Ensayo Ciudadano, Ciudadania, Participación Ciudadana y Democracia

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Ciudadano, Ciudadanía, Participación Ciudadana y Democracia

La idea de ser ciudadano es un concepto que surgió muchos años atrás. Se


usaba en la antigüedad para distinguir a quienes pertenecían a la comunidad
política los ciudadanos del resto de personas que no tenían plenitud de derechos
civiles y políticos. Los pensadores de esa época, entre ellos Aristóteles,
pensaban que las mujeres, los esclavos y los extranjeros no eran ciudadanos. La
definición que adquiere la palabra persona es equivalente a la de ciudadano, ya
que servirá en el futuro para designar a los seres humanos en cuantos seres
inteligentes y libres. Por inteligente se entiende que será la persona capaz de
distinguir entre el bien y el mal, esto es, tendrá una capacidad ética, además de
racional, esto es, capaz de distinguir entre lo verdadero y lo falso. Y por libre se
tiene que entender, consecuentemente, que será dueño de su comportamiento y
responsable de sus actos.
Los griegos plantean elementos que giran alrededor de la polis que se
configura como la forma idónea de organización social conveniente para el
hombre civilizado. De acuerdo con Aristóteles, el hombre es un ser que vive en
una ciudad, la cual está conformada por una unidad política (Estado) y un
conjunto de personas que en ella viven, a quienes se les denomina en este
contexto “polites” quienes actualmente se les denomina ciudadanos. Los polites
desarrollaban diferentes actividades, por lo tanto, jugaban diferentes roles. Es
decir, cuando el ciudadano griego es soldado, lo es para defender su ciudad;
cuando realiza actos religiosos, lo hace para honrar a sus dioses; o bien podía
actuar en política para cumplir con la parte que le correspondía para la
organización de la polis. Lo anterior, hace alusión que el polites sentía un fuerte
compromiso con la polis por una serie de obligaciones imperativas, las cuales le
otorgaban derechos que únicamente podía ejercer a través de instituciones de la
ciudad, políticas y religiosas.
El ciudadano que vive en la realidad actual de Venezuela específicamente en
San Cristóbal es un ser que muestra gran diferencia de sus principios sociales,
religiosos, culturales especificadamente en el convivir con una sociedad
desequilibrada por contradicciones de valores que están en el tapete de una
realidad desvirtuada y en una escala de valores inversa, por eso sigue
tendencias e ideologías en creencias que conducen al ciudadano en buscar
alternativas de facilidad y evitar la competencia de progreso en participar en la
administración de justicia. De este modo, el griego consideraba de gran
importancia la libertad social, a la que sometía incluso su propia libertad
individual. Por el contrario, el ciudadano moderno no se siente tan responsable
desde el punto de vista político, sino que prefiere ejercitar su poder mediante la
representación, para tener más tiempo disponible, que le permita dedicarse a lo
que le gusta, y en definitiva, a ser feliz. Por eso valora por encima de todo la
libertad individual.
Desde el contexto histórico del ciudadano tachirense, es el punto de partida
para construir una comunidad basada en los principios de respeto y solidaridad
es el esfuerzo individual a pesar de las consecuencias inmediatas, la
perseverancia en el ejercicio del bien con la esperanza de contagiar al propio
entorno y potenciar esa fuerza renovadora que tantas veces ha probado ser
nuestro recurso más valioso. Cabe destacar, que el ciudadano venezolano
mantiene sus arraigos en sus tradiciones para fortalecer los principios y valores
de la familia como una base fundamental de proseguir una cultura de paz en la
sociedad. Sin embargo, ante tanta desidia de la sociedad venezolana se puede
ver un ciudadano inoperante, inactivo, hacer sentir al otro con menos agilidad
de negocios para sacar provecho.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que
toda persona tiene derecho individual y colectivamente a disfrutar de una vida y
de un ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado. Asimismo, es una
obligación fundamental del Estado, con la activa participación de la sociedad,
garantizar que la población se desenvuelva en un ambiente libre de
contaminación, en donde el aire, el agua, los suelos, las costas, el clima, la capa
de ozono, las especies vivas, sean especialmente protegidos, de conformidad
con la ley. Los derechos y deberes del ciudadano son normas para fomentar la
convivencia social y las relaciones entre los ciudadanos y las instituciones
políticas que gestionan y organizan la sociedad, y con los que debe
comunicarse. Lo que establece la constitución en el capítulo IV del poder
ciudadano en relación con sus artículos del 271 hasta 291 establecen
definiciones precisas y coherentes con el ciudadano venezolano, en letra escrita
la perfección absoluta de practicar y vivir en un paraíso terrenal, pero cuando
vemos la realidad que vive este país de sus violaciones civiles de sus derechos
se pregunta cualquier ciudadano para que existe una carga magna si no se aplica
ninguna ley constitucional, sino simplemente una interpretación errada a
conveniencia al sistema de gobierno a los ciudadanos que viven en este
territorio nacional.
