicepresidente del anterior; Fernando Henrique
Unidos, repudiado por mi país y por casi todos los países de Cardoso, neoliberal que privatizó las empresas públi-
América y del mundo y condenado por la Asamblea General cas, las telecomunicaciones y energía eléctrica incre-
de las Naciones Unidas.” mentando la deuda del externa, que pasó de 14% del
Entre 1964 y 2020 fueron presidentes de Brasil PIB en 1994 al 55,5% en el año 2000; Luiz Inácio Lula
Humberto Castelo Branco, líder del Golpe de Estado da Silva, condenado a nueve años de prisión por co-
contra Goulart y autor de la autoritaria Constitución rrupción y lavado de activos; Dilma Rousseff, desti-
de 1967; Artur da Costa e Silva, que cerró el Congreso tuida por violar las normas fiscales maquillando las
e instauró la censura; Emílio Garrastazu Médici, que cuentas públicas; Michel Temer, acusado de recibir
reprimió violentamente a los guerrilleros y la iz- sobornos mayores a los cien mil dólares, y los prime-
quierda mediante el espionaje y la tortura, durante ros meses de Jair Bolsonaro.
“los años de plomo”; Ernesto Geisel, que instauró re- Durante esos años Fonseca recibió los premios
laciones con la China y aprobó una nueva ley de cen- Pen Club, Fundación Paraná, Fundación Brasilia, Ja-
sura que aumentaba las restricciones a la libertad de buti [tres veces], Asociación Paulista [dos veces], Es-
expresión y prohibía a los candidatos opositores hacer tación de Sá, Goethe, Pedro Nava, Giuseppe Acerbi,
discursos públicos, exigiéndoles publicitar solamente Machado de Assis, Eça de Queirós, Camões y Rulfo,
su nombre y número de postulación; João Figueiredo, que debe estar revolcándose en su tumba.
último de los dictadores militares; José Sarney, cono- Fue víctima del “complejo de Zuckerman”, per-
cido por su hábil conducción del proceso de democra- sonaje de Philip Roth, según el cual los lectores termi-
tización, la aprobación de la Constitución de 1988 y la nan identificando a los autores con sus personajes.
realización de las primeras elecciones directas para Rubem Fonseca no fue el Comisario Mattos, era el de-
Presidente después de 29 años; Fernando Collor de- tective Mandrake.
Mello, sometido a un juicio político y penal por habe-
restablecido un esquema de corrupción y tráfico de
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Ámbar gris
Como todos saben
el animal más inteligente
que existe es el cachalote.
No va a la luna porque
sólo quiere ser feliz
y tampoco (lo confieso) tiene
el dedo pulgar.
Pero le basta oír
una sola vez la Novena de Beethoven,
o las obras completas de Lennon
& McCartney,
o el Ulisses,
o los Elementos de bibliología,
que su mente computapleja
almacena todo y lo reproduce nota por
nota, palabra por
palabra, en cualquier momento,
por el resto de la vida.
“Profesor Lilly,
que es el mayor neurofisiólogo
especialista en
physeter macroencephalus,
¿quién es más inteligente:
el hombre o el cachalote?”
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“El cachalote, evidentemente.”


“Profesor Lilly, Ud.
que es además especialista
en delphinus delphis,
¿quién es más inteligente,
el hombre o el delfín?”
“Empatan. Pero los astutos movimientos,
trucos y habilidades del delfín
me llevan a suponer
que el IQ del delfín
sea un poco superior.
Permítame llamar
—continúa el doctor Lilly—
a mi joven (y linda)
asistente, la doctora
Margaret Howe,
quien vivió con un delfín
llamado Peter,
durante dos años y medio.”
“Nuestra vida sexual
fue un fracaso”,
dice la doctora Margaret,
“él quería,
yo quería.
Peter inclusive estaba aprendiendo inglés,
pero pesqué una pulmonía
en el fondo de nuestra piscina oscura
, y sin más acabamos.”
“De cualquier forma”,
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dice el doctor Lilly,


“la comunicación inter-especies
ya es un hecho.”

(Trad. Romeo Tello Galindo)

Encanto femenino

Sigo siendo sensitivo al encanto femenino.


Me siguen gustando los sapos.
Pero en mi casa no tengo
Ni mujer ni sapo.
Tengo libros. Tengo garfios y cuchillos.
Tengo zapatos. El zapato que uso fue comprado
Hace más de 15, quince, repito, quince, años.
Esto es un poema, deben saberlo.
Un sujeto dice que la poesía es
Aquello que se pierde en la traducción.
Digo que la poesía es lo que cada uno busca qué es poesía.
Buscar a las mujeres lindas es poesía.
He dicho.

(Trad. Alberto Martínez-Márquez)


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Sopa de piedra

Uno escribió el nombre de la mujer amada en letras de fideos.


Mientras la sopa se enfriaba en el plato.
Otro era mitad soledad y mitad multitud.
Los estoy velando.
Uno caminaba con una espada ensangrentada en la mano.
Otro fingió sentir lo que realmente sentía.
Este último dijo que el precio de los granos no cabe en el poema.
Los estoy velando.
Éste ve la vida como fuente de su inspiración,
la vida que es comer, defecar y morir.
Todo poeta está loco.
Los estoy velando.
Y el pintor también tiene que estar loco
y el músico y el prosista.
la locura es muy buena
para todo creador.
Incluso para los cocineros
o cualquier inventor.
Los estoy velando.
Es mejor ser cojo que ciego.
La poesía es una sopa de piedras.
Todo cabe en su interior.

(Trad. Alberto Martnez-Márquez)


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Sentir y entender

El amor no es para ser entendido, es para ser sentido.


La poesa no es para ser entendida, es para ser sentida.
El miedo no es para ser entendido, es para ser sentido.
El dolor no es para ser entendido, es para ser sentido.
El odio no es para ser entendido, es para ser sentido.
La muerte no es para ser entendida, es para ser sentida.

(Trad. Alberto Martnez-Márquez)

Restos

El mesero era un anciano.


acostumbrado a escuchar las quejas
de los clientes mientras espera
la jubilación y la muerte.
Tenía un rostro blanco arrugado y triste.
Entretanto,
la comensal de la mesa del frente,
con ávida sensibilidad de radar,
recorrió con su vista de lado a lado,
en busca de machos aún curiosos.
de su evanescente belleza.
Cuando nos retiramos,
fuimos los últimos,
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una línea ordenada de cabrones


esperaba los últimos restos del día.
Los restos de los restos
luego irían a los perros
más hambrientos todavía.
Era una mujer delgada
de labios finos.

(Trad. Alberto Martnez-Márquez)

Rubem Fonseca y Gabriel Garca Márquez, mientras el primero recibía


el Premio Juan Rulfo durante la Feria del Libro de Guadalajara en 2003.
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Cuento
Echando a perder

E
staba medio jodido sin conseguir empleo y para buscarse otro hombre, un trabajador que la ayu-
afligido por vivir a costas de Mariazinha, dara. Yo pasaba los días fuera, con vergüenza de verla
que era costurera y defendía una lana es- sudando sin parar sobre la máquina de coser y yo sin
casa que mal daba para ella y la hija. De noche ni tenía dinero y sin trabajo, y me dieron ganas de romperle la
ya gracia en la cama, preguntándome, ¿conseguiste cara a aquella hija de puta, pero ella tenía razón y dije,
algo?, ¿tuviste más suerte hoy?, y yo lamentándome tienes razón, y preguntó si no le iba a pegar y dije que
que nadie quería emplear a un tipo con mal expe- no, y dijo si quería que hiciera alguna cosa para que
diente; sólo un malandrín como el Porquinho que es- comiera y dije que no, que no tenía hambre, y me ha-
taba queriendo que yo fuera a recogerle un estraperlo bía quedado realmente sin hambre, a pesar de haber
en Bolivia, pero en ese negocio yo podía entrar bien, pasado todo el día sin oler un plato.
sólo que si me cogían de nuevo me echaba unos veinte Comencé a buscar trabajo, aceptando lo que
años. Y el Porquinho respondía, si prefieres seguir diera y viera, menos complicaciones con los del or-
chuleando a la costurera, es problema tuyo. El hijo de den, pero no estaba fácil. Fui al mercado, fui a los ban-
puta no sabía cómo era allá adentro, sin haber entrado cos de sangre, fui a esos lugares que siempre dan para
nunca al bote; fueron cinco años y cuando yo pensaba levantar algo, fui de puerta en puerta ofreciéndome
en ellos parecía que no había hecho otra cosa en toda de limpiador, pero todo el mundo estaba escamado
mi vida, desde muchachito, sino estar encerrado en la pidiendo referencias, y referencias yo sólo tenía del
cárcel, y pensando en eso fue como dejé al Porquinho director del presidio. La situación estaba negra y yo
rebajarme frente a dos comemierdas, muriendo de perdiendo casi la cabeza, cuando me encontré con un
odio y vergüenza. Y ese mismo día, para mal de mis compadre mío que había sido gorila conmigo en una
pecados, cuando llegó a casa la Mariazinha me dice boite de Copacabana y dijo que conocía a un pinta que
que quiere hablar seriamente conmigo, que la niña ne- estaba necesitando un tipo como yo, bragado y deci-
cesitaba un padre y que yo no aparecía por la casa, y dido. Callé que haba estado en la cárcel, dije que había
la vida estaba mal y difícil, y que me pedía permiso vivido trapicheando en São Paulo y ahora estaba de
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vuelta y él dijo, voy a llevarte allí ahora. Llegamos a cerca de la mano y yo dije, manda tus colegas fuera,
la boite y mi compa me presentó al dueño, que pre- vine a conversar en paz, y los tipos salieron y él me
guntó, ¿has trabajado en esto? Respondí que sí y él contó que era cearense y que quería casarse con una
preguntó so conocía gente de la policía y le dije que sí, mujer honesta y trabajadora, siendo él también ho-
sólo que yo de un lado y ellos del otro, pero eso no se nesto y trabajador, que le gustaba Mariazinha y él a
lo dije, y el dueño habló, no quiero blanduras, esta ella. Fuimos al tugurio, después de que le pidió per-
zona es brava y yo dije, déjame a mí, ¿cuándo em- miso al Isaac, y tomamos una cerveza y allí está otro
piezo?, y él respondió, hoy mismo; maricón loco, ne- hijo de puta al que yo debía de matar a golpes, pero
gro y traficante no entran, ¿entendiste? lo que estaba haciendo era entregarle a mi mujer, puta
Fui corriendo para casa a dar la buena noticia a madre.
Mariazinha y ella no me dejó ni hablar, en seguida me Volví a casa de Mariazinha. Había hecho un en-
fue diciendo que había encontrado un hombre, un su- voltorio con mis cosas, no era un envoltorio grande,
jeto decente y trabajador, carpintero de la tienda de lo coloqué bajo el brazo, Mariazinha estaba con el pelo
un judío de la calle del Catete, y quería casarse con recogido y con un vestido que me gustaba y me dolió
ella. Puta mierda. Sentí un vacío por dentro, y Maria- el corazón cuando apreté su mano, pero sólo dije
zinha dijo, pues claro, con tu pasado nunca vas a en- adiós.
contrar trabajo, habiendo estado tanto tiempo preso, Anduve por la ciudad con el envoltorio bajo el
y el Hermenegildo es muy bueno y siguió hablando brazo, haciendo tiempo, y después fui para la boite. El
bien del hombre que había encontrado; oí todo y no dueño me buscó un traje oscuro y una corbata y me
sé por qué, creo que por consideración a Mariazinha, mandó que me quedara en la puerta. Estaba allí recos-
no le dije que al fin había encontrado empleo, la pobre tado para cansarme menos cuando llegó un marico-
ya debía estar harta de mí. Dije sólo que quería tener nazo vestido de mujer, peluca, joyas, carmín, senos
una charla con el tal Hermenegildo y me pidió que no, postizos, todos los perifollos, y dije, no puede entrar,
por favor, tiene miedo de ti porque estuviste en la cár- señora. ¿Señora?, no seas bestia, gentuza, dijo, tor-
cel, y respondí, ¿miedo?, coño, lo que debía de tener ciendo la boca con desprecio. Pues no entra, olvídelo,
es pena, dame la dirección del tipo. dije, permaneciendo en la puerta. ¿Sabes con quién es-
Trabajaba en una tienda de muebles y cuando tás hablando?, preguntó el maricón. Dije, no señora y
llegué allí estaba esperándome con dos colegas más y no me interesa, puede ser hasta la madre del año que
vi que todos estaban asustados, con porras de madera no entra. Creo que en medio de esta plática alguien
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fue a llamar al dueño, pues apareció en la puerta y le mundo estaba lleno de idiotas que se tragaban cual-
habló al puto, disculpe, el portero no le reconoció, dis- quier porquería siempre que el precio fuera caro. Pero
culpe, tenga la bondad de entrar, todo fue una equi- aquellos tipos, para tener aquella lana, tenían que es-
vocación, y todo mesurado invitó a entrar al maricón tar pisando a alguien, ya verán aquí al imbécil jodido,
y lo fue acompañando hasta adentro. Después volvió a sus órdenes, gracias.
y dijo, con cara de pocos amigos, que había impedido Debían de ser las tres y allá adentro todas las
la entrada a un tipo importante. Para mí, travestí es mesas estaban ocupadas, la pista llena de gente bai-
travestí y quien mandó que les impidiera entrar fue lando, la música estridente, cuando el camarero llegó
usted mismo, dije. Carajo, dijo el dueño, ¿en qué lugar a la puerta y dijo, el patrón está llamando. El patrón
aprendiste el oficio? es un carajo, dije, pero fui tras el camarero. El dueño
¿Pero es que no sabes que existen maricones en de la casa estaba en el bar y dijo apuntando a una de
las altas esferas y que no se les impide el paso?; mira las mesas, aquel sujeto se está portando de manera in-
a ver si usas un poco de inteligencia, no por ser gorila conveniente, échalo. De lejos identifiqué al tipejo, uno
de un club tienes que ser tan burro. Vamos a ver si de ésos que de vez en cuando le da por hacerse el ma-
entendí, dije, picado porque había llamado a aquel ca- cho desesperado indomable, pero no pasa de ser un
gajón señor mientras él me había llamado burro, va- baboso queriendo impresionar a las niñas y allí estaba
mos a ver si entendí bien, yo impido pasar a todos los ella, la niña, agarrada al brazo del hombrón y él fin-
invertidos menos a aquéllos que son sus amiguitos, giendo la furia sanguinaria, tirando una que otra silla
pero el problema es saber quiénes son sus compin- al suelo. Yo me como a esos tipos. Ya había puesto
ches, ¿no es verdad? Y finalmente, ¿por qué no dejar fuera a un montón, en la época de gorila, basta coger-
a los invertidos, los que no son importantes, entrar?, los por la ropa, ni hace falta mucha fuerza, que ellos
también son hijos de Dios, y otra cosa, las personas van saliendo en seguida, hablan alto, protestan, ame-
que tienen rabia a los maricones, lo que tienen en ver- nazan, pero no dan ningún trabajo, no son nada, es lo
dad es miedo de pasarse a la acera de enfrente. El único que hacen, y al día siguiente le cuentan a los
dueño me miró con coraje y susto y graznó entre dien- amigos que cerraron la boite y que no me rompieron
tes, después hablamos. Vi en seguida que el canalla la cabeza únicamente porque la chica no los dejó. En-
iba a echarme al final de la jornada y me iba a quedar tonces me acordé del dueño de la casa, me pondría
de nuevo en la calle de la amargura. Puta madre. realmente a la calle, puta madre, estaba cansado de
Fue entrando gente, aquello era una mina, el que abusaran de mí, y allí delante estaba aquella pa
LETRAS SALVAJES 29

