Factores Potencialmente Psicopatógenos PDF

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Revisión bibliográfrica

Facultad de Ciencias Médicas "Dr. Faustino Pérez Hernández"

Algunas consideraciones sobre los factores potencialmente


psicopatógenos del Medio.

Dra. Cándida Eulania Borges Machín 1

Especialista de 1er grado en Psiquiatría infantil. Profesora asistente 1

RESUMEN

En este trabajo se hizo alusión a los factores potencialmente psicopatógenos del Medio, los
cuales fueron obtenidos y actualizados por la revisión de diferentes textos facilitados por el
Centro de Información de Ciencias Médicas y otros personales, además de Medline por correo
electrónico. Se realizó una breve introducción del tema, se enumeraron los “factores” más
frecuentes y se explicó cada uno de ellos.

DeCS: PSICOPATOLOGÍA, PSICOLOGÍA SOCIAL.

INTRODUCCIÓN

Hemos realizado una revisión bibliográfica sobre los diferentes Factores Potencialmente
Psicopatógenos del Medio los cuales consideramos son de gran utilidad su conocimiento para
los profesionales de la salud, fundamentalmente para los Psiquiatras Infanto-Juveniles,
Psicólogos y Médicos Generales Integrales, así como para los estudiantes de medicina y
residentes afines a estas especialidades, ya que muchos de ellos contribuyen a la aparición de
enfermedades psiquiátricas desde edades tempranas de la vida y que repercuten en la adultez,
así como conductas negativas y/o llamativas en los niños y adolescentes, lo cual puede
evitarse con un manejo adecuado de los mismos, o mejorar la sintomatología en los pacientes
afectados.

Esperamos este material dada la escasa bibliografía que existe y lo diseminada que se
encuentra en la literatura consultada sea de gran ayuda e interés a nuestros educando y
profesionales afines a nuestra especialidad.

DESARROLLO

Factores potencialmente psicopatógenos del medio.

En la etipatogénia de toda entidad clínica y de todo caso particular suelen intervenir factores
procedentes de tres niveles de integración: el biológico, el psicológico y el social. En todo caso
clínico, para llegar al diagnóstico, es importante la identificación precisa de los factores de cada
uno de estos niveles, su peso específico y su modo de interacción.

En este estudio vamos a referirnos solamente a los factores de nivel psicológico, por su
carácter potencialmente psicopatógeno.
De que se afecte o no la salud mental del niño, depende de los siguientes aspectos:

a. La edad del niño: Entre más pequeño sea el niño, mayores posibilidades tendrá de
afectarse, de forma cronológica. Ejemplo: la separación de la madre afecta mucho más
a un parvulito que a un escolar, y a éste mucho más que a un adulto.
b. Las condiciones biológicas del Sistema Nervioso Central: Los niños con SNC débil o
debilitado por cualquier noxa se afectan más, o los que presentan un daño orgánico.
Ejemplo. Un niño con Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, puede
afectarse más si sus padres le exigen elevados resultados académicos ignorando su
defecto neurofisiológico.
c. La personalidad premórbida: Los niños tímidos, inhibidos, dependientes son los que
más se afectan. Ejemplo: los niños con estas características son más propensos a
presentar una Fobia Escolar como veremos al estudiar esta entidad.

Existen estímulos o conjunto de estímulos que constituyen el estresor psicológico y de que se


afecte o no la salud del niño depende de los aspectos señalados anteriormente.

Entre estos estímulos o factores psicopatógenos del medio tenemos:

1. Actitudes psicopatógenas de los padres y otros adultos.


2. Carencia de estímulos.
3. Exceso de exigencia.
4. Evento potencialmente patógeno.
5. Otros factores.

1. Actitudes psicopatógenas de los padres y otros adultos.

Estas son las llamadas Situaciones Familiares Inadecuadas (S.F.I.) o Manejo Familiar
Inadecuado (M.M.F.).

Entre ellas tenemos:

1. Rigidez, autoritarismo (Es el afecto condicionado al deber).


2. Permisividad (Es el afecto sin autoridad).
3. Sobreprotección (Es el afecto con exceso de señales de ansiedad).
4. Rechazo (Es la falta de afecto, encubierto o manifiesto).
5. Conflictos alrededor de la crianza del niño (padres entre sí, padres y abuelos,
etc.).
6. Maltrato, intimidación (golpizas, uso del miedo, etc.).
7. Conductas paranoides hacia el niño (Es la sospecha de su masculinidad o
feminidad, de su bondad básica, de sus intenciones sexuales, etc.).
8. Conductas culpabilizantes (“Me vas a enfermar”, ¿”No te da pena cómo haces
sufrir a tu mamá”?.
9. Inconsistencia en el manejo (Consiste en premiar, castigar, y/o ignorar
alternativamente la misma conducta.).
10. Complacencia y estimulación inconsciente de conductas patológicas y/o
sociopáticas en el niño.
11. Ejemplos de conductas patológicas o sociopáticas.
2. Carencian de Estímulos:
1. Separación de la fuente de seguridad.
2. Deficiencia general de estimulación psicológica: Institucionalismo.
3. Privación cultural.
4. Déficit de la enseñanza y el control moral. (La sociopatía).
5. Déficit de juego social (con otros niños).
6. Déficit de oportunidades para la identificación con el padre o figura paterna
(ausencia física y/o emocional del padre).
3. Exceso de Exigencia:
1. Exigencias superiores a la edad mental y/o emocional del niño.

En la casa y en la escuela, tanto en el niño normal como en el deficiente mental.

