Miedo Al Rechazo

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Miedo al Rechazo: ¿Tu Peor Enemigo o

Mejor Aliado?
Pau Navarro106 comentarios

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¿Te has preguntado alguna vez cómo vivirías si no te preocupara
caerle bien a la gente o te diera igual la opinion de los demás
sobre ti?

Si te pones muy nervioso en aquellas situaciones en que te


pueden rechazar no estás tan solo como crees. Hace tiempo se
realizó una encuesta a miles de personas para entender cuáles
son los miedos más presentes en nuestras vidas.

¿Sabes cuál era el miedo que apareció en cuarto lugar? El miedo


a la muerte. ¿Y cuál fue el miedo número 1, el más común de
todos?

Hablar en público. Hay gente que preferiría morir antes que


hablar en público.

Este temor irracional a exponernos nace de nuestro miedo al


rechazo, a no ser aceptados socialmente. Procuramos evitar las
experiencias dolorosas, así que nos escondemos en lugar de
correr riesgos. Incluso reprimimos nuestros verdaderos
sentimientos y abandonamos a los demás antes de permitir que
tengan la oportunidad de rechazarnos.

Lo que ocurre es que normalmente no te das cuenta de la


cantidad de gente a tu alrededor que te acepta tal como eres: tan
sólo ves los que no lo hacen.
En este artículo te explicaré como vencer el miedo al rechazo.
Pero también quiero que comprendas que, contrariamente a lo
que la mayoría piensa, el miedo puede llegar a ser tu mejor
aliado. Perderlo sería probablemente lo peor que te podría pasar.

Todos tenemos miedo al rechazo


El miedo al rechazo es el temor que alguien experimenta cuando
se siente evaluado o juzgado por los demás. Puede surgir al
declarar nuestro amor a la persona amada, al intentar vender un
producto a alguien o simplemente al pedir un favor al
desconocido. Este miedo provoca dos tipos de respuesta:

 Que esa persona sacrifique sus necesidades y deseos con tal


de ser aceptada

 O que evite exponerse a situaciones en las que sienta que le


pueden evaluar
Todos tenemos miedo al rechazo y a todos nos ha afectado de
algún modo a lo largo de nuestras vidas. Sin embargo, si ese
miedo es tan intenso que supone un lastre en tu vida, es el
momento de que empieces a mirarle a los ojos y enfrentarte con
él. Ya es hora de que dejes de no hacer cosas por el miedo al qué
dirán o qué pensarán de ti.

¿De dónde nace el miedo al rechazo?


Como suele ser habitual en la mayoría de comportamientos, su
origen se puede explicar de dos formas: la innata (evolutiva) y
la adquirida. Probablemente tiene mucha más importancia la
segunda y en cualquier caso es la única sobre la que tienes
margen de maniobra.

Lo has heredado…

La explicación evolutiva es que los seres humanos hemos


desarrollado una necesidad interior de ser aceptados y de
encajar en el grupo porque en el pasado ser rechazados del seno
de una familia o tribu podía suponer la muerte. Ir solo por la jungla
a buscar alimento puede ser bastante peligroso, ¿no crees?

… y lo has aprendido

La explicación psicológica es mucho más compleja y se basa en


todas aquellas experiencias que han dejado huella en tu carácter
y personalidad a lo largo de tu vida, como por ejemplo que la
primera persona a la que pediste salir te rechazara de forma
cruel.

Es por este motivo que la reacción de pánico al rechazo se puede


entender como un condicionamiento negativo: con tal de evitar
un estímulo negativo como una mala cara, una negativa o un
desprecio, evitas repetir situaciones en las que has sido
rechazado en el pasado.
El temor al rechazo también se fundamenta en
tu autoconcepto (cómo te ves a ti mismo) y tu autoestima (cómo
te sientes contigo mismo):

 A todos nos gusta sentirnos gente guay. Si nos rechazan la


realidad choca con nuestro autoconcepto. ¿Cómo voy a ser
guay si no le gusto a la gente? Eso genera disonancia,
conflicto mental y afecta tu autoestima. Mina tu orgullo. No
eres tan guay como crees. Para evitar ese conflicto no te
expones socialmente.

