Tema 20: Microbiología 1
Tema 20: Microbiología 1
Tema 20: Microbiología 1
Microbiología 1
La Microbiología es la ciencia que estudia los microorganismos, bacterias, hongos,
protistas y parásitos y otros agentes como virus, viroides y priones. Los
microorganismos cumplen funciones esenciales en todos los ecosistemas;
estableciendo relaciones mutualistas, parasíticas o neutras entre ellos y con los
demás organismos. Desde hace miles de años, estos organismos han sido
aprovechados para la producción de alimentos y actualmente poseen el mayor
potencial de aprovechamiento biotecnológico dada su diversidad metabólica. Los
microorganismos o microbios son organismos de pequeño tamaño, observables
únicamente con la ayuda del microscopio.
La Microbiología, considerada como una ciencia especializada, no aparece hasta
finales del siglo XIX, como consecuencia de la confluencia de una serie de progresos
metodológicos que se habían empezado a incubar lentamente en los siglos
anteriores, y que obligaron a una revisión de ideas y prejuicios seculares sobre la
dinámica del mundo vivo. Podemos distinguir cuatro etapas o periodos en el
desarrollo de la Microbiología:
1. Primer periodo, eminentemente especulativo, que se extiende desde la
antigüedad hasta llegar a los primeros microscopistas.
2. Segundo periodo, de lenta acumulación de observaciones (desde l675
aproximadamente hasta la mitad del siglo XIX), que arranca con el descubrimiento
de los microorganismos por Leeuwenhoek (l675).
3. Tercer periodo, de cultivo de microorganismos, que llega hasta finales del siglo
XIX, donde las figuras de Pasteur y Koch encabezan el logro de cristalizar a la
Microbiología como ciencia experimental bien asentada.
4. Cuarto periodo (desde principios del siglo XX hasta nuestros días), en el que los
microorganismos se estudian en toda su complejidad fisiológica, bioquímica,
genética, ecológica, etc., y que supone un extraordinario crecimiento de la
Microbiología, el surgimiento de disciplinas microbiológicas especializadas
(Virología, Inmunología, etc), y la estrecha imbricación de las ciencias
microbiológicas en el marco general de las Ciencias Biológicas.
El descubrimiento de los microorganismos fue obra de un comerciante holandés de
tejidos, Antonie van Leeuwenhoek (1632-1723), quien en su pasión por pulir y
montar lentes casi esféricas sobre placas de oro, plata o cobre, casi llegó a descuidar
sus negocios. Fabricó unos cuatrocientos microscopios simples, con los que llegó a
obtener aumentos de casi 300 diámetros. En 1675 descubrió que en una gota de
agua de estanque pululaba una asombrosa variedad de pequeñas criaturas a las que
denominó "animálculos".
En 1683 descubre las
bacterias, por lo que se
considera el "padre de la
Microbiología". Durante varias
décadas Leeuwenhoek fue
comunicando sus
descubrimientos a la Royal
Society de Londres a través
de una serie de cartas que se
difundieron, en traducción
inglesa, en las "Philosophical
Transactions".
Simultáneamente el inglés Robert Hooke (1635-1703) usando microscopios
compuestos, describió los hongos filamentosos (1667), y descubrió la estructura
celular de las plantas (Micrographia, 1665), acuñando el término célula. Pero el
trabajo con microscopios compuestos aplicados al estudio de los "animálculos"
languideció durante casi 200 años, debido a sus imperfecciones ópticas, hasta que
hacia 1830 se desarrollaron las lentes acromáticas.
En 1857 Louis Pasteur demostró que los agentes de la fermentación láctica eran
microorganismos, trabajando sobre un problema que había surgido entre los
destiladores de Lille cuando en sus cubas la fermentación alcohólica se vio sustituida
por una indeseable fermentación láctica. Este fue el inicio de una larga serie de
estudios que habría de durar hasta 1876, en los que Pasteur identificó distintos
microorganismos responsables de diferentes clases de procesos fermentativos.
El medio sólido así logrado era transparente, lo que permitía visualizar fácilmente los
rasgos coloniales, y contenía los nutrientes adecuados para el crecimiento de una
amplia gama de bacterias. Éstas eran inoculadas en la superficie del medio con un
hilo de platino pasado previamente por la llama, por la técnica de siembra en estría.
En 1884 el patólogo danés Christian Gram establece una tinción de contraste que
permite distinguir dos tipos bacterianos en función de sus reacción diferencial de
tinción y que, como se vería mucho más tarde, reflejaba la existencia de dos grupos
de bacterias con rasgos estructurales distintivos.
