Sesión 4 IEPALA Poder
Sesión 4 IEPALA Poder
Sesión 4 IEPALA Poder
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IEPALA, “Introducción; La teoría del poder como presupuesto de la Teoría de los Derechos
Humanos”, en Curso Sistemático de Derechos Humanos, http://www.iepala.es/curso_ddhh/
Conviene también destacar que el término poder se emplea a veces como
sinónimo de autoridad, cuando en realidad significan dos cosas que incluso
pueden llegar a ser contrarias. Mientras que poder según hemos visto antes es
aplicado en el ámbito social se atribuye a cierta facultad humana para influir o
determinar la conducta de otro, autoridad supone la capacidad de ciertos
hombres y mujeres o instituciones para interpretar las necesidades de sus
semejantes y por tal medio facilitarles su desarrollo. Auctoritas etimológicamente
significa "el que es capaz de hacer crecer".
B1.3.1. COINCIDENCIAS
B1.3.2. DIFERENCIAS
2. Por la posición social que ocupan los sujetos 2. Posiciones de simetría de los sujetos
del poder: asimetría entre los que ostentan titulares de poder (personas individuales o
el poder dominante y los que son titulares grupos sociales).
del poderdominado.
14. Otra dimensión psicológica: tendencia 14. Tendencia objetiva por parte de los
del poder dominante a distanciarse poderes actuantes a unirse entre sí: factor de
del poder dominado: factor de disolución social. cohesión social.
15. El poder de dominación está institucionalizado en 15. Los poderes de coordinación se plasman
estructuras jurídico- políticas. Máximo ejemplo en instituciones estrictamente sociales.
del poder institucionalizado de dominación es
el poder del Estado.
19. Puede ser definido como la fuerza: la capacidad de 19. Puede ser definido como la capacidad
controlar a los demás, incluyendo la fuerza de disponer (del individuo y de un colectivo) para usar y
de sus vidas y de sentenciarlos a muerte.(1) desarrollar sus cualidades esencialmente
humanas.(2)
Puesto que las relaciones de poder de dominación son hoy las socialmente
dominantes, podemos subsumir dentro de la acepción poder como dominación -tal y
como hoy está configurado- una enorme variedad de sentidos o acepciones del poder.
Esos sentidos -a los efectos que aquí interesan- son los siguientes:
El poder económico
El poder ideológico
En una acepción más estricta, con clara significación peyorativa, puede definirse
la ideología como el conjunto de representaciones mentales y teorías (las
ideologías sistemáticas) que -siendo falsas representaciones de la realidad-
utilizan los grupos sociales dominantes para justificar, reforzar y reproducir su
situación de dominio o prepotencia. O, siendo nada más que una visión parcial
de la realidad, se presenta como la única e incompatible con otras.
El poder político
Es el conjunto de formas de relación social a través de las cuales se estructura
la organización básica de la sociedad en función de los intereses colectivos. En
cuanto que actualmente inserto en las relaciones de dominación supone -junto
con los otras formas de poder determinantes- una fuerte estratificación social,
que implica que en el objetivo básico de la organización del poder político (la
satisfacción de intereses comunes), no participen con igual peso las clases y
grupos sociales dominados, que son los grupos y clases económicamente
desfavorecidos y marginados.
El poder jurídico
1.4. CLASIFICACION
- el poder de gobierno.
- el poder militar.
La lucha por los Derechos Humanos tiene una constante a lo largo de la historia: ser,
con muy diversas formas, y con muy diversos contenidos, una misma realidad básica:
la reivindicación por parte de los grupos y clases dominadas (marginados, minorías,
etc...), del ejercicio de su poder social.
En muchos casos, y esta es una constante en la historia hasta hace pocas décadas, se
entendía esa lucha por el propio ejercicio del poder social como una lucha por el Poder;
esto es, como una lucha por hacerse con la titularidad del Poder político del Estado. Y
ello en función de que la teoría y la realidad del poder se contemplaban exclusivamente
desde la óptica del Poder político estatal. Parecía, incluso, que la función de los
partidos políticos fuera, exclusivamente, hacerse con la titularidad del poder político del
Estado.
Por eso se puede explicar que los teóricos del poder se limitasen, en su inmensa
mayoría a contemplarlo sólo en su dimensión política, olvidando que previo al concepto
del poder político se encuentra el concepto de poder social. En consecuencia la
reivindicación de los Derechos Humanos se está planteando como una reivindicación
de poder social, no tanto como una forma de poder político.
Además se ha comprobado que la pura lucha por el poder (entendida como una lucha
por el poder político del Estado) no puede constituir, per se, en el momento actual una
garantía de los Derechos Humanos. Suponiendo, como parece cierto, que el poder
económico sea determinante, en última instancia del poder político, y suponiendo,
como también parece cierto, que el centro de decisiones de poder esté estrechamente
vinculado a los centros de poder económico (centros financieros, transnacionales,
etc...), parece evidente la insuficiencia de la lucha por los Derechos Humanos desde la
perspectiva tradicional y la necesidad de su sustitución -a pesar de las dificultades que
ello entraña- por una nueva óptica, más general -no puramente superestructural- y en
la que los análisis y estrategias vayan directamente dirigidas a sustituir las estructuras
de poder de dominación por estructuras de poder de coordinación.
Se trata, entre otras cosas de plantear y actuar nuevas estrategias para hacer frente a
esa nueva forma de dominación que supone el poder anónimo y difuso de los centros
de poder económico. En este sentido han tomado un papel decisivo las organizaciones
no gubernamentales dedicadas a la difusión y protección de los Derechos Humanos.
Algunas de estas organizaciones, de creación social espontánea, tienden puentes
nuevos, horizontales, de colaboración entre los pueblos del Norte y del Sur,
prescindiendo de las relaciones desiguales que el Norte y el Sur establecen a nivel de
Estado y de intercambio comercial y tecnológico(6).
No hay que olvidar, por otra parte, que en el ámbito internacional -artículo 17 de la
Declaración de los derechos y Libertades Fundamentales, del Parlamento Europeo, de
16 de Mayo de 1989- y las constituciones actuales, entre ellas la Constitución española
de 1978, en su artículo 1, 2, afirman que la soberanía reside en el pueblo "del que
emanan los poderes del Estado". Por lo cual, reivindicar la hegemonía real -no
puramente formal- del poder social no sólo no está en contradicción con la figura del
Estado de Derecho, sino que incluso se puede afirmar que está en la misma base
ideológica legitimadora del mismo. El problema es, entonces, buscar instrumentos de
maximación del poder (real) del pueblo, de tal modo que se asegure el lazo existente
entre la atribución nominal del poder (como hacen las constituciones) y el ejercicio real
del poder(10). Los Derechos Humanos, en esta perspectiva constituyen una invitación
a la profundización en la naturaleza de la democracia.
http://www.dhnet.org.br/dados/cursos/edh/interdisciplinario/ddhh20.htm