Reporte de Las Leyes de La Termodinámica
Reporte de Las Leyes de La Termodinámica
Reporte de Las Leyes de La Termodinámica
Tema:
Unidad 4. La termodinámica
Docente:
Mario Antonio Amaya Mendoza
Lugar:
Jocoro Morazán, martes 11 de abril del 2023
ÍNDICE
Introducción ………………………………………………………………………… Pág. 1
1
OBJETIVO GENERAL:
Aprender las leyes de la termodinámica, analizando, experimentando e
interpretando sus principios y relaciones para comprender su
importancia y utilidad en la vida del ser humano.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
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Contenido: La termodinámica
Definición: La termodinámica es la rama de la física general que estudia
a nivel macroscópico las transformaciones de la energía, y cómo esta
energía puede convertirse en trabajo.
La termodinámica también es una de las ramas de la química con mayor
uso práctico en nuestra vida cotidiana, sobre todo en la ingeniería y la
ciencia exacta. Este campo estudia las reacciones energéticas y la
viabilidad en cuanto a las reacciones químicas.
La termodinámica trata de los procesos de transferencia de calor, que es
una de las formas de energía y cómo se puede realizar un trabajo con
ella. En esta área se describe cómo la materia en cualquiera de sus fases
(sólidos, líquidos, gaseoso) va transformándose. Desde el punto de vista
macroscópico de la materia, se estudia cómo esta reacciona a cambios
en su volumen, presión y temperatura, entre otras magnitudes.
Una consecuencia de la termodinámica es lo que hoy se conoce como
física estadística. Esta rama estudia, al igual que la termodinámica, los
procesos de transferencia de calor, pero, al contrario, a la anterior, desde
un punto de vista molecular. La materia, como se conoce, está
compuesta por moléculas, y el conocer el comportamiento de una sola
de sus moléculas nos lleva a medidas erróneas. Por eso se debe tratar
como un conjunto de elementos caóticos o aleatorios y se utiliza el
lenguaje estadístico y consideraciones mecánicas para describir
comportamientos macroscópicos de este conjunto molecular
microscópico.
La termodinámica ofrece un aparato formal aplicable únicamente a
estados de equilibrio, definidos como aquel estado hacia «el que todo
sistema tiende a evolucionar y caracterizado porque en el mismo todas
las propiedades del sistema quedan determinadas por factores
intrínsecos y no por influencias externas previamente aplicadas». Tales
estados terminales de equilibrio son, por definición, independientes del
tiempo, y todo el aparato formal de la termodinámica —todas las leyes y
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variables termodinámicas— se definen de tal modo que se podría decir
que un sistema está en equilibrio si sus propiedades se pueden describir
consistentemente empleando la teoría termodinámica. Los estados de
equilibrio son necesariamente coherentes con los contornos del sistema
y las restricciones a las que esté sometido. Por medio de los cambios
producidos en estas restricciones (esto es, al retirar limitaciones tales
como impedir la expansión del volumen del sistema, impedir el flujo de
calor, etc), el sistema tenderá a evolucionar de un estado de equilibrio a
otro; comparando ambos estados de equilibrio, la termodinámica
permite estudiar los procesos de intercambio de masa y energía térmica
entre sistemas térmicos diferentes.
Como ciencia fenomenológica, la termodinámica no se ocupa de ofrecer
una interpretación física de sus magnitudes. La primera de ellas, la
energía interna, se acepta como una manifestación macroscópica de las
leyes de conservación de la energía a nivel microscópico, que permite
caracterizar el estado energético del sistema macroscópico
(macroestado). El punto de partida para la mayor parte de las
consideraciones termodinámicas son los que postulan que la energía se
puede intercambiar entre sistemas en forma de calor o trabajo, y que solo
se puede hacer de una determinada manera. También se introduce una
magnitud llamada entropía, que se define como aquella función
extensiva de la energía interna, el volumen y la composición molar que
toma valores máximos en equilibrio: el principio de maximización de la
entropía define el sentido en el que el sistema evoluciona de un estado
de equilibrio a otro. Es la física estadística, íntimamente relacionada con
la termodinámica, la que ofrece una interpretación física de ambas
magnitudes: la energía interna se identifica con la suma de las energías
individuales de los átomos y moléculas del sistema, y la entropía mide el
grado de orden y el estado dinámico de los sistemas, y tiene una conexión
muy fuerte con la teoría de información. En la termodinámica se
estudian y clasifican las interacciones entre diversos sistemas, lo que
lleva a definir conceptos como sistema termodinámico y su contorno. Un
sistema termodinámico se caracteriza por sus propiedades, relacionadas
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entre sí mediante las ecuaciones de estado. Estas se pueden combinar
para expresar la energía interna y los potenciales termodinámicos, útiles
para determinar las condiciones de equilibrio entre sistemas y los
procesos espontáneos.
Con estas herramientas, la termodinámica describe cómo los sistemas
reaccionan a los cambios en su entorno. Esto se puede aplicar a una
amplia variedad de ramas de la ciencia y de la ingeniería, tales como
motores, cambios de fase, reacciones químicas, fenómenos de transporte
e incluso agujeros negros.
