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PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y CRISTIANO SESIÓN 6

Los cinco patriarcados más importantes de la iglesia antigua fueron:

• Patriarcado de Roma (iglesia latina)


• Patriarcado de Alejandría
• Patriarcado de Constantinopla
• Patriarcado de Jerusalén
• Patriarcado de Antioquía
FILOSOFÍA CRISTIANA

I. PERÍODO ANTIGUO O DE INICIACIÓN


I.1 PADRES APOSTÓLICOS (siglo I): Pensadores cuya vida transcurrió en los tiempos apostólicos.

Clemente de Roma (¿? – 97) Cuarto obispo de Roma entre los años 92 y 101. Gozó de fama en la antigüedad
cristiana a pesar de no conservarse más que una de sus obras: La Carta a los Corintios (año 96), que exhala
piedad, bondad y logra sus fines: reconciliar a los fieles de Corinto con sus pastores. Se destacan: 1) la
exhortación a los cristianos contra la envidia y los celos, recomienda la humildad y la obediencia; 2) la
exposición del orden querido por Dios para la Iglesia, prefigurado en el AT y establecido por Cristo y los
apóstoles.

Su Epístola a los Corintios es la primera obra de literatura cristiana, fuera del Nuevo Testamento, en que consta
el nombre del autor, situación y época en que se escribió. Las facciones que Pablo condenara estaban de
nuevo irritadas: había un espíritu de rebeldía que preocupaba a los cristianos de Roma, algunos miembros se
habían sublevado contra la autoridad eclesiástica, deponiendo a los eclesiásticos. La intención de Clemente
era unificar las diferencias que habían surgido y reparar el escándalo que se estaba dando a los paganos.

Su doctrina es trinitaria pues en su epístola aparecen fórmulas trinitarias breves pero perfectamente
desarrolladas; en la cristología de Clemente no cabe duda alguna acerca de la preexistencia del Salvador.

I.2 PADRES DE LA IGLESIA O PATRÍSTICA (siglos II - IV). Con excepción de Agustín (354–430), no crearon un
sistema filosófico completo. Agustín dominó la filosofía medieval hasta el siglo XIII, con Tomás de Aquino.

I.2.a) Padres apologistas (siglo II). Surgieron a partir de finales del siglo II cuando con la muerte de los
discípulos de los apóstoles se extinguieron las referencias más directas a la vida de Jesús y a los orígenes de la
época apostólica. Los cristianos solo tenían como referencia las Escrituras. Se les conoce como apologistas por
la defensa que hacían del cristianismo frente a los paganos o gentiles y otras doctrinas de la época.

Un doble peligro aquejaba: 1) externo, por el rechazo de los judíos al Evangelio y por las cruentas
persecuciones de las autoridades civiles; 2) interno, herejías en el seno de la Iglesia, como el gnosticismo y el
montanismo. El gnosticismo era partidario de un cristianismo adaptado al ambiente cultural y religioso del
momento—y vaciado de su contenido sobrenatural—; los montanistas predicaban la renuncia total al mundo.

Destacaron Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Hipólito de Roma, Novaciano, Tertuliano; formando la Escuela de
Alejandría, Orígenes, Panteno, Cipriano y Clemente; y, de la Escuela de Antioquía, Luciano de Antioquía.

1.2.b) Escuela cristiana de Alejandría (siglos II y III). Primeros intentos de exposición sistemática del
pensamiento cristiano en términos filosóficos. Reivindicaron el cristianismo como la expresión perfecta del
pensamiento filosófico. Su fin era ilustrar y formar a los cristianos y atraer a los gentiles a la fe cristiana.
Clemente de Alejandría y Orígenes fueron fundadores de la filosofía cristiana de oriente, postura conciliadora
respecto de la filosofía.

Clemente de Alejandría (mediados siglo II – 211/215). Según unos, nació en Alejandría pero más parece que
fue en Atenas. Abrazó el cristianismo y viajó por Grecia, Italia, Siria, Palestina y Egipto, estableciéndose en
Alejandría, cautivado por el gran maestro Panteno. Allí recibió la ordenación sacerdotal, y al partir su maestro
para las Indias, Clemente le sucedió en la dirección de aquella primera escuela cristiana, en 189.
Escribió el Protreptico, donde Cristo se presenta como el Verbo que nos excita a la vida cristiana; el Pedagogo,
donde Cristo también es presentado como Verbo; el Tapetes o Stromata, que tenía por finalidad exponer
científicamente la verdad de la revelación cristiana. Su razón de existir era guiar a los hombres hacia Cristo y lo
hacía sin dogmatismo, de una manera personal; él afirmaba la prioridad de la fe, que fe y conocimiento no
pueden subsistir el uno sin la otra, y que para pasar de la fe al conocimiento es necesaria la filosofía.

