Valverde Elcuerpofemenino 2018
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Estudios Atacameños.
Arqueología y Antropología Surandinas
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-10432018005001101
Resumen
La Huasteca Potosina es una región al oriente de la república mexicana en la que se
desarrollaron pueblos de gran relevancia sociocultural dentro del complejo conocido
como Mesoamérica. Este texto se propone un estudio del contexto cosmológico
del pueblo huasteco en el culto a distintas deidades entre las que destacaremos el
concepto de ‘Madre Tierra’ y su vínculo con la fertilidad. Para ello se analizan
distintas formas de representación artística, entre las que destacan los códices,
esculturas y vasijas efigie de terracota, a partir de las cuales se plantea la hipótesis de
que el cuerpo femenino fue considerado un espacio sagrado adornado con pintura,
tatuajes y vestimentas específicas que le dieron identidad simbólica y estética.
Abstract
The Huasteca Potosina is a region to the east of Mexico where cultures of great
socio cultural relevance developed within a compound known as Mesoamerica. The
purpose of this text is to develop a study of the cosmological context of the huasteco
people in which such people rendered tribute to different deities, among which we
will highlight the concept of Mother Earth and it´s link to fertility. For that purpose
we consider different artistic ways of representation like codex, sculpure and clay
pots from where we propose the feminine body was transformed in a sacred space
ornamented with painting, tatoos and specific costumes that gave it a simbolic and
aesthetic identity.
Keywords: dress, sacred, teenek, Mother Earth, dhayemlaab, ancestral, tatoo, fertility.
Recibido: 29 mayo 2016. Aceptado: 24 noviembre 2016
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Cabe decir que entre ellas la que mejor se conoce, Respecto al pueblo huasteco de filiación mayen-
gracias a los estudios emprendidos hasta el mo- se apegado al desarrollo cultural mesoamericano,
mento, es la indumentaria femenina. Entre otros en lo que respecta al listado anterior, Johansson
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El cuerpo femenino como territorio sagrado. Una interpretación de la ritualidad sobre la piel entre las indígenas...
(2012) refiere que “el término ‘huasteco’, derivado el Dueño del sol, del inframundo y de la tierra, por
del vocablo náhuatl cuexteca, cualquiera que haya nombrar algunos.
sido su significado, no corresponde a una unidad
socio-política, sino que designa a distintas naciones Entre estos dueños con características específicas
indígenas de una región extensa que tenían rasgos hay una diferenciación entre lo femenino y lo mas-
culturales comunes” (p. 84). culino. Respecto a ello, intentamos destacar el pa-
pel de una de las deidades femeninas supremas en
Según los vestigios arquelógicos y datos de investi- el concepto que tienen de la Gran Madre Tierra y
gaciones sobre la región huasteca del estado de San su relación con las mujeres en lo que se refiere a ele-
Luis Potosí, los teenek, que pertenecieron a una de mentos históricos y simbólicos que las identifican.
las naciones huastecas, tienen un origen de hace
unos tres mil años, período desde el cual existen El cuerpo mítico
vestigios que testimonian la importancia simbólica
de las cualidades femeninas vinculadas al poder fe- La idea de la desnudez humana ha servido para ata-
cundador de la Madre Tierra, una de las deidades viarla ricamente. El cuerpo de una mujer o de un
supremas. hombre es concebido para significarlo mediante un
complejo sistema indumentario –conformado por
Lo anterior se basa en la historia de pueblos de pasa- diversas prendas, abalorios y tocados en la cabeza,
do remoto que han fincado su desarrollo y evolución ya sean para el uso cotidiano o ritual– al que los
con base en una relación equilibrada con las fuerzas pueblos del México antiguo otorgaron suma impor-
de la naturaleza, a las que han dotado de cualidades tancia simbólica. Es interesante el tratamiento del
simbólicas que impactaban de manera directa en el cuerpo entre las mujeres y los hombres huastecos, ya
bienestar de estas sociedades. Dichas fuerzas han que, como señala Johansson (2012), “la costumbre
sido denominadas según su naturaleza, sus posibili- que los hombres huastecos tenían de andar desnu-
dades generadoras de vida y su opuesto complemen- dos propició la construcción de una imagen arque-
tario, visto también desde su capacidad destructora. típica que trascendió el aspecto ‘costumbrista’ para
De esta manera, sabemos que en el imaginario in- adquirir una dimensión claramente simbólica” (p.
