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FRAGMENTOS DE
Fundamentación
de la metafísica
de las costumbres
IMMANUEL KANT
C APÍTULO PRIMERO
N
i en el mundo ni, en general, fuera de él es
posible pensar nada que pueda ser LO ABSOLUTAMENTE BUENO
considerado bueno sin restricción excepto Kant asevera que algunas cualidades
una buena voluntad. La inteligencia, el ingenio, el (la moderación, el autocontrol, la
discernimiento, o como quieran llamarse los talentos reflexión) pueden ser favorables a
esa buena voluntad y pueden facilitar
del espíritu; o el coraje, la tenacidad, la perseverancia
bastante su trabajo, pero no tienen
en los propósitos como cualidades del temperamento ningún valor absoluto (es decir, un
son, sin duda, buenos y deseables en muchos valor intrínseco e incondicional) que
sentidos, pero también pueden llegar a ser nos permita considerarlas buenas sin
extraordinariamente malos y dañinos si la voluntad restricción, puesto que sin los
principios de una buena voluntad
[…] no es buena. Lo mismo sucede con los dones de pueden llegar a ser
la fortuna. El poder, la riqueza, el honor, incluso la extraordinariamente malas. Incluso,
salud y la satisfacción y alegría con la propia situación sostiene Kant, los malvados de
personal, que se resume en el término «felicidad», [no sangre fría son los más peligrosos y
despreciables (pensemos por
pueden ser considerados buenos sin restricción] si
ejemplo en el doctor Hannibal Lecter
no existe una buena voluntad que dirija y acomode a o el coronel Hans Landa).
un fin universal el influjo de esa felicidad y con él el
principio general de la acción; […]
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Prof. Emilio Cuello F ILOSOFÍA
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inclinación empuje a ello y hasta se oponga una aversión natural e invencible, […] es el único
[amor] que puede ser ordenado.
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Con el objeto de saber lo que he de hacer para que mi querer sea moralmente bueno no
necesito ir a buscar muy lejos […]. Inexperto en lo que se refiere al curso del mundo, incapaz
de estar preparado para todos los sucesos que en él ocurren, me basta con preguntar:
¿puedes querer que tu máxima se convierta en ley universal? De no ser así, es una máxima
reprobable, y no por algún perjuicio que pueda ocasionarte a ti o a algún otro, sino porque
no puede incluirse como principio en una legislación universal posible. […]
Así, pues, hemos llegado al principio del conocimiento
moral de la razón común del hombre, […] Sería muy fácil EL DEBER EN CONFLICTO CON
mostrar aquí cómo, con esta brújula en la mano, [la razón LAS INCLINACIONES
del hombre común] sabe distinguir perfectamente en
Kant reitera que el conocimiento
todos los casos que ocurren qué es bien, qué es mal, qué
moral (el conocimiento de lo que
es conforme al deber o contrario al deber. […] La verdad toda persona está moralmente
es que podía haberse sospechado esto de antemano: que obligada a hacer y no hacer) se
el conocimiento de lo que todo hombre está obligado a encuentra ya en el sano
hacer y, por tanto, también a saber, es cosa que compete entendimiento natural de
a todos los hombres, incluso el más común. Y aquí puede cualquier ser racional. Según
verse, no sin admiración, cómo en el entendimiento Kant, no hace falta ciencia ni
común humano la facultad de juzgar prácticamente es filosofía alguna para saber qué es
lo que se debe hacer para ser
muy superior a la de juzgar teóricamente. […]
honrado y bueno, y en este
Gran cosa es la inocencia, pero ¡qué desgracia que no sentido, afirma no enseñarnos
pueda conservarse bien y se deje seducir tan fácilmente! nada nuevo, sino ilustrarnos o
[…] El hombre siente dentro de sí mismo una poderosa explicarnos lo que en el fondo ya
fuerza contraria a todos aquellos mandamientos del deber sabemos. Sin embargo, el deber
moral está en continuo conflicto
que la razón le representa muy dignos de respeto; esa
con las inclinaciones. Esto
fuerza contraria radica en sus necesidades e
significa que la razón, por sí sola,
inclinaciones, cuya satisfacción total resume bajo el no determina suficientemente la
nombre «felicidad». Ahora bien, la razón ordena sus voluntad, sino que ésta se halla
preceptos sin prometer nada a las inclinaciones, sometida también a las
severamente y casi con desprecio, por así decir, y total inclinaciones. Sucede que el ser
despreocupación hacia esas pretensiones tan humano es moralmente
impetuosas y a la vez aparentemente espontáneas que imperfecto, siente una poderosa
ningún mandamiento consigue nunca anular. De aquí se fuerza contraria a todos aquellos
mandamientos del deber, y esa
origina una dialéctica natural, esto es, una tendencia a
fuerza contraria radica en sus
discutir esas estrechas leyes del deber, a poner en duda
deseos y propósitos egoístas.
su validez, o al menos su pureza y severidad estrictas,
acomodándolas en los posible a nuestros deseos e
inclinaciones, […].