A no ser que tengas la autoestima a prueba de bombas es


probable que le des bastante importancia a la opinión de los
demás sobre ti. Pero si la consideración que tienes de ti mismo
depende esencialmente de la aceptación del resto de la gente,
tienes trabajo por hacer. Porque nunca podrás agradar a todo el
mundo.

En mi caso esto fue especialmente cierto durante una etapa de mi


vida:

Siempre he tenido un buen concepto de mí mismo. He logrado


sacar buenas notas cuando tenía que hacerlo, he destacado en
los deportes que me he propuesto, y he conseguido aquellos
trabajos por los que he peleado.

Sin embargo en un momento de mi vida este elevado


autoconcepto me provocó una gran aversión al rechazo. Evitaba
acercarme a conocer chicas cuando salía con la noche y me
ponía mil excusas para no hacerlo. Huía de las situaciones en las
que alguien pudiera hacerme ver que quizás no era tan genial
como yo me creía. Quería mantener mi autoestima intacta, pero
el hecho de no ser capaz de asumir riesgos era precisamente lo
que estaba afectando mi autoestima.
Supongo que todavía me quedaban restos de ese miedo porque
también dudé bastante antes de empezar este blog y lo pospuse
varias veces. ¿Y si a la gente no le gusta lo que escribo? ¿Y si no
estoy a la altura de las expectativas?
Finalmente entendí que la única persona a la que debo gustar es
a mí mismo.

El rechazo también tiene consecuencias físicas


El rechazo duele. De hecho, un estudio de la Universidad de
Michigan ha descubierto que tu cuerpo libera las mismas
sustancias cuando sufres un rechazo social que cuando te das un
golpe.

El sistema analgésico del cuerpo se activa durante un rechazo


como si reaccionara frente a una agresión física. Los autores del
estudio se atreven a señalar que las personas más sensibles a los
rechazos podrían tener algún problema en la producción de
dichas sustancias analgésicas por lo que les costaría más
recuperarse de una experiencia social negativa.
Las conclusiones de este estudio demuestran dos cosas:

1. Es normal que el rechazo te afecte. Lo antinatural sería lo


contrarío porque nuestro cuerpo está preparado para
responder a él. Si alguien te dice que no le afecta, te está
mintiendo.

2. Hay personas que genéticamente podrían ser más


sensibles al rechazo. Por mucho apoyo emocional que
reciban quizás nunca puedan ser capaces de eliminarlo del
todo, así que no te preocupes si ése es tu caso. Empieza a
aceptarlo.
Pero el miedo es útil, aprovéchalo
Tener miedo al rechazo no es malo per se. Los miedos tienen una
función. Son un instinto humano diseñado para mantenerte
despierto y a salvo. Sin embargo, demasiado miedo puede
paralizarte e impedir que consigas precisamente aquello para lo
que tu miedo te estaba preparando, como me ocurría a mí.

¿Por qué a veces tenemos demasiado miedo?

Ocurre porque confundimos los temores reales con los


imaginarios e interpretamos creaciones
mentales como amenazas físicas. Entonces respondemos como
si fueran riesgos vitales poniendo en marcha mecanismos de
supervivencia.

¿Qué riesgo real existía en que yo me acercara a charlar con una


chica desconocida en una fiesta? Conducir es un millón de veces
más peligroso (hay alrededor de de un 0,1% de probabilidades de
morir) y no me ponía nervioso. Mi mente estaba confundiendo los
miedos ficticios con los reales.

Fíjate en que las cosas buenas o interesantes de la vida como un


trabajo nuevo, una cita, el nacimiento de un hijo o la creación de
tu primera empresa van acompañadas de miedo porque existe la
posibilidad de fracasar, y el cuerpo usa tu miedo para darte la
energía necesaria para prevenir esos fracasos.

Con el miedo tu cuerpo te está dando combustible para que


pases a la acción, huyas o te paralices. Tú decides.
La realidad es que tú no puedes decidir si tienes miedo o no, es
irracional, pero en cambio sí que puedes decidir cómo usas la
energía que te proporciona: si para quedarte paralizados, huir, o
superar esa situación. El miedo al fracaso y al rechazo es lo que
da a la gente la motivación necesaria para prevenirlos. Úsalos
sabiamente.

