Yolanda o Quiere Ud Su Chocolatito Comedia Original en Un Acto I en Prosa PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 39

TEATRO R E G IO N A L

PACHECO CRUZ

YOLANDA
o
¿Quiére Ud. so chocolatito?

(Comedia)

IMP. ORIENTE · > Y «4


MERIOA. YUCh MEX.
te s e
TEA TR O R E G IO N A L

PACHECO CRUZ

YOLANDA o
¿Quiere Ud. su chocolatito?

Comedia original en un acto i en prosa

E xito extraordinario la noche del jueves 4 de


octubre de 1923 de su estreno en el Teatro
“Virginia Fàbregas” por la compañía Re­
gional “Hector Herrera”

IMP. ORIENTE 63 Y 64
MERIDA. YUC.. MEX.
19 2 6
K l ra te r — re—iva 1m derecho· i r a ­
die pedid imprimirla e repre—nterla,
•tai »u previa autorización. Dirija— a
A en la c a le .............N e ............. d e —te
ciudad.
XXX
Obra escrita en la Sultana de Orien­
te (Zacf. Valladolid) del 18 al 16 de ju ­
lio de IMS. di— antea del —treno de mi
drama en do· —toe. “Mariblanca" en
la mi— ciudad.
A L LECTO R

E l original de este libreto se lo entregué, mediante un


convenio privado, a l profesor de idiom as de la Universi­
d a d de Virginia, M r. James Cook B ardin, quien me lo
pidió, juntam ente con los libretos del pasaje histórico*'El
Cepo” i la zarzuela “L a voz del am o,” para tradu cir al
inglés i ser editada por una casa americana, asi como
también autorización para ser puestas en escena en aqué­
lla ciudad americana.
A l d a r a la publicidad este libreto lo he hecho anotando
algunas modificaciones i suprimiéndole algo para que al
ser puesta en escena, no fastidie al público.
Inútil es decir que la noche de su estreno en el Teatro
“ V irginia Fàbregas” fu é un éxito sin precedente.
M érida, abril t i de 1926.
SA N T IA G O PACH E CO C R U Z
P E R S O N A JE S

REPARTO INTÉRPRETES

DON PERICO..................................... Sr. Héctor Herrera


DÑA. SIMONA, su esposa...............Sra. Rebeca Tello
YOLANDA, h ija................................Srita. Lupe Suárez
REM EDIOS,[Siervade María] . . . . Sra. Bertila Sosa
SOR MARIA [Sierva de María] . ·. Sra ■■.N .......... N -----
OLAYO, sacerdote.............................Sr Armando Camejo
HÉCTOR, Ingeniero......................... Sr. Pedro Oliver
CÉSAR, [idiota] .· « · · · · · · ♦ · · .· · · «Sr· · ! £ · . . . . · Χ · .· · · ·
CIRILO, dom éstico.......................... Sr. Daniel Herrera

La acción; en un pueblo del Estado de Yucatán en los


años de 1916 i 1917. Época revolucionaria. Duran­
te la administración preconstitucional del General
Salvador Alvarado.

NOTA. Derecha o izquierda, de los artistas.


Cómo deben ser caracterizados los personajes

Para facilitar a los artistas la manera de interpretar a


los personajes, haré una semblanza de cada uno.

Don Perico:
De 36 a 38 años de edad, entrecano i medio calvo; de
carácter alegre, de ese que podemos llamar en lenguaje
provincial, sandunguero i criticón. Viste traje de dril.
Su vocabulario es como el de los pueblerinos, i de educa­
ción relativa. Es cristiano, blasfema contra los propaga­
dores de la religión, cosa que hace impulsado por su cra­
sa ignorancia.
Exactamente como hay individuos que por seguir el
humor a un segundo, reniegan contra las creencias, pe­
ro que en realidad no sienten lo que dicen.
Doña. Simona
De 43 a 45 años de edad; católica hasta }a médula. Vis­
te traje europeo a lo Luis XVI al antojo. De carácter his-
tericosa. Ríe cuando platica con los curas. E s una de
esas viejas fanáticas que todo lo tienen como un gran
pecado i que lo condenan a uno hasta por no quitarse el
sombrero i besarle la mano a un sacerdote.
Desgraciadamente en nuestro país, aun quedan de es>
ta s viejas que creen ganar la gloria con obedecer a sus
impulsos idolátricos.
Yolanda
De 18 a 20 años, en traje de la época. De carácter
franca i liberal i que por su condición de hija, obedece
6 Santiago Pacheco C rüz

a la madre, pero que no piensa como ella en materia re­


ligiosa. E s de espíritu rebelde. Creen en la existencia
de un ser Supremo i nada más.
Olayo
Sacerdote de 45 a 48 años, con hábito de la orden fran­
ciscana i espejuelos. Carácter alegre, jovial i bromista.
N o es de esos respetables dómines que algunas veces nos
presentan por allí i que tienen más pecados que pelos en
la cabeza. Este es francote i liberal sin que por esto de­
je de ocultar entre su hábito, la máscara de la hipocresía
Remedios i Sor María
De 30 a 35 años, miembros de la agrupación religiosa
“ Siervas de María” con hábito i espejuelos; graves i
pausadas hasta en el caminar sin dejar a un lado el an­
tifaz de la hipocresía que saben manejar a maravilla.
Héctor
Jóven de 24 años i buena posición social; graduado de
Ingeniero Civil. Firme en sus propósitos i pretendiente
a la mano de Yolanda.
César
Jóven de 20 años, aspirante a la mano de Yolanda. De
muy buena posición social que supedita pecuniariamente
a Héctor, con el gravísimo defecto de ser un idiota i al­
go desequilibrado.
Cirilo
Muchacho de 12 a 14 años; rústico, juguetón e irrespe­
tuoso cuando se lo permite la ocasión. Como todo mu­
chacho de pueblo que no entiende de educación i respeto.
ACTO UNICO
Decorado: Casa humilde con puerta al fondo i laterales.
Dos mecedores ordinarios i algunas sillas; estam­
pas en los muros i una m esita de centro con flo­
res frescas. Al levantarse el telón aparece Perico
algo preocupado dando vueltas de un extremo a
otro con las manos hacia atrás.
E s de noche.

ESCENA PRIMERA
Perico
Perico: N o sé que hacer con este embrollo. Mi mujer
empeñada en que la niña se case con César; con ese
idiota i yo que me he endemoniado en que Héctor
sea mi yerno. Vean ustedes en qué líos se encuen­
tra un padre de sus hijos cuando está en desacuer­
do con su cara mitad. ¡Ay, no sé cuándo demon­
tres suprimirán el matrimonio que ya no cuela en
esta época de revoluciones. Yo, por mi madrecita
linda, el día que por unacasualidad(no lo deseo'/yo
enviude como ya lo soñé, no me vuelvo a casar ni
q u em e ofrezcan el Harem del Sultán.—(eeescu­
chan paaos por el interior).— ¡Madre m ía— Ya
viene mi mujer. Cuando la veo, tiemblo i me en­
tran ganas d e .. .no sé si de correr o de ir al patio
a— tomar fresco-. ..(en tra Sim ona algo m alca­
rada).

