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"Demanda y Actualización de Conocimientos Archivísticos, El Desafío Del Saber

1) El documento describe la dispersión de documentos históricos generados por los jesuitas en la antigua provincia del Paraguay desde su fundación en 1604 hasta su expulsión en 1767. Muchos documentos fueron enviados a archivos en España y América, pero otros se perdieron. 2) Explica las causas políticas y religiosas que llevaron a la expulsión de los jesuitas de España y Portugal en 1767, incluyendo disputas territoriales y el atentado contra el rey de Portugal. 3) Se
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"Demanda y Actualización de Conocimientos Archivísticos, El Desafío Del Saber

1) El documento describe la dispersión de documentos históricos generados por los jesuitas en la antigua provincia del Paraguay desde su fundación en 1604 hasta su expulsión en 1767. Muchos documentos fueron enviados a archivos en España y América, pero otros se perdieron. 2) Explica las causas políticas y religiosas que llevaron a la expulsión de los jesuitas de España y Portugal en 1767, incluyendo disputas territoriales y el atentado contra el rey de Portugal. 3) Se
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IX CONGRESO ARGENTINO DE ARCHIVÍSTICA

“Demanda y Actualización de conocimientos Archivísticos, el desafío del saber


hacer”
7, 8 y 9 de setiembre de 2011, Resistencia -Chaco- Argentina

1
La dispersión de los documentos jesuíticos del Paraguay y los fondos reunidos en
los archivos españoles del Instituto

Carlos A. Page
(CONICET)

Resumen: El presente trabajo aborda el destino de innumerables documentos generados


por los jesuitas de la antigua provincia del Paraguay. Desde su fundación en 1604,
pasando por la expulsión y los documentos que elaboró la Junta de Temporalidades, e
incluyendo la producción documental y literaria de los jesuitas exiliados, que se
extiende al menos hasta la tercera década del siglo XIX. Desde 1767 se provocó una
notoria dispersión de cientos de miles de manuscritos que se encuentran en algunos
países de América y Europa, aunque muchos se han perdido y es casi imposible detectar
el verdadero volumen y destino de todos ellos. Lo cual abre al investigador expectativas
inusitadas a la hora de abordar alguna temática referida al Instituto Ignaciano. Aquí sólo
nos detendremos en los cuatro archivos jesuíticos ubicados en cada una de las antiguas
provincias españolas que, por diversas circunstancias, contienen valiosas fuentes de
información para el estudio particular de este segmento de la historia argentina.

1- Consideraciones introductorias

La antigua provincia jesuítica del Paraguay comprendía los países de Argentina,


Uruguay, Paraguay, parte de Brasil, Bolivia y hasta 1625 Chile, donde fue designada
como viceprovincia del Perú (Fig. 1). La del
Paraguay se creó por mandato del general Claudio
Aquaviva en 1604, quien nombró provincial al P.
Diego de Torres, aunque recién llegó en 1607 a
Córdoba, ciudad que eligió como sede de la
provincia. Como tal y de acuerdo a lo prescripto en
las Constituciones ignacianas, en la capital provincial
se debía crear la Universidad, el Noviciado y el
Convictorio.

Desde entonces y hasta la expulsión de los


Fig. 1 Provincia jesuítica del
jesuitas en 1767 se produjeron un sinnúmero de Paraguay (Hernández, 1913).

2
documentos de todo tipo. Incluso los jesuitas exiliados continuaron escribiendo, pero
con la nostalgia de un glorioso pasado del que por convicción debían recordar y dejar
sus memorias.

Pues en este contexto no podemos dejar de soslayar las causas y efectos de la


expulsión que redundarán en el destino de la documentación de la que hablamos. Así es
como los jesuitas acumularon grandes simpatías por parte de naturales y españoles, pero
con ello también, acérrimos enemigos. Desde las discusiones con el obispo Palafox de
México, hasta la expulsión de Asunción (1649) que ordenó el obispo Cárdenas, quien
fue capaz de incendiar su iglesia, convirtiéndose en
un hecho inédito en la historia de la Iglesia Católica
(Astraín, 1996: 168-180). Podríamos nombrar otros
obispos y funcionarios detractores de la labor de los
jesuitas en la región 1. Pero hubo un hecho detonante
que fue el Tratado de Madrid de 1750, en que el rey
Fernando VI (1746-1759) de España cedió una
amplia región con siete pueblos jesuítico-guaraní 2,
al rey Juan V (1707-1750) de Portugal, a cambio de
la Colonia de Sacramento, un enclave urbano
portugués en tierras de españoles (Fig. 2). Esta
cesión implicaba algo más profundo que lo material Fig. 2 Plano confeccionado por el P.
Cardiel marcando el Tratado de
y era que lo indios dejaban de ser “vasallos” de la Límites o de Madrid de 1750
(amarillo) y el propuesto por los
Corona española para pasar a la Corona portuguesa jesuitas (naranja) (Archivo de
donde según sus leyes podían ser esclavizados. Esto Simancas)

