El Origen Del Pecado

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El Origen del Pecado, Satanás y los demonios

Como hemos visto el pecado es real en la vida de los seres humanos y de


acuerdo con la Biblia es la transgresión que se comete en contra de la ley de Dios.
Pero ¿de dónde proviene el pecado? ¿Cuál es el origen del pecado? ¿Acaso Dios
creo el pecado? Tratemos de responder en esta sección todas estas preguntas

Su Origen

La Biblia hace referencia a un suceso que tuvo lugar en un remoto y tenebroso


momento, situado más allá de la comprensión humana y su conocimiento, y en el
cual el pecado se convirtió en una realidad. La serpiente, una criatura de hermosa
apariencia y más astuta que todos los animales que Jehová Dios había creado,
confirmaba en ella la maldad antes de que “entrase el pecado en el mundo” a
través de Adán (Romanos 5:12; Génesis 3). En otros pasajes encontramos a esta
serpiente antigua como el gran dragón, Satanás, o el diablo (Apocalipsis 12:9;
20:2). Este ser fue pecador y asesino desde el principio (Juan 8:44; 1 Juan 3:8).
También se relacionan con esta catástrofe cósmica el orgullo (1 Timoteo 3:6) y la
caída de numerosos ángeles (Judas 6; Apocalipsis 12:7–9)

Las Escrituras nos enseñan también que hubo otra caída: Adán y Eva fueron
creados “buenos” y colocados en el idílico huerto del Edén, donde disfrutaban de
una estrecha comunión con Dios (Génesis 1:26–2:25). Puesto que no eran
divinos, y eran capaces de pecar, necesitaban depender continuamente de Dios.
De igual manera, necesitaban comer habitualmente del árbol de la vida. Esto
queda indicado por la invitación que les hace Dios a comer de todos los árboles,
incluso el árbol de la vida, antes de la caída (2:16).

Algunos creen que el pecado y la maldad no son reales, sino simples ilusiones que
se pueden vencer por medio de una percepción correcta. La Ciencia Cristiana, el
hinduismo, el budismo, el pensamiento positivo de cierto cristianismo popular,
buena parte de la psicología y diversos aspectos del movimiento de la Nueva Era
resuenan con este punto de vista.

Entre las ideas más antiguas sobre el pecado, se halla el dualismo, la creencia de
que existe una lucha entre unas fuerzas preexistentes (virtuales o reales) e
iguales, o dioses del bien y del mal. Estas fuerzas cósmicas y su batalla causan la
pecaminosidad en la esfera de lo temporal. Con frecuencia, la materia, que es
mala (en especial la carne), o bien lleva en sí el pecado, es en realidad el pecado,
y debe ser derrotada. Esta idea aparece en las religiones antiguas del Medio
Oriente, como el gnosticismo, el maniqueísmo y el zoroastrismo. En muchas
versiones del hinduismo y el budismo, y en su derivación de la Nueva Era, se
reduce la maldad a una necesidad amoral.
Dios permitió que el Edén fuese invadido por Satanás, quien tentó astutamente a
Eva (Génesis 3:1–5). Haciendo caso omiso de la Palabra de Dios, Eva cedió ante
su anhelo de belleza y sabiduría, tomó de la fruta prohibida, se la ofreció a su
esposo, y comieron juntos (3:6). La serpiente había engañado a Eva, pero Adán
parece haber pecado a sabiendas (2 Corintios 11:3; 1 Timoteo 2:14; la aceptación
tácita de Dios en Génesis 3:13–19). Posiblemente, mientras que Adán había oído
directamente de Dios el mandato de no comer del árbol, Eva lo oyera solamente a
través de su esposo (Génesis 2:17; véase 2:22). Por consiguiente, Adán era más
responsable ante Dios, y Eva era más susceptible a los engaños de Satanás.