dígena del México contemporáneo hay una serie de 92). El cuerpo desnudo, por consiguiente, se con-
poderosos habitantes sobrenaturales que, en mayor vierte en un soporte de diversas expresiones simbó-
o menor medida, han sido objeto de importantes licas y artísticas que crearon identidades específicas.
ofrendas acompañadas de rezos en el contexto de
ceremonias específicas. De esta manera, la desnudez fue simbolizada no tan-
to a partir de una idea de desinhibición, puesto que
Entre los teenek existen una serie de expresiones re- sabemos que el concepto de pudor fue una cons-
ligiosas que han resistido a lo largo de cientos de trucción ideológica de la religión cristiana, impuesta
años al proyecto evangelizador instaurado durante la a partir de la Conquista. Lo que nos interesa resaltar
Colonia, el cual, en un principio, prohibía cualquier es el uso que los antiguos mexicanos dieron al cuer-
manifestación religiosa no vinculada a la Iglesia po para construir su propia identidad. Unos pueblos
católica. Por lo tanto, el hecho de que los indíge- más que otros, en las sociedades prehispánicas exis-
nas consideraran que el universo se constituía por tió una práctica diversificada de “intervenirlo”, lo
fuerzas diversas e importantes, fue calificado como cual se tradujo en un conjunto de expresiones artís-
pensamiento politeísta y, en consecuencia, una prác- ticas complejas que funcionaron como indicativo de
tica idolátrica que se contraponía a la existencia de una necesidad cultural, por lo tanto religiosa, de ex-
un Dios único. Es interesante observar que entre poner la desnudez “vestida” en distintos tratamien-
los indígenas las fuerzas de la naturaleza, más que tos. Al hablar del uso e intervención del cuerpo nos
considerarse deidades, eran imaginadas como los referimos a los recursos estéticos que desarrollaron
dueños de éstas. Es así que nos encontramos con la en la antiguedad para transmitir algún código. En-
denominación de Dueño del monte y los truenos, tre ellos se pueden mencionar los más relevantes por
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pero con otros abalorios simbólicos y el enredo. Lo Tlazoltéotl (Figura 4), de estilo evidentemente huas-
que también puede apreciarse en estos códices es el teco, en la que se observa un tocado en forma de
uso de pintura corporal. En el caso de Tlazoltéotl es penacho con un cono al centro, elemento estilístico
característica una línea negra a la altura del mentón. que identificó a los huastecos. Otro componente de
este estilo en la Figura 4 son las orejeras y los largos
El arte esculpido en piedra –en el que los huastecos pendientes. Como podemos constatar, este tipo de
fueron prolijos y refinados– se caracterizaba por una esculturas femeninas solían crearse con el torso des-
sobriedad, un cuidado del cincelado y una pulcri- nudo y un faldón que cubría la parte inferior del
tud impactantes; aun al tratarse de figuras tatuadas, cuerpo. Un rasgo adicional que identificaba a las
no se percibe abigarramiento en la cantidad de ele- diosas de la fertilidad, era la posición de las manos
mentos que cincelaban para relatar historias míti- con las palmas abiertas hacia el vientre (Figura 5 a y
cas. Un ejemplo de ello es la escultura estilizada de b). Tlazolteotl Ixcuina es un prototipo que nos expli-
ca la dimensión estética y simbólica de los atributos
femeninos, a partir de la significación de la desnu-
dez mediante la ornamentación y la vestimenta de
algodón, incluso si se trata tan solo de una prenda.
Ello puede deberse a que el atuendo femenino revis-
tió importantes connotaciones cósmicas y también
a que en la región huasteca hubo una producción
notable de lienzos de algodón.
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a) b)
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Figura 7. El Gobernante (o simplemente Tomás). Sitio arqueológico de Tamtok, San Luis Potosí, México.
Cortesía del Proyecto: Origen y Desarrollo del Paisaje Urbano de Tamtoc, SLP.
