Victorino Zecchetto - La Danza de Los Signos - Nociones de Semiótica General-ePubLibre (2003)
Victorino Zecchetto - La Danza de Los Signos - Nociones de Semiótica General-ePubLibre (2003)
Victorino Zecchetto - La Danza de Los Signos - Nociones de Semiótica General-ePubLibre (2003)
El autor
Buenos Aires, marzo 2002
1
¿QUÉ ES LA SEMIÓTICA?
a) La semántica
b) La Pragmática
c) La Sintáctica
***
Bibliografía
Chandler Daniel
Semiótica para principiantes. Ed. Abya-Yala,
1998
Quito.
Morris Charles
1994 Fundamentos de la teoría de los signos. Ed.
Planeta-Agostini, Barcelona, México, Buenos
Aires (Ver: Cap. 2: «Semiosis y semiótica»).
a) Naturaleza
b) Cultura
b) Lenguaje y sentido
***
Bibliografía
Martín-Barbero Jesús
Procesos de comunicación y matrices de
1987 cultura. Itinerario para salir de la razón
dualista. Felafacs GG – México.
AA. VV.
Cultura popular y cultura de masa.
2000 Conceptos, recorridos y polémicas. Ed.
Piados, Buenos Aires.
Derrick de Kerckhove
La piel de la cultura. Investigando la nueva
realidad.
3
LOS VERICUETOS HISTÓRICOS DEL
SIGNO
a) Aristóteles
a) Los estoicos
El estudio del lenguaje y de la lógica acaparó
grandemente la atención de los filósofos estoicos de los
siglos III y II a. C., que arrojaron nueva luz sobre la
comprensión del signo. Su aporte consistió
fundamentalmente, en intuir por primera vez —aunque no
totalmente clara a causa de las premisas filosóficas en que
basaron su pensamiento— la distinción entre signo,
significante y significado, casi anticipándose a las modernas
doctrinas semióticas.
Los estoicos se refieren al signo lingüístico como ente
portador de un doble componente: las palabras en cuanto
expresión dicha, y el contenido de las mismas. Ambos
elementos se unen para referirse a una realidad distinta, el
referente. He aquí un texto famoso de Sexto Empírico que
explica la doctrina estoica al respecto[38]:
«Tres cosas se juntan: la cosa significada, la significante y
la que existe. De estas, la cosa significante es la voz, por
ejemplo la palabra "Dión"; la cosa significada es el mismo
objeto que se indica, objeto que nosotros percibimos en su
presentación real a través de nuestro pensamiento,
mientras que los bárbaros (extranjeros), aunque escuchen
la voz que lo indican, no lo comprenden; en fin, está lo que
existe fuera de nosotros, por ejemplo Dión mismo en
persona. De estas tres cosas dos son cuerpos, o sea, la voz
y lo que existe realmente, y una es incorpórea que es el
objeto significado, y es lo expresado (lektón), y esto último
puede ser verdadero o falso[39]».
Aquí podemos observar que los estoicos admitían —
además de las cosas existentes y de las palabras
significantes— otro elemento: los contenidos del
pensamiento, los significados que denominaban
semainómana y que consideraban meros lektá, es decir,
cosas expresadas, enunciadas o dichas, y que son
incorpóreas (asómata). A las lektá le asignaban poca
importancia y las juzgaban imperfectas. ¿Por qué?
Precisamente por ser incorpóreas, por ser algo meramente
conceptual, espiritual, no perceptible a los sentidos.
Recordemos que toda la filosofía de los estoicos parte de su
visión materialista y corpórea de cuanto existe. En
consecuencia, lo perfecto son las cosas reales, concretas e
individuales, mientras que el pensamiento y las ideas son
universales y carecen de una existencia real y particular. El
lektón inmaterial como concepto (semainómenon),
representa tan solo un efecto, una consecuencia de la
realidad, menos consistente que el ser corpóreo y material.
El signo para los estoicos, tiene entonces, un espesor débil,
representa un ente imperfecto e inmaterial, se reduce al
lekton dicho y expresado por las palabras, su percepción es
solo mental y por tal motivo, representa un estado e cosas
transitorio, aunque es innegable que —dentro del marco de
la lógica estoica— tiene validez semiótica[40].
a) Agustín. (354-430).
b) El Medioevo
a) Descartes y Port-Royal
b) El empirismo inglés
***
Bibliografía
Eco Umberto
Semiótica y filosofía del lenguaje. Editorial
Lumen, Barcelona —1990 (Sobre la
1990
concepción del signo en la antigüedad: pág.
30 a pág. 59).
Nöth Winfried
Panorama da semiótica. De Platao a Peirce.
1998
Annablume Editora, Sao Paulo, Brasil.
Quezada Oscar M.
Semiosis, conocimiento y comunicación.
Universidad de Lima. Fondo de desarrollo
1996 editorial. (Los primeros cinco capítulos hacen
un recorrido sobre el concepto de signo,
desde la antigüedad hasta Kant).
Calabrese Omar
Breve storia della semiótica. Ed. Feltrinelli,
2001 Milano. Por ahora es la obra más completa y
específica sobre el tema.
4
LOS SIGNOS
c) Un esquema complementario
Los aportes teóricos de Saussure y Peirce sobre el signo,
permitieron a lo largo del signo XX que otros semiólogos
reflexionaran y enriquecieran el concepto. Así lo hicieron Ch.
Morris, Hjelmlev, Ogdon-Richard, U. Eco, Sébeock, R.
Barthes, L. Prieto, entre otros.
En conclusión, la comunidad de semiólogos en la
actualidad, está en grado de señalar los puntos
fundamentales más seguros y adquiridos que se refieren a
la estructura del signo. El consenso existe en torno a lo
siguiente:
Signo es todo lo que está en lugar de otra cosa y la
significa; es la marca sensible de una intención de
comunicar un sentido. Se origina de la situación presencia
— ausencia, es decir, presencia del signo y ausencia del
objeto que denota.
El signo tiene una composición ternaria, cuyos elementos
han recibido diferentes nombres, según los autores que los
han reflexionado. Aquí indicamos los términos que suelen
usarse con más frecuencia y sintetizamos en un esquema
las indagaciones que se han hecho sobre la compleja
realidad del signo.
En este esquema se debe precisar la noción del
«referente». La referencia de un signo (palabras, imágenes,
sintagmas…) indica la cosa o el fenómeno que ese signo
quiere evocar. Fue G. Fregue que distinguió entre sentido
(Sinn) del signo y su referencia o denotación (Bedeutung)
[83]. El asunto de fondo que plantea el problema de la
b) Entidades culturales
La aplicación a un caso
***
Bibliografía
Eco, Umberto
1973 Signo. Edit. Labor, Barcelona 1994.
Eco Umberto:
Tratado de semiótica general. Ed. Lumen,
1977
Barcelona. (Ver el capítulo sobre el Signo, p.).
Dallera Osvaldo
Los signos en la sociedad. Ed. Paulinas,
1996
Bogotá.
Sebeok Thomas
Signos: una introducción a la semiótica.
1996
Paidós, Bs. Aires, 1996.
Guiraud Pierre
La semiología (1971). Siglo XXI editores,
México, (1972). (Ver: Cap. 1:“Funciones y
1996
«Media» y el Cap. 2: «La significación, forma
y sustancia del signo).
1. Señales y signos
En la semiótica moderna el concepto de código supone la
distinción entre señal y signo, pues ello esclarecerá por qué
el código se coloca en el horizonte sígnico o en el universo
de la enciclopedia como sugirió U. Eco. (1989).
La señal es un estímulo que pertenece al orden de la
naturaleza y ante el cual reacciona el cuerpo animal. El
aroma de una flor, el color del plumaje de un pájaro, la brisa
helada del viento, la dureza de una piedra, son señales que
nos abren inmediatamente a la experiencia sensorial de la
naturaleza. Todos los seres vivientes emiten señales y
también responden a ellas mediante las reacciones de su
estructura orgánica. Vinculadas al acondicionamiento
sensitivo corporal e instintivo, las señales al ser naturales
establecen reacciones previsibles y universales, aunque
existen variaciones en las respuestas dadas por las diversas
especies animales. Ante la señal de un determinado ruido
puede reaccionar en forma distinta un perro y una gallina,
pero ese estímulo prevé que todos los perros o todas las
gallinas responderán de la misma forma.
