Entre El Cielo Y El Infierno
Entre El Cielo Y El Infierno
Entre El Cielo Y El Infierno
Y EL INFIERNO
ENTRE EL CIELO
Y EL INFIERNO
APUNTES DE UN DIARIO SOBRE
APARICIONES DE LAS ALMAS
DEL PURGATORIO
Revisado por el
Rvdo. SIMON WEISS
Consejero espiritual episcopal
9
BRUNO GRABINSKI
BRUNO GRABINSKI
1
Este libro que menciona Bruno Grabinski nunca salió en español. Su título
original es «Fegfeuer-Visionen der Margarete Schäffner von Gerlachsheim».
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ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Un Religioso: «... desde que lo leí ruego mucho más por las po-
bres almas».
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INTRODUCCIÓN
2
DR. ZHAN, El otro mundo, Schöningh, Paderborn, 1916, pág. 198.
13
BRUNO GRABINSKI
radas del Infierno, así como las almas pobres del Purgatorio, podrían
aparecerse a los vivos. Las almas del Purgatorio suelen presentarse
para solicitar que se ruegue por ellas, como nos lo demuestran infini-
dad de ejemplos.
3
DR. SCHNEIDER, La nueva fe de los espíritus, Schöningh, , 1913, pág. 534.
4
DR. SCHNEIDER, La otra vida, Schöningh, Paderborn, 1919, pág. 283.
5 H. BERLÍN, Editorial Pyramiden, 1923, pág. 13.
6 DR. GATTERER, El ocultismo científico y su relación con la filosofía , Rauch,
Instruck.
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ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
hasta cierto punto absurdo que para rebatir todo un mundo de apari-
ciones y hechos extraordinarios, que pueden ocurrir y ocurren en
efecto, se hable de mentira y autoengaño...; en la naturaleza misma
existen tantas cosas maravillosas, místicas, mágicas, ajenas al sentido
común, incomprensibles e inexplicables incluso para el investigador
de la naturaleza, que sería terrible locura querer clasificar todo ello,
sin diferenciación alguna, como sospechoso y reprobado».
7
DR. KLIMSCH-GRABINSKI, ¿Viven los muertos? ¿Han vuelto los difuntos?
Styrua, Graz, 1927, pág. 28 y sigs. Revisado y ampliado por el autor.
15
BRUNO GRABINSKI
Pero a pesar de lo que nos dicen los informes sobre las apariciones
que tuvieron lugar en los diferentes siglos, testimoniadas éstas por tes-
tigos oculares, continúa habiendo una «gran reserva y precaución» en
lo que a aparición de muertos se refiere. «Siempre se da la preferencia
a cualquier explicación natural posible, a condición de que ésta no
resulte absurda. Todos sabemos muy bien que es en este terreno
donde se han cometido los mayores errores»9.
8
DR. MALFATT, El alma humana y el ocultismo, Borgmeyer, pág. 139 y sigs.
9
DR. SCHNEIDER, La nueva fe en los espíritus, pág. 517.
16
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¿Si las almas son espíritus, cómo es posible que se les pueda ver?
10
P. H. FAURE, Los consuelos del Purgatorio, Kirchheim, 1893, pág. 260.
11 DR. ZAHN, Introducción a la mística cristiana, Schöningh, Paderborn,
1918, pág. 442.
12 DR. SCHANZ. Publicación trimestral sobre Teología, 1901, pág. 40.
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13
FAURE, Las consolaciones del Purgatorio, pág. 260.
14
DR. SCHNEIDER, La nueva fe en los espíritus, pág. 277.
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15
P. NOCK, Vida y obra de la bienaventurada Ana María Lindmayr, Pustet,
Regensburgo, págs. 159 y sigs.
16 El amigo de las pobres almas . De un Religioso de la Congregación de
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17
Obispo DR. KEPPLER, La predicación de las pobres almas, Herder, Fri-
burgo de Brisgovia, pág. 30
18 ABBÉ LOUVET, Descripción del Purgatorio de acuerdo con las manifesta-
ciones de los Santos. Imprenta de San Bonifacio, 1887, pág. 114. (N. de Gr.)
Puede verse la página 334. (N. A.)
19 DR. KEPPLER, La predicación de las pobres almas, pág. 64.
20
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Sucede, pues, que una cosa corporal quema aquello que es espi-
ritual; el fuego invisible produce un resplandor y dolor invisibles, y el
alma espiritual es atormentada por un fuego corporal»22.
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BRUNO GRABINSKI
23 En el libro ¿Viven los muertos? ¿Han venido los difuntos?, del DR.
KLIMSCH-GRABINSKI, cita un gran número de dichos fenómenos. (Editorial Sty-
ria; la moderna 9ª edición, en la Editorial O. Walter, Olten, 1949). (N. de Gr.)
Puede verse el relato de un hecho ocurrido en un Convento de Foligno,
Italia, donde se habla de una Religiosa difunta que se apareció a una compañera
suya para pedirle sufragios, y como prueba de su aparición, y para instrucción
nuestra, dejó una marca de fuego sobre una tabla de madera. Pág. 341. (N. A.)
22
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
San Agustín dice: «Lo mismo que en este mundo el alma está
unida con el cuerpo, a quien transmite la vida, así el alma separada
del cuerpo es atacada por el fuego, en tanto que éste la someta al
merecido castigo. Al fuego material, de acuerdo con su misma natu-
raleza, se le proporciona todo lo preciso para que el espíritu incorpó-
reo sea con él purificado; y como instrumento de la justicia divina
dispone de suficiente poder para poder retener al espíritu, y así, de
manera especial, poder constituir su propio tormento. Esto sucede de
manera maravillosa e inexplicable, pero no por ello menos cierta y
real»25.
24
Dial. IV, cap. XXIX.
25
De civ. Dei. Liber XX, cap. 3.
23
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26
DR. KATSCHTHALTER, Predicaciones. Cuaderno cuarto. Mittermüller,
Salzburgo, 1893, pág. 27.
27 Puede verse la visión completa en la pág. 313.
28 JOSÉ ACKERMANN, Consuelo de las pobres almas, Seyfried y Co. Múnich,
24
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Debemos, pues, suponer que las pobres almas pasan por una pu-
rificación graduada, esto es, de las regiones inferiores, en el caso de
que estuviesen en las mismas, van subiendo progresivamente a las
superiores, hasta llegado el momento de que sean dignas de la con-
templación de Dios.
29
SPIRAGO, Los sufrimientos y alegrías del Purgatorio, pág. 52.
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30
SPIRAGO, obra antes citada.
31
DR. KEPPLER, La predicación de las pobres almas, pág. 61.
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Las almas con figura de animal son almas «cuya pasión pecami-
nosa en la tierra les hace asemejarse más a los animales que a los
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ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
***
29
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Durante los años de 1921 a 1928, en una pequeña ciudad del Sur
de Alemania, por autorización misericordiosa de Dios, a un alma bie-
naventurada se le presentaron una serie de pobres almas, tanto cono-
cidas suyas como extrañas, a fin de solicitar su intercesión. Esta per-
sona35, por deseo expreso de su Director Espiritual, transcribió en
forma de Diario todo cuanto vio y vivió.
El Párroco escribe:
Nadie puede estar tan seguro como yo de que todo cuanto aquí
se narra ha ocurrido realmente. A la vidente la he tratado muy de
cerca durante los últimos doce años de su vida; día tras día me fue
informando de cuanto le sucedía. Siguiendo mi consejo, escribió este
Diario a fin de transcribir al mismo todo cuanto veía, claro que nunca
se le ocurrió la idea de publicarlo —cosa que yo tampoco pensaba
35
Eugenia von der Leyen. (N. A.)
30
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36
El Párroco Wieser, Sebastián Wieser, fue el Director Espiritual de la Prin-
cesa Eugenia, autora del Diario de que trata este libro. (N. A.)
37 El Prof. DR. SEITZ, entre otros muchos escritos, ha publicado la obra de
dos tomos Ocultismo, ciencia y religión (Editorial Dr. Franz A. Pfeiffer, Múnich).
Siendo, por tanto, el más indicado para dar una opinión de peso.
32
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Eclesiastés 11, 4-6.
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(...)40
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Por cuestión de espacio, he omitido los párrafos donde se excluye la po-
sibilidad de alucinaciones en la Princesa. Además creo que sobra.
39
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Muy bien podría decirse con el profesor doctor Seitz: «En resumi-
das cuentas, después de una crítica científica minuciosa, se puede sa-
car la conclusión de que estas apariciones de pobres almas pueden
considerarse, en su totalidad, como una revelación privada hecha a
una persona santa».
41
DR. ZAHN, Introducción a la mística cristiana, pág. 600.
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ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
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SEGUNDA PARTE
(PRÓLOGO E INTRODUCCIÓN DEL LIBRO
“MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS”)
PRÓLOGO
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Eugenia era la hija del tercer Príncipe von der Leyen, Fhilipp II
Franz Erwein, nacido el 14 de junio de 1819 en Waal, y muerto en
Waal el 24 de julio de 1882. La madre de Eugenia se llamaba
Adelheid von Thurn und Taxis, fallecida en 1888. Eugenia desciende,
por tanto, por línea materna, de la célebre familia real de los Thurn
und Taxis, que durante siglos estuvo a cargo de la administración de
la oficina de correos de Alemania.
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
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ARNOLD GUILLET
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
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ARNOLD GUILLET
Más tarde, Hitler llegó a ser su vecino, con motivo de sus visitas a
su «Nido de Águila», en Berchtesgaden. Hitler prohibió que se editase
o se leyese el Diario. Después de doce años, el reino milenario de
Hitler desapareció. Su lucha terminó cuando se suicidó en el búnker
de la cancillería en Berlín. El Diario de Eugenia, por el contrario, nos
ofrece nuevas esperanzas por el Reino de Dios, que nunca perecerá.
Las tierras del castillo colindan con la iglesia de Waal, la cual po-
see un espléndido y alto campanario, siendo una de las más bellas
iglesias neogóticas, debido, principalmente, a su interior equilibrado
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
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ARNOLD GUILLET
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
Eugenia von der Leyen tuvo que llevar una vida opresiva entre
dos mundos, tan pesada para su espíritu, como se podrá constatar a
lo largo de su Diario. Sólo el pequeño Príncipe heredero Wolfram y
los animales (gallinas, perros y gatos) de la casa vieron las apariciones,
nadie más. Y ella no debía hablar con nadie más que con su Director
Espiritual acerca de este asunto. Todo esto debió haber sido oscuro y
confuso para esta mujer: una invasión de lo sobrenatural posible sólo
por especial permiso de Dios; algo tan espantoso, que no puede com-
pararse con banalidades, como, por ejemplo, un simple programa de
televisión que nos permite ver un país desconocido. Lo que nosotros
experimentamos en nuestra vida terrena, queda siempre, más o me-
nos, en un plano superficial. El contacto con el Más Allá es algo mu-
cho más complejo; aquí debe intervenir Dios directamente, o de lo
contrario el hombre no sería capaz de soportar algo semejante.
Para terminar nuestra visita, que nos ocupó un día entero, la Prin-
cesa Ludovica nos llevó a ver a una anciana del lugar, la viuda del
profesor Josef Feistle, que conoció bien a la Princesa Eugenia. Nos
contó lo siguiente:
«La Princesa Eschi —todos la conocían por ese nombre— era una
mujer alta e imponente, muy piadosa y caritativa. Totalmente distinta
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
sabe que incluso las apariciones aprobadas por la Iglesia no son ar-
tículo de fe? Desde luego que lo sé. Pero, al respecto, en un artículo
de fe contenido en la Sagrada Escritura, se lee: «Aquellos que creen
serán acompañados de milagros» (Marcos 16, 17). Para los cristianos
es menester también escrutar los signos de los tiempos. Detrás del
signo, es oportuno poner atención en las cosas que subraya ese signo».
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
«Oh, es triste que se ayude tan poco a las pobres almas; cada
acción ofrecida por ellas, limosnas o actos de caridad, les aprovecha
inmediatamente; las hace muy felices, y es para ellas una gran bendi-
ción, como cuando una persona exhausta recibe un vaso de agua
fresca».
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PREÁMBULO
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MIS CONVERSACIONES CON LAS POBRES ALMAS
«Lo único que puedo hacer es adorar y amar... es como estar in-
mersa en lo celestial. Yo no quiero aquello; sin embargo mi alma es
invadida y arrebatada hacia un gozo inimaginable», escribe Eugenia.
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ARNOLD GUILLET
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TERCERA PARTE
(APUNTES DE UN DIARIO SOBRE APARICIONES
DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO)
Los titulares de las diferentes secciones del Diario, así como la com-
posición espaciada, provienen del editor que lo ha hecho así para
mayor claridad.
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
1921
La Religiosa
El 11 de septiembre, en el jardín.
42
Las Hermanas de Mallersdorfer (Franciscanas Pobres de la Sagrada Fa-
milia) son una Orden femenina extendida en toda Baviera.
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
70
1921
quieres de mí?» Me miró fijamente y, sin mover los labios, dijo: «No
envié veinte marcos para las misiones». No podría decir si le hice
señas con la cabeza de que yo lo haría o si de palabra le prometí
hacerlo; el momento era tan impresionante, que me encontraba fuera
de mí, pero lo que sí sé es que se alegró, pues de inmediato se acercó
a mí como si quisiera decirme algo. Pero al verla tan cerca experi-
menté un miedo tan terrible que de nuevo la rocié con agua bendita,
con lo cual ella desapareció por la ventana. A pesar de la conmoción
que esto me generó, dormí perfectamente. Los veinte marcos fueron
remitidos a las misiones y también se ofrecieron Misas por las pobres
almas.
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
El Párroco Schmuttermeier
1922
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1922
El 17 de febrero la vi en la escalera.
43
Como ya dijimos, la Princesa dejó escrito en su Diario los nombres de
todas las apariciones, motivo por el cual el libro alcanza gran veracidad.
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Los once
Durante el verano que pasé en A..., por tres veces vi a una mujer
que, con una expresión de infinita tristeza, iba de un lado para otro
en frente del hotel. Cuando la interrogué, sólo respondió: «¡Nadie
reza por mí!» No conseguí sacarle una palabra más. Hasta ese mo-
mento nadie me había hablado de la conveniencia de rezar con las
almas44. Por eso las apariciones duraban siempre poco. La oración
me ayuda también a mí, ya que entonces suelo experimentar menos
miedo.
44
Ella podía, y debía, rezar con las almas porque ella tenía el carisma de
verlas.
74
1923
1923
Bárbara y Tomás
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Ella: «Sí». Yo: «¿Quieres que oremos juntas?» Asintió con la cabeza,
aun cuando en sus ojos reflejaba maldad. Empecé a rezar: «Alma de
Cristo...»; y al pronunciar las palabras «Agua del costado de Cristo,
purifícame», comenzó a llorar amargamente, y ocultando su rostro
entre las manos exhalaba terribles sollozos. Luego volvió a mirarme
con aquellos terribles ojos y se escapó por la torre.
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1923
era nada simpático. K... estaba igual que en vida; su rostro era muy
agradable. Dos días más tarde volví a encontrarlas en el pasillo; como
de nuevo me encontraba acompañada, nada pude decirles.
45
Esta respuesta no se opone en absoluto al dogma. No quiere indicarse
con ella que exista un cuarto espacio intermedio entre el Cielo y el Infierno,
opuesto al Purgatorio, parecido a aquel otro destinado a los niños inocentes
muertos sin el bautismo, pero que no puede considerarse apto para los adultos,
el limbus puerorum. Se trata aquí del período intermedio del paso del Purgato-
rio al Cielo. (Más adelante un alma explica lo que es el «espacio intermedio».
Véase el 10 de junio de 1925; consúltense¸ asimismo, las revelaciones de Santa
Brígida, pág. 313.
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Jesús, te ordeno me contestes: ¿Por qué vienes aquí?» Ella: «¡He ase-
sinado a mi hijo!» Yo: «¿Cómo te llamas?» Ella: «Margarita». Yo: «En-
cargaré una misa por ti y no te olvidaré. No es necesario que vengas
más». Rezamos juntas, y, por fin, se marchó. Me costó muchísimo
soportarla, pero sea como el buen Dios quiera. Sin embargo, si las
almas vinieran durante el día, sería más fácil de sobrellevar.
¡Sacrílego!