ESCENA SEGUNDA
Perico i Simona
Simona: Hola, Perico. Creí que aún no habías vuelto de
8 Santiago Pacheco C hoz

tu trabajo.
Perico: Acabo de llegar, i qué........
Simona: Tienes que ir a buscar los zapatos de la niña.
Dile al maestro Salomé que te los entregue como
estén porque no tiene más que ese par. La niña no
pierde la misa de mañana. Viene Remedios a bus­
carla· *· Pero date prisa..........
Perico: (la m ira alelado) Terminaste la oración.?
Simona: [con im perio | He dicho que te marches.
Perico: Qué calor. Yo no sé qué les ha encantado que
no se pasan un día sin ir a la Iglesia. En la maña­
na, a misa; por la tarde, a la doctrina, como los
chiquitos de escuela; por la noche, al santo rosario;
luego.......... luego........... a misa de gallos i yo, aquí
aguantando.
Simona: Qué te importa eso, soberano animal. Vamos
a respetarnos.
Perico: [afectado] Eso es, vamos a respetarnos. Con
tal que no contagies a nuestra hija.
Simona: Como madre estoy obligada a educarla.
Perico: [con sarcasmo] Pero no a desprestigiarla.
Simona: [con írowía] Di lo que quieras, viejo verde i
pasado.
Perico: Simona, Simona.......... Mira...........Yo no respon­
do.......... Bueno
Simona: Eso quisieras, bolchevique fracasado; muerto
de hambre.
Perico: [colérico] Se me agotó la paciencia i basta ya
de indirectas directas, vieja fanática, beata, reli­
giosa, dominica, jesuíta, buho de sacristía, lechu­
za, cruz, cruz, [hace la eeñal alejándose],
Simona: [afretada] ¡.Qué escándalo— I tú, hereje,
diablo, excomulgado, demonio tentador.. . ·
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 9

Perico: ¡mofándose] Eso sí, aunque no quieras, i has­


ta enamorado.
Simona: ¡continuando] estúpido, animal, burro, cua­
drúpedo.
Perico: ¡interrumpiendo] No, eso nó; lo serás tú i no
sigas porque no respondo si te pasa algo..........
Simona: Estás así porque la niña ha dicho casarse con
César.
Perico: Eso; lo veremos.
Simona: Se casará con él i no con ese estúpido de Héc­
tor que tiene más tipo de sepulturero que de inge­
niero. Se parece a Zoraida cuando escucha un ro­
sario con llanto del padre aquel.
Perico: B asta.......... Eso que haces con la niña, es como
proponer en venta una pava o una lechona. (¡Qué
madres, Dios mió!..........Que Dios las saque de pe­
nas i las lle v e·. . .yo qué sé a dónde, pero que se
las lleve). A h — pero cómo te ha descompuesto
la cabeza ese cunta que viene a tomar su chocola-
tito.
Simona: Deja en paz al padrecito que viene a esta san­
ta casa a purificarla.
Perico: A lo que viene a esta santa casa es a destruir
mi felicidad. Ay, solamente porque cometería yo
un curagicidio no le clavo una puñalada con una
vela de sebo. Por mi madre.
Simona; Estás chiflado Perico; vé a darte un buen baño.
Perico: Ay, Simona, Simona......... que pasadísima estás.
Simona: Ay, Perico, Perico.......... Pero qué Perico eres.

ESCENA TERCERA
César i loa mismos
César: {que entra fondo i a paso tendido). Muy buenas no-
10 S antiago Pacheco C ruz

ches señores.
Perico: [viéndole i a Sim ona]: Allí está el medio loco
que quieres de yerno.
Simona: Siéntate César i espera que salga Yolita. Es­
tá arreglándose.
César: [se siénta i sube los pies en el otro mecedor] Muy
bien, señora— pu es— pues— esperaré— has­
t a .......... que Dios, quiera...........
Perico: (estupefacto) : (Pero qué barbaridad tan gran­
de! Nunca había visto animales de este tamaño).
Mujer mira lo que hace, dile que el mecedor es pa­
ra sentarse i no para sentar los pies
Simona: César, baja los pies para que yo me siente.
(le baja ella oon cuidado i se sienta).
César (levantándose): U f, u f .. ..pero . . . . p a — re
ce, que hay mucho calor-----(saca su pañuelo, i
dando vueltas, se lim pia la cara). U f,. Esta casa
es un horno.
Perico, (Está vacilando.) A h — qué buen yerno vas a
tener Simona. Te felicito.
Simona: Pues también yo te felicito porque al ser mió
tiene que ser tu y o ...........
Perico: Estás loca mujer.
César: (atropellándole): ¡Conpermiso de Ud. señor!.
Perico: Oiga Ud. joven, compre Ud. su pito o fotingo.
César: Que yo vaya por un fotingo?......Está bien. Has­
ta luego.......... (a paso tendido hace m utis fondo)
Perico: Váyase Ud. a la calle, garrote encebado.. . .
Simona: I con qué frescura se ha marchado.. . .
Perico: Oye Simona, eso que vas a hacer es muy feo i
yo no lo voy a consentir.
Simona: Pero hombre.
Perico: Ese es un idiota i si se casa con nuestra hija,
YOLANDA O ¿QUIERE UD SU CHOCOLATITO? 11

nos va a contagiar.
Simona: No creas. Sanará, (entran por el fondo Ola­
yo, Remedios i Sor M aría).

ESCENA CUARTA
Los mismos, Olayo, Remedios i Sor María
Olayo: (entrando i sentándose) : Se puede pasar?.
Qué tal ustedes por a cá ·. ?
Perico: (haciéndose a un lado). (B a h ... se salvó la
noche con la lechuza esta, Pregunta si se puede
pasar i ya hasta se sentó. No, éstos así son— )
Remedios: Aquí estamos, Simona; aunque un poco tar­
de, pero a su hora.
Sor María: Buenas noches, señora.
Simona: (atenciosa): Buenas noches, siéntense. I qué
le sucedió ayer que no vino, padrecito. ?
Peí ko: (Estos sin ser casados, son padrecitos. Nacen
como la calabaza.)
Olayo: Pues verá usted, Dña. Simona; fui a aplicar
una misa al pueblo i me dejó el tren de bajada.
Perico: Es lo contrario, curita; usted habrá dejado al
tren.
Olayo: Hola, Periquillo, pues que estás aquí.
Perico: (Ahora va hacer creer que no me ha visto.)
Olayo: Qué se cuenta Periquillo—
Perico: Pues nada, “padrecito” . Aquí matando.
Olayo: (rascándose la pierna) : Que, e, e , . . ·. ?
Perico: Sí, matando el tiempo. No como Ud. que está
cogiendo i — i rascando.
Olayo: Son garrapatitas que cargué por el camino.
Perico: (Si serán garrapatas o sarna cubana.)
Simona: Pues crea ud. que extrañé su falta, pad re. . . .
Usted que nunca había fallado.
12 Santiago Pacheco C ruz

