Pasion Copiar PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 8

Nota: Se puede dar lectura al evangelio de la pasión en forma antifonal, señalando a

lectores para las distintas partes dramáticas con anticipación al culto. Se recomienda
realizar esta lectura dramática después de la epístola y el salmo omitiendo las
respuestas ordinarias antes y después del anuncio del texto. La congregación puede
permanecer sentada para la primera parte de la lectura: al versículo que dice"....
llegaron a un lugar llamado Gólgota." todos se ponen de pie por razones de tiempo, se
puede omitir la primera parte de la lectura acortándola hasta la señal ( ) para
comenzar desde allí.)

LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Evangelista: luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní
y les dijo:

Jesús: siéntense aquí mientras voy más allá a orar.

Evangelista: se llevó a Pedro y a los hijos de zebedeo y comenzó a sentirse


triste y angustiado. les dijo:

Jesús: esta La angustia que me invade, que me siento morir quédense aquí y
manténganse despiertos conmigo.

Evangelista: yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró.

Jesús: padre mío si es posible no me hagas beber este trago amargo pero no
sea lo que yo quiero sino lo que tú quieres.

Evangelista: luego volvió donde estaban sus discípulos y los encontró


dormidos. Le dijo a Pedro:

Jesús: Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo,
hágase tu voluntad.

Evangelista: Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les
cerraban los ojos de sueño, así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez
diciendo lo mismo. Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo:
Jesús: ¿Siguen durmiendo y descansando? Miren , se acerca la hora, y el hijo
del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! ¡
Ahí viene el que me traiciona!

Evangelista: todavía estaba hablando Jesús cuando llegó Judas uno de los 12.
Lo acompañaba una gran turba armada con espadas, enviada por los jefes de
los sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta
contraseña "al que le dé un beso, ese es; arréstenlo." Enseguida Judas se
acercó a Jesús y lo saludó.

Judas: ¡Rabí!

Evangelista: ....Le dijo y lo besó le replicó Jesús.

Jesús: Amigo ¿A qué vienes?

Evangelista: entonces los hombres se acercaron y prendieron a Jesús. En eso,


uno de los que estaba con él extendió la mano, sacó la espada e hirió al siervo
del sumo sacerdote, cortándole una oreja. Jesús le dijo:

Jesús: Guarda tu espada porque los que y eso matan, a hierro mueren. ¿Crees
que no puedo acudir a mi Padre, y al instante pondría a mi disposición más de
12 batallones de ángeles? Pero entonces ¿cómo se cumplirán las escrituras que
dicen que así tiene que suceder?

Evangelista: Y de inmediato dijo a la turba.

Jesús: ¿Acaso soy un bandido, para que vengan con espadas y palos a
arrestarme? Todos los días me sentaba a enseñar en el templo, y no me
prendieron. Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron
los profetas

Evangelista: entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron. Los que


habían arrestado a Jesús lo llevaron ante Caifás, el sumo sacerdote, donde se
había reunido los maestros de la ley y los ancianos. Pero Pedro lo siguió de lejos
hasta el patio del sumo sacerdote. Entro y se sentó con los guardias para ver en
qué terminaba aquello. Los jefes de los sacerdotes y el consejo en pleno
buscaban alguna prueba falsa contra Jesús para poder condenarlo a muerte.
Pero no la encontraron a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos.
Por fin se presentaron dos que declararon: - este hombre dijo: "Puedo destruir el
templo de Dios y reconstruirlo en tres días" poniéndose en pie, el sumo
sacerdote le dijo a Jesús:
Sumo Sacerdote: ¿No vas a responder? ¿Qué significan estas denuncias en tu
contra?
Evangelista: Pero Jesús se quedó callado. Así que el sumo sacerdote insistió:
Sumo Sacerdote:Te ordeno en el nombre del Dios viviente que nos digas si eres
el Cristo, el Hijo de Dios.
Jesús:Tú lo has dicho . Pero yo les digo a todos: De ahora en adelante verán
ustedes al Hijo del hombre sentado a la derecha del Todopoderoso, y viniendo
en las nubes del cielo.

Evangelista: Exclamó el sumo sacerdote, rasgándose las vestiduras....