Para demostrar el origen bacteriano de una enfermedad, en 1882, con la publicación
de "Die Äthiologie der Tuberkulose", se comunica por primera vez la aplicación de los
criterios que Henle había postulado en 1840. Estos criterios, que hoy van asociados
al nombre de Koch, son los siguientes:
Paul Ehrlich (1854-1919), que había venido empleando distintas sustancias para
teñir células y microorganismos, y que conocía bien el efecto de tinción selectiva de
bacterias por ciertos colorantes que dejaban, en cambio, incoloras a células animales,
concibió la posibilidad de que algunos de los compuestos de síntesis que la industria
química estaba produciendo pudieran actuar como “balas mágicas” que fueran
tóxicas para las bacterias pero inocuas para el hospedador. Ehrlich concibió un
programa racional de síntesis de sustancias nuevas seguido de ensayo de éstas en
infecciones experimentales.
Trabajando en el laboratorio de Koch, probó
sistemáticamente derivados del atoxilo (un
compuesto que ya Thompson, en 1905, había
mostrado como eficaz contra la
tripanosomiasis), y en 1909 informó de que el
compuesto 606 (salvarsán) era efectivo contra
la sífilis. Aunque el salvarsán presentaba
algunos efectos colaterales, fue durante mucho
tiempo el único agente disponible contra
enfermedades producidas por espiroquetas, y
sirvió para ilustrar brillantemente la validez del
enfoque de la llamada quimioterapia (término
acuñado por el mismo Ehrlich), de modo que
encauzó toda la investigación posterior.
En 1874, el médico inglés W. Roberts había descrito las propiedades antibióticas de
ciertos cultivos de hongos (Penicillium glaucum) contra las bacterias, e introdujo en
Microbiología el concepto de antagonismo. Otros investigadores de finales del siglo
XIX realizaron observaciones similares, pero fue Alexander Fleming quien, en 1929,
logró expresar ideas claras sobre el tema, al atribuir a una sustancia química
concreta (la penicilina) la acción inhibidora sobre bacterias producida por el
hongo Penicillium notatum. Fleming desarrolló un ensayo crudo para determinar la
potencia de la sustancia en sus filtrados, pudiendo seguir su producción a lo largo del
tiempo de cultivo, y mostrando que no todas las especies bacterianas eran
igualmente sensibles a la penicilina.
Las dificultades técnicas para su
extracción, junto al hecho de que el
interés de la época aún estaba
centrado sobre las sulfamidas,
impidieron una pronta purificación
de la penicilina, que no llegó hasta
los trabajos de Chain y Florey
(1940), comprobándose entonces
su gran efectividad contra
infecciones bacterianas, sobre todo
de Gram-positivas, y la ausencia de
efectos tóxicos para el hospedador.
EL DEBATE SOBRE LA GENERACIÓN ESPONTÁNEA.
La autoridad intelectual de Aristóteles por un lado, y la autoridad moral representada
por la Biblia, por otro, junto con las opiniones de escritores clásicos como Galeno,
Plinio y Lucrecio, a los que se citaba como referencias incontrovertibles en la
literatura médica en la Edad Media y Renacimiento, dieron carta de naturaleza a la
idea de que algunos seres vivos podían originarse a partir de materia inanimada, o
bien a partir del aire o de materiales en putrefacción.
Esta doctrina de la “generatio spontanea” o abiogénesis, fue puesta en entredicho por
los experimentos de Francesco Redi (1621-1697), quien había acuñado la expresión
“Omne vivum ex ovo” (1668), tras comprobar que los insectos y nematodos procedían
de huevos puestos por animales adultos de su misma especie. Demostró que si un
trozo de carne era cubierto con gasa de forma que las moscas no podían depositar
allí sus huevos, no aparecían “gusanos”, que él correctamente identificó como fases
larvarias del insecto.
Hubo que esperar un siglo más hasta que una serie de naturalistas recomenzaran el
ataque a la teoría preformacionista. Lazzaro Spallanzani (1729-1799) sostuvo una
disputa con J.T. Needham (1713-1781) en la que el primero demostró que los
“infusorios” no aparecían en muestras de maceraciones animales o vegetales
sometidas durante tiempo suficiente a ebullición en frascos herméticamente
cerrados, pero volvían a aparecer si se practicaban agujeros en el recipiente.
Fue, efectivamente Louis Pasteur (1822-1895) el que asestó el golpe definitivo y
zanjó la cuestión a favor de la teoría biogénica. En un informe a la Académie des
Sciences de París, en 1860 (“Expériences rélatives aux générations dites
spontanées”) y en escritos posteriores comunica sus sencillos y elegantes
experimentos.
