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LECCIÓN 4 Inter

Este documento trata sobre los mecanismos para garantizar la eficacia extraterritorial de las decisiones judiciales extranjeras, como el reconocimiento y el exequátur. Explica que el reconocimiento acepta la resolución extranjera y puede dar lugar a efectos como cosa juzgada, mientras que el exequátur declara la resolución ejecutable. Además, analiza los efectos de las resoluciones en España y las fuentes normativas que rigen esta materia, incluyendo reglamentos europeos sobre competencia y cooperación judicial en
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LECCIÓN 4 Inter

Este documento trata sobre los mecanismos para garantizar la eficacia extraterritorial de las decisiones judiciales extranjeras, como el reconocimiento y el exequátur. Explica que el reconocimiento acepta la resolución extranjera y puede dar lugar a efectos como cosa juzgada, mientras que el exequátur declara la resolución ejecutable. Además, analiza los efectos de las resoluciones en España y las fuentes normativas que rigen esta materia, incluyendo reglamentos europeos sobre competencia y cooperación judicial en
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LECCIÓN 4: EL RECONOCIMIENTO, EL EXEQUÁTUR Y LA EJECUCIÓN DE DECISIONES

JUDICIALES EXTRANJERAS

I. LA EFICACIA EXTRATERRITORIAL DE LAS DECISIONES JUDICIALES EXTRANJERAS

1. ASPECTOS GENERALES

Una vez que un proceso con elemento extranjero ha concluido con la pertinente resolución
judicial, el siguiente problema que se plantea en Derecho internacional privado es el de la
eficacia extraterritorial de dicha resolución en otro Estado porque en virtud de la
exclusividad de la soberanía estatal, una decisión judicial sólo produce efectos en el
territorio del Estado donde fue dictada (art. 117.3 CE).

Esta solución es contraria a la continuidad de las relaciones y a la seguridad jurídica, ya que


obligaría a los sujetos que han obtenido una resolución en su favor a tener que reiniciar el
proceso en el Estado donde quieren hacer valer sus derechos. Para superar este principio de
soberanía territorial, se articulan mecanismos que garantizan la eficacia extraterritorial de las
resoluciones judiciales al no existir, en Derecho internacional, ninguna regla que obligue a
los Estados a conceder dicha eficacia. Argumentos tales como el principio de cooperación
internacional, la seguridad jurídica, la economía procesal y a la continuidad de las relaciones
jurídicas fundamental la exigencia de conceder efectos a las decisiones judiciales extranjeras.

Los MECANISMOS que los distintos sistemas de DIP conocen para garantizar la eficacia
extraterritorial son el RECONOCIMIENTO Y EL EXEQUÁTUR O DECLARACIÓN DE EJECUTIVIDAD.
*nuestro estudio va a centrarse en la eficacia extraterritorial de las decisiones judiciales
extranjeras dictadas en materia de Derecho privado.

1) EL RECONOCIMIENTO

Se configura como la aceptación por el Derecho del foro de que la resolución extranjera puso
fin al objeto de la controversia y que puede desplegar determinados efectos en su territorio.
Ahora bien, conceder eficacia a una resolución extranjera no significa su aceptación
incondicionada en el Estado requerido (Estado de reconocimiento), ya que es necesario
realizar un control destinado a comprobar que dicha resolución cumple con determinadas
condiciones de regularidad.

El reconocimiento es presupuesto del exequátur o declaración de ejecutividad, puesto que


para que una sentencia sea declarada ejecutiva debe ser reconocida.
NO TODAS LAS RESOLUCIONES NECESITAN PASAR POR EL EXEQUÁTUR O DECLARACIÓN DE
EJECUTIVIDAD:
 Las resoluciones declarativas simplemente se reconocen para obtener los efectos que
detallaremos en el siguiente epígrafe.
 Para las resoluciones de condena, que son susceptibles de ejecución, sí se solicita el
reconocimiento y exequátur o declaración de ejecutividad, para obtener además el
efecto ejecutivo.

2) EXEQUÁTUR O DECLARACIÓN DE EJECUTIVIDAD

Es un procedimiento mediante el cual se declara ejecutiva la resolución extranjera en el Estado


requerido. Una vez que la resolución es convertida en título ejecutivo podra procederse a la
ejecución propiamente dicha, es decir, hacer efectiva la sanción incluso con medidas coactivas
si el demandado no cumple voluntariamente.
Si como regla general el procedimiento exequátur es un procedimiento que se desarrolla en el
Estado requerido, la ultima tendencia en las normas europeas es la supresión de dicho
procedimiento. Si la sentencia es ejecutiva en origen extiende su efecto al Estado requerido,
solicitándose directamente al tribunal requerido su ejecución.

2. LOS EFECTOS DE LAS DECISIONES JUDICIALES EXTRANJERAS EN ESPAÑA

Los efectos de las decisiones judiciales extranjeras van a variar según el tipo de resolución de
que se trate.

1º RECONOCIMIENTO

Existen efectos vinculados al reconocimiento y efectos no vinculados al reconocimiento. Esta


diferenciación se justifica por la doble dimensión que toda resolución judicial presenta: la
resolución puede concebirse como un acto jurisdiccional (debiendo reconocerse para
desplegar efectos en nuestro territorio), o bien como un documento público (no necesitando
ser reconocida para tener eficacia extraterritorial).

a) Los efectos vinculados al reconocimiento son los siguientes:


- EFECTO DE COSA JUZGADA. Este efecto se configura como un instrumento de defensa
del litigante vencedor en un juicio desarrollado en el extranjero, ya que, si el litigante
perdedor inicia un proceso en España entre las mismas partes y con la misma causa,
el vencedor podrá oponer la excepción de cosa juzgada. En su aspecto positivo, el
efecto de la cosa juzgada supone que el juez español estará vinculado por esa
decisión, de forma que no podrá decidir de manera distinta en la misma causa, es
decir, la decisión extranjera vincula a nuestros tribunales, que la apreciaran como si
hubiera sido dictada por ellos. En su aspecto negativo, significa que no se puede
volver a plantear ante las autoridades españolas el asunto ya resuelto por la
resolución extranjera.
- EFECTO CONSTITUTIVO. Si una resolución extranjera crea, extingue o modifica un
derecho o relación jurídica, deberá reconocerse para que despliegue en nuestro
ordenamiento dicho efecto.
- EFECTO REGISTRAL. La decisión extranjera que constituye o declara un hecho o un
derecho que debe tener acceso al Registro civil español, debe ser reconocida
previamente porque dicha resolución es el titulo que permite realizar la inscripción
registral. Por lo que, al Registro de Propiedad, se establece la regla análoga del art. 4
LH y art. 38 RH

Ejemplo: si un español se divorcia en el extranjero debe solicitar el reconocimiento


de la resolución extranjera de divorcio en el Registro Civil español con la finalidad de
modificar su inscripción registral.

b) Si consideramos la resolución extranjera como documento público, no será necesario el


reconocimiento de dicha resolución para que despliegue efectos en España. Los efectos NO
vinculados al reconocimiento son:
- Efecto probatorio. La resolución judicial, aunque sea extranjera, es un documento
publico y como tal documento servirá de prueba en un proceso español si reúne los
requisitos exigidos por una norma supraestatal o , en su defecto, por el art. 323 LEC. La
Fuerza probatoria de la resolución extranjera se apreciará por el juez español
conforme a nuestro Derecho como lex fori.
- Efecto de la determinación de la capacidad para determinados actos inscribibles en el
Registro español (variante del efecto anterior), es decir, la resolución extranjera puede
servir de prueba para la realización de un acto que deba inscribirse.

Ejemplo: si un extranjero quiere contraer matrimonio en España, puede demostrar la


disolución de su matrimonio anterior aportando la sentencia extranjera de divorcio,
sin necesidad de que sea reconocida. En este caso, y a diferencia del efecto registral,
como el primer matrimonio no estaba inscrito en el Registro Civil español, no hace
falta el reconocimiento.

