Sociologia Unidad 1

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SOCIOLOGIA

Surgimiento y características.

El concepto está asociado a diferentes acepciones: en primer lugar, como señala Zigmunt

Bauman, una de las representaciones más simples es la que la asocia a estantes repletos de libros.

Con ello no se pueda dejar de pensar en dos cuestiones: por un lado, conocimiento, y por el otro,

que este conocimiento fue acumulado durante años. En segundo lugar, la sociología se relaciona

con individuos que tienen una relación directa con las universidades o, en general, con el

ambiente académico. En tercer lugar, en cierto momento histórico, se la asoció con gente que

fermentaba la rebelión y estimulaba las revueltas. Sin embargo, la sociología particularmente, es

una ciencia inherentemente crítica, porque trata temas que tienen que ver con el funcionamiento

y cambio de nuestras sociedades. La premisa fundamental de la sociología es, que las personas

están inscriptas en un entramado de relaciones sociales.

La SOCIOLOGÍA es el estudio sistemático, riguroso y científico de la sociedad. Una de las primeras

tareas de la sociología es “desnaturalizar” el sentido común; indagar en aquellas cuestiones que

aceptamos como dadas. La sociología también nos permite promover el cambio social; cuanto más

aprendamos sobre su funcionamiento, más podemos hacer para cambiarla.

1. Es una forma de pensar críticamente.

2. Permite conocer mejor las oportunidades y obstáculos.

3. Nos convierte en miembros activos.

Sin embargo, como ciencia social, tiene algunos problemas o más bien desafíos que

constantemente debe resolver:

1. Es parte de un mundo en constante transformación.

2. Los sociólogos son miembros de una sociedad, son parte del objeto de estudio.

3. El conocimiento sociológico es parte de la sociedad. Por lo tanto, existe una

retroalimentación y cambio permanente entre los dos mundos.

El nacimiento de la reflexión de lo que se conoce como sociología sucedió en el contexto de los


cambios que crearon el mundo moderno, cuyo núcleo se sitúa en las dos grandes revoluciones, en

primer lugar, la Revolución Francesa en 1789, símbolo de una transformación política. En segundo

lugar, la Revolución Industrial, a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Como consecuencia de

estas dos revoluciones, y para entender lo que estaba sucediendo a esas sociedades, surge la

sociología; razón que frecuentemente se la denomina una “ciencia de las crisis”. Marx, Weber y

Durkheim fueron los tres padres fundadores de la Sociología y tuvieron tres visiones diferentes del

nuevo orden social naciente. Tres procesos fueron relevantes en estas grandes transformaciones:

1. Nueva economía industrial. Durante la Edad Media la mayoría de la gente se dedicaba al

cultivo de la tierra o la manufactura a pequeña escala. Posteriormente, gracias al

desarrollo de la mecánica hidráulica y la invención de la máquina de vapor se dio origen a

la producción a gran escala.

2. Crecimiento de las ciudades. Las fábricas empezaron a ser un polo de atracción de las

personas que estaban buscando trabajo. Los campesinos abandonaron el campo para

trasladarse a los centros industriales.

3. Cambios políticos. Paso de la Edad Media a la Modernidad. Antiguamente, se pensaba que

la sociedad era el reflejo de la voluntad de Dios. Sin embargo, con el tiempo se produce un

cambio en el pensamiento político; se empieza a abandonar la idea que la sociedad es

producto de un plan divino y se la entiende como producto de los hombres, como el

resultado de acciones humanas.

Orígenes. La sociología es una disciplina bastante reciente. Fue en 1883 cuando el pensador

Augusto Comte acuño el término para describir una nueva forma de reflexionar sobre el mundo.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX, y gracias a Durkheim, que se abordó el estudio de la

sociedad desde una perspectiva puramente científica. Según Comte, puede dividirse la historia de

la humanidad en tres fases:

1. La primera fase, que abarca la Edad Media, fue denomina por Comte como teológica. En
esta fase se interpretó y explicó la sociedad en términos teológicos.

2. Durante el Renacimiento, las perspectivas teológicas dieron paso a otras perspectivas del

tipo metafísico.

3. Finalmente, se intentó explicar la naturaleza en sus propios términos. Copérnico y Galileo

son referentes de este período. Se comienza a aplicar el método científico para entender

y explicarla.

El aporte de Comte fue relevante porque fue uno de los primeros pasos para comprender la

sociedad en términos intra-sociales, es decir, no recurrir a explicaciones teológicas sobre la

dinámica del mundo social. El momento del nacimiento de la sociología también lo fue para otras

ciencias; ciencia política (Maquiavelo), economía política (Smith y Ricardo), psicoanálisis.

