Mmariacaruiz, Asociación de Laicos
Mmariacaruiz, Asociación de Laicos
Mmariacaruiz, Asociación de Laicos
1. INTRODUCCION
"los laicos congregados en el Pueblo de Dios e in
tegrados en el único Cuerpo de Cristo bajo una sola
Cabeza, cualesquiera que sean, están llamados, a fuer
de miembros vivos, a contribuir con todas sus fuerzas,
las recibidas por el beneficio del Creador y las otorga
das por la gracia del Redentor, al crecimiento de la
Iglesia y su continua santificación". Con estas pala
bras comienza el n. 33 de la Const. Dogm. Lumen Gen
tium, dedicado al apostolado de los laicos. Su fuerza
comprometedora no admite dudas, y constituye una lla-
7
mada constante a la participación de . los laicos en la
umca m1s10n de la Iglesia y en la edificación del
Cuerpo de Cristo. La consecuencia es clara: "Así, todo
laico, en virtud de los dones que le han sido otorga
dos, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo
instrumento de la misión de la misma Iglesia en la me
dida del don de Cristo (Eph 4, 7)" (Idem)
8
cos en la mentar el apostolado seglar, dar los pr inc ip ios y las
~ación del ayudas espirituales, ordenar el ejercicio del apostolado
'Así, todo al bien común de la Iglesia y vigilar para que se
o otorga- guarden la doctrina y el orden". Al mismo tiempo, ha-
en vivo blando de los carismas que el Espíritu distribuye entre
n la me- los fieles de cualquier condición, el n. 12 de la Consto
Dogm. Lumen Gentium dice que "el juicio de su autenti-
cidad y de su ejercicio razonable pertenece a. quienes
¡da de la tienen la autoridad en la Iglesia, a los cuales compete
rIame1'lto y ante todo no sofocar el Espíritu, sino probado todo y
utismo y retener 10 que es bueno (ci , 1 Thes 5,12 y 19:y)2)".
'ente a la
redimido, A partir de los textos conciliares citados, podemos
,ón de ser destacar algunas consecuencias. En primer lugar, desde
'puede ser el punto de vista de los laicos, conviene subrayar 10
istica. siguiente: a) Estos, como todos los fieles cristianos,
están llamq,.dos a contribuir con todas sus fuerzas a la
n. 18 del edificación del Cuerpo de Cristo; b ) La sociabilidad
lada cris- natural de todo hombre -y por tanto también de todo
'vidua1 en laico- encuentra en el seno de la Iglesia, y dentro de
I
'flde a reri- los fines de Esta, un campo de desarrollo propio y es-
rombre es pecífico. De aquí surgen las formas asociativas de
nir a los apostolado; c ) Los laicos gozan del derecho de fundar
or cons r- y dirigir asociaciones, y de afiliarse a las ya funda-
decuada- das; d ) Muchas de estas iniciativas son fruto de la
r los fie- acción del Espíritu, que distribuye sus carismas. entre
y de la los fieles en orden a la renovación y edificación de la
'del mismo Iglesia.
e asocia-
in con la A la autoridad eclesiástica le compete, por su par-
recho de te: a) Examinar las iniciativas de los laicos y, según
e, a las va '" la conocida expresión paulina, "retener 10 que es bue-
no", La Jerarquía no es por tanto -ni puede serlo- aje-
na al nacimiento y desarrollo de las e soc ie ciones de
~n el pa- laicos, que encuentran precisamente en el juicio de la
tio de las autoridad la garantía de autenticidad del propio caris-
este sen- ma; b ) Sin perjuicio de 10 anterior, cabe destacar la
actuosi- fina sensibilidad de que han de gozar los Pastores,
a debida para no "sofocar el Espíritu"; c ) La rr:.isión de la Je-
. 24 del rarquía no consiste en asumir totalmente la misión sal-
rquía fo- vífica de la Iglesia (cfr. Lumen gentium, 30): su fun-
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ción está en fomentar el apostolado -también el asocia
tivo- de los laicos, proporcionar la ayuda espiritual
conveniente, ordenar su ejercicio y vigilar para que se
mantengan la doctrina y el orden;. d) En cuanto a la
"debida relación con la autoridad eclesiástica II hace
falta remitirse al estatuto canónico de las asociaciones
de laicos. Sobre este punto volveremos en detalle más
adelante.