Por otra parte, definir al ciudadano como el habitante de la ciudad implica
conferir a todos los habitantes de la ciudad un estatus distinto al de los
pueblerinos o habitantes del campo. En sentido restringido, la ciudadanía sólo
abarca a una parte de la colectividad, lo que implica que los ciudadanos tienen
un estatus distinto al del resto de los integrantes de su propia colectividad,
independientemente de que también se distingan, como en el caso de los
ciudadanos a los que alude el sentido amplio del concepto, de los habitantes de
otras colectividades soberanas o políticamente dependientes. Las acepciones de
ciudadano que aluden a la ciudadanía en sentido amplio son más escuetas, pues
identifican la ciudadanía con ser habitante de la colectividad de que se trate
(ciudad, Estado o país), en tanto que el sentido restringido de ciudadanía
proviene de la enunciación de las características que deben tener los habitantes
de una colectividad para poder ser considerados como ciudadanos.
Por lo tanto, la ciudadanía no es sinónimo de nacionalidad, quizá puede
plantearse que la nacionalidad está inmersa en la ciudadanía. Lo cual significa
que la ciudadanía hace referencia a la participación directa o indirectamente, en
la gestión de la sociedad; mientras que la nacionalidad, designa pertenencia a
un Estado. Los nuevos elementos que se identifican de los planteamientos de
Tourein, refieren a que para constituir la ciudadanía se requiere que exista una
relación dialéctica entre unidad civil, el sistema político y el Estado. Con la
finalidad de consolidar la participación de los ciudadanos y al mismo tiempo,
ellos puedan contribuir libre y voluntariamente en la organización social al
combinar la unidad de la ley con la diversidad de los intereses y el respeto de
los derechos fundamentales (Tourein, 2001:108).
La ciudadanía es un concepto que presenta el característico problema
metodológico de la inconmensurabilidad, es decir, de la aplicación de la misma
palabra pero con significados asimétricos en diferentes escenarios y discursos
(Closa, 2002:113). Por consiguiente los diferentes discursos globales tratan de
proporcionar claves de orientación para promover una ciudadanía adaptada a las
exigencias de nuestra época. Una configuración actual sobre la ciudadanía es la
que plantea Gimeno, ya que menciona que la “ciudadanía”, es ante todo, una
condición de los individuos, por la cual se reconoce y garantiza una serie de
derechos, en función de los cuales ellos pueden hacer determinadas cosas,
impedir que les hagan otras y exigir que se les proporcionen ciertos bienes.
Se define la ciudadanía como el carácter especial que adquiere el que,
teniendo una nacionalidad, disfruta de ciertos derechos en virtud de los cuales
tiene intervención directa en la potestad política; y como "la cualidad de ser
miembro activo del Estado, para el efecto de tomar parte en sus funciones"
(Borja, 1991: 337). Hay, pues, una doble consideración del individuo: como
persona humana y como miembro activo del Estado. En cuanto persona
humana, le corresponden todos los derechos civiles, sin discrimen alguno,
puesto que tales derechos son inherentes a su calidad humana. Toda
discriminación por razones de raza, religión, riqueza, condición social o de
cualquier otra índole está proscrita por los principios jurídicos y morales que
hoy prevalecen en el mundo. En cuanto miembro activo del Estado,
corresponden al individuo los derechos políticos que le habilitan para tomar
parte en la vida cívica de la comunidad, mediante los diversos medios
reconocidos para hacer valer su voluntad en la resolución de cuestiones de
interés general.
