LECCIÓN 4 Inter
LECCIÓN 4 Inter
JUDICIALES EXTRANJERAS
1. ASPECTOS GENERALES
Una vez que un proceso con elemento extranjero ha concluido con la pertinente resolución
judicial, el siguiente problema que se plantea en Derecho internacional privado es el de la
eficacia extraterritorial de dicha resolución en otro Estado porque en virtud de la
exclusividad de la soberanía estatal, una decisión judicial sólo produce efectos en el
territorio del Estado donde fue dictada (art. 117.3 CE).
Los MECANISMOS que los distintos sistemas de DIP conocen para garantizar la eficacia
extraterritorial son el RECONOCIMIENTO Y EL EXEQUÁTUR O DECLARACIÓN DE EJECUTIVIDAD.
*nuestro estudio va a centrarse en la eficacia extraterritorial de las decisiones judiciales
extranjeras dictadas en materia de Derecho privado.
1) EL RECONOCIMIENTO
Se configura como la aceptación por el Derecho del foro de que la resolución extranjera puso
fin al objeto de la controversia y que puede desplegar determinados efectos en su territorio.
Ahora bien, conceder eficacia a una resolución extranjera no significa su aceptación
incondicionada en el Estado requerido (Estado de reconocimiento), ya que es necesario
realizar un control destinado a comprobar que dicha resolución cumple con determinadas
condiciones de regularidad.
Los efectos de las decisiones judiciales extranjeras van a variar según el tipo de resolución de
que se trate.
1º RECONOCIMIENTO
NORMAS SUPRAESTATALES
Existen otros Reglamentos que, en materia patrimonial, recogen como solución la supresión
del exequátur.
CONVENIO MULTILATERAL
El mas importante es el Convenio de Lugano de 30 de octubre de 2007 relativo a la
competencia judicial y a la ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil que
vincula a los Estados de la UE, Suiza, Islandia y Noruega. Este Convenio será de aplicación
cuando el Estado de origen de la resolución o el Estado requerido fuese un Estado parte del
Convenio y no del Reglamento (art. 64)-
CONVENIO BILATERAL
Resulta muy difícil establecer unos caracteres comunes a ellos ya que son muy heterogéneos
tanto en la materia que regulan como el procedimiento de reconocimiento establecido. No
obstante, la mayor critica que la doctrina ha realizado (A. Remiro Brotons) ha sido la falta de
política convencional española en la materia ya que muchos han sido firmados por razones
diplomáticas y no atendiendo a las verdaderas necesidades que plantea el tráfico jurídico
externo.
Hay que tener en cuenta que, en el plano bilateral, cuando el convenio esté firmado con un
Estado miembro, se aplica el Reglamento 1215/2012 porque éste sustituye a dichos Convenios
en aquellas materias que regula. En consecuencia, el Reglamento sustituye a los Convenios
firmados con Francia, Italia, Alemania, Austria, Checoslovaquia (actual República Checa y
República Eslovaca), Bulgaria y Rumanía. De forma análoga, el Reglamento 2201/2003
sustituye a los Convenios bilaterales firmados entre Estados miembros en materias cubiertas
por el Reglamento.
Además, el Convenio de Lugano desplaza, en las materias que regula, al Convenio hispano-
suizo de 19 noviembre de 1896.
NORMAS INTERNAS
*En este sentido debe recordarse que existen normas de reconocimiento en leyes especiales
como, por ejemplo, el RD Legislativo 1/2020 de 5 mayo por el que se aprueba el texto
refundido de la ley concursal; la Ley 54/2007 de 28 diciembre de adopción internacional o la
Ley 15/2015 de 2 julio de la jurisdicción voluntaria.
Ahora bien, no toda decisión dictada por un tribunal de un Estado miembro se beneficia de
los mecanismos de eficacia previstos en el Reglamento, porque para ello deben cumplirse los
siguientes presupuestos: ha de tratarse de una resolución judicial dictada por un órgano
jurisdiccional de un Estado miembro en una materia cubierta por el Reglamento.
