Monografía Salvador

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“El cruce de revueltas” y la “contrarrevolución” de la dictadura de Martínez en el

levantamiento salvadoreño de 1932.

BASADO EN EL LIBRO DE ROQUE DALTON “LOS SUCESOS DE 1932 EN EL SALVADOR”

Grupo: Dorado Lucas, Joaquín Fernández, Marcela Cereijo, Janeth Suarez, Liliana
Funes y Lujan Perez
|Curso: 4° de Historia |Fecha: 11/9/2022
ÍNDICE:

Introducción……………………………………………………………………

Capítulo 1: Quiebre de dominación salvadoreña del 32’ …………………

1.1 Cuestión Indigena y Campesina …………………………………


1.2 Crisis mundial de 1929 ……………………………………………
1.3 Golpe de estado y dictadura martinista………………………….

Capítulo 2: El “cruce de revueltas” y la acción “contrarrevolucionaria” de la dictadura


martinista …………………………………………………………..

2.1 “Cruce de revueltas” ………………………………………………


2.2 Acciones del Partido comunista salvadoreño ...………………..
2.3 Acción contrarrevolucionaria de Martínez ………………………
2.4 Etnocidio indígena ………………………………………………….

Conclusiones finales …………………………………………………………..

Bibliografía …………………………………………………………………….

PÁGINA 1
Introducción

La siguiente monografía tiene el objetivo de hacer un análisis sobre los eventos


acontecidos en El Salvador durante el levantamiento popular de carácter indígena-
campesino sucedido en 1932, además de poder definir el porqué del fracaso de dicho
alzamiento.

Para ponernos en contexto, cómo se estaba mencionando, los eventos se desarrollaron


en El Salvador durante el año 1932, cuando se produce el golpe de estado al
presidente Dr. Araujo, por parte de, en aquel momento, su vicepresidente y Ministro
de Guerra, el General Maximiliano Hernández Martínez. Esto generó a posterior una
dictadura con represiones, opresión, descontento social y condiciones de vida brutales
para la población popular. Entre otras causas, podemos señalar: era una economía de
enclave inestable por la crisis económica del 1929, la primera guerra mundial,
insuficiente formación política de los dirigentes del PC, poca formación militar de los
revolucionarios y la “cuestión indígena”. Estas causas actuando en conjunto
terminarían siendo los principales motivos de un levantamiento principalmente de
campesinos e indígenas, que fracasó al poco tiempo de haberse iniciado.

La monografía gira en torno al análisis de este levantamiento, bajo dos preguntas


centrales. ¿Por qué fracasó el levantamiento popular? ¿Bajo qué condiciones la
dictadura de Martínez fue capaz no sólo de someter este alzamiento, sino que fue
capaz de someter otros focos de levantamiento como el de carácter laborista/araujista
y así como el planeado por el PCS?

Para esto nos manejaremos bajo dos hipótesis centrales.

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A) El quiebre del bloque dominante que llevó a la insurrección de 1932 como
un proceso multicausal con antecedentes desde la época colonial e influido por
sucesos/procesos tanto internos como externos que culminaron para 1932.

B) El fracaso de la insurrección de 1932 se debió a dos factores nodales. El


primero se lo define como un cruce de revueltas simultáneo y desorganizado
por los diversos actores que protagonizaron estas revueltas. Mientras que la
segunda se centra en las acciones de la dictadura martinista, como agente de
sometimiento antirrevolucionario sumamente efectivo.

Capítulo 1

1.1 Situación social indigena e campesina

Las condiciones en el Occidente salvadoreño, se asemejaban a las de México, la


región tenía una historia de conflictos étnicos, los ladinos (integrantes de la cultura
dominante independientemente de su raza) definían a los indígenas como factor de
atraso sociocultural y económico, y los indígenas a su vez, identificaban a los ladinos
como racistas, represivos y elitistas, que estaban empeñados en erradicar a los
indígenas de la sociedad.