desató la guerra guaranítica cuyos resultados fueron


calamitosos para los pueblos indígenas. Pero muerto el rey en 1759, su sucesor Carlos
III en plena guerra de los Siete Años (1756-1763), firmó el Tratado del Pardo de 1761 y
dejó sin efecto el de Madrid. Por tanto los indios regresaron diezmados a sus pueblos y
los jesuitas acusados de instigar esa guerra. Si bien no hubo mayores resoluciones
legales, el Instituto quedó en dificultosa posición política frente a ambas Coronas y
envuelta en una campaña difamatoria (Kratz, 1954).

1
Los jesuitas volvieron a ser expulsados de Asunción en la víspera de San Ignacio de 1724, cuando era
rector el P. Pablo Restivo. En 1732 nuevamente son expulsados por los comuneros, al enterarse que su el
proceso judicial en contra de su protector, el gobernador José de Antequera lo había llevado a la muerte.
2
Eran ellos San Borja, San Nicolás, San Luis, San Lorenzo, San Miguel, San Juan y Santo Angelo.

3
Mucho antes había muerto el rey
Juan V, siendo sucedido por José I, quien
tenía poca vocación por gobernar y delegó
todas sus funciones a Sebastián José de
Carvalho e Melo, marqués de Pombal
desde 1770, quien asumió como primer
ministro en 1750. El rey mientras tanto
Fig. 3 Atentado al rey José I de Portugal en
disfrutaba de su condición, hasta que en 1758 (Vieira Lusitano).
1758 cuando salía del palacio de la
condesa de Tavora en una de sus tantas incursiones amorosas, fue víctima de un
atentado (Fig. 3). Inmediatamente se inició la investigación y fue declarada culpable la
condesa y su esposo el duque de Aveiro, a quienes se les quitaron los títulos nobiliarios
y propiedades, además de ser descuartizados junto a sus hijos. En medio de ellos estaba
el confesor de ambos y del rey, el jesuita Gabriel Maladriga, quien también fue acusado
de complicidad y quemado en la hoguera (Mury, 1992). La investigación continuó y
terminó con la expulsión de Portugal al año siguiente.

Siguió en Francia, la patria del obispo Cornelio Jansenio (1585-1638), quien


sostuvo la teoría conocida como jansenismo que pretendía una independencia de la
iglesia romana, ideario que era totalmente opuesto a los jesuitas, quienes justamente
profesaban su cuarto voto de obediencia irrestricta al Papa. Luis XV (1710-1774) se
mostró a favor del jansenismo y esperó el momento justo para dar un golpe contra los
jesuitas. Un error del superior de Filipinas P. Atoine Lavalette (1708-1767) en los
números de su empresa esclavista de la Martinica produjo su quebranto. Los acreedores
acudieron a los jesuitas franceses para que respondieran por las deudas y estos llevaron
el caso al Parlamento Francés. Otro error que les costó que fueran expulsados de
Francia en 1762 (Egret, 1950 - Carr,1964 y
Van Kley, 1975).

Finalmente el complot entre los


borbones crecía y una excusa perfecta para
acometer contra los jesuitas de España fue el
motín de Esquilache de 1767 (Fig. 4). El
desencadenante fue una serie de medidas
antipopulares, de quien fuera el ministro de Fig. 4 Motín de Esquilache de 1767 (Goya)

4
hacienda de Carlos III, que por un lado satisfacía los requerimientos de progreso de la
Corona, pero por el otro encendía la antipatía que causaban éste y otros ministros
extranjeros entre la nobleza hispana. El motín popular se originó en un decreto del
ministro que establecía cortar capas y alas anchas de los sombreros, argumentando que
detrás de esas vestimentas se escondían los ladrones, que pululaban en un estado de
pobreza generalizada y en crecimiento. De tal forma Carlos III cedió ante los pedidos
del pueblo e hizo renunciar al ministro. Tras ello ordenó que se investigara
profundamente estos motines llevados a cabo en varias partes de España. Finalmente el
fiscal Campomanes acusó a los jesuitas (Andrés-Gallego, 2003). Esta dudosa
investigación desembocó en la Pragmática Sanción del 27 de febrero de 1767 que firmó
en el palacio de El Pardo por "necesidad que reservo a mi real ánimo". En ella ordenó
al conde de Aranda que la ejecute y lo hizo con el mayor sigilo en todos los dominios.
No contento con ello, Carlos III envió como embajador al Vaticano a José Moniño con
la misión de hacer lo imposible para que el Papa Clemente XIV firme la supresión y
extinción del Instituto, cosa que logró en 1773 (Breve…1773) (Fig. 5).