Si una persona está sentada tranquilamente mirando la
televisión y de improviso alguien por detrás le golpea con la
mano el hombro, espontáneamente ella se dará vuelta; es
una reacción ante una señal en sí carente de significado.
Las señales rigen también para nuestro cuerpo humano.
Los síntomas de los malestares corporales son señales que
emite el organismo para advertirnos de ellos. La ciencia
médica basa sus diagnósticos observando dichas señales,
pero toma en cuenta también el hecho relevante, de que el
síntoma forma parte además de la misma enfermedad, de
modo que no es posible separarlo de su objeto referencial,
como sucede en los signos. Los síntomas no son fenómenos
con un significado autónomo, sino que permanecen ligados
a los estímulos que los provocan.
El signo pertenece al orden cultural. Es una creación
humana de un estímulo cuya realidad no está presente,
pero que se señala o alude a través de otra cosa que está
en su lugar. El signo pertenece al orden cultural porque está
investido de significado. Si en vez de golpear en el hombro
a la persona que está sentada frente al televisor, una voz la
llama: «Juan ven acá», ella se dará vuelta porque capta un
significado, no se trata solo de un estímulo sonoro. En
consecuencia, el signo es algo no motivado y creado
expresamente para que signifique algo para un grupo
humano.
El mundo de los signos funciona como un repertorio de
significantes, cuya estructura reposa sobre una matriz que,
en último término, es un sistema de diferencias o de
oposiciones. Así por ejemplo, en un semáforo, el verde es en
primer lugar, un color diferente del rojo; o bien, en el
sistema lingüístico la letra «L» es diferente fónica y
gráficamente de la letra «A». Se trata de simples
oposiciones. En este primer nivel del signo, solo hallamos
significantes que carecen de sentidos específicos y en sí no
dicen nada, solo indican oposiciones y/o distinciones, pero
sin referencia a los contenidos o significaciones, ya que en
este nivel, hay además carencia de código.
Cabe preguntarse también: ¿Puede una señal convertirse
en signo? Y la respuesta es afirmativa. En efecto, eso lo
constatamos a menudo en nuestra vida cuando una señal
pasa a integrarse en el espacio de un código. Un niño
corriendo y saltando, es una señal de su presencia, pero ese
gesto hecho en el marco de un recreo de la escuela, es un
signo que debe interpretarse dentro del sistema escolar,
cuyo código ha sido fijado previamente con reglas que rigen
la conducta de los alumnos en el aula y en el patio.
a) Los subcódigos
a) La primera articulación
***
Bibliografía
Eco Umberto
Tratado de semiótica general. Edit. Lumen,
1977
Barcelona. (Ver el capítulo sobre los códigos).
Eco Umberto
Semiótica y filosofía del lenguaje. Edit.
1990 LumenBarcelona, 1990 (Ver el Cap. 5: «La
familia de los códigos», p. 289)
A. J. Greimas, J. Courtés
Semiótica. Diccionario razonado de la teoría
1990 del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid, 1990 (Ver
en el tomo 1 la voz «Código»).
6
LA TRAMA DENOTATIVA Y
CONNOTATIVA
1. La pista de la denotación
***
Bibliografía
Kerbrat-Orecchioni C
1983 La connotación. Ed. Hachette, Bs. Aires.
Eco Umberto
Kant y el ornitorrinco. Ed. Lumen, Barcelona.
1999 Ver Cap. 5: «Notas sobre la referencia como
contrato»).
Eco Umberto
Kant y el ornitorrinco. Ed. Lumen, Barcelona.
1999 Ver Cap. 5: «Notas sobre la referencia como
contrato»).
7
LA IRRUPCIÓN DEL LENGUAJE
CORRIENTE
Pragmática lingüística
a) El hablar neopositivista
El «Tractatus».
3. Algunos investigadores
Planteo inicial
Para entender las ideas de Austin es preciso conocer el
modo como abordó el tema del lenguaje ordinario. Su
convicción era que se debía superar la posición estrecha de
toda una tradición lógica y filosófica que solo privilegiaba el
lenguaje descriptivo o declarativo, es decir, aquel que
describía sucesos o estados de cosas del mundo. Con ese
enfoque se atribuía a toda expresión lingüística un carácter
de «verdad o falsedad». Sin embargo, esta división de las
expresiones en «verdadero / falso» es insuficiente para
comprender la dinámica del lenguaje. Austin, por tanto,
considera esa postura una falacia, porque hay expresiones y
frases que no son ni verdaderas ni falsas, ya que no
describen nada. Y pone este ejemplo: «Sí, juro, expresado
en el curso de la ceremonia de asunción de un cargo. (…) Te
apuesto cien pesos que mañana va a llover». (…) Ninguna
de las expresiones mencionadas es verdadera o falsa[119]. El
hecho de que haya frases que no expresan ni verdad ni
mentira, quiere decir que es necesario considerarlas desde
otro ángulo. Para Austin algo es falso no porque no
corresponda a un no hecho, sino porque corresponde
incorrectamente a ese hecho. Las expresiones
«inadecuadas», es decir, las que no son ni verdaderas ni
falsas, Austin las denomina infortunios, especialmente si se
trata de formalidades sociales mal ejecutadas o
transgredidas. En este caso la frase o la expresión
lingüística mal dicha «no es en verdad falsa sino, en
general, desafortunada. Por tal razón, llamaremos a la
doctrina de las cosas que pueden andar mal o salir mal, en
oportunidad de tales expresiones, la doctrina de los
Infortunios[120]». Para una justa valoración de las
expresiones verbales deben tomarse en cuenta las
circunstancias y la posición de los hablantes.
El principio de cooperación
Según Grice, cuando nuestra comunicación se desarrolla
en el marco de una conversación, hay subyacente un
componente no normativo de intercambio de lenguaje y
que, en general, él incluye en el llamado principio de
cooperación. Lo explica de la siguiente manera: «Haga que
su contribución a la conversación sea, en cada momento, la
requerida por el propósito o la dirección del intercambio
comunicativo en el que usted está involucrado». Dicho con
palabras más simples, esto significa que cuando estamos
metidos en una conversación debemos hacer lo posible para
hablar de forma apropiada al desarrollo de la misma. Si
alguien me parara en la calle para preguntarme donde
queda tal avenida, y yo respondiera: «El domingo pasado
llovió», esa pobre persona ciertamente creerá que estoy
mentalmente enfermo.
El principio de cooperación abarca a los emisores y
receptores de mensajes elaborados durante el diálogo, con
una intención determinada y en un contexto socio cultural
concreto. Se supone que esos interlocutores observan este
principio en cualquier conversación, porque en caso
contrario el diálogo resulta afectado o incoherente.
A partir de este principio, Grice señala otras normas
menores que rigen las intervenciones de cada interlocutor
en los diálogos:
Las implicaturas
Grice establece la distinción entre lo que se dice, o sea el
contenido lógico proposicional correspondiente al sentido
natural del enunciado, y lo que se comunica de modo
anexo, que es toda la información o mensaje que se
transmite con el enunciado a través del contexto. La
relación entre ambos aspectos da lugar al contenido
implícito e inferido que Grice denomina «implicaturas’.
Lo que hace posible las implicaturas es la existencia de
las máximas de cooperación, ya que el hablante quiere
comunicar otros significados además de lo que está
expresando literalmente. Grice pone el ejemplo de un
individuo en la calle parado junto a su coche, otro se le
acerca y ocurre el siguiente diálogo:
El proceso de inferencia
Sperber y Wilson reconocen que existen también
enunciados en los que se combinan al mismo tiempo
codificación e inferencia. Por ejemplo, en la frase: «Ese
muchacho es un toro», se codifica otra realidad (toro = muy
robusto y fuerte), para que el interlocutor construya la
inferencia necesaria y entienda. De hecho, mediante el
proceso inferencial (y no solo por la decodificación
semántica), se realiza la verdadera comprensión del
enunciado. En este caso es el contexto ostensivo de la
forma proposicional el que permite la inferencia del mensaje
que el emisor desea comunicar. Observemos que en toda
inferencia se crea un supuesto a partir de otro. Pero ¿qué es
un supuesto? Sperber y Wilson dicen que es cada uno de los
conceptos que un individuo tiene catalogados como
representaciones del mundo real: sus pocas o múltiples
opiniones personales, las creencias, los deseos, su sistema
de pensamiento, su peculiar modo de juzgar la realidad, su
entorno cognitivo, etc.).
La inferencia es un proceso de tipo deductivo, aunque no
necesariamente ajustado a las leyes de la lógica clásica.