2º EXEQUÁTUR O DECLARACIÓN DE EJECUTIVIDAD

El efecto derivado del exequátur es el EJECUTIVO ya que, como se ha analizado


anteriormente, el exequátur es el procedimiento mediante el cual la resolución
extranjera se convierte en titulo ejecutivo.

II. EL SISTEMA ESPAÑOL DE EFICACIA EXTRATERRITORIAL DE DECISIONES JUDICIALES


EXTRANJERAS: PLURALIDAD DE FUENTES

Las normas españolas en materia de reconocimiento y exequatur son normas de origen


supraestatal (convenios y reglamentos) y de origen interno (Ley 29/2015 de cooperación
jurídica internacional en materia civil). En virtud del principio de jerarquía normativa solo
podrá acudirse a las normas internas en defecto de las supraestatales.

NORMAS SUPRAESTATALES

El principal protagonismo lo tienen actualmente los REGLAMENTO EUROPEOS. Vamos a


distinguir entre Reglamento en materia patrimonial y Reglamentos en materia de derecho de
familia.

En el ámbito de Derecho patrimonial nos referimos en primer lugar al Reglamento (UE)


1215/2012 del Parlamento Europea y del Consejo, de 12 de diciembre, relativo a la
competencia judicial, reconocimiento y ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y
mercantil, antes Reglamento 44/2001. Conforme lo previsto en los arts. 67 y 71 del presente
Reglamento, se establece que este reglamento NO AFECTARÁ a la aplicación de las
disposiciones que, en materias particulares, regulen el reconocimiento o la ejecución de las
resoluciones en actos de la Unión o en convenios en que los Estados miembros sean parte. No
obstante, y como luego analizaremos, el Reglamento sustituye a los convenios bilaterales
firmados entre Estados miembros en materia de reconocimiento y ejecución de resoluciones
(art. 69).

Existen otros Reglamentos que, en materia patrimonial, recogen como solución la supresión
del exequátur.

En la materia familiar, destacamos el Reglamento 2201/2003 del Consejo, de 27 noviembre,


relativo a competencia, reconocimiento y ejecución de resoluciones judiciales en materia
matrimonial y de responsabilidad parental. En su art. 60 se establece que las relaciones entre
los Estados miembros, el Reglamento primará sobre el Convenio europea de 20 de mayo de
1980 relativo al reconocimiento y ejecución de decisiones en materia de custodia de menores,
asi como al restablecimiento de dicha custodia. En su art. 61, en las relaciones con el Convenio
de la Haya de 19 octubre de 1996 relativo a la competencia, ley aplicable, reconocimiento,
ejecución y cooperación en materia de responsabilidad parental y de medidas de protección
de los niños, el presente Reglamento se aplicará << en lo que respecta al reconocimiento y
ejecución en el territorio de un Estado miembro, aun cuando el menor afectado tenga su
residencia habitual en un Estado no miembro que sea parte contratante del citado
Convenio>>.

Al igual que el Reglamento 1215/2012, el Reglamento 2201/2003 prevalece sobre los


convenios bilaterales que nuestro país tiene firmado con otros Estados de la UE y que
regulan el reconocimiento y exequátur de resoluciones en las materias cubiertas por el
Reglamento.

Debemos señalar que el Reglamento 2201/2003 ha sido reformado por el Reglamento nº


2019/1111 del Consejo de 25 junio de 2019 relativo a la competencia, reconocimiento y
ejecución de resoluciones en materia matrimonial y de responsabilidad parental y sobre la
sustracción internacional de menores, cuya efectiva aplicación se ha diferido al 1 de agosto de
2022.

A continuación, pasamos a analizar los CONVENIOS INTERNACIONALES que contienen normas


sobre reconocimiento y ejecución de resoluciones judiciales. Para ello distinguiremos entre
convenios multilaterales y bilaterales.

CONVENIO MULTILATERAL
El mas importante es el Convenio de Lugano de 30 de octubre de 2007 relativo a la
competencia judicial y a la ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil que
vincula a los Estados de la UE, Suiza, Islandia y Noruega. Este Convenio será de aplicación
cuando el Estado de origen de la resolución o el Estado requerido fuese un Estado parte del
Convenio y no del Reglamento (art. 64)-

Existen otros Convenios en materias muy concretas que regulan el reconocimiento y el


exequatur de resoluciones judiciales extranjeras como por ejemplo el Convenio europeo de
Luxemburgo de 20 de mayo de 1980. Y en otros convenios multilaterales se recogen algunas
clausulas relativas al reconocimiento y exequátur de decisiones.

CONVENIO BILATERAL

España ha suscrito, hasta la fecha, mas de una veintena de convenios en materia de


reconocimiento y exequátur de decisiones judiciales extranjeras. Todos, salvo los firmados con
Rumania y con El Salvador, son convenios simples, es decir, solo regulan el reconocimiento y
exequátur, dejando el tema de la CJI en manos de la legislación de cada Estado.

Resulta muy difícil establecer unos caracteres comunes a ellos ya que son muy heterogéneos
tanto en la materia que regulan como el procedimiento de reconocimiento establecido. No
obstante, la mayor critica que la doctrina ha realizado (A. Remiro Brotons) ha sido la falta de
política convencional española en la materia ya que muchos han sido firmados por razones
diplomáticas y no atendiendo a las verdaderas necesidades que plantea el tráfico jurídico
externo.

Hay que tener en cuenta que, en el plano bilateral, cuando el convenio esté firmado con un
Estado miembro, se aplica el Reglamento 1215/2012 porque éste sustituye a dichos Convenios
en aquellas materias que regula. En consecuencia, el Reglamento sustituye a los Convenios
firmados con Francia, Italia, Alemania, Austria, Checoslovaquia (actual República Checa y
República Eslovaca), Bulgaria y Rumanía. De forma análoga, el Reglamento 2201/2003
sustituye a los Convenios bilaterales firmados entre Estados miembros en materias cubiertas
por el Reglamento.

Además, el Convenio de Lugano desplaza, en las materias que regula, al Convenio hispano-
suizo de 19 noviembre de 1896.

NORMAS INTERNAS

Las normas internas de eficacia extraterritorial de resoluciones judiciales extranjeras se


encuentran recogidas en los arts. 41 a 55 LCJIMC, normas que se aplicaran de forma
subsidiaria siempre y cuando no sea aplicable una norma supraestatal (convenio o
reglamento), ni una norma especial que contenga previsiones en materia de reconocimiento
de resoluciones judiciales extranjeras.

*En este sentido debe recordarse que existen normas de reconocimiento en leyes especiales
como, por ejemplo, el RD Legislativo 1/2020 de 5 mayo por el que se aprueba el texto
refundido de la ley concursal; la Ley 54/2007 de 28 diciembre de adopción internacional o la
Ley 15/2015 de 2 julio de la jurisdicción voluntaria.

Tal y como ha señalado la doctrina, las soluciones de la LCJIM se inspiran en la regulación de


los Reglamentos europeos.

III. EL REGLAMENTO 1215/2012 DE 12 DE DICIEMBRE (REFUNDICIÓN)

1. LOS PRESUPUESTOS DE APLICACIÓN

La regulación detallada de la competencia judicial internacional que realiza el Reglamento


1215/2012, se complementa con las disposiciones contenidas en el Capítulo III (arts. 36 a 57),
relativas al reconocimiento y a la ejecución de resoluciones judiciales. La filosofía que inspira
esta normativa es la confianza recíproca al establecerse como solución el reconocimiento y
exequátur automáticos (sin procedimiento alguno), en aras del principio de reconocimiento
mutuo y la libre circulación de resoluciones judiciales en el espacio judicial europeo.

Ahora bien, no toda decisión dictada por un tribunal de un Estado miembro se beneficia de
los mecanismos de eficacia previstos en el Reglamento, porque para ello deben cumplirse los
siguientes presupuestos: ha de tratarse de una resolución judicial dictada por un órgano
jurisdiccional de un Estado miembro en una materia cubierta por el Reglamento.

a) En primer término, ha de tratarse de una resolución judicial y al respectó el Reglamento


contiene, en el artículo 2.a) un concepto autónomo, un concepto propio, de resolución.