4. Eventos potencialmente patógenos:


1. Ingreso en hospitales o intervenciones ansiógenas y/o dolorosas.
2. Situaciones de gran estrés.
3. Nacimiento de un hermano.
4. Divorcio y conflicto de los padres entre sí.
5. Pubertad.
5. Otros factores:
1. Los extraños.
2. Falta de espacio en la vivienda (hacinamiento).
3. “Malas compañías”. Influencia nociva de otros niños o de un grupo Sociopático
de niños.

1.1 - Rigidez, autoritarismo:

La esencia de esta actitud está en la imposición inflexible de las reglas de conducta al niño, sin
tomar en cuenta su edad, estado de ánimo del momento, tipo de personalidad, circunstancias
presentes, etc.

Para las personas rígidas, ceder, hacer concesiones aun en cuestiones de menor cuantía,
constituye una derrota, una pérdida de fuerza moral. En el fondo suelen ser personas con poca
seguridad real en sí mismos y en su autoridad, por lo cual sienten como muy peligroso
cualquier signo de rebeldía, y su objetivo es lograr un niño “obediente”, enfatizan mucho en la
disciplina, reglas morales, etc. Se acompaña de una exigencia excesiva para la edad del niño
en cuanto a limpieza, modales, hábitos sociales y rendimiento en general sobre todo el escolar.
Son intransigentes ante las fallas o errores normales de todo ser humano.

El autoritarismo puede engendrar en el niño a corto plazo actitudes de sumisión, de rebeldía o


de ambos, que es lo más frecuente. A largo plazo tiende a formar un adulto rígido y con
frecuencia agresivo o intransigente, al extremo de formar prejuicios con facilidad.

La enfermedad y la personalidad obsesivo-compulsiva constituyen entidades psiquiátricas


frecuentemente asociadas y parcialmente determinadas por actitudes rígido-autoritarias de los
padres.

1.2 - Permisividad:

Este tipo de madres y/o padres se describen corrientemente con la frase “débil de carácter” o el
término “consentidor”. Se le da afecto al niño con frecuencia “abundantemente” pero no se
ejerce control sobre él, “se le deja hacer todo lo que quiera”, el niño actúa según sus impulsos.
Unas veces alegan que le tienen lástima (sobre todo si es enfermizo, o ha tenido alguna
enfermedad que ha hecho peligrar su vida), otras dicen: “que está muy pequeño todavía para
ponerle disciplina”, etc. Las consecuencias es que el niño no las respeta. Estas personas
pueden tratar de poner disciplina, pero de un modo, con una entonación de voz o gesto, que
traiciona su poca determinación a hacerse obedecer, cosa que capta el niño con extraordinaria
capacidad que ellos tienen para interpretar el lenguaje extraverbal.

Esta actitud puede producir en el niño una baja tolerancia a las frustraciones (poca capacidad
para posponer sus deseos), confianzudos y ruidosos, aunque no malos, el afecto que ha
recibido lo predispone a ser, en general. Alegre y cariñoso. Se describen corrientemente como
niños “malcriados”. Pueden presentar perretas y/o inmadurez de la personalidad, es decir,
mostrar conductas inferiores a las correspondientes a su edad cronológica.

1.3 - Sobreprotección:

Una de las funciones de los padres es la de proteger al niño y se ejerce de muchas maneras
distintas. La indefensión o invalidez general del infante humano al nacer es tal que sin el
cuidado materno (o un sustituto) moriría rápidamente. La madre tiene que atender al principio,
durante el primer año de vida, a todas las necesidades corporales y psicológicas del niño. Esta
protección irá decreciendo gradualmente en la medida en que el niño va desarrollando su
autonomía. La madre va dejando al niño cada vez mayor número de las funciones que ella
desempeñaba al inicio: alimentarlo, vestirlo, asearlo, transportarlo, etc. El padre actúa de
manera similar. Además ambos lo protegen de los peligros caseros, peligros físicos, estímulos
impresionantes, etc.

La madre (o el padre) sobreprotectora es generalmente una persona ansiosa y exagera las


medidas de seguridad del niño y/o los prolonga más allá de la etapa del desarrollo en que son
necesarias. En la madre existe un temor exagerado a las enfermedades, accidentes, malas
compañías y otras fuentes posibles de daño al niño, existe restricción de su libertad e
interferencia en el desarrollo de su independencia y seguridad en sí mismo. La madre vive con
un eterno sobresalto o estado de preocupación respecto al niño, cosa que la agobia a ella, y
desde luego, al niño.

El efecto nosógeno se produce por dos vías: por la constante emisión de señales de ansiedad
al niño, pudiendo hacerlo inseguro y temeroso y por la restricción de la libertad de movimientos
y de posibilidades de relacionarse con otros niños, lo cual no solo lo limita en sus posibilidades
de desarrollo, sino que también le obstaculiza el aprendizaje de métodos de cuidarse por sí
mismo del peligro y de dominar sus ansiedades y miedos.

La sobreprotección tiende a producir un niño ansioso, inseguro, indefenso sobre todo en las
relaciones interpersonales con otros niños. Este efecto será mayor en aquellos niños que
poseen una predisposición genética a la excesiva evitación social.(temor al extraño), al
excesivo apegamiento (ansiedad de separación), y a la ansiedad. Estos niños tienden a
desarrollar miedos diversos (a animales, a la oscuridad, a las enfermedades, etc.) desde
pequeños, es también afectado por la ansiedad de la madre sobreprotectora, la cual resulta
incapaz de ayudarlo a superar sus miedos, por el contrario tenderá a reforzarlos porque los
comparte con él. En su interacción se intercambian constantemente señales de ansiedad y se
potencializan recíprocamente sus trastornos. La sobreprotección en el extremo psicopatológico
se ve asociada a la personalidad ansiosa y a los Trastornos Neuróticos de Ansiedad.