Lo que en ese momento se consideraba como sociología pretendía estabilizar y restablecer el

orden social. Marx, en cambio, tenía otros objetivos: intentaba provocar el quiebre de ese nuevo

orden social naciente. Bottomore señala que durante mucho tiempo ha habido una estrecha y

polémica relación entre el marxismo y la sociología. Estrecha, porque la teoría de Marx, al igual

que la sociología, aspiraba a ser una ciencia general de la sociedad y estaba orientada a

comprender los cambios sociales resultantes del capitalismo industrial y de las revoluciones

políticas del siglo XVIII. En cuanto a la polémica, surgieron por el hecho de que la sociología y el

marxismo se desarrollaron históricamente en esferas en gran medidas aisladas, así como de

conflicto directo. El debate gravitó en torno al siguiente eje: el marxismo debía considerarse una

entre varias teorías sociológicas, o bien un cuerpo de pensamiento único y singular.

Uno de los componentes centrales de la sociología son las teorías sociológicas. La diferencia entre

una teoría y un paradigma es que, la primera es un enunciado que expresa cómo y por qué unos

determinados hechos están relacionados. Un paradigma, en cambio, es una imagen básica de la

sociedad que guía no sólo la investigación, sino también las reflexiones teóricas del investigador.

Para validar la teoría en su coherencia interna, se recurre al análisis lógico de sus argumentos. Para
comprobar su coherencia externa, en sociología se trabaja con métodos de investigación que

contrastan y comprueban empíricamente los presupuestos teóricos. Esta comprobación empírica

puede ser a través de datos estadísticos, de análisis de textos, entrevistas, etc.

KARL MARX.

Nacimiento 1818. Prusia (Actual Alemania). Marx veía el gran crecimiento económico como

producto de la revolución industrial, y que en la sociedad naciente solamente un reducido número

de personas se beneficiaba de esto. El objetivo de este pensador era quebrar este nuevo orden

social y reemplazarlo por otro que, según su visión, era más igualitario. En el Manifiesto del

Partido Comunista, el autor postula que la historia de todas las sociedades que han existido hasta

nuestros días es la historia de la lucha de clases, una lucha que terminó siempre con la

transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes.

Según Marx, con el transcurso del tiempo el capitalismo tendía a simplificar las contradicciones de

clase. Así, toda sociedad iba dividiéndose cada vez más en dos grandes campos enemigos:

burguesía y proletariado. La idea central era el conflicto social entre clases sociales. Una de las

ideas clave en el pensamiento de Marx es que la estructura económica influye en gran medida,

sobre las otras esferas de la vida social. El modo de producción es definido por Marx como el

modo como los hombres producen sus medios de vida. Este modo de producción implica

cuestiones materiales e ideológicas, es decir, se erige sobre una estructura material y una

superestructura ideológica.

La estructura material se conforma por las fuerzas de producción (fuerzas de trabajo, es decir, el

trabajo humano; objetos de trabajo, como materia prima, y medios de trabajo, como las

maquinarias) y las relaciones de producción (relaciones sociales que establecen los sujetos para

producir), mientras que en la superestructura ideológica encontramos las formas de conciencia

social (representaciones manifestadas en forma de conciencia jurídica, moral, religión, arte,

ciencia) y el Estado (entendido como relaciones jurídico- políticas, cuyo poder habría sido

hegemonizado por la burguesía).


El capitalismo, como sistema económico, provoca conflictos entre las clases sociales y alienación

de los individuos. La alienación es una experiencia según la cual los hombres, ante que gobernar

sus propias vidas y sus propios destinos, se sienten gobernados por fuerzas ajenas o extrañas a

ellos, fuerzas que no controlan y a las que se someten. Para Ritzer, el trabajador industrial está

alienado respecto de:

1. Su trabajo. En la empresa capitalista no hay lugar para la creatividad, sino que todo está

debidamente reglamentado y supervisado: el hombre es convertido en un esclavo de la

máquina.

2. Productos de su trabajo. Éstos no le pertenecen al trabajador sino al capitalista que ha

comprado su tiempo y esfuerzo a cambio de un salario.

3. Otros trabajadores. En las sociedades capitalistas, el trabajo deja de ser una experiencia

de cooperación para convertirse en algo puramente competitivo.

4. De sí mismo. Experiencia tediosa y deshumanizadora.

Una acción revolucionaria de los trabajadores terminaría destruyendo el capitalismo. Después de

esta acción y una vez destruido el capitalismo, devendría un sistema social más humano e

igualitario: el socialismo. De acuerdo a sus ideas la distribución social de sus riquezas no debería

ser igualitaria, en el sentido que todos los individuos reciban por igual, sino que se basa en el

hecho de que el aporte a lo colectivo que realice cada individuo se defina en función de sus

posibilidades, mientras que lo que cada individuo reciba se defina en función de sus necesidades.