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1923
El 23 de marzo por la noche: otra vez los mismos; esta vez perma-
necieron por más tiempo; eran dieciséis. Reconocí a cinco de ellos:
Víctor B., María M., Perpetua R., H. Schuster (aquel zapatero que
vivía diciendo «¡Ay Dios mío!»), y Bautista B. Les pregunto: «¿Qué
queréis?» Ninguno responde. Yo: «Se ofrecerán sufragios por voso-
tros: No necesitáis venir más». Entonces dice Víctor: «¡Tenemos que
hacerlo!» Yo: «¿Quién lo quiere?» Nadie responde. Estuvieron un
rato más; se quedaron mirándome y, sin pronunciar palabra, se mar-
charon. Ahora vienen todas las noches; no puedo hacer nada con
ellos: rezamos juntos y algunos minutos después se van.
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
siento una sensación desagradable; les rocío con agua bendita y en-
tonces desaparecen. Me resultó muy extraño que, aunque eran dieci-
séis, ocupaban muy poco lugar. El espacio que había delante de mí
era muy pequeño, y, sin embargo, allí cabían todos, figuras más o
menos grandes. La que habló conmigo era muy joven y de expresión
agradable; llevaba traje negro y delantal blanco; todos llevaban ropa
de trabajo.
Hace ya largo tiempo que veo a Nicolás, quien por muchos años
había sido criado de mi abuelo; lo encuentro siempre paseando de
arriba para abajo por las habitaciones del primer piso del castillo.
Parece buscar algo. No he podido hablar con él, ya que siempre he
estado acompañada.
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Lo cual no sucedió.
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1923
Vi también a Nicolás.
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48
Babette, según explica el Párroco, era una mujer soltera, aparentemente
piadosa, pero histérica y sensual. Escribía largas cartas a los Sacerdotes calum-
niando a uno de ellos de manera muy refinada. Su final fue terrible, tuvo una
niña y murió del parto.
49 Señal de los grandes pecados de calumnia durante la vida.
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1923
La mujer en el gallinero
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Cerca de la liberación
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En vida, sirviente del castillo.
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1923
puerta de esa casa salía el carpintero Miguel. ¡Su aspecto era por com-
pleto diferente al de la última vez que le vi! Estaba resplandeciente y
su mirada era sumamente agradable; parecía como si estuviera en-
vuelto en un pañuelo blanco. Durante el Evangelio se mantuvo de pie
justo delante de mí; no podía comprender que los demás no lo viesen.
Se quedó casi hasta el final, y luego desapareció entre la multitud,
haciendo una seña con la cabeza.
Cesó el ruido.
85
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
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Melanchthon, lo mismo que Justiniano Kerner, advierten que los anima-
les, sobre todo los perros, ven a los fantasmas. También Lavater dice en su
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1923
escrito «Los fantasmas y los espíritus nocturnos», que los perros ven los fantas-
mas (Doctor Feld-mann, Filosofía oculta, Schöningh, Paderborn, 1927, págs. 190,
215 y 176). (N. de Gr.)
El Padre Gabriel Amorth, exorcista de Roma, dice que en un lugar con
presunta manifestación de espíritus «es importante el comportamiento de los
animales domésticos. Sucede a menudo que, cuando se tiene la impresión de
que alguien se encuentra en nuestra propia estancia, el gato o el perro mantienen
fija la mirada hacia un cierto punto; y puede que tal vez huyan aterrorizados,
como si aquel ser misterioso se acercara a ellos. Podría narrar muchos casos
interesantes... Por el momento me basta decir que, en mi opinión, los animales
no ven nada en concreto, sino que poseen una mayor sensibilidad que el hom-
bre para notar una eventual presencia». (Padre Gabriele Amorth¸ Habla un
Exorcista. Editorial Planeta, 1998). (N. A.)
La Biblia, por cierto, narra el caso de una burra que pudo ver una presencia
espiritual, pero no terrorífica, sino de un ángel; se narra en el libro de los Nú-
meros. «A Balaam le había encomendado el rey de Moab la tarea de maldecir
a los israelitas. Balaam montó su burra para hacer el encargo, pero un ángel se
interpuso en el camino para estorbarle y el animal no avanzaba o se salía del
camino a pesar de los golpes que le daba su amo. Finalmente, la burra habla a
Balaam, reclamándole, y Dios abre los ojos de Balaam permitiéndole ver al án-
gel». (Nm. 22, 22-23). (N. A.)
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
luz del día resulta aún más horrible, más repugnante; este es uno de
los espíritus más asquerosos de los que hasta ahora se me han presen-
tado. Le dije: «No me molestes; tengo que prepararme para recibir la
Sagrada Comunión». De inmediato se me acercó aún más con sus
manos levantadas como suplicando. Me causó tanta pena que le pro-
metí toda la ayuda posible. Luego le pregunté: «¿No puedes hablar?»
A lo cual sacudió la cabeza negativamente. Yo: «¿Sufres mucho?» Al
oír esto comenzó a gemir de forma espantosa. Lo rocié con abundante
agua bendita y desapareció.
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1923
53
Dice Santa Teresa: «La misericordia de Dios persigue el alma de los hom-
bres hasta su último aliento». Algunos teólogos enseñan que Dios se manifiesta
de un modo especial y concede algunos segundos más de vida a aquellas per-
sonas que morirán de forma repentina, para que puedan alcanzar la salvación.
En el Diario de Santa Faustina se puede encontrar: «La Divina Misericordia
alcanza al pecador a veces en el último momento, de modo particular y miste-
rioso. Por fuera parece como si todo estuviera perdido, pero no es así; el alma,
iluminada por un rayo de la fuerte, y última, gracia divina, se dirige a Dios en
el último momento con tanta fuerza de amor que en ese último momento ob-
tiene de Dios el perdón de las culpas y de las penas, sin darnos, por fuera, alguna
señal de arrepentimiento o de contrición, porque ya no reacciona a las cosas
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
como el eco de su vida terrena. Yo conocí muy bien a Fritz Sch.: era la «oveja
negra» de la Parroquia. No es necesario que describa mucho la vida de él. En
su vida se confirma una vez más la verdad de aquellas palabras de la Sagrada
Escritura: «del lado que cae el árbol, allí se queda» (Eclesiastés 11,3). También
se demuestra en él la grandeza de la misericordia divina. En muy raras ocasiones
se presentaba en la iglesia. Tenía un solo hijo, que pronto se destacó en la es-
cuela por sus mentiras y acciones pecaminosas, ocasionando grandes disgustos
a su profesor. Si éste se veía obligado a castigarle, entonces el padre se enojaba
90
1923
En el abandono
91
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
55
G... recibió los últimos sacramentos de manos del Párroco Sebastián
Wieser.
92
1923
¡Soy feliz!
13 de agosto. ¡Qué bonita experiencia! Mientras recogía grosellas
me encontré de repente a mi lado a la anciana H... Yo: «Muy bien
H..., veo que no te has olvidado de mí, ¿cómo te encuentras?» Ella:
«¡Soy feliz!» Y desapareció. Esta fue una aparición encantadora. Con
frecuencia hacíamos juntas la recolección, y en una ocasión me dijo:
«Aún daré un paseíto por este huerto». Reímos juntas, y yo añadí:
«Espero que vengas una vez más a visitarme». Y en verdad lo hizo56
56Según observa el Párroco Sebastián, H... estuvo largos años enferma, que-
dando purificada por medio de los sufrimientos. Un dulce consuelo para tantas
personas sencillas que, además de sus preocupaciones por causa de su humilde
93
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
condición de vida, también tienen que sufrir mucho por enfermedades. El amor
de Dios las rodea. Ella era quien proveía de madera el castillo.
57 El Padre Paul de Moll dice que a muchas almas del Purgatorio se les
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1923
6 de septiembre. Por fin, G... habló. Yo: «¡Por favor, dime qué es
lo que quieres!» Él: «¡Ayuda!» Yo: «¿Por qué tienes que sufrir?» Él:
«¡Pecados no expiados!» Yo: «¿Por qué vienes a mí?» Él: «Porque el
camino hacia ti está libre». Yo: «¿Cómo libre?» Por desgracia no ob-
tuve respuesta, pues de lo contrario podría obstruir ese camino.
58
Waal tiene un pequeño hospital, donde la Hermana Hedwig Ostertag
ejerció el cargo de Superiora.
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
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Pedimos a la Princesa Ludovica que nos mostrase la plaza de armas que
en un tiempo sirviera para ejercicios de tiro. Ésta se encuentra al lado de los
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1923
predios de horticultura del castillo de Waal. Ahora está toda plantada de árboles
frutales. (N. de Gu.)
97
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Vi a los once y al caballero. Cuando los veo siento que mis nervios
se tranquilizan. A veces encuentro la puerta y los escalones del Ora-
torio cubiertos de una niebla tan espesa, que no puedo ver nada. No
puedo decir si esto está relacionado con el ruido. Éste ha continuado
con la misma fuerza, pero lo malo es que nadie lo oye sino yo.
60
No es la mano en sí lo que sirve de ayuda para las pobres almas, sino el
vencimiento propio que cuesta a la Princesa esta acción de alargar su mano.
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1923
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
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1923
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Catalina
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1923
3 de noviembre. No vino sino hasta las cinco, por lo que pasé una
mejor noche. Estuve rezando con ella, pero sin mirarla; su cabeza
estaba casi pegada a la mí y la oía murmurar algo que no entendía.
Le dije: «Si quieres que continúe rezando por ti, aléjate; no soy capaz
de soportar tu presencia». Al instante lanzó un fuerte grito y desapa-
reció. Ahora me arrepiento de mi falta de comprensión, pues induda-
blemente la he hecho sufrir.
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DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
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1923
muy claramente sus trajes, que son de finales del siglo XVI. He per-
dido aquel horrible pavor que en un principio me inspiraba. Es una
cosa incomprensible el que tan pronto como un espíritu se encuentra
a mi lado me dé cuenta de ello. Aun si me acabo me despertar o si
me encuentro sumida en la oscuridad, sin oír nada, sin ver nada, me
siento consciente de que no estoy sola. Nunca me he equivocado.
105
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
vez que un espíritu hacía eso. Tuve una sensación muy especial. En-
seguida le pregunté: «¿Viviste aquí?» Ella: «Sí». Yo: «¿Estás sepultada
aquí?» Ella: «No». A las demás preguntas se mantuvo en silencio.
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El 15 de noviembre se celebra el día de San Eugenio, Obispo.
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eran las cuatro y media. Yo creí que como máximo había permane-
cido una media hora. Siempre se me presenta bien vestida y con una
larga cadena de oro. ¡Si supiese dibujar! No es vieja, quizás unos cua-
renta años. Espero que vuelva, ya que casi he empezado a tenerle
cariño.
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Kempten es una ciudad de Alemania, situada en la región de Suabia, al
suroeste del estado federado de Baviera. Es famosa por la Basílica de San Lo-
renzo, construida por el bien conocido arquitecto barroco, Michael Beer.
63 Bárbara ya se apareció anteriormente; tenía una herida en la parte poste-
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«No». Yo: «¿De qué modo podría ayudarte más?» Ella: «No pe-
cando». Yo: «Esto aún no soy capaz de evitarlo totalmente». Me su-
surró algo al oído, que no pude entender. Fue algo así como «purifi-
cación» o «intención». Luego desapareció. No cometer pecado al-
guno. ¡Oh, si lo consiguiese! Yo no muestro lo que en realidad soy,
porque a veces siento mucho enojo, pero lo disimulo para que los
demás no lo noten.
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Esta actitud violenta es un misterio de la malicia que el hombre se lleva
consigo al lugar de la purificación. Como en vida amó el mal, ahora debe arras-
trarlo consigo, aunque no quiera; entonces reconocerá la fealdad abominable
de sus actos.
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65
La voluntad de Dios es que la Princesa, por medio de su amor sacrificado,
ayude a las pobres almas del Purgatorio; por ello Catalina no puede pedir a
Dios que no se le aparezcan más almas. Santa Catalina de Génova enseña: «Las
almas del Purgatorio viven en íntima unión con la voluntad de Dios… No tienen
ningún querer ni desear propio; sólo pueden querer y desear lo que Dios quiere
y desea».
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Ya el anciano Tobías dijo a su hijo: «La limosna libra de la muerte y
preserva de caer en las tinieblas» (Tob. 4, 10). El arcángel San Rafael reafirmó
esto al hablar a Tobías y a su hijo: «La limosna libra de la muerte y limpia de
todo pecado» (Tob. 12, 9). (N. de Gr.)
Puede verse la visión de Santa Brígida, en donde la Virgen salva un hombre
gracias a las limosnas que dio en su vida; pág. 321. (N. A.)
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10 de diciembre. Lo mismo.
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El Monstruo
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he visto jamás una cosa tan asquerosa, ¡y esa cosa asquerosa y nau-
seabunda estuvo en mi habitación! Hacia el amanecer vino Heinz.
Yo: «¿Quieres rezar conmigo?» Él: «Quiero». Yo: «¿Sientes alivio con
la oración?» Él: «Sí». Yo: «¿Pero, entonces, por qué trataste de asfi-
xiarme?» Él: «Mi tormento es horrible». Yo: «¿No lo volverás a ha-
cer?» Él: «No». Yo: «¿Por qué no vas a tus parientes?» Él: «No hay
camino». ¡Qué diferente resulta ahora rezar con él!
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dolor alguno, pero el momento fue tan siniestro que perdí el conoci-
miento. No supe qué más pasó. Pronto me recuperé; la luz seguía
encendida, pero el «Monstruo» ya se había ido. A pesar de lo mal
que lo pasé, pude conciliar el sueño. Luego vino un rato Heinz.
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Él tenía dos nombres: Gerard Heinz.
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Fue espantoso, pero ahora me siento feliz. Hacer felices a las al-
mas es mucho más bello que hacer felices a las personas vivas. ¡Qué
bueno es Dios! Sentí su presencia como nunca antes. Sin su gracia no
sería capaz de nada. Lamentablemente debo decir que es muy poco
lo que trabajo en mí misma; estoy siempre en lo mismo, sin avanzar
en mi vida espiritual, y cuando examino mi conciencia antes de acos-
tarme, nada bueno encuentro en ella.
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fui capaz de aguantar, así que me sacudí. Entonces dijo: «¡Dame!» Yo:
«¿Qué debo darte?» Él: «¡Sacrificios!» Yo: «¿De qué?» Él: «¡De tu
voluntad!» De inmediato entendí a qué se refería: él quería tocarme,
pero yo no se lo permitía. Me alargó sus brazos, le di la mano, pero
esto no por amor, sino más bien como obligada. Tomó también la
otra. Sentí sus manos pegajosas en las mías; tuve ganas de llorar. Le
dije: «¿Para qué te sirven mis manos?» Él: «¡Alivio!» Me mantuve
quieta, pero me sentía muy desgraciada; no pude descansar hasta que
sus manos me soltaron. No sabía de qué hablar con él. Permaneció
todavía un rato, y luego desapareció. ¡Qué suplicio!
El «Pobrecito» se da a conocer
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70 De esta evaporación del agua en tan poco espacio de tiempo puede de-
ducirse que el alma sufría el tormento del fuego, cuyo calor también se reflejaba
y se hacía sentir en el exterior.
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71
El Párroco Sebastián W. observa: «Enrique von M. es un personaje histó-
rico. Su nombre figura en el historial de la Parroquia junto con el de Egolf y el
de Bárbara. Debió llevar una vida bastante violenta. Se aparece durante más de
un año. Dejó donaciones para misas anuales que, sin embargo, debido a la in-
flación, no todas se pudieron aplicar. Por eso quise que la Princesa le preguntase
si notaba que las misas ya no se le aplicaban (quiero decir, como antes). «La
Sangre de Cristo fluye para todos nosotros», fue su respuesta». (Esto significa
que, aun cuando no puedan aplicarse las misas que alguna persona deje insti-
tuidas para después de su muerte, el alma participa de todas las misas restantes,
siempre y cuando la persona lo merezca.) (N. del E. del libro de Gr.)
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72
Salmo 129: Desde las profundidades clamo a ti... (N. A.)
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«¿Por eso hoy viniste tan temprano?» Él: «Sí». Durante la noche pude
disfrutar de gran paz, cosa que me resulta sumamente agradable. Pero
me preocupa la idea de que todavía hay muchas almas esperándome.
¿Tendré fuerzas para continuar resistiendo? ¿Pero, entonces, dónde
está mi confianza en Dios y mi espíritu de sacrificio?