Funciona por medio de razonamientos heurísticos, a partir
de algo que se da por supuesto. No todos los supuestos son
igualmente verdaderos, sino que unos se consideran más
verdaderos que otros.
¿De dónde procede el mayor o menor peso de un
supuesto?
Del mismo sujeto como fuente primaria cognitiva de su
entorno. Todo supuesto es inherente al historial personal, a
las experiencias acumuladas por los individuos, esas
experiencias directas le dan más valor al supuesto, y eso es
decisivo a la hora de extraer inferencias. A partir de ese
material accesible previo, van surgiendo y creándose
después hipótesis de interpretación.
¿Qué mecanismos generan las inferencias?
Sperber y Wilson hablan de un sistema formal de
deducciones, cuyo mecanismo funciona con varios tipos de
capacidades: la memoria, la capacidad de almacenar o
borrar datos, acceso a la información de ductiva, la
capacidad de comparar propiedades formales.
Las reglas deductivas pueden ser: Analíticas: toman
como base un supuesto único; Sintéticas: toman como base
dos supuestos diferentes; la implicación es verdadera solo si
los dos supuestos lo son.
La implicación contextual es un tipo de inferencia que
deriva automáticamente de cualquier información nueva en
relación con lo que ya se posee.
Para Sperber y Wilson el contexto es el conjunto de
premisas que se usan en la interpretación de un enunciado.
Toda nueva pieza de información la procesamos
automáticamente mediante nuestro sistema deductivo, y la
relacionamos con los supuestos contenidos en nuestra
mente. Así podemos reforzar los supuestos, o por el
contrario, hallar contradicciones con las consecuencias que
se derivan de todo ese proceso. El proceso de inferencia
resulta ser uno de los aspectos más destacados para
entender la teoría de la relevancia.
La Relevancia
Sperber y Wilson formulan así el principio de relevancia:
«Todo acto de comunicación ostensiva comunica la
presunción de su propia relevancia óptima[135]».
Esta noción de relevancia es básica en su modelo, pero
no hay que juzgarla en términos absolutos, sino relativos. En
efecto, cuando una persona establece un contacto
conversacional o comunicativo en general, pretende
provocar algún efecto en el campo cognitivo de los
preceptores, aunque el grado o intensidad de tales efectos
no puede establecerse o conocerse de antemano. El uso del
principio de relevancia busca garantizar el logro de la mayor
cantidad de efectos contextuales. Para esto hay que
entender dicho principio como portador de dos elementos
complementarios: el primero es el acto comunicativo
ostensivo que, al manifestar una intención informativa,
conlleva la presunción de su propia relevancia,
precisamente porque es un estímulo ostensivo. En segundo
lugar, la presunción de relevancia óptima tiene que ver con
el conjunto de supuestos que se desean comunicar con el
propósito de obtener efectos contextuales. Cada nueva
información puede ser relevante o irrelevante para nosotros:
un supuesto es relevante si sus efectos contextuales son
amplios, y si el esfuerzo cognitivo para obtenerlos es
pequeño. Una información, pues, resulta relevante en un
contexto si da lugar a efectos contextuales.
En la comunicación humana no hay criterios fiables y
seguros que permitan predecir qué tipo de inferencias va a
usar el interlocutor para la interpretación de un enunciado.
Normalmente se puede entender que el destinatario que
reconoce la intención informativa del emisor, primero
decodifica, después usa los supuestos derivados del
enunciado y las inferencias contextuales, y con todo ese
material, por fin interpreta. No está demás repetir que la
inferencia supone la contextualización de los supuestos que
se obtienen en la tarea de decodificar los datos ostensivos.
En cada momento del proceso de comunicación, el sujeto
utiliza supuestos que funda en la inferencia a partir de las
formulaciones explícitas que señalan la presunción de que
lo que se ha dicho es relevante; pero al mismo tiempo toma
en cuenta la situación contextual, ya que ella no está
plenamente predeterminada para cada conversación.
En síntesis, en el intercambio conversacional, los
hablantes seleccionan los estímulos que más les parecen
relevantes, sea del campo textual, sea del ámbito
contextual. Por consiguiente, ser relevante no es una
característica intrínseca de los enunciados. Se trata más
bien de una propiedad que surge de la relación entre
enunciado y contexto.
e) Observaciones críticas
4. Pragmática argumentativa
***
Austin John
Como hacer cosas con palabras. Ed. Piadós,
1982
Buenos Aires.
Marcella Bertolucci P.
Qué es la pragmática. Ed. Paidós, Barcelona,
1996
Bs. As, 1996.
Ralph Fasold
Sociolingüística del lenguaje. Ed. Docencia,
1998
Bs. As., 1998.
Reyes G.
La pragmática lingüística. El estudio del uso
1990 del lenguaje. Ed. Montesinos, Barcelona,
1990.
AA. VV.
Pragmática. Conceptos claves. Edit. Abya-
2000
Yala, Quito, 2000.
8
LA IMAGEN VISUAL
2. ¿Qué es el iconismo?
***
Bibliografía
Eco Humberto
Kant y el ornitorrinco. Editorial Lumen,
1999 Barcelona, 1999 (Ver cap. 6:«Iconismo e
hipoiconos»).
Gauthier Guy
Veinte lecciones sobre la imagen y el sentido.
1986
Editorial Cátedra, Madrid.
Villafañe Justo
Introducción a la teoría de la imagen.
2002
Ediciones Pirámide, Madrid.
AA. VV.
Videoculturas de fin de siglo. Editorial
1990
Cátedra, Madrid.
9
LOS DISCURSOS
1. La corrida estructuralista
Operaciones retóricas
El enunciado y la enunciación
El emisor
d) El contrato de lectura
5. Los géneros
***
Verón Eliseo
La semiosis social. Ed. Gedisa, Buenos Aires,
1987
1987
Steimberg Oscar
Semiótica de los medios masivos. Ediciones
1991 Culturales Argentinas, Buenos Aires. (Ver
cap. 2: «Proposiciones sobre el género»).
Renkema Jan
Introducción a los estudios sobre el discurso.
1999
Gedisa Editorial, Barcelona.
Garrido Joaquín
Los conectores contextuales en el discurso.
1999
Ed. Abya-Yala, Quito.
10
LA VALIJA DE LAS NARRACIONES
¿Qué es la narratología?
b) La Escuela de Praga
c) El estructuralismo francés
3. Enfoques narrativos
La estructura elemental
Existe, en primer lugar, una estructura elemental de la
significación desde la cual se inicia también el recorrido
generativo de la narración. Esta estructura puede
considerarse como un modelo constitucional que especifica
las formas que asumen las diferencias; es lo que constituye
el famoso «cuadrado binario» de Greimas[224], que indica la
forma elemental del significado mediante operaciones de
opuestos:
La estructura profunda
La gramática narrativa
Sanciones y reconocimiento
La narración
La gramática narrativa
El narrador
El narratario
Lo narrado
a) El suspenso y la sorpresa
b) La narración ficcional
***
Bibliografía
A. J. Greimas, J. Courtés
1982 Semiótica. Diccionario razonado de la teoría
del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid - 2 tomos
(Ver voces: «Narrador / Narratario»,
«Narratividad», «Narrativo (Esquema)»,
«Narrativo (Recorrido)»).
Gonzalo Espino R.
La literatura oral o la literatura de tradición
1999
oral. Edit. Abya-Yala, Quito, 1999.
Bal Mieke
Teoría de la narrativa. Una introducción a la
1998
narratología. Editorial Cátedra, Madrid, 1998
VICTORINO ZECCHETTO. Es italiano y desde hace largos
años, trabaja en América Latina. Estudió comunicación
social en Italia y Francia. Fue director de centros e
instituciones de comunicación social en Chile, Ecuador y la
Argentina, en donde reside actualmente. Publicó numerosos
artículos en revistas de América Latina y Europa. Profesor
de Semiótica y Comunicación Latinoamericana en el
Instituto Superior de Comunicación Social Don Bosco (Bs.
As.). Autor de La danza de los signos: nociones de semiótica
general.
Notas
[1]En: Curso de lingüística general. Ed. Planeta-Agostini,
Buenos Aires, 1994 - Introd. Cap. III, 3. <<
[2]Peirce en una carta a Lady Welby habla de «… la ciencia
de la semiótica (semiotics) (semeiotikè), o ciencia
cenoscópica de los signos…». The Corespondence between
Charles S. Peirce and Victoria Lady Welby. Bloomington,
Indiana University Press, 1977 (Año 1908). La traducción es
nuestra. <<
[3]Morris Charles: Fundamentos de la teoría de los signos.
Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, México, Buenos Aires, 1994.
Pág. 24. <<
[4] Cfr. Approaches to semiotics. Ed. Mouton, 1964. <<
[5]Como ejemplo de lo que decimos, ver la descripción de
los diferentes enfoques en las investigaciones de los efectos
de los medios que reportan MC Quail D. (1980, 1983), y
Mauro Wolf (1992). <<
[6]Ver de Roland Barthes: La aventura semiológica. Edit.
Paidós, Buenos Aires, 1994. <<
[7]En 1955 Claude Lévi-Strauss escribió Tristes trópicos, y
en 1958 publicó Antropología estructural. En 1963 El
pensamiento salvaje; en 1964 comenzó a publicar sus
Mitologías. <<
[8]
La obra de R. Jakobson abarca más de quinientos títulos.
Su enfoque estructuralista se refleja por ejemplo en su
importante trabajo Ensayos de lingüística general. (Seix
Barral, Barcelona 1981). <<
[9]Jacques Derrida con sus Gramatologia y La escritura y la
diferencia (1967), dio a conocer su pensamiento que
modificaba el modo de enfocar y de leer la realidad
mediante la deconstrucción. <<
[10] Ver de Hans Georg Gadamer: Verdad y método. <<
[11] Ricoeur Paul: Del texto a la acción. Ensayos de
hermenéutica II. Ed. Fondo de Cultura Económica. México,
Buenos Aires, 2001. Es la traducción de Du texte à l’Action.
Essais d’herméneutique II (1986), una recopilación de
trabajos como continuación del anterior de 1969: Le conflit
des interprétations. <<
[12] Ver por ejemplo de Kebrat-Oreccioni Catherine: Les
cultures de la conversation en «Le Langage» — Sciences
Humanines, nº 27 – Paris. Déc— 1999 Jan. 2000 p. 38 – 41.
<<
[13] Cabe nombrar de esta escuela a E. Roulet. <<
[14] Halliday Michael: Langage and Social Semiotic.
Baltimore: University Park Press, 1978. <<
[15]Cfr. Ana María Vigara T.: Morfosintaxis del español
coloquial. Esbozo estilístico. Edit. Gredos, Madrid 1992. <<
[16]En el capítulo sobre la pragmática del lenguaje
retomaremos estos investigadores, para explicar un poco su
pensamiento respecto al lenguaje. <<
[17]Ver el valioso trabajo de Klaus Bruhn Jensen: La
semiótica social de las comunicaciones de masa. Ed. Bosch
Comunicación, Barcelona, 1997. <<
[18] La llamada «Teoría de los modelos» tuvo su principal
exponente en Tarski (1901 – 1983). Dicha teoría apuntó a
estudiar las estructuras matemáticas considerando las leyes
que le obedecen. Tarski describió los conceptos
fundamentales de esa semántica, cuyo lenguaje fue
aplicado a la programación. A su vez, el investigador en
informática Goguen, afirma en su Teoría de las Instituciones,
que la teoría general de la abstracción es una teoría
semántica. <<
[19]Ha sido el científico W. F. Heisenberg (1901-1976) quien
en 1927 formuló el Principio de Incertidumbre, a partir de la
teoría de la naturaleza dual de la materia y del electrón. <<
[20]Castellet J. M: La cultura y las culturas. Ed. Arcos
Vergara, Madrid 1985, p. 31. <<
[21]Lull James: Medios, comunicación, cultura. Aproximación
global. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1997 — p. 92. <<
[22]Terry Eagleton: La idea de cultura. Una mirada política
sobre los conflictos culturales. Editorial Paidós, Buenos
Aires, Barcelona, 2001, p. 52. <<
[23] Las investigaciones conocidas bajo el nombre de
«estudios culturales». (Cultural Studies) tuvieron su inicio en
Inglaterra (Universidad de Birmingham) desde la década de
1960.Sus figuras más conocidas son R. Hoggart y Stuart
Hall. De Gran Bretaña el interés por analizar los fenómenos
culturales se extendió sobre todo a los países de habla
inglesa (Estados Unidos y Australia). <<
[24]J. Martín Barbero: Procesos de comunicación y matrices
de cultura. Ediciones G. Gili, México, 1987, p. 13. <<
[25] Las investigaciones teóricas sobre «semiótica de la
cultura» fueron iniciadas por estudiosos de Semiótica de la
Universidad de Tartu (Estonia) en los años 1960,con la
participación también de profesores venidos de la
Universidad de Moscú. El exponente más conocido de esta
corriente es ciertamente Juri Lotman. <<
[26]
Cfr. Geertz Clifford: La interpretación de las culturas.
1973 <<
[27]
Juri Lotman: Semiótica y cultura. Ed. Piados, Barcelona,
1979, p. 39 <<
[28] Lull James, op. Cit. p. 59, citando a Thompson. <<
[29]La «Escuela de Frankfurt» se originó en el Instituto de
Investigaciones sociales de esa ciudad alemana, y con sus
publicaciones entró en el escenario en la década de 1930.
Sus integrantes se dispersaron con la llegada del nazismo al
poder. Cabe mencionar sus principales pensadores: Walter
Benjamín (18 921 940), Max Horkheimer (1895-1973),
Adorno Theodor W. (1903-1969), Marcuse Herbert (1898-
1979). <<
[30]El analista Armand Mattelart (Pensar sobre los medios.
Comunicación y crítica social. 1986), que trabajó muchos
años en América Latina, toma en cuenta otros paradigmas y
pone en relación la cultura popular con los medios masivos
y las nuevas tecnologías. Herbart Schiller y Noam Chomsky
—ambos estadoudinenses— dirigen su crítica al uso de la
cultura mediática puesta al servicio del imperialismo militar.
<<
[31]El concepto «cultura popular» en América Latina sugiere
prácticas subalternas, creaciones desde la marginalidad,
mensajes liberadores y otras connotaciones distanciadas del
poder oficial o de la potencia de los grandes medios de
comunicación. Véanse los interesantes estudios de AA.VV.:
Cultura popular y cultura de masa. Conceptos, recorridos y
polémicas. Ed. Piados, Buenos Aires, 2000. <<
[32] Debe considerarse significativo el trabajo de reflexión
sobre temas comunicacionales latinoamericanos que lleva a
cabo el grupo de «FELAFACS». (Federación Latinoamericana
de Facultades de Comunicación social), sea a través de sus
regulares congresos como mediante la revista «Diálogos de
la comunicación». Además tienen una benéfica resonancia
las numerosas experiencias mediáticas (radios, prensa,
Tv…) que se realizan en muchas partes de América Latina y
que en este libro no es el caso nombrar. Existen varias
revistas que a menudo reportan nuevas experiencias e
iniciativas en comunicación. Solo indicamos algunas, como
muestra: «Chasqui». (Revista Latinoamericana de
Comunicación), publicada por CIESPAL, Quito-Ecuador;
«Revista mexicana de comunicación». (Ciudad de México-
México); «Comunicación». (Revista del Centro Gumillas,
Caracas-Venezuela); «Novos olhares». (Revista de estudos
sobre práticas de recepçao e productos mediáticos).
Universidad de Sao Paulo, Brasil; «Signo y pensamiento».
(Facultad de Comunicación y Lenguaje de la Universidad
Javeriana), Bogotá, Colombia. <<
[33]
Resultan esclarecedoras las reflexiones al respecto de
Néstor García Canclini en Consumidores y ciudadanos.