En un primer momento previo a la conquista solo existían los “ejidos” comunales, con
la llegada del español y la conquista perduran pero se introducen formas de
explotación de la mano de obra indígena a través de la encomienda. Aparece la
propiedad “privada”, en estancias y haciendas hay conflicto por las tierras, que se
agudiza por la expropiación a la población indígena y por la extensión de las tierras
libres que no tienen mayor utilidad. Para el siglo XIX y principios del siglo XX con la
introducción de la industria del café este proceso se acentúa. Una de las medidas
como tal fue la llamada “Reforma liberal” de 1881-82 que extingue los ejidos y las
tierras comunales aprovechando la ignorancia legal de los campesinos y la falta de
recursos para “adquirir” las tierras en la nueva forma legal.

Era una medida necesaria para proletarizar al pueblo campesino, privarlo de sus
medios de subsistencia y obligarlos a vender su fuerza de trabajo en las plantaciones
que lo requerían en determinadas épocas del año. Se incorpora a la legislación, la

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“Ley contra la vagancia” y se crea la policía rural para perseguir a los “vagos” para
que aquellos que no puedan demostrar su trabajo en una finca, se los lleve
forzosamente a trabajar en las plantaciones de café. A comienzos del siglo XX la
creencia popular de que la mayoría de los salvadoreños eran mestizos se convirtió en
una razón para ignorar las diferencias étnicas. Son varios los autores que sostienen
que en 1932 el antagonismo cultural desempeñó un papel importante en la rebelión.
Los indios portaban un resentimiento latente contra los ladinos.

A pesar de sus similitudes con el resto del país, el Occidente de El Salvador se


distinguía por dos características: una presencia indígena que trabaja en el cultivo de
café. Para comienzos del siglo XX, el número de indígenas había disminuido, la
mengua de la identidad indígena, fue un proceso largo y complejo, basta decir que las
presiones que sufrió la cultura indígena fueron un problema común durante los siglos
XIX y XX.

Las generaciones jóvenes de los pueblos indígenas abandonaron los rasgos culturales
de sus mayores y se hicieron más mestizos o según la expresión centroamericana
“ladinos”. A medida que disminuye el porcentaje de personas que se consideraban
indígenas, las áreas geográficas de mayor población indígena se fueron reduciendo y
diferenciando. El Occidente de El Salvador y particularmente las tierras altas fue uno
de esos lugares.

Posteriormente el campesinado occidental y las comunidades indígenas en particular,


tuvieron una prolongada y activa participación en la política nacional y regional. Sin
embargo, el alza de los precios del café, durante la segunda mitad del siglo XIX,
convirtió el Occidente de El Salvador en el principal generador de ingresos del país y
provocó toda una gama de nuevas presiones sobre las poblaciones indígenas donde
muchas tierras comunales indígenas, habían terminado en manos de caficultores
ladinos particulares con esto los campesinos indígenas y ladinos se enfrentaron a una
dispareja distribución de los recursos y el poder.

El Salvador era conocido como uno de los países con la mayor densidad poblacional
del hemisferio occidental, lo que significaba que hasta sus áreas rurales se
encontraban muy impactadas por la presencia humana. En 1932, el país tenía
aproximadamente 1.5 millones de personas, que vivían sobre una superficie de poco

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más de 20.000 kilómetros cuadrados. La alta densidad poblacional de El Salvador se
explica en parte, por el hecho de que el país había sido desde mucho tiempo atrás uno
de los principales productores agrícolas en Centroamérica.

1.2 La crisis mundial de 1929 y su impacto en El Salvador.

A partir de 1846 el café pasó a desplazar a producciones como la del añil y otras para
posicionarse como el principal producto de exportación de El Salvador. Durante la
presidencia del entonces presidente Zaldívar se dio inicio a la expropiación de las
tierras altas del occidente y centro oriente siendo estas las más aptas para el cultivo
cafetalero desplazando a ejidos y comunidades indígenas, lo que dio como resultado
una rápida proletarización ocupada en época de cosecha.