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73
El Señor Jesús enseña que se debe «obrar mientras es de día», porque
después «viene la noche, cuando nadie puede trabajar» (Juan 9, 4). Hay perso-
nas que esperan hasta el último momento de su vida para volver a Dios, y, por
lo mismo, les resulta imposible hacer penitencia por las faltas cometidas. En el
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libro «Venidos del más allá», del Sacerdote italiano Guiseppe Pasquali, se lee
un ejemplo acerca de esto, el cual a su vez fue extraído de la biografía de la
señorita Eduviges Carboni: «Mientras yo oraba delante del Crucifijo, de repente
se me presentó una persona envuelta en llamas. Yo quedé horrorizada al ver
cómo esas llamas ardían en los hábitos de la persona que se me había aparecido.
Lloré mucho. Desde el interior del fuego escuché una voz, llena de pena pero
clara: «Soy N.N.; el Señor me ha permitido venir hasta ti para que encuentre un
poco de alivio para las penas que sufro en el Purgatorio. Te pido, por caridad,
que apliques en favor de mi alma todas tus oraciones, padecimientos, humilla-
ciones y abandonos, lo cual harás durante dos años, si tu Director Espiritual te
concede el permiso. La misericordia de Dios es infinita, e igualmente lo es su
justicia; y en la gloria del Paraíso no se puede entrar si no se ha pagado hasta el
último céntimo la deuda contraída con la justicia divina. El Purgatorio para mí
es pesado, porque he esperado hasta el último instante para escuchar la voz de
Dios que me llamaba a la conversión». (N. A.)
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¿Cuándo moriré?
74El viaje tuvo lugar entre los días 4 y 7 de febrero. Los acontecimientos
que siguen a esta fecha tuvieron lugar en Sch…, a unos cien kilómetros del cas-
tillo de Waal.
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Reinaldo
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Aquí la Princesa se está dirigiendo al Padre Sebastián Wieser, su Director
Espiritual.
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era latín, y sonó algo así como «Ex usuris», pero no estoy del todo
segura. La frase que susurró fue larga, así que bien podría haberse
tratado de un versículo de algún Salmo76.
76
Ex usuris puede ser el comienzo del versículo 14 del Salmo 71, el cual
dice en español: «Libera sus almas de la usura y de la opresión».
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26 de abril. Ella parece estar alegre. Sin duda hay alguien más en
mi cuarto. Creo que se trata de una figura masculina.
77
El viejo castillo en Tettnang, hoy municipio de Bodenseekreis, perteneció
a los condes de Montfort; el último conde murió sin dejar herederos, en 1780.
Tettnang se encuentra ubicado al noroeste del lago de Constanza.
78 En español: «Hacia la casa del Señor».
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79
La Princesa ha vuelto a su casa en Waal.
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80
Fridolino Weiss trabajó durante muchos años como administrador en el
castillo. El Párroco Sebastián Wieser observa: «Conocí muy bien a Weiss. Fui
yo quien lo preparé a bien morir y le di sepultura. Estuvo largo tiempo enfermo;
recibió los últimos sacramentos con mucho arrepentimiento. Me asombró mu-
cho que se apareciese a la Princesa, y sobre todo en semejante estado. Pertene-
ció a aquella clase de espíritus malignos, y tuvo una gran similitud con Enrique
y Egolf. Para darse cuenta de ello conviene tener en cuenta lo que dijo en su
aparición del 1 de junio de 1924».
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«¿Cómo sabes que sufro?» Él: «No nos atraes». Yo: «¿Entonces por
qué continúas aquí?» Él: «Es nuestro camino». El estruendo alrededor
de mí continuó durante un largo rato, pero no obtuve más respuestas.
Por mucho tiempo tuve la sensación de no estar sola, cosa que me
resulta verdaderamente desagradable. Estoy muy descontenta con-
migo misma; no pienso en más que en mí misma; soy muy cobarde
y me siento tan cansada...
Viví inútilmente
Escuché la música.
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La vieja trapera
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¡Sé generosa!
81
Observación: Se le llama trapero (a) a la persona que se dedica a recoger
o comprar y vender trapos, ropas u otros objetos para volverlos a vender.
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he sido yo, sino la misericordia de Dios». Él: «¡Por medio de ti!» Yo:
«¿A dónde vas ahora?» Él: «¡A un estado superior!» Yo: «¿Me dirás
al menos qué tengo que hacer para evitar que se me aparezcan las
pobres almas?» Él: «¡Sé generosa!» Una vez dicho esto se marchó,
dejándome envuelta como en una nube de luz. Al poco tiempo llegó
Nandl, pero me sentía tan feliz que no me impresionó lo más mínimo.
Escuché aquella música.
82
Santa Catalina de Génova escribe en su Tratado sobre el Purgatorio: «Si
las almas del purgatorio pudieran purificarse por la sola contrición, en un ins-
tante pagarían la totalidad de su deuda. Así de fuerte es su arrepentimiento».
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¡Cumplió su promesa!
El 24 de agosto por la tarde se me presentó Alfredo S... en mi
cuarto, sonriendo y extendiéndome sus manos. Yo: «¿Alfredo, real-
mente eres tú?» Él: «¡Mi promesa!» Yo: «¿Dónde te encuentras?» Él:
«¡En la visión!» Luego me guiñó el ojo y desapareció. Su visita me
produjo una enorme alegría, pero al mismo tiempo una profunda im-
presión. El año pasado, precisamente por este tiempo, mientras ha-
blábamos acerca de estas cosas, me prometió sonriendo que si se le
permitía, vendría después de su muerte. Estaba igual que en vida.
Con los demás no había vuelto a hablar hasta hoy, 11 de septiembre83.
83
El Párroco Sebastián Wieser observa: «Alfredo S… fue una persona de
alta clase social. Lo conocí muy bien. Esta aparición es una justificación y con-
firmación en contra de aquellos que dicen que «no es cierto que los muertos
regresan».
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Muy bien podría ser malitiae; tormentum malitiae; es decir, «dolor (dolor
o tormento a causa de la maldad)».
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29 de octubre. Eva estuvo largo rato conmigo. Yo: «¿Por qué vie-
nes? ¿Puedo ayudarte?» Eva: «Ya me has ayudado». Yo: «¿De qué
modo? Yo aún no he hecho nada por ti». Eva: «Soy aquella alma
abandonada por la cual tú...» (No entendí el resto). Yo: «¿Tú eres el
alma por la que he rezado desde niña?» Eva: «Soy». Yo: «¿Por qué
no viniste antes?» Eva: «No estaba libre». Yo: «¿Qué cosa mala hi-
ciste?» Entonces se me acercó y me susurró algo al oído, lo cual no
pude entender; luego me sonrió y desapareció.
El día de los difuntos nada vi. Los días siguientes fueron tranqui-
los. Sobre la aparición de Hermengarda en Sch..., puedo decir que
ella realmente existió: era la hermana de la condesa von Geroldseck,
descendiente de los Montfort; falleció en 1642. Su castillo quedaba
cerca de Spremberg. Está sepultada en el Monasterio de Wittich85.
85Es evidente que se trata del Monasterio de las Clarisas, el cual existió
alguna vez en Wittichen, en la Selva Negra. Este Monasterio había sido fundado
por Santa Lutgarda von Wittichen.
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Francisco von Lenbach fue uno de los más célebres retratistas de su
época, amigo de Böcklin y de Bismarck, de quienes pintó cerca de 80 retratos.
Falleció en 1904. Se encuentra sepultado en el cementerio Westfriedhof de Mú-
nich.
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podré pensar de otra forma» Ana: «Puedes liberarte». Dicho esto des-
apareció.
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87El Párroco Wieser observa: «Conocí muy bien a Z..., a quien visité repe-
tidas veces durante su enfermedad. Era muy pobre. Resultan muy impresionan-
tes las respuestas de esta mujer, que durante su vida ignoró todo esto».
88 En la vida de la Beata Inés de Benigánim se lee que ella pidió a Dios
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que hay en mí». Ella: «No eres del todo mortificada». Yo: «Sí, es muy
cierto; pero dime algo más». Ella: «Cuanto más renuncies a ti misma,
tanto más podrás dar». Dijo algo más, pero no pude entender.
Esta noche fue insoportable, así que debo anotarlo. Mi cama era
arrastrada de un lado para otro; me espantaba en tal forma que no
sabía qué hacer. La niebla que me rodeaba era tan densa, que veía la
luz de mi cuarto como si se encontrase muy lejos. Me refugié en el
cuarto de al lado, donde encontré tranquilidad; allí sólo llegaba el
ruido. Hacia las cinco pude acostarme.
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Tengo que apuntar ahora un asunto que nada tiene que ver con
las pobres almas. Lo escribo para que mi Director Espiritual esté al
tanto de todo lo que sucede conmigo: aquella sensación de bienestar
indecible crece de tal modo que me asusta. Hoy estuve media hora
fuera de mí misma. ¿Dónde? No lo sé. Algo se apodera poco a poco
de mí y de inmediato me resulta imposible realizar el menor movi-
miento; una presencia invisible me atrae. Una gran claridad me en-
vuelve y enseguida no sé más nada de mí misma. Estoy inmersa en la
felicidad. Quedo como desligada de todo lo que es humano, y enton-
ces gozo lo que es imposible de explicar. Esto me causa un cierto
temor, pues ciertamente no es normal perder la consciencia de uno
mismo. Es imposible que alguien como yo pueda caer en éxtasis. Y
entonces vienen los escrúpulos: ¿Serán imaginaciones mías? ¿Podrán
ser acaso alucinaciones? Sin embargo, esto me sucede en realidad.
Por eso, pongo todas mis preocupaciones en las manos de mi Direc-
tor; él me advertirá si hay en mí alguna cosa errada.
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Véase 16 de febrero de 1924.
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Juan
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Esto es: cuanto más fuerte y eficaz sea tu ayuda, tanto más pronto me
liberas, y por lo mismo más rápido descansas de mí.
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refieres?» Él: «Tu alma». Yo: «No entiendo». Él: «¡Vives como si no
vivieras!»91 Una vez dicho esto, desapareció. Qué lástima, me hubiese
gustado preguntarle más cosas.
91
Esto es: tú no vives para ti, sino que te sacrificas por nosotros.
92
Como ya se dijo al principio del libro, a Santa Brígida de Suecia se le
habló de una parte del Purgatorio donde no se sufre sino el deseo de Dios. A
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este tiempo nadie ha pedido por ti?» Él: «Sí; el torrente del Sacrificio
fluye sin cesar. Salvación para quienes han creído». Yo: «¿Te refieres
a la santa misa?» Él: «Sí».
El pobre Martín
este lugar también se le conoce como la antesala del Cielo. Ver pág. 313, des-
cripción del Purgatorio.
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93
En español: Un alma.
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tienes familiares?» Ella: «Ellos han perdido la fe». Yo: «¿Has estado
todo este tiempo en este castillo?» Ella: «No». Yo: «¿Y por qué ahora
sí?» Ella: «Porque estás tú». Yo: «¿Pero en vida estuviste alguna vez
aquí?» Ella: «Sí; fui la amiga de muchos». Ella me resulta sumamente
agradable. Ahora hay algo que me tiene muy inquieta: con frecuen-
cia, incluso en pleno día, mi cuarto aparece ardiendo en llamas.
94He aquí una gran enseñanza de las almas a Santa Faustina acerca de no
malgastar el tiempo en cosas vanas y sí aprovecharlo en favor de nosotros y de
los demás: «Cierta ocasión, al anochecer, cuando paseaba por la huerta rezando
el rosario, llegué hasta el cementerio, entreabrí la puerta y me puse a rezar un
momento y les pregunté a ellas dentro de mí: ¿Seguramente sois felices? De
repente oí estas palabras: Somos felices en la medida en que hemos cumplido
la voluntad de Dios... y después, el silencio como antes. Me ensimismé y pensé
mucho tiempo cómo yo cumplo la voluntad de Dios y cómo aprovecho el
tiempo que Dios me concede». (Diario de Santa Faustina, numeral 516. Otros
numerales que hablan acerca de lo mismo: 62 y 351) (N. A.)
95 Las almas del Purgatorio, al contrario de los bienaventurados en el Cielo,
no participan de la ciencia y la visión de Dios. Por tanto, tan sólo pueden cono-
cer el estado del alma de una persona viva en la medida en que Dios les pro-
porciona dicho conocimiento.
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Santa Catalina de Génova (Tratado sobre el Purgatorio, parte 14): «Si se
obligase a un alma a ponerse en presencia de Dios no estando purificada por
completo, se le haría con ello una gran injuria y representaría para ella un sufri-
miento mucho mayor que el fuego de diez Purgatorios, ya que la bondad y
justicia suma no podrían soportarla (en ese estado) y sería querer cometer una
terrible injusticia contra Dios». «El Purgatorio nos hace comprender lo maravi-
lloso que ha de ser el Cielo, ya que de no ser así, Dios no se preocuparía de
purificarnos tanto para entrar en él» (El misterio del Purgatorio).
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Un Sacerdote Dominico
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Los espiritistas afirman que podemos invocar a los difuntos. Si a esta santa
Princesa, que veía a las almas en formas diversas y convivía con ellas, le era
imposible llamar algún alma de la que quisiera saber algo, ¿cómo podrán ha-
cerlo entonces los curiosos espiritistas? Más bien preguntémonos: ¿Quién es el
que se manifiesta en dichas sesiones espiritistas?
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El Señor sabe lo débiles que somos, y así, cuando mucho exige, mucha
da. Por eso siempre dejaba que las almas la alegraran con su visita antes de subir
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al Cielo, para animarla. (Y eso sin contar que Dios mismo a menudo la envolvía
con su presencia). También a Sor Francisca del Santísimo Sacramento la ale-
graba el Señor con visitas del Cielo. Ella escribe: «El 19 de julio, a la una de la
noche, escuché una voz diciendo: «Francisca», y vi una gran luz en la celda.
Respondí: «¿Qué es esto?», y conocí que era nuestra Venerable Madre N., con
capa y velo, como solemos ir a comulgar, muy resplandeciente. La difunta se
asemejaba a una fuente manando perlas. Me dijo: «El tiempo es breve, anímate».
Pensé que moriría pronto, y pregunté: «¿Madre, cuándo?». Respondió la di-
funta: «No tardará». Dije: «Madre, soy su hija, téngame presente ante Dios», y
desapareció». A propósito de esta aparición, el Obispo Palafox señala: «Bien le
era necesario a esta santa Religiosa, que entre tantas aflicciones que padecía con
las apariciones de las ánimas del Purgatorio, la consolase con alguna del Cielo».
(Obispo Juan de Palafox, Luz a los vivos y escarmiento en los muertos , apunte
XCVIII). (N. A.)
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«Sí; esta sangre nos conduce a la verdadera vida». Yo: «¿Entrarás tam-
bién tú hoy en ella?» Él: «Estoy mejor». Yo: «¿Ya no volverás a visi-
tarme con frecuencia?» Él: «No». Yo: «¿Puedes decirme al menos qué
necesita mi alma para ser más perfecta?» Él: «Lo mismo que te dije
en vida: recibe a diario la sagrada comunión y así te irás purificando».
Yo: «¡Me falta tanto todavía! ¡Ruega por mí! ¿Sabes cuándo moriré?»
Él: «3 x 9». Yo: «No lo entiendo». Él: «No es necesario que lo entien-
das»99. Luego llegó el simio y mi buen amigo desapareció. De inme-
diato me puse a recitar el Dies irae; entonces se me acercó y me miró
de un modo tan enternecedor que me sentí movida a acariciarlo. Su
piel se sentía grasosa. Yo: «¿Aún no puedes hablar?» Como respuesta
lanzó un fuerte sollozo y se abalanzó sobre mí. Yo: «Te ordeno que
te levantes y me digas quién eres». Él: «¡El impuro!» Yo: «Te ayudaré
con gusto. ¿Qué es lo que necesitas?» Él: «¡Que te sacrifiques!» Yo:
«¿Has percibido cuánto se ha rezado hoy por vosotros?» Él: «Gracias
a ello es que puedo hablar». Yo: «¿Por qué estás en ese estado?» Él:
«¡No hay pecado que no haya cometido!» Yo: «Sin embargo tuviste
fe». Él: «Hasta el último momento desprecié al Altísimo». Yo: «¿Y
entonces?» Él: «Vino la comprensión, y así escapé del Infierno». Yo:
«¿Deseas misas?» Él: «No puedo beneficiarme de aquello en lo cual
no creí». Yo: «¿Este es tu castigo?» Él: «¡Uno de muchos!» Después
de esto se marchó por la ventana. ¡Cuánto desearía poder ayudarlo
rápido! Él es la viva imagen del dolor. Ahora me inspira más repug-
nancia que temor.