goda china, llena de brillos y espejos, para ser destro- ba y entraba en el conflicto, corrí hacia adentro del bar
zada, ¿iba a dejar pasar la oportunidad? Le dije al bes- y no sobró una botella, las lámparas se fueron al ca-
tia, sólo para irritar, ¿está nerviocito?, tú y tu puta de rajo, la luz se apagó, un huracán tremendo que
al lado se me van largando ya. ¿Y qué tal que el idiota cuando acabó sólo dejó en pie las paredes de ladrillo.
se arrugó y fue saliendo mansamente? Pero mi suerte Después que la policía llegó y se marchó, le dije al
quería que me encontrara con tres tipos grandulones, dueño de la casa, vas a pagarme el hospital y el den-
encarándome, locos por desgraciarme, y al momento tista también, creo que perdí tres dientes en este rollo,
le dije al más feo, ¿qué me ves?, ¿quieres llevarte un me reventé para defender tu casa, merezco una lana
madrazo? Para poder forzarlos a decidirse le di un de gratificación que, pensándolo bien, la quiero ahora
madrazo mero en medio de los cuernos a la mujer que mismo. Ahora. El dueño de la casa estaba sentado, se
estaba con ellos. Entonces ocurrió la cagada, estalló el levantó, fue a la caja, cogió un paquete de dinero y me
desorden como un trueno, de repente había diez tipos lo dio. Cogí mi envoltorio y me fui. Puta madre.
peleando, el negro que llevaba las sobras también da-

Crónica de sucesos

E
l inspector Miro trajo a la mujer a mi pre- Pero no lo hizo con mala intención, señor poli-
sencia. cía, no quiero presentar denuncia.
Fue el marido, dijo Miro despreocu- Entonces, ¿por qué ha venido aquí?
padamente. En aquella comisaría de barrio eran co- Bueno, entonces estaba rabiosa, pero ahora se
munes los pleitos de marido y mujer. me ha pasado ya.
Tenía dos dientes de enfrente rotos, sangraba ¿Puedo irme?
por los labios, el rostro hinchado. Moretones en los No.
brazos y en el cuello. Miro suspiró. Deja que se largue, dijo entre
¿Fue su marido quien la puso así?, pregunté. dientes.
LETRAS SALVAJES 29

Usted, señora, ha sufrido lesiones corporales, y hacer aquí. He venido a invitarle a que me acompañe
éste es un delito que se persigue de oficio, presente o a la comisaría. Tiene que prestar declaración.
no presente denuncia. Voy a pedir que le hagan un Ubiratan tiró la lata vacía por la ventana, cogió
examen detenido, dije. la barra de acero y la levantó sobre su cabeza diez ve-
Ubiratan es un poco nervioso, pero no es malo, ces respirando ruidosamente con la boca, como si
dijo la mujer. Por favor, no le hagan nada. fuera una máquina de tren.
Vivían cerca. Decidí hablar con Ubiratan. Una ¿Cree usted que a mí me dan miedo los poli-
vez, estando en Madureira, logré convencer a un suje- cías?, preguntó mientras se miraba con admiración y
to para que no volviera a pegar a su mujer, y cuando cariño los músculos del pecho y de los brazos.
trabajaba en la comisaría de Jacarepaguá, logré per- No se trata de que tenga o no tenga miedo. Us-
suadir también a otros dos tipos de la conveniencia de ted tiene que ir allí a declarar.
tratar decentemente a la mujer. Ubiratan me agarró de un brazo y me sacudió.
Abrió la puerta un hombre alto y musculoso. ¡Largo de aquí! ¿Me oyes, tira de la mierda?
Iba en pantalón corto, sin camisa. En un rincón de la ¡Largo de aquí, que empiezo a cansarme!
sala había una barra de acero con pesadas anillas y Saqué el revólver de la funda. Puedo detenerlo
dos pesas pintadas de rojo. Debía estar entrenándose por desacato, pero no lo voy a hacer. No complique
cuando llegué. Sus músculos se notaban hinchados y las cosas, véngase conmigo a la comisaría. Dentro de
cubiertos por una gruesa capa de sudor. Exhalaba la media hora estará libre, dije con toda calma y delica-
fuerza espiritual y el orgullo que la buena salud y un deza.
cuerpo lleno de músculos proporciona a ciertos hom- Ubiratan se echó a reír. ¿Cuánto mides, ena-
bres. nito? Un metro setenta. Venga, vámonos ya.
Soy policía, le dije. Te voy a quitar esa mierda de la mano y a orinar
¡Vaya! ¡Conque esa idiota ha ido a denunciar- en el cañón, enanito. Ubiratan contrajo todos los mús-
me!, ¿en?, rezongó Ubiratan. Abrió la nevera, sacó culos del cuerpo, como un animal en actitud de pelea
una lata de cerveza, la destapó y empezó a beber. intentado asustar al otro. Tendió el brazo, con la mano
Vaya y dígale que o vuelve pronto a casa, o le abierta para coger mi revólver. Le disparé al muslo.
voy a medir las costillas. Me miró atónito.
Tengo la impresión de que usted aún no se ha ¡Mira lo que hiciste con mi sartorio!, gritó Ubi-
dado cuenta de qué es lo que realmente he venido a ratan mostrándome el muslo. Estás loco, ¡mi sartorio!
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Lo siento mucho, dije, y ahora vámonos o te hoy es fiesta. ¿Te imaginas si ocurre esto en un día de
pego otro tiro en la otra pierna. labor?, dijo un guardia de los que desviaban el tráfico.
¿Y adónde me vas a llevar, enanito? Primero al Una mujer irrumpió a gritos y levantó el cuerpo
hospital. Luego a la comisaría. del suelo. Le ordené que lo dejara. La agarré del brazo
Esto no va a quedar así, enanito. Tengo amigos y se lo retorcí, pero ella no parecía sentir el dolor. Ge-
influyentes. mía ahogada, sin ceder. Luchamos con ella los otros
Le corría la sangre por la pierna, goteaba en el suelo guardias y yo, hasta conseguir arrancarle el muerto de
del automóvil. los brazos y volver a colocarlo en el suelo, donde de-
¡Desgraciado!, ¡mi sartorio! Su voz era más es- bía permanecer hasta la llegada del forense. Unos
tridente que la sirena que nos iba abriendo camino guardias arrastraron lejos a la mujer.
por las calles. Esos conductores de autobús son todos unos
asesinos, dijo el perito, se la va a cargar, se la va a car-
2 gar. El caso es clarísimo.
Fui hasta el coche patrulla y me senté en el
Una cálida mañana de diciembre, calle Sao Cle- asiento de adelante. Estuve allí un momento. Llevaba
mente. Un autobús atropelló a un chiquillo de diez la guerrera sucia de los despojos del muerto. Intenté
años. Las ruedas le aplastaron la cabeza dejando un limpiarme con las manos. Llamé a un guardia y le dije
rastro, de masa encefálica, de algunos metros. Al lado que trajera al detenido.
del cuerpo, una bicicleta nueva, sin un arañazo. Camino de la comisaría lo miré con deteni-
Un agente de tránsito detuvo en flagrante al miento. Era un hombre flaco, de unos sesenta años, y
conductor. Dos testigos dijeron que el autobús iba a parecía cansado, enfermo y con miedo. Un miedo,
gran velocidad. El lugar del accidente fue cuidadosa- una enfermedad y un cansancio antiguos, que no eran
mente aislado y se desvió el tráfico. sólo de aquel día.
Una vieja mal vestida, con una vela encendida
en la mano, quería atravesar el cordón de aislamiento, 3
“para salvar el alma de ese angelito.” Se lo impidie-
ron. Se quedó contemplando el cuerpo de lejos, junto Llegué a la casa de la calle de la Cancela y el
con otros espectadores. Aislado, en medio de la calle, guardia que estaba en la puerta dijo: primer piso. Está
el cadáver parecía aún más pequeño. Menos mal que en el baño.
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Subí. En la sala, una mujer con los ojos enroje- Levanta el cuerpo, dijo el perito, tengo que sol-
cidos me miró en silencio. A su lado, un chiquillo tar el nudo. Sujeté al muerto por el vientre. De su boca
flaco, medio encogido, con la boca abierta, respirando salió un gemido.
con dificultad. Es el aire que había quedado dentro, dijo Aze-
¿El baño? Me indicó un corredor oscuro. La vedo. Es curioso, ¿eh? Reímos sin ganas. Dejamos el
casa olía a moho, como si las conducciones de agua cuerpo en el suelo húmedo. Un hombre flacucho, sin
vertieran en el interior de las paredes. De algún sitio afeitar, de rostro ceniciento. Parecía un muñeco de
llegaba un olor a cebolla y ajo fritos. cera.
La puerta del baño estaba entreabierta. El hom- No dejó ninguna nota, dije.
bre estaba allí. Volví a la sala. Ya había hecho todas Conozco a esta gente, dijo Azevedo, cuando no
las preguntas a la mujer cuando llegó Azevedo, el fo- aguantan más se matan deprisa, tiene que ser deprisa,
rense. si no se arrepienten.
En el baño, dije. Azevedo orinó en el retrete. Luego se lavó las
Empezaba a anochecer. Encendí la luz de la sala. Aze- manos y se secó en los faldones de la camisa.
vedo me pidió ayuda. Fuimos al baño.