Estela Martínez Mora
Si bien, como lo hemos señalado, el hecho de el área mesoamericana pudo ser más habitual entre
andar sin taparrabo podría haberse debido al los hombres que en las mujeres, al menos en lo que
clima cálido de la región huasteca, la persis- respecta a los huastecos. Los relatos mito-históricos
tencia de esta costumbre en una cultura tan que refieren al gusto por el cuerpo desnudo y las
elaborada y que contaba con tejidos finos, representaciones de la escultura en piedra de desta-
tiene que radicar en una convicción socio-re- cado auge entre los huastecos muestran mayoritaria-
ligiosa. Es preciso distinguir dos aspectos de mente ejemplos de varones sin vestimenta ni aba-
la desnudez: una que representa la ausencia lorios (Figura 7), en los que más bien la intención
total de atributos indumentarios… (p. 91) fue destacar el área genital dotada de penes de gran
tamaño que aludían a la sexualidad y, por lo tanto, a
La desnudez masculina fue un tema ampliamente su facultad potencial de inseminar “algo”, el cuerpo
desarrollado en el arte escultórico huasteca, como femenino para reproducirlo y volverlo “Madre” que
señala el autor; se manifestó explícitamente, sin re- perpetuara a su pueblo. Además, la desnudez mas-
querir que ciertas partes del cuerpo aparecieran cu- culina total significaba el opuesto complementario
biertas por prendas. Los adornos no eran una condi- que requería la Madre Tierra en su concepción cós-
ción para la exposición del cuerpo desnudo. Puede mica para regenerarse a través de los tiempos.
considerarse que la desnudez masculina era el estado
ideal para lucir otro tipo de atributos. Como dice El hecho de destacar particularmente la desnudez
Johansson (Ibíd.), “permite ostentar partes erógenas en los hombres, como se ha visto en los ejemplos
del cuerpo”, una forma de culto a la sexualidad y sus anteriores, no podemos atribuirlo necesariamente
connotaciones relativas a la fertilidad de la tierra. En al predominio de un patriarcado, o que el culto al
este aspecto es plausible sugerir que la desnudez en falo fuera atribuible a una falocracia en la extensión
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El aspecto sexual de la escultura femenina quedó Figura 8. Mujer en posición de parto. Cultura Tumbas de
representado en los pechos de las deidades; sin em- Tiro. Nayarit. Museo Nacional de Antropología
bargo, cabe mostrar los pocos ejemplos encontrados Fuente: Los Huastecos. Revista Arqueología Mexicana,
para este texto que evidencian la escultura con los XIV(79), 26.
órganos sexuales femeninos expuestos de igual for-
ma como sucedió con lo masculino. En el caso de
lo femenino queda demostrado con la exposición
de la vulva, como se aprecia en una figura cerámi-
ca (Figura 8) identificada como “mujer en posición
de parto”. Un segundo y raro ejemplo es el de un
personaje en actitud –al parecer– de exposición de-
liberada (Figura 9), no sabemos si en un acto trans-
gresor, misma que Luján (2007) describe: “…una
mujer muestra su vulva en una posición constreñida
y grosera, y donde la lanza o bastón que porta le
confiere a la escena un ambiente de belicidad” (p.
38), escena que a fin de cuentas consuma el simbo-
lismo de lo femenino al que se refiere Solares (2007)
al consignar que:
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a) b)
c)
Esta expresión del arte huasteco nos remite a la me- Figura 10 a y b. Figuras femeninas de terracota que
táfora del cuerpo como un recipiente, y si conside- dentro de su variedad reflejan rasgos inconfundiblemente
ramos las cualidades de lo femenino en la cosmovi- huastecos. Llevan tocado sobre el cráneo deformado,
sión del antiguo México, las mujeres pertenecían a tatuajes sobre el cuerpo y rostro y escarificación dentaria.
la parte del universo de condición fría y húmeda; Fuente: Los Huastecos. Revista Arqueología Mexicana,
XIV(79), 53; c. Vasija efigie de mujer con tatuajes. Pos-
de la oscuridad que gobernaba la luna, opuesto a
clásico Tardío Tamaulipas MNA. Fuente: Los Huastecos.
lo solar y cálido. Una vasija equivale a la matriz Revista Arqueología Mexicana, XIV(79), 28.
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El cuerpo femenino como territorio sagrado. Una interpretación de la ritualidad sobre la piel entre las indígenas...
Figura 11 a y b. La Apoteosis. Posclásico. San Vicente Tancuayalab, San Luis Potosí. Museo de Brooklyn, NY.