Estos hechos se aceleraron durante la expansión de la exportación cafetalera sobre


todo después de 1920 cuando logró posicionarse en los mercados extranjeros,
norteamericanos y europeos principales compradores. Sin embargo, en 1929 la crisis
mundial económica por la caída de la bolsa de Nueva York comenzó afectando el
funcionamiento del sistema financiero norteamericano teniendo repercusiones en los
bancos de los principales países europeos en lo que sería una crisis generalizada,
dichas economías se contrajeron y dejaron de comprar y vender materias primas y
productos como en años anteriores.

Por otro lado, en El Salvador la crisis empezó a notarse un año antes cuando en los
mercados internacionales el precio del café empezó a disminuir y los productores
decidieron esperar pensando que sería una crisis pasajera, lejos de eso ya para el año
29” el café empezó a cotizarse muy por debajo del costo de producción y se hizo
imposible su colocación de venta en el mercado, con la exportación estancada la
economía interna salvadoreña comenzó a decaer. Tanto la demanda de bienes
alimenticios y artesanales estaba determinada por la cosecha y el precio del grano en
el mercado mundial . Así, la crisis del 29’ golpeó muy fuerte en El Salvador dada la
desventaja de tener un solo producto fuerte en el mercado internacional, afectando a
todos los sectores sociales de distintas formas.

La población trabajadora estaba compuesta por jornaleros y artesanos que no poseían


tierras, así como tampoco eran dueños de sus instrumentos de trabajo. Dada la crisis
del país, a diario eran despedidos de las haciendas y talleres. Los pocos que

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conservaban sus trabajos vieron de a poco reducidos sus sueldos, imposibilitados de
poder pedir mejoras, ya que rápidamente los patrones podían prescindir de sus
servicios, miles de hombres y mujeres podían sustituirlos aceptando cualquier
condición patronal, la capacidad negociadora de los trabajadores desapareció, para los
indígenas la situación era peor, expropiados de a poco de la tierra, su reclamo era por
su devolución ya que no tenían otro medio de subsistencia (en la tenencia de la tierra
veían su salida a la crisis).

Por otro lado el gobierno se vio reducido en sus ingresos fiscales no pudiendo hacer
frente al funcionamiento del aparato estatal, redujo sueldos de empleados públicos, y
del ejército, sumando más descontento, poco a poco la crisis se fue agudizando, los
sectores más castigados por la pobreza, la miseria y la explotación pronto se
empezaron a organizar dadas las aperturas de gremios y espacios políticos. Ante la
represión y la poca respuesta por parte del Estado, en sus demandas, el descontento
social estalló en el ‘32 en lo que sería la revuelta más sangrienta en la historia de El
Salvador.

1.3 Golpe de estado y dictadura martinista

Durante el periodo liberal centroamericano, con la caída de los precios del café y las
elecciones de 1931 con el gobierno del conservador Pío Romero Bosque , aparecerá
en El Salvador la figura de Manuel Enrique Araujo, un terrateniente que apoyado por
sectores sindicales e intelectuales lograra ganar las elecciones de dicho año.

Araujo gobernó tan solo 10 meses y durante su breve presidencia se incrementó la


crisis económica arrastrada desde los años 29 ́ por la caída de la bolsa de Wall Street,
lo cual empeoraba las condiciones de los trabajadores salvadoreños y la crisis- tensión
social salvadoreña.
Por otro lado, también durante su presidencia aumentó la preocupación de los
terratenientes por las ideas socializantes de los trabajadores, lo que llevó también a un
descontento con Araujo por el apoyo a los sindicatos de trabajadores, la creación del
partido laborista y sus ideas de crear mejoras sociales y legales para los salvadoreños.

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Así, la breve presidencia de Araujo se caracteriza no solo por su duración, sino
también por 10 meses de constante crisis socioeconómica que culminó el 2 de
diciembre de 1931, donde la tensión económica y social se había hecho insostenible y
terminó en un golpe de Estado que llevó a la presidencia a Maximiliano Hernández
Martínez.
En este contexto de agitación social creciente y furia que venía desarrollándose
durante el gobierno de Araujo, y mediante el aprovechamiento de esta situación
crítica y de fracaso político en El Salvador, llegara al poder una facción civil-militar
manejada por el ministro de guerra de ese entonces, el general Martínez.