Establece el artículo 2.a) que: <<A los efectos del presente Reglamento se entenderán por
resolución cualquier decisión adoptada por un tribunal de un Estado miembro, con
independencia de la denominación que reciba, tal como auto, sentencia, providencia o
mandamiento de ejecución, así como el acto por el cual el secretario judicial liquide las costas
del proceso. A los efectos del Capítulo III, resolución engloba las medidas provisionales o las
medidas cautelares acordadas por un órgano jurisdiccional competente, en virtud del presente
Reglamento, para conocer sobre el fondo del asunto. No se incluyen las medidas provisionales
y cautelares que el órgano jurisdiccional acuerde sin que el demandado sea citado a
comparecer, a no ser que la resolución relativa a la medida haya sido notificada al demandado
antes de su ejecución>>.

Esta disposición recoge una noción muy amplia de resolución con independencia de su
denominación (auto, providencia…), y sin exigirse su firmeza (por ejemplo, quedarían incluidas
las resoluciones dictadas en rebeldía, las provisionales, las definitivas...). No obstante, y con
respecto a las medidas provisionales y cautelares se establecen varias precisiones: de un lado,
sólo van a reconocerse y ejecutarse conforme al Reglamento 1215/2012 las dictadas por un
órgano jurisdiccional de un Estado miembro competente para conocer del fondo del asunto
por lo que, en caso contrario, su eficacia se circunscribirá al territorio del Estado miembro
donde fue dictada; por otra parte, si la medida cautelar se adoptó inaquadita altera parte solo
podrá ejecutarse en otro Estado miembro si la resolución que contiene la medida fue
notificada al demandado antes de su ejecución.

b) En segundo lugar, la resolución debe haberse dictado en una materia incluida en el


Reglamento, es decir, en materia civil y mercantil tal y como aparece delimitada en el art. 1,
con independencia de la naturaleza del órgano jurisdiccional que conozca del asunto.

Si la resolución es dictada en una materia excluida de su ámbito (materia fiscal, aduanera,


administrativa, acta iure imperii, estado y capacidad de las personas físicas, regímenes
matrimoniales, quiebras y otros procedimientos análogos, seguridad social, arbitraje,
alimentos, testamentos y sucesiones), el Reglamento no es aplicable.

c) Por último, la resolución debe haberse dictado por un órgano jurisdiccional de un Estado
miembro (incluido Dinamarca en virtud del Acuerdo entre la Comunidad Europea y el Reino de
Dinamarca, vid. Lección 2), quedando excluidas, en consecuencia, las dictadas por órganos
jurisdiccionales de tercero. El dato relevante es el que el Estado de origen de la resolución y el
Estado de destino de la misma sean parte en el Reglamento con independencia de que las partes
estén o no domiciliadas en un Estado miembro y sea cual fuere su nacionalidad.
Tal y como establece el artículo 2 se entenderá por «Estado miembro de origen aquel en el que
se haya dictado la resolución» y por «Estado miembro requerido, el Estado miembro en el que
se invoque el reconocimiento o se inste la ejecución de la resolución>>.

2. EL RECONOCIMIENTO Y EL EXEQUÁTUR AUTOMÁTICOS

Como REGLA GENERAL, las resoluciones dictadas por un órgano jurisdiccional de un Estado
miembro se reconocen automáticamente en el Estado miembro requerido. Así lo establece el
art. 36.1 del Reglamento cuando afirma que <<las resoluciones dictadas en un Estado miembro
serán reconocidas en los demás Estados miembros sin necesidad de procedimiento alguno>>.

El RECONOCIMIENTO AUTOMÁTICO significa que toda decisión dictada por un tribunal de un


Estado miembro puede ser invocada directamente ante las autoridades de cualquier otro
Estado miembro, sin necesidad de que se desarrolle ningún procedimiento ad hoc de
homologación ni que haya una de decisión que se desarrolle de sus órganos ningún
jurisdiccionales. La resolución es reconocida de pleno derecho y los efectos que de ella se
derivan se extienden al Estado miembro requerido.

La parte que solicita el reconocimiento deberá presentar al órgano jurisdiccional requerido la


documentación que señala el artículo 37: una copia de la resolución, que reúna los requisitos
necesarios para ser considerada auténtica, y el certificado expedido conforme al formulario
establecido en el Anexo I (este formulario contiene un resumen de los datos relativos al órgano
de origen, de las partes y de la resolución —si fue dictada en rebeldía, si fue notificada al
demandado, etc.).
Además, y como establece el artículo 36.2, cualquier parte interesada podrá solicitar,
conforme al procedimiento previsto para la denegación de la ejecución, que se dicte una
resolución en la que se declare que no concurren los motivos de denegación del
reconocimiento. En el supuesto de que la denegación del reconocimiento se invocase como
una cuestión incidental de la que depende la conclusión de un procedimiento ante un órgano
jurisdiccional de un Estado miembro, dicho órgano será competente para conocer de tal
cuestión (art. 36.3).

El reconocimiento puede ser DENEGADO, a petición de cualquier parte interesada, por los
motivos enumerados en el artículo 45 (que estudiaremos en el epígrafe siguiente).

La solicitud de denegación del reconocimiento se efectuará de conformidad con el


procedimiento previsto para la denegación de la ejecución.

En nuestro ordenamiento jurídico la Disposición Final 25.a LEC establece las medidas para
facilitar la aplicación en España del Reglamento 1215/2012. Únicamente destacar que, si la
denegación del reconocimiento se invoca como una cuestión incidental ante un órgano
judicial, dicho órgano será competente para conocer de la misma, siguiendo el procedimiento
previsto en los artículos 383 ss. LEC, quedando limitada la eficacia de dicho reconocimiento a
lo resuelto en el proceso principal del que el incidente trae causa, y sin que pueda impedirse
que en proceso aparte se resuelva de forma principal sobre el reconocimiento de la resolución.

Si esta regulación no ha variado sustancialmente con respecto a la del Reglamento 44/2001, la


GRAN NOVEDAD DEL REGLAMENTO 1215/2012 ha sido suprimir el Procedimiento de
exequátur, es decir, el procedimiento destinado a declarar ejecutiva la resolución en el Estado
miembro requerido. Tal y como afirma el art. 39 <<las resoluciones dictadas en un Estado
miembro que tengan fuerza ejecutiva en él gozarán también de ésta en los demás Estados
miembros sin necesidad de una declaración de fuerza ejecutiva>>.

Encontramos con un EXEQUÁTUR AUTOMÁTICO, esto quiere decir que ya no hay que solicitar
al tribunal requerido que declare ejecutiva la resolución, sino que lo que se le pide
directamente es su ejecución.
Si la RESOLUCIÓN ES EJECUTIVA en el Estado miembro de origen extiende su efecto al Estado
miembro requerido debiendo ser ejecutada en las mismas condiciones que si se hubiera
dictado en ese Estado miembro (art. 41.1).
A petición de la parte interesada el órgano de origen expedirá el certificado conforme al del
Anexo 1, que deberá presentar a la autoridad del Estado miembro de la ejecución (en nuestro
país, ante el Juzgado de Primera Instancia), junto con una de la resolución que reúna los
requisitos necesarios para ser considerada auténtica.

A dicha parte no se le exigirá que tenga una dirección postal en el Estado miembro requerido,
ni que tenga un representante autorizado, a menos que dicho representante sea obligatorio
con independencia de la nacionalidad o del domicilio de las partes (art. 41.3).
Una vez solicitada la ejecución se deberá notificar el certificado expedido por la autoridad de
origen a la persona contra quien se insta y, a petición, de ella, se denegará la ejecución por los
motivos de denegación del artículo 45. Además de éstos también se aplicarán los motivos de
denegación o suspensión previstos en la legislación del Estado miembro requerido (por
ejemplo, una compensación 0 pago de la deuda), siempre que no sean incompatibles con los
enumerados en el Reglamento (art. 41.2).

