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suposición
Andrés Bello: The own body as supposition
ANDREA MARTÍNEZ MORALES
Universidad de Salamanca
RESUMEN
El presente artículo pretende mostrar cómo en la filosofía de Andrés Bello puede llegar
a comprenderse el cuerpo como suposición y como una entidad propuesta con anterioridad
empírica que hace posible la comprensión del dinamismo de la propia realidad y a la vez la
coexistencia de los fenómenos en el mundo. Además, el papel de medium ejercido por esta
corporalidad permitiría dar cuenta de la referencialidad en la relación mundo-mente. Todo ello
enmarcado bajo una posible deriva fenomenalista lingüística del propio autor a través de la
defensa del juicio como aquél que actúa como referencia del significado de la propia sensación
para poder dar validez y existencia a las propias percepciones e ideas.
PALABRAS CLAVE
PERCEPCIÓN, SENSIBILIDAD, CORPORALIDAD, BELLO, CONCIENCIA
ABSTRACT
This article aims to show how in Andrés Bello’s philosophy the body can be understood as
a supposition and as an entity proposed with empirical anteriority that makes it possible to
understand the dynamism of reality itself and at the same time the coexistence of phenomena in
the world. Moreover, the role of medium exercised by this corporeality would make it possible
to account for the referentiality in the world-mind relationship. All of this is framed under
a possible linguistic phenomenalist derivation of the author himself through the defence of
judgement as that which acts as a reference of the meaning of sensation itself in order to give
validity and existence to one’s own perceptions and ideas.
KEYWORDS
PERCEPTION, SENSITIVITY, CORPOREALITTY, BELLO, CONSCIENCE
© Contrastes. Revista Internacional de Filosofía, vol. XXVII Nº3 (2022), pp. 23-39. ISSN: 1136-4076
Departamento de Filosofía, Universidad de Málaga, Facultad de Filosofía y Letras
Campus de Teatinos, E-29071 Málaga (España)
24 ADNREA MARTÍNEZ MORALES
I. Introducción
En este artículo intentaremos dar cuenta de la posible comprensión y
expresión de la corporalidad propia del sujeto propuesta como suposición,
como aquello que se me presenta con una anterioridad empírica. Esta posible
asimilación se debe a la concepción de esta figura como una figura soberana,
en el sentido de que ella misma se halla articulada y vinculada a todas las cosas
y cuerpos que aparecen en el mundo; así como al alma, antes de que se tomara
conciencia de ello. Gracias a ella percibimos, sentimos cómo un objeto está
delante o detrás de mí, a saber, nos ayuda a percibir el mundo desde una loca-
lización que resulta objetivable. Asimismo, por otra parte, intentaremos poner
de manifiesto cómo el modelo ascendente del conocimiento de la realidad halla
su pivote en la propia corporalidad puesto que desde ella retomaremos y com-
prenderemos cualquier explicación perceptiva. Esto es, gracias a la corporalidad
propia del sujeto podemos llegar al conocimiento de la realidad y esclarecer
la causa de las sensaciones: cómo un agente material puede afectarnos dentro
del marco perceptivo. Todo ello enmarcado bajo una interpretación fenomena-
lista lingüística del propio planteamiento de Bello en torno a la comprensión,
expresión y papel de la facultad judicativa comprendida como tercera salida
a los dos planteamientos lingüísticos-perceptuales propuestos anteriormente
por Berkeley y Thomas Reid.
Andrés Bello es un filósofo venezolano del siglo XVIII,1 quién desarrolló
en castellano una filosofía que bien ha podido ser considerada una variante
—y fuente directa—del empirismo inglés pues como expresa José Gaos en la
Introducción de la Filosofía del entendimiento: «Si Bello hubiera sido escocés
o francés, su nombre figuraría en las Historias de la Filosofía universal como
uno más en pie de igualdad con los de Dugald Steward o Brown […] si es que
no con los de Reid y Cousin» (Gaos, 2006, p.XXXXIII). Su pensamiento se vio
claramente influenciado —gracias a su estancia de casi 20 años en Inglaterra—
por la filosofía de Berkeley, T. Reid y V. Cousin. La recepción que el propio
autor elabora en la Filosofía del entendimiento de este último será relevante
para poder sustentar y explicar unos de los puntos sobre los que girará nuestra
interpretación de la corporalidad entendida como suposición que hace posible
una percepción y comprensión de la realidad.