El primer pecado de la humanidad abarcaba todos los demás pecados:


desobediencia a Dios, orgullo, incredulidad, malos deseos, esfuerzo por descarriar
a otro, asesinato masivo de la posteridad y sumisión voluntaria al diablo. Las
consecuencias inmediatas fueron numerosas, fuertes, extensas e irónicas. La
relación divino-humana de comunión abierta, amor, confianza y seguridad fue
cambiada por el aislamiento, una actitud defensiva, la culpa y el destierro. Adán y
Eva y su relación mutua degeneraron. La intimidad y la inocencia fueron
reemplazadas por la acusación (al echarse uno a otro la culpa). Su rebelde anhelo
de independencia desembocó en los dolores del parto, la dureza del trabajo y la
muerte. Sus ojos quedaron realmente abiertos, conocedores del bien y el mal (por
medio de un atajo), pero se trataba de un gravoso conocimiento que no estaba
equilibrado por ningún otro atributo divino (por ejemplo, el amor, la sabiduría, el
conocimiento). La creación, encomendada a Adán y cuidada por él, fue maldita, y
gime por su liberación de las consecuencias de su infidelidad (romanos 8:20– 22).
Satanás, que le había ofrecido a Eva las cumbres de la divinidad y había
prometido que el hombre y la mujer no morirían, fue maldito por encima de todas
las criaturas y condenado a recibir la destrucción eterna de manos de la
descendencia de la mujer (véase Mateo 25:41). Por último, el primer hombre y la
primera mujer les acarrearon la muerte a todos sus hijos (Romanos 5:12–21; 1
Corintios 15:20–28).

Las Escrituras enseñan que el pecado de Adán no lo afectó solamente a él


(Romanos 5:12–21; 1 Corintios 15:21–22). Este tema recibe el nombre de “pecado
original”. Nos plantea tres interrogantes: hasta qué punto, por qué medios, y en
base a qué fue transmitido el pecado de Adán al resto de la humanidad:

La solidaridad: En cierto sentido, toda la humanidad está unida o ligada a Adán


como una sola entidad (por causa de él, todos los humanos se hallan fuera de la
bendición del Edén; Romanos 5:12–21; 1 Corintios 15:21–22).

La corrupción: Puesto que la naturaleza humana quedó tan dañada en la caída,


no hay persona alguna que sea capaz de hacer nada espiritualmente bueno sin la
bondadosa ayuda de Dios. Esto es llamado “corrupción total”, o depravación de la
naturaleza. No significa que las personas no puedan hacer nada evidentemente
bueno, sino solamente que no pueden hacer nada que les signifique méritos para
su salvación.
La pecaminosidad de todos: En Romanos 5:12 dice que “todos pecaron”. En
Romanos 5:18 Pablo afirma que a través de un pecado todos fuimos condenados,
con lo que está indicando que todos hemos pecado. E n Romanos 5:19 dice que a
través del pecado de un hombre, todos fueron hechos pecadores.

La sujeción al castigo: Todos los humanos, incluso los infantes, están sometidos
al castigo. “Hijos de ira” (Efesios 2:3) es un semitismo para indicar el castigo divino
(véase 2 Pedro 2:14).1 Las imprecaciones bíblicas contra los niños (Salmo 137:9)
indican esto. En Romanos 5:12 dice que la muerte física (véase 5:6–8, 10, 14, 17)
nos llega a todos, evidentemente, infantes incluidos, porque todos hemos pecado.
Los niños, antes de llegar a la edad de la responsabilidad o el consentimiento
moral (es probable que la edad cronológica varíe según la persona), no son
personalmente culpables. No tienen conocimiento del bien ni del mal
(Deuteronomio 1:39)

La salvación en la niñez: Aunque se considere a los infantes como pecadores y,


por tanto, condenados al infierno, esto no significa que se envíe realmente a
ninguno allí. Las diversas doctrinas indican varios mecanismos para la salvación
de algunos, o de todos: dentro del calvinismo, la elección incondicional; con el
sacramentalismo, el bautismo de infantes; la fe preconsciente; el conocimiento
previo por parte de Dios sobre cómo habría vivido el niño; la bondad especial de
Dios hacia los niños; el pacto implícito de una familia de creyentes (quizá con
inclusión de la “ley del corazón”, Romanos 2:14–15), que pasaría por encima del
pacto adámico; la gracia preventiva (del latín: la gracia “que viene antes” de la
salvación), que habría extendido la expiación a todos los que no hayan llegado a
la edad del uso de razón. Sea como fuere, podemos estar seguros de que el “juez
de toda la tierra” hace lo que es correcto (Génesis 18:25)

