Taller de Recuperación 6-03

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Universidad Industrial de Santander

Facultad Ciencias Humanas


Escuela de idiomas
Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana
Práctica Pedagógica Investigativa III (PPI)
Docente: Kelly Johanna Palacios Robles

Institución Educativa Técnico Dámaso Zapata

Docentes: Samanta Rodríguez Bernal, Liliana Ester Camacho Barrios

Asignatura: Lengua Castellana

Grado: 6-03 Jornada: Tarde Fecha: 8 de junio de 2023

Tema: LITERATURA, ORTOGRAFÍA Y GRAMÁTICA: Los adjetivos

Logros:
- Identificar los textos pertenecientes al género narrativo y sus elementos característicos, con especial énfasis en el
cuento.
- Reconocer y utilizar los adjetivos, sinónimos y antónimos en la creación de oraciones.
- Comprender la importancia de los signos de puntuación en los textos.

Criterios:
- Reconoce qué es un cuento, la estructura, las características y sus tipos.
- Escribe oraciones utilizando adjetivos, sinónimos y antónimos.
- Identifica y asigna la puntuación faltante en los textos.

Nombre:

TALLER DE RECUPERACIÓN SEGUNDO PERIODO

1. Identifique las partes del cuento y escríbalas en los espacios según corresponda. (2%)
La tortuga gigante

____________________Había una vez un hombre que vivía en Buenos Aires, y estaba muy contento porque era
un hombre sano y trabajador. Pero un día se enfermó, y los médicos le dijeron que solamente yéndose al campo
podría curarse. Él no quería ir, porque tenía hermanos chicos a quienes daba de comer; y se enfermaba cada día
más. Hasta que un amigo suyo, que era director del Zoológico, le dijo un día:
—Usted es amigo mío, y es un hombre bueno y trabajador. Por eso quiero que se vaya a vivir al monte, a hacer
mucho ejercicio al aire libre para curarse. Y como usted tiene mucha puntería con la escopeta, cace bichos del
monte para traerme los cueros, y yo le daré plata adelantada para que sus hermanitos puedan comer bien.
El hombre enfermo aceptó, y se fue a vivir al monte, lejos, más lejos que Misiones todavía. Hacía allá mucho
calor, y eso le hacía bien.
Vivía solo en el bosque, y él mismo se cocinaba. Comía pájaros y bichos del monte, que cazaba con la escopeta,
y después comía frutos. Dormía bajo los árboles, y cuando hacía mal tiempo construía en cinco minutos una
ramada con hojas de palmera, y allí pasaba sentado y fumando, muy contento en medio del bosque que bramaba
con el viento y la lluvia.
Había hecho un atado con los cueros de los animales, y lo llevaba al hombro. Había también agarrado vivas
muchas víboras venenosas, y las llevaba dentro de un gran mate, porque allá hay mates tan grandes como una lata
de querosén.