1 La filosofía de Andrés Bello tuvo un gran impacto como se puede apreciar en las palabras
de Raúl Agudo Freytes sobre la influencia de Bello en la filosofía chilena: «la filosofía se ense-
ñaba en los establecimientos de la colonia, de acuerdo a los métodos escolásticos. Se fundaba
principalmente en el desarrollado en la época medieval. Cualquier otra manifestación en este
sentido, era enérgicamente reprimida por las autoridades eclesiásticas a través de la censura que
impedía la ilustración extraoficial. A. Bello, tócole, sin embargo, elaborar un trabajo de filosofía
científica de acuerdo con los grandes adelantos de la época» (Freytes, 1981, p. 71).
2 Tesis que bien podría considerarse como pionera del ámbito y del análisis fenomeno-
lógico que posteriormente elaboraría Edmund Husserl sobre la noción de «constitución», pues
para este autor la constitución de la propia realidad material—así como de la realidad anímica
(aquella que tiene que ver con el ánimo del individuo)—se lleva a cabo a través del cuerpo. En
suma: todo esto tendría que ver y daría cuenta de la cuestión de dar significado y establecer a
un objeto en la conciencia. Cf. Husserl, 1997, p. 185 §36.
3 No hay que olvidar, por tanto, el apunte que realiza Bello en su Apéndice del capítulo
4, cuando advierte de la diferencia que existe entre los actos de la conciencia y los actos que
pertenecen a los sentidos externo e internos: «La conciencia intuye, contempla inmediata y
directamente su objeto, los sentidos simbolizan, por medio de las sensaciones que intuimos,
causas remotas, frecuentemente desconocidas» (Bello, 2006, p. 166).
4 Por «facultad» Bello entiende aquella «posibilidad de ejecutar un acto» (Bello, 2006,
p. 108).
5 Asimismo, el autor también propone esta explicación y conocimiento por analogía me-
diante la suma 2+2=4, la cual sólo podremos juzgarla si separadamente conocemos el número
dos y el número 4, lo que no sabríamos es la suma de ambos, la cual sólo podremos acercarnos a
ella a través de la experiencia. Este mismo ejemplo expuesto por Bello es similar a la propuesta
kantiana sobre el mismo tema, aunque sea, en otros términos, puesto que Kant remite que la
suma de 7+5=12 sólo se puede comprender mediante o a través de la experiencia, de contar con
los dedos de una mano. Cf. Kant, 2013, p.52 A9 B15.
6 Es en ese mismo acto de concebir y afirmar la relación de identidad del objeto con el
sujeto, entre el yo que experimenta una modificación y el yo que tiene la intuición de ella, donde
entra en escena y se pro-pone la noción de juicio. Otro elemento aquí que cabe señalar sería los
dos aspectos que toma la conciencia en este contexto: aspecto pasivo cuando refleja la modifica-
ción del objeto, aspecto activo cuando concibe y afirma la relación entre el ser que experimenta
la modificación del objeto y el sujeto de la conciencia que la refleja.
7 «En el juicio en que se nos revela el yo —dice Mr. Cousin— hay dos cosas, la modificación
y la sustancia: y la primera nos da inmediatamente la segunda: prodigiosa lógica, pues ordina-
riamente para percibir una relación, necesitamos de dos términos, mientras, en el caso presente,
el término que vemos nos da el que no vemos y la relación que los une» (Bello, 2006, p. 132).