Conflictos multiculturales de la globalización. Ed. Grijalbo,
México, 1995, p. 24 <<
[34] La República (Libro VII). <<
[35]Ver el clásico texto de Aristóteles sobre el signo en:
Sobre la Interpretación («Perí hermeneias»), 16, 5. <<
[36] Aristóteles: Retórica, 1357 b, 15. Utilizamos la edición
bilingüe preparada por Antonio Tovar, Instituto de Estudios
Políticos - Madrid, 1971 <<
[37]Aristóteles: Sobre la interpretación («Perí hermeneias»)
16: 1-10 <<
[38] Sexto Empírico fue un prolífico filósofo griego de
principios del siglo III. Entre sus obras se cuenta Contra los
matemáticos (Pros tous matematicós), donde refuta a los
lógicos naturalistas. En la segunda parte de esa obra se
halla también recopilado el pensamiento y la doctrina de los
estoicos. Los libros Contra los matemáticos fueron
traducidos al latín por G. Hervet y editados en 1718 en
Amberes. <<
[39] Sexto Empírico: Contra los matemáticos. VIII, 11 <<
[40]Sobre el tema especifico del signo según los estoicos,
véanse las reflexiones de U. Eco: Semiótica y filosofía del
lenguaje. Editorial Lumen, Barcelona, 1990 — págs. 45-50
<<
[41]Este tema lo desarrolla con amplitud Valerio Cricco en su
interesante trabajo: Semiótica agustiniana. El diálogo El
Maestro de San Agustín. Ed. Universidad de Morón, Buenos
Aires, 2000, págs. 39-49. <<
[42] San Agustín: De doctrina christiana. Lib. II, c. I, 1. Hemos
utilizado la edición bilingüe preparada por Balbino Martín. C.
A. C. — Madrid 1969. En adelante las citas de Agustín son
de este mismo volumen. <<
[43]
Frase del filósofo Leonino de Padua, citado por Wilfreid
Nöth en «Panorama da semiótica, de Platâo a Peirce». Ed.
Annablume, Sâo Paulo, 1998, p. 35 <<
[44] Anselmo de Aosta: De veritate, 11 <<
[45] Signun est per quod aliquis devenit in cognitionem
alterius. —Summa Theologica I, 34,1 <<
[46]
Locutio est signun audibile interioris conceptus. —Sum.
Theol. II, II, 181,3 <<
[47]Summa Logicae. Además de distinguir entre «términos
mentales» y términos orales y escritos, Ockam hace la
diferencia entre términos «categoremáticos y
sincategoremáticos», términos «absolutos y connotativos».
<<
[48] Juan de Santo Tomás: De signis. <<
[49]Descartes René: Discurso del método (1637). Edic.
Aguilar, Buenos Aires, 1972.6ª pte. p. 96; 4ª pte. p. 74 <<
[50] Ib. 4ª pte. p. 69 <<
[51] Para mayores informaciones ver de AA. VV. bajo la
dirección de Yvon Belaval: Racionalismo, Empirismo,
Ilustración. Siglo XXI Editores, México 1976 p págs. 44-46.
<<
[52]«Genus et universale nominum, non rerum, nomina
sunt», en Leviathn, cap. 7. <<
[53]John Locke en 1690 escribió: An essay concerning
human understanding. Nosotros hemos utilizado la versión
española: Ensayo sobre el entendimiento humano. Edic.
Hyspamérica, Buenos Aires; Orbis, Madrid, 1985. Las citas
que daremos son de esta edición. <<
[54] Ensayo sobre… Lib. II, cap. I, 5 <<
[55] Ib. nº 14 <<
[56] Lib. II, cap. VIII, 7 <<
[57] Lib. II, cap. VIII, 9 <<
[58] Lib. III, cap. I, 1 <<
[59] Lib. III, cap. II, 8 <<
[60] Lib. III, cap. V, 1 <<
[61] Lib. III, cap. II, 5 <<
[62] Ib. <<
[63]En su A Treatise concerning th Principle of Human
Knowledge (Principios del conocimiento humano), escrito en
1710, dice: «Es evidente que no puede haber más sustancia
que el espíritu y lo que este percibe». (I, 6.7). <<
[64] Gian Battista Vico: Scienza Nuova, en Opere. Ed.
Ricciardi, Milano-Napoli, 1953. La traducción es nuestra. <<
[65] Ibídem. <<
[66] Cabe citar aquí: Lettres sur les aveugles à l’usage de
ceux qui voient (1749). (En español: Carta sobre los ciegos.
Ed. La Piqueta, Madrid). La publicación de esta obra le valió
a Diderot seis meses de cárcel. En 1752 escribió Lettres sur
les sourd-muets, y en 1772 Essai de peinture. <<
[67] Se trata de Philosophia prima, sive Ontología. (1729).
<<
[68]La obra principal de Lambert se titula Neues Organum
(1764). (Nuevo Órgano), y consta de seis volúmenes. Es un
intento de poner las bases para la investigación y el
conocimiento. Todo el conjunto está dividido en cuatro
partes, y la tercera se llama precisamente Semiótica, donde
trata de los signos y lenguajes, o sea, las características
externas que asume la verdad. <<
[69] Cita reportada por Guillermo Fraile en Historia de la
Filosofía, vol. III – BAC, Madrid, 1966, p. 985. <<
[70]En Extrait raisonné du traté des sensations, III. (Editado
en París 1777). <<
[71] G. W. F. Hegel: Filosofía propedéutica. II, 1. <<
[72] Ib. <<
[73]Cfr. G. W. F. Hegel: De lo bello y sus formas. Estética.
Editr. Espasa Calpe, Buenos Aires, 1958. <<
[74]Ver su obra principal al respecto: Escritos sobre el
lenguaje. Editorial Pensamiento, Madrid. <<
[75]Las principales obras de G. Frege son: Ideografía (1879),
Fundamentos de la aritmética (1884), Función y objeto
(1892). En español se puede leer Estudios de semántica. Ed.
Aries Madrid 1965, donde se encuentran los escritos de
Frege de 1891 y 1892 sobre «sentido y significado». <<
[76]El pensamiento semiológico de Saurrure se halla en la
obra: Curso de lingüística general. Edit. Planeta-Agostini,
Barcelona, Buenos Aires, 1994. El original francés fue
editado en 1916 por algunos alumnos del maestro de
Ginebra. Para más detalles sobre Saussure y su teoría
lingüística, ver V. Zecchetto: Seis semiólogos en busca del
lector. Edit. Siccus-La Crujía, Buenos Aires 1999. <<
[77] Ogden C. K. y I. A. Richards: El significado del
significado. Ed. Piados, Barcelona, 1984. <<
[78]Ver en español su importante obra: Prolegómenos a una
teoría del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid, 1980 <<
[79]Nos referimos a algunos exponentes de la Escuela de
París de los años 1960-70, como A. J. Greimas y R. Barthes.
<<
[80]Ch. Peirce: Lecciones sobre el pragmatismo. Ed. Aguilar,
Buenos Aires, 1978,p.32.El conjunto de las obras de Charles
Peirce comenzaron a ser publicadas en 1931 bajo el nombre
de «Collected Papers». Recientemente, desde 1997, Indiana
University Press viene publicando una edición crítica de los
escritos de Peirce, que en el año 2000 ya tenía siete tomos.
<<
[81] Ch. Peirce: Lecciones… Ib. <<
[82] Para una exposición de síntesis del pensamiento de
Peirce ver V. Zecchetto y otros: Seis semiólogos en busca
del lector. — Edic. Siccus-La Crujía, Buenos Aires, 1999. Más
explayado y completa es la obra de Gérald Deladalle: Leer a
Peirce hoy. Gedisa Editorial, Barcelona, 1996. <<
[83]G. Fregue publicó en 1892 un artículo sobre este tema:
Sinn und Bedeutung (en: «Zeitschrift für Philosofie und
philosophische Kritik»). <<
[84]O. Ducrot y T. Todorov: Dictionnaire encyclopédique des
sciences du langage. Editions du Seuil, Paris, 1972.Voz
Signe. La traducción es nuestra. Existe la traducción
española de esta obra: Nuevo diccionario enciclopédico de
las ciencias del lenguaje. Ed. Arrecife, Madrid, 1998 <<
[85]Sobre el signo como unidad cultural, ver U. Eco: Signo.
Edit. Labor, Barcelona, 1994, pág. 177. <<
[86]
Cfr. Jakobson R.: Ensayos de lingüística general. Ed. Seix
Barral, Barcelona. <<
[87]Ver por ejemplo, la clasificación de U. Eco en: Signo,
Barcelona, Ed. Labor, 1994,pág. 64. <<
[88]
A. J. Greimas, J. Courtés: Semiótica. Ed. Gredos, Madrid,
1990.Voz «Sincronía», p. 380. <<
[89] Ib. Voz «Diacronía», p. 120. <<
[90]Ferdinand de Saussure: Curso de Lingüística general. Ed.
Planeta-Agostini, Buenos Aires, 1993, p. 175. <<
[91] Ib., p 173 <<
[92]R. Jakobson: Essais de linguistique genérale, Paris, 1963.
