Mitos y Leyendas de Venezuela

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Introducción

El mito es un relato que habla sobre la creación de algunas cosas como los son dioses o
semidioses y pueden estar adornados con caracteres filosóficos. Muchos son historias que no se
saben de dónde provinieron, existen muchos mitos sobre dioses, guerras antiguas y muchas cosas
más que no se han logrado explicar al 100% debido a la falta de registros escritos o pruebas que
avalen este tipo de hechos en las diversas épocas en las cuales ocurrieron en una comunidad en
específico.

La Leyenda, es una narración tradicional que intenta explicar los orígenes de ciertos
fenómenos. Son anónimas, en un principio, fueron trasmitidas oralmente de generación en
generación y posteriormente, fueron recopiladas y publicadas. Muchas veces, se originan en
situaciones verídicas a la que luego se le incorporan elementos mágicos o sobrenaturales.
Generalmente se relaciona con un lugar y época determinados.

A ciencia cierta no se sabe, ni se puede comprobar de manera específica si las leyendas


publicadas hasta estos días son reales, ya que en su mayoría son situaciones que le ocurren a muy
pocas personas, y que se conocen hoy en día como ficticios, anormales, sobrenaturales, así como
también a los personajes que se encuentran en la leyenda, como los animales y las personas con
deformaciones, algún poder que jamás alguien en la actualidad ha tenido o experimentado, seres
del más allá, espíritus de personas penando, demonios y ángeles, etc.

Además la característica principal del mito es ser mostrado como relato explicativo,
simbólico y dinámico, de uno o varios acontecimientos extraordinarios personales con referente
trascendente en la localidad, que carece en principio de un testimonio histórico, porque se
compone de una serie de elementos invariantes, reducibles a temas y sometidos a crisis, presenta
un carácter conflictivo, emotivo, funcional, ritual y remite siempre a una cosmogonía o a una
escatología absolutas, particulares o universales. Mientras que una leyenda se caracteriza por ser
presentada cómo una narración de hechos naturales, sobrenaturales o una mezcla de ambos y que
se transmite en cada generación de una determinada población, región o país de forma oral o
escrita por lo que se considera como parte de la cultura e identidad de dichos pobladores.
Desarrollo
 Leyendas de Venezuela

1. Caribay y las cinco águilas blancas:

“Hace muchos años nació la primera de las mujeres de los mirripuyes, Caribay. Hija del Sol,
Zuhé, y la Luna, Chía, poseía una de las voces más hermosas del mundo y era capaz de imitar
cualquier ave. Un día la joven Caribay, la cual disfrutaba de la contemplación y admiración del
bosque y la naturaleza, vio en el cielo cinco grandes águilas blancas de hermoso plumaje.

Deseando contemplar su belleza e incluso adornarse con sus plumas, las siguió. Persiguió a
las aves hasta las montañas, hasta los riscos más altos, pero no pudo seguirlas más allá.
Entristecida, cantó invocando a Chía, haciendo que llegara la noche y que esta alumbrara la tierra.
El cántico triste de Caribay impresionó a los animales incluyendo a las cinco águilas, las cuales
descendieron hasta posarse inmóviles cada una en un risco. Caribay se acercó entonces al risco
más cercano, donde intentó tocar a la primera de las águilas. Sin embargo, al acercar la mano se
dió cuenta que las aves se habían congelado. Culpable y asustada, Caribay huyó. Mientras huía,
Chía oscureció, algo que provocó que el hielo que cubría a las águilas se deshiciera. Despertaron
de nuevo, furiosas, sacudiendo y esparciendo sus plumas blancas.

Las aves se sacudieron una y otra vez, llenando de blanco el lugar. Sus alas provocaron una
brisa fría, y sus graznidos se expandieron por el eco. La joven Caribay se refugió, pero una vez dejó
de oír a las aves se calmó y pudo ver cómo cada uno de los cinco picos se había cubierto de
blanco".

Esta hermosa leyenda nos habla del origen de la nieve en los picos venezolanos, así como
el graznido del viento y los vientos fríos propios de las cimas de las montañas. El cántico de
Caribay, asimismo, nos recuerda al silbido del viento, elemento al que representa.

2. La sayona:

“Hace mucho tiempo había una joven mujer que vivía con su esposo, con el cual
recientemente había tenido un bebé. La joven tenía por costumbre bañarse en el río, pero era
espiada a menudo por un hombre del pueblo. Un día descubrió al mirón y le preguntó que qué
estaba haciendo. El hombre, que había sido sorprendido, optó por mentirle diciéndole que estaba
allí para anunciarle que su marido le era infiel con otra.