8 Tal y como es concebido por Bello este modo de existir de la sustancia podemos esta-
blecer un cierto paralelismo con el planteamiento kantiano al respecto puesto que éste afirmaba
que los propios accidentes son los modos de existir de la sustancia, tal y como relata en su
primera analogía en las Analogías de la experiencia, en la cual afirmaba que lo único absoluto
era la materialidad transcendental puesto que es concebida como fuente de los fenómenos y se
constituye en relación con el sentido externo. Asimismo, esta materialidad sería el sustrato último
de todo cambio en el espacio-tiempo pues la materia—la energía para la física actual—ni se
crea ni se destruye, sólo se transforma y aseguraría la unidad experiencial. Pues tanto un tiempo
como un espacio “vacíos” serían imperceptibles y romperían dicha unidad. «El sustrato de todo
lo real, es decir, lo perteneciente a la existencia de las cosas, es la sustancia: cuanto pertenece a
la existencia sólo puede ser pensado como determinación de la sustancia» (Kant, 2013, p. 216
A182 B225). Esta misma sustancia dada por sus accidentes se podría deducir que podría ser la
corporalidad misma puesto que está sujeta al cambio y a la permanencia.
9 «Una mano en la cabeza, mas, en este caso nuestra mano ejerce sobre la cabeza el mismo
género de acción que un cuerpo extraño cualquiera, y no veríamos en esta acción un modo de ser
propio de un cuerpo viviente, sino un modo de ser de aquellos que pertenecen indistintamente
a los cuerpos vivientes y a los que no lo son: como el color, la tactilidad, la extensión, etcétera»
(Bello, 2006, p. 118).
10 «Hay sustancias espirituales, mentes o almas humanas que suscitarán o que suscitan ideas
dentro de sí, según les place. Pero estas ideas son vagas, débiles e inestables si se las compara
con otras que son percibidas por el sentido y que, al estar impresas en nosotros según ciertas
leyes o reglas naturales, están diciéndonos que somn efecto de una mente más poderosa y sabia
que los espíritus humanos. Si dice que estas últimas tienen más realidad que las primeras; y con
ello quiere significarse que son más capaces de suscitar sentimientos […] y que nos son ficciones
que la mente percibe» (Berkeley, 1992, pp.75-76). También Cf. Berkeley, 1996, p. 125 puesto
que aquí expresa cómo los propios sentidos son fuente y prueba de la realidad de las propias
cosas, no hay ninguna realidad extramental que se sitúe detrás de la realidad de las propias cosas.
11 Lo que no existiría para Berkeley es lo que se llama sustancia material puesto que tal y
como dice en el contexto filosófico hay dos acepciones para denominar y describir esta sustan-
cia, «si es tomada en su sentido vulgar, como una combinación de cualidades sensibles como la
extensión, solidez, peso y demás, no podría acusársenos de estar eliminándola. Pero si es tomada
en un sentido filosófico, es decir, como algo que da soporte a accidentes o a cualidades fuera de
la mente, entonces sí reconozco que estamos eliminándola» (Berkeley, 1992, p.76).
12 «Esfuerzo» es una palabra general que abraza tantos modos y especies particulares,
cuántos son los músculos movidos y los varios movimientos de cada músculo. A todas estas
variedades de afección orgánica corresponden variedades de afección en el alma, por medio de las
cuales percibimos los varios modos de extraposición, es decir, los varios respectos de situación
que puede haber entre dos puntos táctiles, y que sabemos expresar diciendo que el uno está encima
o debajo del otro, a la derecha o a la izquierda, detrás o delante, etc. Extraposición es un género
de que las situaciones recíprocas de los puntos extrapuestos son especies» (Bello, 2006, p. 269).
13 La explicación que da el propio autor sobre el cómo se lleva a cabo el reconocimiento
del cuerpo y su explicación —que es a partir de las sensaciones dobles— nos recuerda a la tesis
fenomenológica expuesta tanto por Husserl como Merleau-Ponty —aunque más unida a la
explicación de este último— de la reflexividad del sentir, gracias a que siento mi mano encima
de otra, gracias a la reciprocidad de las sensaciones que hallo en ese acto, gracias a esa especie
de enmarañamiento entre lo objetivo y lo subjetivo, podré afirmar que me siento sintiendo, que
puedo elaborar un re-conocimiento de mi propia corporalidad. Cf. Husserl, 2005, 184-187;
Merleau-Ponty, 2010, 772.