10
fn el asocia-
a espiritual rias. Pero, ¿ cuál de ellas toca realmente en su raíz la
para que se renovación que el Concilio ha querido promover acerca
cuanto a la del papel del laico en la vida de la Iglesia? Siendo
istice" hace consecuentes, es lógico llegar a la conclusión de que
aSOCIaCIOnes son las asociaciones nacidad "desde abajo", como fruto
detalle más de la responsabilidad apostólica del laico, las que sin-
tonizan mejor con los nuevos ideales promovidos por el
Vaticano II. Responsabilidad apostólica que lleva consi-
LAICOS Y go no sólo el derecho de fundar asociaciones, sino tam-
• LA IGLESIA bién de dirigirlas, en un marco de legítima autonomía
y dentro de los límites que señala la ley c.éUl.ónica.
ortancia que
'ivas de los Por otra parte, cabe el peligro de dejarse llevar
6n de ambos por una cierta mentalidad que se manifiesta en la con-
.ntendimiento
I sideración -consciente o no- del laico como un fiel de
medida la "segunda categoría", incapaz de asumir por sí mismo
ue se refie- -por su a falta de preparación, por su p esiv ided, etc.-
iniciativas apostólicas de cierta entidad, como pueden
ser las asociaciones. Es una mentalidad que con frecuen-
ktos citados, cia afecta a los mismos laicos, incluso a aquellos más
I una entidad comprometidos, y que los lleva a supeditar sus actua-
~ica que han ciones apostólicas a la presencia -a nivel de dirección,
l. Cada uno, coordinación, impulso, etc. - del clérigo. No se trata
Lemedo a la sólo de sentir la necesIdad del sacerdote en aquellas
I·ón del men- funciones más estrictamente ministeriales - 10 cual es
ar o no con lógico y necesario- como son la Confesión de los miem-
astores. bros de la asociación, la dirección espiritual, la ase-
soría doctrinal, etc. Es algo más: es sentir la necesi-
e refiere al dad de la "tutela" del pastor en asuntos que perfecta-
mbién 10 es mente podrían llevar a cabo los mismos laicos, con li-
ambos casos bertad y responsabilidad personales. Incluso en aque-
eseable, de llas iniciativas que pretenden desligarse de todo orde-
ue la inicia-
r de la con-
ulsa y diri-
namiento, vigilancia o control por parte
quía, no pocas veces se advierte el mismo fenómemo: es
de la Jerar-
11
le son propias. El derecho de asociación, aun siendo en tal
un derecho natural, no es un derecho absoluto. Cabe mz s ion
por tanto -y 10 mismo sucede en las legislaciones CI VI- siste
les- una regulación de su ejercicio en función de bie- los as
nes superiores. Esta regulación pasa por un triple mo- lógico
mento. En primer lugar, a nivel del Legislador, que cret ers
establece las normas fundamentales por las que han de tiva -
regirse las asociaciones dentro de la Iglesia. En un bería
segundo lugar aparece la autoridad concreta que tiene quen
la función de dar aplicación a la ley, aprobando -o matri 1
12
~ún siendo en tal o cual asociación parroquia1 o diocesana. Si la
uto. Cabe misión del laico, como afirma Lumen gentium, 31, con-
rones CIVI- siste en "tratar de obtener el reino de Dios gestionando
l,
pn d e b iIe- los asuntos temporales y orderuiridolos según Dios", es
triple mo- lógico pensar que su "participación activa" debe con-
ador, que cretarse sobre todo en esta línea. Por tanto, su inicia-
ue han de tiva -con las características señaladas más arriba- de-
ia. En un bería plasmarse en asociaciones que, por ejemplo, bus-
que tiene quen promover los valores fundamentales de la vida
iob erido -o matrimonial y familiar; el sentido santificante y san ti-
as. Puede ficador del trabajo ordinario; la presencia y actividad
'ercicio de en el mundo de la cultura, de la educación:;~e la in-
y control vestigación científica, de la diversión; una . visión cris-
para que tiana de la vida a través de los medios masivos de co-
municación; la defensa de la vida del que está por na-
cer; la ética profesional en las distintas actividades
'dad en el humanas; :loetc.
fectamente
~os laicos. El gran reto para los pastores consiste en preparar
utoridad o un laicado que esté en condiciones -por su vida espiri-
Isabilidad, tual, por su formación doctrina1- de poner en práctica
~esidad de iniciativas que, como las señaladas, contribuyan a una
o sentido real santificación de las realidades temporales. Lo de-
más -desde el punto de' vista de la peculiar vocación
del 1aico- aún siendo importante, es securide.do (cfr.
uiente: no Lumen gentium, 33), y lleva consigo el peligro de con-
11a Iglesia vertirse en cortina de humo que oculta 10 fundamental.
I - conc Lui
tI UIr Es una tarea sin duda más difícil, y más lenta, pero
en la vi- a la larga mucho más eficaz.
o, puesto
~ismo antes Vistas las cosas en esta perspectiva, la nueva nor-
qUÍ donde mativa canónica en materia de asociaciones "de laicos
1 Vaticano adquiere su plena significación. Son los cauces jurídi-
I ,
taterza que cos concretos que el Legislador establece para canalizar
1983. adecuadamente las iniciativas asociativas de los' laicos,
constituyendo al mismo tiempo la garantía de su con-
'nderse SIn gruencia con los Fines de la Iglesia, y por tanto del
lico enlas recto ejercicio del derecho natural de asociación.