Microorganismo
Los microorganismos eucariontes presentan, aunque en menor grado que los
procariontes, una considerable diversidad de modos de obtener la materia y la
energía que necesitan.
Protozoos
Pequeños, unicelulares, algunos forman colonias con pocos o
numerosos individuos todos iguales; sin simetría o con simetría
bilateral, radial o esférica. Locomoción por flagelos,
pseudópodos, cilios o movimientos de la propia célula. Son
heterótrofos. De vida libre, comensales, mutualístas o parásitos.
Algunos son parásitos del ser humano y causantes de algunas
enfermedades graves. Entre ellos cabe citar el Plasmodium
falciparum, agente causante de la malaria, el Tripanosoma
brucei gambiense, responsable de la enfermedad del sueño,
Entamoeba hystolitica, causante de una de las variedades más
graves de disentería.
Algas
•1. Unicelulares o pluricelulares
Otros muchos son autótrofos •2. Macrocópicas o microscópicas
fotosintéticos, como la gran •3. Principales responsables de la fotosíntesis en el mar
variedad de algas unicelulares que •4. Diversas morfologías
se encuentran formando parte del •5. No embriófitas
fitoplancton de todos los mares y •6. Tienen pared celular
aguas continentales del planeta. •7. Algunas algas son heterótrofas
•8. Valor alimenticio
•9. Fuente de sustancias de interés industrial
•10. Tipos de algas principales (Clasificación)
Hongos
Los hongos en sentido estricto son unos organismos eucariotas heterótrofos (ya que
carecen de clorofila), que tienen digestión externa con absorción, y que poseen
paredes celulares formadas por quitina y glucanos. Muchos se reproducen de forma
sexual y asexual y sus células o compartimentos tienen por lo general varios núcleos
haploides. Los hay saprófitos, simbiontes y parásitos. Destacando géneros como
Candida, parasita de humanos, Penicillium, productor de antibióticos, levaduras, muy
utilizadas en biotecnología, y otros.
Bacterias
Las bacterias que tienen forma esférica u ovoide se denominan cocos. Y si se tiñen
de azul con el Gram, se les llama grampositivos. Cuando los cocos se agrupan en
cadenas, se les denomina estreptococos y cuando lo hacen en racimos, se les llama
estafilococos; también se pueden agrupar en pares que reciben el nombre de
diplococos. Las bacterias en forma de bastón reciben el nombre de bacilos. Si al
teñirlos con el Gram quedan de color rojo, se les denomina gramnegativos. Los
bacilos curvados que presentan espirales se llaman espirilos, rígidos; algunas
bacterias en espiral presentan formas fácilmente reconocibles, como
las espiroquetas, semejantes a un tornillo o sacacorchos, flexibles. Las bacterias que
carecen de pared celular tienen gran plasticidad (micoplasmas) y adoptan una
variedad de formas. Las bacterias esféricas tienen un tamaño promedio de 1
micrómetro de diámetro, mientras que los bacilos miden 1.5 de ancho por 6
micrómetros de largo.
Citoplasma:
En el citoplasma se encuentran todas las enzimas necesarias para división y
metabolismo bacterianos, asimismo, cuenta con ribosomas de menor tamaño en
relación a células eucariotas, pero no presenta mitocondrias, retículo endoplásmico ni
cuerpo de Golgi; las enzimas para el transporte de electrones se encuentran en la
membrana citoplásmica. Los pigmentos requeridos por bacterias fotosintéticas se
localizan en vesículas debajo de la mencionada membrana.
Las reservas se observan
como gránulos insolubles
(azufre, glucógeno, fosfatos
y otros). La base del
citoplasma es parecida a
un gel en la que se
identifican vitaminas, iones,
agua, nutrimentos,
desechos, el nucleoide y
plásmidos.
Pared celular:
Con la tinción de Gram, una proporción importante de bacterias puede dividirse en
dos grandes grupos: grampositivas (se observan de color azul - debido al colorante
cristal violeta) y gramnegativas (pierden el cristal violeta y conservan la safranina -
se aprecian de color rojo o rosado). La técnica se basa en las diferencias físicas
fundamentales de la pared celular y emplea colorantes catiónicos (cristal violeta y
safranina), que se combinan con elementos cargados negativamente.