Fig. 5 Decreto de Carlos III sobre expulsión de los jesuitas. Documentos preparados por el conde de
Aranda sobre la ejecución y el Breve de Clemente XIV sobre la extinción del Instituto.

2- Los manuscritos de los jesuitas y su destino

Cuando los jesuitas fueron expulsados, gran parte de sus papeles fueron
remitidos a España, quedando archivados primeramente en el Colegio Imperial de San
Francisco Javier (luego de la expulsión denominado colegiata de San Isidro) en Madrid

5
y posteriormente en el Ministerio de Gracia y
Justicia, comúnmente llamado de Temporalidades
(Fig. 6). Otros permanecieron en Buenos Aires
(muchos en el AGN y archivos provinciales), otros
quedaron en poder de particulares que en algunos
casos fueron rescatados y otros se han perdido
definitivamente, encontrándose entre estos últimos
desde simples papeles de cuentas diarias hasta libros
inéditos, como los de Juan Pastor, Pedro Lozano,
Gaspar Juárez, entre otros.

Ahora bien, las detalladas Instrucciones que Fig. 6 Ministerio de Gracia y Justicia
compiló el conde de Aranda lo hizo en tres (o de Temporalidades) actual
Ministerio de Justicia de Madrid.
voluminosos tomos. En uno de ellos se expresa
claramente qué se debía hacer con la documentación y los libros secuestrados en cada
colegio, estancia, reducción y todo ámbito donde estuvieran los jesuitas
(Colección…1767, T.1: 77-78). Había que llevar todo lo recolectado a una habitación
bien custodiada y dividir los papeles por temas: 1) Títulos de pertenencia de inmuebles,
2) Fundación de Congregaciones, 3) Libros y cartas de procuradores, rectores y
provinciales, 4) Papeles de gobierno y disciplina interior, 5) Papeles que hablaran del
obispo Palafox y de las expulsiones de Francia y Portugal, como del Motín de
Esquilache, 6) Papeles políticos y satíricos, 7) Correspondencia privada y 8)
Correspondencia literaria.

Luego deberían remitir todo a Buenos Aires donde se confeccionaría un


inventario. Pero la orden que trasmitió el gobernador de Buenos Aires don Francisco de
Paula Bucarelli y Ursua, era que los que incautaban los manuscritos debían abstenerse
de su reconocimiento y enviárselos a él, quien tomaría a su cargo la tarea de revisarlos y
catalogarlos personalmente.

Pues esta orden parece ser que no se tomó al pie de la letra, pues por ejemplo en
Córdoba se encuentra en el Archivo Histórico de la Provincia un índice que realizó
Lorenzo González en 1771 3. Se titula “Inventario de libros de las Procuradurías, visitas
de provinciales, de las causas, de las estancias y otros documentos de índole contable de

3
Lo publica Aurelio TANODI. Guía de los Archivos de Córdoba, Universidad Nacional de Córdoba, 1968.

6
los jesuitas de Córdoba”, bautismos de esclavos, entre otros tantos que hacían alusión a
títulos de propiedad, por ejemplo de Santa Catalina, voluminoso tomo con escrituras y
mercedes que coincide en parte con el famoso archivo privado de la familia Frías 4.

Los papeles fueron trasladados al fuerte de Buenos Aires, quedando


desordenados y sin muchos cuidados. De la engorrosa y no fácil tarea de inspección
desistió Bucarelli y recién durante el gobierno de Vértiz se comisionó la confección de
un inventario que igualmente tardó varios años en realizarse y sólo en parte. Fue
entonces que se nombró a Martín de Olazabal y Marcos Riglos y con algunos
amanuenses para que realizaran la tarea. El primero se dedicó a hacer un índice de
sermones y pláticas del colegio de San Ignacio y Riglos formó un índice de los colegios
de San Ignacio y Belén, junto con la residencia de Montevideo; pero luego de un largo
tiempo dejó su trabajo, quedando sin ver los papeles de los colegios y residencias
restantes. Así fue que se nombró a Luis Zabala, quien en dos años hizo un somero
índice (Leonhardt, 1926) que finalmente concluyó el abogado Juan Manuel de
Lavardén 5, quien escribió 400 fojas dando cuenta de todos los papeles recolectados.

En 1788 llegó la orden de España de remitir los papeles al Presidente de la Real


Audiencia de Cádiz. Se cumplió, pero muchos documentos permanecieron en Buenos
Aires. Mientras la Junta de Temporalidades produjo innumerables fojas de inventarios,
mensuras, administración y ventas de los bienes.