*En nuestro ordenamiento jurídico la Disposición Final 252 LEC sobre las medidas para facilitar la
aplicación en España del Reglamento 1215/2012, ha establecido, en su apartado cuarto, las siguientes
reglas en la materia. La denegación de la ejecución se tramitará por los cauces del juicio verbal, siendo
competente el Juzgado de Primera Instancia que conozca de la ejecución. La demanda deberá
presentarse, conforme a lo establecido en el artículo 437 LEC, en un plazo de diez días a contar desde la
fecha de la notificación al demandado del despacho de la ejecución, acompañada de una copia de la
resolución y, cuando sea necesario, una traducción o transcripción de ésta; de cualesquiera otros
documentos justificativos de su pretensión y, en su caso, contendrá la proposición de los medios de
prueba cuya práctica interese el actor.

Tras la solicitud de denegación de la ejecución, y a instancia de la parte que la instó, el Juzgado de


Primera Instancia podrá decidir: a) limitar el procedimiento de ejecución a medidas cautelares; b)
condicionar la ejecución a la constitución de las garantías que determine el propio órgano; o c)
suspender, en todo o en parte, el procedimiento de ejecución (suspensión que procederá también,
según el artículo 51 del Reglamento, si se presentó un recurso contra la resolución en el Estado miembro
de origen 0 si aún no ha expirado el plazo para interponerlo). En todo caso, si en el Estado miembro de
origen se hubiera suspendido la fuerza ejecutiva de la resolución, deberá suspenderse sin más dilación el
procedimiento de ejecución en España. El Letrado de la administración de Justicia dará traslado de la
demanda al demandado para que conteste en un plazo de diez días, dándose traslado al actor de este
escrito y de los documentos que lo acompañan. Contestada la demanda o transcurrido el
correspondiente plazo, el Letrado de la Administración de Justicia citará a las partes para la vista, si así lo
hubieran solicitado. En caso contrario, o cuando la única prueba propuesta sea la de documentos, el juez
resolverá mediante auto, sin más trámite. Contra dicho auto cabe recurso de apelación y contra la
resolución dictada en segunda instancia cabrá, en su caso, recurso extraordinario por infracción procesal
y recurso de casación en los términos previstos en la LEC.

3. LOS MOTIVOS DE DENEGACIÓN

Los motivos de denegación vienen enumerados de forma taxativa en el artículo 45 y, como


hemos afirmado, son comunes para el reconocimiento y la ejecución. En ningún caso la
resolución puede ser objeto de una revisión en cuanto al fondo (art. 52).

Los motivos de denegación, que en el reconocimiento pueden ser invocados por cualquier
parte interesada y en fase de ejecución sólo por la persona contra la que se insta la
ejecución, son los siguientes:

A) CONTRARIEDAD MANIFIESTA DEL RECONOCIMIENTO DE LA RESOLUCIÓN CON EL ORDEN


PÚBLICO DEL ESTADO MIEMBRO REQUERIDO.
El orden público es un concepto jurídico indeterminado que comprende el conjunto de valores
o principios básicos, fundamentales e irrenunciables del ordenamiento jurídico del Estado
requerido. Así, en nuestro ordenamiento jurídico la STC (Sala 1.) 43/1986, de 15 de abril,
consideró que «el orden público español ha adquirido una nueva dimensión a partir de la
vigencia de la Constitución de 1978 (…) el orden público del foro ha adquirido así en España un
contenido distinto, impregnado en particular por las exigencias del artículo 24 CE».

La función de este motivo de denegación es rechazar la eficacia de una resolución cuando se


derive una violación manifiesta de los principios esenciales del Estado miembro requerido.
Por ello, y como ha insistido la jurisprudencia del TJUE, su aplicación debe ser muy
EXCEPCIONAL (por ejemplo, el orden público no puede invocarse para controlar la
competencia judicial internacional, ni para controlar la ley aplicada. De igual forma, la
infracción de las normas de litispen dencia por parte del órgano jurisdiccional ante el que se
presentó la segunda demanda no puede justificar la denegación del reconocimiento de la
sentencia que dicte por ser contraria al orden público del Estado miembro requerido - STJUE
de 16 de enero de 2019, C-386/17, Liberato-)
Una cuestión que ha suscitado polémicas en la doctrina es la relativa a saber si el orden
público es una cláusula cuyo contenido corresponde fijar al juez requerido o si el Tribunal de
Justicia es competente para dar una interpretación autónoma de dicho concepto. Y al
respecto el Tribunal ha afirmado expresamente que «si bien no corresponde al Tribunal de
Justicia definir el contenido del concepto de orden público de un Estado contratante, sí le
corresponde controlar los límites dentro de los cuales los tribunales de un Estado contratante
pueden recurrir a este concepto para no reconocer una resolución dictada por un órgano
jurisdiccional de otro Estado contratante» (Sentencia de 28 de marzo de 2000, C-7/98,
Krombach).

El orden público del artículo 45.1.a) comprende tanto la dimensión material (Sentencia TJCE de
I I de marzo de 2000, C-38/98, Renault), como la procesal. Tal y como veremos a continuación,
pueden existir supuestos de lesión de los derechos de defensa no cubiertos expresamente por el
Reglamento, supuestos en los que se puede invocar la cláusula del orden público en su
dimensión procesal (SSTJCE de 28 de marzo de 2000, C-7/98, Krombach, y de 2 de abril de
2009, C-394/07, Gambazzi). No obstante, el derecho de defensa no puede concebirse como una
prerrogativa absoluta puesto que, en ocasiones, puede sufrir restricciones siempre que estén
justificadas por la medida de que se trate y siempre que no constituyan un menoscabo
desproporcionado del derecho de defensa (Sentencia TJCE de 2 de abril de 2009, C-394/07,
Gambazzi, y Sentencia TJUE de 6 de septiembre de 2012, C-619/10, Trade Agency).

B) LESIÓN DE LOS DERECHOS DE DEFENSA DEL DEMANDADO

Establece el artículo 45.1.b) que se denegará el reconocimiento cuando «la resolución se haya
dictado en rebeldía, si no se entregó al demandado la cédula de emplazamiento o
documento equivalente de forma tal y con tiempo suficiente para que pudiera defenderse, a
menos que no haya recurrido contra dicha resolución cuando pudo hacerlo».

El presupuesto de operatividad del artículo 45.1.b) es que la resolución haya sido dictada en el
procedimiento de origen en rebeldía del demandado (por lo que, a sensu contrario, si el
demandado compareció no puede aplicarse este motivo de denegación).
El concepto de «rebeldía» ha sido interpretado de forma autónoma por parte del Tribunal de
Justicia, al entender que se encuentra en tal situación aquel demandado que no tuvo
conocimiento del procedimiento entablado contra él y/o no tuvo posibilidad de defenderse
(SSTJCE de 21 de abril de 1993, C-172/91, Volker Sonntag, y de IO de octubre de 1996, C-78/95,
Hendrikman).
Ahora bien, esto no quiere decir que a todas las resoluciones dictadas en rebeldía se les
denegará la eficacia ya que dicha rebeldía debe conectarse con las condiciones exigidas en la
norma (notificación de la cédula de emplazamiento o documento equivalente en forma tal y
con tiempo suficiente para preparar su defensa). Por tanto, si el demandado fue rebelde por
conveniencia, es decir, tuvo conocimiento del procedimiento entablado contra él, no sufrió
lesión de sus derechos de defensa y no compareció porque no quiso hacerlo, la resolución
será reconocida y ejecutada en el Estado miembro requerido.
Con respecto a la primera garantía (notificación de la demanda en forma tal) hay que afirmar
que se entenderá que la notificación se ha realizado correctamente cuando la forma o manera
en la que se ha practicado permitió al demandado preparar su defensa, con independencia de
lo dispuesto en el Derecho del Estado miembro de origen. Sólo se denegará el reconocimiento
Y la ejecución si alguna irregularidad motivó la indefensión del demandado.
Por lo que se refiere a la notificación «con tiempo suficiente», ésta deberá ser apreciada por
el juez requerido en función de todas las circunstancias presentes en el caso, no estando
vinculado en dicho examen ni por los plazos del ordenamiento jurídico del juez del Estado
miembro de origen, ni por los establecidos en su propio ordenamiento (así, por ejemplo, el
juez requerido podrá tener en cuenta la distancia que existe entre el lugar del domicilio del
demandado y el tribunal ante el que debe comparecer, la existencia de relaciones comerciales
del demandado en el Estado miembro de origen...).