Entre las edades que más pueden afectar al niño están de los 2 hasta 12 años y sobre todo de
2 a 6 años de edad.

1.4 - Rechazo:

Aquí existe una falta de afecto o antipatía de la madre o del padre hacia el niño. Es poco
frecuente que sea totalmente consciente. Lo usual es que el sentimiento y sobre todo, sus
causas, permanezcan fuera de la conciencia mediante algunos mecanismos de defensa del
Ego. La madre rechazante critica y castiga demasiado al niño, lo compara desfavorablemente
con otros, destaca sus malas cualidades por ejemplo en caso de padres divorciados manifiesta
“es igualito al papá”, hay una constante y severa critica al niño, no se reconocen sus rasgos
positivos y son rechazados o limitadas las demostraciones de afecto, etc. Es decir, el niño es
sometido a un baraje agresivo constante, pero, y aquí vienen los mecanismos de defensa, lo
hace diciendo y pensando que su propósito es educarlo y corregirlo, o sea que es “por su bien”.
Usa así la nacionalización, mecanismo que consiste en destacar solamente los motivos
“buenos” de una conducta multideterminada, manteniendo las “malas” fuera de la conciencia.
En otros casos de rechazo, en que se usa la formación reactiva, la madre compensa y
“encubre” sus ataques al niño con una preocupación y dedicación exageradas a su cuidado,
aunque por un mecanismo distinto: la culpabilidad en vez de la ansiedad.

El origen del rechazo suele obedecer a causas complejas, pero a menudo surge solo por
diferencias de carácter. Ejemplo: hay madres que prefieren al niño tranquilo por ser más afín a
su propio temperamento y rechazan al mas activo. Otros, por el contrario, quieren un niño
varón bien definido, “bien machito”, y si les toca la suerte de tener un niño tímido, son
incapaces de armonizar con el; otras veces el rechazo es porque identifican al niño con otras
personas ya sea el cónyuge u otro familiar con el cual tiene “malas relaciones”.

Esta actitud engendra un excesivo grado de agresividad en el niño y dependiendo de su


estructura constitucional, le puede llevar en dos direcciones opuestas:
 A la rebeldía y la agresividad cuando su modo de reacción es alopático (hacia afuera).
 A la culpabilidad y autopunición cuando su tipo adaptativo es autoplástico (hacia
adentro).

En el extremo psicopatológico el rechazo en la variante “a” se asocia a la conducta antisocial; y


en la variante “b” a la depresión.

Se ha señalado que mientras mas encubierto o disimulado es el rechazo, y mas aspectos


positivos haya en el sentimiento materno, es decir, mientras mas ambivalente sea, mas
probable es que se produzcan mecanismos depresivos en el niño por la imposibilidad que
encuentra de justificar su agresión hacia afuera. Por el contrario, mientras más manifiesto y
puro sea el rechazo, mas fácil; le será al niño contestar con agresión, sentirla como algo
justificado y no introyectarla contra si mismo.

Se plantea que este tipo de interacción es de por si nosógena y no es necesario que el niño
afectado muestre alguna predisposición congénita especifica.

1.5 - Conflictos alrededor de la crianza del niño:

En la formación de la personalidad del niño, la situación ideal es la e un acuerdo lo mas


completo posible entre los adultos formadores (padres, abuelos, maestros, etc.) en cuanto a
‘objetivos y métodos”: que tipo de personalidad se quiere formar y como se logra ello. En la
práctica encontramos más el desacuerdo entre los formadores que el acuerdo.

¿Que tipo de castigo ponerle?, ¿a que edad corresponden ciertos castigos?, ¿hasta que punto
se le debe complacer?, ¿Que grado de libertad se le debe de dar?, ¿que responsabilidades
debe de tener?, estas son algunas de las cuestiones alrededor de las cuales se originan las
“pugnas” entre los padres, abuelos, etc., y que pueden ir desde leves discrepancias sin mayor
potencial patógeno hasta amargas discusiones y situaciones de resentimiento crónico, que
tensionan a todos los miembros del hogar, incluyendo a los que se han mantenido mas o
menos “neutrales” o tratando de actuar como mediadores.

Los efectos patógenos se llevan a cabo por varios mecanismos:

 Las escenas agresivas frecuentes entre adultos en presencia del niño, le causan miedo
y sentimientos contradictorios e intensos, con la agravante de que se trata de personas
a las que quiere y de quienes depende.
 La “división” de la autoridad, su falta de unidad, tienta al niño a acogerse a la tesis que
mas le conviene en un momento dado, usando al adulto que la propugna como apoyo
contra el otro adulto cuyo planteamiento quiere evadir. Ejemplo: el niño pequeño e
ingenuo aun, si la mama lo regaña va a darle las quejas al padre o abuelos: “mami me
pegó...” Esto normalmente ocurre en muchos niños, pero que se refuerza como
“mecanismo” si el adulto lo acoge y le quita la razón al otro. La resultante
psicopatológica de todo este proceso puede ser el establecimiento de normas y valores
morales confusos y contradictorios, los cuales, sumados a la confusión de
identificaciones que el niño hace con distintos adultos en pugna, lo llevan a episodios
neuróticos agudos a corto plazo, y que pueden a la larga cronificarse.