El lado oscuro de la aceptación social


La gente que sufre intensamente de miedo al rechazo necesita
constantemente aceptación y validación social, pero
inconscientemente sólo buscan señales que les demuestren que
no gustan a los demás. En su cabeza no dejan de preguntarse
qué estará pensando la gente de ellos.

Esa búsqueda constante de aceptación es un tremendo error. Un


círculo vicioso. Tu aceptación tan sólo puede venir de tu
interior, no de los demás, porque cualquier palabra, mirada o
gesto de alguien siempre podrá ser malinterpretado como un
rechazo cuando en realidad no lo es. Nunca podrás estar seguro
del todo.

Un excesivo temor al rechazo puede crear un patrón de


comportamiento muy peligroso en tu vida. Puede conseguir que
sientas que no eres lo suficientemente bueno, que eres un
fracasado. En tus relaciones sentimentales te puede convertir en
un obseso y celoso compulsivo, y destruir relaciones que tan
sólo acababan de empezar poniéndote a la defensiva desde el
principio.
En la mayoría de ocasiones tampoco te rechazan a ti
Imagínate que alguien descubre un diamante de 300 kilates.
Único en la tierra. Sin embargo, debido a su ignorancia, cree que
es un simple trozo de cristal y lo tira. ¿Eso a quién pone en
evidencia? ¿Al diamante o a la persona?

Por el mismo motivo, cuando alguien rechaza a otra persona se


pone mucho más en evidencia a él mismo que el rechazado.
Porque la realidad es que en esa situación tan solo existe una
opinión, a menudo limitada, de una persona sobre otra.

Si J.K. Rowling se hubiera rendido después de haber sido


rechazada durante años por multitud de editoriales, Harry
Potter no existiría. Si Walt Disney hubiera abandonado su idea de
parque de atracciones después de que más de 300 inversores lo
rechazaran, no existirían los parques Disney. Si Michael Jordan
hubiera dejado de lanzar a canasta en el último segundo por
haber fallado multitud de veces, no habría ganado 6 anillos
de campeón de la NBA.
Todas las decisiones no dependen de ti
Resulta que el comportamiento de la gente no depende sólo
de ti. No eres el centro del mundo. Si intentas venderle un coche
a un cliente que le acaba de tocar la lotería, probablemente
termine comprándotelo. Si intentas vender el mismo coche a una
persona que se acaba de arruinar, lo más seguro es que rechace
tu oferta.

Eso ocurre a diario. Las personas tienen estados de ánimos y


motivaciones que implican que en la mayoría de ocasiones el
resultado no va a depender de ti: por muy bien que lo hagas, si
quieres conocer a una chica a la que la acaba de dejar su novio
después de una relación de 10 años seguramente te rechace de
inmediato.

Que te rechacen o no, en la gran mayoría de ocasiones no


depende de ti. Depende de las circunstancias de ese cliente,
persona a la que quieres gustar, familiar, amigo o lo que sea. La
gente no toma las decisiones exclusivamente por ti y obviando
todas las demás circunstancias de su vida. Eres tú que lo
conviertes en algo personal.
Esto tan fácil de entender es en realidad muy complicado. Las
personas con gran temor al rechazo sólo buscan señales que les
confirmen sus miedos y no dejo de encontrarme gente que me
pregunta por qué alguien les rechazó o ese ciente no les compró
si lo hicieron todo bien. Creen que el motivo depende sólo de
ellos  y se culpabilizan de todos los errores.

Por qué te rechaza la gente que no conoces


Cuando alguien a quien no conoces te rechaza, ¿a quién rechaza
realmente?

La respuesta es que a ti no. Quizás esté rechazando la frase


que has dicho, la situación en que se lo has dicho, o la idea que
tiene esa persona de lo que significa que le digas eso. El
problema es que creemos que nos rechazan no sólo por lo que
estamos haciendo en ese momento, sino sobre TODO lo que
somos.

¿Pero esa persona te conoce en realidad? No. No tiene más


información de ti, ni de tus virtudes ni de lo que le puedes ofrecer.
En realidad la gente no rechaza personas: rechaza ideas. La
idea que cree que representas.

