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La extinción de los animales es un tema muy importante y preocupante en la actualidad.

A
medida que la población humana crece y el cambio climático afecta al planeta, muchas
especies animales están desapareciendo a un ritmo alarmante. A continuación, se presentan
algunos argumentos a favor y en contra de la extinción de los animales.

Argumentos a favor de la extinción de los animales:

Es parte del ciclo natural de la vida: La extinción de las especies es un proceso natural que ha
ocurrido a lo largo de la historia de la Tierra. Muchas especies han desaparecido debido a
causas naturales, como la evolución y los desastres naturales.

La selección natural: Las especies que no pueden adaptarse a los cambios ambientales
desaparecerán y dejarán espacio para otras especies más aptas. Esto es parte del proceso
evolutivo.

La tecnología y la ciencia: Con la tecnología y la ciencia modernas, es posible clonar animales


extintos y revivir especies que ya no existen.

Argumentos en contra de la extinción de los animales:

Pérdida de biodiversidad: La extinción de las especies animales reduce la diversidad biológica


del planeta, lo que puede tener graves consecuencias para los ecosistemas y para los seres
humanos.

Impacto en la cadena alimentaria: La extinción de una especie puede tener un efecto en


cadena en el ecosistema, afectando a otras especies que dependen de ella para sobrevivir.

Responsabilidad humana: La mayoría de las extinciones actuales son causadas por la actividad
humana, como la deforestación, la contaminación y la caza ilegal. Como seres humanos,
tenemos la responsabilidad de proteger y preservar la vida silvestre.

En resumen, la extinción de los animales es un tema complejo que tiene consecuencias


importantes para el planeta y la humanidad. Aunque la extinción es un proceso natural,
muchos argumentan que la actividad humana está acelerando el ritmo de extinción y que es
nuestra responsabilidad proteger y preservar la vida silvestre.
La corrupción es un problema importante en el Perú, que ha afectado a la política, la economía y la
sociedad en general. A continuación, se presentan algunos argumentos a favor y en contra de la
corrupción en el Perú.

Argumentos a favor de la corrupción en el Perú:

La corrupción es necesaria para hacer negocios: Muchos argumentan que la corrupción es necesaria
para hacer negocios en el Perú, especialmente en el sector público. La burocracia y los trámites largos y
engorrosos hacen que sea difícil hacer negocios sin recurrir a sobornos.

La corrupción es parte de la cultura: Algunos argumentan que la corrupción es parte de la cultura


peruana y que es difícil de erradicar. Muchos ciudadanos han aceptado la corrupción como algo normal
y no ven nada malo en ella.

La corrupción es un problema global: Algunos argumentan que la corrupción es un problema global y


que no es exclusivo del Perú. Muchos países, incluso los más desarrollados, tienen problemas de
corrupción en sus gobiernos.

Argumentos en contra de la corrupción en el Perú:

La corrupción afecta la economía: La corrupción tiene un impacto negativo en la economía del país, ya
que desalienta la inversión extranjera y afecta la competitividad. Además, los recursos públicos
destinados a programas sociales y de infraestructura a menudo se desvían hacia actividades ilegales.

La corrupción afecta la democracia: La corrupción socava la democracia y la participación ciudadana en


la toma de decisiones. Cuando los políticos y los funcionarios públicos son corruptos, pierden la
confianza de los ciudadanos y se debilita el estado de derecho.

La corrupción tiene consecuencias sociales: La corrupción en el Perú tiene consecuencias sociales, como
el aumento de la pobreza y la exclusión social. Los recursos destinados a programas sociales y de
desarrollo a menudo se desvían hacia actividades ilegales, lo que afecta a los más pobres y vulnerables.

En resumen, la corrupción es un problema importante en el Perú que afecta la economía, la democracia


y la sociedad en general. Aunque algunos argumentan que la corrupción es necesaria o que es parte de
la cultura peruana, la mayoría está de acuerdo en que es un problema que debe ser abordado de
manera efectiva para garantizar el desarrollo y el bienestar del país y de sus ciudadanos.

La percepción de la corrupción en el Perú en los últimos años


De acuerdo al Barómetro de las Américas de Latin American Public Opinion Project, Perú fue el país de
la región más preocupado por el tema de la corrupción, por encima de otros temas como la economía,
la seguridad, la inestabilidad política y otros.

La corrupción es, hasta la actualidad, uno de los problemas más preocupantes para la población peruana
y afecta directamente la legitimidad de las instituciones públicas. Una manera de medir la incidencia de
la corrupción en un país es a través del índice de percepción. Si bien esta medición puede reflejar cierta
subjetividad, es importante tenerlo en cuenta. Por ello, se presenta a continuación datos actualizados
sobre la posición del Perú y la percepción de los ciudadanos en materia de corrupción.