____________________El hombre tenía otra vez buen color, estaba fuerte y tenía apetito. Precisamente un día
que tenía mucha hambre, porque hacía dos días que no cazaba nada, vio a la orilla de una gran laguna un tigre
enorme que quería comer una tortuga, y la ponía parada de canto para meter dentro una pata y sacar la carne con
las uñas. Al ver al hombre el tigre lanzó un rugido espantoso y se lanzó de un salto sobre él. Pero el cazador, que
tenía una gran puntería, le apuntó entre los dos ojos, y le rompió la cabeza. Después le sacó el cuero, tan grande
que él solo podría servir de alfombra para un cuarto.
—Ahora —se dijo el hombre—, voy a comer tortuga, que es una carne muy rica.
Pero cuando se acercó a la tortuga, vio que estaba ya herida, y tenía la cabeza casi separada del cuello, y la cabeza
colgaba casi de dos o tres hilos de carne.
A pesar del hambre que sentía, el hombre tuvo lástima de la pobre tortuga, y la llevó arrastrando con una soga
hasta su ramada y le vendó la cabeza con tiras de género que sacó de su camisa, porque no tenía más que una sola
camisa, y no tenía trapos. La había llevado arrastrando porque la tortuga era inmensa, tan alta como una silla, y
pesaba como un hombre.
La tortuga quedó arrimada a un rincón, y allí pasó días y días sin moverse.
El hombre la curaba todos los días, y después le daba golpecitos con la mano sobre el lomo.
La tortuga sanó por fin. Pero entonces fue el hombre quien se enfermó. Tuvo fiebre, y le dolía todo el cuerpo.
Después no pudo levantarse más. La fiebre aumentaba siempre, y la garganta le quemaba de tanta sed. El hombre
comprendió entonces que estaba gravemente enfermo, y habló en voz alta, aunque estaba solo, porque tenía mucha
fiebre.
—Voy a morir —dijo el hombre—. Estoy solo, ya no puedo levantarme más, y no tengo quien me dé agua,
siquiera. Voy a morir aquí de hambre y de sed.
Y al poco rato la fiebre subió más aún, y perdió el conocimiento.
Pero la tortuga lo había oído, y entendió lo que el cazador decía. Y ella pensó entonces:
—El hombre no me comió la otra vez, aunque tenía mucha hambre, y me curó. Yo lo voy a curar a él ahora.
Fue entonces a la laguna, buscó una cáscara de tortuga chiquita, y después de limpiarla bien con arena y ceniza
la llenó de agua y le dio de beber al hombre, que estaba tendido sobre su manta y se moría de sed. Se puso a
buscar enseguida raíces ricas y yuyitos tiernos, que le llevó al hombre para que comiera. El hombre comía sin
darse cuenta de quién le daba la comida, porque tenía delirio con la fiebre y no conocía a nadie.
Todas las mañanas, la tortuga recorría el monte buscando raíces cada vez más ricas para darle al hombre, y sentía
no poder subirse a los árboles para llevarle frutas.
El cazador comió así días y días sin saber quién le daba la comida, y un día recobró el conocimiento. Miró a todos
lados, y vio que estaba solo, pues allí no había más que él y la tortuga, que era un animal. Y dijo otra vez en voz
alta:
—Estoy solo en el bosque, la fiebre va a volver de nuevo, y voy a morir aquí, porque solamente en Buenos Aires
hay remedios para curarme. Pero nunca podré ir, y voy a morir aquí.
Y como él lo había dicho, la fiebre volvió esa tarde, más fuerte que antes, y perdió de nuevo el conocimiento.
Pero también esta vez la tortuga lo había oído, y se dijo:
—Si queda aquí en el monte se va a morir, porque no hay remedios, y tengo que llevarlo a Buenos Aires.
Dicho esto, cortó enredaderas finas y fuertes, que son como piolas, acostó con mucho cuidado al hombre encima
de su lomo, y lo sujetó bien con las enredaderas para que no se cayese. Hizo muchas pruebas para acomodar bien
la escopeta, los cueros y el mate con víboras, y al fin consiguió lo que quería, sin molestar al cazador, y emprendió
entonces el viaje.