Perico: (Claro, como cura nunca puede fallar. Sola­


mente los fotingos fallan.)
Olayo: Que quiere Ud. Dfia. Simona, el cumplimiento
del ministerio nos proporciona a veces, ratos amar­
gos que sufrimos con resignación,
Remedios: Así deben cumplir los ministros de Dios en
la tierra.
María : I se hacen dignos a la consagración, a la canoniza­
ción a la, a la —
Perico: (Ala, alas quisiera tener para volar de aquí. Des­
pués de todo son pasteleadores estas viejas).
Simona: (a Perico} Procura no meter la cuchara, eh,
si no te agrada estar aquí, déjanos en paz.
Perico: Eso es como me dé la real gana, por eso estoy
en mi casa.
Olayo: No se disguste Dfia. Simona, déjelo.
Simona: Si, padre. Supongo que tomará Ud. su cho-
colatito.
Olayo: Sí, Dfia. Simona, creo que hay tiempo.
Perico: (Hasta sobra. A caballo regalado no se le mi­
de el “ colmío” )
Simona: En este momento se le prepara, (se aproxi­
ma α ία puerta derecha i llam a}. Yola, Yolita, Yola.
Olayo: (Yola, yo la comería a besos.)
Yolanda: [desde el interior] : Qué quiere mamá. Es­
toy durmiendo.
Simona: Trae el chocolate del padrecito.
Yolanda: Está bien, lo voy a batir.
Perico: [aproximándose también] Traerás sus hojal-
dritas, biscochitos salados i sus tostaditas.
Olayo: También mantequilla i queso si hay, puedo ha­
cer un esfuerzo.
Simona: Si hubiera, padre, con mucho gusto.
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 13

Perico: Pero si quiere hay longaniza de Valladolid —


Olayo: No, Periquillo, muchas gracias, me puede indi­
gestar. . . .¿no es verdad, Sor María.......... ?
María: Dice bien el padrecito; es de estómago delicado
Perico: [Sí, se le conoce por la nariz.]
María: Tan delicado, que no puede comer nada de noche.
Perico: [malicioso] [Eso si que no lo creo].
Olayo: Es el envangelio.
Perico: [Voy hacer que le batan su chocolate con mos­
taza o estricnina] Bueno, curita, queda Ud. en
su casa.
Olayo: Gracias, Periquillo, eres muy am able..........
Perico: (Por no decir, muy bruto.):-Con su permiso.{mu­
tis derecha}.

VBCEH k QUINTA
Loe mismos menos Perico, luego Yolanda.
María: (a Simona}·. Pero ud. sabe que es muy original su
marido?
Remedios: No le haga caso, hermana.
Simona: Si, está un poco ido, i más cuando está chica la
luna.
Olayo: Es decir, cuando está en menguante.-Pobre, no
se tiene la culpa, sino el tiempo Dfla. Simona, el
tiempo que todo lo ha venido a descomponer.
Simona: Lo doloroso es que ha contagiado hasta a los
viejos (entra Yolanda por la derecha en traje sen­
cillo pero bien arreglada, trayendo el chocolate i
pan}
Olayo: I yo con todo i ser cura, digo que el mal no tiene
cura.
Yolanda: Aquí está el chocolate.
Olayo: (Jijándose):-Ah, si aquí está la mujercita del por­
14 Santiago Pacheco C ruz

venir. 'Qué tal bribonzuelai. (la toca i se escanda­


liza ocultamente):-(Dios mío, aquí flaqueo) ·· A y ..
dichoso de a . . . .
Yolanda: Pruebe ud. si está bien de dulce.
Olayo: Ya lo creo que debe de estar bien (toma un sorbo
sin dejar de verla i le quema) ¡Madre de San Es­
colapio, pero si está hecho con agua hirviendo.. !
María: Diga ud. que s e jo rebatan para que se enfríe.
Olayo: No. (a Yolanda) :-Cu¿ndo nos regalas el chocolate
de bodas.?..
Yolanda: Eso no lo he pensado, (m utis rápido por el m is­
mo lado).
Olayo: [estupefactoJ;-Oyóud. eso Dfla. Sim ona?.. . [sigue
tomando i haciendo visajes i m ueca*)..
Simona: Sí padre. Le falta algo al chocolate?..
Olayo: Seguramente la niña se equivocó i lo batió con
el molinillo de chile.
Simona: ¡Cómo!.. quiére que le hagan otro?..
Olayo: Deje Dña. Simona, no se moleste. Bueno, i qué
han pensado ustedes con la niña. ? Ya está logra-
dita i deben procurar por su porvenir.¿Qué piensa
Perico?..
Simona: N i sabe ud. lo que piensa el muy sinvergüenza.
María: Alguna ocurrencia.
Olayo: Hable ud. Dña. Simona.
Simona: Figúrese que quiero casar a Yolita con el hijo
de D. Casimiro.
Olayo : [santiguándose^ Alabado sea ■. Avemaríapurísima;
en gracia concebida. ·
Remedios: ¡Con el ingeniero.. !
María; ¡Qué escándalo..! I has consentido.?.
Olayo: No Dña. Simona, no consienta ud., E se jóven es­
tá excomulgado por la santa iglesia católica, apos-
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 15

tólicai romana.
Simona: Ayúdeme ud. a evitarlo, padrecito. · ·
Olayo: Con todo gusto, señora; diga en que puedo ayudar.
Simona: Aconseje ud. a Perico.
Olayo: Perdóneme Dña. Simona; lo siento al alma, pero
a eso si que no me comprometo.-Prefiero aconse­
jar i convencer a un asno i no a Perico.
Remedios: Entonces, aconseje ud. a la niña.
Simona: Eso es.
María: El padre Olayo es especialista en consejos.
Yolanda: [entrando]:-Mamá; le llama papá.
Simona: Ya voy. [bajo a Olayo]-Aproveche ud. esta opor­
tunidad padrecito. [a las oíras]-Que me acompa­
ñen ustedes, (a eu hija) Quédate a acompañar al
padrecito. Vám onos..
Ambas: Con mucho gusto.-Vamos, (m utis derecha).

ESCENA SEXTA
Olayo i Yolanda.
Olayo: (viéndola) (Buenacompañía), (suspira) [Malhaya
20 años menos]. Siéntate hijita.
Yolanda: [sentándose] Aquí estoy, padre Olayo.
Olayo: [con mimo] Por qué cada vez que entro aquí, te
guardas. Me tienes miedo?.
Yolanda: Acaso hace ud. daño. ?
Olayo: No hijita; no soy capaz de violar a esta edad, los
sagrados cánones de la liturgia que nos obliga a la
castidad. Pero no se trata de reprocharte. Dime.
(jovial) es verdad que piensas casarte pronto. ?
Yolanda: Quién le ha contado semejante chisme.?
Olayo: Toma. Pues no creo que tu madre lo invente. Es
natural, hijita; convengo en que no lo sepan tus
padres, pero a mí como ministro de Dios, no me lo
16 Santiago Pacheco C ruz

debes de negar, porque sería un gran pecado.