Sumo Sacerdote:¡Ha blasfemado! . ¿Para qué necesitamos más testigos? ¡
Miren, ustedes mismos han oído la blasfemia! ¿Qué piensan de esto?
El consejo: Merece la muerte
Evangelista: ...le contestaron. Entonces algunos le escupieron en el rostro y le
dieron puñetazos. Otros lo abofeteaban y decían:
El consejo: A ver, Cristo, ¡adivina quién te pegó!
Evangelista: Mientras tanto, Pedro estaba sentado afuera, en el patio, y una
criada se le acercó.
Criada:Tú también estabas con Jesús de Galilea .
Evangelista: Pero él lo negó delante de todos, diciendo:
Pedro: No sé de qué estás hablando.
Evangelista: Luego salió a la puerta, donde otra criada lo vio y dijo a los que
estaban allí:
Congregación: Este estaba con Jesús de Nazaret.
Evangelista: Él lo volvió a negar, jurándoles:
Pedro:¡A ese hombre ni lo conozco!
Evangelista: Poco después se acercaron a Pedro los que estaban allí y le
dijeron:
Congregación: Seguro que eres uno de ellos; se te nota por tu acento.
Evangelista: Y comenzó a echarse maldiciones, y les juró:
Pedro:¡A ese hombre ni lo conozco!
Evangelista: En ese instante cantó un gallo. Entonces Pedro se acordó de lo
que Jesús había dicho: «Antes de que cante el gallo, me negarás tres veces». Y
saliendo de allí, lloró amargamente.
Evangelista: Muy de mañana, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del
pueblo tomaron la decisión de condenar a muerte a Jesús. Lo ataron, se lo
llevaron y se lo entregaron a Pilato, el gobernador.Cuando Judas, el que lo había
traicionado, vio que habían condenado a Jesús, sintió remordimiento y devolvió
las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos. Les
dijo

Judas:He pecado porque he entregado sangre inocente.

El consejo: ¿Y eso a nosotros qué nos importa? ¡Allá tú!

Evangelista:...le respondieron. Entonces Judas arrojó el dinero en el santuario y


salió de allí. Luego fue y se ahorcó.Los jefes de los sacerdotes recogieron las
monedas y dijeron:
El consejo: «La ley no permite echar esto al tesoro, porque es precio de sangre»

Evangelista: Así que resolvieron comprar con ese dinero un terreno conocido
como Campo del Alfarero, para sepultar allí a los extranjeros. Por eso se le ha
llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy. Así se cumplió lo dicho por el
profeta Jeremías: «Tomaron las treinta monedas de plata, el precio que el pueblo
de Israel le había fijado, y con ellas compraron el campo del alfarero, como me
ordenó el Señor». Mientras tanto, Jesús compareció ante el gobernador, y este le
preguntó:

Pilato: ¿Eres tú el rey de los judíos?

Jesús:Tú lo dices

Evangelista: Al ser acusado por los jefes de los sacerdotes y por los ancianos,
Jesús no contestó nada. Le dijo Pilato.

Pilato: ¿No oyes lo que declaran contra ti?

Evangelista: Pero Jesús no respondió ni a una sola acusación, por lo que el


gobernador se llenó de asombro. Ahora bien, durante la fiesta el gobernador
acostumbraba soltar un preso que la gente escogiera. Tenían un preso famoso
llamado Barrabás. Así que cuando se reunió la multitud, Pilato, que sabía que le
habían entregado a Jesús por envidia, les preguntó:

Pilato: ¿A quién quieren que les suelte: a Barrabás o a Jesús, al que llaman
Cristo?
Evangelista: Mientras Pilato estaba sentado en el tribunal, su esposa le envió el
siguiente recado: «No te metas con ese justo, pues, por causa de él, hoy he
sufrido mucho en un sueño».Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos
persuadieron a la multitud a que le pidiera a Pilato soltar a Barrabás y ejecutar a
Jesús.Preguntó el gobernador.

Pilato: ¿A cuál de los dos quieren que les suelte?

Congregación:A Barrabás.

Pilato: ¿Y qué voy a hacer con Jesús, al que llaman Cristo?

Congregación:¡Crucifícalo!

Pilato: ¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido?


Evangelista: Pero ellos gritaban aún más fuerte:
Congregación: ¡Crucifícalo!
Evangelista: Cuando Pilato vio que no conseguía nada, sino que más bien se
estaba formando un tumulto, pidió agua y se lavó las manos delante de la gente.

Pilato: Soy inocente de la sangre de este hombre . ¡Allá ustedes!

Congregación: ¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!.