Durante la noche, estando ya la familia en casa, el marido musitó en sueños el nombre de


su madre. La mujer, celosa y suponiendo que su propia madre era amante de su esposo, prendió
fuego a la casa matando al marido y al bebé. Acto seguido, con un cuchillo en la mano, la joven se
dirigió a casa de su madre. Tras reclamarle una infidelidad que su progenitora negó, la acuchilló
hasta la muerte. La madre, con su último aliento, le indicó que jamás había sido amante de su
esposo y la maldijo por los crímenes que había cometido. Desde entonces la sayona vaga
eternamente, persiguiendo a los hombres infieles que caen en sus intentos de seducción acabar
con ellos”.

Una de las leyendas de terror más conocidas del país, la sayona (cuyo nombre proviene de
la prenda que llevaba, un sayo) o la mujer del llano nos habla de desconfianza y de celos, así como
de la necesidad de respetar y cuidar a las madres. Se dice que la figura de la sayona seduce a los
hombres con su belleza para luego llevarles a la llanura. Allí adopta su verdadera forma, con
colmillos y garras enormes y afiladas y ojos de color de la sangre, a menudo provocándoles la
muerte o la locura.

3. María Lionza:

“Hace muchos años, en la época de la conquista española, uno de los líderes de los indios
caquetíos tuvo una hija de ojos claros con una mujer blanca. Según las creencias de su aldea y el
chamán de la tribu, la niña de ojos claros debía ser sacrificada al dios anaconda o bien traería la
desgracia a su pueblo. El padre de la niña se negó a sacrificarla y optó por encerrarla en una choza,
con 22 guerreros protegiéndola y ocupándose de mantenerla en el hogar.

Pasaron los años y la niña se hizo mujer. Un día y a pesar de que era mediodía, todos los
guardianes se durmieron, momento en que la joven aprovechó para ir al río. Allí pudo contemplar
por primera vez su reflejo. Pero también la vió el gran dios Anaconda, señor del río, quien se
enamoró de la pequeña y se le comió, queriéndola para sí mismo.

El padre y el pueblo quisieron castigar al espíritu, pero este empezó a hincharse hasta que
provocó que las aguas del río de desbordaran provocando una gran inundación. La tribu
desapareció. Tras el suceso y al no dejar de expandirse la sierpe reventó, dejando salir de nuevo a
la joven, Maria Lionza (también conocida como Yara). Pero no salió como mortal, sino que se
convirtió en diosa y protectora de las aguas, los peces, la naturaleza y el amor”.

Yara es una antigua diosa protectora de los pueblos indígenas de Venezuela y otros países
de Sudamérica que se vincula a la protección de la naturaleza, el amor y la paz. La llegada del
catolicismo modificó su nombre a María Lionza (María de la Onza del Prado de Talavera de Nivar),
siendo un culto que sigue vigente y extendido en parte del país.

4. El hachador perdido:

“Había una vez un leñador que quería trabajar en su propio féretro, para lo cual decidió ir
a buscar madera al monte. Sin embargo, tomó la decisión de ir el día de Viernes Santo. En el
mismo momento en que levantó el hacha para cortar el primer árbol, Dios le fulminó. El hachador
fue condenado desde entonces a vagar eternamente por los bosques, atacando a aquellos
cazadores que se internan en ellos.”

Esta leyenda de terror proveniente de Venezuela trata de empujar por un lado a respetar
las tradiciones, mientras que por otro es un recordatorio de los peligros del bosque,
especialmente por las noches.

5. La mujer mula:

“Érase una vez una joven mujer la cual trabajaba en un restaurante en Caracas. Un día, la
madre de la muchacha, una anciana, acudió al restaurante a pedir un plato de comida. Su propia
hija le negó el plato y posteriormente la expulsó del local.

Una vez fuera, dolida, la anciana mujer se encontró con un hombre que le regaló una
moneda con una cruz de San Andrés. El hombre le dio instrucciones de que volviera al restaurante
y comiera con ese dinero, pero que cuando su hija le diera la vuelta le dijera que se quedara el
cambio para comprar malojo.