La carne y los huesos

Mi avión no partiría sino hasta el día siguiente. los campesinos que dicen buenos-días cuando se cru-
Por primera vez lamenté no tener un retrato de mi zan contigo. Me quedaría aquí un año si no tuviera
madre conmigo, pero siempre me pareció idiota an- aquel compromiso esperándome.
dar con retratos de la familia en el bolsillo, más aún el Caminé el día entero respirando monóxido de car-
de mi madre. bono. Por la noche mi anfitrión me invitó a cenar. Una
No me incomodaba quedarme dos días más va- mujer nos acompañaba.
gando por las calles de aquel gran hormiguero sucio, Comimos gusanos, el platillo más caro del res-
contaminado, lleno de gente extraña. Era mejor que taurante. Al mirar a uno de ellos en la punta del tene-
caminar por una ciudad pequeña con el aire puro y dor, me pareció una especie de larva o ninfa de mosca
LETRAS SALVAJES 29

que al ser frita hubiera perdido los pelos negros y el dente, los gusanos devorando la carne.
color lechoso. Era un gusano raro, me explicaron, ex- Allí, en el cabaret, aquella exhibición también
traído de un vegetal. Si fuera una mosca el platillo se- me parecía metafísica como la visión del puerco
ría aun más caro, respondí, irónico, ya he tenido nidos muerto en su recipiente de cristal brillante. La mujer
de larva de mosca en mi cuerpo tres veces, dos en la me recordó, por un momento, a un sapo gigantesco,
pierna y una en la barriga, y mis caballos y mis perros porque estaba agachada y porque su rostro, mulato o
también tuvieron, es difícil sacarla entera, de manera indio, tenía algo de anfibio. En la mesa había otros tres
que pueda comerse frita, solamente frita podría ser sa- hombres, que fingían no darse cuenta de los movi-
brosa, como — y me llené la boca de gusanos. mientos de la mujer.
Después fuimos a un lugar que mi anfitrión Desde nuestro lugar no podíamos ver todo lo
quería enseñarme. que ocurría en el salón. Pero en las mesas de nuestro
El amplio salón tenía al centro un pasillo por alrededor había siempre una o dos mujeres prendidas
donde las mujeres desfilaban desnudas, bailando y a un hombre enteramente vestido. El boleto de en-
haciendo poses. Pasamos entre las mesas, en torno a trada daba derecho a que una de las innumerables
las cuales se sentaban hombres encorbatados. Pedi- mujeres que hacían strip-tease en varios lugares del
mos algo al mesero, luego de que nos instalamos. A salón se frotaran por algún tiempo en el portador del
nuestro lado una mujer con sólo un cache-sexe, a ga- ticket de entrada. Había un patrón coreográfico en las
tas, frotaba las nalgas en el pubis de un hombre de caricias: la mujer se ponía a gatas, rozaba las nalgas
saco y corbata sentado con las piernas abiertas. Ella en el pubis del hombre que permanecía sentado en la
exhibía una fisonomía neutra y el hombre, un sujeto silla, después bailaba frente a él. Algunas, más rebus-
de unos cuarenta años, parecía tranquilo como si es- cadas, se subían encima del sujeto y le sujetaban la
tuviera sentado en el sillón de un peluquero. El con- cara en el vértice de los muslos. Después agarraban el
junto recordaba una instalación de arte moderno. Po- ticket de entrada y se retiraban.
cos días antes, en otra ciudad, en otro país, había ido La única mujer que asistía a aquel espectáculo era
a un salón de arte a ver un puerco muerto que se pu- nuestra acompañante. Mi anfitrión la llamaba Con-
dría dentro de una caja de vidrio. Como me quedé po- desa, no sé si era su nombre o su título. Cuando era
cos días en esa ciudad, sólo pude ver al animal po- joven conocí a una mujer que me dijo que era una con-
nerse verdoso, me dijeron que era una pena que no desa verdadera, pero creo que era mentira. De todos
pudiera contemplar la obra en toda su fuerza trascen modos, yo llamaba señora Condesa a mi compañera
LETRAS SALVAJES 29

de mesa, como antiguamente lo hacía con la otra. Ella Nosotros, mi anfitrión y yo, no fuimos sortea-
miraba lo que ocurría en torno y sonreía discreta- dos. La Condesa no había comprado boletos para la
mente, se comportaba como suponía que un adulto rifa.
debe comportarse en un circo. Entonces permanecimos callados, sin cantar y
De todas las esquinas venía un sonido alto de sin golpear en la mesa al ritmo de la música. Pagamos
dance music. Para poder hablar con la Condesa tenía —el anfitrión pagó— y salimos.
que aproximar mi boca a su oreja. Le dije alguna cosa Nos despedimos en la acera frente al bar. La
que me distinguía como un observador distante y fas- Condesa ofreció llevarme al hotel. El anfitrión tam-
tidiado, ya olvidé lo que fue. También con la boca casi bién. Les dije que quería caminar un poco, las ciuda-
pegada a mi oreja, la Condesa, después de comentar des grandes son muy bonitas al amanecer.
la actitud de una mujer que cerca de nosotros frotaba Ya llevaba unos diez minutos caminando, do-
el coño en la cara de un hombre de corbata de moño, liéndome de no tener una foto de mi madre en el bol-
citó en latín la conocida frase de Terencio: las cosas sillo, ni en un álbum, ni en ningún cajón, cuando el
humanas no le eran ajenas, y por lo tanto no la asus- carro de la Condesa se detuvo a mi lado.
taban. Y para demostrarlo balanceó el cuerpo al ritmo Entra, dijo, tengo ganas de llorar y no quiero
del sonido retumbante y cantó la letra de una de las llorar sola.
piezas. Yo la acompañé, golpeando en la mesa. Cuando llegamos al hotel había un recado de
En el salón había un cancel de vidrio con rega- mi hermano. Lo llamé desde el cuarto. La Condesa
dera, fuertemente iluminado por spots de luz, en el oyó nuestra conversación. Lo siento mucho, dijo, sen-
cual las mujeres se alternaban dándose un baño, algu- tándose en la cama, cubriéndose el rostro con las ma-
nas se mojaban y se lavaban el cuerpo entero, se enja- nos, pero no estoy llorando por ti, estoy llorando por
bonaban los tobillos, los pelos del pubis, las rodillas, mí.
los codos, los cabellos. Otras hacían abluciones estili- Me acosté en la cama y miré el techo. Ella se
zadas. Están diciendo estoy limpia, confía en mí, su- acostó a mi lado. Apoyó su rostro húmedo en el mío
surró la Condesa en mi oído. y dijo que coger era una manera de celebrar la vida.
Esperamos que se realizara la rifa. El ganador Cogimos en silencio y luego nos bañamos juntos, ella
podría escoger a cualquiera de las mujeres para pasar imitó a una de las mujeres del cabaret lavándose y
el resto de la noche con él, según palabras del maestro cantando y yo la acompañe golpeando en las paredes
de ceremonias. de la ducha. Dijo que ya se sentía mejor y yo le dije
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que ya me sentía mejor. Tres cucarachas y un ciempiés rojo subieron por las
Tomé el avión. paredes, el ciempiés parecía más veloz que las cuca-
Nueve horas y media después llegué al hospi- rachas, pero las cucarachas huyeron primero. Dije en
tal. voz alta que el ciempiés era venenoso. El sepulturero,
El cuerpo de mi madre estaba en la capilla, den- o como se llamara, no le dio importancia a lo que yo
tro de un cajón cubierto de flores, sobre un catafalco. había dicho.
Mi hermano fumaba a un lado. No había nadie más. Después de que los restos de mi hermano fue-
Ella preguntaba mucho por ti, dijo mi hermano, ron colocados en la caja de plástico, su nombre fue es-
entonces me acerqué a ella y le dije que yo era tú, aga- crito con letras grandes en la tapa. Uno de los hom-
rró mi mano con fuerza, dijo tu nombre y murió. bres entró a la sepultura y deshizo con un marro y cin-
En el túmulo de la familia ya estaban los restos cel la losa que cerraba la parte inferior donde se en-
de mi padre y de mi hermano. Un funcionario del ce- contraban los restos de mi padre, que había muerto
menterio dijo que alguien tendría que asistir a la ex- dos años antes que mi hermano. El enterrador volvió
humación. Fui yo. Mi hermano parecía más cansado a entrar a la sepultura. Los huesos de mi padre esta-
que yo. ban en peor estado que los de mi hermano, algunos
Eran cuatro sepultureros. Abrieron la losa de tan pulverizados que parecían tierra. Todo fue arro-
mármol rosa y rompieron con martillos la placa de ce- jado dentro de otra caja de plástico, mezclado con los
mento que cerraba la sepultura. El túmulo estaba di- restos de telas, las ropas de mi padre no eran tan bue-
vidido en dos por una piedra plana. Uno de los sepul- nas como las de mi hermano y se habían podrido
tureros se metió dentro del hoyo abierto, con cuidado tanto como los huesos. Del cráneo de mi padre sólo
para no pisar los restos de mi hermano, en la parte quedaba la dentadura postiza; el acrílico rojo de la
superior. Las ropas de mi hermano estaban en buen dentadura brillaba más que el ciempiés.
estado. Tenía buenos dientes, los molares tapados con Les di una buena propina. Las dos cajas fueron
oro. Cuando retiraron la cabeza el maxilar inferior se colocadas a un lado de la sepultura.
desprendió del resto del cráneo. El fémur y la tibia es- Volví a la capilla.
taban más o menos enteros; las costillas parecían de Mi hermano fumaba mirando por la ventana el
cartón. tránsito de la calle. Un sacerdote apareció y rezó.
Los huesos fueron arrojados por el sepulturero El cajón cerrado fue colocado en una camilla
en una caja blanca de plástico al lado de la sepultura. con ruedas. Seguimos, mi hermano y yo, a la camilla
LETRAS SALVAJES 29

empujada por el sepulturero hasta la fosa abierta. El Deben haber robado las obturaciones de oro de
cajón de mi madre fue colocado en la parte inferior. los dientes de mi hermano mientras fui a la capilla
Una losa fue sellada con cemento, dejando la parte su- para traer a mi madre, pensé. Pero estaba muy can-
perior vacía, a la espera del futuro ocupante. Sobre esa sado para comentar eso. Caminamos en silencio hasta
losa fueron depositadas provisionalmente las dos ca- la puerta del cementerio. Mi hermano me dio un
jas con los restos de mi padre y mi hermano. La loza abrazo. ¿Quieres que te lleve?, preguntó. Le dije que
de mármol rosa con los nombres de los dos, grabados iba a caminar un poco. Miré su carro que se alejaba.
en bronce, cerró la sepultura. Me quedé allí, de pie, hasta que oscureció.

Ciudad de Dios

Su nombre es João Romeiro, pero es conocido su apellido, y que es blanco. Zinho nunca ha estado
como Zinho en la Ciudad de Dios, una favela en Jaca- preso.
repaguá, donde controla el tráfico de drogas. Ella es Hoy por la noche Zinho llegó a la casa luego de
Soraia Gonçalves, una mujer dócil y callada. Soraia pasarse tres días distribuyendo, en sus puntos, cocaí-
supo que Zinho era traficante de drogas dos meses na que envió su proveedor de Puerto Suárez, y mari-
después de que empezaron a vivir juntos en un con- huana que llegó de Pernambuco. Fueron a la cama. Zi-
dominio de clase media alta en la Barra de Tijuca. ¿Te nho era rápido y rudo y luego de joder a la mujer le
molesta?, preguntó Zinho y ella contestó que ya había daba la espalda y se dormía. Soraia era callada y sin
tenido en su vida un hombre dedicado al derecho que iniciativa, pero Zinho la quería así, le gustaba ser obe-
no pasaba de ser un canalla. En el condominio Zinho decido en la cama como era obedecido en la Ciudad
es conocido como vendedor de una firma de importa- de Dios. “¿Antes de que te duermas te puedo pregun-
ciones. Cuando llega una partida grande de droga a tar una cosa?” “Dime rápido, estoy cansado y quiero
la favela, Zinho desaparece por unos días. Para justifi- dormir, amorcito.” “¿Serías capaz de matar a una per-
car su ausencia Soraia dice a las vecinas que encuentra sona por mí?” “Amorcito, maté a un tipo porque me
en el playground o en la piscina que la firma tiene via- robó cinco gramos, ¿crees que no voy a matar a un
jando al marido. La policía anda tras él, pero sólo sabe sujeto si me lo pides? Dime quién es. ¿Es de aquí, del
LETRAS SALVAJES 29

condominio?” “Si la puta ésa se entera que el hijo murió su-


“No.” friendo es mejor, ¿o no? Dame la dirección. Mañana
“¿De dónde es?” “Vive en Taquara.” “¿Y qué te mando que hagan el trabajo, Taquara está cerca de mi
hizo?” base.”
“Nada. Es un niño de siete años. ¿Has matado Por la mañana bien temprano Zinho salió en el
algún niño de siete años?” carro y fue a Ciudad de Dios. Permaneció dos días
“He mandado que agujeren las palmas de las fuera. Cuando volvió, llevó a Soraia a la cama y ella
manos a dos mierditas que desaparecieron con unos obedeció dócilmente a todas sus órdenes. Antes de
paquetes, para que sirva de ejemplo, pero creo que és- que él se durmiera, ella preguntó, “¿hiciste lo que te
tos tenían diez años. ¿Por qué quieres matar a un ne- pedí?”
grito de siete años?” “Cumplo lo que prometo, amorcito. Mandé a
“Para hacer sufrir a su madre. Ella me humilló. mi personal a que cogieran al niño cuando iba al cole-
Me quitó a mi novio. Me hizo menos, a todo el mundo gio y que lo llevaran a Ciudad de Dios. En la madru-
le decía que yo era una burra. Luego se casó con él. gada le rompieron los brazos y las piernas al negrito,
Ella es rubia, tiene ojos azules y se cree lo máximo.” lo estrangularon, lo cortaron todo y luego lo tiraron
“¿Quieres vengarte porque te quitó a tu novio? en la puerta de la casa de la madre. Olvida a ese mier-
Todavía te gusta ese puto, ¿verdad?” da, no quiero oír hablar más de ese asunto”, dijo
“Sólo me gustas tú, Zinho, eres todo para mí, Zinho.
ese mierda del Rodrigo no vale nada, sólo siento des- “Sí, ya lo olvidé.”
precio por él. Quiero hacer sufrir a la mujer porque Zinho le dio la espalda a Soraia y se durmió. Zi-
me humilló, me llamó burra delante de todos.” nho tenía un sueño pesado. Soraia se quedó despierta
“Puedo matar a ese puto.” oyendo roncar a Zinho. Después se levantó y tomó un
“A ella ni siquiera le gusta él. Quiero hacer que retrato de Rodrigo que mantenía escondido en un lu-
sufra mucho. La muerte del hijo deja a las madres de- gar que Zinho nunca descubriría. Siempre que Soraia
sesperadas.” miraba el retrato del antiguo novio, durante todos
“Está bien. ¿Sabes dónde vive el niño?” “Sí.” aquellos años, sus ojos se llenaban de lágrimas. Pero
“Voy a mandar que cojan al niño y lo lleven a ese día las lágrimas fueron más abundantes.
Ciudad de Dios.” “Pero no hagas que el niño sufra “Amor de mi vida”, dijo, apretando el retrato
mucho.” de Rodrigo contra su corazón sobresaltado.
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Vida