Establece el artículo 2.a) que: <<A los efectos del presente Reglamento se entenderán por
resolución cualquier decisión adoptada por un tribunal de un Estado miembro, con
independencia de la denominación que reciba, tal como auto, sentencia, providencia o
mandamiento de ejecución, así como el acto por el cual el secretario judicial liquide las costas
del proceso. A los efectos del Capítulo III, resolución engloba las medidas provisionales o las
medidas cautelares acordadas por un órgano jurisdiccional competente, en virtud del presente
Reglamento, para conocer sobre el fondo del asunto. No se incluyen las medidas provisionales
y cautelares que el órgano jurisdiccional acuerde sin que el demandado sea citado a
comparecer, a no ser que la resolución relativa a la medida haya sido notificada al demandado
antes de su ejecución>>.
Esta disposición recoge una noción muy amplia de resolución con independencia de su
denominación (auto, providencia…), y sin exigirse su firmeza (por ejemplo, quedarían incluidas
las resoluciones dictadas en rebeldía, las provisionales, las definitivas...). No obstante, y con
respecto a las medidas provisionales y cautelares se establecen varias precisiones: de un lado,
sólo van a reconocerse y ejecutarse conforme al Reglamento 1215/2012 las dictadas por un
órgano jurisdiccional de un Estado miembro competente para conocer del fondo del asunto
por lo que, en caso contrario, su eficacia se circunscribirá al territorio del Estado miembro
donde fue dictada; por otra parte, si la medida cautelar se adoptó inaquadita altera parte solo
podrá ejecutarse en otro Estado miembro si la resolución que contiene la medida fue
notificada al demandado antes de su ejecución.
c) Por último, la resolución debe haberse dictado por un órgano jurisdiccional de un Estado
miembro (incluido Dinamarca en virtud del Acuerdo entre la Comunidad Europea y el Reino de
Dinamarca, vid. Lección 2), quedando excluidas, en consecuencia, las dictadas por órganos
jurisdiccionales de tercero. El dato relevante es el que el Estado de origen de la resolución y el
Estado de destino de la misma sean parte en el Reglamento con independencia de que las partes
estén o no domiciliadas en un Estado miembro y sea cual fuere su nacionalidad.
Tal y como establece el artículo 2 se entenderá por «Estado miembro de origen aquel en el que
se haya dictado la resolución» y por «Estado miembro requerido, el Estado miembro en el que
se invoque el reconocimiento o se inste la ejecución de la resolución>>.
Como REGLA GENERAL, las resoluciones dictadas por un órgano jurisdiccional de un Estado
miembro se reconocen automáticamente en el Estado miembro requerido. Así lo establece el
art. 36.1 del Reglamento cuando afirma que <<las resoluciones dictadas en un Estado miembro
serán reconocidas en los demás Estados miembros sin necesidad de procedimiento alguno>>.
El reconocimiento puede ser DENEGADO, a petición de cualquier parte interesada, por los
motivos enumerados en el artículo 45 (que estudiaremos en el epígrafe siguiente).
En nuestro ordenamiento jurídico la Disposición Final 25.a LEC establece las medidas para
facilitar la aplicación en España del Reglamento 1215/2012. Únicamente destacar que, si la
denegación del reconocimiento se invoca como una cuestión incidental ante un órgano
judicial, dicho órgano será competente para conocer de la misma, siguiendo el procedimiento
previsto en los artículos 383 ss. LEC, quedando limitada la eficacia de dicho reconocimiento a
lo resuelto en el proceso principal del que el incidente trae causa, y sin que pueda impedirse
que en proceso aparte se resuelva de forma principal sobre el reconocimiento de la resolución.
Encontramos con un EXEQUÁTUR AUTOMÁTICO, esto quiere decir que ya no hay que solicitar
al tribunal requerido que declare ejecutiva la resolución, sino que lo que se le pide
directamente es su ejecución.
Si la RESOLUCIÓN ES EJECUTIVA en el Estado miembro de origen extiende su efecto al Estado
miembro requerido debiendo ser ejecutada en las mismas condiciones que si se hubiera
dictado en ese Estado miembro (art. 41.1).
A petición de la parte interesada el órgano de origen expedirá el certificado conforme al del
Anexo 1, que deberá presentar a la autoridad del Estado miembro de la ejecución (en nuestro
país, ante el Juzgado de Primera Instancia), junto con una de la resolución que reúna los
requisitos necesarios para ser considerada auténtica.
A dicha parte no se le exigirá que tenga una dirección postal en el Estado miembro requerido,
ni que tenga un representante autorizado, a menos que dicho representante sea obligatorio
con independencia de la nacionalidad o del domicilio de las partes (art. 41.3).