____________________La tortuga, cargada así, caminó, caminó y caminó de día y de noche. Atravesó montes,
campos, cruzó a nado ríos de una legua de ancho, y atravesó pantanos en que quedaba casi enterrada, siempre con
el hombre moribundo encima. Después de ocho o diez horas de caminar, se detenía, deshacía los nudos y acostaba
al hombre con mucho cuidado, en un lugar donde hubiera pasto bien seco.
Iba entonces a buscar agua y raíces tiernas, y le daba al hombre enfermo. Ella comía también, aunque estaba tan
cansada que prefería dormir.
A veces tenía que caminar al sol; y como era verano, el cazador tenía tanta fiebre que deliraba y se moría de sed.
Gritaba: “¡Agua!, ¡agua!”, a cada rato. Y cada vez la tortuga tenía que darle de beber.
Así anduvo días y días, semana tras semana. Cada vez estaban más cerca de Buenos Aires, pero también cada día
la tortuga se iba debilitando, cada día tenía menos fuerza, aunque ella no se quejaba. A veces se quedaba tendida,
completamente sin fuerzas, y el hombre recobraba a medias el conocimiento. Y decía, en voz alta: —Voy a morir,
estoy cada vez más enfermo, y únicamente en Buenos Aires me podría curar. Pero voy a morir aquí, solo, en el
monte.
Él creía que estaba siempre en la ramada, porque no se daba cuenta de nada. La tortuga se levantaba entonces, y
emprendía de nuevo el camino.
Pero llegó un día, un atardecer, en que la pobre tortuga no pudo más. Había llegado al límite de sus fuerzas, y no
podía más. No había comido desde hacía una semana para llegar más pronto. No tenía más fuerza para nada.
Cuando cayó del todo la noche, vio una luz lejana en el horizonte, un resplandor que iluminaba el cielo, y no supo
qué era. Se sentía cada vez más débil, y cerró entonces los ojos para morir junto con el cazador, pensando con
tristeza que no había podido salvar al hombre que había sido bueno con ella.
Y sin embargo, estaba ya en Buenos Aires, y ella no lo sabía. Aquella luz que veía en el cielo era el resplandor
de la ciudad, e iba a morir cuando estaba ya al fin de su heroico viaje.
Pero un ratón de la ciudad —posiblemente el ratoncito Pérez— encontró a los dos viajeros moribundos.
—¡Qué tortuga! —dijo el ratón—. Nunca he visto una tortuga tan grande. ¿Y eso que llevas en el lomo, qué es?
¿Es leña?
—No —le respondió con tristeza la tortuga—. Es un hombre.
—¿Y adónde vas con ese hombre? —añadió el curioso ratón.
—Voy… voy… Quería ir a Buenos Aires —respondió la pobre tortuga en una voz tan baja que apenas se oía—.
Pero vamos a morir aquí, porque nunca llegaré…
—¡Ah, zonza, zonza! —dijo riendo el ratoncito—. ¡Nunca vi una tortuga más zonza! ¡Si ya has llegado a Buenos
Aires! Esa luz que ves allá es Buenos Aires.
Al oír esto, la tortuga se sintió con una fuerza inmensa, porque aún tenía tiempo de salvar al cazador, y emprendió
la marcha.
Y cuando era de madrugada todavía, el director del Jardín Zoológico vio llegar a una tortuga embarrada y
sumamente flaca, que traía acostado en su lomo y atado con enredaderas, para que no se cayera, a un hombre que
se estaba muriendo. El director reconoció a su amigo, y él mismo fue corriendo a buscar remedios, con los que el
cazador se curó enseguida.
Cuando el cazador supo cómo lo había salvado la tortuga, cómo esta había hecho un viaje de trescientas leguas
para que tomara remedios, no quiso separarse más de ella. Y como él no podía tenerla en su casa, que era muy
chica, el director del Zoológico se comprometió a tenerla en el Jardín, y a cuidarla como si fuera su propia hija.
Y así pasó. La tortuga, feliz y contenta con el cariño que le tienen, pasea por todo el Jardín, y es la misma gran
tortuga que vemos todos los días comiendo el pastito alrededor de las jaulas de los monos.
El cazador la va a ver todas las tardes y ella conoce desde lejos a su amigo, por los pasos. Pasan un par de horas
juntos, y ella no quiere nunca que él se vaya sin que le dé una palmadita de cariño en el lomo.

2. Complete la secuencia de acciones agregando la información que falta en cada caso. (10%)

a. Un día, el hombre se enfermó y los médicos le dijeron que solamente podría curarse si…

b. El tigre intentó atacar al hombre, pero este…

c. ¿Por qué cuidaba la tortuga gigante al hombre?

d. ¿Cómo cuidaba la tortuga gigante al hombre?}

3. Analice la historia y las acciones de los personajes del cuento. Responda y justifique su respuesta.
(15%)

a. El hombre del cuento estaba recolectando cueros. ¿Por qué alguien haría eso?

b. ¿Cómo se puede ver el uso de cueros en la vida cotidiana? Haga una lista.

c. El hombre y el tigre mataron o intentaron matar a otros animales. ¿Cuál es la diferencia entre las razones del
uno y el otro?

d. ¿Cuál es la diferencia entre los zoológicos-acuarios-circos y los parques naturales o de conservación?


e. ¿Por qué cree que es legal tener a unos animales en casa y a otros no?