En la actualidad, con referencia al término de ciudadanía encontramos
diversas nociones. Hindess, (2003:1) distingue dos concepciones, una que se
visualiza como un paquete complejo de derechos y responsabilidades inherentes
a los individuos en virtud de su membresía a una comunidad política apropiada.
La otra considera como una marca de identificación, sugiriendo a las agencias
estatales y no estatales el estado particular al cual pertenece el individuo. La
primera apunta hacia la visión liberal, que propone reconocer la ciudadanía
dentro del marco eminentemente formal establecido en una democracia
constitucional, donde la asociación política tiene como finalidad el interés
propio, salvo que la norma constitucional escape a tal fin; en el segundo caso,
es sólo una identidad un mero estatus legal como condición necesaria para
recibir derechos y ser protegido por la ley.
En tal sentido, en la ciudadanía sostiene que todos los hombres son creados
iguales; que son dotados por derechos inalienables; como la vida, la libertad y
la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen
entre los hombres los gobiernos, derivan sus poderes legítimos del
consentimiento de los gobernados; cuando una forma de gobierno se haga
destructora de estos principios, tiene el derecho a reformarla o abolirla e
instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus
poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de
alcanzar su seguridad y felicidad. De acuerdo a lo expresado la ciudadanía debe
poseer por derecho un ciudadano vida, libertad y bienestar en su dignidad por
estar y pertenecer en un territorio en el caso venezolano asumir sus deberes
como derechos en el lugar donde se encuentre, es contradictorio en mi país
Venezuela que no goza de estos deberes y derechos ciudadanos; porque estos
elementos fundamentales que tiene todo ciudadano al poseer una ciudadanía
que esté acorde con la constitución y se cumpla al pie de la letra lo plasmado en
las leyes nacionales, además por elegir un sistema de gobierno que priva toda
libertad como ciudadanía que pertenece a una soberanía de estado y esto reside
en el ciudadano con todas sus responsabilidades de vivir con justicia y equidad,
para sostener un ejemplo de ciudadanía en Venezuela ante los ciudadanos del
mundo, siendo referente en ciudadanía, no como está este gran país hundido en
la miseria y la pobreza de los ciudadanos. En este sentido, la creciente
desigualdad no fue sólo en el ámbito político, sino también en lo económico y
social generando una brecha significativa entre las diferentes clases sociales
producto de mayor injusticia social y la falta del reconocimiento de otros
derechos que significan el bienestar social.
La ciudadanía es entendida como status conformado por el acceso a los
recursos básicos para el ejercicio de derechos y deberes. La no discriminación
en el acceso a esos recursos constituye la condición necesaria y suficiente de la
ciudadanía. De forma que la ciudadanía en su sentido más pleno precisa un
modelo de estado del bienestar democrático. La participación ha estado
presente en todos los actos de la vida de los ciudadanos, ligada a la
planificación de los estados para promover mejores niveles de calidad de vida,
mediante su intervención en la conformación de planes, programas, proyectos,
definición de estrategias y actividades que contribuyan al desarrollo del
ciudadano. La participación ciudadana se ha asumido por organizaciones
nacionales e internacionales para otorgarle mayor sentido y pertinencia a los
planes y programas de desarrollo local y nacional, así como para el
otorgamiento de financiamiento a los grupos sociales organizados.
Fernández de Mantilla citado por Nuñez Navas (2003) define la
participación en sentido amplio como: ...el conjunto de actividades,
interacciones, comportamientos, acciones y actitudes que se dan al interior de
una sociedad en forma individual o colectiva por parte de individuos, grupos,
partidos e instituciones, las cuales van dirigidas a explicar, demandar, influir o
tomar parte en el proceso de decisiones políticas de valores. También la
participación es el conjunto de técnicas que permiten la intervención de los
ciudadanos en la organización o en la actividad de la Administración Pública
sin integrarse en las estructuras burocráticas. En opinión de Villegas (2012), la
idea de participación ciudadana surge como respuesta al Estado liberal, al
modelo burocrático de administrar, en el que los funcionarios públicos estaban
aislados del medio social, y por ello sus decisiones no tenían sustrato real. La
adecuación de la administración al entorno social obligo a crear mecanismos de
la participación que perforan esa impermeabilidad de la administración.