Una vez solicitada la ejecución se deberá notificar el certificado expedido por la autoridad de
origen a la persona contra quien se insta y, a petición, de ella, se denegará la ejecución por los
motivos de denegación del artículo 45. Además de éstos también se aplicarán los motivos de
denegación o suspensión previstos en la legislación del Estado miembro requerido (por
ejemplo, una compensación 0 pago de la deuda), siempre que no sean incompatibles con los
enumerados en el Reglamento (art. 41.2).
*En nuestro ordenamiento jurídico la Disposición Final 252 LEC sobre las medidas para facilitar la
aplicación en España del Reglamento 1215/2012, ha establecido, en su apartado cuarto, las siguientes
reglas en la materia. La denegación de la ejecución se tramitará por los cauces del juicio verbal, siendo
competente el Juzgado de Primera Instancia que conozca de la ejecución. La demanda deberá
presentarse, conforme a lo establecido en el artículo 437 LEC, en un plazo de diez días a contar desde la
fecha de la notificación al demandado del despacho de la ejecución, acompañada de una copia de la
resolución y, cuando sea necesario, una traducción o transcripción de ésta; de cualesquiera otros
documentos justificativos de su pretensión y, en su caso, contendrá la proposición de los medios de
prueba cuya práctica interese el actor.
Los motivos de denegación, que en el reconocimiento pueden ser invocados por cualquier
parte interesada y en fase de ejecución sólo por la persona contra la que se insta la
ejecución, son los siguientes:
El orden público del artículo 45.1.a) comprende tanto la dimensión material (Sentencia TJCE de
I I de marzo de 2000, C-38/98, Renault), como la procesal. Tal y como veremos a continuación,
pueden existir supuestos de lesión de los derechos de defensa no cubiertos expresamente por el
Reglamento, supuestos en los que se puede invocar la cláusula del orden público en su
dimensión procesal (SSTJCE de 28 de marzo de 2000, C-7/98, Krombach, y de 2 de abril de
2009, C-394/07, Gambazzi). No obstante, el derecho de defensa no puede concebirse como una
prerrogativa absoluta puesto que, en ocasiones, puede sufrir restricciones siempre que estén
justificadas por la medida de que se trate y siempre que no constituyan un menoscabo
desproporcionado del derecho de defensa (Sentencia TJCE de 2 de abril de 2009, C-394/07,
Gambazzi, y Sentencia TJUE de 6 de septiembre de 2012, C-619/10, Trade Agency).
Establece el artículo 45.1.b) que se denegará el reconocimiento cuando «la resolución se haya
dictado en rebeldía, si no se entregó al demandado la cédula de emplazamiento o
documento equivalente de forma tal y con tiempo suficiente para que pudiera defenderse, a
menos que no haya recurrido contra dicha resolución cuando pudo hacerlo».
El presupuesto de operatividad del artículo 45.1.b) es que la resolución haya sido dictada en el
procedimiento de origen en rebeldía del demandado (por lo que, a sensu contrario, si el
demandado compareció no puede aplicarse este motivo de denegación).
El concepto de «rebeldía» ha sido interpretado de forma autónoma por parte del Tribunal de
Justicia, al entender que se encuentra en tal situación aquel demandado que no tuvo
conocimiento del procedimiento entablado contra él y/o no tuvo posibilidad de defenderse
(SSTJCE de 21 de abril de 1993, C-172/91, Volker Sonntag, y de IO de octubre de 1996, C-78/95,
Hendrikman).
Ahora bien, esto no quiere decir que a todas las resoluciones dictadas en rebeldía se les
denegará la eficacia ya que dicha rebeldía debe conectarse con las condiciones exigidas en la
norma (notificación de la cédula de emplazamiento o documento equivalente en forma tal y
con tiempo suficiente para preparar su defensa). Por tanto, si el demandado fue rebelde por
conveniencia, es decir, tuvo conocimiento del procedimiento entablado contra él, no sufrió
lesión de sus derechos de defensa y no compareció porque no quiso hacerlo, la resolución
será reconocida y ejecutada en el Estado miembro requerido.
Con respecto a la primera garantía (notificación de la demanda en forma tal) hay que afirmar
que se entenderá que la notificación se ha realizado correctamente cuando la forma o manera
en la que se ha practicado permitió al demandado preparar su defensa, con independencia de
lo dispuesto en el Derecho del Estado miembro de origen. Sólo se denegará el reconocimiento
Y la ejecución si alguna irregularidad motivó la indefensión del demandado.