La historia de la termodinámica como disciplina científica se considera
generalmente que comienza con Otto von Guericke quien, en 1650,
demostró y diseñó la primera bomba de vacío y demostró las
propiedades del vacío usando sus hemisferios Magdeburgo. Los
hemisferios de Magdeburgo son dos bóvedas metálicas huecas de unos
500 litros de capacidad, de forma hemisférica, que se ajustan una con
otra formando una esfera.
Fórmula: Q = ∆U + W. Las relaciones de energía de cualquier proceso
termodinámico son descritas en términos de la cantidad de calor Q
agregada al sistema y el trabajo W realizado por él.
La termodinámica tiene las siguientes características:
➢ Se aplica al estudio de sistemas que contienen muchas partículas y
no al estudio de moléculas, átomos o partículas subatómicas.
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Sub contenido: Leyes de la termodinámica
La termodinámica se basa en cuatro leyes fundamentales: Ley cero, ley
de los gases ideales, primera ley de la termodinámica o principio de
conservación de la energía y la segunda ley de la termodinámica que
explica el movimiento aleatorio de los átomos y moléculas.
La ley cero es la base de las otras leyes de la termodinámica. Para
entender esta ley es necesario comprender el concepto de equilibrio
térmico. Cuando un cuerpo caliente y uno frío se ponen en contacto, la
temperatura del cuerpo caliente disminuye y la del cuerpo frío aumenta.
Mientras tanto, fluye energía del cuerpo caliente hacia el cuerpo frío.
Cuando la temperatura se hace igual en ambos cuerpos, se dice que se
ha alcanzado el equilibrio térmico.
Puesto que las moléculas del cuerpo caliente tienen en promedio mayor
energía que las del cuerpo frío, al ponerse en contacto con los cuerpos
fríos, las moléculas del cuerpo caliente transfieren energía al cuerpo frío.
Esta transferencia de energía termina cuando las temperaturas de los
cuerpos se hacen iguales.
A la transferencia espontánea de energía desde un cuerpo caliente hacia
un cuerpo frío, se le llama calor. El calor entregado se considera como
positivo, y el recibido, como negativo. El calor es una transferencia de
energía. En el SI (Sistema Internacional de Unidades), se mide en Joule
(J), pero con frecuencia se usa la caloría (cal) como unidad de medida
del calor. Una caloría es la cantidad de calor necesaria para elevar en un
grado centígrado (1 °C) la temperatura de 1.0 g de agua.
Las leyes de la termodinámica están presentes en el funcionamiento de
todas las máquinas térmicas. La mayoría de ellas funcionan convirtiendo
calor en trabajo. Se suele dividir en dos cuerpos fundamentales:
máquinas de combustión interna se puede mencionar los motores de los
automóviles, los motores de los aviones y los de los cohetes. Las
máquinas de combustión externa pueden ser la turbina de vapor y la
locomotora. Por ejemplo, la máquina de vapor es un motor de
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combustión externa que transforma la energía de una cantidad de vapor
de agua en trabajo mecánico cinético.
Ley cero
La ley cero de la termodinámica afirma que: «si dos cuerpos están en
equilibrio térmico con un tercer cuerpo, entonces los tres cuerpos
estarán en equilibrio térmico».
Esto significa que, si un objeto caliente se pone en contacto con un objeto
frío, se produce un flujo de energía o calor desde el objeto caliente hacia
el frío. Este proceso se mantiene hasta que las temperaturas de los
objetos se igualen; o sea, cuando se consigue el equilibrio térmico.
Por esta razón la ley cero de la termodinámica también se le llama ley
de equilibrio. Esta ley permite entender el concepto de temperatura.
Se entiende que, en el estado de equilibrio, las temperaturas de los
cuerpos en contacto son iguales y que un cuerpo tendrá mayor
temperatura que otro si no hay equilibrio.
El principio cero de la termodinámica es una ley fenomenológica para
sistemas que se encuentran en equilibrio térmico. En palabras simples,
el principio dice que, si se pone un objeto con cierta temperatura en
contacto con otro a una temperatura distinta, ambos intercambian calor
hasta que sus temperaturas se igualan. El principio establece que para
todo sistema existe una propiedad denominada temperatura empírica θ,
que es común para todos los estados de equilibrio termodinámico que se
encuentren en equilibrio mutuo con uno dado.
La ley es compatible con el uso de un cuerpo físico particular, por
ejemplo, la masa de un gas, para que coincida con la temperatura de
otros cuerpos, pero no justifica a la temperatura como una cantidad que
se puede medir en números reales. Tiene una gran importancia
experimental «pues permite construir instrumentos que midan la
temperatura de un sistema» pero no resulta tan importante en el marco
teórico de la termodinámica.
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Las aplicaciones de las máquinas térmicas han sido muy beneficiosas
para los seres humanos, puesto que a lo largo de todo el siglo XX hubo
una sucesión de logros tecnológicos que se manifestaron,
principalmente, en el establecimiento de un transporte rápido y seguro,
así como en la electrificación de las cuidades y zonas pobladas.
La temperatura se puede medir utilizando diferentes escalas
termométricas. La graduación de estas escalas se realiza a partir de unos
puntos de referencia que son constantes. Los puntos de referencia más
utilizados son las temperaturas correspondientes a cambios de estado de
diversas sustancias.