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C APÍTULO SEGUNDO
[…] hallamos que aunque muchas acciones suceden en conformidad con lo que ordena el
deber, siempre cabe la duda de si han ocurrido por deber, y, por lo tanto, de si poseen un
valor moral. Por eso ha habido en todos los tiempos filósofos que han negado en absoluto
la realidad de esa disposición de espíritu en las acciones humanas y lo han atribuido todo a
un egoísmo más o menos refinado, aunque no por eso han puesto en duda la exactitud del
concepto de moralidad. Más bien han hecho mención, con íntima pena, de la fragilidad e
impureza de la naturaleza humana, que si bien es lo bastante noble como para proponerse
como precepto una idea tan digna de respeto, es al mismo tiempo demasiado débil para
ponerla en práctica, y emplea la razón, que debería servirle de legisladora, para administrar
el interés de las inclinaciones, […]
De hecho, es absolutamente imposible determinar por
medio de la experiencia y con absoluta certeza un solo EGOÍSMO ENMASCARADO DE
caso en que la máxima de una acción, por lo demás MORALIDAD
conforme con el deber, haya tenido su asiento en
Lo que Kant intenta expresar es
fundamentos exclusivamente morales y por medio de la
que nunca podemos concluir con
representación del deber. […] Sea como sea, y aun seguridad que la verdadera causa
ejercitando el más riguroso de los exámenes, no determinante de la voluntad (para
podemos nunca llegar por completo a los más el caso de una acción conforme al
recónditos motores de la acción, puesto que cuando se deber) no haya sido, en realidad,
trata del valor moral no importan las acciones, que se algún impulso secreto del egoísmo,
ven, sino sus principios íntimos, que no se ven. […] oculto tras el simple espejismo de
aquella idea del deber. Incluso
Por amor a la humanidad voy a admitir que la mayor admite que la mayoría de las veces
parte de nuestras acciones son conformes al deber; actuamos por inclinación y no por
pero si se miran de cerca los pensamientos y los deber. Sin embargo, ¿esto refuta su
esfuerzos, se tropieza uno por todas partes con el teoría ética, su concepto de
amado yo, que continuamente se destaca y sobre el moralidad? Pues no, porque aquí
que se fundamentan los propósitos, y no sobre el no se trata de lo que sucede, sino
de lo que debería suceder, o más
estrecho mandamiento del deber, que muchas veces
exactamente: de lo que la razón por
exigiría la renuncia y el sacrificio. [Sin embargo] no
sí misma ordena que debe suceder,
importa que no haya habido nunca acciones emanadas aun cuando el mundo no haya
de esas puras fuentes, pues no se trata aquí de si dado todavía ejemplo alguno de
sucede esto o aquello, sino de que la razón, por sí tales acciones. Así, aunque nunca
misma e independientemente de todo fenómeno, haya habido un amigo fiel sobre la
ordena lo que debe suceder, […] Así, por ejemplo, la faz de la Tierra, escribe Kant, eso no
pura lealtad en las relaciones de amistad no podría hace menos deseable que lo hubiera.
dejar de ser exigible a todo hombre, aunque hasta hoy
no hubiese habido ningún amigo leal, […]
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Todos los imperativos se expresan por medio de un «debe ser» […] todos los imperativos
mandan, o bien hipotéticamente, o bien categóricamente. Los primeros representan la
necesidad práctica de una acción posible como medio de conseguir otra cosa que se quiere
[…] El imperativo categórico sería aquel que representa una acción por sí misma como
objetivamente necesaria, sin referencia a ningún otro fin. […] Ahora bien, si la acción es
buena sólo como medio para alguna otra cosa, el imperativo es hipotético, pero si la acción
es representada como buena en sí […], entonces el imperativo es categórico. […]
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E JEMPLOS
b) [Alguien] a quien le van bien las cosas ve a otros luchando contra grandes dificultades.
Podría ayudarles, pero piensa: «¿A mí qué me importa? ¡Que cada cual sea lo feliz que el
cielo le conceda o pueda hacerse a sí mismo, que yo no le quitaré nada ni le tendré envidia,
sólo que no tengo ganas de contribuir a su bienestar o a su auxilio en la necesidad.» Desde
luego, si semejante modo de pensar se convirtiera en una ley universal de la naturaleza,
el género humano podría subsistir […] Sin embargo, aun cuando sea posible que aquella
máxima se mantenga como ley universal de la naturaleza, es imposible querer que un
principio semejante valga siempre y por todas partes como ley natural. Pues una voluntad
que así lo decidiera se contradiría a sí misma, ya que podrían suceder algunos casos en
que necesitara del amor y la compasión de los demás, y entonces, por la misma ley natural
originada en su propia voluntad, se vería privado de toda esperanza de ayuda.