De tal forma, hoy vamos a encontrar una variedad importante de documentación,


que para una clasificación simple situaremos en tres grandes grupos 1) La secuestrada a
los jesuitas 1604-1767, 2) La producida por la Junta de Temporalidades (1767-1810), y

4
Por ejemplo sobre los libros contables que menciona González, aparentemente los tuvo en su poder
Mons. Pablo Cabrera hacia 1921 y posteriormente pasaron al desaparecido Archivo de los jesuitas de San
Miguel. Pero al morir el P. Furlong todo el acervo fue desmembrado y en 1974 fueron donados al Museo
jesuítico de Alta Gracia. Aunque sabemos que uno que menciona González, se perdió, titulado Razón de
los gastos pertenecientes a la estancia de Alta Gracia, en mantener los esclavos, año 1754. En cuanto a
las cuentas de las estancias, en el Archivo General de la Nación existe un libro titulado “Libro de Cuentas
Corrientes de las estancias y haciendas que tiene este Collegio de Cordova de Tucuman, lo que rinden y se
gasta con ellas desde mayo de 1695...”, pero es sólo una carátula con tres o cuatro folios que incluso no se
inscriben en el inventario de Lorenzo González. En el fondo documental del desaparecido Instituto de
Estudios Americanistas que era la colección de Mons. Cabrera, también hay algo de aquel inventario de
González como el Libro de ornamentos y alhajas de la Capilla de San Ignacio de los Ejercicios, el Libro
de gastos comunes del Oficio de provincia, además de muchos otros papeles que tratan sobre deslindes,
escrituras, pleitos y sobre todo los referentes a las Temporalidades y propietarios posteriores de los bienes
jesuíticos (PAGE, 1999.)
5
Padre de Manuel José, el también abogado pero dramaturgo y periodista rioplatense autor de “Odas del
Paraná” (Gutiérrez, 1860: 145-148).

7
3) Cartas, relaciones y documentos de los jesuitas en el exilio (1767-1830) (Page,
1999).

En cuanto a la producción literaria de los jesuitas en el exilio fue notable. Basta


citar los libros que lentamente se fueron publicando, como la Historia de la Conquista
del Paraguay de José Guevara en 1882, la Historia de los abipones de Martín
Dobrizhoffer, publicada en alemán en 1784 y recién en castellano en 1967, las varias
biografías de José Manuel Peramás publicadas en latín en 1793, la Historia del
Paraguay de Domingo Muriel, que era una traducción del francés de Charlevoix más el
agregado de los años que le tocó ser testigo (1779-1916), la biografía de Muriel escrita
por Francisco Miranda y publicada recién en 1916 y la conocida obra de Florián
Paucke, publicada una parte en su idioma de origen en 1829, y completa en castellano
en 1944 con sucesivas ediciones (Maeder, 1987, pp. 143-163).

Pero muchas obras quedaron inéditas por sólo nombrar algunas, citaremos la
Relación de Cuyo de Juan Pastor (1580-1658), gran parte del Paraguay Católico de
Sánchez Labrador (1717-1798), la Breve noticia de la florida cristiandad de Jaime
Oliver (1733-1813), los Usos y costumbres de las doctrinas de Andrés de Rada (1601-
1672), la Relación de abipones de Pedro de Orduña (1629-1700) y la Relación del
Chaco de Cipriano de Calatayud (1632-1693), entre muchas otras que incluyen variados
géneros literarios (Fig. 7).

Fig. 7 Usos y costumbres de las doctrinas del P. Rada, Relación de Cuyo del P. Pastor, Paraguay Católico
del P. Sánchez Labrador y Relación del Chaco del P. Calatayud (ARSI)

3- Coleccionistas que recuperaron parte de los documentos

Si bien mucho material documental quedó en nuestro país, la dispersión fue


notable, aunque no podemos obviar dos colecciones de numerosas piezas que también

8
se encuentran en el extranjero, amén de lo producido por los jesuitas en el exilio, como
dijimos, esparcido por toda Europa y cuyo volumen duplica las mismas 6.

Nos referimos a las colecciones que recuperaron Pedro de Angelis (Nápoles,


1784- Buenos Aires, 1859) (Fig. 8) y Francisco Javier Bravo (Pontevedra, 1825-
Buenos Aires, 1913) (Fig. 9). El primero compiló y
publicó por primera vez una serie de seis tomos
aparecidos entre 1836 y 1837 7. Entre ellos el tomo
segundo de la descripción del río Paraguay que
escribió el P. José Quiroga y la descripción de la
Patagonia de Tomás Falkner.