Por lo que se refiere a la notificación «con tiempo suficiente», ésta deberá ser apreciada por
el juez requerido en función de todas las circunstancias presentes en el caso, no estando
vinculado en dicho examen ni por los plazos del ordenamiento jurídico del juez del Estado
miembro de origen, ni por los establecidos en su propio ordenamiento (así, por ejemplo, el
juez requerido podrá tener en cuenta la distancia que existe entre el lugar del domicilio del
demandado y el tribunal ante el que debe comparecer, la existencia de relaciones comerciales
del demandado en el Estado miembro de origen...).
Aquí terminan las previsiones del Reglamento en materia de denegación de la eficacia de una
resolución por lesión de los derechos de defensa del demandado, no existiendo ninguna
referencia a la posibilidad de que se pueda denegar dicha eficacia porque se haya lesionado un
derecho de defensa distinto del contemplado expresamente en la norma (por ejemplo, al
demandado se le notificó la demanda en tiempo y en forma y no pudo comparecer por causa
de fuerza mayor, el demandado fue privado de su derecho a la asistencia letrada...), En dichos
supuestos, y como ya hemos analizado, podrá recurrirse a la cláusula del orden público en su
dimensión procesal (Sentencia Krombach).
C) LA INCONCIBILIDAD DE RESOLUCIONES
Este motivo de denegación en el Reglamento debe ser excepcional puesto que los mecanismos
procesales de litispendencia y conexidad, regulados en los artículos 29 a 34, tienen como
finalidad evitar que se dicten resoluciones judiciales inconciliables. El Reglamento distingue
dos supuestos de inconciliabilidad:
1. Hace referencia a que la resolución es inconciliable con una resolución dictada entre
las mismas partes en el Estado miembro requerido (art. 45.1.c)
La norma exige que se hayan dictado dos resoluciones inconciliables y existirá esa
inconciliabilidad cuando las sentencias implican consecuencias jurídicasque se
excluyen recíprocamente (Sentencia TJCE de 4 de febrero de 1988, Hoffman). Por
ejemplo, una sentencia prohíbe la utilización de una marca y la otra autoriza su
utilización (STJCE de 6 de junio de 2002, C-80/00, Leather).
El artículo 45.1.c) sólo contempla la inconciliabilidad de resoluciones dictadas entre las
mismas partes (al no exigirse la triple identidad) y con independencia de que la del
Estado miembro requerido haya sido dictada con anterioridad o no a aquella cuyo
reconocimiento se ha solicitado (aspecto muy criticado por la doctrina).
2. El segundo supuesto de inconciliabilidad previsto en el Reglamento se produce
cuando «la resolución es inconciliable con una resolución dictada con anterioridad
en otro Estado miembro o un Estado tercero entre las mismas partes en un litigio
que tenga el mismo objeto y la misma causa, cuando esta última resolución reúna
las condiciones necesarias para su reconocimiento en el Estado miembro
requerido» [art. 45.1 .d)].
Como REGLA GENERAL, las resoluciones judiciales dictadas por un órgano jurisdiccional de un
Estado miembro (todos salvo Dinamarca), en una materia cubierta por el Reglamento, se
reconocen de FORMA AUTOMÁTICA, es decir, reconocimiento sin procedimiento específico.
Junto a esta regla general, el artículo 21 regula también el reconocimiento con oposición (que
se desarrollará siguiendo los trámites del procedimiento de exequátur) y el incidental.
Los MOTIVOS DE DENEGACIÓN DEL RECONOCIMIENTO se enumeran, de forma separada, en
el artículo 22 (motivos de denegación del reconocimiento de las resoluciones dictadas en
materia matrimonial) y en el artículo 23 (motivos de denegación del reconocimiento de las
resoluciones dictadas en materia de responsabilidad parental).
En todo caso, el juez requerido no puede denegar el reconocimiento por el hecho de que el
tribunal de origen no era competente (control de la competencia judicial), o porque aplicó
una ley distinta de la que él hubiese aplicado (control de la competencia legislativa), ya que el
Reglamento lo prohíbe expresamente en los artículos 24 y 25. La resolución no podrá ser
objeto nunca de una revisión en cuanto al fondo.