Las bacterias grampositivas cuentan con tres capas externas: cápsula (en algunos
casos), pared celular gruesa y membrana citoplásmica. Las bacterias gramnegativas
presentan cápsula (algunas), una pared celular delgada, membrana externa (que
equivale al lipopolisacárido) y una membrana interna (citoplasmática).
La pared celular le da forma a la bacteria y su composición varía entre bacterias. En
bacterias grampositivas, consiste de varias capas de peptidoglucano (formado por
los azúcares N-acetilglucosamina más N-acetilmurámico y un tetrapéptido) que
retienen el cristal violeta utilizado en la tinción de Gram; otros componentes de la
pared incluyen redes de ácido teicoico y ácido lipoteicoico. Las bacterias
gramnegativas cuentan con dos membranas (una externa y una interna) así como
una capa delgada de peptidoglucano entre ambas, en el llamado espacio
periplásmico.
CRECIMIENTO Y METABOLISMO
La multiplicación celular es una consecuencia directa del crecimiento y da lugar, en el
caso de las bacterias, a colonias, mediante un sistema de reproducción asexual
denominado división binaria. Los procesos sintéticos involucrados en el crecimiento
bacteriano incluyen más de 2 000 reacciones bioquímicas.
La velocidad de crecimiento es el cambio en número de bacterias por unidad de
tiempo, y se expresa como el tiempo de generación, que es el tiempo necesario
para que se duplique una bacteria o una población de ellas.
En un sistema cerrado o cultivo en medio no renovado se obtiene una curva de
crecimiento típica que se ha dividido en cuatro fases: fase de latencia, fase
exponencial, fase estacionaria y fase de muerte. La fase de latencia se caracteriza
por la adaptación de los microorganismos, no se presenta cuando el inoculo es nuevo
y si el inoculo proviene de un cultivo viejo, requiere de este periodo de adaptación. La
mayor parte de las bacterias crece de forma exponencial, aunque hay una serie de
condiciones que influyen (nutrimentos en el medio, temperatura, factores genéticos).
En la fase estacionaria no hay una
modificación neta en el número de
células, existe un frágil equilibrio que
desaparece eventualmente cuando
aún las bacterias metabólicamente
activas mueren, debido a productos
tóxicos y falta de nutrimentos (factores
presentes en la fase estacionaria)
aunados a enzimas liberadas por la
lisis bacteriana.
Producción de energía:
En las bacterias, la conservación intracelular de energía también ocurre
principalmente por medio de la síntesis de ATP. Los métodos usados por las bacterias
para generar este ATP son principalmente:
Respiración aeróbica: Proceso metabólico en el que el oxígeno molecular es el
aceptor final de electrones. El oxígeno es reducido a agua. Utilizada por bacterias
aeróbicas.
Respiración anaeróbica:
En este proceso, el aceptor
final de electrones son otros
compuestos, tales como
nitratos o sulfatos. Utilizada
por bacterias anaerobias
obligadas, aunque algunas,
sobre todo las de mayor
importancia médica, utilizan
la fermentación. Existen las
bacterias facultativas, que
pueden utilizar los dos tipos
de respiración aeróbica y
anaeróbica.
Fermentación: Aquí un intermediario orgánico derivado de un sustrato capaz de ser
fermentado, es el aceptor final de electrones. Un ejemplo: la fermentación de glucosa
(sustrato) a ácido láctico; un producto intermediario, el piruvato, es el aceptor final de
electrones.
Las bacterias fototróficas (anoxigénicas) púrpuras (PPB) son el mayor grupo de
microorganismos fotosintéticos que habita en ambientes acuáticos y terrestres. Son
microorganismos extremadamente versátiles por su complejo metabolismo.
La quimiosíntesis consiste en la síntesis de ATP a partir de la energía que se libera
en reacciones de compuestos inorgánicos reducidos. Los organismos que realizan
quimiosíntesis se denominan quimoautótrofos, quimiolitótrofos o quimiosintéticos.
Virología
La organización y composición de las partículas virales ofrecen características que
los diferencia de otros microorganismos. Los virus poseen un solo tipo de ácido
nucleico de pequeño tamaño con respecto a otros agentes biológicos, de cadena
doble o simple, lineal o circular, rodeado por una cáscara o cápside formada por
numerosas copias de una proteína o de un número limitado de ellas. Algunos grupos
de virus presentan por fuera de la cápside una envoltura lipídica de origen celular en
la que se insertan glicoproteínas. No presentan sistemas enzimáticos propios, por lo
tanto no son capaces de replicarse por sí solos y requieren de células animales,
vegetales o bacterias para cumplir su ciclo de reproducción; esto define su
parasitismo celular obligatorio.