En mi caso, me alerta primero el ruido causado luego, no para quien la soltó— el aroma de la flatu-
por el movimiento de gases en los intestinos, pero lencia ajena es ofensiva y repugnante. Mi mujer, por
hay gente que no advierte esa señal prodrómica —mi ejemplo, cuando estamos en la cama y oye el barullo
mujer dice que eso no es una enfermedad, y no de mis intestinos, me grita, lárgate de aquí y vete a
siendo una enfermedad no tiene elementos pedorrear lejos de mí, asqueroso. Salgo de la cama
precursores, como el aviso que recibe un epiléptico a la carrera y voy al cuarto de baño. En esas oca-
momentos antes de que se desencadene el ataque, siones, como he dicho ya, prefiero estar solo, y tras
como ocurría con nuestro hijo, Dios lo tenga en su soltar los gases con la puerta cerrada, cuando ni si-
gloria, pero mi mujer se empeña en llevarme la quiera he acabado de gozar la satisfacción que aque-
contraria en todo lo que digo, en hostilizarme llo me propicia, grita ella desde el cuarto, Dios santo,
constantemente, ése es el pasatiempo de su vida—, hasta aquí llega el hedor de ese pedorro, es que estás
pero decía yo que mi flatulencia se anuncia con esos podrido, realmente. El olor no es tan fuerte, a mí has-
ruidos de los gases desplazándose en el abdomen, y ta me gustaría que fuese más intenso, pues me daría
eso me permite, casi siempre, una retirada estratégica aún más placer, pero a veces es tan suave que tengo
para ir a expeler los gases lejos de los oídos y narices que inclinarme y olfatear con las narices casi pegadas
de los otros. Por otra parte, prefiero hacer eso aislado, a la barriga para sentir el aroma desprendido de la
pues los gases, al ser expulsados, me proporcionan ventosidad; pero, incluso así, en esos días, ella grita
un gran placer que se manifiesta en mi rostro, eso lo insultos desde el dormitorio, como si un olor tan leve
sé, pues la mayor parte de las veces los libero en el pudiera hacer un recorrido tan largo sin desvane-
baño, el mejor lugar para hacerlo, y puedo ver en mi cerse por el camino. Otro día, en la cena, por otra
rostro, reflejado en el espejo, una placentera parte eso ocurre casi todos los días, al repetir el plato
expresión de alivio, el deleite provocado por su de judías, ella me dijo, come más, llena las tripas, así
esencia odorífica, y también cierta euforia cuando soltarás más fuertes los pedos, pero lo mismo dice si
resultan muy ruidosos. Y, siendo en un ámbito repito las judías al mediodía, soy flaco y no consigo
cerrado, tengo otra emoción, tal vez más placentera, dejar de ser flaco coma lo que coma, ella es gorda, y
que es la de gozar con exclusividad de ese peculiar no deja de ser gorda, pues vive a base de pastelillos,
olor. Sí, sé que para la mayoría de la gente —desde pudines de leche y mousse de chocolate, pero si soy
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yo el que repito el pudín o la mousse, me dice, te vas narla en esta situación, no puedo ser tan desalmado
a pasar la noche soltando unos pedos de caballo, y y egoísta, y aún más porque, siendo como soy,
por si fuera poco, me echa la culpa de su gordura, delgado y elegante, podría encontrar otra mujer,
que es muy desgraciada y que come para compensar pero ella nunca iba a poder encontrar otro hombre, y
las frustraciones que le provoco, y tiene razón, pues la soledad aumentaría aún más su sufrimiento, y ella
no consigo cumplir mis obligaciones de marido por al fin y al cabo es una buena mujer, no merece esto.
más que lo intento, y la verdad es que ya ni lo Estamos acostados, ella de espaldas a mí, pensé que
intento. Podría irme de casa, pedir el divorcio, pero estaba durmiendo, pero mis intestinos empezaron
recuerdo lo que ella sufrió durante la enfermedad de a gemir a borbotones y ella, sin volverse, gritó, Dios
nuestro hijo, creo que jamás hubo en el mundo madre santo, qué vida la mía, vete a soltar tus pedos al
más entregada, y empezó a engordar después de que cuarto de baño, y yo fui, e hice lo que me mandó y
se murió nuestro hijo, y a veces la sorprendo llorando contemplé en el espejo la felicidad que el estampido
con el retrato del hijo en la mano, no debo abando- y el intenso olor grababan en mi rostro.
LETRAS SALVAJES 29
LETRAS SALVAJES 29

Wilhelm Hempfing
LETRAS SALVAJES 29
LETRAS SALVAJES 29
LETRAS SALVAJES 29
LETRAS SALVAJES 29
LETRAS SALVAJES 29
[Sílabas
del boscaje]

António Henrique Amaral, Noturno (1959)


LETRAS SALVAJES 29

Ivana Szac
Ella encendió se perdieron en el oleaje
relámpagos en su mirada de las sábanas
expandió miel en las heridas
el deseo
conquistó gorriones una lluvia violenta.
en cieloscristalinos

supo sembrar
un amor inalcanzable La noche
calmaba los rugidos
dos cuerpos

que se salvaron de una guerra


Despertaba desnuda
cuando nadie la veía
rostro de alondra
espalda de viento
Sus bocas
una vez
huracanes que al unirse
venció a las bestias
se alejaban de la intemperie
con un puñado de sonrisa
los relojes enmudecían
y un arpa cantaba
La sal de la noche
en su vientre
los besó con olas furiosas
LETRAS SALVAJES 29

En sus miradas podían perdurar


la habitación o apagarse
era una jungla
con bestias salvajes muñecos de cera
se fueron derritiendo.

Un animal escondido
Ella bailaba ebria
en su pecho un día corrió tras un hombre
que escapó como el humo.
quemaba
como un diamante
en la oscuridad
cuando la carne ardía Juntos crearon
una poesía indomable
curvas volcánicas

Una ceremonia de velas alcanzaron latitudes


envolvía la promesa noches impensadas
del después hasta que alguien disparó
piedras de fuego
y se incendió el horizonte.
LETRAS SALVAJES 29

Pablo Cancio Reichard

E
l antiguo hospital militar había sido trans- Su esposa llevaba puesto un bonito y ceñido
formado en un hotel. Donde antes estaba traje verde y tenía una rosa roja prendida al pecho, al
la ‘morgue’ era ahora el salón comedor; y igual que su madre. Hablaban de algo que él no alcan-
donde estaba la sala de operaciones, la cocina. Entra- zaba a entender o escuchar. Los niños en la esquina
ron al comedor como a eso de las 12:30 PM; era día de peleaban por algo. El interrumpió la conversación
las madres y la sala se encontraba repleta, tuvieron con un comentario: Dicen que las enfermeras más
que esperar pues no habían hecho reservaciones. guapas eran las de este hospital, así como tú, dijo se-
Desde que llego se sintió como aturdido; un viejo ñalando a su esposa. Un vecino se allegó hasta la mesa
amigo lo saludó estrechándole la mano y el felicitó a y les tomó una foto familiar: los nietos posaron con la
su madre que lo acompañaba. La música al fondo es- abuela y el con su mujer. Estaba abstraído, no podía
taba muy alta. Por fin lograron acomodarse, primero sustraer aquella imagen de su mente que se había
en una mesa que le pareció cómoda –luego en otra por vuelto más que una pesadilla en una obsesión que lo
órdenes de la gerencia. Mientras almorzaba junto a atormentaba, se veía piloteando el avión, comenzaba
su esposa, su madre y sus dos hijos era como si estu- a oscurecer y justo cuando ya se proponía a bajar el
viera y no estuviera allí. Las cosas le parecían estar tren de aterrizaje para descender a la pista se atasca-
muy lejos: el ruido de bandejas y platos, la gente ha- ban las ruedas, tiraba desesperadamente de la palan-
blando, avanzando desesperadamente hacia el área ca tratando de desencajarlas.
del buffet. Miró a través de los cristales—a la vez que El lugar se seguía poblando de más y más gen-
apuraba un jugo de naranja— y vio una pareja de ni- te, caras conocidas de toda la vida moviendo los la-
ños deslizarse por una chorrera. Abajo estaba la pis- bios en un murmullo sin sentido que abonaba a aque-
cina. A su alrededor ancianos, personas mayores en- lla sensación de lejanía. En la mesa de al lado se sentó
vueltas en toallas. Afuera hacia mucho sol, la luz bri- al igual que la última vez el párroco de la iglesia, que
llaba intensamente. De pronto, le creyó ver a un hom- le sonreía, como queriendo decir algo. Estaba tam-
bre asoleándose sentado en un sillón de ruedas y a su bién junto a su madre. Los saludaron. Por unos mo-
lado una joven toda vestida de blanco, pero la imagen mentos se sintió mareado, era como si todo le diera
fugazmente desapareció. vueltas en la cabeza: las personas hablando, la música,
LETRAS SALVAJES 29

su madre que no paraba de hablar con su esposa sobre cándose a la pista de aterrizaje; el tren delantero atas-
algo que pensaban hacer en las vacaciones, y se le- cado, no querían bajar las ruedas; luego el ruido de
vanto para ir al baño. En el baño se lavó la cara varias bocinas, los bomberos, el incendio en la cabina, lo vol-
veces con agua fría. Se miro a la cara. Tenía visión vía a revivir. Uno de los cirujanos acercó aún más la
borrosa. Abrió la puerta y salió al pasillo; era por lámpara a sus ojos –sentía el fuego, el ardor sobre la
donde habían entrado al comedor. Esto antes era la piel, el momentáneo fogonazo –luego escuchó: It
morgue, había comentado su madre al entrar; y todos, looks bad, seems like we have to remove. But Doctor
incluso los niños, se habían reído. Era extraño, pero White….
ahora la puerta que daba al comedor ya no estaba, La cabeza dejó de darle vueltas. Estaba en me-
solo estaba la puerta metálica doble al fondo del pasi- dio del pasillo. Caminó hacia la izquierda; y entró por
llo. Pensó: es exactamente como las puertas de las sa- la puerta. En la mesa seguían allí su madre, su esposa
las de operaciones de un hospital, y enseguida des- y los niños; ya casi habían terminado; iban por los
cartó la idea. Pero, entonces, escuchó ruidos del otro postres. ¿Dónde estabas?, preguntó su esposa. En el
lado de la puerta. Vio las puertas abrirse y salir veloz- baño. ¡Qué mucho te tardaste! Los niños volvían a
mente una camilla, empujada por una enfermera. Por deslizarse por la chorrera, y el balde de agua caía so-
el altavoz se escuchaba: Emergency…emergen-cy, bre sus cabezas. Cerró los ojos como queriendo igno-
wounded soldiers six batallion, prepare room… Los rar aquella realidad, cuando se vio de nuevo allí en
gritos de soldados heridos, implorando piedad. A al- medio de la sala de operaciones, los olores a alcohol y
gunos le faltaban brazos y piernas, ojos rojos llenos de la anestesia frente a una candente luz quemándole los
lágrimas. De pronto, sintió que lo sujetaron por la cin- ojos. De pronto uno de los médicos colocó una más-
tura—eran unos hombres vestidos de blanco— y lo cara sobre su nariz y sintió como si le dieran un fuerte
colocaron sobre la camilla sujetándolo con unas co- golpe con un guante de boxeo.
rreas. Se veía conducido por el largo pasillo que no Intentó abrir los ojos varias veces, pero no po-
parecía tener final, hasta llegar a la sala de operacio- día ver, era desesperante y se sacó un horroroso grito.
nes. Varios médicos, todos vestidos de blanco con La enfermera entró al cuarto y llamó al médico; mien-
mascarillas a su alrededor, se pasaban los instrumen- tras gritaba: no puedo ver, no puedo ver. Le suplieron
tos con unos nombres extraños. Una fuerte, intensa un calmante y durmió largo rato. Cuando despertó
luz lo cegaba; no podía ver. Por fragmentos, creía re- era de día. La luz entraba por la ventana calentando
cordar: era una historia. Las luces del aeroplano hacer las sábanas. Su cuerpo, vendado de arriba a abajo. El
LETRAS SALVAJES 29