A tan solo unas pocas semanas de tomar el poder, el rechazo al nuevo gobierno era
local e internacional, ya que no había logrado el reconocimiento diplomático de
ningún país y el repudio a los golpistas en El Salvador era muy grande. Con este
último hecho las vías legales para acceder al poder se agotará, la desconfianza hacia
los partidos políticos luego del gobierno de Araujo será muy grande y el sistema
electoral se hundirá, por lo que la única alternativa viable para las masas será la
insurrección. El régimen de Martínez estuvo caracterizado en sus 13 años de gobierno
(1931-1944) por la no intervención de las instituciones económicas defensoras y
representativas de la oligarquía, dándoles autonomía para que los mismos se
administrarán, marcando una la bifurcación entre el poder político y el poder
económico en El Salvador, el primero dirigido por el estamento militar y el segundo
por los grupos organizados de la oligarquía latifundista y mercantil.

Durante la dictadura de Martínez se suprimió la participación política instituyendo un


partido único oficial constituido por incondicionales y serviles a sus propósitos,
eliminó el funcionamiento de partidos políticos con carácter institucional así como la
oposición democrática por vías legales, suprimió la autonomía universitaria con el fin
de evitar fuertes organizaciones, hizo una reforma en la educación primaria, restringió
la libertad de prensa, llevó a cabo represiones. La dictadura de Martínez está marcada
por el exterminio y masacre de indígenas, creó leyes para evitar y detener el
desarrollo industrial en El Salvador y leyes de discriminación, instituyó un régimen
personalista autocrático y eliminó la institución política liberal de la alternabilidad
reformando la constitución dos veces durante su mandato.

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Por otro lado, su mandato estuvo atravesado por la crisis económica mundial del 29’
que tuvo fuertes repercusiones en El Salvador principalmente en la caída de los
precios del café (principal actividad económica) Como mencionamos, desde el
principio del régimen de Martínez, la masa campesina e indígena que se había
organizado en los distintos sindicatos fue violentamente reprimida y durante la
gestión de Martínez no fueron alcanzados por ninguna ley de protección social, así
como de mejoras en sus condiciones laborales, a su vez también se prohibió cualquier
actividad sindical y asociación a gremios.

Capítulo 2

2.1 Cruce de revueltas

El concepto de cruce de revueltas es utilizado por el autor Pérez Brignoli, para


describir la situación en El Salvador durante 1932, en donde se dieron múltiples
alzamientos con distintos actores prácticamente en simultáneo, en contra de la
dictadura de Martínez. La aparición de estas múltiples revueltas en simultáneo están
intrínsecamente conectadas al creciente malestar social, económico y político que
definen a El Salvador de 1932. En materia de lo social los conflictos étnicos entre los
actores rurales definidos en la dicotomía indigena-ladino sumado a la crisis
económica derivada de la caída de la producción y precio del café producto de la
crisis mundial de 1929 en conjunto con una continua crisis política derivada de la
decadencia del partido laborista/araujista dando como resultado el golpe de estado del
1931 del ex ministro de guerra Hernando Martinez.

Como se puede observar este conflicto posee de por sí múltiples bases de conflicto,
ideologías y actores participantes. Ahora para poder definir con mayor precisión la
importancia del “cruce de revueltas” como tal es necesario comprender la importancia
que tuvo este escenario salvadoreño tan complejo puesto que es gracias a eso lo que
llevará a múltiples alzamientos descoordinados. No estamos ante la presencia de un
bloque organizado revolucionario de múltiples sectores, sino todo lo contrario.