Yolanda: Extrafio que mi madre se ocupe de tonteras.
Olayo: Seguramente por que César..........
Yolanda: (afectada se levanta) No, le ruego que no
hable de ese jóven porque le odio de corazón.
Olayo: ¡Pobre de tu m adre!..
Yolanda: Pues ya tiene para pensar en suefios pesados· ·
Olayo: (religiosamente) No te exaltes—
Yolanda: Usted lo acaba de decir, padre, que todo es na­
tural i sin embargo, lo que ud. está haciendo no
lo veo natural.
Olayo: Esa es mi misión hijita. · · ·
Yolanda: Pues abandónela.
Olayo: (escandalizado) ¡Pero qué es lo que estás dicien*
do! Como hija estás obligada a obedecer i dar gus­
to a tus padres..........
Yolanda: Obedecerlos, sí; pero darles gusto, no. Eso de­
pende del corazón.. . .
Olayo: (Se ha sublevado la chica; vamos m al.): Mira,
Yolita, cálmate i escucha.
Yolanda: Le ruego, padre, que no insista en querer per­
suadirme. Si me obligán, me mataré, si señor, me
mataré.
Olayo: (se santigua) : Dios mío, eso es un aten tado.. .No,
n o ... (Pues señor; no cede la chica), (con suavi­
dad). kraas a algu ien .. ! Verdad?
Yolanda: Si, aunque se interponga la muerte, lo oye ud.
Con que dígale a mi madre que abandone esa idea
porque nada conseguirá.
Olayo: (más escandalizado): ¡Oh!
Yolanda: Todo lo sé, padre.
Olayo: (Caray con la chica esta). Paciencia, para qué
seguir— [Aquí si me falló la especialidad]: (se
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO 17

levanta): [Iremos con la música a otra parte]. Va­


ya, vaya, mientras contienes tus nervios i los re­
frescas, voy a charlar con tus padres— (mutis
derecha).

ESCENA SEPTIMA
Yolanda después Cirilo
Yolanda: (viéndole ir): Valiente consejero ha buscado mi
madre. Se imagina que por ser ministro de Dios,
me voy a dejar?. ■ Vaya con estos seflores minis­
tros que tan bonita misión tienen, (asoma Cirilo
por el fondo i entra con tiento). Pobres de las que
se dejan. Yo no soy ninguna tonta—
Cirilo: Nifta Yolanda, porqué estás triste ahora, en vez
de que estés alegre porque te vas a casar·. . .lo
piensas mucho?
Yolanda: I tú qué tienes qué averiguar— Te interesa?
Cirilo: Si nifta, porque ese día será cuando yo almuerce
con manteca hasta reventar. Además yo voy a des­
tapar la cerveza, el anís i la sidra; voy a batir el
chocolate; a hacer hoybfl (preparar) el café i ha­
cer koy (escarbar) el queso.
Yolanda Tú estás loco, muchacho; véte i déjate de lo­
curas.
Cirilo: Ea, ñifla, si no son los curas. No viene hoy el
ehan dzul.
Yolanda: Le necesitas?
Cirilo: No. E s que m e gusta ver cómo corre cuando oye
venir a la vieja. La otra noche que estaba yo en
el saguán, gusté la carrera que pegó cuando aso­
mó Dfta. Simona. N o paró sino hasta que chocó
con el poste de la luz. Creo que esa noche se rom­
pió su jeta el muy desgraciao. . . .
18 S antiago Pacheco C ruz

Yolanda: Eso es una prueba de amor.


Cirilo: Supuchis (1). si así son las pruebas de amor, me
rajo; yo sí que corro— I lo quieres mucho nifia
Yolanda. ?
Yolanda: Con toda mi alma.
Cirilo: Eso si está bueno. Yo también voy a buscar si­
quiera media docena que me quieran con todo su
corazón i su alma........
Yolanda: Pero si eres un rapazuelo todavía i no entien­
des de estas cosas.
Cirilo: Por eso lo quiero aprender, niña. Dices bien que
soy un rapazuelo pero tengo mi corazón grande.
Yolanda: Basta de majaderías i véte a dormir.
Cirilo: No tengo sueño. Voy al saguón i cuando yo vea
venir al niño, te lo vengo a decir, lo o y e s? .. . .
Yolanda: Está bien, (mutie por el fondo).

ESCENA OCTAVA
Yolanda, Simona, Olayo, Remedios, i Sor María
Simona: (con im perio a eu hija) Vete i no vengas has­
ta que te llame.
Yolanda: (comprendiendo) Está bien mamá, (sale lenta­
mente i se oculta por el interior, derecha, pero v i­
sible al público) Debe haber algo. Desde aquí oiré
de lo que traten.
Simona: Siga Ud. padre Olayo.
Olayo*, (bajo) Todo inútil Dña. Simona. La chica no ce­
de por nada. Está muy rebelde. Yo creo que el
negocio está perdido.
Simona: Ah, pero ud. no la amenazó?
Olayo: Apelé a todos los ardides i artimañas de la polí-
( l ) Localismo Regional
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 19

tica clerical i de la diplomacia civil i nada de arbo­


les, señora.
Remedios: Esto me hace pensar que esa niña tiene quien
la aconseje.
María: N o hay duda, Dfla. Simona debe haber su padri-
nito de por medio.
Simona: Pero ella no dijo nada? No le confesó a ud. si
t ie n e · ...
Olayo: Sí. .sí, me dijo que su corazón pertenece a otro a
quien ha jurado fidelidad i ternura.
Yolanda; (Ya se lo dijo; ahora vendrá la catástrofe)
Simona: ¡Cómo...Eso ha dicho! —
Remedios: Ya vez? Si ya lo presumíá—
Olayo: N i más ni menos, señora.
Simona: No, eso no lo consentiré n u n ca.. . ·
Olayo: Cálmese ud. Dfía. Simona. Hay que verlo todo
con la naturalidad necesaria en la vida.
Simona: {con desesperación) No padre, juro que no lo per­
mitiré.
Olayo: Yo no sé que decirle, Dfia. Sim ona Cuando una
de estas cucarachitas malas se incrusta en la mo­
llera de las muchachas, es inútil pretender aconse­
jarlas porque llegan a cegarse de tal manera que
se vuelven inconvencibles.
María: Intolerantes.
Remedios: Insoportables i desobedientes.
Simona. Luego ud padre Olayo, considera inútil qu e...
Olayo: Completamente inútil, señora·*·.
Simona: {asfixiándose} Ay, ay, a y .· .·
Remedios: Ea, Simona; paciencia.. .mucha paciencia pa­
ra soportar estos golpee.
Yolanda: (E s que no te na desahogado. No ha hecho
explosión).
20 S antiago Pacheco C ruz

