El Lavado de Pies (Cap 26 El Evangelio de Dios) - WNee

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LAS MEDIDAS QUE DIOS HA

TOMADO CON RESPECTO A LOS


PECADOS DE LOS CREYENTES:
EL LAVADO DE LOS PIES

LAS CENIZAS DE LA VACA ROJA


EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

En Números 19 Dios nos muestra que si un


hombre toca un cadáver, será inmundo y
deberá lavarse con las cenizas de la vaca roja.
Aplicar las cenizas consiste en echarlas en agua
corriente (Nm. 19:17). Si un hombre tiene
alguna impureza, el agua con las cenizas puede
ser rociada sobre él, y será limpio. La obra de
Cristo está completa. No es necesario que
Cristo sea crucificado de nuevo. Nuestra
necesidad ahora consiste en aplicar las cenizas,
esto es, aplicar la eficacia de esa obra sobre
nosotros. Se aplica al mezclarla con el Espíritu
Santo. Solamente la obra del Espíritu Santo
nos puede comunicar su eficacia.
Por lo tanto, hoy en día lo que se cuestiona no
es la obra del Señor Jesús, sino la obra del
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Espíritu Santo. Indudablemente el Señor
murió por nosotros. Pero podemos
preguntarnos: ¿esa obra ha dado resultado en
nosotros? o ¿el Espíritu Santo nos ha aplicado
la obra del Señor Jesús? Cuando confesamos
nuestros pecados, el Espíritu Santo nos aplica
la obra redentora del Señor. El nos recordará al
Señor y permitirá que nos demos cuenta de
cuán completa es Su obra. El Espíritu Santo
nos hace recordar en nuestro corazón la obra
redentora del Señor. El nos hace recordar esta
verdad y nos hace entrar en ella. Así nuestro
corazón tendrá paz y gozo. El Espíritu Santo
viene y nos aplica la obra de las cenizas, es
decir, la obra eterna del Señor Jesús. El Señor
ha cumplido toda la obra. No es necesario
pedir ni hacer nada. Ahora, cuando confesamos
nuestros pecados, el Espíritu Santo viene y nos
hace considerar esta verdad para que podamos
recibir los beneficios de la redención del Señor.

EL LAVADO DE LOS PIES EN EL


NUEVO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento vemos la limpieza


por medio de la muerte del Señor Jesús, y
descubrimos también que en el Nuevo
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Testamento el Señor Jesús hizo algo para
mostrarnos esto. Juan 13 da una ilustración de
lo que un cristiano tiene que hacer cuando
peca. Leamos Juan 13:1: “Antes de la fiesta de
la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había
llegado para que pasase de este mundo al
Padre, habiendo amado a los Suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el fin”.
Después de esta palabra, el Señor Jesús hizo
algo que muestra no solamente Su amor, sino
Su amor hasta el fin. Juan 13 es diferente de
Juan 3. Juan 3 habla del amor inicial de Dios.
Juan 13 revela el amor supremo de Dios. Una
vez que Dios ama a Sus hijos, El los ama a lo
sumo.

Leamos Juan 13:3-10: “Jesús, sabiendo que el


Padre le había dado todo en las manos, y que
había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de
la cena, y se quitó Su manto, y tomando una
toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un
lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los
discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que
estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y
Pedro le dijo: Señor, ¿Tú me lavas los pies?
Respondió Jesús y le dijo: Lo que Yo hago, tú
no lo comprendes ahora; mas lo entenderás
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después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies
jamás. Jesús le respondió: Si no te lavo, no
tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro:
Señor, no sólo mis pies, sino también las
manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está
lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues
está todo limpio”.
El lavado de pies tiene dos significados en la
Biblia. El lavado de pies de los discípulos por
Jesús tiene un significado, y el lavado de pies
mutuo entre los discípulos tiene otro
significado. El lavado mutuo de pies es para
recobrarnos recíprocamente y avivarnos los
unos a los otros. El lavado de pies de los
discípulos por Jesús tiene otro significado.
Todos nosotros tenemos zapatos y calcetines;
por lo tanto, el lavado de pies no es tan
necesario para nosotros. Pero algunos de
nosotros venimos de los países del sudeste de
Asia. Allá el lavado de pies es necesario porque
muchos usan sólo sandalias. No usan
calcetines. En este aspecto, los judíos se
parecían a la gente del sudeste de Asia; ellos
usaban sandalias sin calcetines.
Frecuentemente ellos caminaban por tierra
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desértica, y sus pies se ensuciaban
constantemente. No sólo se ensuciaban cuando
viajaban, sino que también se ensuciaban en
seguida al atravesar el corredor después de
bañarse. Aun cuando su cuerpo ya estaba
limpio; sus pies todavía necesitaban ser
lavados antes de poder estar totalmente
limpios.