Traducción española: Ensayos de lingüística general. Seix
Barral, Barcelona, 1981. <<
[93]Se trata de François Rastier, semiólo del lenguaje que
puso al centro de su investigación la cuestión de la
interpretación y dentro del marco de la semiótica de la
cultura. Sus principales obras son: Semantique
interpretative. Puf - Paris, 1987, Semantique pour l’analyse.
Ed. Masson, Paris 1994 y Vocabulaire des sciences
cognitives. Puf - Paris, 1998. Puede consultarse: www.msh-
paris. fr/texto. <<
[94]Ver: U. Eco: Semiótica y filosofía del lenguaje. Lumen,
Barcelona 1990, p. 316 ss. <<
[95]Sobre los conceptos de diccionario y enciclopedia ver de
U. Eco op. cit: Semiótica y filosofía… Cap. 2 «Diccionario
versus Enciclopedia». <<
[96]
Ver Fiske John: Introduction to communication studies.
Routledge, London, 1991 <<
[97]Sin duda uno de los semiólogos que mejor analizó el
secreto y sus códigos ha sido Paolo Fabbri. En nuestro caso
somos deudores de sus reflexiones ampliamente expuestas
en Tácticas de los signos. Edit. Gedisa, Barcelona, 1995, p.
21-53 <<
[98]
Marcuse Herbert: El hombre unidimensional. Ed. Planeta
Agostini, Barcelona, 1984, p. 116 <<
[99]
Eco Humberto : Tratado de semiótica general. Edit.
Lumen, Barcelona 1977, p. 231-232. <<
[100] Ver Martinet André: Elementos de Lingüística general.
Edit. Gredos, Madrid 1974. <<
[101]Para una visión sintética de este problema ver de
Garroni Emilio: Proyecto de semiótica. Ed. Gustavo Gili,
Barcelona, 1975, p. 63 ss. <<
[102]Citada por Chaim S. Katz, Doria Fco. A. Luiz Costa Lima:
Diccionario básico de comunicación. Editorial Nueva
Imagen, México, 1987, p. 226. <<
[103]Tal vez la obra más conocida sea la de Catherine
Kerbrat-Orecchioni: La connotation. Presse Universitaire de
Lyon-1977. <<
[104]Cfr. A. J. Greimas y J. Courtés: Semiótica. Diccionario
razonado de la teoría del lenguaje. Edit. Gredos, Madrid,
1982 / 1990, vol. I — voz Referente, pág. 335-337. <<
[105]Sobre la evolución del concepto de «denotación» ver el
Apéndice I en la obra de Umberto Eco: «Kant y el
ornitorrinco»—. Editorial Lumen, Barcelona 1998. <<
[106]Kerbrat-Orecchioni C.: La connotación. Ed. Hachette,
Bs. Aires, 1983, p. 22. <<
[107]
Hall Stuart: Encodign/decoding, London: Hutchinson. –
1980. <<
[108]
En relación con la teoría del conocimiento y los debates
que suscita en el campo semiótico, puede verse el estudio
de Umberto Eco: Los límites de la interpretación. Edit.
Lumen, Barcelona 1993 <<
[109]
El manifiesto teórico del Círculo de Viena se titula: La
concepción científica del mundo, y fue publicado en 1929.
Nuestra cita corresponde al Nº II. <<
[110]Existen numerosas ediciones de la obra de Ch. Morris.
Nosotros consultamos: Fundamentos de la teoréa de los
signos. Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, 1994 <<
[111]Las citas son del Tractatus Lógico-Philosophicus. Alianza
Editorial, Madrid, edición de 1985. <<
[112] Wittgenstein Ludwing: Investigaciones filosóficas. Ed.
Crítica, Madrid 1988; nº 23 <<
[113] Ib. nº 23 <<
[114]Noam Chomsky: Estructuras sintácticas. (1957). Edit.
Siglo XXI, México, 1974 <<
[115]Esta temática la expone Chomsky en su obra Aspectos
de la teoría de la sintaxis (1965). Edit. Aguilar, Madrid
1976.Aquí Chomsky usa los términos competence y
performance para designar lo que se ha traducido como
competencia y ejecución. En 1986 hizo nuevos aportes
publicando: El conocimiento del lenguaje, origen y uso. Edit.
Alianza, Madrid, 1989. <<
[116]Luis Prieto trabajó en París y allí produjo sus escritos
más significativos. Cabe señalar sobre todo los siguientes:
Mensajes y señales. (1966). Ed. Seix Barral, Barcelona 1967;
y Pertinencia y práctica. Ensayo de semiología. (1975). Ed.
Gustavo Gili, Barcelona 1977 <<
[117]Un trabajo relevante sobre la interacción del lenguaje
humano es el de Kerbrat-Orecchioni Catherine: Les
interactions verbales. Ed. Armand Colin, Paris, 1990, 1992,
1994 (tres tomos). <<
[118] La publicación de esta obra ocurrió dos años después
de la muerte del autor, y corresponde a la compilación
hecha por J. O. Urmsonde de una serie de conferencias
dadas por Austin entre 1951 y 1955.Una traducción
española apareció en 1971 con el título «Palabras y
acciones». (Edic. Piadós, Buenos Aires). En 1982, la misma
editorial hizo una reimpresión titulada: «Como hacer cosas
con palabras», y es la que citamos nosotros aquí. Otro
trabajo importante de Austin, pero menos conocido y en el
que habla de la distinción entre enunciados descriptivos y
realizativos, es el artículo Performatif – Constatatif, que leyó
en 1958 en un simposio de Royaumont, y que luego fue
publicado en la revista La Philosophie Analitiqu e. Cahiers de
Royaumont, Philosophie IV. Paris, Les Editions de Minuit.
1963 <<
[119] «Como hacer…» p. 46. <<
[120]Ib. p. 55.Y a continuación Austin dedica extensas
páginas para explicar todos los casos de «infotunios». <<
[121] Ib. Confer. I p. 46, 47 <<
[122]Confer. IX p. 153.La traducción española de estas
clases de actos ha sido doble: algunos autores prefieren
decir locucionarios, ilocucionarios, perlocucionarios. Otros
han optador por los términos locutivo, ilocutivo y
perlocutivo. <<
[123] Ib. Confer. IX p. 154 <<
[124]En castellano puede verse J. Searle: Actos de habla. Ed.
Cátedra, Madrid – 1980. Los textos que citaremos a
continuación corresponden a la edición de 1994. <<
[125] Ib. p. 74, 75 <<
[126] Ib. p. 39 <<
[127] Ib. p. 38 <<
[128] Ib. p. 33 <<
[129]Es reveladora su obra escrita en 1992: The Rediscovery
of the Mind. MIT Press. <<
[130] Ib. p. 163 <<
[131]H. Grice elaboró sus ideas sobre pragmática como
investigador en Harward, y en la actualidad las comparten
numerosos lingüistas. En 1989, Grice publicó Studies in the
way of words. Cambridge, Harvard University Press. Es esta
obra reúne sus trabajos elaborados entre 1975 y 1981,
donde expone en forma completa su teoría del lenguaje. <<
[132] Escandell Mª. Victoria V.: Introducción a la pragmática.
Edit. Antropos, Barcelona 1993, p. 105 <<
[133] Sperber, Dab y Deirdre, Wilson: Relevance. Harvard
University Pres, 1986. La versión española se titula: La
Relevancia, Ed. Visor, Madrid, 1994. El término usado por
Sperber y Wilson es «relevance» que ha sido traducido por
la mayoría de los autores por «relevancia». Otros han
preferido decir «pertinencia». En cualquier caso, en esta
teoría «relevancia» no es sinónimo de «importancia». <<
[134] Sperber D. Y Wilson D.: Pragmalingüística, p. 353, 357
<<
[135] Sperber Dan y Wilson Deirdre: La relevancia.
Comunicación y procesos cognitivos. (1986). Ed. Visor,
Madrid, 1994 — p. 198 <<
[136]Fabbri Paolo: Tácticas de los signos. Edit. Gedisa,
Barcelona, 1995. p. 321 <<
[137] Searle J. Acto de habla. p. 39 <<
[138]Tannen Deborah: Género y discurso. Ed. Piadós,
Barcelona 1996 <<
[139] Son varios los trabajos de estos autores donde
desarrollan el tema de la argumentación. En castellano ver
sobre todo: Anscrombre J. C. y Ducrot O. (1983): La
argumentación en la lengua. Ed. Gredos, Madrid 1994.