Este notable trabajo le valió un considerable


prestigio en América y Europa, pero poco fue tenido
en cuenta en nuestro país, al punto que la codiciada
colección se llegó a vender al peso como papel para Fig. 8 Pedro de Angelis (Nápoles,
envolver. Lo que llegó a publicar sólo era una pequeña 1784- Buenos Aires, 1859).

parte de su inmensa colección de documentos.


Acuciado por la pobreza, de Angelis ofreció sus libros
y documentos a Urquiza, pero las penurias económicas
de la Confederación impidieron que se concretara la
operación y finalmente, a instancias de Andrés Lamas,
la adquisición la materializó el gobierno de Brasil,
quedando los libros y documentos depositados
actualmente en la Biblioteca Nacional de Brasil en Río
de Janeiro. Cuando de Angelis quiso consultar
Fig. 9 Francisco Javier Bravo
aquellos papeles para continuar la publicación, la (Pontevedra, 1825- Buenos Aires,
1913).
biblioteca se los negó. En 1906 se fotografiaron

6
Por ejemplo en España podemos encontrar material sobre los antiguos jesuitas del Paraguay en
Simancas, Sevilla, Madrid, Granada, Salamanca y en el archivo de Loyola. En Alemania en Munich, en
Bélgica en Bruselas; en Italia, además del Archivo de la Compañía de Jesús en el Vicariato de Roma, en
casi todas las parroquias y el di Stato de Faenza, a donde estuvieron exiliados casi todos los jesuitas, en
localidades como Pesaro, Merano, Petronio, Cesena y Ravena.
7
La segunda edición es de la imprenta editorial de V. Colmegna, Buenos Aires, aparecida en 1900 y la
tercera en 9 tomos la publicó Plus Ultra entre 1969 y 1970 agregando la personalidad y obra del
compilador y prólogos y notas de Andrés M. Carretero. Hoy la podemos encontrar en la web de la
Biblioteca Virtual “Miguel de Cervantes”
http://bib.cervantesvirtual.com/servlet/FichaTituloSerieDeObra?id=17&portal=24

9
muchos de estos documentos y se depositaron en la Biblioteca Nacional, cuyo fondo
documental con los años pasó al Archivo General de la Nación y otros al Archivo del
Museo Mitre. Pero quedaron muchos documentos que en su momento no se les dio
importancia pero que indudablemente la tienen, como la Relación de Bernardo
Nusdorffer sobre lo acontecido en las misiones durante la mudanza de los siete pueblos,
de Gaspar Juárez la relación incompleta de lo sucedido en la expulsión y viaje a Europa
(Page, 2001), o la noticia necrológica del P. Lauro Núñez, entre otros.

Con respecto a la colección Bravo, desde el paso posterior por el Ministerio de


Temporalidades de España, poco se sabe de los documentos jesuíticos hasta que
aparecieron en poder de libreros revendedores de Madrid. Fue entonces cuando el
español, que residió gran parte de su vida en Buenos Aires, se encontró en Madrid con
la mayor cantidad de los documentos, que adquirió y posteriormente donó en parte, y en
1872 al Archivo Histórico Nacional, a la Real Academia de la Historia de España y al
Archivo jesuítico de Loyola. Muchos de ellos se refieren a escrituras, censos,
fundaciones, cartas de jesuitas, inventarios, cuentas y sobre todo los papeles de las
Temporalidades. Paralelamente Bravo concibe la idea de publicar parte de esos
documentos en tres volúmenes que aparecieron en 1872. La tarea editorial que prometía
ser significativa quedó trunca. Fue cuando el secretario de la embajada de Chile en
Francia, Carlos Morla Vicuña, tuvo conocimiento de las 13.000 piezas o expedientes de
la colección y le ofreció comprarlas, luego de que Bravo infructuosamente intentara
venderlas al gobierno argentino. Consumada la operación en 1876, Vicuña adquirió otro
cuerpo menor en algunas librerías de Madrid que pasaron a formar la colección más
importante e interesante de documentos jesuíticos de Latinoamérica. Consta de 729
volúmenes con 128.000 fojas que pasaron a prestigiar primero a la Biblioteca Nacional
en 1877 y luego al Archivo Nacional de Chile creado en 1925. La colección está
dividida en las secciones: Chile, Argentina, Colombia, Bolivia, Ecuador y Varios
países.

4- Los archivos jesuíticos en España

Como mencionamos más arriba, el español Bravo donó muchos documentos


jesuíticos a algunos archivos españoles. Pero el acervo de los mismos es mucho mayor,
sumándose otros repositorios, como principalmente la Biblioteca Nacional en Madrid y

10
el Archivo General de Indias en Sevilla. Pero vamos a detenernos en los archivos
jesuíticos, es decir privados, que conservan un interesante fondo documental y están
distribuidos en cuatro sitios que fueron las antiguas sedes de las cuatro provincias
españolas que había al momento de la expulsión 8. Ellos son los archivos ubicados en
Loyola, Barcelona, Granada y Alcalá de Henares.