Una de las críticas fundamentales a estas ideas es que la desigualdad no sólo puede ser

económica, sino que también puede ser de género o de etnia, etc. Sin embargo, según el

argumento de Marx, los conflictos fundamentales son aquellos que se estructuran en función de la

ubicación de los individuos en la estructura económica. El objetivo de esta forma de conseguir la

sociología no es sólo observar, sino generar cambios sociales. La postura marxista deja de lado el

equilibrio y la paz social. En la medida en que hay intereses políticos, se deja de lazo la
investigación científica. Tanto este paradigma como el funcionalismo tienen una orientación

macro, es decir, implican una reflexión sociológica que se sitúa al nivel de las grandes estructuras

sociales.

MAX WEBER.

Nacimiento 1864. Alemania. Desde este paradigma se afirma que para entender un contexto

social debemos comprender la perspectiva de los individuos que participan de él. El interés del

investigador que se posiciona en este paradigma no está en analizar la realidad y el modo en que

la sociedad condiciona al individuo, sino al individuo como actor. La sociedad, según este

paradigma, está configurada a partir de las acciones de los individuos. Weber distinguía a las

sociedades a partir de las visiones del mundo que poseían sus miembros. La Revolución Industrial

y el surgimiento del capitalismo significaron el triunfo de la racionalización; así, Weber hablo de la

racionalización del mundo para describir el cambio histórico de la tradición a la racionalidad como

modelos dominantes del pensamiento. Weber clasificó varios tipos de acción social:

1. Acto racional respecto a un fin. El actor concibe claramente un fin y combina los medios

para alcanzarlo (Ingeniero que quiere construir un puente).

2. Acto racional respecto de un valor. El actor actúa racionalmente al aceptar todos los

riegos de una acción, no para obtener un resultado particular, sino para permanecer fiel a

una idea que tiene que ver con el honor.

3. Acto afectivo o emocional. Se define la acción no por referencia a un fin o a un sistema de

valores, sino por la reacción emocional del actor colocado en circunstancias dadas.

4. Acto tradicional. Obedece a reflejos afirmados por una prologada práctica. El actuar es

dictado por los hábitos, las costumbres y las creencias.

Para Weber el capitalismo expresa la racionalidad, ya que el capitalista toma decisiones según el

cálculo de costos- beneficios. El capitalismo surge en un determinado medio social, el del

calvinismo. Los calvinistas actuaban según los parámetros de una disciplina rigurosa y de un modo
racional. Quienes adherían al calvinismo creían en el dogma de la predestinación según el cual Dos

había escogido a unos a la salvación y a otros al castigo eterno. Ante la muerte de Calvino, para

aliviar la angustia los pastores indicaron que:

1. Era obligación de los creyentes creerse predestinados a la salvación.

2. Para ganar la salvación debían trabajar incansablemente. Debía realizarse de modo

racional, de forma meticulosa y sin desperdiciar ningún tipo de recurso. Los frutos del

trabajo tampoco se podían consumir en lujos o placeres, pues eso pertenecía al reino del

pecado; por el contrario, debían reinvertirlos para agradar al soberano, mecanismo que

contribuía a sentar las bases del capitalismo.

Rasgos de la nueva sociedad organizada en función de la racionalización.

1. Surgieron instituciones sociales específicas. Su aparición fue una estrategia racional que

permitió atender necesidades humanas de un modo más eficaz.

2. Se crearon organizaciones. Escuelas, hospitales, universidades, etc. Weber pensaba que

las organizaciones formales eran instrumentos diseñados a propósito para conseguir

determinados fines de la forma más eficiente posible.

3. Profesiones cada vez más especializadas.

4. Autodisciplina. En las sociedades modernas se premiaba el esfuerzo y el mérito personas.

5. Mayor conciencia del tiempo. Se medía el tiempo y se planificaban las actividades en

horas y minutos.

6. Impersonalidad. Hay una separación de las esferas de la vida privada de las otras esferas

de la vida en donde predominan las relaciones impersonales.

Según Weber, la sociedad moderna e industrial estaba neutralizando la dimensión creativa,

innovadora de las personas, cuyas vidas eran cada vez más rutinarias y domesticadas por la

burocracia. Weber define a la burocracia como un “tipo ideal” de organización racional de

dominación legal. Para encontrar obediencia resulta necesario, primero, fomentar la creencia de

que el mandato es legítimo. Weber propone tres tipos de dominación legítima:


1. De carácter tradicional. Creencia en la santidad de las tradiciones; por lo tanto, aquellos a

quienes la tradición designa como jefes adquieren una autoridad legítima.

2. De carácter carismático. Se otorga a un jefe o santo en función de sus actos heroicos.

3. De carácter racional. Descansa en la creencia de la legalidad de ordenaciones estatuidas y

de los derechos de mando de los que ejercen la autoridad.

El tipo más puro de dominación legal es el que se ejerce por medio de un cuadro administrativo

burocrático. El paradigma de la acción busca la compresión de la realidad. Sin embargo, se

cuestiona que al enfocarse en esto, se pierden de vista las estructuras y los condicionamientos que

estas ejercen sobre la acción social.