médico, un tal Dr. White, estaba a su lado y aprovechó En la oscuridad, trataba de evocar una imagen,
para hablarle: Usted tuvo un accidente ayer… ¿re- pero nada llegaba, todo era un vacío que lo angus-
cuerda lo que pasó? La verdad no sé, todo ahora me tiaba, solo podía soñar, imaginar una identidad posi-
parece tan impreciso, tengo un recuerdo vago, el ca- ble, la de un piloto de las fuerzas aéreas. Era un vuelo
lor, el fuego, el fuego…. Vamos, con calma…. fue en desde Saigón y había que reabastecer el combustible,
el avión. En el avión, sí en el avión…, añadió exaltado. hasta que le llegaba aquella otra oleada de recuerdos.
Lo recuerda ahora, sí. Sí, creo que lo recuerdo, pero Se veía en el hotel en el comedor con su madre y sus
no está claro…, es borroso. Y su nombre, ¿lo re- dos hijos, mirando por la ventana de cristal, los niños
cuerda?, continuó el médico. Mi nombre, mi nombre, gozando, deslizándose por la chorrera. ¿Te sientes
¿Cuál es mi nombre? ¡No sé, no lo recuerdo! Oh, no sé bien?, dijo su madre. Te veo algo pálido. Anda, ve y
cuál es mi nombre.... La enfermera lo sujetó del brazo. dale un jugo. Su esposa fue y le trajo un jugo. Sorbió,
No se preocupe, tomará algún tiempo, es normal, irá rápidamente del jugo y la visión se le esclareció. En
recuperando la memoria, poco a poco le irán llegando el lugar de su madre había otra mujer a su lado. Trató
oleadas de recuerdos. Y, ¿cómo estoy Doctor? ¿me de enfocar mejor, pero era como si los objetos se le sal-
voy a recuperar totalmente? El médico guardó silen- taran a la vista. Entregado al sueño, parecía balbucear
cio. Todavía tenemos que intervenirlo. Usted tendrá algo y volvía a verse nuevamente, era ya tarde, las lu-
que entender que sufrió quemaduras graves en más ces encendidas del avión descendiendo hacia la pista,
de un noventa por ciento de su cuerpo y ha sido más las ruedas del tren delantero del avión atoradas, tra-
que afortunado de permanecer con vida. ¿Y mi rostro, taba en vano de desencajarlas manualmente, tirando
Doctor? ¡mi rostro! Está todo desfigurado, ¿verdad de la palanca, el fuselaje haciendo contacto con la vía
que sí?, dígame la verdad. Hubo otro silencio. La en- de rodaje, el incendio en la cabina. Sentía el calor cada
fermera volvió a sujetarlo del brazo, instándolo a cal- vez mayor, su piel consumiéndose en las llamas, un
marse: corazón todo va a estar bien, con una suave y verdadero infierno ¡Sáquenme de aquí! Y se escuchó
melodiosa voz. No puedo verla, preso aquí en esta os- un grito desgarrador como el de un alma en pena. La
curidad, pero usted debe de ser muy bella; sé que es enfermera lo sacudió por los hombros hasta que vol-
rubia y delgada. ¿Cómo lo sabe?, dijo sonriendo. Es vió del sueño. Sentado sobre la camilla le colocó la
por su voz, el perfume, algo en el aire, no lo sé… Va- mano en el pecho. ¡Vamos, calma, calma! Sí, ¡pero es
mos señorita-dejémoslo descansar, ya ha hablado mu- que fue horrible sentir que me quemaba en la cabina
cho. Cerró la puerta. del avión! Estar allí adentro, hasta que ellos llegaron,
LETRAS SALVAJES 29

los socorristas, y me sacaron. ¡Vamos ya pasó! No fue algo acelerado. Vamos, bebe. ¿Puedes tragar? Sí
nada, es solo una pesadilla. Sí, pero una pesadilla ¿Dónde estoy? En el restorán. ¡Ah, sí, en el restorán!
muy real… La enfermera sacó una pastilla. Tómese ¿Estás mejor? Creo que me siento mejor, menos ma-
esto, y ya verá cómo mañana se va a sentir mejor. reado. Ya empiezas a cobrar color. Entre la gente ayu-
Muchos murieron, otros quedaron atrapados daron a incorporarlo y lo sentaron en la silla. ¿Estás
consumidos por las llamas, una gran cantidad de sol- bien? decían con cara de preocupación. ¿Quiere que
dados heridos fueron transportados en camillas a este le llame a un médico?, dijo otro. No, no se preocupe
hospital y cadáveres calcinados ahí a la morgue, dijo es por lo del azúcar. Yo tengo un tío que tiene lo
moviendo su cabeza hacia las puertas de unos gran- mismo, comentó alguien. Ya estamos acostumbrados
des congeladores de llave al fondo, en el área de la y se le pasa pronto, no sabe cómo se lo agradezco, dijo
cocina. Yo sufrí graves quemaduras en todo el cuerpo, ella, que luego añadió: Debes comer algo fuerte. Su
continuó diciendo, tocando su piel. Se percibía cierta madre pidió un menú que no tardaron en traer.
tristeza y temblor en la voz del hombre. Por eso le in- Enfocó la vista y leyó en letras doradas: Espe-
crustaron esos ojos que usted ve, añadió su mujer. No cialcarne de piloto, señaló extrañado. El camarero
son reales; son artificiales, de vidrio. Miró aquellos tomó nota de la orden en su libreta. Fue entonces,
dos ojos inexpresivos, brillantes, de un color azul. No cuando al levantar la vista, vio que del interior de la
supo qué decir, sólo dijo: No sabe cuánto lo siento, y fuente del Buffet en el centro, sobresalía lo que parecía
continuaron hablando. ser un pedazo de una pierna o un brazo. Miró nueva-
El frío en el lugar se hacía insoportable. Volvió mente a ver si los sentidos no lo engañaban, pero un
a sorber del jugo; ya los niños no se deslizaban por la grupo de comensales se abalanzaron violentamente,
chorrera y las personas que se sentaban a su alrededor peleaban por la carne, agarrando y despedazando la
eran otras; oficiales de las fuerzas aéreas en su gran misma. Con un hambre, insaciable, uno—su amigo
mayoría, algunos con una gorra o boina acomodada que lo había saludado al mediodía—mordía una
de medio lado que les iba de un lado al otro de la ca- mano, un dedo; otro, comía un pie. El párroco, un
beza. Sintió que le daban unas palmadas en la cara. trozo de pantorrilla como si fuera una pieza de cor-
Abrió los ojos, vio a su mujer acuclillada y a su madre dero, devorando salvaje, vorazmente la carne con la
al lado. El estaba en el suelo, su esposa le acercó el locura y gula del festín, del banquete pantagruélico,
vaso de jugo a los labios y le levantó la cabeza: Su hasta bajar por sus comisuras la sangre. La escena
cuerpo temblaba, estaba lívido y muy frío, el pulso toda provocaba aversión, nauseas y unos deseos in-
LETRAS SALVAJES 29

controlables de vomitar, que se propagó como una Tal pareciera que hubieran despertado de un sueño
epidemia por la sala, entre los comensales, en una hipnótico, como el asesino que vuelve en sí de un
reacción en cadena de vómitos sobre los platos. La al- trance y mira sus manos manchadas. Cuando el ca-
garabía y el ruido del vuelco de mesas y sillas era en- marero le acercó el plato de sopa con vianda adentro,
sordecedor. La gente, despavorida y enferma, salía a pudo observar en el fondo los ojos del piloto, que en
empujones por la estrecha puerta del comedor y sali- el reflejo parecían mirarle desde otro tiempo.
das de emergencia.
LETRAS SALVAJES 29

José Eugenio Sánchez


barishnikov estás prohibido
y está prohibida tu perfección tu cabreolé tu jetté tu grand batemann tu fouetté
está prohibida tu nominación al oscar y tus 11 piruets barishnikov
y que nos hagas estremecer cuando apareces en los escenarios
está prohibido barishnikov
y está prohibido que un bailarín de ballet dance contemporáneo
eso está totalmente prohibido: solo un nazi lo puede hacer
y está prohibida la emoción del giro alegre de un cuerpo taciturno
está prohibido el bolshoi barishnikov prohibido
y que hayas escapado de la kgb está prohibido barishnikov
y dimitrichenko neureyev anna pavlova también están prohibidos barishnikov
pero ahora cómo le vas hacer barishnikov
qué sanciones te pondremos
para que le devuelvas a nuestros ojos racistas su infinita ignorancia

pensé que eras un cabrón y ya (me dijiste cuando nos conocimos):


resabios de una balada en seattle
el humo de los cigarrillos nos llevaba a una conversación más profunda
: ya veo que eres romántico –comentaste mordiéndote los labios-
y eso es peor/ no necesitas que alguien te meta en líos:
y sí: uno nunca sabe cuál va ser la forma de las nubes
y la única razón por la que somos imperfectos es el amor
LETRAS SALVAJES 29

si no amáramos nos cogeríamos a primera vista


y nuestras noches serían un tapete volador con buena música
pero casi siempre no lo son
o vuelan platos plancha ceniceros
y el control remoto de la tele se convierte en un codiciado proyectil
o aparece la luna clara y sonriente como una guitarra detrás del lago
y hoy es una noche de esas
por lo que me iré a dormir a las vías del tren
con la esperanza de amanecer muerto
antes de que se te ocurra hacerlo a tite la metía
y olía las verduras que cocinábamos a la parrilla
te la sacaba
y llegaban a mi nariz los vapores del estofado
te la metía y me embarrabas los postres
los desayunos las meriendas que pasábamos juntos
te la sacaba
y adivinaba los deseos que le pediste a las estrellas
al ver el color de los malvaviscos que quemamos en la fogata
pegados en mi glande
te la metía y una estufa encendía sus quemadores
te la sacaba y la mesa estaba lista
y así pasábamos las tardes
LETRAS SALVAJES 29

te la metía
te la sacaba
te la metía
te la sacaba
vuelta y vuelta como pollos rostizados
pero ya no son los días así
ni lo serán
ni sabré qué comes
ni qué guardas en el refrigerador

cuando los pobres se mueran y ya


y los ricos hereden y ya
o sea: cuando todo vuelva a la normalidad
y en el mar los peces se enreden en cubrebocas
y frascos de antivirales
y empaques de sopas instantáneas que se cocinan
en los borbotones de petróleo
o sea: cuando todo vuelva a la normalidad
y el cielo esté enrojecido de gases y partículas
y las aves en extinción se precipiten sobre animales en extinción
que se pudren sobre otros animales en extinción
como fiambres y jamones de un sándwich
o sea: cuando todo vuelva a la normalidad
y los pederastas reinicien sus actos rituales
los asesinos limpien sus armas con la saliva de sus víctimas
y consigan orgasmos con cadáveres y billetes
LETRAS SALVAJES 29

o sea: cuando todo vuelva a la normalidad


y andemos buscando amor drogas empleo deudas
o cualquier cosa que te haga sentir vital
o motivado para acabar con la existencia
los enemigos del poder seguirán furiosos porque no lo tienen
y los amantes del poder lo amarán tanto
imaginando que es un descubrimiento científico
ignorando que las moscas que nos zumban alrededor
nos huelen como una mierda apetitosa
o sea: cuando todo vuelva a la normalidad

está prohibido cantar kalinka en la ducha


está prohibido el enebro el kazachok el lago de los cisnes
pedro y el lobo y el cascanueces
no se escuchará a stravisnky prokófiev tchaikovski
ni veremos blanco sobre blanco
ni leeremos memorias desde el subsuelo
ni la guerra y la paz ni el jardín de los cerezos
bueno: en realidad nunca lo hacíamos
por eso no será tan grave
ni supimos de malévich ni leímos a dostoyevsky ni a tolstoi
y aunque nabokov eternamente ha estado prohibido
ni nos enteramos de diáguilev nureyev nijinsky
ni anastasia volochkova ni anna pavlova
nada de eso:
LETRAS SALVAJES 29

lo único que existe es el deseo de ser feliz (chéjov dixit)


bye bye sharapova bye bye isimbayeva
lo más ruso que tenemos es el odio a rusia
y es de agradecer que no tenemos acceso a esa cultura
porque nuestra pobreza es mayor
y no es la pobreza que tenemos lo más pobre de nuestra pobreza
sino la pobreza interior que en su interior tiene otra pobreza interior
que tiene otra pobreza interior
que tiene otra pobreza interior
que tiene otra pobreza interior
que tiene otra pobreza interior
que tiene otra pobreza interior
que tiene otra pobreza interior
como matrioshka
LETRAS SALVAJES 29

Norys Odalía Saavedra


De las malarias

U
n mosquito hace orillas en la piel, dibuja ár- sino como una reminiscencia del pasado/ ya no exis-
boles emblemáticos en zonas del cuerpo tirá un idioma para pronunciarla
endebles a la oscuridad, cuando su guarida Dos mosquitos sin duda pueden ser dos perso-
reclama el calor pasa zumbando detrás de coyunturas nas encantadas con el deseo de ser uno, se verán per-
tibias y algodonadas, adivina con sus patas las zonas didos en una isla de casas sin puertas/hay una cadena
más proclives a las succiones cual amante insidioso estampada de ojos y estaciones en el sol, rayos parti-
busca el suave roce de sus órganos diminutos con el dos en blanco, colores de arcoíris que son piruetas en-
borde/y así un mapa estelar se va dibujando en cons- tre los zancudos, hay zancudos así atormentados y
telaciones, tormentas, huracanes, huellas de países y sueltos por el aire de esos ciertos mosquitos se valen
cimientos de ciudades donde esparcir sus dominios, para ser personas encantadas con el deseo de ser uno,
un mosquito tal como un amante escarbará las mane- chupados unos a otros como tatuados y succionados
ras intensas de dejar huellas en el cuerpo. Destinado por ambas picaduras/ es el deseo de muchos amantes
a la quietud del día y de la noche la parca puede estar flotando y verterse mutuamente para succio-
acompañar con canciones su travesía estelar y mística, narse. He aquí la gravedad surgida de la letanía y lo
chupar, penetrar, saciar, encontrar y succionar la car- que aguarda con esa marea blanca que vendrá por el
ne fresca, la tibia sal que será perdida, donde hombre aire como un mapa en el cielo...la marejada de mos-
e insectos se conviertan en amantes y puedan comul- quitos inmensos dados por las selvas tropicales: acá
gar/ para entonces no deberá la malaria ser temida, es más valiente convertirse en animal succionado.
LETRAS SALVAJES 29