Según escribe Kant, estos son algunos de los deberes morales que se derivan del
imperativo categórico.
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Hay que poder querer que una máxima de nuestra acción se convierta en ley universal: tal
es el canon del juicio moral de una máxima en general. Algunas acciones están constituidas
de tal modo que su máxima no puede siquiera ser pensada sin contradicción como ley
universal de la naturaleza, y mucho menos que uno pueda querer que deba serlo. En otras,
ciertamente, no se encuentra esa imposibilidad interna, pero sí resulta imposible querer que
su máxima sea elevada a la universalidad de una ley natural, porque tal voluntad sería
contradictoria consigo misma. […]
Si ahora nos prestamos atención a nosotros mismos en cada transgresión de un deber, nos
encontraremos con que realmente no queremos que nuestra máxima se convierta en una
ley universal, pues eso es imposible, sino que más bien debe permanecer como una ley lo
contrario de dicha máxima, pero nos tomamos la libertad de hacer una excepción para
nosotros (aunque sólo sea por esta vez) en provecho de nuestra inclinación. Por
consiguiente, si lo consideráramos todo desde un único punto de vista, el punto de vista de
la razón, hallaríamos una contradicción en nuestra propia voluntad, […]
Ahora podemos terminar en el mismo punto por el que habíamos comenzado, es decir, por
el concepto de una voluntad incondicionalmente buena. La voluntad es absolutamente buena
cuando no puede ser mala y, por consiguiente, cuando su máxima nunca puede
autocontradecirse cuando es convertida en una ley universal. Este principio supone también
por tanto una ley suprema: «Obra siempre según una máxima que puedas querer al mismo
tiempo que su universalidad sea ley». Ésta es la única condición bajo la que una voluntad
nunca puede estar en contradicción consigo misma, y tal imperativo es categórico.
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Kant ofrece varias versiones o formulaciones del imperativo categórico, que cree
equivalentes. Las más importantes son dos:
Con la segunda formulación del imperativo categórico, Kant afirma que no debemos
tratar a las personas como si fueran cosas, es decir, utilizarlas meramente como medios
sin tener en cuenta que son fines es sí mismos:
Yo sostengo lo siguiente: el hombre, y en general todo ser racional, existe como un fin
en sí mismo, no simplemente como un medio para cualesquiera usos de esta o aquella
voluntad, sino que tanto en las acciones dirigidas hacia sí mismo como en las dirigidas
hacia otros seres racionales, el hombre ha de ser considerado siempre al mismo tiempo
como un fin. Todos los objetos de la inclinación sólo poseen un valor condicionado,
pues si no se dieran las inclinaciones y las necesidades sustentadas en ellas, su objeto
quedaría sin valor alguno. […] Así pues, el valor de todos los objetos que podemos
obtener por medio de nuestras acciones es siempre un valor condicionado […]. En
cambio, los seres racionales se llaman personas porque su naturaleza los distingue
como fines en sí mismos, o sea, como algo que no puede ser usado meramente como
medio […]
El imperativo práctico será entonces como sigue: obra de tal modo que te relaciones
con la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre
como un fin y nunca simplemente como un medio.»
[…] todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio puede ser sustituido
por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo precio y, por tanto,
no admite nada equivalente, eso tiene dignidad.
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C UESTIONARIO
1. ¿Cómo considera Kant las consecuencias de nuestras acciones en relación al valor moral
de las mismas? ¿De qué depende, o en qué consiste el valor moral de nuestras acciones?
2. ¿Por qué Kant afirma que nada, a no ser una buena voluntad, puede ser considerado
bueno son restricción?
3. ¿Qué significa y qué diferencias hay entre actuar contrario al deber y conforme al
deber? Ejemplifica.
4. ¿Todas las acciones conformes al deber tienen el mismo valor moral? ¿Por qué?
5. ¿Qué significa y qué diferencia hay entre actuar por deber y actuar por inclinación?
Ejemplifica.
8. ¿Una persona con inclinaciones egoístas y sentimientos de odio, puede llegar a ser
buena? ¿Cómo?
9. ¿Todo el mundo debería tener como regla suprema de conducta, hacer lo que le hace
feliz? ¿Por qué?
10. ¿Es moralmente más valorable una acción que se hace por sentimientos buenos, o una
acción que se hace por pura obligación moral? ¿Por qué?
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