Consideraba que la fe da con gran seguridad las mismas verdades que la razón solo tras largos procesos logra
alcanzar; afirmaba que la filosofía tiene para los griegos el mismo valor que la Ley de Moisés para los hebreos:
los ha conducido a Cristo. Todos los hombres tiene una “chispa del Logos divino”, que les descubre una parte de
la verdad que solo es revelada por Cristo. No duda que la filosofía también es don de Dios, semejante al
Evangelio, sometida a los mismos peligros y tergiversaciones que la doctrina cristiana.

Su amplia cultura pagana no fue borrada por su encuentro con el cristianismo. Los filósofos gentiles, Platón en
especial, se hallaban según él en el camino recto para encontrar a Dios, aunque la plenitud del conocimiento y
la salvación la ha traído el Logos, Jesucristo. A su discípulo Orígenes puso a cargo de la Escuela cuando tuvo que
huir bajo la persecución de Septimio Saverio. Vivió en Capadocia sus últimos años.

Orígenes (185-254) Nació en Alejandría. Junto con Agustín de Hipona y Tomás de Aquino, fue uno de los tres
pilares de la teología cristiana. Fue uno de los talentos más extraordinarios de la antigüedad. En 248 escribió 8
libros Contra Celso, filósofo platónico. En De los principios se encuentra la primera exposición sistemática de la
filosofía y teología cristianas. Gracias a Ambrosio en Cesarea, pudo dedicarse a dictar comentarios
escriturísticos, tratados de teología y homilías. Sus contribuciones buscan reconciliar el cristianismo con el
helenismo.

Las siguientes cuestiones preocupaban a las mentes de aquel tiempo: ¿Cómo es posible que un Dios incorpóreo
haya creado al hombre corpóreo en un mundo material? ¿Cómo podemos conocer a este Dios incorpóreo?
¿Por qué un Dios bueno ha creado un mundo expuesto a la desgracia? Orígenes rechaza la distinción gnóstica
de dos dioses: el Demiurgo, creador injusto de este mundo, y el Padre de Jesucristo.

Orígenes fue no solo un intelectual sino un místico, amante del Dios revelado en Cristo. Desarrolló una obra
impresionante, pues se le atribuyen entre 600 y 800 obras; la Escritura tiene para él un doble sentido: el literal y
el espiritual. En su persona se cumple que la inteligencia no está reñida con la espiritualidad, que la filosofía y
santidad cohabitan pacíficamente en el corazón que ama a Dios.

Fue el primer cristiano que perteneció a la élite intelectual de su tiempo y suscitaba el interés y respeto de sus
adversarios. En 250 fue encarcelado por el emperador Decio, sometido a tortura durante 1 año, y murió 4 años
después como consecuencia del maltrato sufrido. Quedan fragmentos de homilías, apologías y comentarios,
quizás solo una centésima parte de lo que escribiera.

1.2.c. Teología Occidental en el siglo III


Es el conjunto de dogmas elaborados por los Padres de la Iglesia y los concilios. En la teología se destaca el
carácter práctico del cristianismo occidental frente a los intereses especulativos de los alejandrinos, la
influencia estoica en el mundo latino frente a la influencia platónica en el mundo de habla griega, la tendencia a
la alegoría en Alejandría frente a la inclinación legalista de Roma.

Hipólito de Roma (c. 170 - c. 236) Se distinguió por su cultura y elocuencia. Fue a principios del siglo III cuando
el entonces joven Orígenes fue a escucharle sus prédicas en 212. Su obra es voluminosa y puede compararse en
su variedad a la de Orígenes. La misma englobó las esferas de la exégesis, la homilética, la apologética y
polémica, la Cronología y el derecho canónico. Sus escritos han llegado hasta nosotros de manera fragmentaria.

Su pensamiento recibió profunda influencia de Ireneo de Lyon, como que las herejías son producto de la
filosofía. Destacan dos aspectos del pensamiento de Hipólito: su rigorismo moral y su doctrina trinitaria. En su
doctrina cristológica, para Hipólito la unión de la divinidad y la humanidad en Jesucristo es una unión de “dos
naturalezas”, y en esa unión cada una de esas naturalezas conserva sus propiedades.
Novaciano (¿? - † 258) fue sacerdote romano y antipapa en la época del papa Cornelio (251 – 258). Su doctrina
niega la absolución de los lapsos (primeros cristianos que abjuraron de su fe ante la presión de las autoridades
romanas), y afirma que la Iglesia no tiene poder para dar la paz a los que renegaron de la fe en la persecución y
a los que cometieron algún pecado mortal.

En el siglo III cobró importancia el problema de la restauración de los caídos en la Iglesia Occidental; se trataba
no de los caídos en fornicación sino en apostasía durante la persecución. En su obra De Trinitate, se esfuerza en
probar la divinidad del Hijo de Dios, y que el hijo es distinto del Padre; Jesucristo es tanto humano como divino,
como hombre se le llama Hijo del Hombre, y como Dios se le llama Hijo de Dios.