99
La Princesa murió el 9 de enero de 1929, fecha en la cual figura tres veces
el número «9».
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Según el Catecismo, los pecados que claman al Cielo son cuatro: 1º, el
homicidio voluntario; 2º, el pecado impuro contra el orden de la naturaleza
(sodomía); 3º, la opresión de los pobres, de las viudas, y de los huérfanos; 4º, la
defraudación o retención injusta del salario del trabajador.
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Yo: «¿Te refieres a los cuatro pecados que claman al Cielo?» Él: «¡Tú
lo has dicho!» Yo: «¡Qué lamentable! Dime: ¿el arrepentimiento que
sentiste a última hora fue lo que te dio la fuerza suficiente para sal-
varte?» Él: «¡El arrepentimiento y el sacramento!»101 Luego se me
acercó más y puso su repugnante mano sobre mí. Lo único que hice
fue cerrar los ojos y esperar a que acabase pronto. No fui capaz de
rezar ni de sacrificarme, y así nada pude ofrecer. ¡Sigo en lo mismo,
pensando sólo en mí misma y terriblemente dura con estas almas tan
miserables! Finalmente me dejó libre. Yo: «¿Tenías que hacer eso?»
Él: «¡Tú me refrescas!» Le rocié con agua bendita y se marchó.
101
Aquí no vendría mal recordar que el Señor pide a Santa Faustina rezar
la Coronilla de la Divina Misericordia por los agonizantes, y, además, como dice
la Virgen en Fátima, pedir especialmente por aquellos más necesitados. (Claro
que en el Rosario de Avemarías también se puede pedir por los moribundos).
El Señor Jesús le dijo a Faustina: «Cuando recen esta Coronilla junto a los mo-
ribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo
sino como el Salvador misericordioso». Como es natural, no es absolutamente
necesario, y además no siempre será posible, que estemos junto a los moribun-
dos por los cuales queramos pedir, ya que para Dios no hay distancias: «Al
sumergirme en la oración y unirme a todas las misas que en ese momento se
estaban celebrando en el mundo entero, rogué a Dios, a través de todas esas
santas misas, la misericordia para el mundo y especialmente para los pobres
pecadores que en ese momento estaban en agonía. Y en aquel momento dentro
de mí recibí la respuesta de Dios de que mil almas habían recibido la gracia a
través de la oración que yo había elevado a Dios. No sabemos el número de
almas que podemos salvar con nuestras oraciones y nuestros sacrificios, por eso
oremos siempre por los pecadores». En una ocasión Jesús le dice: «Hija Mía,
ayúdame a salvar a un pecador agonizante; reza por él esta Coronilla que te he
enseñado. Al empezar a rezar la Coronilla, vi aquel moribundo entre terribles
tormentos y luchas. Su ángel custodio lo defendía, pero era como impotente
ante la gran miseria de aquella alma (...) Mientras rezaba la Coronilla, vi a Jesús
tal y como está pintado en la imagen. Los rayos que salieron del Corazón de
Jesús envolvieron al enfermo y las fuerzas de las tinieblas huyeron de pánico. El
enfermo expiró sereno». (Diario de Santa Faustina, numerales 1541, 1783 y 1565,
respectivamente).
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Yo: «¿Sabes si yo puedo ayudarte?» Él: «Sí». Yo: «¿Cómo?» Él: «¡Re-
nuncia a toda alegría!» Yo: «¿Si así lo hiciera, no vendrías más como
un simio?» Al oír esto me dio un golpe en la cabeza y desapareció.
No me resulta nada fácil renunciar a toda alegría, ya que, normal-
mente, todo es alegría para mí. Tendría que dejar, por así decirlo, mi
propia naturaleza.
102
Se trata del pecado sodomítico.
192
1925
193
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
194
1926
1926
Gisela G...
3 de febrero. Ahora incluso disfruto estar con ella. Yo: «Ya dime:
¿quién eres?» Ella: «Gisela G...». Yo: «¿Por qué eres tan diferente de
104
D... se encuentra aproximadamente a una hora de distancia de la resi-
dencia de la vidente.
195
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
las demás?» Ella: «Porque muy pronto adoraré». Yo: «¿Y entonces
para qué viniste?» Ella: «Porque debo seguir la voz». Yo: «¿Qué voz?»
Ella: «La de quien reza por mí». Yo: «Pero si yo nunca he rezado por
ti, ni siquiera te conozco». Ella: «Dile que estoy salvada. Lo hice con
la mano, no con la voluntad». Entonces se me ocurrió que podría
tratarse de Gisela G..., por quien S. L. no cesa de rezar. Yo: «¿Te
quitaste la vida?» Ella: «Sí; me encontraba trastornada»105. Yo: «Dirí-
gete, pues, a esa voz». Ella: «No la encuentro». Yo: «¿Qué quieres
que le diga? ¿Rezas por ella?» Ella: «¡Oro y agradezco!»
105
Gisela G... murió unos dos años antes. Corrieron rumores de que alguien
había disparado contra ella. Su mejor amiga era S. L., quien nunca la olvido en
sus oraciones.
196
1926
197
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
106
Esta es también una de las razones por las que su Director Espiritual la
exhortó a llevar un Diario. El Padre Sebastián pensó que le resultaría muy pro-
vechoso hacer dichos apuntes, los cuales ahora hoy poseemos.
198
1926
199
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
200
1926
107
Véase la primera aparición, pág. 69.
201
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
202
1926
fui tan severa contigo, selo tú ahora conmigo y dime todo lo malo que
ves en mí». Ella: «Todavía no has comprendido bien tu vocación».
Yo: «¿Qué vocación?» Ella: «La de la misericordia». Yo: «Es que aún
soy demasiado débil, egoísta; un ser demasiado miserable... Dime
más cosas». Ella: «¡Ahonda en ti misma y podrás ver!» Yo: «No com-
prendo». Ella: «Si de verdad quisieras, podrías atravesar la niebla más
densa». Yo: «Sólo quiero aquello que Dios quiera para mí. ¿Cómo
puedo saber si es bueno lo que me aconsejas?» Ella: «¿Ves a tu án-
gel?» Yo: «No; ¿tú lo ves?» Ella: «Perfectamente; está a tu lado». Me
alegró escuchar eso, pero prefiero no verlo; no me conviene ver tantas
cosas sobrenaturales; si veo algo hermoso, después tengo que experi-
mentar cosas horribles. En A... vi a tres mujeres y cuatro figuras en-
vueltas en niebla. El ayuno me hace más libre, pero sólo es un ayuno
miserable, cobarde como todo lo mío.
¡Eternidad de lo eterno!
108
Lo mismo que los avisos de un moribundo se consideran un poco como
consejos del otro mundo, así también el aviso real de un alma del Purgatorio
tiene un fundamento muy lógico si se tiene en cuenta que lo que ella busca es
que le ayuden para poder salir del mismo lo antes posible (profesor doctor
Seitz).
203
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Un conocido en el abismo
204
1926
205
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
109
El deporte y el turismo no son el fin ni el sentido de nuestra vida. Al
contrario, vacían y empobrecen el espíritu. Pocos se acuerdan y se benefician
de las fiestas del Señor, pues se entregan a las insignificancias del día a día y
viven alejados del Creador.
206
1926
207
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Tengo que confesar algo: me sentí tan sola e impotente que lloré
como un niño. Sigo teniendo tan poca voluntad para hacer grandes
sacrificios.
Eleonor
110
H... está situado a un día de viaje de la residencia de la vidente.
208
1926
209
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
210
1926
cosa que pareció agradarle. Yo: «¿Puedo hacer algo más por ti?» Ella:
«¡No me alejes de tu compañía!» Yo: «¡Pero si yo nunca hago eso!»
Ella: «Tú te apartas cada vez que yo intento tocarte». Yo: «Lo que
pasa es que me cuesta soportarte, me produces mucho miedo». Ella:
«¡Permíteme hacerlo!» Entonces me abrazó. Me aguanté; es posible
que el sacrificio de mi voluntad le aproveche si lo ofrezco por ella.
211
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Nicolás
212
1926
213
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
214
1926-1927
La Sra. W...
1927
112
La Princesa conocía muy bien a la señora W... Su marido ya se le había
aparecido en mayo de 1924.
113 En el Diario se aprecia aquí un gran hueco: de agosto de 1926 a febrero
215
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Betty
Volvió otras cuatro veces, pero sin hablar; luego no vino más.
216
1927
N..., el jardinero
«¿Qué necesitas?» «¿Qué quieres que haga por ti?» Esto es lo que
pregunto una y otra vez a las almas, y en la mayoría de las veces lo
único que consigo como respuesta es un silencio total. Durante un
tiempo fingí no verlas, no les presté atención; pero empeoraron, se
volvieron como agresivas: me empujaban y me golpeaban, e incluso
intentaban sofocarme. De ahora en adelante me dedicaré a orar más
y a preguntar menos.
217
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Cecilia
114
La hermana de la Princesa se encontraba enferma.
218
1927
esta agua nos sana, pero eres tú quien nos libera». Ya puedo distinguir
una de las seis figuras: es un hombre; no lo conozco; se ve muy triste.
Durante el día veo muchas sombras; tal vez se trate de las cinco
figuras nebulosas restantes. A veces siento una especie de soplo frío,
pero, ¡gracias a Dios!, no han vuelto a venir animales.
219
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Millares de almas
115
Para darle una idea del número de almas retenidas en el Purgatorio, el
Señor hizo pensar a Ana María Lindmayr en los hormigueros: «Cuando pre-
gunté por qué se me presentaban las almas del Purgatorio, me fue dicho que
pensara en los hormigueros, los cuales están completamente cubiertos y sella-
dos, especialmente en invierno; sin embargo, si se les golpea con un bastón o si
se les llena de humo, de inmediato las hormigas comienzan a salir por millares.
Del mismo modo yo debía considerar que en el Purgatorio, al igual que las
hormigas en los hormigueros sellados, se encuentran muchísimas más almas de
las que yo había visto con mis ojos. Se me dijo que el Señor se aflige mucho
porque son demasiado pocos los que se acuerdan de socorrerlas. Él me ha usado
como bastón para golpear el hormiguero del Purgatorio y así poder darme
cuenta de que en medio de todas aquellas almas se hallan todavía muchas de
las que nosotros pensábamos que ya se encontraban en el Cielo. También se
me hizo comparar el Purgatorio con una colmena de abejas. Me fue dicho que
no debía sorprenderme ante tal cantidad, porque en el Cielo no puede entrar
nada que no esté del todo puro». (Ana María Lindmayr, Il mio rapporto con le
anime del Purgatorio, Ediciones Segno). (N. A.)
220
1927
El 9 de agosto
116 Esta mujer parece haber tenido sólo un sentimiento en vida: envidia;
todo en ella fue envidia.
117 Esto equivale a 156 años.
221
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
Tengo apuntado tan sólo las ocasiones donde he hablado con las
almas. Ha habido muchísimos más encuentros, los cuales han sido
difíciles, pero no insoportables. También a esto se acostumbra uno.
Juan
118
Lo único que vi de especial en todo el Diario acerca del 9 de agosto, fue
que en esa misma fecha, en 1921, tuvo la primera visita de un alma. (La visita
de la Religiosa). (N. A.)
222
1927
119
Se trata de las cartas que el Párroco Wieser había escrito a la Princesa.
223
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
224
1928
1928
Un testimonio
***
225
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN
120
El Párroco Sebastián Wieser, Director Espiritual de Eugenia von der Le-
yen, murió el 11 de octubre de 1938, en Oberhausen.
226
CUARTA PARTE
(EVALUACIÓN DE BRUNO GRABINSKI
ACERCA DEL DIARIO)
EVALUACIÓN
P uede que a muchos de los que hayan leído este Diario les hubiese
sucedido lo mismo que al director de una misión, quien escribió
al editor: «Puedo decirle que a pesar de hallarme postrado en cama
con fiebre y gripe, lo leí de un tirón». «Es un mundo nuevo el que se
abre ante nosotros —escribe un Párroco—; la glorificación de Dios y el
deseo de conseguir la purificación de todas las almas creadas». Uno
se siente interiormente conmovido al ver su insignificancia en compa-
ración con la heroica vida de sacrificio de esta alma bienaventurada
dedicada al servicio de las pobres almas abandonadas. «En este libro
—observa otro Párroco—, en el que nosotros los teólogos tanto pode-
mos aprender, lo mejor que hay, a mi modo de ver, es su perfecta
veracidad, ya que no contiene el menor rastro de ilusión o búsqueda
de sí mismo».
229
BRUNO GRABINSKI
La entrada en la eternidad
230
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
231
BRUNO GRABINSKI
121
La predicación de las pobres almas, pág. 72.
122Esta visión de Dios no parece ser, sin embargo, la contemplación intui-
tiva, inmediata y celestial de Dios.
123 DR. BERREMBERG, El sufrimiento en el plan del mundo, Kerle, Múnich,
232
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
126
LOUVET, El Purgatorio, págs. 8 y sigs.
233
BRUNO GRABINSKI
127
Tratado sobre el Purgatorio, Misión de Marianhiller, Reim-lingen, 1929,
cap. 5.
128 DR. SCHNEIDER, La otra vida, pág. 497.
129
Libro I, cap. 7.
130 DR. SCHNEIDER, obra antes citada, pág. 470.
234
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
sus razones justificativas más profundas, con todo su fondo y sus re-
percusiones en el corazón del hombre, y todo esto con una claridad
perfecta y transparente»131.
Teresa B... dice que en su vida «todo fue simulación; sólo actué
con franqueza a la hora de la muerte» (10-9-25). Lo mismo confiesa
María R...: «Fui todo mentira y fingimiento. Antes de mi muerte tuve
ocasión de recibir dignamente la sagrada comunión» (19-3-26). A Fritz
Sch... le salvó en el último momento «la confesión y el arrepenti-
miento» (6-7-23). Egolf, dice: «Hasta la hora de la muerte odié al Altí-
simo. Tuve ocasión de confesarme y así pude escapar del Infierno»
(2-11-25). Serán también muchos los que, como el anciano Heinz,
sean salvados por María, el refugio de los pecadores, la «Madre de la
misericordia», como recompensa a haberla venerado durante su
vida» (30-12-23).
131
DR. JOSEF STAUDINGER, El otro mundo. Benziger, 1939, pág. 138.
132
DR. ZAHN, El otro mundo, pág. 119.
235
BRUNO GRABINSKI
133
San Pablo llama a Dios «El Padre de la Misericordia» (2 Cor. 1, 3).
134
LUCAS, Los que esperan a la puerta del Cielo, Editorial Pelottiner, Lum-
burgo, 1938, pág. 31.
135 FAURE, Las consolaciones del Purgatorio, pág. 50.
136 Idem., obra citada, pág. 52.
137 Idem., obra citada, pág. 41.
236
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
138
DR. FRITZ DE BONSEN, ¿Nos veremos de nuevo en el otro mundo?, págs.
6, 64 y sigs.
139 FECHNER, El librito de la vida después de la muerte .
140 LUCAS, Los que esperan a la puerta del Cielo, págs. 75 y siguientes.
237
BRUNO GRABINSKI
Las pobres almas, tanto en cuanto sea conveniente para ellas, pue-
den entrar en conocimiento de los acontecimientos de la tierra, bien
por medio de comunicación directa de Dios, o por autorización suya,
o también por medio de su ángel de la guarda, o por las almas que
llegan después al Purgatorio; esto es lo que opinan San Agustín, Santo
Tomás de Aquino y otros teólogos eminentes.
141
DR. SCHNEIDER, La otra vida, pág. 284.
142
La predicación de las pobres almas, pág. 90.
238
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Todo lo que las pobres almas saben de sus seres queridos que
quedan aún sobre la tierra, así como de todos los acontecimientos
humanos, lo ven ahora con ojos muy diferentes, libres de egoístas
preocupaciones. Han conocido, en su propia vida, la previsión y go-
bierno de Dios, y saben que Él sólo quiere la verdadera felicidad y
perfección de los hijos de los hombres y que sólo aquellos que teman
a Dios conseguirán la salvación. «Los sufrimientos y preocupaciones
de este mundo los ven ahora iluminados por una luz muy diferente,
sus juicios están ahora en la esfera de la santa imparcialidad, su alma
ya no se conmueve y excita por las pequeñeces de este mundo, han
aprendido a medir con la medida eterna. Ya nunca podrán olvidar
que toda nuestra vida ha de estar orientada hacia el amor infinito de
la majestad divina»143.