La anciana hizo lo que el hombre le dijo, algo que provocó que la hija que la había
expulsada se transformara parcialmente en mula, relinchando y coceando hasta que huyó del
lugar. Desde entonces la mujer mula se tapa con un manto blanco y se aparece en las iglesias,
rezando". Una leyenda venezolana que nos habla del precio y castigo de la ingratitud, así como de
la devolución de los males que se les hacen a los demás.

6. Guaraira Repano:

“En tiempos antiguos, la montaña hoy conocida como el Ávila no existía, vivendo los
pueblos del valle de Caracas en un plano que permitía ver hasta el mar. Sin embargo, con el paso
del tiempo los actos de los ciudadanos del valle con respecto a los espíritus de la naturaleza
ofendieron a la Diosa del mar. Esta, furiosa, convocó una gran ola que devoraba y destruía todo a
su paso, lanzándola contra la tierra.

Aterrados, todos los ciudadanos se arrodillaron e imploraron perdón. Cuando levantaron


la vista, vieron que justo cuando la gran ola empezaba a descender sobre ellos se había
transformado en piedra: la diosa se había compadecido de sus súplicas y había transformado el
agua en el Ávila, antiguamente conocida como Guaraira Repano (aproximadamente “la ola que
vino de lejos”)”.

Esta antigua leyenda nos narra el mito de cómo se forma la montaña en cuyo valle se
encuentra Caracas, un gesto de compasión por parte de una deidad y un recordatorio de la
necesidad de respetar la naturaleza.

7. El doctor Knoche y sus momias:

“Cuenta la leyenda que el doctor Knoche viajó de Alemania a Venezuela para establecerse,
construyendo la finca Buena Vista en La Guaira. Este doctor, que estuvo presente en los tiempos
de la Guerra Federal, inventó una fórmula que permitía embalsamar los cadáveres sin necesidad
de retirar sus órganos. Llevaba a su finca los cuerpos de aquellos que nadie reclamaba para
experimentar con ellos, logrando su primer éxito con el soldado José Pérez, cuya momia colocaría
uniformada en la entrada de la casa. El doctor, junto a su familia y empleados, trabajaría en un
mausoleo que más tarde les alojaría cuando murieran, y a lo largo de sus investigaciones fue
custodiando cada una de las momias que consiguió.

Dicen las malas lenguas que en sus inicios también trabajaba con moribundos. De hecho,
se dice que una noche, uno de los cadáveres del doctor se zafó de sus ataduras, subió a un caballo
y huyó, rodando montaña abajo y no volviendo a aparecer nunca más. El propio doctor preparó
una dosis para que fuera aplicada en él mismo, así como una para la única de las enfermeras que
le sobrevivió. Algunos dicen que a ésta le fue administrada en contra de su voluntad”.

Esta leyenda es, en realidad, una historia en gran parte basada en hechos reales. Gottfried
Knoche fue un médico alemán que vivió y trabajó como médico en Venezuela en la época de la
guerra federal, siendo conocido por ser un médico muy humano y caritativo que incluso no
cobraba por sus servicios. Sin embargo también se hizo famoso asimismo por la invención y el
trabajo en una fórmula química que permitiera preservara los cadáveres de la descomposición.

Para ello experimentaba con cadáveres de soldados no reclamados, haciéndolos llevar a su


hacienda en Galipán, donde tuvo éxito en su empeño llegando a momificar diversos cuerpos al
inyectarles una fórmula concreta (cuya composición exacta se perdió con su muerte). También es
real el hecho de que creara un mausoleo (de hecho, su finca es hoy en día un museo) y que
custodió la mayoría de momias, incluyendo la del soldado Pérez. Por este motivo algunos de los
ciudadanos de los alrededores le consideraban incluso un vampiro e insinuaban que trabajaba con
sujetos aún vivos.

8. El ánima sola:

“Dice la leyenda que existe un alma en pena conocida como el ánima sola, la cual vaga
errante eternamente siendo condenada a sufrir el ardor y la sed de las llamas del Purgatorio. En
vida perteneció a Celestina Abdenago, que fue condenada por Dios por negarse a dar agua a
Jesucristo pese a ser la encargada de dar agua a los condenados a la cruz. Aunque se la dió a Dimas
y Gestas, se la negó a Jesús debido al miedo a los judíos que lo condenaron”.

Esta leyenda, que en otras versiones dice que la mujer le dió vinagre a Jesús cuando le
pidió agua mientras llevaba la cruz o que se trata de una mujer muerta durante la guerra de la
independencia, nos deja ver la importancia dada al ámbito religioso en ese país. Las creencias
respecto a ella pueden variar: hay versiones que creen que es un espíritu que busca redención y
otros que es un ser malintencionado, capaz tanto de hacer el bien como el mal.