El Dios Salvador es el Hijo, que existía desde el principio en Dios, y a quien el Padre engendró antes del
comienzo del tiempo, de tal modo que entre el Padre y el Hijo existe una “comunión de substancia”.

Cipriano de Cartago (c. 200 - 258) Después de su conversión al cristianismo (246), cuando contaba como con
40 años de edad, decidió distribuir sus bienes entre los pobres y se hizo sacerdote. Fue elegido obispo de
Cartago en 248, cuando estaba a punto de estallar la persecución de Decio (250), tuvo que huir a un lugar
seguro y esconderse para continuar dirigiendo a su comunidad a través de escritos y acciones.

Su posición con respecto a los caídos era que quienes se negasen a hacer penitencia no recibirían el perdón ni
en el lecho de muerte; los que compraron certificados serían admitidos inmediatamente; los caídos debían
hacer penitencia toda la vida y quedarían restaurados a la comunión de la Iglesia en el lecho de muerte o
cuando se desatase de nuevo la persecución; los miembros del clero que habían caído debían ser depuestos de
sus cargos.

Se desató una plaga por el 250 en el norte de África y los cristianos fueron acusados de ser culpables, como un
castigo de los dioses. En África del Norte y Asia Menor se acostumbraba bautizar de nuevo a quienes habían
recibido el bautismo de manos heréticas, mientras que en Roma era válido. Cipriano se pronunció en favor de la
costumbre africana de bautizar de nuevo a los herejes convertidos. Escribió epístolas y tratados.

1.2.d. Teología Oriental después de Orígenes

Pablo de Samosata (200 – 272) Fue electo obispo de Antioquía como en 260. Consideraba que en Dios no hay
más que una persona, la única esencia divina. Cristo sería puro hombre, nacido por obra del Espíritu Santo, de
María Virgen pero en él habitó el Logos o Sabiduría de Dios, concebido, no a manera de una persona distinta,
sino de un modo impersonal, que obra como en los profetas, pero de un modo más eficaz que en ellos.

Cristo es de aquí abajo, pero el Verbo o Logos o fuerza divina se apodera de él, lo mueve o inspira. Esta unión
del Logos con Cristo, puro hombre, es de carácter puramente exterior a manera de inhabitación, que no hace
que Cristo sea Dios ni da al Verbo la personalidad que no tiene. Por virtud de esta unión Jesús es elevado por
encima de los profetas y de todos los hombres. Dios estaba en Cristo solo en el sentido de que en él habitaba el
poder o sabiduría de Dios. En el tercer sínodo de Antioquía (268), los obispos condenaron su doctrina.

Metodio de Olimpo (¿? – c 311) Obispo y autor eclesiástico, hay muy pocos informes respecto a la vida de
este primer oponente científico de Orígenes. Tenía una educación filosófica abarcadora y fue un teólogo así
como un autor prolífico y refinado. Sentía inclinación hacia la vida ascética y admiración por el celibato, como
se ve en su diálogo Simposio. Fue influenciado por la filosofía de Platón, concebía a Dios a la manera platónica
y a la Trinidad en términos subordinacionistas, aunque sin negar la eternidad del Hijo.

En cuanto a la doctrina trinitaria, su posición es semejante a la de Orígenes, existe una distinción real entre el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo y se expresa en términos de subordinación, aunque sin negar la eternidad de
las tres personas; “después de ese Principio sin principio que es el Padre, el Verbo es el Principio de las otras
cosas, por el cual todas las cosas fueron hechas”.

Es impresionante comprobar cómo los Padres de principios del cristianismo supieron fecundar la cultura griega
y latina con el mensaje evangélico. Fueron creadores de culturas, y sentaron las bases para la gran floración de
la época medieval, pues prepararon la inserción de los pueblos germánicos en la raíz del evangelio. Ellos
fueron, después de los apóstoles, como dijo San Agustín, los sembradores, regadores, constructores, pastores y
alimentadores de la Iglesia, que pudo crecer gracias a su acción vigilante e incansable.
1.2.e. Los Tres Grandes Capadocios (siglo IV). Ellos manejan todo el instrumental de la filosofía griega.
San Basilio Magno (ca. 330 - 379). Nació en Cesarea de Turquía. Estudió en Atenas y Constantinopla. Fue
retórico, monje y obispo de Cesarea; un gran predicador e intérprete de la Biblia, maestro de ascética y
legislador del monacato Oriental; por esto se le considera como el precursor de la vida monástica en Oriente.
Después de haber recibido la ordenación sacerdotal, fue llamado a regir la diócesis de Cesarea de Capadocia.
Resistió al emperador Valente, que se esforzó en introducir el arrianismo en su diócesis.