Estas temperaturas son fijas siempre que el cambio de estado se
produzca en las mismas condiciones de presión. Por ejemplo, se
emplean los puntos de fusión y de ebullición del agua, a la presión de
una atmósfera.
Una vez establecidos los puntos de referencia, la distancia que los separa
se divide en partes iguales, de modo que se obtiene la correspondiente
escala termométrica. Existen tres escalas termométricas que utilizan
diferentes puntos de referencia: Celsius, Fahrenheit, Kelvin.
➢ Escala Celsius (°C): También se denomina escala centígrada. Mide
la temperatura en grados Celsius (°C). Los puntos de referencia
correspondientes a la temperatura de fusión y ebullición del agua
son de 0 °C y 100 °C. El intervalo entre estos valores se divide en
100 partes iguales y cada división corresponde a un grado
centígrado o grado Celsius.
Esta escala es utilizada para medición de la temperatura en la
mayoría de países.
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El grado de la escala Fahrenheit es mayor que el grado de la escala
Celsius y es utilizado mayormente en los países de habla inglesa.
Escalas Relación
Matemática
°C a °F °F= 9/5°C + 32
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Ejercicio utilizando la medición de temperaturas:
La temperatura de una sustancia es de 30 °C.
• ¿Cuál es su temperatura °F?
Ejercicio 1. Convierta 50 °C a K.
Fórmula: Procedimiento:
K = °C + 273 K = 50 + 273.15
K = 323
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Ejercicio 2. Convierta 50 °C a F.
Formula: Procedimiento:
°F = 1.8 °C + 32 °F = 1.8 (50) + 32
°F = 122
Procedimiento:
°F = (308 – 273) x 1.8 + 32
°F = 95
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Ley de los gases ideales
La ley de los gases ideales es la ecuación de estado del gas ideal, un gas
hipotético formado por partículas puntuales sin atracción ni repulsión
entre ellas y cuyos choques son perfectamente elásticos (conservación de
momento y energía cinética). La energía cinética es directamente
proporcional a la temperatura en un gas ideal. Los gases ideales que más
se aproximan al comportamiento del gas ideal son los gases
monoatómicos en condiciones de baja presión y alta temperatura.
En 1648, el químico Jan Baptista van Helmont creó el vocablo gas, a
partir del término griego kaos (desorden) para definir las génesis
características del anhídrido carbónico. Esta denominación se extendió
luego a todos los cuerpos gaseosos y se utiliza para designar uno de los
estados de la materia.
La presión ejercida por una fuerza física es inversamente proporcional
al volumen de un cuerpo gaseoso, siempre y cuando su temperatura se
mantenga constante, o en términos más sencillos:
A temperatura constante, el volumen de una masa fija de un gas es
inversamente proporcional a la presión que este ejerce.
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temperatura utilizada en la ecuación es estado es una temperatura
absoluta: en el sistema SI de unidades, kelvin es el sistema imperial
grados Rankine.
Forma común; la ecuación que describe normalmente la relación entre
la presión, el volumen, la temperatura y la cantidad (en moles) de un gas
ideal es:
PV = nPT
Símbolo Nombre
P Presión absoluta
V Volumen
n Moles de gas
T Temperatura absoluta
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• La energía cinética media de la translación de una molécula es
directamente proporcional a la temperatura absoluta del gas.
Teóricas
La ley del gas ideal también se puede derivar de los primeros
principios utilizando la teoría cinética de los gases, en el que se realizan
varios supuestos simplificadores, entre los que las moléculas o átomos
del gas son masas puntuales, poseen masa, pero no volumen
significativo, y se someten a colisiones elásticas sólo entre sí y con los
lados del recipiente en el que se conserva tanto la cantidad de
movimiento como la energía cinética.
- Se puede hacer una derivación aún más simple prescindiendo de
algunos de estos supuestos, como se discutió en la derivación de la ley
gas ideal. Sólo se necesita la definición de temperatura, que el número
de partículas sea fijo, que el volumen de la dependencia de las energías
de su interacción sea insignificante, y que el número de estados
disponibles para cada partícula a una temperatura fija sea proporcional
al volumen). Como en todas las derivaciones termodinámicas, se asume
la segunda ley (maximización de la entropía dentro de las limitaciones).
No hay hipótesis sobre las colisiones elásticas se requieren, lo cual es
bueno ya que estos supuestos son irreales e irrelevantes para el estado
de los gases ideales.
Ecuación general de los gases ideales
Partiendo de la ecuación de estado:
PV = nRT
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Tenemos que:
PV = R
nT
Donde R es la constante universal de los gases ideales, luego para dos
estados del mismo gas, 1 y 2:
P1 V1= P2 V2 = R
n1 T1 n2T2
Para una misma masa gaseosa (por tanto, el número de moles «n» es
constante), podemos afirmar que existe una constante directamente
proporcional a la presión y volumen del gas, e inversamente
proporcional a su temperatura.
El producto PV es directamente proporcional a la temperatura del gas y
si T es constante, P y V son inversamente proporcionales.
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Leyes de Charles y Gay-Lussac
En 1802, Louis Gay Lussac publica los resultados de sus experimentos,
basados en los que Jacques Charles hizo en 1787. Se considera así al
proceso isobárico para la Ley de Charles, y al isocoro (o isostérico) para
la ley de Gay Lussac.