La participación ciudadana tiene rango constitucional, al estar explícitamente
contenida su filosofía en el preámbulo de la constitución al señalar la
participación como principio rector “…refundar la República para establecer
una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y
pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado...”. Se expresa
aquí filosóficamente la relación entre la sociedad participativa y la tipología de
estado social (justicia, federal, descentralizado), si bien es cierto, esto es lo que
reza la carta magna de Venezuela, ¿Cuál es la participación democrática que se
practica en Venezuela? ¿Cuál descentralización de estado existe? pues es aquí
donde las interrogantes son muy frecuentes para entender la situación que vive
el sistema político venezolano en cuanto a la participación ciudadana, porque
está convertida en un proselitismo político y solo tienen participación quienes
comulguen con las ideologías comunistas y dictatoriales con el nefasto gobierno
ilegitimo de conducir los destinos de una nación la cual está en pobreza extrema
según las encuesta de los organismos internacionales ONU, UNICEF, quienes
presenta una información al mundo, porque el gobierno de la dictadura en
Venezuela no muestran información veraz al ciudadano de tener el derecho
constitucional de saber y conocer como lo establece la carta magna venezolana.
El estado debe mantener el bienestar de los venezolanos, creando las
condiciones necesarias para su desarrollo social y espiritual, y procurando la
igualdad de oportunidades para que todos los ciudadanos puedan desarrollar
libremente su personalidad, dirigir su destino, disfrutar los derechos humanos y
buscar la felicidad que tiene el país más grande y hermoso del continente
americano llamado Venezuela.
La participación se concibe en la CRBV como un derecho que tienen los
ciudadanos de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por
medio de sus representantes elegidos que están contemplados en los artículos
62, 84, 85, 102, 168 como lo establece la ley constitucional la participación
ciudadana es una obligación del ciudadano, participar activamente en los
procesos de construcción del lugar donde vive como estado, municipio,
parroquia o ciudad haciéndose partícipe en la toma de decisiones que implique
el bienestar individual y social, en los procesos de formación, ejecución y
control de la gestión pública para el bienestar de toda la comunidad. La
Constitución contempla el carácter multidimensional de la participación
ciudadana al establecer la intervención de la ciudadanía en las áreas de
desarrollo integral de la personal y de la nación donde implica un proceso más
complejo donde intervienen las dimensiones económicas, políticas, sociales,
culturales, tecnológicas, demográficas y jurídicas que en la mayoría de los
casos desvirtúan la visión de la intervención y visión compartida de los
miembros de una comunidad por mantener el orden social.
El argumento que sobre este planteamiento hacen la mayoría de los liberales,
es que la participación política activa es incompatible con la idea moderna de
libertad entendida como el concepto más representativo del liberalismo clásico,
donde el Estado se sujeta a ciertas limitaciones a fin de garantizar su ejercicio.
Sin embargo, la democracia liberal es hoy la forma de gobierno de acuerdo al
sistema de dominación política más extendida en el universo, sus características
se centran en el respeto por las libertades fundamentales (personal, propiedad,
religión, expresión, la división de los poderes reconocidos en la trilogía clásica
expuesta por Montesquieu, (ejecutivo, legislativo y judicial), y la alternancia
del gobierno.
La participación ciudadana está naturalmente ligada a la democracia por ser
ésta la principal forma de gobierno que se sustenta en el diálogo e interacción
entre los ciudadanos y los asuntos del Estado. La democracia es una forma de
gobierno del Estado donde el poder es ejercido por el ciudadano, mediante
mecanismos legítimos de participación en la toma de decisiones políticas. Al
respecto, Fernández (2004:5) señala que en la Atenas del siglo V antes de
nuestra era, donde nació lo que se ha llamado "democracia", el gobierno del
demos estaba restringido por el derecho de ciudadanía y éste dejaba fuera de
consideración a las mujeres y a los esclavos (la mayoría absoluta de la
población). Esta consideración vale igualmente para la llamada democracia
"medieval" y para la democracia "moderna". La democracia es para designar a
una de las formas de gobierno en que puede ejercerse el poder político para el
ciudadano. Desde esta óptica, un régimen democrático implicaría, entre otras
cosas, que sus órganos legislativos o ejecutivos estén compuestos por
miembros elegidos por el ciudadano, directa y secreta; sin distinción de raza,
religión o condición social y económica con capacidad para votar y elegir
representantes; igualdad de voto; y que prepondere el principio de mayoría sin
afectar los derechos de las minorías.