¿Qué nos quiere mostrar el Señor Jesús con


este cuadro? Leamos el versículo 10: “Jesús le
dijo: El que está lavado, no necesita sino
lavarse los pies, pues está todo limpio”.
¿Quiénes son los que están lavados? Ananías le
dijo a Pablo que se levantara y fuera bautizado
para lavar sus pecados (Hechos 22:16). El
lavado en la Biblia significa la limpieza total del
pecado de una persona cuando cree en el Señor
Jesús. Anoche vimos el degollamiento y el
holocausto de la vaca. El degollamiento sirve
para nuestra redención, y el holocausto para
nuestra limpieza. Esta noche tenemos que
considerar también dos clases de limpiezas.
Una es el lavado de los pies. La otra es el lavado
total. La obra del Señor tiene dos aspectos: el
degollar y el holocausto; y cuando aplicamos a
nosotros el efecto de esta obra, vemos también
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dos aspectos: el lavado de pies y el lavado total.
El nos limpió con Su propia sangre. Esta obra
de redención fue llevada a cabo de una vez y
para siempre. Cuando creemos en El y le
recibimos, somos lavados en el estanque de Su
sangre y somos totalmente limpios. Le damos
gracias al Señor porque todos nos hemos
bañado. Todos nuestros pecados han sido
lavados por el Señor Jesús. Pero ahora que
hemos creído en el Señor y hemos sido lavados,
mientras estamos en nuestra peregrinación por
el desierto no podemos evitar el contacto con el
mundo. No podemos evitar recoger impurezas.
En nuestra peregrinación por el desierto,
estamos espontáneamente en contacto con el
mundo, y espontáneamente el polvo de la tierra
ensucia nuestros pies.

EL LAVADO TOTAL Y EL LAVADO DE


LOS PIES

Aunque nosotros los cristianos fuimos lavados


totalmente una sola vez, la Biblia nos muestra
que el lavado de pies ocurre muchas veces. Sólo
existe un lavado total, pero hay muchos
lavados de pies. Esto parecido a la limpieza:
sólo existe una limpieza por medio de la
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sangre, pero hay muchas limpiezas por medio
del agua de las cenizas. La redención cumplida
por Cristo ocurrió una sola vez. Pero son
muchas las aplicaciones de esta obra
consumada que recibimos por el Espíritu
Santo. Somos totalmente lavados una sola vez,
y todos nuestros pecados son lavados. Pero se
requiere muchos lavados de pies para lavar
toda la suciedad que recogemos en nuestra
peregrinación por el desierto. Sólo se necesita
un lavado total. Pero el lavado de pies es una
obra diaria delante del Señor. El lavado de pies
es un lavado que se lleva a cabo por la Palabra
de Dios, a través de la obra del Espíritu Santo,
y se basa en la obra del Señor Jesús. Si hemos
sido limpiados una vez por medio de Su sangre,
debemos también dejarnos limpiar
diariamente por medio de Su sangre. El Señor
Jesús no necesita venir y hacer otra obra.
Somos limpios una y otra vez con base en esa
obra única. No son las cenizas las que nos están
limpiando sino el agua de las cenizas. Las
cenizas de la vaca roja son la marca de nuestro
juicio.

Dios no substituyó nuestro juicio con el juicio


del Señor Jesús. Más bien, El nos juzgó en
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Cristo Jesús. Hoy en día el hombre cree que el
Señor Jesús murió en lugar del hombre; pero
en realidad, nosotros morimos en y con el
Señor Jesús. En otras palabras, somos juzgados
en Cristo. Esto es lo único que nos limpiará. Mi
limpieza diaria se basa en la muerte del Señor
Jesús.

Sabemos que hemos sido lavados, es decir,


nuestros pecados han sido limpiados. Una vez
que somos salvos, somos salvos eternamente.
Todos los problemas están solucionados.
Entonces ¿qué debemos hacer si tocamos la
suciedad y estamos en contacto con el mundo a
diario mientras vivimos en la tierra? No todos
podemos ser como el ladrón en la cruz, quién
fue directamente al Paraíso sin que sus pies
tocaran la tierra después de que él quedase
limpio por la sangre. La mayoría de la gente no
es salva en su lecho de muerte. La mayoría
todavía tiene que peregrinar por el desierto. Y
cada uno de nosotros sabe que mientras
peregrinamos por el desierto, no debemos
pecar. Pero todos nosotros experimentamos el
pecado. A causa de esto, nuestros pies se
ensucian. A menudo somos impetuosos y
hablamos palabras que no debemos
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pronunciar. Muchas veces nos vienen malos
pensamientos. Por lo tanto, tenemos que
admitir que estamos contaminados. Pero Dios
ha preparado el lavado de los pies del Señor
Jesús para con nosotros. Esto no es solamente
una señal de Su amor para nosotros, sino una
señal de Su amor supremo. El nos amó; por lo
tanto, El fue crucificado por nosotros. Ahora El
nos ama a lo sumo; por lo tanto, El lava
nuestros pies. Figurativamente hablando, el
lavado de pies no se parece al amor antes del
matrimonio. El lavado de los pies es semejante
al amor después del matrimonio. Nos mantiene
continuamente limpios delante de El. Esta es la
razón por la cual el Señor dijo que todo aquel
que fuese lavado estará totalmente limpio una
vez que sus pies son lavados. Le damos gracias
al Señor por Su Hijo que ya nos ha lavado
totalmente.

