Politicas de Regularizacion de La Tenencia de La Tierra

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Los cambios en la mirada sobre la producción

informal de la ciudad y las políticas de


regularización de la tenencia de la tierra.

En el caso Peruano, la regularización de tierras data


desde el año 1839, donde se usó por primera vez para
regular la situación legal de un centro poblado menor en
Sullana, otorgando derechos de propiedad a los
moradores. Aunque un verdadero desarrollo en las
políticas de tenencia de la tierra recién comienza en el
año 1940; desde este punto se establecen 4 periodos de
transición hasta el día hoy.
En el primer periodo este fenómeno visible que ocupa las
periferias a causa de crecimiento demográfico del país
aún más notorio en la capital Lima, es denominado como
BARRIADA, término que cambiara según los periodos.
En dicho año el gobierno ya contaba con un programa de
vivienda de interés social, pero esta no era accesible para
la gente más pobre haciéndolo algo irónico y a la vez no
podía cubrir la gran demanda existente. La barriada,
barrio marginal o pueblo joven tiene una característica
principal, que dicha zona es primero habitada y luego
urbanizada; muchas veces en sectores propios del
estado pero de muy bajo valor comercial como son los
arenales, claramente no cuenta con ningún tipo de
servicio.
Para el año de 1961, se da un segundo periodo, marcado
por la creación de la Ley 13517, que busca integrar a
estos sectores marginados, siempre y cuando el estudio
técnico arroje que estas tierras son aptas para el
desarrollo urbano. Las barriadas estarían ahora sujetas a
varios aspectos que acotaba la ley, para aquellas ya
existentes iban a pasar por procesos de remodelación
que consistía en adaptar el barrio marginal para la
ejecución de los servicios como agua potable,
alcantarillado, vías y fluido eléctrico. Así también una
legalización que delimitaría el barrio marginal, otorgando
un nombre o denominación, este permitiría que se
establezca una situación jurídica para el propietario que
se limitaría a la construcción de solo vivienda sin ánimo
de lucro.
Para los futuros Barrios se establecía un trabajo colectivo
con los pobladores y no siga ocurriendo el mismo error de
habitar y luego urbanizar, aprovechando una serie de
planeamientos el estado buscaba reservar áreas para
vivienda de tipo multifamiliar. Por ello las barriadas que
fueron formándose después de la Ley 13517, se les
conocida como “barriadas asistidas”, ya estas estaban
localizadas en terrenos con mayor constructibilidad
relativa, todo estos gracias a que el estado estaba
tomando cartas en el asunto y sabía que este fenómeno
aunque no era algo deseado era inevitable.
El auge de estas políticas seguía vigente en la tercera
etapa desde 1971 a 1980, donde ya estos pueblos
jóvenes se consideraban como parte de estrategias
globales de desarrollo y de movilización social y que para
el Perú era una prioridad política seguir apoyando estas
barriadas. Aun así existían barrios marginados con
diferente origen, estaban aquellas que el estado era
quien les otorgaba un terreno, una lotización y
delimitación para cada familia. Y por otra parte estaban
aquellas que eran formadas por los mismos pobladores,
que ya en casos anteriores se veía que este método solo
comenzaría a traer más problemas.
A respuesta y en medida se seguir contrarrestando el
fenómeno, el estado opta por el uso de “Bolsones”,
solución que consistía en grandes extensiones de
terrenos, para aquellos que buscaban un lote podían
acudir a estos lugares, prohibiendo que se formen nuevos
barrios en otros lugares.
Para el año de 1971 con la fundación del Pueblo Joven
Villa el Salvador y Huáscar, se logra captar una gran
cantidad de familias pero no logra el objetivo principal que
era evitar la ocupación indiscriminada del suelo. Había
tanta demanda de pobladores en busca de un techo que
rápidamente el espacio era ocupado, y claro cierto
porcentaje aún se quedaba en la nada.
Desde finales de la década de los ochenta el cuarto
periodo, comienza una gran dificultad para la creación y
desarrollo de nuevos pueblos jóvenes, políticas anteriores
que habían dado solución en cierta medida, a las
primeras barriadas ya no eran suficientes. Llego hasta el
punto donde no había más terreno libre en las periferias
inmediatas, y la gente como último recurso se establecía
en zonas de difícil acceso y precarias condiciones de
constructibilidad. Los gobiernos municipales y el gobierno
nacional ya no podían atender a tan gran demanda
existente.
Si bien el país atravesaba por un gran problema
económico y una hiperinflación, que años después se
superaría; el fenómeno que quedo allí fue el desinterés y
una apatía del estado hacia pueblo Peruano. Ya no se
planeaban nuevas políticas, nuevas formas de confrontar
estos problemas urbanos y en retrospectiva desde los
años 40 hasta finales de los 80 el Perú intento hacer
Urbanismo. Se tenía políticas y planes para la
contingencia de las Barriadas
Ciertas instituciones estaban encargadas de esas tareas,
pero conforme los años pasaban la responsabilidad fue
transferida en más de una ocasión a otros organismos.
Pareciera que este hecho no tendría repercusiones, pero
en si es un retroceso porque no hay continuidad, desde el
año 1946 la tarea era ejercida por la Corporación
Nacional de Vivienda; 20 años más tarde aparece el
Instituto Nacional de Vivienda que en vez de apoyar con
la difícil tarea de regularizar las tierra viene a competir en
algunas funciones con la Corporación. Como se puede
esperar un avance si hasta en los mismos organismos no
había colaboración era totalmente contraproducente.
A un par de años gracias a la Ley 13517 ambos entes se
fusionan, formando la Junta nacional de la Vivienda, la