Mamba Negra

I
nquieta y letalmente venenosa atacas con ra- ataques livianos/de no ser por tu clemencia, desfila-
pidez y viertes tus excesos dentro, en los hue- rían cuerpos sangrientos sin voz por el suelo/más
cos /de repente y de manera sencilla tu ta- eres una Diosa en el paisaje. Con su amplio porte y
maño que doblega mi estatura socavas/ más adentro grácil elegancia para matar podrías ser la más bella
en las llanuras dejas tu portento. Que tu mordedura estrella del cine/Mamba negra/ los jóvenes deberían
sea temible y letal gusta/gusta mucho a las personas intentar amistar contigo, bailar contigo, esperar lenta-
como yo y a los otros que buscan antídotos y líquidos mente que aparezcas en sus sueños y celestialmente
originales para desplegar las pieles y probar otros es- pedir tu mano en áfrica o en américa este sería el pre-
tados del ser. Los cuerpos de las serpientes carecen de cio que desearía a los que arrancan las pieles a los ani-
piernas y brazos/ Pero los cuerpos ágiles de la males para exhibirlos en sus shows de modas/ser
Mamba son capaces de atravesar lugares increíble- amados intensamente por la regia Mamba negra, con
mente estrechos como mi boca, su bocas, las bocas de espasmo y ella la Mamba negra amándolos en cámara
ellos… de nosotros/ Mamba negrita como un bebé de lenta tras un espléndido ágape/ Abre tu boca /Sisea/
piel lustrosa/ versátil vos eres/ tan hermosa entre los Sé la manada de diez elefantes que nunca cazaran los
cuerpos/esos ansiados movimientos en el suelo para hombres /Santa Mamba Negra no dejes que invadan
moverte ágil entre las piernas/ en la gloria del cielo tus territorios/ Nada /mejor el agua donde te escon-
esperan por ti como el ángel caído que se convierte en des y llena de algas duerme tu veneno/ Aún así seas
luz una vez vencido por el bien/ inyectas tan sabroso bendita entre en el reino de los ángeles.
néctar después de tu defensa/ a quien culpar de tus
LETRAS SALVAJES 29

Pez Piedra

Y
o fui el que golpeaba fuerte cuando soña- gerte, aunque tuviese que inocularte. Tendrás que
bas con las alcabalas en las carreteras/y asumirme en tus ropas así de tímido, venenoso, casi
era la piedra debajo de tu zapato con la que invisible/Llegarás a quererme y a comerme sabroso
tropezabas/ el que agito la lluvia para obstruir tu mi- después que entre en tu sangre con mis sustan-
rada del camino hacia el mar/ Por eso cantaste mien- cias/solo entonces podrás casarte conmigo. Un pez
tras reías y no entendías de los fuegos y las bolas de podrá trasgredir los estamentos/eso ocurre en estas
cristal en el cielo/Por esos días, lo recuerdas: tus oros aguas tropicales /Los antiguos podrían tener las for-
y bastos colgaban de tu cama con extraños humos de mulas secretas para hacer todo ello sin pestañear y
incienso. Recuerdas la manera conque descendías por convertir escamas en oros y pescaditos de caramelos
la cueva rota de la selva nublada donde guacamayas para las boquitas dulces/ a un pescador de hombres
de tres colores le hablaban a tus manos y no podías se encomienda la gente para lograr salvarse de los
más que pensar en el calor de la playa y pensaste que naufragios. Sé vos la medida del agua para el combate
la selva era la playa y el caribe y el agua azul tibia que de los venenos/ es que picar y ser uno con la sangre
tocaste con tus miembros. No tendría que decirte el es una manera tan fácil de amar que escondo en la
secreto por el cual nado y que no soy del Caribe, aun- zona dorsal cubierta por espinas. Las peligrosas toxi-
que si cerca del Pacífico me encontraste/Me recuer- nas venenosas te regalo para un aposento de amor y
das como las espinas en las aletas, que contienen un poder reencarnar en este Mar, aunque mi apariencia
potente veneno. Yo te ansiaba y nadaba para prote- no la estimes, recuerda... el corazón es lo que vale.
LETRAS SALVAJES 29

Carlos Calero
Aunque doblaras el cuello a tu destino

Aunque doblaras el cuello a tu destino


dile: no es tu imperio,
intenta otra jugada,
lacérate los ojos para decapitar la luz
que no niega reconocernos.
Eres sujeto de esta canción.
No has descifrado el cielo
sobre las murallas de un manicomio
donde un poeta ha traicionado las palabras.
Una patria tiene silencio y significado.
Dice levántate, estuvo una serpiente
cuando tus padres fueron desobediencia
y la carne más que arder desnudos.
Golpea con una aguja la espalda de una estrella,
vigila otra lengua que habla
y no obedece a las guerras del abismo.
LETRAS SALVAJES 29

Psicoanálisis

El psicoanálisis, aplicado a la última pizca de arena, propone un huracán a los abruptos


monstruos de la noche y sus barcos con cañones, que impactan contra los manicomios
de la muerte. El especialista dice que en tu cabeza existe una aguja. Y que no eres el que
responde por qué razón aún estás vivo.

Uvas

Primero fue tu piel sin tocar a un demonio.


Fue paraíso en el sabor de la sangre.
De un amanecer aprendí el verde
y el color acunado en el reflejo del sol y la verja de hierro.
Borraste tu memoria en el texto del misterio.
Quedó, en tu desnudez, un bodegón de follaje adánico.
No hubo espacio para mis ojos.
Borraste deseos y murmullos en el viñedo.
Para un amante los sacrificios son inmemoriales.
Así fue. La poesía sobrevivió y empezó a madurar como uvas.
Desconfió de quien se embriaga en nombre de ella
sin saborear, realmente, una botella de vino.
LETRAS SALVAJES 29

Tortuga

De niña mi hija jugaba con una tortuga de tierra,


de las que nacen con un sol adentro,
digieren tiempo y vuelan.
La tierra de antes, la tierra del aire y la tortuga.
La tierra del agua rodeada de agua y la tortuga.
La tierra de llamas en llamas y la tortuga.
La tierra que ama a la tierra y la tortuga.
La tierra de un sol nacido de otro sol y la tortuga.
La tortuga de sal, océanos y la tierra.
Este quelonio sabría de qué hablan las sirenas
si pusiéramos en su boca las palabras.
El mar le cantaría a su colonia de canoas
y navegaría, sin detenerse, hasta el pasado.
Mi hija jugaba con su tortuga en la sala,
el baño y los jardines habitados por otras tortugas niñas.
Salían al patio la tortuga y mi hija a buscar el aire del misterio.
Un día la tortuga buscó su origen bajo las piedras.
Entonces pensé qué será de los seres
que desprecian y no respetan la memoria.
Ojalá esta tortuga vuelva con su caparazón de prehistoria
dentro de los ríos y callejones urbanos,
hasta la semilla de nuestro espíritu.
Esta noche le he recordado a mi hija su tortuga,
mientras una lagartija salta sobre la pared
y nos mira como un junco de bronce y agua.
LETRAS SALVAJES 29

Libro de poesía

Ella, igual que una llave fuera de la cerradura,


tintinea frente a un jardín mientras empiezan
a llegar los pájaros, con inviernos y ciudades.
El candado empuja la puerta,
mira hacia adentro de los baúles,
en la habitación deshabitada,
y duda de la vida igual que de sí mismo;
pero se convierte en un extraño
e inexistente libro de poesía.

Belleza

No naciste de los sueños. Imagino un día, el llanto por la muerte y mi homenaje al


olvido. Tu belleza duerme con el vaso que vuelca el misterio en el hielo. Un retrato
atestigua volver a la infancia. Tu belleza crece con el vértigo de lo que recordamos.
Insiste. Espera alguna palabra. Tu belleza traslada una ciudad a la memoria. Abraza y
escucha el poder de los relámpagos. Tu belleza es el ojo con que veo la nostalgia. Se
retira el mar de la ventana. Yo te propongo una tormenta.
LETRAS SALVAJES 29

Ahora resulta

Duermo. Me asusta tanta felicidad. Amanezco dentro de un árbol que nunca he soñado.
Lo planté para recordar que amo grietas y nostalgias. No me apetecen los significados
de la ira. Amanezco sin la raíz que da la semilla entre tus muslos. Digo la vida me ha
negado todo; la cruz y el amanecer parten el aire y tu historia en un sepulcro, para que la
luz no pregunte, ni codicie tu belleza femenina. Me convierto en puente y el deseo que
aman tu pecho. Beberé tu jugo y lo íntimo. Aun quieres que te mire sobre la silla de
metal donde te sentabas para cerrar los ojos y que el tiempo nos ahogara en una cama
deshabitada, sin contar los años.
LETRAS SALVAJES 29

Mairym Cruz Bernal


Emaljungas
(submundo sin lluvias)
Sé mal quien fui
Henri Michaux a Robert Bréchon, 1959

La confesión

ien. veamos cómo es volar siendo una sombra. primero se agiganta. es la mancha que oscurece el amazonas,
manos de maremoto. selva donde caminan los que he sido. entonces, pesan los pies. la sombra adquiere el peso
de su cuerpo. ¿legión, fiera, demonio? se elevan. Inundan el país de Emaljungas. te lo digo yo que fui lo mismo
cuando el ruido vibraba en aquella trampa, la piel. te lo digo yo, lo juro. yo, que estoy ahora en su sombra.

Otro domingo

iempre es domingo en el mundo Emaljunga. perdido, Uno entró en una iglesia. mucha gente sentada mirando
a un hombre hablar. preñar la raíz de los árboles, pensó. que el fruto sea deseable a Emaljungas. que sea defecable
y sin dolor. no comer sangre ni carne de Ninguno.

Los sinsabores del viento

o teniendo concepción del mal, lo único que sabían era que no tenían nariz. carente de olfato, perdían el camino.
se les movía la ruta, los vientos. buscaban su nuevo elan. lleno de gusanos, el pie izquierdo tomó el camino iz-
quierdo, el otro decidió tomar otro camino. los Emaljungas podían estirarse de piernas con facilidad y andar en
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mundos bajos y altos con extremidades extremas. así el mundo entero frota entre sus piernas. agigantados y fro-
tados, conseguían comprender el Todo.

Out of Focus

maljunga es doble. la calma del agua en la fuente sirvió de espejo para que Uno hablara con su Otro. y se decía,
este león cree que es un hombre. le escupió saliva dulce. vio cómo el rostro del león destronificaba. y así se levantó
feliz. se supo un hombre sin rostro. el principio de una nueva raza.

Estadísticas

a gente que nunca se había muerto se está muriendo. ahora hay más espacio.

Periodo clásico

omo la nitidez reluciente del amor sin esperas, así los nuevos Emaljungas (los Emaljunguitas) despiertan a su
tapiz aunque les duela las agujas en las cabezas.

La decadencia

ué hace un rey matando un elefante en áfrica. ve el animal que es. reyes convertidos en pájaros. pájaros con
nombres de reyes. reyes movidos con una vibración disonante atraen o rechazan las influencias de otros astros
que les dictan su jerarquía. los Emaljungas fueron los únicos que sabían de la existencia de los hombres que ya no
eran hombres pero se creían hombres o reyes o animales con nombres de pájaros.
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Reunión

icieron la desmemoria del conjuro.

Filosofía

os sentimientos son una sentencia”. certeza emaljunguiana. vírate. regresa por el lado de la sombra. el gesto
devela que no amas. regresa en paz. sin tropezarte con las cosas. ama solo a tu doble. adentro. sé el que tiembla y
sé el que hace temblar. no te salgas. y el descanso de la desnudez llegará.

Pureza

urante las mañanas nacían los dioses. el silencio encendía el fuego ante la mirada y el oído de Emaljungas. el
pájaro era el nuevo dios. a esa hora que aparece el redondo gigante. cada cosa nueva que se movía irrumpía en
nuevos ruidos. era un dios. extensión geográfica de una raza donde todo vive. todo quiere hablar. los Emaljungas
no tienen orejas pero oyen, no tienen nariz pero sienten el olor en todo su organismo. existen. eso todo.