Proceso isobárico (Charles) Proceso isobárico (Gay Lussac)
Principio de Avogadro
El principio de Avogadro fue expuesto por Amadeo Avogadro en 1811 y
complementaba a las de Boyle, Charles y Gay Lussac. Asegura que en un
proceso a presión y temperatura constante (isobaro e isotermo), el
volumen de cualquier gas es proporcional al número de moles presente,
de tal modo que:
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Esta ecuación es válida incluso para gases ideales distintos. Una forma
alternativa de enunciar esta ley es:
• El volumen que ocupa un mol de cualquier gas ideal a una
temperatura y presión dadas siempre es el mismo.
Datos:
V1 = 495 ml V2 = ?
P1 = 740 mmHg P2 = 800 mmHg
T1 = 27 °C + 273 = 300 K T2 = 50 °C + 273 = 323 K
V2 = 492.9 ml
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Ejercicio 2. Un gas tiene 2.50 L a 27 grados centígrados y 1.002 atm.
Calcula la temperatura final a 1.90 litros y o. 870 atm de presión.
Datos:
V1 = 2.50 L V2 = 1.90 L
T1 = 27 °C + 273 = 300 K T2 = ?
P1 = 1.002 atm P2 = 0.870 atm
T1 P2 V2 = T2 P1 V1 =1 T2 = T1 P2 V2
P1 V1 T1 P2 V2 T2 P1 V1
T2 = 495.9
2.505
T2 = 197.9 K
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Ejercicio 3. Calcular la presión inicial si hay 400 ml y 200 grados
centígrados si la presión final es 2.78 atm a 700 ml y 700 grados
centígrados.
Datos:
P1 = ? P2 = 2.78 atm
V1 = 400 ml V2 = 700 ml
T1 = 200 °C + 273 = 473 K T2 = 700 °C + 273 = 973 K
Fórmula a utilizar:
P1 = P2 V2 T1
T2 V1
P1 = 920, 458
389, 200
P1 = 2.365 atm
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Primera ley de la termodinámica
El primer principio de la termodinámica es un principio que refleja la
conservación de la energía en el contexto de la termodinámica y
establece que, si se realiza trabajo sobre un sistema o bien este
intercambia calor con otro, la energía interna del sistema cambiará.
Visto de otra forma, este principio permite definir el calor como la
energía necesaria que debe intercambiar el sistema para compensar las
diferencias entre trabajo y energía interna. En palabras simples: la
energía total del universo se mantiene constante. No se crea ni se
destruye, solo se transforma.
La ecuación general de la conservación de la energía es la siguiente:
Que aplicada a la termodinámica, queda de la forma:
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es positivo si es realizado sobre el sistema y negativo si es realizado por
el sistema. Esta definición suele identificarse con la ley de la
conservación de la energía y, a su vez, identifica el calor como una
transferencia de energía. Es por ello que la ley de la conservación de la
energía se utilice, fundamentalmente por simplicidad, como uno de los
enunciados del primer principio de termodinámica:
• La variación de energía de un sistema termodinámico cerrado es igual
a la diferencia entre la cantidad de calor y la cantidad de trabajo
intercambiados por el sistema con sus alrededores.
En su forma matemática más sencilla se puede escribir para cualquier
sistema cerrado:
Q = ΔU + W
Donde:
ΔU es la variación de energía del sistema.
Q es el calor intercambio por el sistema a través de unas paredes bien
definidas, y…
W es el trabajo intercambio por el sistema a sus alrededores.
Historia:
El primer principio de termodinámica fue propuesto por Nicolas
Léonard Sadi Carnot en 1824, en su obra Reflexiones sobre la potencia
motriz del fuego y sobre las máquinas adecuadas para desarrollar esta
potencia, en la que expuso los dos primeros principios de
termodinámica. Esta obra fue incomprendida por los científicos de su
época, y más tarde fue utilizada por Rudolf Clausius y Lord Kelvin para
formular, de una manera matemática, las bases de la termodinámica.
Durante la década de 1840, varios físicos entre los que se encontraban
Joule, Helmholtz y Meyer, fueron desarrollando esta ley. Sin embargo,
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fueron primero Clausius en 1850 y Thomson (Lord Kelvin) un año
después quienes escribieron los primeros enunciados formales.
La forma de transferencia de energía común para todas las ramas de la
física -y ampliamente estudiada por estas- es el trabajo.
Dependiendo de la delimitación de los sistemas a estudiar y del enfoque
considerado, el trabajo puede ser caracterizado como mecánico,
eléctrico, etc., pero su característica principal es el hecho de transmitir
energía y que, en general, la cantidad de energía transferida no depende
solamente de los estados iniciales y finales, sino también de la forma
concreta en la que se lleven a cabo los procesos.
El calor es la forma de transferencia de un tipo de energía particular,
propiamente termodinámica, que es debida únicamente a que los
sistemas se encuentren a distintas temperaturas (es algo común en la
termodinámica catalogar el trabajo como toda transferencia de energía
que no sea en forma de calor). Los hechos experimentales corroboran
que este tipo de transferencia también depende del proceso y no solo de
los estados inicial y final.