Evangelista: Entonces les soltó a Barrabás; pero a Jesús lo mandó azotar, y lo


entregó para que lo crucificaran.Los soldados se burlan de Jesús. Los soldados
del gobernador llevaron a Jesús al palacio y reunieron a toda la tropa alrededor
de él. Le quitaron la ropa y le pusieron un manto de color escarlata.Luego
trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y en la mano
derecha le pusieron una caña. Arrodillándose delante de él, se burlaban
diciendo:

Soldado: ¡Salve, rey de los judíos!


Evangelista: Y le escupían, y con la caña le golpeaban la cabeza. Después de
burlarse de él, le quitaron el manto, le pusieron su propia ropa y se lo llevaron
para crucificarlo. Al salir encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba
Simón, y lo obligaron a llevar la cruz.
TODOS SE PONEN DE PIE

Evangelista: Llegaron a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de la


Calavera»). Allí le dieron a Jesús vino mezclado con hiel; pero, después de
probarlo, se negó a beberlo. Lo crucificaron y repartieron su ropa echando
suertes. Y se sentaron a vigilarlo. Encima de su cabeza pusieron por escrito la
causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos». Con él
crucificaron a dos bandidos,uno a su derecha y otro a su izquierda. Los que
pasaban meneaban la cabeza y blasfemaban contra él:
Congregación:Tú, que destruyes el templo y en tres días lo reconstruyes, ¡
sálvate a ti mismo! ¡Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz!
Evangelista: De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes
, junto con los maestros de la ley y los ancianos.Decían.
El consejo: Salvó a otros , ¡pero no puede salvarse a sí mismo! ¡Y es el Rey de
Israel! Que baje ahora de la cruz, y así creeremos en él. Él confía en Dios;
pues que lo libre Dios ahora, si de veras lo quiere. ¿Acaso no dijo: “Yo soy el
Hijo de Dios”?
Evangelista: Así también lo insultaban los bandidos que estaban crucificados
con él. Desde el mediodía y hasta la media tarde[e] toda la tierra quedó en
oscuridad. Como a las tres de la tarde, Jesús gritó con fuerza:
Jesus:Elí, Elí, ¿lama sabactani?
Evangelista: (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?”). Cuando lo oyeron, algunos de los que estaban allí dijeron:
Soldados: Está llamando a Elías.
Evangelista: Al instante uno de ellos corrió en busca de una esponja. La
empapó en vinagre, la puso en una caña y se la ofreció a Jesús para que
bebiera. Los demás decían:
El consejo: Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo.
Evangelista: Entonces Jesús volvió a gritar con fuerza, y entregó su espíritu.
Se guarda aquí un periodo de silencio durante el cual si así lo desea,
la congregación puede arrodillarse

Evangelista: En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos,
de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas. Se abrieron los
sepulcros, y muchos santos que habían muerto resucitaron. Salieron de los
sepulcros y, después de la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y
se aparecieron a muchos. Cuando el centurión y los que con él estaban
custodiando a Jesús vieron el terremoto y todo lo que había sucedido, quedaron
aterrados y exclamaron:

Congregación: ¡Verdaderamente este era el Hijo de Dios!

Evangelista: Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido
a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas se encontraban María Magdalena,
María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Al
atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había
convertido en discípulo de Jesús. Se presentó ante Pilato para pedirle el cuerpo
de Jesús, y Pilato ordenó que se lo dieran. José tomó el cuerpo, lo envolvió en
una sábana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo de su propiedad que había
cavado en la roca. Luego hizo rodar una piedra grande a la entrada del sepulcro,
y se fue. Allí estaban, sentadas frente al sepulcro, María Magdalena y la otra
María. Al día siguiente, después del día de la preparación, los jefes de los
sacerdotes y los fariseos se presentaron ante Pilato.—Señor —le dijeron—, nosotros
recordamos que mientras ese engañador aún vivía, dijo: “A los tres días
resucitaré”. Por eso, ordene usted que se selle el sepulcro hasta el tercer día, no
sea que vengan sus discípulos, se roben el cuerpo y le digan al pueblo que ha
resucitado. Ese último engaño sería peor que el primero. Llévense una guardia de
soldados —les ordenó Pilato, y vayan a asegurar el sepulcro lo mejor que puedan.
Así que ellos fueron, cerraron el sepulcro con una piedra, y lo sellaron; y dejaron
puesta la guardia.

También podría gustarte