ásticos. A 3. ASOCIACIONES PUBLICAS Y PRIVADAS DE LAICOS
no sIgnI-
de laicos El nuevo régimen jurídico de las asociaciones de
13
fieles -aplicable en su totalidad a las asociaciones de
La él
laicos, puesto que todo laico es fiel, aunque no 10 con-
ciativa
trario- se concibe fundamentalmente en función de su
gida po
mayor o menor incorporación dentro de la organización
en nom/3
oficial de la Iglesia, 10 que da lugar a asociaciones
la Jerar
públicas y asociaciones privadas.
toda p~
ellas 10
En el primer caso se trata de asociaciones erigidas
autorida
por la autoridad competente y sometidas no solo a su
epostolic
vigilancia genérica, sino también a su régimen y con-
trol directos. Régimen que comprende su actividad, sus
En
fines, su extinción, sus bienes, etc. A través de ellas,
En ella
como de un instrumento, la Jerarquía persigue aquellos
ponden
fines que le están reservados por su propia naturaleza,
en estas
como son la transmisión de la doctrina cristiana en
nombre de la Iglesia
Al mismo tiempo, aplicando
y la promoción del culto público.
el principio de subsidiarie-
1
dad, podrá la autoridad competente erigir asociaciones se c~~s~
les, por
públicas para la realización de aquellos fines que se
unos fin
consideran necesarios o convenientes y a los cuales no
provea suficientemente la iniciativa privada (cfr. can. ción de~
Apostolié
301) (1).
tienen 1
(2)
Una asociación pública queda automáticamente cons-
tituida como persone jurídica pública en virtud del 1
Para
mismo decreto de erección, recibiendo así la misión
mo tal
oportuna para los fines que pretende eleenzer en nom- condic ior
bre de la Iglesia (can. 313). Por esta razón, hace fa1-
est eblece
.ta tener en cuenta 10 que afirma el can. 116 sobre las sados (
personas jurídicas públicas: "Son personas jurídicas competen
públicas las corporaciones y fundaciones constituidas
por ia "autoridad eclesiástica competente para que, den-
tro ([é- los límites que se les señalan, cumplan en nom- En c
general
bre de la Iglesia, a tenor de las prescripciones del
privadas
derecho, la misión que se les confía mirando al bien
más per:
público; las deuuis personas jurídicas son privadas".
cristiana
14
lSOciaCiones de
que no 10 con- La asociación pública no surge por tanto de la Ini-
función de su ciativa de los laicos, sino del acto por el que es eri-
gida por la autoridad competente. Sus fines los cumple
a organización
en nombre de la Iglesia y en estrecha dependencia de
a asociaciones
la Jerarquía. Sus bienes son eclesiásticos, como los de
toda persona jurídica pública (cfr. can. 1257). En
iones erigidas ellas los laicos prestan su apoyo y colaboración a la
no solo a su autoridad eclesiástica en el desarrollo de actividades
égimen y con- apostólicas que podríamos llamar instituciones.
actividad, sus
avés de ellas, En caso de las asociaciones pr iv e de s, es distinto.
sigue aquellos En ellas fijaremos la atención, por consióerar que res-
ia naturaleza, ponden adecuadamente a las inquietudes" mandestadas
en estas páginas.
cristiana en
culto público.
~e subs~di~rie- El can. 299-1 establece que la asociación privada
r asocz aczones se constituye mediante el acuerdo privada entre los fie-
~ fines que se les, po/' libre iniciativa de los mismos, para conseguir
los cuales no unos fines eclesiales, lo que constituye la mejor aplica-
da (cfr. can. ción del can. 215 -que corresponde al n. 19 del Decr.
Apostolicam actuositatem, arriba citado-: "Los fieles
tienen la facultad de fundar y dirigir asociaciones ..• "
(2)
icamente cons-
n virtud del
sí la misión Para que una asociación privada sea reconocida co-
nzar en nom- mo tal por el ordenamiento canónico se requieren dos
zón, hace fa1- condiciones: que los iines : sean conformes con los que
116 sobre las establece el can. 298-1 y que sus estatutos sean revi-
sados Lrecognoscentur) por la autoridad eclesiástica
mas jurídicas
competen te (can. 299-3).