Sin embargo, lo que los experimentos sí demuestran es que dado
cualquier proceso de cualquier tipo que lleve a un sistema
termodinámico de un estado A a otro B, la suma de la energía transferida
en forma de trabajo y la energía transferida en forma de calor siempre es
la misma y se invierte en aumentar la energía interna del sistema. Es
decir, que la variación de energía interna del sistema es independiente
del proceso que haya sufrido. En forma de ecuación y teniendo en cuenta
el criterio de signos termodinámico este principio queda de la forma:
ΔU = Q + W
Así, el primer principio de termodinámica relaciona magnitudes de
proceso (dependientes de este) como son el trabajo y el calor, con una
variable de estado (independiente del proceso) tal como lo es la energía
interna.
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Aplicaciones del Primer Principio
Sistemas cerrados
Un sistema cerrado es uno que no tiene intercambio de masa con el resto
del universo termodinámico. También es conocido como masa de
control. El sistema cerrado puede tener interacciones de trabajo y calor
con sus alrededores, así como puede realizar trabajo a través de su
frontera. La ecuación general para un sistema cerrado (despreciado
energía cinética y potencial y teniendo en cuenta el criterio de signos
termodinámico) es:
ΔU = Q + W
Donde Q es la cantidad total de transferencia de calor hacia o desde el
sistema, W es el trabajo total e incluye trabajo eléctrico, mecánico y de
frontera; y U es la energía interna del sistema.
Sistemas abiertos
Un sistema abierto es aquel que tiene entrada y/o salida de masa, así
como interacciones de trabajo y calor con sus alrededores, también
puede realizar trabajo de frontera.
O igualmente;
Donde:
in representa todas las entradas de masa al sistema.
out representa todas las salidas de masa desde el sistema.
es la energía por unidad de masa del flujo y comprende la entalpía,
energía potencial y energía cinética:
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Adiabático Isocórico
Isobárico Isotérmico
La presión es constante La temperatura permanece
constante para gases ideales
P=cte. (P=constante) t=cte Q=0
W=p(V2-W) ΔU=Q-W ΔU=0 (T=Constante)
Convertir Cal a J…
700 Cal x 4.2 J R/= 2,940 J
1 Cal
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Procedimiento:
ΔU = Q – W
ΔU = 2, 940 – (-900 J)
ΔU = 2, 940 J + 900 J
ΔU = 3, 840 J
Datos: Fórmula:
Q = + 100 Cal ΔU = Q - W
W= + 200 J
Calorías a Joules:
100 Cal x 4.2 J R/= 420 J
1 Cal
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Procedimiento:
ΔU = Q - W
ΔU = 420 J – (+200 J)
ΔU = 420 J – 200 J
ΔU = 220 J
Datos: Fórmula:
Q = + 100 Cal ΔU = Q - W
W= - 200 J
Calorías a Joules:
100 Cal x 4.2 J R/= 420 J
1 Cal
Procedimiento:
ΔU = Q – W
ΔU = 420 J – (- 200 J)
ΔU = 420 J + 200 J
ΔU = 620 J
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c) El sistema libera 100 Cal de calor a la vecindad (alrededor), y sobre él
se realiza un trabajo de 200 J.
Datos:
Q = - 100 Cal
W = - 200 J
Fórmula:
ΔU = Q - W
Calorías a Joules:
-100 Cal x 4.2 J R/= - 420 J
1 Cal
Procedimiento:
ΔU = Q - W
ΔU = - 420 J – (-200 J)
ΔU = - 420 J + 200 J
ΔU = - 220 J
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Segunda ley de la termodinámica
El segundo principio de la termodinámica expresa que: «La cantidad de
entropía del universo tiende a incrementarse en el tiempo».
Este principio establece la irreversibilidad de los fenómenos físicos,
especialmente durante el intercambio de calor. Es un principio de la
evolución que fue enunciado por primera vez por Sadi Carnot en 1824.
Después ha sido objeto de numerosas generalizaciones y formulaciones
sucesivas por Clapeyron (1834), Clausius (1850), Lord Kelvin, Ludwig
Boltzmann en 1873 y Max Planck (véase la historia de la termodinámica
y la mecánica estadística), a lo largo del siglo XIX y hasta el presente.
El segundo principio introduce la función de estado entropía S, por lo
general asimilada a la noción de aleatoriedad que no puede más que
crecer en el curso de una transformación termodinámica real.
El segundo principio de la termodinámica es uno de los más
importantes de la física; aún pudiendo ser formulado de muchas
maneras, todas ellas llevan a la explicación del concepto de
irreversibilidad y al de entropía. Este último concepto, cuando es tratado
por otras ramas de la física, sobre todo por la mecánica estadística y la
teoría de la información, queda ligado al grado de desorden de la materia
y la energía de un sistema. La termodinámica, por su parte, no ofrece
una explicación física de la entropía, que queda asociada a la cantidad de
energía no utilizable de un sistema. Sin embargo, esta interpretación
meramente fenomenológica de la entropía es totalmente consistente con
sus interpretaciones estadísticas. Así, tendrá más entropía el agua en
estado gaseoso con sus moléculas dispersas y alejadas unas de las otras
que en estado líquido con sus moléculas más juntas y más ordenadas.