TAMAÑO Y FORMA
Existe gran variedad de tamaño y forma de los virus hasta hoy estudiados. Se puede
observar un tamaño entre 28 nm en los virus más pequeños denominados
picornavirus (pico de pequeño) hasta 300 nm en los virus más grandes que se
conocen como son los poxvirus.
La forma también es muy variada, pudiéndose observar formas icosahédricas o
helicoidales en virus que no tiene envoltura por fuera de la cápside, hasta formas
esféricas, filamentosa o pleomórficas en los virus con envoltura o muy complejos
como el virus de la rabia.
ESTRUCTURA
La estructura de un virus está basada en su simplicidad, a pesar de esto existe cierta
diversidad que es usada para la clasificación de estos microorganismos.
Virus desnudos
La estructura de los virus más
simples está compuesta por un
solo tipo de ácido nucleico (ADN o
ARN) rodeado de una cáscara
proteica que se denomina cápside
(del griego capsa que significa
caja). De la reunión de las
subunidades proteicas codificadas
por el genoma viral, que se
ensamblan según principios
geométricos, se forman diferentes
tipos de simetrías (icosahédrica o
helicoidal). Esta estructura básica
de ácido nucleico y cápside recibe
el nombre de nucleocápside y
constituye en los virus desnudos la
partícula viral completa o virus.
Virus envueltos
La estructura de las partículas virales de los virus denominados envueltos, está
formada además de la nucleocápside por una envoltura de origen celular que la
rodea. Dicha envoltura se obtiene en el proceso de liberación por gemación
(brotamiento). En ésta se insertan glicoproteínas de origen viral que reciben el
nombre de espículas o glicoproteínas de superficie y que tienen un papel importante
de reconocimiento de receptores específicos de la superficie celular, en el paso
inicial de relación con la célula huésped para la multiplicación viral.
Multiplicación viral
Una partícula viral puede encontrarse en dos estados: activa o inactiva. Para
demostrar el estado inactivo basta incluir una suspensión de virus en un medio de
cultivo y observar que son incapaces de cumplir actividades metabólicas necesarias
para su multiplicación. Se deduce de ello, que los virus carecen como ya se
mencionó anteriormente de maquinaria enzimática que les permita autorreplicarse,
aún cuando se les brinde nutrientes que serían adecuados para la propagación de
las bacterias más exigentes.
Pero si una partícula viral es incorporada a células vivas sensibles, se comporta en
forma activa y por lo tanto tomará el comando de la maquinaria enzimática de la
célula huésped, logrando así su replicación.
En forma general, la replicación viral cuenta con los siguientes pasos:
1) adsorción o fijación;
2) penetración o entrada;
3) descapsidación o desnudamiento;
4) síntesis de proteínas y replicación del genoma;
5) maduración o ensamblaje;
6) liberación o egreso.
Bacteriófagos
Los bacteriófagos son virus que infectan bacterias. Algunos de ellos poseen una
simetría binaria, con una cabeza icosaédrica, en las que reside el ácido nucleico
(DNA) y una vaina o cola helicoidal en la que se distingue una zona más estrecha o
cuello y fibras en el extremo de la cola.
Los bacteriófagos –o fagos– pueden desarrollar dos mecanismos distintos: el ciclo
lítico o el ciclo lisogénico. En el primero, el virus se multiplica en la célula bacteriana y
culmina con la lisis y muerte celular. Mientras que en el ciclo lisogénico, la célula
bacteriana permanece viable.
En el ciclo lítico, los bacteriófagos usan las fibras para fijarse a los receptores que
se encuentran en la pared de la bacteria que infectarán. La cola del virus libera una
enzima, la lisozima del fago, que degrada una porción de la pared bacteriana. Luego
la vaina se contrae y el fago inyecta su ácido nucleico en la bacteria. A continuación
se produce la biosíntesis de los componentes virales, seguida de la maduración
donde se ensamblan los viriones. Por último, la bacteria se lisa y se liberan los
nuevos bacteriófagos.
En el ciclo lisogénico, el DNA del fago se integra al genoma bacteriano. Este se
denomina profago y permanece inactivo. Las células bacterianas hospedadoras se
conocen como bacterias lisogénicas. Cada vez que esta bacteria se reproduce por
fisión binaria, las células hijas en su genoma bacteriano también contienen la
información genética del profago.
La importancia del conocimiento de este tema está en relación con la virulencia
bacteriana. Algunos microorganismos solo pueden producir toxinas cuando están en
estado lisogénico, dado que el profago contiene el gen codificador de la toxina.