Fuente: Los Huastecos. Revista Arqueología Mexicana, XIV(79), 50-51.
femenina en el arquetipo universal. Dice Solares que y oscuro como una vasija nos remite a las entrañas
esto responde al “simbolismo básico de la ecuación: de la “Gran Madre”.
mujer=cuerpo=vasija” (2007, p. 59), por lo que es
inevitable también la asociación con las cuevas sa- Las vasijas efigie tatuadas son el medio artístico en
gradas Bokoom “mohosidad” y “Madre” Bokoom, el que la desnudez femenina se presenta en su tota-
que según Ochoa (2003) “es el nombre de la deidad lidad corpórea. Esta técnica del arte huasteco sobre
de la tierra y de la fertilidad. Por ser la gran dadora el cuerpo, la piedra y la cerámica fue sin duda reali-
de vida, es una de las deidades supremas de los tee- zada por alguien especializado en ello. No contamos
nek” (p. 77). De acuerdo con lo anterior, algo hueco con información suficiente que aporte más datos
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respecto de la aplicación de los tatuajes y el contexto que suceden, así como al dolor que, a su vez, signi-
en el que se desarrollaba; que muy probablemente ficaba purificación. Estos dos eventos quizás puedan
fue ritual, como se constata con otros pueblos no considerarse actos sacrificiales en los que se pone a
occidentales alrededor del mundo. Por ello, puede prueba la resistencia y la valentía, dones preciosos
considerarse una práctica universal en la que por que se ofrendaban a los dioses. Por lo tanto, el dolor
medio de un ritual de paso se celebra, por ejemplo, producido por el tatuaje, además de las otras técni-
la mayoría de edad de un individuo, hecho que en cas que ejercían para crear arte sobre el cuerpo, tuvo
una sociedad de esta naturaleza era un indicador de particular significado social, o de otro modo, no se
que había llegado el momento de aparearse. El arte puede pensar que la intervención estética por me-
del tatuaje en el cuerpo tiene una historia de más dios tan dolorosos haya tenido un fin únicamente
de tres mil años, al igual que la antigua práctica de estético. El sentido de la desnudez para los huastecos
limar los dientes. Resulta una interesante coinci- estaba en relación con lo que el cuerpo podía simbo-
dencia que tribus lejanas de latitudes distantes y los lizar y, en ocasiones, resistir.
huastecos de América –entre otros– hayan compar-
tido rasgos estéticos y religiosos tan similares. Esto En los estudios multidisciplinarios sobre el sistema
refleja el gran valor que han dado al cuerpo humano artístico del México antiguo hay una amplia fun-
para convertirlo en lenguaje narrativo de arte que damentación simbólica sobre el porqué los pueblos
expresa el imaginario cosmológico. ancestrales practicaban un tipo de arte y el porqué
de los productos culturales que obtenían. Parece ser
Los dibujos de las vasijas son uno de los testimonios que el arte en la cosmovisión indígena tenía la fun-
de indudable belleza que nos indica que los huaste- ción estética y cultural religiosa, y que, además, es-
cos lo aplicaron sobre su propio cuerpo. Otra prue- taba claramente vinculado a la vida social y política
ba de ello se observa en algunas esculturas emblemá- de los pueblos. Es difícil pensar que estas sociedades
ticas que evidencian la aplicación de dicha técnica, hayan manifestado una forma de arte sencillamente
tanto en la parte frontal como en la posterior, de por ocio, pues lo que alcanzamos a comprender so-
figuras masculinas tatuadas en su totalidad (Figura bre la historia de estos pueblos de origen remoto es
11). De esta práctica, al parecer común entre los una sistémica visión cosmológica.
huastecos, se desconoce cuántas veces en el ciclo de
vida pudo un individuo ser sometido a algún ritual A pesar del tratamiento asexuado que daban los ar-
que implicara tatuarlo. Sin embargo, se puede dedu- tistas huastecos de la época a la figura femenina, esto
cir que la cualidad de permanencia del tatuaje sobre pudo no tener importancia puesto que –a modo de
la piel revistió importantes connotaciones simbóli- hipótesis– resaltaron otros aspectos estéticos que sin
cas. La presencia de este tipo de arte en personajes duda expresaron la identidad de lo femenino. En
relevantes de la mitología huasteca encontrados en este sentido, lo femenino, más allá de su aspecto
la escultura y las vasijas, y el hecho de la desnudez anatómico, fue simbolizado más como soporte para
tatuada, permite afirmar que el individuo al que se el uso de la pintura, como se observa en la pintura
le practicaba era de clase noble o elegido entre el del rostro de Tlazoltéotl, en un sistema indumen-
resto por alguna particularidad que lo habilitaba tario cargado de significado y en el tatuaje de las
para ser ‘marcado’ de esta manera. Un tatuaje era vasijas antropomorfas.
