Méndez Hernández: International E-Journal of Criminal Sciences
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Resumen
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Gender violence is a public health problem, and the data are alarming. As society has
become aware over the last decades of the seriousness of this reality, research has been
advancing towards a prism that considers the severity and importance of this problem. In
order to advance in the prevention of this problem, it is essential to study its perpetrators.
Thus, the aim of this systematic review is to analyze what and how research has been
done on gender violence perpetrators in the last ten years (2011-2020). The literature
search and review following the PICoS strategy identified 102 publications after
eliminating all those that did not meet the inclusion criteria (originally 688 publications).
The selected publications were classified according to the ecological model, data were
analyzed using Tableau, VOSviewer and Bliblioshiny and synthesized to find out what
has been researched on gender-based violence perpetrators and how.
1.Introducción
2. Método
3. Análisis y resultados
Figura 4: Nº de publicaciones por área de investigación Figura 5: N.º de publicaciones por institución
3.3. Síntesis: mapa conceptual de las publicaciones basado en los niveles del marco
ecológico
Debido a la imposibilidad de incluir en una sola página el mapa completo con
todos los artículos, se ha fraccionado en las siguientes páginas. Para ver el mapa completo
clicar aquí. (En el enlace https://acortar.link/RBLcRU se incluyen las publicaciones -
metodología, muestra y principales resultados- de forma más detallada que en los mapas).
En conclusión:
La mayoría de agresores no presentan psicopatologías y las facetas de la
personalidad no se relacionan de forma consistente con el comportamiento
violento, pero sí puede haber características psicológicas o fisiológicas
relacionadas con la perpetración de violencia de género como síntomas
depresivos, alexitimia, exposición al trauma, problemas de autorregulación
emocional, empatía, déficits de control, ira o déficits cognitivos.
Los agresores tienen cortezas significativamente más delgadas en prefrontal,
regiones cerebrales de la línea media y límbico.
La proporción 2D:4D más pequeña o masculinizada está relacionada con alta
expresión de ira y riesgo de reincidencia en agresores de violencia de género.
El abuso o consumo de alcohol y drogas, exceptuando los alucinógenos o
psicodélicos, es un predictor o precipitador de la violencia de género.
Ser testigo o víctima de violencia en la infancia está asociado de forma clara con
la perpetración de violencia de género en la edad adulta.
El bajo estatus económico no determina la violencia de género, pero sí tiene un
efecto considerable.
Las actitudes positivas o de aceptación de la violencia y de la violencia de género
están presentes y son significativamente altas entre los agresores.
Los victimarios tienden a negar la violencia de género cometida, la minimizan, la
atribuyen a causas externas, culpabilizan a la víctima o perciben su agresión como
un comportamiento masculino normal.
La pretensión de dominio sobre las mujeres, de ser jefes de familia, proveedores
del hogar, una sexualidad exacerbada u otros elementos de la masculinidad
hegemónica, el sexismo o el estrés del rol de género masculino predicen la
violencia de género.
Aunque las publicaciones revisadas en esta revisión sistemática cubran gran parte
de los niveles del marco ecológico es evidente el importante desequilibrio que se ha dado
en estos diez años de investigación. Este desequilibrio, ya comentado en páginas
anteriores, consiste en la predominancia del estudio de los factores individuales (que
alcanza el 50% de los estudios seleccionados) unido a la asimetría en cuanto a las
metodologías utilizadas (el 90,20% de estudios utilizan metodología cuantitativa) y a la
preeminencia de la psicología como área de investigación (con 70 publicaciones de esta
área sobre una totalidad de 102). Este desequilibrio choca con la necesidad de abordar
esta problemática desde un marco ecológico y multidisciplinar, que estos datos apuntan
que no se está consiguiendo.
La violencia de género es definida por las instituciones o la legislación (ONU, 1993;
ONU, 1995; LO 1/2004) como una consecuencia o un resultado de la desigualdad
histórica entre hombres y mujeres que ha supuesto su discriminación y subyugación,
alejandose así de una definición basada en una violencia aislada, propia del ámbito
privado, motivada por causas individuales o personales. Lo que nos lleva a plantear la
violencia de género como un problema de corte más sociocultural, de relaciones de poder
basadas en el género, lo cual no se corresponde con la tendencia de la investigación
Harris, Grant T., Hilton, N. Zoe, y Rice, Marnie E. (2011). Explaining the Frequency of
Intimate Partner Violence By Male Perpetrators: Do Attitude, Relationship, and
Neighborhood Variables Add to Antisociality? Criminal Justice and Behavior,
38(4), 309-331. https://doi.org/10.1177/0093854810397449
Heise, Lori L. (1998). Violence Against Women: An Integrated Ecological Framework.
Violence Against Women, 4(3), 262-290.
Henning, Kris, y Connor-Smith, Jennifer. (2011). Why Doesn’t He Leave? Relationship
Continuity and Satisfaction Among Male Domestic Violence Offenders. Journal
of Interpersonal Violence, 26(7), 1366-1387.
https://doi.org/10.1177/0886260510369132