Junto a estas soluciones, la gran novedad del Reglamento 2201/2003 ha sido establecer, en
los artículos 40 a 45, la supresión del exequátur para un determinado tipo de resoluciones. En
concreto, las relativas al derecho de visita y a la restitución de una menor consecuencia de una
resolución judicial que ordene dicha restitución, con arreglo al artículo 11 apartado 8º.
Estas resoluciones deben certificarse, previo cumplimiento de los REQUISITOS EXIGIDOS, por
el órgano de origen de conformidad con el Reglamento (utilizando para ello los modelos de
formularios normalizados que figuran en los Anexos lll y lV, respectivamente). Y una vez
certificadas deben ser reconocidas y gozar de fuerza ejecutiva en otro Estado miembro, sin
que se requiera ningún procedimiento ni ninguna declaración que les reconozca fuerza
ejecutiva y sin que quepa impugnar su reconocimiento. No obstante, se trata de una solución
potestativa, ya que el titular de la responsabilidad parental siempre puede acudir al régimen
tradicional de reconocimiento y exequátur previo control (artículo 40.2).
Para que dicho certificado pueda emitirse, se exige que se cumplan los siguientes REQUISITOS:
a) La resolución debe ser ejecutiva en el Estado miembro de origen, aspecto éste que
determinará la lex fori. No se exige, en cambio, que la decisión haya adquirido
autoridad de cosa juzgada ya que los intereses en juego (derecho de visita y la
restitución del menor ilícitamente desplazado) exigen una rápida materialización del
contenido de la sentencia.
b) Para las resoluciones dictadas en materia de derecho de visita el órgano
jurisdiccional de origen debe comprobar que se han cumplido las condiciones que
exige el artículo 41.2:
Si el procedimiento se hubiera desarrollado en rebeldía debe quedar
acreditado que el escrito de demanda o documento equivalente ha sido
notificado o trasladado a la parte rebelde con la suficiente antelación y de tal
manera que ésta pueda defenderse o, de haberse notificado o trasladado el
mencionado escrito o documento sin respetar estas condiciones, si consta de
forma inequívoca que ha aceptado la resolución.
Si se ha dado posibilidad de audiencia a todas las partes afectadas
Si se ha dado al menor posibilidad de audiencia, a menos que esto no se
hubiere considerado conveniente habida cuenta de su edad o grado de
madurez
1. ÁMBITO DE APLICACIÓN
La LCJIMC se aplica en materia civil y mercantil con independencia de la naturaleza del órgano
jurisdiccional, incluyendo la responsabilidad civil derivada de delito y los contratos de trabajo.
Y en virtud de los dispuesto en su artículo 41 son susceptibles de reconocimiento y
exequátur:
Las resoluciones extranjeras firmes recaídas en un procedimiento contencioso
Las resoluciones extranjeras definitivas adoptadas en el marco de un procedimiento de
jurisdicción voluntaria
Los documentos públicos extranjeros
Las medidas cautelares y provisionales, pero solo en el supuesto de que su denegación
suponga una vulneración de la tutela judicial efectiva y siempre que se hubieran
adoptado previa audiencia de la parte contraria
La Ley recoge una definición amplia de lo que debe entenderse por resolución (“cualquier
decisión adoptada por un órgano jurisdiccional de un Estado, con independencia de su
denominación, incluida la resolución por la cual el secretario judicial o autoridad similar liquide
las costas del proceso”) y, por regla general, se exige la firmeza de la solución, es decir, que no
quepa ningún recurso contra ella en el Estado de origen (artículo 43). La única SALVEDAD se
establece para las medidas cautelares y provisionales, pero siempre que se cumplan las
condiciones que se establecen.
Desde un punto de vista temporal las reglas de la Ley se aplican a las demandas de exequátur
que se presenten ante los órganos jurisdiccionales españoles con posterioridad al 21 de agosto
de 2015, con independencia de la fecha en que se hubiese dictado la resolución extranjera
(Disposición. Trans. Única).
2. EL RECONOCIMIENTO
Hay que afirmar que la LCJIMC admite también el RECONOCIMIENTO AUTOMÁTICO (sin
procedimiento, ni formalidades específicas) pero solo cuando el reconocimiento de la
resolución extranjera se plantee de forma incidental en un procedimiento judicial. En ese
supuesto el juez que conozca del procedimiento deberá pronunciarse respecto a dicho
reconocimiento. La eficacia del reconocimiento incidental quedará limitada a lo resuelto en el
proceso principal y no impedirá que se solicite el exequátur de la resolución extranjera
(artículo 44.2).
