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CARTA A Ami Hijo

El documento es una carta de un padre a su hijo Juan Pablo. Expresa que se sintió feliz cuando supo que iba a ser padre a pesar de que la madre de Juan Pablo no podía tener hijos. Menciona que Juan Pablo nació después de un parto difícil y que desde entonces se sintió orgulloso. Aunque reconoce que no le dio todo el tiempo que necesitaba, tiene la esperanza de que Juan Pablo sea alguien grande.
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CARTA A Ami Hijo

El documento es una carta de un padre a su hijo Juan Pablo. Expresa que se sintió feliz cuando supo que iba a ser padre a pesar de que la madre de Juan Pablo no podía tener hijos. Menciona que Juan Pablo nació después de un parto difícil y que desde entonces se sintió orgulloso. Aunque reconoce que no le dio todo el tiempo que necesitaba, tiene la esperanza de que Juan Pablo sea alguien grande.
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JUAN PABLO

Era un día como cualquiera, de trabajo y afanes en el que yo y la obra teníamos el tiempo
justo, en medio de esas tareas cotidianas tu bella mami, me da la hermosa noticia que vamos a
ser padres, luego reflexionamos del milagro que Dios hace dentro de tu mama, pues no podía
tener hijos, fíjate hijo desde tu inicio nos hiciste felices porque como te decimos eres un bello
milagro de Dios.
Naciste una noche luchando por no salir, pues a tu mama le toco batallar por tu salida, grande
y hermoso, todo el mundo tenía que ver con ese hermoso niño, nos sentíamos orgullosos y con
el deseo de luchar y sacarte adelante, nos hiciste más familia, nos uniste más a Dios. Gracias
hijo por existir y compartir tu vida con nosotros.
Crecías y nuestro amor contigo, ahora me arrepiento de no haberte dado el tiempo necesario
para compartir muchas de tus cosas, aun así sabíamos que ibas a ser alguien muy grande en
esta vida, y esperamos que siga siendo así,

Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de


jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.

Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por
el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.

Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te
despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.

Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando
en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado.

Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos; que parecía no
interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te
cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido.

Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.

A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no
parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí
a mi cuarto.

Al poco rato mi ira comenzó a apagarse.

Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una
caricia, pero no pude. Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación,
mostrarse sumiso y arrepentido?

Luego escuché unos golpecitos en la puerta. 'Adelante' ... dije, adivinando que eras tú. Abriste
muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.

Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir? ... ¿vienes a despedirte?

No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara,
aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.

Te abracé .... y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito.

Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.

Sentí que mi alma se quebrantaba.

'Hasta mañana papito' me dijiste.

¿Qué es lo que estaba haciendo?

¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?

Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a
mí y ciertamente no eras igual.

Tu tenias unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabias
demostrar amor.

¿Por qué me costaba tanto trabajo?,

¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?

¿Qué es lo que me estaba aburriendo?

Yo también fui niño.

¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?

Después de un rato entré a tu habitación y encendí con cuidado una lámpara.

Dormías profundamente.

Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto


indefenso como el de un bebé.

Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce.

No pude contener el sollozo y cerré los ojos.


Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste.

Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.

Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.

Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos
perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más
que a mi vida.

'Si lloras por haber perdido el Sol, entonces no podrás ver las estrellas'.

No se como funciona este asunto pero es real.

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