una marca indeleble que se exhibía ante la sociedad
y que, en su carácter religioso, pudo significar el ac- Hemos mencionado algunos de los tipos de arte
ceso a un plano superior que permitía el contacto que hicieron de la desnudez un lenguaje particular
con alguna divinidad. para ser mostrado, testimoniados con la pintura y el
tatuaje; no obstante, los huastecos implementaron
Retomemos la imagen de Tlazoltéotl como la gran otras técnicas más “invasivas” para expresar su cos-
paridora del universo y el acto de tatuar la piel; am- movisión de manera inalterable sobre el cuerpo. Un
bos nos evocan el fluir de la sangre al momento en ejemplo de esto es la escarificación,5 una técnica que
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Esta interpretación nos permite asociar simbóli- de la tradición oral ha prevalecido desde los antepa-
camente lo planteado con anterioridad respecto al sados remotos hasta un período contemporáneo, a
posible significado de las vasijas efigie como conte- pesar de las transformaciones y fracturas de las tradi-
nedoras de algún líquido, así como la importancia ciones, particularmente, de la tradición oral.
de los humedales y su vínculo con la condición fe-
menina en la amplia cosmovisión mesoamericana. Cabe destacar el origen sagrado de la actividad textil
Otro aspecto relevante de destacar es el predominio para comprender su importancia simbólica e histó-
de la forma del rombo en los dibujos producidos rica, partiendo del principio de que un objeto tejido
por la escarificación. Hemos detallado en otra obra es un producto emanado de la tierra, mismo prin-
que estudia el simbolismo de la vestimenta feme- cipio que, en términos metafóricos, nos remite a la
nina de las mujeres del pueblo teenek de filiación idea de que, para hacerla producir, la tierra debe ser
huasteca,7 la importancia cosmológica de la figura ‘penetrada u horadada’ con el fin de depositar en ella
del rombo en el quechquémetl que cubre el torso y una semilla que ha de germinar. De manera específi-
que tradicionalmente ha tenido esta forma. Según la ca, la siembra del algodón, su cosecha y transforma-
tradición oral de los teenek, esta prenda representa a ción hasta convertirse en una prenda eran procesos
la mujer porque resalta sus cualidades reproducto- observados por los ciclos lunares que ancestralmente
ras. Ella misma representa al universo cuando viste regían la actividad agrícola. En esta cosmovisión la
de esta manera, por lo que constituye la personifica- luna sufría un proceso de vida y muerte a través de
ción de la Gran Madre que rige al cosmos. ocho fases en las cuales su transformación significa-
tiva se observaba en el ciclo de 29 días que compren-
De lo anterior se desprende un amplio concepto re- de la luna nueva, el cuarto creciente, la luna llena
lacionado con la forma del universo que está “divi- y el cuarto menguante, para morir y renacer una y
dido en cuatro cuadrantes y un área central ha sido otra vez. Esta observación astronómica milenaria ha
compartido por los pueblos de origen mesoameri- permitido asociar el ciclo menstrual de las mujeres
cano en el denominado quinqunce que simboliza a con la siembra y la cosecha que simboliza la fertili-
los cuatro rumbos cósmicos” (Rocha 2014, p. 184), dad femenina.
representados en la forma y en mucha de la icono-
grafía labrada en el sistema indumentario (Figura 13 De esta manera, la menstruación y su connotación
a y b). sexual de mujer fértil en su espectro reproductivo
son un símil del numen de la Madre Tierra, que es
La vestimenta sagrada de la Madre Tierra también la luna, y que en su etapa productiva puede
reproducir a su propia especie una vez fertilizado el
La vestimenta indígena, como se concibió desde la vientre/tierra, cada vez que se presentan los períodos
época de los ancestros, estableció las pautas que nos cíclicos de renovación de la vida en los cambios de
permiten hoy identificar algunos de los rasgos pri- las estaciones, mismos que en la cosmovisón mesoa-
mordiales que, con el devenir del tiempo y con los mericana estuvieron regidos y observados a gran es-
estudios emprendidos en torno a ella, han permiti- cala por las temporadas de secas y las de lluvias, que
do construir una identidad de lo femenino de los a su vez significaban, cada cierto tiempo, la renova-
pueblos de origen mesoamericano. En este sentido, ción de la tierra. Esta observación y comportamien-
podemos afirmar que los relatos indígenas sobre el to de los fenómenos naturales fueron interpretados
vínculo mito-histórico que han tenido las mujeres y apropiados simbólicamente por estos pueblos en
con el tejido corresponden a un territorio vasto de la figura de la Madre que gobierna sobre la vida que
la memoria del pensamiento simbólico, que a partir emana de ella. Así, desde los tiempos de los ances-
tros las mujeres se asocian a toda actividad fecunda-
dora; son hijas de la luna y la noche, y por lo tanto,
7 La obra a la que nos referimos es Tejer el universo. El
su condición es fría, el opuesto complementario al
dhayemlaab, mapa cosmológico del pueblo teenek en dos
tomos: Historia de una prenda sagrada y Cosmografía Padre Sol.
