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INCONSTITUCIONALIDAD.-
Control de constitucionalidad
caso “Los Lagos” se sientan las bases de la “doctrina oficial”. Sostuvo la CSJN que,
para mantener la supremacía de la Constitución y de las leyes, era requisito
inexcusable la existencia de causa judicial, a fin de evitar el control por propia
iniciativa (de oficio), ya que ello causaría desequilibrio entre los poderes. Además,
sostuvo que sólo sería plausible el examen de constitucionalidad a pedido de
alguno de los litigantes, cuyos derechos personales se encuentren realmente
afectados. Sin este freno, el equilibrio de los 3 poderes se habría roto por la
absorción del Poder Judicial en desmedro de los otros dos (1941). La doctrina del
fallo “Los Lagos” se mantuvo casi inmutable.
Pero en el año 1984, los jueces Fayt y Belluscio por primera vez sientan doctrina
disidente por la aceptación del control constitucional de oficio. Los magistrados
dijeron que “es exacto sostener que los tribunales judiciales no pueden efectuar
declaraciones de inconstitucionalidad de las leyes en abstracto, es decir, fuera de
una causa concreta en la cual deba o pueda efectuarse la aplicación de las normas
supuestamente en pugna con la CN. Pero de ello no se sigue la necesidad de
petición expresa de parte interesada, pues como el control de constitucionalidad
versa sobre una cuestión de derecho y no de hecho, la potestad de los jueces de
suplir el derecho que las partes no invocan o invocan erradamente –iura novit curia-
incluye el deber de mantener la supremacía de la CN (art. 31), aplicando en caso
de colisión de normas, la de mayor rango, vale decir, la constitucional y desechando
la de rango inferior. De dicha disposición constitucional deriva la facultad de los
jueces (todos) de examinar las leyes en los casos concretos que se presentan a su
decisión, comparándolas con el texto y la significación de la CN para averiguar si
guardan conformidad a ella, absteniéndose de aplicarlas si las encuentran en
oposición, facultad que por estar involucrada en el deber de aplicar el derecho
vigente, no puede estar supeditada al requerimiento de las partes”. Finalmente, en
el año 2001, el fallo de la Corte en el caso “Mill de Pereyra c/ Provincia de
Corrientes” estableció el control oficioso de constitucionalidad, sin requerir de
petición de parte para habilitarlo.
ARTICULOS APLICABLES:
Ley
ARTICULO 4°.- Ambito subjetivo. Las leyes son obligatorias para todos los que
habitan el territorio de la República, sean ciudadanos o extranjeros, residentes,
domiciliados o transeúntes, sin perjuicio de lo dispuesto en leyes especiales.
2. Interpretación El CCyC mantiene la misma línea legislativa que seguía el CC en
su art. 1°, que decía: “Las leyes son obligatorias para todos los que habitan el
territorio de la República, sean ciudadanos o extranjeros, domiciliados o
transeúntes”. Esta normativa, al igual que su par actual, se funda en el principio de
igualdad; de allí que las leyes se aplican a todas las personas que se encuentren en
suelo argentino. Por su parte, la Constitución Nacional también reconoce derechos
a “todos los habitantes de la Nación” (art. 14 y, en igual forma, los arts. 16, 18 y 19,
entre otros). El art. 20 CN es una normativa constitucional central ya que expresa:
“Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del
ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces,
comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto;
testar y casarse conforme a las leyes…”. Precisamente, el CCyC, en su art. 4°,
sigue esta postura amplia en materia de territorialidad de las leyes y de quiénes son
sus destinatarios. Aquí se recepta un concepto amplio de leyes: no solo a las
normas generales sancionadas por el Congreso Nacional, sino también a decretos
y reglamentos. No obstante, si se adopta una mirada comparativa, se puede afirmar
que el art. 4° en análisis es más amplio, en dos sentidos: 1) se agrega a los
residentes (se tiene en cuenta que además de ciudadanos y extranjeros, hay
también residentes) y 2) se flexibiliza el principio de aplicación de las leyes a todo el
territorio a partir de la consideración de que ciertas leyes especiales pueden
establecer otra regla, restringir la aplicación de las leyes a ciertas personas o,
incluso, limitar la aplicación de las leyes de manera extraterritorial —como lo
permiten ciertas normas del propio CCyC en el Título IV del Libro Sexto, dedicado
al derecho internacional privado—. Así, el principio de territorialidad o aplicación de
las leyes en el espacio puede observar excepciones; cuestión que no estaba
prevista de manera expresa en el art. 1° CC. Un ejemplo es la Ley 25.871 de
Migraciones que regula “la admisión, el ingreso, la permanencia y el egreso de
personas” (art. 1°), destacándose en el art. 20 que la noción de “extranjeros”
comprende diferentes situaciones migratorias: “residentes permanentes”,
“residentes temporarios” y “residentes transitorios” y hasta que logren alguna de
estas categorías son “residentes precarios”.
ARTICULO 5°.- Vigencia. Las leyes rigen después del octavo día de su publicación
oficial, o desde el día que ellas determinen.
(21) Ferreira, Rubio, “Comentario al art. 2°”, en Alberto Bueres (dir.) y Elena
Highton (coord.), Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y
jurisprudencial, t. 1-A, 1ra. reimp., Bs. As., Hammurabi, 2003, p. 4.
Presentación del problema Las normas jurídicas tienen una eficacia limitada en el
espacio y en el tiempo. Como sucede con cualquier otra realidad humana, surgen
en un determinado momento y se extinguen en otro. (25) Esas normas rigen
hechos, relaciones y situaciones jurídicas. En muchos casos, tales hechos,
relaciones y situaciones no son instantáneos, sino que configuran sucesiones de
hechos, conductas, actos y consecuencias que se producen a lo largo del tiempo.