EMILE DURKHEIM.

1858. Francia. Paradigma funcionalista. Entre los precursores del paradigma funcionalista se

encuentra Augusto Comte, cuya preocupación principal radicaba en encontrar mecanismos de

integración social y a Herbet Spencer quien fue un estudioso del cuerpo humano y la sociedad.

Spencer mantenía que había fuertes paralelismos entre ambos: la sociedad era entendida como

un cuerpo social, que al igual que el cuerpo humano tenía sus partes y funciones. Estos

presupuestos sientas las bases del funcionalismo en el cual se enmarca Durkheim.

Durkheim entendía que la sociedad era un sistema complejo de partes interrelacionadas entre sí,

las cuales producían equilibrio y estabilidad social. De acuerdo a este paradigma, la sociedad es un

todo comprensible, ordenado y estable. Por lo tanto, la pregunta básica es cómo funciona la

sociedad, y no cómo cambia. Durkheim tenía dos grandes objetivos entrelazados:

1. Instaurar la sociología como disciplina científica rigurosa. Cuando Durkheim inició su

carrera académica, en Francia se desconfiaba mucho de la nueva ciencia, contraria al

individualismo predominante en el siglo XIX. A pesar de esto, Durkheim se convirtió en

uno de los profesores más respetados.

2. Sentar las bases para la unificación de las ciencias sociales. Su objetivo consistía en forjar
la unidad de las ciencias sociales sobre bases positivistas. La idea era unificar el saber

científico, es decir, eliminar las diferencias metodológicas entre las ciencias naturales y

sociales.

La sociología de Durkheim tiene como objetivo establecer las bases de una ciencia estabilizadora,

que descubre una base viable para restaurar el consenso social y promover la integración (a

diferencia del marxismo). Durkheim pensaba que la sociedad era más que la suma de los

individuos que la componían. Es decir, la sociedad existe antes de que los humanos en el mundo,

ejerce su influencia durante toda nuestra vida y seguirá existiendo luego. Para explicar eso,

Durkheim propuso el concepto de hecho social, que se refiere a hechos colectivos, caracterizados

como: supraindividuales, porque están por encima del individuo, y coercitivos, porque se

imponen a este. Según Durkheim, la sociología debía estudiar estos hechos sociales como cosas y

explicar las causas de un hecho social a partir de otro hecho social.

La sociedad tiene una existencia aparte de los individuos, está “afuera” de los individuos, pero

también está “adentro”. Según Durkheim, ésta regula los comportamientos de los individuos

mediante la impresión de una disciplina moral: la sociedad pone límites y restricciones morales a

nuestros deseos. Las sociedades modernas imponen menos restricciones sobre los individuos,

pero esto puede producir anomia. Esto ocurre cuando a consecuencia de un mayor grado de

tolerancia y libertad, los individuos carecen de modelos de referencia útiles sobre los cuales anclar

sus conductas.

En las sociedades preindustriales la tradición servía para dar estabilidad a una sociedad y

mantenerla unida. Estas sociedades tenían un tipo de solidaridad mecánica, es decir, lazos

sociales basados en una visión común del mundo, que mantenía unidos a los miembros de la

sociedad. Pero al evolucionarla sociedad, se generó un menor grado de solidaridad mecánica.

Aparecieron otros mecanismos: mecanismos propios de la solidaridad orgánica, la cual se refiere a

los lazos y vínculos sociales basados en la especialización y división del trabajo que une a los
miembros de una sociedad industrial. La dimensión fundamental de esta relación estaba en la

división del trabajo, o la especialización en la producción o actividad económica.

CAPÍTULO: SOCIEDAD

La sociología nació en medio de las grandes transformaciones económicas, políticas y sociales que

dieron lugar al mundo moderno tal como hoy lo conocemos. Podemos definir una sociedad como

un conjunto de personas que interactúan en un espacio determinado y que comparten una

misma cultura. Karl Marx entendía la historia como un proceso largo y complejo de cambio social.

Marx estaba especialmente interesado en analizar la economía. Max Weber, reconociendo la

importancia de la economía, intentó mostrar que las ideas (y más en concreto, las ideas religiosas)

también tenían su parte en el desarrollo de las sociedad humanas. Durkheim se centró en los

mecanismos que producen cohesión social, esto es, que hacen los miembros de una sociedad

cooperen unos con otros.

Evolución y tipos de sociedades.