El levantamiento campesino e indigena responde a intereses propios acordes al


empeoramiento de su situación social y económica esto también sumado al hastío
generalizado por las vías legales de la democracia partidista como forma de

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resolución de su situación vislumbrando los eventos previos al levantamiento. Con la
quita continua de tierras, la falta de trabajo, la explotación laboral para los que aún
conservaban sus empleos y la continua represión por parte del régimen de Martinez el
cual se encontraba asociado a la oligarquía salvadoreña hizo de este levantamiento
una acción desesperada inminente ante un hostigamiento continuo.

La revuelta del PCS y el partido laborista/araujista tienen una obvia finalidad política
ya sea el retorno al poder del partido con el ahora exiliado Ing. Araujo como
presidente además de la existencia de una segunda corriente del mismo partido. Por el
otro lado tendremos las acciones del PCS o mejor conocido como el partido
comunista salvadoreño que si bien en un actor activo y participativo sus acciones no
tuvieron el impacto suficiente para poder lograr una consolidación sólida de los
sectores campesino e indigena bajo su conducción.

Ya con lo que hemos visto estas múltiples revueltas se dieron en simultáneo y esto fue
principalmente el motivo por el cual nunca pudo haber una consolidación sólida de un
bloque subalterno revolucionario englobando a todos estos actores y los sectores de la
sociedad que representaban.

Puesto que incluso a pesar de los múltiples esfuerzos del PCS para tratar de procurar
la conducción no pudo lograr ese objetivo, dado que la culminación brusca de
múltiples procesos sociales complejos condicionados con una realidad económica y
política en crisis terminaría por levantar al sector indigena y campesino mayoritario
bajo condiciones de hastío absoluto así dando como resultado no una revuelta
unificada sino un entrecruce de varias a la vez.

2.3 Acciones del partido comunista salvadoreño:

En un contexto de crisis política nacional y económica que afectaba la realidad del


país salvadoreño, un actor con mucha relevancia en la situación revolucionaria que se
dará en el Salvador será el Partido comunista salvadoreño, el cual, aunque tenían tan
solo 2 años de existencia y grandes problemas ideológicas y teóricos, contaban con
cierta disciplina organizativa y popularidad en los diversos sectores de la sociedad. La
aparición del PCS se dará en el marco de una crisis gubernamental que estalla contra

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el gobierno de Araujo, el cual posteriormente es derrocado por el ministro de guerra
Martínez, cuyo nuevo gobierno será repudiado tanto local como internacionalmente.

En el marco de esta situación crítica que caracteriza a El Salvador desde fines de 1929
hasta mediados de 1932, el movimiento de masas ya para estos años será muy grande
y el elemento que falta es precisamente un eje articulador a la cabeza del movimiento
que marque una línea de acción. Por lo tanto, existirá efectivamente las condiciones
para hacer viable el planteamiento de una insurrección armada compuesta por las
masas del campo y la ciudad, fuertemente afectados por la crisis de la economía a
nivel mundial desde 1929 y la crisis política que termina en el derrocamiento de
Araujo, aumentando de esta manera la agitación social en torno al nuevo gobierno del
General Martínez. Con las vías legales agotadas para acceder al gobierno luego del
golpe de Martínez y con el descontento oposicionista al nuevo régimen en muchos
sectores de la población, el PCS tendrá la oportunidad junto con su programa político
de ponerse al frente de las masas y marcar una línea de acción para llevar a cabo la
Revolución.

Con la llegada al gobierno se esperaría poder incorporar a esta causa a las capas
medias populares golpeadas por la crisis política y económica salvadoreña, y de esta
manera integrar al pueblo en un gobierno democrático de amplia participación. Ante
el estallido insurreccional de 1932, el PCS presenta varios problemas que marcaron su
fracaso al frente de la insurrección, y es que en primer lugar tardaron demasiado en
tomar acción ante la situación que atravesaba el país, ya que cuando decidieron llevar
a cabo el levantamiento insurreccional para el 22 de Enero de 1932 ya la
contrarrevolución y la represión estaban en marcha desde el 16 de Enero.