4.1-Archivo del Santuario de Loyola (Aspeitia)

El Santuario de Loyola es un complejo que encierra la casa-torre donde nació


San Ignacio en 1491 (Fig. 10). En torno a ella se halla la Iglesia Basílica circular,
flanqueada por dos grandes alas que suman 150 metros de longitud. El proyecto lo
realizó el arquitecto italiano Carlo Fontana (1634-1714), discípulo de Bernini, por
encargo del P. General de la Compañía, Juan Pablo Oliva (1664-1681). Pero fue recién
su sucesor el P. Carlos de Noyelle (1682-1686), quien ejecutó la grandiosa obra. El
complejo posee una importante
biblioteca con 150.000 volúmenes y un
Archivo Histórico relativo sobre todo a
documentación de la casa y linaje de
Oñaz y Loyola, y a la Compañía de Jesús
en España. Contiene, por ejemplo, los 63
volúmenes del diario manuscrito del P. Fig. 10 Santuario de Loyola.
Manuel Luengo sobre la expulsión de los
jesuitas de los dominios de España, aunque no faltan en él importantes documentos
relativos a la historia civil española de los siglos XV, XVI y XVII. Pero también cuenta
con una sección relativa a documentos de África, América, Asia y Oceanía. Dentro de
nuestro continente, posee varios documentos sobre Argentina, Paraguay, Bolivia, Brasil
y Chile, es decir el territorio de nuestra antigua provincia jesuítica. Los fondos están en
vías de digitalización y posee un catálogo donde encontramos importantes documentos,
como textos de Francisco Javier Miranda, entre los que se encuentra uno sobre la
expulsión de los novicios de Córdoba. También hallamos un manuscrito del P. Gaspar

8
La provincia jesuítica de España la creó San Ignacio en 1547, nombrando provincial al Padre Antonio
Araoz. Al designar como visitador al Padre Nadal en 1554, San Ignacio le encomendó que divida la
provincia en tres, con los nombres de Aragón, Andalucía y Castilla la Vieja-Reino de Toledo. Otra visita
del Padre Nadal concluyó en una nueva reestructuración en 1562, quedando establecidas las provincias de
Aragón, Andalucía, Castilla y Toledo.

11
Juárez sobre la vida del novicio Clemente Baigorrí.
Documentos que nos permitieron, junto con otros,
escribir sobre los ajetreados días de aquellos jóvenes
(Page, 2010). Hallamos un curioso, por ser único,
Menologio 9 del Paraguay, textos del humanista Domingo
Muriel sobre los efectos de la expulsión, el original del P.
Cardiel sobre la relación de las misiones, del P. Juan de
Escandón sobre el Tratado de Límites, de Juan Pedro
Andreu el manuscrito de la vida del P. Ugalde, cartas de
José Guevara y algunos anónimos como el que hace
Fig. 11 Relación del P.
referencia cronológica de las fundaciones jesuíticas y Miranda sobre la expulsión de
los novicios.
algunos mapas de la provincia del Paraguay.

También en este archivo donde se encuentra -


como dijimos una nutrida biblioteca- se halla un curioso
ejemplar del libro de Bernardo Ibáñez de Echavarri
“Regno Jesuítico del Paraguay dimostrato co´documenti
piu classuci de´medesimi Padri Della Compagnia, I quali
confessano e mostrano ad evidenza la Regia Sovranira
del R.P. Generale con independenza e con odio verso La
Spagna. Anno 1760. In Lisboa nella Stamperia Reale.
Fig. 12 Menologio del
1770”. El manuscrito de este jesuita vasco que estuvo en Paraguay.
el Paraguay y renunció al Instituto regresando a España,
lo encontramos en la biblioteca San Estanislao, de la residencia y colegio jesuítico de
Salamanca.

4.2- Archivo de la Provincia Jesuítica de Cataluña (Barcelona)

El P. Furlong que recorrió todos estos archivos, lo menciona como Archivo de


Sant Ignasi-Sarrià en Barcelona (Fig. 13). Pues se refería al edificio construido en 1895
que cerró sus puertas como colegio en 1915 para ser destinado a Colegio Máximo.
Volvieron a compartir las aulas en 1927, aunque posteriormente, durante la II

9
El Menologio es una colección de textos hagiográficos, es decir biografías de santos, mártires y
sacerdotes ilustres de la Iglesia.