También se ha señalado la asociación de psicosis en esquizofrénicos con conflictos familiares


de este tipo, cuando alcanza un nivel de intensidad severo, lo cual expresaría una honda
patología del grupo familiar.

La etapa en la cual se afecta mas el niño es durante os primeros años de vida.

1.6 - Maltrato:
En los últimos años se ha señalado con insistencia creciente que el trato brutal y cruel hacia el
niño por parte de sus padres y/o sustitutos, es mas frecuente de lo que creíamos. En niños
llevados al cuerpo de guardia de un centro medico por sus propios padres, que alegaban un
accidente, se ha sospechado, por el tipo de lesiones, distribución y características, que estas
fueran producidas intencionalmente; a este fenómeno se le ha dado el nombre de “Síndrome
del niño Maltratado” (battered child syndrome, de los autores franceses).

Existen numerosos casos que pudieran llamare “Maltrato Menor”, pegarle con palos, chuchos,
o correas de cuero gruesos, amarrarlo, intimidarlo amenazándolo con dejarlo abandonado, con
cortarle la lengua o el pene, con que se lo lleven preso, etc.

Todo este manejo se lleva de forma sistemática a lo largo de toda la infancia del niño como
practica corriente, acompañándose a menudo de falta de atención alimentaria, higiénica, etc.

Se observa en familias con graves trastornos, familias sicopáticas que cambian toda una serie
de elementos indicativos de gruesos defectos e la integración social como: bajo nivel cultural,
falta de motivación para la superación, pobre responsabilidad ante el trabajo, falta de
escrúpulos morales, conductas conflictivas con los vecinos, etc.

Este tipo de trastorno puede engendrar en el niño conductas sociopáticas similares a las de sus
“formadores” y desde el punto de vista psicopatológico encontramos diversas formas de
delincuencia.

1.7 - Conducta paranoide hacia el niño:

No es frecuente afortunadamente, que una madre y/o padre presenten elementos paranoides
más o menos intensos en su personalidad y suelen verter sus proyecciones paranoides sobre
el hijo.asume entonces una actitud habitual de sospecha y desconfianza (rasgo este básico del
paranoide) hacia el niño. Sospecha de su masculinidad (o feminidad), le atribuye malas
intenciones que jamás tuvo, lo vigila llena de desconfianza esperando que incurra en los
peores “delitos” sexuales, etc.

Lo rodea, de una atmósfera persecutoria y le ofrece una imagen de el, de niño malo, perverso u
homosexual. En otras ocasiones puede que, sin volcar su paranoia sobre el, lo haga participe
constante de su visión paranoide del mundo. Ejemplo: al padre celoso paranoide, que al llegar
la hija a la adolescencia le muestra una visión desconfiada y exagerada de la actitud de
seducción y engaño “de los demás hombres” hacia las mujeres, la controla y la limita en
exceso, encuentra “peligroso y mal intencionados” a todos los muchachos que conoce, etc.

1.8 - Conducta Culpabilizante:

Ciertas madres y/o padres suelen utilizar como método favorito para controlar al niño de crearle
sentimientos de culpa. Es mas frecuente en las madres. Estas le dicen constantemente frases
como estas: me vas a enfermar, ¿no te da pena hacer sufrir así a tu mama (o a tu tía, papá,
abuelito, etc.)?, tu mamá esta enferma por culpa tuya, etc.

Aun cuando el niño parezca, al cabo del tiempo estar “acostumbrado a oír esas frases” ellos
pueden dejar su rastro de conflictos, sentimientos de culpa y de inferioridad.

Esto ocurre con mayor frecuencia, cuanto mayor sea la predisposición neurótica del niño, en
especial si su personalidad de base es de tipo ansiosa, obsesiva o tímida.

El efecto patológico es mas frecuente entre las edades de 4 a 5 años y 12 años.

En el extremo psicopatológico esta asociada a cuadros neuróticos de ansiedad, obsesivos y


depresivos.
1.9 - Inconsistencia:

Algunos padres, generalmente de personalidad inmadura, no preparados para ejercer su papel


como formadores establecen un régimen anárquico de premio y castigo de la misma conducta
del niño; tan pronto lo castigan duramente, como le ríen la gracia o le dejan pasar “las cosas”
sin comentarios frente a la misma conducta. En estos casos, su actuación hacia el niño no esta
guiada por principios que tratan de inculcarles, sino por el estado de animo o de humor del
momento: si mama y/o papá están bravos no le dejan pasar una, y si están de buen humor
todo les parece bien.

Este tipo de actitud patógena puede llevar defectos en la formación moral del niño, pero si no
se acompaña de otros factores etiológicos, no suele producir casos graves de sociopatía.

1.10 - Complacencia y estimulación inconsciente de conductas


patológicas y/o sociopáticas en el niño:

En este tipo de actitud patógena el adulto incita al niño, de modo inconsciente, a que cometa
actos antisociales o a que mantenga conductas patológicas. Al propio tiempo, suele castigarlo
o verbalizar repudio por la conducta del niño, lo cual hace difícil a un observador superficial
darse cuenta de lo que ocurre. El progenitor que así “escenifica”a través del niño, lo usa como
un actor o títere que satisface sus impulsos reprimidos. Ejemplo: en una entrevista psiquiátrica
se puso en evidencia un mecanismo de este tipo de la siguiente manera: se trataba de un niño
que robaba. El padre le pide al niño que cuente al psiquiatra como había cometido el último
robo. El niño hizo un relato escueto. El padre insistió en que diera todos los detalles. Mientras
el niño lo hacia, el padre lo interrumpía para señalarle algún pequeño detalle que omitía,
demostrando así que había oído el cuento muchas veces y con gran atención. Además, el
psiquiatra se fijo en su rostro y noto una clara expresión de excitación y de placer. Sus
preguntas al niño y los comentarios que hacia indicaban su deseo de destacar la inteligencia y
astucia del niño al cometer el delito, es decir, denotaban admiración también por el. Sin
embargo, al final, dirigiéndose al psiquiatra, comento: ¿no es verdad que es terrible lo que hace
este niño, doctor?.