Es uno de los cuatro Padres de la Iglesia griega, junto con Atanasio, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo.
Sus obras tienen el propósito de refutar a los arrianos y pneumatomacos. Sus principales escritos teológicos
son De Spiritu Sancto, una reflexión para probar la divinidad del Espíritu Santo, y su Refutación de la apología de
Eunomio, (363 o 364), el máximo exponente del arrianismo.

Sostuvo por vez primera la fórmula para solucionar la discusión trinitaria: una usía y tres hipóstasis. La
distinción entre ousía e hipóstasis es la misma que existe entre lo común y lo particular. Confesamos que hay en
la Divinidad una ousía pero afirmamos una hipóstasis distinta, a fin de que resulte clara la idea del Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo. Esta contribución de Basilio fue luego tomada por Gregorio de Nacianzo y Gregorio de Nisa.

Gregorio Nacianceno (329 – 389) Si Basilio es el organizador y diplomático entre los Capadocios, Gregorio
Nacianceno es el orador y poeta. Fue un alma contemplativa llevada, a pesar suyo, al campo de la acción;
proclamó la divinidad del Espíritu Santo y trazó los primeros rasgos de la Cristología que se desarrollaría en el
siglo V. Como teólogo, supera a Basilio, aunque no alcanza la precisión y profundidad de Gregorio de Nisa. Se
orientó hacia la vida monástica, era reacio a recibir la ordenación presbiteral, porque sabía que ya no podría
dedicarse exclusivamente a la meditación. Para él la teología no es una reflexión puramente humana, sino que
deriva de una vida de oración y de un diálogo constante con Dios. Pone de manifiesto a nuestra razón la
realidad de Dios, el misterio trinitario. En el silencio contemplativo el alma acoge la belleza y gloria divinas.

Sus contrincantes teológicos eran los arrianos y pneumatomacos. Decía que no pueden establecerse entre las
tres personas de la Trinidad otras distinciones sino las de su origen, no su substancia o naturaleza: “… El Padre
es Padre, y carece de origen, porque no es de algún otro. El Hijo es Hijo, y tiene origen, porque es del Padre.
Pero si se utiliza la palabra origen en un sentido temporal, el Hijo también carece de origen, puesto que Él es el
creador del tiempo y no se halla sujeto a él. El Espíritu Santo es verdaderamente tal, puesto que procede del
Padre, pero no del mismo modo que el Hijo, puesto que no se trata de generación, sino de procesión.” Hacia
379, fue llamado a Constantinopla para dirigir a la pequeña comunidad que había aceptado el arrianismo.
Pronunció 5 Discursos teológicos para defender y hacer inteligible la fe trinitaria. Mientras participaba en el II
Concilio ecuménico (381), fue elegido obispo de Constantinopla. Luego volvió a Nacianzo, durante unos 2 años
se dedicó al cuidado pastoral, después se retiró a la soledad, y compuso buena parte de su obra poética.

Gregorio de Nisa (ca.330/335 – ca. 394/400). Es el más joven de los Capadocios y su pensamiento, basado en el
de sus dos compañeros, va mucho más lejos que el de ellos. Fue teólogo y obispo de Nisa en Capadocia,
Turquía. Su hermano Basilio tomó parte importante en su formación ya que en una carta a su amigo Gregorio
Nacianceno lo menciona como «padre y maestro». En 370 Basilio asumió el obispado de Cesarea de Capadocia
y alrededor de 371 Gregorio es ordenado obispo de Nisa, a pesar de su personal oposición.

Asistió al Concilio Ecuménico de Constantinopla (381), donde influyó, con Gregorio de Nacianzo, en las
decisiones relevantes. En 383, pronunció su discurso Sobre la divinidad del Hijo y del Espíritu. Disputó contra
del arrianismo que decía que Jesús era hijo de Dios, pero no consubstancial al Padre. Atacó esta herejía en el
Concilio de Constantinopla usando la filosofía platónica, afirmando la unidad y la Divinidad de las tres personas
distintas en un solo Dios verdadero. También defendió la capacidad natural del hombre de conocer a Dios.
Indicaba que la distinción entre las tres personas divinas no puede establecerse a partir de sus relaciones
externas; luego, solo queda la distinción a partir de las relaciones internas de la Trinidad.

Al tratar de la procesión del Espíritu Santo, e intentar distinguirla de la generación del Hijo, afirma la doctrina de
que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, es decir, la doctrina del filioque. Prosiguió la labor de Basilio
en el terreno teológico. Fue uno de los autores claves de la teología espiritual de Oriente y un eslabón que va
desde Ireneo y Orígenes hasta Dionisio Aeropagita. La última noticia que se posee de su vida es su asistencia al
sínodo de Constantinopla en 394.

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