12
República, los jesuitas fueron
expulsados en 1939 y se les incautaron
todos sus bienes. Ciertamente cuando
Furlong hizo su viaje a Europa se
encontraba en aquel domicilio jesuítico,
ubicado en las afueras de la ciudad
catalana. Pero con la Guerra Civil
Española, la documentación pasó a
L'escola Jesuites de Casp. Los efectos Fig. 13 Archivo Historic S.I. de Catalunya en la
L'escola Jesuites de Casp.
de esa conflagración, hizo que se
extraviaran muchos documentos. Así por ejemplo en 1939 y entre otros textos, se perdió
una extensa descripción de la expulsión del P. Vicente Olcina 10, hermano del misionero
del Chaco Luis Olcina, a quien la expulsión lo sorprendió en la reducción de San Juan
Bautista de Isistines.

Ahora bien, el “ARXIU Historic S.I. de Catalunya” tienen 12 secciones. Una de


ellas es “Missions” que contiene un legajo de Ecuador, uno del Chaco, seis de Paraguay,
cuatro de Perú y seis de Chile. Nos interesan en particular el legajo del Chaco y los de
Paraguay. El del Chaco, titulado “Misiones del Gran Chaco Argentino” (ACMI 02) está
encuadernado y foliado en 474 páginas con un índice al comienzo. Se inicia con unos
borradores del P. Camaño con los que trataba de hacer un amplio compendio de la
historia misional chaqueña. Para ello solicitó informes a sus compañeros los PP.
Andreu, Castro, Borrego, Jolís y Arto que le remitieron sus escritos y se adjuntaron en
el mismo legajo. De tal forma que dan a conocer los
pueblos que habitaban el Chaco, sus costumbres,
lenguas y geografía. Se habla de los calchaquíes,
paraguás y extensamente de los mocovíes, de sus
costumbres y la conversión, especialmente de cada
reducción. También sobre los chiriguanos, pasaines y
atalayas. Y concluye con un catálogo biográfico de
catorce jesuitas mártires del Chaco.
Fig 14 Legajos correspondientes al
Entre los legajos sobre el Paraguay (Fig. 14) se Paraguay en el ARXIU.

10
Gran parte de ese diario quedó expuesto en el trabajo que sobre el P. Pignatelli realizó NONELL, 1893.
Allí transcribe fragmentos del diario del P. Vicente. (DOMÍNGUEZ MOLTÓ, 1984).

13
encuentran: uno sobre chiquitos, otro que es una copia del catálogo del P. González que
se encuentra en Roma, otro sobre líneas divisorias y viaje del P. Quiroga a Brasil,
Mainás y Chile, otro sobre Pica, Tarija, chiquitos y mojos, y finalmente los dos que nos
interesan en particular. El titulado “Paraguay antes y después de la expulsión” (ACMI
06), es un tomo encuadernado íntegramente con copias de documentos desde 1701 hasta
un extenso cuerpo documental sobre el incendio del colegio de San Ignacio de Buenos
Aires ocurrido en 1875. El otro se titula “Notas, cartas y noticias antiguas de Paraguay y
Chaco (ACMI 03). Se encuentra encuadernado y foliado en 82 páginas, posee un índice
manuscrito de los documentos. Comienza con un texto del P. Guevara, siguen tres de
Juan de Escandón, una relación del naufragio de 1758, cartas desde Loreto en lengua
guaraní, traducidas y fechadas en 1766, cartas de novicios, una anónima e incompleta
relación sobre la reducción de San José de vilelas, un texto de Cardiel titulado “los
jesuitas y las misiones del Paraguay”, cartas de los PP. Robles, Borrego, etc.

4.3- Archivo de la Provincia de Toledo de la Compañía de Jesús (Alcalá de


Henares)

En 1620 se inició la iglesia y el colegio jesuítico de Alcalá (hoy Facultad de


Derecho) de la provincia de Castilla. Después de la expulsión de 1767 y tras el breve
regreso de los jesuitas (1827-1835) lo hicieron definitivamente en 1953 creando su
actual colegio (primario y secundario) y dos años después una Facultad de Filosofía
para jesuitas. En 1972 se instaló en este edificio el archivo, que cuenta con más de dos
mil legajos. Posee un índice, que fue cedido por el archivo a la Dra. Martínez Martín
que publicó en 1991 la sección referida al
Paraguay y que fue ampliado años después en
dos publicaciones bajo la dirección de Manuel
Casado Arboniés y un equipo de investigadores
de la Universidad de Alcalá en 1993 y 1994.

Sobre el Paraguay hay dos gruesos


legajos (E2 86 y E2 87) (Fig. 15). En el primero
encontramos cartas del provincial Barreda y
abundante documentación sobre el Tratado de
Fig. 15 Legajos del Archivo de la provincia
Límites de 1750, textos sobre las misiones de de Toledo pertenecientes al Paraguay

14
Córdoba de Ladislao Orosz y la carta-relación de las misiones de Cardiel a Calatayud,
publicada por Furlong (1953: 115-213). Siguen documentos de la restauración del
Instituto en Argentina desde 1837.