En estos casos, el niño capta el mensaje inconscientemente del padre que aprueba e insita su
conducta y ello le sirve de disparador y alimento para la misma.

Las conductas sociopáticas o patológicas originadas por este mecanismo suelen tener buen
pronóstico.

Los padres no son generalmente sociópatas, y cuando hacen consciente su conducta y son
capaces de modificarse, son capaces de controlar al niño. A veces incluso el niño cesa
espontáneamente en su conducta tan pronto desaparece la estimulación del progenitor.

1.11 - Ejemplos y/o enseñanzas de conductas sociopáticas.

En este caso el adulto le da el ejemplo, le enseña directamente al niño conductas antisociales:


mentir, robar, etc. Una madre de este tipo llevaba a su hija de 11 años a las citas que tenia con
su amante y le amenazaba para que no se lo contara al padre.

Este tipo de influencias directa negativa solamente se observa en familias intensamente


sociopáticas y la resultante es la conducta delincuencial en el niño o adolescente, es decir
tempranamente.

2. - Carencia de estímulos:

En esta categoría lo que afecta al niño es la ausencia o deficiencia de un factor necesario para
el desarrollo psicológico general o para el mantenimiento del equilibrio psicológico.
2.1 - Separación de la fuente de seguridad:

El déficit o carencia de estímulo ocurre en este caso por la separación total o parcial,
transitoria, o permanente del niño respecto a la persona con la cual ha establecido el laso
fundamental de afecto y que por ello su fuente principal de seguridad. Este lazo se establece a
partir del sexto mes de edad aproximadamente, por lo cual no verse antes de esa edad
reacciones de separación. Su intensidad crece rápidamente alcanzando ya en el 8vo mes un
alto nivel con la aparición de la reacciones de temor al extraño (En el 60% de los niños según
Spitz), lo cual se mantiene alta hasta los 3 años de edad, empezando entonces a decrecer.
Esta ansiedad nunca desaparece del todo, ni aun en un individuó normal, si bien que tan
atenuada en el adulto que solo se expresa en momentos tales como la despedida para un viaje
de cierta duración.

La separación tiende a ser más patológica entre los 6 meses y los 3 años y entre los 6 y 12
años, mas raramente después de estas edades incluyendo la adulta.

Su patogenicidad depende de varios factores:

 La duración de la separación, siendo en general mayor, mientras más larga sea.


 Las circunstancias en que queda el niño, como seria el tener que enfrentar otros
estresores durante el período de separación por ejemplo: enfermedades, ingreso en
hospitales, ambiente no familiar, etc.
 Las características de personalidad del niño constituye sin duda el factor más
importante para determinar que esta experiencia de separación tenga mayor o menor
carácter patógeno. La personalidad es la de riesgo mayor.

2.2 - Deficiencia general de estimulación psicológica: institucionalismo:

El institucionalismo es un retardo de desarrollo de la personalidad total producido por una


deficiencia de estímulo sobre todo social, o sea los proveniente de otros seres humanos.

La deficiencia de estimulación puede existir en una o más de las siguientes áreas:

 Estímulos sociales proporcionados por la (o las) figura (s) materna

El papel de la figura paterna es fundamental para ofrecer un modelo social y sexual masculino
a quién debe imitar el varón y con quien debe aprender a relacionarse en la hembra.

 Estímulos físicos.

El medio físico en el que se desenvuelve el niño debe ofrecerle amplias y variadas


oportunidades para desarrollar sus actividades de juegos, manipulatorias y exploratorias. Esto
se refiere tanto a objetos, (juguetes, etc.) y al espacio.

La deficiencia de estos factores no tiene el mismo efecto sobre todos los niños sino que
depende de sus características físicas y psíquicas constitucionales. El niño influye activamente
sobre el medio físico y social que lo rodea, contribuyendo a mejorar o a agravar los factores
adversos.

2.3 - Privación cultural:

La atmósfera familiar en que predomine el poco interés por el aprendizaje y la cultura, así como
los modos de pensamientos mágicos primitivos en lugar de métodos científicos de enfocar la
vida y sus problemas, tienden a producir un niño subestimado culturalmente, que no desarrolla
al máximo sus potencialidades genéticas y que cuando llega a la etapa escolar tiene una
desventaja que puede ser muy grande respecto a otros niños que han disfrutado de un medio
más rico culturalmente. Estos niños se convierten en un grupo de mayor riesgo para presentar
trastornos de conducta y/o aprendizaje en la escuela, convirtiéndose con frecuencia y retardos
escolares y más tarde posible desertores de la escuela con todas las implicaciones negativas
que esto conlleva, incluyendo el peligro de desviaciones sociopáticas de la conducta.

