Caso Clinico Pcii

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30-10-2019

Int. Romina Fernanda Gonzales


Rocha
HOSPITAL BOLIVIANO HOLANDES
PARALISIS CEREBRAL INFANTIL

I. DEFINICIÓN

En la actualidad existe un consenso en considerar la parálisis cerebral (PC) como un grupo de


trastornos del desarrollo del movimiento y la postura, causantes de limitación de la actividad,
que son atribuidos a una agresión no progresiva sobre un cerebro en desarrollo, en la época
fetal o primeros años. El trastorno motor de la PC con frecuencia se acompaña de trastornos
sensoriales, cognitivos, de la comunicación, perceptivos y/o de conducta, y/o por epilepsia. La
prevalencia global de PC se sitúa aproximadamente entre un 2 y 3 por cada 1000 nacidos vivos.

II. ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO

La parálisis cerebral infantiles un síndrome que puede ser debido a diferentes etiologías. El
conocimiento de los distintos factores que están relacionados con la PC es importante porque
algunos de ellos se pueden prevenir, facilita la detección precoz y el seguimiento de los niños
con riesgo de presentar parálisis cerebral infantil, (Tabla I).

III. CLASIFICACIÓN

La clasificación en función del trastorno motor predominante y de la extensión de la


afectación, es de utilidad para la orientación del tipo de tratamiento, así como para el
pronóstico evolutivo (Tabla II). Otra forma de clasificación, según la gravedad de la afectación:
leve, moderada, grave o profunda, o según el nivel funcional de la movilidadl: nivel I-V según la
GMFCS (Gross Motor Function Clasification System).

 Parálisis cerebral espástica Es la forma más frecuente. Los niños con PC espástica
forman un grupo heterogéneo:
 Tetraplejía espástica Es la forma más grave. Los pacientes presentan
afectación de las cuatro extremidades. En la mayoría de estos niños el aspecto
de grave daño cerebral es evidente desde los primeros meses de vida. En esta
forma se encuentra una alta incidencia de malformaciones cerebrales, lesiones
resultantes de infecciones intrauterinas o lesiones clásticas como la
encefalomalacia multiquística.

 Diplejía espástica Es la forma más frecuente. Los pacientes presentan


afectación de predominio en las extremidades inferiores. Se relaciona
especialmente con la prematuridad. La causa más frecuente es la leucomalacia
periventricular.

 Hemiplejía espástica Existe paresia de un hemicuerpo, casi siempre con mayor


compromiso de la extremidad superior. La etiología se supone prenatal en la
mayoría de los casos. Las causas más frecuentes son lesiones cortico-
subcorticales de un territorio vascular, displasias corticales o leucomalacia
periventricular unilateral.

 Parálisis cerebral discinética Es la forma de PC que más se relaciona con


factores perinatales, hasta un 60-70% de los casos. Se caracteriza por una
fluctuación y cambio brusco del tono muscular, presencia de movimientos
involuntarios y persistencia de los reflejos arcaicos. En función de la
sintomatología predominante, se diferencian distintas formas clínicas: a)
forma coreoatetósica, (corea, atetosis, temblor); b) forma distónica, y c) forma
mixta, asociada con espasticidad. Las lesiones afectan de manera selectiva a
los ganglios de la base.

 Parálisis cerebral atáxica Desde el punto de vista clínico, inicialmente el


síntoma predominante es la hipotonía; el síndrome cerebeloso completo con
hipotonía, ataxia, dismetría, ataxia simple y el síndrome de desequilibrio. A
menudo aparece en combinación con espasticidad y atetosis Los hallazgos
anatómicos son variables: hipoplasia o disgenesia del vermis o de hemisferios
cerebelosos, lesiones clásticas, imágenes sugestivas de atrofia, hipoplasia
pontocerebelosa.

 Parálisis cerebral hipotónica Es poco frecuente. Se caracteriza por una


hipotonía muscular con hiperreflexia osteotendinosa, que persiste más allá de
los 2-3 años y que no se debe a una patología neuromuscular.

 Parálisis cerebral mixta Es relativamente frecuente que el trastorno motor no


sea “puro”. Asociaciones de ataxia y distonía o distonía con espasticidad son
las formas más comunes.

IV. DIAGNÓSTICO DE LA PARÁLISIS CEREBRAL

El diagnóstico de la PC es fundamentalemente clínico (Tablas III y IV).


V. EXÁMENES COMPLEMENTARIOS

 Neuroimagen: se recomienda realizar una neuroimagen en todos los niños con PC. Si
es lactante se puede realizar inicialmente una ecografía transfontanelar, pero en la
actualidad la prueba más específica es la RM. Si existe la sospecha de infección
congénita, puede plantearse la realización de TAC craneal para visualizar mejor las
calcificaciones. En ocasiones los hallazgos de la neuroimagen servirán para confirmar la
existencia, localización y extensión de la lesión, e incluso de la etiología, aunque no
siempre existe relación entre el grado de lesión visible en neuroimagen y el pronóstico
funcional.

 EEG: no es necesario para el diagnóstico, pero dado que un porcentaje elevado de


niños con PC desarrollan epilepsia, se recomienda para la detección de los pacientes
con más riesgo y para el seguimiento de los que hayan presentado crisis comiciales. Es
fundamental la práctica de exploraciones orientadas a descartar trastornos sensoriales
asociados:
 Revisión oftalmológica en todos los casos. En los niños con antecedente de
prematuridad está indicado realizar potenciales evocados visuales y, si es
posible, electrorretinograma.
 Estudio de la audición en todos los casos, especialmente indicado si existe
antecedente de prematuridad, hiperbilirrubinemia, infección congénita o
tratamiento con aminoglucósidos en el periodo neonatal.
 Radiografías: al menos una radiografía de cadera antes de iniciar la carga en
bipedestación (se puede obviar o retrasar si el trastorno motor es leve). Otras
exploraciones radiológicas en función de las deformidades ortopédicas. En los
casos graves se ha de valorar realizar un control radiográfico de caderas anual,
por el riesgo elevado de luxación.