sagrada. San Luis Potosí: El Colegio de San Luis / Go-
bierno del Estado de San Luis Potosí (SECULT), 2014.
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De esto se desprende que la tradición textil sea una aquietada y lograr que respondiera a sus peticiones.
actividad con diversos significados femeninos con- Tejer fue uno de los caminos que el “destino” impo-
tenidos en un vasto repertorio mitológico que in- nía como tarea. Visto así, se trató de una actividad
volucra personajes supremos y lugares del extenso obligatoria de la condición femenina en su senti-
territorio proveniente de la matriz cultural mesoa- do cosmológico. Servía también para equilibrar las
mericana. Sobre ello podemos citar algunos hermo- fuerzas universales, según señalamos en el caso del
sos ejemplos del cosmos femenino y el telar: “[…] pueblo teenek (Rocha, 2014, p. 197).
la mujer que ha de dar a luz a los Gemelos está te-
jiendo cuando un pájaro pequeño (específicamente, Por otro lado, la Madre Tierra represen-
un colibrí en una versión mixe) se sienta en su telar ta el potencial y la capacidad destructora y
y ensucia la urdimbre. La muchacha lo mata con el constructora de lo femenino. Miim Tsabaal,
tzotzopaztli, el machete del telar” (Ávila, 1996, p. como la llaman los teenek, manifiesta su
72). Por lo tanto, si la acción de tejer se considera- exuberancia hídrica y vegetal desbordada a
ba una actividad cosmológica, inferimos que vestir ratos, lo que evidencia su supremacía sobre
estos tejidos significa habitar en ese universo y, por lo humano y lo natural […] Miim Tsabaal
ende, pertenecer a ese orden sagrado. La actividad tiene múltiples funciones simbólicas como
textil tuvo la función mítica de emparentar a las mu- portadora de la fertilidad en un contexto
jeres del plano terrestre con las diosas del universo. preeminentemente vegetal al que son procli-
En la mitología mesoamericana, como ya vimos, ves los teenek en su cosmografía textil. La
destacó Tlazoltéotl y Xochiquétzal, que se represen- importancia del mundo de las plantas, la
ta frente a un telar montado en un árbol, que es el necesidad de éstas para su consumo como
de la vida.
alimento y como símbolo en las sociedades
agrícolas… (Ibíd.)
La memoria en el cuerpo
Además de la acción de tejer, existe un repertorio
El acto de tejer fue en sí mismo sagrado, y pudo interesante de prácticas interconectadas simbólica-
simbolizar además una forma de ritual femenino mente entre el cuerpo humano y la tierra, que alu-
ofrecido a la Madre Tierra con la idea de mantenerla den a la fertilización. Entre los teenek y otros pue-
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blos es común observar que el ombligo de un recién te, a partir de la colonización, se hicieron también
nacido es enterrado; después, en el mismo sitio, es de lana.9 Algunos datos que apuntan a su posible
sembrada una planta de plátano, para que cualquier significado derivan de la palabra cuexhté en náhuatl
individuo mantenga su conexión primigenia con la –en la descripción de Meade (1942), “se compone
Madre cósmica. Otro relato que apunta en el mis- de madejas de estambre de diversos colores que fi-
mo sentido es el de una mujer8 que refiere que el gura en la cabeza una especie de corona o cuexte” (p.