1. Sociedades de cazadores y recolectores. Son sociedades que disponen de tecnologías

simples que les sirven para cazar animales y recolectar alimentos. Sin tecnologías que les

sirvan para producir alimentos, los miembros de estas sociedades están continuamente

buscando comida en su entorno natural. Las sociedades de cazadores y recolectores se

dividen en pequeñas bandas de pequeñas docenas de individuos cada una de ellas, que

viven relativamente alejadas unas de otras. Son bandas nómadas. Están organizadas por

vínculos de parentesco. La mayoría de los miembros participa en la mayoría de las

actividades del grupo; la más importante, buscar comida. Hay sin embargo una

especialización del trabajo, según criterios de dad y género. A pesar de esta división del

trabajo y de responsabilidades, hombres y mujeres tienen un estatus o posición social

semejante. No existe un poder político formal en este tipo de sociedades. En la mayoría de

ellas existe la figura del chaman, un líder espiritual que puede tener cierto prestigio en el

grupo. Estas sociedades no suelen ser sociedades guerreras. Las lanzas, flechas o cuchillos
de piedra se usan para la caza. Los miembros cooperan estrechamente unos con otros y

comparten los recursos.

2. Primeras sociedades agrícolas y ganaderas. Nuevas tecnologías trasformaron muchas

antiguas sociedades de cazadores y recolectores. Se desarrolló una tecnología agrícola

rudimentaria, que permitía la producción de alimentos a pequeña escala. Las

herramientas más características en este período son para remover la tierra y todo tipo de

utensillos para cavar y plantar semillas. Dicha transformación no fue inmediata ni

generalizada. También hubo otras sociedades, en particular las que habitaban regiones

más áridas o montañosas, que no encontraban grandes beneficios en las nuevas técnicas

agrícolas. Estos grupos, sin embargo, desarrollaron otra tecnología, la del pastoreo y que

consiste en la domesticación de animales. La domesticación de animales y el cultivo de

pequeños terrenos aumentó rápidamente la producción de alimentos. Las sociedades

especializadas en pastoreo siguiendo siendo nómadas. Por el contrario, las que adoptaron

técnicas agrícolas comenzaron a crear asentamientos más o menos permanentes. La

posibilidad de producir alimentos implicó la creación de un excedente material. Estos

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excedentes permitieron que algunas personas pudieran dedicarse a otras actividades

distintas de la producción de alimentos, como la fabricación de herramientas, el comercio,

etc. A su vez, mientras que en las sociedades de cazadores y recolectores solían pensar

que el mundo estaba habitado por espíritus, los de las sociedades agrícolas practicaban el

culto a los antepasados y solían pensar en la figura de Dios como el creador. Un mayor

nivel de especialización y de complejidad también produce un mayor nivel de

desigualdad social. Con ello emergieron los sistemas políticos de dominación y dieron

paso a instituciones como la esclavitud o a situaciones de guerra casi permanentes.

3. Sociedades agrarias. El descubrimiento de la agricultura a gran escala, junto con la

invención de la rueda, la escritura, la numeración y el uso cada vez extensivo de los


metales marcan claramente un período en la historia de la sociedad. Los excedentes

alimentarios, y la posibilidad de transportarlos en carros tirados por animales, supuso la

creación de sociedades de grandes dimensiones, en términos de población y territorio. Un

mayor excedente de recursos produjo un mayor grado de complejidad social. La

especialización hizo obsoleta el viejo sistema del trueque, y sí no tardó en aparecer el

dinero. A su vez, la invención del dinero facilitó el comercio, y consecuentemente, el

desarrollo de las ciudades. Las sociedades agrarias eran también sociedades

profundamente desiguales. En el extremo inferior estaban los esclavos y los campesinos,

la fuerza de trabajo de las elites. Libres del trabajo manual, las élites podían dedicarse a la

filosofía y las artes, y por supuesto, al gobierno de la sociedad. Con la invención del arado,

las mujeres fueron relegadas a tareas subsidiarias o secundarias. Aparecieron los aparatos

políticos y administrativos como esfera aparte de la vida social.

4. Sociedades industriales. Al inicio de la Revolución Industrial, que podemos datar a

mediados del siglo XVIII, se empezó a generalizar el uso de la energía hidráulica en talleres

y fábricas. Más adelante se empezó a emplear el vapor. Estas grandes transformaciones

sociales explican el nacimiento mismo de la sociología. En los inicios del siglo XIX, el motor

de combustión transformó aún más las sociedades, y la electricidad cambiaría

drásticamente la vida cotidiana de las personas. El teléfono, la radio y la televisión explican

la emergencia de lo que se llama la cultura de masas. Y el uso cada vez más extensivo de

los ordenadores, ha originado a su vez una revolución informática. En la sociedad

industrial, la mayoría de las personas comenzó a trabajar por cuenta ajena y en fábricas,

instaladas en las proximidades de las fuentes de energía. Con ello perdieron importancia

los vínculos de parentesco, los valores tradicionales, las creencias y costumbres. La

industrialización ha transformado también la institución familiar. El papel de la familia

como agente de socialización se ha visto bastante erosionado. También las familias han

dejado de ser unidades de producción, para ser unidades de consumo.