Simona: {colérica} Pues no señor...ella no saldrá con las


suyas. Le haré ver que yo soy quien mando.
Yolanda: (Aquí va la co sa ....E scu ch a ré mi sentencia,
(se acomoda para o ir mejor}
Remedios: I qué remedio le aplicas, m ujer!. ·
María: Ella procurará uno para evitar escándalo.
Simona: La castigaré como se merece
Yolanda: (Ea, Yolanda; escucha b ie n ..)
Olayo: I qué castigo le va ud. a imponer Dfia. Simona?
Simona: Llevarla mañana al colegio de las madrecitas.
Ayúdeme ud. padre Olayo.
Olayo: En qué, señora.
Simona: En solicitar el permiso al Sr. Arzobispo.
Yolanda: (Eso lo veremos, m am á.. · ) [mutis].
Olayo: Pero Dña. Simona, no creo prudente partir de li­
gero; reflexiónelo bien.
Remedios: Por qué no le impones otro castigo?
Maiía: [a Remedios] Deje que cumpla con su deber.
Simona: Nada, nada, [resuelta i conservando su nervio­
sidad] N i su padre lo sabrá. Me acompaña ud.
padre Olayo?
Olayo: f turulato] (Esto sí que es un compromiso. Buen
negocito me está saliendo) Señora, mire ud. que
puede traer consecuencias i yo voy a resultar mal
parado en este lío. Cómo quedo ante su señoría
Ilustrísima el señor Arzobispo?
Remedios: Tiene razón, Simona.
María: Pero si ud. quiere, nosotras podemos acompa­
ñarla.
Simona: Es que yo deseo que el padre nos acompañe por­
que asi tendría más fuerza i valor nuestra presen­
cia. Solas, no haríamos nada.
María: Es verd ad.. ·.
YOLANDA O ¿QUIERE UD. BU CHOCOLATITO? 21

Simona: Mientras lo resuelve, voy por mi chal, [mutis].


Olayo: [confundido] (Pues señor, miren qué caso. La
madre empeñada en una cosa, la hija endemonia­
da en otra i el padre que — vaya, vaya con el se­
ñor Dn. Cupido que nos mete en un lio. Lo más
simpático es que hasta yo estoy danzando en este
berengenal — Si llegara a oídos de su Ilustrísima
el Sr. A rzobispo..) Pero ustedes han visto esta
ocurrencia?
Ambas: Si, padre, pacece que lo hemos oido todo, [vuel­
ve Simona con su chal puesto]
Simona: Estoy lista— Con que — padre Olayo........
Olayo: Pero señora.. .por Dios que me va ud. a compro­
m eter. .. Le ruego q u e—
Simona: No es necesario que se haga presente; acompá­
ñenos hasta la puerta del arzobispado. Si en esta
fracaso, me daré por vencida,
Olayo: Eso probará a ud. que el amor es más fuerte que
el acero. Dicen que es como un gusanito blanco
pero de efectos terribles. No lo aseguro, pues co­
mo nunca he amado! ■. no puedo dar fe.
Simona: Ea, padre...Va ud. a negar que nunca ha ama­
d o .. ! No me anime porque puedo citarle algunos
casos que sé d e — bueno — mejor no hablar—
Vámonos.
Remedios: ¡Qué tal de eso!. .i yo que le tenía como muy
santo, padre O layo!..
Olayo: | comprometido] No crea ud. nada señora; son
chismesitos de gentes deslenguadas. Esas que di­
ce ud. Dña. Simona son amigas mías i...nada más.
Simona: Usted es libre i puede hacer lo que quiera. Pe­
ro, vamos que se hace ta rd e.. ..N os acompaña ud.
onó?—
22 Santiago Pacheco C ruz

Olayo: Con todo gusto iría, señora m ás— temo que las
gentes le confundan a ud. con “esas” algunas de
que acaba de hablar.
Simona: N o importa. No perdamos tiempo, que necesito
volver antes que Perico se dé cuenta.
Olayo: Bueno, ya que ud. se empeña, la acompañaré. Al
fin i al cabo esa es mi debilidad. Vamos Sor Ma­
ría, Remedios; pasen.
Remedios: Seremos testigos, (m utis todos)
Simona: [saliendo] Tomaremos carruaje en la esquina.

ESCENA NOVENA
Perico i Yolanda
Perico: Pero oíste que eso dijo tu mamá o son chismes
tuyos.
Yolanda: No papá; se lo dijo al padre Olayo.
Perico: Entonces, se ha enloquecido. Pobrecita, no está
en sus seis. I tú le has faltado?
Yolanda: Imposible, papá; toda mi falta es no pasar por
lo que ella quiere.
Perico: Pero de veras no quieres a ese?
Yolanda: Al corazón no se le manda si no se le obedece.
Si yo le quisiera, no despreciaría ese bocado.
Perico: Haces bien, hija; que no te ilusione el dinero.
Elige a uno que te haga feliz, no importa que sea
carnecero, peluquero o curtidor de cueros.
Yolanda: Si mamá, pensara asi, no sufriría nada; pe­
ro todo, por ese cunta que viene a que le regalen
su chocoiatito.
Perico: El día que yo esté con la vena hinchada, ya ve­
rás cómo va a salir de aquí ese curita, Tu mamá
está vieja i por no acabarla de matar· · · ·
Yolanda: ¡Qué dice U d.l
YOLANDA O ¿QUIERE UD SU CHOCOLATITO? 23

Perico: Digo que para no acabarla de matar a disgustos,


no le prohíbo ciertas cosas, (asoma fondo i vuel­
ve) : Allí tienes que se ha marchado sin decir nada.
Voy a descanzar i cuando venga me llamas para
que yo arregle cuentas con ella.
Yolanda: Está bien papá.
Perico: (saliendo derecha): A mí no me toman el pelo
de la calva.
Yolanda: ¡Pobre padre! El carácter histérico de mi ma­
dre le hace su frir— (pausa). Ha dicho llevarme
al colegio de las madrecitas. No, ni mis peda­
zos— Horror— Todo, todo, hasta—

ESCENA DECIMA
Yolanda i Circlo
Cirilo: (entra rápido, fondo e interrumpe) : Niña Yolan­
da.
Yolanda: Muchacho - .m e has asustado—
Cirilo: (haciendo medio m utis) : ¿Voy a traer agua?
Yolanda: No. Qué ocurre—
Cirilo: Allí está el niño parado en la esquina como un
cahuamo. Le digo que venga?
Yolanda: Sí, dileque estoy sólita.
Cirilo: (con monerías). Solitita, no, niña, porque estoy
a tu Udo.
Yolanda: Pero Cirilo..........
Cirilo: (suspirando) : Ay niña Yolita; si supieras una co­
sita — Si no te molestas, te lo digo..........
Yolanda: Qué cosa.
Cirilo: Niña Yolita; si supieras; — si supieras niña Yo­
lita, que..
Yolanda: Pero habla, muchacho, no te atontes.
Cirilo: Niña Yolita. -. pero quién no se va a atontar j un-
24 Santiago Pacheco C ruz

to & tí · · · ·
Yolanda: (desesperada)·. ¡ O h ....!
Cirilo: Mira ñifla— anoche soflé mucho contigo..........
Yolanda: (violenta): No seas grosero. V éte de a q u í...
Cirilo: (avergonzado) : Lo vez ñifla. D ijiste que no te
ibas a molestar. Sólo te lo digo, ñifla, no lo vayas
a creer. Le voy a decir al niño que venga, (mu­
tis, fondo).
Yolanda: ¡Pobre muchacho!. Se le perdona porque está
un poco idiota, (asoma fondo i alegre): Gracias a
Dios que le veo. Ya vien e......... (vuelve al proscenio)
Aprovecharé la oportunidad; estoy resuelta firme­
mente a todo, menos ir al convento de monjas;
no, no i n o ..........