El primer principio de la termodinámica dictamina que la materia y la
energía no se pueden crear ni destruir, sino que se transforman, y
establece el sentido en el que se produce dicha transformación. Sin
embargo, el punto capital del segundo principio es que, como ocurre con
toda la teoría termodinámica, se refiere única y exclusivamente a estados
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de equilibrio. Toda definición, corolario o concepto que de él se extraiga
solo podrá aplicarse a estados de equilibrio, por lo que, formalmente,
parámetros tales como la temperatura o la propia entropía quedarán
definidos únicamente para estados de equilibrio. Así, según el segundo
principio, cuando se tiene un sistema que pasa de un estado de equilibrio
A a otro B, la cantidad de entropía en el estado de equilibrio B será la
máxima posible, e inevitablemente mayor que la del estado de equilibrio
A. Evidentemente el sistema solo funcionará cuando esté en tránsito del
estado de equilibrio A al B y no cuando se encuentre en uno de estos
estados. Sin embargo, si el sistema era aislado, su energía y cantidad de
materia no han podido variar; si la entropía debe maximizarse en cada
transición de un estado de equilibrio a otro, y el desorden interno del
sistema debe aumentar, se ve claramente un límite natural: cada vez
costará más extraer la misma cantidad de trabajo, pues según la
mecánica estadística el desorden equivalente debe aumentar
exponencialmente.
Aplicado este concepto a un fenómeno de la naturaleza como por
ejemplo la vida de las estrellas, estas, al convertir el hidrógeno, su
combustible principal, en helio generan luz y calor. Al fusionar los
núcleos de hidrógeno en su interior la estrella libera la energía suficiente
para producirlos a esa intensidad; sin embargo, cuando fusiona los
núcleos de helio no consigue liberar la misma cantidad de energía que
obtenía cuando fusionaba los núcleos de hidrógeno. Cada vez que la
estrella fusiona los núcleos de un elemento obtiene otro que le es más
inútil para obtener energía y, en consecuencia, la estrella muere, y en ese
orden de ideas la materia que deja atrás ya no servirá para generar otra
estrella. Es así como el segundo principio de la termodinámica se ha
utilizado para explicar el fin del universo.
Definición axiomática:
La definición formal del segundo principio de la termodinámica
establece que:
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• En un estado de equilibrio, los valores que toman los parámetros
característicos de un sistema termodinámico aislado son tales que
maximizan el valor de una cierta magnitud que está en función de
dichos parámetros, llamada entropía.
La entropía de un sistema es una magnitud física abstracta que la
mecánica estadística identifica con el grado de desorden molecular
interno de un sistema físico. La termodinámica clásica, en cambio, la
define como la relación entre el calor transmitido y la temperatura a la
que se transmite. La termodinámica axiomática define a la entropía
como una cierta función —a priori, de forma desconocida—, que depende
de los llamados «parámetros característicos» del sistema, y que solo
puede definirse para los estados de equilibrio del sistema.
Dichos parámetros característicos se establecen a partir de un postulado
derivado del primer principio de la termodinámica, llamado a veces el
principio de estado. Según este, el estado de equilibrio de un sistema
queda totalmente definido por medio de la energía interna del sistema,
su volumen y su composición molar. Cualquier otro parámetro
termodinámico, como podrían serlo la temperatura o la presión, se
define como una función de dichos parámetros. Así, la entropía será
también una función de dichos parámetros.
El segundo principio de la termodinámica establece que dicha entropía
solo puede definirse para estados de equilibrio termodinámico, y que de
entre todos los estados de equilibrio posibles —que vendrán definidos
por los parámetros característicos—, solo se puede dar el que, de entre
todos ellos, maximiza la entropía.
Las consecuencias de este enunciado son sutiles: al considerar un
sistema cerrado tendente al equilibrio, los estados de equilibrio posibles
incluyen todos aquellos que sean compatibles con los límites o contornos
del sistema. Entre ellos se encuentra, evidentemente, el estado de
equilibrio de partida. Si el sistema varía su estado de equilibrio desde el
de partida a otro, ello es debido a que la entropía del nuevo estado es
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mayor que la del estado inicial; si el sistema cambia de estado de
equilibrio, su entropía solo puede aumentar. Por tanto, la entropía de
un sistema aislado termodinámicamente solo puede incrementarse.
Suponiendo que el universo partió de un estado de equilibrio, que en
todo instante de tiempo el universo no se aleja demasiado del equilibrio
termodinámico y que el universo es un sistema aislado, el segundo
principio de la termodinámica puede formularse de la siguiente
manera;
• La cantidad de entropía del universo tiende a incrementarse con el
tiempo.
Sin embargo, la termodinámica axiomática no reconoce el Tiempo como
una variable termodinámica. Formalmente, la entropía solo puede
definirse para estados en equilibrio. En el proceso que va de un estado
de equilibrio a otro no hay estados de equilibrio, por lo que la entropía
en dichos estados de no-equilibrio no puede definirse sin incurrir en
inconsistencias formales dentro de la propia termodinámica. Así, la
entropía no puede ser una función del tiempo, por lo que hablar de
variaciones de la misma en el tiempo es formalmente incorrecto.
Cuando se hace, es debido a que se ha presupuesto que en el proceso de
un estado de equilibrio a otro se ha pasado por infinitos estados
intermedios de equilibrio, procedimiento que permite introducir al
tiempo como parámetro. En tanto en cuanto el estado de equilibrio final
sea aquel de máxima entropía posible, no se habrá incurrido en una
inconsistencia frontal por cuanto dichos estados de equilibrio
intermedios no han afectado al único real (el final).