II
En el Purgatorio
Por eso dice Enrique: «Sólo puedo ver los de mi propio nivel» (2-
2-24). Weiss observa con gran alegría reflejada en su semblante que
pasa a «un grado más elevado» (20-6-24). Acerca de las almas violen-
tas, dice el Dominico: «Son las de los grados más bajos. Los pecados
aún están adheridos a ellas. Están salvadas, pero no purificadas» (20-
10-25).
Alois Z... aclara que las almas pueden salir «de los niveles más
bajos» para presentarse a la Princesa (6-5-26); y el pobre Martín dice
también que «de los niveles más elevados se les permite mostrarse»
(julio de 1925).
143
LUCAS, Los que esperan a la puerta del cielo, pág. 99.
239
BRUNO GRABINSKI
«Se sabe que las pobres almas suelen pasar, regularmente, por un
proceso de purificación fijo, esto es, de las regiones inferiores del Pur-
gatorio suben a la región central y luego a la superior, todo esto antes
de ser admitidas en las moradas del Paraíso»144.
144
LOUVET, El Purgatorio, pág. 116.
145
DR. JOSEPH ANTON KELLER, Ciento cincuenta historias de pobres almas,
Kirchheim, Maguncia, 1891, pág. 43.
146 JUSTINUS KERNER, La vidente de Prevorst. Editorial alemana Bong &
240
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
241
BRUNO GRABINSKI
José H... dice que viene «de la tribulación» (1-11-28). Eleonor ase-
gura que el «desconsuelo» ha pasado (29-6-26).
150
LOUVET, El Purgatorio, pág. 63.
242
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
151
La predicación de las pobres almas, págs. 82 y sigs.
152
BINET, El amigo de las pobres almas, Herder, Friburgo, 1941, pág. 14.
243
BRUNO GRABINSKI
153
KEPPLER, obra antes citada, pág. 63.
244
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
245
BRUNO GRABINSKI
A la Religiosa María Lasaste, dijo Cristo: «El dolor que las almas
que se encuentran en el lugar de purificación experimentan por verse
157
ACKERMANN, El consuelo de las pobres almas, pág. 21.
158
ACKERMANN, El consuelo de las pobres almas, pág. 21.
246
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
247
BRUNO GRABINSKI
248
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
165
DR. ZAHN, El otro mundo, págs. 251 y sigs.
249
BRUNO GRABINSKI
166
Tratado del Purgatorio, cap. 16.
167
KEPPLER, Predicación de las pobres almas, pág. 61.
250
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
168
KLIMSCH, ¿Viven los muertos?, pág. 216.
169
BINET, El amigo de las pobres almas, pág. 206.
251
BRUNO GRABINSKI
«No sabemos la medida que emplea Dios para medir la culpa del
pecado; o sea, el castigo del pecado en el Purgatorio»170.
170
PROF. DR. BERNHARD BARTMANN, Manual de Dogmática, Herder, Fri-
burgo, 1921, 2º tomo, pág. 507.
171 LOUVET, El Purgatorio, pág. 165.
252
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
172
El amigo de las pobres almas, pág. 36. (N. de Gr.)
María Simma tuvo que ayudar almas que llevaban muchos años en el Pur-
gatorio. Ella cuenta el caso de un oficial que murió en 1660, e incluso el de un
Sacerdote que falleció en el año 555. Y dice que si no hubiese sido por la mise-
ricordia de Dios que se dignó hacerle saber a ella sobre la pena de este Sacer-
dote, él habría tenido que permanecer hasta el fin del mundo en el Purgatorio.
(Nicky Eltz, “¡Sáquennos de aquí!”, Editorial Didacboook, pág 62). (N. A.)
173 P. NOCK, Vida y obras de Ana María Lindmayr, pág. 145.
174 El amigo de las pobres almas, pág. 35.
253
BRUNO GRABINSKI
175
El otro mundo, págs. 208 y sigs.
254
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
«Son varios los teólogos que opinan que cada alma sufre en el
lugar mismo donde cometió el pecado»176. El Padre jesuita Tyräus,
profesor de la Universidad de Würzburgo, escribe que la experiencia
demuestra que con frecuencia los pecados han de expiarse en el lugar
mismo donde se cometieron177.
176
BINET, El amigo de las pobres almas, pág. 50.
177
KLIMSCH, ¿Viven los muertos?
178 También en el apunte XI de su Diario, se lee que un día se le apareció
un difunto diciéndole, entre otras cosas, que sus penas las padecía dentro de su
misma sepultura. Y Palafox, en relación con este apunte, relata que a un Reli-
gioso de Madrid se le apareció un compañero suyo en el confesionario comuni-
cándole que sufría allí mismo «por algunas preguntas que hacía a los penitentes,
las cuales no pertenecían a la confesión». (Obispo Juan de Palafox, Luz a los
vivos y escarmiento en los muertos ). (N. A.)
255
BRUNO GRABINSKI
una de las calles de dicha ciudad179. Estos son solo algunos ejemplos
entresacados de entre los innumerables que podríamos citar.
III
179
Según SPIRAGO, Los sufrimientos y alegrías del Purgatorio.
256
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
180
WILMERS, Texto de Religión, Aschendorff, Münster, 1902, 2º tomo, pág.
322.
257
BRUNO GRABINSKI
181
SCHMAUS, Dogmática católica, tomo III, 2, pág. 513.
258
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
bien cargar sobre sí la carga que al otro corresponde, puesto que to-
dos somos miembros de un mismo cuerpo; por tanto, la obra de la
satisfacción hemos de considerarla como propiedad común»182.
«No puede dudarse —dice San Agustín— que los muertos son ayu-
dados por las oraciones de la Santa Iglesia, por el sacrificio de la santa
misa y por las limosnas que contribuyen por sus almas. Esta tradición
de nuestros Padres continúa en vigor en toda la Iglesia»183.
182
KEPPLER, La predicación de las pobres almas, pág. 85.
183
Sermón 172, núm. 2.
184 SCHNEIDER, La otra vida, pág. 60.
185 KELLER, Historias de pobres almas, pág. 32.
186 KELLER, obra citada, pág. 33.
259
BRUNO GRABINSKI
provecho que reporta a las pobres almas las oraciones, santas misas,
indulgencias y limosnas ofrecidas por ellas!»187.
260
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Otras se sienten felices cuando la Princesa ora con ellas y por ellas:
el Dominico se inclina cuando ésta empieza a orar (13-9-25), la «ser-
piente» se arrastra más cerca de ella, parece que eso le agrada (26-2-
26). Eleonor y Nicolás parecen «estar muy felices» (11-6-26 y 20-7-26).
261
BRUNO GRABINSKI
muertos. Las oraciones de los fieles caen de continuo sobre las pobres
almas a modo de rocío refrigerador y de bálsamo que sana, suaviza y
alivia sus dolores»193.
262
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
195
La predicación de las pobres almas, pág. 102.
196
KELLER, Historias de pobres almas, pág. 96.
263
BRUNO GRABINSKI
197
FAURE, Las consolaciones del Purgatorio, pág. 162.
198
FAURE, obra citada, pág. 287.
264
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
265
BRUNO GRABINSKI
266
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Pero también aquí puede decirse lo mismo que para la santa misa:
no tienen parte, en modo alguno, aquellos que en vida no hicieron
caso de ella.
«He ofrecido tantas veces la indulgencia plenaria por ti. ¿Lo has
notado?» «El tormento cesa» (10-1-24).
Santo Tomás observa: «No hay motivo alguno por el cual las in-
dulgencias, de acuerdo con su fundamento, pueden aplicarse sólo a
los vivos y no también a los difuntos»205.
267
BRUNO GRABINSKI
206
La predicación de las pobres almas, pág. 110. (N. de Gr.)
Lo mencionado por el Obispo Keppler concuerda maravillosamente con lo
que le dice una Religiosa difunta aparecida a su compañera: «En cuanto a las
indulgencias plenarias, puedo decirte que pocas, muy pocas son las personas
que la aprovechan enteramente. Se necesita una tan gran disposición de corazón
y de voluntad que es raro, más raro de lo que se piensa; debe haber toda la
disposición requerida para obtener así la remisión total de los propios pecados.
En el Purgatorio, recibimos las indulgencias, que se nos aplican, sólo a modo de
sufragio y como el buen Dios lo permite, según nuestra disposición. Es cierto
que no tenemos más afición al pecado, pero nosotros no estamos bajo el reino
de la misericordia, sino más bien bajo el de la justicia divina; por tanto, recibi-
mos sólo aquello que el buen Dios quiere que nos sea aplicado. Cuándo el alma
está próxima al fin de todos sus deseos, es decir, próxima al Cielo, ella puede
ser liberada y admitida en el gozo eterno por la eficacia de una indulgencia
plenaria bien adquirida o aunque adquirida a medias según su intención; pero
en cuanto a las otras almas no es así. Durante su vida, con frecuencia ellas han
despreciado o, si no, han hecho poco caso de las indulgencias que el buen Dios,
siempre justo, da según las propias obras. Ellas pueden aprovechar algo según
la divina voluntad, pero raramente la indulgencia en su integridad». (Manuscrito
del Purgatorio, Publicado por la asociación de Notre Dame de la Buena Muerte,
en 1962). (N. A.)
268
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
207
BINET, El amigo de las pobres almas, pág. 217.
269
BRUNO GRABINSKI
208
Obra antes citada, pág. 218.
209
KELLER, Historias de pobres almas, pág. 71. (N. de Gr.)
En una ocasión una Religiosa difunta se le aparece a Sor Francisca y le dice:
«No temas, soy N., que me hallo en las penas del Purgatorio (…); encomiéndame
a Dios, y avisa que es muy necesario echar agua bendita sobre las sepulturas,
que al presente me encuentro allí». (Obispo Juan de Palafox, Luz a los vivos y
escarmiento en los muertos, apunte LXVII). (N. A.)
210 P. NOCK, Vida y obras de la bienaventurada A. M. Lindmayr, pág. 183.
270
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
211
La predicación de las pobres almas, pág. 107.
271
BRUNO GRABINSKI
212
LOUVET, El Purgatorio, pág. 277.
213 LOUVET, obra citada.
214 KLIMSCH, ¿Viven los muertos?, pág. 214.
215 LOUVET, obra antes citada, pág. 260.
272
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
273
BRUNO GRABINSKI
274
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
275
BRUNO GRABINSKI
«No envié veinte marcos para las misiones» (11-10-21). José H...
desea retractarse de la calumnia formulada contra un Sacerdote (11-
1-28). Eleonor pide se escriba a Passau con razón de una calumnia
(24-6-26).
219
La predicación de las pobres almas, pág. 86.
276
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
mí?» «¡El amor!» (11-7-25). «¡Dame la paz... por medio del amor!» (14-
11-23). «¿Cómo llegaste aquí?» «¡Porque tienes que ayudarme!» «¿Por
qué dices que tengo que...? Nadie puede obligarme». «¡El amor!» (11-
7-25). «¿Por qué no podía verle?» «Estabas llena de miedo y no de
amor» (30-1-25). El Dr. G... dice a la Princesa: «¡Vives como si no
vivieras!» (30-5-25). Ella misma escribe: «Cuando logro cambiar mi
miedo por amor, la situación mejora» (8-12-23).
Dios en las obras de los hombres busca ante todo el motivo que
les impulsó a ejecutarlas. Cuanto más pura y desinteresada sea la in-
tención, tanto mayor valor adquiere la obra ante Dios. Cuanto más se
lleve a cabo por puro y generoso amor a Dios y al prójimo, tanto más
valiosa y agradable resulta a Dios y tanto mayor es su mérito.
220
1 Cor. 13, 13.
221 1 Juan 4, 21.
222 BARTMANN, El Purgatorio, pág. 138.
223 Imitación de Cristo, libro 1º, cap. 15.
277
BRUNO GRABINSKI
224
Esta idea del Obispo Keppler me hizo recordar las últimas palabras di-
chas por dos difuntas a Santa Margarita María de Alacoque; he encontrado el
texto y aquí lo transcribo: «Esta mañana, domingo del Buen pastor (2 de mayo
de 1683), dos de mis buenas amigas pacientes han venido a decirme adiós en el
momento de despertarme y que éste era el día en el que el soberano pastor las
recibía en su redil eterno, con más de un millón de otras almas, en cuya com-
pañía marchaban con cánticos de alegría inexplicable. Una es la buena Madre
Monthoux y la otra mi Hermana Juana Catalina Gascon, que me repetía sin
cesar estas palabras: «El amor triunfa, el amor goza. El amor en Dios se rego-
cija». La otra decía: «Qué bienaventurados son los muertos que mueren en el
Señor y las Religiosas que viven y mueren en la exacta observancia de su Re-
gla…» Como yo les rogara que se acordasen de mí, me han dicho, al despedirse,
que la ingratitud jamás ha entrado en el Cielo». (Carta XXIII a Madre Saumaise
del 2 de mayo de 1683). (N. A.)
278
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
225
La predicación de las pobres almas, pág. 100.
226 KELLER, Historias de pobres almas, pág. 203.
227 KLIMSCH, ¿Viven los muertos?, pág. 214.
228
KELLER, obra antes citada, pág. 41.
279
BRUNO GRABINSKI
misas por ellas ofrecidas, así como por los sufrimientos por ellas so-
portados, y le prometieron prestarle verdaderos servicios recíprocos
desde el Cielo229.
229
KLIMSCH, obra antes citada, pág. 226.
230
KERNER, La vidente de Prevorst, págs. 74 y 80.
280
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
las pobres almas no pueden dejar de ayudar a aquellos que las llaman en mo-
mentos de extrema necesidad, y mucho menos si de sus bienhechores se trata.
En ese libro el Padre cuenta el siguiente hecho ocurrido a un pariente suyo: «Él
volvía a casa de noche, llevando consigo las joyas más preciosas, por temor de
una “visita” de los ladrones en su negocio. Un día volvió a su casa muy tarde, y
temiendo ser agredido se encomendó en el camino a las almas del Purgatorio,
rezando por ellas un Rosario. Era medianoche cuando tomó el cruce que lo
llevaba a su hogar y con temor vio a unos hombres con mala cara que lo espe-
raban. Con mayor intensidad invocó la protección y defensa de las almas del
Purgatorio. Había una iglesia al principio del cruce y ésta improvisadamente se
abrió y salió un cortejo de Frailes con sacos y capuchones blancos que parecían
acompañantes de un funeral. El capuchón era de aquellos antiguos, que hoy ya
no se usan: les cubría toda la cabeza y tenía sólo tres aberturas: dos para los ojos
y uno para la boca. El joyero no encontró nada mejor que unirse a aquel cortejo
que era visible a los ladrones camuflados en la sombra. La esposa impaciente
por lo avanzado de la hora, estaba en la ventana aguardando la llegada de su
marido. Este, de hecho, regresó junto al cortejo, deshecho por el temor de los
281
BRUNO GRABINSKI
Que las pobres almas piden de manera especial por sus parientes,
amigos y bienhechores, es cosa admitida por casi todos los teólogos.
La oración no es otra cosa que un afluente de amor. El que las pobres
almas sientan un amor especial por los que les están más unidos, jus-
tifica la suposición de que por ellos piden de manera especial. Esto
corresponde al sentimiento natural, de acuerdo con el cual, con los
que nos están más estrechamente unidos por amor especial: parientes,
amigos y bienhechores, se permanece en constante y fructífera socie-
dad amorosa, en un intercambio de dar y recibir235.
De todo ello deducen los teólogos, según dice el Obispo Dr. Sch-
neider, que no sólo está permitido, sino que es incluso aconsejable el
implorar la ayuda de las pobres almas236. También el Obispo Dr.
Keppler escribe: «La confianza en las pobres almas, sobre todo en
necesidades especiales, está profundamente arraigada en el pueblo
católico. Esto no debe reprimirse, sino alentarse»237.
por los fieles de la tierra. Editado por él (Würzburgo), 1932, págs. 25-29.