ESCENA DECIMAPRIMERA
Yolanda, Héctor, luego Cirilo
Héctor: Por fin, que te encuentro sóla. Qué alegría
amor mío........
Yolanda: Bendita sea la casualidad, Héctor de mi alma,.
Llegas a tiem po..........
Héctor: Ocurre algo.......... ? Estas muy nerviosa...........
Yolanda: Lo de siempre. Hoy ha sido la tormenta. ¡Oh,
es horrible— Ya no puedo soportar más este mar­
tirio. . Si no lo remedias, no sé lo que será de m í..
Héctor: Date prisa i habla.
Yolanda: Seré breve i escucha: (se estrechan): Mi ma­
dre, no conforme con el interés que tiene en casar­
me con César, se ha valido del padre Olayo como
instrumento para aconsejarme.
Héctor: Horror! — Sigue, sigue.
Yolanda: Comprendiendo su intención le dije que no se
metiera en honduras porque me iba a ver en el ca-
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 25

so de faltarle al respeto.
Héctor: Bien, i qué dijo el pajarraco e s e .. !
Yolanda: Nada. Salirse con el rabo entre piernas, sin
conseguir su deseo i esto como debes entender,
mortificó tanto a mi madre que juró vengarse lle­
vándome mañana mismo al colegio de las madre-
citas.
Héctoi: ¡Irrisión! Será capaz tu madre d e—
Yolanda: Prueba de ello es que ha salido sin pérdida de
tiempo para pedir el permiso al Arzobispo i temo
que no tardará en regresar. Ay, Héctor, deseo la
muerte antes que ir al convento.
Héctor: Eso no será. Tú no irás allí. Dices que te lleva­
rá mañana?
Yolanda: A primera hora. Héctor de mi alma, en tus
manos está mi salvación. Sálvame. Estoy resuel­
ta a todo, a todo—
Héctor: (discurriendo) Tienes razón. Sí. Bien. Aquí no
hay más que una solución posible
Yolanda: Cuál?
Héctor: La fuga.
Yolanda: Sea, la prefiero antes que el claustro.
Héctor: Entonces no hay que perder tiempo i antes de
que vuelva tu madre, si es posible nos marchare­
mos aprovechando la obscuridad de la noche.
Yolanda: Sí, aprovechemos el tiempo.
Héctor: Voy a dejarlo todo preparado.
Yolanda: Vuelve pronto. Pero todo con precaución, eh?
Héctor: (se estrechan frenéticamente). Nada temas; con­
fía i espera. Todo por el amor que te profeso.
Yolanda: Lo entiendo Héctor. Date prisa.
Héctor: Hasta la vista, (mutis rápido fondo).
26 S antiago Pacheco C ruz

ESCENA DECIMASEGUNDA
Yolanda i Cirilo
Yolanda: (suspirando). Gracias a Dios. Si, la fuga antes
que el convento de Monjas. Cúlpese a mi madre
que por un capricho racial ocasiona esta desgra­
cia. Iré a prepararme, (intenta entrar, izquierda
a tiempo que entra Cirilo, derecha muy· asustado)
Cirilo: Niña, niña; ya se levantó el viejo. Se fué el
“ niño” ?
Yolanda: Sí.
Cirilo: Creí que les iban a coger en la trampa.
Yolanda: No es tan fácil eso. Pues yo te hacía durmien­
do i soñando.
Cirilo: Pero si eso es lo más chistoso, niña. Oye esto;
me estaba cogiendo el sueño cuando sentí que sa­
cudieron el brazo de mi hamaca; dispierto, alzo la
cabeza i veo que era el viejo i enseguida me acor­
dé de ustedes. Ay, pero qué susto me he llevado
niña.
Yolanda: (sonriendo). Sí, pues ve a tomar agua.
Cirilo: Ea, niña Yolita; no tengas cuidado que yo estoy
a prueba de bomba tekaxeña.

ESCENA DECIMATERCERA
Los mismos i Perico
Perico: [entrando derecha] No ha regresado tu madre.
Yolanda: No, papá; acuérdese que fué acompañada del
padre Olayo.
Perico: Es verdad. Ha tardado mucho, (asoma i vuelve)
Caracolee masi la convidó a cenar el señor Arzobis­
po. Ella es capaz de aceptar. Con tal de ponerse
bien, pues — Por el curita no lo pienso porque
YOLANDA O ¿QUIERE UD SU CHOCOLATITO? 27

creo que está como y o — pasadito. (tnteive a aso­


m ar i regresa). Nada, no asoma.
Yolanda: Debe tener mucha visita el Arzobispo i segu­
ramente no le ha tocado su turno.
Cirilo: Quiere Ud. que yo vaya a llamarla?
Perico: No. Que venga a la hora que le dé su real gana.
Yo la esperaré aquí. Pueden retirarse si tienen
sueño.
Yolanda: Está bien papá [con decaimiento]. Estoy algo
cansada
Perico: [viéndola]. Tienes algo? Has llorado?
Yolanda: [besándole la frente]. Estoy un poco indispues­
ta, papá.
Perico: Pues ve a dormir i hasta mañana, [la santigua]
Yolanda: {lentamente). (Pobre padre. Si supiera que ma­
ñana es otro día. ) {mutis izquierda).
Cirilo: (Lo que es la niña Yolanda, se trastorna hoy)
Perico: {viéndola ir). Esta niña se enferma. Hoy aplico
la ley del embudo, {asoma i vuelve). Nada. Pues
señor, la señora se fué a quedar. Ya me va en­
trando el temor. Será capaz el curita de {vuelve a
asom ar). Pero ni su sombra.
Cirilo: {viendo a Perico) (Lo que es ese viejo también se
puede trastornar. Ya está vacilando).
Perico: Esto ya va serio. Se habrá confundido de casa
el curita? {vuelve a asom ar). Pues no hay reme­
dio; voy a dar auxilio, {toma su sombrero i un ga­
rrote grueso que blande). Esto es por si hay nove­
dad en el camino.
Cirilo: (No lo dije: ya le empezó).
Perico: Oye Cirilo (fe sorprende hablando). Qué; tú ya
estás loco.
Cirilo: N o señor.
28 Santiago P acheco C ruz

Perico: Cuida aquí mientras regreso. Si viene la señora


antes que yo, le dices que salí a un llamado, eh?
No te vayas a dormir.
Cirilo: Está bien, papá. Aquí voy a estar.
Perico: Bueno, (sale airoso, pero se da de narices con
César que entra a paso tendido sin re p a ra r). Este
viene a remachar el clavo.