¿Sueles recibir llamadas de operadoras de telefonía? ¿Y qué


haces cuando las recibes? Normalmente cuelgas de inmediato,
¿cierto? Si la persona que llama tuviera que tomarse cada
rechazo que recibe de forma personal, los psicólogos no darían
abasto. No rechazas esa persona en concreto: rechazas una
llamada de una empresa de telefonía.

Qué ocurre cuando te rechaza un conocido


En el caso del rechazo en relaciones ya establecidas como las
sentimentales, lo que debes entender es que el rechazo es una
medicina necesaria: te ayuda a descartar relaciones y
oportunidades que no iban a funcionar para que puedas encontrar
otras que sí que lo harán. No significa que no seas lo
suficientemente bueno, sino que alguien no se ha dado cuenta de
lo que puedes ofrecer.

Es tiempo entonces de que aprendas cómo dar lo que puedes


ofrecer, o qué hacer para que la demás gente sea consciente de
que lo estás dando.

Cómo superar el miedo al rechazo


El error más grande que puede cometer alguien que esté
intentando superar sus miedos paralizantes es evitar las
situaciones que precisamente se los provocan. De esta forma no
se soluciona el problema sino que se agrava porque, como todos
los miedos irracionales, ese temor crece a medida que ese
persona los intenta evitar.

Cuando alguien teme a la oscuridad incrementa su pánico


mientras evite enfrentarse a ella. Pero a medida que se expone a
sus miedos descubrirá que en realidad se basaban en falsas
creencias y empezarán a disminuir.

Una vez has entendido que es normal tener miedo al rechazo y


que es normal que te rechacen, vamos a ver cómo hacer
desaparecer el miedo. Y empezaré confesándote lo siguiente:

El miedo nunca desaparece


Pues no. Los miedos no desaparecen por arte de magia. El error
que comente la gente cuando ve una persona que en apariencia
no teme al rechazo es creer que no tiene miedo, cuando la
realidad es que lo tiene igualmente pero actúa a pesar de ello.

Jamás esperes que el miedo desaparezca para actuar. No lo


hará. Pero a base de enfrentarte a situaciones sociales irá
disminuyendo poco a poco. Es como conducir: al principio te
asusta hasta que se convierte en un hábito.

Pretender hacer desaparecer el miedo leyendo libros o recibiendo


consejos no es posible. Es actuando cómo el miedo
desaparece. No conozco nadie que haya adelgazado sólo
leyendo libros de hacer dieta.

Desaprende lo aprendido
Si la mala noticia es que no puedes evitar tener miedo a ser
rechazado, la buena es que sí que puedes cambiar cómo
reaccionas frente ese miedo.

Tu comportamiento frente el miedo es algo que has aprendido a


base de hacer lo mismo durante muchos años de tu vida. Si tu
reacción te paraliza y te impide conocer gente, entonces es hora
de que aprendas a reaccionar de otra manera.

Debes desarrollar nuevos hábitos más constructivos en lo que


respecta a lo que piensas de la gente y de ti mismo. A medida
que vayas incorporando dichos hábitos, tu reacción negativa al
miedo irá desapareciendo.

No te puedes ni imaginar la cantidad de personas atractivas,


ganadoras, geniales, sociables, inteligentes y talentosas que
experimentan ese miedo social a lo largo de su vida. Porque no
tiene nada que ver con lo atractivo e interesante que seas.
Las personas más seguras de sí mismas se dan cuenta de que el
rechazo simplemente forma parte de la vida y que, con el objetivo
de desarrollarnos como personas, todos debemos tomar riesgos
en algún momento y salir de nuestra zona de confort. Pero
sobretodo, no se toman el rechazo de forma personal y lo ven
más bien como un error de los demás en darse cuenta de
cómo son realmente. Ésa es la forma de reaccionar frente el
rechazo que han aprendido.
En el fondo, si pudiéramos perder todo el miedo al rechazo
seríamos muy poco afortunados porque dejaríamos de
experimentar esos nervios que, en otras situaciones, nos dan la
energía suficiente para superar adversidades.

Consejos para aprender a reaccionar frente el miedo

1. Exponte progresivamente. Si temes el rechazo social lo


más normal es que estés intentando evitar ese tipo de
situaciones. Sin embargo, para superar tu miedo es crucial
que hagas lo contrario y que te expongas. Para que esto
funcione debe ser progresivo. Empieza con situaciones que
te provoquen poca ansiedad y a medida que te acostumbres
ves subiendo el nivel.