Además, la norma exige que el demandado haya observado un comportamiento diligente


durante el proceso de origen, ya que, si pudo recurrir la resolución y no lo hizo, el
reconocimiento y la ejecución no serán denegados al haber dejado pasar la oportunidad de
defenderse. NO HAY QUE ESPERAR A LA FASE DE RECONOCIMIENTO PARA ALEGAR UNA
LESIÓN DE ESTE DERECHO (Sentencia TJCE de 14 de diciembre de 2006, C-283/05, ASML).

Aquí terminan las previsiones del Reglamento en materia de denegación de la eficacia de una
resolución por lesión de los derechos de defensa del demandado, no existiendo ninguna
referencia a la posibilidad de que se pueda denegar dicha eficacia porque se haya lesionado un
derecho de defensa distinto del contemplado expresamente en la norma (por ejemplo, al
demandado se le notificó la demanda en tiempo y en forma y no pudo comparecer por causa
de fuerza mayor, el demandado fue privado de su derecho a la asistencia letrada...), En dichos
supuestos, y como ya hemos analizado, podrá recurrirse a la cláusula del orden público en su
dimensión procesal (Sentencia Krombach).

C) LA INCONCIBILIDAD DE RESOLUCIONES

Este motivo de denegación en el Reglamento debe ser excepcional puesto que los mecanismos
procesales de litispendencia y conexidad, regulados en los artículos 29 a 34, tienen como
finalidad evitar que se dicten resoluciones judiciales inconciliables. El Reglamento distingue
dos supuestos de inconciliabilidad:

1. Hace referencia a que la resolución es inconciliable con una resolución dictada entre
las mismas partes en el Estado miembro requerido (art. 45.1.c)
La norma exige que se hayan dictado dos resoluciones inconciliables y existirá esa
inconciliabilidad cuando las sentencias implican consecuencias jurídicasque se
excluyen recíprocamente (Sentencia TJCE de 4 de febrero de 1988, Hoffman). Por
ejemplo, una sentencia prohíbe la utilización de una marca y la otra autoriza su
utilización (STJCE de 6 de junio de 2002, C-80/00, Leather).
El artículo 45.1.c) sólo contempla la inconciliabilidad de resoluciones dictadas entre las
mismas partes (al no exigirse la triple identidad) y con independencia de que la del
Estado miembro requerido haya sido dictada con anterioridad o no a aquella cuyo
reconocimiento se ha solicitado (aspecto muy criticado por la doctrina).
2. El segundo supuesto de inconciliabilidad previsto en el Reglamento se produce
cuando «la resolución es inconciliable con una resolución dictada con anterioridad
en otro Estado miembro o un Estado tercero entre las mismas partes en un litigio
que tenga el mismo objeto y la misma causa, cuando esta última resolución reúna
las condiciones necesarias para su reconocimiento en el Estado miembro
requerido» [art. 45.1 .d)].

Las condiciones son las siguientes: se exige la triple identidad y se consagra


expresamente la regla de la prioridad temporal, siendo la fecha relevante la de su
pronunciamiento.

D) CONTROL DE LA COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL EN LOS SUPUESTOS DE


VULNERACIÓN DE LOS FOROS EN MATERIA DE SEGUROS, CONTRATOS CELEBRADOS POR
LOS CONSUMIDORES Y CONTRATO INDIVIDUAL DE TRABAJO, O NO SE HUBIERAN
RESPETADO LOS FOROS EXCLUSIVOS DEL ARTÍCULO 24.
Como REGLA GENERAL hay que afirmar que en el Reglamento se prohíbe el control de la
competencia judicial internacional, es decir, el juez del Estado miembro requerido no puede
verificar si el órgano jurisdiccional de origen se declaró competente respetando las
disposiciones del Capítulo II del Reglamento. El principio de confianza recíproca entre los
jueces de los Estados miembros justifica esta ausencia de control, ya que se presupone que el
Juez que dictó la resolución cumplió con las previsiones del Reglamento.
Las DOS ÚNICAS EXCEPCIONES en las que el juez requerido puede controlar la CJI del juez de
origen son las que contemplan expresamente en el art. 45.1e): cuando se vulneran los foros de
protección en el supuesto de que el demandado sea la parte débil y cuando no se respetaron
los foros exclusivos del art. 24.

lV. EL REGLAMENTO 2201/2003, DE 27 DE NOVIEMBRE

1. EL SISTEMA GENERAL DE RECONOCIMIENTO Y EXEQUÁTUR

Como REGLA GENERAL, las resoluciones judiciales dictadas por un órgano jurisdiccional de un
Estado miembro (todos salvo Dinamarca), en una materia cubierta por el Reglamento, se
reconocen de FORMA AUTOMÁTICA, es decir, reconocimiento sin procedimiento específico.

El Auto del TJUE de 12 de mayo de 2016, C-281/15, Soha Sahyouni, ha afirmado


expresamente que dado que el Reglamento 2201/2003 se aplica únicamente entre
Estados miembros, el reconocimiento de una resolución de divorcio dictada en un
tercer Estado no se rige por el Derecho de la Unión.

Una de las manifestaciones prácticas del reconocimiento automático viene recogida en el


artículo 21, apartado 2, ya que conforma a él las resoluciones dictadas en materia matrimonial
(siempre que sean firmes) pueden tener acceso directo al Registro Civil sin que sea preciso
proceso especial alguno. De esta forma puede procederse a una actualización de los datos en
el Registro Civil sin necesidad de que exista procedimiento, ni ninguna otra decisión.
Presentada la solicitud para su inscripción, con los documentos que señalan los artículos 37 a
39, el Encargado del Registro Civil valorará si procede o no practicarla (puesto que debe
comprobar que no concurre ninguno de los motivos de denegación del reconocimiento).

Junto a esta regla general, el artículo 21 regula también el reconocimiento con oposición (que
se desarrollará siguiendo los trámites del procedimiento de exequátur) y el incidental.
Los MOTIVOS DE DENEGACIÓN DEL RECONOCIMIENTO se enumeran, de forma separada, en
el artículo 22 (motivos de denegación del reconocimiento de las resoluciones dictadas en
materia matrimonial) y en el artículo 23 (motivos de denegación del reconocimiento de las
resoluciones dictadas en materia de responsabilidad parental).

Aunque en líneas generales se recogen los mismos motivos ya analizados al estudiar el


Reglamento 1215/2012, se introducen, no obstante, en materia de responsabilidad parental
las siguientes novedades:
1. El orden público debe valorarse teniendo en cuenta el interés superior del menor
2. Se denegará el reconocimiento si la resolución se dictó, excepto en casos de urgencia,
sin haberse dado el derecho de audiencia al menor
3. También se denegará el reconocimiento si la resolución se dictó sin haber dado
posibilidad de audiencia a cualquier persona que alegue que la resolución menoscaba el
ejercicio de su responsabilidad parental
4. Se establece que la resolución debe ser inconciliable con otra dictada posteriormente en
relación con la responsabilidad parental en el Estado miembro requerido
5. Se denegará el reconocimiento si no se respetó el procedimiento del artículo 56 relativo
al acogimiento transfronterizo de menores.