9. El dueño del fuego:

“Dice la leyenda que en las proximidades del nacimiento del río Orinoco vivía Babá, el rey
de los caimanes. Este rey, junto a su esposa la rana, tenía un gran secreto guardado en su
garganta: el fuego. La pareja vivía en una cueva en la que nadie podía entrar bajo amenaza de
perder la vida salvo ellos, los reyes de las aguas. Pero un día la perdiz entró por error en la cueva,
encontrando orugas chamuscadas. Las probó y les encantó el sabor, y tras ello corrió a contárselo
al colibrí y al pájaro bobo. Entre los tres urdieron un plan para descubrir cómo lograban el caimán
y la rana cocinar las orugas.

El pájaro bobo entró en la cueva y se ocultó, sin ser visto al tener un plumaje oscuro, y
pudo ver cómo de la boca del caimán salían llamas que cocinaron las orugas que la rana traía. Una
vez ambos se durmieron el pájaro bobo pudo salir y explicar lo ocurrido.

Las tres aves decidieron robar el fuego, optando por hacerle reír cuando todos los
animales acudieran a beber al río. El pájaro bobo y la perdiz aprovecharon la ocasión para hacer
piruetas para hacer reír a todos, pero el rey Baba no lo hizo. El pájaro bobo aprovechó que la reina
rana se ría para lanzarle una pelota, provocando que se le encajara en la mandíbula. Viendo sus
problemas el caimán empezó a reír. El colibrí aprovechó el momento para lanzarse en picado y
robarle el fuego con las alas. Pero al elevarse prendió fuego a un árbol.

El caimán y la rana expresaron que aunque hubiesen robado el fuego, éste sería
aprovechado por otros y el resto de animales morirían quemados, aunque ellos dos serían
inmortales en el río. Tras ello se sumergieron y desaparecieron. Las aves y animales intentaron
usarlo, pero no supieron cómo. Sin embargo, el ser humano sí aprendió a darle uso para cocinar y
dar calor, luz y seguridad, y empezaron a venerar a las tres aves por haber permitido que lo
hicieran".

Una breve leyenda en forma de fábula que sin embargo nos deja ver el destacado papel
que se les daba en la antigüedad al cocodrilo y a las aves en la mitología indígena. También
establece un origen para el aprendizaje del uso del fuego, curiosamente semejante a la griega.

10. Las lágrimas eternas de Carú:

“Dice la leyenda que en la época de la conquista española, la princesa Carú de la tribu de


los bailadores iba a casarse con el hijo del jefe de los mocotíes. La muchacha esperaba ilusionada
el enlace, estando cercana la hora de la ceremonia. Sin embargo, poco antes de esta los vigías
gritaron que se acercaban entes extraños vestidos de hierro y montados en bestias. Las tribus se
prepararon para el combate, así como también los extraños recién llegados. Lo que debía haber
sido un momento de alegría se transformó en un conflicto sin cuartel con un gran número de
muertos. Entre ellos, el prometido de Carú, que cayó en combate.

La joven, rota de dolor, se abrazó al cuerpo de su amado. Sin duda el dios de la vida de la
montaña le devolvería la vida. Por ello cargó con el cuerpo de su prometido para llevarlo a la
cumbre, donde habitaba la deidad, para pedirle que devolviera la vida al cuerpo que portaba con
ella. Al tercer día de viaje la joven Carú no pudo más y perdió las fuerzas: abrazada a su amado
lloró, se durmió y finalmente murió.

Conmovido, el dios de la montaña recogió las lágrimas de Carú y las arrojó al espacio para
que todos los habitantes de la zona pudieran ver y recordar a Carú, su amor y su sufrimiento. Este
es el origen de la cascada de Bailadores". Una hermosa aunque triste leyenda que nos habla del
orden de la cascada de Bailadores, en el Parque de la Cascada de la India Carú, en Mérida.
También nos habla de amor, sufrimiento y sacrificio por aquellos que nos importan.

 Mitos de Venezuela

1. Florentino y El Diablo:

Florentino fue el mejor coplero y jinete de la llanura. Una sombría e inesperada noche,
mientras cabalgaba solo por la llanura para emparrandarse en aquel joropo en una aldea cercana,
sintió la presencia de un misterioso hombre que le perseguía. El raro hombre con vestimenta
totalmente negra resultó ser el Diablo, que acabó desafiándolo al contrapunteo.