Además, en un partido que tenía pocos años de existencia y experiencia en el país, los
problemas a nivel organizativo e ideológico se hicieron presentes. Tuvieron errores a
nivel de organización y capacitación militar, lo que llevó a estar poco capacitados
para dirigir una insurrección. Ante la falta incluso de medios materiales, había además
varios miembros dentro del propio partido que se oponían a la insurrección,
justamente por motivos como la poca capacidad política, ideológica y militar para
dirigir a las masas. Por lo tanto, una vez perdida la oportunidad de tomar la iniciativa

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insurreccional con un programa claro al cual seguir, la misma inició el 22 de enero de
1932 cuando ya muchos oficiales y miembros que pertenecían a la dirección del
partido comunista habrían sido capturados o asesinados.

2.3 La contrarrevolución de Martínez

Para lo que denominamos como la respuesta de la dictadura de Martínez a los eventos


del 32’ no podemos apegarnos meramente a una represión de un alzamiento popular,
es restarle importancia al proceso sistemático con el cual se dio la masacre que se
tejería en la memoria histórica de El Salvador.

Las acciones de la dictadura de Martinez tenian el propósito no solo de asegurar la


caída de la insurrección sino que se apegaria a una lógica de exterminio y terrorismo
de Estado en contra de toda la población salvadoreña a fin de mantener su posición en
el poder. En este momento podemos asegurar que la respuesta de Martinez tenía una
lógica contrarrevolucionaria sin duda alguna. Para esto nos remitimos no sólo a la
masacre popular de campesinos e indígenas sino también al exterminio de sus rivales
políticos presente tanto en el ejército como en la presencia de partidos como el PCS o
el ahora decadente laborista/araujista.

Ejemplos de esto se hacen notar en el aniquilamiento del 6° Regimiento de


ametralladoras, el 1° Regimiento de caballería y otros más en los cuarteles de Zapote,
Casamata y otros lugares clave para los planes del PCS además de la detención de los
líderes populares Marti, Luna, Zapata, Ama entre otros dichas detenciones y
represiones se estaban llevando a cabo desde aproximadamente el 16 de Enero antes
del alzamiento popular generalizado.

También nos encontramos con ejemplos de la campaña ideológica realizada por la


dictadura con el propósito de desalentar las simpatías por la insurrección desde los
sectores populares. Para esto planeo, recreó y mando a distribuir un “manifiesto” falso
del PCS con la supuestas intenciones de acabar con todas las fuerzas de seguridad,
militares y sectores de la población que se consideraban asociados a la dictadura
dejando entrever el supuesto “barbarismo” con el que operaba el PCS y por lo tanto
también las masas populares en donde era tan popular además de sembrar la
confusión entre la misma población acerca de los rumbos que debía de tomar la
revolución.

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Como se puede ver los sucesos del ‘32, han sido fuertemente intervenidos por los
planes de la dictadura martinista de diversas índoles para lograr la completa
desestabilización del esfuerzo revolucionario a través del engaño, los abusos y los ríos
de sangre propiciados de la matanza de más de 24.000 Salvadoreños aunque su mayor
golpe vendría después. Para esto tenemos que entender que los términos y conceptos
que usamos en Historia, alguien los inventó, les dio un sentido y ha tenido una
intención al hacerlo; en El Salvador los gobernantes militares deliberadamente han
tratado de ocultar la verdadera naturaleza de los sucesos ocurridos durante 1932,
distorsionando y manipulando lo ocurrido.

Promovieron la falsa leyenda que una turba sedienta de sangre asesinó a millares de
ciudadanos, y de un ejército heroico, que con gran esfuerzo logró contener la ola
bárbara. Es la “Leyenda Negra” nombre que le puso el historiador norteamericano
Thomas Anderson, que en la década de 1960 cuando viajo a El Salvador encontró que
la versión anticomunista gubernamental, que entendía a los sucesos de 1932 como una
Rebelión o complot comunista había penetrado en la memoria social de una manera
sistematica.