En virtud del reconocimiento, la resolución extranjera podrá producir en España los mismos
efectos que produce en el Estado de origen (tesis de la extensión de los efectos) y si la
resolución contiene una medida que es desconocida en nuestro ordenamiento, se adaptará a
una medida conocida que tenga efectos equivalentes y persiga una finalidad e intereses
similares, si bien tal adaptación no tendrá más efectos que los dispuestos en el Derecho del
Estado de origen (Artículo 44.4).
Las resoluciones extranjeras firmes no se reconocerán si concurre alguna de las causas que
enumera el artículo 46. En líneas generales hay que afirmar que se mantienen, aunque de
forma actualizada, las clásicas condiciones contenidas en el derogado artículo 954 LEC 1881. Se
prohíbe la revisión de fondo y el control de la competencia legislativa (artículo 48) y se permite
el reconocimiento parcial (artículo 49).
Hay que señalar que la principal novedad que ha introducido la LCJIMC en esta materia es la
inversión de la carga de la prueba de forma que ahora será la parte demandada en el
proceso de exequátur la que tendrá que invocar y probar, en su contestación a la demanda,
la concurrencia de alguna de esas causas.
Aunque no se haga referencia expresa en la norma, debe entenderse que la contrariedad debe
ser “manifiesta”, es decir, el orden público debe intervenir siempre de forma excepcional y su
interpretación debe ser restrictiva. Así, por ejemplo y como se afirma en el Preámbulo, si la
materia del litigio versó sobre una medida de protección de menores el orden público deberá
valorarse teniendo en cuenta el interés superior del menor.
Esta causa recoge la dimensión procesal del orden público ya que se denegará el
reconocimiento de la sentencia extranjera “cuando se hubiera dictado con manifiesta
infracción de los derechos de defensa de cualquiera de las partes”. Si la resolución se dictó en
rebeldía se entiende que existe una manifiesta infracción de los derechos de defensa “si no se
entregó al demandado la cédula de emplazamiento o documento equivalente de forma regular
y con tiempo suficiente para que pudiera defenderse”, artículo 46.1 b).
Con esta formulación tan amplia la norma cubre todos los supuestos de lesión de los derechos
de defensa por lo que el orden público del artículo 46.1 a) debe entenderse referido al “orden
público material”.
4. Inconciliabilidad de resoluciones
- Cuando la resolución fuera inconciliable con una resolución dictada en España, artículo
46.1 d)
- Cuando la resolución fuera inconciliable con una resolución dictada con anterioridad
en otro Estado, cuando esta última reuniera las condiciones necesarias para su
reconocimiento en España, artículo 46.1 e)
Para que exista inconciliabilidad no se exige que exista una triple identidad (objeto, partes y
causa), ya que se considera que existe contradicción entre sentencias cuando ambas no
pueden cumplirse al mismo tiempo.
En el supuesto de que la inconciliabilidad sea con una resolución española no se exige que ésta
se haya dictado con anterioridad a aquélla cuyo reconocimiento se solicita. La española
prevalece siempre. En el segundo caso si porque ninguna de las dos resoluciones ha sido
dictada por nuestros órganos jurisdiccionales.
Para que se deniegue el reconocimiento el proceso que se encuentre pendiente ante nuestros
tribunales debió haberse iniciado con anterioridad al proceso en el extranjero y, además, se
exige la identidad de partes y objeto. Al haberse iniciado antes el proceso en España, se
prefiere que conozcan nuestros órganos y se evitan comportamientos fraudulentos de las
partes.
5. EL PROCEDIMIENTO DE EXEQUÁTUR
Formalizada la oposición o transcurrido el plazo para ello sin que la misma se haya
interpuesto, el órgano jurisdiccional resolverá, en el plazo de diez días, mediante auto. El
Ministerio Fiscal intervendrá siempre en el procedimiento de exequátur y se le dará traslado
de todas las actuaciones, artículo 54.8.
Una vez que la resolución judicial extranjera ha sido declarada ejecutiva podrá ejecutare en
España, como si fuese una sentencia española, siguiendo las disposiciones de la LEC.