4. Identifique los elementos narrativos en el cuento La tortuga gigante y llene la siguiente tabla:
(12%)

LOS TRES CERDITOS

Personajes

Narrador

Espacio

Tiempo

Trama

5. Subraye seis adjetivos diferentes en el cuento. Luego, utilícelos para escribir dos oraciones con
adjetivos en modo positivo, dos en comparativo y dos en superlativo (cada oración con un adjetivo
diferente). (12%)
Positivo:

Comparativo:

Superlativo:


6. Resume el cuento mediante la creación de una historieta o cómic en la que aparezcan los momentos
más importantes. (15%)
Preguntas de selección múltiple con única respuesta. Marque con una X la respuesta correcta.

7. ¿Qué es el cuento? (2%)

a. Es una narración extensa, que está basada solo en hechos reales. Está protagonizado solo por personas y
su tema es sobre la vida cotidiana.
b. Es una narración breve, que puede estar basada en hechos reales o ficticios. Está protagonizada por un
grupo reducido de personajes y su tema es muy específico.
c. Es una narración que está basada solo en la ficción. Está protagonizado por demasiados personajes y
abarca innumerables temas.
d. Es una narración simple, basada en hechos reales y ficticios. No hay personajes y hay muchos temas.

8. ¿Cuáles son los tipos de cuento? (2%)

a. Populares y literarios.
b. Fantásticos, policiales y de terror.
c. Realistas y de ciencia ficción.
d. Todas las anteriores.

9. Complete el crucigrama con los ANTÓNIMOS de las palabras dadas. (10%)

2 11 5 6

11

1 8 10

5 3 3

6 7

7 10

Verticales Horizontales

1. Negro 7. Vida 1. Feo 7. Malo

2. Odio 8. Divorcio 2. Liviano 8. Mucho

3. Tarde 9. Barato 3. Ruido 9. Agarrar

4. Guerra 10. Desconectar 4. Grande 10. Mentira

5. Abrir 11. Seco 5. Rechazar 11. Fácil

6. Sucio 6. Rico
10. Une cada palabra con su SINÓNIMO y realice una oración. (10%)

Famoso - ● Obeso

Enseñar - ● Hurtar

Gordo - ● Danza

Fácil - ● Alumno

Terminar - ● Educar

Robar - ● Celebridad

Estudiante - ● Acabar

Baile - ● Sencillo

11. Asigne los puntos [.] y las comas [,] correspondientes en los textos. (10%)

Hueso

Érase una vez un perrito que encontró un hueso Enseguida llegó un perro más grande que le gruñó le enseñó los
dientes lo miró con ojos amenazadores y le quitó el hueso. El perro grande quería comerse el hueso Pero entonces
llegó otro perro grande que también quería el hueso

Los dos perros grandes se pelearon gruñendo se enseñaron los dientes y se miraron con ojos amenazadores Se
movían en círculo alrededor del hueso y cada uno quería echarle la boca al otro Entonces el perrito se metió entre
los dos perros grandes cogió el hueso y salió corriendo Los dos perros grandes no se dieron cuenta de nada
Seguían corriendo en círculo gruñendo enseñándose los dientes y mirándose con ojos amenazadores iPero ya no
había ningún hueso! Porque, a esas alturas, ya se lo había comido el perrito

El hacha

Había una vez un pobre leñador que regresaba a su casa después de una jornada de duro trabajo Al cruzar un
puentecillo sobre el río, se le cayó el hacha al agua Entonces empezó a quejarse tristemente:
—¿Cómo me ganaré el sustento ahora que no tengo hacha?
Al instante ioh, maravilla! una bella ninfa aparecía sobre las aguas y dijo al leñador: —Espera señor traeré tu
hacha.
Se hundió en la corriente pasaron algunos minutos y poco después aparecía con un hacha de oro entre las manos
El leñador dijo que aquella no era la suya Por segunda vez se sumergió la ninfa, para aparecer después con otra
hacha, pero esta vez era de plata
—Tampoco es la mía ninfa —dijo el triste leñador Por tercera vez la ninfa buscó bajo el agua Al aparecer llevaba
un hacha de hierro
—¡Oh, gracias gracias! Esa sí es la mía
—Pero, por decir la verdad, yo te regalo las otras dos. Has preferido ser pobre y no mentir y te mereces un premio.

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