El aporte de la Teoría del Estado Hermán Heller realiza a tal situación, es
incorporar al Estado de Derecho la idea de la democracia, la cual es entendida
como la realización de la democracia en la sociedad, la justicia material en la
sociedad, mas no solamente como principio político (Martínez, 2002: 68). De
tal manera, Heller incluye al Estado de Derecho un componente innovador: la
democracia social como realización del principio de la igualdad en la sociedad,
y de las posibilidades reales de acceso a la riqueza para todos sus miembros.
De este modo, se conforma el Estado de Derecho Democrático y Social,
donde la idea que subyace del derecho es material y la justicia social se
entiende, como la realización material de la justicia y la libertad, en cuanto
valor que permite el libre desenvolvimiento de la personalidad humana. Esos
valores también han sido representados en algunos textos constitucionales,
sujetando de esta manera a la ley el Estado Social de Derecho.
La asamblea es el máximo exponente de la conciliación del individuo con la
totalidad, en la medida en que a partir del libre uso de la razón, y de la libertad
de expresar las propias opiniones, en la democracia todos los sujetos deciden
sobre sí mismos. El democrático es el régimen de gobierno más natural y
propio a la libertad que la naturaleza da a todos los hombres, porque en ese
Estado nadie transfiere a otro su derecho natural, sino que lo cede a favor de la
mayoría de la sociedad entera de que es una parte.
La democracia está determinada por representación, participación y
deliberación de las cuales en la República Bolivariana de Venezuela se
constituye en un Estado democrático y social de derecho y de Justicia que,
"propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su
actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, respeto, la
democracia, la responsabilidad social, lo cual comprende tipos de democracia
como es la democracia directa, en principio hace referencia al modelo de la
polis griega en la que todos los ciudadanos se reunían en el ágora como
asamblea para tomar las decisiones importantes para la ciudad. Es un modelo
que se ha idealizado ya que los ciudadanos eran solamente aquellos hombres
libres no extranjeros, por lo que gran parte de la población era excluida de
participar. Está la democracia representativa que hace más complejas las
sociedades occidentales y luego de procesos históricos en los que se
establecieron repúblicas como formas de gobierno basados en la soberanía
popular de representación. El gobierno representativo es aquel en que el titular
del poder político no lo ejerce el soberano por sí mismo, sino por medio de
representantes quienes a su turno, formulan las leyes, las hacen cumplir,
deciden los problemas públicos y desempeñan las más importantes funciones de
la soberanía. En tal sentido, Venezuela siendo el titular del poder político,
designa representantes para la integración de los órganos que ejercen los
diversos atributos del mando, existe la democracia representativa.
Finalmente, la participación ciudadana ha de expresarse como una acción
capaz de crear conciencia y socializar a quienes forman parte de ella, mediante
la identificación del sujeto como actor importante para la satisfacción de las
necesidades colectivas, tanto de las regiones, municipios o comunidades,
auspiciando interrelación directa de la población en los procesos decisorios de
las organizaciones que afectan sus vidas. En la democracia liberal se respalda
en modelos de gobierno representativo que aspiran a seguir los principios del
liberalismo clásico. Por ello enaltece el respeto de las libertades individuales, la
libertad económica y el poder limitado del gobierno.
La ciudadanía depende en gran medida tanto la expansión y consolidación de
la democracia como la ampliación y profundización de la interacción humana
respetuosa y dialogante; cuestiones ambas de las que a su vez depende, en una
parte por lo menos igual a la que lo hace del desarrollo socioeconómico, el
bienestar y la felicidad de las personas.
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