El TJUE en la Sentencia de 19 de noviembre de 2015, asunto C-455/15 PPU, ha afirmado


que el artículo 23 debe ser objeto de una interpretación estricta, puesto que constituye un
obstáculo a la realización de los objetivos del Reglamento. En concreto consideró que sólo
debe recurrirse al motivo de denegación del orden público en el caso de que, habida
cuenta del interés superior del menor, el reconocimiento de la resolución dictada en un
Estado miembro vulnere de forma manifiesta “una norma jurídica considerada esencial en
el ordenamiento jurídico del Estado miembro requerido o un derecho reconocido como
fundamental en este ordenamiento jurídico”.

En todo caso, el juez requerido no puede denegar el reconocimiento por el hecho de que el
tribunal de origen no era competente (control de la competencia judicial), o porque aplicó
una ley distinta de la que él hubiese aplicado (control de la competencia legislativa), ya que el
Reglamento lo prohíbe expresamente en los artículos 24 y 25. La resolución no podrá ser
objeto nunca de una revisión en cuanto al fondo.

Junto al reconocimiento los artículos 28 a 36 del Reglamento regulan el procedimiento de


exequátur o procedimiento mediante el cual la resolución se convierte en título ejecutivo,
paso necesario para su posterior ejecución. El EXEQUÁTUR sólo será preciso para las
resoluciones dictadas en un Estado miembro sobre el ejercicio de la responsabilidad parental
con respecto a un menor, siempre y cuando dichas resoluciones fuesen ejecutivas en el
Estado miembro de origen. Las resoluciones de divorcio, separación judicial o nulidad
matrimonial NO llevan aparejada ejecución, por lo que solo se reconocen.

El exequátur siempre será A INSTANCIA DE CUALQUIER PARTE INTERESADA. La solicitud se


presentará en España ante el Juzgado de Primera instancia y conforme a lo dispuesto en el
artículo 31, una vez presentada el órgano jurisdiccional se pronunciará en breve plazo (no se
establece, al respecto, ninguno), y sólo podrá denegarse por los motivos de denegación del
reconocimiento, que son comunes para el exequátur. En esta primera fase el procedimiento es
unilateral, ya que ni la parte contra la cual se solicita el exequátur, ni el menor, podrán
presentar alegaciones. Concluida esta fase se abre otra contradictoria, con la finalidad de velar
por el respeto de los derechos de defensa.
Una vez notificada la decisión cualquiera de las partes podrá interponer RECURSO (en nuestro
país recurso de apelación ante la Audiencia Provincial), substanciándose conforme a las
normas que rigen el procedimiento contradictorio (artículo 33).

Si el EXEQUÁTUR FUESE DENEGADO, el solicitante podrá interponer recurso (no se fija en el


Reglamento ningún plazo al respecto), debiendo ser citada a comparecer la parte contra la que
se solicitó. En cambio, SI EL EXEQUÁTUR ES CONCEDIDO, la parte contra la que se solicitó
podrá interponer recurso en el plazo de un mes desde la fecha de notificación, ampliándose a
dos meses (no prorrogables, en razón de la distancia), si dicha parte reside en otro Estado
miembro (artículo 33.5). Contra la decisión dictada en segunda instancia sólo puede
interponerse en España RECURSO DE CASACIÓN ANTE EL TRIBUNAL SUPREMO.

2. LA SUPRESIÓN DEL EXEQUÁTUR PARA UN DETERMINADO TIPO DE RESOLUCIONES

Junto a estas soluciones, la gran novedad del Reglamento 2201/2003 ha sido establecer, en
los artículos 40 a 45, la supresión del exequátur para un determinado tipo de resoluciones. En
concreto, las relativas al derecho de visita y a la restitución de una menor consecuencia de una
resolución judicial que ordene dicha restitución, con arreglo al artículo 11 apartado 8º.

Estas resoluciones deben certificarse, previo cumplimiento de los REQUISITOS EXIGIDOS, por
el órgano de origen de conformidad con el Reglamento (utilizando para ello los modelos de
formularios normalizados que figuran en los Anexos lll y lV, respectivamente). Y una vez
certificadas deben ser reconocidas y gozar de fuerza ejecutiva en otro Estado miembro, sin
que se requiera ningún procedimiento ni ninguna declaración que les reconozca fuerza
ejecutiva y sin que quepa impugnar su reconocimiento. No obstante, se trata de una solución
potestativa, ya que el titular de la responsabilidad parental siempre puede acudir al régimen
tradicional de reconocimiento y exequátur previo control (artículo 40.2).

Para que dicho certificado pueda emitirse, se exige que se cumplan los siguientes REQUISITOS:
a) La resolución debe ser ejecutiva en el Estado miembro de origen, aspecto éste que
determinará la lex fori. No se exige, en cambio, que la decisión haya adquirido
autoridad de cosa juzgada ya que los intereses en juego (derecho de visita y la
restitución del menor ilícitamente desplazado) exigen una rápida materialización del
contenido de la sentencia.
b) Para las resoluciones dictadas en materia de derecho de visita el órgano
jurisdiccional de origen debe comprobar que se han cumplido las condiciones que
exige el artículo 41.2:
 Si el procedimiento se hubiera desarrollado en rebeldía debe quedar
acreditado que el escrito de demanda o documento equivalente ha sido
notificado o trasladado a la parte rebelde con la suficiente antelación y de tal
manera que ésta pueda defenderse o, de haberse notificado o trasladado el
mencionado escrito o documento sin respetar estas condiciones, si consta de
forma inequívoca que ha aceptado la resolución.
 Si se ha dado posibilidad de audiencia a todas las partes afectadas
 Si se ha dado al menor posibilidad de audiencia, a menos que esto no se
hubiere considerado conveniente habida cuenta de su edad o grado de
madurez

c) Para las resoluciones que acuerdan la restitución de un menor deben haberse


cumplido los siguientes requisitos del artículo 42.2:
 Si se ha dado al menor posibilidad de audiencia, a menos que esto no se
hubiera considerado conveniente habida cuenta de su edad o grado de
madurez. Téngase en cuenta que la norma sólo exige que “se haya dado
posibilidad”(conforme a los medios procesales nacionales y los instrumentos
de la cooperación judicial internacional) por lo que, en la práctica, puede darse
el supuesto de que se ordene la restitución del menor sin que se haya
practicado realmente dicha audiencia y sin que posteriormente el órgano
jurisdiccional del Estado miembro requerido pueda denegar la ejecución de la
resolución así certificada (Sentencia TJUE de 22 de diciembre de 2010, C-
491/10 PPU, Aguirre Zárraga).
 Si se ha dado a las partes posibilidad de audiencia
 Si el órgano jurisdiccional ha tenido en cuenta, al dictar su resolución, las
razones y las pruebas en las que se fundamenta la resolución emitida en virtud
del artículo 13 del Convenio de La Haya de 1980.
Una vez emitido el certificado en el Estado miembro de origen, no es posible interponer
ningún recurso contra dicha expedición, estableciéndose únicamente la vía de la rectificación
del certificado, que se regirá conforme a lo dispuesto en la lex fori (artículo 43).

En el Derecho español el certificado se expedirá por el juez de forma separada y


mediante providencia, cumplimentando el formulario que figura en los Anexos lll y lV.
El procedimiento para la rectificación de errores se resolverá de la forma prevista en el
artículo 267 LOPJ. No cabrá recurso alguno contra la resolución que resuelva sobre la
aclaración o rectificación del certificado. La denegación de la expedición del certificado
se adoptará de forma separada y mediante auto y podrá impugnarse por los trámites
del recurso de reposición (Disposición Final 22ª LEC).

La resolución certificada conforme al Reglamento deberá ejecutarse en el Estado miembro


de ejecución en las mismas condiciones que si se hubiese dictado en dicho Estado miembro .
Sólo podrá denegarse la ejecución de la resolución certificada cuando fuese incompatible con
una resolución ejecutiva dictada con posterioridad (artículo 47).