VI. TRASTORNOS ASOCIADOS

Los niños con PC presentan con frecuencia, además de los trastornos motores, otros
trastornos asociados y complicaciones. La frecuencia de esta patología asociada es variable
según el tipo y la gravedad.

 Trastornos sensoriales: aproximadamente el 50% de los niños con PC tiene problemas


visuales y un 20% déficit auditivo. Las alteraciones visuoespaciales son frecuentes en
niños con diplejia espástica por leucomalacia periventricular.

 El rendimiento cognitivo oscila desde la normalidad, en un 50-70% de los casos a un


retraso mental severo, frecuente en los niños con tetraplejia. El menor grado de
retraso lo presentan los niños con diplejia y los hemipléjicos. Problemas de
comunicación y de lenguaje, son más frecuentes la PC discinética.

 Epilepsia: aproximadamente la mitad de los niños con PC tienen epilepsia, muy


frecuente en pacientes con tetraplejia (70%) y riesgo inferior al 20% en dipléjicos.

 Complicaciones: las más frecuentes son las ortopédicas (contracturas músculo-


esqueléticas, luxación de cadera, escoliosis, osteroporosis). Problemas digestivos
(dificultades para la alimentación, malnutrición, reflujo gastroesofágico,
estreñimiento). Problemas respiratorios (aspiraciones, neumonías), alteraciones buco-
dentales, alteraciones cutáneas, vasculares y diferentes problemas que pueden
provocar dolor y disconfort.

VII. TRATAMIENTO DE LA PARÁLISIS CEREBRAL

Es necesario un equipo multidisciplinario (neuropediatra, fisioterapeuta, ortopeda, psicólogo,


logopeda, pediatra de atención primaria y la colaboración de otros especialistas), para la
valoración y atención integral del niño con PC. Una atención especializada, temprana e
intensiva durante los primeros años y un tratamiento de mantenimiento posterior. El
tratamiento debe de ser individualizado, en función de la situación en que se encuentra el niño
(edad, afectación motriz, capacidades cognitivas, patología asociada), teniendo en cuenta el
entorno familiar, social, escolar.

 Tratamiento del trastorno motor Está fundamentado en cuatro pilares básicos:


fisioterapia, ortesis, fármacos y tratamiento quirúrgico (cirugía ortopédica,
tratamiento neuroquirúrgico).

 Fisioterapia: Son varios los métodos empleados y prácticamente todos han


demostrado su utilidad 9. Independientemente del método utilizado es fundamental la
colaboración con el cirujano ortopédico y con el ortopedista.
 Farmacoterapia: PC espástica: fármacos por vía oral: el Baclofeno y el Diazepam son
los más utilizados, pero de utilidad reducida por sus efectos secundarios. Fármacos por
inyección local: Toxina botulínica (TB). La utilización de la TB, como de otros fármacos,
ha de formar parte de un plan de tratamiento global. El Baclofeno intratecal (BIT), es
otra opción para el tratamiento de la espasticidad. Se puede utilizar, si es necesario, la
combinación de más de una opción 10. PC discinética: Son de poca utilidad. Se ha de
considerar un ensayo con L-dopa, cuando la etiología no está clara o en los casos
atípicos. Otros fármacos pueden ser de ayuda, tal como las benzodiazepinas a dosis
bajas, o el trihexifenidilo. El tratamiento con BIT puede reducir las distonías en niños
con afectación grave.

 Tratamiento quirúrgico: Cirugía ortopédica: las técnicas quirúrgicas incluyen


tenotomía, neurectomía, trasplante de tendones, alargamiento de unidades
miotendinosas retraídasdas, osteotomías, artrodesis, reducción de luxaciones,
fusiones vertebrales. Neurocirugía: Los procedimientos neuroquirúrgicos en el
tratamiento de la PC incluyen dos técnicas principalmente: la bomba de baclofeno
intratecal y la rizotomía dorsal selectiva. En un futuro la estimulación cerebral
profunda para algunos casos de PC discinética.

VIII. BIBLIOGRAFÍA

 Bax MCO, Goldstein M, Rosenbaum P, Leviton A, Paneth N. Proposed definition and


classification of cerebral palsy, april 2005. Dev Med Child Neurol 2005; 27: 571-576.
 Morris C. Definition and classification of cerebral palsy: a historical prspective. Dev
Med Child Neurol 2007; 49: 3-7.
 Robaina-Castellanos GR, Riesgo-Rodriguez, Robaina-Castellanos. Definición y
clasificación de la parálisis cerebral: ¿un problema resuelto? Rev Neurol 2007; 45: 110-
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 Póo P, Campistol. J. Parálisis cerebral infantil. En: Cruz M et al (eds.) Tratado de
Pediatría. 9ª edición. Madrid: Ergon, 2006.
 Palisano R, Roesnbaum P, Walker S et al. Development and reliability of a system to
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1997; 39: 214-223.
 Macías L, Fagoaga J. Fisioterapia en Pediatría. Madrid: McGraw-Hill/Interamericana de
España, 2002.

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