2.4 - Déficit de la enseñanza y el control moral:

Los padres del adolescente normal asume una posición “de intransigencia moral frente a las
cuestiones morales y sociales fundamentales: los estudios, moda, las compañías, el sexo,
etc.”. Hacen todo lo necesario y durante el tiempo que hiciese falta para modificar cualquier
desviación inicial del hijo. Los mismos refieren frases ilustrativas como estas: Si fuera retrasado
mental ¿Qué le íbamos a hacer?, pero tiene inteligencia normal, tiene que estudiar; “Los
padres tiene obligación de que estudien e inculcárselo desde chiquito”. Frases similares a está
se recogieron respecto a la moda, compañía, etc.

En cambio los padres de los adolescentes sociopáticos eran mucho más débiles e inconstante
en sus actitudes y se hacían poco responsable de las desviaciones que mostraban sus
hijos: !Qué vamos hacer si el no quiere estudiar! “no todo el mundo tiene la misma suerte de
que le salga un hijo estudioso”; “Yo le hable muchas veces que se cortara el pelo, que no se
ponga pulsos, pero el no hace caso, no es culpa mía”
Durante toda la infancia y sobre todo en la adolescencia el papel de los padres adquiere mayor
importancia convirtiéndose en el centro de su formación social y moral.

2.5 - Déficit de juego social:

La interacción con otros niños que se lleva a cabo fundamentalmente a través del juego,
constituye una necesidad para el desarrollo psicológico normal. Mediante el juego social el niño
recibe un poderoso estímulo para su inteligencia, para el desarrollo de la esfera del lenguaje,
para su socialización (realiza juegos paralelos en etapas de padre, colaboratorio en la etapa
preescolar con reglas en la etapa escolar y responde al grupo en la etapa de adolescentes y
finalmente el grupo de trabajo en el adulto).

El niño privado que interactúa con otros niños, el sobreprotegido desde las primeras etapas de
vida se hace muy difícil incorporarse mas tarde a su grupo, por la falta de conocimiento, de las
experiencias de las relaciones humanas con para iguales, su falta de habilidad y destreza en
los distintos tipos de juegos colectivos hacen que no solo tiendan a reunirlos ellos mismos, sino
también a ser rechazados por los demás, que los ven torpes, distintos, no como ellos.

El déficit de juego es más patógeno cuando existen rasgos patológicos en el niño. En el tímido,
la timidez se acentúa lejos de reducirse, en el agresivo no mejora la misma. El inmaduro con
infantilismo cada vez parece más ingenuo y tonto. Todos estos niños con dificultades en su
personalidad y/o síntomas neuróticos se hace necesario proveerlos de oportunidades temprana
para la socialización a través del juego y la interacción libre con otros niños, tanto de su
edad como mayores y más pequeños.

2.6 - Déficit de oportunidades para la identificación con el padre (ausencia


física y/o emocional del padre o sustituto):

El papel del padre es fundamental sobre todo como modelo en el establecimiento de patrones
de conducta sexual, sobre todo en el varón.

3. - Exigencias superiores a la edad mental y/o emocional del niño:

Se trata ce niños que sin ser retrasados mentales tienen una capacidad mental limitada, y la
misma no ha sido reconocida en la casa ni en la escuela, y se les exige como a los demás y se
les comparan desfavorablemente constantemente con los más aventajados. Se les acusa de
perezosos, inatentos, majaderos, etc, se les dicen que si hicieran un esfuerzo, si prestaran
atención, y si quisieran aprenderían a la misma velocidad y con la misma facilidad que los
demás. Como esto no es cierto, el niño se ve frente a una situación imposible de resolver,
siendo aún más critica cuando llega a pensar que sus fracasos son por su culpa. La resultante
a menudo es el agotamiento del interés del niño en el aprendizaje, la desesperanza, y más
tarde el rechazo al estudio y las malas conductas. Esta última se produce por un doble
mecanismo: la pérdida de interés en el aprendizaje lo lleva a buscar distracciones
compensatorias en horas de clases, y el continuo baraje de críticas, castigos y comparaciones
desfavorables con otros, engendran una hostilidad intensa que lo llevan a la rebeldía o al
negativismo.

Reconociendo a tiempo y manejado adecuadamente, es posible evitar esta desadaptación


cuyas consecuencias a largo plazo pueden llevar al niño a la deserción escolar y la sociopatía.

Estos niños no requieren de enseñanza en escuelas especiales, pero si diferenciada dentro del
aula normal, teniendo en cuenta sus limitaciones y descubrir las capacidades más
desarrolladas en el que puedan formar la base de una futura atención vocacional. A menudo
estos niños tienen habilidades para distintas tareas concretas, que no requieren de gran
capacidad de conceptualización abstracta y en ellas pueden desarrollar notablemente su
capacidad, encontrar satisfacción personal y sentirse útiles socialmente.

Existe otro tipo de niños que está sujeto también a este tipo de riesgos: son niños con
inteligencia normal, pero con defectos específicos, parciales, del aprendizaje: en la lectura,
escritura o las matemáticas, las cuales pueden ser expresión de un daño encefálico mínimo
(TDA c/s H).

El cual si se diagnostica a tiempo y se impone una terapéutica adecuada sobre todo desde los
primeros años de inicio en la escuela, su aprendizaje suele ser normal, ya que se trata de niños
con una inteligencia normal promedio o superior.

4. - Eventos potencialmente psicopatógenos:

Son situaciones o estímulos tensionantes de diversos tipos que enfrenta el niño de una forma
brusca, lo que hace que se sobrecargue su capacidad adaptativa y lo lleven con frecuencia a
desequilibrios agudos, la misma puede ser de forma acumulativa a largo plazo.