235 WALZ, obra citada, pág. 165.
236 La otra vida, pág. 503.
237 La predicación de las pobres almas, pág. 92.
282
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
El Santo Cura de Ars dijo: «Si se supiese el poder que esas pobres
almas tienen sobre el corazón de Dios y si se supiese las gracias que
pueden conseguirse por su intercesión, no estarían tan abandonadas:
ha de pedirse mucho por ellas a fin de que, a su vez, ellas pidan
mucho por nosotros. Las pobres almas del Purgatorio nada pueden
hacer en favor suyo; en cambio, tienen un gran poder para interceder
por nosotros. La experiencia nos enseña que casi no hay nadie que
haya invocado a las almas del Purgatorio sin conseguir por su medio
la gracia solicitada»238.
El Papa Pío IX tenía en sus años juveniles una memoria muy frá-
gil. Al ser elegido Papa, con frecuencia causaba asombro y admira-
ción por su memoria prodigiosa. Él mismo explicó que esto lo debía
a las pobres almas. En cierta ocasión un Sacerdote se rehusó ser con-
sagrado Obispo alegando tener una memoria muy frágil. El Papa le
intercaló: «Oh, basta con que honres a las pobres almas, éstas siempre
me ayudaron a mí». El Papa Benedicto XIII habla en su libro de ora-
283
BRUNO GRABINSKI
ciones de un Jesuita que era atormentado por las más horribles tenta-
ciones. Después de haber probado inútilmente todos los medios para
liberarse de ellas, recurrió a María, quien se apareció ordenándole
orase con gran celo por las pobres almas. Así lo hizo, viéndose libre
de la tentación241.
Así, por ejemplo: «No eres del todo mortificada» (8-1-25). «No
estás totalmente pura» (4-3-26). «Estás dividida... cuerpo—alma» (10-8-
24). «Aún gustas de ser querida por las criaturas; debes desapegarte
completamente» (mayo de 1927).
La Beata Margarita Ebner dice: «Si Dios quisiera que todos los
hombres que se encuentran en el camino de la perfección considera-
sen a las pobres almas como intercesoras y auxiliares suyas, entonces
comprobarían los grandes progresos que realizan en el camino de la
virtud».
284
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
San Ambrosio escribe: «Todo lo que hacemos por amor a los fie-
les difuntos se convierte en gracia para nosotros: y después de nuestra
muerte encontraremos su mérito cien veces duplicado»246.
244
KEPPLER, La predicación de las pobres almas, pág. 97.
245
ACKERMANN, El consuelo de las pobres almas, pág. 36. (N. de Gr.)
Ya lo dice la misma Princesa en el Diario: «Hacer felices a las almas es
mucho más bello que hacer felices a las personas vivas» (29-12-24). (N. A.)
246 BINET, El amigo de las pobres almas, pág. 193.
285
BRUNO GRABINSKI
San Agustín: «Si quieres que Dios tenga misericordia de ti, tenla
tú de tus prójimos que se encuentran en el Purgatorio»247.
IV
286
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
lugar dice: «Entre los bienaventurados del Cielo y las almas del Pur-
gatorio existe la diferencia de que aquéllos pueden aparecerse cuando
así lo desean, mientras que las almas del Purgatorio sólo pueden ha-
cerlo con un permiso especial de Dios»250. «O sea, que las almas de
los muertos sólo pueden manifestarse por autorización de Dios, nunca
por su propio poder», dice el profesor Dr. Fr. De Bonsen251.
«¿Por qué no puedo ver todavía a las otras almas?» «No gozan
todavía de la posibilidad de mostrarse» (julio de 1925). «¿Por qué
tardaste tanto en mostrarte?» «No me era posible; el camino que con-
duce a ti es muy largo» (23-12-25). «¿Por qué viniste a mí en figura de
serpiente?» «Aún no estaba en condiciones de mostrarme de otra
forma» (10-3-26).
287
BRUNO GRABINSKI
«Orígenes nos dice que las almas, al ser autorizadas a unirse con
una sustancia material, pueden muy bien tomar un cuerpo más deli-
cado del que antes tuvieron, aun cuando exteriormente se asemeje al
antiguo. Este nuevo cuerpo, que las envuelve a modo de túnica, es el
que se deja ver de los ojos mortales»254.
253
Se les pasó por alto el apunte del 25 de febrero de 1926: «Es absoluta-
mente imposible pensar que la serpiente no tenga un cuerpo real y tangible, y
que sea sólo producto de mi imaginación». (N. A.)
254 FAURE, Las consolaciones del Purgatorio, pág. 259.
288
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
Los hombres no pueden llamar a las almas que deseen para saber
algo de ellas.
255
Por ejemplo, los que en Jerusalén salieron de sus sepulcros a la muerte
de Jesús.
256 FAURE, obra antes citada, pág. 255.
257 La misma obra, pág. 267.
289
BRUNO GRABINSKI
258
¿Volveremos a vernos en el otro mundo?, págs. 48 y 51.
290
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
259
KERNER, La vidente de Prevorst, pág. 124.
291
BRUNO GRABINSKI
260
KERNER, La vidente de Prevorst, 2ª parte, págs. 78 y 80.
292
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
293
BRUNO GRABINSKI
nube y que cada vez bajaba más. La nube se transformó en una fi-
gura» (17-9-24). «Las figuras se mueven alrededor de mí sollozando.
No me es posible reconocerlas» (11-11-24). «Las demás sombras han
comenzado a adquirir forma. Se me ha presentado un Dominico. Su
rostro es irreconocible; sólo una masa grisácea» (5-9-25). «Después vi
cómo poco a poco se iba formando una figura nebulosa; sólo podía
distinguir la mano» (5-3-26). «Aparece algo nuevo e imposible de re-
conocer; parece un gran cajón. Se transformó en un hombre anciano»
(27-6-26 y 20-7-26).
«Vi por primera vez las once sombras que a partir de entonces se
me aparecen con tanta frecuencia. Son columnas de niebla clara, de
diferentes tamaños» (4-6-22). «De repente me vi rodeada de una es-
pesa niebla o humo inodoro» (12-10-23). «Las figuras envueltas en
niebla andan de un lado para otro por el cuarto. Me es imposible
describirlas. La palabra «niebla» no es la correcta: son más bien como
hechas de un vapor muy denso» (21-10-23). «Durante el día una som-
bra me precedió en la escalera e ingresó en mi habitación (4-12-23)».
«Mi habitación estaba envuelta en espesa niebla y de su interior salían
lastimosos gemidos» (6-8-24). «De repente me vi envuelta como en un
torbellino de niebla densa» (31-3-26), etc...
294
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
También puede ser que a medida que van purificándose las al-
mas, Dios les permite presentarse en figuras más fáciles de reconocer.
Esto puede deducirse de las palabras de una aparición: «No estaba
aún en condiciones de presentarme de otra forma». También con cla-
ridad progresiva va apareciendo en las almas la figura humana, esto
es: los rasgos característicos de dicha persona en su vida terrena, re-
sultan cada vez más fáciles de reconocer.
261
Mística cristiana, tomo 3º, pág. 476.
262
KERNER, La vidente de Prevorst, 2ª parte, pág. 230.
295
BRUNO GRABINSKI
su familia vieron una figura parecida a una blanca nube que pasaba
por la ventana (pág. 143).
263
KERNER, La vidente de Prevorst, 2ª parte, pág. 213.
296
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
que hasta ahora nunca había visto» (24-6-24). La señora W... tenía una
«tristeza que me conmovía profundamente» (25-2-27).
Así, Fritz Sch... corre «sin cesar de un lado a otro» (21-6-23); G...
«es incapaz de estarse quieto; su intranquilidad es horrible» (11-8-23);
Edelgunda «corre furiosa de un lado para otro por el cuarto» (2-10-
23). Weiss, Alois Z..., el anciano Heinz y Juan H... están «muy intran-
quilos»; igualmente Catalina sólo sabe repetir: «¡Sin paz! ¡Sin paz!»
(27-10-23). El Párroco N... «no podía estarse quieto; su intranquilidad
era terrible» (4-7-26). «La intranquilidad de la Sra. W... era cada vez
más espantosa» (11-8-26). Al preguntar a Enrique lo que buscaba, sólo
supo contestar: «El descanso» (14-1-24).
264
Según ACKERMANN, El consuelo de las pobres almas, pág. 50.
265
KERNER, obra antes citada, págs. 20 y 211.
297
BRUNO GRABINSKI
Refiriéndose a las penas que tienen que soportar las almas del
Purgatorio, en especial las del grado inferior, dice, entre otros, San
Cirilo de Alejandría: «Si todos los castigos y penas más terribles de
este mundo pudiesen compararse con el sufrimiento que ha de sopor-
tarse en el Purgatorio, entonces, en comparación con éstos, aquéllos
nos parecerían consolaciones». También San Francisco de Sales es-
cribe que los dolores exteriores de esta vida no son nada en compa-
ración con los de allá268.
298
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
299
BRUNO GRABINSKI
Fritz Sch... tenía «el cabello desgreñado y los ojos saltones»; «su
rostro era negro»: su Párroco lo señala como la «oveja negra» de la
Parroquia. El «Monstruo» está «todo cubierto de tumores»; «su rostro
se encuentra lleno de úlceras»: «su aspecto era tan horrible a causa
del pecado» (27-12-23 y siguientes). El cuerpo de Egolf «era la guarida
de millares de gusanos; todo en él estaba siendo roído por los gusa-
nos. Creo que jamás vi nada tan repugnante». «No había pecado que
no hubiese cometido» (2-11-25).
272
P. NOCK, Vida de A. M. Lindmayr, pág. 159.
273
KELLER, Historias de pobres almas, pág. 71.
300
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
301
BRUNO GRABINSKI
«Son del grado inferior. Los pecados están aún adheridos a ellas.
Están salvadas, pero no purificadas» (24-10-25). «La maldad aún está
en mí» (1-6-24). «En mi estado sólo hay maldad. Está aún adherida a
mí» (8-11-25).
302
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
277
El otro mundo, pág. 08.
303
BRUNO GRABINSKI
278
KLIMSCH, ¿Viven los muertos?, págs. 157 y sigs.
304
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
279
LUCAS, Los que esperan a la puerta del Cielo, pág. 79.
305
BRUNO GRABINSKI
280
Dogmática católica, tomo III, págs. 509 y sigs.
281
KERNER, La vidente de Prevorst, 2ª parte, págs. 137, 151 y 22.
306
ENTRE EL CIELO Y EL INFIERNO
San Luis Beltrán vio cómo un alma piadosa liberada por él del
Purgatorio entraba en el Cielo rodeada de luz resplandeciente283.
Algo parecido cuenta Santa Teresa en su libro de Las Fundaciones;
dice que vio el alma de un bienhechor de su Orden, liberado por
ella, ingresar en el Cielo con las manos juntas y el rostro resplande-
ciente284. Luis de Blois cuenta en sus obras que a un servidor de Dios
se le apareció una de estas almas liberadas del Purgatorio resplande-
ciente como el sol y rodeada de una gloria indescriptible285.
282
También la Sra. de Brault vio una vez el rostro de una difunta iluminado
por ese maravilloso y ya próximo resplandor del Cielo. Puede verse la página
349. (N. A.)
283 LOUVET, El Purgatorio, pág. 124.
284 KLIMSCH, ¿Viven los muertos?, pág. 154.
285 FAURE, Las consolaciones del Purgatorio, pág. 160.
307
EPÍLOGO
286
Mat. 5, 7.; Mat. 25, 34-40.
ANEXOS
(EXPERIENCIAS DE ALGUNAS PERSONAS CON
LAS ALMAS DEL PURGATORIO)
Admirable revelación acerca del Purgatorio y sus diferentes grados.
Muy digna de leerse
313
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
314
ANEXOS
Tu amor sólo hizo los ángeles, de ninguna otra materia, sino del
poder de tu divinidad, y lo hiciste según lo dictaba tu misericordia.
Pero después que interiormente nos encendimos con la soberbia, en-
vidia y avaricia, tu caridad, que ama la justicia, nos echó del Cielo
con el fuego de nuestra malicia al incomprensible y tenebroso abismo
que se llama Infierno. Así obró entonces tu caridad, que tampoco se
apartará ahora de tu justo juicio, ya se haga según tu misericordia, o
según tu justicia. Y aún nos atrevemos a decir, que si lo que amas con
preferencia a todas las cosas, que es la Virgen que te engendró, y la
cual nunca pecó, hubiese pecado mortalmente y muerto sin contri-
ción divina, amas tanto la justicia, que su alma nunca hubiera subido
al Cielo. Luego, oh Juez, ¿por qué no declaras ser nuestra esta alma,
para que la atormentemos según sus obras?»
315
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Después de esto, se oyó una voz que salió del que estaba sentado
en el solio resplandeciente, y dijo: «Por los ruegos de mis amigos ten-
drá este contrición antes de la muerte, y no irá al Infierno, sino al
Purgatorio con los que allí padecen mayores tormentos; y acabados
de purgar sus pecados, recibirá su premio en el Cielo, con aquellos
que tuvieron fe y esperanza, pero con mínima caridad». Y al terminar
de oír esto, huyeron los demonios.
316
ANEXOS
del alma, y venir subiendo por dentro de ella como cuando el agua
sube por un caño; y comprimiéndose violentamente, le pasaba por
encima de la cabeza, de modo que por todos sus poros y venas corría
fuego abrasador.
Después de ver este tormento, oyó la Santa una voz que salía de
lo íntimo de aquella alma, que dijo cinco veces: «¡Ay de mí! ¡Ay de
mí!», clamando con toda su fuerza y vertiendo abundantes lágrimas.
«¡Ay de mí, que tan poco amé a Dios por sus supremas virtudes y por
la gracia que me concedió! ¡Ay de mí, que no temí como debía a la
justicia de Dios! ¡Ay de mí, que amé el deleite de mi cuerpo y de mi
carne pecadora! ¡Ay de mí, que me dejé llevar por las riquezas del
mundo y por la vanidad y soberbia! ¡Ay de mí, por haberlos conocido
Luis y Juana!»
317
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Sobre las tinieblas del Infierno está la mayor pena del Purgatorio
que las almas pueden sufrir. Más allá de este lugar hay otro, donde
se sufre la pena menor, que solamente consiste en falta de fuerzas, de
hermosura, y de otras cosas semejantes, como si alguien después de
una grave enfermedad estuviera convaleciente con falta de fuerzas, y
de todo lo que suele acompañar a este estado de debilidad, hasta que
poco a poco va volviendo en sí. Hay otro lugar superior a esos dos,
donde no se padece otra pena que la del deseo de ver a Dios y go-
zarle.
318
ANEXOS
Desde allí el alma va al tercer lugar, donde no hay más pena que
el deseo de llegar a la presencia de Dios, y de gozar de su visión
beatífica. En este lugar residen otros muchos y por bastante tiempo,
entre los que se encuentran aquellos que, mientras vivieron en el
mundo, no tuvieron perfecto deseo de llegar a la presencia de Dios y
gozar de su vista.
Las almas que están en estos tres lugares participan de las oracio-
nes y buenas obras de la Santa Iglesia, que se hacen en el mundo;
principalmente de las que ellas hicieron mientras vivieron, y de las
que sus amigos hacen por ellos después de muertos. Y como los pe-
cados son de muchas clases y diversos, así también son diferentes las
penas; y como el hambriento descansa con la comida, y el sediento
con la bebida, el desnudo con el vestido y el enfermo con la cama,
así las almas descansan y participan de lo que por ellas se hace en el
mundo. El alma que mayores auxilios tiene, más pronto se limpia y
se libra del Purgatorio».
319
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Pues no puede mentir la justicia de Dios que dice que las almas, o
han de purificarse después de la muerte con la pena del Purgatorio,
o han de ser ayudadas con las obras buenas de sus amigos y de la
Iglesia, para que salgan más pronto».
***
320
ANEXOS
Todo el bien que hizo y todo lo que prometió de los bienes bien
adquiridos, y principalmente las oraciones de los amigos de Dios, dis-
minuyen y alivian su pena, según está determinado por la justicia de
Dios. Pero en cuanto a lo que dio de los otros bienes no bien adqui-
ridos aprovecha sólo a los que justamente los poseían antes, o les
aprovecha en su cuerpo, si son dignos de ello, según la disposición
de Dios.
321
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Y respondió el Juez: «¿Por qué cayó más bien en tus manos, y por
qué te acercaste a ella más que mi ángel?» Y contestó el demonio:
«Porque sus pecados fueron más que sus buenas obras». Y dijo el
Juez: «Muestra cuáles son». Respondió el demonio: «Un libro tengo
lleno con sus pecados». Y dijo el Juez: «¿Qué nombre tiene ese libro?»