La formulación clásica defiende que el cambio en la entropía S es
siempre mayor o igual (esto último, la igualdad, exclusivo para procesos
reversibles ideales, donde se requieren infinitos pasos de equilibrio
intermedios) que la transferencia de calor Q producida, dividido por la
temperatura de equilibrio T del sistema:
32
Entropía en mecánica estadística
La termodinámica no ofrece ninguna interpretación física de lo que es la
entropía: simplemente la define como una función matemática que toma
su máximo valor para cada estado de equilibrio. La habitual
identificación de entropía con desorden molecular proviene de una muy
simplificada interpretación de los resultados de la mecánica estadística;
en concreto, del llamado formalismo microcanónico de la mecánica
estadística. Es importante recalcar que la termodinámica y la mecánica
estadística, aunque relacionadas, son ramas separadas de la física.
Interpretación micro canónica de la entropía con base en el segundo
principio de la termodinámica
La ecuación fundamental de un sistema cerrado termodinámico en
equilibrio puede expresarse como
donde S representa la entropía del sistema —desde un punto de vista
termodinámico—, U la energía interna del sistema, y N1, N2, etc., el
número de moles de cada componente del sistema. Todas estas
magnitudes son macroscópicas, en el sentido de que son expresadas y
pueden ser medidas y calculadas sin entrar a considerar la naturaleza
microscópica —esto es, de los átomos, moléculas, etc., que componen el
sistema termodinámico—.
Intuitivamente, puede parecer razonable suponer que, si el sistema está
en equilibrio, entonces sus componentes más fundamentales, sus
átomos y moléculas, también lo estén. Sin embargo, un resultado
fundamental de la mecánica cuántica afirma que, si el sistema es
macroscópico, entonces pueden existir multitud de estados cuánticos
discretos para sus átomos y moléculas que, globalmente, sean
compatibles con los valores de U, V y n1, n2, …, del sistema
macroscópico. En principio, no obstante, aunque exista esa potencial
capacidad de los componentes microscópicos del sistema para pasar de
un estado cuántico a otro, como el sistema es cerrado y está en equilibrio
podría razonarse que tales transiciones no se van a dar.
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Ahora bien, en realidad no existe un sistema aislado perfecto. Por
ejemplo, aunque seamos capaces de aislar térmicamente al sistema de
manera absoluta, no podremos evitar los efectos gravitatorios que el
resto del universo seguirá ejerciendo sobre la materia que hayamos
encerrado dentro; tampoco podrá aislarse perfectamente de todos los
campos electromagnéticos que lo rodeen, por muy débiles que puedan
resultar. En definitiva, el sistema podrá estar cerrado a efectos
macroscópicos, pero la acción de todo tipo de campos de fuerza (sean de
gravedad, eléctricas, etc.) y la propia interacción del sistema con las
paredes que lo encierren harán que, al menos desde un punto de vista
microscópico, el sistema no esté en equilibrio: los átomos y moléculas
estarán sometidos a continuas transiciones de un estado cuántico a otro
cuyas causas son, a todos los efectos, meramente azarosas, de tantas y
tan indefinidas que pueden ser.
La mecánica estadística considera que un sistema macroscópico realiza
transiciones enormemente rápidas y totalmente aleatorias entre los
distintos estados cuánticos que sean posibles, de manera que las
medidas macroscópicas de parámetros tales como la temperatura, la
energía, incluso el volumen, son en realidad la media de las miríadas de
estados cuánticos o microscópicos. Y como dichas transiciones están
producidas por procesos esencialmente aleatorios, se acepta como
principio que un sistema macroscópico visita todos los estados
microscópicos permisibles con igual probabilidad. A dichos estados
microscópicos permisibles se les llama microestados.
Para cada macroestado de equilibrio, el número de microestados
permitidos es uno determinado por las leyes de la física. Por ejemplo, si
un sistema macroscópico tiene por energía 1000 julios, es absurdo
suponer que un microestado de dicho sistema pueda tener más de 1000
julios de energía.
Si se considera un estado de equilibrio macroscópico, según el segundo
principio de termodinámica este vendrá totalmente definido por los
valores de las variables termodinámicas U, V, N1, N2, etc., para los que
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la entropía S toma su máximo valor entre todos los posibles.
Supongamos que tenemos un sistema termodinámico en equilibrio que
viene definido por una limitación fundamental: no se permite que el
sistema tenga un volumen mayor que uno concreto, y la cantidad de
materia del sistema es la que se haya dado al comienzo. Por ejemplo, gas
en una bombona de gas: no puede tener un volumen mayor que el de la
bombona, ni puede haber más cantidad de gas que la que se ha colocado
dentro. Atendiendo a esa limitación de volumen y masa, el sistema
adquirirá los valores de U tales que maximicen la entropía, y entonces
habrá alcanzado el equilibrio macroscópico. Asociado a ese estado
macroscópico de equilibrio, tenemos el de los microestados: las
moléculas del sistema podrán presentar transiciones aleatorias entre
distintos microestados dentro de los límites impuestos por el propio
sistema. No podrán, por ejemplo, desplazarse más allá de las barreras
del sistema, ni podrán vibrar con una energía mayor que la energía total
del sistema macroscópico, etc. Esto es, asociado al equilibrio
macroscópcio se tiene un número limitado, aunque posiblemente
inmenso, de microestados que los constituyentes microscópicos del
sistema pueden visitar con igual probabilidad.