El TJUE en la Sentencia de 1 de julio de 2010, C-211/10 PPU, Povse, afirmó que la


ejecución de una resolución certificada no puede denegarse, en el Estado miembro de
ejecución, por considerar que, debido a una modificación de las circunstancias
acaecida tras haberse dictado, podría suponer un grave menoscabo del interés
superior del menor. Tal modificación debe invocarse ante el órgano jurisdiccional
competente del Estado miembro de origen ante el cual deberá asimismo presentarse
una eventual demanda de suspensión de la ejecución de su resolución.

V. LA REGULACIÓN EN DEFECTO DE INSTRUMENTO SUPRAESTATAL

1. ÁMBITO DE APLICACIÓN

La LCJIMC se aplica en materia civil y mercantil con independencia de la naturaleza del órgano
jurisdiccional, incluyendo la responsabilidad civil derivada de delito y los contratos de trabajo.
Y en virtud de los dispuesto en su artículo 41 son susceptibles de reconocimiento y
exequátur:
 Las resoluciones extranjeras firmes recaídas en un procedimiento contencioso
 Las resoluciones extranjeras definitivas adoptadas en el marco de un procedimiento de
jurisdicción voluntaria
 Los documentos públicos extranjeros
 Las medidas cautelares y provisionales, pero solo en el supuesto de que su denegación
suponga una vulneración de la tutela judicial efectiva y siempre que se hubieran
adoptado previa audiencia de la parte contraria

La Ley recoge una definición amplia de lo que debe entenderse por resolución (“cualquier
decisión adoptada por un órgano jurisdiccional de un Estado, con independencia de su
denominación, incluida la resolución por la cual el secretario judicial o autoridad similar liquide
las costas del proceso”) y, por regla general, se exige la firmeza de la solución, es decir, que no
quepa ningún recurso contra ella en el Estado de origen (artículo 43). La única SALVEDAD se
establece para las medidas cautelares y provisionales, pero siempre que se cumplan las
condiciones que se establecen.

Desde un punto de vista temporal las reglas de la Ley se aplican a las demandas de exequátur
que se presenten ante los órganos jurisdiccionales españoles con posterioridad al 21 de agosto
de 2015, con independencia de la fecha en que se hubiese dictado la resolución extranjera
(Disposición. Trans. Única).

2. EL RECONOCIMIENTO

Como REGLA GENERAL la LCJIMC somete el reconocimiento al procedimiento de exequátur.


En efecto, establece el artículo 42 que el proceso de exequátur es el procedimiento “para
declarar a título principal el reconocimiento de una resolución judicial extranjera y, en su caso,
para autorizar su ejecución”. Además, el mismo procedimiento se podrá utilizar para declarar
que una resolución extranjera no es susceptible de reconocimiento, por incurrir en alguna de
las causas de denegación previstas en el artículo 46.

El procedimiento de exequátur se configura, pues, como un único procedimiento en el que se


pueden obtener dos pronunciamientos (reconocimiento y exequátur). Si la sentencia es
declarativa o constitutiva obtendrá el reconocimiento y si es de condena será convertida,
además, en título ejecutivo. Las resoluciones extranjeras que tengan fuerza ejecutiva en origen
podrán ejecutarse en España una vez, que se haya obtenido el exequátur (artículo 50). Como
puede comprobarse la LCJIMC distingue expresamente los conceptos “reconocimiento”,
“exequátur” y “ejecución” (vid. Supra epígrafe l.1).

Hay que afirmar que la LCJIMC admite también el RECONOCIMIENTO AUTOMÁTICO (sin
procedimiento, ni formalidades específicas) pero solo cuando el reconocimiento de la
resolución extranjera se plantee de forma incidental en un procedimiento judicial. En ese
supuesto el juez que conozca del procedimiento deberá pronunciarse respecto a dicho
reconocimiento. La eficacia del reconocimiento incidental quedará limitada a lo resuelto en el
proceso principal y no impedirá que se solicite el exequátur de la resolución extranjera
(artículo 44.2).

Además, y como afirma el artículo 59 LCJIMC, no se requerirá procedimiento especial


para la inscripción en los Registros españoles de la Propiedad, Mercantil y de Bienes
Muebles de las resoluciones judiciales extranjeras que no admitan recurso con
arreglo a su legislación, ya se trate de resoluciones judiciales firmes o de resoluciones
de jurisdicción voluntaria definitivas. Para la inscripción de dichas resoluciones el
Registrador deberá verificar la inexistencia de las causas de denegación del
reconocimiento.

En virtud del reconocimiento, la resolución extranjera podrá producir en España los mismos
efectos que produce en el Estado de origen (tesis de la extensión de los efectos) y si la
resolución contiene una medida que es desconocida en nuestro ordenamiento, se adaptará a
una medida conocida que tenga efectos equivalentes y persiga una finalidad e intereses
similares, si bien tal adaptación no tendrá más efectos que los dispuestos en el Derecho del
Estado de origen (Artículo 44.4).

Con respecto a las RESOLUCIONES JUDICIALES EXTRANJERAS SUSCEPTIBLES DE


MODIFICACIÓN (por ejemplo, en materia de alimentos o decisiones sobre custodia y visita de
menores), se establece, en el artículo 45, una doble posibilidad:
a) Solicitar el reconocimiento por vía principal o incidental, de forma que una vez
reconocida la solución podrá ser modificada por los órganos jurisdiccionales españoles
b) Plantear una nueva demanda en un procedimiento declarativo ante los órganos
jurisdiccionales españoles

3. LAS CAUSAS DE DENEGACIÓN

Las resoluciones extranjeras firmes no se reconocerán si concurre alguna de las causas que
enumera el artículo 46. En líneas generales hay que afirmar que se mantienen, aunque de
forma actualizada, las clásicas condiciones contenidas en el derogado artículo 954 LEC 1881. Se
prohíbe la revisión de fondo y el control de la competencia legislativa (artículo 48) y se permite
el reconocimiento parcial (artículo 49).

Hay que señalar que la principal novedad que ha introducido la LCJIMC en esta materia es la
inversión de la carga de la prueba de forma que ahora será la parte demandada en el
proceso de exequátur la que tendrá que invocar y probar, en su contestación a la demanda,
la concurrencia de alguna de esas causas.

Las CAUSAS DE DENEGACIÓN son las siguientes:

1. Contrariedad de la sentencia con el orden público

Se denegará el reconocimiento de la resolución judicial extranjera “cuando fuera contraria al


orden público “, artículo 46.1 a). Como ya hemos estudiado, el orden público es un concepto
jurídico indeterminado que está constituido por el conjunto de principios y valores
fundamentales que inspiran, en un momento determinado, un ordenamiento jurídico. En este
sentido el TC ha afirmado, en varias ocasiones, que el orden público español es un “orden
público constitucional” (entre otras, SSTC 43/86, de 15 de abril y 54/89, de 23 de febrero).

Aunque no se haga referencia expresa en la norma, debe entenderse que la contrariedad debe
ser “manifiesta”, es decir, el orden público debe intervenir siempre de forma excepcional y su
interpretación debe ser restrictiva. Así, por ejemplo y como se afirma en el Preámbulo, si la
materia del litigio versó sobre una medida de protección de menores el orden público deberá
valorarse teniendo en cuenta el interés superior del menor.

2. Lesión de los derechos de defensa de cualquiera de las partes

Esta causa recoge la dimensión procesal del orden público ya que se denegará el
reconocimiento de la sentencia extranjera “cuando se hubiera dictado con manifiesta
infracción de los derechos de defensa de cualquiera de las partes”. Si la resolución se dictó en
rebeldía se entiende que existe una manifiesta infracción de los derechos de defensa “si no se
entregó al demandado la cédula de emplazamiento o documento equivalente de forma regular
y con tiempo suficiente para que pudiera defenderse”, artículo 46.1 b).
Con esta formulación tan amplia la norma cubre todos los supuestos de lesión de los derechos
de defensa por lo que el orden público del artículo 46.1 a) debe entenderse referido al “orden
público material”.