14 Bello da esta connotación a las nociones de sentir y sensación para que su propia filosofía
no pueda ser confundida ni comparada con la escuela sensualista puesto que el significado que este
autor les otorga es mucho menos extenso que el entregado por esta última. Cf. Bello, 2006, 165.
las diferentes escuelas» (Bello, 2006, p. 137). Aunque el alma tenga un papel
activo en esta referencia, no la constituirá, no será el elemento principal de
la dirección de ajuste mundo-mente, sino que será el ámbito judicativo el que
pone de manifiesto que lo objetos directos de la percepción no son los objetos
físicos, sino la referencia dada.
Dado este planteamiento, la corporalidad se vuelve un elemento necesario
en la representación, por parte del alma, del mundo exterior y en el estableci-
miento por parte del juicio de toda referencia entre el objeto y la sensación que
ella produce en sí misma puesto que la corporalidad permite hacerse presente
al alma, es una «suposición» que hace posible esa referencia del mundo al
alma. Hay, por tanto, en este planteamiento, una necesidad epistemológica del
conocimiento de nuestro propio cuerpo, antes de que nosotros mismos tuviéra-
mos conciencia de ello pues éste se puede comprender como una anterioridad
empírica. Nuestro cuerpo es aquél que es indivisible, una composición, dotado
de sensibilidad y conciencia que es capaz de sentir y ser sentido, lo que lo
diferenciaría de otros entes que sólo serían caracterizados por esta segunda
capacidad. Por ello, el yo sustancial se identificaría con la propia corporalidad,
permaneciendo en una relación recíproca y limitada con los demás fenómenos,
y teniendo experiencia de ellos en un tiempo y en un espacio objetivable.
VI. Reerencias bibliográficas
BELLO, A. 2006. Filosofía del entendimiento, México: Fondo de Cultura Económica
BERKELEY, G. 1992. Tratado sobre los principios del conocimiento humano, trad.
Carlos Mellizo, Madrid: Alianza.
BERKELEY, G. 1996. Tres diálogos entre Hilas y Filonús, trad. Gerardo López Sastre,
Madrid: Espasa Calpe.
FREYTES AGUDO, R. 1981. Andrés Bello: Maestro de América, Caracas: Casa de
Bello.
GAOS, J. (2006), «Introducción», en Bello, A., Filosofía del entendimiento, México:
Fondo de Cultura Económica, pp. 7-102.
HUSSERL E. 2005. Ideas relativas a una fenomenología pura y a una filosofía
fenomenológica. Libro segundo: Investigaciones fenomenológicas sobre la
constitución, trad. Antonio Zirión, México: Fondo de Cultura Económica.
KANT, I. 2013. Crítica de la razón pura, trad. Pedro Ribas, Madrid: Taurus.
MERLEAU-PONTY, M. 2010. Oeuvres, París: Gallimard.
OSORIO ROJAS, O. (1990), «Aproximaciones a la filosofía de Andrés Bello»,
Universitas Philosophica, 14, pp. 75-125.
REID, T. 2004. Investigación sobre la mente humana según los principios del sentido
común, trad. Ellen Duthie, Madrid: Trotta.
ROSALES SÁNCHEZ, J.J. (2019), «La teoría de la percepción en la Filosofía del
Entendimiento de Andrés Bello», Anales del Seminario de Historia de la Filosofía,
36 (1), pp. 127-145.
Líneas de Investigación:
Fenomenología´francesa, Merleau-Ponty, Fenomenología de la corporalidad,
Ontología, Teoría de la percepción
Publicaciones recientes:
(2021). «Merleau-Ponty: del primado de la percepción a una prioridad del mundo
percibido», Investigaciones fenomenológicas, 18, pp. 174-193.