Si retiramos ahora una restricción al sistema macroscópico, como por
ejemplo permitir que el volumen sea ahora mayor que antes, pasarán
dos cosas:
• Desde el punto de vista de la termodinámica, esto es, desde el punto
de vista macroscópico, las variables del sistema evolucionarán hacia
un estado de entropía mayor: el volumen V es ahora mayor que antes,
y aunque la cantidad de materia es la misma, está ahora puede ocupar
más volumen. Así, la energía interna del sistema U variará de manera
que, en el nuevo estado de equilibrio, la entropía S tome el máximo
valor posible. Dicho valor es necesariamente mayor que el del estado
de equilibrio previo. En efecto, podemos concebir la situación en la
que, aunque puede, el sistema se mantiene en su volumen anterior,
con la
misma energía interna y misma materia. En ese caso, la entropía no
habrá cambiado. Y ese caso es compatible con los límites del sistema. Sin
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embargo, sabemos que la naturaleza no opera así: el sistema tenderá a
ocupar todo el volumen (aunque sea un sólido, en cuyo caso la presión
de vapor del sólido cambiará, o se evaporará más sólido, etc.), y el
equilibrio se desplazará. La función entropía es aquella función
matemática que toma su valor máximo en ese nuevo equilibrio, y deberá
ser por tanto mayor que en el estado de equilibrio anterior.
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La única solución a esto es identificar la entropía con el logaritmo del
número de microestados posibles. Llamando Ω al número de
microestados y S a la entropía, podremos escribir que:
donde kB es la constante de Boltzmann, y aparece sencillamente para
determinar la escala de la entropía, que suele darse como energía por
grado de temperatura (J/K), aunque según esta interpretación podría
carecer de unidades.
El teorema de fluctuación de la entropía
El teorema sobre la fluctuación de entropía, enunciado en el contexto de
la mecánica estadística, trata la probabilidad relativa de que la entropía
de un sistema que no se encuentra en equilibrio termodinámico (esto es,
un sistema tal que su entropía no es máxima) aumente o disminuya en
un período de tiempo determinado. El segundo principio de
termodinámica predice que la entropía de todo sistema aislado tiende a
incrementarse hasta que el sistema alcanza el equilibrio termodinámico.
Sin embargo, en mecánica estadística, la entropía es una variable
aleatoria, lo que sugiere que debería existir una probabilidad no nula de
que la entropía de un sistema aislado decrezca espontáneamente. El
teorema de fluctuación cuantifica de manera exacta dicha probabilidad.
El teorema de fluctuación de la entropía fue propuesto en 1993 por Denis
Evans, E.G.D. Cohen y Gary Morriss, quienes emplearon simulaciones
por ordenador para su prueba. La primera prueba rigurosa del teorema
fue dada por Denis Evans y Debra Searles en 1994. Desde entonces el
teorema ha sido puesto a prueba en numerosos sistemas y colectividades
estadísticos, y siempre se ha demostrado cierto.
El teorema de recurrencia de Poincaré
El teorema de recurrencia de Poincaré establece que ciertos sistemas
conservativos, después de un tiempo suficientemente largo, pero finito,
volverán a un estado muy cercano, si no exactamente igual al estado
inicial, eso implica que por ejemplo un gas formado por moléculas que
parta de un estado con baja entropía (por ejemplo, si las moléculas
inicialmente sólo están presentes en una mitad del recipiente), tarde o
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temprano las colisiones llevarán a un estado similar por lo que
temporalmente la entropía habrá descendido. Este es esencialmente lo
mismo que puede deducirse del teorema de fluctuación de la entropía,
solo que el resultado de Poincaré es mucho más sencillo de demostrar.
De hecho, el tiempo de recurrencia de Poincaré es el tiempo transcurrido
hasta la recurrencia; este tiempo puede variar mucho según el estado
inicial exacto y el grado requerido de cercanía. El resultado se aplica a
sistemas mecánicos aislados sujetos a algunas restricciones, por
ejemplo, todas las partículas deben estar unidas a un volumen finito. El
teorema se discute comúnmente en el contexto de la teoría ergódica, los
sistemas dinámicos y la mecánica estadística.
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----------------------------------------------------
W = Trabajo
Qe = Calor de entrada
Qs = Calor de salida
e= Eficiencia o Rendimiento
----------------------------------------------------
Fórmula:
e = 1 – Qs
Qe
Calorías a Joules…
8,000 Cal x 4. 2 J
1 Cal
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Procedimiento:
e = 1 – 25, 200 J
33, 600 J
e = 1 – 0. 75
e = o. 25 x 100
R/ e = 25 %
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Recomendaciones
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Conclusión
42
ANEXOS
43
(Imagen de la ley de los gases ideales)
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Bibliografía
https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_los_gases_ideales
https://es.wikipedia.org/wiki/Primer_principio_de_la_term
odin%C3%A1mica
https://es.wikipedia.org/wiki/Segundo_principio_de_la_ter
modin%C3%A1mica
https://cdn-0.cumbrepuebloscop20.org/wp-
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