Obras de Ducrot O.: El decir y lo dicho. Ed. Hachette, Buenos
Aires, 1984; Polifonía y argumentación. Edic. Universidad del
Valle, Cali-Colombia, 1990. <<
[140] La argumentación en la lengua 8. <<
[141]Joaquín Garrido: Los conectores contextuales en el
discurso. Edit. Abya Yala, Quito, 1999, p. 30 <<
[142]
Y de Ana María Vergara T.: El hilo del discurso. Ensayos
de análisis conversacional. Edit. Abya Yala, Quito-1999 <<
[143]Escandell Victoria: Introducción a la pragmática. Edit.
Antropos, Madrid 1993, p. 115 <<
[144]Lakoff Robin: (1972). El lenguaje y el lugar de la mujer.
Edit. Hacer, Barcelona, 1981 <<
[145]Leech Goefrey: Principles of pragmatics. Logman,
London, 1983 <<
[146] Pensamos por ejemplo en Brown Penepole y Levinson
Stephen: Universal in langage use: politeness phenomena.
En Googy Ester (comp.): Questions and Politenes s.
Cambridge University Press. Cambridge 1978. Al español ha
sido traducida la obra de S. Levinson (1983): Pragmática.
Edit. Teide, Barcelona, 1990. <<
[147]
Penepole Brown en 1890 publicó su estudio: «How and
why are women more polite: some evidence from a Mayan
community. En McConnell-Ginet, Borker, y Furman. <<
[148] Ralph Fasold, op. cit. p. 212. <<
[149]Corinne Enaudeau en La paradoja de la representación.
Paidós, Buenos Aires, 1999, hace un recorrido histórico del
estudio sobre la mirada y la imagen, desde la antigüedad
clásica hasta Freud. (cfr. Cap. 8: Cuestión de óptica).
Sostiene que —en definitiva— lo real es aquello que puede
ser capturado por la acción. <<
[150] Los «estudios culturales» dedican bastante espacio
para profundizar esta temática. Ver por ejemplo, Lull James:
Medios, comunicación y cultura. Amorrortu editores, Buenos
Aires, 1997.Y de Silverstone Roger: Televisión y vida
cotidiana. Amorrortu Ed. Buenos Aires, 1996 <<
[151] Peirce Ch. Coll. Pap. 2247 <<
[152] Taddei Nazareno: Panorama metodologico di
educazione all’immagine e con l’immagine. CISCS, Roma
1974,p. 25 ss. Aún dentro de un esquema filosófico tomista,
este autor proporcionó explicaciones de la imagen, que a
nivel pedagógico resultan más comprensibles que otras
sofisticadas, pero menos útiles. <<
[153]
Cfr. Umberto Eco: Tratado general de semiótica. Ed.
Lumen, Barcelona, 1977, p. 330 y ss. <<
[154]Charles Morris: Fundamentos de la teoría de los signos.
Ed. Planeta-Agostini, Barcelona 1994, p. 59 <<
[155] Ib. p. 60 <<
[156] Eco. Op. cit. pág. 329 <<
[157] Cfr. Roland Barthes, Rethorique de l’image. Ed. Du
Seuil, Paris, 1964. <<
[158]
Christian Metz: Más allá de la analogía, la imagen. Edt.
1970 <<
[159] Ch. Metz, ib. <<
[160]Aquí sintetizamos los conceptos que U. Eco expone en
una de sus últimas obras semióticas: Kant y el ornitorrinco.
Ed. Lumen, Barcelona, 1999. <<
[161] U. Eco: Kant y… pág. 84 <<
[162] Ib. p. 106 <<
[163]Grupo m: Para una retórica de la imagen. Editorial
Cátedra, Madrid 1993. El original francés fue publicado en
1992 (Traité du signe visuel). Los representantes más
conocidos del «Groupe m» son Fontanille Jacques, Jean-
Marie Klinckenberg, Jean-Marie Floch. En 1995 Fontanille J.
publicó: Semiotique du visible. Des mondes de lumières.
PUF – Paris, Y Floch J. M. también en 1995 escribió: Identités
visuelles. —PUF— Paris. En adelante citaremos la
mencionada edición española de Para una retórica de la
imagen. <<
[164] Op. cit. p. 111 <<
[165] Op. cit. p. 121 <<
[166] Op. cit. p. 122 <<
[167] Op. cit. p. 137 <<
[168] Op. cit. p. 129 <<
[169] Ib. <<
[170] Ib. <<
[171] Op. cit. p. 130 <<
[172] op. cit. p. 132 <<
[173] op. cit. p. 134 <<
[174] Ib. <<
[175] op. cit. p. 135 <<
[176] op. cit. p. 163 <<
[177]Justo Villafañe: Introducción a la teoría de la imagen.
Edic. Pirámide, Madrid 2001, p. 58 <<
[178]Gadamer Hans-Georg: Verdad y método. Ediciones
Sígueme, Salamanca 1991, pág. 202. <<
[179]
Gadamer H. G. op. cit. p. 204. Siguiendo esta línea
Gadamer llega a afirmar que la imagen no es un signo. <<
[180]Ver, a modo de ejemplo, las conclusiones que pueden
derivarse de esto en: Alessandria J. Imagen y metaimagen.
Eudeba, Buenos Aires, 1998 <<
[181] Para una… p. 124. <<
[182] Bettitini Gianfranco, 1990 <<
[183]Eliseo Verón: La semiosis social. Gedisa Edit. Buenos
Aires, 1987, p. 122 <<
[184]Verón Eliseo: La semiosis social. Gedisa Edit., Buenos
aires, 1987 <<
[185] En «La semántica». Pierre Guiraud (Ed. Fondo de
Cultura Económica, México, 1995, séptima reimpresión),
sostiene que gracias al contexto «se forman asociaciones
extranocionales» (p. 38) que él denomina valores en
oposición al sentido, pero en relación con las connotaciones.
Guiraud se mantiene estrictamente en el campo de la
lingüística, pero hoy podemos proyectarlo hacia el campo
de los sentidos contextuales de cualquier situación de
semiosis y en referencia a todo tipo de signos o discursos.
<<
[186] Gadamer Hans-Georg, op. cit. pág. 490. <<
[187] Changeux Jean-Pierre: Razón y placer. Tusquetes
Editores, Barcelona, 1997,pág. 92.Este autor se detiene a
analizar el goce y el placer que produce la mirada. Un
estudio muy pertinente al tema que tratamos. <<
[188]
Pensamos en las investigaciones de Osgood y Berelson
y en general en los estudios sobre los contenidos de los
medios. <<
[189]Las ideas semiológicas de R. Barthes, la teoría de A. J.
Greimas, los estudios de U. Eco, de Ch. Mets, V. Morin, y
otros, abrieron el panorama a nuevas perspectivas
semióticas y enriquecieron la indagación sobre los
productos textuales y las prácticas discursivas. <<
[190] Roberto Marafioti: Recorridos semiológicos. Signos,
enunciación y argumentación. Edit. Eudeba, Buenos Aires,
1998,p.92.En el mismo apartado, hace referencia también a
la teoría ternaria de Frege y observa que, al igual que en
Peirce, es el modelo ternario el que hace comprender la
dinámica del surgimiento del sentido (p. 91). <<
[191]
Umberto Eco: Semiótica y Filosofía del lenguaje. Ed.
Lumen, Barcelona, 1990, p. 131 <<
[192]A. J. Greimas: Du sens. (1982). Existe la traducción
castellana: Del sentido II. Ensayos Semióticos. Edit. Gredos,
Madrid, 1990. <<
[193]
Paolo Fabbri: La svolta semiotica. Editori Laterza, Bari,
1998 p. 17 La traducción es nuestra. <<
[194]Para más reflexiones y análisis acerca de los «mundos
posibles», ver de U. Eco: Lector in fabula, Ed. Lumen,
Barcelona, 1981, cap. 8 «Estructuras de mundos» p. 172 -
244 <<
[195]
Milton José Pinto: Discurso. Hacker Editores, Sao Paulo,
1999, p. 24 <<
[196] Eliseo Verón: La semiosis social. Gedisa Edit.,
Barcelona, Buenos Aires 1987. Las ideas expresadas a
continuación derivan sobretodo de esta obra. <<
[197] Ib. p. 129 <<
[198]Véase la indagación de Guiomar Elena: Tipos textuales.
Universidad de Buenos Aires, 1994 donde la autora presenta
«un enfoque global de las tipologías y los intentos
tipológicos realizados, especialmente dentro de la
lingüística general.» (p. 21). <<
[199] Metz Christian: El decir y lo dicho en el cine: ¿hacia la
decadencia de un cierto verosímil? En: AA. VV.: Lo verosímil.