El Señor permitió que la necedad de Pedro se


manifestara para darnos una lección. Cuando
El vino a Pedro, Pedro dijo: “¿Tú me lavas los
pies?” Pedro pensó que esto era un asunto de
cortesía. El Señor dijo que lo que El hizo, Pedro
no lo podía entender; sino que lo entendería
más tarde. Aquí hay mucha verdad espiritual.
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Cuando el Espíritu Santo viene, vemos. Ahora
estamos perplejos. Sólo vemos un recipiente de
agua y al Señor lavando. No vemos lo que
significa eso. Sin embargo, en el futuro lo
entenderemos. Pedro siempre tuvo sus
opiniones. El exclamó que el Señor nunca
lavaría sus pies. El Señor le dijo que el lavado
de pies era muy importante. Si el Señor no
lavaba los pies de Pedro esa noche, Pedro no
tendría parte con El.

No piense que es suficiente lavarse totalmente


una sola vez y ser limpios por la sangre del
Señor una sola vez. No piense que podemos
seguir adelante cuando nos contaminamos con
la suciedad en nuestra peregrinación por el
mundo. El Señor dijo que si nuestros pies no
eran lavados, no tendríamos parte con El. Esto
quiere decir que la comunión que El tiene
ahora con nosotros se terminará. También
perderemos Su comunión con nosotros en el
reino futuro. ¡Cuán importantes son las
limpiezas diarias! Debemos permitir que el
Señor lave nuestros pies cada día. Debemos
regresar diariamente para ser recobrados y
obtener la aplicación del poder de la redención
de Cristo. No necesitamos que la sangre del
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Señor Jesús nos lave de nuevo delante de Dios.
La obra del Señor delante de Dios ha sido
terminada de una vez y para siempre. Pero
podemos experimentar el lavado muchas veces.
La sangre de Su Hijo lava nuestros pecados una
y otra vez continuamente. Por lo tanto,
nuestros pies tienen que ser lavados
diariamente. Debemos cuidar la limpieza de
nuestros pies diariamente.

Pedro se parece a nosotros. Siempre tomaba


medidas extremas. En cierta época iba a un
extremo y luego pasaba al extremo opuesto. En
cierta ocasión, dijo que el Señor nunca lavaría
sus pies. Luego, cuando oyó que el Señor le dijo
que no tendría parte con El si no le lavaba los
pies, él pidió que también fueran lavadas su
cabeza y sus manos. El Señor Jesús le mostró
que el otro extremo también estaba erróneo. El
Señor dijo que una persona totalmente lavada
necesita solamente lavar sus pies. Nadie puede
arrepentirse y creer en el Señor dos veces.
Nadie puede ser regenerado dos veces. Nadie
puede recibir al Señor dos veces. Cuando usted
va al Señor Jesús y lo acepta como su Salvador,
eso es suficiente. Quizás piense que cuando lo
aceptó como su Salvador la última vez, no fue
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suficiente, y quizás empiece a dudar después de
algunos días; y quiera aceptarle de nuevo. Pero,
el Señor dijo que no era necesario. La cabeza
no necesita ser lavada de nuevo, y las manos
tampoco necesitan ser lavadas de nuevo. El
Señor Jesús dijo que aquellos que están
lavados totalmente sólo necesitan lavar sus
pies para quedar completamente limpios. Sólo
necesitamos un baño para todo el cuerpo.
Aunque tocamos el mundo y nos ensuciamos
frecuentemente los pies, esto no afecta la
limpieza de todo nuestro cuerpo. Sólo se
necesita un baño para todo el cuerpo. No se
puede repetir el baño. ¡Aleluya! Aun si usted
camina en el lodo y sus pies se enmugrecen,
esto no afectará la limpieza de todo su cuerpo.
Su cuerpo no necesita ser limpiado de nuevo.
Una vez que ha recibido al Señor Jesús como el
Salvador, su cuerpo es limpio. De allí en
adelante, no necesita lavar su cuerpo de nuevo.
Cuando un hombre es limpiado una vez, es
limpiado para siempre. Nadie puede negarlo.
Una persona puede ensuciarse los pies, y
quedar cortada de la comunión con el Señor.
Puede que no tenga parte en el reino, pero su
cuerpo todavía está limpio. Todos los que están
lavados totalmente sólo necesitan lavarse los
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pies, y estarán totalmente limpios. Lo que
hacemos día tras día es volvernos para mirar a
nuestro Salvador. El Señor Jesús ha hecho una
obra eterna. Día tras día, mientras vivimos en
la tierra, sólo necesitamos mantener nuestros
pies limpios y libres de suciedad. Si nos
ensuciamos accidentalmente, aún podemos
recibir un lavado diario, a fin de disfrutar una
comunión ininterrumpida con el Señor y reinar
con El mañana. Este es nuestro camino. Que el
Señor mantenga nuestros pies limpios día tras
día, a fin de que podamos glorificar Su nombre
aquí en la tierra.

(c) 2022 Living Stream Ministry


Este ensayo fue tomado del Cap. 26 del libro
“El Evangelio de Dios“ por Watchman Nee y publicado por LSM.

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