La dificultad se plantea cuando se trata de hechos, relaciones o situaciones in fieri,
o que no se agotan instantáneamente, sino que duran en el tiempo, o cuya
realización, ejecución, liquidación o consumación demandan tiempo, por lo que, en
parte —al inicio, al concertase o al nacer— caen bajo el imperio de una norma, y en
parte o partes —al realizarse las prestaciones o agotarse las consecuencias o los
efectos de aquellas relaciones o situaciones jurídicas, de la o las siguientes o
sucesivas—, caen en otras.
25) Héron, Jacques, Principes du droit transitoire, París, Dalloz, 1996, p. 5. Ver
Claria, Enrique L. y Claria, José O., “Ámbito de aplicación temporal de la ley”, en ED
56-785
(59) Borda, Guillermo, en Bueres, Alberto (dir.) y Highton, Elena (coord.), op. cit., p.
62.
ARTICULO 9°.- Principio de buena fe. Los derechos deben ser ejercidos de buena
fe.-
(63) Mosset Iturraspe, Jorge, “El ejercicio de los derechos: Buena fe, abuso del
derecho y abuso de posición dominante”, Revista Privada y Comunitaria 2012-2,
Santa Fe, Rubinzal-Culzoni Editores, 2013, p. 70.
El juez debe ordenar lo necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de
la situación jurídica abusiva y, si correspondiere, procurar la reposición al estado de
hecho anterior y fijar una indemnización.
PERSONA.-
Comienzo de la existencia
ARTICULO 21.- Nacimiento con vida. Los derechos y obligaciones del concebido o
implantado en la mujer quedan irrevocablemente adquiridos si nace con vida.
Si no nace con vida, se considera que la persona nunca existió. El nacimiento con
vida se presume.
Se sienta como principio una condición resolutoria: los derechos y deberes que
adquiere el concebido (cuando la causa fuente del embarazo es el acto sexual) o el
implantado en la persona (cuando la causa fuente son las técnicas de reproducción
humana asistida) se consolidan o quedan irrevocablemente adquiridos con el
nacimiento con vida. En sentido contrario, si el concebido o implantado no nace con
vida, la ley considera que la persona humana no ha existido.
(152) Comentario al art. 103 en Bueres, Alberto (dir.) y Highton, Elena (coord.),
Código Civil y normas complementarias. Análisis doctrinario y jurisprudencial, t. 1-A,
1ra reimp., Bs. As., Hammurabi, 2001, p. 598.
Es posible que dos o más personas fallezcan en un mismo desastre común, como
dice la norma en análisis, como género de diferentes situaciones de extrema
gravedad que pueden ocasionar la muerte de dos o más personas (lo más común
suelen ser los accidentes de tránsito). A la vez, otro dato de relevancia, es que
entre estas personas podría haber vínculo de parentesco, causa fuente del derecho
a heredar, o que exista transmisión de derechos hereditarios por testamento. El
CCyC —como su antecesor— resuelve este conflicto al disponer —salvo prueba en
contrario— que la muerte de todas las personas involucradas ocurrió en el mismo
momento y, por lo tanto, no hay transmisión hereditaria entre ellos
Ausencia
El principio general que emana del art. 93 CCyC establece que la existencia de la
persona humana termina por su muerte. Esta circunstancia deberá ser comprobada
de acuerdo a los estándares médicos aceptados. Ahora bien, existen supuestos
particulares que se presentan cuando una persona se ausenta de su domicilio sin
dar noticia alguna de su existencia. Frente a ello, nuestro ordenamiento contaba
con la regulación que establecía la ley 14.394 (arts. 15 a 21), como antecedente
normativo más inmediato.-
Presunción de fallecimiento
Persona jurídica
CAPITULO 1
Parte general
SECCION 1ª
Personalidad. Composición
ARTICULO 141.- Definición. Son personas jurídicas todos los entes a los cuales el
ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer
obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación.
Clasificación
c) la Iglesia Católica.
Otras personas jurídicas públicas no estatales (art. 146, inc. a, última parte,
CCyC)
La personalidad jurídica de los entes extranjeros La idea central que explica este
reconocimiento de los Estados extranjeros, las organizaciones a las que el derecho
internacional público reconoce personalidad jurídica y toda otra persona jurídica
constituida en el extranjero —cuyo carácter público resulte de su derecho aplicable
a) las sociedades;
d) las fundaciones;
f) las mutuales;
g) las cooperativas;
Disolución. Liquidación
C ome n ta r i o s a los artículos del tomo Marisa Herrera y Gustavo Caramelo Arts.
1° a 18 Marisa Herrera Arts. 19 a 21 Arts. 93 a 99 Silvia E. Fernández Arts. 22 a 50
Arts. 138 a 140 Eleonora Lamm Arts. 51 a 61 Luz maría Pagano Arts. 62 a 72
Gustavo Luis Gaibrois Arts. 73 a 75 Diego Tachella Arts. 76 a 78 Aldo M. Di Vito
Arts. 79 a 84 Germán Hiralde Vega Arts. 85 a 92 Ángeles Baliero de Burundarena
Arts. 100 a 137 Arts. 289 a 312 Mauricio Boretto Arts. 141 a 224 Gonzalo Perez
Pejcic Arts. 225 a 256 Arts. 398 a 400 María isabel Benavente Arts. 257 a 288 Arts.
332 a 357 Arts. 382 a 397 Adrián Ricordi Arts. 313 a 319 Adrián Ricordi y Aldo M. Di
Vito Arts. 320 a 331 Christian Pettis y María Isabel Benavente Arts. 358 a 381