Territorios

ay un ruido que hace morir las plantas. Los Emaljungas lo saben. por eso caminan sigilosos. están en todos lados
pero no los vemos. solo yo sé que cuando se pierden las cosas son ellos quienes las cargan como nuevos organis-
mos dentro de una bolsa de piel que se les va rellenando. todo está vivo, saben eso. peligran los tenedores. y las
cucharas. y las medias. es mejor dejarles con una sola media y llevarnos la otra. escucho que dicen. así un pie
podrá empezar a estirarse como el nuestro. bajo las sábanas de tierra. y así también los humanos podrán ser fro-
tados entre las piernas y entenderán los misterios del mundo.
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Los dos colores

río. tinieblas. hambre. terror. el vacío mismo. pueden ser sentimientos a los cuales despierta este recién nato.
hombre y bestia. fiera y sombra. con un bulto de organismos en su vientre-bolsa.
los hombres son geometrías extrañas. Emaljungas contienen hombre y mujer adentro como la combinación inse-
parable de dos colores.

Holografías

uando entró en la iglesia vio la cruz de cristo con su estatua clavada en un madero. (eso lo digo yo). Emaljunga
vio la cruz del hombre con los brazos abiertos desrostrificado en el espacio del hombre invisible que tiene los
brazos abiertos y está clavado a los cuatro puntos cardinales. ahí fue que exclamó: tenemos que preñar la raíz de
los árboles. este hombre tiene geologías averiadas. (véase el capítulo sobre el domingo).

La pareja

embra y hombre llevan en sí mismo las fuerzas contrarias de su especie en una perfecta geometría octagonal.
de raza hembra y macho. de color púrpura como los fenicios.

Metafísica

i todo su cuerpo huele. piensa. escucha. entonces dónde llevan la cabeza.


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Adagio chino

uando Uno quiere guardar algo y que Ninguno lo encuentre. el mejor lugar es en el interior de Uno. porque ahí
es donde Ninguno puede buscar.

Madre

o tienen ombligo. no fueron nacidos. ya estaban ya creados. embrujados. salidos de mí. Emaljungas. no pueden
verse en el espejo ni en el agua. si se ven, desaparece su doble. y entonces viene el vacío. y sufren. y mueren. o les
entran deseos de asesinarse. sin verse, siguen completos.

Mata a tu dios o muere

l que se ahoga en el agua. al que le escupen saliva dulce. si alguien lo ve y lo separa. debe matarse o vivirá en
la errancia el resto de mi(su) inexistencia”. este aforismo pervive en la entraña de la madre aún antes del parto.

La plaza

y fulana caminaban por la calle de la luna, calle de adoquines. así se encontraron en la plaza con aquel Emal-
junga que lloraba sobre un banco “triturándose los sesos”. pensó fulana. qué sucede. preguntó k. es que no
aguanto mi cerebro. me duele esta mujer que nos inventa.
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Fernando Valerio Holguín


Tres textos sobre Edward Hopper
Early Sunday Morning. Edward Hopper

No sé por qué se torna tan desolada


la mañana del domingo en el cuadro de Hopper.
Será la tristeza del verde
o acaso la luz tamizada que avanza sobre las sombras
del domingo temprano en la mañana.

Hay un viejo edificio de dos plantas.


La barbería está cerrada. El poste de rayas rojas y azules
apagado.
Hay una tienda de filatelia que nadie visita.
La oficina de correos no abre, por supuesto, los domingos.
En la calzada
un hidrante aburrido y gris no recuerda el último crepúsculo.

¿Dónde estará la muchacha con su sombrero de pamela


que no ha asistido a misa?
¿Dónde se habrá escondido la risa de los niños
que deberían estar jugando en las calles?
¿Dónde estará el anciano vestido de blanco
coleccionista de sellos?
¿Dónde estarán
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la loca del pueblo y su cabellera de fuego


el barbero italiano y sus arias operáticas
la rubia trasnochada en el bar de mala muerte,
el panadero y su ayudante de dientes carcomidos por el alcohol,
en fin, el ministro blanco de la iglesia bautista blanca
el ministro negro de la iglesia bautista negra!

Una catástrofe de hastío, acaso,


o una epidemia de soledad
habrá exterminado a todos los habitantes del pueblo
—como una bomba de neutrones—
y dejado intacto el edificio en el cuadro de Hopper,
temprano, la mañana de un domingo.

Excursion into philosophy. Edward Hopper

No sé por qué he escogido este cuadro


para hablar de ti,
de tu cuerpo metafísico
semidesnudo
a mis espaldas.

La filosofía del amor


se disuelve en las lágrimas ocultas
y en la larga cabellera de fuego
de un sueño agitado.
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No sé por qué he escogido este cuadro


para hablar de mí
y del libro abandonado junto a tu cuerpo
si el sol entra a raudales por la ventana
—porque es verano en el cuadro—
y hay tantas cosas que decir y callamos.

No sé por qué he escogido hablar de ti


en este cuadro
para hablar de mí.
Tal vez porque alguna vez
se desencontraron nuestros deseos
en una tibia habitación de cansancio y estío
y preferí desleer tu cuerpo
para pensar en la razón de nuestro amor.

Se parece tanto a mí esta mujer.


Se parece tanto a ti este hombre
en el cuadro de Hopper.
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Fragmento de la novela Los huéspedes del Paraíso (2008)

E
L HOTEL PARAÍSO –en el cuadro de Ed- una ventana. Notificaron a la policía, pero ésta, ocu-
ward Hopper, al menos- es un viejo edificio pada como siempre en otros asuntos, nunca se pre-
victoriano contra un cielo muy gris, en me- sentó para verificar la denuncia. Nadie nunca supo
dio de la estepa baldía. Tiene tres pisos con ventanas cómo ni cuándo murió el viejo negrero. De seguro
geminadas que miran al sur y al oeste, respectiva- que, a su muerte, los hijos –si es que tuvo alguno-, ávi-
mente. El ático, demasiado cerca del cielo, se levanta dos de dinero, habrán rematado la casa al mejor pos-
sobre un amplio pórtico, sostenido por columnas dó- tor. Tampoco nadie recuerda cuándo llegó Mrs. Mary-
ricas, que también mira hacia el sur, porque el sol land Pickerton y convirtió la mansión victoriana en
hiere el costado izquierdo al atardecer. hotel. El paraíso, como dijera mucho después Claude
El Paraíso tiene tal aire de soledad y desamparo Esteban, poeta francés, “no parecía comprender su
que parecería que nadie habita en él. Sus paredes des- desgracia, y mucho menos aceptarla”. El Paraíso es-
cascaradas y grises han sido testigos del paso del taba allí, indescifrable, en medio de la nada, en medio
tiempo. Las seis ventanas que miran al poniente están del día y la noche. Los dos o tres sauces huérfanos en
llenas de misterio. Es un hotel solitario, que ajeno a la la estepa lloraban al atardecer el aire de tristeza de
estepa infinita, no parece preguntarle nada a nadie. aquella desgraciada casona.
De seguro que el primer dueño habrá sido algún viejo
*****************
misántropo que mandó construir aquella mansión sin
vecinos para que nadie lo molestara. “Un viejo solita- Si el bar hubiera sido un cuadro, Edward Hop-
rio que vivía con sus esclavos y sus perros”, comentó per lo habría pintado en penumbras, las paredes de
una vez un vagabundo que pasaba, porque lo vio azu- un verde apagado, las mesas de cedro oscuro y las si-
zándoles los perros a los esclavos; después de lo cual llas tapizadas de rojo, un hombre con aire de estatua
rio a mandíbulas batientes para celebrar la gracia. triste, una muchacha que mira de perfil pero sin ver,
Unos obreros que trabajaban en la vía férrea dijeron sentada en la barra, un cono de luz que baja desde el
haber escuchado un llanto agónico, como de niños de- extremo superior izquierdo la baña con una mística
crépitos, que provenía del Paraíso. También asegura- luz de ramera sacra, un indiferente bartender le da la
ron haber visto a un hombre inmóvil parado frente a espalda. Entonces se podría escuchar el silencio en el
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cuadro de Hopper; un silencio que habla de huéspe- lado, que permiten observar el comedor vacío. En la
des secretos, de pequeños dramas, de vidas rotas, de pared opuesta, un amplio espejo refleja las escaleras.
miradas rezagadas en la felicidad. Si Hopper hubiera pintado un cuadro esta no-
che, habría pintado un bar con paredes de un verde
*****************
mate; dos mujeres sentadas una frente a la otra en una
El Lobby del Paraíso -en el cuadro de Hopper- es mesa del fondo, que miran petrificadas sus tazas de
un amplio vestíbulo victoriano de colores ocres. La café; un grupo de huéspedes –tres o cuatro- que ob-
madera -caoba o cedro- hace oscurecer aún más la pe- serva impertérrito a través de la ventana, pero ningún
numbra fría del Paraíso. Hay una luz tamizada que rayo de luz llega hasta ellos; un hombre triste y can-
emana de la puerta de entrada y proyecta un cono so- sado que se pasa las noches esculpiendo su dolor en
bre la verde alfombra. Sobre el mostrador de la recep- silencio; la cabeza apoyada en la mano derecha ha
ción se levantan cuatro columnas dóricas, talladas en caído en una catatonia etílica, un fuerte sudor co-
madera, que sostienen de un extremo a otro un arco mienza a brotarle de los poros. Llueve en los espejos
de medio punto. No hay nadie en la recepción. Al una lluvia fría que sólo ese hombre puede ver.
fondo, hay una puerta con cortinas recogidas a un Yo soy ese hombre.
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Héctor Meléndez
EL MISMO BORGES

Ahora que ya murió, que importa que se sepa, thing, you never existed”.
al fin y al cabo, ya he muerto también. Mis recuerdos se remontan a cuando estába-
No sé cuándo habrá fallecido, el pobre, pero mos en el vientre, apretujados, y sin embargo yo
como dije yo he muerto antes, estoy muy grave, gra- me sentía feliz, rodeado de una sensación de cariño,
vísimo, y él casi ciego. de calor. Yo le hablaba a mi hermano, pero él parecía
Ustedes, que también habrán de morir, ¿Como no entender. Intenté en español, en inglés, en alemán,
podrían imaginarse esto? Aunque hay pistas. Como y nada. Aun cuando se casó, tuve que irlo empujando,
El Otro. Lo seguirán alabando, lo cual me complace, para que realizara su sueño, más nunca pudo ser pa-
pero han de saber que también he sufrido harto bas- dre, al igual que yo.
tante, sobre todo al escribir cada una de estas letras; Tengo que agradecerle que en tantas ocasiones
les digo que letra a letra he tenido que vencer un dolor me llevara envuelto entre algunas cobijas, en un cesto,
de mil agujas punzantes, quizás para nada. a la biblioteca, con su paciencia infinita me ponía en-
Porque como han de saber muy pocos, mejor frente cualquier libro que le pidiera, esperaba son-
dicho: me gustaría suponer que ya lo sabrán, que riente, adivinando siempre cuando debía darle vuelta
ellos, los admiradores más encarnizados de él, habrán a la siguiente hoja.
de destruir ésta y todas las copiasque he enviado, y yo ¿Para qué decirlo?, pero ¿Por qué no?, la parte
permaneceré aquí, donde estoy, en esta habitación os- más grande de mi cuerpo, si se le puede llamar así, es
cura, y obvio, sin espejos (como ya lo ha dicho tantas mi cabeza. Todo lo demás son remedos. Sobreviví la
veces Jorge) que viene siendo este ataúd enterrado operación, sé que fue para bien. Pocos habrán de
(eso ya fue dispuesto también) en el patio de un arra- creerlo, pero hasta el día de hoy, quince de septiembre
bal argentino. Fuimos siameses, el doctor determinó de mil novecientos cincuenta y dos, casi todo lo que
que habría que salvar a uno de los dos. Mi abuela ha escrito Borges se lo he dictado yo. Nos comunica-
tomó la obvia decisión, nuestro padre se refugió en su mos por telepatía, resultado de fatigar silencios, yo no
ceguera “He wil l be named Jorge Luis, and you, poor puedo hablar, no tengo boca, nariz, ni orejas; tan solo
LETRAS SALVAJES 29

tengo un orificio en el lado izquierdo, por ahí puedo me contó esa historia le insistí en que la idea original
escuchar hasta el más leve ruido. Tengo un ojo, de lo era la siguiente: Un hombre, más temido que respe-
que pudo ser el otro solo quedó un nervio que sale de tado por su habilidad con el cuchillo, es retado por
la cuenca, y se mueve como una culebra. Cuando vi otro más joven y fuerte, el reconoce a su hijo, el cual
mi rostro en una cubeta llena de agua, me espanté, re- le fue robado recién nacido por un ex-rival de amores,
cordé los rostros del doctor, de mi madre, de mi el cual le inculcó un odio profundo a través de histo-
abuela, del pequeño Jorge, y el de mi padre, quien re- rias falsas; piensa dejarse matar, casi le cortan la mano
tiró sus manos de mi cara, asustado. Veía puras som- de un machetazo, de pronto una idea se enciende en
bras, y el saberme un monstruo, pobre solo los cono- su mente: si muere su rival ha ganado, la mano col-
cía en los libros, fue un trauma terrible, para él y para gante le estorba, se corta de un machetazo todo el
mí. Nadie más excepto Jorge volvió a mirarme. Les brazo, si morimos los dos, los dos ganamos. Lanza le-
decía, cuando me vi, le dicté a Jorge la historia de Har- jos el machete, su hijo arremete contra él. Saca un cu-
kleem, pero él siempre con su costumbre de cambiar chillo de la manga. Recibe el machete en el vientre y
los nombres, e incluso algunos detalles; le había dicho clava el puñal en el pecho de su hijo, alcanza a decirle:
que la máscara era de fuego y él escribió "de oro". Era hijo. Así transcurrió nuestra vida, en medio de histo-
caprichoso. rias fantásticas, y pleitos, al final discutíamos con fer-
Cuando me contaba alguno de sus cuentos, al- vor hasta el uso de tal o cual palabra.
gunos si son de él debo de reconocerlo, se molestaba Hasta que ya no pude más. Me estoy mu-
cuando lo corregía, asentía y callaba, pero me igno- riendo, más aprisa que nadie.
raba, hasta que volvía a reescribirlos. Poco a poco se Thin G. Borges. December 1958.
convirtió en mi espejo espiritual, empezó a escribir Buenos Aires, Argentina
historias antes de que yo se las contara. Pero no creía Nunca salí de aquí, mis viajes, aventuras, y mi
que yo las hubiera imaginado antes que él. Como el vida, fueron siempre ficticios.
caso de “El hombre de la esquina colorada,” cuando
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MINICUENTOS.