El otro legajo contiene cartas desde 1628 con la relación de las trágicas muertes
de los mártires del Caaró del P. Boroa, textos del P. Diego de Alfaro de 1637 y la
relación de viaje del P. Viana de 1642 que publicamos en 2008, además de varias cartas
de Ruiz de Montoya e incluso del P. Diego de Torres. Pero hay también numerosas
cartas de los PP. Barreda, Lorenzana, José Rodríguez, Nicolás Patrón, Espinosa,
Cardiel, Viana, Nicolás García, Laguarda y Rada. Aquí se encuentran cartas de obispos
como Cárdenas y las famosas “cartas pastorales” del obispo Abad Illana con los
correspondientes textos del P. Miranda refutándolas. Se encuentra una relación de los
itatines del P. Zurbano. Hay biografías como la del martirio del P. Romero escrita por el
H. Mateo Fernández y hasta una copia manuscrita del Menologio del P. Bernardo de
Monzón de 1685, además de referencias a la fábula de Nicolás I, el diario de la
expulsión del colegio de Asunción, posiblemente del P. Iturri y varias Cartas Anuas
entre 1638 y 1668.

4.4- Archivo de la Provincia Jesuítica de Andalucía (Granada)

Este repositorio es dirigido por el P. Joaquín María Domínguez, autor con


Charles E. O´Neill, de la monumental obra “Diccionario Histórico de la Compañía de
Jesús. Biográfico-temático”, publicado en cuatro tomos en 2001 por la Universidad
Pontificia de Comillas. Los jesuitas en Granada ubicaron su colegio e iglesia en el
centro de la ciudad, pero al regresar después de la expulsión fueron ubicados en 1894 en
las inmediaciones del antiguo monasterio de los cartujos donde instalaron su noviciado.
De allí que también Furlong, al referirse a este archivo, mencione: Archivo de la
Cartuja. Pero en la década de 1970 el edificio jesuítico fue adquirido por la Universidad
para demolerlo, pero el gobierno español intervino, declarándolo Monumento Histórico
(1983) y se les construyó una residencia en las inmediaciones, que cuenta con tres pisos
de biblioteca.

A este archivo me llevó la necesidad de cotejar el texto original del diario de la


expulsión de Peramás con la versión de Furlong. Diario que por otra parte posee dos
versiones: una latina en Roma y otra castellana aquí en Granada (Fig. 16). El resultado

15
Fig. 16 Original del Diario del destierro del P. Peramás.

fue que Furlong lo transcribió casi textual, sólo faltan algunos pequeños detalles, que no
hacen al contenido del escrito del catalán. Pero me manifestó el P. Domínguez, mientras
me hacía recorrer los tres pisos de la increíble biblioteca, que en este lugar había
residido el P. Pablo Pastells y que se encuentran todas sus fichas, con lo que se
comprueba que los nueve tomos publicados (junto con el P. Mateos)11 sólo son una
parte de todo lo que había recolectado. Revolviendo esas fichas encontré otro
excepcional relato sobre la expulsión que escribió el P. Roca desde el colegio de Belén
en Buenos Aires. Las fichas contenían arriba a la derecha la signatura del Archivo de
Indias. Así que partí a Sevilla en busca del documento, pero después de largos días y
una generosa ayuda por parte de los archiveros, no pude encontrar el texto completo que
parcialmente vimos que había transcripto Pastells. Y trabajando un poco más en el
Archivo de Indias comprobamos que efectivamente hay muchísimos documentos más
de los publicados por el imbatible Pastells en su monumental obra y que no están
catalogados. Pues acá nos viene a la reflexión y memoria todos aquellos innumerables

11
En la Colección de documentos sobre la historia de la Compañía de Jesús, Pastells publicó una síntesis
de miles de documentos que clasificó del Archivo General de Indias en Sevilla. Los cinco primeros tomos
que resumen material ubicado entre 1568 y 1715, fueron publicados en Madrid entre 1912 y 1933. Luego
de su fallecimiento, el P. Francisco Mateo publicó una selección de las fichas de Pastells en otros cuatro
tomos, que abarcan el periodo 1715 y 1768, impresos también en Madrid entre los años 1946 y 1949.

16
documentos que se perdieron para siempre o los que posiblemente yacen en alguna
biblioteca de un convento italiano, dejado por algún jesuita expulso. De todo esto nace
esta fascinante tarea por el descubrimiento histórico del que estamos aferrados a
entregarnos de por vida.

Bibliografía

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estrañamiento y ocupación de temporalidades de los regulares de la Compañía que
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19
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