ESCENA DECIMACUARTA
Loe miemos i César
César: Ningún fotingo ha querido venir por ustedes...N i
carruaje de alquiler.
Cirilo (viéndole). (Otro atacao. Pues señor. Esta casa
parece de locos).
Perico: Oiga ud. joven, caballero, otra vez que ud. en­
tre, avise i no atropelle.
César: Está bien, pero nunca encuentro a la niña de mis
ojos; nunca la veo aquí. Llámela ud. que deseo
hablarle; tengo que comunicarle mis sentimientos.
Fíjese que va a ser mi futura esposa, (con altane­
r ía deteniéndose azorado),
Perico: (Pero está loco este desgraciao— Me salvaría
yo con que fuera mi yerno.)
Cirilo: (bajo a Perico) Oiga papá, quiere ud. que yo trai­
ga a Rompecueros para que le corretee?
Perico: No, déjale. Está un poco trasnochado.
Cirilo: Aviso a la policía?
Perico: Hasta ver en qué va a parar. Deja que se dé
gusto.
César: (abobado i como si hiciese calor). Esto es una bar­
baridad. (a Perico). Señor jnío tiene ud. la bon­
dad de mandar venir aquí a su bella hija, si es que
está despierta?
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 29

Cirilo: (Este está más que loco; se quiere llevar a la ni*


ña Yolanda. Le está buscando tres pies al perro).
Perico: (a Cirilo). Ya oíste eso, m uchacho....
Cirilo: Sí, papá; la voy a llamar?
César: (con fuerza). Pero todavía no se mueve ud.
Perico: (resuelto), (Ya no lo sigo aguantando). Amigo
mío, haga favor de salirse de esta catea si no quie­
re que le llueva agua o le suelte a Rompecueros.
César: (tomblando). No, no suelte a su perrito; no se
moleste que me voy para volver m?ñana. [sale a
paso tendido por el fondo i riéndose por partea con
sonrisa ordin aria i burlesca), ja ja ja; ja ja ja ja.
[m utis].
Perico: [La verdad es que si no está loco, no le falta gran
cosa. Si se quedaba aquí nos contagiaba.] Qué te
parece Cirilo?
Cirilo: [lejos de atender). (Ayayay como que me quiere
pasar a mi lo mismo), (sale derecha im itando en
todo a César). Ja ja ja, ja ja ja, ja ja ja. (m utis).
Perico: [alelado). Caray, pues esto sí que está simpati­
quísimo. Ya mi casa es asilo de locos. Ja ja já. Ay;
parece que también me__ ja ja já; [sale igual que
los otros, fondo) Ja ja já.

ESCENA DECIMAQUINTA
Yolanda, después Héctor.
Yolanda: (entra con recelo) Nadie está (suspira dirigién­
dose al fondo) El momento supremo llega. Dios mío,
qué fresca está la noche — Quiera el cielo prote­
jerm e. .(volviendo) Una locura de amor me impul­
sa dar este paso [suenan loe diez] Es mejor morir
allí i no aquí — La hora ha sonado i él sin lleg a r..
Esto es un compromiso.. .Si llega mi madre i me
30 Santiago Pacheco C ruz

encuentra. · · (con desesperación) Lo habrá conse­


guido subsanar todo? Se habrá arrepentido?.. Oh..
Héctor: (con gorra de viaje i estrechándola) ¡Yolanda de
mi alma. Todo está listo.
Yolanda: Ay, bendito sea Dios. Estaba temiendo que no
regresaras—
Héctor: El carruaje espera en la esquina i el auto de
vía en la estación. El Vapor zaapa.a las cuatro de
de la mañana para N ew Orleans, (le estrecha más):
Cuando quieras alma mía.
Yolanda: Por fin, se cumplen tus deseos Héctor.
Héctor. Lo comprendo. Vamos en busca de la felicidad
que ambicionamos—
Yolanda: (como sollozando): Sí, vamos, (viendo los cuar­
tos): Adiós, padre de mi alm a— Hasta mañana.
[se abrazan para salir, pero se dan de narices con
Sim ona i Olayo que regresan. Asombro general],

ESCENA DECIMASEXTA
Los mismos, Simona i Olayo.
Simona: [sorprendida] : P ero.■. qué sucede con usted es..
A dónde vañ?
Yolanda: [aterrada]: ¡M im adre..!
Héctor: Sí, la tuya. Nos cargó el dem onio...
Simona: Muy bien, señorita Y olanda.. .A dónde iba ud.
con “ este caballero’’?.
Olayo: Allí tiene ud. una de las consecuencias Dfla.Simo­
na; i todavía no es norte.
Simona: Sinvergüenza; te pregunto i no respondes.
[amenazándola]: A dónde ibas, .[chocante \ con es­
te señ o r..?.
Héctor: (altivo) : Señora, sepa ud. que este señor está
locamente enamorado de su hija.
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 31

Olayo: [óa/o]: Dfla. Simona, ceda ud.


Simona: Déjeme, padre, que no es tan bravo el toro,
(a Héctor) : Señor mío, retírese i deje en paz a la
niña que no piensa en tonterías..........
Héctor: [la estrecha contra sí]: Eso dice ud. I si quiere
que me salga, lo haré pero con ella.
Olayo: [viendo la actitud de Héctor] : Por Dios i la Vir­
gen Dña. Simona, ceda ud; mire que el toro es
bravo i cornúpeta.
Simona: No tema ud. padre; sea ud. hombre.
Olayo: (Vaya; sólo eso me faltaba).
Simona: (a su hija) : Basta de majaderías. Te quitas de
allí o te caigo a bofetadas...
Yolanda: (suplicante) : Mamasita; perdóneme que no lo
vuelvo a hacer—
Simona: Qué perdón ni qué perro vivo. Quita de allí o . .
(intenta por la fuerza q u ita ra Yolanda, pero Héc-
' tor la retiene i en el ínter de este Jorcejeo entra Pe­
rico i los sorprende)..........

ESCENA DECIMASEPTIMA
Loa mismos i Perico.
Perico: (deteniéndose al ver el cuadro): Pero qué nego­
cio. Están rindiendo pulso o se están entrenando.
¿Qué significa esto Simona?*.
Olayo: (santiguándose i nervioso): [Santo*Dios, aquí va
haber la de San Q uintín]. ■
Simona: Allí está ella que te lo explique..
Perico: El curita me lo va a decir— Supongo que ud.
es el padrino—
Olayo: (nervioso) : N o sé nada Periquillo; yo soy un sim­
ple espectador i en galería— Allí esos muchachos
que se querían huir.
32 Santiago Pachbco C ruz

Perico: Pero cómo tiembla u d -.an te la debilidad. . . El


miedo no juega.
Olayo: No, no creas que es por miedo; es que tengo mu­
cho frío.
Perico: Bueno, me van a explicar esto o n o ..
Simona: Que te lo diga ese canalla que se la iba a lle­
var. . Ladrón de m u jeres.. !
Perico: ¡Cómoque se la iba a llevar!. [Tonto que no se
la llevó].
Simona: Ya estaban saliendo cuando llegamos a tiempo.
Verdad, padre O layo..?
Olayo: (escamado) : No sé, seftora, yo no vi nada. No
me siga ud. metiendo en más líos, por fa v o r ..
Simona: ¡Cobarde..!
Olayo: [Lo que es yo no salgo con vida de esta casa,]
Perico: Con que se la iba a llevar, pero que no se la lle­
vó. . . .
Yolanda: [avergonzada] : Qué vergüenza, Héctor m ió..
Héctor:Nada se puede contra el destino amada mía. N a­
da temas. Permaneceré a tu lado hasta el fin.
Perico: [a Simona] : Oye, todavía tenemos qué ventilar
unas cuentecitas i es preciso aclararlas antes de
que yo sentencie a esos muchachos.
Simona: Qué cosa Perico?
Perico: A dónde fuiste que te tardaste— Yo estaba
pensando llevarte la hamaca i la sábana.
Olayo: [Empieza aquello i yo sin poder salir.]
Perico: (con im perio) : Me vas a contestar ?
Simona: Hombre, fui al santo rosario.
Perico: Pero m ujer— quién va al santo rosario de no­
che i acompañado de un cura por Dios. ? Sólo a ti
se te puede ocurrir eso. ! Ya sé a lo que has ido,
pero puedo jurar que no saldrás con ello—
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO 83