5. Sociedades posindustriales. Son sociedades caracterizadas por el uso extensivo de las

tecnologías que sirven para procesar, almacenar, transmitir información y conocimientos.

La rapidez con la que es posible transmitir información y conocimientos a un bajo costo de

una punta a la otra del plantea está haciendo que el contacto entre las sociedades sea

cada vez más estrecho y así, que esté apareciendo una cultura global. Las nuevas

tecnologías están acelerando el proceso de globalización.

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KARL MARX. SOCIEDAD Y CONFLICTO. Marx vivió gran parte de su vida en Londres, centro

neurálgico del capitalismo. Tal como lo veía Marx, esto había generado un sistema económico

mundial caracterizado por el aumento continuo en el número de transacciones comerciales

dentro y fuera de las fronteras nacionales. Marx también observó que sólo un reducido número

de personas parecía estar beneficiándose de todos estos progresos. Una idea central en el

pensamiento de Marx es la idea del conflicto social que se refiere a los conflictos que enfrentan a

distintos segmentos de la sociedad por los recursos disponibles. Para Marx, el capitalismo

transforma a una minoría de la población en capitalistas, esto es, en propietarios de fábricas y

empresas productivas. El objetivo de un capitalista es la obtención de beneficios económicos, lo

que se consigue vendiendo productos a un precio mayor que el coste de producción. En el otro

lado de la balanza, el capitalismo transforma a la mayoría de la población en proletariados,

personas que venden su fuerza de trabajo a los capitalistas a cambio de un salario. Con el objetivo

de maximizar los beneficios, los capitalistas deben minimizar la cuantía de los salarios. Con ello

aparece un conflicto de intereses irresoluble. Según Marx, este conflicto solo puede resolverse

haciendo desaparecer al sistema capitalista y sustituyéndolo por otro sistema económico que sea

más equitativo. Marx pensaba que el sistema económico era la base o la infraestructura de la

sociedad. Otras instituciones sociales, como la familia, el sistema político o la religión, constituidas

sobre esa base económica, formaban lo que Marx llamó la superestructura. La forma y

funcionamiento de estas otras instituciones están gobernados por lo que ocurren en la esfera de la
economía; es decir, que estas otras instituciones sociales refuerzan el poder dominante de los

capitalistas. Marx rechazó la visión del mundo del capitalista como falsa conciencia, que es todo

tipo de explicación o justificación de los problemas sociales como problemas individuales y como

como problemas originados en el mismo funcionamiento de la sociedad. Lo que Marx estaba

diciendo era que el mismo capitalismo era responsable de muchos problemas sociales.

Marx observó que las sociedades suelen cambiar o evolucionar de modo lento o gradual, para

luego sufrir cambios radicales y revolucionarios en cortos períodos de tiempo. Según Marx, el

cambio socia está en parte determinado por el desarrollo tecnológico. Pero la tecnología no

cambia las sociedades. Las que cambian las sociedades son las personas; o mejor dicho, los

conflictos económicos que enfrentan a las personas. “La historia de todas las sociedades que han

existido hasta ahora es la historia de la lucha de clases”. En esta sociedad, así como en las

sociedades anteriores existe, básicamente dos clases sociales: la clase dominante y la clase

dominada. Pero a diferencia del conflicto que existía en sociedades anterior, en las sociedades

capitalistas el enfrentamiento entre las clases es un enfrentamiento abierto, frontal. Marx

pensaba que los proletariados, sin vínculos morales que les unieran a sus opresores, tenían pocos

motivos para seguir tolerando esa opresión. Para que este cambio se produzca es necesario, según

Marx, que se cumplan dos condiciones. En primer lugar, que los trabajadores se hagan

conscientes de su propia explotación y reconozcan que el responsable de la misma es el sistema

capitalista. En segundo lugar, que los trabajadores se organicen y actúen para salir de esa

situación. Esto implica, que los trabajadores adquieran conciencia de clase.

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Marx también rechazaba el capitalismo porque crea alienación, una experiencia según la cual los

hombres, antes que gobernar sus propias vidas y sus propios destinos se sientes gobernados por

fuerzas ajenas a ellos; fuerzas que no controlan y a las que se someten. En las sociedades

capitalistas, los trabajadores están alienados; no se ven a sí mismos como hombres libres, sino

como una mercancía más. Marx pensaba que el trabajador industrial está alienado respecto a:
1. Su trabajo. En la empresa capitalista, los trabajadores industriales no tienen ningún

control sobre el proceso de su trabajo. No hay lugar para la creatividad. Se convierten en

apéndices de las máquinas.

2. Los productos de su trabajo. Estos no le pertenecen al trabajador que los ha producido,

sino al capitalista.

3. Otros trabajadores. El trabajo deja de ser una experiencia de cooperación y pasa a ser

algo puramente competitivo.