2. Sé consciente de lo que piensas. Además de exponerte


gradualmente es importante que detectes cuándo empiezan a
aparecer los pensamientos que te provocan el miedo al
rechazo. Racionaliza las consecuencias que te estás
imaginando. ¿Qué riesgo real hay en ponerte a hablar con un
grupo de gente? Recuerda que no debes confundir los
miedos imaginarios con los miedos reales.

3. Evita la profecía autocumplida. Una profecía autocumplida


es una creencia errónea sobre una situación que hace que la
persona que la tiene actúe de forma que se termine
cumpliendo, tal y como se demostró en este estudio. Si crees
que un grupo de personas te va a rechazar  probablemente te
pongas nervioso y a la defensiva. Este comportamiento es el
que precisamente causará que te rechacen, por lo que luego
justificarás tu creencia: –¡Sabía que no les iba a gustar! Así
pues, cuidado con lo que piensas y evita estar buscando
constantemente señales de rechazo. Empieza a buscar
signos de que eres aceptado.

4. Utiliza afirmaciones positivas. Como has visto en el punto


anterior, en la vida a menudo recibes lo que esperas. Y esto
es especialmente cierto en las relaciones sociales. Resulta
que cuando conocemos alguien nuevo, si esperamos
gustarles (por el motivo que sea), tenderemos a gustarles
más. Y viceversa. En un estudio canadiense se demostró que
utilizar afirmaciones positivas fundamentadas como “mis
amigos creen que soy una pieza importante en su vida”
proporcionaba más confianza a la gente a la hora de encarar
una relación social, lo que a su vez se traducía en que
gustaban más.

5. Analiza lo que ha ocurrido. Si te rechazan, ¿es normal que


te sientas dolido? Sin duda. No existe nadie que no sienta
desazón en el momento en que le rechazan. Pero la clave
está en que después, en lugar de dejar que las emociones
dominen tu comportamiento, te hagas las siguientes
preguntas: ¿Qué hice mal? ¿Por qué no le/s gusté? ¿De qué
forma le/s habría gustado más? ¿Hubiera merecido la pena
que le/s hubiese intentado gustar más?

6. Preguntar por qué. Es tan sencillo que me soprende que la


gente no lo haga más. A quien te ha rechazado (ya sea un
cliente que no ha querido comprar, un amigo o la persona
que te gusta) pregúntale amablemente si te puede explicar en
dos minutos el motivo del rechazo. Pero no intentes agradarle
de nuevo. Si accede a epxlicarte por qué, escucha con
mucha atención. Descubrirás que muchas veces el motivo
por el que te han rechazado no tiene nada que ver contigo.
Vivir sin que el miedo al rechazo te paralice
Si das demasiado poder a la opinión de los demás te convertirás
en su prisionero. Así que nunca dejes que la opinión de alguien
altere tu realidad. Nunca sacrifiques quién eres o quién quieres
ser porque alguien pueda tener un problema con eso. Quiérete
como eres por fuera y por dentro y sigue luchando. Nadie puede
hacerte sentir mal a no ser que tú mismo le des ese poder.

Hacerlo sería absurdo: en la mayoría de ocasiones te rechazan


por causas ajenas a ti.
Ser único tiene un valor incalculable. En este mundo en que todo
el mundo se parece a todo el mundo, lo que más termina
deseando la gente es ser diferente. Busca y encuentra el coraje
para seguir siendo tú mismo y cuando se rían de ti por ser
distinto, riéte de ellos por ser iguales.

No cambies para gustar a la gente o te encontrarás gente a la que


sólo gustarás por lo que finges ser. Sé tu mismo porque cuando
gustes a alguien, le gustarás por ser quien eres realmente.

Recuerda que el rechazo duele a todo el mundo, y a todos nos


rechazan en momentos de nuestra vida. Lo que ocurre es que la
gente actúa a pesar del miedo. Si continuamente estuviéramos
evitando relacionarnos con la gente por nuestro temor al rechazo,
nos estaríamos perdiendo a la vez toda la alegría, diversión y
felicidad que el resto de personas nos puede proporcionar.

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