Simona: [altanera]: E so— lo veremos —


Perico: Basta. Ahora me hago respetar. Voy a probar
algún día que llevo los pantalones en su lugar.
Sepa ud. Dfia. Simona, que yo soy el que mando
aquí i esos muchachos se casan por que asi lo or­
dena i manda el señor Perico el Sambo, [con ira ].
Olayo: (Dios mío, sálvame. Aquí me cargan los demo­
nios).
Simona: He dicho que no me da la regaladísima gana.
Perico: [toma el garrote que le sirve de bastón] : En qué
quedamos..........
Simona: Que no me da la gana.
Perico: [Caray, ni con el palo cede. Es templada la vie­
ja.] Pues ya que no quieres por las buenas, entra­
rás por las malas. Toma tu gana i aguanta—
(le azota).
Olayo: [Virgen Santa i yo sin poderla defender].
Simona: No Periquito, no me azotes; tú mandas. Padre
Olayo, defiéndame ud. .
Olayo: (Defiéndam e— i a mí quién me defiende luego?)
Simona: [postrándose] : Perdóname, Periquito; perdóna­
me.
Cirilo: [entra rápido m uy asustado] Qué pasa aquí? (se da
cuenta) Madre mía, pues que hay bautizo. Me rajo.
(rápido hace m utis derecha).
Perico: Ahora te acuerdas de Periquito. .A trancazo lim­
pio. Todavía no contestas?. Puedo seguir entre­
nándome.
Simona: (convencida) : Lo que tú quieras Periquito; tú
mandas.
Perico: (enarbola d ’garrote). La justicia ha triunfado.
Aquí ‘‘no hay más ley que la razón, ni más Dios q.
la justicia” Díaz Mirón, lo ha dicho, (se fija en el
34 Santiago Pacheco C ruz

cura que tiembla).


Olayo: (Ay madre de mi alma, ahora me toca a mí. Dios
mío, sálvam e).
Perico: Bueno, curita; no se le ha quitado el frío? ¿Por
qué tiembla? Qué espera que no se sale de esta
casa? “Quiere ud. su chocolatito”? Yo se lo voy a
preparar, (intenta azotarle i el cura ee esquiva).
Olayo: No, Periquillo, no quiero nada, [gana la puerta]
Sálvese el que pueda.
Perico: Es el primer cura que veo que le tiene miedo
a la muerte. Bueno, ahora estamos solos i vamos
a resolver esta cuestión, [a Sim ona] Qué has re­
suelto por fin.?T e suplico que lo pienses bien; es
por la felicidad de nuestra hija única.
Héctor: Dña. Simona; lamento lo ocurrido pero ud. lo ha
querido.
Perico: Sí, pero ya eso pasó i como si no hubiese pasado
nada.
Héctor: Yo estoy resuelto a casarme con ella. Si ama
ud. a su hija, no se oponga a su felicidad i prome­
to que hasta ustedes serán felices.
Perico: Ya lo oíste mujer? Que hasta a nosotros nos va
a mantener. Qué más quieres. Aprovecha porque
como están las cosas hoy i la semana inglesa, no
todos los yernos son tan espléndidos.
Simona: (suspirando) Ay, Perico, Perico.
.Perico: Deja de suspirar que estamos perdiendo tiempo.
No sea que este muchacho se arrepienta. Empe­
zamos por perder la vergüenza, pues acabemos.
Simona: [resuelto] Está bien— que se casen.
Perico: (El miedo no juega). Ya lo oyeron muchachos?
Ambos: (se abrazan seguido i largo) Ay, qué alegría.
Cuánto nos vamos a querer.
YOLANDA O ¿QUIERE UD. SU CHOCOLATITO? 35

Perico: Eee, pero qué es eso; no abusen, que todavía no


se han casado. No se desesperen que el mundo
no se acaba. Cuándo se piensan casar?
Héctor: Hoy mismo.
Perico: Murió; así me gusta. Matando i salando. Pero
antes debemos despedirnos de este querido públi­
co que ha tenido la paciencia de presenciar la tra­
ma i destrama de este negocio. No debemos ser
incorrectos aunque parezcamos somos de pueblo.
Todos: Sí, despídanos de él.
Perico: [a/ píió/wo i por au esposo] Bravo.

Ya lo ves público amado


cómo se doma a una fiera.
Mañana se habrán casado
quiera o no esta majadera.

TELON RAPIDO
OBRAS PUBLICADAS DEL MISMO AUTOR
Compendie del Id io m a Y a cat eco
Cuestione* de enaeBansa i de Educación Social.
Traducción L ite ra l de ios decretos del Gobernador E . A r ils a la lengua
M aya.
H o jas Dispersas: 10 Serie. A rtículos literarios.
H o jas Dispersas: 20 Serie. A rtículos jocosos.
Léxico de la Fauna Yocateca.
Reseda H istó rica de la Sociedad Progreso i Recreo de Espita.
Compendio del Idio m a Maya. 2 * Edición.
H o jas Dispersas: 30 Serie. A rtículos filosóficos.
L a Tum ba del Tesoro. Leyenda yucateca traducida a la maya.
Cartas Desfanatisadoras en Lengua Maya.
E l Cabo Abanderado. Episodio Histórico. D ram a. Estrenado.
Yolanda o Quiére lid . so chocolatito? Comedia. Estrenada.

POR PUBLICAR
" E l F ilib ustero ” . D ram a histórico en cuatro jornadas.
“ E l Cepo” . Zarzuela histórica en un acto.
“ L a Voz del Am o” Zarzuela regional. Estrenada.
"A lb u m Pedagógico” . A rtículos sobre educación.
“ Propaganda Revolucionaria en Y ucatán” . Apuntes históricos.
“ Sotelito de mis ojos” . Zarzuela en un acto.
" M a ry ” , Entrem és cómico.
“ M en tira i Celos” . Novela.
“ M em orias de un Maestro de Escuela” . Apuntes históricos.
"M arib lanca'*. D ram a pasional en dos actos. Estrenado.
“ Cosas dfcl terraBo” . A rtículos jocosos.
“ M an o jo de Camnóaulas” . Colección de artículos literarios.

EN PREPARACION

Usos, costumbres, religión i supersticiones de los majas.

También podría gustarte