4. Sí mismo, o su propia naturaleza. El capitalismo transforma una actividad en la que

deberían expresarse las cualidades esenciales del hombre en una experiencia deprimente

y deshumanizadora.

La acción revolucionaria de los trabadores, terminará destruyendo el capitalismo y creando una

nueva sociedad. Marx vislumbraba un sistema productivo más humanitario y más igualitario, que

reforzara y no destruyera los lazos sociales. Llamó a este sistema: socialismo. Según Marx, el

socialismo llegaría inevitablemente por vía de la revolución; una revolución que podría ser

violenta. De ahí emergería una nueva sociedad, en la que los hombres, cooperando unos con

otros producirían los necesarios para satisfacer todas sus necesidades.

MAX WEBER. EL PROCESO DE RACIONALIZACIÓN. La sociología de Weber se enmarca en lo que

llamamos la teoría de la acción. Weber reconoció la influencia y capacidad transformadora de la

tecnología, pero no compartía el enfoque materialista de Marx. Para Weber, las ideas pueden

transformar las sociedades. Según él, la sociedad moderna no es el producto de las tecnologías o

del capitalismo, sino de un nuevo modo de pensar. Weber prefirió distinguir entre las sociedades

a partir de las visiones del mundo de sus miembros. Mientras que los miembros de las sociedades

preindustriales se aferran a la tradición, los de las sociedades modernas piensan en términos de

racionalidad, esto es, según cálculos de costos y beneficios, que sirven para determinar cuáles son

los cursos de acción que sirven mejor para alcanzar unos determinados objetivos. En la

perspectiva de Weber, entonces, es la visión del mundo que tienen las personas la que promueve
o detiene el proceso de innovación tecnológica. Para Weber, el capitalismo expresa la esencia de

la racionalidad, ya que el empresario capitalista toma decisiones según un cálculo de costos y

beneficios. Para Marx, por el contrario, el capitalismo es la antítesis de la racionalidad.

Según Weber, el capitalismo surgió en un determinado medio social, el del calvinismo. Los

calvinistas, según Weber, actuaban según los parámetros de una disciplina rigurosa y de un modo

racional. Los calvinistas creían en el dogma de la predestinación, según el cual Dios, había

predestinado a unos a la salvación y a otros al castigo. A la muerte de Calvino, y con el objetivo de

aliviar esta angustia, los pastores que le sucedieron indicaron lo siguiente. En primer lugar, que era

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obligación de los creyentes creerse predestinados a la salvación. En segundo lugar, se

recomendaba que, para ganar esa confianza y agradar a Dios, los creyentes debieran trabajar

incansablemente en el oficio que Dios les había reservado. Como el trabajo era una forma de

agradar y servir a Dios, debía realizare de modo racional, de forma meticulosa y sin desperdiciar

recursos. Los frutos del trabajo tampoco se podrían consumir en lujos o placeres; era más

apropiado reinvertirlos en el propio negocio. De esta forma, el calvinismo contribuyó a sentar las

bases de la economía capitalista. Estas investigaciones de Weber sobre el calvinismo y la ética

protestante ofrecen un buen ejemplo de la capacidad transformadora de las ideas. Pero Weber

nunca llegó a decir que el calvinismo hubiera causado el capitalismo. Según Weber, las

explicaciones basadas en las idea no pueden ser nunca explicaciones suficientes en sociología. Con

el tiempo, la ética calvinista se transformó en una ética del trabajo, y la acumulación de la riqueza

perdió todo su significado religioso para convertir en una necesidad una vez que ya estaban

operando las leyes del mercado.

Según Weber, la Revolución Industrial y el desarrollo del capitalismo han puesto en primer

término la racionalidad, y esto ha terminado por transformar la organización social de las

sociedades modernas.

1. Aparecen instituciones sociales específicas. Es una estrategia racional que permite


atender las necesidades humanas de un modo más eficiente (escuelas, hospitales, etc.)

2. Aparecen multitud de organizaciones. La racionalidad moderna se muestra también en la

proliferación de organizaciones formales.

3. Aparecen profesiones y ocupaciones especializadas. Al contrario de los miembros de las

sociedades tradicionales, los miembros de las sociedades modernas desarrollan su

actividad productiva en ámbitos cada vez más especializados.

4. Autodisciplina. Las sociedades modernas premian el esfuerzo y el mérito personal.

5. Mayor conciencia del tiempo. En las sociedades tradicionales las personas medían el

tiempo de acuerdo con el ritmo de las estaciones y de las actividades agrícolas. En el

mundo moderno, se mite el tiempo y se planifican las actividades en horas y minutos.

6. Competencia técnica. En las sociedades modernas no se evalúa a las personas por lo que

son, sino por lo que han hecho.

7. Impersonalidad. En las sociedades modernas se separa más estrictamente el mundo

privado de las otras esferas de la vida, en donde dominan las relaciones impersonales.

