DEFINICION

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Inseguridad Ciudadana

DEFINICION:

La encuesta nacional realizada por el IOP-PUCP el mes de marzo de este año nos
permite ubicar aquellos problemas públicos que, desde las elecciones del 2011, siguen
considerándose para la opinión pública como los más importantes. La delincuencia, el
desempleo y la corrupción de funcionarios se mantienen en los primeros lugares. Estos
resultados, sin mayor variación de posiciones a nivel urbano y rural, o según nivel
socioeconómico, nos pueden servir de insumo suficiente para elaborar una crítica a
este gobierno que ya está de salida.

El problema más álgido del país es la delincuencia e inseguridad ciudadana. El 80% de


la población nacional así lo considera (IOP-PUCP, 2016). Pero antes de elaborar alguna
explicación al respecto habría que preguntarnos ¿qué entiende el encuestado por
“inseguridad”? Inseguridad es un concepto amplio, donde el crimen es solo una parte,
y donde el crimen violento es una parte inferior. No todos los crímenes tienen una
misma recurrencia, y no todos acontecen de manera uniforme en nuestras regiones.
Los encuestados podrían asociarlo a homicidios, pero también a estafas, algunos
podrían relacionarlo con el robo agravado, y otros a algo que implique una mayor
organización como la minería ilegal. Operacionalizar bien la inseguridad es por lo tanto
un ejercicio importante. Al respecto, si bien no aparecen desagregados otros delitos en
los resultados de la encuesta, podríamos sugerir que el delito patrimonial es el más
frecuente (por otras encuestas de victimización y por la cantidad de denuncias que
existen). Esto quiere decir que, cuando las personas responden que la inseguridad
ciudadana es el principal problema del país, piensan en el robo y el hurto en la vía
pública (o en sus domicilios) y esto se debe a que las tantas economías familiares son
las más afectadas con este tipo de delitos.

Según la encuesta, 62% de la población considera que su vecindario es inseguro. Esta


es una cifra alarmante pero que debemos tomarla con cuidado ya que aquí se mezcla
la victimización, el riesgo de victimización y el miedo al crimen. En cuanto a
victimización solo se tiene una cifra a nivel nacional (28%), la cual se acentúa en área
Inseguridad Ciudadana
urbana y en los niveles socioeconómicos más altos. No se tiene desagregado por
vecindario. De este subconjunto, solo el 38% hizo la denuncia; es decir, solo una de
cada diez personas víctimas de algún delito fue a denunciar. Este subregistro también
se sigue manteniendo, y poco se ha hecho por revertir la tendencia. Se necesita
acortar esta brecha y eso parte por hacer que el ciudadano valore positivamente el
hecho de ir a denunciar, producto de medidas que hagan que los costos de realizar
este trámite sean mucho menores a los beneficios.

Pero el tema no acaba ahí, 81% de la población considera que con denuncia o no, la
policía no capturaría al culpable (IOP-PUCP, 2016). Esto nos muestra un problema
mucho más grande. Tiene que ver en buena parte con la efectividad de nuestras
instituciones que proveen seguridad y justicia. Según otras fuentes como LAPOP o
Transparencia Internacional, estos organismos se encuentran desprestigiados por
casos de corrupción o impunidad. Por tanto, sea quien gane las próximas elecciones, se
necesita realizar cambios estructurales, institucionales, normativos, presupuestales, a
nivel de gasto público y sobre todo, trabajar con enorme voluntad política para hacer
trabajar en conjunto a todos los organismos que tienen un rol en el control y la
prevención del crimen.

En ese sentido, unas de las primeras acciones que considero se deben realizar para frenar el
delito patrimonial es el de la desarticulación de mercados de objetos robados con inteligencia
policial, fiscalización de centros de expendio, con estrategias de disuasión público-privadas, y
con campañas de educación y concientización. Si un delincuente roba, e incluso llega a quitarle
la vida a su víctima, solo por quedarse con el
bien, es porque el beneficio de venderlo supera
su percepción de riesgo de ser detenido y
judicializado. ¿Militares en las calles? ¿Chapa tu
choro? ¿Pena de muerte? ¿Cárceles en las
alturas? ¿Estado de emergencia? No. Esas
serían medidas un tanto populistas. Lo que se
tiene que hacer es desarticular la cadena de
valor de los objetos robados. El Estado tiene
que trabajar antes que el delito se cometa, no
después. Caso contrario el crimen y el miedo al
crimen seguirán teniendo los mismos niveles de
ahora.

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