De acuerdo al Barómetro de las Américas de Latin American Public Opinion Project[1], Perú fue el país
más preocupado por el tema de la corrupción a nivel regional, un 36% de la población lo señala como el
principal problema, por encima de otros temas como la economía, la seguridad, la inestabilidad política y
otros. Ese mismo resultado se registró, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (2020), en
el semestre octubre 2019 – marzo 2020, cuando la corrupción se mantuvo como el principal problema del
país con un 60.6%. Además, revisando los informes previos de esta última institución, se aprecia que
desde el año 2017 hasta la actualidad, se consolida la ubicación de la corrupción sobre la delincuencia
como el principal problema en el Perú.

Por otro lado, también se tiene el índice de percepción de corrupción del público general y expertos
académicos en las instituciones públicas. Por ejemplo, la ausencia de corrupción en los poderes públicos,
de acuerdo con el World Justice Project[2], aumentó en algunos sectores y disminuyó en otros, respecto
del reporte del año 2019. En el caso del Poder Ejecutivo, varió de 0.40 a 0.37. En el Poder Judicial varió de
0.41 a 0.44. En la Fuerza Pública varió de 0.38 a 0.39. En el Poder Legislativo varió de 0.16 a 0.13. Respecto
a la ausencia de corrupción en la justicia civil y penal, esta varió de 0.38 a 0.37 y de 0.30 a 0.32,
respectivamente.

En cuanto a las instituciones que conforman el sistema judicial, de acuerdo con el INEI (2020), en el
periodo octubre 2019 – marzo 2020, un 73.1% señaló no confiar en el Ministerio Público, un 82.3%
desconfía del Poder Judicial, un 72.1% manifiesta no confiar en la Procuraduría Anticorrupción y un 66.6%
dice no confiar en la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción. A diferencia del periodo julio – diciembre
2019, en el que un 73% de los encuestados señaló no confiar en el Ministerio Público, un 82.5% desconfía
del Poder Judicial, un 71.2% manifiesta no confiar en la Procuraduría Anticorrupción y un 67.4% dice no
confiar en la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción (INEI, 2020). Lo cual nos muestra que no se han dado
cambios sustanciales respecto a los bajos niveles de confianza en las instituciones del sistema judicial en
ambos periodos.

Estos datos documentan de manera preocupante que la ciudadanía aún desconfía de ciertas
instituciones públicas y evidencia que por delante queda un largo recorrido para fortalecer la
legitimidad de las mismas.
Asimismo, de acuerdo con la encuesta realizada por Proética en el 2019, el Congreso de la República con
76%, el Poder Judicial con 47% y los partidos políticos con 31% fueron percibidos como las instituciones
más corruptas. Cabe tener en cuenta que en la encuesta realizada en 2017 la percepción de instituciones
más corruptas era: Poder Judicial, 48%; Congreso de la República, 45% y a Policía Nacional del Perú, 36%
(Proética, 2017). Así, se ve que ante la ciudadanía las dos primeras instituciones se mantienen como las
más corruptas y que incluso ha aumentado el nivel de percepción de corrupción en ambas. Y es
particularmente alarmante la cifra relativa al Congreso de la República. Frente a ello, es importante
mencionar que las instituciones con un alto porcentaje de percepción de corrupción no son iguales en
todas las regiones. Por ejemplo, en la sierra las municipalidades son percibidas como corruptas por el
32%; por otro lado, los gobiernos regionales son percibidos como corruptos por el 31% en la sierra y por
el 32% en la selva (Proética, 2020). Además, hay que indicar que, según el Barómetro de las Américas
de Latin American Public Opinion Project, el 95% de los encuestados afirma que la mitad o más de los
políticos se encuentran involucrados en actos de corrupción, lo cual convierte al Perú en el país con el
porcentaje más alto de percepción de los políticos como involucrados en corrupción.

Por otro lado, respecto a la victimización de casos de corrupción en la ciudadanía, en el periodo octubre
2019 – marzo 2020, siguiendo a lo mencionado por el INEI, el 3.7% de los hogares consultados señalaron
que a algún miembro familiar le solicitaron o se sintió obligado a dar regalos, propinas, sobornos, coimas
al realizar gestiones o demandar servicios en las instituciones públicas. Asimismo, de acuerdo con la
encuesta realizada por Proética en el año 2019, un 13% de las personas aseguró haber pagado coimas y
la mayoría de ellas dijo haberlas pagado a la policía. Además, según el Barómetro de las Américas de Latin
American Public Opinion Project, un total de 26.3% señala haber sido víctima de corrupción en el año
2019; sin embargo, de acuerdo con Proética (2019) se observa que existe una alta tasa (91%) de no
denuncias del pedido de coimas siendo el principal motivo la falta de confianza en que las autoridades
hagan algo efectivo al respecto.

Estos datos documentan de manera preocupante que la ciudadanía aún desconfía de ciertas instituciones
públicas y evidencia que por delante queda un largo recorrido para fortalecer la legitimidad de las mismas.
Es importante que el Estado peruano siga realizando esfuerzos para incluir e involucrar a la ciudadanía
como un medio de control contra la corrupción en el sector público del país.

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