El paralelo entre Adán y Cristo:. Romanos 5:12–21 y, en menor grado, 1


Corintios 15:21–22, insisten en un fuerte paralelo entre Adán y Cristo. Romanos
5:19 es especialmente significativo: “Porque así como por la desobediencia de un
hombre [Adán] los muchos fueron constituidos [gr., verbo kazístemi] pecadores,
así también por la obediencia de uno [Cristo], los muchos serán constituidos
[kazístemi] justos” Por tanto, las personas que en realidad no habían pecado,
pudieron ser convertidas por Adán en pecadores. En una imagen opuesta a la de
Cristo, Adán puede hacer pecadores a los humanos por un acto forense o legal
que no requiera un pecado real por parte de ellos. (Que la persona deba “aceptar
a Cristo” para ser salva, no puede formar parte del paralelo, puesto que es posible
que sean salvos los infantes que no pueden aceptarlo conscientemente; 2 Samuel
12:23.)

No todos como Adán: Está claro que algunas personas no pecaron de la misma
manera que Adán; sin embargo, sí pecaron, y también murieron (Romanos 5:14)

El pecado de un solo hombre: En Romanos 5:12–21, Pablo dice repetidamente


que el pecado de un solo hombre trajo sobre todos los humanos la condenación y
la muerte (véase también 1 Corintios 15:21– 22).
La maldición del suelo: Se debe identificar alguna base para la maldición
lanzada por Dios sobre el suelo (Génesis 3:17–18).

La ausencia de pecado en Cristo: Se le debe conceder a Cristo una naturaleza


humana completa, al mismo tiempo que se salvaguarda su total ausencia de
pecado.

La justicia de Dios: Se debe conservar la justicia con que actuó Dios al permitir
que el pecado de Adán pasara a los demás.

Satanás

Su origen: Isaías 14:12-15; Ezequiel 28:12-19. La idea de un diablo de horrible


apariencia con cuernos y pezuñas se deriva de la mitología pagana y no de la
Biblia. De acuerdo con las Escrituras Satanás fue originalmente Lucifer (Porta-
antorcha, según el significado literal del vocablo) el más glorioso de los ángeles.
Empero con orgullo aspiró a ser como el Altísimo, y cayó en “juicio del diablo”.

Como castigo por su maldad, Satanás fue arrojado del cielo, junto con su grupo de
ángeles que se habían plegado a su rebelión Mateo 25:41; Apocalipsis 12: 7;
Efesios 2:2, Mateo 12:24.

Su carácter: El carácter de Satanás está indicado por los nombres y títulos por
medio de los cuales es conocido como satanás, significa literalmente adversario, y
presenta sus intentos perniciosos y maliciosos de obstaculizar los propósitos de
Dios.

Sus actividades: Satanás se opone a la obra de Dios, obstaculiza el evangelio,


se posesiona de los malvados, los enceguece, engaña y los hace caer en el lazo,
en pocas palabras podríamos decir, que es el ente encargado de la
obstaculización y perdición de la humanidad, debido a la influencia que transite en
los corazones de aquellos que se dejan dominar por él, llevándolos a una vida de
esclavitud espiritual y condenación eterna.

Demonios

Los ángeles fueron creados perfectos, intachables, y a igual que el hombre, fueron
dotados del poder de elegir. Bajo la dirección de Satanás, muchos de ellos
pecaron y fueron arrojados del cielo, el pecado por el cual Satanás y sus secuaces
cayeron era el orgullo.

La habitación actual de los ángeles malos es según las Escrituras, parcialmente


en el infierno y parcialmente en el mundo, en especial en el aire que circunda, los
ángeles nunca han sido abarcados por la promesa de la redención, pero el infierno
ha sido preparado para su castigo eterno.
Las Sagradas Escrituras no describen el origen de los demonios, esa cuestión
parece ser parte del misterio que rodea el origen del mal. En los evangelios los
vemos como espíritus sin cuerpo, que entran en el hombre, de quien se dice tiene
el demonio. La persona que está bajo la influencia del demonio no es dueña de sí
misma; el mal espíritu habla por medio de su boca, o lo deja mudo a voluntad, lo
lleva a donde quiere y por lo general lo emplea como instrumento suyo,
impartiéndole a veces poder sobrenatural.

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