Edit. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires 1970, p. 19 <<
[200]Bettitini Gianfranco, Fumagalli Armando: Lo que queda
de los medios. Ideas para una ética de la comunicación.
Edic. La Crujía, Buenos Aires, 2001.p. 51.Estos autores
proporcionan una explicación sintética del concepto de
verosimilitud en Aristóteles: págs. 48-64. <<
[201]Bettitini y Fumagalli sostienen esta idea al referirse a la
construcción de lo verosímil basado en «una cierta
coherencia en las características internas de los personajes,
donde lo habitualmente verdadero está más
interrelacionado con la experiencia directa del espectador».
Por este motivo, lo verosímil como efecto textual, no
necesariamente significa una total fidelidad referencial con
la realidad, «sino que la influye, la dirige, selecciona los
aspectos pertinentes». Lo que queda de los medios. Op. cit.
p. 60 <<
[202] Aristóteles: Poética. Ed. Gredos, Madrid 1970 p. 204 <<
[203]Michel Le Guern: La metáfora y la metonimia. Ed.
Cátedra, Madrid, 1990, p. 23 <<
[204]Derrida Jacques: Márgenes de la filosofía. Ed. Cátedra,
Madrid, 1988 En esta colección de trabajos se halla el
publicado en 1971: «La mitología blanca. La metáfora en el
texto filosófico». Hemos citado la pág. 260. También es de
interés su escrito La retirada de la metáfora, en: «La
desconstrucción en las fronteras de la filosofía», Edic.
paidós, Buenos Aires, 1989. Allí leemos: «No hay nada que
no pase con la metáfora y por medio de la metáfora. Todo
enunciado a propósito de cualquier cosa que pase, incluida
la metáfora, se habrá producido no sin metáfora.» (p. 37).
<<
[205] La metáfora simbólica no solo sirve para construir
obras mediáticas, sino también en el terreno concreto de la
vida. Paul Ricoeur dice que: «Tenemos necesidad de grandes
símbolos para reestructurar aquel espacio oscuro de la
maldad que no es analizable ni en términos jurídicos, ni en
términos políticos o morales…» (en: Magazine littéraire,
2000). <<
[206] Michel le Guern, Ib. p. 108 <<
[207] Michel Le Guern hace un análisis minucioso de la
metonimia y de la sinécdoque. Reconoce que a nivel
funcional Roman Jakobson no establece diferencias entre
metonimia y sinécdoque. Y hace esta observación: «Incluso
si la distinción entre metonimia y sinécdoque (en sentido
estricto) no parece fundamental al semantista, podemos
pensar que tiene cierta importancia en estilística.»(Ib. p.
41). <<
[208]Lo que hemos escrito aquí en pocas líneas, puede ser
profundizado directamente leyendo a Jacques Derrida, de
modo particular su obra relacionada con nuestro tema:
Gramatología, en la cual critica también a F. Saussure por
oponer el habla y la escritura, privilegiando esta última. <<
[209]Pensamos al método de deconstrucción de Paul de Man
en Estados Unidos en la década de 1970,y que elaboró
enteramente sobre las ideas de J. Derrida. En América
Latina en esa misma época —pero asumiendo conceptos de
origen diverso (crítica marxista, pedagogía de la
liberación…)— realizaron un trabajo similar de subversión
de textos, autores conocidos como Ariel Dorfman, Armand
Mattelart, Hugo Cerda, Mario Kaplún y otros. <<
[210]
Cfr. Ducrot O.: El decir y lo dicho. Polifonía de la
enunciación. Edit. Piados, Barcelona, Buenos Aires, 1986.
<<
[211]Cfr. Verón E.: La semiosis social. Fragmentos de una
teoría de la discursividad. Ed. Gedisa, Barcelona, 1987. <<
[212] Cfr. Eco U.: Lector in fabula. La cooperación
interpretativa en el texto narrativo. Edit. Lumen, Barcelona,
1981. <<
[213]Cfr. Ducrot O. y Todorov T.: Diccionario… op. cit. p. 167
ss. <<
[214]Steimberg Oscar: Semiótica de los medios masivos.
Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1991, p. 37
<<
[215] Sobre este tema y referido especialmente a las
ciencias, ver el libro de John Shotter: Realidades
conversacionales. La construcción de la vida a través del
lenguaje. Amorrortu Editores, Buenos Aires, 2001. <<
[216] Paúl Ricoeur, en «Magazine litteraire», París. 2000. <<
[217]
Prince Gerald: Dictionary of Narratology, University of
Nebraska Press, 1987.Voz «Narratology». <<
[218]Jakobson R. (1896-1963). Autor de numerosos libros y
muchos artículos. Entre sus obras más importantes cabe
citar en español: Ensayos de lingüística general. Ed. Seix
Barral, Barcelona, 1981. <<
[219]En nuestro medio es posible hallar todavía una
pequeña obra que ilustra el pensamiento de estos autores:
AA. VV.: Análisis estructural del relato. Edit. Tiempo
contemporáneo. Buenos Aires, 1970. <<
[220]Propp V.: Morfología del cuento. Ed. Fundamentos,
Madrid, 1974 <<
[221]En 1946 Propp publicó Las raíces históricas de los
cuentos de hadas. <<
[222]El influjo de Propp se observa en varios estudiosos de la
Escuela de París. Ver el citado libro de AA. VV.: Análisis
estructural del relato. Ed. Tiempo Contemporáneo, Buenos
Aires, 1970 <<
[223]Para lo que sigue hemos consultado la obra de A. J.
Greimas escrita en colaboración con J. Courtés: Semiótica.
Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Edit. Gredos,
Madrid 1982. Voces: Narratividad, Narrativo (Recorrido), p.
272 ss. También hemos tomado en cuenta la buena síntesis
del pensamiento narrativo de Greimas hecha por César
González O.: Semiótica narrativa: La escuela de París. En su
obra: Imagen y sentido. Elementos para una semiótica de
los mensajes visuales. Universidad Nacional. <<
[224]Autónoma de México, México, 1986, p. 119 – 153.
Igualmente hemos tenido presente el trabajo de Osvaldo
Dallera: La teoría semiológica de Greimas. En: AA. VV.: Seis
semiólogos en busca del lector. Edic. Ciccus / La Crujía,
Buenos Aires, 1999, p. 132-164 Fue propuesto en 1970 en:
Du sens. Essais sémiotiques. Traducción castellana de Edit.
Gredos: Del sentido. Ensayos semióticos. Madrid. <<
[225] César González O., op. cit. p. 129 <<
[226] A. J. Greimas y J. Courtés: Semiótica. Diccionario… Op.
cit. voz: Narratividad. <<
[227] A. J. Greimas (1980), citado por César González O. Op.
cit. p. 134 <<
[228] Oswald Ducrot, Tzvetan Todorov: Dictionnaire
encyclopedique des sciences du langage. Edit. Du Seuil,
Paris, 1972, p. 250 La traducción es nuestra. <<
[229] César González O. Op. cit. p. 134 <<
[230] César González O., op. cit. p. 139 <<
[231] Ib. p. 142 <<
[232]
Las obras más conocida de G. Prince son: Narratology:
The Form and Function of Narrative (1982) y A Dictionary of
Narratology (1987). <<
[233] A Dictionay… voz: Narrator. <<
[234] Ib. voz: Narratory. <<
[235]U. Eco: Lector in fabula. Edit. Lumen, Barcelona, 1981,
p. 154 <<
[236] Ver de Barthes Roland: La aventura semiológica, Ed.
Paidós, Madrid 1990. Esta obra, aunque fue publicada en
París en 1985, reporta conferencias dadas en 1974. <<
[237]
Ryan (1991) formuló otra clasificación de mundos, pero
nos parece más clara la nuestra para los fines de la
comprensión de los conceptos de fondo. <<
[238] La investigación de Robert Elbaz es iluminadora al
respecto. En The Changing Nature of the Self: A critical
study of autobiographic Discourse. (1988), demuestra el
intercambio que existe entre realidad y ficción en las
autobiografías, donde ambos aspectos se entremezclan
continuamente. Su conclusión es que el lenguaje es
esencialmente ficción, o sea, «construcción de un sujeto
que habla». <<
[239] Umberto Eco: Baudolino, Ed. Bompiani, Milano 2000.
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