Florentino sabía que se quedaría sin alma si era derrotado cantando en tal contrapunteo.

No obstante, Florentino con su talento para la improvisación y su ferviente creencia en


Dios, hicieron que el diablo cantara durante la noche entera de manera ininterrumpida, sin que
Florentino vacilara o cometiera un error. Al amanecer, el diablo debía desaparecer totalmente
derrotado.
Alberto A. Torrealba compuso este fabuloso verso cantado que narra el contrapunteo
surgido del enfrentamiento: Florentino versus el Diablo, y que hoy es uno de los cuentos
folklóricos venezolanos cortos más populares.

2. Los momoyes:

El momoy es una especie de duende de los Andes venezolanos, desde tiempos


precolombinos y habitan en las zonas de Mérida y Trujillo, especialmente en las lagunas y ríos. Se
describen en los mitos cortos venezolanos para niños, como hombres pequeños, de unos 40 cm de
altura. Relacionados con relatos de espantos y aparecidos. Una de las historias de misterio y
terror, fue donde supuestamente unos obreros fueron atacados por duendes en la construcción
de unos canales para llevar agua potable hasta la ciudad de Mérida- Venezuela.

Los momoyes lucen una ropa al estilo nativo, decoran su figura con plumajes, flores y
demás partes vegetales. Suelen acompañarse con un palo o garrote para andar. También se les
describe con largas barbas y enormes sombreros de cogollo. Otros opinan que estas criaturas, son
duendes benignos, traviesos y protectores del medio ambiente.

3. El Doctor Knoche y sus momias:

El médico alemán Gottfried Knoche, «una versión de Frankenstein en Venezuela», es un


creador de momias germano-venezolano capaz de superar la momificación egipcia. Su magnífico
invento: embalsamar los cadáveres sin extraerles los órganos vitales. Su pericia y predilección por
el arte y la ciencia del embalsamamiento, la confección de momias y su reclusión en su finca en las
alturas cercanas al pico Galipán, en la vertiente norte de la cordillera de la costa, le han hecho
objeto de muchas especulaciones y conjeturas, tachándole de brujo, nigromante o hechicero;
haciendo parte, de los mitos y leyendas de Venezuela.

4. La novia de la Guaira:

Esta es la historia de María José Cárdenas, una joven Caraqueña que en los años 50 murió
en la carretera vieja de la Guaira, la cual comunica la ciudad de Caracas con las playas más
cercanas. La joven enamorada salió ese día decidida a casarse con el amor de su vida, un joven que
vivía en la Guaira. Como la madre de María no estaba de acuerdo con esta boda, los enamorados
decidieron casarse en secreto.

Ella vestida de novia tomó un taxi, pero este se descompuso a mitad de la carretera, así
que María se bajó del taxi y empezó a pedirles a los viajeros que transitaban por allí, que la
llevaran. Con la mala suerte que el conductor que la llevó estaba ebrio y provocó el fatal accidente
donde falleció la novia. Desde entonces, muchos conductores aseguran que la han visto en esa
misma carretera. Por lo cual forma parte de los mitos y leyendas del estado Vargas.

5. El encadenado de Michelena:

Dicen, que el padre de “María Eugenia”, mató a “José” el novio vagabundo y mujeriego
que engañaba a su hija. Luego, mandó a botar el cadáver sin permitir que le dieran cristiana
sepultura.
Al pasar los días, cuando el padre iba regreso a casa, y justo cuando pasaba cerca del lugar
donde botaron el cadáver, sintió un escalofrío intenso…se consiguió la figura de un extraño
hombre el (espíritu de José) que lo llamaba y le decía que tenía que pagar lo que había hecho.

El padre llegó temblando de miedo, enloqueció y murió a los pocos días. A partir de ese
entonces los lugareños han visto a este horrible espanto, “el encadenado de Michelena” aparece
vestido de túnica negra, ojos brillantes y arrastrando una cadena.

6. La loca de Ejido:

La historia comienza cuando Lorenzo, un joven de veintitantos de edad, que vivía en


aquella hacienda de Ejido una vieja villa Merideña. En medio de la hacienda y al lado del camino
había una pequeña casa de ladrillos y paja. Allí vivía Marta, una bonita muchacha que esperaba
todas las tardes el regreso de Lorenzo de sus excursiones al pueblo.