cual no duro mucho y el año 68 da lugar al Ministerio de
Vivienda; así con tantos cambios la inestabilidad era cada
vez mayor, no había quien regule constantemente las
políticas de regularización y cada cierto periodo se daba
como un reinicio a la tarea, dificultando el cumplimiento
de la ley.
El ministerio de vivienda empezaba con buenos pasos
con nuevos decretos, que incluían pautas como la
eliminación del pago previo que tenía que realizar el
habitante de la barriada, para la ejecución de obras de
agua y desagüe. Punto bastante consciente considerando
que las personas a penas y tenían ingresos para comer.
Con esto se facilitaba la entrega de títulos de propiedad,
y con tanta demanda aun allí a la espera, por el mismo
decreto habilitan a las municipalidades para realizar el
proceso de regularización que actualmente sigue
funcionando conjuntamente con Cofopri (Organismo de
Formalización de la Propiedad Informal), que se sumó el
año 96.
Con tantos títulos de propiedad, se pensaba que con ello
sería suficiente para el mejoramiento de los barrios, todo
esto basado en que con este documento cualquier
persona podría acceder a préstamos bancarios, para
montar algún negocio, aunque la realidad es distinta en el
país si no demuestras capacidad de pago frente a entidad
bancaria lamentablemente no estas calificado.
Hasta el año 88 donde se dio un cambio en el régimen
legal de tenencia de terrenos y viviendas dentro de las
barriadas (DECRETO LEGISLATIVO 495), esto indicaría
al poblador que desde ese momento podría hipotecar su
vivienda a cambio de algún préstamo bancario, hecho
que antes estaba prohibido porque se definía como
viviendas sin ánimo de lucro, ahora podría vender,
modificar y transferir los derechos de la vivienda.
En estos años relatados, se puede dar a entender que las
políticas aunque no perfectas, estaban en cierto
desarrollo, se tenía un panorama aún prometedor, sin
embargo como suceso que no se estuvo previsto el país
pasó por la primera crisis económica y una hiperinflación,
ocurrió un declive en los temas urbanos en todo el
territorio dejando de lado las políticas regulatorias.
Pero claro con el gran problema económico el estado
tenía que dar prioridad a los asuntos de primera índole, a
esto también se le sumo el terrorismo en el Perú, latente
desde el año 80 y con permanencia de 20 años.
Problema tras problema acosaba al gobierno Peruano,
que no se le puede increpar de toda culpa del déficit
actual de urbanismo en el País, la responsabilidad recae
tanto en el estado, como en la población y hasta en los
sucesos que nadie hubiera pensado que el país sufriría.
Por un parte el estado y el Ministerio de Vivienda que
desde ese declive quedaron como entes tímidos y
conformistas hasta el día de hoy; se le suma el CAP
(Colegio de Arquitectos del Perú), que en su labores esta
de buscar y sugerir soluciones a los problemas
Urbanísticos, sin embargo desde su fundación han
brillado por su poca participación.
Cerrados a nuevos parámetros que podrían ayudar al
desarrollo de la ciudad, todo esto a ocasionado un gran
desequilibrio en todo el territorio, por todas las ciudades
importantes hay des equidad; personas que no tienen un
techo, ni ingresos económicos y que el gobierno
prácticamente se ha olvidado de ellos, es y siempre será
necesario que las autoridades sean empáticas, que
sienta las necesidades de aquel sector más precario,
cosa que muy difícil ocurre ya que gobiernos tras
gobiernos corruptos han estado vigentes.
Y por la otra cara el habitante un modelo terco,
irresponsable, que cree poder esquivar las escasas leyes
de edificabilidad, para su beneficio propio, aunque en
medida se entiende por qué invaden ilegalmente un
espacio, muchos tienen hijos y la necesidad de sacar un
techo por más escaso que sea, los tiene desesperados.
Ambas cosas contribuyen a un sistema bastante irregular,
cuando en contraste se debería se seguir aplicando
aquella definición que párrafos atrás se mencionó, el de
“barrios asistidos”.
Poblador: Necesito un lugar donde pueda vivir.
Estado: Yo te ayudo con un lugar pertinente, pero tú te
mantendrás dentro de las leyes.
Actualmente COFOPRI sigue entregando títulos de
propiedad, y eso no indica ningún tipo de mejora en la
calidad de vida. A la vez los gobiernos regionales, locales
y hasta el mismo Ministerio de Vivienda no buscan
nuevas alternativas para afrontar estos problemas, tanto
en la capital como otras ciudades importantes, tienen un
porcentaje significativo de población que ocupan zonas
muy estrepitosas como las laderas de rio.
Hablar hoy de temas urbanísticos como Plusvalías,
Políticas urbanas, Reparcelación, etc. En el habitante
genera ideas erróneas.
Ej.: “Me quieren hurtar mi terreno”
¿Porque?, porque a raíz de toda esta ocupación ilegal
surgió el problema de trafico de terrenos y su venta.
Personas que se aprovechan de la necesidad de un suelo
venden lotes con documentación falsa.
Hay gran desinformación por ambas partes y esto con
lleva a que no se haga nada por la ciudad, en cada
periodo se seguirán formulando Planes Urbanos, Planes
de acondicionamiento Territorial sin las bases para
ponerlo en marcha.
Es necesaria una reforma meramente para la ciudad,
como síntesis los puntos más importantes son:

 Educar tanto a la población y a las autoridades de


nuevos alcances urbanísticos.

 Tener en consideración el marco legal de países


desarrollado en materia de políticas urbanas.

 Estudio claro de que instrumentos de gestión


puede acoplarse al País.
Por último el país como un organismo vivo y moldeable
aún puede adaptarse a los cambios globales que se
viene presentando, y recuperarse del déficit de la ciudad
que lo aqueja, queda en manos del Gobierno y de la
población ser más consciente.

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