constituidas
ara que, den-
np1an en nom- En cuanto a los fines, el can. 298-1, hablando en
'cripciones del general de todas las asociaciones de fieles -públicas y
ando al bien privadas- establece los siguientes: "Fomentar una vida
privadas". más perfecta, promover el culto público, o la doctrina
cristiana, o realizar otras actividades de apostolado,
• en IUS CANONI-
(2) Cfr. L. MARTINEZ SISTACH, AsoCiaciones públicas y privadas de laicos, en
IUS CANONICUM 51 (1986), p. 151
15
a saber, irnc iet iv e s para la evangelización, el ejerci-
cio de obras de piedad o de caridad y la eriimecion La a
con espíritu cristiano del orden temporal". Ahora bien, sol emente
la mención que hace el can. 299-1 al can. 301-1, ex- que cobi
cluye para las asociaciones privadas aquellos fines que das las
son exclusivos de las públicas, cuales son transmitir de la a
la doctrina cristiana en nombre de la Iglesia, promover rrespondi
el culto público, o perseguir otros fines reservados por gridad
su misma naturaleza a la autoridad eclesiástica. Los introduz
fines de las asociaciones privadas quedan pues concre- tanto, a
tados en el fomento de una vida más perfecta, las ini- las a te
ciativas de evangelización -que incluyen la transmisión bién baj
de la doctrina cristiana, aunque no en nombre de la los ctinoi
Ig1esia-, las obras de piedad o caridad y la animación
con espíritu cristiano del orden temporal. Por
manifesta
Por 10 que se refiere a los estatutos, la norma ha- tatutos A
bla de revisión y no de aprobación. Martínez Sistach, can. 321
después de un detenido análisis del origen de este ca- designan
non concluye que revisión significa "que la autoridad cabo la
eclesiástica competente tiene conocimiento de la existen- o expu1s
CIa de una asociación de fieles mediante la presenta- asociació
ción de los estatutos y que dicha autoridad los examina
para comprobar si su contenido está conf~rme o no con La a
la doctrina, la disciplina y la integridad de las cos- dad jurí
tumbres. Fruto de esta intervención la autoridad ecle- gurada (J
16
on, el ejerci-
la animación La acción de la autoridad competente no se reduce
. Ahora bien, solamente al nacimiento de la asociación privada, sino
~n. 301-1, ex- que cobija también el. desarrollo de su actividad: "To-
ellos fines que das las asociaciones de fieles están bajo la vigilancia
on transmitir de la autoridad eclesiástica competente, a la que co-
",SIa, promover rresponde cuidar de que en ellas se conserve la inte-
eservados por gridad de la fe y de las costumbres, y evitar que se
esiástica. Los introduzcan abusos en la disciplina eclesiástica; por
pues concre- tanto, a ella compete el deber y el derecho de visitar-
~ecta, las ini- las a tenor del derecho y de los estatutos y están tam-
~a transmisión bién bajo el régimen de esa autoridad, de acuerdo con
nombre de la los cánones que siguen" (can. 305-1). ::~
la animación
Por 10 demás, rige el pr incip io de autonomía, cuya
manifestación más clara es la posibilidad de darse es-
la norma ha- tatutos propios y de regirse de acuerdo con ellos (cfr.
tínez Sistach, can. 321). Así, según 10 previsto en los estatutos, se
.n de este ca- designan los directores de la asociación, se lleva a
. la autoridad cabo la administración de bienes (can. 325), se admiten
Ide la existen- o expulsan sus miembros (cc , 306-308), se extingue la
I
, la presenta- asociación (can. 326), etc.
d los examina
rme o no con La asociación privada puede. tener o no personali-
dad jurídica. Si la pide, y lá obtiene, quedará confi-
de las cos-
utoridad ecle- gurada como persona jurídica privada, que es otra de
las nuevas figuras creadas por el Código de 1983 (4).
d o no auten-
.
tación. En ca-
en la Iglesia
admitida como
tier en cuenta
, p ere evitar
bien común el
(4) Sobre el tema, vid. V. PRIETO, arto cit., pp. 528 ss.
17
CONCLUSIONES yen
apo
A partir de 10 expuesto, podemos concluir 10 SI-
guiente: e. No
que
a. En las asociaciones públicas los laicos cooperan en cua
la realización de actividades apostólicas que son Se
propias de la Jerarquía, y en estreclie dependencia for
de ésta. Se trata de una ayuda inva1uab1e, a tra-
vés de la cual el laico coopera codo a codo con los
pastores en las funciones que son propias de éstos. a
a e
b, Se corre sin embargo el peligro, si se entendiera dad
que la promoción del 1aicado se reduce a su coope-
ración en este tipo de asociaciones, de desnaturali-
zar 10 más propio de la vocación del laico, colo-
cándolo en una situación en la que fácilmente puede
perderse su responsabilidad apostólica.
18
•
laico pue-
el ejercicio
el desarro-
íiicecián de
es como el
'a favorecen
boncreta de
ociación, y
ía que es
lica perso-
de los me-
idad ecle-
el derecho
fe y las
rte de los
ítimas que
Guardada
en muchas
previstas
constitu-
19