Un día Lorenzo quería dirigirse a Mérida con su madre y Marta, sin embargo, la
enfermedad de la madre de la enamorada Martha le impedía complacerlo. Ese 26 de marzo se
produjo un fuerte terremoto que provocó el derrumbe de muchos edificios en Mérida. Marta al
enterarse de lo ocurrido salió corriendo a Mérida.

Cuando llegó, encontró a la madre de Lorenzo mirando inconsolablemente los escombros


bajo los que yacía el cuerpo de su hijo. Se dice que el dolor de Martha fue tan grande que, tras su
muerte, resucitó como un fantasma, con ojos diferentes a los de su forma original y con un rostro
carente de expresión. Cada Jueves Santo se puede ver a una joven solitaria caminando por las
calles de Mérida.

7. Las ánimas del purgatorio:

El lunes es el día de las Ánimas. En esta noche, era costumbre en los hogares del llano,
rezarles y encender una vela. En la oración se rezaba por un alma en particular, ya sea un familiar
o un difunto con el que se habían soñado. Ya sea que tengan dolientes o no…

Los lunes, en casi todas las casas, una vela ardía en el rincón más oscuro y apartado o
detrás de la puerta de la cocina, a veces incluso en el retrete. Nadie se atrevía a entrar en este
lugar después de rezar la oración y encender la vela. Se decía la oración y se encendía la luz,
porque se suponía que las Ánimas se reunían en el lugar para rezar hasta bien entrada la noche.

Muchas personas afirman haber escuchado sus oraciones y lamentos, otras las han visto y
las describen como vestidas de blanco, con los pies descalzos, con velas encendidas en las manos.
Frente a ellos, el que dirige el rosario está solo y separado del grupo. Mientras caminan por las
solitarias calles, se oye un espeluznante murmullo que pondría los pelos de punta a cualquier
cristiano, por muy valiente que fuera.
Conclusión

A pesar de que últimamente el país de Venezuela vive tiempos inciertos, se trata de un


pueblo que posee una cultura y una tradición propias, con múltiples leyendas que descienden de
los distintos pueblos que han habitado el país desde etapas precolombinas. De cara a entender
parte de su idiosincrasia vemos como en decenas de leyendas y mitos a lo largo y ancho del
territorio, se nos hablan de temáticas como el surgimiento de elementos geográficos como
algunos de los picos más conocidos del país, las nubes, la tradición en los bailes y la ruptura
familiar, el desamor, el amor o los celos, por mencionar algunas de sus moralejas y enseñanzas.
Algunos de ellos son propios de los pueblos indígenas, mientras que otros lo son de su mezcla con
la tradición católica.

Cabe resaltar que sobretodo los mitos venezolanos forman parte de los relatos populares
que han surgido de la curiosidad y el miedo humano. La investigación histórica y antropológica los
ha reconstruido a partir de las tradiciones orales segmentándolos por comunidad o región y los
que han puesto por escrito para que podamos leerlos a día hoy por medio de cualquier plataforma
digital o impresa. Estos ejemplos de mitos y leyendas, ambas generalizadas por la cultura popular,
despiertan el interés de poetas y escritores de todo el mundo para intentar de darle sentido a las
fuerzas desconocidas de este universo.
Referencias Bibliográficas

 Sahagún, Fray Bernardino (2001). Ed. Historia general de las cosas de Nueva España (Crónicas
de América tomos 1 y 2 edición). Madrid: Dastin Historia.
 VILLAMIZAR MOLINA, José Joaquín (1997). Carmelo Niño y el Diablo. En: Diario Católico. San
Cristóbal. 9 de octubre de 1978. Citado por ROBLES DE MORA, Lolita. Caminos de Leyenda -
Tradición Oral en el Táchira. Gobernación del Estado Táchira. San Cristóbal.
 ROBLES DE MORA, Lolita (2005). Mitos y Leyendas de Venezuela. Ediciones Robledal. San
Cristóbal, 16 de febrero.
 JEREZ VALERO, Elio(1996). Hasta el Sol de Hoy. Obra Poética. Mérida, Venezuela.
 HOMERO VIVAS; J. García (2001). Para elevar lo nuestro. Lunes Literario. En Diario La Nación,
San Cristóbal, Táchira, Venezuela, 8 de julio.
 CARPENTIER, Alejo. Prólogo. En: El Reino de este Mundo. (1967), p. 10, Citado por
ALCALDE, Carmen Teresa: Prólogo. En: Leyendas de la Ciudad. Fondo Editorial Toituna, San
Cristóbal.

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