primer dibujo que bordan al centro y abajo de su 141)– y su relación lingüística con “Cuexteca”, que
quechquémetl, es hecho cerca del ombligo, el centro fue el nombre del guerrero y líder mítico que guió
equilibrador del cuerpo, el lugar por donde fluye el a su pueblo –de aquí una de las posibles acepciones
alimento y que, a su vez, está conectado orgánica- de la palabra huaxteca, que también alude a la for-
mente a los genitales femeninos. Baste también el ma en espiral de un caracol en el Dios del viento,
registro de otra tradición sobre la que algunos tes- una de las advocaciones de Quetzalcóatl, de filiación
timonios indican que tanto hombres como mujeres huasteca, sobre lo cual Johansson (2012) abunda al
usan el quechquémitl como prenda de tránsito al sugerir que cuechtli, “caracolillo”, es un paradigma
momento de morir, para ser devueltos a la Tierra. simbólico de la fertilidad y de la sexualidad en el
mundo náhuatl prehispánico–.
La confección, el uso y el simbolismo de la icono-
grafía mítica bordada sobre el quechquémetl de las En lengua teenek se denomina petob, que puede re-
teenek son un ejemplo de cómo esta prenda, por su ferirse a algo redondo o rodete, como el tocado que
forma, representa a la mujer misma y al universo en han usado las mujeres.
sus cuatro rumbos cósmicos. Las figuras bordadas
que dan identidad cosmográfica a las mujeres de este Sobre el tocado, Vásquez (2008) señala que los
pueblo llevan nombres sugerentes relacionados con “atuendos incorporados a la cabeza constituyen un
una cosmovisión que persiste gracias a una tradición importante señalamiento del estado social, no solo
oral y visual que ha trascendido los tiempos, pero referido a su posición económica, sino también a los
que, a la vez, ha incorporado otros repertorios ico- casos de soltería, de enlace conyugal o a la situación
nográficos. En estas figuras destacan los que deno- de viudez en que se encontraba una persona (p. 51).
minan Madre Tierra, el Dios Maíz y el Dios Trueno
(Figura 14), entre otros, además de un vasto mundo Éste es un significado que apunta al ámbito social
vegetal en el que habitan mariposas, aves y diversos y puede constatarse por los testimonios recogidos
animales presentes en un sistema cósmico que ex- entre las mujeres indígenas de México que todavía
presa su cosmovisión. usan el conjunto indumentario. Puede interpretar-
se que la condición conyugal mostrada en el toca-
Hay varios elementos decorativos y prendarios del do o por medio de otro elemento indumentario
atuendo femenino que aparecen en el arte escultó- tiene una estrecha relación simbólica con el ciclo
rico y cerámico. De entre ellos hemos destacado la reproductivo de una mujer y de la Madre Tierra.
falda o enredo (Figuras 1, 2, 3, 4, 10b y 14), y tam- No obstante, una interpretación cosmológica más
bién el tocado, algunos con forma de gorro cónico, específica es difícil de enunciar por la ausencia de
a veces truncado, y otras con un penacho sobresa- información sobre el significado que tuvieron los
liente en la parte posterior (Figuras 1, 4, 5a y b, 6 y tocados en el período prehispánico. Sin embargo,
11). Otra forma que tuvo este tocado fue un rodete si tomamos en cuenta que éste ha sido un adorno
trenzado (Figuras 14 y 15) y que de acuerdo a la confeccionado con algodón, encontramos el ele-
indumentaria contemporánea se confeccionaba con mento que lo vincula al concepto general de la Ma-
fibras vegetales de bejuco, algodón; posteriormen- dre Tierra; otro rasgo que lo vincula con lo anterior
8 Com. pers. con María Francisca Donato de la coopera- 9 En la Huasteca potosina hace más de cuatro décadas se
tiva de artesanas Am tsájum (“Arañas Tejedoras”), Ejido introdujo la fibra de acrilán, un polímero sintético con
de Tampate, Primera Sección, municipio de Aquismón, el que se confecciona el tocado de manera generalizada
San Luis Potosí, México, noviembre de 2006. entre las teenek en mazos de diferentes colores.
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El cuerpo femenino como territorio sagrado. Una interpretación de la ritualidad sobre la piel entre las indígenas...
Figura 14. Indígenas teenek, Municipio de Tancanhuitz, San Luis Potosí, México, 1930.
Autor desconocido.