«Su nombre es inobediencia», respondió el demonio, «y en ese libro
hay siete libros, y cada uno de ellos tiene tres columnas, y cada co-
lumna tiene más de mil palabras, pero ninguna menos de mil, y algu-
nas muchas más de mil». Respondió el Juez: «Dime los nombres de
esos libros, pues aunque yo todo lo sé, quiero, no obstante que hables,
para que conozcan otros tu malicia y mi bondad».
322
ANEXOS
287
«Maravedí» es una antigua moneda española.
323
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
324
ANEXOS
325
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
326
ANEXOS
327
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
328
ANEXOS
329
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Tres cosas hay que hacen disminuir tan largo tiempo de pena, y
que se apague el fuego, y que esa alma se libre de las manos de los
demonios. La primera es, si alguien devuelve lo que él injustamente
tomó o arrancó de otros, o está obligado a devolverles en justicia;
pues el alma debe purgarse, o por los ruegos de los Santos, o por
limosnas y buenas obras de los amigos, o por una suficiente purifica-
ción. Lo segundo es una cuantiosa limosna, pues por ella se borra el
pecado, como con el agua se apaga la sed. Lo tercero es, la ofrenda
de mi cuerpo hecha por él en el altar, y las súplicas de mis amigos.
Estas tres cosas son las que lo libertarán de aquellas tres penas».
288
¿Recuerdan a Amelia, la joven por cuya suerte Lucía preguntó a Nuestra
Señora en Fátima? La Virgen dijo a Lucía que ella estaría en el Purgatorio hasta
el fin del mundo. Al final de este libro he transcrito un pequeño artículo que
habla acerca de esta muchacha. Ver pág. 371.
330
ANEXOS
pensamiento que en honra mía tuvo; pues todo cuanto por mí hizo,
está ahora delante de él y dentro de su misma pena, y le sirve de
refrigerio y de consuelo, y por ello siente menos ardor del que sufriría
de otro modo». Y volvió la Virgen a decirle a su Hijo: «¿Por qué esa
alma está inmóvil, como quien no mueve manos ni pies contra su
enemigo y no obstante vive?»
331
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
332
ANEXOS
Declaración
333
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
289
Cuando el Padre Confesor del Monasterio supo que S. María Magdalena
recibía tantos favores del Cielo, dio orden a las Religiosas de que anotasen
cuanta palabra dijese ella en aquellos éxtasis. Algunas veces hablaba tan rápido
y por tanto tiempo, que eran necesarias varias Religiosas. Una primera Religiosa
escuchaba una parte de lo que la Santa hablaba y luego lo dictaba a otra que
era la encargada de escribir, y otra segunda Religiosa empezaba a escuchar
desde donde la primera había terminado, y luego también lo dictaba a la que
escribía, y así seguían las demás Religiosas prestando atención a lo que María
334
ANEXOS
335
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Pasó de allí a lugares menos tristes. Eran calabozos de las almas sim-
ples y de los niños290 que habían caído en muchas faltas por ignoran-
cia. Sus tormentos le parecieron a la Santa mucho más soportables
que los anteriores. Allí sólo había hielo y fuego. Notó que las almas
tenían a sus ángeles guardianes con ellas, pero vio también demonios
de horribles formas que acrecentaban los sufrimientos de algunas.
290
Una vez Doña Marina de Escobar, mujer española muy favorecida de
Dios, vio nueve almas del Purgatorio que le pedían ayuda, y entre esas había
un niño, el cual le dijo: «Ruega por mí, que como morí niño, pensando los vivos
que no tendría yo necesidad de sufragios, me han dejado en penas». (Padre Luis
de la Puente, Vida maravillosa de la Venerable virgen Doña Marina de Escobar,
libro 5º, cap. 3º).
336
ANEXOS
De allí pasó a un lugar donde las almas prisioneras eran las que
se habían manchado de impureza. Ella las vio en tan sucio y pestilente
calabozo, que la visión le produjo náuseas. Se volvió rápidamente
para no ver tan horrible espectáculo.
337
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
338
ANEXOS
339
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
340
ANEXOS
341
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
342
ANEXOS
—Sé lo que quieres hacer —le dice con severidad—; quieres borrar
la señal que he dejado impresa. Has de saber que no está en tu mano
hacerlo, siendo ordenado por Dios este prodigio para enseñanza y
enmienda de todos. Por su justo y tremendo juicio he sido condenada
a sufrir durante cuarenta años las espantosas llamas del Purgatorio, a
causa de las debilidades que he tenido a menudo con algunas de
nuestras Religiosas. Te agradezco a ti y a tus compañeras tantas ora-
ciones, que en su bondad el Señor se ha dignado aplicar exclusiva-
mente a mi pobre alma; y en particular los siete Salmos penitenciales,
que me han sido de un gran alivio.
343
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Y desapareció.
Por fin, al siguiente día, 19, Sor Ana Felicia, habiéndose acostado
y dormido, a la hora acostumbrada, oye que la llaman de nuevo por
su nombre, despiértase sobresaltada, y queda clavada en su postura
sin poder articular una palabra. Esta vez reconoció también la voz de
Sor Teresa, y al mismo instante se le apareció un globo de luz muy
resplandeciente al pie de su cama, iluminando la celda como en pleno
día, y oyó que Sor Teresa con voz alegre y de triunfo, decía estas
palabras:
344
ANEXOS
Cuando, por motivos que sólo Dios conoce, les es dado aparecer
en este mundo, lo que ellas tocan lleva la señal del fuego que les
atormenta; parece que el fuego y ellas no forman más que uno; es
como el carbón cuando está encendido
(Carlos Rosignoli S. J., Maravillas de Dios con las almas del Purgato-
rio, Maravilla 1ª de la Segunda Parte, pág. 168-172)
345
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Durante todo el tiempo que la Santa rogó por esa alma, vio el
estado en que se hallaba, a saber: negra como un carbón, deforme
hasta causarle horror, y haciendo siempre violentas contorsiones. No
viendo quién que la atormentaba, conoció bien que sus propios pe-
cados hacían oficio de verdugos, causándole vehementísimos dolores,
principalmente en los miembros que más habían servido al pecado.
Tal espectáculo afligió el sensible corazón de la Santa, y apartando
de él los ojos, los volvió dulcemente al Salvador, diciéndole: «Señor,
¿queréis complaceros en perdonar por mí a esta pobre alma?» El Se-
ñor, con indecible bondad, contestó: «Quiero por amor tuyo tener
compasión de ella y de un millón más. ¿Quieres que le perdone todas
las penas que merece?» «¿Y si esto no es conforme», replicó Gertru-
dis, «a lo que ordena vuestra divina justicia?» «No será contrario»,
dijo el Señor, «si me lo pides con confianza, porque previendo yo que
habrías de rogar por ella, puse en su alma, mientras agonizaba, tales
disposiciones, que la hiciesen apta de percibir el fruto de tu caridad».
«Pues bien», contestó, «yo os suplico, ¡oh Dios mío, principio y causa
de nuestra salud!, que ya que vuestra gracia me da en vos tanta con-
fianza, acabéis esta obra de vuestra misericordia del modo que más
os agradare».
346
ANEXOS
347
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
«Un bien tan grande como éste», contestó Nuestro Señor, «no se
puede procurar a las ánimas (como el que tú deseas) por medio de
oraciones y penitencias, aunque éstas sean muchas. No hay más que
un medio: el santo amor. Un amor igual al que tú tienes ahora por
mí. Pero así como nadie puede tener por sí mismo este amor, porque
sólo le tienen aquellos de quienes quiero yo ser especialmente amado,
así tampoco puede un ánima recibir este especialísimo auxilio si,
mientras vivía, no fue preparada por mí de un modo particular. Sin
embargo, las oraciones y penitencias hechas por los amigos en sufra-
gio de tales ánimas las alivian, aunque muy poco a poco; pero al fin,
más pronto o más tarde, llegan a verse libres de tal peso, según la
devoción con que se ruega por ellas, la naturaleza de la carga y las
buenas obras que hicieron en vida».
348
ANEXOS
Lo dicho hasta aquí está tomado del cap. 19, lib. 5 de la vida de
esta admirable Santa, y lo he trasladado casi por entero, porque por
su doctrina, no sólo se ve como sensibilizado el efecto que hacen las
oraciones en las santas ánimas, sino también (y es lo que más interesa)
cuánto importa vivir bien para no hacerse incapaz ni un solo instante
de recibir en el Purgatorio el beneficio de las oraciones de la Iglesia;
pues si el que ha vivido en el pecado consigue, por especialísima mi-
sericordia de Dios, librarse de la muerte eterna, no por esto se libra
del lugar de purificación, cuya primera época, según acabamos de
escuchar, por ser de larga duración y sin alivio, es un verdadero In-
fierno.
(Este escrito y los cinco siguientes están tomados del libro Una Mís-
tica Canadiense: La Sra. de Brault. Carta N° 21)
26 de abril de 1900
Padre:
349
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Más tarde, hacia las cinco, pedí a Nuestro Señor que me conce-
diera la gracia de tener la fuerza de ir a recibir la Sagrada Comunión.
Me la concedió. Durante el resto del día, hasta las tres de la tarde,
sentí una fuerza extraordinaria, al propio tiempo que sufría los mis-
mos dolores. Hacia ese momento desaparecieron las fuerzas y caí ago-
tada. Me puse en cama. Me había colocado alrededor del cuerpo el
cordón de San Francisco perteneciente a la señorita L. Era como un
cinturón de fuego y me costaba extremadamente soportarlo.
350
ANEXOS
291 Estos reproches son muy semejantes a muchos de los que le hicieron la
mayoría de las almas a la Princesa Eugenia: «¡Me has olvidado!», «¡Me has aban-
donado!», «¡No me has dado nada!», etc. Los tormentos que padecen las pobres
almas, hacen que su estancia en el Purgatorio se les haga eterna. Alguna vez leí
que un Santo decía: «Si una noche con dolor de muela o con fiebre se hace
eterna, ¿te imaginas años o siglos entre tormentos y fuego?» Realmente estas
lecturas son las que me han ayudado a desear hacer todo lo que pueda para
ayudar a las almas a salir del Purgatorio, o al menos ayudarlas a salir de los
niveles más bajos a los más altos. Definitivamente Dios es muy misericordioso.
Yo antes no era consciente de todas estas realidades, y no era que nunca hubiera
escuchado nada de esto, sino que simplemente estaba como ciego, pero gracias
al Señor ahora conozco y deseo vivir y ofrecer toda mi vida por los difuntos.
351
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Hoy, 26, veo a la pobre alma; pero ya no está tan cerca de mí. La
tristeza desaparece de su fisonomía. La oído dar gracias a la Justicia
divina que se cumple en ella. Parece presa de un amor violento que
la hace arrojarse por sí misma en las llamas purificadoras. Se vuelve
menos visible, porque una luz muy viva oscurece mi vista.
(Carta N° 44)
30 de agosto de 1902
Padre:
352
ANEXOS
353
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
(Carta N° 64)
Padre:
354
ANEXOS
esto hacía, los aros de hierro que sujetaban sus manos, golpeaban con
fuerza el suelo.
Toda la noche estuve perseguida por esa pobre alma, por la cual
os ruego que ofrezcáis una parte de vuestras oraciones, Padre. Es la
primera vez que la visión de un alma me causa tanto espanto.
26 de noviembre de 1907
Padre:
355
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
anillos de fuego que roe su cuello; sus manos, en las que veo un cáliz,
están roídas, también ellas, por úlceras que dejan ver hasta los huesos.
356
ANEXOS
Durante esta escena, había como una espesa nube que lo envolvía
y le impedía ver lo que sucedía; sus quejas disminuían a medida que
lo cubría la preciosa sangre. Pronto la cara del Sacerdote quedó puri-
ficada de las úlceras que la cubrían, y la estola me pareció como una
hermosa estola violeta que adornaba su cuello; los otros ornamentos
guardaron la misma apariencia de planchas al rojo vivo. Luego mi
Amado desapareció, después de haberme dicho que escuchaba la
plegaria que yo le hacía, y que Él libraría a esta querida alma.
(Carta N° 73)
5 de diciembre de 1907
Padre:
357
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
358
ANEXOS
(Carta N° 31)
Padre:
292 Las almas no sólo ruegan por aquella persona que les ayuda, sino tam-
bién por sus familiares. Esto es una muy buena noticia especialmente para aque-
llos padres que tienen hijos estudiando o trabajando lejos.
359
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
(Del libro del Padre Ángel Peña, Viviendo con los ángeles, vida de
la Beata Inés de Benigánim)
360
ANEXOS
361
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Sor Catalina de San Agustín dice: «Lo que hacía que se le creyera
era que daba señales individuales y puntualísimas no sólo de las per-
sonas, sino también de los lugares lejanos, donde acaecían los casos
referidos por la misma sierva de Dios, los cuales fueron comprobados
y se halló ser ciertos y de conformidad exactísima con el relato dado
por la venerable Madre. Como sucedió una vez con cierto Juan Grau,
natural de la villa de Cullera, que vino a consolarse con la sierva de
362
ANEXOS
«El Padre José Ramírez refirió a la que esto declara que, cuando
se le murió su padre, recurrió a la venerable Madre Inés a fin de que
rogase por el alma del difunto. Habiéndolo hecho así la venerable
Madre, alcanzó de su divina Majestad que le fuese enviada a su celda
dicha alma para que allí pasara el Purgatorio. Viniendo después a esta
villa el Padre Ramírez y diciendo la misa en la iglesia del Convento
nuestro, tan pronto como terminó la misa, lo llamó la venerable Ma-
dre y le dijo en su valenciano: «Apenas has consumido el Santísimo
Sacramento, he visto el alma de tu padre que, acompañada de San
Antonio de Padua, subía al Cielo». El Padre quedó muy admirado y
consolado, porque sabía certísimamente que su padre era muy devoto
de San Antonio de Padua».
363
EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
«En el año de 1688, bajando cierto día la Madre Inés del palomar
del Convento, llevaba en la mano cogido por el ala un pichón muerto,
y lo iba a tirar al montón de la basura. Se encontró por la escalera
con la Madre Mariana de la Asunción, con la Madre María de Santa
Rosa y con la Hermana Ana María de San Roque. Le preguntaron
estas Madres: «Madre Inés, ¿qué?, ¿se ha helado ese pichón?» «Ma-
dres, casi todos se hielan», respondió ella. Tan pronto dijo esto se
transportó y quedó suspensa en éxtasis y, mirando al cielo, dijo en
valenciano: «Señor, tengo duda de si esta alma está en estado de sal-
vación; si está, resucitadme este animalito como señal». Y vuelta en sí
inmediatamente, se llevó el pichón a la boca, soplo sobre él y de
repente comenzó a piar el pichoncito; de modo que la venerable Ma-
dre en presencia de las tres Religiosas subió al palomar el pichón y,
cuando llenas de asombro, las Religiosas le preguntaron ¿qué duda
era aquella sobre la cual había hablado a Nuestro Señor?, les dijo la
sierva de Dios, que varias veces se le había aparecido el alma de una
persona devota de la Comunidad, pero en figura tan horrible y pade-
ciendo tales tormentos que, aunque aquella alma le pedía sufragios,
con todo no llegaba a creer que en verdad estuviese en el Purgatorio,
duda que la traía muy afligida, y por eso ahora, ofreciéndosele la oca-
sión, había deseado saber la verdad con el testimonio de la resurrec-
ción del pichoncito, y así, efectivamente, había conocido claramente
que aquella alma estaba en el Purgatorio y que en el momento de
volver el pichón a la vida, otra vez se le había aparecido la misma
alma, pidiéndole que le aplicara sufragios, porque sufría gravísimas
penas en el Purgatorio. Desde aquel mismo instante, la sierva de Dios
comenzó ásperas penitencias y penosos ejercicios por aquella alma,
pidiendo asimismo sufragios a las Religiosas. Aquel mismo día oyó la
testigo referir el caso a las tres Religiosas presentes; y vio el pichón
vivo, al que llamaba después el resucitado».
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ANEXOS
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EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
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ANEXOS
la tarde, vio que las tres almas hicieron una profunda reverencia a
todas las Religiosas en señal de agradecimiento, como para despe-
dirse, y subieron al descanso eterno».
