Síndrome de Desgaste Emocional Generalidades

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SÍNDROME DE DESGASTE EMOCIONAL

Introducción

El síndrome de Burnout (SB) o también conocido como síndrome de desgaste profesional,


síndrome de sobrecarga emocional, síndrome del quemado o síndrome de fatiga en el
trabajo fue declarado, en el año 2000, por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
como un factor de riesgo laboral, debido a su capacidad para afectar la calidad de vida,
salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida del individuo que lo sufre (1). Pero el
problema va más allá: un individuo con SB posiblemente dará un servicio deficiente a los
clientes, será inoperante en sus funciones o tendrá un promedio mayor a lo normal de
ausentismo, exponiendo a la organización a pérdidas económicas y fallos en la consecución
de metas (2).

Historia

El primer caso reportado de síndrome de desgaste profesional en la literatura fue hecho por
Graham Greens en 1961, en su artículo a burnout case” (3).

Luego, en 1974, el psiquiatra germano-estadounidense Herbert J. Freudenberger realizó la


primera conceptualización de este patología, a partir de observaciones que realizó mientras
laboraba en una clínica para toxicómanos en New York y notó que muchos de sus
compañeros del equipo de trabajo, luego de más de 10 años de trabajar, comenzaban a
sufrir pérdida progresiva de la energía, idealismo, empatía con los pacientes, además de
agotamiento, ansiedad, depresión y desmotivación con el trabajo (1).

En 1982, la psicóloga Cristina Maslach, de la Universidad de Berkeley, California y el


psicólogo Michael P. Leiter, de la Universidad de Acadia Scotia crearon el Maslach
Burnout Inventory (MBI) -que desde 1986 es el instrumento más importante en el
diagnóstico de esta patología- (4). Maslach en su descripción del síndrome, limitó el SB a
los profesionales que interactúan con personas en su quehacer laboral (3).
En 1988, Pines y Aronson atravesaron las fronteras establecidas por Maslach y plantean
que cualquier tipo de profesional puede padecerlo, aunque no brinde ayude a otras personas
(como los profesionales de la salud) (3).

Definición

A pesar de su reconocimiento como un factor de riesgo laboral por parte de la OMS y su


corriente diagnóstico por parte de médicos y profesionales de la salud mental, el Síndrome
del quemado no se describe en la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-10), ni
en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMIV) (5), ni se
incluyó en la nueva versión del Manual de la Asociación Estadounidense de Psicología
(DSM-V) (6) (7).

La definición más aceptada es la de C. Maslach, que lo describe como una forma


inadecuada de afrontar el estrés crónico, cuyos rasgos principales son el agotamiento
emocional, la despersonalización y la disminución del desempeño personal (1). P. Gil-
Monte lo define como: "una respuesta al estrés laboral crónico integrado por actitudes y
sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja y hacia el propio rol
profesional, así como por la vivencia de encontrarse agotado". Nótese que ambas
definiciones coinciden en apuntar que es una inadecuada respuesta al estrés crónico el
detonante de este padecimiento (8).

Epidemiología

Se han realizado múltiples estudios acerca de la prevalencia del síndrome del quemado, los
resultados en su mayoría no coinciden, por lo que se podría concluir que la prevalencia del
SB depende del ambiente donde se desarrolle el individuo y características propias del
mismo.

En Holanda, aproximadamente el 15% de la población trabajadora sufre de Burnout y se


estima las pérdidas por enfermedades relacionadas al estrés es de aproximadamente 1.7
billones de euros (9); siendo las ocupaciones donde se brindan servicios de salud donde los
individuos poseen más posibilidades de desarrollarlo: médicos, enfermeros, odontólogos y
psicólogos (1).

Algunos autores sugieren que el Burnout en los médicos se comienza a "cultivar" desde la
escuela de medicina:

Según un estudio realizado por Dyrbye et al, publicado en el 2010 en JAMA, entre los
estudiantes de medicina hasta un 49,6% pueden padecer síndrome de sobrecarga emocional
(10).

En el Hospital Universitario del Norte, en Colombia, se determinó la incidencia del


síndrome de fatiga en el trabajo entre los internos universitarios de medicina: 9.1% (3).

Un estudio realizado en Canadá, reportó una incidencia del SB hasta en un tercio de los
residentes de cualquier especialidad (11).

En Costa Rica se han realizado algunos estudios sobre la incidencia del síndrome de
sobrecarga emocional entre médicos: en el 2004 se determinó la incidencia del SB en la
población médica de la COOPESALUD R.L. (Clínica de Pavas), que está integrada por
médicos generales y especialistas, con una incidencia de 20% en la población, siendo el
sexo masculino y los trabajadores más jóvenes (entre 25-34 años) los más afectados, ambos
grupos en un 55.6%(12). En el 2009, Millán-González et al y Gamboa-Montero et al
corrieron dos estudios transversales y de cohorte, usando el MBI entre personal médico de
la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), el primero incluyó 121 sujetos que
cursaban primer y tercer año de anestesiología y recuperación, especialidades médicas y
quirúrgicas, ginecología y obstetricia, pediatría y psiquiatría, mientras que el segundo solo
incluyó médicos del Hospital de la Mujer

Adolfo Carit Eva (n=16, que incluyó ginecólogos, obstetras, miembros del equipo de
emergencias, neonatólogos y residentes). El primer estudio (Millán-González et al)
concluyó que el síndrome del quemado se presentaba en 72% de los entrevistados, sin
diferencias significativas entre género, estado civil, presencia de hijos, edad o tipo de
residencia, mientras que el segundo (Gamboa-Montero et al) documentó una incidencia de
23.5% (13) (14).

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