Las organizaciones modernas, maximizadoras de la eficiencia, son en realidad un fenómeno

reciente en la historia de la humanidad, y un fenómeno universal con el triunfo del capitalismo.

Para describirlas en sus rasgos esenciales, Weber construyó el tipo ideal de la burocracia

(entendiendo por burocracia no la organización de las administraciones públicas, sino toda

organización moderna que se ajusta a esa definición de tipo ideal). Weber pensaba que las

organizaciones formales no son nada más que instrumentos diseñados a propósito para conseguir

determinados fines de la forma más eficiente posible; eran la expresión más evidente del triunfo

de la racionalidad.

EMILE DURKHEIM. SOCIEDAD Y FUNCIÓN. Durkheim pensaba que la sociedad es más que la suma

de los individuos que la componen. La sociedad existe antes de que uno nazca, va a tener una

influencia fundamental en la vida de uno, y va a seguir existiendo después de que uno mera. Y si la

sociedad tiene prioridad sobre los individuos es porque esta tiene poder para influir en los
pensamientos y las acciones de los individuos. Por esta razón, estudiar a los individuos

aisladamente no sirve para explicar la conducta humana. La sociedad tiene una existencia aparte

de los individuos, está “afuera” de los individuos; pero también está “dentro”. Esto es así, porque

los miembros de una sociedad interiorizan y hacen suyos los valores y las normas de esa sociedad,

y organizan sus vidas en consonancia con ellos. La sociedad, según Durkheim, regula los

comportamientos de los individuos imprimiéndoles una disciplina moral. Para Durkheim, los seres

humanos tienen deseos insaciables, que les pueden llevar a la autodestrucción. Por ello, la

sociedad pone límites o restricciones morales a nuestros deseos que nos permiten conservar la

vida.

En comparación con las sociedades antiguas, las sociedades modernas, más tolerantes, imponen

menos restricciones sobre los individuos. Durkheim reconocía los beneficios de la libertad y la

tolerancia. Pero advertía, por otro lado, que esto mismo puede producir anomia, que ocurre

cuando a consecuencia de un mayor grado de tolerancia y libertad, los individuos carecen de

modelos de referencias útiles sobre los que anclar sus conductas. Durkheim también fue testigo de

las grandes transformaciones sociales que tuvieron lugar en el siglo XIX. En las sociedades

preindustriales, según Durkheim, la tradición servía para dar estabilidad a una sociedad y

mantenerla unida. En sus propios términos, la conciencia colectiva es estas sociedades (eso es, el

sentimiento de pertenencia a una sociedad y el grado en que sus miembros aceptan las normas y

valores de esa comunidad) es fuerte. Esas sociedades permanecen unidas por lo que Durkheim

llamaba solidaridad mecánica, es decir, por los lazos sociales basados en una visión común del

mundo, una moral común, que mantiene unidos a los miembros de las sociedades preindustriales.

Durkheim pensaba que la evolución o desarrollo de una sociedad implicaba menor grado de

solidaridad mecánica, una conciencia colectiva cada vez más frágil. Pero esto no hace que una

sociedad se disuelva, ya que aparecen otros mecanismos que mantengan unida a esa sociedad. A

esos mecanismos, Durkheim llamó solidaridad orgánica, que se refiere a los lazos y vínculos

sociales basados en la especialización y división del trabajo que unen a los miembros de una
sociedad industrial.

1. CAMBIO EN LAS SOCIEDADES. Las sociedades cambias, según Marx, a consecuencias del

conflicto y la desigualdad social, que tienen su origen en el sistema económico. Para

Weber, los modos de pensamiento también contribuyen al cambio social. Para Durkheim,

las sociedades cambian, en gran medida, cuando aumenta la división del trabajo.

2. ¿QUÉ ES LO QUE MANTIENE UNIDAS A LAS SOCIEDADES? Para Marx, sólo puede dejar de

haber conflicto cuando la actividad productiva se base en la cooperación, y no en la

competencia y la explotación. Para Weber, los miembros de una sociedad comparten una

orientación o visión del mundo. Para Durkheim, si las sociedades preindustriales estaban

unidas por lazos de solidaridad mecánica, las sociedades modernas se mantiene unidas

por una solidaridad orgánica, ya que sus miembros son interdependientes.

3. ¿A DÓNDE SE ENCAMINA LA SOCIEDAD? Marx pensaba que el capitalismo estaba

sembrado las semillas de su propia destrucción. Al capitalismo, le sucedería otro sistema

económico y social llamado socialismo. Weber era más pesimista. Veía un futuro de

ciudadanos dóciles, domesticados por organizaciones o burocracias cada vez más

poderosas. Durkheim pensaba que los hombres serían capaces de crear asociaciones que,

como pequeños microcosmos, pudieran generar un sentimiento de pertenencia.

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