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Claudia Rocha Valverde
(p. 116). La tierra es origen y destino último al cual que se agota por la sobreexplotación de sus veneros,
habrá que regresar eventualmente, como el ombligo pero que de muchas formas se mantiene vigente
“sembrado”, como el quechquémetl mortuorio. como símbolo de las fuerzas naturales y de los entes
sobrenaturales que la representan.
Conclusiones
Referencias citadas
Hablamos no del cuerpo erotizado, sino de la signi-
ficación histórica, antropológica y arqueológica que Ávila B, A. (1996). La hilandera y los gemelos. Arqueología
los pueblos del México antiguo dieron al cuerpo Mexicana, 3(17), 72.
desnudo femenino para simbolizarlo. Encontramos
en la actualidad solo los rastros de una vestimenta Brenner, A. (1983). Ídolos tras los altares. México: Domés.
de origen cósmico, y en cuanto a las otras formas
De la Fuente, B. y Gutiérrez Solana, N. (1980). Escultura
de arte indígena que adornaron alguna vez la desnu-
huasteca en piedra. México: UNAM.
dez, apreciamos que se extinguieron con el tiempo
y el desuso impuesto por las prohibiciones religiosas Estévez, A. El cuerpo como patrimonio: ¿una cuestión ética?
bajo la égida de la ideología cristiana, que castiga- En Primeras Jornadas Internacionales de Ética “No mata-
ba severamente la desnudez y los adornos sobre ésta rás”, Facultad de Filosofía, Historia y Letras, Universidad
en lo que corresponde al tatuaje y la escarificación, del Salvador, Buenos Aires, 17, 18 y 19 de mayo del 2000.
además de la deformación craneal y el limado den- Recuperado de www.unesco.org.uy/mab/fileadmin/shs/
tal, técnicas sobre las que se expuso someramente en rediotecica/Estevez_El_cuerpo_como_patrimonio.html
este texto, por lo que se considera necesario ahondar
en la investigación de dichas prácticas con el pro- Jiménez López, L. (1993). Cómo la luna nos enseñó a tejer.
pósito de enriquecer el simbolismo estético que los Artes de México, 19, 40.
pueblos antiguos de México dieron a esta forma de
simbolizar y embellecer el cuerpo. Johansson KEraudren, P. (2012). La imagen del huasteco
en el espejo de la cultura náhuatl prehispánica. Estudios
Llama la atención que los herederos de esas socie- de Cultura Náhuatl, 44, 65-133. Recuperado de www.
dades tan antiguas, diluidas y transformadas con el historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/
tiempo, sean culturas vivas y dinámicas en esta pri- ecn44/910.pdf
mera mitad del siglo XXI. Estas sociedades contem-
poráneas indígenas que a veces parecen tener poco Ladrón de Guevara, S. y Beverido, M. (Eds.). (2008). Mu-
que ver con sus antepasados, con nulo acceso a do- jeres de antaño, presencias y omisiones (pp. 33-40). Xalapa:
cumentos pictóricos como los códices, las esculturas Museo de Antropología de Xalapa.
y cerámica producidas por sus antepasados, a los
Luján Pinelo, J. (2008). Feminidad, culto y cotidianidad en
sitios arqueológicos de sus abuelos abiertos a todo
la Huasteca. En Ladrón de
público y que raramente visitan. A pesar de ello, la
memoria del pensamiento simbólico indígena es Guevara, S. y Beverido, M. (Eds.). Mujeres de antaño, pre-
perseverante, se resignifica constantemente en cada sencias y omisiones (pp. 33-40). Xalapa: Museo de Antro-
acto ritual, en cada vestimenta que aún se confec- pología de Xalapa.
ciona. Aunque desconozcan la historia del tatuaje,
la escarificación, a Tlazoltéotl y toda la producción Meade, J. (1942). La Huasteca. Época antigua. México: Cossío.
artística de sus antepasados, conocen, sin que nadie
Ochoa, Á. (2003). Significado de algunos nombres de dei-
se los diga, la memoria que guarda el cuerpo para
vestirlo y ritualizarlo. dad y de lugar sagrado entre los teenek potosinos. Estudios
de cultura maya, 33, 73-94.
Algunos siguen ofrendando a sus “dioses” o “due- Rocha, C. (2014). Tejer el universo, el dhayemlaab, mapa
ños” de un universo cada vez más reducido o trans-
cosmológico del pueblo teenek, obra en dos tomos: Historia
formado. Siguen ofrendando a una Madre Tierra
de una prenda sagrada y Cosmografía sagrada. San Luis
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