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EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
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ANEXOS
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EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
cuyo alivio había ofrecido ella hacer algunos actos y ejercicios espiri-
tuales. La Madre tornera mencionada ayudó a la sierva de Dios en el
cumplimiento de las obras espirituales prometidas, como agradeci-
miento por el beneficio recibido. Apenas el hecho tuvo lugar, la
misma Madre tornera expuso el caso a la que esto refiere».
370
ANEXOS
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EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Yo le pregunté:
—He venido para pediros que vengáis aquí seis meses segui-
dos el día 13 a esta misma hora. Después diré quién soy y lo que
quiero. Volveré aquí una séptima vez.
Pregunté entonces:
—Sí, irás.
—¿Y Jacinta?
—Irá también.
—¿Y Francisco?
372
ANEXOS
—Sí, está.
—¿Y Amelia?
Y el artículo:
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EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
2. ¿Por qué tanto rigor con un alma? ¿Por qué dejar a alguien
sufriendo hasta el fin del mundo en el Purgatorio?
En primer lugar, cabe ponderar que los juicios de Dios son infali-
bles, porque Él tiene un conocimiento perfecto de lo que cada alma
hizo. Siendo infinitamente justo no castiga a nadie más allá de la me-
dida, y siendo infinitamente misericordioso, hasta mitiga algún tanto
su castigo. No siempre aquello que parece más razonable a nuestra
mente limitada y falible corresponde al conocimiento infinito que
Dios tiene de las almas. Puesta la cuestión en estos términos debemos
proceder según la lógica ignaciana de los Ejercicios Espirituales, y no
concluir que Dios es excesivamente severo, sino que el pecado es un
acto tan grave que merece un castigo tan severo... Y aún más, ¡mode-
rado por la misericordia infinita de Dios!
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ANEXOS
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EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
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ANEXOS
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EXPERIENCIAS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Fin
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TABLA DE CONTENIDO
381
La dificultad de tener que llevar una doble vida .......................... 53
Recuerdos de una anciana del pueblo .......................................... 53
Santa Catalina de Génova ............................................................. 54
Tres hermanas en el espíritu ........................................................ 55
El Maestro del lago de Constanza................................................. 56
Opinión del Cardenal Luciani sobre las revelaciones privadas ..... 58
El Diario tiene una tarea y misión que cumplir ............................ 59
La enorme ganancia de la salvación de parte de Dios .................. 60
PREÁMBULO ..................................................................................... 63
Para Eugenia von der Leyen no existían muros ............................ 63
Un gozo inimaginable me arrebata... ........................................... 65
TERCERA PARTE .................................................................................... 67
DIARIO DE EUGENIA VON DER LEYEN ............................................... 69
1921 .............................................................................................. 69
La Religiosa ................................................................................... 69
El Párroco Schmuttermeier .......................................................... 72
1922 .............................................................................................. 72
La condesa María Schönborn ....................................................... 72
Los once ........................................................................................ 74
1923 .............................................................................................. 75
Bárbara y Tomás ........................................................................... 75
La antigua cocinera y la mamá que mató a su bebé .................... 76
¡Sacrílego! ..................................................................................... 78
Tenemos que venir ....................................................................... 78
¡Tenemos que sufrir; hemos calumniado!.................................... 80
382
La mujer en el gallinero ................................................................ 83
Cerca de la liberación ................................................................... 84
Fritz, el pastor asesinado .............................................................. 85
En el abandono ............................................................................. 91
¡Soy feliz! ...................................................................................... 93
Un caballero con su armadura...................................................... 94
Dos hermanas que dieron escándalo ........................................... 96
Tía María Sch... ............................................................................. 97
Edelgunda, la madre asesina ........................................................ 98
Fui demasiado mundana ............................................................ 100
Catalina ....................................................................................... 102
Yo hacía que las personas se pelearan ....................................... 107
Catalina, muerta en 1680 ........................................................... 109
Heinz se pone violento ............................................................... 111
¿Podrías contarme algo del más allá? ........................................ 114
El Monstruo ................................................................................ 117
Nosotros vagamos en la oscuridad ............................................. 120
1924 ............................................................................................ 124
¡El tormento cesa, el castigo no! ................................................ 125
El «Pobrecito» se da a conocer................................................... 127
¿Cuándo moriré? ........................................................................ 136
Reinaldo ...................................................................................... 137
Hermengarda ayuda a rezar ....................................................... 144
Aparece el consejero Fridolino Weiss......................................... 147
Viene el Dr. G... ........................................................................... 149
383
Viví inútilmente........................................................................... 151
La vieja trapera ........................................................................... 152
¡Sé generosa! .............................................................................. 153
¡Cumplió su promesa! ................................................................ 158
¡Ni en Múnich hay descanso! ..................................................... 162
Aparece el Padre O..., el profesor de religión............................. 163
1925 ............................................................................................ 164
El orgullo espiritual me ha alejado de los demás ....................... 165
El asesino de un niño visto por un niño ...................................... 168
Aparece el Párroco Natterer ....................................................... 170
Juan ............................................................................................. 172
El pobre Martín ........................................................................... 175
¡Soy la culpa no expiada! ............................................................ 179
Un Sacerdote Dominico .............................................................. 181
Los momentos inmediatamente después de la muerte ............. 183
No puedes comprender lo que es la Justicia divina.................... 183
¿Sabes cuándo moriré? .............................................................. 186
El simio es Egolf von R... ............................................................. 191
1926 ............................................................................................ 195
Gisela G... .................................................................................... 195
Una Religiosa con figura de serpiente ........................................ 196
La figura de serpiente, imagen de vida....................................... 201
¡Eternidad de lo eterno! ............................................................. 203
Un conocido en el abismo .......................................................... 204
Eleonor........................................................................................ 208
384
Nicolás......................................................................................... 212
La Sra. W... .................................................................................. 215
1927 ............................................................................................ 215
Betty............................................................................................ 216
N..., el jardinero .......................................................................... 217
Cecilia .......................................................................................... 218
¡Una amiga en espera de la recompensa! .................................. 219
Millares de almas ........................................................................ 220
El 9 de agosto.............................................................................. 221
Juan ............................................................................................. 222
Una anciana sentada en mi escritorio ........................................ 223
1928 ............................................................................................ 225
Un testimonio ............................................................................. 225
La madre del Párroco Sebastián Wieser ..................................... 225
CUARTA PARTE ................................................................................... 227
EVALUACIÓN ................................................................................... 229
La entrada en la eternidad.......................................................... 230
En el Purgatorio .......................................................................... 239
Ayuda para las pobres almas ...................................................... 256
Las apariciones de almas del Purgatorio .................................... 286
EPÍLOGO.......................................................................................... 309
ANEXOS ............................................................................................... 311
Admirable revelación acerca del Purgatorio y sus diferentes
grados. Muy digna de leerse....................................................... 313
385
Visión del juicio de un alma contra la que el demonio opone
gravísimas acusaciones; la Virgen María la defiende, y habiéndole
alcanzado amor de Dios en el último instante de la vida, la salva
pero con gravísima pena en el Purgatorio. Léase con detención,
que es de mucha doctrina y de grande enseñanza. ................... 321
Continúa la admirable revelación precedente. Dios glorifica el
alma que se le había presentado en juicio, y se da una idea breve
pero altísima de la inmensa gloria de los Santos........................ 333
S. María Magdalena de Pazzi visita el Purgatorio ....................... 334
Santa Liduvina y las almas del Purgatorio .................................. 338
Una señal del Purgatorio ............................................................ 341
No solamente escucha el Señor los ruegos de los que le temen,
sino que también se acomoda a la voluntad de ellos................. 345
La Sra. de Brault ve a la señorita L. en el Purgatorio. Participa de
sus sufrimientos. ......................................................................... 349
Ve a una Religiosa en el Purgatorio ............................................ 352
Extraña aparición de una Religiosa en el Purgatorio .................. 354
Tormentos de un Sacerdote en el Purgatorio. El amor de la Sra. de
Brault a Nuestro Señor. .............................................................. 355
La heroica caridad de la Sra. de Brault. Rescate del Sacerdote .. 357
El Rosario es una ayuda eficaz para las pobres almas ................ 359
El gran amor de Inés de Benigánim para con las pobres almas . 360
Las almas la ayudaban visiblemente en sus labores del Convento
.................................................................................................... 368
Amelia, la joven de Fátima ......................................................... 371
Gravedad del pecado, necesidad de la oración y misericordia
divina .......................................................................................... 373
Enorme dicha a la hora de la muerte ......................................... 377
386
Palabras del Padre Sergio Ochomogo en el Día de los Difuntos 391
Otras enseñanzas del Padre Sergio Hernández Ochomogo ....... 393
387
Eugenia: «¿No hay nadie más que pueda ayudarte?»
Hermengarda: «Todos pasan de largo»
391
fulanito. ¡Qué dichoso, ya está gozando de Dios! Y así se justifica la
inercia en la oración por los difuntos y el olvido de las almas de los
muertos. Conozco una persona que tiene el don de ver a los difuntos.
Cada noche llegan a su cuarto. La despiertan y le dicen sus nombres.
Piden oración. Tengo una lista de muchísimos nombres de esas al-
mas. Entre esas almas un buen número son parientes míos. Esa per-
sona no conoce nada de mi familia, sin embargo me dice exactamente
los nombres y apellidos y hasta la fecha en que murieron. El amor de
Dios llega a los difuntos cuando oramos por ellos y continúa con esos
hermanos su obra de iluminación y sanación. El Purgatorio es eso:
sanación espiritual, liberación del pecado, iluminación de las almas,
purificación de las manchas de los pecados. La Virgen pide ayuno
por las almas del Purgatorio. Pide que los lunes ayunemos a pan y
agua por ellas y promete responder a nuestro sacrificio liberándolas.
Nuestra Señora dice que se puede comer todo el pan que se quiera y
el agua; tomar vitaminas, si es necesario. Se puede terminar a las seis
de la tarde. En Medjugorje la Virgen pide que el ayuno sea todo el
día, las 24 horas a pan y agua. Cada uno debe ser libre al escoger el
modo de ayunar porque lo más importante es la entrega de nuestro
corazón. No ayunamos por ayunar. Ayunamos porque amamos y sa-
bemos que esa penitencia es agradable al Señor y repara los pecados
de los difuntos. La Virgen pide "reparación" por los pecados nuestros
y de nuestros antepasados. El pecado se purifica en esta vida o en la
otra. Por eso debemos hacer ya desde ahora penitencia y aceptar las
que Dios nos envía para no tener que pasar largo tiempo en el Purga-
torio. Lo que más anhelas las almas es la Misa, el Rosario, las obras
de misericordia hechas en su nombre, el Viacrucis. Seamos caritativos
con nuestros difuntos.
392
Otras enseñanzas del Padre Sergio Hernández Ochomogo
393
Celestial. En mi experiencia de exorcista he tenido mucho contacto
con las almas del Purgatorio. Créanme que es impresionantísimo.
Desde entonces oro constantemente por ellas. Lo que les comunico
lo hago con toda sencillez y humildad porque creo que es importante
que nosotros renovemos nuestro amor por ellas. Me dirán: ¿Y Ud. ve
a las almas del Purgatorio? No, nunca he visto con mis ojos a las almas
del Purgatorio durante los exorcismos. Solamente las oigo hablar
cuando emergen de las personas afectadas por entes maléficos o du-
rante las oraciones que hacemos por personas que sufren. En el
equipo de liberación con el que trabajo hay personas a quienes el
Señor les ha dado el carisma de ver y escuchar a las almas del Purga-
torio. Todo esto es muy misterioso. Yo no logro comprender muchas
cosas. Mi interés es transmitirles a Uds. varias ideas que puedan ayu-
darles a mejorar su percepción sobre lo que está más allá de la muerte
y sobre todo a AMAR GRANDEMENTE A LOS DIFUNTOS. A mi
manera de ver hay que erradicar la creencia de que las almas cuando
mueren "ya están gozando de Dios". Se les hace su novenario de mi-
sas y "ya cumplimos"; al año su otra misa, y santas pascuas. Ya está
en el Cielo. Todo eso es falso. Cuantas veces oigo decir: "pobrecito,
sufrió tanto antes de morir; ahora ya está descansando, contemplando
a Dios". No y No y No. Muy pocas almas van directamente al Cielo.
La inmensa mayoría entra en un estado de purificación propio que se
caracteriza por grandes sufrimientos. Oscuridad, soledad, tristeza, do-
lor infinito en el alma. Y pasan largos años, muchos años en ese es-
tado. Piden oraciones: Misas, Rosarios, Viacrucis. Yo tengo una larga
lista de personas que han dado su nombre, apellido, año en que mu-
rieron, han dicho sus pecados, han pedido cosas, han pedido que les
perdone sus pecados. La inmensa mayoría de los que vienen a mí son
mis parientes difuntos, porque yo los llamo y les digo vengan donde
mí para ayudarles. La inmensa mayoría yo no los conocía. He tenido
que ir a buscarlos a los árboles genealógicos y allí los he encontrado.
Exactamente como ellos lo dicen. Nombres y apellidos exactos. Edad,
fecha de muerte, circunstancias de la muerte exactas. Yo me quedo
394
"helado". Todos se presentan llorando, llorando, llorando. Ellos sola-
mente hablan lo que Dios les permite decir. Yo no les pregunto más
que lo mínimo para verificar si no se trata de un engaño diabólico. El
demonio no pide perdón, no se confiesa, no reconoce sus pecados,
no ora, no es humilde, no reconoce a Jesucristo como a su Señor y su
Dios. Otra cosa que he descubierto y que no comprendo es que las
almas se meten en nuestro cuerpo. Las personas que tienen el carisma
de ver almas, me dicen: El Sr. fulano de tal, dice que se llama así, lo
tiene Ud. en su espalda y lo está abrazando. Fulano de tal lo veo en
su pecho. Necesita tres misas y un rosario. Mengana de tal está en su
cabeza, etc. etc. Veo a un esposo difunto que tiene abrazada a su
esposa por la espalda y sus brazos apretaban el pecho de ella. Yo le
dije: fulano, es bueno que te vayas hacia Jesús y dejes a tu mujer. Me
respondió: Yo no me quiero ir. Yo quiero quedarme aquí con ella
para protegerla. A ese anciano yo lo había confesado antes de que
muriera hace como veinticinco años. Le había dado la absolución y
los últimos sacramentos. Y estaba en su esposa y no se quería ir. Al
irse me pidió que protegiera a su ancianita esposa. Tuve que emplear
un largo razonamiento con él para ayudarlo a desprenderse de su
mujer. Dijo que estaba en el Purgatorio por haber sido infiel a su
esposa. Tuve que ponerlo en tres y dos: "¿Con quién vas a estar me-
jor, con Jesús o con tu esposa". Y dijo: "Con Jesús". Lo tomé de la
mano y le dije una vez más: "Te perdono tus pecados. Ahora vete,
vete, vete en paz". Y fue saliendo suavemente por la boca de la per-
sona instrumento. Yo creo que Dios permite a estas almas manifes-
tarse así para que oremos intensamente por ellas. Las almas del Pur-
gatorio son prioridad para la Iglesia. Deben ser prioridad para todos
nosotros. El ayuno estricto, los sacrificios, las limosnas, las buenas
obras, las oraciones y sobre todo las misas y comuniones ofrecidas
por los difuntos les ayudan enormemente. Siempre piden misas. El
protestantismo ha hecho un daño inmenso a las almas del Purgatorio.
Los pastores evangélicos enseñan que no hay Purgatorio. Eso es un
395
gravísimo error. Han echado a la basura las indulgencias, cuando és-
tas son un inmenso auxilio para los difuntos. Hay almas de pastores
evangélicos que aparecen durante las oraciones de exorcismos y siem-
pre lloran y piden perdón por haber enseñado errores. Recordemos
que esas almas por las que oramos nos ayudan. Ellas no pueden ob-
tener nada para ellas mismas, pero sí pueden interceder por nosotros.
En consecuencia debemos evitar hasta el más mínimo pecado para
no manchar el alma y no "ganar" Purgatorio. Debemos hacer muchas
obras de caridad para disminuir nuestra deuda para la otra vida.
Aprovechemos para ganar el mayor número de indulgencias, parcia-
les y plenarias.
396
Soy, igualmente, la Madre de todos los que están en el Purgatorio,
porque siempre estoy mitigando, en cierto modo, todas las penas
que aquellas almas padecen para purgar sus pecados; pues es vo-
luntad de Dios, que por mis ruegos se disminuyan varias de aquellas
penas, que se deben en rigor de justicia divina.