En gran parte el responsable de la construcción de la leyenda negra, fue el periodista


Joaquín Méndez, que a través de la publicación de su libro “Los sucesos comunistas
en El Salvador”, editado en 1932, cumplió con los pedidos del General Martínez, y de
la derecha conservadora así no solo impugnando de heroísmo falso las acciones de la
dictadura contra el pueblo, sino también torciendo la percepción de los hechos a tal
punto que la memoria de 1932 en su plena verdad fueron borradas casi por completo.

2.4 Etnocidio Indígena

En la insurrección del 32’ los blancos de los ataques, fueron los pueblos donde las
élites locales y los políticos vivían y realizaban sus negocios. Las principales áreas de
la actividad rebelde pueden dividirse en 6 zonas geográficas de poniente a oriente:
Tacuba, Ahuachapán, Juayúa, Salcoatitán, Nahuizalco, Sonsonate, Sonzacate, Izalco y
Colón.

El golpe crucial a los grupos indígenas y especialmente a los grupos ubicados en la


región occidental del país fue en el año de 1932, con la ya antológica matanza que se

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hizo de ellos en los sangrientos sucesos acaecidos en esa fecha y la persecución de la
que fueron objeto en los años inmediatamente posteriores este hecho aún hoy en día
sigue siendo de importancia masiva para la historia de El Salvador como tema
controversial.

La dinámica e intensidad de la represión obedeció también a un entrecruzamiento


complejo de solidaridades. Ladinos, terratenientes y sectores medios se alinearon con
los cuerpos represivos y convirtieron anticomunismo y racismo en una sola divisa. La
teoría de la "conspiración" sirvió para justificar el cierre del sistema político y lograr
brutalmente lo que mucho habían soñado los liberales hacia fines del siglo XIX:
disciplinar para el trabajo a peones y campesinos. Cuando Feliciano Ama fue
ahorcado en su pueblo de Izalco, sus ejecutores creían que estaban salvando al país
del comunismo; ese era en cambio el punto final de una lucha larga y desigual, que
habían iniciado los conquistadores españoles en el siglo XVI.

En los alrededores de Izalco empezó una redada de sospechosos. A todos los que se
les encontraba portando machete se les consideraba culpables. Todos aquellos que
tenían fuertes rasgos de raza indígena, o que vestían los sucios trajes de manta de los
campesinos, eran culpables. Para facilitar la tarea, se invitó a todos aquellos que no
habían participado en la insurrección a que se presentarán a la comandancia para
obtener salvoconducto, cuando llegaron fueron examinados, y los que presentaban las
características arriba mencionadas, fueron apresados.

En toda la zona occidental ocurrieron incidentes similares. Desde Turín hasta


Acajutla, desde Tacaba hasta Ilopango, e incluso hasta en lugares apartados, como al
este de Jiquilisco. En Tacaba la gente todavía señala unos ausoles cerca del pueblo
donde se dice que eran arrojados los cuerpos de las víctimas. Las carreteras quedaron
tapizadas de cadáveres en muchas zonas y las fosas de drenaje a los lados sirvieron
como sepulturas improvisadas.

El general José Tomás Calderón, encargado de la represión, aseguró que la revuelta


estaba bajo control y que "ya han sido liquidados 4,800 comunistas". Estas horrendas
estadísticas llegaron pronto a oídos de la prensa mundial, la cual comenzó a describir
el baño de sangre contrarrevolucionario y el terror blanco.

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Luego de la matanza indígena, el dictador Maximiliano Hernández Martínez le ordenó
a Alfredo Schlesinger, escribir un libro titulado "La verdad sobre el comunismo", en
el que deforma totalmente los sucesos de 1932. Más tarde, hizo lo propio Jorge
Schlesinger, con el libro "Revolución comunista", publicado en 1946. Ambos fueron
impresos en Guatemala.

Esto terminó llevando a que los supervivientes de esta matanza, obligados por las
circunstancias prefirieron abandonar sus vestimentas usuales y la práctica del náhuatl
como lengua materna. Dada esas condiciones, y como afirman los antropólogos, los
indígenas de El Salvador ya entrado el siglo XX, perdieron los símbolos externos de
su identidad étnica precisamente por dicha razón leyendo las revistas del
Departamento de Historia del Ministerio del Interior de los años treinta, encontramos
en algunas de ellas y sobre todo cuando se asiste a eventos (congresos o conferencias)
americanistas sobre temas indígenas afirman que en el país no existen indígenas.