En el supuesto concreto de que la resolución extranjera se hubiera dictado en rebeldía del


demandado, se conecta dicha rebeldía con las dos condiciones que se exigen de forma
acumulativa:
 La notificación de la cédula de emplazamiento
 Documento equivalente debió realizarse “de forma regular” (regularidad que deberá
apreciarse por remisión al ordenamiento jurídico del juez del Estado de origen) y “con
tiempo suficiente para defenderse” (al respecto no se fija un plazo concreto, sino que
el juez español deberá valorarlo en función de todas las circunstancias del caso).

Aunque en la disposición no se hace referencia a la exigencia del Reglamento 1215/2012,


que no se denegará el reconocimiento si el demandado no recurrió la resolución cuando
pudo hacerlo, algún sector de la doctrina entiende que hay que darla por establecida ya
que de lo contrario se rompería el equilibrio entre las partes.

3. Control de la competencia judicial internacional

Se denegará el reconocimiento “cuando la resolución extranjera se hubiere pronunciado sobre


una materia respecto a la cual fueren exclusivamente competentes los órganos jurisdiccionales
españoles o, respecto a las demás materias, si la competencia del juez de origen no obedeciere
a una conexión razonable”, articulo 46.1 c).

La finalidad de esta condición es verificar que existía un principio de proximidad entre el


órgano jurisdiccional extranjero que dictó la resolución y el litigio. En todo caso, se denegará el
reconocimiento si la sentencia extranjera se dictó vulnerando los foros exclusivos españoles.
Ahora bien, el problema que se presenta es cuándo debe entenderse que existe esa “conexión
razonable” y, a tal efecto, establece la disposición que “se presumirá la existencia de una
conexión razonable con el litigio cuando el órgano jurisdiccional extranjero hubiere basado su
competencia judicial internacional en criterios similares a los previstos en la legislación
española”. Con esta formulación la norma está recogiendo la denominada “técnica
bilateralista”, es decir, si el tribunal extranjero se declaró competente sobre la base de unos
foros parecidos a los previstos en la legislación española se entenderá que era competente
porque, en un supuesto similar, un tribunal español lo hubiera sido.

4. Inconciliabilidad de resoluciones

El principio de seguridad jurídica justifica esta condición y, al respecto, se recogen en la norma


dos supuestos de inconciliabilidad:

- Cuando la resolución fuera inconciliable con una resolución dictada en España, artículo
46.1 d)
- Cuando la resolución fuera inconciliable con una resolución dictada con anterioridad
en otro Estado, cuando esta última reuniera las condiciones necesarias para su
reconocimiento en España, artículo 46.1 e)

Para que exista inconciliabilidad no se exige que exista una triple identidad (objeto, partes y
causa), ya que se considera que existe contradicción entre sentencias cuando ambas no
pueden cumplirse al mismo tiempo.
En el supuesto de que la inconciliabilidad sea con una resolución española no se exige que ésta
se haya dictado con anterioridad a aquélla cuyo reconocimiento se solicita. La española
prevalece siempre. En el segundo caso si porque ninguna de las dos resoluciones ha sido
dictada por nuestros órganos jurisdiccionales.

5. Pendencia de un proceso en España

También se denegará el reconocimiento “cuando existiera un litigio pendiente en España entre


las mismas partes y con el mismo objeto, iniciado con anterioridad al proceso en el
extranjero”, artículo 46.1 f).

Para que se deniegue el reconocimiento el proceso que se encuentre pendiente ante nuestros
tribunales debió haberse iniciado con anterioridad al proceso en el extranjero y, además, se
exige la identidad de partes y objeto. Al haberse iniciado antes el proceso en España, se
prefiere que conozcan nuestros órganos y se evitan comportamientos fraudulentos de las
partes.

4. LAS ACCIONES COLECTIVAS


El artículo 47 LCJIMC establece una previsión especial para el reconocimiento de las acciones
colectivas extranjeras. Se trata, sin lugar a dudas, de una de las novedades más importantes
de la Ley.

Como ha señalado J. L. Iglesias Buhigues, la acción colectiva permite a un grupo de personas


demandar la protección de sus derechos lesionados por empresas.

Establece el artículo 47.1 que las resoluciones extranjeras dictadas en procedimientos


derivados de acciones colectivas serán susceptibles de reconocimiento y ejecución en
España. Para su oponibilidad en España a afectados que no se hayan adherido expresamente
se exige que la acción colectiva haya sido comunicada o publicada en España por medios
equivalentes a los exigidos por la legislación española y que dichos afectados hayan tenido las
mismas oportunidades de participación o desvinculación en el proceso colectivo que aquellos
afectados domiciliados en el Estado de origen.

En todo caso, y conforme a lo previsto en el apartado 2 de dicha disposición, la resolución


extranjera no se reconocerá cuando la competencia del tribunal de origen no se hubiera
basado en un foro equivalente a los previstos en la legislación española.

5. EL PROCEDIMIENTO DE EXEQUÁTUR

Se regula en los artículos 52 a 55 de la Ley y se trata de un procedimiento de control formal


que debe desarrollarse siempre que se solicite el reconocimiento a título principal y el
exequátur de una resolución judicial extranjera.

Establece el artículo 55 LCJIM que es competente el Juzgado de Primera Instancia del


domicilio de la parte frente a la que se solicita el reconocimiento o ejecución, o de la persona
a quien se refieren los efectos de la resolución judicial extranjera. Subsidiariamente, la
competencia territorial se determinará por el lugar de ejecución o por el lugar en el que la
resolución deba producir sus efectos, siendo competente, en último caso, el Juzgado de
Primera Instancia ante el que se interponga la demanda de exequátur.
Conforme a estos mismos criterios corresponde a los Juzgados de los Mercantil conocer de las
solicitudes de exequátur de resoluciones judiciales extranjeras que versen sobre materias de
su competencia. Si la parte contra la que se insta el exequátur estuviera sometida a proceso
concursal en España y la resolución tuviese por objeto algunas de las materias competencia del
juez del concurso, la competencia para conocer de la solicitud de exequátur corresponderá al
juez del concurso y se sustanciará por los trámites del incidente concursal.

El proceso se inicia mediante DEMANDA a instancia de cualquier persona que acredite un


interés legítimo y se habrá de dirigir contra aquella/s parte/s frente a las que se quiera hacer
valer la resolución judicial extranjera. Las partes deben estar representadas por procurador y
asistidas de letrado y podrán solicitar las prestaciones que pudieren corresponderles conforme
a la Ley de asistencia jurídica gratuita. En el mismo escrito podrán acumularse la demanda de
exequátur y la solicitud de ejecución.

La demanda deberá ir acompañada de los documentos que se enumeran en el artículo 54.4


(original o copia de la sentencia, legalizados o apostillados; documento acreditativo de la
firmeza…). Tanto la demanda como los documentos presentados serán examinados por el
Letrado de la Administración de Justicia que dictará decreto admitiendo la misma y dando
traslado de ella a la parte demandada para que se oponga en el plazo de treinta días.

Formalizada la oposición o transcurrido el plazo para ello sin que la misma se haya
interpuesto, el órgano jurisdiccional resolverá, en el plazo de diez días, mediante auto. El
Ministerio Fiscal intervendrá siempre en el procedimiento de exequátur y se le dará traslado
de todas las actuaciones, artículo 54.8.

Contra el auto de exequátur solo cabe interponer RECURSO DE APELACIÓN y contra la


resolución dictada por la Audiencia Provincial en segunda instancia, puede interponerse
RECURSO EXTRAORDINARIO POR INFRACCIÓN PROCESAL O RECURSO DE CASACIÓN
CONFORME A LO PREVISTO EN EL ARTÍCULO 55 LEC.

Una vez que la resolución judicial extranjera ha sido declarada ejecutiva podrá ejecutare en
España, como si fuese una sentencia española, siguiendo las disposiciones de la LEC.

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