I.

L
o llamaban Panchito, era un indio tarahu- tó con los tenis puestos. Al amanecer salió corriendo.
mara, rarámuri, se la pasaba bebiendo al- La tribu, feliz, empezó a preparar las armas. A los
cohol etílico. Había sido el mejor corredor treinta minutos Panchito notó que los tenis estaban
de su tribu. Solía llevar los mensajes más importantes. sucios, se detuvo y los limpió con el trapo que llevaba
Hasta que un día antes de partir a una misión vital en la frente. Siguió su camino, se detuvo a los diez mi-
para su gente, tenía que ir a pedir refuerzos para re- nutos, a limpiarlos de nuevo. Mientras mataban a su
peler un ataque de los apaches, el jefe de la tribu le tribu el había llegado al punto de limpiarlos después
regaló unos tenis (Reebok). Se puso los tenis y se vio de cada diez pasos.
en un espejo, se imaginó que con esos tenis podría
brincar los acantilados. Esa noche no durmió, se acos-

II.

E l Marihuas la persiguió durante un año.


Cuando por fin ella accedió, y estaba des-
nuda sobre la cama. Él se dio la media vuelta mientras
le decía “Vete”. Había comprendido que lo que le gus-
taba era perseguirla.
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III.

E
l Marro accedió. Conquistó a la mujer que zones, a darles unas cobijas a sus amigos, era diciem-
llevaba un panal en la cabeza. Corrió al Ma- bre y no había calefacción. Se escuchó un grito en toda
rihuas y al Maíz del cuarto. Entraron los la cuadra. Las abejas le habían picado en las nalgas
dos de prisa, ella abrazada a él. Después salió en cal- pelonas.

IV.

P
aco iba tranquilo, bebiendo de la botella de yo no sé nada de mecánica”, pensó. Paco se paró en-
tequila. Hacía mucho frío y estaba llo- frente del carro, se llevó una mano a la cabeza y la otra
viendo fuerte. El carro se detuvo y él cerró la puso cerca del motor. “Camina”, gritó. Al otro día
la botella, la dejó en el asiento, y se bajó. El Mono abrió El Mono pagó la grúa y el doctor.
el cofre del carro “Que bueno que vino Paco, porque

V.

“M e voy” - dijo enojada. “Y no vuelvo” -


se veía decidida. “Ni aunque me rue
gues” – ya estaba cerca de la puerta. “¿Ahora no me
vas a detener?” - fue bajando la voz.
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VI.

“¿ Que haces?”. “Aquí con Julia, me trajo


te presento a Julia, está un poco barbona, creo que
hasta tiene pene, pero su arte melodramático es com-
pletamente femenino”. Luego fui por una vecina. Ju-
unas caguamas (cervezas de a litro)”. “¿Cual Julia?”.
“Una muy pedorra, ¿Quieres venir?”. “Sí”. “Pues trae lia y la vecina cogieron en el piso, y la recién llegada
unas cervezas”. Llegó en diez minutos. Entró con una y yo en el closet, después en la cama, y por último en
bolsa llena de cervezas. “¿Dónde está Julia?”. “Mira, la azotea (de donde se cayeron).
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Javier Sanz
Aforismos
Todo es insoportablemente ridículo; nuestra titánica misión es no asumirlo.

Hay dos vidas cuando juegas con ella y cuando juega contigo.

La vida, desgraciadamente, enseña demasiado.

Madurar es asumir que la verdad no coincide con tus deseos.

A veces la verdad se te revela de una forma tan brutal


que no te queda más remedio que despertar.

La juventud es maravillosa, no sientes que estás en deuda con la vida.

Me despertaron de la nada para decirme que soy nada.

Por muy abstracto que sea Dios lo es menos que la nada.

La “fe” mueve montañas; la razón hace túneles.

Aburrirse es hacer ganchillo con la muerte.

Sería justo que una lágrima de un hombre pudiese apagar el sol.


LETRAS SALVAJES 29

El niño en cada puñado de arena encuentra un deseo.

La gente habla tan bien de los muertos porque nadie los envidia.

A veces, por no poder soportar la soledad, me he metido en jaulas de caniches.

! ¡Ojalá existiesen los fantasmas viviríamos más acompañados!

La soledad le escribe cartas al olvido.

Escribí un libro sobre el otoño y se le cayeron las letras.

Quiero un libro en mi ataúd; por si acaso.

Anómalo como un piano de una sola tecla.

Suicida como Hemingway sin Cuba.

La estupidez es el mayor de los mercados.

Yo también odio a Paulo Coelho.

Al pavo real solo le falta defecar mariposas.

El tiburón es un cocodrilo que se ha hecho un lifting.

Las jirafas se merecen collares.


LETRAS SALVAJES 29

Anoche tuve una pesadilla, soñé que estaba dentro de una calavera.

El viento no tiene guion.

Las nubes nos dan la impresión de libertad porque el viento es transparente.

El notario dejó escrito un epitafio en su tumba:


“Doy fe de que estoy muerto.”

El demonio es un ángel que dejó de ser cursi

El átomo destruyó la divinidad del emperador japonés

23 f : El día que España superó a Berlanga.

Almirante de un iceberg.

Nefertiti sin peinar.

¿Quién puede vengarse del azar?


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Gianesis Miguelena
LETRAS SALVAJES 29
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Leticia Ruiz

Los Cuentos en claroscuros de Rocío Tame y singularidad creativa


La escritora mexicana Rocío Tame sorprende al tierro, los gastos. " (Tame 21) La deshumanización e
lector con su colección de cuentos titulada Cuentos en ironía son una especie de metalenguaje que signa una
claroscuros bajo el sello editorial de letras salvajes y cultura obsesionada por la muerte.
publicado este 2022. Tame recrea en lienzo veintiuna historias con-
La sorpresa se da desde la portada en terracotas tadas para ser expuestas en el museo de la historia
al estilo barroco churrigueresco español. mexicana del siglo XXI con una plasticidad soberbia
Desde esos ocres las pinceladas en palabras ante la desgarradora paradoja del llamado amor. son
destacan un estilo de curiosa cultura neobarroquista brochazos salvajemente coherentes como las vidas de
tan propia de esa América mexicana tan perturba- un país en guerra perenne, por eso los colores casta-
dora. Las pinceladas apalabradas semejan brochazos ños y amarillentos que delatan las inminentes muer-
aglutinadores de oquedad, repetimos, de unas vidas tes en cada historia. No existe resquicio alguno de re-
mexicanas azotadas por siglos de espantosas historias mordimiento desde el cuento "Mi corazón" con que
intrafamiliares que aglutinan violencia, masacres, inicia sus Cuentos en claroscuros, esas relaciones fami-
fantasmas y tantas torturas espejeantes que parecen liares se describen con lenguaje inquietante y de
no cesar ni fatigar la necesidad mortuoria de noches ahí que se vayan comiendo entre sí unos a otros e in-
torturas cuyos castigos excitan a tantos Alejandros cluso hasta los animales caseros participan del ban-
forzados como el personaje de "El sueño profundo de quete familiar como paradoja de los sentidos. El len-
Mireya" a decirle:" Debes aceptar que tú fuiste la que guaje, por tanto, no es solo expresionista como el arte
empezaste. Pisaste mal cuando te zarandeé por necia. mexicano, sino también orgánico por demás. Re-
Quién iba a imaginar que en la mera nuca te ibas a cuerda sin lugar a dudas la pintura de Frida Kahlo.
dar, sobre el filo de la cama. Solo traías la bata ...No La devoción por la muerte retratada ya en la na-
encontré el pijama...de pronto Alejandro aceptó que rrativa del genialmente Juan Rulfo se ve en los cuen-
Mireya jamás le respondería. Como una ráfaga cruza- tos de Tame como paradigma de una trayectoria o de-
ron por su mente el velorio, los preparativos del en- voción entre sombras de vidas ofuscadas en la desola
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ción despersonalizada cuyo maltrato psicológico con- cuerdos" y demás colección aterradora de historia en
gela los sentidos como ocurre en: "La pérdida", "Como claroscuros.
una sombra", "Buscando a Jazmin", "Celina y los re Enhorabuena, Rocío.

El libro está disponible en Amazon: https://www.amazon.com/dp/B09PHBTHZ4


[Bestiarium]
Ana Pobo
España. Fotógrafa y escritora. Ha exhibido su trabajo fotográfico en España, Japón, Moldova, China, Italia, Rusia
y Francia, entre otros países. Ha publicado varios libros sobre Teruel, en colaboración con su madre, Ana Castañer.

Harol Alvarado Tenorio


Colombia. Poeta, traductor, antólogo y columnista. Es director-fundador de la prestigiosa revista Alquitrave. Pre-
mio Internacional de Poesía Arcipreste de Hita por El ultraje de los años.

Rubem Fonseca
Brasil. Uno de los más prestigiosos narradores de su país. De su extensa obra, mencionamos El collar del perro
(cuentos) y Pasado Negro (novela)

Wilhelm Hempfing
Alemania. Pintor Fue estudiante de maestría en la Kunstakademie Karlsruhe, donde estudió con Friedrich Fehr.
También aprendió técnicas de grabado y grabado de Walter Conz. Se le dio “importancia especial”en la era nazi.

Ivana Szac
Argentina. Poeta, tallerista y gestora cultural. Algunos de sus poemarios son: Gritos en mis ojos, Tabaco y mujeres
para la luna, La noche es una mujer que duele y La Furia del mundo.

Pablo Cancio Reichard


Puerto Rico. Poeta, narrador y ensayista. Tiene a su haber Memorias del puerto y Cuaderno de tapas azules (cuentos).
Recintemente, ha publicado el poemario La esfera de Pascal.
José Eugenio Sánchez
México. Poeta. Ha publicado: phyiscal graffiti, la felicidad es una pistola caliente, galaxy limited café, jack boner and the
rebellion, escenas sagradas del oriente here´s the sun is for real.

Norys Odalía Saavedra


Venezuela. Poeta y narradora. Editora adjunta Revista Pruka. Ha publicado: De áridas soledades, Hilos de Cocuiza "
Quemar la Hierba junto al Muro, Las chicas NO lloran e Inmarcesible 2.50.

Carlos Calero
Nicaragua. Poeta y gestos cultural. Entre sus libros de poesía, se encuentran: El humano oficio, La costumbre del reflejo,
Paradojas de la mandíbula, Arquitecturas de la sospecha, Cornisas del asombro y Geometrías del cangrejo y otros poemas.

Mairym Cruz Bernal


Puerto Rico. Poeta, narradora, ensayista y columnista. Pesidió el PEN-Puerto Rico (2008-2012). Entre sus libros:
Soy dos mujeres que se miran en silencio (poesía) y Pequeños monstruos del submundo (microrrelatos).

Fernando Valerio Holguín


República Dominicana Poeta, narrador, ensayista y crítico literario. Entre libros: Autorretratos (poesía), Elogio de
las salamandras (cuentos) y Memorias del último cielo (novela).

Héctor Meléndez
México. Poeta y narrador. Ha escrito más de 30 libros. Hace videos en YouTube, incluyendo dos películas de bajo
presupuesto. Har su debut como actor en la pelcula El crimen de Linda McArthur, producida en su país.
Javier Sanz
España. Escritor, escultor y fotógrafo. Ha publicado los libros de aforismos: El viento no tiene guion, Rojo afilado,
Las islas navegan y Jugando al ajedrez sobre una piel de cebra. Además de un libro de fotografía conceptual.

Gianesis Miguelena
Panamٔa. Fotógrafa. Dos de sus piezas fueron expuestas en "Panamá, tierra de encuentros," como parte de la
campaña "Somos lo mismo," en el marco de Foto-septiembre 2019, organizada por el ACNUR, agencia de la ONU.

Leticia Ruiz Rosado


Puerto Rico. Poeta y crítica literaria. Ha publicado los poemarios Te vi luna, Hoy lanzo el látigo y Paleta de colores.
Actualmente es profesora de español en la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla.

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