Este documento describe cómo el descubrimiento del guano en Perú en 1841 atrajo el interés de funcionarios corruptos, casas comerciales y acreedores, lo que llevó al otorgamiento del primer contrato monopólico del guano. A lo largo de las décadas de 1840 y 1850, la casa comercial británica Antony Gibbs & Sons se consolidó como el principal consignatario guanero, a pesar de las acusaciones de cobrar comisiones infladas y fraudulentas. El documento también señala que los consignatarios aprovecharon su influencia sobre los
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Este documento describe cómo el descubrimiento del guano en Perú en 1841 atrajo el interés de funcionarios corruptos, casas comerciales y acreedores, lo que llevó al otorgamiento del primer contrato monopólico del guano. A lo largo de las décadas de 1840 y 1850, la casa comercial británica Antony Gibbs & Sons se consolidó como el principal consignatario guanero, a pesar de las acusaciones de cobrar comisiones infladas y fraudulentas. El documento también señala que los consignatarios aprovecharon su influencia sobre los
Este documento describe cómo el descubrimiento del guano en Perú en 1841 atrajo el interés de funcionarios corruptos, casas comerciales y acreedores, lo que llevó al otorgamiento del primer contrato monopólico del guano. A lo largo de las décadas de 1840 y 1850, la casa comercial británica Antony Gibbs & Sons se consolidó como el principal consignatario guanero, a pesar de las acusaciones de cobrar comisiones infladas y fraudulentas. El documento también señala que los consignatarios aprovecharon su influencia sobre los
Este documento describe cómo el descubrimiento del guano en Perú en 1841 atrajo el interés de funcionarios corruptos, casas comerciales y acreedores, lo que llevó al otorgamiento del primer contrato monopólico del guano. A lo largo de las décadas de 1840 y 1850, la casa comercial británica Antony Gibbs & Sons se consolidó como el principal consignatario guanero, a pesar de las acusaciones de cobrar comisiones infladas y fraudulentas. El documento también señala que los consignatarios aprovecharon su influencia sobre los
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En 1841 los diplomados extranjeros
informan a sus gobiernos del
descubrimiento del guano, una nueva fuente de riqueza peruana.
Las islas guaneras pronto se
convirtieron en objeto de la ambición de funcionarios, hombres de negocios y acreedores. En noviembre de 1840, Gamarra y su ministro de Hacienda Castilla habían otorgado el primer contrato monopólico del guano al capitalista nativo Francisco Quirós y a sus socios franceses Aquiles Allier, Carlos Barroilhet y M. Dutey. Dos tipos de intereses presionaban para que se mantuviera este modelo básico de contrato: el de corruptos funcionarios gubernamentales y el de las casas comerciales que buscaban una ganancia monopólica
Las inescrupulosas casas consignatarias del guano
incluían, en esta época, a Montané & Co.; Cristóbal de Murrieta & Co.; Quirós, Allier & Co., y Puymerol, Poumarroux & Co.; y Federico Barreda y Hno. En el periodo 1842-1861, Antony Gibbs & Sons y su filial en el Perú surgió como el más importante consignatario guanero. Castilla confiaba plenamente en él.
En 1846, el gobierno peruano ordenó a
su representante en Londres que investigara las comisiones cobradas por Gibbs y otros consignatarios, que se pensaba eran indebidamente elevadas y fraudulentas. Echenique asumió el mando en 1851, se hizo evidente que este había gastado personalmente mucho más en ganar la elección de lo que podía ganar como presidente.
Según el diplomático estadounidense
J. Randolph Clay, los consignatarios se aprovechaban de dichas circunstancias para “asegurar la influencia del nuevo presidente mediante préstamos personales” En 1853, Gibbs negoció en Lima la prórroga de su contrato con el gobierno de Echenique.
Esta casa también enfrentó imputaciones de
cobrar comisiones adicionales disfrazadas en los costos de flete y de cargar exageradamente las cuentas del gobierno. Se diseñaron otros mecanismos dañinos y engañosos, como la consolidación de la deuda interna y la compensación dada a los dueños por la manumisión de esclavos, para beneficiar unos mezquinos intereses mediante los recursos públicos del guano.