4.1 - Ingreso en hospitales e intervenciones médicas ansiógenas y/o


dolorosas:

La hospitalización del niño trae como consecuencia su separación de la o las figuras


protectoras de su ambiente, lo que moviliza su ansiedad de separación la estancia en un medio
extraño, esto hace que movilice su reacción de temor al extraño, y al mismo tiempo, la
posibilidad de ser objeto de intervenciones médicas impresionantes y dolorosas. Si no se
toman las medidas para evitar o reducir la agresividad de estos factores, se producen en un
número considerable de pacientes trastornos psiquiátricos durante y después del ingreso.

 La separación de la figura protectora.


 La permanencia entre extraños.
 Las intervenciones médicas dolorosas, dentro de las cuales ocupan los primeros
lugares las intervenciones quirúrgicas, las inyecciones, las extracciones y la anestesia.
 La observación por el niño de intervenciones médicas impresionantes o del
fallecimiento de otros pacientes.
 Descuidos del personal que posibilitan al niño enterarse del diagnóstico y pronóstico
adverso de su enfermedad.

Las posibilidades de que un niño resulte psicológicamente traumatizado dependen de los


siguientes factores:
 Edad: el grupo etáreo de mayor riesgo es el de menores de 5 años, y dentro de estos
los niños de 6 meses a 3 años de edad.
 La existencia previa de ansiedad de separación exagerada, como se observa en
algunos trastornos psiquiátricos, como los neuróticos, y los incipientes de personalidad
(personalidades tímido-ansiosa, y las tímido obsesivas).
 La existencia previa de otros trastornos psíquicos en el niño.

Para la reducción de la agresividad de estos factores se buscan medidas protectoras como


son: la madre acompañante, manejo preoperatorio adecuado ante las intervenciones
quirúrgicas y otras, uso del juego y todas las distracciones terapéuticas posibles con fines
preventivos.

4.2 - Situaciones de gran stress:

Las mismas se tratan de situaciones catastróficas de rara ocurrencia, pero de alto potencial
psicopatógeno, ejemplo: las guerras, catástrofes naturales (terremotos, ciclones, etc.),
accidentes (de trenes, autos, aviones, etc.). En todos estos casos el aparato psíquico del niño
es inundado por una cantidad abrumadora y brusca de estímulos tensionantes, sin dar tiempo a
la movilización de sus recursos adaptativos. La resultante es un trauma psicológico agudo que
puede expresarse con sintomatología neurótica o psicótica.

Si la situación es de suficiente intensidad patógena pueden ser afectados los sujetos normales
incluyendo a los adultos. El trauma es mayor cuando existen antecedentes psicopatológicos.

La reacción a gran stress no necesariamente es por catástrofes colectivas. La reacción


traumática aguda puede presentarse en niños que han presenciado escenas terribles
sucedidas en su hogar, por ejemplo: el asesinato de la madre cometida por el padre en su
presencia.

4.3 - Nacimiento de un hermano:

El mismo puede ser motivo de rivalidad y celos por el recién llegado “que lo ha desplazado”, ya
que el hermanito nuevo le ha quitado su posición del más pequeño y parte del tiempo, la
atención y el afecto materno y paterno que solo se lo dedicaban a él, llegando inclusive a tener
conductas neuróticas. Esto sucede si no se maneja adecuadamente y se prepara al niño para
el nacimiento de un nuevo hermanito.

4.4 - Divorcio: conflicto de los padres entre sí:

El divorcio en sí no es necesariamente psicopatógeno y puede ser hasta preferible ante una


situación de discordias o inadaptación crónica de los cónyuges, para toda la familia.

El potencial psicopatógeno está dado por las discordias, escenas de agresividad y


recriminaciones mutuas que anteceden, o acompañan al divorcio.

En los casos en que la separación se efectúa sin agresividad (civilizadamente), en que los
padres tratan de que sus hijos no tomen partido de sus dificultades y posteriormente ambos
padres mantienen el contacto afectivo con el niño y lo hacen sentir en libertad para seguir
queriéndolos a los dos, el mismo transcurre sin expresión o repercusión psiquiátrica para el
niño.

Si el divorcio ha sido bien manejado por ambos padres y en el niño se producen trastornos
psíquicos, esto se debe a que en el niño existía patología previa psicopatológica o a la
existencia de un lazo patológico con uno de los padres.

4.5 - Pubertad:
Si el niño arriba a la pubertad habiendo desarrollado en las etapas anteriores una personalidad
sana y si es bien manejado por los padres, maestros, y los otros adultos con los cuales se
relaciona, la misma trascurre sin dificultades.

Por el contrario, si el medio y/o factores de personalidad premórbida no les son favorables,
puede presentar cuadros clínicos tormentosos, de carácter agudo y de difícil manejo, aunque
generalmente de buen pronóstico en su mayoría.

Algunos autores consideran que esta es una etapa de Crisis Emocional y la de mayor riesgo
para ciertos tipos de trastornos psiquiátricos y sociopáticos; atribuyéndole un conjunto de
causas biológicas, psicológicas y sociales que actúan durante este período:

 El aumento de hormonas sexuales circulantes y la potencialización relativamente


brusca y de gran intensidad de los impulsos sexuales y agresivos.
 La debilidad relativa del conjunto de sistemas psíquicos encargados de la integración y
control de la conducta, al tener que enfrentar el aumento enorme de las pulsiones
instintivas.
 Las nuevas y difíciles tareas adaptativas que en el medio social debe de enfrentar, para
lo cual aún es inexperto: el aprendizaje del cortejo, nuevas formas de relacionarse con
el otro sexo, la solución del problema vocacional, la separación de la familia para
continuar estudios etc.