En las diferentes constituciones políticas del país a El Salvador no se le caracteriza


como un país multiétnico y pluricultural, esto desde el punto de vista político ha
promovido una política social y cultural homogeneizadora. que le ha ahorrado al
Estado como tal enormes gastos en cuanto a sus programas de educación al no
promover escuelas bilingües, sino que sólo en español. Esto le ha ahorrado denuncias
a nivel internacional por la violación de los Derechos Humanos a minorías, todo lo
anterior ha impulsado entre los salvadoreños la idea de que los indígenas ya no
existen.

CONCLUSIONES FINALES

A través de esta monografía hemos llegado a la conclusión de que la rebelión de


1932, fue un hecho multicausal en donde la conflictividad sobre la tenencia de la
tierra, la crisis del 29, la producción cafetalera como economía de enclave, las
fluctuaciones del mercado internacional que hacía a la economía salvadoreña cada vez
más inestable, predispusieron el conflicto social político y económico que se dio en
las tierras altas del Occidente teniendo como actores a sus poblaciones campesinas.

Esto se consolida con los temas de la quita de tierras, la mano de obra explotada y
precarizada sumado a los abusos constante del poder político local, el racismo y el
militarismo, se conjugaron en una situación sumamente volátil esto durante una

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dictadura con carencia de legitimidad política como la de Martinez, eventualmente
desembocó en una revuelta violenta para el 22 de Enero de 1932 quebrando de esta
manera la soberanía del bloque dominante salvadoreño.

Los rebeldes eran campesinos pobres indígenas en su mayoría y atacaron los símbolos
del poder local tales, como oficinas del Gobierno, negocios, destacamentos militares y
las élites ladinas locales. Esto se terminaría definiendo en una situación complicada,
puesto que este levantamiento al ser afectado profundamente por un escenario
salvadoreño sumamente hostil en estas poblaciones, terminaría por motivar un
levantamiento el cual jamás terminó de articularse en un bloque revolucionario que
coordinara a la totalidad de la población bajo una misma conducción, que
garantizase un proyecto político en común generando así una situación de “cruce de
revueltas”.

Aunque el PCS intentaría lograr articular este papel de conductor de la revolución se


encontraría con diversos problemas de organización de causas diversas. Ya sea por la
falta de planeación militar, diferencias ideológicas, trabas internas y externas tanto
por conflictos de opiniones dentro del movimiento así como una represión
adelantada, sistemática y dirigida por la dictadura de Martinez, utilizando tanto
métodos de guerra ideológica como convencional, de esta manera los planes de
conducción del PCS Salvadoreño jamás llegaron a concluirse.

Acá están los orígenes de la propaganda política y posición ideológica anticomunista,


que tenía que instalar el relato del indígena engañado por la propaganda de doctrinas
exóticas, las cuales habían sido traídas al país, por agentes extranjeros. Esta versión
presenta al PCS como el organizador de una conspiración comunista que penetró en
las masas indígenas y las campesinas, e intentó convencer a sectores del ejército para
que se plegasen. La represión y mano fuerte de Martínez salvó al país de caer en
manos del comunismo.

Tambien hemos visto y analizado como la conflictividad por la tenencia de la tierra


asi como la violencia sistemática de la que fue objeto la población indigena, sello su
destino en el genocidio mas atroz de la historia salvadoreña a tal punto que al día de
hoy niegan su descendencia costumbres e idioma indigena invisibilizando su propia
tragedia.

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BIBLIOGRAFÍA

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Salvador. Casa de las Américas.

Pérez Brignoli, Héctor. Breve historia de Centroamérica. Cuarta ed. Madrid: Alianza
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Educación de El Salvador 2009

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Ramos Elsa. Breve reseña histórica de los indígenas de El Salvador. Universidad


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