Ante todas estas tensiones el adolescente puede presentar problemas, y sufrir una
descompensación transitoria.

5. - Otros factores:

5.1 - Los extraños y lo no familiar:

Alrededor del sexto mes de vida la mayoría de los niños empiezan a exhibir una conducta de
temor cuando se les aproxima un extraño, aún cuando lo haga en la forma más amistosa y
suave posible, lloran, viran el rostro para no verlos (huida) y si están con la madre, intentan
enseguida que lo carguen y si están cargados se apegan más a ella. Esta ansiedad recibe el
nombre de temor al extraño.

Este es uno de los factores que influyen en los cuadros de fobias al ingreso en Círculos
Infantiles y a la Escuela.

Es importante señalar que este temor aunque con menor importancia también puede ser a las
cosas, al medio ambiente. El niño esta familiarizado con el ambiente de su casa, lo asocia a las
personas que lo protegen, constituyendo el mismo un lugar tranquilizador, constituyendo un
medio extraño un carácter amenazador, sobre todo si el niño tiene que enfrentarlo solo.

Este temor disminuye a partir de los tres años, aunque de formas atenuadas y generalmente
inconscientes, persiste en algunas personas durante toda la vida.

Los niños tímidos-ansiosos y los tímidos-obsesivos presentan estos temores en forma


exagerada desde el inicio y son más vulnerables que los niños sin estas características.

5.2 - Falta de espacio en la vivienda (hacinamiento):

Generalmente las personas que conviven en espacios reducidos se agreden con mayor
frecuencia entre sí y están más predispuestas a la irritabilidad y al mal humor. Esto es más
evidente si conviven varios núcleos familiares más o menos relacionados entre sí por lazos de
familia.
Las discordias entre los adultos pueden crear un clima de tensión general que repercute
directamente sobre el niño. Otras veces los adultos descargan sus frustraciones en el niño,
castigándolo severamente o tratan de restringirlo en exceso para evitar problemas con los otros
niños convivientes o con los padres de estos, o los adultos en general.

5.3 - Malas compañías: influencia nociva de otros niños o de un grupo


sociopático de niños:

El conocido refrán “dime con quién andas y te diré quién eres”, ha evidenciado desde el punto
de vista científico, según estudios de la psicología social la influencia del grupo en toda clase
de actitudes del ser humano, sobre todo en estudios de la etiología de la delincuencia juvenil
donde se ha demostrado la influencia del “grupo callejero” como uno de los factores
influyentes.

En las primeras etapas de la vida se empiezan a sentar las bases de la delincuencia al criarse
al niño en un ambiente de privación cultural, con padres que no le enseñan ni supervisan
adecuadamente en cuanto a las reglas morales o que, peor aún, lo maltratan o le dan ejemplos
de conductas sociopáticas. Al entrar a la escuela, desformado moralmente y con desventaja en
la capacidad de aprendizaje, se desadapta pronto, o no se adapta nunca, presentando
dificultades de conducta y de aprendizaje, más tarde retraso escolar, ausentismo y finalmente
deserción de la escuela. Su creciente desinserción social lo lleva a la calle, a buscar a otros
niños desadaptados como él, su sentido de pertenencia y su necesidad de ser aceptado por un
grupo. Este grupo callejero, desvinculado de la influencia de los adultos, se desarrolla creando
sus propias normas y objetivos de un modo espontáneo y al margen de la sociedad, una
especie de cultura callejera. Estos sujetos se marginan, y actúan de forma primitiva, no
encontrando como incorrecto dentro de sus normas morales el robar o cometer otros actos
antisociales. Pero si constituye un valor moral o una regla moral entre ellos el ser Valientes o
Guapos, no ser Chivato. La actividad social más manifiesta es el delito, generalmente
influenciado por otros de mayor edad, y con experiencia delictiva.

Todo esto nos demuestra la importancia de la influencia del grupo en el desarrollo del niño.

CONCLUSIONES

Hemos abordado en esta revisión bibliográfica sobre “Los Factores Potencialmente


Psicopatógenos del Medio”, los aspectos que a nuestro juicio son de gran importancia en la
formación de nuestros educandos y en nuestro quehacer como profesionales especializados en
Psiquiatría Infantil. Hemos analizado cada uno de sus aspectos, y las influencias nocivas de los
mismos a la salud mental del niño, el adolescente y la familia.

Consideramos que conocer los mismos es de gran utilidad a todos los profesionales de la
salud, ya que muchos de ellos se pueden evitar o prevenirse, por lo que pretendemos que el
mismo se convierta en una herramienta útil de trabajo y estudio a estudiantes y profesionales
afines a nuestra especialidad.

Hemos redactado el texto con un lenguaje claro y fácilmente comprensible ya que dada la
importancia de los aspectos tratados constituye una base orientadora a todo el personal de
salud.

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Psicoligía. Vol. 1, No. 3; 1984.

SUMMARY

Considerations about potential psychopathogenic factors of


the environment.
In this work allusion was made to potentially psycopathogenic factors of the environment, which
were obtained and upgraded by reviewing different texts facilitated by the Center of Information
of Medical Sciences and other personnel, besides Medline by e-mail. A brief introduction of the
topic was carried out, the most frequent “factors” were enumerated and each of them was
explained.

MeSH: PSYCHOPATHOLOGY, PSYCHOLOGY, SOCIAL.

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